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HISTORIA MEDIEVAL. LOS CRUZADOS: GUERREROS DE DIOS

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Durante los cinco últimos años, José Luis Hernández Garvi ha publicado decenas de artícu-los en Historia de Iberia Vieja. Casi nunca hemos tenido que

solicitarle nada; cada mes, cuando plani-ficamos el siguiente número, en nuestra “nevera” siempre hay varios temas su-yos, a cual más fascinante. Si por algo se caracterizan sus trabajos es por ser nove-dosos en grado extremo. Nos muestra en sus textos elementos del pasado que son fundamentales para conocer la Historia pero que, al mismo tiempo, son muy des-conocidos. Es un lujo tenerlo en nuestras páginas. Lo sabemos nosotros y lo saben

La aventura de los cruzados fue una epopeya que marcó para siempre la Historia. Durante cientos de años, aquellos hombres se subieron a lomos de sus caballos, ataviados con sus armaduras y empuñando una espada con objeto de conquistar los territorios que veían amenazada su fe. Oficialmente, hubo ocho cruzadas, aunque en realidad existieron más. En muchas de aquellas campañas participaron batalladores que salieron de nuestra Península y que escribieron episodios imborrables. José Luis Hernández Garvi, uno de nuestros colaboradores más prolíficos, ha investigado cómo eran y actuaban estos guerreros… santos. Preciso y ameno a partes iguales, su nuevo libro, Los cruzados de los reinos de la península Ibérica (Edaf, 2013), es una nueva aportación, imprescindible para seguir rellenando el puzle de nuestro pasado.

Por: BRUNO CARDEÑOSA

El escritor José Luis Hernández Garvi nos habla de su última investigación

Los cruzados: guerreros de Dios

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nuestros lectores. Y los lectores de sus libros. Los dos anteriores exploraban dos épocas distintas, pero Garvi parece cono-cerlas a la perfección. Tras Episodios ocul-tos del franquismo (Edaf, 2011) y Glorias y miserias imperiales (Edaf, 2012), llegan ahora Los cruzados de los reinos de la pe-nínsula Ibérica (Edaf, 2013). Es un tema sobre el que lleva años documentándose, y sobre el cual sabe que para “la inmensa mayoría de los occidentales de tradición cristiana citar las Cruzadas supone evocar una época lejana que relacionamos con caballeros de brillante armadura lucien-do cruces en los petos inmaculados que cubrían sus pechos, hombres valerosos

guiados por los más altos principios de la caballería andante que lo sacrificaron todo por conquistar los Santos Lugares arrebatándoselos a los infieles”. Pero tras el tópico, Garvi se encontró con una parte de la historia que permanece en un se-gundo plano: “Una aproximación objetiva a los hechos nos revela una verdad políti-camente incorrecta y que describiríamos como una tragedia humana”. Tras leer esa declaración de principios, qué mejor que charlar con él y conocer algo más so-bre los cruzados y su completo significa-do, así como sobre su cruzada personal, que no es otra más que la búsqueda de la verdad en el pasado.

GUERREROS ¿SANtOS?En portada hemos decidido calificar a los cruzados como guerreros de Dios… ¿Es acertada esta calificación? ¿Eran al-go más que eso?Una gran parte del cine y la literatura ha contribuido a formar en nosotros la ima-gen de unos caballeros cruzados inspira-dos por los más altos principios, defen-sores de la justicia y de los más débiles. Sin embargo, este retrato idealizado poco o nada tiene que ver con la realidad his-tórica. La mayoría de los hombres de ar-mas que decidieron tomar la cruz y partir hacia Tierra Santa fueron aventureros sin escrúpulos en búsqueda de unos títulos y



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un botín que se les negaba en sus lugares de origen, dejando a su paso un reguero de sangre y destrucción hasta alcanzar Jerusalén. Por otro lado, con el llama-miento a las Cruzadas el papado busca-ba reafirmar su poder terrenal uniendo a toda la Cristiandad. Hay que tener en cuenta que en aquella época ya se había producido el cisma de Oriente y hacían su aparición en el occidente europeo las primeras herejías que ponían en peligro la autoridad de la Iglesia. Pero al margen de todos estos intereses espurios, entre los cruzados también había caballeros y gentes del pueblo llano que querían ver con sus propios ojos los lugares en donde vivió y murió Jesucristo, los únicos que probablemente emprendieron ese largo viaje convencidos de su trascendencia espiritual.

¿Cuáles eran los intereses económicos que había detrás de las Cruzadas?Hay que tener en cuenta que las Cruza-das no solo fueron guerras de religión. Cuando en el año 1095 el papa Urbano II exhortó a toda la Cristiandad para que tomase la cruz y marchase a la conquista de Jerusalén, Europa vivía sumida en las sombras de la Edad Media, época oscura en la que se produjo un auténtico estan-camiento de la civilización occidental. En este sentido, las Cruzadas permitieron al Viejo Continente extenderse más allá

de sus límites culturales y geográficos, entrando en contacto con el mundo oriental. De la misma forma, las pujan-tes naciones cristianas de las orillas del Mediterráneo, entre las que habría que destacar las ciudades estado italianas y

las del reino de Aragón, vieron la opor-tunidad de incrementar los intercambios comerciales con los mercados de la orilla opuesta, beneficiándose de un próspero negocio derivado del flujo constante de personas y mercancías.

“Fueron aventureros sin escrúpulos en búsqueda de unos títulos y un botín que se les negaba en sus lugares de origen, y dejaron a su paso un reguero de

sangre y destrucción hasta alcanzar Jerusalén”



¿Es posible establecer un retrato robot de los cruzados?El prototipo de guerrero cruzado sería el de un caballero de la baja nobleza france-sa o centroeuropea, en muchos casos un segundón de una familia aristocrática que tenía escasas posibilidades de ascender en la escala social y que había decidido convertirse en cruzado para alcanzar fama y riqueza. En un escalón inferior estarían todos aquellos hombres y mujeres, en su mayoría campesinos empobrecidos que no tenían nada que perder, que inspirados por el mensaje mesiánico transmitido por predicadores como Pedro el Ermitaño de-cidieron abandonar lo poco que tenían para embarcarse en una aventura en la que mu-chos acabarían perdiendo la vida.

Estos días, toda la atención mediática se centra sobre el nuevo Papa. En tu obra hablas mucho sobre ellos y el papel que jugaron. ¿Hay alguno al que podríamos calificar como el Papa de las Cruzadas?Sin duda alguna, Urbano II ocuparía un pri-mer lugar al ser él quien dio forma a la idea de cruzada, convirtiéndose en su principal valedor y ostentando el mérito de conse-guir convencer a miles de cristianos para unirse a la expedición religiosa y militar que se estaba preparando para partir hacia Je-rusalén. Cuando en el siglo XIII los reinos cristianos europeos perdieron interés por

los asuntos en Tierra Santa, el papa Inocen-cio III recogió el testigo intentando relanzar el proyecto de cruzada, pero careció del po-der de convocatoria y convicción que había tenido su antecesor.

ESpAÑAEN LAS CRUzADAS¿Qué importancia tu-vo España en las Cruzadas?Durante la época de las Cruzadas, los reinos de la Penínsu-la Ibérica estaban in-mersos en la sucesión interminable de campa-ñas militares contra los musulmanes que supuso la Reconquista. Sus fronteras inestables constituían la pri-mera línea de defensa para de-tener la expansión islámica en el continente y desde un primer momento los pontífices, cons-cientes del valor estratégico de los reinos cristianos de la Penínsu-la, tomaron toda una serie de me-didas para evitar que los caballeros que combatían a los musulmanes en nuestro territorio decidieran par-tir hacia Tierra Santa dejando a sus reinos desprotegidos. De la misma

“Urbano II ocuparía un primer lugar al ser él quien dio forma a la idea de cruzada,

convirtiéndose en su principal valedor”

En la página opuesta, miniatura que repre-senta la partida a la II Cruzada y un caballero armado. Bajo estas líneas, Urbano II, el papa de la Cruzada, y, abajo, la entrada de Roger de Flor en Constantinopla.




forma, la valiosa experiencia adquirida tras largos siglos de enfrentamientos fue muy tenida en cuenta a la hora de organizar nue-vas cruzadas, solicitándose la presencia de dignatarios de la jerarquía eclesiástica de la Península para que con sus testimonios y opiniones asesorasen en el proceso de to-ma de decisiones.

No era una cruzada en sí mismo pero, ¿la Reconquista puede ser considerada como tal?En este sentido, y relacionado con la res-puesta anterior, los papas se dieron cuenta del problema que suponía el éxodo conti-nuo de caballeros con amplia experiencia militar que partían a luchar a Tierra Santa.

“No sólo hay luces… Disfruto buscando las sombras de la Historia”

Algunos piensan en la historia como algo ver-daderamente cerrado, ya escrito con un pun-to y final. Tú, sin embargo, pones un punto y aparte, y continúas. En muchos casos, nos descubres que sólo había una coma porque había mucho más en esa historia dentro de la Historia. ¿Qué episodios consideras que son fundamentales para comprender capítulos que ya creíamos escritos?Como lector me he encontrado en muchas ocasio-nes con obras que inciden una y otra vez en los mismos aspectos y personajes de un determina-do periodo histórico, sin atreverse a romper las barreras de un rígido academicismo dictado por una élite intelectual con la que nadie se atreve a discrepar. A la hora de tratar episodios de nues-tra Historia más reciente nos encontramos con numerosos ejemplos de este tipo. Es el caso del franquismo, sobre el que en la mayoría de las oca-siones se incide en los mismos temas, dejando de lado otros aspectos que tuvieron una igual o ma-yor trascendencia y que sin embargo han pasado desapercibidos. Ocurre algo parecido cuando nos acercamos a los reinados de los Austrias espa-ñoles, uno de los periodos más impresionantes y sugestivos de nuestra Historia, lleno de recovecos y misterios que aún no han sido explorados del to-do. En todas mis obras he intentado acercarme a esa cara oculta del pasado para ofrecer una visión distinta y sorprendente, aunque corresponde a mis lectores opinar si realmente lo he conseguido.

Tu trayectoria personal es fascinante. Has ga-nado decenas de premios literarios. Creo que sólo te gana el redactor jefe de la revista, Al-berto de Frutos, que lleva ganados unos cien. Sin embargo, tus textos históricos son radical-mente realistas. ¿Hay tanta diferencia entre escribir ficción y no ficción?El proceso creativo entre ambos géneros literarios es sustancialmente diferente. Mientras que al escribir ensayo histórico el estilo y la imaginación quedan en muchas ocasiones supeditados al rigor y a la exposi-ción de unos hechos, cuando escribo prosa o poesía me siento completamente liberado de cualquier tipo de ataduras. El trabajo de historiador exige cierta dis-ciplina que viene impuesta desde uno mismo si se quiere ser honesto con el lector, ya que se corre el riesgo de caer en la especulación. Tal vez por eso exige un mayor esfuerzo mental e incluso físico. Mantenerme fiel a estos fundamentos no significa en ningún caso renunciar a la amenidad y a la calidad literaria, principios por los que intentan regirse todas mis obras. Al fin y al cabo, el ensayo y la prosa no son tan diferentes. Se trata de contar historias, y a todo el mundo le gusta que le cuenten historias. La dife-rencia fundamental radica en que al escribir ficción el proceso creativo es mucho más personal, algo que posiblemente pasa más desapercibido en el ámbito histórico. En todo caso, como comentaba antes, la Literatura forma parte de mi vida y disfruto por igual escribiendo sobre Historia o un relato de ficción, sin olvidarme por supuesto de la poesía.

A la izquierda, una cruz celta y, abajo, un ca-ballero con la rodilla hincada y su caballo en una miniatura del Salterio de la Abadía de Westminster. En la página opuesta, ataque de sarracenos.



En el caso de la Península Ibérica la situa-ción era mucho más grave y la solución se plasmó en la promulgación de bulas papa-les en las que se concedían a los caballeros que se quedaban combatiendo contra los musulmanes en suelo hispano las mismas indulgencias que las otorgadas a los cru-zados. Al mismo tiempo, para mantener a sus huestes bajo su control algunos reyes de los distintos reinos de la Península obtu-vieron de los pontífices el reconocimiento de cruzada a sus campañas militares en el contexto de la Reconquista. De la misma forma, muchos caballeros europeos, atraí-dos por las indulgencias de las bulas, vinie-ron a luchar a España, destino mucho más cercano que la remota Tierra Santa donde también podían ganar el Cielo.

Al margen de ello, también hubo mu-chos españoles que salieron dispuestos a participar en las cruzadas. Y cada uno tiene su propia “hazaña”…El papel que jugaron algunos cruzados españoles, situados en minoría frente a la presencia mayoritaria de caballeros de

¿Cómo es el proceso de investigación que rea-lizas?En todos mis trabajos, ya sean artículos o en-sayos, hay un proceso de documentación más o menos largo que puede llegar a durar meses o in-cluso años, como es en el caso de los libros. Las bibliotecas me parecen lugares fascinantes en los que me puedo pasar horas buscando el dato que me falta para llegar al fondo de una historia. Los archivos y las hemerotecas también son va-liosas fuentes de información, con el añadido de que en muchas ocasiones contienen testimonios directos sobre la época que estoy investigando. Internet me parece una útil herramienta de traba-jo que permite un acceso rápido a la información, pero de la que no conviene abusar demasiado. Por propia experiencia nunca hay que conside-rarla como una fuente fiable, y siempre recurro al libro impreso a la hora de contrastar los datos disponibles. Aunque pueda sonar a tópico, cuan-do tengo recopilada toda la bibliografía llega el momento de juntar todas las piezas de un gran rompecabezas, proceso con el que disfruto espe-cialmente mientras contemplo cómo se va ges-tando el libro.

Este es tu tercer libro. En el primero hablas de algunos episodios ocultos del franquismo. Hay tantas cosas que debemos conocer… Pero viendo tu trabajo uno descubre que España no fue tan diferente a Irán para Estados Unidos.

También estábamos desarrollando nuestra bomba atómica. ¿Qué influencia tuvo en las relaciones entre los dos países?El tema de la bomba atómica española ha perma-necido guardado en un cajón de nuestra Historia re-ciente que no se ha querido abrir. Los motivos que explicarían ese secretismo tal vez haya que buscar-los en el recelo que siempre provoca todo lo relacio-nado con la energía atómica, y más especialmente, en la negativa a reconocer el vínculo de unión que existió en esta materia entre el franquismo y el pe-riodo de la Transición democrática de nuestro país. Aunque el proyecto de fabricar una bomba atómica fue un inquietante sueño del dictador desarrollado por Carrero Blanco, los primeros gobiernos demo-cráticos no renunciaron a poseerla, hasta el punto de que el Departamento de Estado norteamericano y la CIA nos siguieron incluyendo en una lista negra de países con posibilidades de desarrollar armas nucleares, algo parecido a lo que hoy en día ocu-rre con Irán o Corea del Norte. El Presidente Adolfo Suárez resistió a las presiones de la Administración norteamericana y el primer Gobierno socialista tam-poco quiso firmar el Tratado de No Proliferación. In-cluso después de la entrada de España en la OTAN, en círculos políticos y militares se siguió barajando la posibilidad de dotar a nuestro país con la bomba para contribuir así al equilibrio de poderes dentro de la Alianza. Finalmente, a mediados de la década de los ochenta del siglo pasado se impuso la cordura y el proyecto fue abandonado definitivamente.

En tu segundo trabajo hablas de glorias y mi-serias imperiales. ¿Miserias? ¿Haylas? La Historia Universal, y más concretamente la Histo-ria de España, están plagadas de luces y sombras. El pasado de todas las naciones se ha construido sobre los cimientos de unos actos que en el me-jor de los casos calificaríamos eufemísticamente como políticamente incorrectos. Desde siempre, las más altas esferas han puesto especial cuidado en mantener cerradas las tapas de las cloacas del poder, escribiendo en un muchos casos una Histo-ria a su medida que hacía hincapié en los hechos más deslumbrantes y en las gestas más heroicas. Condicionados por la opinión que otras naciones tienen sobre nosotros, sustentada en muchos ca-sos en la siniestra Leyenda Negra de la que siempre se nos acusa a la hora de desprestigiarnos y de la que muchos se han servido para sacar a relucir to-das nuestras miserias, los españoles nos sentimos avergonzados de nuestra propia Historia. Acosados por ese remordimiento, preferimos olvidarla, o en el mejor de los casos la maquillamos para que su visión no nos resulte demasiado desagradable. Sin-ceramente, creo que cometemos un grave error al sentirnos cohibidos y comportarnos de esa forma. España tiene un legado histórico de una riqueza incalculable que supera con creces al de aquellos países con un mejor concepto de si mismos. Creo que a pesar de todos nuestros defectos y miserias, va siendo hora de que los españoles nos sintamos orgullosos de lo que hemos sido.

“El Camino de Santiago superó su naturaleza espiritual de peregrinaje iniciático para convertirse en un elemento aglutinador de nuestra conciencia nacional“




otras nacionalidades, ha sido relegado por la Historia a un segundo plano, aunque hu-bo algunos de ellos que por sus hazañas merecieron aparecer en las crónicas de la época. Entre todos ellos, yo destacaría a dos personajes que protagonizaron sen-dos episodios que quedaron grabados en la memoria de sus contemporáneos. El primero de ellos sería un caballero caste-llano llamado Juan Gómez que a lomos de su montura consiguió romper las filas musulmanas cuando en las cercanías de Damasco el ejército cruzado estaba a pun-to de ser aniquilado. El segundo fue Gol-fer de las Torres, que durante el sitio de Antioquía, en el transcurso de la Primera Cruzada, defendió en solitario ante el ata-que de las huestes enemigas un puente construido por los cristianos sobre el foso que protegía las murallas. También desta-caría las figuras de Ramon Llull y Roger de Flor, personajes situados en la periferia de las Cruzadas pero protagonistas de algu-nos de los hechos más sorprendentes de todo aquel periodo.

LOS CRUzADOS tEmpLARiOSDedicas todo un capítulo del libro a Je-rusalén. La protección de los lugares santos es uno de los objetivos de los templarios, pero parece que el halo de

misterio que hay sobre ellos nos impide ver que usaban espada y armadura. ¿No eran unos cruzados más? ¿Se puede ser guerrero y monje a la vez?

La orden fundada por Hugo de Payns sobre los cimientos de lo que en su día había si-

do el Templo de Salomón en Jerusalén, despertó en un principio los recelos de una parte

de la jerarquía ecle-

siástica, que no veía con muy buenos ojos la combinación de monje y guerrero en una misma figura. Sin embargo, los éxitos mi-litares, políticos y económicos alcanzados en muy poco tiempo por los míticos tem-plarios acallaron las opiniones que un sec-tor de la Iglesia había manifestado contra ellos. Siguiendo su estela otras órdenes militares, como la de los caballeros hospita-larios o la de los teutónicos, quisieron emu-lar sus pasos, aunque nunca consiguieron alcanzar la dimensión y el poder que los templarios concentraron en sus manos. En España, los reyes de los diferentes rei-nos de la Península también impulsaron la fundación de órdenes militares de carácter autóctono, controladas directamente por la corona y adaptadas a las necesidades de la Reconquista.

Utilizas términos modernos para hablar de ellos, por ejemplo, hablas del holding templario… ¿Cuáles eran sus ámbitos de negocio?Los templarios, bajo la hábil dirección de sus sucesivos grandes maestres, supieron monopolizar en su beneficio el espíritu de cruzada reinante en Europa, vendiéndose a si mismos como defensores de los Santos Lugares y convirtiéndose en los recepto-res de las generosas donaciones que les

“Los reyes de los diferentes reinos impulsaron la fundación de órdenes militares, controladas por la

corona y adaptadas a las necesidades de la Reconquista”

En esta página, distintas ilustraciones y recrea-ciones de caballeros medievales; en la página

opuesta, la misma visión en el marco de una vidriera en Bruselas.



concedían los poderosos. Convertidos en los gestores de un enorme patrimonio re-partido por toda Europa, los templarios te-nían un enorme poder económico del que supieron sacar provecho. En un principio, todas estas posesiones les sirvieron para sufragar los gastos derivados de la presen-cia de sus caballeros combatiendo en Tierra Santa. Desde la encomienda de París, sede que funcionaba como una auténtica oficina central de la orden, se gestionaban todos estos recursos. Con el paso del tiempo los templarios diversificaron sus actividades económicas, convirtiéndose en una au-téntica entidad financiera que custodiaba grandes sumas de dinero, transfería capita-les o concedía préstamos. En su proceso expansionista, los templarios llegaron a dis-poner de su propia flota de barcos con los que realizaban los viajes de ida y vuelta a Tierra Santa. Al margen de otras considera-ciones, lo más probable es que las riquezas acumuladas por la orden y el poder político y económico que se derivaban de su con-trol, influyeron decisivamente a la hora de precipitar su caída.

Nosotros tenemos nuestra propia Je-rusalén, que es Santiago. Santiago y su camino, ¿vertebró la Reconquista, nues-tra propia cruzada?

La figura de Santiago Apóstol alcanzó una trascendencia que superó en muchos ca-sos los límites de la religión. Elevado a la categoría de héroe mítico, su aparición mi-lagrosa es recogida en numerosos testimo-nios de la época de la Reconquista, com-batiendo al lado de las huestes cristianas cuando éstas flaqueaban, de la misma for-ma que otros santos, ángeles, e incluso los espíritus de caballeros fallecidos en comba-te, acudían en ayuda de los cruzados en las batallas que tuvieron como escenario Tierra

Santa. En esa misma época, el Camino de Santiago superó su naturaleza espiritual de peregrinaje iniciático para convertirse en un elemento aglutinador de nuestra concien-cia nacional.

Llevas años colaborando con nosotros. Tus artículos son inconfundibles, sobre todo, porque presentan hechos que mu-chos no sabían que estaban ahí. Has des-cubierto muchas cosas para nosotros, y nosotros y nuestros lectores las han conocido gracias a ti. ¿Cómo haces para encontrar asuntos tan sorprendentes?La respuesta a esta pregunta se encuentra en la pasión compartida que siento entre la Literatura y la Historia, dos materias ínti-mamente ligadas entre sí. Soy de los que piensan que la lectura es uno de los gran-des placeres que ofrece la vida y al sumer-girme en las páginas de un libro, ya sea de ficción o ensayo, siempre estoy dispuesto a dejarme sorprender por argumentos y personajes que se van llamando unos a otros para contarme nuevas historias sor-prendentes que alimentan mi curiosidad, animándome a buscar más información sobre un determinado tema que despierta mi interés. También debo reconocer que siendo muy joven tuve el privilegio de te-ner unos profesores que supieron transmi-tirme su entusiasmo por conocer nuestro pasado. Relacionado con todo lo anterior, por mi edad pertenezco a una generación que creció viendo y escuchando progra-mas míticos en la televisión y en la radio que también influyeron poderosamente en mi imaginación de adolescente. Desde entonces he conservado ese espíritu in-quieto que no se conforma con la versión superficial de los hechos. •

EL “TOP TEN” DE LAS INVESTIGACIONES DE JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ GARVI

1. Los almogávares. Guerreros de leyenda2. Samuráis en Sevilla. La embajada de Hasekura

Tsunenaga3. Felipe II a la conquista de China.4. Hombres de armas. Asesinos a sueldo en la España de

los Austrias.5. Los prisioneros franceses de La Cabrera.6. El asesinato de Lincoln. La conexión española.7. Españoles en la Primera Guerra Mundial.8. Objetivo: Franco. Los atentados contra el dictador.9. Españoles en el búnker de Hitler.10. ¿Teléfono Rojo, volamos hacia Madrid? La bomba

atómica española.

“Los templarios, bajo la hábil dirección de sus sucesivos grandes maestres, supieron monopolizar en su beneficio el espíritu de cruzada reinante en Europa”

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