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2 Lugar de Refugio Guía de Interpretación Ambiental e Intercultural Comunitaria L L Lu u ug g g a a a r r r d d de e e R R R e e e f f f u u ug g gi i i o o o Comunidad Kmkeñ-Quinquén

Guía de interpretación

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Guía de Interpretación Ambiental e Intercultural Comunitaria Quinquén

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Lugar de Refugio

Guía de Interpretación Ambiental e Intercultural Comunitaria

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ComunidadKmkeñ-Quinquén

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I n t r o d u c c i ó n

E�a guía es el resultado del trabajo conjunto de hombres y mujeres, de todas las edades, de la comunidad indígena de

Quinquén; quienes, en un esfuerzo mancomunado y en un marco de gran respeto mutuo, se reunieron en múltiples ocasiones para re-$exionar sobre su propia hi%oria, sus co%umbres y sus vivencias, in-sertas en el paisaje que han habitado desde tiempo ance%ral. Como resultado de esas re$exiones, muchas de las cuales fueron realiza-das alrededor del fogón, surgieron los textos que se incluyen en e%a guía. Por tratarse, entonces, de un rescate de la tradición oral que brota desde lo más íntimo de la comunidad, se ha mantenido la «voz original», guardando la mayor *delidad posible a la forma en que la han expresado sus propios a+ores: la gente de Quinquén.

La guía es un recorrido por la cultura y el paisaje de Quinquén y está estructurada en cinco partes.

La primera relata los orígenes e historia del poblamiento del territorio. La segunda describe la estrecha relación que la comu-

Esta primera edición, en 500 ejemplares, deQuinquén, Lugar de Refugio, Guía de Interpretación Comunitaria,

de la Comunidad de Quinquén,se terminó de imprimir en Valdivia

en mayo de 2011,en los talleres de Imprenta América,

☎ (63) 212003, [email protected] Ediciones Kultrún,

☎ (09) 873 5924, 653,[email protected]

[email protected], Chile.

Diseño y cuidado de la edición a cargo deRicardo Mendoza Rademacher.

Supervisión deXimena Rosales y Verónica Rojas.

Todos los derechos reservados.Se autoriza su reproducción parcial

para Gnes periodísticos,debiendo mencionarse la fuente editorial.

© Comunidad de Quinquén, 2011.999.999 / Mayo de 2011.

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nidad mantiene con el Pewen, árbol sagrado del pueblo pewenche. La tercera interpreta el mensaje que la tierra ha dejado a los hombres a través de los animales, las aves, las $ores, los árboles y el paisaje. Ese mensaje es narrado en la forma de epew (tra-diciones orales), y da cuenta de la interacción en-tre todos los elementos que constituyen el universo pewenche; se describen también aquí los aspectos más sobresalientes de la vida y costumbres de la co-munidad. La cuarta parte es una invitación a visi-tar Quinquén y también un llamado a respetar los valores en los que la comunidad cree *rmemente. En la quinta y última parte se entrega información turística para quienes deseen emprender el viaje hacia este rincón del mundo, donde las araucarias tocan el cielo.

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H i s t o r i a d e l t e r r i t o r i o

Quinquén es el nombre españoli-zado de kükañue, que signi:ca el

lugar de refugio de nue;ros antepa-sados. El territorio de Quinquén fue habitado por un primer lonco que se llamaba Ta, por Txa tra meliñir que signi:ca cuatro zorros en wincadun-gun (ca;ellano); se le nombró Ma-nuel Meliñir. Él tenía dos señoras: la primera era Panchita Antikeo, con la cual tenía los títulos de todo el terri-torio; y con la segunda, Sofía Ñanco Chawinca, tuvo los pichikeche (ni-ños) Pichinai (Mauricio), Kolumill (Armando), Legorrio (Alfredo), Ptu-

Pewen pewü

Brote de araucaria.

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tau-Karrupan (Darío) y Paillarray (Isabel ).Él contaba con una cantidad de territorio muy grande. Su lí-

mite en divisoria natural comenzaba por el lado norte: estaba Ka-rrülil, Weadmahuida, río Lonquimay, Lolca, Zankil, Kapurraku-ra, Kolumpeo, Kolulafken, Kady yiwin, Lifkan mawida.

Después hubo una gran erupción del Volcán Llaima y él se tuvo

que ir de este lugar donde vivían sus parientes, a un lof cercano a Lonquimay, que se llamaba Bernardo Ñanco, y en ese tiempo llevó todos sus animales para allá, ya que el volcán se los estaba ma-tando. Estuvo tres años en Bernardo Ñanco y de ahí se vino al lof Pankuntu (pedregoso), y en ese tiempo ya tenía menos animales: unos 300 vacunos, 100 caballos, 300 chivas y 200 ovejas, chanchos

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y mulares; los tenía en el cajón Paule. Y en ese tiempo, como en agosto, él falleció.

Y en ese misma época llegaron los Lamoniat, katripanche (gen-te de afuera), y se apropiaron del territorio de Manuel Meliñir para explotar el pewen y trajeron muchos empresarios, como Casa Grande, :rma Avela, :rma Moso, y eran hartos y empezaron a cor-tar, a arrasar con la madera de pewen y la comenzaron a exportar a Japón, y esa madera era muy preferida para hacer barcos.

Y después de eso los wekeche (gente joven) nuevamente vinie-ron a veranear al territorio y los katripanche los echaban a palos y ahí comenzó la lucha, primero sobre el territorio y después sobre la defensa del pewen. Y la gente de Quinquén estuvo a punto de ser desalojada y estuvieron más de diez días en el rewe (altar sagrado), donde ellos pudieron tener un contacto más directo con los pülly (espíritus) para renovar su energía, y les dieron fuerza para seguir luchando hasta morir por sus tierras.

Y los wekeche comenzaron a pedir ayuda de afuera, como Codeff, y llegó mucha ayuda internacional y comenzaron a ha-cer negociaciones con políticos nacionales, en la década de los ochenta, para recuperar su territorio. Y en el gobierno de Aylwin pudimos comprar parte de nuestras tierras a los usurpadores de

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la Sociedad Galletué, entregándose sólo parte de ellas, quedándose con más de un tercio del territorio antiguo. Actual-mente en la reducción (comunidad) vivimos los descendientes de Manuel Meliñir, donde se vive en común con una cultura pewenche viva, con nuestro diario vivir, con nuestro árbol sagrado que es el pewen.

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Pewen mongen tain pu che

La relación con el pewen

En e;a tierra exi;en pü-lly (espíritus). Al ngüien

(dueño) del volcán pedimos las fuerzas –el mapunkuse, el mapunvucha que nos deja-ron–. Nos dieron el agua, las plantas y también nue;ro pewen y nue;ra vida. Nues-tros antepasados vivieron del pewen del que recoleXa-mos ngülliu (piñones), de eso vivimos. Cuando sufrimos mucho durante la guerra y cuando el ngülliu aun no es-

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taba [orecido, la gente le hacía rogativa al pewen, así lo decían nue;ros abuelos. Antiguamente se buscaba el ngülliu, recoleXa-ban unos pocos püllum, y así se hacía el püntefentun, el nguillatun y tayel (ceremonias sagradas) al pewen; las mujeres jóvenes hacían el tayel para que dieran ngülliu. Así vivieron nue;ros abuelos, an-tiguamente de eso vivieron, preparaban diferentes cosas con los ngülliu.

La importancia del pewen, para mí, es que el nos da el fruto, nos da el piñón, que no es sólo para los seres humanos sino para los animales –como forraje se les puede dar–, así como para las aves y animales silvestres. Se pueden guardar de diferentes for-mas, el piñón lo puede dejar enterrado, se conserva bien. Nosotros antes enterrábamos los piñones y en la primavera se sacaba nue-vito, el piñón no se pudre. Igual lo puede dejar en el agua también, hacer un pozo, dejarlo en el agua; está fresquito el piñón ahí, no

se pudre tampoco, se cuecen mas rápido porque el piñón esta re-mojadito, y se puede hacer el bol-tu (piñón cocido). En diciembre están empezando a brotar los pi-ñones, está [oreciendo el pewen. Nuestros abuelos vivían junto a sus lugares, junto a su montaña, junto su pewen. El pewen siempre ha sido como la madre de uno, nosotros vivimos de eso y nos ali-mentamos de eso, porque no hay otro trabajo, la pequeña crianza no es su:ciente; vivíamos de pu-ros piñones la gente aquí.

Vamos a buscar piñones por-que es nuestro sustento para co-mer; ahora sacan para vender, antes se debía pedir permiso al ngüien pewen para recolectar los piñones. Los antiguos resistieron y piden permiso y le agradecen

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para renovar su newen (fuerza).El pewen es un árbol milenario y no se sabe cuantos años tie-

ne; que si explotan el pewen ya no sirve para nada, puro desastre nomás deja la destrucción del pewen. Paramos la tala del pewen, reconociendo nuestro derecho. Imagínese, este árbol no lo plantó ni riega nadie. Por sí solo se reproduce, solamente hay que cuidar-lo nomás de los grandes incendios que ha habido. O sea, yo pienso que este árbol milenario nunca se explotara, sino todo lo contra-rio: cuidar los renuevos para que así las nuevas generaciones vean lo que nos dejaron los antiguos, el pewen que nos da el ngülliu, por eso nosotros somos pewenches.

Nuestros mayores hacían rogativas a nuestros pewen y les pi-dieron fuerza para que estemos bien nosotros. Por eso los winca (extranjeros) no pudieron cortar el pewen en Quinquén, por eso estos pewen están bien, y por eso existe newen en el lelfün (espacio) que hay aquí.