GUIA DEL MAESTROEd: Luis Vives, Zaragoza

Imprimátur: 21 marzo 1942

 

PRESENTACIÓN DEL RESUMEN

Hno. Javier López Godina Barajas1 de octubre de 1993

El presente trabajo extrae, de manera resumida, los textos más valiosos y con valor actual que encontré en mi lectura del libro de Guía del Maestro presentado por el Hno. Francisco a la congregación el 2 de julio de 1853. En palabras del Hno. Francisco presento el motivo de este libro:

"hemos seguido fielmente las normas y enseñanzas que nuestro piadoso Fundador nos legó acerca de la formación de la juventud".

"¡Ojalá todos los Hermanos Maristas, al ejercer el cargo de educadores, se funden siempre en el amor sobrenatural de las almas y en el celo ardiente de nuestro Padre por la educación cristiana de la juventud, la gloria de Dios y

honra de la Inmaculada y siempre Virgen María!".

He visto la conveniencia de hacer este resumen con el objetivo de que pueda ayudar a la inducción de los maestros seglares que trabajan en nuestras escuelas para que descubran los valores y beneficios de la aplicación del sistema educativo que ha hecho una tradición en la pedagogía marista.

 

PRIMERA PARTEDE LA EDUCACIÓN

CAPÍTULO I: DE LA EDUCACIÓN EN GENERAL

1. Definición y fin de la educación.

Educación es el arte de formar o modelar a los niños, o en otros términos, es el conjunto de metódicos esfuerzos por los que se rige el desenvolvimiento de todas sus facultades.

El fin de la educación es facilitar al niño los medios de conseguir su destino natural en este mundo y el sobrenatural en el otro, a saber, la salvación del alma.

2. Características de una buena educación.

a) Educación física.

b) Educación intelectual.

c) Educación moral y religiosa.

d) Educación social.

Esta educación íntegra y armónica de todas las facultades humanas debe amoldarse a la edad del niño, y en cuanto fuere posible, a la posición social media de los alumnos que frecuentan la Escuela, así como a las diversas profesiones que de ordinario han de ejercer en la localidad.

3. Fin de los Hermanos Maristas.

a) Conservar la inocencia de los niños alejándolos de las malas compañías y procurando que vivan en un ambiente sano y moral.

b) Desenvolver racionalmente sus fuerzas físicas y las facultades de su alma.

c) Instruirlos sólidamente en la religión cristiana.

d) Formarlos a la virtud por la corrección de sus defectos, la adquisición de buenas costumbres y la práctica de los deberes de la vida cristiana.

e) Darles instrucción adecuada a sus necesidades y a su posición social.

La enseñanza y práctica de la Religión constituyen el fin esencial que al fundar la Congregación de HH. Maristas se propuso el Padre Marcelino Champagnat.

 

CAPÍTULO II: EDUCACIÓN FÍSICA.

1. Higiene escolar.

a) Aire: El aire puro, sano, fresco y frecuentemente renovado, ejerce benéfica influencia en la salud de los discípulos y hasta en la buena marcha de la Escuela. El aire viciado debilita la salud, es causa de desasosiegos y mal humor.

b) Luz: Cuídese que los niños no escriban o lean en sitios demasiado oscuros de la clase, porque la luz insuficiente cansa la vista.

Para que los ojos trabajen descansadamente, téngase cuidado de no prolongar las lecciones que exigen constantes esfuerzos de vista, tales como el dibujo y la caligrafía.

2. Ejercicios corporales.

Los juegos desarrollan el sistema muscular del niño, activan la circulación sanguínea y constituyen un descanso para el sistema nervioso. Favorecen asimismo el desenvolvimiento de ciertas cualidades corporales, tales como la destreza, la agilidad, la resistencia física, la postura y gallardía del cuerpo, y aún las del alma, como la lealtad, la serenidad, el arrojo, la valentía.

"No hay cosa más detestable que el Colegio donde no se juega".

CAPÍTULO III: EDUCACIÓN INTELECTUAL.

1. Del entendimiento en general.

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En la educación intelectual de los alumnos no ha de contentarse el maestro con comunicarles numerosos y variados conocimientos, debe al propio tiempo formar y desenvolver su entendimiento, enseñarles a observar con atención lo que pasa en torno suyo y aún dentro de sí mismos, ejercitándole a reflexionar y a servirse de los conocimientos adquiridos para formular juicios acertados y a ordenar su conducta cual conviene a la criatura razonable y sobre todo al cristiano.

2. Percepción externa e interna.

Los conocimientos adquiridos por el niño en los libros son indirectos y carecen de la debida eficacia para su formación intelectual y moral. Los conocimientos más directos y fecundos le llegan por los sentidos y por la reflexión.

En la enseñanza utilice el maestro lo más posible la vía directa de los sentidos y de la conciencia. Para ello, siempre que pueda, muestre a los niños los objetos de que les habla; y si no los tiene a mano sírvase de grabados, de cuadros que los representen y de esquemas dibujados.

Elementos que favorecen la atención y la reflexión:

a) Suprimir las causas de distracciones, tales como idas y venidas innecesarias, ruidos cualesquiera u ocasiones que motiven desorden y perturben la tranquilidad de la clase.

b) Poner los trabajos más difíciles en las primeras horas de la mañana y destinar las clases posteriores a ejercicios prácticos.

c) Variar las lecciones y su duración conforme a la edad de los niños, pues si son de corta edad, no son capaces de sostener la atención más allá de media hora.

d) Preguntar mucho. Las preguntas despiertan la atención, la reflexión y evitan la pasividad y las distracciones.

e) Adoptar a veces la forma narrativa para inculcar, en forma de ejemplos o relatos, alguna verdad de orden abstracto, pues los niños escuchan siempre con gusto las historias y narraciones.

f) Aprovechar el atractivo que ejercen los objetos en los niños, para sensibilizar la enseñanza, haciéndola lo más intuitiva y visual que pueda.

g) Dar con frecuencia ejercicios escritos sobre las lecciones explicadas; porque el alumno atiende más cuando sabe que habrá tarea escrita, y porque cuando lo hace reflexiona de nuevo acerca de las nociones enseñadas.

h) Siendo la mirada, la palabra, los ademanes y el acento, medios poderosos de cautivar la atención, bueno será que el maestro se ejercite en adquirir dicción correcta, clara, expresiva y animada.

i) La emulación es un medio indirecto, pero muy eficaz, para asegurar la atención de los niños.

 3. Juicio y raciocinio.

Tener juicio quiere decir saber discernir lo verdadero de lo falso, lo cierto de lo dudoso, probable, inverosímil o desconocido; saber, por lo tanto, dudar o afirmar con prudencia y sabiduría. El juicio equívoco se puede dar por ignorancia o por irreflexión.

Para formar el juicio del niño es preciso:

a) Instruirle.

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b) Perseguir la irreflexión, obligando a rectificar todo raciocinio que conduzca al error.

c) Invitar a que recapaciten cuando se expresan de manera inexacta, exagerada o precipitada.

d) El maestro hablará siempre razonablemente. No hay nada que desconcierte tanto y que predisponga más al niño a la rebelión, como ver que el maestro falta a lo mismo que él ha ordenado.

e) En los primeros años conviene enseñar a los niños sólo verdades ciertas e indiscutibles. Únicamente a medida que su entendimiento se vaya desenvolviendo, se les podrá hablar de cuestiones discutibles.

 4. Memoria.

La memoria perfecta ha de ser: fácil para retener pronto y sin mucho esfuerzo; fiel y tenaz para conservar el recuerdo con precisión por largo tiempo; extensa o capaz de abarcar muchas y variadas nociones; pronta en evocar sin esfuerzo los conocimientos que se le han confiado.

Principios en que debe basarse la ejercitación de la memoria:

a) No confíe a la memoria lo que el entendimiento no haya comprendido.

b) La retención de ideas y recuerdos está en proporción de la atención, de la vivacidad de la impresión y del interés.

c) Para hacer duraderos los recuerdos es necesario hacerlos penetrar en la mente por el mayor número posible de los sentidos y recurrir con frecuencia a la repetición.

d) Hay que coordinar y asociar las ideas, tratando de que observe la relación lógica que tienen entre sí.

Existen dos métodos para la memorización dependiendo de la materia:

a) Cuando hay que aprender a la letra la lección:

- Se explica el texto, cuando lo dificultad lo reclama.

- Se aprende de memoria una parte o uno o varios versos si es poesía.

- Cuando ya se puede repetir ese fragmento sin titubear, se aprende otro.

- Se repiten de memoria los dos fragmentos aprendidos.

- Se continúa de la misma manera, aprendiendo la lección por trozos hasta que se dominan cinco o seis líneas que tengan sentido cabal, y se repiten de un tirón.

- Continúa con el mismo método para aprender lo que falta.

- Se recita todo seguido.

b) Cuando hay que estudiar un razonamiento o un encadenamiento de hechos o ideas no conviene aprenderlo literalmente, pues la memoria mecánica evitaría el desenvolvimiento de las ideas.

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- Es necesario aplicar el entendimiento para descifrar las ideas o hechos esenciales, mientras se trata de retenerlos en la memoria.

- Se deben destacar las palabras o frases que condensan las ideas esenciales de un texto, para facilitar la expresión.

- Se aprovecharán las relaciones lógicas que existan entre las partes de la lección.

Los pequeñitos deberán emplear el método de memoria mecánica, pues no son capaces de utilizar otro método.

Como norma general deberá usarse el método de memorización a la letra cuando se trata de Doctrina, reglas gramaticales, definiciones, leyes, fórmulas, sumarios, compendios, así como en los textos literarios.

 CAPITULO IV: LA SENSIBILIDAD.

1. Formación del corazón.

Mientras la razón no ilumina la inteligencia del niño, la sensibilidad es la que lo guía. Es pues fundamental destruir las malas inclinaciones del niño y fomentar sus nobles tendencias.

Para formar el corazón del niño:

a) Plasma sus ideas.

b) Hazle cumplir actos buenos.

c) Colócalo en un ambiente favorable. El ascendiente del Maestro cristiano es considerable, pues de él depende en gran parte del ambiente moral de la clase. En torno del Maestro piadoso, educado y caritativo florecen y se desenvuelven sentimientos de bondad, urbanidad y cristiana piedad, en tanto que el Maestro duro, vanidoso y frívolo, difícilmente sacará alumnos buenos, formales y modestos.

2. Urbanidad.

La urbanidad cristiana es la manifestación de nuestros sentimientos de estima, respeto y benevolencia para con las personas que con nosotros se relacionan.

Sentimientos que hay que inculcar en los niños:

a) Respeto para con sus padres y las autoridades.

b) Gratitud para con los bienhechores y personas que se interesan por ellos.

c) Compasión, humanidad y caridad para con los pobres, los desvalidos y los que padecen.

Se enseñará a los niños la manera como deben comportarse en las distintas situaciones: al llegar a un lugar o despedirse; al recibir a una persona; al conducirse dentro del salón de clase y ante los maestros.

Observemos que si la urbanidad no constituye toda la educación, es como su señal exterior, de tal manera que las personas extrañas al colegio puedan apreciar el valor de la educación que se da a los alumnos.

 

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CAPÍTULO V: LA VOLUNTAD.

Voluntad es el poder que tiene el alma de decidirse por un bien, presentado como tal por la razón.

Las cualidades de la voluntad son: decisión, firmeza, constancia y rectitud.

La sujeción constante a la disciplina escolar es una prolongada educación de la voluntad.

Los esfuerzos pequeños y sacrificios continuos que el cumplimiento del deber exigen son instrumentos de gran importancia en la formación de la voluntad.

 CONCLUSIÓN DE LOS CAPÍTULOS ANTERIORES:

No hay ninguna persona, por reacia que sea, que no se transforme con la gracia de Dios y los asiduos cuidados del Maestro cristiano.

Como ejemplo de esto se nos recuerda el caso de "aquel infeliz huérfano que criado en la ignorancia y en las más funestas costumbres fue recogido por el P. Champagnat en el lecho de muerte de su pobre madre. El P. Marcelino emprendió la educación de aquel niño, y a fuerza de cuidados y perseverancia consiguió corregir los malos instintos del precoz vagabundo, en tal manera que andando el tiempo llegó a ser un joven virtuoso y mereció ser recibido en el Instituto en donde vivió como apóstol y acabó santamente sus días".

 CAPÍTULO VI: LA ENSEÑANZA RELIGIOSA.

La educación cristiana del niño tiene doble objeto: enseñarle las verdades de la religión, a cuyo fin se dirigen las lecciones de catecismo, e iniciarle a la vida cristiana, o sea, formarle en la piedad, inducirle a pensar, sentir y portarse como verdadero discípulo de Cristo.

1. Cualidades del catequista:

a) Conoce la doctrina cristiana, se perfecciona en ella mediante el estudio y es capaz de exponerla con claridad y precisión.

b) Posee el arte de cautivar a los niños, de ponerse a su alcance y lograr que le escuchen con gusto.

c) Habla de la religión con el corazón inflamado del amor divino.

2. Preparación remota de la catequesis:

a) Adquirir conocimientos generales de la religión mediante la lectura del dogma, la moral, el culto, la historia de la Iglesia, etc.

b) Lectura de obras catequístico-pedagógicas para aprender métodos para adaptar la catequesis al que la recibe.

c) Trabajar en la santificación personal.

3. Preparación próxima de la catequesis:

a) Conocer bien el texto que se va a explicar.

b) Destacar los elementos principales a los que se refiere la catequesis.

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c) Elegir comparaciones que ayuden a esclarecer o confirmar las explicaciones.

d) Prever las prácticas que se sugerirán al término de la lección.

e) Preparar un ejercicio escrito que ayude a grabar la enseñanza oral en la mente de los niños.

f) Rezar para pedir a Dios y a la Virgen el acierto en la catequesis.

"Tan propensos estamos a contar con nuestros medios personales antes que con la gracia de Dios"

(Marcelino Champagnat).

4. Método a seguir en la aplicación de la catequesis del día:

a) Breve oración inicial.

b) Recapitulación de lo visto en la lección anterior.

c) Explicación de la lección del día

d) Al término de la explicación se hace un repaso a manera de síntesis.

e) Exhortación como consecuencia de la lección.

f) Preparación de la tareas escrita.

g) Oración final.

5. Cualidades que debe tener la explicación del catecismo:

a) Metódica: Conforme a un plan preconcebido según el texto de la lección.

b) Clara: Exponer de manera sencilla los asuntos que se tienen que tratar.

c) Sólida: Trata los puntos importantes de la Religión, evitando las sutilezas, episodios poco auténticos y cuestiones de controversia.

d) Interesante: Excitar la curiosidad del auditorio dirigiéndose a todos y empleando una voz, mirada y fisonomía que cautiven la atención. Ha de utilizarse el diálogo y material didáctico.

6. Efectos que producen las tareas escritas:

a) Obligan a los niños a prestar más atención en clase.

b) Los acostumbran a la reflexión.

c) Recuerdan mejor lo que se ha estudiado.

 CAPÍTULO VII: FORMACIÓN RELIGIOSA.

1. Formación cristiana de la inteligencia.

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En la formación intelectual del alumno, la escuela marista ha de procurar:

a) Cristianizar el ambiente de la escuela para que las ideas penetren primeramente por los sentidos: objetos religiosos, frases bíblicas, adorno en los altares, etc.

b) Impregnar la enseñanza de todas las materias de un espíritu cristiano: cuando la materia que se enseña dé lugar a ello, se hará referencia a su interpretación cristiana.

c) Promover la estima de la fe cristiana: siempre que surja la ocasión se hará mención a los beneficios que concede al hombre la fe cristiana.

d) Preparar defensores de la Iglesia: se procurará hacer resaltar los elementos positivos que la Iglesia ha aportado a la humanidad a lo largo de la historia.

2. Formación cristiana de la conciencia y del corazón.

En la formación de la conciencia de los niños:

a) Hará énfasis en que el mal o la virtud moral está más en el corazón (lo que se pretende) que en los actos externos.

b) Evitará hablar del pecado como una relación de faltas de mayor o menor grado, para evitar así la formación de conciencias estrechas.

c) Resaltará el valor de estar en Gracia de Dios y de la alegría y la paz que le acompaña.

d) Evitará la violencia en el cumplimiento de los deberes religiosos. La violencia moral lejos de hacer virtuosos a los niños los volvería hipócritas.

3. Formación cristiana de la voluntad.

Lograr que el niño coopere a su formación mediante esfuerzos personales, es verdaderamente educarle y comunicar fortaleza a su voluntad.

Esta labor requiere, de parte del maestro, autoridad sobre sus discípulos y más aún dominio del corazón para que sus palabras, aceptadas de buen grado, se practiquen con entusiasmo.

El uso del temor podrá lograr disciplina escolar y obediencia indiscutida, pero mientras no se consiga la cooperación del alumno por propia voluntad, la influencia del maestro será efímera e ineficaz.

Para ayudar a los niños a superar los defectos:

a) Darán avisos generales alusivos a defectos comunes o a virtudes que más les hacen falta.

b) Cuando el caso lo requiera se dará algún aviso en particular para adaptarlo a las necesidades individuales.

c) Se aprovecharán las circunstancias cotidianas para hacer observaciones, dar aliento o invitar a corregir una conducta.

d) Se llamará la atención cuando se haga necesario, haciendo clara distinción cuando las faltas sean debidas a ligereza, ignorancia o debilidad, de las que han sido producto del hábito o tienen raíces más profundas.

4. Fomento de la piedad en los niños.

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Para fomentar la piedad en sus alumnos el maestro procurará:

a) Comunicarles un elevado concepto de Dios.

b) Enseñarles el valor de la oración.

c) Enseñarles las oraciones más comunes.

d) Infundirles el amor a Nuestro Señor Jesucristo.

e) Inculcarles una sólida devoción a la Sma. Virgen.

5. Fomento de las vocaciones.

El maestro en cuyo corazón arde el celo de la gloria de Dios y de la salvación de las almas, trabaja con incansable empeño en procurar nuevos obreros a la Iglesia mediante el fomento de vocaciones sacerdotales y religiosas.

Condiciones favorables para que broten vocaciones en los Colegios:

a) Cuando en ellos la piedad está en honor y ocupa lugar preferente.

b) Cuando la enseñanza religiosa induce a los alumnos a obrar con la mira puesta en la eternidad.

c) Cuando el maestro trata a menudo en la catequesis de la sublimidad de la vocación sacerdotal o religiosa.

d) Cuando reina la devoción a María Santísima, porque por María nos vienen todas las gracias.

Medios para fomentar las vocaciones:

a) Invitar a los alumnos para que reflexionen en proyectos para su porvenir.

b) Invitarlos para que ofrezcan a Dios sus plegarias y obras para que les haga saber lo que de ellos espera y obtener la fortaleza y valor para hacerlo.

c) Inducirlo a que reflexione ante Dios acerca de lo que debe hacer para lograr la salvación.

d) Estimularlo para que se acerque con frecuencia a la recepción de los sacramentos.

e) Poner a su disposición lecturas que hablen del apostolado y la vida religiosa.

f) Infundirles una ferviente y particular devoción a la Sma. Virgen María.

g) Dar a conocer a los padres de familia el valor de la vida consagrada.

 

CAPÍTULO VIII: EDUCACIÓN SOCAL.

Elementos que deberán incluirse en la educación social de los alumnos:

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a) Amor a la Patria, exhaltando su historia y sus personajes insignes.

b) Obligatoriedad del cumplimiento de los deberes ciudadanos, como es la responsabilidad y consecuencias de su participación electoral.

c) Conocimiento de las instituciones públicas de su país, enseñándoles a respetar la autoridad civil.

d) Importancia del pago de los impuestos y del respeto a las leyes, así como la importancia de la honradez con que deben proceder los representantes del poder y administradores del erario público.

e) Darle a conocer los distintos tipos de obras sociales que existen en la localidad: obras de asistencia, culturales, de previsión.

Es importante también, darles a conocer los elementos de organización de la Iglesia Católica como Sociedad, su jerarquía, obras y acción a través de los siglos.

SEGUNDA PARTE

DISCIPLINA ESCOLAR, DIDÁCTICA PEDAGÓGICA Y ORGANIZACIÓN ESCOLAR

CAPÍTULO IX: REGLAMENTO.

1. Cualidades de la disciplina y del reglamento.

La disciplina, en la escuela marista, no pretende el logro de un cierto orden exterior en la clase, ni someter y doblegar al alumno por la fuerza del reglamento, ni por temor a los castigos; pretende desenvolver en su alma los gérmenes de la virtud e inducirle al cumplimiento voluntario de sus deberes.

Por eso la disciplina debe ser paternal, pues de otro modo, en lugar de mejorar al alumno lo hace peor.

Para que la disciplina tenga frutos positivos se basará en tres elementos:

a) Las normas tendrán una finalidad más sublime de lo que la letra exprese.

b) La ejercerá el maestro con amor paternal.

c) La comprensión y las consideraciones razonadas en la aplicación de la normas, le darán mayor aceptación.

No se confunda esta comprensión con la debilidad de la aplicación de una norma, ya que ésta pervierte su naturaleza y acostumbra al desprecio a los avisos.

El reglamento deberá contener las diferentes disposiciones a las que deberán someterse los alumnos. En un Colegio bien reglamentado no habrá lugar para la indecisión, el capricho o la arbitrariedad.

La fidelidad al reglamento exige del maestro que:

a) Dé ejemplo de su observancia ajustándose a él.

b) Lo haga observar fielmente a sus alumnos.

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c) Lo exija tanto en las cosas pequeñas como en las grandes.

d) Obligue a los alumnos de más edad a mayor fidelidad al reglamento.

e) Lo observe de manera constante e invariable.

2. El silencio en clase.

El silencio es una ayuda poderosa para la disciplina en clase, pues favorece, en gran manera la atención y el aprovechamiento del tiempo de estudio. El silencio en clase exige un maestro silencioso que hable con tino, prescindiendo de la palabra cuando un gesto o ademán puedan suplirla.

Se favorece el silencio de la clase:

a) Dando avisos, en general o en particular, solamente cuando sean del todo necesarios.

b) No permitiendo hablar a nadie sin autorización.

c) Evitando todo tipo de ruidos.

d) Expresándose con toda claridad, no haciéndolo muy a prisa ni demasiado despacio; así como con un volumen de voz que no moleste, pero que sea claramente audible.

e) Procurando que los alumnos estén siempre ocupados.

 CAPÍTULO X: LA VIGILANCIA.

La vigilancia, en la escuela marista, tiene como objetivo la prevención de cualquier suceso inconveniente y de las faltas al reglamento.

La vigilancia se ejercerá de manera continua y discreta. Continua porque abarcará todos los tiempos en que el alumno permanezca en la escuela, y discreta y apacible para que sea aceptada.

La vigilancia eficiente exige del maestro:

a) Puntualidad en su asistencia a clase.

b) No ausentarse del salón de clase.

c) No dejarse absorber la atención por algo particular, descuidando la observación general.

d) Mantener constantemente ocupados a los alumnos.

 

CAPÍTULO XI: MEDIOS DISCIPLINARIOS.

El mejor método para lograr la aceptación a las indicaciones está en el ascendiente moral y afecto que el maestro tenga hacia sus alumnos.

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El ascendiente moral son aquellos dones naturales y cualidades adquiridas que el maestro posee y le conceden autoridad y respeto sobre los alumno.

El afecto se entenderá como la percepción que hace el alumno de que el maestro hace las cosas y dicta indicaciones procurando su bien.

Otro elemento fundamental para lograr la disciplina consiste en invitar a los alumnos a razonar acerca de los elementos valiosos a los que conduce cada norma expresada en el reglamento o exigencia del maestro.

La emulación (competencia, reto a la superación) es un instrumento que puede prestar una gran ayuda a la disciplina escolar, puesto que despierta el interés y estimula el trabajo de los alumnos para el logro de sus fines. Haciéndose con prudencia pedagógica, el reto a superar a otros compañeros, grupos o a sí mismo contribuirá también al dinamismo en el salón de clase.

Algunos errores al crear disciplina:

a) Imponer castigos excesivamente rigurosos.

b) Imposición continua de castigos (denotan poco tino y falta de habilidad del maestro).

c) Dar órdenes o prohibiciones de manera inoportuna.

d) Encolerizarse en el momento de reprender.

e) No dar crédito a la sinceridad de un alumno.

f) Evitar animar, recompensar y crear un ambiente agradable.

g) No exigir el cumplimiento de tareas, órdenes o castigos.

h) Cambiar de opinión en las decisiones y órdenes dadas ante el reclamo de los alumnos.

i) Llamar la atención de manera tan blanda que nadie haga caso.

Los premios constituyen otro valioso elemento disciplinario. Tienen como ventaja el que ganan el corazón de los alumnos, hacen más atractiva la clase, el trabajo más fácil y sostienen la aplicación.

Recomendaciones para el uso de los premios:

a) Otórguense con moderación.

b) Entréguelos con solemnidad, cuando sea conveniente.

c) Distribúyanse con imparcialidad absoluta.

d) Concédanse en proporción al esfuerzo que signifique el lograrlos.

Algunos premios, más usados:

a) Aprobación y elogio. Tienen mayor valor en proporción a la significancia moral del maestro para los alumnos.

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b) Puntos buenos. En los alumnos más pequeños pueden entregarse con una representación material (cartoncitos), que les permitan palparlos, mostrarlos o cambiarlos por algo de más valor.

c) Cuadro de honor o diploma.

d) Premios materiales.

e) Premios generales (juego, recreo).

f) Desempeño de alguna función honorífica en el salón de clase.

 CAPÍTULO XII: LOS CASTIGOS.

Lamentablemente, en ocasiones, el maestro se verá en la necesidad de aplicar algún castigo como medio que conduzca a la educación de los alumnos.

Cuando el maestro tenga la necesidad de emplearlos tomará en cuenta:

1. Prevenir las faltas.

El uso excesivo del castigo habituaría a los alumnos a conducirse sólo por temor.

Prevenir las faltas, por medio de una vigilancia atenta, será siempre mejor que verse en la necesidad de aplicar algún castigo para corregirlas.

2. Castigar poco.

a) Hay faltas que pueden corregirse con una palabra o mirada, sin necesidad de castigar.

b) Cuando se desconoce al autor de una falta, se procurará descubrirlo, pero si se prevé que no se dará con él, no es conveniente castigar con rigor.

c) En ocasiones el autor de una falta confiesa su error y ofrece corregirse. En estos casos podría omitirse el castigo.

d) Cuando se presentan circunstancias (estado atmosférico, proximidad de una fiesta...) que provocan un estado de ánimo inestable, es conveniente tener más paciencia y dar ocupaciones más interesantes.

Cuando se castigue deberá percibirse que se hace en plan de corregir y no como venganza o deseo de molestar.

3. Cualidades del castigo.

a) Justo: no se aplicará para una falta que no se haya cometido.

b) Proporcionado: se aplicará al nivel de la falta cometida y a la sensibilidad de quien lo recibe.

c) Caritativo: no se faltará al respeto al aplicarlo.

d) Prudente: los castigos cortos y bien cumplidos tienen mejor efecto que si fueran largos.

4. Castigos más comunes en nuestros colegios.

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a) Aviso o advertencia: en muchas ocasiones esto deberá ser suficiente para corregir un mal comportamiento.

b) Reprensión o admonición: ayudarle a razonar acerca del mal realizado, preferentemente en particular.

c) Advertencia: se da a conocer al alumno que podrá ser castigado si continúa con su mal comportamiento.

d) Notas malas: al sumar determinado número de notas se le da un castigo o se le priva de un premio.

e) Hacer que permanezca de pie durante un momento en el salón de clase o permanecer en un lugar determinado durante el recreo.

f) Memorizar o copiar algunos renglones de la lección.

En casos más graves, en consulta con el Director:

a) Aviso a los padres.

b) Baja temporal del salón de clase.

c) Expulsión temporal o definitiva del Colegio.

"El P. Champagnat juzgaba tan grave el abuso de los castigos corporales, que decía que el Hermano duro, violento y que con facilidad se permite pegar a los niños o maltratarlos de palabra, no conviene al Magisterio".

 CAPÍTULO XIII: DIDÁCTICA PEDAGÓGICA. MÉTODO.

Método de enseñanza es el conjunto de medios razonados que emplea el Maestro para transmitir sus propios conocimientos a los alumnos y cultivar su inteligencia.

1. Enseñanza expositiva.

Emplea el discurso seguido, de la manera como lo hace un predicador o conferenciante. Es el mejor medio para adoctrinar a un adulto de inteligencia cultivada y atención sostenida.

En clase no suele haber este tipo de auditorio, por lo que se empleará poco, pero se procurará ir preparando para él.

2. Enseñanza inventiva.

Este método consiste en el empleo de una serie de preguntas, que pretenden la evocación de hechos conocidos para emplearlos como punto de partida para el descubrimiento de nuevas verdades.

Este método es más gradual y adaptado a mentalidades infantiles, pues es más activo, suscitando la atención y exigiendo el uso de las facultades cognoscitivas del alumno.

3. Arte de preguntar.

Pueden emplearse dos tipos de preguntas: una pretende evocar un conocimiento ya estudiado, la otra pretende provocar una respuesta lógica en base a una serie de argumentos que se van presentando.

Para aplicar con provecho este método se deben elaborar adecuadamente las preguntas. Deberán ser breves, claras (en términos simples y cuya respuesta deba ser única) y sencillas (que pregunten una sola cuestión).

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Cuando una pregunta no suscita ninguna respuesta en los alumnos presenta la posibilidad de que esté mal elaborada o esté por encima de la capacidad del auditorio.

Es necesario hacer preguntas a todos los alumnos, no solo a los que suelen responder bien, pero reservando las preguntas fáciles para los más atrasados.

Si se presenta la pregunta a todos y se elige después a quien la habrá de contestar, lograremos un mayor grado de atención en la clase.

Las preguntas demasiado sencillas provocan el desinterés de la clase.

Recibirá el maestro las respuestas de aquellos alumnos que lo soliciten ordenadamente. En caso de que la respuesta sea incorrecta o limitada, se procurará tomar los elementos acertados y animar a quien la ha otorgado.

Cuando una respuesta no esté claramente expresada, se ayudará al alumno para que la exprese en términos adecuados.

4. Preguntas de los alumnos.

El alumno podrá presentar sus dudas al maestro, pero sólo con su autorización.

La pregunta ha de ser discreta y hacer referencia a la lección que se estudia.

El alumno presentará su pregunta cortésmente y en términos correctos.

Si el maestro no puede responder, aplace la explicación para otro momento.

5. Sistemas de enseñanza.

Sistema, en pedagogía, significa la manera de agrupar a los alumnos para darles la enseñanza.

a) Sistema individual.

Permite al maestro ponerse al alcance de cada alumno para guiarlo paso a paso, lo mantiene siempre atento y ejerce influencia directa sobre él.

En nuestras escuelas es impracticable por su número de alumnos, salvo en los casos de algunos alumnos atrasados.

b) Sistema simultáneo.

Es el que instruye, a la vez, a toda la clase.

Exige que el maestro se adapte al nivel medio del grupo y lleve a todos sus alumnos al mismo ritmo.

Tiene la ventaja de que un mismo maestro puede atender a muchos alumnos. Empleando la emulación y las actividades comunes logra grandes resultados.

Para que los resultados sean más provechosos es necesario homologar el grupo según el grado de conocimientos; estimular de manera especial a los apáticos y atrasados; y a pesar de hablar al grupo en general, el maestro sabrá dirigirse con frecuencia a cada alumno en lo particular.

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c) Sistema mutuo.

Es el sistema en el cual el maestro instruye a unos monitores para que éstos, a su vez, lo hagan con sus compañeros.

Este sistema tiene el inconveniente de que la transmisión de la enseñanza resulta de inferior calidad al llegar a los alumnos y evita la influencia educadora del maestro.

El P. Champagnat adoptó el sistema simultáneo, admitiendo la posibilidad de que en los grupos numerosos se empleara, a veces, el método mutuo.

 CAPÍTULO XIV: PROCEDIMIENTOS GENERALES.

1. El libro de texto.

En la actualidad existen libros muy bien elaborados, con suficientes explicaciones e ilustraciones que ayudan al alumno a la fácil comprensión de la materia. No por esto podrán sustituir al maestro, sino que será éste quien indique el orden que se seguirá, abreviando o abundando en explicaciones cuando así lo considere necesario.

Hágase una buena selección de estos libros, pues serán la base para el desarrollo de las clases y el medio de repaso para los alumnos.

2. Lecciones de memoria.

En el proceso del desenvolvimiento mental del alumno tiene un lugar destacado el ejercicio de la memoria, ya que le ayudan a concretizar los conocimientos adquiridos.

Antes de llegar al momento de la memorización deberá haberse comprendido plenamente la lección. Es por esto que las explicaciones de clase son tan importantes.

Es indispensable tomar la lección diariamente como un medio para asegurarse de la eficiencia de las explicaciones y del estudio realizado por el alumno.

Cuando los grupos sean numerosos se podrá emplear el método aleatorio de tomar la lección oral, o se hará por escrito a todo el alumnado.

3. Tareas escritas.

Las tareas escritas son un excelente medio para atraer y fijar la atención del alumno sobre la enseñanza recibida; además permiten prolongar el tiempo consagrado a la instrucción, fuera de las horas de clase.

Para que las tareas escritas sean provechosas deben ser:

a) Preparadas: explicar con anticipación el trabajo que se realizará.

b) Variadas: subrayar, copiar, resolver problemas, resúmenes, cuadros sinópticos, redactar, componer, contestar.

c) Cuidadas: hechas con gusto, orden, limpieza, buena letra, rayas bien trazadas, páginas terminadas.

Las tareas realizadas deberán ser revisadas por el maestro para asegurarse de que están bien hechas y hacer las correcciones necesarias.

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La revisión personal de las tareas de cada uno de los alumnos plantea las mismas dificultades que las que ofrecía el sistema de enseñanza individual, por lo cual el maestro se valdrá del émulo para hacer la corrección, favoreciendo así un repaso de la tarea y reduciendo el tiempo que se dedica a esta actividad.

4. Los cuadernos.

Los adelantos del alumno en la escritura y aún en las demás asignaturas, dependen en gran parte del orden, limpieza y esmero en los cuadernos. Por lo tanto, nada se omitirá para obtener limpieza en los cuadernos. Uno de los medios más conducentes a ello es pasar revista, de cuando en cuando, no sólo a los cuadernos sino también a los libros y pupitres de los alumnos.

5. El pizarrón, mapas e ilustraciones.

El pizarrón viene a ser el libro o cuaderno común que permite seguir una explicación o ejercicio cualquiera. Con el complemento de mapas e ilustraciones tienen un efecto muy positivo para el desarrollo de las clases.

Procure el profesor, cuando utiliza el pizarrón, no dar la espalda a los alumnos, para evitar perder el control sobre ellos. Al usar el pizarrón puede valerse de algunos alumnos, quienes irán escribiendo lo que el maestro les vaya solicitando.

TERCERA PARTE

EL EDUCADOR

La función educativa corresponde primordialmente a los padres que son quienes han recibido de Dios la misión de educar a sus hijos. Ellos cuentan con el más alto grado de cariño y autoridad que les facilitan el ejercicio de esta noble tarea.

El maestro auxilia y sustituye a los padres, mientras el alumno está en la escuela, ejerciendo su acción de manera metódica durante los años en que es más susceptible a ser impresionado por las personas que se hallan en contacto con ella.

CUALIDADES DEL EDUCADOR MARISTA.

1. Amor y autoridad.

Considerando la escuela como una prolongación de la familia, el maestro cultivará estas dos cualidades. Amará a sus alumnos de manera sobrenatural y logrará un ascendiente moral sobre ellos como consecuencia de una conducta discreta y siempre digna.

2. Sentido práctico.

Implica criterio recto, prudencia y maña.

Sabrá dirigir debidamente al grupo, considerará las circunstancias de sus alumnos, valorará sus esfuerzos cuando no haya podido obtener buenos resultados. Hablará siempre de manera razonada, teniendo un trato adecuado para con todas las personas, y coordinará sus tareas con las de los demás maestros y autoridades.

3. Firmeza.

Manifestada en energía, decisión, constancia y vigilancia.

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La firmeza y la vigilancia son el sostén de la disciplina escolar.

"tan necesaria es la disciplina que sin ella no hay instrucción ni educación posibles, y la experiencia cotidiana enseña que el colegio en donde reina orden perfecto es amado por los alumnos y apreciado por los padres"

(M. Champagnat)

 4. Bondad.

Supone paciencia, mansedumbre, indulgencia y buen carácter.

La bondad agrada a los niños, engendra confianza y espíritu de familia. El maestro bueno a nadie rechaza; es benévolo con todos y soporta pacientemente los defectos inherentes a la niñez.

"Para edificar a los niños y guiarlos a Dios no basta ser piadoso y virtuoso, se necesitan además formas exteriores que agraden y atraigan".

(M. Champagnat)

 5. Piedad.

Comprende el espíritu de fe, el celo y la abnegación sobrenatural.

Únicamente la piedad obtiene la gracia divina, sin la que toda obra humana es estéril para el bien. Únicamente ella infunde el amor sobrenatural a la niñez y la constancia necesaria para soportar las penas inherentes a la educación. Sin la piedad se puede instruir al niño en las ciencias humanas, pero es imposible formar buenos cristianos.

6. Capacidad profesional.

Abarca la cultura personal y la aptitud pedagógica.

La instrucción pedagógica que concede el título no es más que el mínimo requerido para iniciar la función educativa.

El maestro ilustrado goza de gran autoridad; todas y cada una de sus palabras son recibidas cual rayo luminoso.

Su influencia moral aumenta con toda la autoridad que lemerece su saber.

 DE LA UNIFORMIDAD EN LA ENSEÑANZA.

La uniformidad en la educación de la juventud que frecuenta nuestros colegios es uno de los fines principales que nos hemos propuesto al escribir esta obra. Dicha uniformidad es absolutamente necesaria en una congregación religiosa que debe siempre regirse por principios comunes.

Si cada profesor empleara procedimientos particulares, los alumnos estarían de continuo amoldándose a métodos nuevos, y las dificultades no serían menores para el maestro.

Un método invariable y uniforme tiene sus ventajas:

a) El maestro se fatiga menos.

b) El alumno progresa con mayor facilidad y prontitud.

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c) El cambio de profesor no afecta ni a los principios ni al modo de enseñar.

d) El nuevo maestro no aparenta ser nuevo en la escuela.

e) Corrige la inconstancia de algunos maestros poco previsores.

Mas para que lleguen a ser una realidad tan hermosos resultados, nunca será excesiva la vigilancia que se ponga para que en cada país las escuelas similares tengan la más perfecta uniformidad. Por lo cual conviene reglamentar uniformemente bastantes pormenores, tales como, programas y textos, días de asueto, horarios de clase, etc.

Los principios educativos que en este libro se explanan, no son cosa nueva y por lo tanto, más o menos discutibles; ni son tampoco una simple teoría, antes por el contrario son el resultado de la experiencia de una Orden Religiosa Docente que ejerce hace ya más de un siglo su pedagógico ministerio.

 CONCLUSIONES PERSONALES.

Si lugar a dudas la Guía del Maestro es un manual que a pesar de haber sido escrito desde hace más de 100 años sigue teniendo un valor en la educación actual. Su capacidad de trascender el paso de los años se basa en su visión final: formar personas desde su perspectiva de Hijos de Dios.

Los métodos que recomienda podrán ser superados, como resultado de las modernas técnicas de investigación y los adelantos del mundo actual a pesar de que, como dicen los párrafos finales, sean el resultado de muchos años de utilización de los mismos por gente dedicada vocacionalmente a la educación.

Les invito a que, sin descuidar los elementos básicos que en esta guía se están señalando, trabajemos con verdadero espíritu de fe, en la realización de una actividad docente que contribuya al desarrollo del hombre en plenitud, de una sociedad con sentido humano y al establecimiento del Reino de Cristo en nuestra tierra.

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