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CESTAU, Saúl D.— De la Prescripción
Rev. A.E.U., 71 (1-6): 13-64, 1985
2.1. De la prescripción*
Por el Prof. Esc. Saúl D. Cestau
*Tomado de la Revista EL DERECHO T. 18, N" 74. Año 1939.
Publicamos a continuación los apuntes recogidos por algunos estudiantes en las ocho
clases que como profesor agregado dictó en 1939 en nuestra Facultad de Derecho el escribano
Saúl D. Cestau. Dichos apuntes, a pedido de la Directiva del CEN, fueron revisados y anota
dos por el citado profesor.
Nos solicitó el señor Cestau que hiciéramos constar expresamente que estasclases fueron
dictadas habiendo tomado por guía las obras que ALAS, DE BUEN y RAMOS tienen publi
cadas relativas a LA USUCAPCION Y LÁ PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA POR EL ESCRIBANO CESTAU
PARA EL ESTUDIO DE LA PRESCRIPCIÓN
GUILLOUARD: Traite de la prescription, 2 tomos; TROPLONG: De la precriptión, 2 tomos;
BAUDRY-LACANTINERIE y TISSIER; De laprescription, I tomo; LAURENT; Principes deDroit Ci
vil Franfais, tomo 32; VAZEILLE: Traite des prescription, 1 tomo; PUGLIESE: Trattato della prescrip-
zione, (1 tomo sobre la adquisitiva y otro sobre la extintiva); BUFNOIR: Propiété el contrat, I tomo; MI-
RABELLI: Dellaprescrizione, 1 tomo; MICHEL; Laprescription libératoire en droit Internationalprivé;
ALAS, DE BUEN y RAMOS: De la usucaption, 1 tomo y De la prescripción extintiva, I tomo.
Como trabajos nacionales recomendó: .JUAN PEDRO CASTRO; Prescripción (tesis); ALFONSO
DE SALTERAIN: Algunas consideraciones sobre prescripción en Derecho Civil (tesis); EDUARDO J.
COUTURE y estudio adicional de ALBERTO G. SPOTA: La acción declarativa de la prescripción;RAÚL RIAL: Régimen legal de las tierras públicas y fiscales.
PRIMERA LECCIÓN
SUMARIO: Del tiempo y su influencia en el derecho. Relaciones entre el tiempo y el de
recho. Utilidad de medir el tiempo. Clasificación de los plazos. Doctrina de Módica. Opinión
de Bekker. Puntos de partida de la obra de Grawein. Reducción de la clasificación de Grawe-
win. Doctrina de Alas, De Buen y Ramos y su aplicación a nuestro Derecho. De la caducidad
(Grawein, Bekker, Fadda y Bensa). Caducidad y prescripción extintiva. Especies de caduci
dad. Doctrina de Grawein y crítica de Rosenberg. Diferencias entre la caducidad y la
prescripción extintiva e interés práctico de la distinción. Del tiempo inmemorial. Perención y
prescripción extintiva: diferencias y semejanzas (Brito del Pino y Scarano).
DEL TIEMPO Y SU INFLUENCIA EN EL DERECHO
En muchas instituciones jurídicas ocurren casos tas causas productoras de consecuencias de de-
en los que ciertos efectos están enlazados con el fecho. Vemos así que para Savigny, Bélime y
transcurso del tiempo. De ahí que deban hacerse otros, el tiempo es una verdadera causa eficiente de
consideraciones jurídicas relativas al tiempo. El la vida del derecho e influye sobre su nacimiento,
tiempo y, mejor aún, el transcurso del tiempo, per- modificación y extinción.
tenece a los hechos con trascendencia jurídica Para otros, tales Grocio y Grawein, el tiempo no
(Oertmann)*'' es causa eficiente de la vida del derecho. Dice Oert-
mann que no es el transcurso del tiempo como tal
Relaciones entre el tiempo y el derecho el que crea derechos, sino el elemento de hecho al
que el tiempo sirve sólo de medida determinante.
Observando que el Derecho enlaza, con el trans-^o nos detendremos a examinar la naturaleza
curso del tiempo, efectos jurídicos, ha hecho pen- ¿g, ^^^^^^^ y^ g^g ^^ ^rata de un problema que alsar a ciertos autores que el tiempo es una de las tan-
p^^ ^^^ ^^^^^^ ^^^^^^^ competencia es materia que
(1) En nuestro Código Civil pueden señalarse, principalmente, como disposiciones en las que ciertos efectos están enlazados con
el tiempo los siguientes artículos: 28, 47, 55, 56, 57, 60, 68, 79, 91 inciso 7°, 92, 95, 126, 148 incisos" 153 164 185 199 201 220
226, 238, 253, 260, 297, 405, 429, 450, 483, 495, 497, 537, 542, 562, 566, 585, 610, 632, 643, 644, 645, 659 662' 669' 675' 726' 729'753, 775, 811, 816, 824, 842, 851, 969, 1.000, 1.006, 1.070, 1.081, 1.086, 1.157, 1.158, 1.162, 1 182 1 188 a 1 244 1 296^ l' 332'1.356, 1.387, 1.396, 1.398, 1.402, 1.439, 1.442, 1.447, 1.568, 1.569, 1.593, 1.633, 1.635, 1.643, 1.685 1 694 \l\i \1\A \1\1
1 _. .-. 2.123,2.128,2.136,2.160,2.187,2 348
' '' '
' '
'
14
corresponde al programa de otras disciplinas.Bástenos con dejar aquí indicado:
a) que es indudable que el tiempo se enlaza con los
fenómenos jurídicos, influyendo sobre el naci
miento de éstos, sobre sus cambios y sobre su
extinción;
b) que al hablar aquí del influjo del tiempo en las
relaciones de derecho, no nos referimos a un
tiempo puro, abstraído de los complejos fenó
menos de la vida, sino que, nos referimos al
tiempo como medida de duración de los esta
dos con eficacia jurídica.
Observemos, que si como va dicho, con el trans
curso del tiempo se enlazan efectos jurídicos, y si
ocurre, como necesariamente ocurre, que en esos
efectos jurídicos haya muchas personas interesa
das, resultará indispensable fijar cuando, es decir
en qué momento ha nacido, se ha modificado o se
ha extinguido un derecho. En otras palabras: si el
tiempo y los efectos de derecho interesan a muchos
hombres en virtud de la naturaleza social de éste,
es de todo punto de vista útil e indispensable medir
el tiempo.
No es este el momento propicio para hablar de
los diversos sistemas ideados para computar el
tiempo. Digamos, tan sólo, que entiéndese en De
recho por plazo o término a las duraciones de tiem
po con las cuales se enlazan efectos jurídicos.
Los plazos clasifícanse desde diversos puntos de
vista. Esto lo habrán podido apreciar ustedes en
los distintos cursos seguidos en esta Facultad y,
principalmente, en los de Procedimientos Judi
ciales y de Obligaciones.
A los efectos de la parte del curso de modos de
adquirir el dominio que nos ha tocado desarrollar,la clasificación más importante nos parece que es
la de Módica. Este autor lo clasifica teniendo en
cuenta sus fuentes, su eficacia y su esencia.
Por sus fuentes clasifícanse los plazos en legales,
judiciales y convencionales, según procedan de la
ley, de las sentencias del juez o de las conven
ciones.
Por su eficacia clasifícanse según que el efecto
del plazo haga relación al nacimiento (cumplidos
que sean los 21 años se adquiere la capacidad de
derecho); al ejercicio (las donaciones sólo puedenser revocadas, por ingratitud, dentro de un año,
contado desde que el donante pudo conocer el
hecho ofensivo —art. 1.635); a la extinción de los
derechos (la patria potestad termina cuando los hi
jos cumplen 21 años).
Por su esencia clasifícanse los plazos en dos cate
gorías:
a) según sean eficaces por el mero transcurso del
tiempo;
b) según lo sean por el tiempo unido a algún otro
factor.
Esta clasificación de los plazos según su esencia
es la más importante en lo que hace a la materia de
las prescripciones.
Por regla general el mero transcurso del tiempo
no es causa eficiente de efectos jurídicos. Lo
común es que en todo fenómeno jurídico interven
gan factores distintos del tiempo. Por excepciónbasta el transcurso de un cierto tiempo para poder
presumir, con motivos fundados, la existencia de
los demás factores exigibles, y entonces el Derecho
enlaza con el mero transcurso de un plazo ciertos
efectos. Ejemplos: el simple transcurso de 21 años
es suficiente para alcanzar la mayoría de edad y,
por lo tanto, la capacidad general plena. Otro tan
to ocurre cuando se limita la duración de un de
recho a un cierto plazo, por ejemplo: un usufructo
constituido a un cierto plazo.
Módica clasifica los plazos eficaces por el mero
transcurso del tiempo en tres clases: suspensivos,mesurativos y determinativos, según que difieran
el nacimiento de un derecho, midan su existencia o
determinen su extensión.
Los términos que más afectan al tema de nues
tras disertaciones son aquellos que para producirefectos jurídicos han de ir junto con algo, no
obrando, pues, aisladamente. En este campo la
discusión sobre los tipos que han de distinguirse yla caracterización de cada uno de ellos ha sido y es
aún muy viva.
Según Bekker, la determinación de los diversos
grupos no puede hacerse con precisión absoluta,con contornos exactos, ya porque existen figuras
jurídicas que están en el confín de dos grupos, ya
porque existen otras que por sus caracteres se ha
cen asignables a distintos grupos. En pocas pa
labras: la distinción de estos grupos tropieza con la
dificultad de todo ensayo que intenta señalar tipos
permanentes en la esfera de los fenómenos jurídicos.
Pero las dificultades apuntadas no han sido óbi
ce para que se intentara vencerlas. Veamos ligeramente las bases de que se partió para estas clasifi
caciones y los resultados a que se ha llegado.
1 °) El derecho romano distinguía entre la usuca
pión y la prescripción extintiva;
2°) los glosadores se esforzaron en encerrar en el
concepto único de prescripción las dos institu
ciones: la de la usucapión y la de la prescripción extintiva;
3°) la doctrina moderna, estudiando las diferen
cias que distinguen a la usucapión y a la pres
cripción extintiva, logró apartarse del punto de
vista de los glosadores;
4°) llega un momento en que se observa que no
basta separar la usucapión o prescripción ad
quisitiva de la prescripción extintiva, y de ahí
que un grupo de juristas trata de distinguir,cuidadosamente, la prescripción de aquellasinstituciones que erróneamente se confundían
con ella. En la serie de ensayos tendientes a es
tas distinciones señala un momento decisivo la
obra que publica Grawein en 1880.
Es Grawein el primero que estudia detenidamen
te las diferencias' '"*' —' -" '-
15
y la caducidad y aunque los resultados a que arribó
han sido superados, puede decirse, que las investi
gaciones suyas son el punto de partida de todas las
investigaciones serias relativas a la caducidad e ins
tituciones semejantes desprendidas de la prescripción.
Veamos los diversos modos en que el influjo del
tiempo se hace presente en las relaciones jurídicas.Partiremos de Grawein, observaremos el estado de
las legislaciones, nos detendremos brevemente en
algunas doctrinas modernas y analizaremos, por
último, esta cuestión, a la luz de nuestra legislación.
Para Grawein los casos en que un derecho se ex
tingue por el decurso de un plazo fijado por la leyno representan un fenómeno jurídico unitario, si
no fenómenos esencialmente diversos. Ellos son:
1 °) la temporalidad del derecho o término legal. El
tiempo sirve en este caso de medida para la du
ración de los efectos de un hecho generador de
derechos. Trátase de un derecho que nace ya
con vida limitada, un derecho que no tiene
fuerza para continuar más allá de un plazo fa
tal que se le señala de antemano;
2°) la prescripción y fenómenos similares. En este
caso el derecho estaba destinado a una vida ili
mitada. Un hecho exterior lo extingue. Este he
cho no es instantáneo, sino continuado. El
tiempo mide, pues, la extensión de un hecho
destructor de derechos;
3°) la usucapión y fenómenos análogos. La pro
longación de un estado de hecho durante un
cierto plazo no produce directamente la extin
ción de un derecho, sino lo contrario; crea un
derecho. Más esta creación de un derecho trae
como consecuencia la anulación de otro con el
cual está en colisión. El tiempo sirve de medida
de la duración de un hecho creador de dere
chos, que al nacer suplantan a otros anteriores;
4°) losplazospresuntivos. Aquí el plazo no crea ni
extingue derechos, pero el transcurso de él sir
ve para fundar la presunción juris tantum de
que ciertos derechos se han extinguido;
5°) losplazospreclusivos del derecho material. En
este caso el derecho no existe; pero puede ser
engendrado realizando un acto dentro de un
determinado plazo. El tiempo sirve de medida
del plazo dentro del cual puede realizarse un
acto con eficacia jurídica.
En la clasificación de Grawein se encuentran
incluidos los términos más importantes de las mo
dernas clasificaciones; pero por lo común, en és
tas, la distinción queda reducida a menos térmi
nos. Así, en Alemania, esos términos son: pres
cripción adquisitiva, prescripción extintiva y tem
poralidad. En Francia a las dos prescripciones y a
la caducidad o déchéance como ellos la llaman.
En Italia a las dos prescripciones a la caducidad
o decadenza como allí la llamen.
Se ha podido llegar a esta reducción de la clasifi
cación de Grawein diciendo: que entre lo que este
autor llama temporalidad y lo que llama términos
preclusivos no existe diferencia fundamental y que
la prescripción presuntiva es un modo de prescripción extintiva.
ALAS, DE BUEN y RAMOS en su obra sobre
"La usucapión" admiten y fundamentan esta cla
sificación:
1°) prescripción adquisitiva o usucapión;
2°) prescripción extintiva;
3°) prescripción presuntiva;
4°) decadencia o caducidad y,
5") tiempo inmemorial.
La clasificación que hacen los autores a que aca
bamos de referirnos nos parece que puede aplicarse perfectamente en nuestro derecho. En efecto: no
hay duda que él reglamenta y admite la prescripción adquisitiva y la extintiva. Pero ¿se refiere
también a la prescripción presuntiva? Sí. Nuestra
ley, al igual que el Código Napoleón, recogió una
disposición contenida en las ordenanzas y cos
tumbres francesas, y que en nuestro derecho, dice:
"La persona a quien se opusiere alguna de las
prescripciones comprendidas en los artículos 1.222
a 1.225, podrá exigir que el que la opone declare
bajo juramento que la deuda está realmente paga
da". (Art. 1.227). No hay duda que esta institu
ción de la prescripción presuntiva es algo muy dis
tinto a la prescripción extintiva y que, por tanto,
merece ser uno de los términos de la clasifiación
que precede. *2)
(2) Henri Capitant en su Introduction a l'étude du droit civil, págs. 367 y ss, (5" edición), recuerda que hay numerosas relaciones
jurídicas en las que el tiempo aparece como siendo una de las condiciones de que depende la adquisición o la pérdida de un derecho.
Con los casos en que esta influencia se manifiesta hace tres grupos. El primero lo reserva para aquellos casos en los que la prolonga
ción, durante un cierto tiempo, de un estado de cosas determinado, puede dar nacimiento a un derecho o entrañar su extinción.
Ejemplos de esta categoría: la usucapión y la prescripción extintiva.
El segundo lo dedica a aquellos casos en que la ley ha fijado un plazo para el ejercicio de ciertos derechos o el cumphmiento de cier
tos actos, bajo pena, de que si el interesado deja transcurrir ese plazo, estará después impedido de obrar. Asi: el pacto de retroventa
no puede exceder en sus efectos a 3 años contados desde la fecha del contrato, art. 1.754; la acción revocatoria de una donación
simple, por causa de ingratitud, debe ser entabladadentro de 1 año contado desde que el donante pudo conocer el hecho ofensivo, art.
1.635.
En el tercero agrupa aquellos casos en los que el hombre no adquiere el goce de ciertos derechos sino a partir de una cierta edad y,
aquellos, en que el ejercicio de un derecho está suspendido durante un cierto plazo. Así: el derecho a casarse sólo se adquiere cuando
se ha cumplido cierta edad, art. 91 ,numeral 1
"
; lo mismo ocurre con el derecho a testar que se adquiere con la pubertad, art. 83 1, nu
meral 1°. Ejemplo de derecho suspendido es el de la viuda o divorciada, que si no ha quedado encinta, no podrá casarse de nuevo has
ta Ir- :r,:^- .-^ .. , . „-gE-=:g-s^ la ¡íBjerie del marido o del divorcio, arts. 1 12 y 190.
16
CADUCIDAD
La institución más similar a la prescripción ex
tintiva es la caducidad, por ello muchos consideran
a ésta como una modalidad de aquella. Otros, en
cambio, la conceptúan una figura jurídica distinta.
A su vez, hay quienes confunden caducidad y
plazo preclusivo. Otros distinguen caducidad y
plazo preclusivo.
Grawein ha tratado de distinguir estas dos figuras. Para él, plazo preclusivo, caducidad y pres
cripción extintiva son cosas distintas. Bekker sus
tenta también la distinción. Fadda y Bensa han
hecho a la distinción que se pretende establecer
entre estas figuras, observaciones muy interesan
tes. No podemos profundizar el estudio de esta
cuestión que es de una sutihdad inigualada. Báste
nos con decir, que quizá dicha distinción sólo cabe
para aquellos que, como Grawein, parecen enten
der por caducidad la duración temporal de un de
recho que desaparece por el mero transcurso del
tiempo, siendo indiferente la inactividad o activi
dad del titular.
CADUCIDAD Y PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA
De la caducidad hay dos conceptos, dos formas:
Primer concepto: hay derechos a los cuales ya al
nacer les es concedida una duración limitada y que,
por lo tanto, con el fin de su plazo de vida se extin
guen. La causa de extinción de estos derechos tem
porales está en ellos, no ejerce su influjo desde
fuera, está en su limitación temporal, es en falta de
fuerza para sobrevivir a un día fatal. El término de
un derecho temporal es una consunción, no una
abolición; pues el que ha terminado su fuerza para
subsistir no necesita ni puede ser abolido.
Segundo concepto: en este segundo concepto
tiene influencia la conducta del titular del derecho.
Estarían comprendidos en este segundo concepto
los derechos que admiten un solo acto de ejercicio.
El primer concepto de caducidad es fácilmente
diferenciable de la prescripción extintiva, en cam
bio la caducidad de la segunda especie se diferencia
difícilmente de la prescripción extintiva.
Ejemplo de caducidad de la primera especie es el
de la patria potestad que, en su funcionamiento
normal, dura hasta la mayor edad del hijo; ejem
plo de caducidad de la segunda especie es el de la
acción de desconocimiento de la paternidad, que
con arreglo al artículo 220, debe ejecutarse dentro
de los dos meses contados desde que tuvo conoci
miento del nacimiento de la criatura; ejemplo de
prescripción es el de la acción para reclamar pagos
que deben hacerse por años,si se dejan transcurrir
cuatro años sin reclamar el pago o sin que el
deudor reconozca la deuda.
De estos tres casos son muy semejantes el de
prescripción extintiva y el de la segunda especie de
caducidad. La primer especie de caducidad, con
más propiedad llamada temporalidad, es perfecta
mente diferenciable.
DE LA PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA Y
CADUCIDAD DE LA SEGUNDA ESPECIE
En nuestro derecho hay numerosos ejemplos de
caducidad de esta segunda categoría.
Ejemplos: artículos 1.726 y 1.727 del C. Civil.
En los casos a que se refieren estos artículos, ca
be advertir que para que se realice la extinción del
derecho o acción, es preciso:
1°) que transcurra el plazo fijado por la ley;
2°) que no se ejercite la acción.
Teniendo esto en cuenta, puede definirse la ca
ducidad como la pérdida de un derecho o acción
por su no ejercicio durante el plazo marcado por la
ley.
Si se compara la definición que queda hecha con
la usual de la prescripción extintiva, aparece la ab
soluta identidad de ambas instituciones; pues tam
bién la prescripción extintiva ha sido definida, co
mo la pérdida de un derecho o de una acción por su
continuado no ejercicio durante el plazo marcado
por la ley.
Advirtiendo Grawein los resultados a que con
duce la definición usual de la prescripción extintiva
^o sea el de identificarla con la caducidad— se
preocupó de demostrar el significado de la frase
"ejercicio del derecho". Para él no puede llamarse
a la inactividad del titular que supone la prescripción extintiva, no ejercicio del derecho, ya que no
se refiere al ejercicio de la exigencia misma, sino
tan sólo a la ejecución de ciertas medidas de seguri
dad, las cuales producen la interrupción de. la
prescripción extintiva, y como tales forman un me
dio de conservar viva la exigencia más allá del plazo de la prescripción, a pesar de su continuado no
ejercicio. Con esto cree probar Grawein, que el de
recho sujeto a prescripción extintiva no es un de
recho destinado a vida limitada; puede vivir eter
namente sin ejercitarse, a diferencia de lo que
acontece al derecho sujeto a caducidad.
CRITICA A LA DOCTRINA DE GRAWEIN
Esta doctrina ha sido combatida hasta en sus
puntos esenciales. Rosenberg es uno de los autores
que más sutilmente ha refutado la doctrina de Gra
wein. Nos resistimos, por razones de tiempo, a ex
poner los razonamientos de Rosenberg.
DIFERENCIAS ENTRE CADUCIDAD
Y PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA
Puede señalarse la de que en todos los casos de
prescripción extintiva la pérdida del derecho no
está sólo condicionada por el no ejercicio, sino porlas demás causas de suspensión o interrupción quecada legislación reconoce. Se deduce: de que si
bien es cierto que tanto la prescripción extintiva yla caducidad tienen de común el elemento positivodel transcurso del tiempo, no es menos cierto quees en ellas diferente el negativo de la inactividad deltitular.
17
Puede objetarse a lo que antecede que ese mo
mento negativo sólo difiere en parte en las dos men
cionadas instituciones. Luego de refutar esta obje
ción, Alas, De Buen y Ramos, plantean así la cues
tión: dado un derecho que no se ejercita, ¿cómo se
distingue si es un derecho sujeto a caducidad o si es
uno sujeto a prescripción extintiva? Y contestan: si
el derecho se extingue fatalmente en el término fija
do, es un derecho sujeto a caducidad; si el derecho
puede subsistir indefinidamente, mediante la ejecución de actos interruptivos establecidos por la ley, es
un derecho sujeto a prescripción. '^^
INTERÉS PRACTICO DE LA DISTINCIÓN
Hay intereses prácticos en la distinción. Ellos
justifican la distinción teórica.
Intereses prácticos
1 °) Hay ventajas sociales, en muchos casos, en dar
a cada uno, lo más brevemente posible, la se
guridad de sus derechos. Estos fines sociales
no siempre pueden ser alcanzados por la pres
cripción extintiva, la cual con los retrasos producidos por los medios de interrupción, podría
prolongar indefinidamente esa situación dudo
sa y perjudicial;
2°) que mientras la prescripción extintiva no pre
tende liberar a ningún deudor de la obligaciónde pagar, aunque indirectamente pueda producir tal efecto, la caducidad libera de una obli
gación, sabiendo que no se ha cumplido, sólo
por el transcurso del plazo.*"'
TIEMPO INMEMORIAL
Dijimos que en la clasificación que podía hacer
se en nuestra legislación cabía, como últimotérmi
no de la misma, la de tiempo inmemorial.
El problema del tiempo inmemorial conservaes
caso valor en las legislaciones modernas. En otras
épocas lo tuvo y muy grande. En el derecho roma
no ya se hablaba de estados a los que por su larga
duración se les concedió efectos jurídicos.
El derecho canónico también conoció el tiempo
inmemorial.
Y, por último, durante la Edad Media, Bartolo
elaboró la doctrina de que las servidumbres dis
continuas podían adquirirse por tiempo inmemo
rial.
Nuestro Código civil no habla de tiempo inme
morial. No puede decirse, sin embargo, que el
tiempo inmemorial deje de ejercer su influjo, pues
nada puede sustraerse a influjo tan poderoso. Es
más, en nuestra ley se halla enlazada la doctrina de
la prescripción adquisitiva con la del tiempo inme
morial. Ejemplo de ello nos lo da el art. 633 del C.
Ci\ il, según el cual, las servidumbres discontinuas
y las continuas no aparentes no pueden constituir
se por posesión, aún cuando ésta sea inmemorial.
(En el art. 608 del C. Civil de habla de mucho tiem
po después).
PERENCIÓN Y PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA
Con el afán de que ustedes puedan tomar nota
de una cuestión que suele ser materia de examen
vov a extractarles, de dos obras nacionales, de la
(3) Conviene leer las notas relativas a la distinción entre la caducidad y prescripción, publicados por Alfredo Paolillo en "La Re
vista de Derecho, Jurisprudencia y Administración", año XXXV (1937), mjmero7, pág. 155 y siguiente. Planiol y Ripert, tomo Vil,
segunda parte, ntimero 1402, enseñan que los plazos en los casos de caducidad no dejan de correr por las causas que suspenden la
prescripción. "La decadencia—dicen— aparece pues como una medida funcionando automática e irrevocablemente al fin de un cier
to plazo, cualquiera hayan sido las circunstancias intermediarías". Citan dichos autores numerosos ejemplos de plazos de caducidad
dentro del Código Civil francés. De acuerdo a la enumeración que ellos hacen serían plazos de caducidad en nuestro Código Civil: los
de los arts. 1.726 y 1.727; 1.694, 1,633, 1.635, 1.643, 220, 221, 2.370, numerales 3° y 4°, 199 y 201.
(4) JOSSERAND, Cours de Droit Civil positifFrangais, tomo 11, ntimeros 1 .004 y 1 .005, tercera edición, señala el criterio para
distinguir los plazos de las caducidades (délaís préfix) de las prescripciones extintivas. La prescripción se explica, dice, no solamente
por la necesidad de poner fin a las incertidumbres enojosas.y de prevenir las reclamaciones tardías, sino, también y principalmente
por el cálculo de probabilidades: es de presumir que luego de un cierto plazo la obligación ha sido ejecutada, o, más generalmente,
que el deudor ha sido normalmente liberado; la prescripción no es sino la consagración jurídica y oficial de esta probabilidad; ella es
un modo de prueba, o más bien, una dispensa de prueba, tanto más que un modo de extinción. Bien distinta es la significación de la
caducidad; al establecerla, el legislador quiere tinicamente constreñir al titular de un derecho a ejercitarlo rápidamente; no se preocu
pa de saber cuáles con sus intenciones, no trata de manera alguna de interpretar su voluntad, el legislador ejercita un acto de autori
dad; no establece una presunción, es una decadencia que él imprime al retardatario, pura y simplemente, y que tiene el valor de unasanción. Entrando al interés práctico de la distinción, señala que las caducidades están regidas por un estatuto distinto de aquel quereglamenta las prescripciones y señala:
I) que el plazo de las caducidades ni se suspende ni se interrumpe;
2°)que el plazo no puede ser modificado por voluntad de los interesados, no siendo su abreviación más concebible que su
alargue;
3°)que lo que una convención no puede lograr por adelantado, una renuncia no podría tampoco realizarlo con posterioridad;las caducidades operan con prescindencia y contra la voluntad de aquél mismo a quien ellas benefician;
4°)el juez puede y debe alegar de oficio las caducidades, no es necesario que _llas sean opuestas;
5'')una vez la decadencia producida, el derecho se extingue, absolutamente, y no tan sólo la acción.
GUILLOUARD, Traite de la Prescription - Tomo I, números 42 y ss, segunda edición, enseña; que la caducidad no está someti
da a las mismas reglas que la prescripción ya que la naturaleza de ambas es diferente. De ello deduce: que no todas las reglas que rigena las prescripciones se aplican a las caducidades. Así; las reglas contenidas en el título de la prescripción y que no son aplicables a las
cortas prescripciones, tampoco cabe aplicarlas a las caducidades, pues éstas son de corta duración y deben ser asimiladas a las
prescripciones cortas. En cambio, las reglas relativas al cómputo del plazo en materia de prescripción y las concernientes a la interrupción de la misn^a son aphcables a las caducidades, pues siendo la caducidad y la prescripción institutos muy análogos todo obliga en
,„o .a.nc . n,.,_ nos hemos referido, a aplicar por extensión a las caducidades las reglas que trae el código para las prescripcioi^es
10
"Perención de la instancia" de Eduardo B. del Pi
no (Tesis), 1894 y de "La perención de la
instancia" de Emilio Scarano (1936), las diferen
cias y semejanzas que ofrecen la prescripción y la
perención.
La prescripción de la acción y la perención de la
instancia son análogas, pero no idénticas. Difieren
por su objeto y por sus condiciones de ejercicio.
Diferencias
1 °) Por la prescripción se extingue la acción, por la
perención se anula la instancia. (B. del Pino).
2°) La prescripción se refiere « la sustancia del de
recho y como excepción perentoria se puede
proponer en cualquier estado de la causa—art.
248 C.P.C.; la perención se refiere al procedimiento y por esto es perentoria de la forma y
puede proponerse in limini litis —
art, 1.318
C.P.C. (Scarano).
3°) La prescripción, considerada en su doble as
pecto de adquisitiva o liberatoria, tiene siem
pre por fin la constitución de un derecho, perfeccionado por la obra del tiempo; en cambio
la perención, puede ser adquisitiva o extintiva;la perención es solamente extintiva. (Scarano).
4°) La prescripción se verifica por el transcurso de
tiempo variable según los diferentes casos
SEGUNDA LECCIÓN
En el primitivo derecho romano las acciones
eran perpetuas, como todos los derechos que
tenían un origen civil. Pero, no obstante ello, re
cuerda Guillouard, que el derecho romano, desde
su origen, admitió que aquél que poseía un bien
durante un cierto plazo, y ya se tratara de una cosa
mueble o inmueble, la adquiría en propiedad.
La referencia más antigua que tenemos de la
prescripción adquisitiva romana es la contenida en
la ley de las XII Tablas. Se cumplía en un plazobrevísimo: un año para los muebles, dos para los
inmuebles. Durante ese plazo de uno o dos años,
según se tratara de muebles o inmuebles, la pose-
mencionados en la ley; la perención se verifica
siempre por el transcurso de tres años. (Scarano).
5°) La prescripción no corre entre o contra ciertas
personas, en virtud de ciertas excepciones con
tenidas en las leyes; en cambio la perención,
por regla general, corre contra todos. (Scarano
y B. del Pino).
6°) La prescripción se interrumpe o se suspende de
una manera determinada —arts. 1.232 y ss y
1.242 y ss del C. Civil; la perención no se in
terrumpe sino con actos de procedimiento y no
se suspende sino en muy pocos casos. (Scara
no).
7°) Existen acciones no prescriptibles; en cambio
la perención se opera en cualquier instancia sin
excepción y se extiende aún a las relativas a ac
ciones imprescriptibles. (B. del Pino).
Parecido entre la prescripción y la perención.
(Del libro del Brito del Pino).
1°) En ambas son sus motivos fundamentales la
inacción y el tiempo;
2°) las dos se fundan en presunciones legales abso
lutas que completa el transcurso del tiempo;
3°) ambas se justifican como instituciones de in
discutible utilidad y en nada atenían al derecho
de propiedad.
sión debía ser pacífica y no interrumpida. Con el
tiempo, en opinión de algunos autores, no bastó
con que la posesión fuera pacífica y no interrumpi
da, se le exigió, además, que reposara sobre una
justa causa y que hubiere habido buena fe en el po
seedor.
Nos interesa dejarles concretadas las siguientesobservaciones:
1 °) la ley de las XII Tablas se refiere a la usucapión
que es el nombre con que se llamó en Roma
hasta la época de Justiniano a la prescripción
adquisitiva del derecho civil;
SUMARIO: I. De la usucapión en Roma: Ley de las XII Tablas. Casos en que se aplicola usucapió. Del justo título y de la buena fe en la usucapió. Evolución romana de la usuca
pión: USUCAPIÓ PRO HEREDE; usucapión de las servidumbres: LA LONGAE TEMPO-
RIS PRAESCRIPTIO y LA LONGUISIMI TEMPORIS PRAESCRIPTIO. Reformas de
Teodosio II y de Justiniano. De la prescripción extintiva romana. Evolución. Reformas de
Teodosio II y de Justiniano. Requisitos de la prescripción. Interrupción y suspensión de la
prescripción. Renuncia de la prescripción. Efectos de la prescripción. De la prescripción y el
Derecho Canónico. Interés que ofrece en esta parte este Derecho. De la buena fe en el De
recho Canónico. Concilio IV de Letrán. Decretales de Alejandro III y de Inocencio III.
11. FUNDAMENTO DE LA PRESCRIPCIÓN. Fundamentos de la usucapión: funda
mento absoluto y fundamentos relativos. División de estos últimos eri teorías objetivas y sub
jetivas. Fundamento de la prescripción extintiva: fundamento absoluto y fundamentos relati
vos. División de estos últimos en teorías subjetivas y objetivas.
I
DE LA USUCAPIÓN EN ROMA
DC19
2°) la usucapión es, en opinión de los autores, muyanterior a la ley de las XII Tablas, habiéndose
limitado esta ley a recoger y reconocer lo que
ya estaba impuesto en los hechos;
3°) sobre la interpretación a darse al texto de la leyde las XII Tablas no hay acuerdo entre los
autores;
4°) sobre el origen y el momento de aparición de la
palabra usucapió no hay tampoco acuerdo
entre los autores.
De un modo general puecie decirse que la usuca
pió se aplicaba en dos casos: para las cosas mancipi
y para las neo mancipi.
Primer caso. Cuando una cosa mancipi era reci
bida por el adquirente del propietario verdadero,
pero por un modo inhábil para transferir la pro
piedad quiritaria.
Segundo caso. Cuando una cosa nec mancipihabía sido enajenada por quien no era propietarioverdadero.
En ambos casos una vez cumplidos los plazos de
la usucapió se cambiaba la adquisición de hecho en
legítima y váUda.
DEL JUSTO TITULO Y LA BUENA FE
EN LA USUCAPIÓ
Durante muchos años se sostuvo por los auto
res, unánimemente, que la usucapión romana re
quería la existencia de un justo título y de la buena
fe. Pero nuevos estudios efectuados al texto de la
ley de las XII Tablas, realizados principalmente
del año 1852 en adelante, han hecho pensar que
bastaba a la usucapión con el mero transcurso del
tiempo.
Con razón afirman ALAS, DE BUEN y RA
MOS en su obra De la usucapión que "las ideas de
justo título y buena fe suponen un análisis psicoló
gico ajeno al antiguo derecho. Son creaciones pos
teriores de la ciencia jurídica".
Pero, si el justo título y la buena fe no se exi
gieron desde un principio, ¿en qué momento de la
historia del derecho romano empezaron a exigirse?
Discrepan sobre el punto los romanistas y puede
afirmarse, en forma concreta, que en tiempos an
teriores a Adriano aparece ya la usucapión tenien
do como requisitos indispensables, además de la
posesión, los del justo título y la buena fe.
Evolución. Hemos tratado hasta ahora de lo que
podríamos llamar la usucapión primitiva y ordina
ria del derecho romano. De ella se ha originado, si
bien con muchos cambios, nuestro concepto actual
de. la usucaoión.
Dentro de aquella usucapión primitiva y ordina
ria sólo podían adquirir los romanos, tan sólo
podían adquirirse las cosas mancipi y, porúltimo,
sólo era hábil para adquirir las cosas romanas.
La utilidad de la institución que estudiamos fue
haciéndose cada día más grande y su radio de ac
ción debió necesariamente evolucionar. Fue nece
sario crear, por tanto, nuevas clases de usuca
piones, muchas de las cuales no sobrevivieron al
derecho romano.
En un principio la usucapió sólo fue hábil para
adquirir las tierras y se la extendió más tarde a la
propiedad edificada; en un principio sólo eran
hábiles a la usucapión las cosas susceptibles de pro
piedad quiritaria, más tarde lo fueron las sagradas
y religiosas; en los comienzos sólo se aplicó a las
cosas romanas y los extranjeros no podían invo
carla, con el tiempo se hizo extensiva a los fundos
provinciales y se acordó su beneficio a los peregri
nos.
De estas usucapiones particulares, muchas de
ellas privativas del derecho romano y que nacieron
al conjuro de la evolución de aquél derecho, men
cionaremos algunas de las principales:
1 °) usucapió pro herede. Por ella adquiriría un
extraño, sin justo título ni buena fe, el carácter
de heredero de una persona, con tal que hubie
re revestido durante un año el carácter de tal
heredero.
En sus comienzos, por esta institución, se usuca
pió no las cosas en particular, sino la cualidad de
heredero. Hacia fines de la República se convirtió
en usucapión particular de los bienes de que se
componía la herencia. La evolución de este institu
to es muy útil tenerla en cuenta al estudiar nuestro
art. 1.070 del C. CivíLO)
2°) En la Roma primitiva las servidumbres podíanser usucapiadas. Luego una ley de fecha desco
nocida prohibió tal cosa. Los pretores vol
vieron a reglamentar y permitir la usucapiónde las servidumbres, exigiendo, primero, una
posesión a la cual no se le señaló plazo fijo y
que más tarde tenía que durar 10 o 20 años.
3°) La longae temporis praescriptio. Vimos ya quela usucapión ordinaria, modo de adquirir del
derecho civil, no servía para adquirir fundos
no romanos, ni podía ser invocada por los pe
regrinos. Perdida la primitiva importancia de
la distinción de la propiedad en bonitaria y
quiritaria, aumentando el tráfico jurídico y la
necesidad de dar valor legal a los actos de los
peregrinos, cada vez más numerosos, llevó a la
modificación de los principios de la usucapión
(1) La prescripción del derecho hereditario, no se enseñó en estas clases relativas a la prescripción. La razón que hubo para ello
fue que el artículo 1 .070 del Código Civil forma parte de un capítulo cuya explicación le estaba reservada al doctor Rafael Pereda. Pa
ra estudiar los problemas que la citada disposición plantea—
y que pueden reducirse, siguiendü a >„cirneUi, a los siguientes: ¿cuál es el
tiempo establecido parala prescripción? ¿a qué clase de prescripción se refiere la ley?, ¿qué es lo que se prescribe?, ¿cuándo empieza a
correr el tiempo para prescribir?, ¿se trata propiamentede una prescripción o, más bien, de una condición resolutoria? —recomiendo
los siguientes trabajosnacionales: LORENZO CARNELLI: La prescripción del derecho hereditario en el Código Civil del Uruguay.
—La Ley núm. del 1 de octubre de 1938; HUMBERTO BOGGIANO— De la prescripción del derecho hereditario — Revista de De
recho V Ciencias Sociales, tomo 1, pág. 306, año 1914; LORENZO MARTÍNEZ VERA y JUAN VICENTE CHIARINO — Proble-_j:«„^ÍA« /10'20\
20
en el afán de mejorar el comercio social. Para
subsanar los inconvenientes del régimen de la
usucapión primitiva y ordinaria se creó la lon
gae temporis praescriptio. Como la longi tem
poris praescriptio, sólo concedía la propiedadcuando la posesión reunía ciertos requisitos,fue necesario, y así lo hizo Constantino, crear
otra institución, que confiriera al poseedor de
largo tiempo, una excepción contra el propietario. Fue ésta la longuisimi temporis pra
escriptio que no requería ni buena fe ni justotítulo en el poseedor. Luego Teodosio II y más
tarde Justiniano aumentaron los efectos de es
ta prescripción y, por último, en el año 53 1 una
nueva reforma unificó la usucapión y la longi
temporis praescriptio.
DE LA PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA EN ROMA
El derecho romano en sus comienzos no conoció
el instituto de la prescripción de las acciones; en el
origen de este derecho las acciones civiles, salvo ca
sos de excepción, eran eternas.
En cambio las acciones dadas por los pretores
duraban, por lo común, un año. Hay quienes sos
tienen que el origen de la prescripción está en esas
acciones temporales que concedían los pretores;
pero tal opinión no parece ser exacta.
En el antiguo derecho romano, si bien hallamos
dos acciones civiles de duración limitada, bien pue
de decirse, que el transcurso del tiempo como cau
sa de extinción de derechos, nunca fue utilizado
como defensa contra las acciones personales. Este
medio de defensa corresponde tan sólo al derecho
romano moderno, ya que la regla que estableció de
un modo general la prescripción de las acciones
personales fue dictada por Teodosio allá por el año
424 de nuestra era.
Esta regla de Teodosio II fue confirmada poco
más de un siglo después por el emperador Justinia
no.
En virtud de esta confirmación de Justiniano to
das las obligaciones fueron temporales y, sin em
bargo, la antigua división en obligaciones perpe
tuas y temporales siguió subsistiendo en los térmi
nos. La temporalidad impuesta por Teodosio II y,
confirmada por Justiniano ofrecía una excepción,
ya que las acciones procedentes de créditos del fis
co por impuestos continuaron siendo imprescripti
bles.
REQUISITOS DE LA PRESCRIPCIÓN
Para que la prescripción extintiva tuviere lugar
era necesario:
a) que la obligación fuere exigible;
b) que hubiere transcurrido el tiempo señalado en
las leyes.
Estos dos requisitos, el de la exigibilidad y el del
tiempo, que el derecho romano requería,han pasa
do al derecho moderno. Los problemas que en
aniiél derecho se nresentaban sobre la determina
ción del momento en que la obligación es exigible ysobre la computación del plazo, son los que actual
mente se presentan en la doctrina de los códigos yde los autores modernos.
Interrupción y suspensión de la prescripción
Reconoció también el derecho romano causas de
interrupción y de suspensión de los plazos de la
prescripción. Muchos de los motivos que en aquélderecho interrumpían o suspendían el curso de las
prescripciones han sido recogidos por la legislación
contemporánea.
Renuncia de la prescripción
En el derecho romano estaba prohibida la re
nuncia anticipada de la prescripción.
Siendo ella una institución de derecho públicoestaba vedado a los particulares renunciarla o mo
dificarla por anticipado; pero al igual que en el de
recho actual podían renunciarse los beneficios de
la prescripción ya consumada.
Efectos de la prescripción
En lo que se refiere al problema de si transcurri
dos los plazos, de la prescripción se había extinguido el derecho o si se había extinguido tan sólo la
acción, subsistiendo una obligación natural, cabe
recordar que no existe unanimidad entre los intér
pretes de aquél derecho.
De la prescripción y el Derecho Canónico
Al estudiar la historia y evolución de la prescripción nos hemos limitado a exponer escuetamente
la que se refiere al derecho romano. Creemos que
a los efectos del curso y para dar cumplimiento a
las exigencias del programa basta con que nos ha
yamos referido a dicho derecho. Hay otros dere
chos, entre ellos el germano y el español antiguo,
que por distintos motivos debían merecer nuestra
atención; pero preferimos prescindir de ellos para
poder decir dos palabras sobre lo que hace al de
recho canónico. Nos interesa referirnos a este de
recho por las siguientes razones:
a) por la influencia que los principios de este de
recho tienen sobre el espíritu de mucha gente,
lo que conduce, no en nuestro caso, a que cuan
do una institución ha sido admitida por este de
recho tiene por ese sólo hecho certificado de
moral;
b) porque el mencionado derecho hizo cambiar
los puntos de vista con respecto al requisito de
la buena fe y,
c) por los privilegios concedidos por los príncipesa los bienes eclesiásticos.
No puede hablarse de una doctrina orgánicasobre la usucapión en el derecho canónico. Haysólo fragmentos. La primer noticia que de ella te
nemos en este derecho data de tiempos de Justinia-
D21
no quien extendió los plazos siempre que se tratarade bienes que servían fines piadosos; concedió lue
go los mismos privilegios a la iglesia católica de oc
cidente, privilegios estos que fueron invocados porla iglesia romana en tiempos del Papa Juan VIII.
En lo que se refiere a la buena fe el derecho
canónico no fue muy exigente en sus comienzos;
pero en las decretales de Gregorio IX se estableció
en forma categórica:
a) que el poseedor de mala fe no puede prescribirla cosa poseída;
b) que la iglesia podía prescribir a su favor;
c) que en la prescripción contra ella la iglesia gozaba de ciertos privilegios.
Con respecto al problema de la buena fe, discú
tese, principalmente entre los teólogos, si es o no
necesario, para que la prescripción tenga efecto en
conciencia, que la buena fe haya durado todo el
tiempo necesario para la prescripción, de tal suerte
que en todo ese tiempo el que ha de prescribir crea
que la cosa le pertenece. Primitivamente los teólo
gos se mostraron divididos, pero después del Con
cilio IV de Letrán (año 1215) opinan lamayor parte que es necesario que la buena fe haya durado to
do el plazo de la prescripción.
En efecto el decreto del canon 41 del Concilio de
Letrán establece: "Puesto que todo lo que no pro
cede de la fe es pecado, en juicio sinodal definimos
que ninguna prescripción canónica ni civil tenga
fuerza sin buena fe, ya que debe ser derogada toda
ley o costumbre que no pueda observarse sin pecado mortal. Por tanto, es menester que el que pres
cribe no tenga, en ninguna parte del tiempo, con
ciencia de cosa ajena". (Ver sobre ésto el libro de
A. Vermeersch. S.J. "Cuestiones acerca de la Jus
ticia", Tomo II, pág. 256 y ss.).
Con respecto a la prescripción extintiva, poco de
importante y especial aporta el derecho canónico.
La cuestión principal que ofrece dicho derecho en
esta parte, es la de saber si el requisito de la buena
fe se exigía en toda clase de acciones y durante to
do el plazo de la prescripción.
Son cuestiones de solución dudosa dentro de
aquel derecho y la discusión tiene por base las dos
Decretales de Alejandro III y de Inocencio III rela
tivas a la prescripción.
II
FUNDAMENTO DE LA PRESCRIPCIÓN
Para todo el que con espíritu ajeno al derecho,
se preocupe de encontrar los fundamentosen que
asentar la prescripción, resultará, fuera de duda,
que ha de llegar casi siempre, a la conclusión de
que se tratade una institución que carece de razo
nes serias en que apoyarse. ¿Tendrán razón los que
así piensan? ¿Habrá que resolver, en realidad, que
sólo ha de considerarse propietario aquél que ocu
pa con arreglo aderecho la cosa? ¿Deberá decidir-
. ^1 ^A^ ,^oi;,o, lo función mi
lagrosa de tornar en justa una posesión injusta,de
transformar en estado jurídico lo que hasta ayer
era tan sólo un estado de hecho? ¿Deberá pensarse
que la prescripción, comprendiendola usucapión y
la prescripción extintiva, es un escudo que protege
la mala fe y ampara la conductade los que carecen
de escrúpulos morales? ¿Tendrá razón Heine
cuando sostiene que sólo un pueblo de bandidos y
picapleitos, como el romano, pudo inventar la
prescripción?
Pero no sólo el hombre de pueblo, el profano en
derecho, ha juzgado con expresión dura el institu
to de la prescripción. El mismo Justiniano en su
novela IX tuvo para ella expresiones de dureza.
Una simple reflexión basta a demostrar que la
conciencia jurídica de los pueblos se ha resistido a
admitir que la prescripción sea una institución in
justa y reprobable.
El pueblo griego, el romano y el germano la
aceptaron y reglamentaron en los tiempos pasa
dos. En la actualidad los códigos de todas las na
ciones civilizadas la tienen legislada en sus disposi
ciones.
El derecho canónico tampoco se ha resistido a
admitirla.
Desde luego que el hecho de estar universalmen-
te admitida en la legislación y en las costumbres,
no bastaría, por sí solo, para demostrar que se tra
ta de una institución que merece seguir siendo con
sagrada por los códigos. Por lo menos, en nuestra
opinión, no basta que un principio haya recibido o
reciba la consagración legal, y aunque esa consa
gración se produzca con rara uniformidad, para
que haya que sostener que se trata de una institu
ción justa e inobjetable. Así, por ejemplo: las nor
mas que establecen que el propietario puede usar y
gozar arbitrariamente de una cosa; las que deter
minan que la ignorancia de la ley no sirve de excu
sa; las que determinan que los conflictos de índole
comercial han de resolverse de acuerdo a los gran
des intereses del comercio; las que enseñan y juz
gan que todos los hombres están en iguales condi
ciones para determinarse libre y reflexivamente al
efectuar sus contratos; son ideas, son principios,
que están admitidos unánimemente por los códigosde los distintos países y, sin embargo, creemos sin
ceramente que esas reglas de derecho no tienen
fundamentos en que apoyarse y que si ellas tu
vieron cabida en códigos individualistas como el
nuestro, códigos del propietario y del hijo legíti
mo, no pueden hoy seguir subsistiendo y que se im
pone, con carácter de improrrogable, la reforma
que partiendo de la realidad de las situaciones, le
gisle con criterio más humano y atempere las injustas desigualdades que están ante los ojos de todos
reclamando su desaparición.
Volviendo al tema, podemos decir, que el insti
tuto de la prescripción ha contado en el campo de
los juristas con defensores entusiastas, concep
tuándola como la institución más necesaria al or
den social, y de ahí, que haya sido llamada a veces
patrono del género humano, —nombre con que la
22
llamaba Casiodoro—,o fin de solución, ya sea por
considerarla la más necesaria para conservar el or
den público, ya porque ella pone fin a las inquietudes de los hombres no dando entrada a numerosas
cuestiones litigiosas.
No hay duda que en derecho las exageracionesgeneralmente son inadmisibles y que la verdadera
razón está por lo común en una solución interme
dia, equidistante, en un justo medio.
Trataremos de hallar ese justo medio estudiando
separadamente los fundamentos de la prescripción
adquisitiva o usucapión y los de la prescripción ex
tintiva.
Fundamentos de la usucapión
El fundamento de esta institución puede enten
derse de dos maneras: como fundamento absoluto
o como fundamento relativo o histórico.
Fundamento absoluto. El fundamento absoluto
de la usucapión está dado por aquellos que afir
man que ella llena una función exigida por el in
terés social. De esta doctrina participó el derecho
romano y las siete partidas. Es la idea expuesta por
Gayo, Cicerón, Domat, Wolff, Mirabelli, Baudry-Lacantinerie y Tissier, y muchos otros tratadistas
del derecho antiguo y moderno.
Esta doctrina del interés social aparece a veces
formulada de distinta manera; así por ejemplo hay
quienes entienden que con la usucapión se prote
gen los intereses de la vida en sociedad; pero for
mulada de uno u otro modo, el interés social aparece como el fundamento de esta institución. Cabe
preguntarse qué exigencias del interés social satis
face la usucapión. El interés social que satisface la
institución en estudio es el de dar estabilidad, segu
ridad, a los derechos, el de garantizar al pacífico
poseedor de derechos la seguridad del goce de los
mismos.
Para que una sociedad pueda desarrollarse nor
malmente, es necesario que los que la integran vi
van pacíficamente en ella y no puede conceptuarse
que esa paz existe, en cuanto a los intereses privados de los hombres, mientras el poseedor inmemo
rial de los bienes no esté seguro de que nadie ha de
poder reclamarle esos bienes alegando que hace
cientos de años pertenecieron a un antecesor suyo.De admitirse el estudio de la larga historia de un
bien para fundar en ella insospechadas reclamacio
nes, nadie podría estar seguro de su propiedad y
quizá en todos los casos habría que llegar a admitir
con Brissot de Warwille y con Proudhon que la
propiedad es un robo. De ahí que aún a riesgo de
favorecer algunas veces a un usurpador haya teni
do que prohibirse esas indagaciones ihmitadas en
el pasado. Claro está que en el momento actual de
la legislación comparada se han creado otras insti
tuciones que llenan más ampliamente ese fin de pazsocial impuesto. Tal el registro de la propiedad,
que al organizarlo técnicamente, ha quitado, como
en la Alemania actual, parte de la gran importan
cia que allí tuvo la usucapión.
Esta doctrina del interés social es llamada por al
gunos doctrina objetiva, ya que funda la usuca
pión no en el interés de individuos determinados,sino en la necesidad objetiva de la vida en común.
Fundamentos relativos. La usucapión, decía
mos, tiende a llenar, de acuerdo con los que expo
nen un fundamento absoluto de la misma, un in
terés social. ¿Pero cuál de sus consecuencias, cuál
de sus cualidades tiende a llenar ese fin de paz so
cial? Al tratar de averiguar cuál de sus cualidades
llena ese fin estamos estudiando los fundamentos
relativos de la usucapión. De estos fundamentos
relativos, de los cuales, puede decirse desde ya,
ninguno de ellos basta como fundamento único,
puede hacerse una clasificación: teorías objetivas yteorías subjetivas.
Teorías objetivas. Caben en este grupo las consi
deraciones de los que afirman:
1 °) que el estado de hecho deviene por su conti
nuación un estado de derecho inatacable;
2°) de aquéllos que dicen que lo que ha existido
largamente con ciertos caracteres, aparece poreso sólo como algo firme, que se aparejaría un
mal con defraudar esa creencia.
El viejo Troplong recordando el error en que
puede hallarse una persona creyendo que lo que posee es suyo, ha dicho: "En su punto de partida el
error era excusable; pero no irreparable. Al hacer su
camino, pasando de grado en grado, envejeciendo,ha revestido de tal modo los colores de la verdad, ha
hablado tan alto el lenguaje del Derecho, ha agru
pado tantos intereses confiados, que cabe preguntarse si no sería mucho más perturbador volver a la
sinceridad de las cosas, que sancionar las ficciones
sembradas a su paso. Y no hay duda, puede contes
tarse sin vacilaciones, el remedio sería más desastro
so que el mal, y la aplicación que de él se hiciera
conduciría a las más cruentas injusticias".
Luego de exponer los fundamentos en que se
apoya la prescripción adquisitiva, dice el profesor
argentino SALVAT, —Tratado de Derecho Civil
Argentino (Derechos Reales) Segunda Parte—
pág. 467: "Podrá ocurrir alguna vez que la
prescripción adquisitiva sirva de escudo a una in
justicia. Pero todas las instituciones humanas
tienen también su punto débil: así ocurre con las
acciones posesorias, que pueden servir al que no es
propietario de la cosa, contra el que verdadera
mente lo es; así ocurre con los títulos al portador,
que pueden dar lugar a abusos incalificables en
perjuicio de su verdadero dueño; lo mismo puedeocurrir, repetimos, con la prescripción adquisitiva.Estos inconvenientes, sin embargo, pueden perfectamente ser tolerados, en atención a la seguridad
que ella proporciona en el orden de los derechos:
sin la prescripción, no existiría jamás un derecho
de propiedad al abrigo de toda objeción; sin ella, el
adquirente de un inmueble no podría contar jamáscon la seguridad absoluta de su derecho; porquesiempre subsistiría la posibilidad de su reivindica
ción inesperada, a base de derechos de origen re
moto, difíciles de pj'Alnrranir nnrr» nprfert?;!rr'p"t°
23
posibles; la estabilidad de la propiedad y la tran
quilidad de las familias, exigían que al final de un
cierto tiempo, esos derechos no pudieran hacerse
revivir. La prescripción adquisitiva, podemosagregar como complemento de las explicaciones
que anteceden, responde a fines de interés social:
ella es, por consiguiente, una institución de orden
público y de aquí varias consecuencias que oportunamente veremos y que nuestro código civil ha
consagrado expresamente".
3°) La de los que afirman, como lo hacen Planiol y
Ripert y Josserand, que la usucapión tiene porfin facilitar la prueba de la propiedad, ya queen realidad mediante ella se admite el principiode que la posesión prolongada equivale al títu
lo. La prescripción ha eliminado la necesidad
de la prueba diabólica. Al poseedor le basta
con probar que las trasmisiones ocurridas en
los últimos 30 años fueron regulares. Observen
ustedes, que la prescripción en este caso no ac
túa comomodo de adquirir, ya que el poseedordebe precisamente probar que funcionaron los
otros modos de adquirir y que funcionaron re
gularmente.
4°) La de los que enseñan la usucapión defiende la
propiedad y para lograrlo tiene que defender la
posesión que es el signo que la hace visible.
5°) La de los que enseñan que cuando un propietario deja por largo tiempo sus bienes en pose
sión de otro, es porque ese abandono obedece
casi siempre a la existencia de una causa jurídica normal, una venta, una permuta, etc. Es es
ta la idea que inspira el art. 2.183 del CódigoCivil del Bajo Canadá, en cuanto afirma:
"...La prescripción adquisitiva hace presumiro confirma el título y transfiere la propiedad al
poseedor por la continuación de su posesión".
6°) Y, por último, puede señalarse como funda
mento objetivo el de aquellos que enseñan: queel propietario que abandona sus bienes no rea
liza la parte de misión que socialmente le está
encomendada y que, en cambio, el que posee,
hace por el contrario producir a esos bienes.
Llena por tanto un fin social y merece por ello
protección legal.
Teorías subjetivas. Como una consecuencia del
hecho de que ellas atienden ya al propietario ya al
usucapiente, cabe de ellas una división: teorías que
se refieren preferentemente al propietario; teorías
que se refieren preferentemente al usucapiente.
Entre las que se refieren al propietario cabe
señalar como principales la de la presunción de
abandono y la de la negligencia. Entre las que se
refieren de preferencia al usucapiente cabe recor
dar la teoría del trabajo. Cabe recoger aquí la ob
servación que hacen Alas, De Buen y Ramos cuan
do enseñan: "En realidad, la acción de cada tino
de los dos sujetos que intervienen en la usucapión
no puede ser tratada por separado. Si el unoad
quiere, es sin duda por lo que él hace, pero tain-
bién por lo que el otro deja de hacer y viceversa.
Teoría de la presunción de abandono. Segúnes
ta doctrina, el dominio de la cosa abandonada ce
de a favor del que la ocupa y en caso de no estar
probado si fue o no realmente abandonada, debe
presumirse en contra del dueño, conceptuando
que la cosa es del poseedor.
Teoría de la negligencia. Fúndase, en general,
en que el propietario negligente con sus cosas seha
hecho, merced a esa negligencia, culpable del esta
do actual de cosas. Como culpable él debe, y no
otro, sufrir el nuevo estado de cosas.
Teoría del trabajo. Las razones que inspiran la
doctrina de la negligencia han dado nacimiento a
la doctrina del trabajo. Si las cosas son, debieran
ser decimos nosotros, del que las trabaja, nada
más justo que sostener que aquél que posea y tra
baje una cosa debe ser conceptuado su dueño. (^'
Expuestas las teorías que anteceden, réstanos
tan sólo hacer tres observaciones:
1") la cuestión del fundamento de la usucapión,
depende de los distintos momentos históricos yde las distintas circunstancias que rodean cada
situación;
2°) que en nuestro sentir, si la propiedad y la usu
capión tienen algún fundamento, el trabajodebe ser su fundamento más justo y quizá el
único;
3°) que a medida que los regímenes inmobiliariosse van perfeccionando (ejemplos: derecho
alemán, suizo, peruano, australiano, proyectoBibiloni, etc.), la usucapión va perdiendo im
portancia, ya que, o bien toda la historia del
bien puede tenerla el adquirente en sus manos
al adquirir o bien aquella historia no interesa
dados los efectos acordados a sus registros.
Fundamento de la prescripción extintiva
Los comentaristas Alas, De Buen y Ramos re
cuerdan en su obra "De la prescripción extinfiva",que casi todas las consideraciones que se hacenacerca del fundamento de la usucapión pueden re
petirse al estudiar el fundamento de la prescripciónextíntiva. Beudant enseña que ambas especies de
prescripción reposan sobre el mismo fundamento.Como en la usucapión hay para ésta sus defensoresapasionados y sus críficos acervos. También al
igual que en la usucapión ha de buscarse la razónen un justo medio.
Fundamento absoluto. Está dado por aquellosque enseñan que esta institución cumple un fin so-
(2) La ley colombiana de 1936, comentada por Guillermo F. Sierra en trabajo publicado en la revista de la "Universidad Católica Bolivariana", vol. III, (1938), N° 7, pp. 88 y ss., abrevia considerablemente los plazos cuando se trata de usucapción de terrenos
que no eran explotados por su dueño en la época de la ocupación y siempre que el poseedor haya aprovechado con trabajos agrícolaso industríales la zona que intenta adquirir.
El Código Civil mexicano del 1° de octubre de 1932, abrevia considerablemente los plazos cuando se trata de fincas rústicas quehan 5í~ ■-2S urbanas en las cuales el poseedor ha hecho las reparaciones necesarias.
24
cial que es necesario cumplir y que sólo ella puedellenarlo con eficacia. Expuesta sintéticamente esta
doctrina, la crítica a ella surge clara y sencilla: bas
ta pensar que todas las instituciones jurídicas, te
niendo como tienen un carácter histórico, carecen
por lo tanto de fundamento absoluto.
Fundamentos relativos. Las doctrinas que abor
dan el estudio de los fundamentos relativos de esta
institución, tienen en cuenta los requisitos que la
misma exige para configurarla y se dividen tam
bién en subjetivas y objetivas.
Teorías subjetivas
Doctrina de la imputabilidad contra el titular.
Según algunos, el fundamento de la prescripción se
encuentra en la inercia, silencio o inacción del titu
lar de derechos.
La prescripción extintiva es una sanción impuesta al que olvidó ejercitar sus derechos.
Contra esta doctrina se hacen las siguientes críti
cas:
a) la de que una concepción moral no puede ser
nunca el exclusivo fundamento de una institu
ción jurídica;
b) la de que si merece censura el titular que no
ejercita sus derechos, la merece también el que
conociendo sus obHgaciones no se presenta es
pontáneamente a cumplirlas; ambos son cul
pables y no se ve la razón por la cual ha de cas
tigarse a uno y recompensarse al otro y,
c) por otra parte si éste fuera el fundamento de la
prescripción extintiva, habría que resolver quedicha prescrición no se consuma siempre que la
falta de ejercicio de la acción no sea imputableal titular de la misma.
TERCERA LECCIÓN
DE LA PRESCRIPCIÓN
En la imposibilidad de estudiar al detalle este
instituto, vamos asentar algunas generalidades, en
función de las cuales les será más fácil a ustedes la
preparación para el examen. De esta manera nos
quedará tiempo para dedicarnos a aclarar las cues
tiones que realmente ofrecen dificultades cuando
se las estudia solo.
Doctrina de la presunción de abandono del titular. Esta doctrina es indiscutiblemente demasiadolimitada ya que eii infinitas ocasiones y por múl
tiples circunstancias el abandono no puede presumirse.
Doctrina de laprotección del derecho del obligado. De acuerdo a esta doctrina la extinción se produce en virtud de que han de protegerse los derechos del obligado. Por sí sola es insuficiente, yaque no en todos los casos, el obligado se ha hecho
por su conducta, merecedor a la protección de la
ley.
Teorías objetivas. Dentro de estas teorías
pueden recordarse las siguientes:
a) las que la fundan en el influjo del tiempo;
b) las que la fundan en la protección que debe darse a las situaciones creadas, a los estados de
hecho, que al decir de Troplong, han revestidode tal modo los colores de la verdad y han agru
pado en derredor de sí tantos intereses que seríamás perturbador volver a la sinceridad de las
cosas que sancionar las ficciones que el tiempoha sembrado a su paso;
c) pueden recordarse también entre estas teorías
objetivas las que fundan la prescripción extinti
va en el hecho de que ella tiende a facilitar la
prueba de las relaciones jurídicas. Planiol y Ri
pert se inclinan por la tesis de que ella tiende a
facilitar la prueba. Para Josserand la prescripción extintiva tiene por fin facilitar la prueba de
la liberación ya operada, normalmente, por un
modo de extinción más efectivo.
No hay duda que el verdadero fundamento de la
prescripción extintiva está dado por las teorías ob
jetivas y que de ellas, la que más importancia ofre
ce, es la que enseña que mediante ella se protegen,con miras a una actividad social, las situaciones
largamente establecidas.
Primera noción general
Dos tendencias ofrece la legislación contem
poránea. De un lado la dada por el Código Civil
francés y los que le tuvieron por guía —tal el es
pañol, el nuestro, el argentino, el boliviano, el
ecuatoriano, el mejicano actual— que tratan en un
título único la prescripción adquisitiva y la extintiva. El Código Civil' (Tu^^^^^^^^s'lfflí^.iaflíftiS'».. aí^ .lif» f^;^(i>nriiTrf _
SUMARIO; De la prescripción. Tres nociones previas y generales. Generalidades referentes a la usucapión. De su naturaleza. De su ámbito. De a quienes favorece y a quienes perjudica. De la usucapión del comunero. Contra quienes corre. Prohibición de renunciarla
(fundamento y consecuencias de la naturaleza abdicativa de la renuncia). Cosas objeto de
usucapión. Efectos de la misma. Si subsiste o no obligación natural de devolver la cosa (tesisafirmativa y tesis negativa - argumentos). De quienes pueden oponer la usucapión.
25
gir el 1°
de octubre de 1932, estudia la prescripciónen el Libro Segundo que es el dedicado a los bie
nes. Estudia conjuntamente ambas especies de
prescripción: a la usucapión le llama prescripciónpositiva y a la prescripción extintiva le llama
prescripción negativa. O
De otro lado la dada por el Código alemán y los
que en él se han inspirado — tal el suizo, el brasi
leño, el peruano, el ante-proyecto de Código Civil
para la Argentina de Bibiloni, el proyecto de Códi
go franco-italiano de las obHgaciones— que obe
deciendo a las nuevas ideas suministradas por la
doctrina, ha separado la prescripción extintiva de
la adquisitiva y las ha tratado en lugares disdntos.En el Código alemán, lo que podríamos denominar prescripción extintiva está regulada en la partegeneral y la usucapión al tratar de cada uno de los
derechos a que tiene aphcación. En el Código
suizo, la primera se regula en la parte relativa a las
obligaciones y la segunda al tratar de cada uno de
los derechos en que puede tener aplicación. En
nuestra Facultad de Derecho—si bien en forma no
muy categórica— siguiendo en esto el plan de algunas facultades francesas, la usucapción se trata
entre los modos de adquirir el dominio y la
prescripción extintiva al estudiar la teoría de las
obligaciones.
Con respecto a esta primera noción general sólo
me limitaré a decirles que es muy superior, y por
múltiples conceptos, la tendencia iniciada por el
Código alemán. El "sistema de la unidad de ambas
prescripciones es hoy insostenible.
Segunda noción general
El cincuenta por ciento de las disposiciones de
este título, y la colocación que a él se le dio dentro
del Código, son tomadas del Proyecto Acevedo. El
resto de las disposiciones tienen como fuentes prin
cipales: el Proyecto de García Goyena, el Códigochileno y el francés.
En cuanto a la distribución dada al articulado de
este título no se siguió al Proyecto Acevedo. La
distribución dada es criticable. En efecto: el
capítulo I (artículos 1.188 a 1.203), el capítulo III,
en su sección III (artículos 1.228 a 1.231) y el
capítulo IV en sus secciones I y II (artículos 1 .232 a
1.244) contienen disposiciones que en general
—salvo excepciones difíciles de señalar— son co
munes a ambas especies de prescripción. Luego: si
se trata de disposiciones comunes debieron ser
consignadas juntamente, antes o después de haber
establecido las disposiciones especiales relativas a
cada una de ambas especies de prescripción.
Tercera noción general
Es común observar que los autores al tratar de
los elementos que requieren la usucapión y la pres-
cipción extintiva, se limitan a afirmar que la usuca
pión requiere posesión y tiempo y que la prescripción extintiva requiere no uso del derecho y tiem
po. Y agregan: hay un elemento común en ambas
prescripciones: el tiempo. Esto es verdad, pero tan
sólo a medias, ya que son elementos comunes a
ambas prescripciones:
1°) el tiempo;
2°) la inacción del propietario;
3°) el propósito de dar estabilidad a los derechos;
4°) transformación de una situación de hecho en
una situación de derecho;
5°) toda usucapión al propio tiempo que crea un
derecho extingue o limita otro; y toda prescripción al extinguir un derecho produce una ven
taja en el patrimonio de otro, ventaja que puede ser considerada como una adquisición.
Como diferencias entre ambos institutos puedenseñalarse las siguientes:
1°) la usucapión se funda sobre la posesión por eldetentador del bien que pertenece a otro; la
prescripción extintiva reposa en el no uso de
sus derechos por el acreedor;
2°) la usucapión da a aquél en cuyo favor se ha
cumpUdo una acción; mientras que la prescripción extintiva no da a quél que la puede invocar sino una excepción para detener la acciónque contra él se dirija. (2)
3") varían en cuanto a los bienes a que una y otra
se aplican.
(1) El código francés, el de Bolivia y el de Ecuador estudian en el último título de sus códigos a la prescripción El profesorBeudant —"Cours de Droit Civil Franfais" ,
tomo IV, número 753, segunda edición— luego de recordar que en el derecho francés laprescripción adquisitiva está mencionada entre los modos de adquirir —art. 712— y la extintiva entre las formas de extinguir las obligaciones —art. 1 .234— y que en virtud de ello es que el art. 2.219 determina que la prescripción es un modo de adquirir o de liberarse—ver nuestros arts. 705, 1 .447 y 1 .188— dice: tanto en una como en otra de sus dos aphcaciones —ya adquisitiva ya extintiva— laprescripción reposa sobre el mismo fundamento. Es por ello, que después de haberla mencionado tanto a propósito de la adquisiciónde derechos reales como al tratar de la extinción de las obligaciones, el Código le consagra un título especial (título XX del libro 111)que es un anexo, a la vez, de la teoría de los derechos reales y de las de las obligaciones.
(2) Esta es la opinión de muchos autores. Más no todos están conformes con esta solución. Hay quienes enseñan que es indiscutibie que la prescripción treintenaria puedj ser alegada como acción —ver sobre esto el trabajo de Couture relativo a "La accióndeclarativa de la Prescripción" y las notas del profesor argentino Don Alberto Spota— ; pero dicen también —y de esta opinión sonlos señores De Diego, Posada, Manresa, Alas, De Buen y Ramos— que la prescripción vtintiva no constituye sólo una excepción sino que a veces puede, aunque el supuesto no sea frecuente, presentarse en forma de acción,
'
En el moderno Código Civil mexicano han sido consignadas dos disposiciones que no estaban en el código civil anteriorcen:
■
y que di-
Art. J.156. "El que hubiere poseído bienes inmuebles por el tiempo y con las condiciones exigidas por este Código oara adquirirlos por prescripción, puede promover juicio contra el que aparezca como propietario de esos bienes en el Registro Público a ffnde que se declare que la prescripción se ha consumado y que ha adquirido, por ende, la propiedad"
^ r uuuco, a iin
Art. 1.157. "La sentencia ejecutoria que declare precedente la acción de prescripción,vir
, se inscribirá en el Registro Público '
26
GENERALIDADES RELATIVAS
A LA USUCAPIÓN
Naturaleza
Puede dividirse en ordinaria y extraordinaria.
Para muchos autores la usucapión ordinaria es la
de 10 y 20 años y extraordinaria la de 30. Para
otros la usucapión normal es la de 30 años y las de
10 y 20 son excepcionales. Además cabría esta otra
división: usucapión relativa a bienes inmuebles y
otros derechos reales y en relativa a bienes mue
bles.
En cuanto a su naturaleza, Ií. usucapión es real
mente un modo dé adquirir. No faltan quienes sos
tengan que más que un modo de adquirir es un mo
do de consolidar. De esta última opinión son Cam-
baceres, en su segundo proyecto de Código Civil
francés, Mourlón y Aubry y Rau. Esta opinióncuenta a su favor con un argumento muy serio: el
carácter retroactivo de los efectos de la usucapión.Josserand sostiene que en el derecho francés no
puede caber ninguna duda de que la prescripción
adquisitiva es un modo de adquirir la propiedad ya
que el legislador francés así lo ha consagrado
expresamente en el art. 712 del Código Civil. Pero,desde un punto de vista doctrinario él ve en la usu
capión un modo de probar la propiedad y no un
modo de adquirirla.
En apoyo de que es un modo de adquirir se dice:
a) que por tal la consideró el derecho romano y la
mayoría de los autores modernos;
b) que como modo de adquirir la define el art.
1.188;
c) que el art. 1 .21 1 que autoriza a prescribir a
quien no tenga título, demuestra que la usuca
pión no puede conceptuarse como una presunción de título.
Al argumento del carácter retroactivo de los
efectos de la usucapión no obstante ser ella modo
de adquirir, se contesta diciendo: que la usucapiónno es un modo de adquirir que resulta de un solo
acto, supone muchos actos, y sería absurdo admi
tir el derecho del poseedor, declarando nulo todo
el estado anterior que lo habría producido.
JOSSERAND, tomo I, número 1.569, edición
tercera, dice en apoyo de que la usucapión no es si
no una presunción legal de propiedad establecida
en favor del legífimo propietario:
a) que el art. 1.601 cita en sus numerales 2° y 3°
dos presunciones legales: la primera que se re
fiere evidentemente a ambas especies de pres
cripción, la segunda que aproxima en forma
sugestiva, al decir de Josserand, la presunciónde verdad emanada de los fallos judiciales y la
presunción de propiedad;
b) el efecto retroactivo de la usucapión;
c) el hecho de que ella no puede ser invocada de
oficio, art. 1.191, particularidad que se explicasi se considera a la prescripción un modo de
prueba de la propiedad, que como todos los
demás medios de prueba queda librado a laini
ciativa de las partes; pero que constituyeuna
anormalidad sí se la considera modo de ad
quirir la propiedad;
d) que dentro de los sistemas que han organizadola prueba directa de la propiedad
—sistema
Torrens, alemán, suizo— la usucapión ha perdido su importancia, lo que no tendría razón de
ser si ella hubiera sido realmente un modo de
adquirir.
Como modo de adquirir ofrece estos caracteres:
A) hoy tiene un fundamento civil aunque en lo an
tiguo pudo haberlo tenido de derecho natural;
B) sobre si es un modo originario o derivado
varían las opiniones: Pugliese y Alas, De Buen
y Ramos, la conceptúan modo originario: Gi-
rard la conceptúa como modo derivado. Según
Ruggiero no puede ser incluida ni en uno ni en
otro grupo. Josserand da la impresión que la
considerara modo derivado por cuando indica:
a) que el poseedor sigue teniendo para con
aquél que le trasmitió las obligaciones queTe
incumbían precedentemente, así por ejem
plo, deberá pagarle el saldo del precio que
aún pueda adeudarle y salvo que esa obligación haya desaparecido en virtud de una
prescripción extintiva;
b) las cargas reales que puedan afectar al bien
siguen gravando al bien que se adquirió por
posesión —hipotecas, servidumbres, usu
fructos, etc.— y si bien es cierto que el ad
quirente podrá desligarse de esas cargas me
diante prescripción, no lo será menos que se
tratará de una prescripción distinta a la quelo hizo, dueño del bien. Es decir, para Josse
rand, la usucapión no confiere una propiedad nueva, distinta, al poseedor, sino una
propiedad condicionada por los actos jurídicos acaecidos con anterioridad a la fecha de
la adquisición;
C) es modo singular y no universal.
Ámbito. De acuerdo al texto de los arts. 1.204 y
1.211 pueden hacerse tres afirmaciones:
1°)^ usucapión hace referencia al dominio y
demás derechos reales;
2°) que por regla general los derechos reales
pueden ser adquiridos por usucapión;
3°) que los derechos personales no pueden ser ad
quiridos por este modo de adquirir.
No todos los derechos reales pueden ser adquiridos por usucapión, pero siendo la regla sentada en
los arts. 1.204 y 1.211 una regla general, debe sos
tenerse lo siguiente: todo derecho real es adquirible
por usucapión, salvo que la ley expresa o tácita
mente diga lo contrario o haya razones especiales
para afirmar que no puede adquirirse por usuca
pión en ese caso. Así, las servidumbres disconti
nuas y las continuas no aparentes, sólo pueden
constituirse por *;t»i> -■■■ ■- ' Jl^7 .,•. 'n "r«^^,^^■' i-r
27
hipoteca, tampoco pueden constituirse por usuca
pión.
Personas en favor y en contra
de las cuales corre la usucapión
En nuestro derecho, atento a lo dispuesto en los
arts. 1.194 y 1.242 puede afirmarse: que en princi
pio toda persona puede invocar la usucapión ya se
trate de una persona física o de una persona moral;
y a la inversa, la usucapión puede ser invocada
contra toda persoiia física o moral, a menos queexista una excepción expresa en la ley.^^'
La determinación de si una persona es o no ca
paz de adquirir por usucapión, se hace en vista de
los requisitos exigidos en cada caso concreto.
Así, en la usucapión ordinaria y como elementos
vinculados a la capacidad del sujeto se exigen: po
sesión, título y buena fe. Por tanto, la exigencia del
elemento posesión requerirá en el sujeto la capacidad de poseer. El incapaz de poseer no puede usu
capir.
Necesitará también capacidad para adquirir porel título alegado en el caso de que se trata. Así, si el
título invocado es un testamento, capacidad para
adquirir por ese testamento.
El elemento buena fe excluye a toda persona ca
paz de tenerla. Asi el ladrón nunca puede adquirir
por usucapión ordinaria la cosa robada. (Ver art.
1.214 inc. final).
Si se trata de usucapión extraordinaria —art.
1 .21 1— bastará que el usucapiente tenga la capacidad de poseer a título de dueño.
Usucapción del comunero. La usucapión gana
da por un comunero o copropietario aprovecha a
los otros,—art. 1.202. Su fundamento está en que
el comunero o copropietario posee en representa
ción y provecho de todos los demás.
En perjuicio de quienes corre la usucapión. En
perjuicio de todos los que no estén exceptuados le-
galmente,—art. 1.242. El principio del art. 1.242
es muy combatido por la doctrina.
Con arreglo a nuestro Código la calidad de las
personas no imposibilita la usucapión, pero la de
tiene, la suspende.
Prohibición de renunciar a la usucapión. El que
puede enajenar puede renunciar a la usucapión ya
ganada —art. 1.190. La solución dada por la ley
no parece muy lógica. En efecto: la prescripción
adquisitiva no hace adquirir de pleno derecho y,
por tanto, el que renuncia no lo hace del bien que
posee, sino, solamente, al derecho a oponer la
prescripción, lo que no es lo mismo.
Fundamento: la renuncia de la usucapión
cumplida sólo compromete el interésindividual del
que la hace. La renunciaa la usucapión cumpHda,
no es un acto de enajenación, ya que la usucapión
no opera de pleno, derecho. Constituye tansólo la
abdicación del derecho de invocarla. De aquí va
rias ideas a deducir:
a) no está sujeta a formalidades e impuestoscomo
por lo común están sujetos los actostraslativos
de propiedad;
b) no está sujeta a colación, en caso deser hecha a
favor de un heredero;
c) constituye un acto juridico unilateral, no re-
quiriéndose la aceptación por parte de la perso
na a cuyo favor se hace;
d) los mandatarios voluntarios necesitan poder
especial para poder renunciar;
e) los representantes de incapaces no pueden re
nunciar;
f) la renuncia no es un acto formal: puede tener
lugar expresa o tácitamente.
El problema de la renuncia anticipada a los be
neficios de la prescripción no tiene interés en mate
ria de usucapión. En cambio, en la prescripción ex
tintiva, la cuestión de la ampliación y de la abre
viación contractual del plazo tiene enorme importancia. Adelantemos desde ya, y sobre esto nos de
tendremos en su oportunidad, que el art. 1.017 de
nuestro Código de Comercio prohibe ampliar, no
diciendo nada de la abreviación. El Código alemán
permite abreviar y el suizo prohibe tal cosa. Con
respecto a las cláusulas que extienden o amplíanlos plazos recordemos, que como dicen Planiol y
Ripert, tomo Vil, segunda parte, número 1.350,los autores en general proponen esta distinción: las
convenciones extensivas estipuladas en el instante
de concluir un contacto o antes de la exigibilidadde la obligación son nulas y que, en cambio, las
otorgadas durante el curso de la prescripción son
válidas.
Hay vinculado a la renuncia un problema muyinteresante: es el de los derechos de los acreedores
del renunciante. Es sabido que la renuncia del po
seedor es, para él, definitiva e irrevocable. Pero si
la renuncia ha sido hecha con fraude de los acree
dores, éstos podrán ejercer la acción pauliana—art. 1 .296. Hay quienes enseñan que ese derecho
de los acreedores está consagrado por la disposición del art. 1.192. Otros, entre ellos Josserand,
(3) Se ha discutido en nuestro país si los representantes de ciertas personas jurídicas podían y debían ampararse a la prescripción.
Si mal no estamos enterados, el Banco Hipotecario del Uruguay, resolvió, no hace mucho, negarse a pagar ciertos cupones porque es
taban prescriptos. La conducta del Directorio de dicho Banco se halla apuntalada, fundamentalmente, por la opinión del distinguido
profesor Don Eugenio J. Lagarmilla, opinión publicada en "Revista de Derecho y Ciencias Sociales", tomo IX, año VI (1920), pág.
336.
Declaramos, sin ambajes, que no podemos admitir sin violentarnos la conducta de ciertas personas jurídicas amparándose a la
prescripción. No me resisto a transcribir este párrafo que Don Juan Antonio Bibiloni trae, enla página 28 del tomo Vil de su "An
teproyecto de reformas al Código Civil Argentino"; "Debemos decir, en apoyo de nuestra corrección, que hasta hace pocos años, yde tiempo inmemorial, el Estado y las entidades de derecho público entre nosotros no invocaron jamás la prescripción como medio de
liberación. Eran tiempos de conceptos más altivos que por desgracia se han desvanecido. No se dignaba el Estado escudarse con el
28
sostienen que el art. 1.192 no se refiere al caso en
que el poseedor ha renunciado ya a la prescripción,sino a aquéllos en que ha sido negligente en opo
nerla. No se trata pues, según algunos, de una ac
ción pauliana en los casos del 1.192, sino de una
acción oblicua. Para evitar estos equívocos es queun antiguo autor francés. Dunod de Charnage,
que tenía en vista la inercia del poseedor y no su re
nuncia, hablaba de cuando aquél que ha prescriptoes negligente en prevalerse, etc.
Cosas objeto de usucapión. El art. 1.193 trae
una regla cuyo alcance ustedes podrán estudiarlo
en cualquier texto francés o español, ya que los
Códigos de éstos países tienen una disposición
análoga a la nuestra. En dichas legislaciones el
problema se plantea con iguales caracteres que
entre nosotros.
Simplemente, y a título de adelanto de conoci
mientos, les voy a recordar que Baudry-Lacantine-rie y Barde dicen que una cosa puede estar fuera
del comercio:
1°) por su naturaleza —ejemplo: el aire— ;
2°) por su destino —
ejemplo: los bienes de domi
nio público— ;
3°) por consideraciones de orden público—ejemplo: los alcaloides, ciertas armas, los
animales apestados, los empleos públicos, las
sucesiones futuras.
Se pregunta si la expresión estar en el comercio
de los hombres, tiene el mismo alcance en el art.
1.193 que en el art. 1.282. Según Beudant dicha
expresión tiene una significación más estrecha en el
art. 1.193 que en el 1.282.
Efectos de la usucapión. ¿Desde cuándo se con
sidera adquirido el bien o el derecho objeto de la
posesión? ¿Desde el instante en que la usucapióntuvo comienzo o desde el instante en que terminó el
plazo? Nuestro Código, así como el francés y el es
pañol, no tiene disposición que expresamente re
suelva el problema; pero de algunas de sus disposiciones cabe deducir su pensamiento. El principio
que surge de nuestra legislación es'que la usuca
pión tiene efecto retroactivo y, por tanto, una vez
terminado el plazo se supone que el poseedor ad
quirió el bien de que se trata en el momento en que
la usucapión comenzó. Es lógico que la usucapión
tenga ese efecto, sobre todo en la usucapión ordi
naria, donde el tiempo consolida el título.
Los resultados que en nuestro derecho trae con
sigo la retroactividad son:
1 °) el poseedor, aunque sea de mala fe, hace suyostodos los frutos percibidos durante el tiempo
de la posesión. Si no hubiera llegado a usuca
pir no sucedería así y debería responder en los
términos que lo manda el art. 695;
2") todos los actos de disposición del derecho de
que se trate, realizados por el poseedor,
quedan revalidados al terminar el plazo de la
usucapión, —art. 1.681;
3°) los bienes que uno de los cónyuges comenzó a
usucapir antes de su matrimonio, se conside
rarán, cuando termine el plazo, como adquiridos con anterioridad a ese matrimonio y, por
tanto, no se computarán éntrelos gananciales,caso de que esta sociedad exista —art. 1.961,numeral 1°.
Subsistencia de una obligación natural
Se discute si la usucapción deja subsistente una
obligación natural de devolver la cosa.
Dunot, D'Argentree, Troplong, Laurent y
muchos otros sostienen que la usucapión extinguela obligación natural.
Durantón, Guillouard, Dalloz, Pothier, Bau-
dry-Lacantinerie y Tissier, Marcadé, Aubry y Rau,Demolombe y otros conceptúan que la usucapión
deja subsistente una obligación natural de devolver
la cosa. Citan en su apoyo un párrafo de la exposición de motivos redactada por Bigot-Préameneu y
en el que este autor afirma, que el grito de la con
ciencia recordando sin cesar su obligación natural,es el único recurso que la ley puede d^jar al pro
pietario o al acreedor que ha dejado correr contra
sí la prescripción.
En nuestro derecho hay argumentos para soste
ner ambas tesis.
Tesis de que no subsiste una obligación natural
En apoyo de esta tesis puede darse este argumento: nuestra ley, en materia de prescripción extinti
va, resolvió la cuestión expresamente en el numeral
3° del art. 1.442. Creyó que había que dictar regla
expresa, entendiendo que se trataba de una conse
cuencia jurídica que no estaba implícita en la ley.Por otra parte, la enumeración del 1 .442 es taxati
va. Por tanto, si la ley no lo dice expresamente; si
el 1 .442 es taxativo y si para la prescripción extinti
va se entendió que había que dictar regla expresa,cabe pensar que en el caso de usucapión no subsiste
una obligación natural.
Tesis de que subsiste una obligación natural
Se dice que en el Código está implícita la idea de
que la usucapión ganada deja subsistente una obli
gación natural de devolver la cosa, puesto que de
no informar los preceptos del Código dicha idea,
éste debió haber considerado que el que renuncia a
la usucapión ganada realiza una donación, debien
do haber sometido dicha renuncia a las reglas que
rigen para la donación,e^'
Quienes pueden oponerla. Todos los que tienen
interés en que ella exista. Los jueces no pueden
oponerla de oficio, —art. 1.191. ¿Por qué? Según
algunos, el fundamento de esta prohibición im
puesta a los jueces radica en que los interesados
(4) Con respecto a si es lógica o es criticable la regla admitida en el numeral 3° del art. 1 .442 de^ritiesjro C. Civil puede verse el
trabajo publicado por el Dr. Luis de Garpert en "Jurisprudencia Uruguaya", tomo VII, f-.:.„:„., .; -.í-t^ss^ . ,^j4«*i.aj«.í- ,e,-^ -,
29
tienen siempre el derecho a renunciar a la prescripción cumplida. Según otros —Bigot-Péameneu en
tre ellos, la razón de la prohibición está en que el
tiempo por sí solo no causa la prescripción, es ne
cesario que con el tiempo concurran otros requisitos. La existencia de esos otros requisitos indispensables no puede ser conocida de los jueces mientras
que los interesados no hayan alegado y probado su
existencia. Si se permitiera al juez oponer de oficio
la prescripción se sustituiría la prueba de hechos
que deben hacer los interesados.
Troplong critica extensamente la regla que
prohibe a los jueces oponer de oficio la prescrip
ción, pues según él, siendo temporarias todas las
acciones, lo lógico sería no admitir una acción fun
dada sobre una obligación extinguida por la pres
cripción, mientras que el demandado no se presen
tase renunciando expresamente a valerse de ese
medio.
El razonamiento de Troplong no es compartido
por la mayoría de los autores. El fundamento dado
por Bigot-Préameneu deja mucho que desear. He
ahí porque por lo común se acepta el fundamento
que dan Laurent, Baudry-Lacantinerie y Tissier y
Alas, De Buen y Ramos, cuando enseñan: que la
necesidad de alegar la prescripción está en que ésta
levanta un escrúpulo de conciencia, y por lo mismo
hay que dejar, a la conciencia de cada uno, la reso
lución de sí debe o no ser alegada. ¿La prohibiciónhecha a los jueces por el art. 1.191, rige sólo para la
prescripción extintiva o se aplica también a la usu
capión? (Obsérvese que este artículo"
abla de ex
cepción). Ya que la prescripción debe ser alegadaes necesario averiguar si lo puede ser en todo mo
mento del procedimiento. Nuestro art. 1.191 res
ponde a esta cuestión. A esta facultad ampHa de
oponer la prescripción en cualquier momento se
oponen, por las leyes de procedimiento, dos res
tricciones:
CUARTA LECCIÓN
Sentadas en la clase anterior algunas generalida
des referentes a la usucapión ordinaria, vamos hoy
a sintetizar ideas en lo que se refiere a estos elemen
tos de la usucapión: posesión; tiempo; título y
buena fe.
LA POSESIÓN
La posesión es el ejercicio de un derecho que se
manifiesta por signos exteriores y en este sentido se
aplica a todos los derechos posibles. En este senti
do de derecho exteriorizado cabe hablar de pose-
1°) que cuando ella es alegada a cierta altura del
procedimiento, reclama, para que pueda pros
perar, que con anterioridadse haya presentado
en autos la prueba de la misma;
2°) en cuanto a la forma o sea almodo como debe
ser alegada, así, por ejemplo: si debeser alega
da expresamente o si basta que sea alegada im
plícitamente; si debe ser alegada especificando
la clase de prescripción opuesta, etc.
Nuestra jurisprudencia tiene resuelto que en el
juicio ejecutivo la excepción de prescripción sólo
puede oponerse cuando el ejecutado es citado de
excepciones y durante ese término. Que no es apli
cable, por lo tanto, al juicio ejecutivo, la disposi
ción que establece que la prescripción puede opo
nerse en cualquier estado de la causa hasta la cita
ción para sentencia. (Fallos publicados en "La
Rev. de D., J. y Adm.", tomo XIII, pág. 283.
Efecto general de la usucapión de 10 y 20 años.
Digamos dos palabras sobre esta cuesfión para ter
minar la clase de hoy. El efecto general de estas
usucapiones es según Guillouard el siguiente: ha
cerle adquirir al poseedor del inmueble la plena
propiedad del msimo, impidiendo toda acción rei
vindicatoría de parte del verdadero propietario, e
impidiendo, además, cualquier acción de nulidad o
de rescisión que intentara iniciar aquél de quien el
poseedor hubo la cosa. Pero el hecho de que el ver
dadero propietario no pueda reivindicar contra el
poseedor, no le impide, agrega Guillouard, que
ejerza sus derechos contra aquél de quien el actual
poseedor hubo sus derechos. Es así que el verdade
ro dueño podrá ejercer contra el que indebidamen
te enajenó derechos, una acción, fundándose entre
otras disposiciones en la contenida en el art. 1.319
del C. Civil. (Guillouard, obra cit., tomo II, pág.
54).
Pero, en un sentido más limitado se refiere sola
mente al derecho de propiedad y se dice que la posesión es el ejercicio de la propiedad manifestada
por signos exteriores. En este sentido Umitado es
que nos interesa a los efectos de esta clase.Por lo común el derecho de propiedad se ejerce
por el titular de ese derecho, son los casos en que elpropietario posee. En estos casos la posesión estácomo disuelta en el derecho de propiedad. Otrasveces el que ejerce la posesión no es el propietariode la cosa poseída. En este caso la posesión no estácontenida, disuelta, en el derecho de propiedad, sino que adquiere figura propia y origina imoortan-
SUMARIG; De algunos elementos exigidos en la usucapción. De la posesión (Savigny,
Iheríng y Saleílles). Posesión y adquisición del dominio. Anáhsis de los requisitos reclamados
por el artículo 1.196 del Código Civil; en concepto de propietario, púbhca, pacífica, no
equívoca, continua y no interrumpida. Efectos de la interrupción (Josserand). Prueba de la
posesión. DEL TIEMPO: sus clasificaciones y modos de computarlo. De accesión de pose
siones. De la orientación tendiente a abreviar los plazos.
ELEMENTOS RECLAMADOS POR LA USUCAPIÓN
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tes consecuencias en el orden jurídico.
Ese poseedor no propietario tiene una situación
digna de respeto, tiene un derecho provisional a
que nadie le perturbe en su posesión. Este derecho
provisional del poseedor estaba protegido en Ro
ma por los interdictos. Los interdictos favorecían
al poseedor, nunca al detentador. Para poder dis
tinguir al poseedor del detentador romano se han
dado varias doctrinas. Así Savigny dice que la dife
rencia provenía del animus domini, que era ele
mento indispensable en la posesión. Para este
autor la posesión existe por la concurrencia de dos
elementos: uno material, relación efectiva con el
objeto, y un elemento anímico, el ánimo de dueño.
A esta doctrina de Savigny, conocida por doctrina
subjetiva, se opone la de Ihering, doctrina objeti
va, quien entiende que para que exista posesiónbasta el poder físico sobre la cosa y la voluntad de
ejercerlo. Para Ihering la comprobación del corpus
obliga a la aceptación de la relación posesoria.
Ustedes recordarán que a estas doctrinas de Sa
vigny y de Ihering, que estudiaron esta cuestión en
el derecho romano, ha venido a desplazarlas, en
parte, la doctrina de un autor que estudió el
problema a la luz de los principios actuales. Me re
fiero a Saleílles. Para Saleilles el punto de vista en
que hay que colocarse eS el de la independenciaeconómica del poseedor. Para este autor la deten
tación es un simple hecho material al que no acom
paña la sanción de la opinión pública; en cambio
poseedor es el que está gozando de una cosa con in
dependencia, siendo considerado por la opinión
pública como dueño efectivo de ella. Hay pose
sión, dice Saleilles, allí donde existe una situación
de hecho suficiente para establecer la independencia económica del poseedor; la posesión es para él
la manifestación externa de la apropiación econó
mica de la cosa.
Tendríamos que estudiar la adquisición de la posesión y los efectos de la posesión, pero por falta
material de tiempo y por tratarse de cuestiones que
ustedes ya estudiaron en derecho civil primer cur
so, renunciamos a tratarlas, para entrar más de lle
no al problema de la posesión en cuanto se vincula
a la adquisición del dominio.
Posesión y adquisición del dominio
El efecto más importante de la posesión, es el de
conducir por medio de la usucapión, a la adquisición de la cosa poseída —art. 649, numeral 5°. El
que adquiere un bien de quien no es su propietariono se hace dueño de él por la tradición
—art. 775;
pero esta situación antijurídica no se prolongaeternamente: ella es capaz de mejorarse en virtud
de una posesión prolongada. Si el adquirente poseela cosa que adquirió durante un cierto tiempo se
convertirá en propietario. Ese plazo requerido
suele ser el de 30 años; pero a veces suele bastar un
plazo de 10 o 20 años —arts. 1 .21 1 y 1 .204. En es
tos casos de posesiones eficaces de 10 o 20 años la
prescripción consolida un título imperfecto ase
gurándole una eficacia de que él carecía.
No toda posesión conduce a la adquisición. Sólo
conduce a esa adquisición la que tiene los requisitos que el art. 1.196 reclama. Estos requisitos son
casi idénticos en todas partes, aún en aquellas le
gislaciones que como la alemana y la suiza tienen
un concepto distinto al nuestro de la posesión. Por
ser -comunes a todas las legislaciones esos requisitos es que ustedes pueden estudiarlos en cualquier
texto, ya sea alemán o francés, argentino o ita
liano, suizo o español. Como obras nacionales
pueden ver: la de Juan P. Castro; la de Guillot; la
de Salgado y las clases del doctor Del Campo
publicadas en la "Revista de la Asociación de Es
tudiantes de Abogacía", año II, número 3, pág. 93
y ss.
Digamos las palabras sobre cada uno de los re
quisitos que exige el art. 1.196.
En concepto de propietario. Empezamos por el
último porque es el requisito más importante y esa
importancia está imipuesta por lamisma naturaleza
de las cosas. En efecto: es imposible que lleguemosa ser dueños de aquello que no queremos adquiriro de lo que por razones legales nos está vedado
apropiarnos. Se posee en concepto de propietariocuando se ha adquirido la cosa por un medio cual
quiera de los que son hábiles para trasmitir el do
minio: venta, permuta, etc. Suele ocurrir que ese
medio empleado —
venta, etc.—
por algún defecto
no logre trasmitir efectivamente la propiedad; perosi ese defecto no es esencial, el medio empleado a
lo mejor sirve para transferir la posesión, posesiónen concepto de propietario, que si reúne los otros
requisitos conducirá con el transcurso del tiempo a
la adquisición de la cosa.
Basta que se desee ser propietario sin que se exija
que se crea propietario, pues de no ser así el poseedor de mala fe no podría nunca usucapir.
Se requiere en el que se propone usucapir si
quiera una apariencia de derecho de propiedad. De
ahí las reglas de los arts. 1.197 y 1.198.
El que debe tener el concepto de propietario es el
que pretende usucapir. No se exige tal condición en
el poseedor anterior, de ahí la regla del art. 1.200.
Hay un caso, que es de excepción, en que es po
sible que el que comenzó a poseer sin título de due
ño, llegue a poder usucapir. Es el caso de interver
sión del título, art. 1.199. La interversión es un
cambio en el título mediante el cual se posee. El
título puede ser intervertido sea por causa proce
dente de un tercero, sea por la oposición que ellos
mismos hayan hecho al derecho del propietario,art. 1 . 199. Ejemplo del primer caso: el que tiene un
bien a título de arrendamiento y se lo compra a un
tercero que no es el propietario.
En los casos que prevé el art. 1 . 199 no basta que
el poseedor adquiera un título nuevo o niegue el del
verdadero propietario. Es preciso que su posesiónreúna en adelante los otros requisitos exigidos por
el art. 1.196.
Posesión pública. Esta exigencia es una conse
cuencia de que la po"'"g«'»g'^<gtewii"r on aonz^aT^f' de
31
jropietario, ya que todo propietario usa de su cosa
DÚbHcamente. Por otra parte, el requisito de la
jublicidad es impuesto por la necesidad en que se
5Stá de que los interesados en evitar la usucapión
lengan conocimiento de los hechos que los perjudi-;an y puedan oponérseles.
Que la posesión deba ser pública no significa en
modo alguno que todo el mmndo ha de saber de
illa, "sino que todos puedan enterarse de su exis
tencia de una manera natural".
Por último, cabe decir, que la determinación de
si la posesión ha sido o no pública, es algo que debe
quedar librado al arbitrio del juez llamado a inter
venir en el caso planteado.
Posesión pacífica. Este es otro requisito que en
realidad es una consecuencia de la necesidad de po
seer en concepto de propietario, ya que no se com
prende como la ley iba a considerar como poseedor
digno de protección, al que adquiere y conserva la
tenencia de una cosa por medio de la violencia.
Estudiando el art. 1.198 algunos han pensado
que si bien la posesión adquirida por violencia es
inútil para la usucapión, puede ser útil para ad
quirir todos los demás beneficios que de la pose
sión se derivan. Esto no es así: la ley protege contra
la violencia al que posee a un título cualquiera: yacomo dueño, ya como simple tenedor.
Del hecho de que no sea útil para la usucapión la
posesión que no sea pacífica, no debe deducirse
que toda posesión adquirida con violencia esté en
absoluto imposibilitada para servir de base un día
a la adquisición de la propiedad. Así, el artículo
1.198 determina que la posesión útil no principiahasta que no ha cesado la violencia.
Recordemos, por último, que cuando la violen
cia es ejercida por un tercero no perjudica al de
recho del usucapiente.
No equívoca. Sobre el alcance de este requisito
hay dos doctrinas.
Primera doctrina. Es la sustentada por la ma
yoría de los autores. Según sus sostenedores, la ley
al establecer la exigencia de que la posesión debe
ser no equívoca no ha entendido exigir un requisito
más, distinto de los otros exigidos en el art. 1.196.
Ella ha entendido establecer una exigencia común
a todos los otros requisitos. Quiere decir que las
cualidades de pública, pacífica, etc., deben resaltar
de una manera clara, cierta, no equívoca.
Habrá posesión equívoca, según esta doctrina,
cuando la posesión no ha sido clara y suficiente
mente continua, no interrumpida, etc. Es decir, las
palabras no equívoca, se refieren a la prueba.
Segunda doctrina. Esta otra teoría es la presen
tada por Vazeílle y Laurent y seguida entre no
sotros por Juan P. Castro.
Según esta doctrina la posesión es equívoca
:uando no se sabe si ella es la manifestación de un
derecho, cuando los actos invocados tienen un as
pecto dudoso. Para esta doctrina se trata de una
jxigenfia más. distinta a las ntras n niip cp refiere el
art. 1.196. Y agregan, por último, quela primera
doctrina confunde las condiciones requeridas para
la usucapión y la prueba de esas condiciones.
No podemos seguir la larga discusión de los
autores. Bástenos recordar que según Baudry-La
cantinerie y Tissier es dificilde precisar el sentido
de las palabras no equívoca utilizadas porel Códi
go Civil y que, por otra parte, se trata de una
controversia carente de interés.
Continua. Nuestra ley, siguiendo al Código
francés, utiliza las palabras continua y no in
terrumpida, en cambio el Código español dice so
lamente no interrumpida.
¿Qué criterio es mejor, el nuestro o el español?
Baudry-Lacantinerie y Tissier insisten en que no
debe confundirse la interrupción con la condnui-
dad: que la primera es, salvo el caso de abandono,
obra de un tercero; mientras que la segunda es sólo
imputable al poseedor. En cambio para Alas, De
Buen y Ramos la distinción es suül, bastando con
que el Código diga no interrumpida.
La exigencia de la continuidad, tiene según
Castro, la finahdad de evitar que la usucapión se
opere en perjuicio del propietario sin que sea
reprochable a éste su inacción. ¿Cuándo hay conti
nuidad en la posesión? Se trata de una cuestión de
hecho a resolverse en cada caso. Los intervalos de
tiempo necesarios para determinar que ha habido
discontinuidad, dependen del bien de que se trate;
pero sépase, que por lo común la continuidad no
excluye la intermitencia en los actos de uso, con tal
que la intermitencia sea normal en los casos seme
jantes al que se trate.
Digamos, por último, que entiéndese por posesión continua, segúnMOURLON, el goce o el ejercicio regular de una cosa o de un derecho; según
MARCADE, esposesión continua la que constitu
ye el goce regulary normal de la cosa y, según CO
LÍN y CAPITANT, la continuidad consiste en el
hecho de realizar los actos correspondientes al de
recho que se pretende tener sobre la cosa, de un
modo regular, sin intervalo anormal, sin lagunas:es decir, la continuidad consiste en el hecho de con
ducirse como lo haría un verdadero titular del pretendido 'derecho.
No interrumpida. La interrupción puede ser de
dos clases: natural y civil, art. 1.232. Cuando hayinterrupción natural la posesión está también naturalmente interrumpida; cuando hay interrupcióncivil la posesión subsiste materialmente, pero la leyquita a esa posesión material todo valor jurídicocomo elemento de la usucapión.
Hay quienes entienden, que el requisito de no interrumpida reclamado por el art. 1 . 196, se refiere ala interrupción natural, es decir, a la pérdida material de la posesión. Esta opinión no parece, comodice COLMO, exacta, puesto que la ley no ha hecho distinción alguna entre interrupción natural ycivil.
La usucapión sé interrumpe naturalmente en doscasos, art. 1.233. La usucapión se interumpe civil-
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mente oor varias causas, arts. 1.235 y ss.
En primer lugar.se produce por el emplazamiento judicial hecho al poseedor y aunque sea dado
por juez incompetente o nulo por vicio de forma e
igual ocurre con la citación a juicio de conciliación
con tal que la demanda y emplazamiento se presenten dentro de treinta días.
Es lógico que cese la usucapión desde el momen
to en que alguien se presenta a la justicia intentan
do el reconocimiento de un derecho contrario al
que hace valer el tenedor de la cosa.
Los resultados de la litis entablada pueden ser
dos: o bien el antiguo poseedor es vencido o vence
en la contienda. Puede vencer como resultado de
una sentencia; de un desistimiento expreso del de
mandante o porque éste deje correr el plazo de la
perención.
Si el antiguo poseedor es vencido hubiera sido
injusto que hubiera podido aprovechar para la
usucapión el plazo que va desde el emplazamientoo citación a juicio de conciliación y la sentencia.
De ahí la justicia de las reglas que mandan in
terrumpir la posesión en estos casos.
Si el poseedor es absuelto, hubiera sido injusto
que la demanda le perjudicara. De ahí la lógica y
justicia del precepto contenido en el inc. 1°, del
art. 1.237.
En lo que hace a las vinculaciones que el art.
1.237 mantiene con el art. 1.322 de nuestro códigode procedimiento civil, así como si el 1.237 se re
fiere tan sólo a la usucapión y no a la prescripciónextintiva y también en lo que hace relación a las
fuentes probables de nuestro art. 1.238 del Código
Civil, les recomiendo la lectura de la obra de Ra
fael Gallinal, "Manual de Derecho Procesal
Civil", tomo II, número 82.
La doctrina se ha encargado de resolver estos
otros dos puntos: los efectos de la interrupción y la
prueba de la posesión.
Efectos. Según los autores los efectos de la in
terrupción son distintos según se trate de interrup
ción natural o civil. En ambos casos de interrup
ción hay de común que el plazo corrido con ante
rioridad a que la interrupción se efectuara pierde
todo su valor. (Véase la excepción contenida en la
primera parte del inciso 2° del numeral 2° del art.
1.233).
Pero, por lo común, los efectos de la interrupción natural son mucho mayores que en la civil.
Ello proviene de que en la primera la posesión se
pierde de un modo objetivo. En el caso de in
terrupción natural hay que empezar a usucapir
contra todo el mundo, pues aquella interrupción
beneficia a todos los interesados.
En cambio, en la interrupción civil, sólo el que
atacó los derechos del usucapiente —y algún otro,
expresamente contemplado en la ley— puede apro
vechar de su acto, los demás no.
Recordemos aquí, y para terminar con esta par
te, que la usucapión no debería contar sino con un
posible obstáculo: el que fuere capaz de hacer cesar
la posesión. En este sentido no debiera impedir el
transcurso del plazo sino la interrupción de la po
sesión. Pero nuestra ley, como lo anota Josse-
rrand, recogiendo la tradición jurídica, admitió
que por distintos motivos, todos ellos extraños a la
posesión y sólo relativos a las personas, pudiera el
plazo suspenderse, arts. 1.242 y ss. El ya citado
Josserand se ha encargado de señalar las diferen
cias esenciales que separan a la interrupción de la
suspensión. Son según él las siguientes:
1 ^) la interrupción de la usucapión es siempre mo
tivada por una interrupción en la posesión, en
cambio la suspensión es producida por cir
cunstancias extrañas a la posesión, pudiendotener lugar aún en los casos en que la posesiónse. continúa;
2^) la interrupción aniquila, con la posesión, la
prescripción que de ella provenía, haciendo
que la posesión anteriormente corrida se hagainútil para la usucapción; en cambio, la sus
pensión, que implica la continuación de la po
sesión, no señala sino un tiempo de detención,es un obstáculo temporario que se oporte a quela posesión cuente para la prescripción; el día
que el obstáculo desaparezca, ella retomará su
curso; los dos intervalos de tiempo, un instante
separados, se juntarán, arts. 1.233, 1.234 y
1.244;
3^) la interrupción no es concebible sino durante el
curso de la prescripción, mientras que la causa
de la suspensión —
por ejemplo la minoridad
del propietario— puede perfectamente ser con
temporánea a la entrada en posesión, dando
lugar así a que la prescripción pueda ser inicial-
mente suspendida;
4^) la interrupción opera en principio contra todos—
erga omnes— mientras que la suspensión,motivada por la situación jurídica en que se
halla un propietario determinado, es esencial
mente personal y relativa.
Prueba. El usucapiente es quien debe probar su
posesión de acuerdo a los principios generales de la
prueba.
Ahora, en cuanto a la prueba de los requisitos
que debe tener la posesión hábil para usucapir,ocurre distinto. "Como la ley quiere favorecer al
poseedor, y teniendo en cuenta la dificultad de
probar algunos requisitos, el legislador suele favo
recer a los poseedores con presunciones juris tan
tum, que cargan la prueba sobre la partecontraria" (Alas, De Buen y Ramos). Nuestra
Suprema Corte de Justicia tiene establecido: "la
prueba relativa a la posesión treintenaria, por lo
mismo que tiene por objeto la adquisición de un
derecho y la extinción o desapoderamiento de
otro, debe ser una prueba amplia, precisa, ine
quívoca, que no deje en el ánimo de los Jueces va
cilaciones o dudas a su respecto". (Colección
"Abadie Santos". ^""^^ V^ n^in N° ^ M''^
33
Tiempo
Analizado el elemento pgs^ién""ánalizaremosahora el elemento tiempo.
Si la usucapción requiere posesión durante un
cierto plazo, la primer cuestión que interesa es la
de saber cuando ese plazo comienza.
El plazo comienza en el mismo instante en que
comienza la posesión con los requisitos exigidospor la ley.
La segunda cuestión que interesa es la de fijar el
transcurso del tiempo de una manera invariable y
uniforme. El plazo se mide por el calendario. En
nuestro derecho por el Gregoriano, art. 1.229. Ese
calendario divide el tiempo en días, semanas, me
ses y afios.C
Hay un dempo llamado natural y otro civil.
Hay día natural y día civil. Hay también día
móvil según lo ha llamado Savigny. El día natural
comprende desde la salida a la puesta del sol. El
día civil de media noche a media noche. El día
móvil comprende un plazo de 24 horas, contadas
desde un acontecimiento determinado.
Hay dos maneras de computar el tiempo: la
computación natural —momento a momento—
que es el sistema ideal pero prácticamente imposible y la computación civil en que no se cuenta el
plazo desde el momento en que comienza hasta el
momento en que se cumple, sino que parte del día
en el que el hecho ocurre y termina el día en que se
cumpliría el plazo matemático, pero sin tener en
cuenta el instante preciso en que esto habría de
ocurrir. La determinación del tiempo, dice OERT-
MANNP), se hace de distintos modos:
a) cuando lo que interesa es la relación temporalentre varios hechos —por ejemplo, saber si un
derecho se constituyó antes que otro— debe
averiguarse su prioridad, su simultaneidad o su
posterioridad con la mayor precisión posible,tomando en cuenta las más pequeñas fraccio
nes;
b) pero cuando lo que importa es tan sólo el trans
curso del tiempo, se puede prescindir ordina
riamente y por razones prácticas de las pe
queñas fracciones, utilizando como unidad
mínima de medida el día y, a lo sumo, en los
términos, la hora. Este es, agrega, el llamado
cómputo civil en oposición al cómputo natural.
En esta computación civil, necesariamente ar
bitraria, puede el legislador optar entre distintos
criterios para determinar en que momento se
cumple el plazo. En Roma variaba la solución
según los casos.
En nuestro derecho se ha admitido la computa
ción civil, ya que la prescripción se cuenta por días
y no por horas.
En el art. 1.203 se siguió la doctrina del Código
francés. Los mismo dispone el Código español. En
el Código suizo el primer día del plazo no se cuenta
y el último día ha de transcurrir por entero.
Hemos visto que del tiempo se hacía una divi
sión en natural y civil. También cabe dividirlo en
útil y continuo. En el derecho romano se distinguía
entre tiempo útil y tiempo continuo. Tiempo útil
era aquel en que se contaban tan sólo los días en
que podía hacerse valer un derecho y tiempo conti
nuo era aquél en que se contaban todos los días.
Esta distinción, traducida hoy por días hábiles y
días inhábiles, presenta entre nosotros interés fun
damentalmente procesal.
El Código Civil la toma en cuenta, entre otros
casos, en el art. 1.439.
En la usucapión ¿se cuenta el tiempo útil o el
continuo?
En Roma, según Savigny, el tiempo contable era
el tiempo continuo y en el derecho moderno, inclu
so el nuestro, ocurre lo mismo.
Para la usucapión no sólo se tiene en cuenta el
tiempo de la posesión propia, sino el tiempo poseído por el causante, art. 1.206. Esto es lo que se lla
ma accesión de posesiones, porque, como dice
García Goyena fuente de nuestro art. 1206 "paraformarlas o completarlas se hace acceder, o se
agrega un tiempo al otro". La accesión de posesiones tiene su origen en Roma.
Nuestra ley admite la accesión de posesionesbien se adquiera la cosa a título universal o singular, en forma onerosa o gratuita. En el caso de ad
quisición a título universal, no comienza una nueva posesión, sino que se continúa la del causante.
Los vicios que tenía la posesión en poder del causante continúa teniéndolos en poder de heredero.
En cambio, en la adquisición a título singular,comienza una nueva posesión, distinta de la del
trasmitente, y aunque ambas pueden reunirse, si(1) Antes de la Revolución se utilizaba en Francia el Calendario Gregoriano publicado por el Papa Gregorio XIII. En la época
intermediaria, los decretos del 5 de octubre y del 24 de noviembre de 1793 establecieron un nuevo calendario, el Republicano fijandouna nueva era en que comenzaba el 22 de setiembre de 1792. El sénatus — consulto del 22 fruclidor del año XIII restableció el uso delCalendario Gregoriano a contar del 1° de enero de 1806.
(2) PAUL OERTMANN. Introdúcelo, al Derecho Civil, traducción de la 3"' edición alemana por Sancho Seral pág 330 v si
guiente, dice; "Todos los pueblos de la Europa occidental se rigen por el calendario Gregoriano, que divide al año en doce meses sietede ellos con 31 días, cuatro con 30, y uno, febrero, con 28 días. Cada cuatro años se añad' al mes de febrero el llamado día intercalarllevando el 24 (día de San Matías) al 25, siendo, por consiguiente, el 24 de febrero el día intercalar en los años bisiestos, y no el 29 co
mo, a pesar de todos los calendarios, afirman algunos autores. El Papa Gregorio XIII armonizó el calendario con el año solar llevando a cabo en el calendario juliano de César el perfeccionamiento que supone la supresión, en los años seculares completos del día in"tercalar tres veces cada cuatro siglos.
'
"Subdivisión de los días del calendario constituyen las horas, de las cuales comprende 24 (12-12) cada día Para el cómnuto de la
hora se atiende a la hora de la Europa Central.'
' ^
"Las semanas son también divisiones del calendario, pero no subdivisión del año o de le
pppH'*>"'^í^c nnp rnmnrpnflpn siete días."los meses, sino espacios de tiempo inde-
Jt
su naturaleza diversa no se opone a ello, para la
usucapión, el causahabiente puede renunciar la posesión del causante si ésta, por sus vicios, no le
conviniera a los efectos de adquirir el dominio, pudiendo también hacer lo contrario, es decir, alegartan sólo "la posesión del causante, caso de que le
conviniera". (Alas, De Buen y Ramos). En el caso
de adquisición a título universal no hay, dicen Jos
serand y Beudant, adición de posesiones, sino uni
dad de posesión: es la situación anterior que se
continúa y se prolonga; en cambio en los casos de
adquisición a título particular hay verdaderamente
adición de dos valores distintos y susceptibles de
ser diferenciados.
La accesión de posesión es permitida, entre
otras, por las siguientes legislaciones: Francia, Es
paña, Alemania y Suiza. (''
Hay otro punto en que el problema del tiempoestá vinculado con el de la usucapión: es el de la
presencia o ausencia en la usucapión de la personacontra quien se prescribe.
La ley ha protegido al ausente aumentando los
plazos mediante los cuales se prescribe contra él.
Nosotros hemos llamado, aunque no todo el
mundo esté conforme con tal nomenclatura, pres
cripción ordinaria a la de 10 y 20 años y extraordi
naria a la de 30.
Nuestra ley tratando de la usucapión ordinaria
distingue entre presentes y ausentes. También dis
tinguían el derecho romano y las partidas y tam
bién distinguen el Código Francés y el español.
Nuestra ley, dando al término ausente el valor de
no presente y abandonando por tanto el concepto
que del ausente da el art. 50 del Código Civil, ha
elevado al doble el plazo exigido para usucapircontra el ausente.
Considera ausente al que vive en país extranjero,art. 1.205. Al igual que el Código español, cuando
el propietario no estuviere constantemente ausen
te, cada dos años de ausencia se contará como uno
de presencia para el plazo de 10 años, no tomándo
se en cuenta para el cómputo la ausencia que no
fuera de un año entero y continuo.
Para la usucapión extraordinaria la ley no dis
tingue entre presentes y ausentes, art. 1.211.
plazo sea el de 3 años o el de 6, arts. 1 .212 y 1 .214,la ley no distingue entre presentes y ausentes.
En los tiempos actuales, dada la rapidez de las
comunicaciones, la ausencia ha perdido gran partede su antigua importancia y de ahí, que Códigoscomo el alemán y el suizo, no hagan distinción al
guna entre presentes y ausentes a los efectos de la
usucapión.
Concretando, puede decirse que en lo que se re
fiere a la computación del plazo, pueden aplicarselas siguientes reglas:
1 ^) el día inicial, o sea aquél en que la uspcapiónha comenzado, se cuenta por entero, art.
1.203;
2") la usucapión se cumple cuando el último día
del plazo ha expirado, art. 1.203;
3 ^) el plazo se cuenta según el Calendario Grego
riano;
4^) cuando el último día ha transcurrido totalmen
te la usucapión se ha cumplido aún cuando ese
día sea feriado;
5^) el poseedor está relevado de la obligación de
probar que poseyó del primero al último día: le
basta probar que poseyó en las dos fechas
extremas, para que una presunción de conti
nuidad venga en su favor, arts. 1.195 y 654.
Ya hemos dicho en clases anteriores que, por ra
zones diversas, hay una tendencia marcada en la le
gislación actual en el sentido de acortar los plazosde la usucapión y de la prescripción extintiva.
Recordemos que en el actual Código Civil mexi
cano, tanto en una como en otra clase de prescripción se han abreviado considerablemente los plazos y que en dicho Código los plazos se alargantratándose de prescripción positiva: cuando el po
seedor de una finca rústica no la ha cultivado du
rante la mayor parte del tiempo de la posesión; o
cuando el poseedor de una finca urbana, por no
hacer las reparaciones necesarias, no ha podidohabitar en ella la mayor parte del tiempo. (Art.1 .152). En el Anteproyecto Bibiloni se propone re
ducir a 20 años los plazos de usucapión que el
Código Civil vigente señala en 30 años. En nuestro
país se han presentado proyectos al parlamentotendientes a reducir los plazos.
Para la usucapión de los bienes muebles, ya el
(3) Tratando de la accesión de posesiones dice Josserand, Cours de Droit CivilpositifFranjáis, tomo I, número 1770 de la terce
ra edición: "Esta combinación provoca un problema cuya solución es por otra parte fácil, gracias a la directiva siguiente: el tiempo de
posesión contable para la posesión abreviada puede ser utilizado en vista de la usucapión treintenaria, pero no ocurre lo mismo en el
caso inverso.
"Aplicaciones:
a) Un individuo comienza una prescripción sin justo título o sin buena fe, corresponde por tanto una prescripción de treinta
años; después de ocho años, él vende el inmueble y el comprador tiene justo título y buena fe; éste úhimo no podrá tener la
pretensión de haber prescripto luego de dos años de posesión; el deberá poseer personalmente duarnte diez años;
b) Si se modifica la hipótesis precedente y se supone que el primer poseedor tenía veinticinco años de posesión, el comprador
podrá, después de cinco años de posesión personal, reclamar, no de la posesión abreviada, pero sí de la prescripción treintena
ria;
c) Si invertimos la hipótesis, si es el primer poseedor quien tenía justo título y buena fe y si su sucesor no reúne estas condiciones,
este último no podrá jamás usucapir a los diez o veinte años; su único recurso será la usucapción treintenaria, pero para
lograrla, le será admitido alegar la posesión de su antecesor;
d) Por último, si las dos posesiones son de una misma calidad, toda dificultad desaparece; y es esto lo que se produce cuando el
nuevo poseedor es un sucesor a titulo universal del primero; hay entonces succesio in possessionem; hay una sola posesión ca
racterizada de una vez para siempre por sus orígenes". Puede verse también en esta parte a Ch. BEUDANT, Cours de Droit
Civil Franfais, tomo IV, número 770, segunda edición.
35
QUINTA LECCIÓN
SUMARIO: L Del título y de la buena fe. Del título y sus acepciones en nuestro de
recho. Del Justo título. Definiciones del justo título. Crítica de la definición dada en nuestra
ley. De lo que debe entenderse por título hábil para transferir el dominio. Deltítulo verdade
ro y válido (títulos simulados, putativos, inexistentes, nulos en absoluto y nulos relativamen
te). Del error de .hecho y de derecho vinculados a la exigencia reclamada al título de serverda
dero y válido. Títulos condicionales: condición suspensiva y resolutoria. Títulos que pueden
ser alegados como justos títulos y consideraciones previas.
II. De la buena fe. Conceptos de Alas, De Buen y Ramos; de A. Vermeersch. Delde
recho romano y las Partidas y la buena fe. Elementos psicológicos que configuran la buena
fe. Concepto que de la buena fe da nuestro código civil. Si el error de derecho puede admitir
se como fundamento de la buena fe. Si las personas jurídicas pueden tener buena fe. Si la
buena fe basta con que haya existido al tiempo de la posesión. Presunción de buena fe en el
poseedor. Principios que completan la teoría de la buena fe. De la buena fe y la adquisicióncondicional (Guillouard). De la buena fe en el que sucede a título universal o particular.
I
DEL TITULO Y DE LA BUENA FE
En la clase anterior hablamos de la posesión y
del tiempo. Hoy vamos a exponer algunas ideas en
lo que se refiere a las exigencias del título y de la
buena fe.
TITULO
Es costumbre muy arraigada entre los expositores de derecho comenzar estudiarido el justo título,o el título hábil o el título perfecto. Es decir, co
mienzan sus estudios analizando un título califica
do. Pero hay en los códigos un concepto, ya expre
sado, ya implícito, de la expresión título sin califi
cativo alguno.
Veamos, pues, lo que se entiende por título en
nuestro derecho.
Sin entrar en sutilezas podemos afirmar que en
nuestro derecho positivo cabe señalar a la expre
sión título dos acepciones bien distintas. Según la
una, el título es la causa jurídica de la trasmisión
del dominio. Título aquí está tomado como medio
habiUtante para adquirir. En este sentido hay entre
título y modo de adquirir una relación de causa a
efecto, de medio a fin. Según la otra acepción el
título equivale al instrumento en el que consta la
causa jurídica.
¿En cuál de estas dos acepciones utilizan la pa
labra título los arts. 1 .204, 1 .208 y 1 .209? La ley no
lo dice; pero puede afirmarse que se refiere a él en
el sentido de causa jurídica de la trasmisión.
¿Es ésta también la acepción en que lo emplea el
art. 1.211? Esto ya es más dudoso, pues el art.
1.211 habla de presentar el título, dando idea de
exhibir el instrumento. Nos parece, con todo, que
el art. 1.211 toma también la palabra título en el
sentido de causa jurídica. En efecto: dicho artículo
no dice exhibir sino presentar, que es cosa distinta
y, por otra parte, la ley lo que quiere decir es que el
poseedor treintenario no tíene por qué probar su
título. Y que esto debe ser así lo demuestra el art.
1 .209 que no habla de exhibir el título, sino de pro
barlo, con lo cual ha permitido cualquier clase de
prii:e!;-?
Y ahora que hemos expuesto sintéticamente al
gunas ideas sobre el concepto que del título debe
tenerse, cabe preguntar ¿son hábiles para la usu
capción todos los títulos o se requiere, por el
contrario, que el título reúna determinados re
quisitos? Nuestro Código contesta a esta pregunta
exigiendo un título calificado, es decir, exigiendo
en el título las condiciones de justicia, verdad y va
lidez.
JUSTO TITULO
Nuestro artículo 1.208 define en su inciso 1 al
justo título.
Nuestro legislador copió exactamente la defini
ción que de él daba García Goyena en el art. 1 .958
de su Proyecto.
El Código C. Argentíno define el justo título en
su art. 4.010 del modo siguiente: "El justo título
para la prescripción es todo título que tiene por ob
jeto trasmidr un derecho de propiedad, estando revestido de las solemnidades exigidas para su vali
dez sin consideración a la persona de quienemana".
Aubry y Rau, dicen: "Se llama justo título aquelque considerado en sí mismo, es decir, con abstracción hecha del punto de saber si emana del verda
dero propietario y de una persona capaz de enajenar, es propio para transferir un derecho de pro
piedad".
Para Troplong "justo títul es aquel que, por sunaturaleza, es traslativo de propiedad, sea gratuitou oneroso".
Para Baudry-Lacandnerie y Tissier, el título es
justo cuando por su naturaleza misma es traslativode propiedad, de tal modo que si aquel de quien eltítulo emana hubiera sido propietario y capaz de
enajenar, la propiedad habría sido trasmitída.
Josserrand expresa: se entiende por justo títuloun título que tiende a transferir la propiedad y quela hubiera efectivamente transferido si el enajenante hubiera sido propietario de la cosa; es el acto
36
que no ha cumplido su fin porque él ha emanado
de un non dominus.
Pothier dice: "Se llama justo título, un contratou otro acto que sea de naturaleza a transferir la
propiedad por la tradición que se hace en su conse
cuencia, de manera que cuando no quede trasmiti
da, lo sea por defecto de derecho en la persona quehace la tradición y no por defecto del título en cuyavirtud la tradición ha sido hecha. Estos títulos se
llaman justos, porque siendo por su naturaleza
traslativos de dominio, dan justo motivo a los queadquieren la posesión de una cosa con dichos títulos para creerse propietarios de ella, desde que nohan podido adivinar que la persona de quien lo han
adquirido y a quien veían en posesión, no fuera suverdadero dueño".
Por nuestros profesionales se han dado las si
guientes definiciones:
Amézaga: justo título es aquel que reúne todos
los requisitos necesarios para transferir la pro
piedad, menos uno: que quien lo otorga no es pro
pietario. (La Revista de Derecho, J. y Administra
ción, Año 35, núm. 1 (1937. Seg. época).
Robaina dice:'
'En la prescripción por justo títu
lo, la ley establece que el título ha de ser verdadero
y váUdo, o dicho con más propiedad, salvando las
elipsis del texto legal, justo título para prescribir es
aquél que sería capaz de transferir la propiedad si
el enajenante fuera el dueño de la cosa". (Revistade la A. de Escribanos, Año XX (1934), núm. 8,
pág. 213 y ss.).
Crítica de nuestra definición: La definición
nuestra fue copiada, ya lo hemos visto, de García
Goyena. Este autor a su vez siguió el texto de las
Institutas, recogido por el Código de Luisiana. Si
guió también García Goyena a algunas leyes de
Pardda —leyes 9, 14 y 18— título 29 de la Pardda
3^. Según las Partidas el justo título era la razón
derecha en que el poseedor había de fundar su po
sesión, así, por ejemplo, debía fundarse en una
venta, en una donación u otra razón semejante.
Esa razón derecha de las Partidas, o sea la causa
legal y capaz de transferir la propiedad, segúnnuestro código, es lo que se comprende con el
nombre de justo título.
Nuestra definición adolece de serias deficiencias:
1 ^) su simple lectura no da el concepto de ese re
quisito llamado justo titulo reclamado en la
prescripción adquisitiva ordinaria;
2^) no se sabe si la ley exige, como requisitos dis
tintos, y para que estemos frente a un justo tí
tulo, que tengamos: En primer lugar un título
legal y, en segundo lugar, que ese título sea ca
paz de transferir la propiedad. Así: hay quienes entienden que al exigir la ley que el título
sea legal ha querido impedir que el concepto de
justo título pueda integrarse mediante todas
aquellas operaciones que están prohibidas porla ley. Por tanto: no sería legal la compra queel tutor hace de los bienes de su pupilo; o la quehace el padre de los bienes de sus hijos sujetosa su patria potestad; etc. (Ver arts. 1.678 y
2.070 del C. Civil).
Yo me inclino a pensar que no es este el alcance
que debe dársele a la expresión legal utilizada porel inciso 1° del art. 1.208. Darle ese alcance es ha
cerla coincidir con el alcance que debe reservarse
para otra expresión, la de válido, utilizada por este
mismo artículo en su inciso 2°.
Y que tenemos razón nosotros nos parece más
evidente cuando observamos que el actual C.C. es
pañol, que recogió en su art. 1.952 la definición
que del justo título dio García Goyena, creyó del
caso, según dice Manresa, corregir las deficiencias
contenidas en la definición dada por el Proyecto
Goyena, y ello lo logró, estableciendo: entiéndese
por justo título el que legalmente baste para trans
ferir el dominio o derecho real de cuya prescripción se trate.
3^) otra deficiencia de que adolece nuestra leyestriba en que ésta habla de que el título debe
ser capaz de transferir la propiedad.
En nuestra ley, ya lo saben ustedes, no hay títu
los traslativos de dominio, o títulos de adquirir o
capaces de transferir la propiedad. La propiedad
sólo se transfiere mediante la udhzación de uno de
los modos de adquirir el dominio. Por eso, la dis
posición del art. 1.208, debió haber dicho: entién
dese por justo título el que legalmente es hábil para
adquirir el dominio, es decir, que si fuera seguido
por uno de los modos de adquirir el dominio con
duciría a la transferencia de propiedad deseada. El
artículo 775 en cuanto habla de título hábil parece
darnos la razón.
La ley reclama en el art. 1.208 que el título en
que se funde la prescripción adquisitiva sea de los
hábiles para transferir el dominio; pero de ello no
debe deducirse que la ley exija que en base a ese tí
tulo se haya transferido efectivamente la propiedad. "Y se comprende que no sea precisa esa con
dición, pues si por el contrario fuese indispensable,
para estimar justo el título, que hubiese transferi
do ya el dominio o el derecho objeto de la prescrip
ción, entonces sería innecesaria ésta, porque sin
mediación de ella se habría obtenido el efecto jurídico que por la misma se trataba de conseguir".
(MANRESA, t. XII, pág. 871, tercera ed.)*'- 2).
(1) Sintetizamos de Guillouard, ob. cit., tomo II, pág. 44 y siguientes estas dos ideas: 1 ') no son justos títulos todos aquellos queno son traslativos de propiedad y que, por lo tanto, no la transfieren aunque emanen del verdadero propietario: tipo de este género es
el contrato de arrendamiento; 2°) no son justos títulos aquellos que tan sólo son declarativosde un derecho preexistente, pero que no
crean en provecho del beneficiario ningún derecho nuevo y, por consecuencia, ningúntítulo nuevo de adquisición de la propiedad. La
solución no varía porque la transacción sea producida por una acción dirigidacontra el actual poseedor o iniciada por él —ver nuestro
art, 2.160 C. Civil. En ambos casos la transacción sólo declara la existencia de un título anterior.
(2) Con respecto a lo que debe entenderse por justo título en nuestro Derecho, puede consultarse, provechosamente, el documen- >
ladotrabajodelDr. Don José A. de Freirás publicado en la "Revista de la Asociación de Es-it.^nnc",„^„ ,„ _.._ ,., . .
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DcrrrTí zi
VERDADERO Y VALIDO
Según el inc. 2° del art. 1.208 el título debe ser,en la prescripción que estamos estudiando, ademásde justo, verdadero y válido.
Dice Manresa, t. XII, pág. 873; "El título ha deser verdadero y ha de reunir este carácter, porqueun título simulado o falso, o que no exista en reali
dad, no sirve ni puede servir para prescribir, porque no es susceptible de producir efectos jurídicosde ninguna clase. Por la misma razón ha de ser
válido, porque los actos nulos, ya por falta de ca
pacidad en el trasmitente o adquirente, ya por su
naturaleza, ya por sus condiciones, no pueden ser
fuente de derechos ni tener eficacia en tiempo alguno, aparte de que entonces no sería justo dicho
título".
Al reclamar la ley que el título sea verdadero
excluye todos aquellos que no tienen una existenciareal. En otras palabras, quedan excluidos los títu
los simulados y putativos.
De la simulación cabe hacer esta división: simu
lación absoluta y simulación relativa.
Existe la primera cuando los contratantes no
quieren modificar el estado jurídico, aunque en el
título otorgado aparenten lo contrario.
Existe la segunda cuando los contratantes, han
modificado realmente el estado jurídico; pero me
díante un acto jurídico que se manifiesta exterior-
mente en forma distinta de la que corresponde.
(Así por ejemplo: aparecen como otorgando una
venta, cuando realmente han celebrado una dona
ción).
En el caso de simulación absoluta el título carece
de la cualidad de verdadero y por ello no puede dar
base a una prescripción adquisitíva ordinaria.
En el caso de simulación relativa "hay título, ytítulo verdadero, sólo que no es el verdadero el que
al exterior aparece, sino el encubierto por él. Si el
verdadero título reúne todas las condiciones exigidas por la ley (validez y justicia), será apto para
conceder el derecho de que se trate y, por lo tanto,
útil para la usucapión ordinaria". (Alas, De Buen
y Ramos. De la usucapión, pág. 204).
Hemos dicho ya que la condición de verdadero
exigida al título por el art. 1.208 excluye como
hábiles para la usucapión de 10 y 20 años a los títu
los putativos. ¿Cuáles son los títulos putativos?Reconócese por tal aquel que no existiendo real
mente se creyó, sin embargo, por el usucapiente,
que existía en virtud de ciertos hechos que hacen
más o menos excusable su error. (Por ejemplo: el
mandante que dio órdenes para que le comprasen
una cosa y el mandatario le contesta enviándosela
y diciéndole que había cumplido su encargo).
Es razonable que un título que sólo existe en la
imaginación del poseedor no pueda dar base a una
usucapión abreviada, ya que, aún en el supuesto de
que él hubiera emanado del verdadero propietario
no habría, por su falta de realidad, transferido el
dorr'-'-
37
Se ha sostenido alguna vez que el título putativo
debía ser admitído en los casos de usucapiones
abreviadas y, que de no admitirlo, se llegaa solu
ciones contradictorias con otras admitidas por
nuestro Código. Se dice, en efecto: que cuandose
trata de adquisición dé frutos el Código Civil con
ceptúa poseedor de buena fe al que sólo tierieun
título putativo, art. 693. Ello es exacto. Pero esta
diferencia en las exigencias es explicable. Josse
rand la fundamenta de la siguiente manera: el art.
693 no presenta el justo título sino como un ele
mento de la buena fe; con tal que ésta exista, el po
seedor hace suyos los frutos; y por ello un título
putativo tiene el mismo valor que un título efecti
vo, ya que él es susceptible de determinar un error
y de jusdficar la buena fe del poseedor. Y, al
contrario, para la usucapión abreviada, el art.
1.204 exige distíntamente buena fe y justo título;
hay acá la exigencia de dos condiciones indepen
dientes de las cuales la una no sería suplida por la
otra. Recordemos que para Don Pablo de María
—"La Revista de Derecho, Jurisprudencia y Ad
ministración", año XXXVII (1939), número 1,
pág. 12 y ss., un contrato inexistente no es ni puedeser un título válido, ni siquiera un título verdadero.
Cuando la ley exige un justo título, exige alguna de
estas dos cosas: la existencia de un título y que éste
sea justo, Cuando la ley exige un título, no basta la
creencia de que se lo tíene. Nada importa que esa
creencia errónea fuese de buena fe, puesto que la
ley reclama además de la buena fe, el justo título; ynada importaría tampoco que el error fuese de
hecho y de derecho. Si una persona pretende fun
dar un justo título en el legado que se le ha hecho
en un testamento cuya revocación ignoraba, no
sería admisible su pretensión, porque un testamento revocado no es un testamento, es un acto inexis
tente, un título putativo —un título que no es tal si
no en la apariencia, o sea que no existe sino en el
pensamiento o creencia del poseedor— y lo que
exige la ley para la prescripción de 10 o 20 años es
un título existente, un título verdadero y válido.
Según es opinión corriente el título putativo fue
admitido en Roma.
El Código de las Partídas aceptó también al título putativo, cuando menos, y sin lugar a dudas,cuando se trataba de un error de hecho. La cues-
dón de saber si admitió también el título putativomotivado por un error de derecho es dudosa.
Además de justo y verdadero nuestra ley exigeque el título sea vá'ido.
Dicen Alas, De Buen y Ramos - De la usucapión,págs. 207 y 208: "Esta nueva exigencia respecto altítulo parece estar en contradicción con la teoría
general que vamos desarrollando. Si el título es
váhdo, ¿para qué la usucapión? Un título válido,por sí solo será apto para trasmidr el dominio y no
se necesitará para nada el transcurso del dempo".
"La expresión, evidentemente, no es todo lo cla
ra que fuera de desear. La doctrina acerca de su
significación no lo es tampoco siempre. Conviene
por eso detenerse en la interpretación del preceptolegal que exige la validez del título".
38
"Fuera de toda duda está que al hablar de vali
dez no hace el Código referencia a una validez absoluta. No quiere, por tanto, decir que el acto—considerado como título— tenga en sí todos los
requisitos necesarios para que sin más se considere
como realizada la adquisición y ésta sea inata
cable. De hacerlo así la usucapión ordinaria resul
taría inúdl, pues concedería la adquisición de una
cosa ya adquirida."
"También nos parece fuera de duda que la exi
gencia de la validez no se refiere sólo al documen
to. Una razón legal nos inclina a ello: el que
nuestro Código no especifica que la validez se re
fiera a que el documento reúna las condiciones ine
ludibles; exige sólo que el título sea válido, y como
por título no entiende documento, sino la causa le
gal de la adquisición, la validez no debe referirse al
documento solo, sino al título en su acepción últi
ma, y, por lo tanto, al acto jurídico que ha deter
minado la adquisición. "(3)
La validez exigida por el art. 1.208 plantea a ladoctrina y a la jurisprudencia cuestiones muy se
rias y sutiles.
La doctrina enseña, que en general, la vahdez
del título para la usucapión no debe distinguirse dela validez del acto considerado en sí, o, en otros
términos: que no han de aceptarse dos nulidades:
una que afecta a la usucapión y otra que afecta al
acto mismo. De ello se deduce: que en general no
hay actos que pueden ser nulos considerados en sí
mismo y que, sin embargo, pueden ser válidos co
mo títulos para la usucapión.Esta conclusión general de la doctrina tiene una
excepción: la venta de cosa de otro.
Analicemos la excepción que constituye la venta
de cosa ajena para volver a insistir sobre la conclu
sión general de la doctrina.
En el caso de venta de cosa ajena procede la usu
capción y, sin embargo, el título es vicioso. Pero,
¿en este caso puede afirmarse que el acto es nulo?
En Francia la venta de cosa ajena es nula, tanto
en lo que se refiere a la trasmisión de la propiedadcomo en cuanto al contrato. Proviene ello de que
en el régimen francés vender equivale a transferir
la propiedad.
La nulidad es allí, muy probablemente absoluta,sin embargo la jurisprudencia la ha conceptuado
relativa, siendo por ello un justo título para la usu
capión.
En nuestro derecho distingüese entre el contrato
y la transferencia de dominio y, la venta de cosa
ajena, por tanto, no es nula —arts. 1.669, 775 y1.681 del código civil. El propietario puede reivindicarla y en caso de ejercer tal acción quedará anulada la relación jurídica de propiedad, más no asíel contrato de compraventa. Es decir, la venta decosa ajena, crea entre nosotros un título anulable,pero no nulo. De ahí que en nuestro derecho laventa de cosa ajena, título anulable, sirva de títulováhdo para la usucapción ordinaria.
De ahí que ALAS, DE BUEN y RAMOS, De lausucapión, págs. 210 y 21 1, estudiando el Derecho
Español, que es en cuanto a la venta de cosa de
otro y en cuanto a los requisitos de la usucpión or
dinaria muy semejante a nuestro derecho, hayanpodido afirmar: "Fuera del caso de venta de cosa
de otro, la validez del título para la usucapión no
debe disdnguirse de la validez del acto consideradoen sí. El título que por sí sea inváhdo, lo será parala usucapión; el que sea por sí váhdo, será tambiénválido para la usucapión. La doctrina general de lavalidez o invalidez de los actos se aplicará, pues, ala teoría de la usucapión. Ello no hace la usucapióninútil, porque siempre queda la posibíMdad de quela adquisición sea de cosa de otro, en cuyo caso,
aunque fuera válido el título, de no existir, la usu
capión, la adquisición no tendrá lugar".
La doctrina se ha esforzado por dar un criterio
teórico que sirva a decidir cuando debe considerar
se, para los efectos de la usucapión, válido a un
título y cuándo no debe conceptuárselo váhdo. Ladoctrina ha reconocido, por oposición a los títulos
válidos, tres clases de títulos.
1 °) los inexistentes;
2°) los afectados de una nulidad fundada en el in
terés público;
3°) los afectados de una nulidad fundada en el in
terés privado.
De estos, los primeros son igual a nada y, por lotanto son absolutamente inútiles para la usuca
pión: los segundos, cuya nulidad es exigida por elinterés social, no sirven tampoco como fundamento de la usucapión; los terceros pueden servir comofundamento de la usucapión, ya que si el tercero
interesado en hacer declarar esa nulidad relativa
no lo hace, la ley no tíene porqué declarar inválidoa dicho título.
El error tanto de hecho como de derecho no bas
ta a subsanar las cuahdades de verdadero y válido
exigidas al título, inc. 3°, artículo 1.208.
(3) Don José A. de Freitas dice en trabajo publicado en la "Revista de la A. de Escribanos", t. IV, pág. 246; "Nuestro CódigoCivil ha sido más exigente todavía que las legislaciones extranjeras que fueron sus modelos. Consideró que debía evitarse toda clase de
dudas acerca de algunos casos de nulidades que no derivan de los caracteres extrínsecos, —pues aquéllas legislaciones sólo prevén
expresamente el caso del título nulo por vicio de forma (2.265 francés -2.137 italiano y 4.012 argentino) y siguiendo en esa parte a Go
yena "prefirió la sencillez absoluta de la regla a consideraciones especiosas de equidad, que acaso harían nacer un litigio"— exigiendo
que el justo titulo sea válido para poder invocar la prescripción de diez a veinte años. Véase el comentario de Goyena sobre el art.
1 .959, que nuestro codificador copió en el art. 1.1 82 —hoy 1 .208—, mejorando la redacción, de acuerdo con ese comentario, como va
a verse"
"En efecto. No hay duda que nuestra ley es más exigente o si se prefiere, más precisa, que los modelos que inspiraron sus precep
tos en esta materia. Consideró que debía evitarse toda clase de dudas respecto de algunas cuestiones de nulidad que no derivan de los
caracteres extrínsecos,, pues esas legislaciones sólo disponen expresamente: que el título nulo por vicio de forma no puede servir a la
prescripción de diez y de veinte años, y usó entonces la palabra validez". Luego deotras consideraciones dice el Dr. De Freitas; "...la
validez excluye lo misn:\o el título nulo por vicio de forma, como las nulidadeí de fondo. ,, -
,
. T"?,-.'^'_
c39
García Goyena en el art. 1.959 de su Proyecto
consignaba que el error de hecho no basta para
subsanar las cualidades de verdadero y válido.
La legislación de Partidas exceptuaba el caso en
que hubiere mediado un justísimo error de hecho.
Pero, como dice García Goyena al rechazar los
principios de la legislación anterior: "se ha preferido la sencillez absoluta de la regla a considera
ciones especiosas de equidad, que acaso harían nacer un litigio".
Troplong, enseñaba en las épocas de sanción de
nuestro Código, que la ignorancia del poseedorfundada sobre un error de hecho, era excusable en
estos casos:
1°) compra de cosa ajena;
2°) compra hecha a un menor, que se decía mayor
y que pasaba por tal.
NARVAJA, en sus FuentesNotas y Concordan
cias, cuya autenticidad y valor hemos sido de los
primeros en negar, indica que se siguió en esta parte el criterio de García Goyena y se rechazó el de
Troplong.
En cuando al error de derecho puede decirse, en
síntesis, que los canonistas, muy inclinados, como
es sabido, a las distinciones, intentaron distinguirel error de derecho tenido en materias difíciles, es
pinosas, del error tenido en materias claras y fácil
mente comprensibles.
Nuestra ley, quizá siguiendo en esto a Troplong,no excusó en ningún caso el error de derecho, ne
gándose a recoger la cómoda doctrina de los cano
nistas de los casos difíciles y de los casos fáciles.
(Ver Troplong, t. 2, N° 926).
Antes de continuar tratando algunos otros
problemas del justo título, vamos a referirnos aho
ra, y tan sólo por respetar el orden de las disposiciones de nuestro Código, al que se refiere a la
prueba del justo título.
El justo título, además de ser verdadero y váU-
do, debe ser probado, art. 1.209.
La buena fe se presume, el justo título no. Ello
deriva de la propia naturaleza de cada uno de estos
requisitos.
MANRESA, t. 12, págs. 874 y 875, dice: "En
efecto; la buena fe puede presumirla la ley, porquees un acto interno, una circunstancia puramente
subjetiva, que está en el orden común y ordinario
de obrar las personas, que muchas veces no es po
sible someter a una prueba terminante y clara, y
por eso se admite una regla de presunción de su
existencia fundada en ese mismo orden común y
natural antes indicado; pero en el título no sucede
esto y no puede ser presumido, porque como hecho
sujeto a la apreciación de los sentidos no admite
suposición o presunción alguna, sino que debe
probarse, y como siempre es posible la prueba, porlo mismo que se trata de un hecho real, no es nece
sario ni aún conveniente establecer respecto de él la
presunción que la ley admite en cuanto a la buena
fe"
títulos SOMETIDOS A CONDICIÓN
Pregúntase si cuando el título está sometido a
condición, y ésta no se ha cumplido, puede servir
para la usucapión.
En materia de prescripción extíntiva nuestra ley
se ocupa en parte de estas cuestíones en el art.
1.218, disposición ésta, recordémoslo de paso, que
al decir de Guillouard, debe ser interpretada
restrictívamente. Pero en materia de usucapión
nuestra ley no determina nada en especial en el
título de la prescripción, de ahí que debamos re
currir a los principios contenidos en la materia de
las obligaciones, art. 1.406 y ss.
Condición suspensiva. Pueden presentarse dos
situaciones:
1 °) que el adquirente no entre en posesión antes de
realizarse la condición;
2°) que entre en posesión antes de realizarse la
condición.
1"
situación. El que adquirió no podrá prevalerse de los efectos del título mientras no le sirvan los
de la posesión y ésta no comenzará, en el supuesto
que analizamos, hasta que la condición se haya
cumpUdo.
2" situación. Si entra en posesión antes de
cumphrse la condición, ¿podrá usucapir? Hay
quienes sostienen que puede y quienes afirman queno.
Los que sostienen la afirmativa se basan:
a) en que de acuerdo con nuestro Código Civil
una vez cumplida la condición suspensiva, se
retrotraen los efectos de la obligación al día en
que se contrajo, suponiéndose por tanto, que el
título fué puro y válido desde que se efectuó el
negocio, art. 1.421;
b) en que el que aaquirió bajo condición suspensiva puede efectuar todos los actos conservato
rios de su derecho, y entre esos actos conservatorios están los de interrumpir prescripciones yampararse en ellas, art. 1.423.
Los que sostienen la negadva se fundan:
a) en que la toma de posesión anterior al cumplimiento de la condición constituye una toma de
posesión precaria, no autorizada por el título
constítutívo. Ei^ propietario, en esas condi
ciones, no habrá podido poseer en concepto de
propietario, como lo exige el art. 1.196, porquea él le consta que no lo es. Tal la opinión de
Alas, De Buen y Ramios;
b) en que como dice Adolfo E. Parry en "La
Ley", número del 17 de mayo de 1939, apoyando su afirmación en la opinión de Laurent,Marcadé, Aubry y Rau, Troplong, Baudry-La-cantínerie y Tissier y muchos otros autores:
"Mientras no se perfeccione la operación y
quede el comprador en condiciones de disponerde la cosa comprada como y único y verdadero
propietario; no existe el justo título. Ese es el
criterio que surge de la doctrina v la iunsnni-
40
I
dencia uniformes en esta materia, criterio aplicado en situaciones que menciono por analo
gía. Así, el título subordinado a una condición
suspensiva no es eficaz para la usucapción más
que a contar desde el cumphmiento a la condi
ción".
CONDICIÓN RESOLUTORIA
Es opinión dominante que el título sujeto a con
dición resolutoria produce sus efectos para la usu
capción mientras la condición esté pendiente; ella
no suspende la ejecución de la obligación, art.
1.428. Cuando la condición no pueda ya cumplirselos efectos del título se harán definitivos. Si ella se
realiza, el título quedará retroactivamente anulado
y arrastrará en su anulación los efectos de la usuca
pión. (Ver sobre esto a Planiol y a Guillouard).
Al solo objeto de precisar las ideas que hemos
expuesto con anterioridad tendremos que enume
rar los títulos que pueden ser alegados como justostítulos a efectos de ampararse en una prescripciónordinaria.
Pero antes hagamos algunas consideraciones:
1 ^) ¿es necesario que el título haya sido inscripto en el Registro de Traslaciones de DomJnio? En
tendemos que en nuestro derecho, no siendo tal
inscripción un requisito esencial, y surtiendo, por
tanto, efectos los títulos sujetos a inscripción aun
cuando no hayan sido inscriptos, puede oponersecomo justo título haciendo admisible la prescripción ordinaria en provecho del adquirente, el título
que aún' no ha sido inscripto.
2^) El título de la usucapión no produce efectos
de justo título sino respecto de aquellas cosas a querealmente se refiere, no alcanzando, por tanto, sus
efectos, a las cosas a que el poseedor equivocadamente lo refiere. Admitir lo contrario sería dar va
lidez al título putativo rechazado por nuestra ley.
Dice Parry: "Cuando tal título falte, o cuando la
cosa poseída no sea idéntica a la mencionada en el
título traslativo de dominio, desaparece el funda
mento legítimo de la usucapión de la propiedad".En este sentido y con este criterio ha resuelto nu
merosos casos la doctrina y jurisprudencia france
sa y argentina.
Baudry-Lacantinerie y Tissier refiriéndose a esta
cuestión recuerdan acertadamente: que no es del
caso confundir aquí el título con el instrumento, de
lo cual se deduce que bienes no comprendidos en el
documento se pruebe, no obstante, y por otros me
dios, que estaban comprendidos en el título.
3^) Se pregunta ¿si cuando el instrumento que
constata el justo título de la usucapción es un ins
trumento privado, es necesario, para que sirva de
justo título, que él haya adquirido fecha cierta, en
los términos del art. 1.587 del C. Civil? Según Pla
niol no debe comenzar la usucapción hasta que el
documento adquiera fecha cierta. Guillouard es de
la misma opinión que Planiol y dice que hay para
ello dos razones:
]°) oue el instrumento privado no es oponible a
terceros sino cuando ha adquirido fecha cierta,
y el verdadero propietario es un tercero respec
to de la convención que se le opone;
2°) que inclinarse por la tesis contraria sería dejaral verdadero propietario a merced del posee
dor, ya que podría éste, en el momento que se
le reivindica, hacer consentir un título por un
tercero, y luego antedatar la fecha de ese títu
lo.
Alas, De Buen y Ramos no pardcípan de la
doctrina que queda expuesta. Dicen: de que no
siendo en nuestro derecho el instrumento sino el
acto mismo lo que vale para la usucapción, no de
be exigirse para que la usucapción comience a con
tarse que el documento adquiera la fecha cierta por
alguno de los medios a que el art. 1 .587 se refiere; y
que basta que, por cualquier medio de prueba de
los admitidos en derecho, se haga constar la fecha
del acto, constítutívo del título. (De la usucapción,
págs. 214 y 215).
Hechas las tres consideraciones que anteceden,enumeraremos algunos de los títulos que pueden
ser alegados como justos títulos para la usucapiónordinaria.
Cabe señalar:
1 °) que un título puede ser justo, verdadero y váli
do y por lo tanto servir para la usucapión ordi
naria, ya proceda de los pardculares o de los
organismos del estado;
2°) que en nuestro derecho es preciso que el título
suponga una trasmisión de dominio, no valien
do la adquisición unilateral En derecho roma
no el título no traslativo era admisible, lo
prueba el hecho de que allí se admitía el título
pro derelicto; pero en nuestro derecho es sabi
do que los bienes inmuebles abandonados per
tenecen al Estado y, en cuanto a los muebles
abandonados, o bien son susceptibles de ocu
pación o pertenecen desde el momento del
abandono, y en general, al Estado.
Establecido lo que antecede, digamos que los
justos títulos más comunes son:
1°) la compra venta de cosa no perteneciente al
vendedor;
2 ') la donación de cosa no perteneciente al donan
te;
3°) la permuta, cuando las cosas permutadas o la
que entrega uno de los permutantes no le perte
necía;
4°) la paga por entrega de bienes, cuando la cosa
dada en pago por el deudor no le pertenece.
Con respecto a este cuarto título se presentan
problemas muy complejos cuando se ha paga
do por error lo que no se debía. La solución de
muchos de esos problemas dependen de la na
turaleza personal o real que se le dé a la acción
de condictio indebiti. (Ver nuestros arts. 1.312
y 1.316 y ss. delCódigoCivily Pugliese y Alas,
De Buen y Ramos).
La^materia sl :"^^ '
"r"
41
problemas con respecto a los títulos para la usuca
pión ordinaria. Así:
1°) los bienes adjudicados a un heredero aparenteo los poseídos por un extraño a la herencia de
un causante ¿podrán dar base a un título capaz
para la usucapión? Problema este muy com
plejo y que ustedes estudiarán, fuera de duda,cuando el señor profesor trate de la prescripción del derecho hereditario, art. 1.070;
2°) el testamento ¿puede ser título de los requeridosen este caso? Nuestra jurisprudencia resolvió,en fallo que luego anuló la Suprema Corte de
Justicia, que puede existir justo título basado enun testamento absolutamente nulo, ya que el
art. 1.208 "sólo trata de las condiciones genera
les extrínsecas y de forma de los instrumentos
requeridos para la trasmisión de la propiedad, yde la capacidad legal de los contratantes, por
que de otro modo la prescripción no tendría ob
jeto alguno ni podría existir en los casos en quese requiere título". ("La Revista de Derecho, J.
y Administración, año 13 (1907), números 12 y
15);
3°) el título pro-legato ¿puede servir para la usuca
pión ordinaria? Nuestra ley, a semejanza del
Derecho Romano, puede decirse contempla es
tos 3 casos: legado de cosa ajena; legado en
testamento nulo o revocado; pago del legado a
quien no es el legatario.
Legado de cosa de otro. Sostíene la doctrina quedicho legado permite la usucapión ordinaria. De
esta opinión son Pughese, Alas, De Buen y Ramos
y los Supremos Tribunales de Justicia de España.
Legado en testamento nulo o revocado. Según la
doctrina no puede en este caso alegarse el título
pro-legato. Ya vimos recientemente lo que nuestra
jurisprudencia resolvió, en fallo que luego fue re
vocado, con respecto al testamento absolutamente
nulo.
Pago del legado a quien no es el legatario. Tra-
taríase en este caso de un título putativo y, por lo
tanto, no serviría para la usucapión ordinaria;
4°) la partición hereditaria ¿es título hábil para la
usucapión ordinaria? En nuestro derecho la
partición es declarativa y no atributiva y, por
lo tanto, nos parece no es título hábil para
dicha usucapión.
Verán ustedes, más adelante, cuál es la opinión
del Dr. Pereda, profesor de este curso, sobre la na
turaleza declarativa o atributiva de !a partición.*'*'
Por ser, en general, también declarativas y no
atributivas, nos parece que no son títulos hábiles
para la usucapión ordinaria:
a) las sentencias judiciales;
b) la transacción. Pero, en cambio, nos parece
título hábil el contrato de sociedad, cuando
ésta tenga una personalidad distinta de los que
la consituyen, y uno o varios de los socios ha-
(4) Con respecto a la naturaleza declarativa o atributiva de la
ba;-: .Luáces en "La Le
yan cumplido sus aportes entregando a la so
ciedad cosa ajena.
II
BUENA FE
El artículo 1.207 tiene su fuente directa en los
arts. 1.956 y 1957 del Proyecto de García Goyena.
La exigencia de la buena fe, unidaa la del título,
quita a la uscapión de 10 a 20 años toda apariencia
de injusticia.
En algunas épocas del Derecho Romano el re
quisito del justo título se refundió en el de la buena
fe. La doctrina moderna, y con ella nuestro Códi
go, reconoce a la buena fe y al títulocomo dos re
quisitos distintos.
La expresión buena fe procede de la latina bona
fides. Fides hace relación a una creencia índma, a
una inclinación de nuestro espíritu apoyada en un
principio moral. Bona fides es lo contrario del dolo
o del fraude.
Hay buena fe moral y buena fe jurídica: la pri
mera se refiere a la intención, la otra a las rela
ciones con los semejantes, amparadas por princi
pios jurídicos.
"En el derecho la buena fe es también creencia,
como en la moral; más aquella creencia distingüesede la de ésta en la norma que la preside; mientras la
buena fe en moral se funda en la obediencia al pre
cepto que nos manda ser buenos y puros; en el de
recho se funda en la convicción de no haber obra
do en contra de las normas jurídicas, de no haber
realizado una injusticia". (Alas, De Buen y Ra
mos).
En forma más sintética: hay entre la buena fe
moral y la buena fe jurídica las mismas diferencias
que en general separan a la moral del derecho; perorecuerden que la separación entre la moral y el de
recho, que tantas virtudes tuvo ya que contribuyóa terminar los absolutismos políticos, hoy está en
decadencia. La noción de enriquecimiento sin cau
sa, de abuso de derecho, de imprevisión, etc., sonnociones que nos están evidenciando que el divor
cio, que la separación, entre el derecho y la moral
tiende a perder su andgua importancia.
La buena fe es exigida en diversas instituciones
jurídicas, ya en la contratación, art. 1 .291 ; ya en la
posesión, art. 693; ya en la usucapción, art. 1.207.Pero la buena fe exigida en cada uno de estos insd-tutos es distinta. Ninguno de ellos requiere una
buena fe absoluta; les basta con una relativa. Perosi en esto se parecen, varían en cuanto al conceptoreladvo, es decir, varían frente a cada instituciónlas circunstancias y requisitos que configuran labuena fe relativa.
A. VERMEERSCH, S.J. en su libro "Cuestiones acerca de la Justicia", tomo II, pág. 257, estudiando la prescripción, dice: "La fe, muy importante en esta materia para conocer la eficacia de la
artición en nuestro derecho puede verse, provechosamente el ira-', tomo3 (1936). iulio apomn . ^,.lipmln,„ „^... m, ,.:....:
42
prescripción, es la persuasión o conciencia con que
alguien retiene una cosa o deja de hacer algunaotra.
"Si esta persuasión está realmente conforme conla idea o intención que uno tiene acerca de la cosa,de tal manera que esté dispuesto a no hacer o querer nada que juzgue ilícito, se llama buena fe.
"Por el contrario, la mala fe positiva es aquellacon la cual se retiene como propia una cosa que la
conciencia prohibe tenerla como tal, o no se paga
una deuda de cualquier género cuando la concien
cia lo manda.
"Hay un estado medio entre estos dos, y es el de
aquel que por una parte está cierto del derecho ajeno, y por otra, o no puede satisfacer a ese derecho,
verbigracia, porque no dene con qué restituir, o
por la naturaleza misma de él no puede hacerlo po
sitivamente, a no ser quizás en el caso de que así se
le exija. En este supuesto, ni puede creer de buena
fe que no debe nada, ni hace u omite cosa que sea
contra su conciencia."
El derecho romano también exigió el requisitode la buena fe, discrepando los autores, sobre lo
que aquel derecho entendía por buena fe.
Las leyes de Partidas, ley 9^, título 29 de la Par
tida 3", también exigían buena fe en el que pre
tendía ganar por prescripción una cosa, pues re
querían que la hubiera habido por alguna razón
derecha y, además, que creyera que era de quien la
hubo y que este avíapoder de la enajenar. Como se
ve la partida citada exigía dos condiciones para queel poseedor pudiere ser considerado de buena fe.
Hacen resaltar los autores que cuando uno ana
liza los elementos psicológicos que configuran la
buena fe de acuerdo al art. 1.207, surge que pueden distinguirse claramente estos dos elementos:
una ignorancia y una creencia. Una ignorancia de
la verdad —suponiendo dueño y con facultad de
enajenar al que trasmite la cosa— y de esta igno
rancia, de este error, surge en el adquirente una
creencia. Dicha ignorancia, llamada a dar base a
una creencia, ha de ser fundada, es decir no
desprovista de serios fundamentos. De ahí que
nuestra ley haya reclamado para que tal creencia
esté configurada, que el título en virtud del cual se
adquirió, sea un título justo, verdadero y válido.
De ahí que no pueda haber buena fe en el posee
dor cuando adquirió mediante un título nulo abso
lutamente o inexistente, ya que en ambos casos no
habrá título válido.
Pero ¿debe estimarse que hay mala fe cuando el
título en virtud del cual se ha adquirido adolece tan
sólo de una nulidad relativa? Hay sobre esto dis
crepancia entre los civilistas. Así Laurent y Mira
belli, piensan que la nulidad relativa excluye la
buena fe.
En cambio Baudry-Lacantinerie y Tissier, Pla
niol, Pughese, Alas, De Buen y Ramos y la Corte
de Casación francesa, sosdenen que el conocimien
to de una nulidad relativa no excluye la buena fe en
el poseedor.
¿Cuál es el concepto de la buena fe dado por
nuestro Código Civil?
El art. 1.207, contenido en el título "De la
prescripción", dice, definiendo la buena fe: "La
buena fe consiste en creer que aquel de quien se re
cibe la cosa es dueño y puede enajenarla con arre
glo a lo dispuesto en el artículo 693". En cambio,el art. 693, contenido en el título "De la reivindica
ción", dice: "Se llama poseedor de buena fe, el
que lo es en virtud de un título traslativo de domi
nio, cuyos vicios ignora".
De acuerdo al art. 18 del Código Civil parecería
que el concepto que el art. 1.207 de la buena fe se
aplicara solamente a la materia de la usucapión y,
que por el contrario, el concepto que de ella da el
art. 693 se aplicara tan sólo a la materia de la
reivindicación. Pero tal aplicación de las reglas de
hermenéutica no es posible, pues el mismo art.
1.207, cuando dice: "con arreglo a lo dispuesto en
el artículo 693", está demostrando que las condi
ciones de la buena fe exigidas por el art. 693 son
necesarias para la determinación de dicho requisitocuando se trate de usucapión.
Alas, De Buen y Ramos estudiando los arts.
1.950 y 433 del Código Civil español, concordan
tes, respectivamente, de nuestros arts. 1.207 y 693,
dicen, exponiendo ideas que cabe aplicar entre no
sotros: el art. 1.207 mira la buena fe desde el lado
positivo: como creencia; el 693 la mira desde el la
do negativo: como ignorancia. Además de esto, la
creencia exigida en el art. 1 .207 se refiere tan sólo a
dos circunstancias: la de que el trasmitente era
dueño y podía enajenar; la ignorancia exigida porel art. 693 se refiere, en cambio, a un concepto más
amplio: a que en el título existan vicios. Siendo dis
tintas ambas disposiciones, no son, sin embargo,
incompatibles, y pueden reducirse a este conceptounitario: se reputa poseedor de buena fe al que ignora que en su título existen vicios y cree que la
persona de quien recibió la cosa era dueño y podíatrasmitir su dominio.
Hemos visto que la buena fe está fundada en un
error, y pudiendo ser éste de hecho o de derecho,cabe preguntar: el error de derecho puede admidr-
se como fundamento de la buena fe. La cuestión a
decidir tiene importancia pues es evidente que la
buena fe puede ser motivada por un error de de
recho.
En derecho romano la ignorancia del derecho
podía servir de fundamento a la buena fe, perosólo excepcionalmente.
En nuestro derecho, como en el francés y el es
pañol, la cuestión es discutible.
En contra de la admisión del error de derecho
como fundamento de la buena fe, parece estar el
art. 2 del Código Civil, al afirmar que la ignorancia de las leyes no excusa su cumplimiento. Con
forme con la regla del art. 2 está la del art. 1.270.
Contrario a dicha admisión semuestra Pothier. Lo
mismo parece enseñar Dunod. Mucius Scaevola es
también contrario a dicha admisión. Guillot —de
la posesión y d"'" ■'■¡mí'' -l' nniAn _ni'.rn 501 t.^
43
gunda edición, cree también que el error ha de ser
de hecho y no de derecho.
Según otros —Baudry-Lacantinerie y Tissier,
Manresa, Alas, De Buen y Ramos— la buena fe
puede fundarse en un error de derecho. Dicen, en
síntesis:
a) es cierto que la ley no admite excusarse de
cumplirla alegando su ignorancia; pero aquí no
se trata de sustraerse a su cumplimiento, sino
de justificar una circunstancia que la ley toma
en consideración para abreviar el plazo de la
prescripción;
b) la ley no admite se alegue su ignorancia; peroella acude en socorro de la buena fe y ésta
comprende tanto el error de derecho como el de
hecho y,
c) concluyen afirmando: que si el error de de
recho es excusable, por lo espinosa y difícil de
la situación jurídica de que se originó, debe poder servir de fundamento a la buena fe reclama
da en la usucapión. El ilustre comentarista ar
gentino Don Dalmiro A. Alsína Atienza en su
documentada tesis sobre los "Efectos jurídicosde la buena fe", pág. 12, se incüna a la admi
sión del error de derecho siempre que se trate
de un error excusable.
El reciente Código Civil peruano, admite en su
art. 832, que la posesión es de buena fe cuando el
poseedor cree en su legitimidad, por error de hecho
o de derecho sobre el vicio que invalida su título.
Se ha preguntado si las personas jurídicas
pueden ser capaces de adquirir alegando una
prescripción de 10 o de 20 años. Se ha dicho: la
buena fe es un estado psicológico, volitivo, y porello tan sólo es admisible y propio de las personas
físicas, del hombre como ser capaz de comprender,de valorar, de distinguir. Esos razonamientos nos
conducen a sostener que la buena fe no puede ser
patrimonio de las personas jurídicas y, por ende,
que estas no pueden alegar y ampararse en una
usucapión que no sea la de 30 años.
Pero la doctrina contraria enseña que puede una
persona jurídica ampararse a una prescripción
abreviada, ya que si se habla, cuando se trata de
personas jurídicas, de una personalidad de dichas
personas, puede hablarse de una conciencia colec-
dva, capaz de manifestarse, basada en los órganos
de acción de dicha persona jurídica, como tenien
do buena o mala fe.
De esta segunda opinión son: Alas, De Buen y
Ramos. Lo es también Pugliese, quien distingue,
en cuanto a la forma de manifestarse esa concien
cia colectiva, según la clase de persona moral de
que se trate. Y, por último, lo es también Trop
long, según puede leerse en el tomo segundo,
número 934 de su obra: "De la Prescripción".
Según el art. 1.207 la buena fe basta que haya
existido al tiempo de la adquisición. Este mismo
principio rigió en el Derecho Romano si bien es
cierto que el Digesto estableció una excepción a él
e-^-^:- -j ""--^^.-' Código de las
Siete Partídas se recogieron también los principios
del Derecho Romano.
El derecho canónico exigió por el contrario la
buena fe durante todo el transcurso de la posesión.
Las antiguas costumbres francesas, siguieron la
norma del derecho canónico. El Código Napoleón
siguió los principios del derecho romano, en cam
bio el Código español siguió los del canónico. El
derecho alemán determina que "la usucapión que
da excluida si el adquirente, al adquirir la pose
sión, carece de buena fe, o si averigua más tarde
que la propiedad no le corresponde".
El principio sentado en el Código Napoleón ha
sido enérgicamente combatido por Troplong y
Laurent. Los profesores Colín y Capitant, dicen
por su parte: el legislador moderno —se refieren al
del Código Napoleón— ha vuelto a la solución be
nigna del Derecho romano: "Sin duda ha pensado
que aquel que entra en posesión en la ignorancia
del vicio que afecta al acto traslativo al que debe la \
cosa, no debe ser considerado como merecedor de
grandes reproches si, conociendo después la falta
de derecho de su causante, conserva, sin embargo,
la cosa poseída. La ley impone la honradez, pero
no la delicadeza. La prescripción abreviada será,
pues, concedida a este poseedor de virtud medio
cre, pero al que, sin embargo, no se le puede asimi
lar a un estafador". La buena fe circunscripta en
los términos en que lo hace el art. 1.207 es muy re
lativa: se refiere tan sólo a una cuestión de pro
piedad y de capacidad en el enajenante, es decir,como lo recuerda Josserand, a los vicios que la
usucapión debe cubrir.
El ya citado art. 1.207, determina, asimismo:
que la buena fe se presume, mientras no se pruebeIn nontrario.
La presunción del art. 1.207 se encuentra
complementada por otras dos contenidas en el art.
654:
1°) el que ha empezado a tener la cosa corno po
seedor, se presume que contínúa en el mismo
concepto, mientras no se pruebe lo contrario;
2°) si alguien prueba haber poseído anteriormente
y posee actualmente, se presume la posesión en
el tiempo intermedio, sin perjuicio de la prueba contraria.
Puede completarse la teoría de la buena fe con
los siguientes principios:
1°) se reputa poseedor de buena fe al que ignoraque en su título existen vicios y cree que la persona de quien recibió la cosa era dueño y podíatrasmitir su dominio. Es poseedor de mala fe
aquel a quien consta que le falta título o que el
que tiene es vicioso o insuficiente.Recordemos aquí que Guillot y García Goyena
opinan con razón y, contra Laurent, que puede haber buena fe cuando falta el título y el poseedorcree fundamentalmente que existe. (Art. 693).2°) Si contra el que alega la usucapión se alega la
carencia de buena fe, el que tal cosa afirme deberá probarla. Si no la prueba se impone lanresiinrión ríp hiipnn tp
44
3°) Si el que alega contra el usucapiente prueba
que la cosa fue adquirida de mala fe, se presumirá que el usucapiente sigue poseyendo de
mala fe; pero cabrá también la prueba en
contrario.
4°) El que ha comenzado a tener la cosa como po
seedor, se presume que continúa en el mismo
concepto; y si alguien prueba haber poseídoanteriormente y posee en la actualidad, se presume la posesión en el tiempo intermedio, sal
vo la prueba en contrario.
5°) Se presume que la posesión se sigue disfrutan
do en el mismo concepto en que se adquiriómientras no se pruebe lo contrario.
6°) Todas estas presunciones a que hemos hecho
referencia son juris tantum y, por tanto, cabe
contra ellas la prueba en contrario.
En forma más sintética que la que antecede pre
cisa Josserand los caracteres de la buena fe. Si mal
no recordamos lo hace así:
1 °) la buena fe debe ser plena y entera; la menor
duda de parte del adquirente sobre la existen
cia de las exigencias que elart. 1.207 reclama,es excluyente de la buena fe;
2°) la buena fe, basta que haya existido en el mo
mento de la adquisición. La mala fe superviviente no tiene influencia, art. 1.207;
3°) el error de derecho, como también el error de
hecho, es tomado en consideración y se torna
constitutivo de la buena fe del poseedor;
4°) la buena fe se presume siempre, art. 1.207.
¿De qué índole debe ser la prueba?
Desde que la ley no ha establecido restricciones
deben ser admitidas todas las clases de pruebas
permitidas y reglamentadas por la ley. De esta opinión son Manresa, Scaevola, Alas, De Buen y Ra
mos, etc.
Debe agregarse que siendo la buena fe una cues
tión de hecho debe ser apreciada por el Juez sen
tenciante.
¿Rige el mismo principio de la presunción de
buena fe cuando el que alegué la buena fe la funde
en un error de derecho? A este respecto, dicen
Alas, De Buen y Ramos: "Baudry-Lacantinerie y
Tissier consideran que el error de derecho debe
presumirse como se presume el error de hecho. Por
el contrario, Laurent y Aubry y Rau consideran
que el que alega un error de derecho debe pro
barlo. Nos parece más acertada la opinión de los
úldmos. En las difíciles cuestiones que suscita el
problema de la prueba se admite hoy como princi
pio que lo normal general no debe probarse; y en
cambio, sí lo que es singular y excepcional. Es evidente que el error de derecho debe ser considerado
como algo anormal, y, por lo tanto, debe probarloaquel que lo alega".
Adquisición bajo condición suspensiva. SegúnGuillonard el principio sentado en el inciso segundo del art. 1 .207 se aplica al caso en que la adquisición se haya hecho bajo condición suspensiva, ya
que ésta, una vez cumplida, se retrotrae al día en
que se contrajo la obligación. (Ver arts. 1.421,1 .426 y 1 .430 del Código Civil).
Y ahora dos palabras más para terminar esta lar
ga clase de hoy. Ustedes recordarán que el derecho
romano no exigía buena fe en el heredero, puesto
que lo consideraba una misma persona con la del
causante y como si éste continuat'a poseyendo. Portanto: todo lo que obstaba a prescribir al causante,obstaba también al heredero. En cambio en el su
cesor a título particular exigía el derecho romano
buena fe. No bastaba con que el autor la hubiere
tenido. GARCÍA GOYENA, tomo 4, pág. 315, es
tablece: "La distinción Romana entre sucesor uni
versal y particular era más sutil que justa y sencilla.
Toda posesión para el efecto de prescribir ha de co
menzar con buena fe; sin esto no aprovechaba al
autor: ¿cómo, pues, podrá aprovechar a su suce
sor? La de este debe también comenzar del mismo
modo, porque se trata de un hecho personal, y por
que, de lo contrario, sería forzoso admitir que la
mala fe del autor obstaba también al sucesor, aún
al de buena fe, para poder prescribir por su sola
posesión".
Queda sin embargo en pie la diferencia que del
art. 1.199 resulta entre los herederos y sucesores a
título singular. Los herederos del que tenía la cosa
en nombre de otro, no tienen un nuevo título de
posesión y suceden en los derechos tales como ellos
son, continúan pues, gozando en nombre de otro y
no pueden por lo tanto prescribir. Los sucesores a
título particular, en cambio, no derivan sus de
rechos del título primitivo de su autor, sino de un
título que les ha sido consentido personalmente.Este último título puede conferir una clase, un
género de posesión que no tenía la persona que lo
ha consentido. Por ejemplo: ni los colonos ni sus
herederos pueden prescribir la finca que explotan,aún en el caso en que los herederos del colono cre
yeren de buena fe que se trata de una finca heredi
taria; pero podrá prescribirla el que se la compró al
colono creyéndolo propietario, si bien éste com
prador no podrá aprovechar de la tenencia del co
lono y deberá poseer por sí durante los plazos exi
gidos por la ley.
45
SEXTA LECCIÓN
SUMARIO; Aclaraciones. Particularidad de la usucapión de las tierras públicas. Régi
men de usucapión délos bienes muebles. Comentarios a los artículos 1.212, 1.213 y 1.214 del
C. Civil. (Opiniones de García Goyena y de Bigot-Préameneu). Usucapión de las servi
dumbres. Derecho francés; antiguo y actual. Código peruano. Derecho patrío. Motivos en
que se apoya nuestra solución legal. Opinión de Josserand y de Planiol y Ripert respecto a la
doctrina del Código de Napoleón.
En la clase de hoy pensábamos comenzar el estu
dio de los principios que entre nosotros gobiernana la prescripción extintiva; pero ciertas dudas planteadas por algunos estudiantes y por otra parte lo
avanzado de la hora, nos inducen a dejar para otro
momento el estudio de la citada prescripción.
Aprovecharemos los minutos que restan de esta
clase para tratar de aclarar las dudas que ustedes
me planteaban.
Esas dudas, por su orden, son tres:
1 °) particularidad de la usucapión de las tierras
públicas;
2°) régimen de usucapión de los bienes muebles y,
3°) usucapión de las servidumbres.
Particularidad de la usucapión de las tierras
públicas. Me limitaré a decirles que se trata de una
cuestión muy compleja e interesante cuyo estudio
no corresponde a este curso.
Deberán ustedes estudiar detenidamente la usu
capión de las tierras públicas y la imprescriptibili-dad de los bienes del dominio público en los cursos
de Legislación Notarial que se dictan en esta Facul
tad. En esa oportunidad les será dable apreciar el
régimen establecido por la ley del 30 de abril de
1835 y demás disposiciones que con dicha ley se re
lacionan; el régimen establecido por el código civil
en sus arts. 1.193 y 1.934; el régimen a que se
hallan sometidos los terrenos ubicados dentro de la
antígua muralla de Montevideo; el régimen es
tablecido para la planta urbana de la Villa de Cas
tillos y el régimen de prescripción de las obras.
Les advierto, y esto va dicho para aquellos quedesde ya quieren formar criterio sobre la cuestión a
que nos venimos refiriendo, que hay algunos tra
bajos nacionales consultables sobre esta interesan
te materia. Así, por ejemplo, me permito recomen
darles los trabajos del doctor Márquez, del doctor
González Lerena, del doctor Massera, del escriba
no M.R. Alonso y, principalmente, un trabajo
publicado en el año 1936 por el escribano Don
Raúl Rial que es, precisamente, encargado de uno
de los cursos de Legislación Notarial a que hoy me
refería.
Me interesa que recuerden tan sólo estas dos co
sas:
1 °) que los bienes privados del Estado están some
tidos al mismo régimen de prescripción que las
cosas de los particulares ,arts . 1 . 1 93 y 1 . 1 94 del
C. Civil. Las conveniencias sociales así lo exi
gen y lo imponen;
2°) que en algunos países de Amércica —no está
' - --^^^^í j^iújll:. ;;lliL.:__di:j:idg sl problema
del indio todavía subsiste, se han debido dictar
disposiciones mediante las cuales el estado ga
rantiza las comunidades indígenas, respetandosu organización y disponiendo que las propie
dades de ciertas clases de indios sean impres
criptibles, inenajenables e inembargables. Tal
lo dispuesto en el título XI de la consdtución
peruana de 1933.
RÉGIMEN DE LA USUCAPIÓN
DE LOS BIENES MUEBLES.
En clases anteriores hicimos algunas referencias
a las disposiciones que en nuestro código civil
reglamentan esta usucapión; pero no hay inconve
nientes en que precisemos de nuevo algunos con
ceptos sobre esta materia. Recuerden, antes que
nada, que en el derecho romano no existían dife
rencias notables entre la usucapión de los bienes
muebles y la que se refería al dominio de los in
muebles y otros derechos reales. Sólo había dife
rencias de tiempo, siendo el menor el exigido en la
usucapión de ¡as cosas muebles. En el derecho ac
tual la usucapión de los bienes muebles se distinguenetamente de la que se refiere a los otros bienes,principalmente, porque muchos códigos han reco
gido el principio de que la posesión de los bienes
muebles, adquirida de buena fe, equivale al título.Esta máxima jurídica, recogida con diferencia de
madces por el código español del código francés,dene gran importancia jurídica y a su estudio detenido se dedican, de preferencia, los autores euro
peos. Nuestro código civil no la recogió.
En nuestro derecho la usucapión de las cosas
muebles está reglamentada en los arts. 1.212 y si
guientes del código civil.
De lo que establece el art. 1 .212 se deduce, y es loque necesitan recordar principalmente:
a) .que a semejanza de otros códigos ha recogido el
principio romano de la posibilidad de reivindicar los bienes muebles —art. 677— desechandoel concepto jurídico formado en la Edad Mediapor las costumbres francas y germánicas segúnlas cuales los muebles no podían reivindicarsefuera de los casos de pérdida o robo;
b) que a semejanza también de otras muchas legislaciones ha reducido el término de usuca
pión de los muebles no robados a 3 años;
c) que atento a la naturaleza de los bienes sólo haexigido al poseedor con justo título y buena feuna condición en su posesión: la de que ella seano interrumpida y,
d) que no se hace disdngos según el verdaderodueño esté ausente o presente.
46
Comentemos ahora, brevemente, lo dispuestoen el artículo 1.213, regla que como ustedes saben,se encuentra también contenida en el art. 562 del
Código de Comercio.
El interés del comercio, dice García Goyena, y el
respeto debido a la subasta, exigen que el que po
see por uno de estos títulos —compra en feria, ven
ta pública, etc.,— no pueda ser privado de la cosa
comprada, sin que el propietario le indemnice pre
viamente; pero esto debe entenderse, sigue dicien
do García Goyena, en la compra y venta de cosas
singulares, pues si se trata de una universalidad de
muebles, como la que suele corresponder a un he
redero, el título universal se conservaría por las ac
ciones que le son propias.
La ley ampara al comprador que estuvo de
buena fe al comprar—art. 1.207— en los casos a
que se refiere el artículo 1 .213, pues de lo contrario
todo el mundo se resistiría a comprar en los merca
dos y comercios y en las ventas públicas.
El jurista Bigot-Préameneu al fundar una disposición similar del Código de Napoleón, dijo: "Si se
legitima la acción del antiguo dueño, debe de
volvérsele la cosa perdida o robada, conservando
el poseedor el derecho de reclamar contra el que se
la vendió; pero si aquél la adquirió sobre la fe
pública, ya sea en una feria o mercado, en una ven
ta hecha en condiciones de publicidad o en la tien
da o almacén de un comerciante dedicado a vender
cosas análogas, exige el interés del comercio que el
que posea este título no pueda ser eviccionado sin
indemnización; por esto el antiguo propietario no
puede reintegrarse con el objeto que le pertenece
sin pagar al poseedor el precio de su última ad
quisición".
Debe tenerse presente que, como lo ha resuelto
nuestra jurisprudencia, en los casos en que procedela restitución a sus dueños y ésta no puede hacerse
en el mismo objeto robado, debe entregársele el
importe del mismo, importe que se fijará teniendo
en cuenta el precio corriente en la fecha en que se
practicó su compra. <■'
Tenemos, por último, como disposición que
reglamenta la usucapión de las .cosas muebles, la
contenida en el artículo 1.214. Recuerden estos tres
conceptos:
1 °) el artículo 1 .212 legisla tan sólo para el que posee con justo título y buena fe; era por tanto
conveniente legislar para el que posee sin justotítulo y sin buena fe. Así como el art. 1 .21 1 so
lucionó la situación del que posee un inmueble
sin justo título y si buena fe luego de haber
reglamentado la situación del poseedor de in
muebles que tiene esos elementos —artículos
1.204 y siguientes— ,así también era necesario
legislar para el poseedor de muebles sin justotítulo y buena fe luego de haber previsto, en el
art. 1.212, la situación jurídica del que tiene
buena fe y justo título;
2°) por la naturaleza mueble de los bienes poseídosel legislador creyó del caso en este artículo re
ducir los plazos señalados por el artículo
1.211;
3 °) el úldmo inciso del artículo en estudio sienta
una regla admitida por casi todas las legislaciones.
USUCAPIÓN DE LAS SERVIDUMBRES
Se trata de una cuestión que ha dado lugar a es
tudios muy interesantes de los autores. Nuestro
.código es en esta parte muy semejante al francés.
Veamos entonces la evolución del problema en el
derecho francés y la opinión actual de sus tratadis
tas. Debo advertirles que siendo esta una cuestión
que Uds. ya tuvieron oportunidad de estudiar en el
curso de derecho civil primero, no nos detendre-
rpos ahora mayormente en ella. Simplemente, noslimitaremos a exponer algunas ideas generales.
Derecho francés. Antiguo derecho. Con respec
to a la adquisición de las servidumbres por usuca
pión las costumbres y la antigua jurisprudenciasólo ofrecen, al decir de Planiol, divergencias y
confusión. Las costumbres de París (art. 186) y de
Orléans (art. 225) prohiben con carácter general yabsoluto la adquisición de las servidumbres por
prescripción, aún cuando la posesión hubiere sido
inmemorial. En cambio otras costumbres. Artois,
Auvergne, etc., admitían la adquisición por
prescripción para cualquier clase de servidumbres.
Había por últirno, la costumbre en ciertas regionesde admitir la prescripción para toda clase de servi
dumbres, menos las discontinuas, admitiendo en
cuanto a estas últimas, empero, la posesión inme
morial, es decir, más que centenaria, y ello era ad
mitido, puesto que esta posición inmemorial no
era conceptuada una usucapión sino como la
prueba de un título regular. <2)
Código Napoleón. Los autores del Código se en
contraron frente a los sistemas encontrados im
puestos por las costumbres y se decidieron por una
solución intermedia. Dicha solución intermedia
admite la adquisición por prescripción de una ser
vidumbre, pero subordinada—
según opinión de la
mayoría— a la realización de estas tres condi
ciones:
I °) es preciso que la servidumbre sea a la vez apa
rente y continua;
2°) se requiere que la posesión de esta servidumbre
esté exenta de todo vicio;
3°) se necesita que esta posesión haya durado por
lo menos treinta años (arts. 690, 691 y 2.264).
La solución del Código no ha sadsfecho a la
doctrina francesa. Conceptuándola una solución
demasiado rigurosa se ha ido en la prácdca de la
(1) Jurísprudencia relativa al art. 1 .213 C. Civil y 562 Código de Comercio; "Revista de Derecho y Ciencias Sociales", tomo VI,
pág. 659; "Guía de Comercio", número 81, pág. 3; Suplemento de "Jurísprudencia" del Dr. A.R. Abadie Santos, número 7, pág.
106; "La Revista de Derecho, J. y Administración", tomo XXX, pág. 354 y año 1.929, numero 22, pag. 521.
(2) En esta parte ver a Planiol, Traite Elémentaire de Droit Civil,tomo I, números ''Q43.-— '^fíliir'i'ñn
47
jurisprudencia a una solución inesperada. La ju
risprudencia se ha ingeniado para esquivar las dis
posiciones del Código: no pudiendo reconocer a
aquél que durante treinta años pasa sobre el prediode otro una servidumbre de paso, le reconoce, en
cambio, propietario del terreno utilizado como
senda de paso. La ley que es insuficiente para reconocer una servidumbre no lo es, en cambio, parareconocer un derecho de propiedad! P)
Código peruano. En el moderno código civil pe
ruano sólo las servidumbres aparentes, y continuas
pueden constituirse por prescripción, siempre que
haya habido inmuebles, art. 966. En el Antepro
yecto, siguiendo de cerca las ideas de Planiol, se
había establecido la prescripción como modo general de adquirir las servidumbres pero la Comisión
Revisora prefirió seguir la vieja norma dada por el
Código de Napoleón.
DERECHO PATRIO
En nuestro derecho pueden adquirirse por usu
capión sólo las servidumbres continuas y aparen
tes. Las que sean a la vez discontinuas y no aparen
tes, no pueden constituirse por usucapión, aún
cuando la posesión haya sido inmemorial, arts.
632, 633 y 1.211.
La usucapión de las servidumbres se gobierna,entre nosotros por los mismos principios que rigenla de la propiedad. En efecto: el art. 632 luego de
establecer que las servidumbres continuas y apa
rentes a la vez pueden constituirse por prescripción
adquisitiva dispone que dicha prescripción ha de
cumplirse con arreglo a lo determinado en el título
respectivo del libro tercero de este Código. (Título
VII, Libro III, arts. 1.188 y ss. Ver el art. 1.195).
Las servidumbres continuas y aparentes a la vez
¿pueden constituirse por usucapiones de diez o
veinte años, o, como en Francia, sólo por la de 30
años? En el derecho francés, interpretando el art.
690 en combinación con el 2.264, se sostiene, quesólo la posesión de treinta años puede conducir a
una adquisición de servidumbre. Los autores dis
cuten sobre los fundamentos de la regla serífada en
el art. 690. Marcadé, tomo segundp, número 653,
parágrafo II, séptima edición, la defiende. Pero,aún frente al código francés, Delvincourt y Duran
tón, sostienen la doctrina contraria. W
Nuestro Código en el art. 632 nada habla de plazo. De suerte, que en lo que al plazo se refiere, no
podría decirse que se ha producido una modifica
ción de los principios generales. (Ver art. 1.230).
Por tanto, pensamos con Guillot, que las servi
dumbres continuas y aparentes a la vez puedenconstituirse por prescripción de diez, veinte o
treinta años, según los casos previstos en los artícu
los 1.204 y 1.211.
Razones con que sefunda la diferencia estableci
da a este respectopor la ley. Según algunosautores
nada más fácil que comprender la diferencia que
ha establecido la ley entre las servidumbres conti
nuas y aparentes a la vez de aquellas que no reúnen
ambos caracteres. Sigamos en esta parte a Guillot.
Dice este autor: cuando la servidurtibre dene la
doble calidad de condnua y aparente es natural su
poner que el propietario que soporta el ejercicio de
ella, por largo tiempo y sin protesta, ha constituido
sobre su predio, en udlidad del fundo del posee
dor, la referida servidumbre. Pero, por el contra
rio, cuando la servidumbre es no aparente, la inac
ción del dueño del fundo sobre el cual se ejerce ese
gravamen, se explica por la naturaleza de éste:
dicho propietario no ha podido reclamar contra el
ejercicio de la servidumbre no aparente, porque,
no anunciándose ella por signos exteriores, no le
ha sido posible conocerla. La posesión del vecino
es en tal caso clandestina y para poder prescribir se
requiere que la posesión sea pública, art. 1.196.
Cuando la servidumbre, aunque aparente, es dis
continua, la posesión de aquélla es igualmente dis
continua y, en consecuencia, tampoco sirve para
adquirir por prescripción, conforme a lo dispuesto
en_el art. 1.196 que reclama posesión continua. (^^
Esta explicación de que las servidumbres discon
tinuas no pueden dar base a una posesión conti
nua, es la causa histórica por la cual se dispuso quedichas servidumbres no podían ser adquiridas por
prescripción.
Además, dice Guillot, consentir en el ejerciciode una servidumbre discontinua puede ser un actode mera tolerancia que no confiere posesión ni da
fundamento a prescripción d^ clase alguna, conforme a lo estatuido en el art. 1.197.
Estas razones dadas por Guillot fundando la di
ferencia establecida por la ley a este respecto son,en general, las dadas por los autores que apoyan lasolución dada por el Código.
Las mencionadas razones han sido enérgicamente combaddas por los autores modernos. Se basan:
r) en que la condición de apariencia reclamadapor el art. 622 no es la condición ordinaria de
publicidad reclamada por el art. 1.196;
2°) en que las servidumbres discondnuas son perfectamente susceptibles de una posesión condnua, en el sentido en que se toma esta palabraen la teoría de la usucapión.
Es indudable que la razón está de parte de losautores que combaten la doctrina del Código Civil.Josserand y Planiol y Ripert demuestran en forma
inequívoca, lo errónea de la solución dada por el
Código de Napoleón, solución a la cual nuestro codificador se adhirió. Las crídcas sentadas por Josserand y por Planiol y Ripert son comparddas, entre nosotros, por el profesor Francisco del Campo(hijo).
(3) Ver Baudry - Lacantinerie y Chauveau, Des Biens, número 1.109; Planiol - Ripert y Picard, Traite Pratiaue de Droit ri„ilFranfais, tomo III, número 954 y ss.; Beudant, Cours de Droit Civil Franfais, tomo IV, números 758 y 759, seg edición
(4) Ricardo Narvaja, Fuentes, etc., al anotar el art. 594 -hoy 632- dice; "Código Chileno, art. 882, al que seguimos n„r=,nton y Delvincourt están con nosotros, pero el Proyecto de Vélez Sarsfield sigue a Marcadé, número 653, parágrafo 2"
luuii ut lUJ JLi nuainuili, lltmiero 414, seg. edición.
48
En definitiva, repetimos, creemos que hubiera
sido conveniente que el legislador hubiera dejado
SÉPTIMA LECCIÓN
la usucapión de las servidumbres sometida a los
principios generales que gobiernan la usucapión.
SUMARIO; Prescripción extintiva. Opinión de Carnelutti sobre este instituto. Naturale
za de la prescripción extirttiva. Requisitos que reclama. ¿Qué es lo que prescribe? Ámbito.
Prescripciones especiales. Doctrina de Pescatore y Josserand y su refutación por Pugliese.Clasificación de las prescripciones cortas. Fundamento de las cortas prescripciones. De la
prescripción presuntiva. De las prescripciones cortas y los códigos alemán y suizo. De la Sus
pensión e interrupción de la prescripción extintiva. Suspensión: sus causas y clasificación de
las mismas. Si la convención puede ser causa de suspensión. Efectos de la suspensión. De la
interrupción: sus causas y su clasificación. Interrupción por acto del prescribiente y si éste de
be ser capaz. Si el tercero no autorizado por el prescribiente puede interrumpir. Efectos de la
interrupción: problemas vinculados a esta cuestión. Efectos de la interrupción según Jos
serrand. Irrenunciabilidad de las prescripción. De la validez o nulidad de las cláusulas que
amplían o abrevian los plazos de prescripción: doctrina sobre estas cuestiones y soluciones de
nuestra jurisprudencia.
PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA
Brevemente vamos a exponer algunas generalidades relativas a esta prescripción. Recuerden us
tedes que para Carnelutti es ella uno de los institu
tos más sugestivos del derecho: pues ella está en un
límite entre el derecho y cuando éste no existe: por
que es una especie de milagro por el cual el derecho
deja de ser tal o viceversa y, principalmente, por
que ella pone de manifiesto que el derecho es como
un ser viviente: nace y muere. W
NATURALEZA
Según algunos la prescripción extintiva es un
modo de extinguir las obligaciones.
Según otros, entre ellos Aubry y Rau yMourlón,
no es un modo de extinguir las obhgaciones, sino la
presunción legal de la existencia de otra causa, o
sea una presunción de extinción. Esta segundadoctrina es criticada por Planiol, Laurent, Baudry-
Lacantinerie y Tissier y por Alas, De Buen y Ra
mos.
Entre nosotros es, por lo común, unmodo de ex
tinguir obligaciones. Pero se trata de un modo de
extinguir que deja rastros, ya que subsiste, de partedel deudor, una obligación natural. Todo esto re
sulta de los arts. 1.447, numeral 8°, 1.188 y 1.442,
numeral 3°.
Recordemos, sin embargo, que hay veces en que
la prescripción es más que un modo de extinguir
derechos una presunción de extinción. Estos casos
son los contemplados en los arts. 1 .222 a 1 .225 del
Código Civil, ambos inclusive, y ello es así debido
a la regla contenida en el artículo 1.227.
La prescripción y el orden público
La prescripción es una institución de orden
público, no sólo porque ella constituye una forma
de prueba socialmente necesaria, sino, porque co
mo lo recuerda el profesor Josserand, conjura las
contestaciones tardías y pone término a las recla
maciones postumas y a la chicana jurídica.
Requisitos de la prescripción extintiva
Se señalan comúnmente dos:
1°) inacción del titular;
2°) transcurso del plazo señalado por la ley.
Sobre la exigencia de este segundo requisito no
hay discrepancias en las doctrinas; en cambio so
bre el primero discútese largamente por los auto
res.
Hay, por ejemplo, quienes entienden que no debe
calificarse a ese primer requisito de inacción del titu
lar, ya que se trata, dicen de un término poco exac
to. Sin embargo, obsérvese, que el término inacción
o inercia es el utiüzado en sus definiciones por Bau
dry-Lacantinerie y Tissier, Giorgi, Laurent y Pla
niol.
En reemplazo de las expresiones inacción o iner
cia se ha utilizado, principalmente por los autores
germánicos, la expresión continuado no ejercicio.
Otros han recurrido a los términos silencio del ti
tular. Nuestra ley ha recurrido a la expresión no
uso, que equivale a no ejercicio, y con lo cual nos
aproximariios a la terminología utilizada pot
Windscheid. (Art. 1.188).
Cabe preguntar si alguno de los artículos de la
usucapión —posesión, título o buena fe— es tam
bién reclamado en la prescripción extintiva.
El título y la buena fe son sólo exigidos en la usu
capión, y sólo en la ordinaria —arts. 1.188 y
1 .211— . ¿Con respecto a la posesión ocurre lo mis
mo?
Hay quienes han entendido que el elemento po
sesión es exigido aunque entendiendo por posesión
algo muy especial, en la prescripción extintiva; pe
ro la opinión predominante es la de que se trata de
un requisito extraño a esta forma de extinguir las
obligaciones.
Según Planiol y Ripert, la posesión, el justo títu
lo y la buena fe no juegan ningún rol en la prescrip
ción extintiva.
(1) Para comprender algunos aspectos actuales de los múltiples problemas que planteaba P''"'^,';'P^Í°" ^^tintiva,debe verse el tra
bajo de Carnelutti publicado en "Rivista di Diritto processuale civile", tomo 1, (1933), .rr, 3 Iurn^^láLi».-. , ""-^ .-a, ...
49
OBJETO
¿Qué es lo que prescribe? Hay fundamentalmente tres doctrinas:
a) la que dice que lo que prescribe es el derecho;
b) la que enseña que lo que prescribe es la acción;
c) la que sostiene que lo que prescribe es la exigencia. Esta última es la recogida por el CódigoAlemán.
La solución de los problemas que estas doctrinas
ofrecen, y el poder determinar cual de ellas es supe
rior, es cuestión muy compleja y que reclama un
análisis serio de cuestiones tan arduas como lo son
el concepto de acción y del derecho.
Por ello no entraremos a su estudio. En nuestro
derecho, parece que se hubiera dado preferencia a
la doctrina que enseña que lo que prescribe es la ac
ción —arts. 1.188, 1.215 y 1.216—. Carnelutd en
seña que hablar de la prescripción de la acción es
indiscutiblemente un grave error.
Ámbito. Si lo que prescribe es la acción, cabe in
vestigar si todas las acciones prescriben. Hay
quienes opinan que todas prescriben. Otros, por el
contrario, opinan que no todas prescriben.
Los arts. 1.215 y 1.216 dan la impresión de que
toda acción es prescriptible entre nosotros. Sin em
bargo, puede recordarse, por ejemplo, que entre
nosotros la acción de partición y la de deslinde son
imprescriptibles. El estado de las personas es tam
bién imprescriptible y, con él, ciertas acciones quese le refieren.
Hay quienes se han propuesto resolver este
problema aplicando la regla del art. 1.193.
¿Cabe apHcar la regla del art. 1 . 193 a la prescripción extintiva? Laurent y Baudry-Lacantinerie y
Tissier sostienen que sí, basándose, principalmen
te, en que la regla del art. 1.193 es generah
Entre nosotros, nos parece que lo prudente es
sostener la tesis de que el art. 1.193 se aphca a la
prescripción extintiva. Nos basamos:
1 °) en la ubicación reservada en el Código a dicha
disposición. En efecto: está en uno de los
capítulos dedicados a las disposiciones generales. Ello por sí solo no sería argumento decisi
vo, pues en este capítulo I la mayoría de las dis
posiciones sólo son aplicables a la usucapión;
"pero tiene importancia en el sentido de que,
mientras no haya razón en contra, debemos
pensar que un articulo, por el hecho de estar en
este -apítulo colocado, se refiere a la usuca
pión y a la prescripción extintiva". (Alas, De
Buen y Ramos.)
2'^) En la redacción dada a nuestro artículo 1.193
en el que se ha evitado utilizar las palabras do
minio y cosas que utilizan otros códigos, tales
como el francés y el español, y que hace que en
ellos la solución al problema planteado sea
más dudosa.
PRESCRIPCIONES ESPECIALES
Puede decirse que hay dos tipos de prescrip
ciones extintivas: uno general y otro especial. El
primero está constituido por las prescripcionesde
30 y 20 años, arts. 1.215 y 1.216. El segundo por
las prescripciones más breves, deextensión limita
da, fijada normalmente por las disposiciones que
las establecen. Digamos acá, insisdendo sobre algo
a que ya nos referimos en clases anteriores, quees
tos plazos de 30 a 20 años son excesivos. En las
épocas actuales, de fáciles y rápidos mediosde co
municación y de afiebrada multiplicidad en las ne
gociaciones, se impone el señalamiento de plazos
más breves. El plazo tradicional, y sin perjuicio de
ciertas excepciones, es de 30 años. Este plazo fue
dado por el código francés y lo recogió el moderno
derecho alemán. Ese plazo tradicional no ha sido
seguido por el derecho moderno: el código suizode
las obligaciones y el proyecto de Código franco-
italiano de las obligaciones señalan 10 años; el
código de Polonia 20 años y el código chino 15
años.
Cabe preguntar si las disposiciones que estable
cen las prescripciones especiales son excepciones al
derecho común y forman, por lo tanto, un derecho
de excepción y, por tanto de interpretación restrin
gida, etc.
PESCATORE, en su libro "La lógica del de
recho" y JOSSERAND en su Curso de Derecho
Civil, tomo II, número 977, tercera edición, en
señan que las prescripciones breves son excep
ciones al derecho común, derecho común que en
esta materia estaría dado, entre nosotros, por las
reglas de los arts. 1.215 y 1.216. No cabe, pues,
según Pescatore, la interpretación por analogíacuando se trata de las reglas que legislan las
prescripciones breves.
Pugliese, Alas, De Buen y Ramos sostienen la tesis contraria. Se basan en que es necesario distin
guir la institución de la prescripción extintiva de
los distintos términos en que luego se nos presenta.
Por otra parte, con el criterio de Pescatore y de
Josserand, todas las disposiciones concernientes ala duración de la prescripción serían derechos de
excepción y, por lo tanto, de interpretación restric-tíva. Esta consecuencia es inadmisible y peligrosa.
La solución de este problema reviste un gran interés práctíco y doctrinario. Creemos, sin poderdetenernos a fundar nuestra opinión, que tienen
razón Pugliese y los autores que como él piensan.
De las prescripciones cortas se hacen por la
doctrina múldples clasificaciones. Ajustada a
nuestro derecho puede hacerse la siguiente:
1°) prescripciones en las que se admite el juramento, llamadas presuntivas;
2°) prescripciones cortas en las que no se admite el
juramento, comprendidas en el título dedicadoen nuestro Código Civil a las prescripciones;
3°) prescripciones de esta úldma clase no
comprendidas en dicho título y que están es-
50
parcidas o en otras partes del mismo Código o
en otros cuerpos de leyes.
Las prescripciones de este tercer grupo, son de
interpretación restrictiva.
Fundamento de las prescripciones cortas
Las razones por las cuales se ha abreviado el plazo de ciertas prescripciones son múltiples. Puede
decirse, de un modo general, que atento al escaso
monto de ciertas deudas, a los perjuicios que, oca
sionaría el mantenimiento demasiado largo de la
vigencia de ciertas obligaciones, debió el legisladorreducir los plazos de prescripción de ciertas obligaciones.
Otras veces, puede decirse, que en consideración
a la naturaleza de ciertas deudas en las que es nor
mal satisfacerlas de inmediato, y frente a las cua
les, por lo común, no se exige el justificativo de su
pago, la ley ha debido, luego de un cierto plazo,
presumir que han sido satisfechas.
En síntesis: el fundamento de las prescripcionescortas propiamente dichas, está dado por motivos
de orden público, de las conveniencias e intereses
generales; en cambio, el fundamento de las pres
cripciones prsuntivas, está dado por los motivos
que inducen a presumir su pago. Dicha presunciónde pago es tan solo juris tantum, ya que puede ser
destruida por la prueba en contrario.
Nociones relativas a la prescripción presuntiva
Dichas prescripciones son de origen muy anti
guo. Las ordenanzas dictadas en Francia en junio
de 1510 ya las reconocieron. Tiempo después las
Costumbres de París y de Orléans también si
guieron acogiéndolas.
Entre nosotros las disposiciones que reglan; en-
tan la prescripción presuntiva han dejado múl
tiples problemas planteados. Por razones de tiem
po no podemos entrar a su estudio. Digamos sí,
que en virtud de ser dichas prescripciones cortas
una presunción de pago ha obligado al legislador a
dictar a su respecto disposiciones especiales, prin
cipalmente en lo relativo a las siguientes cues
tiones:
a) al comienzo de dichas prescripciones;
b) a la prueba de las mismas;
c) a las causas de interrupción de dichas prescrip
ciones, art. 1.226;
d) al juramento.
Con respecto al juramento establece nuestro le
gislador una regla que, con muy poca diferencia, esla contenida en la Ordenanza francesa de marzo de
1673.
En lo que se refiere a los defectos de redacción
que ofrece nuestro artículo 1.227 y sin perjuicio de
que estudien los antecedentes publicados en la Colección Abadie Santos, t. X, caso 2.702^. 3)^señalemos desde ya éste: el inciso primero de dicho
artículo permite que se pueda hacer declarar al presunto deudor y bajo juramento que la deuda está
realmente pagada. Nada de objetable tiene en esta
parte la disposición legal; pero es criticable en
euanto en el inciso segundo establece que dicho juramento puede también ser deferido a los herede
ros y siendo éstos menores de edad a sus tutores. El
cumplimiento de lo dispuesto en este segundo inci
so puede conducir a soluciones y situaciones de
violencia y de injusticia. En efecto: que el deudor
puede jurar que pagó a nadie ofrece dudas, ya quese trata de un hecho que él puede y debe conocer.
Pero, que los herederos puedan declarar a ciencia
cierta que su causante pagó realmente lo que se le
reclama, parece que en ciertas oportunidades ha de
ser imposible. Por ello nos parece más acertada la
redacción del código francés, el cual luego de sen
tar en el inc. 1°del art. 2.275 una regla similar a la
de nuestro inc. 1°del art. 1 .227, agrega en un inci
so posterior: "el juramento podrá ser deferido a
las viudas, a los herederos y a los tutores de estos
últimos, si son menores, para que declaren si saben
que la cosa es debida".
Anotando la diferencia que existe entre el inciso
1° y el 2° del art. 2.275 del código francés, dicen
Alas, De Buen y Ramos: "La diferencia se explica
porque el deudor sabe si ha pagado o no la deuda,
y los herederos pueden ignorar el pago. No es po
sible, por lo tanto, exigir de ellos una precisión tan
grande como la que se le puede exigir al acreedor, ysu juramento no debe referirse más que al hecho de
si saben o no del pago, no a sí éste se ha verificado
o no realmente. Este juramento lo llaman los auto
res juramento de credulidad".
(2) De acuerdo con esos antecedentes parece que en la reforma de 1914 se hubiere cambiado en el inc. 1°del art. 1 .227 la preposi
ción "a" por la conjunción "y" con lo cual habrían dejado de estar comprendidos en la regla del art. 1.227 los arts. 1.223 y 1.224.
(3) Nuestra jurisprudencia tiene establecido: "La prescripción, en general, extingue las obligaciones, porque la inercia del acree
dor, por el tiempo indicado en la ley hace caducar la acción para el cumplimiento de la obligación siempre que no está en la imposibili
dad jurídica de ejercitar su acción. Este concepto de la prescripción que es el concepto clásico, fue admitido en la ley porque se aceptó
que el no uso de un derecho durante un tiempo determinado, implicaba el abandono de ese derecho, que no podía luego, ser deducido
en justicia, p.or las razones de orden público de todas las prescripciones: el evitar la incertidumbre, y de que era una pena por la negli
gencia del acreedor, de modo que no podía éste tampoco exigir al deudor, que jurase quehabía pagado la deuda, porque el juramento
forma parte también del derecho de acción, que la prescripción extingue: Considerando que la presunción de pago, es un fundamento
secundario de la prescripción y que sólo fue incorporado a las prescripciones más cortas, en las que el no uso del acreedor, no puede
ocasionarle tantos perjuicios y porque además la índole de estas obligaciones está restringidaa ciertos casos especíales, teniéndose en
cuenta también para los efectos de estas prescripciones que en cuestión de obligaciones, la persona se presume siempre libre, salvo la
prueba en contrario. En esos casos de prescripción presuntiva, el concepto de pena por la inercia del acreedor, no es tan absoluto, y
por lo tanto, se le da un medio indirecto, para evitar todas las consecuencias desu abandono, que no existe en las otras prescripciones
y es un medio indirecto, porque estando sometido a lo que declare el deudor, al jurar si la deuda está paga, no es directamente el
acreedor el que suministra la prueba, ni el que puede probar que la obligación existe". (Falloconfirmatorio publicado en "Guía del
Comercio", número 60, pág. 1 y ss.).'-'' '
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51
Digamos dos palabras sobre lo que disponen con
respecto a las prescripciones cortas dos códigosmodernos de innegable influencia en la doctrina
jurídica actual: el código alemán y el suizo.
El código alemán establece una prescripciónexintiva ordinaria de treinta años y en seguida con
signa disposiciones relativas a dos prescripcionescortas. En resumen, con respecto a las prescripciones cortas, son sus originalidades;
a) No contiene tantos distintos plazos, como
ocurre con el código francés, italiano, español
y el nuestro, pues sólo conoce prescripcionescortas de dos y cuatro años;
b) desconce las prescriciones presuntivas.
El código suizo establece una prescripción extin
tiva ordinaria que es muy breve, ya que dice que
todas las acciones prescribirán a los diez años-.
Para las prescripciones cortas establece un plazoúnico de cinco años y, por otra parte, no existen en
él las prescripciones presuntivas.
Planiol y Ripert creen que se realizaría una
simplificación útíl si se redujeran las prescripciones inferiores a 10 años a dos grupos: uno
comprendiendo prescripciones de 5 años y otro
que comprendería las de 2.
DE LA SUSPENSIÓN E INTERRUPCIÓN
DE LA PRESCRIPCIÓN
Al tratar de la usucapión algo dijimos ya sobre
estas cuestiones. Ahora volveremos a insistir sobre
ellas recordando, antes que nada, que Josserand
critica severamente a las legislaciones que admiten
causas de suspensión para la usucapción, con lo
cual, dice, tratan a ésta como una prescripción ex
tintiva.
El tiempo necesario para que un derecho pierda
eficacia, no siempre se aplica de un modo automá
tico, no siempre el transcurso del tiempo proQLice
fatal y necesariamente la pérdida del derecho. Hay
veces, en que por razones que luego veremos, la ley
ha establecido que en atencióna ciertas circunstan
cias se suspenda el curso de la prescripción, no vol
viendo ésta a correr hasta que desaparezcan
aquellas circunstancias. Suele ocurrir también, que
en virtud de haberse realizado por el acreedor o el
deudor ciertos actos, el legislador disponga dejar
sin eficacia él tiempo transcurrido con anteriori
dad a la realización de esos actos, En el primer ca
so hay suspensión y en el segundo interrupción de
la prescripción.
Suspensión. Según la mayoría de los autores
—Planiol entre ellos, es una medida de equidad, en
virtud de la cual toda persona tiene siempre real
mente a su disposición todo el plazo normal de la
prescripción para interrumpirla.
Causas de suspensión. En la Edad .Media, se for
muló por BARTOLO, una célebre máxima, la que
puesta al alcance de todos se traduce en lo siguien
te: lodo obstáculo al ejercicio de una acción rJ.ebe
ser
Las legislaciones actuales nohan aplicado en sus
disposiciones la máximade Bartolo.
Nuestra ley enuncia las causas de suspensión en
su^ri. 1.243.
Las legislaciones modernas—alemana y suiza-
han limitado visiblemente las causasde suspensión
y alguna de ellas— la suiza ofrece esta pardculan-
dad: muchas de sus causas de suspensión tienen
efecto limitado, puesto que sólo suspenden la
prescripción frente a determinadas personas.
CLASIFICACIÓN DE LAS
CAUSAS DE SUSPENSIÓN
La clasificación más admitida es la de Pughese.
Según este autor las causas de suspensión pue
den ser subjetivas, objetivas y mixtas; pudiendo
ser las subjetivas: bilaterales y unilaterales.
LAS CAUSAS DE SUSPENSIÓN
SON TAXATIVAS
Se ha discutido y se sigue discutiendo mucho
sobre esta cuestíón. Nos parece, y en esto estamos
apoyados por Baudry-Lacantinerie y Tissier, Pla
niol y Gondard, que nuestro art. 1.242, demuestra
que en nuestro derecho las causas de- suspensión
están limitadvamente determinadas y que no tie
nen cabida entre nosotros los numerosos privile-
gos, que en esta parte y en otra época, favorecían a
ciertas categorías de personas.
Según Pugliese y Giorgi hay más causas de sus
pensión que las enumeradas por la ley.
Anotemos aquí, y antes de seguir adelante, quela jurisprudencia francesa, principalmente la de la
Corte de Casación, ha renovado una tradición queel legislador de 1804 entendió abrogar con su art.
2.251 equivalente al nuestro art. 1.242.
En efecto: la jurisprudencia francesa admite las
siguientes causas de suspensión no previstas en la
ley:
a) la guerra;
b) la invasión;
c) la ignorancia de la existencia de un derecho quese halla en peligro;
d) a las propiedades afectadas por una condición
suspensiva o un plazo.
Sl LA CONVENCIÓN PUEDE
SER CAUSA DE SUSPENSIÓN
Se discute acaloradamente si puede suspendersecontractualmente el plazo de una prescripción.
En Francia los autores se basan: LAURENT, enque si las partes pueden comprometerse, han de
poder también suspender una prescripción; GUI-L'-^^UARD, en que el cumplimiento de una pres
cripción especial entre dos personas, es de puro interés privado, y por lo tanto puede ser objeto deuna convención; GONDARD dice que la conven-
52
ción no suspende la prescripción, sino que tiene
por resultado, y ello es permitido, converdr la obli
gación que antes era pura y simple en obhgación a
término. PLANIOL y RIPERT opinan que en ge
neral no debe permitirse a las partes retardar con-
vencionahnente el punto de partida de una
prescripción; pero que a veces las partes puedeninfluÍT sobre ese punto de partida atribuyendo un
carácter especial a sus operaciones. Así, por
ejemplo: cuando el proveedor y el chente aceptan
que la cuenta se arregle en bloc y no por cada apro
visionamiento, en cuyo caso la prescripción no co
menzará hasta que la cuenta quede cerrada. Re
cuérdese, que según estos autores, las causas de in
terrupción de la prescripción dadas por la ley pueden ser aumentadas o disminuidas convencional-
mente. JOSSERAND sostiene que es válida la con
vención que suspende el curso de una prescripción
comenzada, puesto que ella no consagra la renun
cia anticipada a una prescripción no consumada yno caería, por tanto, bajo lo dispuesto por el
artículo 1.189.
PUGLIESE es contrario a la admisión del con
trato como causa de suspensión.
ALAS, DE BUEN y RAMOS creen que puedeconvertirse en obligación a término la que antes era
pura y simple, "con tal de que ese cambio se verifi
que antes de que haya comenzado a correr la pres
cripción, pues una vez ésta comenzada, cualquierconvenio de las partes relativo a la obligación prin
cipal supone un reconocimiento por parte del
deudor, y es por lo tanto un acto interruptivo".
EFECTOS
De acuerdo a lo que dispone el art. 1.244 puede
decirse que los efectos de la suspensión, son:
a) en que se excluye del cómputo del plazo de la
prescripción el tiempo durante el que la misma
se produce, pero tendiendo en cuenta el trans
currido antes de dicha suspensión para unirlo
al transcurrido después y formar así el plazo to
tal requerido por la ley;
b) la prescripción se suspende durante todo el pla
zo en que subsiste obrando la causa que la pro
duce;
c) los efectos de la suspensión se limitan a la per
sona de cuyas condiciones subjetivas depende
su existencia:
d) los efectos acdvos y pasivos de la suspensión
pasan a los sucesores, ya sean estos a título uni
versal o particular;
e) transcurridos treinta años no se toman en con
sideración las suspensiones.
INTERRUPCIÓN
Se diferencia de la suspensión en que ésta no ha
ce sino detener temporalmente el curso de la pres
cripción, en tanto que la interrupción destruye el
tiempo anterior y todo el efecto causado, arts.
1 233. 1.234, 1 238 y 1.244.
La interrupción de ambas clases de prescripciónpuede ser natural o civil. La doctrina sostiene en
mayoría que no puede existir interrupción natural
en la prescripción extintiva, porque falta para ello
el elemento indispensable de la posesión. Así lo re
conoce el código civil japonés, según el cual "la in
terrupción natural no dene lugar, más que respecto
a la prescripción adquisitiva". Tal es, por otra par
te, la opinión de Planiol y Ripert y de Josserand.
El efecto que quita valor a la inercia precedente,dice Carnelutti, que puede derivar de dos causas
diferentes: o cesa la lesión o cesa la inercia. Y agre
ga que estas dos maneras de interrumpir son tradi-
cionalmente conocidas con el nombre de interrupción natural e interrupción civil, dos nombres que,
a decir verdad, tienen poco sentido.
La doctrina actual clasifica las causas de in
terrupción de la prescripción extintiva del siguientemodo:
1°) interrupción procedente del titular del de
recho;
2°) interrupción procedente del deudor prescri
biente.
Los actos del titular de un derecho tendientes a
interrumpir una prescripción pueden ser muy va
riados, pero cabe agruparlos en:
1°) reclamación judicial;
2°) reclamacicü extrajudicial.
La enumeración de los actos que interrumpen la
prescripción extintiva y que antecede, no es com
pleta, ya que es posible la interrupción sin necesi
dad de reclamación alguna en las servidumbres,
art. 1.234 numeral 1°.
Las causas de interrupción por reclamación ju
dicial admitidas por nuestra ley son múltiples y
muy similares a las del derecho francés, italiano,
alemán y suizo. Estos dos últimos han sido más
amphos en la admisión de actos en justicia que dan
lugar a una interrupción.
Se pregunta ¿si la enumeración de las causas de
interrupción por reclamación en justicia es taxati
va o por vía de ejemplo?
La solución depende del texto de las disposi
ciones de cada ley, pero en la mayoría de ellas se ha
entendido que se está frente a una enumeración ta
xativa. Entre nosotros, nos parece, que es una enu
meración taxativa.
Interrupción por acto delprescribente. Esta for
ma de interrumpir plantea muy pocos problemas,
art. 1.234, numeral 2° y 1.189, inc. 3".
El reconocimiento expreso o el tácito deben ser
claros y precisos, cosa de evitar toda duda de que el
prescribente ha reconocido la existencia del ajeno
derecho. El que haga el reconocimiento debe ser
capaz y actuar con voluntad libre. En cuanto a la
voluntad y a la capacidad hay que estar en nuestro
derecho, y en virtud de no existir disposiciones es
peciales en este título, a las reglas generales que re
gulan la i-apacidad V e,l consentimiento en los actos
jurídicos.
53
Por tanto: el que no es capaz o el que siéndolo
actúa por error, violencia o dolo, no puede realizar
un reconocimiento válido.
El requisito capacidad plantea algunos proble
mas.
Hay sobre ello dos doctrinas.
Primera doctrina. El prescribente precisa la ca
pacidad exigida para disponer del derecho que re
conoce. De esta opinión es Laurent. Guillouard
cree que la doctrina de Laurent es apUcable a la
usucapión, pero no a la prescripción extintiva. En
contra de ella se muestran Vazeille y Baudry-La
cantinerie y Tissier.
Segunda doctrina. Según esta teoría, aún cuan
do se tenga una capacidad limitada puede ser
hecho váUdamente un reconocimiento.
Ambas doctrinas son según Pugliese y Alas, De
Buen y Ramos erróneas. La primera porque asimi
la la creación de las obligaciones con el simple re
conocimiento de las mismas; la segunda en cuanto
del hecho de que el reconocimiento no es un acto
de disposición deduce que pueden realizar ese reco
nocimiento las personas incapaces.
Según los autores últimamente citados la verda
dera solución está en un justo medio, debiendo es
tarse en cada caso concreto, y para admitir o negar
la validez del reconocimiento, a las circunstancias
que lo han determinado.
En nuestro derecho sobre este problema cabe te
ner muy en cuenta la regla del art. 1.190 y pensar
en estas dos cuestiones:
l°)si la regla del 1.190 puede aplicarse a la
prescripción extintiva o si sólo cabe en la usu
capción;
2°) en que si de acuerdo a la regla del art. 1 . 190 no
cabe distinguir los casos en que el plazo de la
prescripción ha corrido ya por entero de aque-
üos en que sólo ha comenzado a correr.
Otro requisito imprescindible para que el reco
nocimiento sea válido es el de que éste proceda del
prescribiente o de quien tenga su representaciónvoluntaria o legal con las debidas facultades para
ello.
Se ha preguntado si el tercero que no tiene repre
sentación del deudor puede realizar actos que in
terrumpan la prescripción. Así A debe a B cien pe
sos. Está corriendo la prescripción y concurre C y
paga a B los intereses de la deuda que con éste tiene
A, art. 1.219.
La contestación parece que no puede ser otra si
no de que tal acto de C no interrumpe en perjuiciode B la prescripción que venía corriendo.
Sin embargo la opinión contraria ha tenido sus
sostenedores. Se basan:
a) en que el gestor ha creado una ventaja para el
deudor al alejarle los peligros de una ejecución;
b) en que el acreedor no puede negarse a recibir leoue se le paga, art. 1.450 y, si a este pago reali
zado por un tercerose le niega efecto interrup-
tívo, el acreedor se encuentra expuestoa perder
por efecto de la prescripción su crédito, sin te
ner modo de prevenirse contra la prescripción
por medio de algún acto contra el deudor, ya
que a éste nada puede exigir porel momento.
Efectos de la interrupción
Los efectos de la interrupción se producen sobre
el pasado, pero no afectan, puede decirse de un
modo general, al porvenir. Sus efectosen el pasado
producen esta consecuencia: haceninúdl el tiempo
transcurrido desde el comienzo hasta el momento
de la interrupción, sin impedir que vuelva acorrer
una nueva- prescripción.
En cuanto a las personas a quienes aprovecha la
interrupción cabe distinguir entre la natural yla ci
vil: la primera aprovecha a todas las personas, la
segunda, por lo general, sólo aprovecha a las per
sonas que realizaron el acto interruptivo y su esfera
de acción se circunscribe al acto que produjo la in
te: rupción. Aplicación de este principio parece ser
la regla de los incs. 2° y 3° del art. 1.240 e inc. 3°
del 1.235.
Cabe señalar algunas excepciones a esta regla de
los efectos limitados de la interrupción civil:
1 ^) interrupción cuando se trata de obligaciones
solidarias, art. 1.240, inc. 1° y art. 1.398, nu
merales 3° y 4°;
2^) la interrupción cuando se trata de una obligación indivisible, arts. 1.240, inc. 2° y 1.387;
3") la interpelación hecha al deudor principal in
terrumpe la prescripción contra el fiador, art.
1.241.
Cabe preguntar si la interpelación hecha al
fiador interrumpe, en perjuicio del deudor, la
prescripción. El código suizo dice expresamente
que no. El cócUgo francés nada dispone sobre el
punto pero la doctrina de sus autores enseña que
tal interpelación no interrumpe la prescripción deldeudor principal. Nuestro Código Civil guarda si
lencio en esta parte.
¿Qué efectos produce la interrupción respecto ala prescripción que puede empezar a correr denuevo? Hay que ver, primero, el punto de partidade la nueva prescripción. Si la interrupción es mo
tivada por un emplazamiento judicial o por una citación a conciliación seguida de la demanda y
emplazamiento, arts. 1.235 y 1.236, sus efectos seprolongan durante toda la instancia. Pero esta demanda judicial puede terminar de distintos modosy de ello dependerá los distintos efectos a
asignársele. Así si el actor desiste, si deja perimir lainstancia o si es vencido, art. 1 .237, la interrupciónse considera como no operada, y no ejerce, portanto, influencia alguna en el plazo.
Pero si el pleito termina por una sentencia favorable al demandante, la acción que nace como resultado de la sentencia estará sometida a una
prescripción distinta, cuyo plazo no es el de los de-
54
rechos demandados, sino el que la actio judicatitenga en cada legislación y el plazo empezará a
contarse desde que causó ejecutoria, art. 1.220.
Si la interrupción se ha producido por una gestión judicial, los efectos de la interrupción se man
tienen mientras las gestiones judiciales impidanque corra la prescripción, art. 1.238.
Cuando la interrupción se produce por un reco
nocimiento del obligado, la nueva prescripción comienza a correr desde que tuvo lugar el reconoci
miento, art. 1.234, parte final.
Y se pregunta ¿ésta nueva prescripción que co
mienza en los diversos momentos que quedanapuntados, es distinta de la antigua?
Se contesta, en general, que la nueva obligaciónconserva los caracteres de la anterior y que por lo
tanto está sometida a las mismas reglas.
A esta afirmación de carácter general se le
señalan algunas excepciones, por ejemplo:
a) cuando convencionalrnente se ha abreviado el
plazo legal de una prescripción y se ha in
terrumpido la prescripción contractual, se dice,
por muchos, que el plazo de la prescripciónnueva no será el pactado en el contrato, sino el
legal;
b) el caso de la actio judicati;
c) cuando el reconocimiento del deudor ha implicado una novación de obhgación.
Los profesores Planiol y Ripert recuerdan que
en ciertas ocasiones la interrupción entraña un
cambio en la naturaleza y en la duración de la
prescripción. La prescripción nueva que comienza
no es más la primitiva; a una corta prescripción su
cede una larga. Esta transformación se produce,
ajusfando las ideas de Planiol y Ripert a nuestro
código, para las prescripciones de los arts. 1.222 a
1 .225, ambos inclusive. En estos casos el crédito es
prescriptible por dos plazos: el uno muy breve, si
nada pasa mientras transcurre que invalide la pre
sunción legal de pago sobre la cual reposan estas
prescripciones; el otro muy largo, si se produce an
tes de la expiración del primero, alguno de los ac
tos interruptivos mencionados en el art. 1.226. Se
puede afirmar que en semejantes casos el acto in
terruptivo no se limita a interrumpir el curso de la
prescripción, él produce al mismo tiempo una ver
dadera interversión en la naturaleza de la prescrip
ción, puesto que aquella que correrá después del
acto interruptivo no es la misma que la que corría
antes.
Y la explicación es, según los autores que veni
mos resumiendo, muy simple: las prescripciones de
los arts. 1.222 a 1.225 reposan sobre una presun
ción de pago, y desde que aparezca un documento
o auto que implique la falta de pago, la presunción
debe ser definitivamente descartada; se entra en las
reglas del derecho común y no puede ser regida si
no por los plazos de prescripción que señala el art.
1.216.
Para terminar con esta cuestión de los efectos de
la interrupción, recordemos, que según Josserand
dichos efectos se resumen de ordinario en estas tres
proposiciones:
1 ^) la prescripción es rota, pero solamente en pro
vecho de aquella persona que ha realizado la
interrupción; el tiempo que había corrido ante
riormente es neutralizado;
2^) una nueva prescripción comienza inmediata
mente a correr;
3^) esta prescripción nueva tiene la misma natura
leza y la misma duración que aquélla a la cual
ella sucede.
De estas proposiciones, agrega, la segunda es
siempre verdad; pero la primera y la tercera tienen
excepciones.
Deberíamos poner fin aquí a la clase de hoy, pero no queremos hacerlo sin referirnos a una cues
tión muy interesante. Del hecho de que la prescripción extintiva responde a exigencias de orden
público se han deducido múltiples consecuencias.
De ellas vamos a detenernos sólo en dos: por ello es
irrenunciable y por ello sus plazos no pueden ser
ampüados.
Es irrenunciable. No puede ser renunciada, art.
1.189. De permitirse tal renuncia, su finalidad, en
los hechos, quedaría desvirtuada, ya que su renun
cia se convertiría en un regla de estilo.
Pero si no puede renunciarse de antemano a la
prescripción, cabe hacerlo con la que ya se ha con
sumado. Ello es así, porque en tal caso medió un
derecho particular del deudor, del cual éste puede
disponer a su antojo. Claro está que los perjudicados por esa renuncia podrán —en los supuestos de
que trata el art. L;296— pedir la rescisión o revoca
ción de tal renuncia, si es que ella les perjudica.
Los plazos no pueden ampliarse. Permitir la
ampliación equivaldría a permitir la renuncia anti
cipada. "Equivaldría a una renuncia más o menos
parcial la prórroga de los plazos legales de
prescripción, pues siempre se vulneraría el fin de la
ley, que por ser de orden público, no puede quedara merced de la autonomía privada" (COLMO).
(Ver art. 1.017 del C. de Comercio). La ley france
sa del 13 de Julio de 1930 relativa al contrato de se
guros, establece en su art. 26: "La duración de la
prescripción no puede ser alargada por una cláusu
la de la póliza".
Pero ¿pueden ser reducidos convencionalmente
los plazos de la prescripción? Es este un problemade solución dudosa y que se ha planteado, principalmente, en materia de contratos de transportes yde seguros.
La doctrina y la jurisprudencia han mostrado
sus preferencias por la tesis que sostiene la validezde la abreviación. En los momentos actuales los
autores que con mejores fundamentos sostienen la
nulidad de tal reducción son: Huc y Degni.
El código alemán valida la abreviación; el códi
go suizo di—' ••"•""'-—
55
A estas tres doctrinas se las ha refutado, porsu
orden, del modo siguiente:
a la primera: que no se advierte cuál sería el cri
terio a seguir por el magistrado paradecidir desde
qué punto la cláusula excedelos límites de una me
dida equitativa;
a la segunda: que no debe recurrirse niinca a la
disposición que prohibe la renuncia anticipadade
la prescripción o debe recurrirse siempre y,enton
ces, no es posible afirmar que dichas cláusulasim
portan una renuncia previa sólo en ciertos casos,
ya que toda cláusula que fije un término de pres
cripción más breve que el legal, es una renuncia
aunque ella sea tan sólo parcial y preventiva (Mala-
garriga);
a la tercera: que los fundamentos en que se apo
ya, como la excepción a que da base, son de muy
poca consistencia (Malagarriga).
El comentarista argentino Carlos C. Malagarri
ga termina sus anotaciones sobre esta cuestión di
ciendo: "Así de la doctrina de Degni lo que en rea
lidad debe aceptarse es la afirmación de que tanto
la prologanción como la abreviación de la pres
cripción contrarían el carácter público de esta ins
titución y alteran la posición recíproca de las partesen una materia tan delicada como ésta del tiempoútil para el ejercicio de los derechos los cuales no
deben tener otros términos que los que, según la
índole de las diversas relaciones jurídicas, han preestablecido las leyes, ordenándolos de manera de
conceder igual tutela a los intereses del acreedor
que a los de los deudores" (')
Nuestra jurísprudencia
La jurisprudencia de nuestro país se ha inclina
do, a ejemplo de la casi unanimidad de la jurisprudencia extranjera, por la validez de las cláusulas
abreviaturas del plazo de la prescripción.
Voy a leerles los considerandos de un fallo dictado por uno de nuestros tribunales hace unos 30
años. Dispone el Tribunal, con los votos de Marti-
nez, Romeu Burges (sin aceptar todos los funda
mentos) y Bastos, al confirmar un fallo apelado:
"...Considerando; que en la cláusula 14" de la pólizase establece que; "en el caso de que el interesado no diri
ja reclamo alguno durante los tres meses que pasan des
pués del incendio, entonces perderá todos los derechosque pudieron corresponderle con arreglo a la presentepóliza"; y que dado, pues, lo convenido en esta cláusuladel contrato, es procedente la excepción de prescripciónalegada por la compañía demandada, porque el incendio de la tienda se produjo el... de... y este juicio no se
inició hasta el... de... de... (escrito de f.2);
"Considerando: que las partes contratantes han podido convenir legalmente en que el término de la prescripción fuera en este caso de tres meses, en vez del de unaño señalado por el artículo 1 .021 del Código de Comer-
(4) Para estudiar detenidamente la validez o nulidad de las cláusulas contractuales abreviativas de la prescripción recomiendo uinteresante monografía de Degni publicada en la Rivista di diritto commerciale, t. II, pág. 503 y ss. (1910) Puede vers¿ tamWén «nn
que trata de esto muy brevemente, a Josserand, Cours deDroit CivilpositifFranfais, tomo II, números 990 y 991 tercera edc,V,'n I ,"tesis de que la clausula de la póliza que establece la prescripción convencional es válida está desarrollada ampliamente en una exnres.on de agravios del Dr. J. Cremonesi, publicada en "La Revista de Derecho, J. y Administración", año 20 0914) número 20 pig"
Se inclinan por la vahdez: Baudry-Lacantinerie
y Tissier; Guillouard; Pughese; la jurisprudencia
argentina y la de la Corte de Casación itahana y
francesa.
Argumentos a favor y en contra de la validez de
las cláusulas abreviativas de la prescripción
Pueden señalarse dos tendencias en la doctrina:
1 ^) la de los autores que admiten o rechazan en to
dos los casos las citadas cláusulas;
2") la de los que las admiten o rechazan según las
circunstancias que rodean a cada contrato en
particular.
Primera doctrina. Admisión amplia. Se dice: la
prescripción es una institución establecida en bene
ficio exclusivo de los deudores y, por tanto, las
cláusulas en cuestión operan conforme a los fines
que persigue la prescripción, por cuanto benefician
al obligado.
Rechazo amplio.
Se fundamenta:
a) en que es falso el concepto que considera a la
prescripción de orden público sólo desde el
punto de vista del deudor;
b) en que la organización de la prescripción es
asunto de interés general sobre el cual las con
venciones privadas no pueden tener influencia;
c) en que la abreviación contractual constituyeuna renuncia parcial del acreedor a los efectos
legales de la prescripción;
d) en que la libertad contractual es, en los contra
tos en que esta cláusula suele pactarse, una
amarga ironía (Degni).
Segunda doctrina. Admisión o rechazo según las
circunstancias. Sostienen algunos que dichas cláu
sulas deben validarse:
a) siempre que la abreviación no sea tan radical
que coloque al acreedor en la imposibilidad de
ejercitar sus derechos (Vivante);
b) dicen otros, que el único caso en que no deben
validarse es cuando dichas cláusulas ocultasen
una renuncia anticipada a la prescripción mis
ma (Módica);
c) sostienen otros que la abreviación conven
cional sólo puede validarse cuando la acción de
que se trata no tiene un fundamento de orden
público, es decir, en todos aquellos casos en
que la cláusula de! contrato opera en el mismo
sentido que la disposición legal cuyo término seha convenido en reducir. (Degni).
Dichas cláusulas, dice Josserand, funcionan
normalmente contra los intereses del más débil.
56
cío, porque lo que prohibe la ley es que se renuncie de
antemano a la prescripción, pero no que se acorte el plazo de ella, lo cual es una cosa muy distinta;
"Considerando; que al reducir las partes contratantes
e\ término de la prescripción legal no sólo respetan el
principio de la prescripción, que es lo único que exige la
ley al prohibir su renuncia anticipada, sino que con esa
cláusula no se ataca ninguna ley ni principio de orden
público;
Considerando: que como antecedentes ilustrativos
sobre este punto pueden citarse las sentencias dictadas
por nuestros Tribunales que se transcriben a fs. 697 y
754, y las cuales resolvieron la excepción de prescripciónen el sentido solicitado por la compañía demandada en
estos autos;..." (Publicado en "La Revista de Derecho,J. yAdministración", año XIV (1908), número 18, pág.
287).
Hay otros dos fallos publicados en los que se ad
mite la reducción convencional del plazo de pres
cripción. Veámoslos en la parte que nos interesan:
el Juez Letrado de Comercio de Primer Turno
Don Ovidio Grané en sentencia dictada el 30 de
Septiembre de 1913, estableció que es válida la re
ducción convenida por las partes de la prescripciónde un año, establecida en el art. 1 .02 1 del C. de Co
mercio. Dice la sentencia:
"Considerando: en cuanto a la excepción de prescripción opuesta, en primer término, por la compañía de
mandada, con arreglo a la base 11 de la póliza de f. 1 ;
Que si bien tal prescripción —de tres meses y dos sema
nas— libremente convenida por las partes, es perfectamente válida desde que no va contra disposición legal al
guna prohibitiva o de orden público, puesto que lo que
prohibe la ley en materia de prescripción, es renunciarla
de antemano o prorrogar los términos legales (Artículos1.014 y 1.017 del Código de Comercio) pero de ningún
modo el acortarlos, desde que la reducción de dichos
términos coadyuva al fin de la prescripción —
que es el
de que los derechos permanezcan inciertos el menor
tiempo posible, sobre todo en materia comercial— co
mo así se ha pronunciado la jurisprudencia, uniforme y
constante, de nuestros Tribunales en todos los casos
análogos (N. con "L.P.U.") C. con "L.F.A.","G. y
V," con "L.T.", S. con "L.P.U."); sin embargo, como
en este caso, el incendio del negocio ha dado lugar a un
proceso criminal contra el dueño de dicho comercio,
proceso que recién terminó con fecha 1°
de febrero de
1911, por la absolución de éste, según sentencia del
señor Juez Letrado del Crimen (causa agregada), es in
dudable que la prescripción que ampara a la compañía
aseguradora no ha empezado a correr sino desde esa ab
solución, puesto que recién desde entonces se ha hecho
exigible legalmente el pago de la póliza de F. 1 (Artículos 1,021 del Código de Comercio);"
Apelada la sentencia del doctor Grané fue con
firmada con costas por sentencia que el 20 de Abril
de 1914 dictó el Tribunal compuesto porMartínez,Jiménez de Aréchaga y Mendoza y Duran.
Establece la sentencia del Tribunal:
"Considerando: Que la estipulación de un plazo más
breve que el establecido por la ley para la prescripciónde las acciones del asegurado contenida en la cláusula 1
"
de la póliza es perfectamente legal y válida, desde que
no contraviene a ninguna disposición prohibitiva de la
ley, ni afecta en lo más mínimo al orden público;
"Considerando: Que si bien la prescripción es una
institución de orden público, nada obsta a que las partes
puedan reducir por convenios los términos establecidos
por la ley, pues lo que ésta prohibe es prorrogarlos y re
nunciar de antemano a aquélla (artículo 1.014 del Códi
go de Comercio);
"Considerando: Que, como acertadamente lo expresael Inferior en su sentencia y lo han consagrado la ju
risprudencia general y la doctrina, la reducción de esos
términos coadyuva al fin de la prescripción, que es el de
que los derechos se definan a la mayor brevedad, sobre
todo en materia comercial, donde el éxito de múltiples y
complejas operaciones depende, en gran parte, de la ra
pidez de su terminación". (Publicados ambos fallos en
"La Revista de Derecho, J. y Administración", año XX
(1914), número 18, págs. 283 y siguientes).
La misma doctrina se admite en fallo publicado en la
misma Revista, t. XII, pág. 69 y en expediente que he
mos podido compulsar en el hoy Juzgado Letrado de
primera instancia en lo Civil de Sexto Turno.
OCTAVA LECCIÓN
SUMARIO: Régimen transitorio de la usucapión y de la prescripción extintiva: criterios
legislativos y dificultades de la cuestión. Solución de nuestro código (opiniones de
Guillouard, Portalís y Baudry-Lacantinerie y Tissier). Opinión de Narvaja respecto a la
retroactividad de nuestro código civil. De la usucapión y prescripción extintiva y el derecho
internacional privado. Sistematización que de los sistemas ha hecho Michel. De nuestra jurisprudencia en materia de prescripción extintiva y usucapión.
En la clase de hoy, que es la última de que reglamentariamente disponemos, pues como ustedes re
cordarán les dije al comienzo de estas disertaciones
que sólo disponíamos de ocho clases, vamos a ex
poner brevemente lo que se ha dado en llamar la
doctrina del derecho transitorio y los problemas de
la prescripción y el derecho internacional privado.Reservaremos algunos minutos finales para poderenunciar algunas de las soluciones a que ha llegadonuestra jurisprudencia práctica en materia de
prescripción.
Régimen transitorio
Se trata de un problema común a todas las cues
tiones jurídicas. En lo que a la prescripción se re
fiere puede enunciarse así: ¿cómo se regula lo rela
tivo a una usucapión o a una prescripción extintiva
comenzada cuando regía una legislación distinta,
derogada mientras la usucapión o la prescripciónextintiva esta en curso?
Veamos el problema en materia de usucapión y
luego en lo que se refiere a la prescripción extinti
va.
Usucapión. En general los códigos han seguidoeste temperamento: la ley nueva no tiene efecto
retroactivo en materia de usucapión, salvo cuandoel legislador ha dispuesto expresamente lo contra
rio. - —
57
riantes, la doctrina del Códigode Napoleón.
En cambio, el código alemán y el suizo, sientan
el principio de la retroactividad.El código alemán,
determina, además, que lo que serefiere al comien
zo de la prescripción, así como lo quehace a la sus
pensión e interrupción, se rige por lo que respecta
al período anterior a la sanción del código civil,
por las leyes entonces en vigencia.
Derecho patrio. El régimen transitorio de
nuestro código civil lo encontrarán ustedes conte
nido en las siguientes disposiciones: arts. 7, 1.187,
1.231, 1.259 y 2.391.
Aún en materia de usucapión y prescripción ex
tintiva nuestro codificador pagó tributo al princi
pio de la no retFoactividad. Bien, pudo pensar, que
la prescripción —en sus dos aspectos— comenzada
no es un derecho adquirido, sino una expectativa,
una simple esperanza, cuyo cumplimiento depende
de múltiples y diversas eventualidades.
Según Guillouard la regla del inciso primero del
articulo 1.231 se aplica tanto a la prescripción ad
quisitiva como a la liberatoria. Ella se refiere,
además, no solamente a las modificaciones intro
ducidas en cuanto a la duración sino en cuanto a la
modificación dé cualquier condición.
Si un derecho no es prescriptible de acuerdo al
código, pero lo era en el derecho anterior y había
comenzado a prescribirse, esa prescripción ya co
menzada al promulgarse el código no se podrá
cumplir, no obstante lo dispuesto por el art. 1 .231 .
Cuando Portalis tuvo que fundar en su discurso
109 una disposición similar a nuestro inciso segundo del art. 1.231 expuso entre otras razones, la si
guiente: "El derecho de los propietarios, contra
los cuales ha comenzado ya la prescripción que para completarse requiere cuarenta años, no es más
respetable que el derecho de los propietarioscontra los que no había prescripción principiada;pero contra los que la prescripción más larga va a
completarse en virtud de la nueva ley, por treintaaños".
Han transcurrido ya muchos años desde que el
código civil empezó a regir entre nosotros. De ahí
que pueda pensarse que la regla del art. 1 .231 ya no
está llamada a tener aplicación práctica.
La ley francesa, ya lo saben ustedes, es muy si
milar en esta parte a nuestra ley. Conviene por tanto que conozcan sobre qué cuestiones la doctrinefrancesa y la Corte de Casación se han mostradcconformes.
(1) Bigot - Préameneu al fundar en esta parte lo dispuesto por el Código de Napoleón decía en su conocido informe: "Por último, ha sido necesario prever que en el momento en que este título del código reciba fuerza de ley, habrán empezado ya prescripcionesde todo género. En materia de propiedad, es principalmente donde debe evitarse todo efecto retroactivo: el derecho eventual que resulte de una prescripción empezada no puede depender de dos leyes. Basta, pues, que un derecho eventual siga unido a la prescripcióncomenzada para que dependa de la antigua ley, y no pueda el nuevo código regular lo que le es anterior. Con este principio general desaparecerán todas las dificultades. Una sola excepción se ha juzgado necesaria para que haya un término, pasado el cual se cumpla entodas partes la nueva ley. El periodo más largo que esta exige para las prescripciones, es el de treinta años. Si no se tratase más oue delas prescripciones que en ciertos países exigen cuarenta años o un período más largo, no habría temor al efecto retroactivo una vezdeterminado, que bastaban para cumphr la prescripción los treinta años prevenidos por la nueva ley con la adición del tiemño trpn.curtido. El derecho de los propietarios contra los cuales no cumplía la prescripción sino pasados cuarenta años no debe ser nrefer^!."al derecho de aquellos contra los que no hay prescripción empezada; pero que pueden estar comprendidos en la prescripción oue ñortreinta años establece el proyecto actual. Estos motivos han determinado la disposición final de este título".
(2) Puede consultarse sobrejasolución v nlanteo de estas dificultades el apéndice que trae PUGLIESE en su obra"Dplln p
z~ "
:OS "DF //7 Pror^í-ínWAM Pv-í,.,»;,,.." _i..; -i.cueuafresen
tí código francés, en su art. 2.281 sienta un
principio similar al de nuestro art. 1.231.('>
El código español, art. 1.939, establece también
que la ley no tiene efecto retroactivo; pero agrega:
que si desde que fuere puesto en observancia el
código transcurriere todo el tiempo en él exigido
para la prescripción, surtirá ésta su efecto, aunque
por dichas leyes anteriores se requiriese mayor
período de tiempo.
El código peruano de 1936 establece en su art.
1.833 que la prescripción iniciada antes de ponerseen vigor el nuevo código, se regirá por las leyes an
teriores; pero que si desde que fue puesto en vigen;cia, transcurriera todo el tiempo en él exigido parala prescripción, surtirá ésta su efecto, aunque .pordichas leyes anteriores se requiriese un período de
tiempo mayor.
El código alemán y el suizo se diferencian en esta
parte de las soluciones dadas por los códigos a queacabamos de referirnos, principalmente, en estos
dos aspectos:
1°) legislan separadamente el régimen transitorio
de la usucapión y el de la prescripción extinti
va;
2°) en que establecen, hablando en términos gene
rales, que la usucapión comenzada antes de es
tar en vigencia los nuevos códigos, se rige poréstos desde que entraron en vigor.
Prescripción extintiva
La aplicación de la regla contenida en el art. 7 de
nuestro C. Civil ofrece, apUcada a la prescripción,muchas dificultades. Siguiendo a Pugliese y a
Alas, De Buen y Ramos pueden enunciarse como
dificultades principales las siguientes:
a) que la ley nueva declare imprescriptible lo quehasta entonces era prescriptible;
b) que la ley nueva modifique los requisitos nece
sarios para prescribir;
c) que se modifiquen las causas de interrupción y
de suspensión. P>
Casi todos los códigos dedican escasas disposiciones a la reglamentación de la cuestión que esta
mos tratando. La mayoría de los del siglo pasado,observa Pugliese, guiados por la idea de que la
prescripción constituye un derecho, si bien even
tual, y sustraído, por lo tanto, a las variaciones de
legislación, se limitaron a seguir, con pequeñas va-
58
Baudry-Lacantinerie y Tissier afirman que esas
cuestiones son las siguientes:
1 ^) que las prescripciones que bajo el antiguo de
recho exigían un plazo más largo, necesitan
cumplirlo, salvo el caso de las prescripciones
mayores de 30 años;
2^) que aquellas que tenían un plazo más corto, se
cumplen cuando éste termina, sin necesitar es
perar el más largo que pueda reclamar el códi
go;
3^) que las prescripciones comenzadas bajo el an
tiguo derecho, no pueden ser suspendidas ni
interrumpidas por motivos nuevos estableci
dos por el código; y
4^) que continúan sometidas al derecho antiguolas prescripciones que, con arreglo a él, esta
ban suspendidas en su comienzo por una causa
que existe todavía, aunque el código no la ad
mita como motivo de suspensión.
Esta parte del derecho transitorio nos ha llevado
más tiempo del que queríamos dedicarle. No obs
tante eUo, no queremos terminar con esta importante cuestión sin decirles que a raíz de la sanción
de nuestro código civil se planteó una controversia
pública relativa a la retroactividad del código civil.
En esa controversia terció Don Tristán Narvaja,
bajo el seudónimo de "N.N. estudiante de de
recho", publicando un artículo en "La Tribuna"
de Julio de 1869. Según Narvaja todas las disposiciones del código civil pueden reducirse a tres cla
ses:
1 ^) disposiciones de los diferentes cuerpos legalesen vigencia y que estaban aplicándose en su
letra y espíritu a la fecha de la promulgacióndel código;
2^) disposiciones de los mismos cuerpos legales
(antiguos), que estaban sujetas a dudas y difi
cultades, y que el nuevo código aclara y resuel
ve;
3 ^) disposiciones puramente derogatorias del anti
guo sistema. Las disposiciones de las dos primeras categorías, que constituyen la casi tota
lidad de las disposiciones que contiene el códi
go, no tienen efecto retroactivo. Sólo las de la
tercera clase, que son excepcionales, tienen
efecto retroactivo, si bien este efecto retroacti
vo se halla limitado por lo dispuesto en la parte
final del inciso primero del art. 2.391.
De la prescripción y el
derecho internacional privado
Es cuestión vieja y muy discutible la de resolver
los conflictos que presenta la dispersión de los ele
mentos de la relación jurídica, o, en otras pa
labras, cuando se está en presencia de distintas le
yes.
Usucapión. Se distingue según se trate de bienes
inmuebles o de muebles. Para los inmuebles la
doctrina predominante es ésta: su usucapión debe
ser resida por la ley delpaís de su situación. Es la
doctrina de D'Argentré, de Dumoulin, de Dunod,
de Pothier y de Laurent. Por la ley de la situación
del inmueble se rigen todas las condiciones y re
quisitos de la usucapión: ella determinará si tal
bien es o no prescriptile; el tiempo de posesión; los
caracteres que esa posesión debe ostentar, etc.
Según muchos autores para los muebles corpo
rales también debe aphcarse el criterio de la ubica
ción. Pothier, en cambio, propone para regir los
muebles corporales la ley personal del propietario.
Sepan ustedes que es muy difícil dar solución a
los problemas que ofrece, con frecuencia, la usuca
pión de los bienes muebles.
Prescripción extintiva. Es un problema clásico
del derecho internacional, cuya solución por lo ge
neral no ha sido dada por los distintos códigos.Los sistemas propuestos son reducidos por
MICHEL en su obra"
La prescription libératoire
en' droit Internationalprivé" a cuatro:
1°) la prescripción debe ser regulada por la ley del
lugar donde las partes han convenido en ejecu
tar la obligación (sistema de Troplong y de
Massé);
2°) debe ser regulada por la ley del domicilio del
deudor (sistema de Dunod y de Le Vareilles-
Sommieres);
3°) debe ser regulada por la lexfori, es decir por la
ley bajo cuyo imperio la acción se ejerce (sistema de Mercier y de Labbé);
4°) sistema de la ley del contrato (sistema de Sa
vigny y, en parte, el de Michel).
Comprenderán que no nos podemos detener a
analizar todas estas doctrinas. Para los que quie
ran estudiar los fundamentos y críticas a las mis
mas les recomiendo la ya citada obra deMichel, los
trabajos de Lehr y de Martín, publicados en la
"Revue de droit international" y la tesis de CA-
VARRETTA, de"
Laprescrizione nel diritto inter-
nazionale privato".
El Tratado de Derecho Civil Internacional de
Montevideo del año 1889, suscripto por nuestro
país, adoptó en materia deprescripción las siguien
tes reglas:
Art. 51. La prescripción extintiva de las acciones
personales se rige por la ley a que las obligaciones
correlativas están sujetas.
Art. 52. La prescripción extintiva de acciones re
ales se rige por la ley del lugar de la situación del
bien gravado.
Art. 53. Si el bien gravado fuese mueble y hu
biese cambiado de situación, la prescripción se rige
por la ley del lugar en que se haya completado el
tiempo necesario para prescribir.
Art. 54. La prescripción adquisitiva de bienes
muebles o inmuebles se rige por la ley del lugar en
que están situados.
Art. 55. Si el bien fuese mueble y hubiese cam
biado de situación, la prescripción se rige por la leydel lugar en que se hayj^ completado el tiempo ne-
rpcnrio nara'"■' - '''""-■' "'"
'
' '' ' '' ■■ ''i''ivr
59
No corresponde a este curso el estudio y comen
tario de las disposiciones que anteceden. Me limito
a recordarles que en las conferencias que dictó el
profesor argentino Carlos Alberto Alcorta en
nuestra Facultad de Derecho, por el año 193 1,ma
nifestó que estimaba: que tanto el texto como la re
dacción de los preceptos concernientes al título de
las sucesiones y de las prescripciones era inobje
table. (3)
De nuestra jurisprudencia práctica
Hubiéramos deseado disponer de más tiempo,
para haber podido estudiar con ustedes los princi
pales fallos reaídos en nuestro país al discutirse an
te la justicia problemas relacionados con la
prescripción. Yo creo, vaya esto dicho de paso,
que es necesario que esta Facultad de Derecho or
ganice, de una vez por todas, el estudio orgánico y
sistemático de nuestra jurisprudencia. En los po
cos minutos que nos quedan les expondré, siguiendo el orden del articulado del Código Civil, una
síntesis apretada de nuestros principales fallos.
Previamente les indico:
1 °) que en el trabajo del doctor Couture que ya he
mos tenido oportunidad de citar, relativo a
"La acción declarativa de la prescripción" en
contrarán ustedes una indicación prolija de las
alternativas de nuestra jurisprudencia en lo
que a ese punto se refiere;
2°) que en lo que hace a la cuestión de si corres
ponde o no inscribir en el Registro de Trasla
ciones de Dominio las sentencias que declaran
obtenida la propiedad por prescripción —ins
cripción que nuestra justicia ha declarado porintermedio del Dr. Minelli improcedente—
pueden consultar el trabajo del Dr. Couture a
que nos acabamos de referir y los trabajos
pubHcados en "Revista de la Asociación de
Escribanos", tomo X, pág. 24, en uno de cu
yos trabajos el escribano D'Alessandro SauUo
se declara partidario de la inscripción;
3°) en lo que hace a la cuestión de la prescripciónde la hipoteca, problema interesantísimo, nada
diremos, pues forma parte del programa de
otros cursos. A los que desde ya se interesan
por este problema los remito al trabajo del
escribano A. Paolillo publicado en "Revista
de la A. de Escribanos",, tomo XXIV (1938),
pág. 84 y siguientes y a la tesis presentada hace
algunos meses a esta Facultad por el Dr. Gil
berto Rava;
4°) junto a los resultados de nuestra jurisprudencia sintetizaremos también las opiniones de al
gunos de nuestros profesionales.Art. 1.189. I. Existe interrupción de la prescripción cuando el deudor reconoce tácita o expresa
mente la obligación en su testamento. La manifes
tación hecha por un testadorde que su medico no
ha querido cobrarle sus servicios profesionales,no
puede influir en nada en el reconocimiento por
dichos servicios. (Jurisprudencia publicadaen La
Rev. de D., J. y Adm.", tomo XII, págs. 250,260
y 277). _, _, ,
II. La manifestación de un testador de que la
causa del legado hetho a un médico erala de no ha
berle querido cobrar dicho facultativosus servicios
profesionales, constituye un reconocimiento ex
preso de la obligación. Dicho reconocimiento in
terrumpe la prescripción extintiva de acuerdoa los
arts. 1.226 y 1.234 del Código Civil y dicha pres
cripción pasa a ser la de veinte años, segúnlo pre
viene el art. 1.226 al hacer referencia al 1.216.
(Expresión de agravios de Manuel Herrera y Reis-
sig publicada en "La Rev. de D., J. y Adm.", to
mo XII, pág. 253).
III. Hay renuncia tácita a la prescripción y, por
tanto, esta excepción debe rechazarse, cuando el
deudor reconoce en el acta de tentativa de conci
liación la existencia de la deuda. Se trata de una
manifestación hecha ante funcionario judicial que
obra en un acto inherente al ejercicio de sus atribu
ciones. (Jurisprudencia pubhcada en "Jurispru
dencia Uruguaya", tomo IV, pág. 240).
Art. 1.190. I. Obliga a la sociedad el reconoci
miento de una deuda hecha por el administrador
cuyo nombre figura en la razón social. El no uso de
la firma social en el reconocimiento de la deuda no
afecta al derecho del acreedor. El reconocimiento
hecho en la forma apuntada implica renuncia de la
prescripción desde que emana de un deudor solida
rio. (Jurisprudencia pubhcada en "La Rev. de D.,J. y Adm.", tomo XIV, pág. 228).
Art. 1.191. 1. La ley faculta a oponer la excepción de prescripción en cualquier estado de la
causa; pero ninguna excepción puede ser fallada
sin ser discutida. Por ello siempre debe sustanciar
se, cualquiera sea el estado de la causa en el mo
mento en que la excepción es presentada. (Ju
risprudencia publicada en "La Revista Forense",tomo I, pág. 164).
II. Desistir de la excepción de prescripción es
darla por no alegada y, por tanto, debe ser tenida
por no aducida entre los fundamentos de una sen
tencia de primera instancia. En este caso no puedetomársela en cuenta en la sentencia de segunda ins
tancia, desde que In prescripción no puede ser
declarada de oficio. (Jurisprudencia publicada en"Colección Abadie Santos", tomo V, caso 1.484).
III. El principio de que la prescripción puedeoponerse en cualquier estado de la causa hasta lacitación para sentencia, establecido de unamanera
general en el art. 248 del código de procedimientocivil, sufre una excepción cuando se trata del juicioejecutivo, en el que, en segunda o tercera instancia,no pueden oponerse las que no se hayan hecho va-
(3) CARLOS ALBERTO ALCORTA - "Los tratados de Montevideo de 1889", págs. 57 y 150. Conviene también ver- V MCARRIO - "Apuntes de Derecho Internacional Privado", pág. 201 y ss; el informe del Dr. QUINTANA pronunciado el 23 de enerode 1889 en la parte en que se refiere a la prescripción. Dicho informe está publicado en la obra "Actas y Tratados celebrados por elCongreso Internacional Sud Americano de Montevideo", pág. 499 y ss. y la tesis de DE SALTERAIN: "Algunas consideraciones
60
1er en la de primera. (Jurisprudencia publicada en
"Fallos de la Alta Corte de Justicia" por W.
Beltrán, t. 1, pág. 139).
Art. 1.193. 1. Los inmuebles dótales no son
bienes fuera del comercio. (Tal es la tesis de Pablo
De María compartida por la jurisprudencia nues
tra. Tesis_
desarrollada en trabajo pubhcado en
"La Rev., de D., J.y Adm.", tomo VIII, pág. 81).
II. Ni doctrinariamente ni de acuerdo con el
decreto del 10 de Octubre de 1835 es aplicable a los
sepulcros la parte del Código Civil relativa a la ad
quisición por prescripción de los bienes privados.
(Vista fiscal de R. Sayagués Laso, publicada en
"Colección Abadie Santos", tomo IX, caso
2.547).
III. El defecho funerario se puede adquirir porel modo prescripción. (Opinión del escribano Be-
ethoven Parallada¿publicáda en la revista'
'El De
recho", año XIV, núms. 6-12, pág. 95).
IV. Los sepulcros no pueden adquirirse por
prescripción. (Jurisprudencia publcada en "La
Rev. de D., J. y Adm.", tomo XXIV, pág. 362 y
en "Colección Abadie Santos", tomo IX, caso
2547).
V. Es sólo respecto a los bienes susceptibles de
propiedad privada que los establecimientos públicos y las corporaciones quedan sujetas a las mis
mas prescripciones que los particulares, estando
fuera de su alcance todo aquello que, como los
bienes nacionales de uso público, no está en el co
mercio de los hombres. (Jurisprudencia pubhcadaen "Colección Abadie Santos", tomo IV, caso
1 .266. La misma tesis sostiene la Suprema Corte de
Justicia en fallo publicado en la citada Colección,
tomo VII, caso 1.869).
Art. 1.196. 1. Poseer en concepto de propietario
supone simplemente que se ejerciten los actos de
tal propietario y no se obre a nombre de otros con
títulos precarios. (Opinión sostenida en trabajo
publicado en "La Revista Forense", tomo II, pág.325. En este trabajo se estudia, también, el régimen legal vigente en materia de usucapión a la época en que entró en vigencia nuestro código civil).
II. La posesión que no es exclusiva, no es una
posesión a título de dueño y no puede, por tanto,
conducir a la prescripción de la propiedad. El que
ejerce actos de comunero no puede adquirir la pro
piedad exclusiva de la cosa, tan sólo puede adquiriruna porción indivisa de la misma. (Jurisprudencia
pubhcada en "Colección Abadie Santos", tomo
IX, caso 2.573).
Art. 1.201. I. La acción por cobró del saldo
líquido de las cuentas no es sino la consecuencia
del cumplimiento de la obhgación de rendirlas, y si
esta obligación deja de existir civilmente por
prescripción deja también de existir la consecuen
cia. Estando extinguida por prescripción la rendi
ción de cuentas, no subsiste una acción por cobro
del saldo cuyo monto tenía que ser fijado por una
rendición de cuentas. (Opinión de Pablo de María
publicada en la "Revista del Centro Estudiantesde
Art. 1.208. 1. No puede considerarse justotítu
lo a los efectos de la prescripción ordinaria deldo
minio una escritura de venta de un bien raíz dotal
hecha con omisión de la autorización judicial que
prescribe el art. 2.037 del Código Civil, y aún
cuando haya sido realizada por la mujer con el
asentimiento del marido. (Opinión de Don Elias
Salorio publicada en "La Rev. de D., J. y Adm.",t. XI, págs. 33' y 68).
II. -Puede .existir justo título basado en un testa
mento absolutamente nulo. Tal lo resuelto en dos
instancias por nuestra justicia. Dichos fallos se ba
san en que apreciar lo que dispone el art. 1.208 en
el sentido absoluto de las palabras conduciría a quenunca hubiere prescripción en los casos a que se re
fiere dicho artículo, ya que si el título requerido de
biera ser perfecto, el poseedor cuando le fuera re
clamada la cosa no tendría necesidad de ampararse
en la prescripción sino en su perfecto derecho de
propiedad. Precisamente, la prescripción tiene por
alcance, y es su objeto, subsanar los defectos y las
omisiones de la titulación de la propiedad, conso
lidándola de ese modo. (Jurisprudencia publicadaen "La Rev. de D., J. y Adm.", tomo XIII, págs.
178, 195, 213 y 229). Contra dichos fallos se inter
puso el recurso extraordinario de nulidad notoria y
la hoy Suprema Corte de Justicia, integrada, de
claró nula la sentencia recurrida por entender que
el testamento absolutamente nulo no es un justotítulo. (Este fallo de la Alta Corte de Justicia de
fecha 10 de noviembre de 1909 está pubhcado en la
"Revista de la Asociación de Escribanos", tomo
IV, págs. 256 y 274 y en la'
'Colección Abadie San
tos", tomo I, caso 492). En este fallo sostiene la
Suprerria Corte de Justicia: que el legado hecho en
un testaihento absolutamente nulo no puede ser in
vocado como justo título para la prescripción de
diez o de veinte años. La falta de solemnidad en
materia testamentaria hace al acto inexistente; que
además la ley no exige en el art. 1 .208 un título per
fecto, ya que para que se repute justo el título a los
efectos de la prescripción sólo se requiere que el tí
tulo en sí mismo sea capaz de transferir la propie
dad, aún cuando los enajenantes no sean realmen
te los dueños de la cosa que venden; y de manera
que puede ocurrir el caso—
que es el que contem
pla la ley— de que se verifique una venta, dona
ción, permuta o legado, con todas las solemnida
des legales y, sin embargo, el enajenante o testador
no sea realmente dueño de la cosa que trasmite.
III. El testamento absolutamente nulo no es un
justo título a los efectos de la prescripción. Opinan
en este sentido: El Dr. José A. de Freitas —"La
Rev. de D., J. y Adm.", t. XIII, pág. 229; el escri
bano Narciso A. Machado— "La Rev. de D., J. y
Adm.", t. XIV, pág. 13 y el escribano BenjamínC. de Oliveira— "Revista de la Asociación de
Escribanos", t. III, pág. 45.
IV. No constituye un justo título, legal, válido y
capaz de transferirla propiedad la aceptación de la
mejor oferta en el remate público y su ulterior
aprobación judicial. Por otra parte el que entra a
poseer basadc™
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61
adelante el contrato definitivo no puede, por esassolas circunstancias, tener por probada su buena
fe. (Jurisprudencia publicada en "Colección Aba
die Santos", tomo XVI, caso 3.441).
Art. 1.211. I. El propietario que no tiene la posesión del bien hace más de treinta años no pierdeel derecho de entablar la acción reivindicatoría. No
obstante los términos absolutos del art. 1.211 hay
que pensar que tan sólo la prescripción adquisitivaconsumada puede hacer desaparecer tal derechodel propietario. (Opinión del Dr. Martín C.
Martínez publicada en "La Rev. de D., J. y
Adm.", tomo II, pág. 106).
II. Con treinta años de posesión se adquiere la
propiedad de un inmueble, sin necesidad de título
ni de buena fe. El art. 1.150 del C. Civil confirma
plenamente de que el art. 1 .039 al establecer el tras
paso ipso jure no impide que esa ficción sea
destruida por una realidad contraria, cuando uno
o varios herederos poseen por cuenta propia, des
conociendo los derechos de los otros. (Opinión de
Juan P. Castro publicada en "La Rev. de D., J. yAdm." t. IX, pág. 241 y 370).
III. La propiedad de los bienes inmuebles se
prescribe por la posesión de treinta años, sin nece
sidad, por parte del poseedor de presentar títulos
(Jurisprudencia publicada en "La Rev. de D., J. yAdm.", t. XVII, pág. 248).
Art. 1.215. I. Cuando hay dudas sobre la natu
raleza de una posesión, sobre su alcance, su arran
que o sobre el bien objeto de los actos posesorios,debe decidirse en el senido más favorable al de
mandado (Jurisprudencia publicada en "Colec
ción Abadie Santos", t. II, caso 801).
II. Si la prescripción constituye un derecho real,lo es también la acción que se ejercita a fin de obtener el reconocimiento pleno de ese mismo derecho.El propio legislador clasifica entre las acciones reales la que nace de la prescripción, en la declaración
contenida en el art. 1.215 del C. Civil. (Jurisprudencia publicada en "Colección Abadie Santos",t. V, caso 1.632).
Art. 1.216. I. Toda acción personal prescribe a
los veinte años contados desde que la deuda fue
exigible.
Las obligaciones que han de cumplirse en plazossucesivos y escalonados sólo pueden ser exigidas enlas fechas estipuladas. La prescripción del inciso
4° del art. 1 .222 se funda en la presunción de pago
y eha desaparece cuando resulta que la deuda que
se reclama no ha sido realmente pagada. (Jurisprudencia pubhcada en "Colección Abadie Santos",t. I, caso 277).
II. Los honorarios de abogado y procuradoruna vez regulados y fijados judicialmente no prescriben a los dos años sino a los veinte. El hecho de
que se incluyan en la planilla de costas no los hace
prescriptibles en plazo menor a veinte años. La
prescripción de que tratan los arts. 1.222 a 1.225
está fundada en una presunción de pago y ella re
sulta destruida cuando__eLdemandado en vez de
a oponerla por haber pasado el término para pres
cribir. (Jurisprudencia publicada en "Colección
Abadie Santos, t. I, caso 172).
III. La prescripción de la acción por cobro de
derechos aduaneros es de veinte años (Jurispru
dencia publicada en "La Rev. de D., J. y Adm.
t. XVIII, pág. 297).
IV. Toda acción personal por cobro de em
pedrados se prescribe a los veinte años y a losdiez
el derecho a ejecutar. (Jurisprudencia pubhcada en
"La Rev. de D., J. y Adm.", t. XI, pág. 275).
V. La acción por repetición de lo indebido
prescribe por el término común de las acciones per
sonales —veinte años—. No corresponde a esta ac
ción la prescripción de cuatro años, pues la pres
cripción del art. 1.222 es especial o de excepción,
admisible, tan sólo, para los casos particulares a
que dicho artículo se refiere. (Jurisprudencia
publicada en "Colección Abadie Santos", "Suple
mento", t. I, pág. 39).
VI. El término para la prescripción de la acción
pauliana no corre necesariamente desde la pres
cripción en el registro, si no consta que desde ese
instante el acreedor tuvo conocimiento de la enajenación (Jurisprudencia pubhcada en "Colección
Abadie Santos", "Suplemento", t. II, caso 392).
Art. 1.217. 1. El plazo de diez años de este
artículo constituye un término de caducidad de la
acción ejecutiva, puesto que él determina que
transcurridos lo diez años la acción no adquiere el
carácter ejecutivo por la confesión judicial del
deudor, ni por el reconocimiento que haga del documento privado. (Jurisprudencia publicada en
"Guía del Comercio", núm. 83, pág. 1).
Art. 1.218. 1. La prescripción extintiva se fundaen la inacción del acreedor que ha podido ejercitarsus derechos y esa razón desaparece toda vez que el
ejercicio de los derechos está supeditado al cumplimiento de una condición. Mientras esa condición
no se ha cumplido no puede hablarse de inaccióndel acreedor y, por ende, de prescripción corrida
en su perjuicio. (Jurisprudencia pubhcada en
"Guía del Comercio", año VII, núm. 79, pág. 1).
Art. 1.222. I. Los intereses se prescriben a loscuatro años aun cuando la obligación de pagarlosesté garantida con hipoteca. (Jurisprudencia publicada en la "Rev. de la Asociación de Escribanos"t. IV, pág. 150).
II. Los intereses de obligaciones aseguradas hipotecariamente no prescriben a los cuatro años,pues la excepción del art. 1 .222 está contenida en elart. 2.348. La garantía de la hipoteca alcanza a losintereses del préstamo sin necesidad de convención
especial. (Opinión del escribano Benjamín C. deOhveira, publicada en la "Rev. de laAsociación deEscribanos", t. IV. pág. 150).
III. ¿Los intereses de las obhgaciones aseguradas hipotecariamente prescriben a los cuatro añoso a los treinta? En "La Rev. de D., J. yAdm.", tomo I, págs. 124 y 131 hay pubUcadas: opinión deun demandado de que nrescriben a 1n<í riiatrr. qa^..
62
del ejecutante de que prescriben a los treinta y un
fallo en que no da cabida a la tesis del demandado.
IV. En fallo de Don Alfredo Furriol se sostuvo
que los intereses de dinero depositado prescriben alos cuatro años. El Tribunal revocó dicho fallo,sosteniendo: que los intereses de dinero depositado
prescriben a los veinte años ya que a esa situación
no se aplica el art. 1 .222 sino los arts, 2.073 y 2.258
(Fallos publicados en "La Rev. D., J. y Adm.",t. XV, pág. 271).
V. En los juicios por cobro de impuesto inmobi
liario sólo puede exigirse el pago de las últimas
cuatro cuotas atrasadas y los recargos respectivos,
ya que para las anteriores puede alegarse la pres
cripción. El defensor de oficio en su calidad de tal
no está habilitado para prestar el juramento a que
se refiere el art. 1.227. (Jurisprudencia publicadaen "La Rev. D. J. y Adm.", t. XXX, página 43).
VI. El auto que ordena la venta de la cosa hipo
tecada, para con su producto cubrir el importe del
préstamo, intereses, costas y costos, importa y
constituye una sentencia de remate, la que hace co
sa juzgada con respecto al monto de la suma pres
tada, pero no con relación a los intereses, que permanecen ilíquidos y que están sujetos a una pres
cripción más corta que la que corresponde al crédi
to de que derivan. (Jurisprudencia publicada en
"Colección Abadie Santos", t. V, caso 1.501).
VIL El derecho de pedir pensión lo mismo que
el de reclamar las devengadas, no tienen su origenen el derecho civil y sí en leyes especiales, no
siéndoles aplicables las disposiciones del derecho
común relativas a la prescripción. (Jurisprudencia
publicada en "Jurisprudencia Uruguaya", t. III,
pág. 124).
Art. 1.223. I. El hecho de que el art. 1.223 fijeen dos años la prescripción para el pago de los de
rechos y salarios de los curiales, fijando el momen
to desde el que ha de contarse ese plazo, no impidela aplicación de la disposición contenida en el art.
1 .238. Las circunstancias de que no se hayan pagado las costas devengadas en nada obstaculiza la
aplicación de las dos disposiciones citadas. (Ju
risprudencia publicada en "La Rev. de D., J. y
Adm.", t. IV, pág. 216).
II. Entre nosotros la prescripción de los servi
cios médicos empieza a correr desde que se practicaron las operaciones o se efectuaron las visitas.
Nuestra ley se refiere a actos diversos de asistencia,
deslindados perfectamente unos de otros, originando cada uno un período prescriptívo distinto.
No cabe la interpretación francesa de unidad o de
conjunto, según la cual la prescripción del honora
rio médico no empieza a correr sino cuando toda la
asistencia del enfermo concluye (Jurisprudencia
publicada en "La Rev. de D., J. y Adm., t. XV,
págs. 93, 100 y 118).
III. Se prescribe por el lapso de dos años la obh
gación de pagar a los médicos sus visitas y opera
ciones, corriendo el tiempo desde que tuvieron lu
gar aquéllas, sin que pueda alegarse la continuidadA.. 1... ^ ;,.;^r. .,,,00 cAlr. rlí^ia rlp rnrrer dicha
prescripción cuando haya habido ajuste de cuentas
aprobado por escrito, documento privado o público de obligación o mediante emplazamiento judicial. (Jurisprudencia pubhcada en "La Rev. de D.,
J. y Adm.", t. XII, págs. 250, 260 y 277).
IV. Los honorarios del abogado prescriben des
de que aquél cesó en su ministerio, cualesquiera
hayan sido las causas determinantes de esa cesa
ción. La disposición del número 1° del art. 1.223
no es excepcional ni por su contenido ni por sus
términos y, por lo tanto, debe aplicarse por ana
logía a todos los casos en que la cesación de los ser
vicios del abogado se ha producido de una manera
cierta e indubitable. (Jurisprudencia del Dr. Pedro
Aladio publicada en la obra de este magistrado ti
tulada "Sentencias sobre Cuestiones Civiles").
V. La prescripción establecida por el legislador
para los honorarios y otros casos análogos se fun
da en la presunción racional de pago de la deuda y
desaparece, por consiguiente, cuando media reco
nocimiento o confesión en contrario. Que es esto,
también, lo que establece la ley al declarar in
terrumpida la prescripción por la sola existencia de
ese reconocimiento o confesión. (Jurisprudencia
publicada en "Colección Abadie Santos", t. II,
caso 738).
VI. La prescripción corta del art. 1.223 es una
presunción legal de pago y tal presunción debe producir efectos siempre que la parte que la invoca no
ha confesado que no ha pagado. La confesión de
no haber pagado puede ser tácita, pero para que
exista se requiere que los actos que la revelan no
den lugar a dudas. (Fundamentos del voto discor
de de Don Pablo de María publicado como nota en
la "Colección Abadie Santos", t. II, caso 738).
VIL La prescripción de los honorarios médicos
no empieza a correr desde cada visita y desde el
mismo día que la asistencia ha empezado, sino des
de que ella ha terminado, sea por la curación del
enfermo o su fallecimiento o la despedida del
médico. (Opinión del Dr. Manuel Herrera y Reis-
sig publicada en "La Rev. de D., J. y Adm.",
t. XII, pág. 255 y t. 15, pág. 100).
VIII. Según los arts. 1.223 inciso 3° y 1.226 la
prescripción de los honorarios médicos corre desde
que se practica cada visita u operación, sin que el
hecho de continuarlas o repetirlas las interrumpa.
(Opinión pubhcada en "La Rev. de D., y Adm.",
t. XV, pág. 118).
Art. 1.224. 1. Cuando no existe prueba de que la
remuneración correspondiente a los servicios se
ajustó por mes o por año es aplicable lo dispuesto
en el art. 1.834 del C. Civil. Se trata de una acción
personal cuya prescripción es la que determina el
art. 1.216 del C. Civil. (Jurisprudencia en "Colec
ción Abadie Santos", t. VIII, caso 2.229).
Art. 1.225. I. Las prescripciones dadas por la
ley contra los comerciantes, posaderos y fonderos,
no pueden ser alegadas contra los que venden mer
caderías o den alojamiento y manutención sin ser
fonderos, ni posaderos, ni comerciantes. Para sa
ber cual prese-'-. ■':';-"^"-:^-:i'±:i::'^ ■!:■'-■' '"■•-■ '"--í:.' ""
63
observar cuáles son las convenciones de las partes:
si es pagable por años o plazos periódicos más cor
tos, es de aphcación la prescripción de cuatro años,art. 1 .222; si así no sucede se estará bajo el imperiodel derecho común y de la prescripción general de
veinte años, art. 1.216. (Opinión pubhcada en "La
Revista Forense", t. III, pág. 25).
Art. 1.226.1. Existe interrupción de la prescripción cuando el deudor reconoce tácita o expresa
mente la obligación en un testamento. La manifes
tación hecha por un testador de que su médico no
ha querido cobrarle sus servicios profesionales, no
puede influir en nada en el reconocimiento por
dichos servicios. (Jurisprudencia publicada en "La
Rev. de D., J. y Adm.", t. XII, págs. 250, 260 y
277).
II. Ningún otro acto procesal equivale al emplazamiento para el art. 1.236. Este artículo no es
aplicable a los casos en que el requisito de la conci
liación no está impuesto como preliminar a la de
manda. Cuando una demanda no está sujeta a con
ciliación previa, si no obstante, una demanda se
mejante ha sido precedida de una citación a conci
liación, la prescripción no se interrumpirá sino a
partir de la demanda y no de la citación a conci
liación. (Fallo dictado por el Juez Letrado de Pri
mera Instancia de Florida, Don Carlos M. Larghe-
ro, el 18 de abril de 1938. Apelado dicho falló fue
confirmado por uno de nuestros Tribunales).
Art. 1.227. I. La prescripción corta, presuntivade pago, no puede amparar a un demandado que
ha confesado expresamente que no pagó. Si el de
mandado con su confesión ha suministrado la
prueba legal de que no pagó se hace innecesario el
juramento decisorio. La confesión judicial expresa
y categórica de que no se pagó equivale a la resis
tencia a prestar el juramento, por lo que éste se
vuelve innecesario. Si la ley establece que la resis
tencia a prestar el juramento hace ineficaz la pres
cripción corta es porque ve en ella la confesión
tácita del no pago. Y si esto es así con la confesión
tácita, con mayor razón ha de serlo cuanto se tiene
la confesión expresa. (Jurisprudencia publicada en
"Guía de Comercio", año X, núm. 110, pág. 1).
II. En las prescripciones presuntivas de pago no
puede existir otro medio de prueba que el juramento decisorio, no pudiéndose efectuar en forma de
interrogatorio, como lo son, tratándose de las par
tes, los pliegos de posiciones. (Jurisprudencia
pubhcada en "Guía del Comercio", núm. 59, pág.
1, y núm. 60, pág. 1).
III. No puede oponer la prescripción corta el
demandado que en vez de alegar pago, alegue ex
cepciones que son incompatibles con él. Cuando
de las alegacione del deudor resulta que éste reco
noce que el pago no ha tenido lugar, no puede el
mismo deudor oponer la prescripción corta ni
ofrecer prestar el juramento. (Opinión publicadaen "La Revista Forense", t. III, pág. 26).
IV. Las prescripciones cortas se fundan sobre
una presunción de pago. La ley permite que el
arrfpHor Hefípra al inrampntr. Hp cu
contraparte la
cuestión de saber si la deuda ha sido realmente pa
ga. Estas prescripciones no se operan por el simple
transcurso del tiempo, se requiere, además, la
prestación del juramento por el demandado.Si se
concede esa facultad a quien se opone la prescrip
ción es en el concepto de que no resulte de ningún
antecedente que la deuda está realmente impaga.
(Jurisprudencia publicada en "La Rev.de D. , J. y
Adm.", t. IX, pág. 358).
V. No se puede deferir el juramento al Defensor
de Oficio y éste no puede oponer las prescripciones
especiales que están sujetas a esa condición. (Opi
nión emitida por la redacción de "La Revista Fo
rense", en el tomo I, pág. 87).
VI. No puede deferirse el juramento a un defen
sor de oficio que opone una prescripción corta.
Un defensor de oficio opone como excepción
una prescripción corta. El actor se presenta soste
niendo que el defensor de oficio sólo puede oponer
las prescripciones largas y que, por excepción,
podría oponer una prescripción presuntiva de pago
cuando tenga antecedentes que lo habiliten para
prestar ante la justicia el juramento que la conti;a-
parte puede exigirle.
El juez Dr. Zorrilla de San Martin, falló enten
diendo que el defensor de oficio no puede oponeruna prescripción presuntiva a menos de prestar el
juramento que se le defiera. Contra dicho fallo
apeló el defensor de oficio y el actor reedicta su te
sis conforme con la sentencia del juez senten
ciador.
La sentencia de segunda instancia, dictada por
Vázquez, Berinduague y Otero, revocó la de pri
mera, entendiendo que al defensor de oficio no
puede deferírsele el juramento, ya que dicho de
fensor, por la naturaleza de sus funciones, no
puede prestar dicho juramento.
El actor apeló en relación de la sentencia de se
gunda instancia. El defensor de oficio sostiene quedebe ser mantenido el auto recurrido. La sentencia
de tercera instancia dictada por el Tribunal de Se
gundo Turno, compuesto por Gallinal, Castro y
Forteza, confirmó con costas el auto apelado,autorizando al actor para deferir el juramento a losherederos del deudor o a su tutor caso de ser dichos
herederos menores de edad. (Opiniones y fallos
publicados en "La Revista Forense", t. I págs163, 171, 178 y 187).
ArL 1.235. I. El precepto del inciso 1° de este
artículo quiere decir que el emplazamiento judicial, o sea la demanda, interrumpe la prescripciónsi fuese notificada al poseedor o deudor. Lo que
interrumpe la prescripción es la demanda, pero para que produzca ese efecto es menester que se noti
fique al deudor o poseedor: una vez notificada, lainterrupción se produce desde la fecha de la de
manda y no desde la fecha de la notificación.
(Conceptos del Dr. Manuel Herrera y Reissigpublicados en "La Rev. de D., J. y Adm
"
t XV
pág. 104).'
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II. No es la demanda, notificada o no, la que in-
64
terrumpe la prescripción, sino el emplazamientonotificado. No se puede sustituir al interpretar el
art. 1 .235 la palabra emplazamiento por la palabrademanda. (Conceptos vertidos en una contesta
ción a una expresión de agravios, publicada en
"La Rev. de D., J. y Adm.", t. XV, página 121).
III. La prescripción se interrumpe por el pedidode auxiliatoria de pobreza.
El pedido de citación que hace el que gestiona la
carta, a su contrario, para que comparezca en su
gestión, reúne todas las condiciones de la voluntad
manifestada cuando se pide un emplazamiento.(Jurisprudencia pubhcada en la "Colección Aba
die Santos", "Suplemento", t. II, caso 392).
IV. La gestión de carta de pobreza no interrurn-
pe la prescripción. Nuestra ley no admite la in
terrupción civil de los plazos señalados para toda
prescripción sino por las causas expresadas en los
arts. 1.235 y 1.236 del C. Civil. (Vista fiscal de R.
Sayagués Laso pubhcada en "Colección Abadie
Santos", t. XVI, caso 3.571).
V. El emplazamiento hecho por los tribunales
extranjeros no produce interrupción de la prescripción. El inc. 2° del art. 1.235 se refiere a los jueces
que tienen jurisdicción en el territorio nacional.
(Jurisprudencia pubhcada en "La Rev. de D., J. y
Adm.", t. II, pág. 169).
VI. ¿El emplazamiento ante los jueces extranjeros interrumpe la prescripción? Los doctores Ru
perto Pérez Martínez y Pablo De María sostienen
que sí; el doctor Blas Vidal sostiene que no. (Opiniones pubhcadas en "La Rev. de D., y Adm.",t. II, págs. 132, 156, 169, 198, 225 y 248).
Art. 1.236. I. Renunciase tácitamente a la
prescripción cuando el deudor reconoce hsa y lla
namente la existencia de la deduda en el acta de
tentativa de conciliación. El art. 1.014 del C. de
Comercio cita a título ilustrativo varios casos de
renuncia tácita, agregando que también hay tal re
nuncia "en otros casos semejantes" con lo que de
ja librado al criterio del juez apreciarlos. (Ju
risprudencia publicada en "Jurisprudencia Uru
guaya", t. IV, pág. 241).
II. En el caso del art. 1 .235 la prescripción se in
terrumpe por la demanda o emplazamiento y no
por la notificación de éste; en el caso del art. 1 .236,
en que además de demanda o emplazamiento hay
una citación a juicio de conciliación anterior a
aquélla, no es necesaria la notificación de la de
manda, dentro del plazo de treinta días, para que
la interrupción se produzca.
El plazo de treinta días del art. 1 .236 es un térmi
no de carácter procesal: este término se refiere a
una actuación que se verifica dentro del procedi
miento judicial. Que dicho término esté establecido por la ley de fondo no significa que haya perdido su carácter de disposición relativa a la forma.
(Opinión de Manuel Herrera y Reissig publicadaen "La Rev. de D., J. yAdm.", t. XV, págs. 103 y
105).
Art. 1.237. I. Este articulo se refiere tan sólo a
la prescripción adquisitiva. Cuando se trata de
prescripción liberatoria la ley es menos exigente encuanto a las formas o modos de interrumpir la
prescripción. El art. 1.240 demuestra, que a los
efectos de interrumpir la prescripción extintiva, dalo mismo el emplazamiento o la interpelación judicial del deudor. (Jurisprudencia pubhcada en "Ju
risprudencia Uruguaya", t. III, pág. 243).
II. El término previsto en el último inciso del
art. 1 .296 es una verdadera prescripción y la acción
pauHana es una acción personal. A falta de disposiciones que disciplinen el régimen de interrupcióndel plazo de prescripción de la acción pauliana debe irse a las reglas generales del instituto de la
prescripción y tratándose de una acción personal la
disposición específica es la del art. 1.238.
Las excepciones que el art. 1.237 establece al
efecto interruptivo del emplazamiento son específicas de la prescripción adquisitiva y no tienen aplicación a la prescripción extintiva. (Fallo dictado
por el Juez Letrado de Primera Instancia de Cane
lones, Don Alvaro F. Macedo, el 27 de diciembre
de 1938).
III. El hecho de no haber alegado el demandado
la perención de la instancia producida de pleno de
recho en el juicio civil no implica renuncia tácita a
la excepción de prescripción que puede oponerse
en cualquier estado del juicio. Que admitir la tesis
contraria a la que queda expuesta es limitar sin
razón la oportunidad de oponer la prescripción y
asociar, sin fundamento, el instituto de la peren
ción —
que sólo mira a la instancia— con el de la
prescripción, cuando es sabido que no tienen más
punto de contacto que el determinado por el art.
1 237, numeral 1° del C. Civil. (Jurisprudencia
publicada en "La Rev. de D., y Adm.", t. XXXI,
pág. 80).
Art. 1.243. I. La suspensión de la prescripciónes un beneficio establecido en favor de ciertas per
sonas; de modo que sólo ellas pueden invocarlo. Si
hay cointeresados no pueden prevalerse de dicho
beneficio. Este principio se aplica tanto a la usuca
pión como a la prescripción extintiva. A este res
pecto interesa no confundir las causas de interrupción de la prescripción con las de suspensión, dado
lo establecido en el numeral 3° del art. 1.396. (Opinión publicada en "La Revista Forense", t. III,
pág. 27).