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Lunes 6 de mayo de 2013 o 23 DH MILENIO www.milenio.com Hablemos bien, tratemos bien* Hablar de violencia con palabras no adecuadas puede ser tanto o más violento que lo que se describe Tania Ramírez Hernández** L as palabras conforman nuestra concepción del mundo. Son el resultado de una serie de operaciones mentales e históricas a través de las cuales eso que es es mirado de una particular manera. Al nivel de la existencia, las cosas son y punto; pero para poder pensarlas, el ser humano debe percibirlas, mirarlas y entenderlas de una cierta manera. Por mucho tiempo, la filosofía ha desentrañado esta compleja relación y ha intentado dar elementos para poder saber si en el proceso de la comprensión las cosas permanecen tal y como son realmente. Por ejemplo, el mito de la caverna, de Platón, plantea esto también: si alguien que nace y crece en una caverna, sin contacto con el mundo “real”, pasa toda su vida observando una representación de títeres y sombras, ¿tenderá a pensar que la realidad es eso que ve? Este mito ha sido empleado muchas veces para ilustrar cómo el pensamiento de las personas está “cautivo” por el entorno que las rodea, pero también para quitar el velo de una importante cuestión: quizá las cosas no son siempre, real y totalmente, como las pensamos. Algo así como la película Matrix y lo que le pasa a Neo, su personaje, para poder renacer a una rea- lidad que le revela que siempre vivió en una realidad que sólo se percibía como tal, pero sin serlo. Por eso nuestra relación con la realidad y con el mundo está mediatizada por las ideas, las palabras y las concepciones; porque a través de éstas es que podemos “digerir” o asir la realidad; aprenderla pero también aprehenderla. De una manera dinámica (dialéctica, también le han dicho) las ideas y las palabras se relacionan con la realidad: a veces la realidad material determina a las palabras –un ejemplo podría ser la palabra cacareo, determinada por un sonido real emitido por un ave, animal real–; pero otras veces es la idea o la palabra la que determina la realidad –un ejemplo podría ser la palabra judío, que por mucho tiempo implicó desprecio o peligrosidad, al grado de intentar erradicar a ese pueblo–. Por cierto que incluso el cacareo de las aves, dependiendo del lugar y el idioma en el que se describa, puede variar de quiquiriquí a kikirikí o a cocococò. Las formas de percibir y describir algo muy concreto pueden variar mucho, dependiendo de varios elementos. Por cierto que la palabra judío no siempre describió al enemigo ni siempre quiso decir peligro y riesgo para las personas que profesaran esta religión. El hecho de que eso haya cambiado es la mejor prueba de que puede cambiar. Si esta relación entre palabras y realidad puede variar, tenemos todo el derecho a soñar y a trabajar para que varíe y cambie esa relación desigual con la que nuestra cultura propicia discriminación o vulneración de derechos. Vale la pena preguntarse si en el miedo al otro hay mucho de percepción y no tanto de realidad; vale la pena preguntarse si ese miedo al otro podría llevarnos a situaciones de separación, alejamiento, proscripción o prohibición. Vale la pena preguntarse si la persona en la caverna de Platón está más segura adentro que afuera. Vale mucho la pena pensar en estas cosas de cara al discurso de la seguridad en el que la realidad puede empezar a ser percibida y descrita de maneras no siempre convenientes, de las que hay que estar muy al tanto. “SEGURIDAD” Y DISCRIMINACIóN En los últimos meses han trascendido algunas historias que parecerían insólitas, pero que empiezan a ser más y más comunes. Una persona planea un viaje, compra el boleto de avión correspondiente, llega al aeropuerto en tiempo y forma, se acerca al área de abordaje y al intentar ingresar no puede tomar el vuelo. Esa persona es una persona adulta mayor y se le niega el acceso porque va con su tanque de oxígeno; y para justificar tal negación, se aluden motivos de seguridad. Un parque de recreaciones, grupos de amigos y familias Breves Cerca de Campo Marte Polémica por Memorial a las Víctimas de la Violencia Con el fin de que no queden en el olvido las personas que han perdido la vida por la crimi- nalidad en el país, el gobierno federal inaugu- ró el Memorial a las Víctimas de la Violencia. Dicho monumento, construido en las inme- diaciones del Campo Marte, en Chapultepec, ha provocado polémica entre las asociaciones de víctimas por haber sido construido sobre suelo de uso militar. El vocero del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, Javier Sicilia, consideró “una contradicción inaugurar un monumento en un acto administrativo, con estelas sin los nombres de las víctimas, en un campo dedica- do al dios de la guerra, frente al monumento que Felipe Calderón mandó hacer para los soldados y policías muertos”. Es por eso que el movimiento pide la trans- formación de la Estela de Luz en el Memorial a las Víctimas de la Violencia. La petición se dirigió al presidente Enrique Peña Nieto, a las distintas fuerzas políticas así como a institu- ciones educativas y culturales. SCJN Elaboran protocolo para garantizar derechos de indígenas Para evitar que se violen los derechos de las per- sonas indígenas en México, la Suprema Corte de Justicia de la Nación elaboró un protocolo para juzgarlas cuando comentan algún delito. El documento denominado “Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en casos que involucren derechos de personas, comunidades y pueblos indígenas” contempla seis derechos básicos que deberán atender jueces y magistrados: a la no discriminación; a autodefinirse como indígena; a mantener, desarrollar y controlar sus propias institucio- nes; respeto a su cultura; protección especial a sus territorios y recursos naturales; y parti- cipación, consulta y consentimiento frente a cualquier acción que los afecte. Para esta determinación el Poder Judicial de la Federación tomó en cuenta la reforma cons- titucional a los derechos humanos de 2011, leyes nacionales y tratados internacionales como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Campaña Artículo 19 Agresiones a la libertad de expresión Para que los casos de periodistas asesinados como los de Regina Martínez, Daniel Mar- tínez Bazaldúa, Jorge Carrasco, Armando Rodríguez no queden en la impunidad, la organización Artículo 19 impulsa la campaña #impunidadmata. El objetivo principal es proteger a los perio- distas mexicanos, así como el derecho de la sociedad a la información. Una de sus acciones consiste en presionar para que la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle) obtenga las facultades legales para ejercer su mandato y adquiera su compromiso. En ese sentido la Comisión de Derechos Hu- manos del Distrito Federal (CDHDF) señaló la necesidad de que las autoridades competentes realicen las investigaciones pertinentes para sancionar a las personas responsables y se garantice la seguridad e integridad personal de las y los periodistas. paseando y disfrutando. En uno de los juegos o atracciones se le niega el acceso a una sonriente persona que quiere ingresar, pese a haber comprado su entrada como corres- ponde y como todas las demás personas; se le niega pese a que nada en su comportamiento en el parque ha sido violento, irresponsable o incorrecto. Esa persona vive con síndrome de Down y para justificar la negación de acceso al juego se aluden motivos de seguridad. En un muy rápido viaje por las últimas noticias, esas que no tienen demasiado foco, se puede saber de conciertos suspendidos, negación de mítines en las calles o cuentas de correo canceladas “por motivos de seguridad”. También por estos motivos una o un músico no podrá subir a la cabina de los aviones con su instrumento –podrá documentarlos como equipaje, pero ahí no se garantiza su seguridad ni su integridad, claro–. ¿Verdaderamente es más seguro que un señor que necesita, vitalmente, oxígeno entre en un vuelo sin éste? ¿Para quién o para qué intereses, exactamente? El discurso de la seguridad está minando poco a poco nuestra capacidad de asumir y celebrar la diversidad, está generando desconfianza e inseguridad hacia lo otro, hacia lo que se aleja de la norma… y esa norma es cada vez más estrecha. Como dice Villoro: “la mirada ajena nos determina, nos otorga una personalidad [...] nos envía una imagen de nosotros mismos. El individuo se ve entonces a sí mismo como los otros lo miran”. Si permitimos que la mirada de la otredad esté enraizada en el miedo –porque “por motivos de seguridad” todo debe ser de una sola forma–, entonces estaremos irremediablemente en el umbral de una puerta que cualquiera de nosotros, eventualmente, no podremos pasar; y nos habremos convertido en el otro, el enemigo, el proscrito. HABLAR DE SEGURIDAD Describir hechos conflictivos y violentos con las palabras no adecuadas puede ser tanto o más violento que lo que se describe. Los medios y también las personas somos responsables de cómo se describen las cosas y cómo esa descripción determinará el pensamiento de quien las reciba. Hablar de que el 1 de diciembre pasado hubo vándalos, violencia, bombas y actitudes terroristas predispone un ambiente de temor e inseguridad; además de posibilitar excesos en el uso de la fuerza. Hace poco mi alumna Izamal hizo un análisis desde la antropología de la violencia, de cómo en Atenco algunos medios televisivos usaron un lenguaje que llamaba al encono de las fuerzas policiales y reforzaba la idea de que los habitantes manifestados debían ser reprimidos con urgencia. Este tipo de discursos son el germen de percepciones erróneas que pueden propiciar más conflictos y apreciaciones parciales e inadecuadas. El lenguaje que elegimos para hablar de seguridad debe estar acompañado del intento de invocarla desde el respeto a las diferencias y la protección de los derechos humanos de todas las personas. Un claro ejemplo es la diferencia que marca la idea de “seguridad humana” como aquella que prioriza la seguridad de vida de las personas –con alimentación, vivienda, salud y educación– más que las razones del Estado o la defensa de un sistema o un territorio. La verdadera seguridad está esperando para ser entendida como la garantía de derechos, en la que no haya necesidad pero tampoco miedo. H *Sección dedicada a la relación entre el lenguaje y los derechos humanos, la cultura y las prácticas humanas y sociales que implican **Lingüista/literata derivada en derechohumanera. Directora de la carrera de Derechos humanos y gestión de paz en la Universidad del Claustro de Sor Juana; integrante de hijos México y de La Cabaretiza. Estudió letras hispáni- cas en la UNAM y tiene un doctorado en Teoría de la lite- ratura y lingüística en Madrid. Ha trabajado en diversos espacios de alfabetización, cuidado del medio ambiente, participación ciudadana y trabajo comunitario

Hablar de violencia con palabras no adecuadas puede ser tanto o más violento que lo que se describe

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Hablemos bien, tratemos bien

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Lunes 6 de mayo de 2013 o 23

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MILENIOwww.milenio.com

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Hablar de violencia con palabras no adecuadas puede ser tanto o más violento que lo que se describe

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Las palabras conforman nuestra concepción del mundo. Son el resultado de una serie de operaciones mentales e históricas a través de las cuales eso que es es mirado de una particular manera.

Al nivel de la existencia, las cosas son y punto; pero para poder pensarlas, el ser humano debe percibirlas, mirarlas y entenderlas de una cierta manera. Por mucho tiempo, la filosofía ha desentrañado esta compleja relación y ha intentado dar elementos para poder saber si en el proceso de la comprensión las cosas permanecen tal y como son realmente.

Por ejemplo, el mito de la caverna, de Platón, plantea esto también: si alguien que nace y crece en una caverna, sin contacto con el mundo “real”, pasa toda su vida observando una representación de títeres y sombras, ¿tenderá a pensar que la realidad es eso que ve? Este mito ha sido empleado muchas veces para ilustrar cómo el pensamiento de las personas está “cautivo” por el entorno que las rodea, pero también para quitar el velo de una importante cuestión: quizá las cosas no son siempre, real y totalmente, como las pensamos. Algo así como la película Matrix y lo que le pasa a Neo, su personaje, para poder renacer a una rea-lidad que le revela que siempre vivió en una realidad que sólo se percibía como tal, pero sin serlo. Por eso nuestra relación con la realidad y con el mundo está mediatizada por las ideas, las palabras y las concepciones; porque a través de éstas es que podemos “digerir” o asir la realidad; aprenderla pero también aprehenderla.

De una manera dinámica (dialéctica, también le han dicho) las ideas y las palabras se relacionan con la realidad: a veces la realidad material determina a las palabras –un ejemplo podría ser la palabra cacareo, determinada por un sonido real emitido por un ave, animal real–; pero otras veces es la idea o la palabra la que determina la realidad –un ejemplo podría ser la palabra judío, que por mucho tiempo implicó desprecio o peligrosidad, al grado de intentar erradicar a ese pueblo–. Por cierto que incluso el cacareo de las aves, dependiendo del lugar y el idioma en el que se describa, puede variar de quiquiriquí a kikirikí o a cocococò.

Las formas de percibir y describir algo muy concreto pueden variar mucho, dependiendo de varios elementos. Por cierto que la palabra judío no siempre describió al enemigo ni siempre quiso decir peligro y riesgo para las personas que profesaran esta religión. El hecho de que eso haya cambiado es la mejor prueba de que puede cambiar. Si esta relación entre palabras y realidad puede variar, tenemos todo el derecho a soñar y a trabajar para que varíe y cambie esa relación desigual con la que nuestra cultura propicia discriminación o vulneración de derechos. Vale la pena preguntarse si en el miedo al otro hay mucho de percepción y no tanto de realidad; vale la pena preguntarse si ese miedo al otro podría llevarnos a situaciones de separación, alejamiento, proscripción o prohibición. Vale la pena preguntarse si la persona en la caverna de Platón está más segura adentro que afuera. Vale mucho la pena pensar en estas cosas de cara al discurso de la seguridad en el que la realidad puede empezar a ser percibida y descrita de maneras no siempre convenientes, de las que hay que estar muy al tanto.

“seGuRidad” y discRiMinaciónEn los últimos meses han trascendido algunas historias que parecerían insólitas, pero que empiezan a ser más y más comunes. una persona planea un viaje, compra el boleto de avión correspondiente, llega al aeropuerto en tiempo y forma, se acerca al área de abordaje y al intentar ingresar no puede tomar el vuelo. Esa persona es una persona adulta mayor y se le niega el acceso porque va con su tanque de oxígeno; y para justificar tal negación, se aluden motivos de seguridad.

un parque de recreaciones, grupos de amigos y familias

Breves

Cerca de Campo Marte

Polémica por Memorial a las Víctimas de la Violencia Con el fin de que no queden en el olvido las personas que han perdido la vida por la crimi-nalidad en el país, el gobierno federal inaugu-ró el Memorial a las Víctimas de la Violencia.

Dicho monumento, construido en las inme-diaciones del Campo Marte, en Chapultepec, ha provocado polémica entre las asociaciones de víctimas por haber sido construido sobre suelo de uso militar.

El vocero del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, Javier Sicilia, consideró “una contradicción inaugurar un monumento en un acto administrativo, con estelas sin los nombres de las víctimas, en un campo dedica-do al dios de la guerra, frente al monumento que Felipe Calderón mandó hacer para los soldados y policías muertos”.

Es por eso que el movimiento pide la trans-formación de la Estela de Luz en el Memorial a las Víctimas de la Violencia. La petición se dirigió al presidente Enrique Peña Nieto, a las distintas fuerzas políticas así como a institu-ciones educativas y culturales.

SCJN

Elaboran protocolo para garantizar derechos de indígenas Para evitar que se violen los derechos de las per-sonas indígenas en México, la Suprema Corte de Justicia de la Nación elaboró un protocolo para juzgarlas cuando comentan algún delito.

El documento denominado “Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en casos que involucren derechos de personas, comunidades y pueblos indígenas” contempla seis derechos básicos que deberán atender jueces y magistrados: a la no discriminación; a autodefinirse como indígena; a mantener, desarrollar y controlar sus propias institucio-nes; respeto a su cultura; protección especial a sus territorios y recursos naturales; y parti-cipación, consulta y consentimiento frente a cualquier acción que los afecte.

Para esta determinación el Poder Judicial de la Federación tomó en cuenta la reforma cons-titucional a los derechos humanos de 2011, leyes nacionales y tratados internacionales como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

Campaña Artículo 19

Agresiones a la libertad de expresión Para que los casos de periodistas asesinados como los de Regina Martínez, Daniel Mar-tínez Bazaldúa, Jorge Carrasco, Armando Rodríguez no queden en la impunidad, la organización Artículo 19 impulsa la campaña #impunidadmata.

El objetivo principal es proteger a los perio-distas mexicanos, así como el derecho de la sociedad a la información. Una de sus acciones consiste en presionar para que la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle) obtenga las facultades legales para ejercer su mandato y adquiera su compromiso.

En ese sentido la Comisión de Derechos Hu-manos del Distrito Federal (CDHDF) señaló la necesidad de que las autoridades competentes realicen las investigaciones pertinentes para sancionar a las personas responsables y se garantice la seguridad e integridad personal de las y los periodistas.

paseando y disfrutando. En uno de los juegos o atracciones se le niega el acceso a una sonriente persona que quiere ingresar, pese a haber comprado su entrada como corres-ponde y como todas las demás personas; se le niega pese a que nada en su comportamiento en el parque ha sido violento, irresponsable o incorrecto. Esa persona vive con síndrome de Down y para justificar la negación de acceso al juego se aluden motivos de seguridad.

En un muy rápido viaje por las últimas noticias, esas que no tienen demasiado foco, se puede saber de conciertos suspendidos, negación de mítines en las calles o cuentas de correo canceladas “por motivos de seguridad”. También por estos motivos una o un músico no podrá subir a la cabina de los aviones con su instrumento –podrá documentarlos como equipaje, pero ahí no se garantiza su seguridad ni su integridad, claro–. ¿Verdaderamente es más seguro que un señor que necesita, vitalmente, oxígeno entre en un vuelo sin éste? ¿Para quién o para qué intereses, exactamente?

El discurso de la seguridad está minando poco a poco nuestra capacidad de asumir y celebrar la diversidad, está generando desconfianza e inseguridad hacia lo otro, hacia lo que se aleja de la norma… y esa norma es cada vez más estrecha. Como dice Villoro: “la mirada ajena nos determina, nos otorga una personali dad [...] nos envía una imagen de nosotros mismos. El individuo se ve entonces a sí mismo como los otros lo miran”. Si permitimos que la mirada de la otredad esté enraizada en el miedo –porque “por motivos de seguridad” todo debe ser de una sola forma–, entonces estaremos irremediablemente en el umbral de una puerta que cualquiera de nosotros, eventualmente, no podremos pasar; y nos habremos convertido en el otro, el enemigo, el proscrito.

HaBlaR de seGuRidadDescribir hechos conflictivos y violentos con las palabras no adecuadas puede ser tanto o más violento que lo que se describe. Los medios y también las personas somos responsables de cómo se describen las cosas y cómo esa descripción determinará el pensamiento de quien las reciba. Hablar de que el 1 de diciembre pasado hubo vándalos, violencia, bombas y actitudes terroristas predispone un ambiente de temor e inseguridad; además de posibilitar excesos en el uso de la fuerza.

Hace poco mi alumna izamal hizo un análisis desde la antropología de la violencia, de cómo en Atenco algunos medios televisivos usaron un lenguaje que llamaba al encono de las fuerzas policiales y reforzaba la idea de que los habitantes manifestados debían ser reprimidos con urgencia. Este tipo de discursos son el germen de percepciones erróneas que pueden propiciar más conflictos y apreciaciones parciales e inadecuadas. El lenguaje que elegimos para hablar de seguridad debe estar acompañado del intento de invocarla desde el respeto a las diferencias y la protección de los derechos humanos de todas las personas. un claro ejemplo es la diferencia que marca la idea de “seguridad humana” como aquella que prioriza la seguridad de vida de las personas –con alimentación, vivienda, salud y educación– más que las razones del Estado o la defensa de un sistema o un territorio. La verdadera seguridad está esperando para ser entendida como la garantía de derechos, en la que no haya necesidad pero tampoco miedo. H

*sección dedicada a la relación entre el lenguaje y los derechos humanos, la cultura y las prácticas humanas y sociales que implican

**Lingüista/literata derivada en derechohumanera. Directora de la carrera de Derechos humanos y gestión de paz en la Universidad del claustro de sor Juana; integrante de hijos México y de La cabaretiza. estudió letras hispáni-cas en la UnAM y tiene un doctorado en Teoría de la lite-ratura y lingüística en Madrid. Ha trabajado en diversos espacios de alfabetización, cuidado del medio ambiente, participación ciudadana y trabajo comunitario