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Hace mucho que no escribo pero hoy quiero volver a hacerlo. Hoy ha sido un día extraño, muy extraño pero agradablemente extraño. Me sentí feliz por un corto momento, pero ¿fue genial?... no lo sé. Hoy 7 de julio, camine junto a un nuevo amigo que conocí hace muy poco, pero que admito me había interesado mucho tiempo atrás… fue increíble cómo le conocí, en una reunión de gente con gustos frikis de la universidad llamado Chumbeque channel o Chuu-chan (su abreviación). Jamás pensé tener esta cercanía con él cuando le miraba desde lejos en los eventos, cuando observaba como hacia gestos o chistes a otras personas tan distintas a mi. Su nombre es José pero le dicen Hikaru, es genial, una persona noble, de buenos sentimientos, sin malas intenciones, todo es tan natural en él, sus reacciones, sus palabras, incluso esa actitud tan positiva a pesar del dolor es increíblemente verdadera… y a ratos todo eso me asusta, eso no lo puedo negar. Siempre está dispuesto a hacerme reír. A pesar de que yo le diga que es imposible, él insiste hasta verme feliz, ¿por qué? Le pregunto siempre, y él dice que es porque le hace feliz, que no le gusta verme triste, que siempre estará ahí conmigo, no me dejará solo… y hasta ahora ha sido así. Hoy por ejemplo, caminamos juntos, muy juntos porque estaba muerto de frío ya que olvidé ponerme algo mas abrigado y el no dudo en pasar su brazo derecho por mis hombros y abrigarme. Admito que me sentí muy bien, con total confianza, sin miedo, sin culpa… fue tanta la confianza que sentí en ese momento, que apoyé mi cabeza en su hombro, para sentir su calor, para sentirme protegido, para evitar este dolor que siento a diario, y sirvió, sentí que se iba todo este peso y aquel pequeño gesto solo era el principio. En algún momento de esta caminata él posó su mano izquierda muy cerca de la mía, yo reaccioné casi de forma instintiva, como ya me he acostumbrado a hacerlo cuando pasa algo así y quité la mía para que él no pensara mal, pero lo que pasó fue tan inesperado… él me pidió mi mano: “tu mano, tu mano”, me dijo estirando la suya. No pude negarme, le pase mi mano y el la apretó con sus dedos cálidos, no lo podía creer, caminábamos abrazados y tomados de la mano. Fue increíble, fue como en un sueño de esos que tanto acostumbro a pasarme

Hace Mucho Que

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Page 1: Hace Mucho Que

Hace mucho que no escribo pero hoy quiero volver a hacerlo. Hoy ha sido un día extraño, muy extraño pero agradablemente extraño. Me sentí feliz por un corto momento, pero ¿fue genial?... no lo sé.

Hoy 7 de julio, camine junto a un nuevo amigo que conocí hace muy poco, pero que admito me había interesado mucho tiempo atrás… fue increíble cómo le conocí, en una reunión de gente con gustos frikis de la universidad llamado Chumbeque channel o Chuu-chan (su abreviación). Jamás pensé tener esta cercanía con él cuando le miraba desde lejos en los eventos, cuando observaba como hacia gestos o chistes a otras personas tan distintas a mi. Su nombre es José pero le dicen Hikaru, es genial, una persona noble, de buenos sentimientos, sin malas intenciones, todo es tan natural en él, sus reacciones, sus palabras, incluso esa actitud tan positiva a pesar del dolor es increíblemente verdadera… y a ratos todo eso me asusta, eso no lo puedo negar.

Siempre está dispuesto a hacerme reír. A pesar de que yo le diga que es imposible, él insiste hasta verme feliz, ¿por qué? Le pregunto siempre, y él dice que es porque le hace feliz, que no le gusta verme triste, que siempre estará ahí conmigo, no me dejará solo… y hasta ahora ha sido así. Hoy por ejemplo, caminamos juntos, muy juntos porque estaba muerto de frío ya que olvidé ponerme algo mas abrigado y el no dudo en pasar su brazo derecho por mis hombros y abrigarme. Admito que me sentí muy bien, con total confianza, sin miedo, sin culpa… fue tanta la confianza que sentí en ese momento, que apoyé mi cabeza en su hombro, para sentir su calor, para sentirme protegido, para evitar este dolor que siento a diario, y sirvió, sentí que se iba todo este peso y aquel pequeño gesto solo era el principio. En algún momento de esta caminata él posó su mano izquierda muy cerca de la mía, yo reaccioné casi de forma instintiva, como ya me he acostumbrado a hacerlo cuando pasa algo así y quité la mía para que él no pensara mal, pero lo que pasó fue tan inesperado… él me pidió mi mano: “tu mano, tu mano”, me dijo estirando la suya. No pude negarme, le pase mi mano y el la apretó con sus dedos cálidos, no lo podía creer, caminábamos abrazados y tomados de la mano. Fue increíble, fue como en un sueño de esos que tanto acostumbro a pasarme mientras miro mi techo. Todo era perfecto en ese momento y el dolor… el dolor había desaparecido.

Pero no todo es así para mi, ese momento acabó, nos despedimos y al llegar a mi casa, una mala noticia amargó aquel hermoso recuerdo, lo empaño, no me dejó disfrutar como hubiera querido. Mi madre nerviosa casi llorando me recibió, unos delincuentes intentaron robar el auto de la casa pero no lo lograron gracias a Dios. Aun así, sentí que la constante se repetía “mi felicidad empaña la de los que amo”… es mi triste verdad.

Ahora pienso he intento recordar cómo fue exactamente, cuantos fueron los minutos que así anduve con él, pero me parecen tan difusos, como si estas lagrimas hubiesen cubierto todo… aunque el calor de su cuerpo abrigándome, su hombro, sus manos, no se han ido… siguen junto a mí y le agradezco tanto por haberme hecho olvidar esta cruz que pesa tanto. ¿Es un ángel? ¿Es también otro ángel al que escribirles poemas perdidos que jamás leerá? No lo sé… nuevamente no lo sé. Y que si esta vez tan solo es un mortal… alguien normal?... que está pasándome?... no lo sé.