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    vila, Rafael

    La observacin, una palabra para desbaratar y re-significar. Hacia una epistemologade la observacin

    Revista Cientfica Guillermo de Ockham, Vol. 6, Nm. 1, enero-junio, 2008, pp. 15-26Universidad de San Buenaventura, Sede Cali

    Colombia

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    Revista Cientfica Guillermo de Ockham

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    cin de un mundo nuevo se abre paso enmedio de temblores, estremecimientos, de-rrumbes y remociones de escombros. Algu-nos ven en estos signos los estertores propiosde un paciente en trance de agona, otros,ms optimistas, detectan las contraccionespropias de una mujer en trance de parto. Hancado muros, torres, edicios, Estados, ideo-logas, cosmovisiones hondamente arraiga-das, verdades que se consideraban incontro-vertibles, etc. Y para colmo, las bases epis-temolgicas que sustentaron, durante largotiempo, nuestros modos de hacer investiga-cin social han tenido importantes e inespe-rados vuelcos (Cathalifaud, 1997).

    La ciencia occidental, esa tabla de salva-cin a la cual nos asimos frente al naufragio

    de la doxa, del dogma y de las ideologas, seencuentra amenazada por tempestades detodo tipo que han estremecido y agrietadosu incuestionada hegemona. Hemos dejadode pensar la ciencia como el resultado de unproceso de acumulacin y nos inclinamos a pensarla como un proceso permanente dereconstruccin y reevaluacin de paradigmas(Kuhn). Se han removido los fundamentostradicionales de validacin del conocimien-to cientco (Popper). Las pretensiones deobjetividad y de neutralidad (escuela de

    Frankfurt), el monismo metodolgico y la distincin ntida entre ciencia e ideologa (Feyerabend).

    Nos inclinamos a pensar que nuestrosobjetos de estudio son ms construccionessocioculturales que realidades ontolgicas(Berger y Luckmann), y nos parece difcilaceptar que el cientco, la teora, o el mis-mo objeto de estudio puedan escapar a la condicin de estar ubicados en un campo defuerzas (Bourdieu). La teora, a su vez, no esmirada como un conjunto de proposicionesanalticas e incontaminadas por la praxis,sino como parte de la lucha social por el con-trol de los signicados (Gmez, 2000).

    El propsitoEn estas condiciones, quienes tenemos la

    responsabilidad de formar investigadores enlos niveles de maestra y doctorado, debemoscomenzar, por algn lado, a desmontar las

    ilusiones que se agazapan en los manuallas prcticas y en la misma organizacititucional de la investigacin. Mi opcisido la de abrir una ventana para observobservacin.1Las ventanas, no sobra decirse abren para ampliar el campo de obscin, para mirar a travs de, para mirar my para dejar entrar aires frescos.

    Me acosan las sospechas. En primer lla sospecha de ignorancia sobre la enocomplejidad de las prcticas de observaen segundo lugar, la sospecha de indiferecin entre las prcticas de observacin vida cotidiana y las prcticas de observencuadradas en el mbito de la ciencen tercer lugar, la sospecha de incohereentre los supuestos ampliamente divu

    dos por los manuales de metodologa investigacin y los giros epistmicos ciencia que han contribuido a redimensiy reposicionar el papel activo del obseren la observacin y, por ende, en el modproducir conocimiento.

    Si la observacin se redujera a unalocacin pasiva del sujeto frente al obpara dejar que la luz trasladara su imagla retina y de all al laberinto del cerebempresa de observar la observacin einvalidada de antemano. Se trata de pobajo la lupa una tradicin epistmica ha insistido en que la ciencia se deriva dhechos (Chalmers, 1984), en que la obvacin es el camino privilegiado de acclos hechos, y en que el investigador tiepapel de recoger los datos (cuidado cometfora de la recoleccin). Es que accategora hechos, la categora datoscategora recoleccin son inocentes?

    No estaremos simplemente ante uimagen del conocimiento que se ha cvertido en la imagen del conocimiento? que se ha vuelto dominante No estaresimplemente, ante una imagen del sujetose ha convertido en la imagen del sujeto? Yque se ha vuelto dominante. El asunto la vez, complejo y delicado. Estn en juconcepcin y el papel del sujeto, del comiento, de la investigacin, de la educaNo es una empresa de poca monta la tenemos entre manos.

    1. Me reero al seminario anunciadoen la primera nota de este escrito.

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    Precisamente porque se trata de algocomplejo, el primer propsito de este semi-nario es el de contribuir a disolver (desapren-der) una concepcin y una prctica ingenuasde la observacin y el segundo someter a examen los axiomas, premisas y supuestosepistmicos que la mantienen anclada a lasexpectativas de la tradicin empirista, hoy radicalmente cuestionadas por la redenicinde la ciencia en las epistemologas de inspi-racin constructivista. No debe extraar, porconsiguiente, que estos propsitos trasladenel objeto de estudio de este seminario alcampo estrictamente epistemolgico, msall de las preocupaciones metodolgicas.

    Por qu las prcticasde observacin?

    Un primer argumento. La observacinha ejercido y sigue ejerciendo un poder deencantamiento sobre el ser humano queproduce la ilusin de evidencia. Los lmitesentre el embeleso y el embeleco son muy tenues. Basta echar una ojeada a la historia de las diferentes culturas para constatar una prominente regularidad: la construccin delugares privilegiados para ampliar el campode la observacin (las pirmides, las torres,

    los miradores, los palcos, los balcones, etc.).Observar o mirar, desde estos lugares, nosda una sensacin mixta de poder y de placer.La visin panormica ha ejercido siempreuna especial fascinacin sobre nosotros. Eldesarrollo de la ciencia est ligado a la cons-truccin de observatorios: el observatorioastronmico, el observatorio de ciencia y tecnologa, el observatorio de la ciudad, etc.La tecnologa nos ha dotado de instrumen-tos asombrosos para ampliar el campo dela observacin. El telescopio, por ejemplo,es una prtesis para observar lo macro, elmicroscopio otra prtesis para observar lomicro. La ciencia, nalmente, es una prtesispara observarlo todo con cierto rigor.

    Puedo aducir, adems, otros argumentospara apuntalar la prioridad que atribuyo a lasprcticas de observacin: los que provienende mi propia experiencia como investigadory maestro de investigacin. Al compararlos modos de hacer ciencia y sus diversas

    variaciones, en el campo experimental y enel campo sociocultural, se encuentran dosregularidades: Por un lado, se constata que la observa-

    cin es una prctica transversal a todoslos campos del saber (experimentales y socioculturales).2 En todos ellos la aper-tura del proceso investigativo comienza con la observacin; como fase previa a la experimentacin en las ciencias naturalesy como fase previa a la interpretacin enlas ciencias socioculturales. Aunque no es

    2. Con excepcin de las cienciaspuramente formales, como la lgica yla matemtica.

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    condicin suciente para hacer ciencia, escondicin absolutamente necesaria.

    Y, por otro lado, se constata que cada campo del saber disea su propia moda-lidad de observacin, con rutas diferentesque muestran sus peculiaridades y sustradiciones especcas, que le dan uncolor y una tonalidad caractersticas a susprocedimientos, sus tcnicas, sus rituales,sus hbitos y sus categoras lingsticas.Si la observacin es una prctica trans-

    versal, nuestra eventual contribucin a suresignicacin puede convertirse en insumopara muy distintos campos del saber. Si esuna prctica pre-requerida para apoyar la experimentacin y la interpretacin, una observacin cualicada constituye un buencomienzo. Y un buen movimiento de aper-tura, como nos lo ha enseado el ajedrez, nosposiciona ventajosamente para continuar elpartido.

    Pero, obviamente, para comenzar bien y para continuar bien hay que disolver (des-aprender) esa idea (obstculo epistemolgico)segn la cual la prctica de investigacin esun saber puramente instrumental que opera mecnicamente, orientado por la rigidez deun monismo metodolgico, arbitrariamente

    estandarizado y supuestamente desocupadode premisas.Una prctica inteligente y profesional

    de la investigacin requiere de un sujetoque haya comprendido la relevancia y la pertinencia de la epistemologa y que, porconsiguiente, se haya tomado el trabajo depreguntarse por la naturaleza, la gnesis, la objetividad y la utilidad del conocimiento.En sntesis: requiere de un sujeto que se haya planteado estas preguntas y le haya dado unasrespuestas, as sean provisionales, como una precondicin cognitiva para lanzarse a la empresa de producir conocimiento.

    La observacin en el universolingstico

    Al intentar un seguimiento de la palabra observacin, nos encontramos una multi-plicidad de acepciones, ligadas a usos diversosen contextos diversos. Se trata de una palabra

    polismica.3 Algunas de sus acepciones arecen ligadas a contextos de regulacino religiosa, otras al contexto de la vigilal contexto de la noticacin, al contde la reprensin y en n, ligadas al condel anlisis: Acepciones ligadas al contexto de la

    regulacin.Observar los mandamientos, los glamentos o la ley. Es la signicams adherida a la estructura etimoldel trmino. Ob signica delantey servus significa esclavo. Es desclavo que se pone delante de su para acatar y obedecer sus rdenesusa tambin la palabra observanciase habla de estricta observancia (a

    al pie de la letra, sin discusin algupor contraposicin a la observancia reparos o reservas.

    Acepciones ligadas al contexto de la vigilancia y la seguridad.Aqu se encuentran paradjicametanto las observaciones de objetos odividuos sospechosos de haber comeo estar a punto de cometer un crimcomo las observaciones y los seguimtos que hace el crimen organizado deposibles vctimas.

    Acepciones ligadas al contexto de la recriminacin.Tambin se encuentran expresiones chay que hacerle alguna observaciya se le hicieron las observacionecaso, las cuales estn ligadas al condel reproche o la reprensin. Hacer observacin en este contexto, signhacer saber que se ha incurrido en uinfraccin, manifestar desaprobaciadvertir sobre sus consecuencias.

    Acepciones ligadas al contexto del an-lisis.

    En el mbito de nuestras instituciose habla de formular observacionede recoger observaciones sobre adocumento o procedimiento. Observen este caso, puede signicar detectaimprecisin o llamar la atencin soalgn aspecto que merece reelaborao modicacin.

    3. Estoy insistiendo en el medioacadmico, en que la produccinde signicacin es una competencia propia del ser humano y que, porconsiguiente, no son las palabras lasque significan sino los sujetos, loscuales producen signicacin a partirde contextos institucionales especcos.El repertorio de palabras acumulado enlos diccionarios es un registro de losusos, de inters arqueolgico.

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    Acepciones propias de la psi cologa y de la medicina.

    En las cuales se habla de la observacincomo mtodo clnico. Una observacin,dice Claude Bernard ( ines y Lempe-reur 1975), es una constatacin exacta de un hecho, con la ayuda de los mediosapropiados para ella. La observacinconduce a la formulacin de hiptesis y la experimentacin a su vericacin o falsi-cacin. En el campo de la investigacinetnogrca, la observacin se considera como la fase previa a la interpretacin.

    Origen de la observacinEs una verdad incuestionable que la obser-

    vacin tiene su origen en el mundo de la vida cotidiana. Sin haber recibido entrenamientoespecco en algn campo profesional o enalgn campo del saber todos nosotros, cada uno a su manera, hacemos observaciones endiferentes dominios del mundo de la vida y con base en ellas construimos conocimientoy experiencia.

    Las ciencias experimentales fueron lasprimeras en trasladarla a su mbito de inves-tigacin, imponindole una cierta disciplina.En realidad lo que estas ciencias han hechoes tomar en serio la observacin como una base conable para la formulacin de leyesgenerales, suponiendo un acceso directo a algunas propiedades del mundo.

    Su apropiacin o traslacin al campo delas ciencias socio-culturales (antropologa,sociologa, economa, etc.) obedece a una segunda importacin, a un segundo disci-plinamiento y a un segundo desplazamientode su signicacin. Importar una prctica signica sacarla de un contexto (des-contex-tualizar) para ingresarla a otro contexto (re-contextualizar), no sin antes haberla pasadopor las aduanas epistemolgicas, con el nde descargarla de algunas connotaciones y recargarla de otras.

    De modo que la presencia de esta prctica en el mbito de las ciencias socioculturalesno puede ser bien recibida, sin el beneciodel inventario que nos aporte la historia dela ciencia. Es apenas comprensible que una

    prctica que ha estado ligada a los avataresdel paradigma positivista llegue cargada desupuestos y prejuicios que es necesario des-

    velar y someter a examen.

    El privilegio del sentidode la vista

    La cultura occidental ha privilegiadoel sentido de la vista para observar y esteprivilegio se ha extendido al dominio dela ciencia; lo que la ciencia no puede ver seinventa la manera de traducirlo al rgano de

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    la visin por medio de artefactos. Basta mirarlos tableros de un avin, de un automvil, ode cualquier otra mquina compleja. Todo loque se oculta a la vista podemos observarloa travs de indicadores visuales. Hoy en da,prcticamente todos los procesos de una mquina compleja pueden observarse a travsde monitores. La medicina es paradigmtica al respecto, se ha inventado una multiplici-dad de ojos mecnicos para penetrar en lascavidades del cuerpo, a travs de todos losagujeros que tenemos. No sera atrevido decirque la medicina ha violado las entraassacrosantas de nuestro cuerpo para hacerlasaccesibles al ojo. No hay nada que pueda detener la curiosidad de un ojo clnico.

    Precisamente porque el ojo es el ins-

    trumento por excelencia de exploracindel mundo,4 la epistemologa de la ciencia occidental, pero sobretodo bajo la versinde las ciencias naturales, est montada sobreel ojo. Se supone que la observacin es la va de acceso a las entraas del mundo. Y que elojo es la va real hacia sus propiedades. Elverbo ver, el verbo mirar y el verbo observarse traslapan frecuentemente.

    La vulgata de esta concepcin supone quelos rayos de luz procedentes de un objetollegan directamente a la retina, la cual acta como una especie de espejo o pantalla en la cual se forman la imgenes del mundo. Deesta manera, la observacin queda ligada a una concepcin especular del conocimientoque ha hecho carrera en nuestro medio. Elsujeto no hace nada, es la luz la que lleva lasimgenes. La retina las registra. Estos regis-tros son un reejo del mundo en el sujeto. La luz, y no el sujeto, es la que tiene el papel ac-tivo, las imgenes llegan al sujeto envueltasen rayos luminosos. No debe extraarnos, enconsecuencia, que la batalla que tuvo quelibrar la ciencia para abrirse camino en unmundo dominado por el fanatismo religioso,se haya montado sobre la contraposicin luzversus tinieblas. La ilustracin portadora dela luz se bata contra la oscuridad.

    La distincin entre ver y mirarTodo un conjunto de experiencias, sin em-

    bargo, nos han llevado a pensar que, aunque

    las imgenes que se producen en las resean relativamente iguales, dos observaque vean el mismo objeto en circunstaparecidas no tienen las mismas experievisuales, dos observadores que ven la mescena desde el mismo lugar ven la mcosa pero interpretan de modo difereMs an: dos observadores presentes mismo escenario no ven las mismas cEl uno ja su atencin en unas cosas, elen otras. Un estudiante novato en biolno ve las mismas estructuras celularesun bilogo experimentado, un estudiade medicina no puede ver en una radioglo mismo que ve un mdico experimentetc. En consecuencia, la opinin de nuestra experiencia visual est determinicamente por las imgenes formadas nuestras retinas, llevan demasiado lejanaloga de la cmara fotogrca, com Alan (Chalmers, 1984).

    El que ve no es el ojo sino el sujeto, cultu-ralmente situado, culturalmente socializcon ms o menos experiencia o conocimto. Es preciso aprender a mirar por el micopio, es preciso aprender a leer una ragrafa. Hay que aprender para llegar a sobservador competente en ciencia, hayaprender para llegar a ser un buen observ

    en la vida cotidiana y hay que aprenderdistinguir entre diferentes tipos de mirEn suma: el sujeto aprende a hacer diferusos de sus globos oculares, y puede aprsiempre nuevas formas de mirar. Unason estimuladas por la cultura de sus parentales, otras le son vedadas. Pero tson resultado de aprendizajes realizadlos procesos de interaccin con otros sujveces situados en el mismo contexto cuy, a veces, situados en contextos cultudiferentes.

    Este conjunto de experiencias es el permite fundamentar la distincin enver y mirar. El ver es natural, inmedindeterminado, sin intencin; el mirarcambio, es cultural, mediato, determinintencional. Con el ver se nace, el miraque aprenderlo. El ver depende del nde visin de nuestros ojos, el mirar esdirecta relacin con nuestra forma de slizacin (Vsquez 2002:78). Las mlt

    4. Para darse una idea al respecto,basta consultar la palabra ojo encualquier diccionario. Se encontrar una inmensa cantidad de giros quehacen uso del trmino, con las msvariadas signicaciones.

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    La observacin, una palabra para desbaratar y re-signicar..., pp. 15-26

    formas de mirar han sido, en consecuencia,aprendidas en nuestro proceso de socializa-cin (la mirada que mata y la que alienta, la que invita y la que intimida, la estimulantey la castigadora, la que desea y la mirona delvoyerista, la escudriadora y la evasiva, la coqueta y la tmida, etc.).5

    Tambin los miembros de las comunida-des cientcas, como ya lo hemos armado,han tenido que aprender a mirar. Han reci-bido entrenamiento especco para mirar porel telescopio o por el microscopio, para miraruna radiografa o para mirar una tomografa axial computarizada, para mirar un cuerpo opara mirar un cadver, para mirar una hoja o un bosque, etc.

    El que observa es un sujetoHoy en da nos puede parecer extrao,

    pero la explicacin del origen del conoci-miento por la accin transportadora de lasimgenes, desde el objeto hasta la retina porla luz, gener una epistemologa sin sujeto,una observacin sin sujeto, una mirada sinsujeto.6 En este sentido, la ciencia clsica notuvo que recurrir a ningn tipo de argucia para deportar al sujeto de la prctica cient-ca: naci sin sujeto y se habitu a trabajar

    sin l; por esta razn, me imagino, fue una gran sorpresa toparse con el principio deincertidumbre de Heisenberg.

    La ciencia sociocultural, en cambio,que haba nacido al pie de los sujetos, para intentar su comprensin, se asust y reculcuando se top con las determinaciones. La ciencia experimental, entonces, se ve llevada a reconocer que hay un sujeto implicado enla produccin de su conocimiento especco;y la ciencia sociocultural, por su parte, esllevada a reconocer que no hay sujeto sinhistoria que le preceda y sin condiciones queafecten su campo de accin.

    Pero, a diferencia de las posiciones es-tructuralistas que terminaron disolviendoal sujeto, hoy insistimos en que el sujetopuede reaccionar sobre sus condiciones para continuar inventando nuevos mundos. Poresta razn, tenemos que insistir en que elobservador est presente, est implicado,modica lo que observa por el solo hecho

    de observarlo y, aunque parezca una verdadde perogrullo, hay que explicitar que no hay conocimiento sin sujeto, que no hay obser-vacin sin observador, que no hay mirada sin sujeto mirador.

    Ms an, los sujetos que observan lohacen desde un punto de vista particular;desde el gnero al que pertenece su cuerpo,desde su ubicacin en un campo de fuerzas,o desde su ubicacin en un campo terico. A este lugar fsico o simblico desde donde elsujeto mira la realidad lo llamamos perspecti-va . Por su medio, el cuerpo del ser humano,y su ojo por supuesto, se ubican en un lugar

    5. El autor se permite recomendartodo el captulo correspondiente a lasemitica de la mirada, en la obra deFernando Vsquez, citada en la biblio-grafa. Es de all de donde se ha tomadoesta inspiradora distincin entre ver ymirar (ver pginas 77 a 88).

    6. Esta explicacin, sin embargo,signic en su momento un verdaderoquiebre epistemolgico. Modificel imaginario sobre el origen de lasideas, secularizndolo. En el lugar queocupaba la divinidad, como origen deconocimiento y de las imgenes, segnla concepcin teolgica dominante, lafsica galileana va a colocar la luz comel origen del conocimiento. Nuevo in-dicador de la posicin central de la luzen el movimiento de la Ilustracin.

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    central frente al cual se despliega el horizontede la mirada,7 como mbito, es decir: comoespacio comprendido entre ciertos lmitesque recortan la mirada y la convierten enmirada parcial.

    Puesto que toda observacin est mar-cada por las diferentes perspectivas de losobservadores, y desde all solo es posibletener visiones fragmentadas de la realidad,los sujetos no tienen verdades sino versionesconstruidas desde un particular punto devista o perspectiva. Para recorrer diferentesterritorios debemos construir diferentes tiposde mapas. Y para que los mapas representencada vez mejor el territorio, es preciso reunirmuchas versiones encajndolas como a laspiezas de un rompecabezas o s contrastndo-las para que se corrijan entre s y nos facilitenuna mejor aproximacin a los hechos. Aun-que parezca paradjico, la objetividad nacede la confrontacin de las subjetividades(Postic y De Ketele, 1992).

    La mirada objetivanteTodas estas miradas, aun manteniendo

    una cierta diversidad, tienen un algo encomn: todas ellas son objetivantes. Hansido entrenadas para mirarobjetos . Cuandoesta manera de mirar se convierte en habitus,

    pasa a ser naturalizada; es decir, parece natu-ral pero no lo es. El proceso de aprendizajedesaparece y queda el habitus. Los cientcosactan y miran el mundo a travs de sushabitus.

    Esta manera de mirar, connatural y habi-tual en el paradigma positivista, se convierteen obstculo epistemolgico en el paradigma comprensivo. Es por esta razn que noshemos adelantado a armar que es precisodescargarla de ciertas connotaciones, para recargarla de otras, ms coherentes con lospropsitos de las ciencias socioculturales.

    El profesor Habermas deca que la mi-rada objetivante era, por decirlo de alguna manera, el ncleo generador y frontal dela epistemologa de origen positivista. Y elprofesor Foucault se atrevi a comparar la mirada objetivante con la arquitectura delos panpticos en donde todo est armadopara que yo pueda mirar sin ser visto (vila,2001).

    Un torren en el centro, desde dondevigila. Y, a partir de all, unos brazosedicacin donde se ubican los objetovigilancia, llmense ellos los soldadopresos o los estudiantes. Teatro inveren el cual es el centro el que ve todo cuocurre en el interior, sin ser visto l a su(Borrel, 1975).

    Esta potente metfora del teatro invtido revela la arquitectura interior dmirada objetivante. El sujeto de esta mise reserva el centro (etno-centrismo), decual traza una frontera para poner a distapara distinguirse del otro reservndopedestal de la superioridad, dando origeconsecuencia, a una relacin de poderes que no quiera conocer, es que se reel conocimiento propio de la regulacidel control. Es la episteme de la subonacin.

    De este modo, la mirada objetivantesolamente est en el origen de un parama de conocimiento (el positivismo), tambin en el origen de un paradigmaconstruccin del orden social (el colonmo). Dicho de otra manera: la arquitecde la mirada objetivante se despliega eplanos, distintos pero complementariosuna parte crea las condiciones para prod

    unilateralmente, el conocimiento regulay, por otra, construye una relacin de sordinacin que asegura su hegemona mbito poltico. Los dos se alimentan tuamente y constituyen el rostro bifrontdios Jano, guardin de puertas, vigilanentradas y salidas, puesto de control poy aduana de la episteme occidental.

    Aprender a mirar sujetosIntroducir la mirada objetivante en el

    bito de las ciencias socioculturales seras como introducir un principio de dissin desde el comienzo. La razn es condente: en este campo de conocimientoservamos sujetos y no objetos. Observsujetos que, a su vez, son observadores que frecuentemente se observan mutuamte. Es lo que la epistemologa constructdenomina observacin de segundo ordeny la tradicin hermenutica calica de seglectura (Giddens, 1997).

    7. La perspectiva no es un descu-brimiento, es uno de los artefactos(mentefactos) ms importantes en la historia occidental. Por su medio, elser humano construye en el lenguajesimblico de la geometra un espaciobidimensional que representa el es-pacio tridimensional, y convierte lasdistancias en objetos matematizablesque prolongan el campo visual, a la vezque lo controlan. Es como si se hubiera hecho visible y controlable el espaciopblico, en el mbito simblico de la cultura. Sobra sugerir el giro que esta invencin produjo en la historia delarte y de la arquitectura.

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    La observacin, una palabra para desbaratar y re-signicar..., pp. 15-26

    Ms an, podemos ser observadores denosotros mismos, lo cual signica tener la posibilidad de ser sujetos y objetos de la observacin, sujetos y objetos del saber. Eneste caso, la accin de observar comienza enel sujeto y termina en el sujeto, por mediode un proceso dereexin.

    En consecuencia, as como los cientcosexperimentales construyeron, imaginativa-mente, la mirada que ellos necesitaban para mirar sus objetos de estudio pertinentes,tambin nosotros los que trasegamos enel dominio de las ciencias socioculturales,debemos cultivar otra manera de mirar para observar el mundo de la intersubjetividad(il sagit de regarder autre chose, autrement). Ellosignica, ni ms ni menos, estar dispuestosa emprender la difcil tarea de re-educarnuestra mirada.

    Lo que es preciso conservarEst claro que la mirada objetivante oculta

    un cargamento irregular que no podemosdejar pasar inadvertido en nuestras aduanasepistemolgicas. Pero, atencin, hay doscualidades de la observacin experimentalque es preciso recuperar: los cientcos expe-rimentales no miran de cualquier manera, lo

    hacen con atencin y con detencin.Mirarcon atencinsignica concentrarselectivamente la mirada sobre una sensa-cin (hacer consciente la sensacin) y, comoocurre en toda seleccin, hay que dejar mu-chas cosas fuera del foco. Es el secreto para construir un objeto de estudio.

    Mirarcon detencinimplica tomarse sutiempo para observar. La variable tiempoes de gran importancia. Una investigacinde calidad se inscribe en una temporalidadde larga duracin. Todo lo contrario de una ojeada que es mirar a la ligera, y algo muy distinto a mirar de reojo o con el rabo delojo. El mirador, dice Vsquez, degusta, cata,rumia lo que el mirn traga con premura.

    El explorador y el detectiveLos modelos del explorador y del detec-

    tive pueden ser de indudable utilidad para aprender a observar. El explorador, con su

    espritu de aventura y su inters por descu-brir lo que an no se conoce y el detectiveque insiste en recoger las huellas, y hacerleseguimiento a los rastros e indicios, no ponena nuestra disposicin un conjunto de recetas,pero nos sugieren un conjunto de actitudesy predisposiciones necesarias para aprendera investigar.

    Primero que todoagotar la exploracin de los signos ; si los datos son insucientes, lashiptesis pueden ser prematuras. Y segundo,

    mucho ms importante,atreverse a razonar a partir de los signos , formulando conjeturas,detectando incoherencias y coligiendo lasconclusiones del caso. Es decir, poniendo a funcionar el razonamiento lgico mediantela induccin, la deduccin y la inferencia.Veo que a pesar de ser un buen observadorno sabis razonar vuestras observaciones,le dice Sherlock Holmes a Watson enEl carbunclo azul .

    Aprendiendo a observarsituaciones educativasDada la prioridad que le acordamos a

    la investigacin de la cultura escolar, en elcontexto de esta maestra, lo que ms nosinteresa es aprender a observar situacioneseducativas. El actor y la accin siempre estnubicados en una situacin, en un contexto. Elactor llamado maestro siempre est situadoen el mbito de una institucin llamada es-

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    cuela, un escenario complejo atravesado pordiferentes culturas y por diversas tensionesentre actores con intereses diferentes.

    Como seleccionar entre esta madeja deinteracciones, lo que nos interesa observar?

    Los procesos de interaccin? Las relacionesque se conguran? Cules? Las que enlazana maestros y estudiantes? O las que enlazana maestros con directivos? Los discursos quecirculan? Los diferentes tipos de prcticas?Las normas que imperan? Los roles que jue-gan los actores? Las situaciones conictivas?Etctera, etctera.

    Todos estos objetos de estudio pueden mi-rarse desde afuera o desde adentro. Y, segnel caso, habr que usar una u otra modalidad

    de investigacin. En cualquiera de los casos,el proyecto de formacin de investigadoresdebe crear las condiciones para construir una cierta familiaridad con los objetos propiosde su campo de saber. Y esto slo es posibleen ambientes adecuados y en perodos delarga duracin.

    La mirada crticaLa mirada crtica es una herencia preciosa

    de los maestros de la sospecha (Marx, Freud,Nietzsche, Foucault, Bourdieu, etc) que fue-ron los primeros en adentrarse en el mundode las determinaciones y en desvelar las sedi-mentaciones ideolgicas que entorpecen la construccin de una sociedad democrtica.Por eso antepusieron el conocimiento libera-dor al conocimiento regulador e insistieronen la dinmica de las contradicciones.

    La mirada crtica, sin embargo, puededegenerar en criticadera, cuando nos apre-suramos a juzgar y cuando olvidamos queaquella no es un n sino un medio para construir propuestas y alternativas. Es precisocomplementar la mirada crtica con la mirada propositiva para que el ejercicio de la crtica tenga un sentido constructivo. Cuando esta se apresura a juzgar sin fundamentacinsuciente, se convierte en pre-juicio y nosinstala en la criticadera, un mal hbito quenos ha acostumbrado a mirar siempre el lado

    negativo de las cosas, de las personas, instituciones. Y que en lugar de construdestructivo y desalentador. Tenemos hdamente internalizada una manera de mque se ja selectivamente en las sombdeja fuera de foco las luces.

    El gran problema es que con esa mimirada nos miramos a nosotros mismodevaluamos nuestra auto-estima. Nosomismos nos encargamos de devaluarnosque solamente miramos nuestras sombOtro gallo nos cantara si aprendiramprivilegiar nuestras luces. La metforvaso medio lleno o medio vaco es maleccionadora al respecto.

    Prolongacionesms que conclusiones

    Deca, al comienzo, que haba optapor abrir una ventana para observaobservacin, que me animaba el propde desmontar ilusiones y vericar sospeQue no estaba dispuesto a cohonestar lduccin de la prctica investigativa a unpuramente instrumental, mecnicameorientado por la rigidez de un monismetodolgico. Y, sobretodo, que me intsaba reivindicar dos aspectos: a) la incldel sujeto en el proceso de construcciconocimiento (versus exclusin del sucomo garanta de objetividad en el paradpositivista), y b) la especicidad de la itigacin en ciencias humanas en contcon la investigacin en las ciencias nat(versus monismo terico y metodolgi

    La comprensin de los sujetos, de la stividad y de la intersubjetividad constitdel tejido societal, nos impone una dotarea: a) construirotra manera de mirar , msadecuada a la especicidad de las ciehumanas, y b) imaginarotra manera de va-lidar el conocimiento, ya no por la supuestacorrespondencia entre los datos y los hesino ms bien por la confrontacin entrsubjetividades (Postic y De Ketele, 19El sujeto no dispone de verdades sinversiones construidas desde un particpunto de vista (perspectiva).

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    Revista Cientca Guillermo de Ockham. Vol. 6, No. 1. Enero-Junio de 2008 - ISSN: 1794-192X 25

    La observacin, una palabra para desbaratar y re-signicar..., pp. 15-26

    Explorando el laberinto de la observacinhe identicado dos fuentes para problema-tizar la concepcin y la prctica de la obser-vacin:

    La primera, relacionada con la matriz

    epistmica, es decir: con las imgenesdel mundo y, ms especcamente, conlas imgenes o representaciones del cono-cimiento que circulan en nuestro mediocultural y en el medio acadmico. Se hacenecesario pasar de una epistemologa sinsujeto a una epistemologa con sujeto,que toma en serio su papel, frente a una concepcin especular del conocimiento.Se hace necesario pasar de una episte-mologa objetivista a una epistemologa que valora el punto de vista del sujeto y que, en consecuencia, valora la distin-cin entre verdad y versiones. Se hacenecesario pasar de una epistemologa queenfatiza la construccin del objeto a una epistemologa que valora la construccinde la mirada, es decir: el aprendizaje dela mirada.

    La segunda, relacionada con los proce-sos de formacin de los investigadores.La formacin de un investigador de

    sujetos no puede calcar la formacinde investigadores de objetos. Su mirada debe ser educada (o reeducada) de una manera peculiar para aprender a ver lasespecicidades de su campo de estudio.Este aprendizaje no puede ocurrir encualquier ambiente. El ambiente natu-ral para cultivar el modo de vida propiode los investigadores, es el escenario delos Centros de Investigacin y, ms espe-ccamente, los grupos de investigacincon proyectos en curso.

    Es all, en ese muy especfico locuscultural, donde el semillero de investiga-dores puede iniciar su socializacin en lasconvenciones propias de la labor investigativa y en su lenguaje especco (tecnolecto), demodo que pueda participar activamente ensus prcticas de interlocucin y de experi-mentacin, como tambin en la gramtica de su produccin escritural (diseos, infor-

    mes parciales, informes nales, resmenesejecutivos, etc.).

    No son sucientes, en consecuencia, lasherramientas tericas o metodolgicas, para formar un sujeto investigador de sujetos. Hay

    que trabajar, en primer lugar, su dimensinsubjetiva, intervenir activamente su ima-ginario cultural, proceder a una especie deprolaxis para sacar a ote las imgenes quetiene de s mismo y de los otros; y someter-las a examen. Todo un trabajo pedaggico,para disponerlo a reconocer la condicin desujetos en sus investigados. En suma: todoun trabajo actitudinal, para complementarel componente aptitudinal.

    El desafo es enorme y, en cualquier caso,

    tiene que ver ms con el imaginario socialsobre el conocimiento, y con los ambientesde formacin, que con la mecnica procedi-mental o con la utilizacin de artefactos. Para trabajar en esa direccin son ms necesariaslas prolongaciones que las conclusiones.Dejo, entonces, abierta la ventana, para queel esfuerzo conjunto de maestros y estudian-tes contine imaginando las prolonga-ciones.

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