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Hannah Arendt Nació en 1906 en Alemania. Judía, se exilió en USA durante el régimen nazi. Su principal preocupación fue entender cuál era el sentido de la política en la modernidad, a la luz de lo que la Grecia clásica entendía por política. Capítulo 2 y Fragmento 3B La vita activa, decía Arendt, está siempre enraizada en un mundo de hombres y cosas realizadas por estos y que testifica, directa o indirectamente, la presencia de los mismos. Sin este mundo sería imposible cualquier tipo de vida humana, ni siquiera la del ermitaño. Todas las actividades humanas están condicionadas por el hecho de que los hombres viven juntos: La labor, si bien no requiere la presencia de otro, si fuera realizada en soledad no sería su ejecutor un humano, sino un animal laborans. El trabajador que fabricara solitariamente, si bien sería posible, habría perdido su única cualidad humana. Sólo la acción es prerrogativa exclusiva del hombre y sólo ésta depende por entero de la constante presencia de los demás. Según el pensamiento griego, la capacidad del hombre para la organización política no es sólo diferente, sino que se halla en directa oposición a la asociación natural cuyo centro es el hogar y la familia. El nacimiento de la polis significó que el hombre recibía, además de su vida privada, una especie de segunda vida: su bios politikos. De todas las actividades necesarias y presentes en las comunidades humanas, sólo dos se consideraron políticas: la acción (praxis) y el discurso (lexis), de los que surge la esfera de los asuntos humanos y de la que todo lo meramente necesario o útil queda excluido de manera absoluta. En la polis, ser político significaba que todo se decía por medio de palabras y persuasión, y no con la fuerza y la violencia. Obligar a las personas por medio de la violencia, mandar en vez de persuadir, eran formas

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Hannah Arendt

Hannah ArendtNaci en 1906 en Alemania. Juda, se exili en USA durante el rgimen nazi. Su principal preocupacin fue entender cul era el sentido de la poltica en la modernidad, a la luz de lo que la Grecia clsica entenda por poltica.

Captulo 2 y Fragmento 3B

La vita activa, deca Arendt, est siempre enraizada en un mundo de hombres y cosas realizadas por estos y que testifica, directa o indirectamente, la presencia de los mismos. Sin este mundo sera imposible cualquier tipo de vida humana, ni siquiera la del ermitao. Todas las actividades humanas estn condicionadas por el hecho de que los hombres viven juntos: La labor, si bien no requiere la presencia de otro, si fuera realizada en soledad no sera su ejecutor un humano, sino un animal laborans. El trabajador que fabricara solitariamente, si bien sera posible, habra perdido su nica cualidad humana. Slo la accin es prerrogativa exclusiva del hombre y slo sta depende por entero de la constante presencia de los dems.Segn el pensamiento griego, la capacidad del hombre para la organizacin poltica no es slo diferente, sino que se halla en directa oposicin a la asociacin natural cuyo centro es el hogar y la familia. El nacimiento de la polis signific que el hombre reciba, adems de su vida privada, una especie de segunda vida: su bios politikos.De todas las actividades necesarias y presentes en las comunidades humanas, slo dos se consideraron polticas: la accin (praxis) y el discurso (lexis), de los que surge la esfera de los asuntos humanos y de la que todo lo meramente necesario o til queda excluido de manera absoluta.En la polis, ser poltico significaba que todo se deca por medio de palabras y persuasin, y no con la fuerza y la violencia. Obligar a las personas por medio de la violencia, mandar en vez de persuadir, eran formas prepolticas para tratar con la gente cuya existencia estaba al margen de la polis.

La distincin entre la esfera privada y pblica de la vida corresponde al campo familiar y poltico, que han existido como entidades diferenciadas y separadas al menos desde el surgimiento de la antigua ciudad-estado.

Lo que impeda a la polis violar las vidas privadas de sus ciudadanos y mantener como sagrados los lmites que rodeaban cada propiedad, no era el respeto hacia dicha propiedad tal como entendemos nosotros, sino el hecho de que sin poseer una casa el hombre no poda participar en los asuntos del mundo, debido a que careca de un sitio que propiamente le perteneca.El rasgo distintivo de la esfera domstica era que en dicha esfera los hombres vivan juntos llevados por sus necesidades y exigencias. Esa fuerza que los una era la propia vida que, para su mantenimiento individual y supervivencia de la especie, necesitaba de los dems. As, pues, la comunidad natural de la familia naci de la necesidad, y est rigi todas las actividades desempeadas en su seno.La esfera de la polis, por el contrario, era la de la libertad y exista una relacin entre estas dos esferas, ya que resultaba lgico que el dominio de las necesidades vitales en la familia fuera la condicin para la libertad de la polis. Bajo ninguna circunstancia poda ser la poltica un medio destinado a proteger la sociedad.Lo que dieron por sentado todos los filsofos griegos, fuera cual fuera su oposicin a la vida de la polis, es que la libertad se localiza exclusivamente en la esfera poltica, que la necesidad es de manera fundamental un fenmeno prepoltico, caracterstico de la organizacin domstica privada y que la fuerza y la violencia se justifican en esta esfera porque son los nicos medios para dominar la necesidad por ejemplo, gobernando a los esclavos-, y llegar a ser libre. Debido a que todos los seres humanos estn sujetos a la necesidad, tienen derecho a ejercer la violencia sobre otros; la violencia es el acto preopoltico de liberarse de la necesidad para la libertad del mundo.

El concepto de gobernar y ser gobernado, de gobierno y poder en el sentido en que lo entendemos, as como el regulado orden que lo acompaa, se tena por prepoltico y propio de la esfera privada ms que de la pblica.

La polis se diferenciaba de la familia en que aqulla slo conoca iguales, mientras que la segunda era el centro de la ms estricta desigualdad. Ser libre significaba no estar sometido a la necesidad de la vida ni bajo el mando de alguien y no mandar sobre nadie, es decir, ni gobernar ni ser gobernado. As pues, dentro de la esfera domstica, la libertad no exista, ya que al cabeza de familia slo se le consideraba libre en cuanto que tena la facultad de abandonar el hogar y entrar en la esfera poltica, donde todos eran iguales.

Para ser libre, el hombre deba ser liberado o liberarse l mismo y este estar libre de las obligaciones necesarias para vivir era el sentido propio del ocio. Esta liberacin, a diferencia de la libertad, era un fin que poda y deba conseguirse a travs de determinados medios. El decisivo era el esclavismo, la violencia con que se obligaba a que otros asumieran la penuria de la vida a diaria.

Los Antiguos explotaban a los esclavos para liberar a los seores de la labor, de manera que stos pudieran entregarse a la libertad de lo poltico. Esta libertad se consegua por medio de la coaccin y la violencia, y se basaba en la dominacin absoluta que cada amo ejerca en su casa. Pero esta dominacin no era ella misma poltica, aun cuando representaba una condicin indispensable para todo poltico. El fin no era la libertad tal como se haca realidad en la polis, sino la liberacin prepoltica.

En la polis, el sentido de la poltico, pero no su fin, era que los hombres trataran entre ellos en libertad, ms all de la violencia, la coaccin y el dominio: iguales con iguales que mandaran y obedecieran slo en momentos necesarios y, si no, que regularan todos sus asuntos hablando y persuadindose entre s.

Lo poltico, en este sentido griego se centra, por lo tanto, en la libertad, comprendida negativamente como no ser dominado y no dominar, y positivamente como un espacio slo establecible por muchos, en que cada cual se mueve entre iguales. Sin tales otros, que son mis iguales, no hay libertad

Este concepto de igualdad lejos de estar relacionado con la justicia, era la propia esencia de la libertad: ser libre era serlo de la desigualdad presente en la gobernacin y moverse en una esfera en la que no existan gobernantes ni gobernados. En esta esfera se viva y trataba entre pares, lo que presupona la existencia de desiguales.

Isonomia, la expresin griega para una constitucin libre, significaba simplemente que todos tienen el mismo derecho a la actividad poltica y esta actividad era en la polis preferentemente la de hablar los unos con los otros: por lo tanto, libertad de palabra.

Cuando los griegos decan que los esclavos y los brbaros eran aneu logou, que no posean la palabra, se referan a que se hallaban en una situacin en que el habla libre era imposible. En la misma situacin se halla el dspota, que slo sabe ordenar.Para la libertad, por consiguiente, no es necesaria una democracia igualitaria en el sentido moderno, sino una esfera restringida, delimitada oligrquica o aristocrticamente, en que al menos unos pocos o los mejores traten los unos con los otros como iguales entre iguales. Naturalmente esta igualdad no tiene lo ms mnimo que ver con la justicia.

Lo decisivo de esta libertad poltica es su vnculo a un espacio: quien abandona su polis o es desterrado pierde el nico espacio en que poda ser libre, pierde la compaa de los que eran sus iguales. Sin este espacio, no hay libertad.

Lo poltico no es precisamente necesario, puesto que slo empieza donde acaba el reino de las necesidades materiales y la violencia fsica. Tan poco ha existido siempre y por doquier lo poltico como tal que, desde un punto de vista histrico, solamente unas pocas grandes pocas lo han conocido y hecho realidad. Sin embargo, estos pocos casos son decisivos y modlicos, porque ciertas ideas y conceptos que durante un breve perodo fueron realidad son determinantes para las pocas en que una plena existencia de lo poltico es negada.

La ms importante de estas ideas es, por supuesto, la idea de la libertad. Que la poltica y la libertad van unidas y que la tirana es la peor de todas las formas de estado, la ms propiamente antipoltica, recorre como un hilo el pensamiento y la accin de la humanidad europea.La aparicin de la esfera social, que rigurosamente hablando, no es ni pblica ni privada, es un fenmeno relativamente nuevo cuyo origen coincidi con la llegada de la Edad Moderna, cuya forma poltica la encontr en la nacin-estado.El conjunto de familias econmicamente organizadas en el fascmil de una familia superhumana es lo que llamamos sociedad y su forma poltica de organizacin se califica con el nombre de nacin.

En el Mundo Moderno, las esferas social y poltica estn mucho menos diferenciadas: La poltica no es ms que una funcin de la sociedad; accin, discurso y pensamiento son fundamentalmente superestructuras relativas al inters social. Esta funcionalizacin hace imposible captar cualquier seria diferencia entre las dos esferas; no se trata de una teora o ideologa, puesto que con el ascenso de la sociedad, la administracin de la casa y todas las materias que anteriormente pertenecan a la esfera privada familiar se han convertido en inters colectivo.En el Mundo Moderno, entonces, las dos esferas fluyen de manera constante una sobre la otra, como olas de la nunca inactiva corriente del propio proceso de la vida.

La desaparicin de la zanja que los antiguos tenan que saltar para superar la estrecha esfera domstica y adentrarse en la poltica es esencialmente un fenmeno moderno.

La emergencia de la sociedad, desde el oscuro interior del hogar a la luz de la esfera pblica, no slo borr la antigua lnea fronteriza entre lo privado y lo poltico, sino que tambin cambi casi ms all de lo reconocible el significado de las dos palabras y su significacin para la vida del individuo y ciudadano.

En el sentimiento antiguo, el rasgo privativo de lo privado literalmente significaba el estado de hallarse desprovisto de algo, incluso de las ms elevadas y humanas capacidades: un hombre que slo viviera su vida privada, no era plenamente humano.

Hemos dejado de pensar primordialmente en privacin cuando usamos la palabra privado, y esto se debe parcialmente al enorme enriquecimiento de la esfera privada a travs del individualismo moderno. En la actualidad llamamos privada a una esfera de intimidad, cuya funcin es proteger lo ntimo y se halla opuesto a la esfera social como a la poltica.

La asombrosa coincidencia del auge de la sociedad con la decadencia de la familia indica claramente que lo que verdaderamente ocurri fue la absorcin de la unidad familiar en los correspondientes grupos sociales. La igualdad de los miembros de estos grupos, lejos de ser una igualdad entre pares, a nada se parece tanto como a la igualdad de los familiares antes del desptico poder del cabeza de familia.Es decisivo que la sociedad, en todos sus niveles, excluya la posibilidad de accin. La sociedad espera de cada uno de sus miembros una cierta clase de conducta, mediante la imposicin de innumerables y variadas normas, todas las cuales tienden a normalizar a sus miembros, a hacerlos actuar, a excluir la accin espontnea o el logro sobresaliente.

Con el ascenso de la sociedad de masas, la esfera de lo social, tras varios siglos de desarrollo, ha alcanzado finalmente el punto desde el que abarca y controla a todos los miembros de una sociedad determinada, igualmente y con idntica fuerza. Sin embargo, la sociedad se iguala bajo todas las circunstancias, y la victoria de la igualdad en el Mundo Moderno es slo el reconocimiento legal y poltico de que esa sociedad ha conquistado la esfera pblica, y que distincin y diferencia han pasado a ser asuntos privados del individuo.

Esta igualdad moderna, basada en el conformismo inherente a la sociedad y nicamente posible porque la conducta ha reemplazado a la accin como la principal forma de relacin humana, es en todo aspecto, diferente a la igualdad de la antigedad.

Pertenecer a la esfera pblica estaba calada de un espritu agonal, donde todo individuo tena que distinguirse constantemente de los dems, demostrar con acciones nicas o logros que era el mejor. Dicho con otras palabras, la esfera estaba reservada a la individualidad; se trataba del nico lugar donde los hombres podan mostrar real e invariablemente quines eran.

Desde el auge de la sociedad, una de las notables caractersticas de la nueva esfera ha sido una irresistible tendencia a crecer, a devorar las ms antiguas esferas de lo poltico y privado, as como de la ms recientemente establecida de la intimidad. Este constante crecimiento adquiere su fuerza debido a que, a travs de la sociedad, de una forma u otra ha sido canalizado hacia la esfera pblica el propio proceso de la vida.

En la esfera privada de la familia era donde se cuidaban y garantizaban las necesidades de la vida, la supervivencia individual y la continuidad de la especie. Una de las caractersticas de lo privado, antes del descubrimiento de lo ntimo, era que el hombre exista en esta esfera no como verdadero ser humano, sino nicamente como espcimen del animal de la especie humana. sta era precisamente la razn bsica del tremendo desprecio sentido en la antigedad por lo privado.

El auge de la sociedad ha hecho cambiar la opinin sobre dicha esfera, pero apenas ha transformado su naturaleza. El carcter monoltico de todo tipo de sociedad, su conformismo que slo tiene en cuenta un inters y una opinin, bsicamente est enraizado en la unicidad de la especie humana. La sociedad de masas es capaz, al mismo tiempo, de llevar a la humanidad a su extincin.

La sociedad es la forma en que la mutua dependencia en beneficio de la vida y nada ms adquiere pblico significado, donde las actividades relacionadas con la pura supervivencia se permiten aparecer en pblico.Esta esfera social, al establecer el proceso de vida como pblico, desat un crecimiento no natural de lo natural que suele considerarse como el incremento constantemente acelerado en la productividad del trabajo. El mayor factor singular de este constante incremento ha sido la organizacin laboral, visible en la llamada divisin del trabajo. sta es precisamente lo que le sobreviene a la actividad laboral sometida a las condiciones de la esfera pblica. En ningn otro campo de la vida hemos alcanzado tal excelencia como en el trabajo, hasta el punto de que el significado verbal de la propia palabra (de carcter tortuoso e indeseable) ha comenzado a perderse: la excelencia era lo ltimo que caba esperar de l.Slo la existencia de una esfera pblica y la consiguiente transformacin del mundo en una comunidad de cosas que agrupa y relaciona a los hombres entre s, depende por entero de la permanencia. Si el mundo ha de incluir un espacio pblico, no se puede establecerlo para una generacin y planearlo slo para los vivos, sino que debe superar el tiempo vital de los hombres mortales.Sin esta trascendencia en una potencial inmortalidad terrena, ninguna poltica, estrictamente hablando, ningn mundo comn ni esfera pblica resultan posibles. Porque el mundo comn es algo que nos adentramos al nacer y dejamos al morir: trasciende nuestro tiempo vital tanto hacia el pasado como hacia el futuro.

Tal mundo comn slo puede sobrevivir al paso de las generaciones en la medida en que aparezca en pblico. La publicidad de la esfera pblica es lo que puede absorber y hacer brillar a travs de los siglos cualquier cosa que los hombres quieran salvar de la natural ruina del tiempo: durante muchas pocas anteriores a la nuestra, los hombres entraban en la esfera pblica porque deseaban que algo suyo o algo que tenan en comn con los dems fuera ms permanente que su vida terrena.

Quiz no haya testimonio ms claro de la desaparicin de la esfera pblica en la Edad Moderna que la casi absoluta prdida de inters por la inmortalidad. En efecto, bajo las condiciones modernas, resulta tan improbable que alguien aspire seriamente a la inmortalidad terrena, que est justificando pensar que slo se trata de vanidad.

Labor, trabajo, accin: una conferencia

Cuando hablamos de contemplacin y de accin no slo hablamos de ciertas facultades humanas, sino tambin de dos formas distintas de vida: vita activa y vita contemplativa.No podemos dudar que es bastante posible para los seres humanos pasar por la vida sin abandonarse jams a la contemplacin, mientras que, por otra parte, ningn hombre puede permanecer en estado contemplativo durante toda su vida: la vida activa no es solamente aquello a lo que estn consagrados la mayora de los hombres, sino tambin aquello de lo que ningn hombre puede escapar totalmente.

Est en la condicin humana que la contemplacin permanezca dependiente de todos los tipos de actividades: depende de la labor que produce todo lo necesario para mantener vivo el organismo humano, depende del trabajo que crea todo lo necesario para albergar el cuerpo humano y necesita la accin con el fin de organizar la vida en comn de muchos seres humanos de modo que la paz, la condicin para la quietud, est asegurada.

Es lgico que la vida activa haya sido siempre descrita por aquellos que adoptaron el modo de vida contemplativa; de ah que, la vita activa haya sido siempre definida desde el punto de vista de la contemplacin.

Todos los tipos de actividad humana fueron definidos por la inquietud, por algo negativo, por el no-ocio, por la ausencia de las condiciones que hacen posible la contemplativa.

El orden griego segn el cual la contemplacin era la ms elevada de las facultades humanas, coincidi con el descubrimiento de la contemplacin como el modo de vida del filsofo, en cuanto tal, se consider superior al modo de vida poltico del ciudadano en la polis. En este orden, la accin ocupa la posicin ms elevada.Durante la cristiandad no se elev a la vida activa a una posicin superior. Un cambio en este orden era imposible mientras la verdad fuera el nico principio englobante que permitiera establecer un orden entre las facultades humanas.En la modernidad, Marx invierte a Hegel para encontrar la verdad y se produce una glorificacin de la labor en este orden, de manera tal que la vita activa ocupa una posicin ms elevada que la vita contemplativa, ya que sta ltima devino sin sentido.La labor es una actividad que corresponde a los procesos biolgicos del cuerpo. Por medio de la labor, los hombres producen lo vitalmente necesario que debe alimentar el proceso de la vida del cuerpo humano. Y dado que este proceso vital es en s mismo circular, la propia actividad de la labor debe seguir el ciclo de la vida, lo que significa que la actividad de la labor no conduce nunca a un fin mientras dura la vida: es indefinidamente repetitiva.

La labor se mueve siempre en el mismo ciclo prescripto por el organismo vivo, y el final de sus fatigas y problemas slo se da con el fin, es decir, con la muerte del organismo individual.

En otras palabras, la labor produce bienes de consumo y laborar y consumir no son ms que dos etapas del siempre recurrente ciclo de vida biolgica. Estas dos etapas del proceso vital se siguen tan exactamente una a otra que casi constituyen uno y el mismo movimiento, que cuando casi ha acabado debe empezar de nuevo.

La labor se halla bajo el signo de la necesidad de subsistir, como sola decir Locke. De la necesidad impuesta por la naturaleza, en palabras de Marx.

De ah que el autntico objetivo de la revolucin sea, en Marx, la emancipacin del hombre de la labor. Pero esta emancipacin no se da a travs de la poltica, sino a travs de la tecnologa.Los bienes de consumo son las menos durables de las cosas tangibles. Tras una corta estancia en el mundo, retornan al proceso natural que los produjo: bien por la absorcin en el proceso vital de los animales humanos, bien por degradacin. Son las menos mundanas y, al mismo tiempo las ms naturales y las ms necesarias de todas las cosas.El poder de la labor es tal que l produce ms bienes de consumo que los necesarios para su propia supervivencia y la de su familia. Esta abundancia natural del proceso de la labor ha permitido a los hombres esclavizar o explotar a sus congneres, liberndose a s mismos, de este modo, de cargar la vida. Y esta liberacin no hubiera sido nunca posible sin esta fertilidad inherente a la propia labor humana.La bendicin de la labor es que el esfuerzo y la gratificacin se suceden tan inmediatamente como el producir y el consumir, de modo que la felicidad es concomitante al propio proceso. Todo lo que rompe el equilibrio de este ciclo, arruina la felicidad elemental de estar vivo.

El trabajo de nuestras manos, como distinto de la labor de nuestros cuerpos, fabrica la pura variedad inacabable de cosas cuya suma total constituye el artificio humano, el mundo en el que vivimos. No son bienes de consumo sino objetos de uso, y su uso no causa su desaparicin. Dan al mundo la estabilidad y solidez sin la cual no se podra confiar en l para albergar esta criatura inestable y mortal que es el hambre.

Por supuesto, su durabilidad no es absoluta. No consumimos las cosas, sino que las usamos, pero si no lo hacemos, simplemente se degradan, retornan al proceso natural general del cual nosotros las habamos extrado.

Esta durabilidad da a las cosas del mundo su relativa independencia con respecto a los hombres que la producen y que las usan, su objetividad que las hace oponerse, resistir y soportar, al menos, por un tiempo, las necesidades y exigencias voraces de sus usuarios vivos.Desde este punto de vista, las cosas del mundo tienen la funcin de estabilizar la vida humana, y su objetividad descansa en el hecho de que los hombres, a pesar de su siempre cambiante naturaleza, recuperan su identidad gracias a sus relaciones con la persistente mismidad de los objetos.

Frente a la subjetividad de los hombres se sita la objetividad del artificio hecho por el hombre y, al haber erigido un mundo de objetos a partir de lo que la naturaleza nos da, podemos considerar a la naturaleza como algo objetivo.

Durabilidad y objetividad son los resultados de la fabricacin, el trabajo del homo faber, que consiste en la concrecin.

El homo faber se convierte en amo y seor de la propia naturaleza en la medida en que viola y destruye parcialmente lo que le fue dado.

A diferencia de la actividad de la labor, la fabricacin y el uso son dos procesos enteramente distintos. El fin del proceso de fabricacin se da cuando la cosa est terminada, y este proceso no necesita ser repetido. El impulso hacia la repeticin es producido por razones externas al proceso mismo, a diferencia de la compulsiva repeticin inherente a la labor.

El rasgo que distingue al trabajo de todas las dems actividades humanas es que tiene un comienzo definido y un fin determinado.El proceso de fabricacin no es irreversible: todo lo producido por las manos humanas puede ser destruido por ellas. El hombre es, de su propio mundo, un dueo y seor, no slo porque es se ha impuesto como el amo de la naturaleza toda, sino tambin porque es dueo de s mismo y de sus actos. El mundo de las cosas fabricado por el hombre se convierte en un hogar para los hombres mortales.

La vida, en su sentido no biolgico, se manifiesta en la accin y el discurso: con la palabra y la accin nos insertamos en el mundo humano y tal insercin es como un segundo nacimiento. Dado que a travs del nacimiento hemos entrado en el Ser, compartimos con las otras entidades la cualidad de la alteridad, un aspecto importante de la pluralidad que hace que slo nos podamos definir por la distincin, esto es, no somos capaces de decir qu es algo sin distinguirlo de alguna otra cosa.

Sin embargo, slo el hombre puede expresar la alteridad y la individualidad, slo l puede distinguirse y comunicarse a s mismo. En el hombre, la alteridad y la distincin devienen en unicidad, y lo que el hombre inserta con la palabra y la accin en la sociedad de su propia especie es la unicidad.

Dicha insercin es incondicionada: su impulso surge del comienzo que entr en el mundo cuando nacimos y al que respondemos comenzando algo nuevo por nuestra propia iniciativa, en otras palabras, actuar.Todas las actividades humanas estn condicionadas por el hecho de la pluralidad humana, pero slo la accin y el discurso estn conectados especficamente con el hecho de que vivir siempre significa vivir entre los hombres, vivir entre los que son mis iguales.

La accin y la palabra estn tan estrechamente ligados debido a que el acto primordial y especficamente humano debe siempre contener, al mismo tiempo, la respuesta a la pregunta planteada a todo recin llegado: Quin eres t?.

La manifestacin de quin es alguien se halla implcita en el hecho de que, en cierto modo, la accin muda no existe: sin palabras, la accin pierde el actor, y el agente de los actos slo es posible en la medida en que es, al mismo tiempo, quien dice las palabras, quien se identifica como el actor y anuncia lo que est haciendo, lo que ha hecho o lo que trata de hacer.

Esta revelacin de quin, por supuesto, no puede ser conseguida voluntariamente. Al contrario, es ms que verosmil que el quin permanezca siempre oculto para la propia persona. Pero a pesar de esto, la accin es intensamente personal: sin un nombre, sin un quin ligado a ella, carece de significado.

Dondequiera que los hombres viven juntos, existe una trama de relaciones humanas que est, por as decirlo, urdida por los actos y las palabras de innumerables personas, tanto vivas como muertas.

Toda nueva accin y todo nuevo comienzo cae en una trama ya existente, donde, sin embargo, empieza en cierto modo un nuevo proceso que afectar a muchos, incluso ms all de aquellos con los que el agente entra en un contacto directo. Debido a esta trama ya existente de relaciones humanas, la accin casi nunca logra su propsito. Es tambin debido a este medio y a la consiguiente cualidad de imprevisibilidad que la accin siempre produce historias (stories), intencionadamente o no. Nos dicen ms acerca de sus sujetos, del hroe de cada historia, de lo que cualquier producto de las manos humanas puede contarnos acerca del maestro que lo produjo y, por tanto, no son productos propiamente hablando. A pesar de que todo el mundo comienza su propia historia, al menos la historia de su propia vida, nadie es su autor o su productor.

Y, sin embargo, es precisamente en estas historias donde el significado real de una vida humana se revela finalmente. El hecho de que toda vida individual pueda, a la larga, ser relatada como una narracin como una narracin con comienzo y fin es la condicin prepoltica y prehistrica de la historia (history). La razn por la que cada vida humana cuenta su story y la history se convierte en el libro de historias de la humanidad, con muchos actores y, aun as, sin autor, es que ambas son resultado de la accin. La historia real en que estamos comprometidos mientras vivimos no tiene ningn autor visible o invisible, porque no est fabricada.

La ausencia de un fabricador en este mbito explica la extraordinaria fragilidad y la falta de fiabilidad en los asuntos estrictamente humanos. Dado que siempre actuamos en una red de relaciones, las consecuencias de cada acto ilimitadas, toda accin provoca no slo una reaccin sino una reaccin en cadena, todo proceso es la causa de nuevos procesos impredecibles. Este carcter ilimitado es inevitable: el acto ms pequeo en las circunstancias ms limitadas lleva la semilla de la misma ilimitacin e miprevisibilidad. En la accin, por oposicin al trabajo, es verdad que nunca podemos saber qu estamos haciendo.La otra caracterstica de la accin es que, aunque no sabemos lo que estamos haciendo, no tenemos ninguna posibilidad de deshacer lo que hemos hecho: los procesos de la accin no son slo impredecibles, son tambin irreversibles.

La redencin posible de la irreversibilidad es la facultad de perdonar, y el remedio para la impredecibilidad se halla contenido en la facultad de hacer y mantener las promesas.

El perdn est ligado al pasado y sirve para deshacer lo que se ha hecho; mientras que atarse a travs de promesas sirve para establecer en el ocano de inseguridad del futuro islas de seguridad sin las que ni siquiera la continuidad, menos an la durabilidad de cualquier tipo, sera posible en las relaciones entre los hombres.

Sin ser perdonados, nuestra capacidad de actuar estara confinada a un solo acto del que nunca podramos recobrarnos: seramos para siempre las vctimas de sus consecuencias. Sin estar atados al cumplimiento de las promesas, no seramos nunca capaces de lograr el grado de identidad y continuidad que conjuntamente producen la persona acerca de la cual se puede contar una story: cada uno de nosotros estara condenado a errar desamparado.

Esta identidad subjetiva lograda por la sujecin a las promesas debe ser distinguida de la objetiva, esto es, ligada a los objetos. A este respecto, perdonar y hacer promesas son como mecanismos de control establecidos en el propio seno de la facultad de iniciar procesos nuevos y sin fin.

Sin la accin, la vida del hombre sera condenada sin salvacin. El propio lapso de la vida llevara inevitablemente a todo lo humano a la ruina y a la destruccin. La accin es como un recordatorio siempre presente de que los hombres no han nacido para morir, sino para comenzar algo nuevo: con la creacin del hombre, el principio de la libertad apareci en la tierra.