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este documento fue elaborado por Humberto Alarcon Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia y Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Distrital FJC. Magister en Seguridad y Defensa Nacionales de la Escuela Superior de Guerra. Se desempeña como analista internacional y profesor universitario.
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La reciente elección como presidente
de la República Islámica de Irán, del
clérigo Hasan Rohani, ha sorprendido
tanto a la comunidad internacional
como a toda la comunidad iraní. Con
un justo 50,7% de los votos, en los
cuales participó cerca del 72% de los
ciudadanos habilitados para sufragar,
este clérigo calificado por muchos
como moderado se ha hecho con el
segundo cargo más importante de
esta República Islámica, luego del
cargo del faquí, o guía de la
revolución, que hoy ostenta el Ayatola
Alí Jamenei. Luego de la fuerte
apuesta por el conservadurismo
social al interior de Irán, y de una
política exterior que transitaba entre
el espinoso tema de la energía
nuclear y el populismo antiimperialista
del presidente Mahmud
Ahmadineyad, hoy los ciudadanos
iraníes, luego de 34 años de
experiencia de gobierno islámico,
abren la puerta al poder a un clérigo
ilustrado que ha hablado de apertura
política y una nueva reinserción de
este país en la comunidad
internacional. La elección y el papel
que puede cumplir Hasan Rohani en
los próximos años debe entenderse
en tres dimensiones: la interna, la
regional y la internacional.
Frente al tema interno el principal
papel de Rohani es reconciliar una
sociedad fracturada y dividida. Los
ciudadanos iraníes han estado
acostumbrados a reaccionar frente a
los atropellos del poder o las malas
gestiones gubernamentales. Así lo
hicieron en 1979, cuando derrocaron
del poder al Sha Reza Palhevi e
instauraron una República de
carácter islámica; igualmente hicieron
sentir sus protestas en el año 2009,
cuando consideraron que en las
elecciones presidenciales se
realizaron malo manejos. Hoy la
elección del Hasan Rohani pueden
entenderse como una protesta
electoral de unos ciudadanos que en
las urnas manifiestan su
inconformidad a una gestión que hoy
tiene entre sus logros una inflación
alta, tasas de desempleo elevadas y
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falta de oportunidades política y
económicas a poblaciones, cada vez
más dinámicas, como los jóvenes y la
pequeña clase media.
En este escenario los retos de Rohani
están centrados en tres elementos. El
primero tiene que ver con abrir el
régimen y las instituciones a una
mayor participación política, en donde
todos los partidos y las facciones
políticas del Irán puedan elevar su
voz sin ser criminalizados o
arrestados. En este sentido,
seguramente el actual presidente
electo comenzará dando libertad dos
dirigentes reformistas que hoy se
encuentran presos: Mussawi y
Karoubi. El segundo reto será el de
dinamizar una economía que hoy
tiene graves problemas para
incorporar a la población
económicamente activa y para
satisfacer las demandas internas. Y
de la mano de este, el tercer reto será
el de dar cumplimiento a las
demandas sociales entorno a
garantizar esos bienes básicos que
brinden a los ciudadanos bienestar.
Como lo planteo Majid Majidi en su
película Los niños del cielo, en el año
1997, estos herederos de la
revolución hoy no cuentan con lo
necesario para vivir.
Por otra parte, frente al tema regional
hoy la República Islámica de Irán
tiene tres retos importantes. El
primero tienen que ver con el papel
como gendarme que puede cumplir
en dos países en crisis: Afganistán e
Iraq. Luego de dos guerras, que han
consumido estos países en más de
una década de inestabilidad,
provocada por el terrorismo y una
guerra asimétrica, en donde los
nuevos gobiernos y las fuerzas de
ocupación se han demostrado por
igual ineficaz para brindar estabilidad,
el papel de Irán es decisivo para
garantizar y promover esa estabilidad
deseada.
Por otra parte, frente a las recientes
protestas árabes que dieron como
resultado una serie de gobiernos
islámicos en el nuevo panorama
político del medio oriente, la nueva
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presidencia iraní buscará romper la
soledad política por la cual ha
atravesado los últimos años. En este
marco, Rohani encuentra un
escenario inernacional de incidencia
directa, además de la posibilidad de
dar forma a una liga de carácter
islámica que comparta su visión del
mundo. Finalmente, el tercer
componente regional gira en torno a
que Irán, junto con Turquía, luego de
las mal llamadas primaveras árabes,
son los grandes jugadores regionales
con capacidad para influir, ordenar o
desordenar el gran Medio Oriente.
Sin duda, el reto de generar un
proyecto regional islámico, que
compita directamente con Turquía la
hegemonía regional, marcará la
política exterior del nuevo gobernante
iraní para esta zona.
Por último, en el plano internacional
se plantean dos tareas importantes.
Por un lado, está el desafío de
restablecer la confianza internacional,
la cual se vio diezmada por el
proyecto de energía nuclear, el cual
prendió las alarmas de todos los
observadores internacionales frente
al tema. Por otro lado está el tema
tabú, y siempre presente, de
restablecer las relaciones
diplomáticas con los Estados Unidos,
rotas desde el episodio de la toma de
la Embajada de este país en
Teherán. El presidente electo ha
manifestado su interés de romper el
bloqueo internacional de Irán a través
de un dialogo directo tanto con la
Organización Internacional de
Energía Atómica -OIEA- como con el
gobierno de Barack Obama; esta
política contrasta con la arrogancia y
vehemencia de Ahmadinejad frente a
la comunidad internacional y su
búsqueda de socios antiimperialistas.
La moderación y el dialogo parece
ser la nueva apuesta de Rohani para
la comunidad internacional.
La elección de Hasan Rohani abre
nuevas expectativas a nivel interno e
internacional. Mientras los
ciudadanos iraníes dan un voto por el
cambio social e intentan abrir puertas
a los cambios políticos, la comunidad
internacional estará expectante frente
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a cuáles serán las primeras
ejecutorias del nuevo presidente iraní.
Pese a todo, los gobernantes iraníes
saben que deben ajustar el régimen a
las nuevas demandas sociales sino
quieren versen envueltos en
protestas y alzamientos armados que
están cambiando el panorama político
de la región.
El reciente documento fue
elaborado por Humberto Alarcon
Ortiz Politólogo de la Universidad
Nacional de Colombia, Licenciado
en Ciencias Sociales de la
Universidad Distrital y Magister en
Seguridad y Defensa Nacionales de
la Escuela Superior de Guerra.
Actualmente se desempeña como
profesor universitario.
Foto portada: eltiempo.com