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Docente: Yolanda Julca Estrada LECTURA PARA LA PRIMERA EVALUACIÓN ¿Hay que jubilar la ortografía? En el Congreso Internacional de la Lengua Española en Zacatecas, México, el escritor Gabriel García Márquez, durante su discurso de inauguración propuso  jubilar la ortografía. Como imaginarás, esto originó todo un debate. Para algunos esto se trataba de una ocurrencia, otros, en cambio, consideraron que tenía razón. ¿Y tú qué piensas? ¿Sería beneficioso simplificar las reglas gramaticales y ortográficas del castellano? o ¿Ya son bastante sencillas y un intento de  jubilación provocaría el caos y ocasionaría problemas de comunicación? A continuación te presentamos estas posiciones. A favor de la jubilación Botella al mar para el dios de las palabras , Gabriel García Márquez  La lengua española tiene que prepararse para un oficio grande en ese porvenir sin fronteras. Es un derecho histórico. No por su prepotencia económica, como otras lenguas hasta hoy, sino por su vitalidad, su dinámica creativa, su vasta experiencia cultural, su rapidez y su fuerza de expansión, en un ámbito propio de 19 millones de kilómetros cuadrados y 400 millones de hablantes al terminar este siglo. Con razón un maestro de letras hispánicas en Estados Unidos ha dicho que sus horas de clase se le van en servir de intérprete entre latinoamericanos de distintos países. Llama la atención que el verbo pasar  tenga 54 significados, mientras en la República de Ecuador tienen 105 nombres para el órgano sexual masculino, y en cambio la palabra condoliente, que se explica por sí sola, y que tanta falta nos hace, aún no se ha inventado. A un joven periodista francés lo deslumbran los hallazgos poéticos que encuentra a cada paso en nuestra vida doméstica. Que un niño desvelado por el balido intermitente y triste de un cordero dijo: «Parece un faro». Que una vivandera de la Guajira colombiana rechazó un cocimiento de toronjil porque le supo a Viernes Santo. Que don Sebastián de Covarrubias, en su diccionario memorable, nos dejó escrito de su puño y letra que el amarillo es «la color» de los enamorados. ¿Cuántas veces no hemos probado nosotros mismos un café que sabe a ventana, un pan que sabe a rincón, una cerveza que sabe a beso? Son pruebas al canto de la inteligencia de una lengua que desde hace tiempo no cabe en su pellejo. Pero nuestra contribución no debería ser la de meterla en cintura, sino al contrario, liberarla de sus fierros normativos para que entre en el siglo venturo como Pedro por su casa. En ese sentido me atrevería a sugerir ante esta sabia audiencia que simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros. Humanicemos sus leyes, aprendamos de las lenguas indígenas a las que tanto debemos lo mucho que

Hay Que Jubilar La Ortografía

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  • Docente: Yolanda Julca Estrada

    LECTURA PARA LA PRIMERA EVALUACIN

    Hay que jubilar la ortografa?

    En el Congreso Internacional de la Lengua Espaola en Zacatecas, Mxico, el

    escritor Gabriel Garca Mrquez, durante su discurso de inauguracin propuso

    jubilar la ortografa. Como imaginars, esto origin todo un debate. Para

    algunos esto se trataba de una ocurrencia, otros, en cambio, consideraron

    que tena razn.

    Y t qu piensas? Sera beneficioso simplificar las reglas gramaticales y

    ortogrficas del castellano? o Ya son bastante sencillas y un intento de

    jubilacin provocara el caos y ocasionara problemas de comunicacin?

    A continuacin te presentamos estas posiciones.

    A favor de la jubilacin

    Botella al mar para el dios de las palabras, Gabriel Garca Mrquez

    La lengua espaola tiene que prepararse para un oficio grande en ese

    porvenir sin fronteras. Es un derecho histrico. No por su prepotencia

    econmica, como otras lenguas hasta hoy, sino por su vitalidad, su dinmica

    creativa, su vasta experiencia cultural, su rapidez y su fuerza de expansin, en

    un mbito propio de 19 millones de kilmetros cuadrados y 400 millones de

    hablantes al terminar este siglo. Con razn un maestro de letras hispnicas en

    Estados Unidos ha dicho que sus horas de clase se le van en servir de intrprete

    entre latinoamericanos de distintos pases. Llama la atencin que el

    verbo pasar tenga 54 significados, mientras en la Repblica de Ecuador tienen

    105 nombres para el rgano sexual masculino, y en cambio la palabra

    condoliente, que se explica por s sola, y que tanta falta nos hace, an no se

    ha inventado. A un joven periodista francs lo deslumbran los hallazgos

    poticos que encuentra a cada paso en nuestra vida domstica. Que un nio

    desvelado por el balido intermitente y triste de un cordero dijo: Parece un

    faro. Que una vivandera de la Guajira colombiana rechaz un cocimiento de

    toronjil porque le supo a Viernes Santo. Que don Sebastin de Covarrubias, en

    su diccionario memorable, nos dej escrito de su puo y letra que el amarillo es

    la color de los enamorados. Cuntas veces no hemos probado nosotros

    mismos un caf que sabe a ventana, un pan que sabe a rincn, una cerveza

    que sabe a beso?

    Son pruebas al canto de la inteligencia de una lengua que desde hace

    tiempo no cabe en su pellejo. Pero nuestra contribucin no debera ser la de

    meterla en cintura, sino al contrario, liberarla de sus fierros normativos para que

    entre en el siglo venturo como Pedro por su casa. En ese sentido me atrevera

    a sugerir ante esta sabia audiencia que simplifiquemos la gramtica antes de

    que la gramtica termine por simplificarnos a nosotros. Humanicemos sus leyes,

    aprendamos de las lenguas indgenas a las que tanto debemos lo mucho que

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    tienen todava para ensearnos y enriquecernos, asimilemos pronto y bien los

    neologismos tcnicos y cientficos antes de que se nos infiltren sin digerir,

    negociemos de buen corazn con los gerundios brbaros, los qus endmicos,

    el dequesmo parasitario, y devulvamos al subjuntivo presente el esplendor de

    sus esdrjulas: vyamos en vez de vayamos, cntemos en vez de cantemos, o

    el armoniosomuramos en vez del siniestro muramos. Jubilemos la ortografa,

    terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos

    un tratado de lmites entre la ge y jota, y pongamos ms uso de razn en los

    acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga

    lgrima ni confundir revlver con revolver. Y qu de nuestra be de burro y

    nuestra ve de vaca, que los abuelos espaoles nos trajeron como si fueran dos

    y siempre sobra una?

    La polmica de la ortografa, G. G. Mrquez defiende sus ideas

    Por eso dije y repito que debera jubilarse la ortografa. Me refiero, por

    supuesto, a la ortografa vigente, como una consecuencia inmediata de la

    humanizacin general de la gramtica. No dije que se elimine la letra hache,

    sino las haches rupestres. Es decir, las que nos vienen de la edad de piedra. No

    muchas otras, que todava tienen algn sentido, o alguna funcin importante,

    como en la conformacin del sonido che, que por fortuna desapareci como

    letra independiente.

    Quiz el mayor escndalo se ha formado con sus propuestas respecto a las

    bes y las uves, y con los acentos.

    Sobre las primeras, dice: No faltan los cursis de saln o de radio y televisin

    que pronuncian la be y la ve como labiales o labidentales, al igual que en las

    otras letras romances. Pero nunca dije que se eliminara una de las dos, sino

    que seal el caso con la esperanza de que se busque algn remedio para

    otro de los ms grandes tormentos de la escuela. Tampoco dije que se

    eliminara la ge o la jota. Juan Ramn Jimnez reemplaz la ge por la jota,

    cuando sonaba como tal, y no sirvi de nada. Lo que suger es ms difcil de

    hacer pero ms necesario: que se firme un tratado de lmites entre las dos para

    que se sepa dnde va cada una.

    En cuanto los acentos, irnico, explica.

    Creo que lo ms conservador que he dicho en mi vida fue lo que dije sobre

    ellos: pongamos ms uso de razn en los acentos escritos . Como estn hoy,

    con perdn de los seores puristas, no tienen ninguna lgica. Y lo nico que se

    est logrando con estas leyes marciales es que los estudiantes odien el

    idioma.

    Zien aos de zoledad, Maite Rico y Alex Grijelmo

    De hecho, Garca Mrquez no hizo sino recoger una propuesta en la que

    diversos especialistas llevan aos trabajando: la de simplificar la ortografa

    espaola. Uno de ellos, Ral vila, investigador de El Colegio de Mxico, ha

  • Docente: Yolanda Julca Estrada

    estado presente en el Congreso de la Lengua. Y suelta de sopetn una frase

    del acadmico espaol Julio Casares, libre de toda sospecha: La ortografa

    acadmica no es razonable. Cuando una ley puede ser involuntariamente

    infringida por quien pone todo su conato en acatarla, la culpa no es del

    infractor, sino de la ley.

    Sus trabajos con escolares mexicanos le permitieron a vila conocer las

    dificultades de los nios para aprender las normas ortogrficas: las haches

    puestas al azar, las confusiones entre la be y la uve, los problemas con las letras

    ese, ce y zeta y las mezclas de la elle y la i griega dejaban de manifiesto dos

    realidades: los escollos estaban fundamentalmente en aquellos grupos de

    letras que transcriben un solo fonema y los nios con mayores problemas

    procedan de estratos sociales bajos o de zonas rurales.

    La ortografa del espaol, en cuanto a su relacin fonema letra, se basa

    principalmente en el dialecto que se impuso histricamente: el castellano,

    explica vila. Pero 300 millones de hispanohablantes estn lejos de esa

    pronunciacin estndar y para ellos la ese, la ce y la zeta transcriben el

    fonema /s/. Las 600 horas que un nio castellano dedica en su vida al

    aprendizaje de la ortografa aumentan en el caso de, por ejemplo, un nio

    mexicano. vila est convencido de que sera ms interesante dedicar este

    tiempo a otras cuestiones ms importantes, como ensear al alumno a

    expresarse y a redactar.

    Por qu no simplificar las reglas, mxime en pases, como los

    latinoamericanos, donde hay grandes bolsas de analfabetismo? No se trata

    de imponer el caos, dice vila, sino de hacer una revisin de las normas

    ortogrficas espaolas para hacerlas ms lgicas y sencillas y menos

    incongruentes.

    La solucin estara, explica, en fonologizar la escritura, es decir, atribuir una

    letra para cada sonido y un sonido para cada letra. vila ha propuesto, de

    hecho, un alfabeto internacional hispnico basado en las diferentes formas

    de hablar espaol y que las integra a todas, que coexistira con el extenso, que

    conocemos todos ahora, empleado para ordenaciones o transcripciones de

    extranjerismos. El nuevo alfabeto consta de 25 letras. Quedan excluidas la ce,

    la hache, la cu, la uve, la uve doble y la equis y se incluye la letra sh. Y qu

    ocurre con los homnimos, como vaca y baca? El contexto determina el

    significado.

    Gutierre Tibn, mexicano de origen italiano, piensa tambin que la reduccin

    del alfabeto facilitara la enseanza de la lectura y la escritura. Y l aboga por

    la abolicin de las letras hache, ca, uve doble e i griega. Puesto que en el ao

    2000 el 90% de los hispanohablantes sern latinoamericanos, ha dicho, Madrid

    debe adaptar la gramtica castellana a las nuevas circunstancias.

    Vivir para contarla, Gabriel Garca Mrquez

    (El escritor y sus problemas con la ortografa)

  • Docente: Yolanda Julca Estrada

    El problema con el hermano Reyes se arregl porque en Semana Santa

    necesit unos dibujos para su clase de botnica y se los hice sin parpadear.

    No slo desisti de su asedio, sino que a veces se entretena en los recreos

    para ensearme las respuestas bien fundadas de las preguntas que no haba

    podido contestarle, o de algunas ms raras que luego aparecan como por

    casualidad en los exmenes siguientes de mi primer ao. Sin embargo, cada

    vez que me encontraba en grupo se burlaba muerto de risa de que yo era el

    nico de tercero elemental al que le iba bien en el bachillerato. Hoy me doy

    cuenta de que tena razn. Sobre todo por la ortografa, que fue mi calvario

    a todo lo largo de mis estudios y sigue asustando a los correctores de mis

    originales. Los ms benvolos se consuelan con creer que son torpezas de

    mecangrafo.

    [...]

    Lea en las clases, con el libro abierto sobre las rodillas, y con tal descaro que

    mi impunidad slo pareca posible por la complicidad de los maestros. Lo

    nico que no logr con mis marrulleras bien rimadas fue que me perdonaran

    la misa diaria a las siete de la maana. Adems de escribir mis bobadas,

    haca de solista en el coro, dibujaba caricaturas de burla, recitaba poemas

    en las sesiones solemnes, y tantas cosas ms fuera de horas y lugar, que

    nadie entenda a qu horas estudiaba. La razn era la ms simple: no

    estudiaba.

    En medio de tanto dinamismo superfluo, todava no entiendo por qu los

    maestros se ocupaban tanto de m sin dar voces de escndalo por mi mala

    ortografa. Al contrario de mi madre, que le esconda a pap algunas de mis

    cartas para mantenerlo vivo, y otras me las devolva corregidas y a veces con

    sus parabienes por ciertos progresos gramaticales y el buen uso de las

    palabras. Pero al cabo de dos aos no hubo mejoras a la vista. Hoy mi

    problema sigue siendo el mismo: nunca pude entender por qu se admiten

    letras mudas o dos letras distintas con el mismo sonido, y tantas otras normas

    ociosas

    En contra de la jubilacin

    Garca Mrquez, desfase de lgica, Joaqun Segura

    El autor de Cien Aos de Soledad sabe de sobra que en espaol los acentos grficos sirven

    precisamente para reflejar en lo escrito la mayor intensidad de la voz con que

    pronunciamos ciertas slabas; adems, esos acentos tienen por oficio diferenciar las

    palabras que se escriben de la misma forma pero que tienen significado distinto. Es, pues,

    un sistema sumamente prctico, que tal vez Garca Mrquez, incomprensiblemente, no

  • Docente: Yolanda Julca Estrada

    aprecia en todo su valor. Ya quisiera el ingls, veloz como es en muchos casos-- por sucinto

    y directo-- poder contar con un sistema parecido que facilitara su lectura, escritura y

    pronunciacin, tanto a los que lo hablan y escriben como lengua propia, como a los

    extranjeros que han de aprenderlo por gusto o necesidad.

    El espaol es tal vez el ms fcil de leer y escribir entre los idiomas modernos. Hasta ahora

    no ha sido necesario en esta lengua (las cosas cambiaran de adoptarse las sugerencias

    del Nobel colombiano) celebrar certmenes de deletreo ("spelling bees"), como se hace

    continuamente en ingls. [El francs tambin se las trae en materia ortogrfica, y hasta el

    italiano, con sus consonantes dobles y su variante pronunciacin de ciertas

    combinaciones, ofrece varios escollos.] Muchos hispanohablantes, encandilados por el

    cegador rayo lser del ingls, no se quejan de que en ese idioma tengan que aprender de

    memoria la forma de escribir y de pronunciar cada palabra. Si la situacin fuese al revs,

    no faltaran denuestos ni risitas de desprecio contra el espaol.

    Ni los experimentos de Juan Ramn Jimnez con la "j", ni los de George Bernard Shaw para

    simplificar la ortografa inglesa, hicieron mucha fortuna. Las lenguas tienen su vida propia;

    no se dejan manipular as como as; es decir, se dejan cuando la manipulacin se hace, de

    entrada, con amor, respeto y oportunidad. En cuanto al papel de las Academias de la

    Lengua Espaola, deben siempre propiciar la libertad creadora

    Jubilacin de la ortografa, Mempo Giardinelli

    Y en el caso de estas ideas que la prensa ha difundido (no he tenido la oportunidad de

    leer el discurso completo del Maestro) me parece que hay mucho de disparate en esa

    propuesta de "jubilar la ortografa".

    Adems de ser una propuesta efectista (y quiero suponer que poco pensada), es la clase

    de idea que seguramente aplaudirn los que hablan mal y escriben peor (es decir,

    incorrecta e impropiamente). No dudo que tal jubilacin (en rigor, anulacin) slo puede

    ser festejada por los ignorantes de toda regla ortogrfica. Digmoslo claramente: suena

    tan absurdo como jubilar a la matemtica porque ahora todo el mundo suma o multiplica

    con calculadoras de cuatro dlares.

    [...]

    Eso por un lado. Y por el otro est la cuestin de para qu sirven las reglas, y el porqu de

    la necesidad de conocerlas y respetarlas. No voy a defender las haches por capricho ni

    por un espritu reglamentarista que no tengo, pero para m seguir habiendo diferencias

    sustanciales entre "lo hecho" y "lo echo"; y sobre todo entre "hojear" y "ojear" un libro.

    Tampoco me parece que sea un "fierro normativo" la diferencia entre la be de burro y la ve

    de vaca. Ni mucho menos me parece poco razonable la legislacin sobre acentos agudos

    y graves, ni sobre las esdrjulas, ni sobre las diferencias entre ene-ve y eme-be, y as

    siguiendo, como dira David Vias.

    Las reglas siempre estn para algo. Tienen un sentido y ese sentido suele ser histrico,

    filosfico, cultural. La falta de reglas y el desconocimiento de ellas es el caos, la

    disgregacin cultural. Y eso puede ser gravsimo para nosotros, sobre todo en estos tiempos

    en que la sabidura imperial se ha vuelto tan sutil y astuta. Las propuestas ligeras y efectistas

    de eliminacin de reglas son, por lo menos, peligrosas.

  • Docente: Yolanda Julca Estrada

    La ortografa en vas de extincin?, Editorial de El Pas

    Garca Mrquez no es un pionero en la materia, pero es un Premio Nobel.

    MUCHO antes que l, generaciones enteras de nios y de adolescentes de habla hispana

    lo antecedieron practicando lo que l propone y fueron sancionados con bajas

    calificaciones por sus maestros y profesores. Cualquier persona con experiencia docente

    ha lidiado con esos errores y horrores ortogrficos. Ahora, Garca Mrquez quisiera

    institucionalizarlos. No carece totalmente de razn: nuestra grafa, como la de cualquier

    otro idioma, ha evolucionado a travs de los siglos. Quin ignora, por ejemplo, que la

    hache y la efe, la zeta, la ce y la ese, o la be y la ve, han librado una continua lucha a lo

    largo de la historia de la escritura?

    A ese lento y necesario proceso, Garca Mrquez le quiere poner fin mediante un drstico

    decreto ortogrfico, es decir, mediante un acto voluntarista. Qu principio lo impulsa? El

    de la lgica.

    Por qu mantener la vigencia de letras que tienen la misma funcin o el mismo sonido o

    que, simplemente, no se pronuncian? Su razonamiento parece irrebatible y pleno de

    sentido comn. Incluso, en su favor, habra que indicar que la natural resistencia al cambio

    radical que propone desaparecera al cabo de una generacin de admitidas y

    practicadas dichas nuevas normas. Hoy nos chocan a nosotros, habituados a las

    tradicionales; maana, en cambio, no producirn ni alarma ni pesar a nuestros

    descendientes, educados en ellas. Pero no escapa a nadie que, eliminar variantes,

    particularidades y diversidades, es empobrecer, es uniformar.

    Es curioso comprobar que, en un siglo en que se ha hecho un culto de la defensa de las

    especies en extincin, se pretenda "enterrar" determinadas formas ortogrficas porque

    atentan contra la lgica.

    Con idntica tesitura por qu preservar a los tigres, matadores de hombres, o a los

    elefantes, depredadores de bosques, o a los insalubres pantanos?

    [...]

    Es verdad que la ortografa espaola rebosa de ilogicidades --aunque mucho menos que

    la inglesa-- pero igual caracterstica tienen todas las manifestaciones culturales del

    hombre: la vestimenta, la gastronoma, los modales, la msica y sus instrumentos, la

    arquitectura y las artes plsticas, etc., sin hablar de la administracin, la poltica, la

    docencia, la justicia, el periodismo y aun el entretenimiento.

    [...]

    Escribimos como escribimos porque somos el fruto de races que nos alimentan y nos

    enriquecen por el esfuerzo que nos demanda el dominio de sus convenciones. Estas nos

    han aportado claridad, precisin y belleza.Por qu cambiarlas?

  • Docente: Yolanda Julca Estrada

    Todos contra Garca Mrquez, Cecilia Macn

    Los sudamericanos Mario Benedetti y Mario Vargas Llosa se tomaron la cuestin como una

    broma. "Es una irreverencia, un desplante", seal el peruano. "Si se acabara con la

    ortografa, el espaol se desintegrara en tal multitud de dialectos que llegaramos a la

    incomunicacin. Obviamente, semejantes ideas slo podan provenir de quien es un gran

    creado de imgenes, pero que nunca ha sido un pensador, ni un terico, ni un ensayista".

    Por su parte, la psicoanalista y lingista argentina Eva Tabakin record que la ortografa

    tiene dos aspectos: uno vinculado a lo autorizado, lo legitimado por la Academia, y otro

    con la comunicacin". "Este ltimo no puede hacerse a un lado", observ. "Cada palabra

    evoca una imagen por el modo en que est escrita. Muchas veces, cuando se violan esas

    reglas se torna irreconocible y se llega a la imposibilidad de su lectura. No porque est bien

    o mal escrita en trminos de una cierta autoridad, sino porque la escritura implica la

    existencia de un cdigo. Sin cdigo se cae en una anarqua que hace imposible la

    comunicacin".

    Despus de todo, havolir las rreglas nos pribara del plaser de biolarlas.

    Ortografa, Juan Jos Mills

    La tolerancia ortogrfica podra tener a largo plazo consecuencias desastrosas. Los hijos de

    esas parejas en las que ahora se fomentan las minusvalas cacogrficas naceran

    con igados en lugar de hgados. No sabemos cmo funcionan los igados, pero lo ms

    probable es que segreguen vilis en vez de bilis, lo que disparara el gasto hospitalario para

    sacarlos adelante, incluso aunque se crearan enseguida unidades epaticas que, siendo

    ms baratas que las hepticas, exigen inversiones iniciales de orden analfavetico muy

    superiores. No quiere uno ni imaginar, de otro lado, las consecuencias del alumbramiento

    masivo de seres que en el sitio de la cabeza tradicional tuvieran una suerte

    de caveza cuya vobeda craneal slo diera para albergar un zerevro. Si el mundo va como

    va (o ba como ba ms vien) con encfalos normalmente constituidos, no es difcil imaginar

    los horrores resultantes de una mutacin de esa naturaleza.

    Por otra parte, dado que la hache es la primera letra que cae en estas situaciones de

    permisividad, la sangre quedara reducida al factor R, y no habra forma de distinguir las

    razas puras, lo que significara el hundimiento de partidos polticos que ayudan a gobernar

    al PP en la lengua de Franco y a veces en su caligrafa. Hay mucho miedo a la ingeniera

    gentica, pero los efectos de la ortogrfica no se quedan atrs. Piensa uno en el vajo

    bientre de esos seres nacidos al amparo del caos gramatical y se le ponen los pelos de

    punta ante la idea de acariciarles la rejion jenital o el beyo puvico.

    No a la reproduccin de clnicos, de acuerdo, pero que se ponga freno tambin a la

    multiplicacin deonvres y mugeres en cuyo rostro se manifiestan los mismos hogos, vocas,

    o varviyas de espanto que alimentan nuestros terrores nocturnos.

    Muchas gracias.