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I. Resumen y recomendaciones Human Rights Watch | Febrero de 2010

Herederos de los paramilitares

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Resumen ejecutivo y fotos del reporte de Febrero 3 de 2010 a cerca del paramilitarismo en Colombia, de Human Rights Watch (HRW)

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I. Resumen y recomendaciones

Human Rights Watch | Febrero de 2010

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Fotos por Stephen Ferry

HEREDEROS DE LOS PARAMILITARES

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Paramilitares durante la ceremonia dedesmovilización del Bloque Catatumbo delas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC),en Norte de Santander en 2004.

© 2004 Stephen Ferry

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Sin embargo, poco después de la finalización del proceso dedesmovilización, surgieron grupos sucesores en todo el paísque continuaron las actividades delictivas que anteriormentehabían desarrollado grupos bajo el mando de las AUC.

Actualmente, estos grupos sucesores tienen un impacto brutalen la situación humanitaria y de derechos humanos enColombia. Como se documenta exhaustivamente en esteinforme, resulta especialmente inquietante la participación delos grupos sucesores en abusos graves y generalizados contraciviles, que incluyen masacres, ejecuciones, violacionessexuales, amenazas y extorsión. Han atacado y amenazado enreiteradas oportunidades a defensores de derechos humanos,sindicalistas, personas desplazadas, entre ellas afrocolom-bianos que luchan por recuperar sus tierras, víctimas de lasAUC que buscan justicia y miembros de comunidades localesque no aceptan sus órdenes. El surgimiento de estos gruposcoincidió con un incremento significativo de los índices de

desplazamientos internos en todo el país desde 2004 hasta almenos 2007. Y resulta claro que en algunas regiones, como enla ciudad de Medellín, donde el índice de homicidios casi seha duplicado en el último año, los operativos del grupo hancausado un marcado incremento de la violencia. Para granparte de la población civil, la desmovilización de las AUCprácticamente no ha contribuido a cambiar la situación detemor y violencia con la cual conviven.

La amenaza que representan los grupos sucesores es a la vezgrave y cada vez mayor. La Policía Nacional de Colombiaestima que tienen más de 4.000 miembros. Los cálculos de lasorganizaciones no gubernamentales indican que podríanascender a 10.200. Según datos conservadores de la policía,los grupos suman rápidamente nuevas zonas de operación y,en julio de 2009, tenían presencia en al menos 173 municipiosde 24 de los 32 departamentos de Colombia. Reclutanactivamente a nuevos miembros, entre los cuales se incluyen

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Entre 2003 y 2006, el gobierno colombiano implementóun proceso de desmovilización de 37 grupos armadosque integraban la violenta y mafiosa coaliciónparamilitar conocida como las AUC (Autodefensas Unidasde Colombia). Según el gobierno, el proceso fue exitoso,ya que más de 30.000 personas participaron enceremonias de desmovilización, se comprometieron acesar actividades delictivas y se sumaron a programasde reinserción que les ofrecían capacitación, empleo yestipendios. Desde entonces, el gobierno ha afirmado enreiteradas oportunidades que ya no existen parami-litares en Colombia.

Grafiti en Pasto, Nariño, con la inscripción “ÁguilasNegras, Muerte Rastrojos”. Diversos grupos sucesoresde los paramilitares que actúan bajo nombres comoÁguilas Negras, Rastrojos o Nueva Generación compitenpor el control de Nariño.

© 2009 Stephen Ferry

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adolescentes, personas desmovilizadas y hombres y mujeresjóvenes. En varios casos, se ha sabido que reclutan amiembros de regiones lejanas del país, y montan así unasofisticada organización a nivel nacional. Varios grupossucesores se han fusionado o han sido absorbidos por otros,de modo que hoy existen menos grupos que antes, perooperan de manera más coordinada y abarcan un territorio másamplio.

La policía identifica a ocho grupos principales: los Urabeños,los Rastrojos, el ERPAC, los Paisas, los Machos, NuevaGeneración, el grupo de Magdalena Medio y Renacer. HumanRights Watch también recibió denuncias creíbles sobre laexistencia de otros grupos, como los Águilas Negras en Nariño,que la policía no incluye en su lista.

Una cuestión especialmente preocupante es que muchos delos testigos con quienes hablamos señalaron que en varias

regiones sectores de las fuerzas de seguridad se mostrabantolerantes con los grupos sucesores.

El gobierno colombiano y algunos analistas califican a losgrupos sucesores como “bandas criminales emergentes alservicio del narcotráfico” (o BACRIM), e insisten en que losgrupos sucesores son un fenómeno nuevo y totalmentedistinto de los paramilitares. Otros expertos consideran queson una continuación de las AUC, o una nueva generación deparamilitares.

Independientemente de cómo se clasifique a los grupossucesores, la realidad es que actualmente cometen en formahabitual ataques contra civiles y crímenes atroces que incluyenmasacres, ejecuciones, violaciones sexuales y desplaza-mientos forzados. Y el estado tiene la obligación de proteger ala población civil, impedir que se cometan abusos y juzgar alos perpetradores.

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Carmen Lucía Rodríguez vive en un albergue en Medellín luego de quesu familia se viera obligada a desplazarse del barrio Pablo Escobar enesa ciudad debido a amenazas de muerte por parte de un gruposucesor de los paramilitares. En un principio, Rodríguez y sus hijos setrasladaron a otro barrio, pero el grupo los localizó y asesinó a su hijoReinsson, cuyo retrato aparece en segundo plano.

© 2009 Stephen Ferry

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Lamentablemente, el gobierno aún no ha tomado medidascontundentes y efectivas para cumplir estas obligaciones. Noha destinado recursos suficientes a las unidades de policíaencargadas de combatir a estos grupos, ni al grupo de fiscalesresponsables de investigarlos. No ha hecho prácticamentenada por investigar ni prevenir posibles vínculos entre losgrupos sucesores y los agentes del estado o las fuerzas deseguridad pública. Y aún no ha adoptado medidas específicaspara proteger a los civiles frente a esta nueva amenaza. Enlugar de ello, el gobierno se ha mostrado renuente a asignarfondos suficientes y a tiempo al Sistema de Alertas Tempranasde la Defensoría del Pueblo, que desempeña un rolfundamental de protección de la población civil, y enocasiones organismos del estado habrían denegado asistenciaa civiles que denunciaban haber sido desplazados por losgrupos sucesores.

El presente informe aborda tres cuestiones principales. Enprimer lugar, documenta en que medida el surgimiento de losgrupos sucesores se relaciona con el mal diseño e inadecuada

ejecución por parte del gobierno del proceso de desmovili-zación de numerosos líderes y tropas de las AUC. En segundolugar, describe los abusos terribles que los grupos cometenhabitualmente contra civiles y resalta patrones comunes deconducta, con especial énfasis en cuatro regiones en lascuales los grupos tienen una presencia significativa: la ciudadde Medellín, la región de Urabá en el departamento de Chocó,y los departamentos de Meta y Nariño. En tercer lugar, elinforme señala las falencias constantes en la respuesta delgobierno a las operaciones y los abusos de estos grupos.

El informe se basa en casi dos años de investigaciones decampo en Colombia. Human Rights Watch visitó y entrevistó adecenas de víctimas, paramilitares desmovilizados,autoridades de aplicación de la ley y organismos del estadolocales y nacionales, miembros de las fuerzas de seguridadpública y organizaciones no gubernamentales de Sincelejo(Sucre); Barranquilla (Atlántico); Pasto, Tumaco y El Diviso(Nariño); Cúcuta (Norte de Santander); Barrancabermeja yBucaramanga (Santander); Medellín (Antioquia); Villavicencio,Granada, Vistahermosa, y Puerto Rico (Meta); las zonashumanitarias de Curvaradó y Andalucía (Chocó); y la capital,Bogotá.

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Familias desplazadas viven en un albergue luego de verse obligadas aabandonar sus hogares en el barrio Pablo Escobar en Medellín a causade las amenazas de muerte por parte de un grupo sucesor de losparamilitares.

© 2009 Stephen Ferry

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LOS GRUPOS SUCESORES: UNRESULTADO PREDECIBLE DE UNADESMOVILIZACIÓN DEFICIENTE

Si bien existen diferencias entre las AUC y los grupossucesores, estos son en muchos sentidos una continuación dealgunos de los “bloques” o grupos paramilitares. Segúninformó la policía, casi todos los líderes de los grupossucesores son jefes de las AUC de rango medio que nunca sedesmovilizaron o que continuaron participando en actividadesdelictivas pese a que aparentaron haberse sumado a ladesmovilización. Los grupos se encuentran activos en muchasde las mismas regiones en las cuales tenían presencia las AUC,y operan en forma similar a estas: controlan territoriosmediante amenazas y extorsión, participan en narcotráfico yotras actividades delictivas y cometen abusos generalizadoscontra civiles.

El surgimiento de los grupos sucesores era predecible, en granparte debido a que el gobierno colombiano no desmanteló lasestructuras criminales de las AUC, ni sus redes de apoyoeconómico y político durante las desmovilizaciones.

El proceso de desmovilización presentó graves deficiencias,que fueron documentadas exhaustivamente y denunciadaspor Human Rights Watch en el momento de su ejecución. Unode los problemas es que el gobierno no verificó que quienes se

desmovilizaran fueran realmente paramilitares, ni si todos losparamilitares efectivamente se desmovilizaron. Comoresultado, en varios casos los grupos paramilitares actuaronen forma fraudulenta y reclutaron a civiles para que se hicieranpasar por paramilitares durante las desmovilizaciones, ylograron así mantener activo a un importante sector de susgrupos. Esto se evidenció especialmente en la desmovilizacióndel Bloque Norte, sobre la cual hay pruebas fuertes de quehubo fraude. También existen indicios de fraude en lasdesmovilizaciones de grupos de Medellín y Nariño.

Sin embargo, posiblemente un problema más grave sea que elgobierno no haya aprovechado el proceso para interrogar enprofundidad a los paramilitares desmovilizados acerca de losactivos, los cómplices y las operaciones delictivas de estosgrupos, para investigar sus redes delictivas y para desmante-larlas. Así, por ejemplo, a pesar de que Freddy Rendón, el jefe

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Una amenaza de muerte contra la familia de un hombre desmovilizadoviviendo en la ciudad de Barrancabermeja, Santander, con el siguientemensaje:

“… jueputa espero que aprenda el mensaje… que su familia esté enBarranca [Barrancabermeja]. Les damo un día para que desaparesca sinolos asemo desaparecer atados…. Dile a tu suegra que deje de serinfiltrada [presuntamente, de la guerrilla]”.

© 2008 Stephen Ferry

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del Bloque Elmer Cárdenas de las AUC, se desmovilizó, fuereemplazado rápidamente por su hermano Daniel, quiencontinuó muchas de las actividades del bloque comonarcotráfico, extorsión, protección de terrenos apropiados enforma ilícita por personas vinculadas con los paramilitares yhostigamiento de civiles en la región de Urabá.

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Una mujer llora mientras explica que teme que su ex novioasesine a sus hijos. El ex novio pertenece a uno de los grupossucesores y la había herido a cuchillazos cuando esta loabandonó. Ella siente temor de salir a la calle porque muchosbarrios están bajo el control de miembros del grupo de su expareja y, si la ven, es posible que le avisen a el. Se mantieneoculta en un albergue en Barrancabermeja, Santander.

© 2008 Stephen Ferry

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Salvo algunas excepciones, los fiscales no han investigado enprofundidad las complejas operaciones delictivas de las AUC,las fuentes que las financian y las redes que las respaldan. Porconsiguiente, los grupos sucesores han podido reemplazarfácilmente a las AUC, y han empleado los recursos masivosque ya tenían o podían obtener rápidamente por mediosdelictivos para reclutar a nuevos miembros y continuarcontrolando a la población civil y cometiendo abusos contraella.

IMPACTO DE LOS GRUPOS SUCESORESEN LA SITUACIÓN HUMANITARIA Y DEDERECHOS HUMANOS

Los grupos sucesores cometen abusos graves y frecuentescontra civiles en gran parte del país. Entre los abusos a loscuales someten a quienes no aceptan sus órdenes se cuentanmasacres, ejecuciones y desplazamientos forzados.Recurren habitualmente a amenazas y extorsión contramiembros de las comunidades en las cuales operan, como unmecanismo para controlar a la población local. Con frecuenciaamenazan y a veces agreden a defensores de derechoshumanos, sindicalistas, periodistas y víctimas de las AUC quereclaman justicia o la restitución de sus tierras.

Por ejemplo, Lucía, una defensora de derechos humanos,relató que mientras se encontraba en la casa de una víctimade las AUC brindando asistencia, varios miembros de ungrupo sucesor que se identificaron como las Águilas Negrasingresaron a la vivienda por la fuerza, violaron sexualmente aambas mujeres y advirtieron a Lucía que abandonara sutrabajo por los derechos humanos. “Ellos dijeron que mequedaba prohibido brindar el apoyo sicosocial en elmunicipio… A ellos no les interesaba que las víctimasconocieran sus derechos ni mucho menos que denunciaran”,relató1. Como continuó llevando a cabo su trabajo, el grupoluego la secuestró y la amenazó, diciendo que si noabandonaba la ciudad atacarían a su familia. Ella pidió ayudaa autoridades locales, que le dijeron que lo que le habíasucedido era de esperarse porque trabajaba en derechoshumanos, y decidió finalmente abandonar la ciudad y viviroculta.

De manera similar, Juan David Díaz, un médico que lidera elcapítulo local de Sincelejo del Movimiento de Víctimas deCrímenes de Estado, una organización no gubernamental,denunció haber sido objeto de amenazas y atentados contrasu vida por grupos sucesores. Juan David ha exigido justiciapor la muerte de su padre, Tito Díaz, un alcalde que fueasesinado por las AUC, con la colaboración de un exgobernador de su departamento (quien recientemente fuecondenado por el crimen).

Los sindicalistas, que se encontraban entre los grupos másperseguidos por las AUC, continúan siendo perseguidos porlos grupos sucesores. Según la Escuela Nacional Sindical, laprincipal organización que monitorea los derechos laborales

en Colombia, en 2008 los sindicalistas denunciaron 498amenazas (contra 405 sindicalistas). De esas, 265 figurancomo realizadas por grupos sucesores, mientras que 220fueron vertidas por actores no identificados2.

Los grupos sucesores también están desplazando a una grancantidad de civiles de sus hogares. El desplazamiento forzadollevado a cabo por estos grupos posiblemente ha contribuidoal incremento significativo en las cifras de desplazamiento

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Juan David Díaz Chamorro mira hacia la calle desde el interior desu vivienda en Sincelejo, Sucre. Mantiene cerradas las cortinascomo precaución. Es hijo de Eudaldo “Tito” Díaz, ex alcalde de El Roble, Sucre, asesinado en 2003 por paramilitares. El entoncesgobernador de Sucre ha sido condenado recientemente por suparticipación en el asesinato.

Juan David y su familia han recibido numerosas amenazas comoresultado de sus esfuerzos por denunciar y exigir justicia por elasesinato de su padre. Una de las amenazas que Juan Davidafirma haber recibido en 2008 decía: “Cállate bocotas. Temataremos por hablar con las autoridades y los medios... Tu casa es linda, allí te mataremos con granadas y balas...”

© 2008 Stephen Ferry

“Los grupos paramilitares no estáninteresados en que se sepa laverdad. No les conviene tenerpersonas, defensores de derechoshumanos como nosotros.”

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interno registradas en todo el país después de 2004. Deacuerdo con las cifras oficiales, después de reducirse a228.828 en 2004, la cantidad de nuevas personasdesplazadas se incrementó cada año hasta llegar a327.624 en2007. Las cifras oficiales de 2008 son algo menores, con300.693, pero continúan siendo mucho más elevadas que alprincipio del proceso de desmovilización3. La organización nogubernamental Consultoría para los Derechos Humanos y elDesplazamiento (CODHES) informa otras cifras, y concluye quecerca de 380.863 personas fueron desplazadas en 2008, locual representa un incremento del 24,47 por ciento respectode la cifra que difundió para 2007 (305.966)4.

De hecho, gran parte de los desplazamientos ocurren enregiones donde los grupos sucesores están activos. CODHESafirma que hubo 82 casos de desplazamientos masivos en2008, y que los departamentos más afectados fueron Nariño yChocó, donde los grupos sucesores se encuentran sumamenteactivos5. Human Rights Watch habló con decenas de víctimasque afirmaron haber sido desplazadas por grupos sucesoresen Nariño, Medellín, la región de Urabá y en la costa Atlántica.

En cada una de las cuatro principales regiones que HumanRights Watch visitó y examinó para este informe, sin excepción,los grupos sucesores estaban cometiendo abusos gravescontra civiles.

Por ejemplo, en Medellín los grupos sucesores (a menudointegrados por miembros desmovilizados o no desmovilizadosde las AUC) continuaron ejerciendo el control en varios barriosmediante la extorsión, amenazas, golpizas y asesinatosselectivos luego de la desmovilización de los bloques parami-litares en la ciudad. Pese a que supuestamente se había

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Juan David Díaz Chamorro regresa luego de un día de trabajo comomédico en un hospital local y se quita el chaleco antibalas que usacada vez que sale de su vivienda.

© 2008 Stephen Ferry

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desmovilizado, el líder de las AUC en esa zona, Diego MurilloBejarano (conocido como “Don Berna”), según aseveraronpersonas locales e incluso varios funcionarios, tenía elmonopolio del delito y la seguridad en la ciudad, lo cual habríacontribuido a una significativa aunque temporaria reducciónen la cantidad de homicidios ocurridos en varios años. Sinembargo, como expresó un residente de la ciudad, en eseentonces las personas de la ciudad vivían una “paz con unrevólver al cuello”6.

Debido a las luchas internas dentro del grupo de Don Berna,sumadas a la competencia con otros grupos sucesores queintentan ingresar a la ciudad, en los dos últimos años Medellínha experimentado un marcado incremento de la violencia. Enlos primeros seis meses de 2009, hubo 889 homicidios,

cantidad que representa un incremento del 85,6 por cientorespecto de los 479 casos registrados en Medellín en losprimeros seis meses de 2008. Los grupos también hanocasionado un incremento significativo de la cantidad depersonas desplazadas internamente en la ciudad. En un casodocumentado por Human Rights Watch, más de 40 personasdel barrio de Pablo Escobar en Medellín fueron obligadas aabandonar sus hogares entre fines de 2008 y principios de2009 como resultado de una serie de asesinatos y amenazasperpetradas por el grupo armado local, que en parte estáintegrado por personas desmovilizadas. Las víctimas, que semantenían ocultas en un refugio en Medellín, afirmaron viviren un estado de temor constante en la ciudad: “Ya nopodemos vivir en Medellín. Tienen tentáculos en todaspartes”7.

Como se explica más adelante, en el departamento fronterizode Nariño, al sur del país, se producen masacres, ejecuciones,amenazas y desplazamientos forzados masivos de civiles, sibien muchos de estos casos nunca se denuncian.

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Juan David Díaz Chamorro habla por teléfono en su habitación. En el fondo se ve una imagen de su padre, Eudaldo “Tito” Díaz.

© 2008 Stephen Ferry

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El Dr. Jorge Ceballos, entonces Director de la Unidad Permanentede Derechos Humanos de la Personería de Medellín, en suanterior oficina. Renunció a su cargo en agosto de 2009. El Dr.Ceballos recibió numerosas amenazas de muerte contra él y sufamilia, incluso contra su nieta. El Dr. Ceballos había denunciadoen muchas oportunidades las operaciones y actividades de grupossucesores de los paramilitares en Medellín. No obstante, no sabecon certeza quiénes formularon las amenazas en su contra.

© 2009 Stephen Ferry

“Yo tengo un esquema deseguridad que me hace sentir comoun prisionero, porque mi vidaprivada se ha acabado. Yo a dondesalgo, salgo con dos policías.“

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Los grupos sucesores de Nariño son responsables de granparte de estos abusos. Por ejemplo, entre junio y julio de2008, casi todos los residentes de tres comunidades delmunicipio costero de Satinga fueron desplazados luego de queuno de los grupos sucesores (que entonces operaba con elnombre de Autodefensas Campesinas de Nariño) llegó a unade las localidades, asesinó a dos jóvenes y presuntamentecausó la desaparición de un tercero.

Una parte significativa del Bloque Libertadores del Sur de lasAUC se mantuvo activa en Nariño y, con el nombre “NuevaGeneración”, ocupó por medios violentos amplios sectores dela cordillera de los Andes poco después de las desmoviliza-

ciones. Más recientemente, Nueva Generación ha perdidoinfluencia, pero otros dos grupos se han fortalecido. En granparte de la costa de Nariño, los Rastrojos y los Águilas Negrasse mantienen activos y participan frecuentemente en actosviolentos contra la población. Tanto Águilas Negras comoRastrojos tendrían una presencia cada vez más fuerte en laregión andina. Durante nuestras entrevistas en la región,varios residentes, funcionarios locales y observadores interna-cionales describieron casos en que las fuerzas de seguridadpública habrían tolerado los actos de las Águilas Negras.

Como señaló a Human Rights Watch un hombre de la localidadandina de Santa Cruz: “En Madrigal... las Águilas Negras nosinterrogan, con la policía a 20 metros de distancia... [N]opuedes confiar en el Ejército ni la policía porque prácticamenteestán con ellos... en Santa Cruz y Santa Rosa tenemos a losRastrojos. Llegaron en marzo o abril. Llegaron... en uniformecamuflado. Son muchísimos, 100, 150, 300; han crecidomuchísimo... Vienen y cobran impuestos a los empresarios.Parece que a veces se enfrentan a las guerrillas y otras a lasÁguilas Negras y Nueva Generación”8.

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Una amenaza de muerte con membrete de las Autodefensas Unidas deColombia (AUC) dirigida a un líder sindical, del año 2008 (dos añosdespués de que concluyera oficialmente el proceso de desmovilizaciónde las AUC), en el escritorio del Dr. Ceballos en la Unidad Permanentede Derechos Humanos de la Personería de Medellín.

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LAS OBLIGACIONES JURÍDICAS DECOLOMBIA

Independientemente de cómo sean catalogados (como gruposarmados, paramilitares o crimen organizado), el gobiernocolombiano tiene la responsabilidad específica de hacer frentea la amenaza que estos grupos representan para la poblacióncivil. Entre estas obligaciones se incluyen proteger a los civilesfrente a agresiones, prevenir abusos y garantizar eljuzgamiento de los abusos ocurridos9. El grado de responsa-bilidad del estado por los abusos de los grupos sucesores seincrementará según la medida en que los agentes del estadotoleren a estos grupos o colaboren activamente con ellos.

A su vez, algunos de los grupos sucesores podríanconsiderarse grupos armados a efectos de las leyes de guerra(derecho internacional humanitario, DIH). Varios de los grupossucesores parecen contar con una organización eficiente yestar bajo una estructura de mando y control responsable, y

son parte del conflicto, de tal modo que reúnen las caracte-rísticas de grupos armados según el DIH: por ejemplo, elERPAC, que opera en los departamentos de los llanos de Meta,Vichada y Guaviare, y aparentemente algunos de los grupos deNariño reúnen las condiciones.

Otros grupos, con un menor grado de control territorial uorganización, o que no están alineados con el conflicto,pueden ser meras “organizaciones criminales” frente a lascuales el estado está en el deber jurídico de prevenir, razona-blemente, las violaciones de derechos humanos, de investigarseriamente con los medios a su alcance las violaciones que sehayan cometido a fin de identificar a los responsables, deimponerles las sanciones pertinentes y de asegurar a lavíctima una adecuada reparación.

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El Dr. Ceballos camina hacia su vivienda en un barrio residencial de Medellín, junto a uno de sus escoltas.

© 2009 Stephen Ferry

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RESPUESTA DEL ESTADO

El gobierno ha asignado a la Dirección de Carabineros de laPolicía Nacional de Colombia un rol central en la lucha contralos grupos sucesores.

Las políticas del gobierno disponen que el Ejército sólo debeintervenir para hacer frente a los grupos sucesores cuando lapolicía lo solicite formalmente, o en situaciones en que elEjército se encuentre con estos grupos y deba usar la fuerzapara proteger a la población civil. No obstante, actualmente loscarabineros parecen no contar con la capacidad ni los recursos

necesarios para perseguir a los grupos sucesores en todas laszonas donde cometen abusos. En varias zonas en las cualesoperan, la policía no tiene presencia. Y el Ejército no pareceestar interviniendo en la lucha contra estos grupos en esaszonas. Al menos en un caso, Human Rights Watch comprobóque tanto la policía como los oficiales del Ejército deldepartamento de Meta se señalaban unos a otros como laautoridad responsable de combatir a los grupos sucesores. ElEjército invocó la política del gobierno que asigna responsa-bilidad a la policía como una razón para no intervenir, mientrasque la policía local sostuvo que carecía de jurisdicción.

Otro problema es que el gobierno no ha invertido recursossuficientes para asegurar que los miembros de los grupossucesores y sus cómplices sean juzgados por sus crímenes. LaFiscalía General de la Nación creó un grupo de fiscales especia-lizados en 2008 para los casos relacionados con grupossucesores. Sin embargo, el grupo no cuenta con personalsuficiente y sólo puede concentrarse en algunos de los grupossucesores.

Un factor sumamente preocupante, y que fue planteado pormiembros de la policía y de la Fiscalía, es la corrupción y latolerancia de los grupos sucesores por parte de ciertos agentesestatales, lo cual dificulta la posibilidad de rastrear, enfrentary juzgar a estos grupos.

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Las “zonas humanitarias” en la ribera del río Curvaradó en Chocó hansido establecidas por familias afrocolombianas que han regresado a sustierras luego de ser desplazadas por la fuerza a fines de la década de1990 por grupos paramilitares que operaban con la tolerancia, y enalgunos casos la connivencia, de algunos sectores del Ejércitocolombiano. Sus tierras fueron apropiadas por empresarios supues-tamente vinculados con los paramilitares, y en varios casos usadas parael cultivo de palma africana. Las familias que han regresado han sidoamenazadas y algunos de sus líderes han sido asesinados en su intentopor reclamar sus derechos sobre el territorio.

© 2009 Stephen Ferry

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El ejemplo más evidente de estos supuestos vínculos tieneque ver con la actual investigación penal de las denuncias queseñalan que el entonces director de Fiscalías de Medellín,Guillermo Valencia Cossio (hermano del actual Ministro delInterior y Justicia de Colombia), habría colaborado con uno delos grupos sucesores. Valencia Cossio ha negado lasacusaciones. Como se describe en este informe, Human RightsWatch también recibió múltiples denuncias en Nariño, Chocó,Medellín y Meta de situaciones en las que miembros de lapolicía o el Ejército al parecer toleraban actividades de losgrupos sucesores.

Salvo algunas excepciones, el gobierno no ha tomado medidasefectivas para identificar, investigar y sancionar a funcionariospúblicos que toleran a los grupos sucesores. En ocasiones,ante las denuncias de que existe esta tolerancia por parte desus miembros, las fuerzas de seguridad pública parecenresponder mediante el traslado de sus miembros a otrasregiones. La respuesta correcta sería informar a los fiscalessobre las denuncias y suspender a los miembros señaladosmientras se realiza una investigación penal.

El estado tampoco ha tomado medidas adecuadas paraprevenir los abusos por parte de grupos sucesores y paraproteger a la población civil.

El programa del Ministerio del Interior de protección dedefensores de derechos humanos, sindicalistas y periodistas,que existe desde hace tiempo, ha brindado protecciónindispensable a ciertas personas vulnerables. Pero no amparaa las víctimas de las AUC que exigen justicia, la restitución desus tierras o una reparación en virtud de la Ley de Justicia y Paz(una ley de 2005 que permite que paramilitares responsablesde atrocidades y otros delitos graves se beneficien con unareducción considerable de sus penas a cambio de que sedesmovilicen, confiesen sus crímenes y restituyan los bienesobtenidos en forma ilícita). La Corte Constitucional haordenado que estas víctimas reciban protección del estado y elgobierno está implementando un decreto que estableceríamayor seguridad policial en regiones que presentan altosriesgos para victimas en el proceso de Justicia y Paz. Sinembargo, aun no está claro si el programa esta efectivamentecubriendo a todas las victimas que requieren protección. Estosprogramas tampoco se extienden a la población civil engeneral, que en muchas regiones es objeto de constantesamenazas, agresiones y desplazamientos por los grupossucesores.

En varias ocasiones, Human Rights Watch recibió denuncias deque las oficinas de la Agencia Presidencial para la AcciónSocial y la Cooperación Internacional (Acción Social) senegaban a registrar y brindar asistencia a personas quereportaban haber sido desplazados por paramilitares(refiriéndose a grupos sucesores), con el argumento de que yano existían los paramilitares. Si bien Acción Social afirma que

estos casos no reflejan la política oficial del gobierno, debetomar medidas efectivas para asegurar que esta denegaciónno continúe en el ámbito local.

Por último, el Sistema de Alertas Tempranas (SAT) de laDefensoría del Pueblo, que monitorea constantemente lasituación de derechos humanos en diferentes regiones y emiteperiódicamente informes de riesgo detalados acerca de lospeligros que enfrenta la población civil, ha tenido un rolfundamental en la denuncia de las operaciones de los grupossucesores y sus posibles abusos. No obstante, otras institu-ciones del estado que deberían actuar a partir de lasrecomendaciones del SAT, a menudo las ignoran o les restanimportancia. El proceso para la determinación de qué medidascorresponde tomar sobre la base de los informes de riesgo delSAT carece de transparencia y, como ha recomendado laAgencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional(USAID), debe ser reformado. El SAT también ha sufrido a causade demoras en la asignación y el suministro de financiamientopor el gobierno.

1 Entrevista de Human Rights Watch con “Lucía” (nombre cambiado asolicitud de la fuente), Bogotá, 14 de marzo de 2009

2 Escuela Nacional Sindical, “Violaciones a la vida, a la libertad y a laintegridad: Asesinatos, amenazas y desapariciones por autor, 2002-2009,”sin fecha, copia enviada por correo electrónico de la Escuela NacionalSindical a Human Rights Watch el 26 de agosto de 2009.

3 Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional,Registro Único de Población Desplazada, Índice General de Tabulados dePoblación Desplazada, fecha de corte correspondiente al 30 de noviembrede 2009, disponible enhttp://www.accionsocial.gov.co/Estadisticas/publicacion%20noviembre%20de%202009.htm (consultado el 29 de diciembre de 2009).

4 CODHES, Codhes informa: Víctimas emergentes, Desplazamiento, derechoshumanos y conflicto armado en 2008, pág. 3, 22 de abril de 2009,http://www.codhes.org/index.php?option=com_docman&task=cat_view&gid=35&Itemid=50 (consultado el 29 de diciembre de 2009).

5 Ibíd., pág. 4.

6 Entrevista de Human Rights Watch con Alexander Pulgarín, Medellín, 29 de septiembre de 2007.

7 Entrevista de Human Rights Watch con residentes desplazados del barrio de Pablo Escobar, Medellín, 2 de junio de 2009.

8 Entrevista de Human Rights Watch con un residente de Santa Cruz, Pasto (Nariño), 21 de julio de 2009.

9 Comité de Derechos Humanos, Observación General N.° 31, Naturaleza de la obligación jurídica general impuesta a los Estados Partes en el Pacto,Doc. de la ONU. CCPR/C/21/Rev.1/Add.13 (2004), párr. 8, VelásquezRodríguez v Honduras, Sentencia del 29 de julio de 1988, Corte I.D.H. (Ser. C) N.° 4 (1988), párrs. 172-175.

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SOBRE LA DESMOVILIZACIÓN DE LOS BLOQUES PARAMILITARES

Ante las pruebas que indican que hubo fraude en ladesmovilización de varios bloques paramilitares, y quealgunos sectores no se desmovilizaron, el gobiernodebería:

• Establecer una comisión de investigación ad-hocindependiente que brinde una explicación públicaacerca de lo sucedido durante las desmoviliza-ciones, cuántos de los supuestos paramilitaresdesmovilizados eran efectivamente combatientes,en qué medida los paramilitares continúan activosen la actualidad y en qué grado los paramilitaresque cometieron atrocidades han logrado eludir lajusticia.

• Llevar adelante un esfuerzo sistemático ycoordinado por identificar las tierras y los bienesde origen ilícito que puedan estar en poder de losparamilitares o sus cómplices, y asegurar surecuperación y restitución a las víctimas. Entreotras medidas, esto requerirá brindar fondossuficientes a la Superintendencia de Notariado yRegistro, a fin de que pueda obtener másinformación sobre la titularidad de las tierras ycotejarla con las denuncias de apropiaciónpresentadas por las personas desplazadas.

SOBRE LAS MEDIDAS PARA COMBATIR A LOS GRUPOS SUCESORES

Ante la ineficacia de las políticas del gobierno frentea la expansión continua de los grupos sucesores, elgobierno debería:

• Asegurarse de que la unidad de carabineros de lapolicía cuente con fondos y personal suficientespara hacer frente a los grupos sucesores.

• Ordenar al Ejército que si sus miembros adviertenque existen grupos sucesores que operan enregiones bajo su control, o reciben denuncias eneste sentido, deben informar inmediatamente a la

policía y a las autoridades judiciales pertinentespara que puedan responder. La instrucción debeindicar claramente que si la policía no tienepresencia en el área, el Ejército debe tomarmedidas adecuadas para enfrentar y capturar a losmiembros de los grupos sucesores.

• Brindar recursos suficientes a la Fiscalía Generalde la Nación para permitir que incremente lacantidad de fiscales e investigadores de su grupoespecializado que se dedica a investigar a losgrupos sucesores.

SOBRE LOS PRESUNTOS VÍNCULOS ENTRE AGENTES DEL ESTADO Y LOS GRUPOS SUCESORES

Ante las denuncias sistemáticas y creíbles de queagentes del estado y las fuerzas de seguridad públicatoleran a los grupos sucesores o actúan enconnivencia con ellos, y la tendencia en las fuerzas deseguridad pública de responder a estas denunciasmediante la decisión de simplemente transferir a susmiembros a otras regiones, el gobierno debería:

• Investigar y juzgar con firmeza a los funcionarioscontra quienes pesan denuncias creíbles de que

han tolerado a los grupos sucesores o colaboradocon ellos.

• Ordenar a la policía y al Ejército que si recibendenuncias de que sus miembros toleran a losgrupos sucesores o actúan en connivencia conellos deben informar estas denuncias inmedia-tamente a la Fiscalía General de la Nación paraque investigue y suspenda a los miembros contraquienes se formularon las denuncias mientras serealizan investigaciones.

RECOMENDACIONES

AL GOBIERNO DE COLOMBIA

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Human Rights Watch | Febrero de 2010 25

A LA FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN

SOBRE PROTECCIÓN Y ASISTENCIA DE LAS VÍCTIMAS Y LOS CIVILES

Ante la ineficacia de las políticas del gobiernodestinadas a proteger a las víctimas de las AUC y alos civiles en las regiones donde operan los grupossucesores, el gobierno debería:

• Implementar un programa efectivo para lasvíctimas y los testigos de los crímenes de losparamilitares, como lo exige la CorteConstitucional de Colombia.

• Brindar fondos suficientes a la Defensoría delPueblo para que amplíe el Sistema de AlertasTempranas y asegure su funcionamiento ininte-rrumpido.

• Conforme a las recomendaciones del InspectorGeneral de la Agencia de Estados Unidos para elDesarrollo Internacional (USAID), reformar elComité Interinstitucional de Alertas Tempranas

para permitir la participación activa de represen-tantes de la Defensoría del Pueblo, garantizar lapublicidad de los informes de riesgo y la transpa-rencia de las decisiones del Comité, y asegurarque las respuestas a los informes de riesgo seanadecuadas y oportunas.

• Impartir directivas a Acción Social y otrosorganismos estatales que establezcan que AcciónSocial debe registrar a las personas que seanvíctimas de desplazamiento por acción de losgrupos sucesores. No se debe denegar asistenciaa las víctimas que denuncien haber sufrido abusospor parte de paramilitares con el argumento deque ya no existen paramilitares. La directiva debedisponer que se adopten medidas disciplinariascontra los funcionarios que ignoren estas instruc-ciones.

SOBRE LA DESMOVILIZACIÓN DE LOS BLOQUES PARAMILITARES

• Ante la decisión de 2007 de la Corte Suprema queprohíbe el indulto para el paramilitarismo, laFiscalía General de la Nación debería iniciarinvestigaciones y aprovechar la oportunidad deentrevistar nuevamente a las personas desmovi-lizadas que no obtuvieron indultos e indagar conmayor profundidad sobre la estructura de susgrupos, así como los delitos, cómplices y activosde estos, y sobre la participación de estaspersonas en el grupo.

• Interrogar exhaustivamente a quienes participanen el Proceso de Justicia y Paz acerca de lasfuentes de financiamiento y las redes delictivas desus grupos, desarticular dichas redes y recuperarlos activos que estén en poder de los grupos o sussucesores.

• Investigar en forma exhaustiva y juzgar a los jefesde rango medio desmovilizados u otras personasque hayan tenido un rol de liderazgo dentro degrupos paramilitares y que pueden habersemantenido activos, así como a todos los militares,policías y agentes de inteligencia de alto rango,políticos, empresarios o financiadores, contraquienes existen pruebas o testimonios de quecolaboraron con los paramilitares.

• Frente al alto grado de impunidad en casos dedesplazamiento forzado, incrementar significati-vamente las medidas destinadas a investigar yjuzgar los presuntos desplazamientos forzados yla apropiación de tierras por los paramilitares osus sucesores.

SOBRE LA INVESTIGACIÓN DE LOS ABUSOS COMETIDOS POR LOS GRUPOS SUCESORES

• Evaluar la cantidad y la distribución de los fiscalese investigadores en todo el territorio de Colombiapara asegurar que existan suficientes autoridadesde aplicación de la ley en las regiones dondetienen presencia los grupos sucesores.

• Fortalecer el grupo especializado dedicado a lainvestigación de los grupos sucesoresincorporando una cantidad suficiente de fiscales einvestigadores y brindando suficientes recursos y

apoyo logístico al grupo, de modo que puedainvestigar en forma efectiva y sistemática a losprincipales grupos sucesores.

• Ordenar a los fiscales que asignen prioridad a lasinvestigaciones de agentes del estado contraquienes pesen denuncias creíbles de que hantolerado a los grupos sucesores o colaborado conellos.

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26 Herederos de los Paramilitares

RECOMENDACIONES

A ESTADOS UNIDOS

• Brindar asistencia específica mediante apoyologístico, equipos y capacitación pertinente algrupo de fiscales especializados que investigan alos grupos sucesores. La capacitación debe incluirestrategias para la investigación y el juzgamientono sólo de los grupos en sí, sino también de losagentes del estado que presuntamente habríancooperado con ellos.

• Exhortar al gobierno colombiano a que amplíe elSistema de Alertas Tempranas de la Defensoría delPueblo, y asegurar que las víctimas de desplaza-miento por los grupos sucesores reciban laasistencia a la cual tienen derecho.

• Dado que los líderes paramilitares que saben másacerca de las redes delictivas y las fuentes definanciamiento de los grupos fueron extraditadosa Estados Unidos, el Departamento de Justicia deEstados Unidos debería ordenar a los fiscalesestadounidenses que generen incentivos realespara que los líderes paramilitares extraditadosproporcionen información sobre sus redesdelictivas y sus vínculos con el sistema político,militar y las personas que los financian, así comosobre los grupos sucesores. Estados Unidosdebería usar esa información para juzgar a laspersonas implicadas que se encuentren dentro desu jurisdicción y debería transmitir dicha

información a las autoridades colombianas cuandocorresponda a fin de impulsar los procesos enColombia.

• Supeditar no sólo la ayuda militar sino tambiénpolicial al juzgamiento de los miembros de lasfuerzas de seguridad pública que colaboran conlos grupos sucesores.

• Continuar postergando la ratificación del Tratadode Libre Comercio entre Estados Unidos yColombia hasta que el gobierno colombianocumpla requisitos sobre derechos humanos,incluida la desarticulación de las estructurasparamilitares y la adopción de medidas efectivaspara enfrentar a los grupos sucesores queactualmente representan una amenaza para lossindicalistas10.

10 La posición de Human Rights Watch frente al Tratado de LibreComercio entre Colombia y Estados Unidos se encuentra articulada enmayor detalle en el siguiente documento: Human Rights Watch,“Comments to the Office of the US Trade Representative Concerningthe US-Colombia Free Trade Agreement” (Comentarios a la Oficina delRepresentante de Comercio de Estados Unidos Acerca del Tratado deLibre Comercio entre Colombia y Estados Unidos), 15 de septiembrede 2009, http://www.hrw.org/en/news/2009/09/15/human-rights-watch-comments-office-us-trade-representative-concerning-us-colombia-fr (consultado el 19 de enero de 2010).

A TODOS LOS PAÍSES DONANTES QUE APOYAN A COLOMBIA

• Presionar al gobierno colombiano para que amplíeel Sistema de Alertas Tempranas de la Defensoríadel Pueblo y asegure que las víctimas de desplaza-miento por los grupos sucesores reciban laasistencia a la cual tienen derecho.

• Brindar asistencia al sistema de justiciacolombiano en la implementación de procedi-mientos y estrategias de investigación quegaranticen que los agentes del estado quecooperan con los grupos sucesores rindan cuentaspor sus actos.

• Supeditar cualquier ayuda a las fuerzas deseguridad pública al juzgamiento de los miembrosde dichas fuerzas que colaboren con grupossucesores.

• Postergar el tratamiento de acuerdos de librecomercio con Colombia hasta que el gobiernocolombiano cumpla requisitos sobre derechoshumanos, incluida la desarticulación de lasestructuras paramilitares y la adopción demedidas efectivas para enfrenar a los grupossucesores que actualmente representan unaamenaza para los sindicalistas.