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Sonora, México, septiembre 2010 Heroica Ures Edición especial En el marco del 144 aniversario de la batalla del 5 de septiembre de 1866

Heroica Ures

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Una edicion especial sobre la ciudad de Ures, Sonora.

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Sonora, México, septiembre 2010

Heroica UresEdición especial

En el marco del 144 aniversario de la batalla del 5 de septiembre de 1866

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A 65 kilómetros de la capital del estado, este parador turístico ofrece el ambiente perfecto para descansar en armonía con la naturaleza, disfrutando de hermosos atardeceres y un impresionante cielo estrellado. Piedra, madera y tierra se funden

creando una atmósfera de belleza y tranquilidad que transmite el calor de la hospitalidad sonorense.Cada una de nuestras habitaciones cuenta con decoración diferente, cuidando los detalles para lograr que su estancia sea una

muy agradable experiencia.

Camino viejo a San Pedro, Teléfono:(623) 232-0378, Celular:(623) 238-8250, [email protected]

Cuenta además con varias actividades como cabalgata, ciclismo, remo y pesca, cacería, tours por la sierra, campamentos.

Servicios

Salón comedor con excelentes platillos de la variada gastronomía sonorense, alberca y jacuzzi natural, lago, senderos, capilla, patios y plazas.

Intalaciones

Ideal para la celebración de bodas, aniversarios, banquetes, retiros, congresos y cursos.

Eventos

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Administración Municipal 2009-2012

Que privilegio ser de nuestra Heroica Ures. En nuestro municipio, para

ser más precisos en Guadalupe, se venció al ejército imperialista francés

hace 144 años. Con gran valor y patriotismo nuestros antepasados dieron

dignidad y orgullo a México, razón por la cual fue nombrada Heroica Ciudad

de Ures.

Aquí, en la renaciente Atenas de Sonora, residieron los poderes del

Estado de 1838 a 1842. Vivimos en una de las ciudades más antiguas del

Estado, fundada en 1636 y como categoría de Misión en 1644.; en 1838 se

le otorgó la categoría de ciudad.

Hechos históricos y culturales abundan en esta tierra de mujeres y hombres trabajadores, de nuevas

generaciones que se preparan como ciudadanos y profesionistas. Apreciemos nuestro patrimonio

histórico, arquitectónico y cultural. Nuestra Heroica Ures tiene mucho que dar a sus hijos y a los turistas

nacionales y extranjeros que nos visitan.

Con la naturaleza en todo su esplendor; con dulces típicos, queso regional, deliciosos tamales y café

colado, le esperamos en esta tierra que se suma a los festejos del Bicentenario de la Independencia y

Centenario de la Revolución Mexicana. Del 3 al 5 de septiembre tuvimos la oportunidad de disfrutar un

programa artístico y cultural con motivo de la Gesta Heroica del 5 de septiembre de 1866.

De manera especial agradezco el compromiso del Consejo de Cultura Municipal, al impulsar proyectos

como esta edición especial, gracias al fondo tripartito promovido con el Programa de Desarrollo Cultural

Municipal de Sonora. Al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y al Instituto Sonorense de Cultura,

gratitud por este esfuerzo que nos permite fomentar la creación, difusión y promoción de la cultura y el

arte de la Heroica Ures para el mundo.

¡Bienvenidos!

Septiembre de 2010.

Afectuosamente,

Noé Coronado CháPresidente municipalH. Ures, Sonora

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Heroica Ures, Historia y Tradición2

14¡Llegaron las películas!

16Entrevistas con Jesús Preciado y Lolita Murrieta

4Ures, patriótico bastión republicano

8Recuerdos y nostalgias de la Atenas de Sonora

Contenido

Fotografía de portada: Hacienda El labrador, Ures, Sonora / Alfredo Káram

La revista Heroica Ciudad de Ures cuenta con el apoyo de:

Edición: Alejandra Olay Rodríguez Relaciones Públicas: María Esthela Borchardt M. Comercialización: Esperanza Barrón Diseño: Carlos Calderón de la Barca C. Colaboradores: Raquel Padilla Ramos, Julia Valenzuela López, Omar Enrique Jara Domínguez. Asesor: Manuel Torres Rivera Fotografía: Alfredo Káram, Esperanza Barrón.Agradecemos el permiso otorgado para utilizar imágenes del sitio http://uressonora.com

La responsabilidad de las opiniones expresadas en los artículos y colaboraciones firmadas es de sus autores. Se prohíbe la reproducción total de contenido: fotos, textos y anuncios sin previa autorización por escrito de Acento Producciones. Acento Producciones es una empresa cultural con perfil comercial, enfocada a la edición de publicaciones temáticas, con el objetivo de informar y sensibilizar sobre los hechos his-tóricos, artísticos, turísticos y culturales de los municipios de Sonora; propiciar el respeto y aprecio por el patrimonio cultural entre los propios habitantes; ejercer el periodismo, abrir espacios para la participación de especialistas y vincular a la iniciativa privada a proyectos culturales y turísticos, demostrando con ello que a través de estas publicaciones encontrarán vías eficientes para promover sus servicios y productos regionales.

Sahuaripa y Paseo de los Jardines número 3C, colonia Valle Grande. Hermosillo, Sonora, México.Teléfonos 01(662) 216-20-84 y 218-59-02www.acentoproducciones.com | [email protected]

3. 5 de septiembre en la memoria

5. Ayer y hoy

6. Fiestas patrias

10. Fotografías históricas

12. Templo de San Miguel Arcángel

15. Historia en murales

17. Conciencia de identidad

18. Puerta de los pueblos del Río Sonora

Página Página

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Acento Producciones / Septiembre 2010 3

5 de septiembre en la memoria144 aniversario de la Gesta Heroica de Ures

Con un programa artístico cultural, del 3 al 5 de septiembre se recordaron en la Heroi-ca Ures aquellos hombres que defendieron

el suelo patrio de los invasores franceses el 4 de septiembre de 1866, en los llanos de Guadalupe. Al cumplirse 132 años de estas batallas en 1988, por Ley número 89 del Congreso del Estado de So-nora, se otorgó el título Heroica Ciudad de Ures.

Para recordar esta fecha histórica, las autorida-des municipales promovieron un programa que permitiera difundir el patrimonio cultural del mu-nicipio, recuperar los valores cívicos, incrementar el conocimiento y respeto por el pasado, estimular el interés por conservar su historia y divulgarla de generación en generación.

El evento incluyó dos presentaciones de narra-ción oral con la profesora Francisca Romero en la primaria Profr. Enrique Quijada Parra y en la escuela secundaria Gral. Miguel Piña; una charla a cargo del cronista municipal, Manuel To-

rres en el Museo Regional y Casa de la Cultura.También se realizó un torneo internacional de

beisbol de veteranos en el Estadio de Beisbol Raúl Figueroa Romero y una firma de convenio entre el ayuntamiento y la Universidad de Sonora.

El esfuerzo y dedicación de Rosalía Ruiz Enci-nas en el rescate de la historia de Guadalupe de Ures, fue compartido en una charla titulada Un dulce rincón de grandes historias, en la que anticipó la edición de un libro para registrar el amplio legado reunido por la autora durante los últimos años.

El festejo por el aniversario de la Gesta Heroi-ca de Ures se complementó con la participación de dos grupos artísticos: Bacatete juvenil, danza folclórica, dirigido por el maestro Mario Solís y música folclórica, a cargo del maestro Gerardo Ilarraza.

El domingo 5 de septiembre se efectuó una ofrenda floral en el Mausoleo de Guadalupe de

Ures, con la presencia del presidente municipal, Noé Coronado Chá; el director del INVES, Jesús Alfonso López López, representante de Guillermo Padrés, gobernador del Estado; el magistrado del Supremo Tribunal de Justicia, Jorge Cota Zazueta; Juan Ángel Córdova Salcido, en representación del diputado Daniel Córdova y el representante de la IV Zona Militar.

El desfile cívico militar inició en el Arco de La Alameda, el cual se construyó para festejar los 100 años de la Independencia de México. Al concluir en la Plaza Zaragoza, inició la ceremonia del 144 aniversario de la Gesta Heroica del 5 de septiembre de 1866, con mensajes a cargo del re-presentante del gobernador y el presidente.

La Banda de Música del Estado de Sonora ame-nizó el cierre de la celebración con música tradi-cional sonorense. Para realizar esta actividad se contó con apoyo de Programa de Desarrollo Cul-tural Municipal de Sonora 2010-2011.

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Heroica Ures, Historia y Tradición4

Por Manuel Torres Rivera / Cronista de la Heroica Ciudad de Ures

Transcurría la vida de México sobre la sexta década del siglo XIX. El licenciado Benito Juárez García fungía como presi-dente de la República; el general Ignacio Pesqueira era gobernador de Sonora.

La situación del país era difícil el año 1861: la hacienda pública, después de los numerosos conflictos intestinos, se encontraba notablemente descapitalizada. La deuda externa, principalmente aquella cuyo pago urgían naciones como Francia, España e Inglaterra, pesaba enormemente sobre las arcas del gobierno juarista.

Ante tal estado de cosas, el Presidente de Méxi-co toma una firme decisión: la suspensión de los pagos de la mencionada deuda exterior por el término de dos años. Tal medida se da el 17 de julio de 1861.

Alrededor de tres meses después de declara-da la moratoria, las tres naciones acreedoras se reúnen en la Convención de Londres y acuerdan enviar fuerzas militares a México. Parte del con-venio era no intervenir en la forma de gobierno del país deudor, sin embargo Napoleón (Francia) abrigaba la idea de hacer realidad su proyecto de una monarquía en territorio mexicano. La deuda constituía solamente un pretexto.

En diciembre de 1861 llegan las fuerzas españo-las a Veracruz. Las tropas inglesa y francesa arriban al puerto durante el mes de enero siguiente.

Pero hubo un momento en que los representan-tes de Inglaterra y España no estuvieron de acuer-do con las desbocadas intenciones del ministro francés, Saligny, y decidieron retirarse de México. Los franceses quedaban solos en el país y prestos para comenzar su pretendido proyecto de estable-cer aquí una monarquía.

Sus soldados se encaminaban a Puebla como primer objetivo de importancia.

La Resistencia RepublicanaLa intimidante presencia francesa en suelo na-cional habría de obligar al presidente Juárez a abandonar la Ciudad de México y emprender un gobierno itinerante por pueblos y ciudades del norte del país.

El día 5 de mayo de ese 1862 el general Loren-cez, al mando de uno de los ejércitos más disci-plinados de la época, ataca a la ciudad de Puebla con fuerzas superiores en número a las que co-mandaba el general mexicano, Ignacio Zaragoza, defensor de la ciudad.

Pero a las cinco de la tarde de ese día Lorencez

ordenó la retirada. El general Zaragoza había dado una lección castrense a la prestigiada fuerza gala a la que derrotaba en toda la línea.

En el conteo de evaluación del frente extran-jero figuraba la dramática pérdida de casi 500 hombres. Pero un año más tarde aquella misma plaza caía en manos de los invasores. Y así fue-ron sucediéndose los descalabros para las armas nacionales que atacaban mas bien en forma de guerrillas.

La situación se tornaba verdaderamente difícil para la República. La sombra de Europa obscurecía el horizonte del país azteca.

Se ofrece la corona de México a MaximilianoUn grupo de mexicanos conservado-

res, antagonistas de Juárez, y que anhelaban que México se convirtiera en un imperio regido por un monarca europeo fueron a ofrecer la corona a Fer-nando Maximiliano de Habsburgo.

Antes de que Maximiliano aceptara venir a ceñirse la corona del Imperio mexicano, los mis-mos franceses nombraron una Junta Superior de Gobierno la que tendría, entre otras facultades, la de nombrar un Poder Ejecutivo.

Finalmente Maximiliano y Carlota llegaron a Veracruz el 28 de mayo de 1864.

Juárez y su gobierno eran empujados cada vez más al norte.

Sonora se levantaSonora era una de las entidades que más codi-ciaban los franceses: les interesaban su riqueza minera y la ubicación del territorio donde bien podrían colocar un dique que impidiera las inten-ciones expansionistas del país vecino, los Estados Unidos.

Finalmente la soldadesca francesa llega a Gua-ymas el 9 de julio de 1864. El puerto fue la prime-ra conquista de los invasores en suelo de Sonora. El llamado “Desastre de La Pasión”, lugar cercano, fue un revés desmoralizador para el general Pes-queira y su gente.

A raíz de esa inexplicable derrota, la idea del Imperio cobró fuerza en todo el estado. Pesquei-ra, con su ejército desmantelado, se fue a Estados Unidos en busca de armas. Dejó la gubernatura en manos de Jesús García Morales.

Alrededor de dos años se mantuvieron nuestros republicanos sosteniendo una machacona “guerra de guerrillas”.

Crónicas desde la Plaza

Urespatrióticobastión republicano

Heroica

Guadalupe y H. Ures: Fin del Imperio en Sonora Pero llega el 4 de septiembre de 1866. La resistencia sonorense defensora de la Repú-blica se había revitalizado con el refuerzo que representó la llegada del general ja-lisciense, Ángel Martínez, quien comenzó a barrer imperialistas desde Álamos. La tarde de ese día 4 septembrino el encuentro con los hombres del general Langberg se torna encarnizado en Guadalupe. Allí mismo pierde la vida el jefe extranjero. Los invasores huyen hacia Ures.

Y el día 5 ante el fortín de La Corrección, ya en Ures, tiene lugar la última escaramu-za para que los hombres comandados por el jefe ópata, Refugio Tánori, salieran una vez más en estampida con una nueva derrota a cuestas.

El Imperio exhalaba su último aliento en Sonora. Ignacio Pesqueira, Jesús García Morales y Án-gel Martínez fueron los jefes de este inobje-table triunfo en aras de la República. El valor, el denuedo y el patriotismo de sus hombres rubricaron con sangre aquellos episodios que otorgaron a esta tierra el reconocimiento de Heroica Ciudad de Ures.

General Ignacio Pesqueira

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Acento Producciones / Septiembre 2010 5

No podemos vivir anclados en el pasado, reme-morando épocas gloriosas, actos heroicos en el campo de batalla, suspirando por lo que fue nuestro municipio y ya no es; pero tampoco creer que lo existente es producto espontáneo,

que surgió de la nada y que lo único que cuenta y vale es de Parchís para acá…

El propósito de este viaje por los senderos de la historia de nuestro municipio es entender que el presente es el to-tal de varios sumandos que nos han convertido en un obli-gado referente histórico y cultural de Sonora. Este propó-sito pretende, igualmente, hacer conciencia de la enorme responsabilidad histórica que tenemos los urenses, como depositarios que somos de un legado cultural de enorme valor, de velar porque esa tradición bien ganada de pueblo mágico que hemos adquirido en el transcurso de los años se preserve para las futuras generaciones.

Para empezar, dejemos asentado que Ures no ha sido ca-pital de Sonora sólo dos veces: de 1838 a 1842 y de 1849 a 1879, como asientan los tratados de historia y se repite insistentemente. Quienes afirman lo anterior pasan por alto que Ures fue la primera capital del recién nacido Estado de Sonora, cuando el llamado Estado de Occidente dejó de exis-tir para dar lugar al nacimiento de las entidades Sonora y Sinaloa. Esto sucedió el 19 de julio de 1823, por Decreto No. 707 del Ejecutivo Provisional de la Nación, aunque el 31 de enero de 1824 volvieron a unirse ambas entidades e integraron el Estado Interno de Occidente, para separarse definitivamente el 14 de marzo de 1831.

Antes, en 1641, la capital fue el Real San Juan Bautista, pero no de Sonora, sino de la Provincia Nueva Andalucía. Después, en 1742, se estableció la capital de la “Goberna-ción de Sinaloa y Provincias agregadas” (varias poblaciones de Sinaloa y el hoy Estado de Sonora) en El Pitic. Luego, en 1749, la capital de esta extensa Gobernación se estable-ció en San Miguel de Horcasitas, que se inició como nueva sede del presidio San Pedro de la Conquista, originalmente establecido en lo que hoy es Hermosillo.

Ayer y hoyPor Manuel Ignacio Espinoza González

Arizpe, la Ciudad Prócer, fue capital de las nuevas “Provincias Internas”, a partir de 1776. Esta región incluía a Coahuila, Texas y las dos Californias. Meses antes, el 29 de septiembre de 1775, Juan Bautista de Anza había salido de San Miguel de Horcasitas al frente de 300 colonos, entre ellos muchos urenses, en busca de una ruta más corta y segura hacia Baja California. Después de atravesar los ríos Gila y Colorado, en la Bahía de San Francisco funda dos misiones y un presi-dio, el 27 de junio de 1776, precisamente en el lugar donde hoy está el famoso puente colgante Golden Gate de casi 3 Km. de longitud.

El 3 de marzo de 1865, siendo la ciudad de Ures capital del estado del Gobierno Fe-deral encabezado por el presidente legítimo,

Lic. Benito Juárez García, el gobierno espurio de Maximiliano de Habsburgo, impuesto por los conservadores y demás traidores a la patria, expidió un decreto imperial por el cual Sonora queda convertido en Departamento Imperial, siendo declarada Ures su capital, por lo que nuestra ciudad fue al mismo tiempo dos ve-ces capital: del gobierno republicano, liberal, juarista, y del gobierno monárquico, reacciona-rio, representado por el primo de Napoleón III. ¡Para Ripley!

Un mes después, el 3 de abril de 1865, Ála-mos, la Ciudad de los Portales, también fue de-clarada Capital de Departamento por el Imperio Francés para atender asuntos de la región sur de la entidad, más no Capital del Estado de Sonora.

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La H. Ures, de la misma manera que la mayoría de las poblaciones de México, celebra con ánimos renovados cada aniversario del inicio de la Guerra de Independencia, los días 15 y 16 de septiembre.

Hoy en día, cuando en el calendario se arrancan todavía las hojas correspondientes al año 2010, en todo el país bulle el entusiasmo que

provocan dos señalados aniversarios patrios: 200 años (bicentenario) de haber pronunciado don Miguel Hidalgo el grito de Dolores, y los 100 años del comienzo de la gesta revolucionaria cuya chispa incendió ciudades, pueblos y rancherías de México el año 1910. H. Ures, acorde con su rango cultural, cumple como siempre con sus deberes cívicos al sumarse a la doble conmemoración septembrina.

Pero las fiestas patrias por antonomasia, en lo que a la antigua capital se refiere, son las que tuvieron lugar durante el mes de septiembre de 1910, en ocasión del primer centenario del movimiento armado del padre Hidalgo.

Era, a la sazón, prefecto del distrito de Ures el señor don Francisco F. Aguilar, quien, al igual que su padre, caracterizó su gestión al frente de la prefectura distrital por el interés que puso en todo aquello que redundara en beneficio de los aspectos cívico y cultural comunitarios.

Obras que perduranSe aproximaba el gran acontecimiento que todo México festejaría con especial interés, el centenario de la Independencia, celebración que habría de realizarse con gran boato, principalmente en la capital de la República, promovida con inusitado esmero por la administración

porfirista, según las notas narrativas que dejó Salvador Novo, cronista de la Ciudad de México.

Ures, guardada toda proporción, se entregaba, igualmente, a toda una serie de grandes preparativos que, a la postre, se concretaron en magníficas realizaciones de las que, para nuestra fortuna, aún quedan palpables evidencias.

Citemos, por ejemplo, la instalación del hermoso kiosko que señorial se yergue al centro de la Plaza Zaragoza.

Las cuatro estatuas solicitadas, ex profeso, por el señor Aguilar a la Casa W. Fiske, de la ciudad de Nueva York, y que se colocaron en cada una de las esquinas exteriores del rectángulo ocupado por el kiosko. Se trata de cuatro representaciones

mitológicas vaciadas en bronce, y cuyos originales hoy cumplen un espléndido doble papel en el Museo y Casa de la Cultura de la Heroica Ures: son piezas del acervo en exhibición, y son, a la vez, bellas figuras del ornato que con orgullo ostenta el recinto de referencia. En sus peanas originales quedaron las réplicas de estas maravillas.

Uno de los barrios de mayor antigüedad de la Atenas de Sonora es, indudablemente, el de la Alameda. Hasta los naranjales que por aquel entonces vestían de verde y oro a aquel sector de Ures, llegó la obra de la prefectura: se construyó el portal en cuya cúspide fue colocado un busto del general Ignacio Pesqueira. Una leyenda fue agregada a esta construcción: “Parque General Ignacio Pesqueira”. En un segundo plano inferior, flanqueando ambos lados del arco aparecen dos regios leones en postura de descanso. Estas esculturas fueron obra de Matilde Salazar, una artista urense a la que debemos todavía un justo reconocimiento. Me parece que a principios de los años sesenta ambos leones, que ya acusaban los estragos causados por el tiempo, fueron objeto de una poco afortunada remodelación.

A partir del portal mencionado había un sendero empedrado que conducía hacia el interior del parque. Este camino de piedra remataba en una plazoleta circular en cuyo perímetro había algunas bancas. En el área restante abundaban los frondosos naranjos que en época de floración regalaban a los visitantes el incomparable aroma de sus blanquísimos azahares.

Hemos de consignar, también, que algunas residencias del primer cuadro recibieron notables modificaciones en sus frontispicios para tan particular ocasión. Las residencias que en la actualidad pertenecen a las familias Paz y Maytorena Rodríguez denotan con toda claridad esta reconstrucción, ya que, además de los trabajos efectuados en sus elegantes fachadas, les fueron colocados sendos balcones que imprimen un aire de lo más romántico al entorno.

Año 1910, septiembre 15 por la nocheAquella noche memorable actuó por primera vez en público la banda de música del Colegio de Ures. Esta agrupación musical fue integrada por 50 jóvenes estudiantes cuyas estupendas ejecuciones causaron la admiración de la concurrencia en la gran fiesta de la plaza. Aquello no era para menos si consideramos que al frente de la banda se encontraba el prestigiado maestro Francisco Castillo.

Y para rubricar tal ocasión, el distinguido mentor, don José Lafontaine, director del afamado colegio urense, con la representación de las autoridades, pronunció desde el kiosko un vehemente discurso que mereció el calificativo de brillante pieza de oratoria.

No es la cantidad sino la calidad lo que imprime el tono a este catálogo de obras que forman parte de la historia de nuestra H. Ures.

Restará solamente desear que lleguen indemnes al ¡tricentenario!

Fiestas patrias Por Manuel Torres Rivera / Cronista de la Heroica Ciudad de Ures

Crónicas desde la Plaza

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Acento Producciones / Septiembre 2010 7www.huepac.gob.mx

Huépac es un pueblo rural de la sierra sonorense ubicado al centro del Estado y colindante con los municipios de

Banámichi al norte; Aconchi y San Felipe al sur; Moctezuma al este y Opodepe al oeste; situado a la orilla del Río Sonora.

Las localidades más importantes además de la cabecera son: Ojo de Agua y el Ranchito de Huépac.

El pueblo de Huépac fue fundado en el año de 1644 por el misionero jesuita Gerónimo de la Canal con el nombre de San Lorenzo de Güepaca, que para efectos administrativos pertenecía al rectorado de San Francisco Javier.

Su nombre obedece a su ubicación geográfica y viene de Güepaca, que significa valle grande; de Güe grande y paca, valle en lengua ópata.

El Ojo de Agua de Huépac es una de sus poblaciones señalada como uno de los primeros asentamientos, ocupado por la tribu ópata, desde antes de la llegada de los españoles.

En este pueblo ganadero y agrícola, sitio turístico de indudable belleza, quedan los recuerdos de grandes vetas y exitosos gambusinos; de la agricultura y ganadería, son famosas sus parcelas regadas por el río, sus praderas de forraje y sus establos productores de leche y buenos quesos.

Huépac cuenta con interesantes atractivos como el impresionante templo de San Lorenzo, de fines del siglo XVIII y el molino de harina más antiguo de la región. También se puede visitar el Palacio Municipal donde se guardan retratos antiguos de diversos próceres de la Independencia y un fémur de mamut encontrado en la región.

Atractivos turísticos e históricos

Huépac

Huépac estuvo de fiesta. Familiares, ami-gos y turistas, se congregaron en su calle principal y en la plaza para seguir a la

marmota e iniciar así las Fiestas de San Lorenzo, una celebración religiosa en honor al patrono del pueblo y a la fundación del pueblo por los jesuitas en 1636.

Del 8 al 12 de agosto, en este bello municipio del Río Sonora, se fundió la vocación religiosa con la alegría de este pueblo que mantiene una tradición conformada por matachines, la proce-sión “La Marmota”, rezos y bailes.

Sigifredo Montoya López, cronista de Huépac desde hace 20 años, comparte su amor por la tierra que le vio nacer, donde dice, la gente es tranquila y amistosa.

“La marmota es la apertura de las fiestas, es una procesión que se hace de tiempos inmemo-

riales, consiste en que van alumbrando las calles con un carrizo cubierto con papeles de colores, adentro le ponen unas velas. Como antes no ha-bía luz en las calles, se veía muy espectacular.

Detrás de este farol, cuenta el cronista, iban in-dígenas bailando pascola, con la llegada de los es-pañoles éstos también se sumarían a la procesión, particularmente dos hombres, uno vestido de mu-jer, ambos al estilo árabe. Detrás de ellos, la gente. Doce capitanes, personas reconocidas por la comu-nidad, ayudaban a la celebración de las fiestas.

“Ahora la diferencia es que no hay indígenas bai-lando, se visten con disfraces que llaman mucho la atención y viene mucha gente de otras partes. El programa de las fiestas de San Lorenzo incluyó rosarios y rezos todos los días, bailes, carreras de caballos y cabalgatas. Al final de la celebración, el 12 de agosto, se realizó El desfile del turco.

Fiestas de San Lorenzo en Huépac

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Heroica Ures, Historia y Tradición8

Era una mañana de septiembre de 1997. El via-je en La Calandria, saliendo de Hermosillo hacia la Atenas de Sonora, fue emocionante, porque se abría una oportunidad inolvidable en mi vida personal y profesional. Todo era

nuevo ante mis ojos. Hasta ese momento, Ures había sido solamente una pueblo más del Río Sonora del cual conocía sólo una calle, cuando viajaba a la antigua Oposura, ahora Moctezuma.

Pero a partir de aquel lunes 16 de septiembre, Ures se convirtió en mi hogar por tres años tiempo suficien-te para enamorarme de la magia y encanto que pro-porcionan sus casonas, sus senderos, su caravana del recuerdo y el templo de San Miguel Arcángel que se yergue con sus tres siglos de historia frente a la plaza Zaragoza, en el centro de la ciudad.

Entre las primeras personas que conocí, y a quien estaré siempre agradecida por su hospitalidad, fue a la profesora Clementina Ramírez, quien me dio un cálido hogar frente a la plaza; ella me enseñó en gran parte a sentir esta admiración que ahora tengo por Ures. La Cleme, como muchos le decían, me presentó con el in-olvidable profesor Miguel Ángel Morales Ruíz, uno de los iniciadores de los famosos bailes Blanco y Negro.

Muchas horas pasé en la casa del profesor Miguel Ángel, incansable al hablar de tantas anécdotas; también excelente anfitrión, ya que su hogar ubi-cado junto al templo, frente a la plaza, fue sede de numerosos eventos culturales y el sitio de reunión para organizar los famosos bailes Blanco y Negro, o sólo para tomar un café siempre fueron excelentes momentos en su compañía.

Y a propósito de personas inolvidables: el profesor José Manuel Ramírez, quien mucho dio a la Ures, espe-cialmente en lo educativo y en la Cruz Roja, es un ejem-plo digno de recordar con enorme cariño y respeto, al igual que a toda su familia y desde luego mi recuerdo a todos lo que, aun sin mencionar en este espacio, for-man parte de esta experiencia vivida en Ures durante tres entrañables años, como mis ex compañeros de la administración municipal.

Entre los urenses que asoman entre mis recuerdos están el profesor Alejandro López Rodríguez, el cronista Manuel Torres Rivera, el entusiasta Martín Cuén Tánori, el incansable Víctor Martínez, las participativas Ciria Jara Romo y Alba Emilia Canizález, la excelente anfitrio-na Mercedes Paz de Salcido; el buen Alfredo de la Mora, el famoso talabartero Martín Peralta Franco, el artista de la madera Fausto Trujillo Encinas, el artista del fierro Miguel Casillas Tánori y el revividor de pianos Sebas-tián Pulido, entre muchos.

Pero también, mi reconocimiento a quienes, aún sin haber conocido, quedan en la memoria de los urenses por su imborrable huella. Entre ellos, Plácido López, ini-ciador de las famosas Caravanas del Recuerdo; Héctor Montijo Burrola, muy conocido en el ámbito beisbolero; y el padre víctima de la persecución cristera refugiado en Ures, José Jesús Fimbres Franco…

Ures, la famosa Atenas de Sonora, dejó se der la otro-ra Olvidada Atenas, gracias al ímpetu del profesor Ma-nuel Ignacio Espinoza, quien dicho sea de paso, me dio la oportunidad de tener esa grata experiencia de cierre de siglo: trabajar en la administración municipal como directora de Comunicación Social de 1997 al 2000,

años que me permitieron aprender muchísimo de ese municipio, de su gente, sus costumbres… y es que aun siendo Sonora, Ures tiene su particular encanto.

Desde Rancho Viejo, Santa Rosalía y Pueblo de Ála-mos con sus pinturas rupestres, hasta Puerta del Sol con su bacanora; desde San Rafael y Guadalupe de Ures con su famosa molienda y el inolvidable Manuel Lucas de La Diligencia, sin olvidar San Pedro, El Huahui como herencia de la tribu yaqui, El Sauz, La Estancia y El Seguro; cada pequeño rincón de ese municipio guarda en sus calles, casas y gente, la historia de un pueblo de casi cuatro siglos de existencia; protagonista de momentos históricos como la famosa guerra contra los franceses.

Son, quizá, los grandes contrastes en la historia de Ures, lo que hace tan atractiva la experiencia de cono-cerlo: en lo político, sede de los poderes supremos del estado en dos ocasiones; en lo social, las incursiones apaches y las persecuciones de los yaquis por esas tie-rras; y la famosa defensa durante la guerra imperialista contra los franceses, acontecimiento que a más de un siglo después, le fue concedido el reconocimiento de Ciudad Heroica en un acto solemne en la Plaza Zarago-za en septiembre de 1998.

Ures es también cuna de grandes hombres como Enrique Quijada Parra y Antonio G. Rivera, y el hogar que albergó a los reconocidos profesores Leocadio Salcedo y José Lafonataine. Tierra también del artista Jesús Chobi Ochoa, el reconocido neurólogo Ranulfo Romo Trujillo, el doctor Ernesto Villaescuza Córdova, la doctora Blanca Aurelia Valenzuela y la profesora Dolores Real de López; estos últimos tienen en común

haber sido honrados con la entrega de las Llaves de la Ciudad.

Pero más allá de los datos históricos, bibliográficos o anecdóticos, la experiencia de vivir en Ures, o por lo menos conocerla, es una oportunidad que no se debe dejar pasar. Y cuando eso suceda, no olvide recorrer sus calles y sienta, a unos metros bajo tierra, los pasos presurosos de un antiguo túnel por donde huían de las persecuciones de antaño que aun guardan los ecos de sus antiguos moradores. Uno de los túneles se ubica, precisamente, cerca del palacio municipal, conectando la casa del General Pesqueira con el templo de San Mi-guel Arcángel.

Como parte de esta experiencia, hay que admirar la majestuosidad de sus edificios antiguos con sus di-versas manifestaciones arquitectónicas del neoclásico, particularmente donde se ubicaba el antiguo molino harinero; posarse bajo el Arco de la Independencia, ad-mirar la belleza de las esculturas de la mitología grie-ga en la Plaza de Armas; extasiarse con la imponente Quinta Nápoles; probar unos exquisitos tamales de elote, morder un piloncillo de la molienda y conocer la sencillez de cada familia que habita ese lugar muchos de estos hogares, seguramente, tendrán en sus gruesas paredes de más de un siglo, tesoros aun no descubier-tos por ojo humano.

Aun queda mucho por descubrir de la Antigua Atenas de Sonora. Los tesoros, muchos a la vista, otros escon-didos, esperan ser admirados en la hoy Heroica Ures.

Este artículo va dedicado en memoria de quienes ya se fueron… y una bendición para quienes les precedemos.

Una lectura dedicada a quienes ya se fueron y una bendición para quienes

les precedemos…

Por Julia ValenzuelaRecuerdos y nostalgias de la Atenas de Sonora

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Acento Producciones / Septiembre 2010 9

Era una mañana de septiembre de 1997. El via-je en La Calandria, saliendo de Hermosillo hacia la Atenas de Sonora, fue emocionante, porque se abría una oportunidad inolvidable en mi vida personal y profesional. Todo era

nuevo ante mis ojos. Hasta ese momento, Ures había sido solamente una pueblo más del Río Sonora del cual conocía sólo una calle, cuando viajaba a la antigua Oposura, ahora Moctezuma.

Pero a partir de aquel lunes 16 de septiembre, Ures se convirtió en mi hogar por tres años tiempo suficien-te para enamorarme de la magia y encanto que pro-porcionan sus casonas, sus senderos, su caravana del recuerdo y el templo de San Miguel Arcángel que se yergue con sus tres siglos de historia frente a la plaza Zaragoza, en el centro de la ciudad.

Entre las primeras personas que conocí, y a quien estaré siempre agradecida por su hospitalidad, fue a la profesora Clementina Ramírez, quien me dio un cálido hogar frente a la plaza; ella me enseñó en gran parte a sentir esta admiración que ahora tengo por Ures. La Cleme, como muchos le decían, me presentó con el in-olvidable profesor Miguel Ángel Morales Ruíz, uno de los iniciadores de los famosos bailes Blanco y Negro.

Muchas horas pasé en la casa del profesor Miguel Ángel, incansable al hablar de tantas anécdotas; también excelente anfitrión, ya que su hogar ubi-cado junto al templo, frente a la plaza, fue sede de numerosos eventos culturales y el sitio de reunión para organizar los famosos bailes Blanco y Negro, o sólo para tomar un café siempre fueron excelentes momentos en su compañía.

Y a propósito de personas inolvidables: el profesor José Manuel Ramírez, quien mucho dio a la Ures, espe-cialmente en lo educativo y en la Cruz Roja, es un ejem-plo digno de recordar con enorme cariño y respeto, al igual que a toda su familia y desde luego mi recuerdo a todos lo que, aun sin mencionar en este espacio, for-man parte de esta experiencia vivida en Ures durante tres entrañables años, como mis ex compañeros de la administración municipal.

Entre los urenses que asoman entre mis recuerdos están el profesor Alejandro López Rodríguez, el cronista Manuel Torres Rivera, el entusiasta Martín Cuén Tánori, el incansable Víctor Martínez, las participativas Ciria Jara Romo y Alba Emilia Canizález, la excelente anfitrio-na Mercedes Paz de Salcido; el buen Alfredo de la Mora, el famoso talabartero Martín Peralta Franco, el artista de la madera Fausto Trujillo Encinas, el artista del fierro Miguel Casillas Tánori y el revividor de pianos Sebas-tián Pulido, entre muchos.

Pero también, mi reconocimiento a quienes, aún sin haber conocido, quedan en la memoria de los urenses por su imborrable huella. Entre ellos, Plácido López, ini-ciador de las famosas Caravanas del Recuerdo; Héctor Montijo Burrola, muy conocido en el ámbito beisbolero; y el padre víctima de la persecución cristera refugiado en Ures, José Jesús Fimbres Franco…

Ures, la famosa Atenas de Sonora, dejó se der la otro-ra Olvidada Atenas, gracias al ímpetu del profesor Ma-nuel Ignacio Espinoza, quien dicho sea de paso, me dio la oportunidad de tener esa grata experiencia de cierre de siglo: trabajar en la administración municipal como directora de Comunicación Social de 1997 al 2000,

años que me permitieron aprender muchísimo de ese municipio, de su gente, sus costumbres… y es que aun siendo Sonora, Ures tiene su particular encanto.

Desde Rancho Viejo, Santa Rosalía y Pueblo de Ála-mos con sus pinturas rupestres, hasta Puerta del Sol con su bacanora; desde San Rafael y Guadalupe de Ures con su famosa molienda y el inolvidable Manuel Lucas de La Diligencia, sin olvidar San Pedro, El Huahui como herencia de la tribu yaqui, El Sauz, La Estancia y El Seguro; cada pequeño rincón de ese municipio guarda en sus calles, casas y gente, la historia de un pueblo de casi cuatro siglos de existencia; protagonista de momentos históricos como la famosa guerra contra los franceses.

Son, quizá, los grandes contrastes en la historia de Ures, lo que hace tan atractiva la experiencia de cono-cerlo: en lo político, sede de los poderes supremos del estado en dos ocasiones; en lo social, las incursiones apaches y las persecuciones de los yaquis por esas tie-rras; y la famosa defensa durante la guerra imperialista contra los franceses, acontecimiento que a más de un siglo después, le fue concedido el reconocimiento de Ciudad Heroica en un acto solemne en la Plaza Zarago-za en septiembre de 1998.

Ures es también cuna de grandes hombres como Enrique Quijada Parra y Antonio G. Rivera, y el hogar que albergó a los reconocidos profesores Leocadio Salcedo y José Lafonataine. Tierra también del artista Jesús Chobi Ochoa, el reconocido neurólogo Ranulfo Romo Trujillo, el doctor Ernesto Villaescuza Córdova, la doctora Blanca Aurelia Valenzuela y la profesora Dolores Real de López; estos últimos tienen en común

haber sido honrados con la entrega de las Llaves de la Ciudad.

Pero más allá de los datos históricos, bibliográficos o anecdóticos, la experiencia de vivir en Ures, o por lo menos conocerla, es una oportunidad que no se debe dejar pasar. Y cuando eso suceda, no olvide recorrer sus calles y sienta, a unos metros bajo tierra, los pasos presurosos de un antiguo túnel por donde huían de las persecuciones de antaño que aun guardan los ecos de sus antiguos moradores. Uno de los túneles se ubica, precisamente, cerca del palacio municipal, conectando la casa del General Pesqueira con el templo de San Mi-guel Arcángel.

Como parte de esta experiencia, hay que admirar la majestuosidad de sus edificios antiguos con sus di-versas manifestaciones arquitectónicas del neoclásico, particularmente donde se ubicaba el antiguo molino harinero; posarse bajo el Arco de la Independencia, ad-mirar la belleza de las esculturas de la mitología grie-ga en la Plaza de Armas; extasiarse con la imponente Quinta Nápoles; probar unos exquisitos tamales de elote, morder un piloncillo de la molienda y conocer la sencillez de cada familia que habita ese lugar muchos de estos hogares, seguramente, tendrán en sus gruesas paredes de más de un siglo, tesoros aun no descubier-tos por ojo humano.

Aun queda mucho por descubrir de la Antigua Atenas de Sonora. Los tesoros, muchos a la vista, otros escon-didos, esperan ser admirados en la hoy Heroica Ures.

Este artículo va dedicado en memoria de quienes ya se fueron… y una bendición para quienes les precedemos.

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Heroica Ures, Historia y Tradición10

Viajar al pasado puede ser a través de las palabras, la memoria y la imagen. Agradecemos a los responsables del sitio http://www.uressonora.com, la oportunidad de compartir con ustedes fotografías del Ures de hace años,

que en cierto forma, siguend siendo el Ures de hoy.

Fotos del Recuerdo

Grupo escolar del rancho de San Pedro de Ures.

Maderistas en Ures.

Rondalla de escuela de El Sauz en 1931. Procesión.

Vista parcial de la comunidad de Guadalupe, capilla y plazuela.

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Acento Producciones / Septiembre 2010 11

La Heroica Ciudad de Ures se distingue por sus etapas históricas. Una de las más reconocidas es la fundación jesuita del asentamiento y su posterior época fran-ciscana, hechos que se suscitaron previo

al proceso de secularización de las misiones. Ade-más, las luchas armadas acontecidas dentro de su territorio, por haber albergado en dos periodos los poderes del estado; la estrategia económica del siglo XIX basada en haciendas agrícolas y su importancia en la formación docente, son ciclos que generaron un importante patrimonio cultural edificado, localizado en el centro histórico.

Ejemplos de su arquitectura emblemática son el templo de San Miguel Arcángel; el molino harinero El Urense y la casa del general Ignacio Pesqueira, este último muestra de la arquitectura neoclásica

del siglo XIX, monumento histórico inmueble, se-gún el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 17 de diciembre de 1987.

Su arquitectura civil relevante le da carácter de conjunto arquitectónico y, a su, vez sentido a la arquitectura emblemática, donde también cuenta con un lugar especial las construcciones funera-rias en su panteón municipal.

El conjunto arquitectónico del centro histórico está caracterizado por su paisaje cultural urbano, identificado en sus calles, manzanas y predios, elementos que en su conjunto definimos como traza urbana; sus edificios, plazas y un paisaje na-tural, visualizado en el valle, sierras y en particu-lar, en el río Sonora y sus afluentes, son elementos naturales que enlazan a otros asentamientos con origen misional, eje que le daría sentido a una

visión territorial para la conservación de las po-blaciones río arriba con presencia de patrimonio cultural urbano.

Presiones de índole diversa se presentan en el centro histórico de la H. Ures. Esto se observa en el abandono del patrimonio arquitectónico edificado, el deterioro de la imagen urbana histórica, la adaptación inadecuada de los edificios a la dinámica económica local; la ponderación del uso del vehículo sobre el uso peatonal; la modificación de los sistemas cons-tructivos y la adaptación de los espacios arquitectó-nicos a los nuevos sistemas de confort.

Por eso el centro histórico de la H. Ures ofrece la oportunidad para desarrollar proyectos integrales, que consideren la conservación y preservación del patrimo-nio arquitectónico y, a través de su preservación como conjunto, contribuyan a la economía local.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y sus profesio-nistas de Patrimonio Cultural, en el marco del Diplomado en Conserva-ción del Patrimonio Urbano y a través del Centro INAH Sonora, desarro-llan actualmente una propuesta de Conservación del Centro Histórico de la H. Ures.

El objetivo es proteger y conservar el centro histórico, así como su entorno natural inmediato. El proyecto forma parte de 16 planes que se desarrollan a nivel nacional, en el mismo marco académico. Esto ha per-mitido que los arquitectos conozcan las condiciones actuales del centro,

los momentos históricos que le imprimen el carácter al asentamiento y los valores históricos de su arquitectura.

Desde la perspectiva de proyecto integral, se establecerán estrategias generales y proyectos puntuales, que permitan cumplir con la conservación y preservación del patrimonio arquitectónico, sin dejar fuera su potencial para el desarrollo local.

Este programa de conservación urbana en Ures, surge de su relevancia, ejemplo de identidad de la arquitectura sonorense. Preservar este testimo-nio histórico permitirá su disfrute en las generaciones venideras.

para preservar nuestro patrimonio urbano

Propuesta para conservar el centro histórico de H. Ures

Por Omar Enrique Jara Domínguez

Razones

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Heroica Ures, Historia y Tradición12

Cuentan en la H. Ures, Sonora, que San Miguel Arcángel salvó al pueblo de ser atacado por un grupo de indios nóma-das. El propio lugarteniente de Dios en-cabezó un ejército que daba protección

a sus fieles, los cuales se encontraban encerrados en oración en el templo, aguardando la acometida. Esto sucedió hace muchos años, recién fundada la misión que estaba puesta bajo la protección de la Virgen María en su advocación de Nuestra Seño-ra de los Dolores, pero desde entonces se dedicó el templo a San Miguel y fue nombrado su santo patrono.1

“Dios con nosotros” es el significado del nom-bre Miguel, y aunque no exista documentación histórica que valide lo antedicho, Dios con Ures y Ures con Dios desde entonces, ya que lo relevante es el significado que los lugareños dan a la figura patronal, manifestada en sus fiestas septembri-nas en honor al santo que expulsó al demonio del paraíso. No obstante, la devoción urense no se expresa tan claramente en el cuidado que han puesto en la protección de los bienes muebles re-ligiosos de carácter histórico.

Según inventario elaborado por fray Martín Pérez, misionero de Ures a fines del siglo XVIII, el templo tenía 36 varas de largo y 12 de ancho, esto es, 30.16 m de largo y 10.56 m de ancho; son proporciones un poco más pequeñas que las que tiene ahora. El recinto fue levantado con paredes de adobe y columnas de pino, y estaba compuesto de tres naves. El techo, decía el padre Pérez, “nece-

sita de pronto reparo y mucho más por la cubierta, como lo indican las muchas chorreras y goteras que hay dentro de la Iglesia.”2 Años atrás, fray An-tonio de los Reyes, quien fuera el primer obispo de Sonora, señaló al virrey de Bucareli que el es-tablecimiento misional de Ures podía calificarse de inaceptable y amenazaba ruina.3

En ese tiempo, el recinto religioso tenía siete altares. El mayor, dedicado al Santo Patrono y en el Arcángel “una cruz larga de plata en una mano y en la otra un cetro de lo mismo. Cubre su ca-beza un morrión de plata.”4 Poco más abajo había una Virgen del Rosario con el Niño. La Virgen se adornaba con una corona de plata, ahogadero de perlas finas, vestido de terciopelo carmesí y man-to de raso azul “guarnecido de camarón de oro y un ahogadero de perlas finas morenas, rosas de listón de tela y un Relicario pequeño”. En su mano derecha, la Virgen sostenía un rosario de corales engarzado en plata con tres medallitas del mismo metal. En la izquierda cargaba al Niño, coronado en plata, vestido de terciopelo y perlas. Sostenían a la imagen dos planchas argentinas con caras de serafines.

Esta es sólo una descripción parcial del Retablo Mayor. Hoy en día, este Altar tiene un Jesús Cruci-ficado al centro, en un nicho pintado de color azul. La Virgen María a la izquierda, viendo de frente, sostenida por serafines bellamente trabajados; a la derecha, el Señor San José con el Niño. Son imá-genes antiguas pero torpemente repintadas. En la parte más alta de todo el retablo, se distingue la

figura de San Miguel Arcángel ¡elaborada en pa-pel maché! Posiblemente la escultura original es la que está en el templo de San Rafael de la H. Ures, de tipo barroco pero burdamente interve-nida. Los otros seis altares que registró el padre Pérez estaban dedicados a las siguientes figuras: Nuestra Señora de Belén, Nuestra Señora del Pi-lar, Jesús Nazareno, San Francisco de Asís, Nuestra Señora de los Dolores y San Antonio.

En el siglo XXI, aunque se han incorporado mu-chos artefactos e imágenes religiosos al templo de San Miguel, no hay siquiera un cinco por ciento de lo que había a fines del XVIII. Entre lo conte-nido en aquel inventario y en el que fue levan-tado por el INAH en el año 2003,5 hay una gran diferencia. La imagen de veneración más impor-tante que aparece en uno y otro inventario es la de Nuestra Señora de los Dolores, cuya devoción aún se conserva. Se repiten también las imágenes de San Francisco de Asís, de Jesús Crucificado (del nicho de la Pasión) y de San Antonio y el Niño, sólo que ahora están bastante alteradas.

Pese a tan grande pérdida de bienes culturales, la otrora grandeza de la H. Ures sigue reflejada en la monumentalidad (tomando en cuenta lo auste-ro de la región) de su templo y sus piezas de arte religioso, ni qué decir de la gentileza de sus habi-tantes y sus delicias culinarias. Por su importancia histórica, la Heroica Ures representa un baluarte para la cultura e identidad sonorense, lo que nos compromete a ejercer con cautela y responsabili-dad el goce de su patrimonio.

Templo de San Miguel Arcángel

1 Entrevista a Ana Dolores Jashimoto, custodio eclesiástico de los bienes religiosos del templo de San Miguel Arcángel de la H. Ures, julio 2003.2 Biblioteca Ernesto López Yescas, Archivo Parroquial, Rollo 75, 1796.3 Escandón, Patricia. “La nueva administración misional y los pueblos de indios”, en Historia General de Sonora Tomo II, Gobierno del Estado de Sonora, Hermosillo, p. 249.4 Biblioteca Ernesto López Yescas, Archivo Parroquial, Rollo 75, 1796.5 Inventario de bienes muebles en los recintos religiosos de la H. Ures, Centro INAH Sonora, septiembre de 200

Por Raquel Padilla Ramos

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Acento Producciones / Septiembre 2010 13

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Heroica Ures, Historia y Tradición14

HistoriaLa escritora Beatriz Guadalupe Aldaco reseña en su trabajo Vida cotidiana en Sonora a fines del siglo XIX que el año 1889

el señor Antonio Ponzoni trajo a Ures lo que por aquellos días fue una inquietante novedad: el cosmorama.

¿Qué es el cosmorama? El diccionario lo define como un artificio óptico para ver en una cámara como reales los objetos pintados en telones.

“[...] En él se podían admirar famosas vistas de todas partes del mundo. Las funciones eran ame-nizadas con música y canto a cargo del joven Jesús Laborín, todo lo cual atraía a una numerosa con-currencia. Se cobraba una pequeña retribución por admirar ese espectáculo [...] Así concluye el párrafo la escritora mencionada.

Podremos afirmar, entonces, que el cosmorama es el antecedente del cine en sus dos modalida-des, silente y sonoro, que en Ures empezó a fun-cionar a mediados del pasado siglo XX.

Primero fue el cine mudoAl comienzo de los años treinta, y teniendo como escenario los patios de la casa que después sería acondicionada como palacio municipal, se realiza-ban funciones del llamado cine mudo.

Y como todo lugar donde eran proyectadas películas de cinta silenciosa, la función era acompañada musicalmente. En este caso, la música provenía de una pianola que era ac-cionada durante toda la función por el señor Gustavo Romo Escoboza.

Deben de haber sido pocos los años que duró este rudimentario cinematógrafo, ya que las labores de construcción del palacio comenzaron alrededor del año 1934.

El cine ambulanteEl primer cine itinerante que divirtió al público urense era traído de Hermosillo por uno de los hermanos Oloño quien estuvo haciendo el viaje durante algunos años de las décadas treinta y cuarenta.

Y todavía por los años cincuenta era común escuchar en Ures la frase “¡Hay cine de húnga-ros!”, palabras que, pronunciadas en tono de re-gocijante noticia, recorrían los vecindarios con toda rapidez, aún antes de que, por la tarde, los magnavoces del carro de sonido anunciaran la función de la noche.

Los espacios que ocupaban estas salas anda-rinas fueron: la “placita de Téllez”, la “cárcel vieja”, la cancha de básquetbol frente al Palacio Muni-cipal, y, en ocasiones, los patios de la casa cural.

Por lo general había pocos asientos, así es que buen número de espectadores tenía que presenciar de pie la función.

¡Llegaron las películas!

El Cine Nacional. La primera sala cinematográfica establecida en Ures fue la llamada Cine Nacional, propiedad del empresario urense don Alejandro Rodríguez Morales quien también operaba la Farmacia Nacional.

Se localizaba en el terreno donde en la actualidad se ubican las oficinas de ISSSTESON y del Registro Público de la Propiedad, sobre la calle Morelos, frente a la plaza Zaragoza.

La sala contaba con techado completo que cubría perfectamente las dos secciones de asientos correspondientes a la luneta y, por supuesto, a la galería.

La noche del primero de septiembre de 1938 fue la fecha escogida por don Alejandro para la función inaugural de su cine. Desde varios días antes habían sido colocados en diferentes esquinas los cartelones multicolores, pintados por Luis “Chino” Ochoa, empleado del señor Rodríguez, en los que se anunciaba la cinta de la primera proyección: “Bajo el cielo de México”, protagonizada por Rafael Falcón, Vilma Vidal y Carlos López “Chaflán” en los roles estelares.

Laboraron eficientemente en esta sala: Francisco “Pisi” Romo como operador de proyectores (en Ures a quien desempeñaba este oficio se le conocía como manipulador), y llevaba como ayudante al ya mencionado Luis “Chino” Ochoa. La recepción de boletos estaba a cargo de Antonio del Cid “Tonino” (hermano de Alfonso). La taquilla fue responsabilidad de la señorita Aurelia Romo López, sobrina del

propietario. Hacia finales de 1947 el Cine Nacional apaga sus luces para siempre.

Cine Teatro Romo. Pocos meses después de que el Cine Nacional hubo concluido su ciclo, es inaugurado el Cine Teatro Romo del señor Antonio Romo Escoboza. La nueva sala se localizó sobre la misma calle Morelos. Sus funciones eran al aire libre.

El personal que trabajó desde la noche inaugural fue el siguiente: la señora Consuelo Camou de Romo auxiliada por la señorita Bertha Bustamante, atendían la taquilla; Francisco “Quico” Sánchez fue el primer manipulador; “Chale” Zuca era auxiliar del manipulador; Francisco Valencia Ibarra era el encargado del aseo, mientras que la recepción de boletos estaba a cargo del joven Francisco Rafael Torres Rivera. Este cinematógrafo cerró sus puertas el año 1953.

Cine Plaza. Al año siguiente, la propiedad de esta sala es adquirida por don Francisco Téllez Araiza quien, además del nombre, realizó algunos pequeños cambios en el muro frontal del edificio donde abrió espacio para la taquilla.

Cine Garzón. A mediados de la década de los sesenta el señor Téllez realizó la venta de su cine a los hermanos Garzón, empresarios sinaloenses establecidos en Hermosillo.

Con ellos se dio el cambio de Cine Plaza a Cine Garzón.

Pero la televisión comenzaba a ganar terreno en la competencia con las salas de cine, situación que obliga a estos empresarios a clausurar actividades.

ConclusiónEl formidable invento de los hermanos Lumiere marcó toda una época en la vida urense.

Cada noche de función los aires de la plaza se impregnaban con la música que servía de marco a los anuncios del operador-locutor. Inolvidable aquella frase de Miguel Ángel Valencia cuando decía: “¡Una película con balazos y trompadas a cada escena!” (Manuel Torres Rivera)

Crónicas desde la Plaza

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Acento Producciones / Septiembre 2010 15

Pinceles, andamios, tiralíneas, lápiz car-bón y pintura acrílica fueron parte de la decoración del Museo y Casa de la Cultura de la H. Ures durante agosto. Sus paredes interiores se transforma-

ron para recordar en ellas los aspectos históricos de la guerra ocurrida en los llanos de Guadalupe de Ures.

Se trata de un mural de 26.8 metros de ancho por 5 metros de alto, realizado por Francisca Paola Calvo Serrano, Ebeth Roldan Pérez, María Fernan-da Fierro Fimbres, Rosa Angélica Partida Gallardo

y Jesús David Trejo Cabrera. Gracias a las gestiones del presidente municipal, Noé Coronado Chá, se logró plasmar gran parte de nuestra historia en estas magníficas pinturas, que encierran un gran valor y simbolismo histórico, apoyados con fondos tripartitas por el Programa de Desarrollo Cultural Municipal de Sonora.

Con este mural se pretende propiciar una re-flexión sobre la H. Ures a partir del arte público, desde una perspectiva histórica e ideológica que ha caracterizado al muralismo. Este movimiento artístico se impulsó a mediados del siglo XX, como

un modelo de educación al pueblo por medio del arte plástico en lugares públicos. José Vasconcelos fue uno de sus principales promotores.

El mural fue ejecutado en dibujo figurativo mezclado con elementos abstractos y un manejo de colores intensos.

Aparte del mural, se trabajó en la documenta-ción fotográfica del proyecto de creación, lo cual se suma a un programa de difusión que busca despertar el interés por el patrimonio artístico, histórico y cultural de La Atenas de Sonora.

Historia enmurales

• La invasión Francesa en Sonora en 1865. Las tropas francesas toman el puerto de Guaymas y preparan un ataque sorpresa en el lugar denominado La Pasión.

• Después de la guerra de La Pasión en Guaymas, converge la escenifi-cación de la batalla ocurrida en Guadalupe de Ures. Tropas imperialistas francesas y republicanos, en plena acción de guerra, conforman en com-posición un triángulo en el centro de la pared y aparecen jinetes en sus respectivos caballos corriendo hacia la escena de guerra.

• La República es representada por manos entrelazadas al poder equitativo de la democracia obtenida al vencer el imperialismo, cuyos elementos son encerrados junto con una serpiente, que conduce la mirada del espectador hacia el mezquite.

• El tronco crece hasta los pies de la libertad que a su vez pisa la corona imperia-

lista y mantiene en alto una corona de laureles como símbolo de victoria. • Aparecen personajes importantes de la batalla de Guadalupe: Ignacio Pes-

queira, Jesús García Morales y Ángel Martínez, debajo de estos se sitúa el cementerio de los héroes anónimos que a su vez se conecta con parte de las raíces del mezquite.

• La Olvidada Atenas es representada con esculturas para hacer alusión de las finas artes.

• El diseño converge con elementos abstractos de maquinaria en conjunto a la representación del molinero El Urense y herramientas empleadas para la agricultura, junto a cereales producidos en la localidad: sorgo, maíz, trigo, frijol y caña. Y mostrando las artesanías de talabartería.

• Un paisaje característico de Sonora se integra con el mural Bicentenario de México.

Los temas del mural

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Heroica Ures, Historia y Tradición16

Estamos en Guadalupe de Ures. Es noche y hace calor. Para llegar a casa de don Jesús Preciado solo es necesario pre-guntar. Se trata de un hombre con 61 años en la música; oficial del registro

civil desde hace 47 años, historiador nato, crítico, nostálgico a sus 90 años con cinco meses.

“Toda la vida he estado aquí, allá está la prue-ba de mi trabajo (señala un saxofón), uno de mis modestos trabajos. Anduve con casi todas las or-questas de Sonora, toqué en la época buena de Los Othón con un primo hermano mío, Manuelito Bustamante, estuve siete años con él; con la or-questa de Los hermanos Ramos de Aconchi, con la de los hermanos Salazar de Ures. Y mi propia orquesta, Los hermanos Preciado, comencé con trompeta, este es saxofón alto y el otro, tenor, son instrumentos que ya no se usan”.

Sentado sobre su cama, don Jesús narra sus días en Guadalupe de Ures. En su discurso hay conocimiento sobre historia, política y cultura. También hay dolor por la ausencia de su esposa, la cual data ya de cinco años. Fue la madre de sus ocho hijos (uno de ellos finado). “Se llevó más del setenta por ciento de mi vida”. Sus palabras para definir tristeza.

De 1930 a 1937 estudió en la Escuela Normal Rural de Ures, cuando el maestro Erasmo Pérez era el director. En ese entonces el presidente de la Re-

pública ascendió estas escuelas a la categoría de regionales. El punto estratégico en este caso fue Navojoa, hasta donde se llevaron al plantel uren-se. Pero Jesús, el estudiante, no fue autorizado por la familia para hacer tal viaje. Y así, la procesión a casa no se hizo esperar: el hijo del director lamentó que el güerito no continuara sus estudios porque veía en él un músico de gran valor; el maestro de música, don Manuel Larrañaga, y después el propio director, Erasmo Pérez, le rogaron a su mamá que le dejaran continuar sus estudios. Era el único que quedaba de seis hermanos…

En Jesús Preciado convivieron dos pasiones: la música y la política, tan intensas como las cuenta con pausas impregnadas de tristeza. Sus inicios

como juez menor en Guadalupe de Ures fueron durante la administración de Luis Encinas en los sesenta. También trabajó con otros gobernadores que intenta recordar sin ayuda: Faustino Félix, Carlos Armando Biebrich, Alejandro Carrillo, Samuel Ocaña… Todavía hoy continúa en funcio-nes, en forma honorífica.

La desazón por los cambios que propicia la modernidad, sana un tanto en el recuerdo de he-chos históricos, de nostalgias familiares y profe-sionales. Le puede la modificación de la escuela normal de Ures para hacer un negocio, pero los suspiros se van cuando relata trozos de historia, más si son de su lugar de origen.

“Aquí cayó el imperio francés, en los llanos de Guadalupe el 4 de septiembre de 1866; aquí cayó, también, muerto el general Langberg. El invasor en-tró por Guaymas y el 4 fue derrotado por el Ejército Mexicano, aunque se celebra el 5 por el parte que le dieron al gobernador Jesús García Morales. Ahí se mencionan al general Martínez y el tatarabuelo de mi mamá, don Pedro Moreno, el abuelo del gene-ral Gastélum de aquí de Guadalupe, y otros héroes como dice la tumba que hicimos, porque ahí andá-bamos nosotros, yo era secretario del comité pro panteón, un primo hermano mío era presidente”.

Si los minutos fueran días, todavía estaríamos en casa de don Jesús, un personaje vital en la me-moria de la Heroica Ures.

Lolita Murrieta Figueroa viuda de Cajigas vive en la casa don-de nació hace 72 años. En su memoria hay nombres, fechas, lugares, más no rostros de

alumnos que la saludan efusivamente. Lolita es como los elefantes, cuando se sienten viejos regresan para morir en el lugar donde nacieron.

Hija de Fernando Murrieta Padilla, de Mazocahui, y de Micaela Figueroa, de Arizpe (finados), tuvo cuatro hermanos: Francisco y Manuel Alfredo (finados), Te-resa y María de los Ángeles. Diez años como maestra de primaria en Pueblo de Álamos, fueron el preámbulo para una vida entregada a su marido y a causas de benefi-cio social; en 2001 volvió a su tierra.

“Cuando me fui de Pueblo de Álamos hubo música y todo. Todavía algunos me saludan con mucho cariño y a veces ni los conozco, les digo: te dejé chico y te encuentro casado y multiplicado, cómo te voy a conocer”.

Su regreso a la casa, herencia de su abuela, está ligado al recuerdo. En este lugar, construido por españoles, nació y se crió hasta los 19 años. Desde entonces hasta su vuelta, los viajes fueron constan-tes al pueblo.

Las palabras intentan recrear escenas: “Cuando era niña me gustaban las sere-natas en la plaza, cada sábado se turna-ban las orquestas; todos nos íbamos a la plaza, a los raspados, a las sodas, los muchachos caminaban por un lado y no-sotras por otro”.

Lolita quiere platicar. Su rostro refleja la belleza de la juventud, su voz es amable.

“Desde niños nos enseñaron a ser so-lidarios, me acuerdo que mis tías viejitas hacían mucha sopa y con una parrillita nos mandaban a llevarle a los enfermos y luego que hicimos la primera comunión hacíamos mucha labor. Esa semillita creció, trabajé muy duro por la comunidad”.

Su devoción religiosa la llevó a sumar-se a programas de salud en centros psi-quiátricos y de evangelización en Méxi-cali y Tucson. Actualmente es catequista fundadora del Centro Nazareth en la H. Ures, al que asisten 50 niños de prees-colar y primaria.

Lolita es la hija y la nieta que tiene fotos de su familia en las paredes del comedor. Lolita es el coraje de saber que se destruyó una hermosa iglesia en Pue-blo de Álamos. Lolita es la maestra que se fue hace muchos años y volvió para quedarse.

Nostalgia

Ésta es mi casa, siempre ha sido mi casa

Por Alejandra Olay

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Acento Producciones / Septiembre 2010 17

El museo se alberga en un inmueble con todas las características arquitectónicas de finales del siglo XIX. Se restauró en 2006 conservando su original opulencia.

El propósito de su creación fue y ha sido afirmar en el sonorense la conciencia de identidad a través del conocimiento, estudio y disfrute de sus raíces, así como rescatar y exponer valiosos documentos históricos a las nuevas y futuras generaciones.

A través de la información contenida y como resultado de las actividades paralelas que se llevan a cabo como Casa de la Cultura, este espacio sirve de apoyo a la investigación, turismo, educación formal, recreación y mejor utilización del tiempo libre.

En once salas se ofrecen exposiciones permanentes y se recrean diversos aspectos de la cotidianeidad de una de las ciudades más importantes del Sonora de los siglos XVII y XVIII.

Conciencia de identidad

Responsable: Rosalía Medina PeraltaDomicilio: Obregón No. 10, Esquina con Dr. Raúl Terán Horario: De miércoles a domingo de 9:00 a 13:00 y de 16:00 a 19:00 horas. Admisión general: $10.00 pesos

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Heroica Ures, Historia y Tradición18

La H. Ures es una de las ciudades más antiguas •del estado de Sonora, fundada en 1936. Fundada con categoría de misión en 1644 por el misionero jesuita Francisco París, se conoció a partir del año 1665 con el nombre de San Miguel de Ures.A finales de 1838 se le otorgó la categoría de ciu-•dad; fue residencia de los supremos poderes del Estado de 1838 a 1842.En 1847 adquiere el grado de Ciudad Capital, sta-•

tus que cede a Hermosillo en 1879, con lo que se erige en cabecera de distrito, hasta que éstos desaparecieron en 1917.En esta región han ocurrido algunos aconte-•cimientos notables, como la época de la insu-rrección apache, cuando el indio Jerónimo al ser combatido por el general Custer en Arizona, decidió refugiarse en las sierras de esta región realizando salvajes incursiones, dando muer-

te a cuanto encontraba en su paso; entre estas víctimas se encuentran el padre Echeverría y el distinguido profesor Leocadio Salcedo. Situación similar tuvieron que enfrentar pobla-•dores de esta región con los constantes levanta-mientos y rebeliones de la tribu yaqui en el siglo pasado y principios del presente. El 3 de septiembre de 1998 por Ley No. 89 del H. •Congreso del Estado es nombrada Ciudad Heroica.

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Ubicado al centro del Estado de Sonora, colinda al norte con Aconchi, al este con

Villa Pesqueira, al sur con Mazatán, al oeste con Hermosillo y San Miguel de Horcacitas, al noreste con Baviácora y al noroeste con Rayón.

El municipio posee una extensión territorial de 2,618.56 kilómetros cuadrados que representa el 1.41 por ciento del total estatal y el 0.13 por ciento del nacional, cuenta con una densidad de población de 27 habitantes por kilómetro cuadrado.

Heroica UresHeroica UresPuerta de los pueblos del rioPuerta de los pueblos del rio

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Acento Producciones / Septiembre 2010 19

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Heroica UresHeroica UresPuerta de los pueblos del rioPuerta de los pueblos del rio

En su visita a la H. Ures no deje de conocer la Plaza de •Armas, la Misión e Iglesia de San Miguel Árcangel, el arco conmemorativo de la Independencia Nacional y la casa del General Ignacio Pesqueira. Puede también tomar el camino hacia El Gavilán o a Ma-•teboca y disfrutar del maravilloso paisaje que le ofrece el Río Sonora. A la vera del camino, al pasar por Guadalupe, le ofrecerán •

los exquisitos dulces regionales: jamoncillos, panocha, pun-to, morro, obleas y ponteduro, asi como su exquisita comida tradicional, como tamales, carne con chile, tacos de carne deshebrada, menudo, etc.Sin abandonar la misma carretera, podrá observar el proce-•dimiento de la molienda de la caña de azúcar para elaborar la panocha o piloncillo que se presenta en forma de “man-cuernas”, algunas con cacahuate, típico dulce lugareño.

AtrActivos turísticos

Agricultura:• se destina específicamente a la producción de trigo, maíz, frijol, sorgo, que sirven de apoyo al autoconsumo. El cultivo de forrajes propicia un fuerte lazo entre la agricultura y la actividad pecuaria. Aunado a ello la actividad forestal ha venido tomando impulso, pasando a ser una fuente importante de empleos y diver-sificación de la economía en todo el municipio. Ganadería:• la principal actividad económica es la ganadería bovina, siendo la más importante de las exportaciones pecuarias. Para esta actividad se cuenta con agosta-deros ejidales, comunales y de pequeña propiedad. Su desarrollo económico se basa en la producción de leche, becerros y vaquillas de engorda. Industria: • Aun cuando se da en pequeña escala, la elaboración de productos deriva-dos de la leche (quesos regional y cocido, requesón y los tradicionales jamoncillos) es una apreciada fuente de ocupación principalmente en el renglón familiar.

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Heroica Ures, Historia y Tradición20

Fuente: Carmen Pellat Sotomayor, cronista municipal de Arizpe, Sonora

ArizpeBicentenario de la IndependenciaI Informe de Gobierno Municipal

La Independencia de México es uno de los acontecimientos más grandes e importantes de nuestro país, por eso debemos celebrar con alegría y orgullo el privilegio de ser mexicanos, de pertenecer a nuestra patria, estar orgullosos de

su cultura, historia, costumbres y tradiciones. Honremos con júbilo nuestro glorioso pasado y, al mismo tiempo, en este Bicentenario como nación libre, la oportunidad de pensar y seguir construyendo el futuro.

Profr. Raymundo Pesqueira BustamantePresidente Constitucional de Arizpe

15 de septiembre

8:00 horas | Sesión Solemne de Cabildo del H. Ayuntamiento de Arizpe.

Lectura del Acta Anterior•Nombramiento de la Comisión de Regidores.•Arribo del C. Profr. Raymundo Pesqueira Bustamante, •presidente municipal y del representante del Gobernador al recinto oficial.Honores a nuestra Bandera.•Lectura del I Informe de Gobierno y Administración •Municipal.Lectura del I Informe del DIF Municipal•Palabras a cargo del representante del C. •Gobernador.

Clausura de la sesión solemne•10:00 horas | Programa Cultural11:00 horas | Grito de Independencia Frente a Palacio Municipal.

Entonación del Himno Nacional Mexicano.•Encendido de Luces del Bicentenario•

11:30 horas | Baile Popular

16 de septiembre

9:00 horas | Desfile del Bicentenario con la participación de las escuelas de la comunidad.10:00 horas | Verbena Popular en la Plaza Pública.

Fiestas Patrias Programa Oficial

www.arizpe.gob.mx

Fiesta de Santa RosalíaParroquia de Nuestra Señora de la AsunciónNovena del 25 de agosto al 2 de septiembre4:00 A.M.

Último día de la NovenaMañanitas, chocolate y molletes3 de septiembre, 4:00 A.M.Frente a la parroquia

Danza de los matachines y tejido de la trenza7:00 y 18:00 horasParticipación de la cronista Carmen Pellat Sotomayor

Esta festividad religiosa se conserva desde 1720. Por ju-ramento de las mujeres de Arizpe, todos los años, el 4 de septiembre, se baila una danza muy bien ensayada llamada matachines. Durante nueve días, las niñas pequeñas baila-ban con guaje en la mano derecha y una flor en la izquierda. Con el paso de los años y a falta de guajes, las mujeres se las ingeniaron para construirlos con un bote al que le agre-gan pequeñas piedras, en la parte de debajo ponen un palo y lo adornan con papel simulando una flor. Las adolescentes tejen la trenza que es un palo de madera con listones rojos, verdes y blancos.

Fiesta de San FranciscoParroquia Nuestra Señora de la Asunción.Novena del 25 de septiembre al 2 de octubre, 16:00 horas Último día de la NovenaMañanitas, chocolate y molletes3 de octubre, 4:00 A.M.

Fiestas de ArizpeFiestas del Bicentenario Del 1 al 4 de octubrePlaza MunicipalBailes, juegos mecánicos, antojitos mexicanos, lazaderasCabalgata con trayecto de La Colonia- Chinapa –Buenavis-ta- Hitizorachi-Arizpe

En la madrugada del 4 de octubre se rezan las novenas con cánticos antiguos. Esta celebración inicio en 1780 dedicada a San Francisco de Asís por haberse instituido la Tercera Or-den Franciscana, a cargo del jesuita, Antonio de Barbastro, (constructor de la iglesia de Tubutama).La imagen que se tiene en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción es de San Francisco de Sales. Fue traída des-de los Álamos de Chinapa. Después de que tres veces los apaches asesinaron a todos sus habitantes, los arizpenses lo tomaron como patrono para solicitar salud y lluvia. Durante todo el año acuden por dicha imagen para realizar recorri-dos por milpas y ranchos.

Fiestas tradicionales

A 65 kilómetros de la capital del estado, este parador turístico ofrece el ambiente perfecto para descansar en armonía con la naturaleza, disfrutando de hermosos atardeceres y un impresionante cielo estrellado. Piedra, madera y tierra se funden

creando una atmósfera de belleza y tranquilidad que transmite el calor de la hospitalidad sonorense.Cada una de nuestras habitaciones cuenta con decoración diferente, cuidando los detalles para lograr que su estancia sea una

muy agradable experiencia.

Camino viejo a San Pedro, Teléfono:(623) 232-0378, Celular:(623) 238-8250, [email protected]

Cuenta además con varias actividades como cabalgata, ciclismo, remo y pesca, cacería, tours por la sierra, campamentos.

Servicios

Salón comedor con excelentes platillos de la variada gastronomía sonorense, alberca y jacuzzi natural, lago, senderos, capilla, patios y plazas.

Intalaciones

Ideal para la celebración de bodas, aniversarios, banquetes, retiros, congresos y cursos.

Eventos

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Heroica Ures

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