Hipertension Arterial y Diabetes

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/22/2019 Hipertension Arterial y Diabetes

    1/9

    Resumen

    Las enfermedades crnicas son las responsables del60% de las muertes en el mundo, por el impactoque tiene en la sociedad, dos de estas enfermedadeshan sido consideras pandemias mundiales, estas sonla HTA y la DMT2, los pases que son ms afectos seencuentran en bajo y mediano desarrollo, en estoslugares habita el 80% del total de personas que pa-decen estas enfermedades, aunado a esto y de mane-ra paradjica estos pases reciben menos del 10% delos recursos mundiales destinados al control de estasenfermedades.Esta situacin nos lleva a hacer una revisin de losfactores psicolgicos que intervienen en el desarrolloy mantenimiento de estas patologas, los cuales se havisto tienen relevancia en la mejora de la calidad devida de las personas que padecen estas enfermeda-des, por lo tanto tambin es importante saber cmose aborda esta problemtica desde la perspectiva de

    la psicologa de la salud, y las posibles alternativas desolucin que brinda para contrarrestar los efectos deestas enfermedades.

    Palabras claves: Enfermedades crnicas, interaccinfactores psicolgicos, tratamientos.

    MARADELPILARGUEVARA-GASCA1 Y

    SERGIOGALN-CUEVAS2

    FACULTADDEPSICOLOGAUNIVERSIDADAUTNOMADESANLUISPOTOS

    Recibido: Abril 27, 2010Revisado: Junio 16, 2010Aceptado: Julio 5, 2010

    THEROLEOFSTRESSANDLEARNINGOFCHRONICDISEASES:

    DIABETESANDHIGHBLOODPRESSURE

    Los autores contribuyeron de igual manera a la redaccin del estudio. De manera adicional laprimera autora se ocup de la bsqueda y anlisis de informacin, mientras que el segundoautor estuvo encargado del anlisis del mismo. Dirigir correspondencia a:Correo: [email protected]

    ELPAPELDELESTRSYELAPRENDIZAJEDELASENFERMEMDADESCRNICAS: HIPERTENSINARTERIALYDIABETES

    Abstract

    Chronic diseases are responsible for 60% of deathsin the world, the impact on society, two of these di-seases are global pandemics think these are essentialhypertension and diabetes mellitus type 2, countriesthat are most affected are in low and medium de-velopment, live in these places 80% of people withthese diseases, added to this and paradoxically thesecountries receive less than 10% of global resources tocontrol these diseases.This situation leads us to a review of psychological fac-tors involved in the development and maintenanceof these pathologies, which has been come into playin improving the quality of life of people with thesediseases, therefore also important to know how toaddress this problem from the perspective of healthpsychology, and possible alternative solutions offeredto counter the effects of these diseases.

    Keywords: Chronic diseases, psychological factors inte-ract, treatments.

    REVISTALATINOAMERICANADEMEDICINACONDUCTUAL VOL1 NUM1 8-2010 PP47-55

    LATINAMERICANJOURNALOFBEHAVIORALMEDICINE

  • 7/22/2019 Hipertension Arterial y Diabetes

    2/9

    REVISTALATINOAMERICANADEMEDICINACONDUCTUAL VOL1 NUM1 8-201048

    Guevara-Gasca & Galn-Cuevas

    La Organizacin Mundial de la Salud refiere que lasenfermedades crnicas son de larga duracin y porlo general de progresin lenta. Entre estos proble-mas de salud se encuentran las enfermedades carda-cas, respiratorias, los infartos, el cncer, y la diabe-tes, siendo estas las principales causas de mortalidaden el mundo y responsables del 60% de las muertes

    (OMS, 2009)La elevacin crnica de la presin sangunea enlas arterias ya sea sistlica, diastlica o ambas y cuyoorigen no est determinado orgnicamente se leconsidera un trastorno funcional y es conocida comohipertensin arterial (HTA) primaria o esencial. LaHTA secundaria es la elevacin crnica de la presinsangunea cuyo origen puede ser renal, endocrino,psicgeno, neurolgico, farmacolgico, gestacional,vascular, por abuso de sustancias, aumento del volu-men intravascular (OMS, 2003), cabe aclarar que el90% de las personas hipertensas padecen HTA esen-cial (SEH, 2008). La Sociedad Internacional de HTA

    (2007) clasico los niveles de presin arterial, con elfin de tener un punto de corte a nivel mundial y lle-gar a un consenso. La cual se muestra en la tabla 1.

    La HTA cuando es descontrolada el deterioro seproduce de forma lenta y progresiva, aumentandolas probabilidades de sufrir derrames cerebrales, in-suficiencias cardiacas, infartos, aneurismas, ateroes-clerosis, prdida de la visin y dao renal (Tapia &Labiano, 2004).

    La Sociedad Internacional de HTA (2008) indica

    que la HTA genera aproximadamente ocho millonesde muertes cada ao en el mundo, el 80%, es decirun poco ms de seis millones de las muertes por HTAse presentaron en los pases de bajos y medianos in-gresos. Mientras que en los pases con altos ingresosse presentaron un aproximado de 1 400 muertes (Su-brayado de los autores). La tasa de enfermedad escinco veces ms grande en los pases en vas de desa-rrollo que en los desarrollados. Y sin embargo, en lospases de bajo desarrollo slo se tiene acceso a menosdel 10% de los recursos globales para tratamientos(OMS, 2009) (SEH, 2009) (MacMahon, 2001).

    En Mxico segn el CENSO de poblacin y vivien-

    da 2000, haban 49.7 millones de mexicanos entre los20 y 69 aos, de los cuales 15.16 millones (30.05%)fueron hipertensos. Durante el ao 2007, la HTA re-gistro un 15.6% de los ingresos hospitalarios a causade enfermedades cardiovasculares, ocupando el 3 lu-gar (INEGI, 2009).

    La HTA es probablemente, junto con la diabetes,una de las enfermedades crnicas degenerativas msfrecuentes tanto en Mxico como en toda Latino-amrica (Rodrguez, Chvez, Marmolejo, & Reynoso,1997) (Lpez, Arredondo, & Santibez, 2000).

    La HTA presenta una alta comorbilidad en rela-cin con la diabetes mellitus (DM), ya que hay unafuerte vinculacin entre la variacin del metabolismoy los niveles de presin arterial. Esta ltima es consi-derada como un sndrome caracterizado por una ac-cin metablica cuyo marcador es la hiperglucemiacrnica, con alteraciones aadidas en el metabolismode las grasas y las protenas (Hernandez-Ronquillo,Tellez-Zenteno, & Garduo-Espinosa, 2003).

    Existen dos tipos de diabetes, la DM Tipo 1 quegeneralmente se presenta en personas menores de30 aos, con antecedentes hereditarios de diabetesy que requiere, de inyecciones de insulina y el Tipo2, que se manifiesta generalmente en adultos mayo-

    res de 30 aos, no necesariamente con antecedentesheredo-familiares de diabetes y cuyo tratamientorequiere de agentes hipoglucemiantes orales (Col-houm, y otros, 2004).

    Las cifras de la OMS muestran que actualmenteexisten 157 millones de personas con diabetes y queesta cifra podra duplicarse en los prximos 10 aos.

    Tabla 1:Definicin y clasificacin de los niveles de presin arterial(mm/Hg)

    Categora Sistlica Diastlica

    ptima < 120 y < 80Normal 120-129 y/o 80-84Normal-Alta 130-139 y/o 85-89HTA grado 1 140-159 y/o 90-99HTA grado 2 160-179 y/o 100-109HTA grado 3 180 y/o 110HTA sistlica aislada 140 y < 90La HTA sistlica aislada debe clasificarse en grados (1,2,3)segn las cifras de presin arterial sistlica en los rangosindicados, siempre que las cifras de diastlica sean < 90mmHg. Los grados 1,2 y 3 se corresponden con la clasifica-cin en HTA ligera, moderada y grave. Se han omitido es-tos trminos para evitar la confusin con la cuantificacindel riesgo cardiovascular total

  • 7/22/2019 Hipertension Arterial y Diabetes

    3/9

    LATINAMERICANJOURNALOFBEHAVIORALMEDICINE VOL1 NUM1 8-2010

    Estrs, Hipertensin y Diabetes

    La Asociacin Americana de Diabetes (ADA) sealalos niveles aproximados de glucosa que las personasdeben de manejar, los cuales se muestra en la tabla2 (ADA, 2010).

    Factores Psicolgicos y Enfermedades Crnicas

    El incumplimiento del tratamiento por parte de lospacientes, el acceso limitado a la atencin sanitaria, yla caracterstica de tener en ocasiones sntomas poconotorios, dificulta el control de las enfermedadescrnicas. En nuestro pas son vistas, como una cargaeconmica para el sistema de salud, por su carctercrnico y los problemas para controlarlas (Riveros, Ce-ballos, Laguna, & Snches, 2005).

    Los factores de riesgo ms estudiados y relaciona-dos con las enfermedades crnicas son: sedentarismo,sobrepeso u obesidad, tabaquismo, consumo excesi-vo de alcohol, colesterol elevado, distrs, etc. Si estosaspectos se modifican, ya sea atenundolos o cance-lndolos, se obtendra una disminucin en los ndicesde morbilidad y mortalidad y en consecuencia, en elcosto de los servicios pero sobretodo se incrementarasustancialmente la calidad de vida de las personas.

    Se ha investigado el papel que juegan los factorespsicolgicos en la etiologa de las enfermedades cr-nicas, lo cual ha llevado a relacionar variables como:personalidad, ansiedad, depresin, estrs, rumiacin,hostilidad e ira con el curso y pronstico de estas en-fermedades (Dos Santos & Tolstenko, 2008) (Riveros,Ceballos, Laguna, & Snches, 2005). Se considera unpredominio en personas que padecen enfermeda-

    des crnicas de vivencias negativas que son experi-mentadas intensamente, sin embargo, los resultadosexponen evidencia poco clara, que no permiten elacuerdo y comprensin de la interaccin de dichosaspectos (Molerio & Garca, 2004).

    Se busca desarrollar perfiles psicolgicos de laspersonas que padecen enfermedades distintas, por

    Tabla 2:Niveles de Glucosa segn (ADA).

    NDICE BIOQUMICO NORMAL META MEDIDAS SUGERIDAS

    GLUCOSAPREPANDIAL(MG/DL)

  • 7/22/2019 Hipertension Arterial y Diabetes

    4/9

    REVISTALATINOAMERICANADEMEDICINACONDUCTUAL VOL1 NUM1 8-201050

    Guevara-Gasca & Galn-Cuevas

    Lazarus y Folkman consideran al estrs como lainterpretacin cognitiva que la persona realiza de losacontecimientos potencialmente estresantes, es de-cir, cuando una persona se enfrenta a una situacindeterminada valora la cantidad de peligro potencial,as como los recursos disponibles para hacer frentea esa situacin, de esta manera las personas experi-mentan estrs en la medida en que perciba que laamenaza o el peligro excede sus recursos disponiblespara hacer frente a la situacin (Lazarus R. , 1991)(Branon & Feist, 2007).

    El estrs es entonces es el producto de la relacinentre la persona y el entorno, el cual puede ser valo-rado como peligroso, amenazante, o desafiante. Elestrs crnico manifiesta respuestas cardiovascularesy neuroendocrinas, es decir el que contribuye al desa-rrollo u origen de diversas enfermedades.

    Lazarus y Folkman (1984) indican, segn se mues-tra en la figura II, que durante el proceso de estrs serealizan 3 valoraciones:- La primaria, es la que hace el sujeto de la cantidadde peligro, amenaza o desafo de la situacin.- La secundaria, es la de los recursos y estrategias conla que cuenta el sujeto para enfrentar la situacin.- Revaloracin, en base de la informacin que se ob-tenga se vuelve a valorar si la situacin ese convier-te en estresante o no (Lazarus R. , 1991)(Brandon, &Feist, 2007).

    Estresores

    Alarma

    Activacindel Sistema Agota mient

    Recuperacin dela Homeostasis

    Enfermeda

    Mue rte

    Homeost asis

    Pueden ser amenazantes o estimulantes.

    Homeostasis: Los sistemas del cuerpo mantienen un estado estable y constante(equilibrio).

    Alarma: El cuerpo responde inicialmente al estresor mediante una serie decambios que reducen la resistencia.

    Activacin del sistema: Si el estresor persiste, el cuerpo moviliza sus recursos para combatirel estrs y recuperar el estado normal.

    Agotamiento: Los estresores persistentes y extremos agotan eventualmente losrecursos del organismo, de manera que este funciona a una capaci-dad inferior a la normal

    Recuperacin de la homeostasis: Los sistemas del cuerpo vuelven a un estado estable y constante(equilibrio).

    Enfermedad y muerte: Los recursos del cuerpo no se restituyen y/o se producen estresoresadicionales: el cuerpo sufre recadas.

    Figura 1: Sndrome General de Adaptacin (GAS) Selye.

  • 7/22/2019 Hipertension Arterial y Diabetes

    5/9

    LATINAMERICANJOURNALOFBEHAVIORALMEDICINE VOL1 NUM1 8-2010

    Estrs, Hipertensin y Diabetes

    Figura 2: Proceso de estrs.

    Desde esta perspectiva, el estrs es una respuestaen la que se movilizan recursos psicolgicos y fisio-lgicos, la interaccin entre ambos y su intensidad y

    duracin provocar o no, una enfermedad o la posi-bilidad de mantenerse sano.

    En este sentido, el estrs puede ser consideradoun factor de riesgo asociado a las enfermedades car-diovasculares, cardiopatas y algunos tipos de cncer.Paradjicamente, las 3 principales causas de mortali-dad en el mundo occidental, las cuales tambin sonconocidas como enfermedades crnicas.

    El estudio de las enfermedades crnicas ha lleva-do a observar que adems del estrs tambin estnrelacionadas con la ansiedad y la ira, cuyos resultadosmuestran la presencia de una elevada intensidad deambas emociones. La ira ha sido estudiada de mane-ra profunda en su relacin con problemas neurolgi-cos, sin embargo, ha sido descrita como una emocinprimaria que se presenta cuando un organismo esbloqueado en la consecucin de una meta o en la ob-tencin o satisfaccin de una necesidad, partiendo deque el organismo responde ante la percepcin de unaamenaza con un impulso de ataque, que sera la ira, ocon un impulso de huida, ms relacionado con el mie-do y la ansiedad (Prez, Muoz, & Iruarrizaga, 2000).

    La ira ocurre en contextos de relaciones signifi-cativas y ha de tener un significado comunicacional(Fernndez-Abascal & Martn Daz, 1995), se precisa

    una serie de caractersticas de la ira, ya que se tratade una respuesta de baja predictibilidad y alta sor-presa, en la que se obstruye la obtencin de un resul-tado bien valorado y muy probable, pero tambin laira se presenta cuando el estimulo causal es productode una situacin anterior, habiendo en el sujeto uncierto grado de intencionalidad tras el hecho (Laza-

    rus R. , 1991), por esto se ha llegado a concluir que laira tender a aumentar, si el individuo utiliza el ata-que como forma de afrontamiento y adems tiene

    expectativas de resultado positivas hacia el ataque.Otro de los factores, estudiados en los ltimos

    aos es la rumiacin, la cual se refiere a un modo derespuesta, que conlleva centrar la atencin de formarepetitiva y pasiva en los sntomas negativos de las si-tuaciones y sus posibles causas consecuencias (Nolen-Hoeksema & Lyubomirsky, 2008). Algunos estudiosindican que (Kirkegaard, y otros, 2004), el estado desalud puede ser mermado por tendencias rumiativascrnicas, as como el tiempo de recuperacin de pa-cientes despus de ciertas alteraciones cardiovascula-res (Gerin, Davidson, Christenfeld, Goyal, & Schwartz,2006). El seguimiento mdico de estos pacientes seve afectado ya que puede presentarse una baja ad-herencia al tratamiento (Aymanns, Filipp, & Klauer,1995). La rumiacin incrementa la tristeza y ansie-dad, disminuye la capacidad para resolver problema,disminuye la motivacin y la iniciativa, interfiere conla concentracin y nuestro rendimiento (acadmico,laboral, etc.) y profundiza las disposiciones pesimistassobre los problemas (Branon & Feist, 2007).

    Las investigaciones sobre la diabetes e HTA, desdela perspectiva psicolgica, proporciona una visin decules son los efectos que la conducta ejerce sobreel control metablico del organismo y por ende el de-

    sarrollo de diversas enfermedades. Se han identifica-do algunas de las variables psicolgicas asociadas conlas enfermedades crnicas como son: a) el aprendiza-

    je social y b) la susceptibilidad individual en respuestaa situaciones de estrs; los cuales pueden afectar elfuncionamiento biolgico. Al respecto, se seala queesta interaccin entre las variables psicolgicas y el

    Valoracinprimaria

    Valoracinsecundaria

    Revaloracin

    EstrategiasRecursos

    PeligroAmenazaDesafo

  • 7/22/2019 Hipertension Arterial y Diabetes

    6/9

    REVISTALATINOAMERICANADEMEDICINACONDUCTUAL VOL1 NUM1 8-201052

    Guevara-Gasca & Galn-Cuevas

    funcionamiento biolgico actan a travs de, cuan-do menos, tres vas (Colhoum, y otros, 2004).

    Cognoscitivas y emocionales: capaces de modularlas respuestas neurolgicas, inmunolgicas y endocri-nas, se observa un decline diferenciado en la funcionescognitivas en las personas que tienen DM contra losque no la padecen (Yeung, Fischer, & Dixon, 2009).

    Conductuales: que se traducen en estilos de vidasusceptibles de afectar directamente al organismo(Matarazzo, 1980) (Covey, 2007).

    Ecolgicas: que modifican el ambiente natural ysocial que afecta a todos los hombres inmersos en l.Es decir, los cambios tecnolgicos, ambientales y cultu-rales que actan sobre el proceso salud enfermedad,como son: la (Bronfenbrenner, 1979), (De Alba, 2002).

    Las intervenciones psicolgicas en el mbito dela salud han permitido reconceptualizar el procesosalud-enfermedad, proponiendo la necesidad de quese considere al aprendizaje como unidad funda-mental de la salud o de la enfermedad (Colhoum,

    y otros, 2004). Esta visin de la interaccin entre losfactores psicolgicos y biolgicos ha contribuido aque, en algunas enfermedades crnicas, se utilicenestrategias psicolgicas que incrementen el impactoteraputico los enfermos. Las intervenciones psicol-gicas han permitido analizar el paradigma del pro-ceso salud enfermedad, proponiendo la necesidadde que se considere al aprendizaje individual y socialcomo unidad fundamental en el anlisis de la salud ode la enfermedad (Fernndez, 1987) (Galan-Cuevas,Snchez-Estrada, Valencia, & Ayala-Velsquez, 2004).

    Bajo esta perspectiva, de que es posible el hechode aprender a enfermarse, o de aprender a mante-nerse sano, se han desarrollado programas psicolgi-cos aplicados a la salud (Surwit, Feinglos, & Scovern,1983) (Torres & Beltrn, 1986) (Holtzman, Evans,Kennedy, & Iscoe, 1987) (Miller, Chen, & Cole, 2009),proponiendo alternativas de atencin que ayudan alas personas que padecen una enfermedad a conocerlas diversas formas en las que ellos pueden hacersecargo de una buena parte del control de su padeci-miento, bsicamente mediante un entrenamiento deacuerdo con las tcnicas de modificacin del compor-tamiento (Simons, 1985) (De los Rios, Snchez Sosa,Barrios, & Guerrero, 2004) tratando en primera ins-

    tancia que la persona supere el sentimiento de pr-dida de su salud, que con mucha frecuencia hace quedecaiga su estado afectivo, produciendo una serie decambios fisiolgicos bien definidos que provocan seagrave su enfermedad, as como aprovechar los re-cursos familiares para mejorar su salud.

    Desde que el diagnstico de una enfermedad

    crnica se le comunica a la persona, se presenta unfuerte impacto emocional que influir no slo en lasprimeras fases del tratamiento, sino en general en laevolucin de la misma. Por tal motivo, las creencias,las emociones y la conducta determinarn el gradode adherencia al tratamiento y la aceptacin de lasmodificaciones en el estilo de vida de los pacientes.

    Se ha observado que las emociones ms frecuentesen la fase inicial son la negacin a aceptarse enfermoy el miedo a lo desconocido sobre la historia natu-ral de esta enfermedad, y posteriormente puedenaparecer emociones intensas como la depresin e ira(Latorre-Postigo & Beneit-Medina, 1992).

    Las investigaciones han puesto de manifiesto losaspectos benficos o dainos de la negacin, depen-diendo de la fase de la enfermedad que se presente;por ejemplo, en la fase previa al diagnstico en laque se niegan los sntomas, en consecuencia se puedeobstaculizar la adherencia al tratamiento y la adap-tacin a esta condicin de la persona. Este mismo ca-

    rcter negativo se presenta en la etapa de tratamien-to, en la que se requiere del inters y participacin lapersona durante todo el proceso. Sin embargo, se haencontrado que en la fase inicial inmediata al diag-nstico, en donde se presenta una etapa aguda en laque incluso se llega a la hospitalizacin, la negacinpuede tener una funcin protectora reduciendo losniveles de estrs (Cabrera-Piraval, Gonzlez-Prez,Vega-Lpez, & Centeno-Lpez, 2001).

    Se ha sealado (Villalobos-Prez, Quirz-Morales,Len-Sanabria, & Brenes-Senz, 2007), que la bajaadherencia teraputica se explica, en parte, por lacomplejidad del rgimen de tratamiento, por lascreencias de salud y de las enfermedades agregadasque los pacientes tienen. En muchos casos se brinda,por parte del equipo de salud, una atencin paterna-lista en la que la persona para controlar su enferme-dad tiene que asistir frecuentemente a los centros deatencin mdica, asumiendo las ms de las veces unaactitud pasiva. No obstante que los mdicos, puedensugerir estrategias para mejorar el control diabtico,la responsabilidad final para llevar a cabo las indica-ciones teraputicas descansa finalmente en la perso-na (Belndez-Vzquez, 1999).

    En estudios donde se han evaluado los efectos del

    autocontrol, se han destacado factores como el mo-delado, la retroalimentacin biolgica, la adquisicinde habilidades y el conocimiento que poseen los pa-cientes; empero, aunque la relacin de estos factorestodava no es muy clara, se ha encontrado que la in-cidencia en la transferencia de conocimientos sobrela diabetes es insuficiente para el control metablico,

  • 7/22/2019 Hipertension Arterial y Diabetes

    7/9

    LATINAMERICANJOURNALOFBEHAVIORALMEDICINE VOL1 NUM1 8-2010

    Estrs, Hipertensin y Diabetes

    observndose de igual manera una relacin inver-samente proporcional entre conocimientos sobre lamisma y el control metablico, por lo que contar conconocimientos no es suficiente para manejar las difi-cultades prcticas que implica el control de la glucosacon mayores y mejores opciones (Gilibrand, 2006).

    Una perspectiva que ha contribuido a un mayor

    inters de la investigacin psicolgica, con relacin altratamiento de la diabetes, es la que asocia al estrscon el desarrollo y la evolucin de la enfermedad.

    Conclusiones

    Es importante destacar la necesidad de un tratamien-to integral para las enfermedades crnicas el cualdebiera sustentarse en medidas no farmacolgicas(modificacin de estilos de vida, tanto de dieta comode ejercicio, manejo de las emociones, como la ira,la rumiacin y el estrs), y por ltimo un moderadoapoyo farmacolgico. El tratamiento adecuado tiene

    como propsito evitar el avance de la enfermedad,prevenir complicaciones, mantener la calidad de viday reducir la mortalidad en las personas que padecenestas enfermedades. Cuando sea necesario el sumi-nistro de sustancias farmacolgicas, se le debern ad-ministrar a las personas, pero en dosis moderadas.

    Considerando la etiologa multicausal de las en-fermedades crnicas es necesario implementar nue-vas estrategias para abordar esta situacin dando larelevancia justa a los aspectos ambientales, cogniti-vos y conductuales en el surgimiento y mantenimien-to de las enfermedades, se debe concientizar a laspersonas de que estn haciendo para mantener susalud y que les impide adquirir nuevos hbitos quemejoren su calidad de vida.

    Por tal razn hay que actualizar al personal desalud, complementando el modelo medico ya queeste no ha dado una solucin viable al manejo delas enfermedades crnicas, ya que principalmente secentra en los aspectos biolgicos, dejando a un ladolas variables comportamentales y cognoscitivas, lascuales juegan un papel fundamental en el desarro-llo y mantenimiento de las enfermedades crnicas, alcambiar de paradigma puede permitir la alternativasde solucin ms eficientes para mejorar la calidad de

    vida, controlar las enfermedades y disminuir los cos-tos que estas ocasionan a nivel nacional y personal.Es necesaria la insercin de especialistas, adems

    de los tradicionalmente considerados en el equipode salud, como psiclogos, socilogos, etc., para quecolaboren desde sus distintos puntos de vistas paraabordar a la salud y a la enfermedad de manera glo-

    bal y no solo ver una parte de ella. Es forzoso quelos profesionales que se dediquen al cuidado de lasalud estn dispuestos a trabajar con otros especitasde distintas profesiones, sin olvidar que el verdaderoobjetivo el mantener una alta calidad de vida.

    Es de suma importancia tener una visin integralde la salud, y no verla como la mera ausencia de la

    enfermedad. Debemos emprender acciones para cui-dar nuestra salud, considerar que siempre es posiblecambiar de estilos de vida a unos ms saludable, yello es una medida para preservar la salud.

    Referencias

    ADA, A. A. (2010). Practice Recomendations. Diabe-tes Care, 33.

    Aymanns, P., Filipp, S. H., & Klauer, T. (1995). Familysupport and coping with cancer: Some deter-minants and adaptative correlates. British Jo-urnal of Social Psychology, 34, 107-124.

    Belndez-Vzquez, M. (1999). Diabetes infantil: guapara padres, educadores y adolescentes.Ma-drid : Pirmide, S.A.

    Branon, L., & Feist, J. (2007). definicion y mediciondel estres. Ilinois: BelmontThompson HigherEducation.

    Bronfenbrenner, U. (1979). The ecology of humandevelopment: Experiments by nature and de-

    sign. Massachusetts: Cambridge, Massachu-setts: Howard University Press.

    Cabrera-Piraval, C. E., Gonzlez-Prez, G., Vega-L-pez, M. G., & Centeno-Lpez, M. (2001). Efec-tos de una intervencin educativa sobre losniveles plasmticos de LDL-colesterol en diab-ticos tipo 2. Salud Pblica de MxicO, 6(43),556-562.

    Colhoum, H. M., Lee, P. H., Bennett, M., Lu, H., Keen,S. L., Wang, L. K., y otros. (2004). Risk factorsfor renal Failure: The who multinational studyof vascular disease in diabtes. Diabetologia, 44(S2), S46-S53.

    Covey, S. R. (2007). Los 7 hbitos de las personas al-tamente efectivas con diabetes. Nueva York:Bayer Diabetes Care.

    De Alba, M. (2002). El impacto de la diabetes sobre la

    vida familiar. Diabetes Voice, 7(47), 54-55.De los Rios, J., Snchez Sosa, J. J., Barrios, S. P., & Gue-rrero, S. V. (2004). Calidad de vida en pacientescon diabetes mellitus tipo II. Revista Mdicadel Instituto Mexicano del Seguro Social, 42(2), 109-116.

    Dos Santos, R., & Tolstenko, L. (2008). Contribucin

  • 7/22/2019 Hipertension Arterial y Diabetes

    8/9

    REVISTALATINOAMERICANADEMEDICINACONDUCTUAL VOL1 NUM1 8-201054

    Guevara-Gasca & Galn-Cuevas

    familiar en el control de la hipertensin ar-terial.Recuperado el 25 de abril de 2009, dehttp://www.scielo.br/scielo.php?pid=s010411692008000500012&script=sci_arttext&tlng=es

    Fernndez, P. G. (1987). Psicognesis del infarto almiocardio. Acta Psicolgica Mexicana, 1 (23),185-227.

    Fernndez-Abascal, E., & Martn Daz, M. D. (1995).Emociones negativas II: Ira, hostilidad y triste-za. En E.G. . En R. Areces. Madrid: Manual deMotivacin y Emocin.

    Galan-Cuevas, S., Snchez-Estrada, M., Valencia, A.,& Ayala-Velsquez, H. (2004). Hacia un nuevoparadigma en el campo de las enfermedadescrnicas y degenerativas: El caso de la diabetesMellitus Tipo 2. En J. A. Pia, F. J. Obregn, &J. A. Vera, Psicologa y salud en Ibero Amrica(pgs. 171-196). Hermosillo, Mxico: UNISON.

    Gerin, W., Davidson, K. W., Christenfeld, N. J., Goyal,T., & Schwartz, J. E. (2006). The Role of Angry

    Rumination and Distraction in Blood PressureRecovery From Emotional Arousal. Psychoso-matic Medicine, 68, 64-72.

    Gilibrand, R. S. (2006). The extended health beliefmodel applied to the experience of diabetesin young people. British Journal of Health Psy-chology, 11(1),155-169.

    Hernandez-Ronquillo, L., Tellez-Zenteno, J. F., & Gar-duo-Espinosa, J. (2003). Factors associatedwith therapy noncomplicace in type-2 patients.Salud Publica Mexicana, 45:1-7.

    Holtzman, W. H., Evans, R. I., Kennedy, S., & Iscoe, Y.(1987). Health Psychology. Psychology Journalof Psychology, 22:221-267.

    INEGI. (2009). INEGI.Obtenido de www.inegi.org.mxKirkegaard, D., Yung, M., Hokland, ,. M., Vildik, A.,

    Olesen, F., Avlund, K., y otros. (2004). Negati-ve Thoughts and Health: Associations AmongRumination, Immunity, and Health Care Utili-zation in a Young and Elderly Sample. Psycho-

    somatic Mediicine, 66, 363-371.Latorre-Postigo, J. M., & Beneit-Medina, P. J. (1992).

    Psicologa de la salud aportaciones para losprofesionales de la salud. Madrid: Tebar Flo-res.

    Lazarus, R. (1991). Emotion and adaptation. NewYork: Oxford University Press.Lpez, H., Arredondo, A., & Santibez, R. (2000).

    Mortalidad por enfermedad vascular cerebralen pacientes hospitalizados. Revista MedicaMexicana (IMSS), 211-217.

    MacMahon, S. (2001). Millones de muertes por hiper-tensin.Recuperado el 6 de mayo de 2009, debbc: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_7379000/7379686.stm

    Matarazzo, J. D. (1980). Behavioral health and beha-vioral medicine: Frontiers for a new health psy-chology.American Psychologist, 37, 1-1.

    Miller, G., Chen, E., & Cole, S. W. (2009). Health ps-ychology: Developing biologically plausiblemodels linking the social world and physicalhealth.Annu. Rev. Psychol., 60:5.15.24.

    Molerio, O., & Garca, G. (2004). 1. Contribuciones yretos de la psicologa de la salud en el aborda-

    je de la hipertensin arterial esencial.Recupe-rado el 2 de mayo de 2009, de http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/264/26413208.pdf

    Nolen-Hoeksema, S., & Lyubomirsky, S. (2008). Rethin-king Rumination. Unpublished manuscript.

    OMS. (2009). HTA arterial. Recuperado el 2010 deenero de 20, de HTA arterial: http://who.int/

    es/OMS. (2003). Hipertensin arterial.Recuperado el 5

    de mayo de 2009, de OMS: http://www.who.int/es/

    Prez, M., Muoz, J., & Iruarrizaga, I. (2000). Daocerebral traumtico y alteraciones en ira. .Recuperado el 2 de mayo de 2009, de http://www.psiquiatria.com/psicologia/vol3num2/art_8.htm

    Riveros, A., Ceballos, G., Laguna, R., & Snches, J.(2005). El manejo psicolgico de la hiperten-

    sin esencial: efectos de una intervencin cog-nitivo-conductual. Recuperado el 2 de mayode 2009, de http://scielo.bvs-psi.org.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=s0120

    Rodrguez, S., Chvez, D., Marmolejo, H., & Reynoso,M. (1997). Epidemiologa de la hipertensinarterial en Mxico, aspectos histricos. Medici-na interna de Mxico, 283-288.

    SEH. (2008). Sociedad Europea de Hipertensin.Ob-tenido de http://www.eshonline.org/

    SEH. (2009). Sociedad Europea de Hipertensin.Ob-tenido de http://www.eshonline.org/

    Simons, R. C. (1985). Understanding Human Behaviorin Health and Illness.Baltimore: William & Wi-

    lkins.Surwit, R. S., Feinglos, W. N., & Scovern, A. M. (1983).Diabetes and control behavior.American Psy-chologist., 38:255-262.

    Tapia, M., & Labiano, L. (2004). Factores emocionalese hipertensin esencial.Recuperado el 29 de

  • 7/22/2019 Hipertension Arterial y Diabetes

    9/9

    LATINAMERICANJOURNALOFBEHAVIORALMEDICINE VOL1 NUM1 8-2010

    Estrs, Hipertensin y Diabetes

    abril de 2009, de redalyc: http://redalyc.uae-mex.mx/redalyc/pdf/785/78522201.pdf

    Torres, F., & Beltrn, F. (1986). La psicologa de la sa-lud: Campos y aplicaciones. Xalapa, Ver, Centrode estudios psicolgicos de la Universidad Ve-razruzana. .Xalapa: Universidad Veracruzana.

    Villalobos-Prez, A., Quirz-Morales, D., Len-Sa-

    nabria, G., & Brenes-Senz, J. C. (2007). Facto-res involucrados en la adhesion al tratamiento

    de la diabetes melitus tipo II en una muestra depacientes diabticos de la zona norte de CostaRica: un estudio psicomtrico. Revista Diversi-tas: Perspectivas en Psicologa, 3 (1), 31-38.

    Yeung, S. E., Fischer, A. L., & Dixon, R. A. (2009). Ex-ploring Effects of Type 2 Diabetes on CognitiveFunctioning in Older Adults. Neuropsichology

    , 23 (1):19,.