Historia de La Iglesia en América 2

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que se realiza en la Iglesia desde la segunda mitad del siglo II. De acuerdo con el Concilio de Trento deban celebrarse cada 3 aos, pero esto no se aplic. Los concilios provinciales cobraron especial importancia en la nueva cristiandad americana del siglo XVI.

12.1 LAS JUNTAS ECLESISTICAS

En los primeros aos de la evangelizacin de la Nueva Espaa no era posible hacer snodos. Ahora bien, debido al breve Exponi nobis, del Papa Adriano VI, del 10 de noviembre de 1522, se autorizaba a los misioneros de las rdenes mendicantes para realizar todo lo necesario donde no hubiesen obispos o distasen ms de 40 kilmetros, excepto para aquellos actos que requeran carcter episcopal. Pero los problemas emergentes de la predicacin de la fe a los indgenas y la administracin de los sacramentos a los recin convertidos eran tantos y tales, que los religiosos optaron por reunirse en las juntas eclesisticas que tuvieron entre 1524 y 1526.

La primera fue en la ciudad de Mxico en la iglesia de San Jos en el verano 1524. Presidi la reunin el superior de los 12 primeros franciscanos llegados a Mxico fray Martn de Valencia. Los restantes miembros de la asamblea eran Hernn Corts, otros 13 o 14 franciscanos, 5 sacerdotes seculares y 3 o 4 laicos. No se conservan las actas de esta primera asamblea, pero existe un resumen que nos da una idea de lo que se determin. Se obligaba a los gobernadores de los poblados a enviar a los indgenas a la iglesia para asistir a las reuniones sagradas y or la instruccin religiosa. Se orden impartir a los nios una instruccin religiosa acomodada a su capacidad, y se les enseaba adems a cantar. Se plante el grado de instruccin religiosa necesaria antes del bautismo, tanto para nios como para adultos. En relacin al bautismo, se comprob la imposibilidad de ungir al bautizado con santos leos debido a que no haba olivos en aquellas tierras que suministrasen el aceite. El desconocimiento de esas lenguas haca prcticamente imposible la confesin de los naturales. La junta se mostr ms bien restrictiva respecto a conceder la Eucarista a los indgenas, decidiendo administrrsela slo a los ms instruidos. Se plante el problema de la validez de los matrimonios que los indgenas haban contrado antes de su conversin; la junta no adopt acuerdo alguno sobre esta materia. La confirmacin no planteaba problema desde el momento que podan administrarla los religiosos, de acuerdo con el breve de Adriano VI.

En 1532 hubo 5 juntas que se celebraron en Mxico. En la segunda de ellas se trat de la moderacin de los tributos indgenas. La tercera se celebr con motivo de un censo que peda el emperador Carlos V; lo interesante de ella es la impresin positiva que los participantes reflejan respecto de los naturales Todos dijeron que no hay duda de haber capacidad y suficiencia en los naturales, y que aman mucho la doctrina de la fe, y se ha hecho y se hace mucho fruto, y las mujeres son honestas y amigas de las cosas de la fe y trabajadoras. En la quinta junta se trat de los diezmos y de la designacin de los dignatarios eclesisticos.

En 1535 fue convocada una junta eclesistica por el virrey Antonio de Mendoza, asistieron los obispos Ramrez de Fuenleal, Zumrraga y Garcs, para poner concordia y armona entre los mendicantes sobre los ritos que deban observarse en el bautismo.

En 1536 hubo dos juntas en Mxico, en la primera se estudi una minuta elaborada por el Consejo de Indias, para que la Audiencia, los prelados y los religiosos redactasen una memoria de las cosas que les pareciesen para que los naturales fuesen avisados y apercibidos as en las idolatras y sacrificios que solan hacer como en los otros malos ritos. Sus conclusiones se recogieron en una real cdula del 10 de junio de 1539. La segunda trat de tributos.

En 1537 se reunieron Ramrez de Fuenleal y los obispos de Mxico, Tlaxcala y Oaxaca para dirigir una carta al emperador sobre el deber de asistir al Concilio ya convocado; la conveniencia de congregar a los indgenas en poblados para su mejor promocin humana y religiosa; la necesidad de aumentar el nmero de los religiosos y reducir el de clrigos seculares, debido a la mayor dificultad existente para proveer a la congrua sustentacin de los segundos; la conveniencia de no exigir diezmos completos a los indios; y la reincidencia de los indgenas en la idolatra.

Hubo una en 1541 que la celebr el obispo Zumrraga en su casa con los representantes de los franciscanos, dominicos y agustinos. Los reunidos llegaron a la conclusin de que deban preferirse los religiosos a los clrigos seculares en la administracin de parroquias de indios y en la atencin espiritual a los indgenas de las encomiendas.

En 1542 las denominadas Leyes nuevas reformaron las encomiendas de indgenas que se hacan a favor de los colonos espaoles, medida que alborot a estos ltimos. Una Relacin sumaria emanada de esta junta y enviada a la corte, constituye una reafirmacin tajante de la conveniencia de que se mantuvieran las encomiendas. Sin ellas, los miembros de la asamblea no vean forma de llevar a cabo la colonizacin de aquellas tierras ni la evangelizacin de los indios.

En 1546 el visitador Tello de Sandoval reuni una junta a la que acudieron los obispos de Mxico, Guatemala, Oaxaca, Michoacn y Chiapas. No se conservan sus actas, pero los resultados aparecen reflejados en los cronistas de la poca. Entre sus conclusiones destacan las siguientes: la legitimidad del poder poltico en los reinos indgenas y, por consiguiente, la obligacin de mantener en sus puestos a los jefes nativos; ilegitimidad de las guerras contra los indios; legitimidad de la evangelizacin, que deba hacerse por medios pacficos; obligacin de los reyes de Castilla de sostener econmicamente la evangelizacin americana; redactar catecismos o doctrinas propios para indgenas.

12.2 SNODOS DIOCESANOS

El primer snodo diocesano se celebr en Santo Domingo en 1539. Hubo 59 snodos entre 1539 y 1638, ninguno de ellos en lo que actualmente es Mxico. Entre 1645 y 1782 se celebraron un total de 30, de los cuales 2 en Yucatn (1723 y 1725), y los dems en ciudades de Sudamrica o el Caribe. Las disposiciones para ello estn recogidas en la Recopilacin de leyes de los Reinos de las Indias (libro 1, ttulo 8). Aunque all se peda la celebracin anual de ellos, esto no fue posible, por las distancias, mucho mayores que en Europa, donde tampoco se cumpla la norma de celebrarlos cada ao.

Llama la atencin de ausencia casi total de snodos en la Nueva Espaa, debido aparentemente al hecho de que los concilios provinciales de Mxico determinaron lo que se consider necesario para la marcha de la Iglesia.

En la ley 6 de la Recopilacin, se manda que las constituciones de los snodos diocesanos sean examinadas por los virreyes, presidentes y oidores del respectivo distrito antes de su publicacin. Hubo algunos snodos que no llegaron a publicarse porque no consiguieron la aprobacin de las autoridades civiles. A la celebracin de cada snodo sola preceder una visita del obispo a toda la dicesis, para informarse de los problemas existentes y someterlos a la discusin del snodo. El siguiente paso era la convocatoria de la reunin que el obispo haca a todo el clero con cura de almas y a los superiores de las rdenes religiosas que all ejercan su apostolado. El obispo nombraba un equipo de consultores y otros oficiales del snodo, designando el lugar y la fecha de la celebracin.

La celebracin de los snodos estaba rodeada de grandes solemnidades religiosas. El da de la inauguracin en la catedral se celebraba la misa del Espritu Santo. Despus de la profesin de fe de los sinodales comenzaban las sesiones, que solan tener lugar en el palacio episcopal, durante las cuales se discutan los temas que se haban seleccionado para tal efecto. Finalmente se ultimaba el texto de las constituciones, para cuyo efecto el obispo, normalmente, ya llevaba un borrador susceptible de recibir modificaciones. La clausura tena las misma solemnidad que la apertura. El paso siguiente era la presentacin de las constituciones a las autoridades seculares.

Una originalidad de estos snodos fue lo relacionado con los indgenas, su educacin y civilizacin. La finalidad de dichas reuniones no era canonizar ninguna conducta, sino corregir los abusos, y esto lo cumplieron con valenta, llegando incluso a enfrentamientos con las autoridades civiles. Tambin se ocupan de los esclavos negros, a los que aplican generalmente las mismas normas que a los indios. En los textos de los snodos vemos las ms variadas situaciones humanas: religiosidad, creencias y supersticiones, la pobreza y la opulencia, la caridad o la justicia y la explotacin, el trabajo y las finanzas, as como los momentos estelares de la vida humana: bautismo, primera comunin, casamiento, fiestas, exequias, etctera.

12.3 CONCILIOS PROVINCIALES

La norma de celebrar concilios provinciales cada 3 aos, que dispuso Trento, fue muy mal cumplida en todas partes. Los celebrados en Amrica dan una media muy superior a la de Castilla, donde en ms de 300 aos despus de Trento, slo hubo un concilio por cada provincia eclesistica. La edad de oro de los concilios provinciales americanos fue entre 1550 y 1630, pues en ese tiempo hubo 5 concilios en Lima (1551-1552, 1567-1568, 1582-1583, 1591 y 1601), 3 en Mxico (1555, 1565 y 1585) y uno en Santo Domingo (1622-1623), Bogot (1625) y Charcas (1629). De todos estos slo recibieron aprobacin regia y pontificia el I y III de Mxico y el III de Lima. En el reinado de Carlos III hubo otros 4 concilios provinciales: Mxico (1771); Lima (1772); Charcas (1774) y Bogot (1774), que fueron de escaso relieve, por el regalismo que los acompa.

Entre los Concilios de Lima destaca el III (1582-1583), convocado por el arzobispo Santo Toribio de Mogrovejo. La inmensa labor realizada por este concilio fue posible gracias al coraje del arzobispo convocante, a la ayuda de un numeroso cuadro de clrigos y religiosos, entre ellos muchos telogos, canonistas y otros expertos. Destaca la labor del lingista franciscano Luis Jernimo de Or, as como la del jesuita Jos de Acosta, que no slo fue el principal coordinador de la ardua tarea de redactar los textos conciliares, sino tambin el agente capaz de procurar la aprobacin regia y pontificia. Su obra De procuranda Indorum salute reforz mucho la aceptacin y cumplimiento de este concilio.

El concilio trat no slo de reformar los abusos existentes, sino tambin de suprimir las causas de los mismos. Aparte de una reorganizacin general de la disciplina eclesistica tendiente a reformar las conductas inaceptables de clrigos y fieles, procur aprovechar mejor los recursos de personas y de medios para la evangelizacin y para la cura pastoral de los ya cristianos.

Para conseguir esto promulg un gran cuerpo de constituciones, y mand componer toda una larga serie de instrumentos de carcter pastoral, entre los que destacan la Doctrina Cristiana, el Catecismo Mayor, el Confesionario para los curas de indios, la Instruccin contra la idolatra y la Exhortacin para morir bien. Estos textos estn redactados en castellano, aymar y quechua, ordenando que se tradujeran a otras lenguas locales donde no estuvieran en vigor el quechua y el aymar, como se hizo.

Debido a su doble aprobacin permaneci vigente en Amrica hasta la Independencia, tanto como ley de la Iglesia como por la aprobacin civil que se le da en la Recopilacin de 1681, que tambin recoge el III de Mxico. Los snodos diocesanos de Amrica del Sur, por su parte, trataron de poner en prctica el espritu y la letra de este concilio limense hasta fines del siglo XIX.

De los concilios provinciales mexicanos, el I, de 1555, fue convocado por el arzobispo de Mxico fray Alonso de Montfar OP. El Concilio da prioridad en sus 93 constituciones al tema misional. Subraya la necesidad de usar las lenguas indgenas en la evangelizacin, la suficiente instruccin que se debe dar a los indgenas antes de bautizarlos, la pastoral a seguir ante los rebrotes de la idolatra, las reducciones o congregacin de los naturales en poblados, la administracin de los sacramentos a los neoconversos. Este concilio obtuvo la doble aprobacin pontificia (1563) y regia (1564).

El II Concilio de Mxico, del ao 1565, fue convocado tambin por Montfar. Insiste en temas sobre la reforma de las costumbres del clero y el pueblo. En sus 28 constituciones contina la lnea del anterior de insistir en el tema misional, aunque insiste todava ms en el estudio de las lenguas indgenas.

El ms importante de todos fue el III, del ao 1585, convocado por el arzobispo de Mxico Pedro Moya de Contreras. La principal diferencia con el tercero limense fue la abundante serie de memoriales que presentaron oficialmente al concilio muchos de los participantes en l. Los autores de los memoriales representaban a los principales estamentos interesados en la obra del concilio: rdenes religiosas, clero secular e incluso personas privadas. En ellos no afloran nuevos problemas, aunque s un conocimiento de primera mano que muestran poseer algunos autores.

Las prohibiciones y normas concretas de este concilio se refieren siempre a los clrigos y religiosos, mientras que a las autoridades seculares y a los laicos se dirigen slo normas generales y exhortaciones, como ocurre en el caso tpico de los repartimientos, pidiendo al rey que d una solucin prctica a este enojoso y grave asunto. Los decretos contienen disposiciones abundantes para los ministros de la evangelizacin y de la cura de almas, para los obispos, para los visitadores, insistiendo particularmente en la predicacin y la enseanza, en la preparacin de los indgenas para recibir los sacramentos y en la administracin de los mismos, as como sobre diversos aspectos del culto divino. La autorizacin de la Santa Sede se consigui en 1589 y la de la Corona en 1621.

No cont como el de Lima con un Acosta que acertara a inspirar y coordinar la redaccin, as como la aprobacin rpida y la edicin de los textos. Pero aventaja al limense por su mayor impacto dentro y fuera de Mxico.

13. EL CLERO DIOCESANO

La primera evangelizacin fue llevada a cabo por religiosos, con algunas intervenciones aisladas de clrigos diocesanos. Una vez erigidas las dicesis y dotadas de un obispo, cabe hablar como tal del clero diocesano, que en la Amrica espaola tuvo dos orgenes principales: peninsular y criollo. Del clero indio, tanto secular como regular, se hablar en un captulo posterior.

13.1 EL CLERO PENINSULAR

El paso de sacerdotes diocesanos espaoles a Hispanoamrica desde el siglo XVI es un hecho cierto, si bien ni de forma tan organizada ni tan numerosa como el envo de misioneros religiosos.

Las autoridades eclesisticas y seculares intentaron desde el primer momento controlar a los clrigos que pasaban a Amrica para evitar, como dice una real cdula del 15 de junio de 1510, que marcharan sacerdotes sin la habilidad para administrar los santos sacramentos ni otras cosas que son necesarias. O como se afirma en otra real cdula del 26 de enero de 1538, para evitar que pasaran algunos clrigos que han sido frailes, que no son de buena vida ni ejemplo, como se requiere para la conversin de los naturales de esas partes a nuestra santa fe catlica, o sin la licencia real ni la de su prelado. De aqu que se exigieran esas licencias para que el clrigo pudiera pasar al Nuevo Mundo, pidindose a los obispos americanos que a los clrigos y religiosos que fueran sin ella, no les permitieran decir misa, ni administrar los sacramentos, ni adoctrinar a los indgenas, y que los deban embarcar y devolver a Espaa. Los que tenan las licencias deban presentarlas ante los jueces de la Casa de Contratacin de Sevilla, para as embarcarse.

Los concilios provinciales y los snodos diocesanos recordaban que el ttulo y fin principal para que los eclesisticos vinieran a Amrica era la doctrina y conversin de los naturales a la fe catlica. Por ello se estableci otro control, para ver si efectivamente haban cumplido esta misin. Cuando alguno quera salir de una dicesis americana, se deba examinar en qu se haba ocupado. Y si no hubiere servido en una iglesia o en un pueblo de los naturales, en su doctrina y conversin, deban tomarle la mitad de los bienes que tuviere. Adems la Recopilacin de 1681 estableca que ningn clrigo secular ni religioso poda regresar a la Pennsula sin las siguientes licencias: a) la del prelado, que no la deban dar si no les constaba que, al menos, haban residido durante 10 aos en la dicesis; b) la del virrey o gobernador en cuyo distrito hubieran estado.

La finalidad de estas normas era evitar que pasaran clrigos indignos que seran un obstculo para la evangelizacin y, al mismo tiempo, controlar que el clrigo hubiera cumplido la misin para la que se le dio la licencia. Especial nfasis se puso en intentar evitar que los sacerdotes religiosos que haban abandonado su Orden y pasado sin licencia, sirvieran en oficios eclesisticos: deban ser expulsados y reenviados a la Pennsula. Normas que se completaban con otra muy semejante: todos los clrigos que llegasen a las dicesis deban presentarse en el plazo de 3 o 4 das al ordinario respectivo.

13.2 EL CLERO CRIOLLO

Para la ordenacin de los clrigos residentes o nacidos en la propia Amrica, los concilios y snodos americanos recuerdan los requisitos ya establecidos en la legislacin cannica general. Por ejemplo, el snodo de Quito de 1570 dice: los que han de recibir rdenes han de ser por lo menos buenos gramticos, y han de saber cantar, y han de entender el cmputo.

Otro requisito frecuentemente recordado es la dignidad de vida del ordenando, para recibir las sagradas rdenes: no deba haber sido infamado, ni descender de padres o abuelos quemados o reconciliados o del linaje de moros, deca el I Concilio Provincial Mexicano. Tampoco deba ser hijo de los que hubieren sido castigados por el Santo Oficio. Deba haber vivido limpiamente y haber estado apartado del pecado carnal; no tena que haber sido jugador de juegos ilcitos y prohibidos; tena que tener costumbre de confesarse y comulgar; deba ser de legtimo matrimonio; no tena que haber cometido delito por el que mereciera pena de sangre; no tena que padecer algn defecto natural.

Un snodo de Santiago de Cuba recapitulaba as las diligencias que deban hacer los que quisieran ser promovidos a rdenes: fe de bautismo; informacin de su buena vida y costumbres; ser hijos legtimos de padres cristianos viejos limpios de toda mala raza: judos, herejes, moros o recin convertidos a la fe catlica; suficiencia de doctrina; hbito eclesistico y haber recibido el sacramento de la confirmacin. La edad exigida era la cannica: para la primera tonsura, 7 aos cumplidos; para los tres primeros grados de rdenes menores, 12 aos, y para el ltimo 14 (aunque algunos snodos exigirn 14 para la primera tonsura). Para subdicono 21 aos cumplidos, para dicono 22 y para presbtero 24.

Otro de los requisitos exigidos para la ordenacin era que el ordenado tuviera algn beneficio o suficiente patrimonio para poder vivir honestamente. Incluso el snodo de Arequipa Per indicaba que la congrua resultante del ttulo presentado para la ordenacin, deba ser de 200 pesos anuales.

Una precaucin en los trmites previos a la ordenacin se tomaba cuando el ordenando no era de la dicesis, sino que proceda de otra; se reforzaban entonces las medidas previsoras sobre su vida y costumbres a travs de las cartas dimisorias. Sobre todo se enfatizaba esto con los que venan de Europa. El III Concilio Provincial de Lima dir que nadie que no fuese domiciliario de la dicesis, sea promovido a las rdenes, a no ser que presentara las cartas testimoniales del ordinario.

Hubo concilios y snodos que penalizarn la prctica de conferir rdenes a aquellos que slo tenan domicilio jurado en la dicesis. Tal prctica era un fraude y consista en que personas que no tenan legtimo domicilio en la dicesis juraban que se iban a quedar all, y eran por eso admitidos a las rdenes sin las dimisorias del legtimo ordinario. Para los que se salan de una Orden religiosa y queran recibir rdenes, entonces los superiores religiosos deban extender las dimisorias.

En ese entonces, por el hecho de ser clrigo, y para esto bastaba la primera tonsura, se tenan privilegios, como estar libres de cargas laicales (como impuestos) y ser juzgados slo por un tribunal eclesistico. En Europa hubo muchos clrigos tonsurados que causaron muchos problemas en los siglos XIV y XV. Para evitar esto en Amrica, por ejemplo, desde el Primer Concilio Provincial de Mxico, en 1555, se estableci que ninguno recibiera la primera tonsura sin tener 14 aos y sin que primero, tanto ellos como sus padres, juraran en forma que queran ser de la Iglesia.

Respecto a la formacin, el Concilio de Trento (1545-1563) decret la fundacin de seminarios para los aspirantes al sacerdocio. En Lima el Seminario Conciliar comenz en 1590, en Quito en 1594, en Puebla en 1644 y en Mxico en 1697. El III Concilio Provincial de Lima, 1582-1583, establece para sostener el seminario la entrega de un 3 por ciento de todas las rentas eclesisticas (diezmos, beneficios, capellanas, cofradas y hospitales), fueran estas episcopales, capitulares o parroquiales, incluyendo las doctrinas de los indgenas, aunque estuvieran en manos de religiosos. Esto fue impugnado por el Cabildo de la Catedral de Lima y por los religiosos, pero se aplic. Otros concilios provinciales, como el de Santo Domingo, recurren a la generosidad del rey para la fundacin del seminario. Ahora bien, muchos de los que no pasaban por seminarios, hacan sus estudios en universidades, y varios vivan en colegios de jesuitas, o tambin en sus casas propias. Los estudios eran importantes para acceder a buenos beneficios, pues el grado acadmico que se haba logrado se tomaba en cuenta para los concursos de parroquias o canonjas.

En cuanto al modelo del clrigo diocesano bastantes textos de snodos y concilios provinciales tienen apartados sobre la vida y honestidad de los clrigos, en donde se comprenden toda una serie de actividades prohibidas, porque se consideraban incompatibles con el estado clerical. Se recordaba que deban mantener una gravedad y seriedad en sus charlas y conversaciones; que deben llevar el traje talar clerical (mantos y ropas largas que llegaran al menos hasta el empeine del pie), evitando las sedas, los paos de colores, los collares de camisas labradas, etctera; que no deban participar en danzas, bailes o cantares deshonestos, ni ir a las corridas de toros; que no deban andar de noche despus del toque de queda de la campana; ni llevar armas. Algunas de estas prohibiciones eran absurdas, como el del traje talar en lugares de clima o terreno difcil, por eso algunos snodos son ms consecuentes y van permitiendo un traje ms corto.

Hay sin embargo una insistencia sobre algunas prohibiciones especiales, que parecen indicar que causaron, o podan causar, problemas en la accin evangelizadora.

1) El trato con mujeres. Ya desde el primer momento, siguiendo la tradicin cannica, se determin que los sacerdotes deban evitar el trato con las mujeres sospechosas, o sea las que no fueren madre o hermana o prima hermana, y estas ltimas siendo ellas de buena vida y fama. Se prohbe que a otras mujeres las tuvieran en su casa para su servicio, prohibicin que en los pueblos de indgenas era ms radical: no podan tener en su casa a mujeres indgenas, aunque estuvieran casadas, si bien posteriormente se permiti que, cuando no se encontrara otra forma, pudieran tomar a su servicio a mujeres indgenas ancianas, carentes de toda sospecha y unidas en matrimonio. Haba la prohibicin de acompaar de paseo a las mujeres, el llevarlas de la mano o a caballo. Los clrigos que venan de Espaa y traan mujeres bajo el ttulo de parientas suyas, deban mostrar testimonio fehaciente de que efectivamente lo eran. Haba penas cannicas contra clrigos concubinarios y sus hijos, por ejemplo no se poda dejar nada de los bienes eclesisticos a su concubina y a sus hijos, siendo nulo ese legado si se haca, ni podan tener a los hijos en la casa.

2) Los oficios prohibidos. El clrigo estaba destinado a la propagacin de la fe catlica; por consiguiente se legislaba de manera que no diera mal ejemplo y escndalo. De aqu que se enumeran toda una serie de actividades y oficios que se consideraban incompatibles con el estado clerical. De forma especial se prohben todas las actividades comerciales, no deban ser mercaderes, ni tener negocios de minas, ni ser prestamistas de dinero para esas actividades, ni ser ecnomos o administradores de personas no eclesisticas, ni comprar esclavos para alquilarlos a otros, no deban ejercer de abogados si no era en los casos permitidos en derecho (para defender a la Iglesia y a los pobres). El clrigo no poda ser alcalde, escribano, contratista, ni poda tener canoas en las granjeras de perlas.

3) Los juegos prohibidos. Se peda que tambin no jugaran en pblico, como dados, naipes o cosas por el estilo. Slo se permita un mero juego de pasatiempo o entretenimiento con otros clrigos o con laicos honestos y que no fueran jugadores pblicos. Obviamente no podan entrar en ninguna casa de juegos.

4) Los descubrimientos y las expediciones. Otra prohibicin que se va dando desde mediados del siglo XVI es la participacin en descubrimientos y expediciones sin expresa licencia de su obispo.

Para evitar que hubiera clrigos vagos, se exigi que cada clrigo tuviera un oficio eclesistico, de forma que incluso se determin que no se ordenase a nadie que no fuera til o necesario para alguna iglesia o lugar po. Incluso en una real cdula dada por Felipe IV en Madrid el 7 de febrero de 1636, se peda a los prelados que evitasen ordenar a tantos clrigos como ordenaban.

Normas igualmente rgidas se dieron para evitar otro fraude: que el sacerdote, abandonando el oficio que se le haba encomendado, se fuera a otro mejor, vagando de distrito en distrito como un sacerdote furtivo. Para evitar este problema, adems de determinar que no se les dejara ejercer en dicesis ajena, el II Concilio Provincial de Lima (1567) estableci que el que fuera ordenado a ttulo de indios deba residir y permanecer en dicho oficio por lo menos 6 aos continuos. Norma que se repiti en snodos posteriores.

Los concilios y snodos tambin normaban sobre la formacin permanente de los sacerdotes, por ejemplo el II Concilio Provincial Mexicano de 1565 manda: que todos los curas tengan biblias y algunas sumas de casos de conciencia en latn o en romance, as como la Suma de Navarro o el Defecerunt de San Antonino de Florencia, [...] y algn libro sacramental. Insistencia especial se hace en que los sacerdotes aprendan las lenguas indgenas, determinando incluso el II Concilio Provincial de Lima que los sacerdotes de pueblos de espaoles que tuviesen aneja la cura pastoral de indgenas, deban evangelizarlos en su misma lengua materna. Y si no supieran dicha lengua, el obispo le encargar esta tarea a otra persona a expensas del estipendio del citado sacerdote. Los curas de indios obviamente deban saber la lengua nativa de los indgenas, as como ensear la doctrina y el catecismo y predicar en la misma. Por tanto, deban ser examinados en la lengua que se hablaba en ese lugar antes de tomar posesin de su beneficio.

14. LAS RDENES RELIGIOSAS

En Hispanoamrica, lo mismo que en el resto de la cristiandad, las rdenes religiosas constituyeron, y siguen constituyendo, un mundo complejo, difcil de sintetizar por su enorme variedad y por tener cada institucin una historia propia, y un curso interno, cronolgico y geogrfico distinto de los dems.

La norma general fue que en la Amrica espaola tendieron a establecerse las mismas rdenes o Congregaciones religiosas ya existentes en Espaa. Las excepciones a esta norma fueron 3. La primera es que hubo muy pocas rdenes que no se sintieron atradas por Amrica, por ejemplo, los cistercienses, los trapenses, los premostratenses y los camaldulenses. La segunda consiste en que, dentro de las rdenes establecidas en Amrica, la de las ursulinas fue la nica que no procedi de Espaa, por haberse dirigido a un territorio colonizado por Francia (Luisiana) y que slo perteneci a Espaa de 1762 a 1801. La tercera es que hubo rdenes que nacieron en Amrica y que incluso se trasladaron desde aqu hasta Espaa. Estas rdenes fueron las de la Caridad de San Hiplito, la Betlemtica de varones y de mujeres y el Instituto de Terciarias Carmelitas Descalzas de Santa Teresa de Jess. De ellas slo la rama femenina de los Betlemitas tuvo una fundadora criolla, las otras tres fueron fundadas por peninsulares asentados en suelo americano.

Los institutos femeninos que se instalaron en Amrica guardaron gran semejanza entre s, pues la inmensa mayora eran de clausura. En cambio los institutos masculinos presentan una gran diversidad, por lo que por razones de claridad, y prescindiendo de las distinciones cannicas, se pueden dividir en: 1) rdenes misioneras, son aquellos institutos religiosos cuyos miembros se dedicaron a la evangelizacin o conversin de los indios al cristianismo, bien como parte de una actividad ms amplia, que es el caso de la mayora, bien como objetivo exclusivo, como lo fueron los capuchinos. 2) rdenes pastorales, son las que no se dedicaron a la conversin de los indgenas, sino a la atencin espiritual de la poblacin ya cristiana bajo las diversas formas del ministerio pastoral, como administracin de los sacramentos, predicacin popular y la labor educacional. 3) rdenes asistenciales, se dedicaron al cuidado de los enfermos y necesitados. 4) rdenes monsticas, son aqullas cuyos miembros, los monjes se dedicaron sobre todo a la vida contemplativa, al margen de toda actividad misionera y asistencial, y con reducida labor pastoral.

14.1 LAS RDENES MISIONERAS

Todas fueron de carcter clerical, esto es, entre sus miembros predominaron los que eran clrigos sobre los que no lo eran, y los clrigos eran los verdaderos promotores de la actividad propia de la respectiva Orden, dentro de la cual los no clrigos realizaban tareas de servicio.

Estas rdenes supieron compatibilizar la evangelizacin o conversin de los indgenas americanos al cristianismo con otras tres actividades simultneas: la atencin de esos mismos indgenas ya cristianos mediante la administracin de las doctrinas o parroquias de indios; el ejercicio del ministerio pastoral entre la poblacin hispano-criolla, igual que las rdenes pastorales; y la atencin a enfermos, aunque en menor medida que las rdenes asistenciales. Practicaron tambin la vida contemplativa, a semejanza de los monjes, pero compartindola con la vida activa. Adems se dedicaron a la enseanza en todas sus formas.

En cuanto misioneras, estas rdenes representaron la vanguardia de la Iglesia americana. Esta ltima fue avanzando entre los indgenas conforme lo hacan esas rdenes, hasta el punto de que durante la etapa misional de cada territorio, es decir, durante los primeros 10 o 15 aos siguientes a la penetracin de cada Orden en una determinada regin, la historia de la Iglesia se confunde con la historia de la Orden evangelizadora.

Estas rdenes estuvieron integradas por cifras de personal muy superiores a las de las restantes rdenes de varones. Esta es la circunstancia que les permiti (salvo los agustinos recoletos y los capuchinos), su gran difusin por casi todo el continente americano. En las misiones o territorios de vanguardia predomin el origen europeo de sus miembros, sobre todo el procedente de Espaa. En la retaguardia, u otros apostolados, desde comienzos del siglo XVII comenzaron a predominar los religiosos criollos. Esto dio lugar a que, fuera de los jesuitas, agustinos recoletos y capuchinos, los religiosos peninsulares tuvieran que compartir el gobierno de la propia Orden con los criollos, mediante el sistema de la alternativa en el desempeo de los oficios internos de la institucin.

El elevado nmero de los franciscanos, mercedarios, dominicos y agustinos, considerado ya excesivo a fines del siglo XVI, indujo a la Corona espaola a reiterar en 1593 que no se fundaran ms conventos sin licencia regia. Se intent incluso en 1615 y 1771 que ningn convento tuviera menos de 8 religiosos, tambin se lleg en 1704, 1705 y 1717 a prohibir la fundacin de nuevos conventos.

Para la realizacin de su labor, los religiosos de estas rdenes gozaron de determinados privilegios y exenciones. Los ms importantes en el caso de Amrica fueron los recogidos y ampliados en la bula Exponi nobis, de Adriano VI (denominada Bula Omnmoda por la amplitud de las concesiones), del 9 de mayo de 1522, confirmada y ampliada por otros nuevos documentos pontificios hasta 1565. La bula posibilitaba el viaje a Amrica de los religiosos que lo deseaban, regulaba las relaciones entre los sbditos y los superiores, ratificaba a los evangelizadores todos los privilegios que disfrutaran anteriormente y sobre todo, les otorgaba facultad omnmoda en ambos fueros para realizar cuanto creyeren necesario o conveniente para la conversin de los indios, para el cuidado pastoral de los indgenas que se iban convirtiendo y para la atencin espiritual de los colonos cristianos. Esta facultad omnmoda quedaba limitada por 4 circunstancias: 1) los misioneros no la podran ejercer sino a juicio de sus superiores; 2) donde hubiere obispos a menos de 42 kilmetros de distancia; 3) en los casos que dicho ejercicio requiriese consagracin episcopal; 4) y si la Santa Sede dispusiese otra cosa.

El Concilio de Trento (1545-1563), que suprimi los privilegios de los religiosos en lo referente a la cura de almas y la administracin de sacramentos, dio lugar a un autntico forcejeo entre las rdenes misioneras, por un lado, favorecidas hasta cierto punto por la Corona espaola, y por el otro la Santa Sede y los obispos.

Oficialmente la cuestin la resolvi de manera definitiva en contra de las rdenes misioneras el Papa Gregorio XV en 1623. A pesar de ello, en la prctica los religiosos siguieron usando sus privilegios en mayor o menor medida, hasta la bula Inescrutabili, de Benedicto XIV, del 26 de noviembre de 1751, por la que se secularizaban las doctrinas de los religiosos. Antes de esta fecha, desde fines del siglo XVI, hubo una casi permanente conflictividad ente obispos y religiosos por las doctrinas. Los obispos y el clero secular deseaban muchas de las parroquias de indios que, adems de campos de apostolado, constituan una fuente de ingresos econmicos. El Papa en la bula mencionada y la Corona espaola en 1753, ordenaron la secularizacin general de las doctrinas, es decir su paulatina entrega al clero secular.

Cabe anotar que todas las rdenes misioneras, excepto los mercedarios y los jesuitas, fueron mendicantes, es decir, comprometidas a vivir de las limosnas de los fieles por no poder poseer nada ni personal ni colectivamente. Los franciscanos y los capuchinos mantuvieron siempre este carcter. En cambio, los dominicos y los agustinos, facultados por el Concilio de Trento, terminaron asimilndose a los mercedarios y jesuitas en el disfrute de las propiedades (casas, sembrados, granjas, molinos, trapiches o ingenios azucareros y fbricas), que en diversos momentos llegaron a alarmar a los propios gobernantes, no obstante la licitud de su posesin (lo que se puso en tela de juicio no fue la licitud, sino la abundancia) y su necesidad para atender a las misiones y a las numerosas obras de beneficencia que practicaban.

14.1.1 Franciscanos

En Amrica, los franciscanos estuvieron organizados en descalzos (poco numerosos) y observantes. Estos ltimos, que constituyeron el grueso de la Orden, contaron con un ulterior sector, de vida ms rgida, integrado por los recoletos, pero aqu se prescindir de stos por tratarse de una estructura puramente interna y actualmente desaparecida.

Los franciscanos llegaron a Amrica en 1493. En 1513 ampliaron su presencia a Panam y entre 1516-1522 lo intentaron hacer, junto con los dominicos, en la regin septentrional venezolana de Cuman.

En 1523 llegan los 3 primeros franciscanos a Mxico, los flamencos Pedro de Gante, Juan de Tecto y Juan de Aora, y en 1524 llegan 12, encabezados por fray Martn de Valencia. Posteriormente se fueron estableciendo en el Per (1531), Chile (1533), Ecuador (1533), Ro de la Plata (1536), Guatemala (1540) y Colombia (1550), terminando por establecerse prcticamente en toda Hispanoamrica. En 1586 eran 282 conventos y 1720 franciscanos, y para el ao de 1700 eran 599 conventos y 5329 franciscanos en toda Amrica.

Las casas franciscanas estaban gobernadas por un superior local denominado guardin, en el caso de los conventos, o presidente, cuando eran vicaras o misiones.

El conjunto de casas de una regin sola comenzar constituyendo una custodia, la que con el tiempo evolucionaba hasta convertirse en una provincia autnoma bajo el mando del respectivo ministro provincial, aunque hubo custodias que no llegaron a transformarse en provincias. Tanto las custodias autnomas como las provincias celebraban peridicamente sus captulos, para proceder al nombramiento de cargos directivos y para la adopcin de medidas necesarias para la circunscripcin.

Autnomas entre s, las custodias y provincias estuvieron agrupadas en la Comisara General de Nueva Espaa (1547-1769), y en la del Per (1548-1769), cada una bajo el mando del respectivo comisario general, residente en Mxico y Lima respectivamente. Desde 1569, el superior general inmediato de todos los franciscanos de la Amrica espaola fue el comisario general de Indias residente en Madrid, quien a su vez (aunque con gran autonoma), estaba sujeto al ministro general de la Orden, residente en Roma.

Hubo un total de 17 provincias en Amrica, de las cuales en lo que ahora es Mxico eran 6 (se ponen dos fechas, la primera seala el ao de institucin de la custodia y la segunda el de su transformacin en provincia): Santo Evangelio de Mxico (1524 y 1536); San Jos de Yucatn (1539 y 1564); San Pedro y San Pablo en Michoacn (1535 y 1565); San Diego de Mxico, de franciscanos descalzos (1593 y 1599); San Francisco de Zacatecas (fue directamente provincia en 1603); y Santiago de Jalisco (1588 y 1606).

Adems hubo en Amrica un total de 12 custodias misioneras, de las cuales 7 en lo que ahora es Mxico (entre parntesis el ao en que comenzaron): San Carlos de Campeche (1549); San Salvador de Tampico (1569); Pnuco (1580); Santa Catalina de Rioverde (1621); San Antonio del Parral (1714); San Carlos de Sonora (1783); San Antonio de Nueva Vizcaya (1783). Y otras 2 en territorio que entonces perteneca a la Nueva Espaa: Concepcin de Nuevo Mxico (1616) y San Gabriel de California (1783).

Tambin se organizaron en colegios de misiones de Propaganda Fide, que fueron en total 17, de los cuales en Mxico existieron 6: Santa Cruz de Quertaro (1683); Nuestra Seora de Guadalupe de Zacatecas (1707); San Fernando de Mxico (1724); San Francisco de Pachuca, de franciscanos descalzos (1732); San Jos de la Gracia de Orizaba (1799) y Nuestra Seora de Zapopan (1813).

Hubo 3 notas importantes de la presencia de los franciscanos que ninguna otra Orden rene simultneamente: presencia permanente en el Nuevo Mundo, desde el comienzo de la evangelizacin en 1493 hasta la independencia de las naciones latinoamericanas; que esta presencia se produjo de manera estable e intensa en prcticamente todas las regiones de la Amrica espaola; el mantenimiento de un gran impulso evangelizador en todas las regiones y en todos los tiempos. Su principal campo de accin lo constituy Nueva Espaa, cuyo potencial numrico, superior al 60% del resto de la Orden en Amrica a finales del siglo XVI, oscil entre el 35 y 45% en siglos posteriores.

14.1.2 Dominicos

La Orden de Predicadores se estableci en Santo Domingo en 1510. De 1516 a 1521 intent evangelizar Cuman, junto con los franciscanos; en 1526 se estableci en Mxico, en 1529 en Guatemala y en 1530 en el Per. Desde aqu se fue extendiendo paulatinamente en Amrica del Sur.

En Nueva Espaa en 1540 tena 40 casas y 210 religiosos. En toda Amrica en 1601 eran unos 900 religiosos, y haban llegado a 2000 en el ao de 1650. Fueron drsticamente reducidos en la segunda mitad del siglo XVIII.

Hasta 1530 dependieron de un delegado del provincial de la Provincia de Espaa; desde ese ao comenzaron a organizarse en provincias autnomas. Los provinciales dependieron del maestro general de la Orden en Roma, ya que Felipe II y Felipe III no consiguieron introducir la figura del comisario general de Indias que existi en los franciscanos. En total fueron 10 provincias en Amrica, de ellas en Nueva Espaa se establecieron la de Santiago de Mxico (1532); San Vicente de Chiapa y Guatemala (1551); San Hiplito Mrtir de Oaxaca (1592) y San Miguel y Santos ngeles de Puebla (1656).

Los dominicos alimentaron un ferviente espritu misionero hasta finales del siglo XVI. A partir de esta poca decayeron en su labor misionera, aunque sin abandonarla nunca totalmente, y se dedicaron primordialmente a la actividad pastoral entre la poblacin hispano-criolla y entre la indgena evangelizada por ellos mismos en la etapa anterior. Tambin sobresale su faceta de dedicacin especial a la enseanza universitaria. Sus principales lugares de actividad fueron Oaxaca, Chiapas y Guatemala.

14.1.3 Mercedarios

Aunque los primeros mercedarios llegaron a Amrica en 1493, la Orden de Nuestra Seora de la Merced se asent definitivamente en el Nuevo Mundo en 1514, cuando fundan su convento en Santo Domingo. En 1527 fundan el convento de Len de Nicaragua y en 1536 el de Guatemala, con lo que iniciaron su expansin por el resto de Amrica Central. En Per se establecieron en 1535. Ellos no llegaron a la capital mexicana sino hasta 1594.

Su nmero en Amrica se calcula en unos 250 en 1601, 700 en 1650, y aproximadamente mil a mediados del s. XVIII.

Hasta 1564 dependen de la provincia de Castilla, y luego, entre 1564 y 1616, se establecen 8 provincias; la de la Visitacin de Mxico fue la ltima en fundarse en 1616.

Desde 1543 hasta 1575 los mercedarios mantuvieron unas difciles relaciones con la Corona espaola, hasta el punto de que estuvieron amenazados de extincin en Amrica. En 1575, mediante la reforma de la Orden, consiguieron superar esta etapa de crisis. Una segunda caracterstica propia de estos religiosos es su frecuente participacin en la conquista armada de un territorio, hasta el punto de que en la mayora de los casos los primeros mercedarios que llegaron a las diversas regiones lo hicieron en compaa de los conquistadores y fueron premiados con tierras y solares a semejanza de ellos, ya que no era una Orden mendicante.

Su principal campo de actividad lo constituyeron las actuales Repblicas de Guatemala, el Salvador, Honduras y Nicaragua, donde fundaron 29 conventos. En lo que ahora es la Repblica Mexicana fundaron 22. Tambin recolectaban donativos para enviarlos a Espaa con destino a la redencin de cautivos. En el siglo XVI tuvieron una actividad intensa en Amrica Central en la evangelizacin de infieles. Desde el siglo XVII restringieron su labor primordialmente a la poblacin ya cristiana, tanto hispano-criolla como indgena.

14.1.4 Agustinos

Se entienden por tales los que hasta 1959 fueron denominados Ermitaos de San Agustn. Comenzaron en Mxico en 1533. Posteriormente se establecen en Per, Quito, Bogot, Bolivia y Santiago de Chile. En Nueva Espaa, donde llegaron a contar con 108 fundaciones, ascendan en 1590 a 212 religiosos, y a mediados del siglo XVIII a unos 800, cifra que luego merm notablemente a raz de que en 1754 les ordenara la Corona cerrar los noviciados durante 10 aos, para evitar el exceso de personal. En Per y Bolivia sumaban en 1701 unos 1400 religiosos. En Chile llegaron a ser 152 religiosos en 1790.

Los conventos formalmente constituidos de agustinos reciban el nombre de prioratos, y cuando la residencia era de personal reducido, vicaras o vicariatos. Cuando estos conventos estaban situados en poblacin exclusivamente indgena se llamaban prioratos de indios.

Algunas casas, especialmente rgidas en su sistema de vida, reciban (como en los franciscanos) el nombre de conventos de recoleccin o de descalzos, los cuales no se distinguan de los restantes de la provincia a la que pertenecan ms que en la observancia ms estricta de la regla de San Agustn.

Todos los conventos estaban gobernados por el respectivo prior. Las provincias, al frente de las cuales se encontraba el prior provincial, celebraban captulo cada 3 o 4 aos, para eleccin de cargos, y dependan directamente del prior general residente en Roma. Hubo 6 provincias de agustinos, fundadas entre 1543 y 1611. La primera que se fund fue la de Santsimo Nombre de Jess de Mxico (1543). Otra en la Nueva Espaa fue la de San Nicols de Tolentino en Michoacn (1602).

Su distribucin geogrfica fue limitada. En Nueva Espaa al principio se dedicaron plenamente a la evangelizacin de los indios en los alrededores de la capital novohispana, con una prolongacin hacia Michoacn y Jalisco. En el resto de Hispanoamrica, por haber llegado en fechas ms tardas, su labor misional no fue tan intensa. Al igual que los dominicos, prestaron una importancia especial a la enseanza universitaria. Caracterstico de esta Orden fue la grandiosidad de sus conventos, sobre todo en Nueva Espaa (Yuriria, Cuitzeo, Acolman, Actopan, Meztitln y Epazoyucan).

14.1.5 Jesuitas

El Consejo de Indias accedi en 1565 a la incorporacin de la Compaa de Jess a la evangelizacin americana. En virtud de ello, los jesuitas iniciaron esa evangelizacin en Florida en 1566, donde permanecieron hasta 1572, fecha en que abandonaron voluntariamente el territorio ante las dificultades que presentaba.

En 1567 la propia Compaa de Jess flet un barco en el que viajaron los primeros jesuitas al Per. En 1572 la Orden fundada por San Ignacio de Loyola se estableci en Mxico y a partir de 1586 en toda Amrica del Sur. Para 1601 ya eran 500 religiosos; en 1653 llegaban a 1263; en 1701 a 2050; y en el momento de su expulsin en 1767 eran ya 2617, de los cuales 680 en la Provincia de Mxico.

Las residencias jesuitas se organizaban en provincias o viceprovincias, gobernada en el primer caso por un prepsito provincial dependiente directamente del prepsito general residente en Roma, y en el segundo por un vice-provincial dependiente de la provincia matriz. Las provincias celebraban peridicamente sus congregaciones provinciales, cuyas conclusiones se ponan en conocimiento del prepsito general por medio del envo a Roma del respectivo procurador. A la vista de ellas, el prepsito general adoptaba las medidas que consideraba ms apropiadas y designaba personalmente a los superiores.

En total se erigieron 5 provincias: Per (1568); Mxico (1572); Paraguay (1606); Quito (1696); Nuevo Reino de Granada (1696); y 2 viceprovincias: Quito (1606) y Chile (1624).

Su tarda incorporacin a Amrica se debi a que en un primero momento prefiri dirigirse al Oriente Asitico, a que inicialmente mantuvo relaciones fras con la Corona espaola y a que al principio la evangelizacin de Amrica estuvo reservada a las rdenes mendicantes.

Su proceso de expansin a lo largo del siglo XVI fue restringido a lugares de poblacin hispano-criolla, pero a partir de fines de ese siglo comenz a ampliarse tambin a regiones de poblacin exclusivamente indgena. Su expansin fue muy rpida.

Caracteriza a la Compaa de Jess su acentuado centralismo, reflejado en su reducido nmero de provincias y en su directa dependencia del prepsito general, residente en Roma, lo que contrasta con la descentralizacin de las dems rdenes.

Entre la poblacin hispano-criolla, los jesuitas le prestaron una atencin especial a la educacin, tanto a la secundaria como a la superior.

Desde el punto de vista misional, son caractersticas de la Compaa de Jess la facultad de contar con misioneros extranjeros, y que en los territorios misionales que ellos posean no haba ms clero. Esto le permiti organizarlos y atenderlos con una autonoma no lograda por las restantes rdenes misioneras, las cuales tuvieron que desprenderse con mucha mayor frecuencia de sus doctrinas o parroquias de indios ya evangelizados, en beneficio del clero secular.

14.1.6 Agustinos recoletos

Lo mismo que entre los franciscanos, tambin entre los agustinos se dio un sector de religiosos, denominados recoletos, que practicaron una vida de mayor recogimiento y austeridad. Este sector en unos casos no lleg a separarse del resto de la provincia a la que perteneca, mientras que en otros lleg a constituir provincias propias, iguales a las restantes de la Orden.

Este ltimo es el caso de los agustinos recoletos, quienes hasta 1912 constituyeron provincias propias dentro de la misma Orden agustina, al igual que los agustinos ermitaos, pero desde esa fecha se erigieron en Orden distinta, razn por la cual se les da un tratamiento aparte.

En la Amrica espaola, los agustinos recoletos nacieron en 1604 al ingresar en la Orden agustiniana los ermitaos que en ese momento vivan en el paraje denominado Desierto de la Candelaria (Colombia). Tras un atormentado proceso, estos recoletos consiguieron separarse de la provincia matriz y constituirse en provincia propia en 1648. Esta provincia no lleg a contar nunca con un nmero de conventos superior a la decena y su cifra total de religiosos oscil alrededor de 100.

Su expansin se restringi a la actual Colombia, donde, adems de practicar una vida ms rigurosa que la de los agustinos ermitaos, se dedicaron tambin al apostolado entre los fieles y a evangelizar algunos territorios indgenas.

14.1.7 Capuchinos

Los capuchinos iniciaron su presencia en Hispanoamrica, establecindose primero en Panam en 1647, y luego en Venezuela en 1657, lugar donde realizaron su principal apostolado. Luego se establecieron en la Isla Trinidad (1682-1714), en Colombia (1696) y en Luisiana (1772). A diferencia de todas las dems rdenes misioneras, los capuchinos apenas tuvieron conventos. Slo se pueden considerar tales los 7 hospicios fundados en Venezuela y 3 residencias ms. Los lugares normales de vida de los capuchinos en Amrica fueron las residencias misionales, habitadas por uno o dos religiosos y cuyo superior se denominaba presidente. El conjunto de residencias misionales ubicadas en un determinado distrito formaban no una provincia, sino una misin, gobernada por el prefecto, quien a su vez dependa de la provincia espaola.

El superior general de todas las misiones era el comisario general de Indias, quien a su vez dependa (pero con gran autonoma), del ministro general de la Orden residente en Roma. Las misiones o circunscripciones territoriales de los capuchinos en Amrica fueron 8 y no se establecieron en Nueva Espaa.

Ellos no llegaron a Amrica procedentes directamente de Espaa, sino de frica, y adems sin la preceptiva licencia del Consejo de Indias. Fue exclusiva la dependencia especial que en un principio mantuvieron con la Congregacin de Propaganda Fide, la cual no dej de crearles problemas con la Corona espaola.

Caracterstico de ellos fue que cada misin dependa de una provincia espaola, que era la que les surta de personal, lo que a su vez dio lugar a que los misioneros capuchinos fueran exclusivamente peninsulares. En total llegaron a tener hasta 800 religiosos. Su labor se desarroll de manera casi exclusiva entre los indios, la mayor parte del tiempo como misioneros, y en determinados momentos llevando parroquias de indios evangelizados por ellos mismos. Slo en Luisiana llegaron a tener tambin labor pastoral entre hispano-criollos. Sus misiones venezolanas fueron clebres por los hatos de ganado vacuno y caballar, como medio de subsistencia propia y de los indgenas, los cuales fueron el origen de la prosperidad econmica de Cuman, Llanos de Caracas y Guayana.

14.2 LAS RDENES NO MISIONERAS

14.2.1 rdenes pastorales

1) Carmelitas descalzos. La Orden del Carmen Descalzo, fundada por Santa Teresa y San Juan de la Cruz lleg a Mxico, a iniciativa de Felipe II, en 1585. En 1590 erigieron provincia propia bajo la denominacin de San Alberto de Mxico, la cual pas a depender del superior general de la Descalcez. El virreinato de Nueva Espaa fue el nico territorio americano en el que llegaron a establecerse los carmelitas descalzos, quienes en 1597 sumaban 81 religiosos; en 1601, 150; en 1664, 228; en 1775, 609; posteriormente disminuyeron, pues en 1822 ya eran 243. Su actividad se restringi a la poblacin blanca y a los indgenas residentes en las ciudades hispano-criollas.

A pesar de que su trasplante a Nueva Espaa se hizo con objetivos evangelizadores, en realidad nunca llegaron a dedicarse a la conversin de indios infieles, de la misma manera que tampoco administraron ms parroquias de indios que la de San Sebastin, de la capital novohispana, desde 1586 hasta 1611.

Una ulterior caracterstica suya es la existencia entre ellos de los denominados desiertos, o lugares en que los religiosos vivan en chozas aisladas al estilo de los ermitaos. Estos desiertos fueron el de los Leones, fundado en 1606, y el de Tenancingo, fundado en 1796.

2) Mnimos de San Francisco de Paula. De esta Orden, a la que perteneci fray Bernardo Boil o Buil, quien en 1493-94 ejerci en la Espaola la funcin de delegado pontificio, se sabe que cont en Amrica con un convento en Lima (1646), habitado en 1764 por 24 religiosos, ms otro en Ayacucho y un tercero en Puebla.

3) Oratorianos o filipenses. Surgen en Mxico, del clero diocesano, primero como una Venerable Unin de Sacerdotes en 1659, y que en 1701 ser agregada a la Congregacin del Oratorio de San Felipe Neri de Roma. En Guatemala ya haban comenzado en 1644. Tambin estuvieron en Panam, Colombia y Lima, ciudad en la que en 1683 se hicieron cargo del hospital del Espiritu Santo. Su principal fundacin fue la de San Miguel el Grande (Mxico), en 1712, donde en 1753 inauguraron el Colegio de San Francisco de Sales, cuyos estudios estaban reconocidos por la Universidad de Mxico.

Hubo presencia tambin de Padres del Salvador, en Santiago de Chile, a fines del siglo XVIII; de miembros de la Congregacin de la Misin en las Antillas, donde se establecieron en 1625, y que fundaron una casa en Mxico a fines del siglo XVIII; de Siervos de Mara, quienes desde 1791 tuvieron un convento en Mxico. La presencia numrica de estos ltimos institutos fue exigua.

14.2.2 rdenes asistenciales

De entre los 5 institutos religiosos dedicados al cuidado o asistencia de los enfermos, cuatro desarrollaron su labor en hospitales (Hermanos de la Caridad de San Hiplito, Hermanos de San Juan de Dios, Betlemitas y Cannigos Regulares de San Antonio Abad), mientras que el quinto, los camilos, lo hizo en las casas de los enfermos. Todos gozaron en Amrica de difusin, excepto los de San Antonio Abad. Los camilos fueron de carcter clerical, mientras que los restantes fueron institutos predominantemente laicales. Fuera de los betlemitas, ninguno cont con su correspondiente rama femenina. Los betlemitas compatibilizaron el cuidado de los enfermos con la enseanza elemental impartida en las escuelas fundadas al lado de los hospitales y, junto con los hermanos de la caridad de San Hiplito, fueron dos de las cuatro rdenes religiosas nacidas en Amrica.

1) Hermanos de la Caridad de San Hiplito. Fundados en Mxico por el espaol Bernardino lvarez en 1567, primero como instituto religioso de votos simples, convertido en Orden propiamente dicha por el Papa Clemente VIII (1592-1605). Fuera de un hospital en La Habana, fundado en 1567, y del Hospital Real de Guatemala, del que se hizo cargo en el siglo XVII, la Orden restringi su presencia al virreinato de Nueva Espaa, en el que lleg a atender 13 hospitales.

2) Hermanos de San Juan de Dios o juaninos. Tras una breve oposicin por parte de la Corona espaola, lograron establecerse en Amrica en 1602. En esta fecha se hicieron cargo del Hospital de San Felipe y Santiago de La Habana, al que posteriormente aadieron otros dos en la misma isla de Cuba. En Mxico, tras su llegada a Guadalajara en 1608, lograron administrar 24 hospitales a lo largo de los siglos XVII y XVIII. En Amrica Central administraron, a partir de 1624, dos en Guatemala, otros dos en Nicaragua, uno en El Salvador y uno en Honduras. En Panam, adonde llegaron en 1621, poseyeron dos, y en Colombia, a donde llegaron en 1610, administraron 18 hospitales. En Per, comenzaron en 1608, y llegaron a hacerse cargo de 7 hospitales; en Bolivia de 7 (comenzaron en 1613); en Chile de 10, (iniciaron en 1616) y en Argentina de 5 (llegaron en 1618). Cada hospital tena junto a l una residencia para los religiosos que lo atendan.

3) Betlemitas, fundados en la ciudad de Guatemala por el canario San Pedro Jos de Betancourt (1626-1666), canonizado por Juan Pablo II el ao 2002. Comenzaron en 1663 siendo una simple confraternidad de espritu franciscano, hasta que en 1667 se transformaron en instituto religioso y en 1710 en una Orden de votos solemnes exenta del obispo local. En 1717 aadieron a su cometido hasta entonces exclusivamente hospitalario el de la educacin de la infancia y en 1728 fueron autorizados a poseer dos religiosos sacerdotes, como mximo, en cada hospital. La Orden, restaurada recientemente, fue suprimida en 1820. Estuvieron organizados en 2 provincias, la de Nueva Espaa y la del Per. El nmero total de hospitales que llegaron a atender fue de 29: 2 en La Habana, 8 en Nueva Espaa, 2 en Guatemala, 3 en Ecuador, 11 en Per, uno en Bolivia y 2 en Argentina.

4) Camilos, denominados tambin Padres de la Buena Muerte y Crucferos. Se establecieron en Mxico en 1735, casa a la que en 1740 aadieron una segunda. El nmero de conventos fue aumentando paulatinamente, pues los religiosos novohispanos llegaron a fundar una provincia propia en la segunda mitad del siglo XVIII. Tambin estuvieron en Popayn (Colombia), Lima, Arequipa y Ayacucho. Sus conventos no eran hospitalarios, sino centros de la Orden desde los que sus religiosos atendan a los enfermos en sus respectivas casas o en los hospitales de la ciudad.

5) Cannigos regulares de San Antonio Abad, administraban un hospital en Mxico en 1787, fecha en que el Papa Po VI suprimi la Orden en Espaa y Amrica.

14.2.3 rdenes monsticas masculinas

A pesar de que entre 1493 y 1824 se realizaron al menos 10 intentos para la fundacin de monjes en Amrica, en realidad no lleg a haber en ella ms que dos pequeos centros benedictinos, uno en Lima en 1601 y otro en Mxico en 1602, ambos dependientes del monasterio espaol de Montserrat e imposibilitados por prohibicin oficial para recibir novicios.

Esta ausencia se debe en primer lugar a la poltica antimonstica de la Corona de Castilla. Felipe II y Felipe III prohibieron la fundacin de monasterios en Amrica, slo el segundo toler a los dos arriba mencionados, por no ser partidarios del establecimiento en el Nuevo Mundo de ms rdenes religiosas que las misioneras. Otra causa es la carencia de tradicin misionera entre las rdenes monsticas espaolas, aunque el valor de ese argumento se extingue una vez superados los primeros tiempos de la evangelizacin del Nuevo Mundo. Pero la razn fundamental fue la persuasin de las propias rdenes monsticas espaolas de que su sistema de vida no era apto para un mundo como el americano, en el que la evangelizacin de los indgenas era difcil de compatibilizar con la vida de oracin y en el que la distribucin de los recursos difcilmente les hubiera permitido mantener su propio y tradicional sistema econmico de vida, basado en las grandes posesiones rurales. De hecho los esfuerzos de las propias rdenes monsticas por establecerse en Amrica fueron prcticamente nulas.

En 1493 viaj a La Espaola el ermitao de San Jernimo Ramn Pan, quien, adems de dedicarse a la evangelizacin de los indgenas, elabor en 1496 su Relacin acerca de las antigedades de los indios, primer tratado de antropologa cultural redactado en el Nuevo Mundo. El cardenal Cisneros, entonces regente del reino, se vali en 1516 de 3 religiosos jernimos para intentar llevar a cabo su proyecto de reforma de la situacin antillana. En 1535 viajaron 4 monjes jernimos al Ro de la Plata, en 1539 lo hicieron 6 a Nicaragua, y en 1558 se dirigieron dos cartujos al Paraguay.

En otro orden de cosas, fue frecuente el caso de monjes que viajaron por Hispanoamrica para la colectacin de fondos con destino a monasterios espaoles, objetivo para el que los jernimos del Escorial establecieron procuras en Mxico, Cuzco o Madrid.

Teniendo en cuenta la casi inexistencia de monasterios americanos, no deja de sorprender que entre los obispos de Indias figuren 15 monjes benedictinos, 10 jernimos, 5 basilios, 5 cistercienses y un cartujo. Por ejemplo el arzobispo de Mxico fray Jos de Lanciego y Eguilaz (1714-1728) era benedictino; y Antequera Oaxaca tuvo dos benedictinos: Francisco Diego Daz de Quintanilla (1653-1656) y Manuel de Quirs (1698-1699) , y uno cisterciense: ngel de Maldonado (1700-1728).

14.3 LAS RDENES Y CONGREGACIONES FEMENINAS

El trasplante de rdenes religiosas de mujeres a Amrica fue propugnado por el franciscano fray Juan de Zumrraga desde 1530. La Corona espaola se opuso inicialmente a la propuesta, pero al fin termin accediendo a ella, en virtud de lo cual en 1540 pudo establecerse en Mxico la primera institucin de esta ndole, que fue la de las concepcionistas.

En Amrica llegaron las siguientes rdenes y Congregaciones femeninas, con el nmero de conventos entre parntesis: agustinas (12), betlemitas (1), capuchinas (11), carmelitas descalzas (21), cistercienses (2), clarisas (34), Compaa de Mara (6), concepcionistas (21), dominicas (13), jernimas (6), Santa Brgida (1), terciarias carmelitas (1) y ursulinas (1). En total 130 conventos.

La distribucin geogrfica de estos 130 conventos es la siguiente: Antillas (5), Luisiana (1), Nueva Espaa (61), Guatemala (7), Panam (1), Venezuela (2), Colombia (10), Ecuador (6), Per (16), Bolivia (6), Chile (6), Paraguay (1), Argentina (8).

Hubo una irregular distribucin, la que resalta ms si se tiene en cuenta que en la ciudad de Mxico existan 22 conventos: 7 de concepcionistas, 4 de clarisas, 3 de agustinas, 2 de capuchinas, de carmelitas descalzas y de jernimas.

Las primeras religiosas fundadoras de la propia Orden en Amrica procedieron siempre de Espaa, exceptuados los casos de las betlemitas y de las terciarias carmelitas descalzas, institutos que nacieron en Guatemala en 1688 y en Crdoba (Argentina) en 1784 respectivamente, as como el de las ursulinas que eran religiosas francesas y canadienses.

Durante el siglo XVI, en la fundacin de los monasterios femeninos, predomin la finalidad de dar acogida a las hijas y nietas de conquistadores que permanecan clibes. Este objetivo fue difuminndose con el paso del tiempo, de manera que entre las religiosas terminaron predominando las criollas.

Como excepcin a esta norma estn los 3 nicos monasterios destinados a indias nobles, los tres ubicados en Nueva Espaa y pertenecientes a la Orden de Santa Clara: el de Corpus Christi de Mxico, fundado en 1724 por religiosas criollas procedentes del monasterio de San Juan de la Penitencia de esa misma ciudad; el de Nuestra Seora de Cosamaloapan, fundado en Valladolid (Morelia) en 1737, y el de Nuestra Seora de los ngeles de Antequera Oaxaca, fundada en 1782.

El nmero de religiosas moradoras en cada monasterio fue muy variable, pues sola oscilar entre 25 y 200, y en algn caso lleg a 300.

Algo esencial de todo monasterio femenino fue la vida de oracin, la clausura, las labores manuales y los objetivos propios de cada Orden, como la beneficencia entre las betlemitas y las ursulinas, as como la enseanza en estas ltimas, las religiosas de la Compaa de Mara y las terciarias carmelitas descalzas de Santa Teresa.

Fue corriente que en los monasterios vivieran un mayor o menor nmero de criadas para el servicio de las religiosas y de las nias que se educaban en ellos. En un caso, del Convento de la Encarnacin de Lima, de agustinas, el nmero entre religiosas, educandas y criadas llegaba a 800 mujeres.

El sostenimiento econmico de los monasterios se bas en todos los casos en los fondos legados por los fundadores y en las labores realizadas por las religiosas (ornamentos, dulces, bebidas). A este doble fondo de ingresos se aadan las dotes aportadas por las aspirantes a la vida religiosa, cuya cantidad era variable, y en muchos las posesiones legadas a los monasterios o adquiridas por las propias religiosas: inmuebles urbanos, talleres, vias, trapiches (ingenios), propiedades que las religiosas solan explotar por alquiler, ayudndose para esto de un mayordomo.

Aunque pertenecieran a una Orden religiosa, cada convento era autnomo, sin ms relaciones con otro que las derivadas de la observancia de una misma regla, o que un convento fuera fundado por religiosas de otro que ya exista con anterioridad.

Lo ms corriente era que cada monasterio femenino dependa del obispo local, quien no sola intervenir en ellos ms que en los casos de relajacin de la vida monstica o de conflictos entre las religiosas.

A pesar de la vida de clausura que rigi en la inmensa mayora de los monasterios, las religiosas ejercieron una gran influencia en la sociedad local debido a sus lazos de parentesco con las familias mejor situadas, a la enseanza que impartan a las nias o futuras matronas, a las frecuentes visitas que reciban y a sus relaciones con las autoridades.

14.4 LA VIDA RELIGIOSA NO INSTITUCIONALIZADA

Adems de los religiosos y religiosas propiamente dichos, en Hispanoamrica, lo mismo que en el resto de la cristiandad, se dieron 3 formas de vida religiosa no institucionalizada: los beaterios, los recogimientos y el eremitismo.

Los beaterios eran grupos aislados y ms o menos numerosos de doncellas o matronas que vivan comunitariamente en un lugar adaptado a este fin o en una casa particular, normalmente en la de la fundadora, bajo el sistema de clausura, y en conformidad generalmente con la regla de San Agustn. A veces las beatas se dedicaron a la formacin de las jvenes o a la beneficencia, y en ciertos casos terminaron convirtindose en rdenes, como la Compaa Betlemtica de Mujeres, y las Terciarias Carmelitas Descalzas de Santa Teresa. El primer beaterio del que se tiene noticia en Amrica es el fundado en Texcoco (Mxico) por doncellas indgenas con anterioridad a 1529; luego se fundaron muchos ms. Unos estuvieron integrados por indias exclusivamente, otros por indias y criollas (fueron pocos), y otros ms por hispano-criollas, que fueron los ms abundantes.

Los recogimientos fueron centros femeninos de vida comunitaria que revistieron 3 formas, segn a qu se destinaran: para mujeres honestas, para mujeres arrepentidas o para jvenes con fines de educacin. En los primeros se recogan mujeres que por su orfandad, viudez, prolongada ausencia del marido, o por los trmites de separacin matrimonial, optaban por este sistema de vida para dedicarse a la piedad. Los segundos eran una especie de reformatorio. Los de educandas equivalan a colegios, que muchas veces estuvieron regenteados por beatas.

La vida eremtica o en lugares desrticos fue una forma de servir a Dios casi exclusiva de varones y revisti dos modalidades: la estrictamente individual y la comunitaria, en el sentido de que los ermitaos de un determinado lugar se relacionaban de una manera u otra entre s. La primera modalidad fue practicada, por ejemplo, por el clebre Gregorio Lpez (1542-1596) en Nueva Espaa. A la segunda pertenecen los beatos de Chocamn, movimiento eremtico fundado en Cholula Mxico por el indio Baltasar, as como los ermitaos del Desierto de la Candelaria (Colombia), quienes en 1604 adoptaron la regla de San Agustn y dieron origen a los agustinos recoletos colombianos.

15. EL CLERO INDGENA

El trmino de clero indgena significa la participacin del sacramento del orden por los amerindios, o por mestizos, uno de cuyos padres era europeo y el otro indio. La ordenacin de los europeos o hijos de europeos no fue ningn problema eclesistico, sino, a lo sumo, un obstculo para la promocin clerical indgena por su suficiencia numrica.

15.1 PRIMERAS EXPERIENCIAS EN LAS ANTILLAS

Hay razones para pensar que se pens desde el primer establecimiento de la Iglesia americana en la formacin sacerdotal de los aborgenes. En las Antillas eso no pudo ser antes de 1510, pues fray Bartolom de las Casas, recordando su primera misa celebrada en ese ao, sealaba que fue la primera que se cant nueva en todas las islas.

En 1513 funcionaban en Concepcin de la Vega y en Santo Domingo, dos poblaciones de La Espaola, internados de hijos de caciques, y en el ltimo de los cuales se enseaba gramtica latina. Eran de un nmero muy reducido de alumnos, pero fueron un precedente de los futuros colegios de caciques que tendran un influjo considerable en la seleccin de vocaciones sacerdotales indgenas.

No hay constancia de que ningn nativo en La Espaola haya llegado a ordenarse en los tiempos de la primera evangelizacin, pero s consta que en 1513 resida en la casa provincial de los franciscanos de La Espaola un fraile indio de Tierra Firme, que fue enviado a su lugar natal, en las actuales tierras venezolanas. Por otra parte, la rpida extincin de los aborgenes no facilit el surgimiento de clrigos indios.

Otra posibilidad se dio en los albores de la evangelizacin americana, cuando hubo la llegada de un nmero considerable de nios indios, preferentemente hijos de principales, a Espaa, para ser educados en monasterios y conventos, para que a su regreso se aprovecharan en beneficio de los naturales. El primero que consta que vino a Europa con esa finalidad es el hijo de un cacique de La Espaola que lleg a Sevilla a principios de 1505. En 1526 se despach una provisin real a fin de que en cada uno de los territorios americanos se seleccionase cierto nmero de nios indios para ser enviados a Espaa. A Cuba se asignaron 12 nios, 20 a Mxico, y as sucesivamente. Aunque los 20 infantes mexicanos no fueron enviados, por la creacin de un colegio en Tlatelolco, unos 50 nios llegaron a Sevilla como consecuencia de la mencionada provisin.

No parece que se intent formar a estos nios para el sacerdocio, pero s tuvieron dicha intencin los dominicos unos aos antes, con motivo de la fundacin en Sevilla de una casa para formar misioneros para Amrica. El provincial de La Espaola, fray Pedro de Crdoba, y el dursimo denunciante de los abusos de los espaoles contra los indios, fray Antonio de Montesinos, concibieron hacia 1520 la idea de que en dicha casa se formasen, en turnos sucesivos, 15 indios aspirantes al ingreso en la Orden, con cuya convivencia, adems, los aspirantes espaoles aprenderan lenguas. El rey dio el consentimiento al proyecto y el arzobispo fray Diego de Deza se comprometi a sufragar los gastos de estancia de los 15 amerindios. El programa se realiz, por tanto hubo en los primeros tiempos de la evangelizacin americana cierta propensin a admitir a los indios al hbito religioso. Hay un breve del Papa Paulo III (1534-1549) que seala que Juan y Jorge, profesos indios de las Antillas que fueron a visitar los Santos Lugares, al regreso fueron apresados y conducidos a Constantinopla, y a pesar de que se les hizo violencia para que renegasen, ellos se mantuvieron fieles en la fe. Ese breve conceda beneficios espirituales a aqul que concurriera con una limosna para rescatar a un religioso indio cautivo en poder de los turcos.

Sin embargo, algo extrao debi ocurrir con otros indios admitidos al hbito cuando al crearse en 1532 la provincia dominica de Mxico, desmembrada de la de Santa Cruz de La Espaola, se determin en captulo no admitir a los estudios de la Orden, ni a la profesin religiosa, a los indios y a los mestizos.

15.2 PRIMERAS EXPERIENCIAS EN EL CONTINENTE

En 1531 el panorama pastoral en la Nueva Espaa era que haba unos 5 o 6 millones de indgenas y unos 100 sacerdotes. En esa situacin algunos pensaron en la conveniencia de abrir las puertas a indgenas para la evangelizacin.

En 1527 los franciscanos admitieron al noviciado a 2 o 3 indios, pero antes de terminar el ao se percataron de que ellos no eran para el estado religioso. Luego hubo 3 intrpretes que fray Martn de Valencia tuvo para predicar, vinieron a ser frailes y salieron muy buenos religiosos. Pero despus seguiran a los dominicos en las restricciones hacia los indgenas, puesto que tambin en las constituciones de la Provincia del Santo Evangelio de Mxico se vet la admisin de indios o mestizos a la Orden. Lo mismo hicieron luego los agustinos y los jesuitas. De todas maneras las rdenes religiosas aprobaron la institucin de los donados, que consista en la admisin de sujetos voluntarios en la vida comunitaria del convento, con un hbito similar o idntico, pero sin el rigor de compromisos de los profesos y generalmente con la obligacin de realizar labores comunes.

Algo muy importante en Mxico fue el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, inaugurado el 6 de enero de 1536, cuando todava el nmero de sacerdotes y misioneros era insuficiente para la evangelizacin de la poblacin nativa. Surgi por evolucin del Colegio de San Jos, que haban implantado los franciscanos en su convento de Mxico, y en donde, con el favor del presidente de la Segunda Audiencia, el obispo Sebastin Ramrez de Fuenleal, se inici la enseanza del latn, utilizando el soporte de la lengua nhuatl.

Siguiendo a fray Juan de Torquemada en la Monarqua indiana, en 1537 el virrey Antonio de Mendoza edific el colegio, agregndolo al Convento de Santiago. Acabada la fbrica se determin que se remitiesen de cada cabecera o pueblo principal 2 o 3 nios, nobles, los que a juicio de los religiosos fuesen ms hbiles, y se juntaron poco menos de 100 alumnos. Se enseaba latn, con el mnimo apoyo en la lengua mexicana, y se prosigui con la implantacin de los estudios de filosofa y teologa. Se asign a los alumnos un uniforme, especie de sotana llamada hopa; se les impuso la beca de color azul, con la que proclamaban el fervor concepcionista. El rgimen de vida, de estricto internado, se hallaba inspirado en las casas de formacin de las rdenes mendicantes, con ejercicios de piedad y horas de estudio y clases. Tanto el rgimen de vida como el programa de estudios inducen a pensar que en dicho centro se pretenda que los alumnos, hijos de caciques, recibieran una formacin que los capacitara para recibir el sacerdocio.

En 1540 fray Juan de Zumrraga comunica al emperador su decepcin e incertidumbre sobre el futuro del colegio, por el hecho de que los estudiantes se mostraban ms inclinados al matrimonio que a la continencia. Hubo tambin personas que miraron este colegio con recelo y advertan por palabra y por escrito lo peligroso que podra resultar poner en conocimiento de unos nefitos sin reciedumbre y antigedad cristiana los misterios de la fe.

En Santa Cruz de Tlatelolco vivi fray Bernardino de Sahagn por 40 aos, y se sirvi de sus alumnos para redactar su libro Historia General de las cosas de Nueva Espaa. En 1543 el emperador Carlos V hizo merced al colegio de que por 3 aos se le diesen mil pesos de minas. Cumplido el trienio, el virrey Antonio de Mendoza orden que anualmente se le diesen 800 pesos, cosa que ces en 1558. Tambin dicho virrey en 1552 le don 2 sitios de estancia de ganado mayor, junto al ro de Apaseo [actual Estado de Guanajuato], con 2 mil ovejas, mil vacas y 100 yeguas, para que con esa renta se mantuvieran los colegiales, con la condicin de que si algn da faltase el colegio, los sitios y ganado pasasen al Hospital de los Indios de Mxico. En 1556 estos sitios y ganados fueron vendidos por el mismo Colegio de Santa Cruz, en virtud de licencia que dio la Audiencia. El colegio tuvo otras rentas solicitadas por los franciscanos.

En orden al nmero de los colegiales indios, al principio de la fundacin eran poco menos de 100. Por 1572 haba 65, y de ellos mismos uno era rector, otro lector de latinidad y 2 repetidores, a quienes se les daba un salario anual por la enseanza. A ms de los colegiales, eran instruidos otros estudiantes indios que acudan no slo a aprender la doctrina cristiana, leer y escribir, sino tambin a or las artes y ciencias que se enseaban por los religiosos. Para este momento, era admirable que se mantuvieran tantos colegiales con tan cortos fondos que tena el colegio, que no eran bastantes para sostener a 20; esto debido a las abundantes limosnas que al principio daban los indios, las cuales cesaron por la pobreza a la que despus vinieron. Luego que fueron minorando los socorros y quedando el colegio a expensas de sus solos capitales, se fue reduciendo el nmero de sus alumnos.

Sobre la decadencia del Colegio, Torquemada dice que al entierro de fray Bernardino de Sahagn, en 1590, asistieron los colegiales, tambin al entierro de fray Pedro de Oroz en 1597. Luego todava asistieron algunos a las exequias de Antonio Valeriano, famoso alumno de los inicios del colegio y despus lector de latinidad, el cual muri en 1605. De all fueron decreciendo los alumnos hasta que en 1611 o 1612 ya no qued ninguno. Las causas de la ruina econmica fueron que los fondos en que estribaba la manutencin del colegio eran dbiles, y habiendo faltado los socorros que el rey daba, y no subsistiendo los sitios y ganados que don el virrey, ms la destruccin de las casas o fincas de los indios con las inundaciones en Mxico, vino a ser forzosa la decadencia econmica. Adems el gobierno econmico del colegio lo llevaba el mayordomo, y stos, luego del ao 1600, ya no daban cuentas, y aun uno de ellos, nombrado Esteban Casasano, se dio a la fuga en 1610, en la toma de cuentas mandada por el virrey Luis de Velasco hijo.

Tanto en el desarrollo del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco como de la empresa de la formacin del clero nativo en general se advierte la falta de unos propsitos firmes y tenaces para conseguir los objetivos propuestos. La decepcin sufrida en los propsitos iniciales del Colegio de Tlatelolco retras, sin duda, el ascenso de los naturales de Amrica a las filas del clero.

15.3 LA LEGISLACIN DE LOS CONCILIOS PROVINCIALES

La atpica Junta Eclesistica reunida en Mxico en 1539, seal la posibilidad de conferir el orden sagrado a los indgenas: pues se les fa el bautismo, que no es menos que el sacerdocio. Esta frase se estamp en un momento en el que existan unas expectativas reales con el Colegio de Tlatelolco, pero al cabo de pocos aos se adoptar un giro diferente.

En 1555, cuando se desarrolla el Primer Concilio Provincial Mexicano, ya hay un cambio de situacin respecto al nmero de sacerdotes, de cuya insuficiencia no existen quejas. En este momento se excluyen para recibir el sacerdocio los que tuvieran infamia, los descendientes de padres o abuelos quemados o reconciliados o de linaje de moros, as como a los mestizos, indios o mulatos.

En el Segundo Concilio de Lima (1567) se dice que los nuevos conversos a la fe no deban ser iniciados en ninguna orden sagrada, aunque permite que se vistan con la sobrepelliz para ayudar en misa o las procesiones, pero no con los ornamentos para cantar la epstola (referencia al subdiaconado). Esto tiene tambin una justificacin: la ausencia de una formacin acadmica adecuada de los naturales, que no empieza a conformarse hasta la fundacin franciscana del Colegio de San Andrs en Quito, hacia 1560.

Los que comienzan a abrir la puerta para las rdenes de los indgenas son los Concilios III de Lima y Mxico. El de Lima (1582) da la posibilidad de la ordenacin de los nativos al admitir hacerlo a ttulo de indios siempre que se tenga el conocimiento de su lengua. Por documentos que existen en el Archivo de Indias de Sevilla, se sabe que los arzobispos de Lima quisieron derogar las clusulas prohibitivas de 1567, atendiendo una reclamacin de los mestizos del Per. Los obispos que participaron en el III Concilio de Lima promovieron la fundacin de colegios de indios caciques. En una carta que le escriben a Felipe II, expresan su esperanza de que por este medio los indios lleguen a ser buenos cristianos, se harn aptos y suficientes para estudiar y aun ministros de la Palabra de Dios en su nacin. Sin embargo, no hay que confundir estos colegios con los seminarios de formacin clerical ordenados por el Concilio de Trento. En ellos no se pretende la formacin de los hijos caciques para el sacerdocio, sino una educacin especial en la fe cristiana.

En el III de Mxico, de 1585, se indica que no deben ser admitidos al sacerdocio, sino con mucha cautela, los mestizos, tanto de indio como de moro, as como los descendientes en primer grado de un padre o madre etope (negro). El texto enviado a Roma hablaba de prohibir esto sin ms, pero all seguramente la Sagrada Congregacin del Concilio aadi la clusula de la admisin a la ordenacin, aunque recomendando cautela.

A partir de ese momento la ordenacin sacerdotal de los indios comienza a no ser tan rara, y as vemos a fines del siglo XVI a Pedro Ponce, del Colegio de Tlatelolco, como prroco de Zumpahuacn (actual Estado de Mxico). El cronista agustino Basalenque testifica que en su tiempo de estudiante (lo era en 1590), tuvo compaeros indios en Mxico, y luego conoci a otros en Michoacn, de los que afirma haberse ordenado algunos de sacerdote y ser muy capaces, pero se lamenta de que se den excesivamente al vino.

15.4 LOS COLEGIOS DE CACIQUES

Hubo algunos colegios de hijos de caciques que en diversa medida proporcionaron vocaciones sacerdotales. Por ejemplo en los territorios araucanos de Chile, en donde a fines del siglo XVII por lo menos dos se haban ordenado de sacerdotes. En 1777 se funda un colegio en Santiago, regido por el clero secular, y poco despus es trasladado a Chilln, quedando a cargo de los franciscanos de Propaganda Fide establecidos en ese lugar.

Hubo otros colegios ms en Quito, Bogot, Tucumn y Cuzco, donde estudi Juan de Espinosa Medrano, quien alcanz un relumbre literario, y que lleg a ser cannigo magistral de la Catedral de Cuzco, aunque no pudo llegar a arcediano, pues algunos pensaron que tena el obstculo de su sangre.

Mencin especial merece el colegio que fund el ao 1619 en Lima el prncipe de Esquilache, y es conocido por el Colegio del Prncipe. Estaba destinado a la educacin de la nobleza incaica. Se consolid con el transcurso del tiempo hasta obtener numerosas vocaciones sacerdotales y religiosas, adems de abogados. De ese colegio se conoce el programa de fin de curso y exmenes, editado en latn, correspondiente al ao 1787, los cuales eran presididos por el rector de la Universidad.

El colegio de San Gregorio, fundado en la ciudad de Mxico por los jesuitas, qued reservado a partir de 1582 a los indgenas y se constituy en una especie de prototipo para otras fundaciones de igual fin. No se imparta en l la enseanza superior, pero ciertos de sus alumnos aventajados pudieron cursar en facultades. Otro importante colegio fue el de San Francisco Javier de Puebla, fundado por el jesuita Antonio de Herdoana mediante la liberalidad de su madre. Ambos colegios continuaban en el momento de la expulsin de la Compaa de Jess en 1767.

Hemos visto ya la decadencia del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco. Pero en 1728 el oidor de la Audiencia de Mxico Juan Manuel de Olivn, solicit la reinstauracin del mismo, y a ello cooperaron los franciscanos; y as Olivn, antes de providenciar sobre los medios, puso a la vista los vestidos, becas y dems ropa necesaria para 7 indios, erogando l los gastos. Entraron despus hasta 12, y a todos los mantena el convento. As permanecieron hasta 1738, pero como no se daba paso alguno al reedificio del colegio antiguo, ni se pona en prctica alguna medida conducente a la congrua sustentacin, poco a poco disminuy el nmero de colegiales hasta no quedar ninguno. En 1757 el guardin de Tlatelolco, fray Jos de Leyza, sealaba que el convento mantena un donado, con el destino de que fuera preceptor de la escuela a la que concurran casi 200 muchachos; y cuando el preceptor no haba sido religioso ni donado, era secular, pagndole mensualmente su salario. Leyza peda al rey Fernando VI que en caso de no tener efecto la pretensin de otra fundacin intentada por el indgena tlaxcalteca Julin Cirilo de Castilla, inclinara su gran poder a fomentar la instauracin del Colegio Antiguo de Santa Cruz.

El intento de Julin Cirilo de Castilla de hacer un colegio para formar sacerdotes indgenas, dirigido por indios, comenz en 1754. l quera que dicho colegio se erigiera en la villa de Guadalupe. Hay un legajo en el Archivo de Indias sobre este intento, el cual fracas, pues prevalecieron los informes negativos acerca de la conveniencia de tal proyecto. Adems hubo una burocracia muy grande que hizo que Julin Cirilo estuviera por lo menos hasta 1768 en Madrid, sin lograr nada. Hubo varias respuestas a lo largo de estos aos, primero que en lugar de fundar ese colegio, se restableciera el de Santa Cruz de Tlatelolco. Luego que ya no, sino que el proyectado colegio estuviera a cargo de los jesuitas, pero el rey dijo que mejor estuviera a cargo del clero secular y bajo la direccin del arzobispo de Mxico. Incluso el arzobispo Lorenzana hizo las constituciones para el proyectado colegio en 1767. Al final lo que se decidi fue que continuara el Colegio de San Gregorio de Mxico, que haba sido de los jesuitas, expulsados en 1767. San Gregorio tard muchos aos ms en ver cierta actividad, y nunca funcion como en tiempos en que lo tuvieron los jesuitas.

Respecto a los seminarios diocesanos, haba la mentalidad de que era perjudicial para los indios la convivencia con los alumnos de origen europeo, que se mofaban de ellos e impedan el desarrollo pleno de su capacidad. Precisamente cuando se comenzaba a tratar de crear el Seminario de Mxico, lleg al Consejo de Indias una representacin del obispo de Nicaragua defendiendo que indios y espaoles deban formarse juntos en su seminario recin creado y no en un edificio anexo, como quera la Corona. Este aviso influy para que Carlos II dispusiera en 1691 que tanto en el Seminario de Mxico como en todos los que se fundasen en el futuro, se reservase para los indios la cuarta parte de las becas; en Mxico corresponda a 16, pero efectivamente se dedicaron 4 a indgenas.

Esta decisin fue de trascendencia, porque rompi los prejuicios de formar por separado a espaoles e indios y constituye el exordio de una apertura que se manifest por ejemplo en el Tomo Regio de 1769, que mand convocar los Concilios Provinciales IV de Mxico y VI de Lima, que en medio de su acendrado regalismo promovieron la formacin del clero indgena.

Respecto a las estadsticas se puede afirmar que ya desde fines del siglo XVI empieza a haber ordenaciones de sacerdotes indgenas, pero pocos. En 1755 el arzobispo de Mxico Manuel Jos Rubio y Salinas, en la respuesta que da en el informe para el colegio de Cirilo de Castilla, dice que haba unos 50 sacerdotes indios en todo el Arzobispado de Mxico, a los que podran sumarse algunos ms en otras dicesis de Nueva Espaa. Otra afirmacin que se puede hacer, de acuerdo con las fuentes, es que en Mxico y Amrica Central haba un mayor nmero de clero indgena que en Amrica del Sur.

15.5 EL CLERO MESTIZO

El mestizo fue fruto de una unin espontnea y las ms de las veces ocasional entre miembros de dos razas distintas. A pesar de que generalmente se distingua por su origen ilegtimo, las primeras generaciones mestizas integradas en la sociedad blanca, casi siempre paterna, produjeron individuos que desempearon importantes funciones en esferas civiles, militares y eclesisticas. En estas ltimas, adems, aventajaban a los espaoles por conocer mejor las lenguas indgenas; por todo lo cual, los obispos mexicanos pidieron en 1540 a Roma la facultad de otorgar la dispensa de la ilegitimidad, lo cual les fue concedido por Gregorio XIII (1572-1585).

La historia ha conservado los nombres de algunos mestizos de la primera poca en las filas del clero tanto secular como regular. El procurador del Colegio mexicano de San Juan de Letrn, dedicado a los mestizos, informaba en 1552 al Consejo de Indias de que de all haban salido ms de 20 mozos para frailes. Pero a medida que aumentaba su nmero, se fue al mismo tiempo consolidando una casta biolgicamente intermedia entre espaoles e indios, pero jurdica y socialmente marginada, al no haberse previsto para ellos los correspondientes estatutos, y abocada a utilizar con frecuencia discutibles recursos para sobrevivir, a lo que se una el estigma del origen ilegtimo. De este modo, se forj de los mestizos una corriente de opinin peyorativa, que tuvo su repercusin en las ordenaciones.

La primera real cdula circular de Felipe II prohibiendo a los obispos indianos la ordenacin sacerdotal de los mestizos es del 2 de diciembre de 1578. Aunque la medida se deca temporal y se refera a los hijos ilegtimos, produjo una vivsima reaccin, sobre todo en Per. All destacados grupos de mestizos, con apellidos y filiacin de conocidos conquistadores, hicieron varios reclamos contra esa disposicin, adems de un recurso en 1582 al III Concilio Provincial de Lima, que se acababa de inaugurar. Las razones alegadas por ellos recordaban su condicin de cristianos, su naturaleza derivada de los antiguos dueos de la tierra y de los conquistadores, la probidad de los clrigos existentes y el privilegio de Gregorio XIII arriba mencionado. Los prelados del concilio se conformaron con las pretensiones de los mestizos y extendieron el certificado, que stos