3

Historia de la Otorrinolaringología - Otorrino Actualidad

  • Upload
    others

  • View
    5

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Historia de la Otorrinolaringología - Otorrino Actualidad

HISTORIA DE LA OTORRINOLARINGOLOGÍA

Page 2: Historia de la Otorrinolaringología - Otorrino Actualidad

ÍNDICE TEMÁTICO

Historia de la Otorrinolaringología desde sus orígenes hasta fin del siglo XIX (1ª PARTE)INTRODUCCIÓNANTIGUA MEDICINA GRIEGALA MEDICINA HIPOCRÁTICAEDAD MEDIADESARROLLO DE LA OTOLOGÍAEN FRANCIAEN REINO UNIDOHistoria de la Otorrinolaringología, desde sus orígenes hasta fin del siglo XIX (2ª PARTE)APARATO VESTIBULAREDUCACIÓN DE LOS SORDOMUDOSLARINGOLOGÍARINOLOGÍA LOS COMIENZOS EN LA ARGENTINABIBLIOGRAFÍAHistoria del Tratamiento y Rehabilitación del Niño Discapacitado AuditivoLaringectomía Total – Reseña HistóricaHistoria de la Laringología en la Argentina

Historia de la Otorrinolaringología desde sus orígenes hasta fin del siglo XIX (1ª PARTE)INTRODUCCIÓNLa otorrinolaringología fue una de las últimas de las grandes especialidades clínico quirúrgicas que surgieron. El término se conoce desde 1888 y fue introducido por Botey de España (1). La primera especialidad de características similares fue la oftalmología (1).Desde aún antes de la era hipocrática hay evidencias del estudio de enfermedades otorrinolaringológicas, sin embargo hasta entrado el siglo XIX no existieron médicos que se encargaran de estudiar esta parte de la medicina de manera específica.Para comprender como se constituyó la otorrinolaringología es imprescindible separar a las tres ramas de la especialidad ya que cada una tuvo un origen diferente. La primera en independizarse fue la otología, o más bien la cirugía del oído. Estuvo muy ligada en sus inicios con la oftalmología, de hecho varios de los primeros otólogos fueron también oftalmólogos.Anterior a esto la otología se encontraba en manos de charlatanes que aparentaban curar a los enfermos. Los mismos realizaban sus prácticas no reglamentadas en institutos y sanatorios.Debido a lo complejo de los órganos de la especialidad se necesitó conocer plenamente la anatomía. Es por eso que no es sorprendente que los grandes avances durante los siglos XV a XVIII provengan de personas que con una mentalidad esencialmente anatomopatológica dilucidaron la anatomía. Fue el ulterior desarrollo de la fisiología, y del funcionamiento de la trompa de Eustaquio lo que permitió unir la otología a lafaringorinología y a la laringología, y además desarrollarse como una especialidad clínico quirúrgica.Es interesante ver como la incorporación del instrumental específico fue modificando al saber médico. Las transformaciones políticas y filosóficas hicieron que algunos países como Francia e Inglaterra se distinguiera desde fines del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX, y otros países como Alemania y Austria florecieran en la segunda mitad del siglo XIX.La laringología debe su gran auge al descubrimiento del espejo laríngeo, y gran parte de la rinología también.En la Argentina, los primeros pasos de la especialidad se iniciaron en el siglo XIX. Su desarrollo fue muy rápido, incorporando las cátedras de otorrinolaringología casi a la par de las primeras de Europa.Desde la antigüedadExisten evidencias remotas de la existencia de las especialidades en medicina, como lo prueban los escritos de Heródoto. Entre ellos se rescata un párrafo que dice: «La medicina es practicada entre ellos sobre un plan de separación, cada médico trata una única enfermedad y nada más,- algunos se dedican a curar enfermedades de los ojos, otros de la cabeza, otros de los dientes, otros de los intestinos y algunos de las enfermedades que no son locales».La mención más antigua referida a alguna lesión de la especialidad, se halla en un dibujo egipcio encontrado en un Sepulcro Real correspondiente a la quinta dinastía (alrededor de 3500 años a.C.). Allí aparece pintada la figura de un médico junto a la esposa del rey Sahura, con una inscripción que le otorga su agradecimiento. Este «le había salvado las narices, y le había hecho una vida larga y feliz» .por lo que le hacía ese homenaje.En los papiros de Ebers, y Edwin Smith, antiguos escritos de medicina se encuentran los primeros rudimentos de la otología, se menciona a la trompa y a algunos tratamientos primitivos de las sorderas. También se habla de heridas de la nariz, enfermedades de la garganta, abscesos de la vecindad de las orejas e incluso que estos últimos debían ser abiertos por medio de cuchillos curvos. No se menciona si eran realizados por especialistas o no.De la medicina Asirio-Babilónica se ha encontrado cartas del médico Arad-Nanai (681-669 a.C.), dirigidas al rey conteniendo consejos médicos para un caso de epistaxis del príncipe.En la medicina del antiguo Israel existen verdaderas descripciones acerca de laringe, la tráquea y el esófago. Existen textos que hacen referencia a enfermedades que atacan a la garganta de los niños y, en su descripción, hacen sospechar la presencia de difteria («Aseara»). Era una enfermedad muy temida, se la consideraba como la causa de muerte más horrible conocida en la época (5).Según Cuchi en los libros antiquísimos de China, como el Ten-Sho-Qui (3000 años a.C.) se menciona a la mastoiditis fistulosa.En la medicina India, en el Sushruta (texto fundamental del siglo VI a.C.), existen verdaderos tratados de rinología: conocían 31 enfermedades de la nariz y 4 especies de pólipos nasales. Tuvo especial auge la rinoplastia porque en esa época era muy frecuente la j amputación de la nariz. Era impuesta como castigo o I como venganza (en especial por delitos morales como leí adulterio). Para realizar la rinoplastia se tomaba (colgajos de piel de la frente. Para asegurarse una • buena entrada de aire se introducían 2 tubos por las narices (5).También se realizaban plásticas del pabellón auricular.Repararon sobre la importancia de la nariz en las (enfermedades de la laringe. También se hace mención a la difteria.Se destacaron especialmente los numerosos instrumentos quirúrgicos que fueron ideados, entre ellos tenazas para la extracción de cuerpos extraños de la nariz garganta y oídos y espéculos tubulares de nariz K), y de oídos para examinar el órgano auditivo.En el área quirúrgica se conocía la uvulectomía y la tonsilectomía. Las mismas también contaban con el Instrumental especialmente diseñado (5).Existían tratamientos para la reducción de las fracturas de la pirámide nasal.En esta época antigua, ya se las ingeniaban para producir la anestesia laríngea. Fueron utilizados Productos vegetales como la adormidera, el opio en aceite de rosas y la amapola en gargarismos. También era utilizado el hielo, no obstante éste era muy difícil de conseguir (3).ANTIGUA MEDICINA GRIEGAEn la medicina Homérica se encuentran citadas heridas de la nariz, garganta y partes vecinas.En la Odisea se encuentra por primera vez la palabra laringe, término utilizado con otro significado que el actual ya que englobaba a la laringe y a la faringe.Los aportes de Alcmeón de Crotona, tal vez el verdadero padre de la medicina, fueron principalmente acerca de la anatomía de las vías aéreas. Además fue el primero en encontrar un conducto que comunicaba el oído con la boca (aludiendo a la trompa de Eustaquio) (4). Adjudicó las sensaciones auditivas al cerebro (5).Pitágoras aportó la relación entre la calidad de los acordes musicales (altura del sonido), el peso del martillo y el largo de las cuerdas musicales y estableció la doctrina de los números perfectos.Empédocles estudió la respiración, la cual la explicó de una manera físico-mecánica. Se sabe que conocía perfectamente la trompa y localizó la sensación auditiva en el laberinto (5).Es poco probable que Empédocles y Aristóteles hayan conocido la cóclea.Empédocles (siglo V a.C.), basado en sus teorías generales, comparó el órgano de la audición con una campanilla que no sólo recibía los sonidos, sino que los generaba. Aristóteles influenciado por Empédocles y la teoría de los cuatro elementos propuso que el sonido era “sensado” por una cavidad aérea resonante en la cabeza, que la ubicó específicamente en el oído medio, detrás de la membrana timpánica. Esta teoría luego dominaría por mucho tiempo (6).LA MEDICINA HIPOCRÁTICAEs sorprendente lo que Hipócrates y sus colaboradores pudieron aprender con la observación clínica. Se pueden citar muchos párrafos auténticos solamente dentro de la otorrinolaringología que ilustran las importantes relaciones establecidas en esa época. Se citarán algunos textos de temas otorrinolaringológicos con el fin de hacemos una idea del conocimiento de la especialidad por Hipócrates.En términos generales se puede decir que Hipócrates tenía importantes conocimientos, acerca de varias patologías de la otorrinolaringología. Algunos resultaron ser ciertos y otros resultaron ser falsos.En la Rinolaringología se encuentran referencias de: el catarro, la coriza, el flujo purulento y la sinusitis, las complicaciones encefálicas, los abscesos dentarios, los traumatismos y contusiones nasales, la epistaxis, los pólipos nasales, el cáncer de nariz, la laringitis, y las anginas con sus complicaciones locales e incluso a distancia como las renales y cardíacas.En la otología: funciones del oído, sorderas, relaciones entre oídos y amígdalas, zumbidos, otitis y sus complicaciones, y fístulas relacionadas con supuraciones auditivas.Un rasgo fundamental de la medicina hipocrática es la falta del conocimiento anatómico y fisiológico.Existen varios relatos acerca de la epistaxis; estableció que por debajo de los 35 años y en primavera era más frecuente: «… en la primavera, bajo condiciones atmosféricas favorables – calor y humedad- prevalece la sangre siendo más frecuente la epistaxis…». Dedujo que no se necesitaba ningún tratamiento en la mayoría de los casos y daba los lineamientos para cohibir la hemorragia si ésta era muy abundante. Estableció: «algunas mujeres tienen una epistaxis junto a su menstruación… », haciendo posible alusión a casos de endometriosis.Acerca de los elementos hemostáticos estableció:«… se aplica sobre la vena lana humedecida con leche de higo, o bien se introduce en las narices un tapón a presión que se coloca con el dedo en la nariz presionando de los dos lados de los cartílagos. Al mismo tiempo relajar el vientre con leche cocida de burra, rasurar la cabeza y suministrar refrigerantes si la estación es calurosa… “(5).Hipócrates pensó que la epistaxis representaba la evolución curativa de algunas enfermedades de la cabeza y el cuello, excepto en algunos pocos casos.Describió casos de pólipos nasales, ya conocidos en el Sushruta.Hipócrates describe una pinza con dos valvas, similar a un espéculo nasal (2).Estableció la clínica de las anginas y sus complicaciones. “Hay fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, se hincha la parte inferior de la mandíbula, el enfermo traga difícilmente saliva, escupe materias duras, la parte baja de la garganta es sitio de un estertor,..», y también su tratamiento, si éste era necesario: «inmediatamente poner ventosas a los lados de la primera vértebra del cuello, habiendo rasurado la cabeza cerca de las orejas, dejarlas el mayor tiempo posible. Luego hacerle tomar baños de vapor con vinagre, nuez origam y grano de mastuerzo… “(7).Desconociendo las glándulas mucíparas y su ficción recurrieron a varias teorías para explicar el origen de las secreciones respiratorias y digestivas. Atribuyeron a la lámina cribosa del etmoides la función de destilar los humores provenientes de la cavidad craneana, valiéndose de la teoría del cerebro glandular.La teoría del origen cerebral de la coriza y del catarro fue admitida por Galeno, a pesar de su mayor conocimiento anatómico.Se estableció que el tipo constitucional de salud más débil eran los que poseían la nariz húmeda, hoy entendidos como alérgicos.Los hipocráticos establecieron que el flujo purulento proveniente de las fosas nasales, asociado a dolor hemicraneano era producto de la sinusitis. Consideraron que esto era el principio de su curación y esbozaron tratamientos al respecto.Esto se relaciona al concepto que tenían de que la enfermedad: cuando atacaba la cabeza había que dejarla salir por los agujeros relacionados directamente con ella (nariz y oídos).Los tratamientos consistían en estimular e. estornudo y ablandar las secreciones con agua caliente en la cabeza y la nariz.Los conocimientos otológicos eran bastante amplios aunque con un margen de error más importarte que el resto por su poco conocimiento anatómico y fisiológico ya referido. El texto original de su concepto de la fisiología de la audición es el siguiente: «Los conductos auditivos están pegados a un hueso duro y seco como la piedra, este hueso está excavado en una cavidad fistulosa. Los sonidos chocando contra este cuerpo duro y hueco resuenan por su misma dureza. Donde en el conducto auditivo está fijada al hueso una membrana tenue como una tela de araña. Los sonidos más fuertes son: los que más oímos. …”, y agrega «… algunos han pretendido: que era el cerebro mismo el que resonaba, lo que es imposible, pues éste es húmedo y rodeado de una membrana espesa alrededor del cual están los huesos. Los cuerpos líquidos no resuenan… »Escribió historias clínicas referidas a otitis con clara semiología: dolor de oído, hipoacusia y síntomas generales. En los casos felices sigue con secreción del oído y mejoría sintomática y en los casos que no resuelve en siete días pronosticaba la muerte.En la era romana se produjo una emigración de médicos helénicos hacia esta nueva República por lo que absorbió toda la medicina y ciencia de Hipócrates, juntándose con la superstición propia de los demás pueblos antiguos.Existen muy pocas menciones de esta época de las enfermedades de la otorrinolaringología, entre ellas se mencionan los escasos pasajes de los textos de Asclepíades de Bitina, Arquígenes y C. Celso.C. Galeno dejó escritos de gran valor en todos los campos de la medicina, incluso en la otología.EDAD MEDIADurante esta época se produce un decaimiento científico, que se prolonga hasta el imperio I Bizantínico, donde la medicina y la otología continúan con los saberes hípocráticos y galénicos.En esta época fueron pocos los avances que se I lograron en la especialidad. La medicina siguió el mismo paso que el resto del conocimiento, influenciado netamente por la iglesia.Es interesante citar a San Blas (8), filósofo, médico, obispo y mártir, que nació, vivió y murió en Armenia en el siglo IV. Fue muy popular entre los católicos orientales desde el siglo VI y occidentales del siglo XI. Durante la época de persecución a los cristianos San Blas se escondía en cuevas, donde los fieles acudían a pedir ayuda. Luego fue capturado y ya en el calabozo en una ocasión le fue llevada una niña de 11 años que se había clavado una espina de pescado en la garganta. Este introdujo su mano y la sacó milagrosamente, salvándole la vida. A partir de allí San Blas fue considerado el Santo Patrón de los padecimientos de garganta. Se lo invocaba para la difteria y posteriormente para el cáncer de laringe. Finalmente subsiste aún en nuestros días dentro de la religión cristiana y en dichos populares tal como: «San Blas Bendito, que se ahoga ese angelito», conocido en Andalucía y evocado cuando a un niño se le atraganta algo en la garganta.DESARROLLO DE LA OTOLOGÍAEn los siglos XV y XVI la idea del progreso se culturaliza cada vez más, nace así la creencia del progreso indefinido (9).Crece la convicción de que el saber expuesto en las Universidades de la Edad Media era producto de la cristianización de la filosofía y la ciencia de los antiguos griegos. El conocimiento se fundamentaba en su transmisión histórica, sin experiencia propia. Esto dio lugar a la aparición de las academias y los «sabios solitarios» (9).Comienzan a escucharse grandes nombres como los de Andrés Vesalio, F. Ingrassias, G. Faloppio, B. Eustaquio, R. Colombo, J. Aranzio, V. Koyster, Vidius, Paracelso, A. Paré, todos destacados por sus trabajos anatómicos (10).En 1560 Ambrosio Paré barbero-cirujano, fue uno de los que atendió al Rey Francisco II de Francia, quien padecía de mastoiditis. Se lo mandó llamar porque éste era capaz de drenar un absceso posteroauricular. Sin embargo, A. Paré decidió no drenarle el absceso. Se adjudicaron muchos motivos de porqué Paré no operó al Rey: en primer lugar Paré se basaba en la teoría humoral de las enfermedades, que sostenía que era perjudicial introducir aire en la mastoides. Además debido a la diferencia religiosa existente entre ambos (en un momento de tensión entre católicos y protestantes), y su condición de barbero-cirujano (con menor prestigio que un médico), tenía miedo de que se lo acusara de querer envenenar al rey (11). Para otros autores Paré en realidad aconsejó la cirugía, pero fue desechada por los médicos de la corte y por la madre del rey Francisco II, mujer de un terrible carácter (12). Al empeorar el rey, se autorizó la incisión mastoidea, sin embargo, finalmente la enfermedad lo llevó a su muerte.Entre los tratamientos médicos que se realizaban en la época para las enfermedades del oído se encuentran las ventosas cortadas en la nuca, purgantes de ruibarbo y sangrados repetidos de 450 cm3 en cada sesión. Si el cuadro no cedía se realizaban instilaciones óticas de orina de virgen y polvo de momia (12).V. Koyster escribe la primera monografía dedicada exclusivamente al oído, como especialidad aislada.Aparecen las mentalidades mecanicistas, el vitalismo y el empirismo racionalizado (14).El mecanicismo tuvo como uno de sus mayores exponentes a Andrés Vesalio y del vitalismo se pueden citar a Paracelso y a von Helmot.Vesalio (1514-1564) en su «Fábrica», fue el que comenzó la anatomía moderna, hizo descripciones mucho mejores que Galeno corrigiendo algunos de sus errores.El empirismo racionalizado se encuentra favorecido gracias a los avances anatómicos de la época y comienzan a conformarse mentalidades anatomo-patólogas, anatomo-físiológicas y clínicas (9).En el siglo XVII comienza a avanzar con mayor rapidez la fisiología de la acústica, contribuyendo a dilucidar la función auditiva.También continúa avanzando la anatomía patológica y la histología destacándose Riolan, T. Willis, y principalmente A. Valsalva y G. J. Duverney.Se producen avances gigantescos en filosofía, matemática, física y química, que influyó considerablemente en la medicina y la otología.F.Bacón demostró la importancia del método inductivo para la investigación científica.A. M. Valsalva «(1666-1723) se caracterizó por su gran interés por la histología, de esta manera intentó corresponder sus diagnósticos con los hallazgos anatomopatológicos, se abocó a los estudios de la función de la membrana timpánica y de la trompa de Eustaquio, además hizo la primera descripción de la anquilosis estapedio-vestibular en cadáveres, si bien sería Toynbee quien posteriormente estudiaría su correspondencia clínica.G. J. Duverney escribió el primer libro dedicado exclusivamente al oído, «órgano de la audición», esbozando una teoría fisiológica que se aproxima a la que luego expondría Helmhotz.Ya entrando en el siglo XVIII aparecen personajes ilustres de la talla de G. Morgagni, Scarpa y Meckel.Morgagni (1682-1730) aportó el reconocimiento de la caja timpánica como una celda del temporal, demostró el valor de la transmisión ósea para fines diagnósticos y demostró que algunos abscesos cerebrales son la causa y no la consecuencia de algunas infecciones óticas (rareza en la actualidad).Meckel desarrolló las primeras teorías acerca de la embriología del oído.D. Cotugno investigó el oído interno y comprobó la existencia de líquidos laberínticos.Para resumir, la otología fue iniciada por Eustaquio, Cotugno, Scarpa y Valsalva. Fueron los estudios anatómicos y los grandes progresos de la cirugía del oído los que marcaron el camino.En el siglo XVIII comienza en Francia una intensa actividad científica dentro de la medicina y una pujante reacción en todos los campos de la actividad humana (10).El cateterismo de la trompa de Eustaquio, practicado por primera vez por Edme-Gilles Guyot (1~1-y perfeccionado por el médico inglés Cleland (1741 ¡» fue la primera invención de importancia dentro de la especialidad.En Francia a fines del siglo XVIII aparece Saissy de Lyon, que creó instrumental para el oído y realizó espectaculares investigaciones en el oído interno (10).Entre las primeras cirugías se destacan: las trepanaciones mastoideas (incluso con exploración endocraneana), hechas por J.L. Petit (1744), quien interesó con su cirugía a toda Europa (10). También se destacaron las perforaciones timpánicas realizadas por Cooper (1800).Leschvin (1732-1788), fue el primero en admitir que las infecciones nasofaríngeas podían comprometer al oído a través de la trompa de Eustaquio y provocar acúfenos por enrarecimiento del aire del oído medio. Realizó importantes observaciones de sífilis en el oído a la que atribuyó como una causa de sordera.Las operaciones otorrinolaringológicas que despertaron el interés fueron las trepanaciones mastoideas, la perforación timpánica y el cateterismo de la trompa de Eustaquio. Las tres despertaron grandes polémicas, tuvieron adeptos y por supuesto hubo quienes las rechazaron.Los primeros tratados de importancia fueron escritos por: Juan Marco Gaspar Itard (1775-1838) quien publicó el primer «Tratado acerca de enfermedades del oído» (1821) y precisó las indicaciones de la incisión del tímpano. Guillermo Kramer (1801-1875) quien se ocupó del tratamiento de las enfermedades auditivas y Federico Von Troelsch (1829-1890) (13), (14).La otología fue creciendo a medida que se fueron hallando descubrimientos anatómicos y luego hallazgos fisiológicos, posibilitados por las mejoras técnicas. Los hallazgos clínicos fueron principalmente posibles por las mejoras instrumentales.Los nuevos descubrimientos terminaron por enterrar las antiguas creencias que, en parte, no habían permitido un avance más rápido del conocimiento. En lo terapéutico debió superarse la vieja afirmación de que la meningitis y la encefalitis dependían de la detención del flujo purulento del oído, y de que consideraban como síntoma de curación la detención del derrame de pus. La superación de estos conceptos erróneos significó un avance importante en el [campo quirúrgico.Por esta época las escuelas de medicina alrededor i de las grandes ciudades tuvieron su gran auge. Sin ¡embargo, los encargados de las enfermedades del ¡oído no gozaban de buena reputación ya que estaba en manos de curanderos. Además su práctica no [estaba reglada en especial en algunos países como en [Inglaterra.La mentalidad del siglo XIX se halla integrada por [tres motivos: El evolucionismo, el positivismo y una concepción del curso de la historia que pretende ser [entera y definitivamente racional y científica (9).EN FRANCIAEn la primera mitad del siglo XIX la medicina francesa influenciada por los métodos inductivos y su cultura filosófica y científica, ocupa las primeras plazas en Europa con Itard (10). Los médicos franceses cultivaron la observación clínica, y lemas aplicaron los progresos de las otras ciencias en beneficio del diagnóstico y tratamiento otológico. La mentalidad francesa era esencialmente anatomo-clínica.]. Itard (1775-1838) gran tratadista de la especialidad, fue el primero en construir un espéculo auditivo, el mismo que hoy lleva su nombre. Clasificó funcionalmente a las sorderas en cinco grupos, según tuviera audición de las palabras, de la voz, de los sonidos, de ruidos o nula. Sus primeros tratamientos fueron otico-quirúrgicos, sin embargo ante el fracaso se inclino hacia la reeducación. Así, se lo conoció como uno de los precursores de la psicopedagogía infantil dedicada a los sordomudos. No sólo contribuyó con importantes aportes sino que además de él deriva la escuela francesa, de donde merecen citarse Próspero Meniére (1799-1862) y Amadeo Bonnet (1802-1858) 13), (18).Basado en los conceptos de patología humoral, las sangrías se utilizaron desde la antigüedad en las enfermedades sistémicas (punzando una vena) o locales (mediante ventosas extractoras).En los siglos XVIII y XIX las sanguijuelas fueron aplicadas para curar las enfermedades otológicas. ]. M. G. Itard en París en 1821 las utilizó para tratar varios tipos de sorderas. Recomendaba poner sanguijuelas en el ano o en la nariz para imitar el sangrado de la hemorroides o la epistaxis, ya que esto imitaba un recurso natural del cuerpo para mejorar desórdenes humorales. H. Schwartze en Halle en 1885 todavía siguió esta sugerencia. W. Wilde en Dublín en 1842 y A. von Troltsch en Wurzburg (1867) defendieron la aplicación de sanguijuelas alrededor del oído externo. El cirujano Ch. L. St. Heurteloup en París, en 1840 inventó una sanguijuela artificial, que pronto extendió su uso a la otología (15).Meniére (1799-1862) que contribuyó con la descripción del síndrome que hoy lleva su nombre, estudió en Angers, donde se destacó como ayudante de Dupuytren, luego se trasladó a París donde conoció a Itard. No fue tanto la descripción de la enfermedad que hoy lleva su nombre lo que lo llevó a su reconocimiento actual sino la ubicación topográfica precisa que realizó en el laberinto.EN REINO UNIDOJunto con Francia, aquí tuvo lugar una importante actividad anatomo-clínica cuyos focos principales se concentraron alrededor de Dublín y Londres.Debemos citar en primer lugar a James Yearsley (1805-1869) que en 1838 fundó lo que luego sería el Primer Centro de Otorrinolaringología. Fue conocido por su interés en la cateterización de la trompa de Eustaquio y por establecer la relación entre las enfermedades de la faringe con el oído. Actualmente es recordado por introducir el primer tímpano artificial hecho con algodón húmedo y lana colocada en las perforaciones timpánicas centrales (9).Contemporáneamente con Itard, en Inglaterra surgió otra muy importante escuela, cuyo fundador fue Toynbee (1815-1866). En este país vivió William Willis Wilde (1815-1876).Existe un gran paralelismo entre la vida de Toynbee y Wilde: estos dos hombres nacieron en el mismo año, fueron los más importantes de su época, ambos tuvieron hijos brillantes (Osear Wilde y Arnold Toynbee), publicaron las obras más importantes de su especialidad y dedicaron su vida a otras actividades además de la medicina.Wilde fue un anatomista que describió particularmente la caja timpánica y esbozó conjeturas acerca del origen de algunas afecciones propias de la cavidad. Fue un hombre de moral dudosa y hábitos desordenados, hijo de médico, se dedicó también a la arqueología y estadística, su obra más importante « Aural Surgen » (1853) cobró gran importancia en su época, por ser la primera en otología. Su formación médica en Dublín, en su época de esplendor se completó con el aprendizaje de la especialización en Viena (también en su apogeo), a donde concurrió para especializarse en oftalmología y otología. Regresó a Dublín donde fundó el St. Marks Hospital. Su actividad fue esencialmente de una mentalidad clínica, tal como incorporó en su formación de la escuela de Dublín sus deducciones se basaron en la observación e investigación de individuos enfermos. Describió en el Aural Surger, y su incisión para la mastoiditis aguda.J. Toynbee, fue el otro destacado otólogo de aquel tiempo, también se dedicó a otras tareas tales como la arqueología y el estudio de las artes donde obtuvo una gran reputación. A diferencia de Wilde su mentalidad era primariamente anatomopatóloga, por lo que se dedicaba a disecar oídos sanos y patológicos cadavéricos. Redactó su Deseases of the ear (1860) siete años después que Wilde, contraponiéndose con algunos conceptos. Fue el primero en describir a la anquilosis estapedio-vestibular como causa de hipoacusia, entidad hoy conocida como otoesclerosis.La muerte de Wilde fue ‘accidental’. Ocurrió cuando experimentaba en sí mismo insuflando Cloroformo y Acido Cianhídrico; suponía que con esto mejoraría el tinnitus, sin embargo acabó con su vida.W. Wright utilizaba gases y vapores para tratar la sordera y otros desórdenes auditivos.W. Wright (16) (1773-1860) fue cirujano de oído de la reina Charlóte de Inglaterra. Dentro de las sustancias que utilizaba se encontraban el óxido nitroso y gases de éter, que ya se utilizaban como anestésicos. Wright en 1820 describió que el éter suprimía la tos cuando el oído se encontraba inflamado y sensibilizado. De esta manera fue uno de los primeros en introducir la anestesia.En AlemaniaLa medicina de este país tardó bastante en reaccionar, y tuvo su gran auge a mediados del siglo XIX. Se vio favorecida principalmente por el cambio filosófico ocurrido, pero además por las importantes traducciones de textos al alemán que se hicieron. De esta manera la medicina alemana se transformó en la directriz de la medicina mundial con las personalidades de Müller y sus discípulos Schwan y Virchow.Además, la mentalidad fisiopatológica tuvo su cuna en este país. De orientación predominantemente procesal, lo fundamental era el desorden energético-funcional del organismo.Aquí debemos citar nuevamente a G. Kramer (1801-1875) y a su discípulo F. von Troltsch. También fueron trascendentes Eduardo Voltolini (1819-1889) y Salomón Moss (1831-1895).Kramer basaba sus tratamientos en la instilación de gotas de acetato de plomo y sanguijuelas en el oído, fue enemigo de varios de sus contemporáneos famosos entre ellos Itard, Saissy y Wilde. A él se le debe la incorporación del espéculo que hoy lleva su nombre.Von Troltsch, que fue compañero de estudios de Wilde y Toynbee publicó los primeros casos de mastoiditis drenadas. Además le dedicó importancia a la iluminación de las cavidades orgánicas (ver luego).Salomón Moss (1831-1895) se destacó por su estudio de la relación entre las supuraciones y las enfermedades cerebrales.Schwartze, Halle y Eysell fueron los que sentaron las bases científicas de la mastoidectomía y su técnica quirúrgica. Al principio la realizaban por medio de trepanadores y posteriormente perfeccionaron su técnica realizando las mastoidectomías con mazo y gubias.Kessel, gran cirujano de oído, fue el primero en realizar una extirpación del estribo. Con sus investigaciones llegó a realizar las primeras timpanoplastias en 1875. Luego otros cirujanos expondrían sus técnicas. A esta altura estas cirugías no podían ser realizadas por cualquier cirujano, sino por verdaderos especialistas.La cirugía de mastoides contó con importantes oponentes, entre los cuales se destacó Politzer (1833-1920), que la condenaba en su libro de texto. Este hombre, ligado a la mentalidad etiopatogénica, estaba muy preocupado por el avance de las infecciones, por lo que desaconsejaba la cirugía por las comparaciones infecciosas que pudieran surgir (9), (13).El libro de Politzer fue la lectura obligada para los especialistas de su época.A fines de siglo los médicos más científicos s¿-volcaron hacia el lado de la fisiopatología, en cambio los esencialmente clínicos estaban más preocupados por los avances de los gérmenes piógenos que producían importantes infecciones.A. Politzer de Viena fue tal vez el más destacado otólogo. Estudió con Wilde, Toynbee, Helmhotz, Meniére y C. Bernard. Fue nombrado primer profesor de otología en Viena (1870). Creó el primer departamento de cirugía del oído (1873) junto a José Grüber con quien se repartían 10 camas cada uno. Politzer realizó además importantes investigaciones sobre colesteatoma, otitis media crónica, otosclerosis y sordomudez. Además de su libro ya citado, se destacó por su gran capacidad docente. Su aporte más conocido actualmente son las insuflaciones de aire en el oído medio por hipertensión a través de las fosas nasales, conocido como Politzerización (13).Con el advenimiento del otoscopio, los cirujanos de oído ampliaron su campo de acción a la clínica, y les permitió llegar a más diagnósticos y con mayor precisión.La historia de su introducción en la práctica médi-ca está relacionada directamente con la del oftalmoscopio.El otoscopio (17) fue introducido en 1841 por Friedrich Hofmann, quien lo describió como un espejo cóncavo con una apertura central que reflejaba una luz y la enfocaba dentro del conducto auditivo externo. Simultáneamente exploraba la membrana timpánica “sin obstrucción entre su vista y la luz”. También lo recomendó para inspeccionar otras regiones del cuerpo. M. Franck lo refirió en su tratado de otología (1845), pero sin embargo no logró despertar gran interés.En 1850 Helmhotz descubrió el oftalmoscopio que consistía en una lámina de vidrio cóncava que se iluminaba para poder observar la retina sin que obstruya la vista del operador. Así se convirtió en el primero en poder observar una retina en un vivo.Un año después Ruete basándose en el modelo de Hofmann introdujo una modificación por la cual le hacía una apertura central. Luego vendrían otras modificaciones durante su etapa de construcción y en el año 1855 von Troltsch, presentó un otoscopio adaptado a partir del oftalmoscopio de Ruete, sin conocer el presentado por F. Hofmann. Cuando von Troltsch supo que Hofmann lo había presentado anteriormente no dudó en otorgarle la prioridad a éste. No obstante fue von Troltsch quien popularizó el invento.Von Trolsch luego intentó adaptarlo para visualizar la faringe y la nariz. Con las modificaciones de adaptabilidad que sufrieron pudo crear el frontoluz y dejar las manos libres para el acto quirúrgico.Fisiología de la audiciónEn el siglo XVII Mersenne, relaciona la altura de los sonidos con el número de vibraciones, y descubre la existencia de tonos fundamentales y concomitantes. Gassendi en la misma época ensayó las primeras determinaciones sobre la velocidad del sonido.El jesuita Kircher estudió la propagación y leyes de reflexión del sonido, y Huygens describió su naturaleza ondulatoria.En el siglo XVIII, Schelhamer hizo observaciones sobre la transmisión sonora a través del hueso. Es¬trictamente en lo que se refiere a acústica experimental fueron fundamentales los descubrimientos de Chladnis de Wittenberg quien descubrió que al tono corresponden figuras sonoras regulares (18).Duverney y Mariotte (1720) sugirieron teorías de la audición que luego sirvieron para que Helmhotz produjera las propias. Ellos admitieron la presencia de un órgano sensorial que vibraba simultáneamente con sonidos del mismo tono (que luego descubriría Corti).Haller a fines de siglo revisó los estudios de Duverney y Mariotte y llegó a la conclusión de que las fibras cortas de la base del caracol vibran con los sonidos graves y que las fibras largas, correspondientes al vértice del caracol vibran con los sonidos agudos (18).Hacia fines de siglo comenzó a utilizarse la electricidad en la terapéutica y diagnóstico otológico. Se construyeron los primeros otoamplífonos que eran muy rudimentarios (parecían trompetas), pero que cumplían muy bien su función.El italiano Alfonso Corti (1794-1888) también contribuyó enormemente con sus aportes anatómicos, ya que describió la fina anatomía del ‘órgano de Corti’ (1876).Alfonso Corti (19) nació en Gambarana (Lombardi). Comenzó sus estudios de medicina en Pavia completando su formación en la Universidad de Viena. Tras haber obtenido el título de médico en 1850/51 comenzó sus trabajos de investigación en el laboratorio de Albert von Kolliker en la Universidad de Wurzburg. Fue el primero en describir el epitelio sensorial, el ganglio espiral, la membrana tectoria y la estría vascularis del oído interno.Helmhotz, inventor del oftalmoscopio, comparó al órgano de Corti con las cuerdas de un piano que vibran al unísono de los tonos acordados, ya que argumentaba que ciertas fibras especiales de la cóclea resonaban ante cierta frecuencia pero no a otras. Su teoría del «piano» dominó durante muchos años hasta que Ewald, (1855-1921) fisiólogo alemán, se encargó mucho más tarde de desmentirla por medio de modelos de oídos que demostraban lo que acontecía cuando el sonido chocaba con esta cámara acústica.Sir F. Galton (1822-1911), inventó el silbato que lleva su nombre, para medir los umbrales de la audición de sonidos.Sir F. Galton (20), uno de los más versátiles investigadores ingleses que se conoce, también se dedicó a la antropometría. Basado en el concepto de la eugenesia pensó que el umbral superior del oído para captar los altos tonos podía ser un atributo específico para cada especie. Para probar su hipótesis creó un silbato (que hoy lleva su nombre). Usando este instrumento encontró que el umbral para los tonos altos dependía mucho de la especie y que particularmente para el hombre, éste disminuye con la edad. Burckhardt-Merian introdujo el silbato de Galton a la audiología en 1885. Zwaardemaker, de Suiza posteriormente lo utilizó para realizar estudios en ancianos y escribió ‘las leyes de la presbiacusia’.Finalmente cayó en desuso durante el siglo actual debido a la aparición de aparatos con mayor sensibilidad.Los hermanos Ernesto y Guillermo Weber terminaron de esclarecer el fenómeno de la resonancia y verificaron la teoría de la similitud de ondas lumínicas y sonoras. Propusieron las pruebas de los diapasones aún vigentes.Hacia fines de siglo nuevamente adquirieron un gran desarrollo la fisiología y la anatomía del aparato auditivo gracias a los descubrimientos del vienes Zuckerland y José Grüber.Las observaciones del laberinto de Flourens (ver luego), separaron finalmente el aparato auditivo del aparato vestibular. Historia de la Otorrinolaringología, desde sus orígenes hasta fin del siglo XIX (2ª PARTE)APARATO VESTIBULARLos primeros hallazgos que contribuyeron al conocimiento del aparato vestibular comienzan con los procedimientos de renacentistas italianos y del flamenco Andrés Vesalio (1514-1564), que realizaron sus investigaciones anatómicas de éste órgano (21).En el siglo XVII A. Valsalva constata la presencia de líquido dentro del laberinto.El rasgo distintivo de la investigación anatómica y fisiológica vestibular fue haber sido netamente comparativa, destacándose principalmente las investigaciones de Flourens y Cuvier.Comparetti y Scarpa se destacaron por sus estudios anatómicos del aparato auditivo-vestibular; Scarpa descubre, con la ayuda de la anatomía comparada, el laberinto membranoso y el líquido endolinfático.George Couvier (1769-1832) describió la disposición de los conductos semicirculares de las aves en su lesiones de anatomía comparada (1805), importante hecho ya que posibilitó, en un futuro, el estudio de su fisiología.Fierre Flourens (1794-1867) fue el primero en investigar la fisiología de los canales semicirculares, sus importantes aportes fueron presentados en la Royal Academia de las Ciencias de París en el año 1828. Basándose en sus estudios sobre conejos, palomas y otros animales, describió posteriormente las relaciones entre movimientos horizontales (canales semicirculares horizontales) y movimientos verticales (canales semicirculares verticales). Además describió la relación entre los movimientos de los canales semicirculares y los ojos, y de allí el concepto de que la supresión del funcionamiento normal de los canales causa los movimientos anormales de la cabeza y de los ojos. Esto, junto a la observación en sordomudos de la falta de vértigo rotatorio despertó su sospecha de las conexiones entre el laberinto y la coordinación de movimientos y reforzó su idea de que los canales semicirculares tienen una acción reguladora sobre el sistema neuromuscular.Luego otros investigadores (Brown, Breur, Mach, von Cyon, etc.), continuaron con esta línea fisiológica.A fines del S. XIX el conocimiento anatómico de estas estructuras del oído interno alcanza una admirable precisión. A partir de esta etapa comienzan a aparecer los grandes atlas, en el que se destaca el de Gustaf Retzius (1881-1884), quien descubre el órgano otomacular y, ya entrado en este siglo, el atlas de Gray.Galtz (1870) encontró a los conductos semicirculares como los órganos del sentido estático, que perciben las posiciones del cuerpo.Cyon pretendió ver en los conductos semicirculares el sustrato directo de las representaciones espaciales.Mach y Breur les atribuyeron la misión de percibir la dirección de los movimientos del cuerpo.EDUCACIÓN DE LOS SORDOMUDOSLa mayoría de los educadores del siglo XIX fueron religiosos. La paciencia y generosidad del Benedicto español Pedro Ponce de León fue lo que inició esta noble profesión. Bonnet y Pereyra, sus discípulos, fueron los que fomentaron el crecimiento de esta especialidad, ya no en manos de médicos sino de sacerdotes y técnicos aficionados a esta disciplina.LARINGOLOGÍATal vez éste sea uno de los ejemplos más contundentes de cómo la invención de un nuevo instrumento puede iniciar toda una nueva especialidad, y transformarla de clínica a clínica-quirúrgica.Los primeros que intentaron ver la laringe, tales como Bozzini (1807), Seen (1831) y otros, lo hicieron como un complemento de la iluminación de otras cavidades orgánicas.Antes de continuar con este capítulo, se aclara que se utilizará el término laringoscopio como «el instrumento para observar la laringe», relativizando los conceptos actuales de espejo laríngeo, laringoscopio, fibroscopio, etc.Las primeras evidencias de la invención de un laringoscopio surgen a través de B. G. Babington (1794-1865), en el año 1829. A pesar de parecerse más al laringoscopio actual, que el laringoscopio de García, no gozó de popularidad y no fue adoptado por sus colegas. Poco después Baumés de Lyon (1838) y Listón describieron elementos similares.La invención del laringoscopio de Manuel García es reconocido como el hito que marcó el punto de inflexión en el desarrollo de la especialidad.El estudio de la laringe comienza su época de prosperidad con el descubrimiento del profesor de canto Manuel García (22) (1804-1905). Este hombre fue hijo de un importante cantante de ópera de la época que lo instruyó en el canto, después de haber estudiado en los más prestigiosos lugares, pasando por París, Londres e Italia. Ya con su formación completa y gozando de cierto prestigio, decidió que no había nacido para eso y regresó a Madrid donde se dedicó al estudio de la fisiología de la voz en el Hospital Militar. Es debido a esto que intentó ver sus propias cuerdas vocales valiéndose de dos espejos (1854), sin imaginar que posteriormente su invención serviría como herramienta fundamental de la laringología. Presentó su trabajo en París donde despertó poco interés, sin embargo, Türck de Viena decidió ponerlo en práctica. Este «laringoscopio» no contaba con buena luminosidad, cuestión que solucionó Czermark adaptándolo valiéndose del gran oftalmoscopio de Ruete que gozaba de excelente iluminación. Posteriormente, Smeleder mejoró el método poniendo el segundo espejo entre las gafas y finalmente Walker, laringólogo inglés, en 1862 sugirió la actual correa rodeando a la cabeza, que articula con el espejo mediante una bola que permite mejor adaptación.Fueron conocidas en Europa las disputas entre Türk y Czermark, acerca de quién fue el verdadero difusor de la laringoscopia; ambos viajaban por todo el continente haciendo demostraciones de sus invenciones. También Smeleder y Walker rivalizaron sobre la invención del actual espejo frontal. De lo que no hay discusión, aun sabiendo los descubrimientos anteriores, es que la propagación de la laringoscopia comenzó con M. García, razón por la cual le valió importantísimos premios otorgados en sus 101 años de vida.Czermark, que ejerció su profesión en Budapest, tuvo como discípulo a Mackenzie (1837-1892) y le enseñó el arte del larigoscopio.Mackenzie en su regreso a Inglaterra se destacó principalmente por ser un gran cirujano de laringe, escribió su libro «Enfermedades de la nariz y garganta», muy conocido por todos los laringólogos. Además realizó las primeras clasificaciones de las enfermedades de laringe.Es muy conocida la historia de Federico III de Prusia, que al enfermar de cáncer de laringe, fue paciente de M. Mackenzie por arreglo de la reina Victoria de Inglaterra. Con criterio diagnóstico Mackenzie le practicó una biopsia y se la envió a Virchow, prestigioso patólogo alemán, quien no encontró células malignas en la muestra. Mackenzie por lo tanto pospuso la cirugía. Debido a esto rivalizó fuertemente con el alemán G. Gehrardt, que sostenía lo contrario. Finalmente, Federico III empeoró, necesitando una traqueotomía y murió en el año 1888 (23). A partir de allí, comenzó a perder prestigio y fue apartado del ambiente de Londres. La depresión lo llevó a una muerte temprana, 6 años después.El sucesor de Mackenzie fue F. Semon (1849-1921) que fue el primer laringólogo incorporado a un hospital dedicado a la enseñanza en Londres. Como no era cirujano debía operar con ayuda y describió así la operación de la fisura laríngea. Además, se dedicó al estudio de las parálisis laríngeas.La cirugía laríngea era practicada desde hacía bastante tiempo por cirujanos generales; sin embargo, muy pocos fueron los que se animaron a hacerlas debido a las importantes complicaciones respiratorias que acarreaban.La primera extracción de un pólipo fue realizada por Kodecich en 1751, valiéndose de instrumental ginecológico.Los resultados eran nefastos, en parte también por la poca posibilidad diagnóstica, puesto que englobaban varias patologías muy diferentes como sífilis, tuberculosis, pólipos y cánceres. Entre los primeros cirujanos de la especialidad, se pueden citar a Sir A. Cooper (1768-1841) en Inglaterra, A. Desault en París, a quien se le atribuye la primera cirugía de fisura laríngea, Ehrmann de Estrasburgo y H. Green (1802-1866), el primero de Norteamérica.Sir A. Cooper merece citarse por una anécdota que lo refiere: En 1815 le fue llevada a la consulta una niña de 11 años con un tumor de base de lengua. La citó para operar después de un mes, y durante este tiempo se dejó crecer la uña. Al mes seccionó el tumor con la uña valiéndose de hielo como anestésico local que daba a chupar a la paciente antes de la cirugía. Como si fuera poco, reprodujo la cirugía cuando el tumor creció de nuevo (3).H. Green, utilizó el nitrato de plata al 10% para pincelar los pólipos de laringe con un portaalgodones curvo que él mismo había diseñado; sin embargo, fue acusado de practicar la magia y no la medicina ya que no se contemplaba que pudiera curarse sin anestesia y sin ver la laringe.La primera laringectomía de la que hay evidencias fue realizada en P. Watson (1832-18661 en el año de su muerte, aunque resultó ser un caso de sífilis y no de cáncer.La primera intubación de una laringe fue hecha por E. Bouchut (1818-1891) en 1856, poco después de la primer traqueotomía hecha por Trousseau (1801-1867), quien tuvo su ocupación principal en la TBC laríngea.En Francia se recuerda como el primer laringólogo a Ch. Fauvel (1830-1895), que aprendió de Czermark en su paso demostrativo por París. Luego vendría el tiempo de E. Moure de Bordeaux, que contribuyó también a transformar la laringología desde una especialidad médica a una especialidad quirúrgica. Moure fue el primer profesor de laringología de Francia.Además del laringoscopio, la anestesia local fue lo que posibilitó el avance de la cirugía de la laringe-El francés Coupard utilizaba vino Mariani diluido con cocaína (introducida por Jellinek en 1884), para realizar la anestesia de la laringe. Esta bebida era muy cara y era preferida por la aristocracia y el Papa León XIII entre otros. Por otro lado, Moure pincelaba la laringe con cloroformo la noche anterior a la cirugía, aplicaba morfina una hora antes, luego continuaba con gárgaras de hidro-alcohol de Tanino y, por último, enfriaba con hielo hasta el momento de la cirugía. Mackenzie no usaba la anestesia ya que se valía de sus habilidades técnicas (3).RINOLOGÍAEsta parte de la especialidad fue la última en desarrollarse. El conocimiento de su estructura anatómica, favorecida por el nuevo instrumental que se disponía y el conocimiento de la fisiopatología de determinadas enfermedades, fue lo que posibilitó la creación de la otorrinolaringología como una entidad única y esencialmente quirúrgica.Es de destacar la importancia que ejerció el uso de la cocaína como anestésico en el desarrollo de la rinología.La trompa de Eustaquio merece citarse también en este capítulo, ya que a partir del conocimiento de la anatomía y fisiopatología de este tubo, fue posible unir a la otología con la rinolaringología.En los papiros de Ebers, y Edwin Smith son los primeros lugares donde se menciona la trompa (5). Luego hay referencias de que Alcmeón de Crotona, encontró un conducto que comunicaba el oído con la boca, basándose en sus estudios de disección en cabras. (4). Empédocles, en sus estudios de la respiración, reparó en ella (3). Los importantes trabajos anatómicos de Eustaquio le valieron su denominación actual. Puede considerarse que el cateterismo de la trompa de Eustaquio, practicado por primera vez por Edme-Gilles Guyot (1724) y perfeccionado por el médico inglés Cleland (1741), fue la primera intervención de importancia dentro de la especialidad. Leschvin (1732-1788), fue el primero en admitir que las infecciones nasofaríngeas podían com¬prometer al oído a través de la trompa de Eustaquio y provocar acúfenos por enrarecimiento del aire del oído medio. Otro médico conocido por su interés en la cateterización de la trompa de Eustaquio y por su interés por establecer la relación entre las enfermedades de la faringe con el oído fue James Yearsley (9). A partir de aquí se pueden citar muchos trabajos al respecto.La primera data de actividad quirúrgica para los senos nasales es de O. Aberdeen de Escocia, que abrió y obliteró el seno frontal.La primera referencia de una cirugía funcional de la nariz concierne a Blandin (1798-1849) de París, que corrigió una desviación del septum ‘a puñetazos’ y acomodó el tabique introduciéndose a través de las fosas nasales (24). Heylen realizó la primera resección submucosa en 1847.Adams en 1875 propuso la reparación de las desviaciones del tabique nasal mediante su fractura provocada.Kólliker fue el primero en describir las adenoides faríngeas y las amígdalas, teniendo en cuenta, por supuesto, que éstas ya se conocían desde la antigüedad.A Czermark y Voltolini se le atribuyen la invención de la rinoscopía posterior, a partir del laringoscopio. Fue sin duda éste el hito que comenzó con la rinología moderna, ya que anteriormente era muy difícil iluminar las cavidades nasales con el espéculo de valvas de Itard (para oídos). Es curioso que la rinoscopia posterior se haya impuesto antes que la rinoscopía anterior.Los primeros espéculos nasales (2), luego de Hipócrates, fueron reintroducidos con modificaciones por Thudichum en 1868. El espéculo de Fraenkel (1872) combina las hojas fenestradas con un tornillo para poder sostenerlas él mismo. Duply (1868) modificó el embudo del espéculo que ya se utilizaba para observar el oído y, así, pudo regular la apertura de las valvas por medio de un tornillo. Con el advenimiento de la luz artificial se pudo dar otro importante paso.El primero en extirpar quirúrgicamente las adenoides fue Yearsley en 1842; no obstante, la primera descripción exacta fue hecha por H. Meyer de Copenhague en 1868.En cuanto a las amígdalas, se han descrito numerosos métodos desde principios del siglo XIX para su extirpación quirúrgica: Cheselden con una aguja con dos hilos, B. Bell con su lazo de doble cánula, Desault con su uvulótomo. Fue P. Phisick quien, a fines de siglo, modificó el uvulótomo adaptándolo a la manera de guillotinas tonsilares. Posteriormente Mackenzie y tantos otros, modificaron el instrumento varias veces.Los pólipos nasales fueron recién atribuidos a infecciones crónicas del etmoides por E. Woakes de Londres en 1885.Caldweil y Lúe, norteamericano y francés respectivamente, idearon sus técnicas para la evacuación del antro maxilar a fines de siglo.Waldeyer describió en 1884 el anillo linfático que hoy lleva su nombre.En 1899 la rinología se incorporó a la cátedra de laringología en Viena.LOS COMIENZOS EN LA ARGENTINAEn el siglo XVIII la enseñanza de la medicina se realizaba en el viejo Hospital General de Hombres, que funcionó desde 1780 junto a la iglesia de San Pedro González Telmo. Hacia 1877 su estado era tan deplorable, que no se podían realizar cirugías por el tan alto índice de mortalidad (25).En 1883 la municipalidad dispuso su desalojo definitivo y demolición. En esa época la Facultad de Medicina dependía de la Academia de Medicina, por lo que M. Montes de Oca (a cargo de la facultad), protestó ante las autoridades de la Academia declarando que no operaría más en el antiguo hospital mientras la facultad no le brindara un lugar apropiado. A consecuencia de esto, una comisión creada al respecto, decide erigir un hospital en el predio entre las calles Córdoba, Paraguay, Junín y la actual Uriburu. En 1881 se inaugura el Hospital de la Facultad de Medicina, (Hospital de Clínicas).En el último tercio del siglo XIX había ya suficientes experiencias que fueron conformando a la otorrinolaringología. Estas prácticas eran efectuadas por cirujanos generales que se ocupaban de aspectos generales de una especialidad que no se enseñaba en el país.Las primeras traqueotomías fueron efectuadas por F. Muñiz en 1852, siguiendo en 1855 Ayerza, Montes de Oca, Larrosa, Aráuz, Alston, Peralta y Pardo. Las mismas se realizaron en enfermos de difteria o con grandes tumores sofocantes (1).Por otra parte, los médicos generales se ocupaban de tratar enfermos con pólipos nasales, que muchas veces necesitaban de una cirugía.En 1884 R. Lloverás, a su regreso de Europa, introdujo los últimos avances e instrumental científico y estableció un consultorio de enfermedades de la garganta, nariz y oídos. Su instrumental de examen estaba reducido a espéculos nasales (metálicos de valvas y los comunes), y espéculos de oídos (cónico-cilíndricos, de caucho o ebonita), estiletes comunes acodados, olivares. Su instrumental quirúrgico estaba compuesto simplemente por sondas de Itard, peras de Politzer, espéculos de Ziegler, otoscopio, jeringa con cánula olivar para extracción de cerumen, pinzas para cuerpos extraños, amigdolótomos de guillotina sin mango, y cáusticos (1).Las prácticas quirúrgicas que se realizaban eran: cauterización de cornetes, amigdalotomía con amigdalótomo a guillotina y extracción de las vegetaciones adenoideas. Extraer las vegetaciones podía llevar hasta dos días.Pietranera, practicante del Servicio de R. Lloverás, fundó el servicio gratuito del Círculo Médico. Doncel y González Garaño completaban el grupo de especialistas (1884-1888). En este último año se incorporó E. Obejero.En 1885 se creó el Instituto Nacional de Sordomudos.Tello, un prestigioso otorrinolaringólogo del país, publicó importantes trabajos.Destacó la importante cantidad de sordomudos que había en el país (5000, según estadísticas). Esto le sirvió para crear una escuela normal anexa al Instituto Nacional de Sordomudos.En 1890 existía, en la ciudad de La Plata, otro instituto dedicado al diagnóstico y tratamiento de las sorderas.Tello propuso que se creara en Argentina una cátedra de otorrinolaringología, en 1893.En 1894 el Ministerio de Instrucción Pública creó la Cátedra de Clínica Otorrinolaringológica, nombrándola para desempeñarla en las dos Universidades argentinas, la de Córdoba y la de Buenos Aires, a C. Achával y E. Obejero respectivamente.C. Achával permaneció tan sólo un año en su cátedra, ya que permutó la misma con Soaje, quien era titular de Química. Este cambio permitió que la cátedra de otorrinolaringología prosperara.Obejero, en 1894, fue el primer profesor titular de otorrinolaringología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, en el tiempo en que Montes de Oca era decano. Comenzó siendo especialista de ojos y fue a Europa donde estudió ambas especialidades y, a su regreso, se dedicó a la otorrinolaringología. En 1884 creó su consultorio de otorrinolaringología en el Círculo Médico Argentino, y el primer servicio de la especialidad en el país en 1886, en el Hospital San Roque, del que fue su jefe. Al Hospital San Roque los alumnos no podían concurrir con asiduidad por escasez de medios de comunicación. Debido a esto, se creó el consultorio externo en el Hospital de Clínicas, y se instaló en una piecita de la sala V. La actividad que se realizaba era esencialmente práctica. Obejero fue Miembro Fundador de la Sociedad Médica Argentina y de su revista.La cátedra de Otorrinolaringología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires fue la primera en crearse en Latinoamérica.F. Pérez en 1895 operó en el Hospital Francés la primera laringectomía total, con éxito de sobrevida. También describió los tubos para intubación en niños diftéricos.Otros importantes cirujanos abocados al estudio de la otorrinolaringología fueron M. Castro, D. Decoud y Garibaldi del Monaco.Obejero dejó varios discípulos, entre los cuales se destacaron F. Oscamou, J. Leyera (primer profesor adjunto), Castro, Paz, Correa, Relian, Galeano y Bracht.Conclusiones:A través de todo el relato histórico se han presentado consecutivamente, los avances que fueron ocurriendo lenta y progresivamente hasta su gran explosión en el siglo XIX.La otorrinolaringología evolucionó armoniosamente con el resto de la medicina y acorde al contexto histórico en que se vivía.Fueron importantes los cambios filosóficos, científicos, culturales y geográficos que sucedieron en cada época.En la antigüedad dominaron la superstición y el empirismo grosero; luego apareció el empirismo racional del saber hipocrático. La edad media se caracterizó por el estancamiento y oscurantismo general del conocimiento. A partir del Renacimiento, la observación y la experiencia permitieron que floreciera el conocimiento anatómico y el redescubrimiento de los valores hipocráticos. Por último, aparecieron el saber científico racional y el positivismo, con lo que la ciencia empezó a avanzar más rápidamente.En la otorrinolaringología, el conocimiento de la anatomía de los órganos y el desarrollo del instrumental específico fueron las principales herramientas que permitieron el surgimiento de la especialidad. Luego, el conocimiento de la fisiología fue el paso indispensable para unir la garganta, la nariz y los oídos en una sola especialidad.Las tres partes fueron apareciendo por separado: primero, la otología; luego, la laringología y, por último, la rinología, incorporándose a las otras dos.BIBLIOGRAFÍA:1 Echavarria L. Origen y evolución de la otorrinolaringología engeneral y especialmente en la Argentina. La Semana Médica, Jun. 26,1930.2 Pirsig W. History ofrhinology: nasal specula around the turn of the 19th-20th century. Germany. Rhinology. 1990 Jun.; 28(2):113-22.3 Rizzi M. Historia de la anestesia local en otorrinolaringología. O.R.L. Revista de la F.A.S.O. Buenos Aires. Pag. 45-49. A2. Nro. 4. Dic. 1995.4 Montes de Oca E. Morfofisiología de la trompa de Eustaquio en mamíferos, aves y batracios. Estudio comparativo. Anales de otorrinolaringología mexicana. Vol 39. Nro. 4. 177-181. 1994.5 Querol Horacio. La otorrinolaringología en Hipócrates. (Tomado de ‘Oebres completes de Hipócrates’-10 tomos- E. Litré. A París, Chez J.B. Bailliere, Librarle d l’academie Royale). 76 pág. UBA. 1946. Inédito.6 GitterAH.Ashorthistoryofhearingresearch. Universitatsklinik fur Hals Nasen-Ohren-Heilkunde. Alemania. Laryngo-rhinootologie. 69(8):442-5. Ago. 1990.7 Prini A. Los conocimientos otorrinolaringológicos a través de los libros hipocráticos. Trabajo de adscripción al primer año de la cátedra de clínica otorrinolaringología. UBA. 1940. Inédito.8 Botey Estape M. A. San Blas, Santo Patrón de los otorrinolaringólogos. Anales de otorrinolaringología mexicana. Vol 41. Nro. 2. May. 1996.9 Laín Entralgo P. Historia de la Medicina. Ed. Salvat. Barcelona. 1978.10 Lanza Castelli P. Iniciación de la otorrinolaringología como ciencia médica. Boletín de la Academia Nac. de la Ciencia. Pág. 358-368. Córdoba. 1972.11 Liston SL. Ambroise Pare and the king’s mastoiditis. Am J.Surg. 167(4):440-2. Abril 1994.12 Rizzi M. La historia del primer marido de María Estuardo y su Otitis Crónica. Revista de la F.A.S.O. 2(5). Buenos Aires. 49-51. Mar. 1995.13 Laín Entralgo P. Historia universal de la Medicina. Tomos V-VII. T.G. Wilson. Pág 337-345. Salvat. Barcelona. 1975.14 Castiglioni A. Historia de la medicina. Ed. Salvat. Barcelona.1975.15 FeldmannH. True and artificial leeches and their use in otology. Sanguijuelas verdaderas y artificiales y su uso en otología. Klinik Universitat Munster. Laryngorhinootologie. 73(10):551-5. Oct. 1994.16 BergmanNA. William Wright, aurist: nineteenth century pneumatic practitioner and a discoverer of anesthesia. Department of Anesthesiology, Oregon Health SciencesUniversity, Portland. Ann-Otol-Rhinol-Laryngol. 103(6). 483-6. Jun. 1994.17 Feldmann H. Del otoscopio al oftalmoscopio y viceversa. Laryngorhinootologie. 74(11):707-14. Germany. Nov. 1995.18 Chinski A. Progresos de la Otorrinolaringología en el S XIX. Facultad de Medicina. UBA Ago.1983. Inédito.19 KleyW. Alfonso Corti (1822-1876), discoverer ofthe sensory endorganofhearingin Wurzburg. ORL Otorhinolaryngol 48(2): 61-7. 1986.20 FeldmannH. The Galton whistle and discovery ofpresbycusis. Laryngorhinootologie. 74(5):329-34. May. 1995.21 Valentinuzzi M. Origen y evolución del estudio de la mecánica del aparato vestibular. Boletín de la Academia Nacional de la Ciencia. Pág. 351-357. Córdoba. 1972.22 Enciclopedia Universal Ilustrada. Ed. Espasa-Calpe Editores. Nro. 25. 1924.23 SperatiG. Un caso storico di cancro della laringe (la morte di Federico III di Prussia). Acta-Otorhinolaryngol-Ital. 10 Suppl 32:1-20. 1990.24 WillemotJ. History ofrhinology :functional surgery of the nose in France at the turn ofthe century. Rhinology. Netherlands 28(4):275-80. Dec. 1990.25 F. Spikermann. Conmemoración al centenario de la primera cátedra de otorrinolaringología. Julio 1994. Inédito.Fuente: Dr. Luis Chinski – Revista de la FASO – 66-1997 – Sección Historia Historia del Tratamiento y Rehabilitación del Niño Discapacitado AuditivoLa Otología tiene una larga y estrecha asociación con la historia del hombre, dado que se ha convertido en el custodio médico de sus sistemas primarios de comunicación. Durante su desarrollo, la otología también ha adquirido otros intereses, pero la mayoría de ellos están ligados a la comunicación. El desarrollo de la otología puede trazarse a través de 4.000 años; sin embargo, durante este largo período la otología sólo se involucró profundamente en el estudio y esfuerzos para mejorar la audición de niños sordos en el último siglo y medio.Los documentos del antiguo Egipto describen médicos/sacerdotes especializados en sordera, y otros sacerdotes especializados en oídos drenantes. Estos sacerdotes ocupaban altos puestos en las cortes reales y uno de ellos fue designado Otologista Real, honor que no ha sido conferido a muchas otras especialidades. El papiro de Ebers de 1160 AC detalla la medicación que, por ley, debía prescribirse para cada desorden audiológico diferente. Muchas de estas prescripciones eran verdaderamente repulsivas, pero permanecieron en práctica hasta el período de dominación griega de la medicina que comenzó alrededor del siglo V AC Los griegos descartaron la idea de que la medicina sólo podía ser practicada por sacerdotes y bajo Hipócrates, la observación clínica reemplazo al antiguo sistema de clasificación rígida y las enfermedades podían ser descriptas ahora por sus síntomas. La disección anatómica por parte de los griegos, incrementó el conocimiento de las estructuras del cuerpo y su relación con las enfermedades. Había algunos conceptos erróneos que fueron establecidos por los griegos. Por ejemplo, Hipócrates declaró que la descarga de un oído drenante era producida en el cerebro y que el oído sólo actuaba como conducto. Esta creencia persistió hasta fines del siglo XVII.Treinta años después de Hipócrates, Aristóteles diseccionó algunos animales y describió el tubo faringo-timpánico que, 1900 años después, fuera descrito por el anatomista italiano, Eustaquio, en Roma. Otro griego, Pitágoras desarrolló una escala musical utilizando cuerdas tirantes de diferentes longitudes.En el año 50 AC, la biblioteca médica de Alejandría en Egipto fue destruida por un incendio durante una batalla entre Julio Cesar y los egipcios, y con esta destrucción, la medicina perdió la mayor parte de la información que había sido reunida por los egipcios y los griegos. Luego de este desastre, no hubo progresos en medicina por casi 30 siglos, hasta la aparición de los grandes anatomistas italianos que dirigían las escuelas médicas de Padua y Roma. Versalius y Fallopio en Padua y Eustaquio en Roma desarrollaron el moderno concepto del aparato auditivo y Eustaquio escribió el primer libro sobre el oído Epístola Revista del Club Otolaringológico XV (1) Julio 1988 de Auditus organis, el que se extravió durante siglos en la biblioteca Vaticana.La próxima gran contribución a la otología se produjo en 1683, cuando el médico francés, Duvernay, publicó su libro Traite de l’Organ de l’Ouie. Este libro contenía extraordinarios dibujos anatómicos y observaciones sobre las enfermedades del oído. Demostró a través de sus estudios post mortem, que la descarga del oído se produda en el oído medio y no en el cerebro. También rompió con la tradición y escribió su libro en francés, no en latín. En muchas formas, fue considerado como el primer otologista.En 1725, el inglés John Shore desarrollo el diapasón que fue tan importante en el análisis de la audición en los años siguientes. Aproximadamente al mismo tiempo, Valsalva en Italia, desarrolló un método para inflar el oído medio a través de la trompa de Eustaquio, lo que ayudó a la audición de personas con insuficiencias en las trompas. Casi al mismo tiempo, Cortugno presentó la primer teoría científica sobre la audición. El siglo XVIII también fue testigo de las primeras mastoidectomías exitosas realizadas por Petit en Francia y Jasser en Alemania. Los avances técnicos del siglo XVIII prepararon realmente para que el otologista comenzara a buscar caminos para el análisis de la pérdida de la audición, y comenzó sus contribuciones para el mejoramiento de la audición, y en poco tiempo, lo llevó a un contacto cercano con los maestros de sordos.La historia del tratamiento del sordo a lo largo de los siglos ha sido tenebrosa. El Antiguo Testamento se refirió al lugar que tenía en la sociedad la víctima de sordera, en Leviticus diciendo: «No maldecirás a los sordos». Los Libros Hebreos de Toth dicen: «los sordos no tienen derecho legal de adquirir propiedad, pero no pueden ser penalizados por injurias a otros». E1 gran emperador romano Justiniano, de cuyo nombre deriva el vocablo Justicia, sancionó una ley que decía «el sordo y mudo de nacimiento no tiene ni derechos ni obligaciones legales. Deben ser clasificados como dementes. No pueden contraer matrimonio y deben tener custodios para manejar sus asuntos. Los que sufren de sordera adquirida pueden manejar sus negocios siempre que puedan escribir». El tratamiento del sordo era tan despiadado que encontramos en el Nuevo Testamento de nuestra Biblia que uno de los milagros de Cristo fue restituir el oído y el habla a un sordo mudo. Hasta la Segunda Guerra Mundial, en Estados Unidos, alrededor de un tercio de los estados mantenían instituciones para sordos e insanos. Los sordos en dicho estado eran admitidos y vivían con los insanos.La historia del esfuerzo del hombre para ayudar al sordo a aprender a comunicarse es una triste historia hasta el siglo XVI. Entre los primeros escritores sobre el tema está Rudolphus Agrícola de Heiderburg que en 1521 informó que había escuchado hablar de un sordo que había a-prendido a escribir. En 1563, Cortugno de Italia, luego de leer este informe escribió: «Un sordo mudo puede escuchar mediante la lectura y puede hablar mediante la escritura». Sin embargo, se reconoce a Pedro Ponce de León (fig. 1), un monje benedictino de España que vivió entre 1520 y 1584, como el primer maestro de comunicación de un niño sordo mudo.

Figura 1. Fray Pedro Ponce de León.Fue comisionado por el Condestable de Castilla para enseñar a hablar a sus dos hijos sordos, a fin de que pudieran heredar legalmente su riqueza. Ponce de León fundó una escuela en el Monasterio de San Salvador, para niños sordos, limitada solamente a niños nobles. Su método era enseñar escritura, luego lectura, lectura de labios, habla y finalmente a razonar. Este método resultó tan exitoso que en poco tiempo no sólo enseñaban a niños, sino también a maestros. Un estudiante de Ponce de León, un monje llamado Bonet, escribió el primer libro sobre métodos de enseñanza a niños sordos mudos. Al final agregó unos párrafos describiendo el uso del alfabeto manual y el lenguaje de signos. Luego de este libro, la educación de sordos se dividió en dos escuelas aquellas que enseñaban la lectura de labios y otras que enseñaban el lenguaje de los signos. Sin embargo, el éxito de estos dos métodos aseguró el futuro de la educación de niños sordos.La primera escuela pública nacional para niños sordos surge en 1770 cuando el Rey Luis XIV de Francia fue persuadido por el Abad de l’Eppe, (fig.2) acerca de la necesidad de una escuela de este tipo. La instrucción en esta escuela era a través del uso del lenguaje de los signos. En 1817, Dinamarca promulgó una ley estableciendo la educación obligatoria del niño sordo. Desafortunadamente, esta ley prohibía que los niños sordos comenzaran su educación antes de los 7 años, privándolos de por lo

Figura 2. Abad de L ‘ Eppé.menos, cinco buenos años para que a-prendieran a comunicarse.En los Estados Unidos, se había hecho muy poco para ayudar al niño sordo mudo hasta casi la mitad del siglo XIX. Algunos fueron a París o Inglaterra a educarse, ya que no había ayuda local. El primer esfuerzo para establecer una escuela permanente para sordos fue hecho por el Dr. Francés Green de Boston. Su hijo había sido educado exitosamente por los Braidwoods en Inglaterra, dos décadas antes. A través del interés de Green, en 1803, y con la ayuda de las iglesias locales, se realizó un censo de sordos en el estado de Massachusetts, dando como resultado 75 sordos. A partir de esta cifra, se estimó que había más de 500 sordos en EE.UU. Green escribió un número de artículos urgiendo sobre la información de una escuela para sordos, pero desafortunadamente, no obtuvo ningún resultado permanente. Alrededor de 1810, el joven Braidwood, nieto del original Thomas Braidwood, arribó a los EE.UU. para fundar una escuela para sordos en Baltimore y en 1812, se trasladó a Virginia donde se le asignó la educación de dos niños de la familia Bolling. Murió en Virginia de alcoholismo. En 1815, el Reverendo Thomas Gallaudet con el apoyo de la iglesia, fue a Europa para estudiar la educación de sordos. El plan era trabajar con los Braidwoods por un tiempo y luego ir a París atrabajar con el Abad Sicard, un joven sacerdote entrenado por el Abad de l’Eppé, que fuera nombrado como su sucesor en el Instituto París. Cuando los Bradwoods supieron que Gallaudet planeaba aprender tanto lectura de signos como de labios, se rehusaron a tener algo que ver con él, por lo tanto, fue a Francia a trabajar con el Abad Sicard. Al regresar a los Estados Unidos y utilizando fondos que habían sido recolectados para él, fundó la primer escuela permanente para sordos en Hartford, Connecticut y la llamó «Asilo para la Educación e Instrucción de Sordos y Mudos de Connecticut». Esta escuela sólo enseñaba signos.

Figura 3. Gaspard Itard.La primer colaboración formal entre el otologista y el educador ocurrió en 1821 cuando Gaspard Itard (fig. 3) profesor de Otología en París, se comprometió a brindar sus esfuerzos para la rehabilitación de sordos. Fue seguido en 1872 por Próspero Meniére (fig. 4) un distinguido otologista y otopatólogo, cuando aceptó la designación como Superintendente Médico de la Escuela de Sordos y Mudos en París.

Figura 4. Próspero Meniére.En 1876 cuando Alexander Graham Bell se trasladó de Canadá a Boston para abrir una escuela de sordos, casi inmediatamente comenzó a trabajar con el Dr. John Blake, un otólogo que había estado interesado en experimentos del lenguaje visible. La Escuela Beel enseñaba lectura de labios. El Dr. Blake pudo enseñar a Bell muchos de los detalles anatómicos del sistema auditivo y es muy posible que haya participado en el desarrollo último del teléfono que Bell esperó, en principio, fuera utilizado como una ayuda auditiva. Poco después, Clark, ciudadano de North Hampton, Massachusetts, comenzó la fundación de la Escuela Clark para Sordos, ubicada en su propia casa. Durante el planeamiento y desarrollo de esta escuela, Clark recibió mucha colaboración de parte del Dr. Green, un otologista de renombre en esa comunidad. Su escuela enseñaba lectura de labios.Al final del siglo XIX, el Profesor Urbanschitsch, otologista, en Lieja, se convenció que se podría esperar mejores resultados en la educación del sordo para el entendimiento del lenguaje, utilizando cualquier residuo auditivo que pudiera tener el niño o adulto. Impresionado por la idea de Urbanschitsch, el Dr. Goldstein de St. Louis, EE. UU., en 1931, fundó el Instituto Central para Sordos en St. Louis, donde se puso especial énfasis en la interacción entre la educación de sordos y la otología. El Instituto fue construido cerca de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, donde tanto el Dr. Goldstein como el Director de la Escuela de Sordos fueran designados en la Facultad de Medicina y se establecieron laboratorios clínicos para el estudio científico de los estudiantes en la escuela.Los estudios patológicos de Toynbee en Londres y la publicación de su libro «Enfermedades del Oído» en 1866, condujeron eventualmente al desarrollo del concepto del laboratorio del hueso temporal. El primero se estableció a principios del siglo XX en Estransburgo y luego de la Primera Guerra Mundial, se fundó el segundo en Zurich y en 1927, el Dr. Samuel Crowe fundó el primero en EE.UU. en la Escuela John Hopkins de Medicina. Los estudios llevados a cabo en estos laboratorios contribuyeron a nuestro conocimiento de la fisiolologia de la sordera y a la determinación de varias de sus causas. Estos hallazgos se relacionan directamente con el desarrollo de ideas para el mejoramiento médico y quirúrgico de la audición, lo que a b vez creó un vinculo más estrecho entre el maestro y el otologista. Fue posible decidir a qué niño se le podía mejorar la audición para ayudarlo en su educación, a través de medios médicos o quirúrgicos, y cuál debía depender exclusivamente de una educación planeada sin la esperanza de una mejora en su audición. Desde la Segunda Guerra Mundial, los avances producidos en la cirugía del oído y el desarrollo de nuevos aparatos electrónicos para la ayuda de la audición, mejoró la educación de sordos.El avance más reciente para la rehabilitación de niños con desordenes de comunicación ha sido desarrollo del «Instituto Nacional para el Estudio de los Desórdenes de Comunicación en Niños» en Omaha, Nebraska. Aquí el maestro y el otologista se integraron en la misma institución. Este centro construido en las cercanías del Hospital de la Universidad de Creighton, era una escuela experimental para niños sordos, un servicio modelo de audiología diseñado para el estudio de la audición en niños, una división vestibular con su propio laboratorio de investigaciones, una división neurológica, una división genética, una división de habla y una sección otológica completa, con instalaciones modernas para el tratamiento médico y quirúrgico de la pérdida de la audición. Los laboratorios de investigación básicos se desarrollaron dentro de las divisiones para el estudio de los psicoacústicos, oto-neurofisiología, neuroanatomía, neuro-otoquímica, audiología, genética y habla. Los maestros, miembros del staff clínico y el staff de los laboratorios, trabajaron juntos en los problemas de la discapacitación auditiva y su rehabilitación. Se reúnen semanalmente en sesiones de staff donde se presentan y se discuten problemas de audición y las facultades clínicas y educativas se resumen en formaregular en un trabajo sobre el progreso realizado en los laboratorios de investigación y se revisa su posible relación con problemas clínicos.Al revisar la historia del desarrollo del apoyo otologista para niños discapacitados auditivos, parecería que fue el maestro de sordos quien dio los primeros pasos para ayudar a que esos niños aprendan a comunicarse y les ofreció la oportunidad de entrar en la sociedad normal del habla, sin segregaciones. Estos esfuerzos atrajeron la atención del otologista y alentó sus esfuerzos para mejorar la audición, lo que finalmente condujo a una asociación que contribuyó ampliamente con quienes no podían oír y que fueran clasificados como «dementes». Tomado de:John E. Bordley, MD.«Traducción: Dra. Matilde E. Lauberer de Ménguez.Laringectomía Total – Reseña Histórica

Figura 1. HIPÓCRATES – (460 A.C.) Griego. Nació enla Isla Cos ) Llamado el «Padre de la Medicina «Figura 2. GALENO, Claudio o Claro -(130-210) –Célebre médico griego de Pérgamo. Llamado también «el Sereno». Existen indicios fehacientes como para aseverar que el cáncer de la laringe fue conocido por Hipócrates-el gran médico de Cos-, por Galeno (El sereno) y otros (8), pero su conocimiento firme comienza en el siglo XVIII, cuando en 1732 a Giovanni Battista Morgagni (1682-1771), famoso anatomista y patólogo italiano a quien se lo considera el fundador de la anatomía patológica como especialidad, y a Joseph Lieutaud (1703-1780), patólogo francés, en sendas autopsias, les permitió respectivamente poner al des¬cubierto los cánceres que provocaron disfonía e insu¬ficiencia ventilatoria. Años más tarde Gaspard L. Bayle (1774-1861), médico francés, efectuó el diag¬nóstico histológico diferencial entre el cáncer y la tuberculosis localizados en la laringe (3).

Figura 4. GIOVANNI BATTISTA MORGANI (2682-1771) Anatomista y celebre patólogo italiano.Dos hechos fundamentales contribuyeron hacia la mitad del siglo XIX a la revolución de la laringología. En 1844 se descubre el efecto anestésico de la cocaína, y en 1854 el maestro de canto español Manual García (1805-1906), con la intención de poder ver a sus cuerdas vocales inventa el clásico espejo para reali¬zar la laringoscopía indirecta, alumbrándose en esa época con la luz solar (9).En ese período comienza a despertarse el interés por descubrir y tratar las diferentes lesiones de la laringe, las que cuando causaban insuficiencia ventilatoria eran sólo tratadas a veces efectuando la traqueotomía, sin otro recurso que mejorara su pro¬nóstico. Ya Hipócrates había descripto los síntomas de la asfixia por obstrucción habiendo propuesto la colocación al enfermo de tubos o cánulas en la luz de la laringe para aliviarlo (1).

Figura 3. MANUEL GARCÍA (1805-1906) Maestro de canto español. Se radicó en Inglaterra donde murió.La cirugía para el tratamiento del cáncer de la laringe se remonta a las primeras décadas del siglo XIX, al preocupar a diferentes investigadores si la resección parcial o total de la laringe, permitía una eficaz función ventilatoria y por ende la vida (9). Albers, de Bonn, en 1829 inicia la cirugía experimen¬tal de la laringe publicando en el «Journal für Chirurgie» de Albrecht von Graefe y de Walther, algunas experiencias practicando en perros y otros cirujanos en diferentes animales, destinadas a de¬mostrar estos fines perseguidos (8), marcando una era memorable en el tratamiento quirúrgico de las lesiones de la laringe. Estos primeros experimentos realizados en animales, no alcanzaron totalmente su objetivo, pero años más tarde en 1870, son retomados por el eminente cirujano vienes Theodor Billroth (1829-1894) y por sus discípulos los cirujanos alemanes Vincenz Czerny (1842-1916) y Cari Gussenbauer (1842-1903), permitiendo demostrar que la laringe podía ser extirpada total o parcialmente sin grandes dificultades y sin peligro para la vida del animal, permitiendo reglar algunas técnicas quirúrgicas, que llevadas al hombre la posibilidad del éxito coronó las tentativas (3). Además el mismo Albers y Ehrmann comunican los 31 primeros casos conocidos por ellos de cáncer en lalaringe. El célebre patólogo vienes Karl Freiherr von Rokitansky (1804-1878) realiza la primera clasificación histopatológica del cáncer de laringe (9). El conocimiento clínico e histopatológico de las diferentes localizaciones del cáncer de la laringe, dice J. Piquet, se remonta en esa época a no más de un siglo en que los médicos cirujanos comenzaron con seriedad a preocuparse por él. Antes de que la laringoscopía se constituyera en el método indicado y necesario para el diagnóstico de los cánceres localizados en la laringe y la faringe, estos eran llamados genéricamente «Anginas» (del latín «angere» y del alemán «angs», sofocación, angustia) término con el que se llamaba a las afecciones laringofaríngeas por los síntomas que provocaban. Cordón efectuó los primeros intentos para extirpar el cáncer de la laringe, practicando la primera tirotomía. El tumor era extirpado con tijera, bisturí, cureta filosa o con el termocauterio, siendo los resultados malos, especial¬mente por la incorrecta indicación quirúrgica y por la persistencia del cáncer en la región, falleciendo los enfermos por hemorragia e insuficiencia ventilatoria (2).P. V. Bruns operó a 19 enfermos con cáncer en la laringe sobreviviendo sólo uno cierto tiempo, muriendo los demás inmediatamente después de la operación debido a la hemorragia y la infección. También se efectuaron múltiples resecciones por laringoscopía directa siendo los resultados malos debido a las hemorragias y a la insuficiencia ventilatoria inmediata, no lográndose extirpar totalmente al tumor (2).Brauer, en 1833, realiza la primera operación por un «tumor de laringe recidivante» que se tenga recuerdo, efectuando una tirotomía media con la cauterización del tumor con un hierro candente, en varios tiempos, tratándose según el patólogo Piquet de «papilomas», «curando» el enfermo luego de veinte años de tratamiento. Pelletan fue que se recuerde, el primero en practicar en 1788 la tirotomía para extraer un cuerpo extraño de la laringe. Buck, Gurdon (1807-1877), cirujano norteamericano, en 1851 practicó por laringofisura la extirpación de un cáncer de la laringe sin anestesia, teniendo aparente éxito inmediato, falleciendo luego el enfermo por las complicaciones debido al desconocimiento y a la falta de elementos para el correcto tratamiento (9).Ludwig Türck, (1810-1868), laringólogo y neurólogo austríaco, en 1857 comienza con el estudio clínico de los enfermos, utilizando para el examen semiológico de la laringe y la faringe el espejo ideado tres años antes por Manuel García, ayudándose con la luz artificial y efectuando además ía tracción de la lengua para mejorar la visión (10). Albrecht von Graefe (1828-1870), célebre oftalmólogo alemán, inventa el espejo reflector óptico, siendo adoptado inmediatamente por los laringólogos. Pero le corresponde a Johann Czermak, médico bohemio, haber sido el primero en diagnosticar en 1859 un cáncer ubicado en la banda ventricular que provocaba disfonía e insuficiencia ventilatoria utilizando estos elementos. A partir de ese momento aumentaron con rapidez los diagnósticos de las lesiones laringofaríngeas en los enfermos de los distintos cirujanos (9).

Figura 6. JOHANN CZERMAK (1828-1873) Se le atribuye haber diagnosticado un cáncer de la laringeutilizando el espejo de Manuel García y el sistema reflector óptico de Albrecht von Graefe.En 1854, Bernhard Rudolf von Langenbeck, (1810-1887), célebre cirujano alemán, parece ser el primero que sugirió a un enfermo la extirpación total de su laringe al diagnosticarle un carcinoma, a lo que el enfermo se negó. Kraeberle, en 1866, preconizó la laringectomía total sin llegar a realizarla, sosteniendo que antes de dejar hacer algo en estas lesiones, era necesario recurrir a la laringectomía, afirmando que en el cáncer de la laringe era preferible efectuar una laringectomía total dado que las resecciones parciales o insuficientes no mejoraban el pronóstico de los enfer¬mos ni lograba curarlos. Hüter opinó en ese tiempo lo mismo, aunque por las limitaciones y riesgos para la época dudaron en practicarla en el ser humano (3), (9). En ese mismo año Watson, cirujano de Edimburgo, Escocia, realizó una laringectomía total en un enfermo que presentaba una estenosis sifilítica grave en la laringe, sin que el enfermo sobreviviera a la operación (3).Jacob Da Silva Solís-Cohen, (1838-1927), de Filadelfia, en 1867 mencionó en Norteamérica la po¬sibilidad de efectuar en el ser humano por laringofisura la extirpación de un cáncer, la que llevó a cabo sobreviviendo el enfermo veinte años a su operación, pero el cirujano no tuvo la satisfacción de comprobar la evolución del enfermo por haber falle¬cido Solís-Cohen precozmente, siendo expulsado de la Sociedad Médica de Filadelfia, por haber osado especializarse en otorrinolaringología y tal vez por otras causas (5), (9).

Figura 7. Sistema óptico con fuente de luz (espejo reflector óptico) inventado por Albrecht von Graefe y el espejo de Manuel García sostenido por el paciente.Pese a ese éxito, esta cirugía no proporcionaba grandes beneficios a los enfermos. En 1888, Sir James Morell Mackenzie (1844-1909), el eminente médico escocés, participa de un hecho histórico que pudo haber cambiado la historia del mundo, adquiriendo difusión mundial la polémica establecida entre Ernst von Bergmann (1836-1907), y Morell Mackenzie respecto al ilustre paciente, el Príncipe Heredero del trono de Prusia Kronpriz Federico III von Hohenzollern. Morell Mackenzie se oponía firme¬mente a la laringofisura o a la laringectomía total que le quería practicar von Bergmann. Esta polémica excedió al ambiente médico para tomar carácter po¬lítico, pues el príncipe pertenecía a la familia real que gobernó a Alemania hasta 1918, y era además yerno de la Reina Victoria de Inglaterra.

Figura 8. JACOB DE SILVA SOLIS COHÉN (1838-1927) Presidente de la ALA (1880).1) En un antiguo periódico ilustrado que se editaba en Buenos Aires, el augusto hecho tuvo amplia divul¬gación citando al Dr. Reynal O’Connor, a la sazón diplomático argentino representante en Europa, quien ofreció una cánula para traqueotomía de su inven¬ción y que fue usada en ese caso. Federico III enfermó cuando era príncipe heredero y fue coronado ya con la traqueotomía, muriendo en Potsdam seis meses después (1).Ante estos diferentes hechos se imponía un cam¬bio de actitud en la cirugía del cáncer de la laringe. Si la extirpación parcial se limitaba al blastoma malig¬no, lo que puede llamarse cirugía funcional del cán¬cer de la laringe o a laringectomías parciales que no ofrecían en esa época ventajas ni éxitos, era lógico que se efectuara la laringectomía total (8).El 31 de Diciembre de 1873 se inició una nueva era en la historia del tratamiento quirúrgico del cáncer laríngeo, al efectuar el eminente cirujano austríaco Theodor Billroth, (1829-1894), la primera laringectomía total con traqueotomía previa con éxi¬to, acompañado con una sobrevida del enfermo du¬rante 7 meses, siendo ayudado por sus discípulos Czerny y Gussenbauer, quien ya había ideado en esa época una laringe artificial (7).En 1874, Gussenbauer, en el «Archif für Chirurgie», describió detalladamente la operación efectuada por su maestro Billroth en la postrimería del año 1873 (8). Según relata Gussenbauer, se trataba de un enfermo que tenía una recidiva extensa de un cáncer laríngeo y al que Billroth le había efectuado 4 semanas antes una laringofisura para resecárselo, aunque rápida¬mente reapareció. Billroth decidió reoperar al enfer¬mo efectuando una nueva laringofisura para resecar¬le el tumor. Cuando hubo seccionado el cartílago tiroides y expuesto la endolaringe, comprobó que el tumor se había extendido hacia la subglotis e invadi do el cartílago cricoides, siendo su extirpación sólo posible con una laringectomía total.

Figuras. THEODOR BILLROTH (1829-1904) Célebre ciruja¬no austríaco, nacido en Viena.Billroth hizo despertar al enfermo anestesiado con cloroformo, y le pidió autorización para efectuarle una laringectomía total. Habiendo obtenido el con¬sentimiento de éste, se lo volvió a dormir. Luego prolongó la cervicotomía mediana vertical que había efectuado para la laringofisura, hasta el hueso hioides, siendo separadas, según relata Gussenbauer, con instrumentos romos las partes blandas a ambos lados de la laringe. Al seccionar una rama de la arteria tiroidea superior, se produjo una hemorragia que fue cohibida con la ligadura del vaso.A Billroth se le presentó una gran dificultad al liberar la tráquea debido a que el tumor que se extendía hacia la subglotis la había invadido, produ¬ciéndose desgarros con la consiguiente hemorragia endotraqueal. Finalmente pudo seccionarla e intro¬ducirle una cánula de traqueotomía. Luego traccionó de la laringe hacia adelante completando la libera¬ción de la misma de abajo hacia arriba. Habiendo dejado la epiglotis hacia arriba en su sitio, comprobó que el pie de la misma se hallaba infiltrado por el tumor, procediendo a resecar su tercio inferior. Las arterias tiroideas superiores «No» fueron ligadas.Al cerrar la herida, Billroth comprobó que había quedado tumor en la tráquea resecando algunos anillos traqueales, y achicando con algunos puntos de sutura el gran faringostoma, haciendo pasar por el mismo una sonda esófago-gástrica. Horas después de operado, fue necesario reintervenirlo para ligar la arteria laríngea superior izquierda debido a su inten¬sa hemorragia.El enfermo, continúa diciendo Gussenbauer, se restableció pronto, la gran herida comenzó a granular, y en un tiempo relativamente corto se transformó en un conducto que establecía una comunicación entre la boca y la faringe (2) (3).A los 8 días de operado, el enfermo comía alimentos sólidos. A los 21 días comenzó a usar la prótesis artificial que había construido Gussenbauer, la que adaptada a la cánula de traqueotomía le permitía «hablar» (1).El doctor Ricardo Bisi afirma que «el postoperatoio no podía ser mejor, desgraciadamente a los 4 meses apareció una recidiva en los ganglios, y el enfermo murió a los 7 meses de la operación» (2).El doctor Jaime del Sel dice al respecto «La técnica utilizada por Billroth se caracterizaba por la liberación de la laringe, sin ligadura previa de las arterias, la incisión de la tráquea, la extirpación de abajo hacia arriba de la laringe, y curación de la gran cavidad de la herida por granulación sin sutura.Este primer caso concretaba, a pesar de haberse producido el fallecimiento a los 7 meses, un éxito relativo ya que se trataba de un caso desfavorable» (3).La técnica que utilizó Billroth, fue posteriormente mejorada por Bernhard von Langenbeck, quien efec¬tuaba la ligadura de las arterias laríngeas superiores e inferiores y de las cricotiroideas, previa a la extirpa¬ción de la laringe, disminuyendo de este modo las peligrosas hemorragias que causaban frecuentemen¬te la muerte (3).Emil Theodor Kocher, (1841-1917), célebre ciruja¬no suizo, de Berna, modificó años después la primi¬tiva cervicotomía mediana vertical que efectuara Billroth hasta el hueso hiodes, prolongándola algo más arriba de este hueso, siendo la incisión mejorada posteriormente al agregársele al extremo superior de la misma, la rama horizontal que alcanzaba lateral¬mente el borde anterior de ambos músculos esternocleidomastoideos, adquiriendo la incisión de este modo la forma de una letra T mayúscula. Aún hoy esta incisión es de elección cuando al haberse comprobado por una laringofisura que la lesión no es resecable por este método, se decide efectuar la laringectomía total completando la incisión en T (3).Al año siguiente, en 1874, se realizaron 5 laringec-tomías totales, siendo efectuadas por Heine, Maas, Schmidt, el mismo Billroth, y por Watson en Edimburgo, Inglaterra (3).La primera laringectomía total con traqueotomía previa, con éxito de sobrevida, fue seguida de otras no sólo efectuadas dentro de su país de origen, Aus¬tria, sino también en Alemania, Italia, Rusia y Fran¬cia. En este último país hubo una gran resistencia para adoptar a la laringectomía total como técnica para el tratamiento del cáncer laríngeo.En la sesión del 22 de Noviembre de 1887, realiza¬da en la Academia de Medicina de París, los cirujanos Tillaux, Trelat y Verneuil, entre otros, se opusieron a que se realizara en Francia la laringectomía total. No obstante ello, otros cirujanos de la talla de Labbe, Pean en 1886: Monot, Desmond en 1887, Rouault, Mongour, Baratoux, y otros, la efectuaron sin retaceos, afirmando que este era el tratamiento de elección para el cáncer laríngeo (3).En años posteriores se efectuaron otras laringectomías totales con traqueotomías previas, hasta que con motivo del Congreso Internacional de Medicina realizado en Londres en 1881, se presentaron 30 casos operados por esta técnica, y en el mismo se discutió si era conveniente o no que los cirujanos efectuaran la laringectomía total (2).Como desde años anteriores, por los sucesivos fracasos, ya había comenzado a criticarse a esta ope¬ración, no es de extrañar que fuera rechazada por la mayor parte de los cirujanos participantes (3).En 1874, Maas A. utilizó por primera vez la posi¬ción quirúrgica de Frank Rose, cirujano inglés, ele¬vando los hombros del enfermo para que el cuello quedara extendido con la cabeza pendiente, inten¬tando de este modo impedir la penetración de la sangre durante la apertura de la tráquea, aunque este método no mejoró la morbilidad y la mortalidad que en ese entonces tenían las laringectomías totales (3).Otros autores también intentaron impedir la aspi¬ración de la sangre y secreciones. V. Nussbaum ideó una cánula que introducida en la tráquea, ocluía el paso de la sangre entre la pared y el tubo, inflando un manguito de caucho por intermedio de una tubuladura adherida a la cánula endotraqueal. Hahn, utilizó un tubo endotraqueal cuyo mango insuflable, era reemplazado por una esponja que al absorber la sangre se dilataba, impidiendo su paso hacia los bronquios.Perier, en Francia, seccionaba transversalmente a la tráquea, y una vez exteriorizada, introducía una cánula acodada que era fijada a la misma por medio de una ligadura (3).Jacob Heine, (1800-1879), en el año 1874, realizó la primera laringectomía parcial con sobrevida y cuatro años después, en 1878, Billroth efectúa la primera hemilaringectomía (3).«Hasta el año 1880, dice Ricardo Bisi, se habían efectuado 30 laringectomías totales. Los resultados eran malos. De los 30 casos, sólo uno, operado por Thiersch, vivió 4 años y medio sin recidiva, muriendo al cabo del mismo a consecuencia de una neumonía. De los 29 casos restantes, no menos de 17 murieron inmediatamente después de la operación, y los res¬tantes tuvieron recidivas más o menos precozmente».Karl Matschüller (1843-1907) cirujano alemán, en 1879 escribió una notable monografía sobre el tema, y decía que «los resultados eran malos, pero tal vez estos se debían a que se operaban enfermos con el cáncer laríngeo muy extendido, en los que no se extirpaba todo el tejido enfermo y los ganglios ataca¬dos» (2).El doctor Jaime del Sel en su tesis del año 1935, decía al respecto «los resultados de estas primeras operaciones fueron desalentadores; no es de extrañar pues que la mayoría de los miembros del Congreso Internacional de Londres de 1881, se pronunciaran en contra de intervenciones tan cruentas, de técnicas aún defectuosas, en el tratamiento del cáncer laríngeo, inclinándose a admitir solamente a la traqueotomía como método paliativo. Esta impresión se refleja claramente en las cifras de la estadístsica de Matschüller; sobre 15 casos operados, 7 murieron dentro de los primeros 14 días, de ellos 5 lo hicieron por neumonía; otros 5 en el primer año; por recidivas que partían de los ganglios cervicales, 4 casos; y por recidiva en la base de la lengua, un caso. Los otros enfermos murieron por recidiva dentro de los dos años y medio después de la intervención. Hasta entonces, prosigue diciendo el doctor del Sel, sólo se conocían tres casos con buena evolución, un enfermo de Gersun, que vivió 4 años sin recidiva, otro de Hahn, que falleció seis años y medio después de la intervención a raíz de una afección cardíaca y el enfermo de Enrico Bottini en 1875, que fue el primer éxito permanente con curación registrado».En 1886, el cirujano francés Baratoux, publicó una interesante estadística sobre 106 enfermos que ha¬bían sido laringectomizados, y que él había logrado registrar. En ella demostraba que 77 de las laringectomías fueron realizadas con el diagnóstico de «carcinoma epidermoide»; 10 se hicieron por pre¬sentar los enfermos un sarcoma; 14 laringectomías se efectuaron por presentar estenosis laríngea, pólipos, necrosis, etc.; y en 5 casos por lesiones desconocidas. Baratoux incluía aquí a 5 enfermos en los que se ignoraba el diagnóstico y los procedimientos quirúr¬gicos utilizados (3).Al respecto dice el doctor Jaime del Sel: «quedan entonces 101 casos perfectamente documentados; en 87 oportunidades se realizó la extirpación total de la laringe y en el resto sólo laringectomías parciales; del grupo de las laringectomías totales se conocieron 26 curaciones, 60 muertes, y un caso del que no se pudieron obtener datos personales posteriores; entre las laringectomías parciales se registraron 8 curacio¬nes y 6 muertes. Dos años después, en 1888, Sendzia publica 110 casos de extirpación total entre los que se registraron muchas curaciones permanentes».En esa época, el mismo Billroth, desilusionado por la gran mortalidad postoperatoria, comenzó a efec¬tuar hemilaringectomías, operación esta que debido especialmente a los trabajos de Eugen Hahn, fue considerada durante muchos años como el mejor tratamiento curativo del cáncer laríngeo (2).«Sin embargo, dice el doctor Ricardo Bisi, los re¬sultados obtenidos con la hemilaringectomía no fue¬ron mejores que los de la laringectomía total.Los cirujanos reaccionaron contra ambas interven¬ciones y se dedicaron a practicar la tirotomía con la que obtuvieron numerosos éxitos debido a que se precisaron sus indicaciones quirúrgicas, y a los per¬feccionamientos introducidos por Butlin y Semon en la técnica. A pesar de los buenos resultados obteni¬dos con la tirotomía, pronto se la consideró como una operación limitada, ya que la mayoría de los enfer¬mos resultaban inoperables por presentarse en un período avanzado de la evolución del tumor».Afortunadamente, los inconvenientes y fracasos no desilusionaron a los cirujanos de diferentes países para proseguir investigando en la cirugía de la larin¬ge, por el interés despertado ante la posibilidad de poder curar el cáncer laríngeo como había ocurrido en algunos casos.Paulatinamente, fueron apareciendo nuevas téc¬nicas con el perfeccionamiento de las antes existen¬tes, se mejoraron los cuidados pre y post operatorios, y sobre todo, y tal vez lo más importante, fue el hacer la indicación precisa de la operación de acuerdo a la localización del tumor, y aun considerar la contrain¬dicación de la misma.En 1889, en los Estados Unidos, Lange practica por primera vez una laringectomía total (3).El 19 de Marzo de 1890, Perier, en una comunica¬ción a la Sociedad de Medicina de París, presenta una modificación de la técnica clásica de la laringectomía total con traqueotomía previa, consistente en realizar en un solo tiempo la laringectomía sin la traqueotomía previa como hasta ese momento se venía realizando, adjuntando su experiencia al respecto.Bardenheuer y Cisneros practicaron en esa época el cierre total del faringostoma con el objeto de res¬taurar la vía natural y aislar al traqueostoma, pero como era muy frecuente la dehiscencia de la sutura con la persistencia del faringostoma, esta técnica fue abandonada (2).Teristocles Glück, rumano de origen, quien según Carlos Ludwig Schleich, había reunido una granexperiencia quirúrgica durante la guerra turco-rumana, y que actuaba en la clínica quirúrgica de Bernhard von Langerbeck, situada en la Ziegelstrasse, sostenía que la mortalidad provocada por la laringectomía total, llegaba casi al 54% pudiendo admitirse como baja, dado que generalmente los postoperatorios nunca eran normales habiendo fre¬cuentemente hemorragias e infecciones.Las causas de mortalidad inmediata se debían en la mayor parte de los casos a neumonías y bronco-neumonías por la aspiración de sangre y a la reten¬ción de secreciones. Los paros cardíacos se producían generalmente por hipovolemia, teniendo en cuenta además al shock neurogénico provocado por la sec¬ción intempestiva de ramos o troncos nerviosos (2).Glück y Beller, propusieron en 1881, en el Congre¬so Internacional de Medicina realizado en Londres, que para evitar el peligro de las neumopatías aspirativas, provocada por la sangre y los desinfec¬tantes durante el acto quirúrgico, la tráquea fuera seccionada transversalmente siendo fijada con pun¬tos de sutura a la piel como actualmente se hace en los traqueostomas, y el cierre con sutura del gran faringostoma. Aunque Glück se atribuyó la paterni¬dad de esta técnica, parece ser que en forma casi simultánea era efectuada por Bardenheuer en Colo¬nia, por Solís-Cohen en Filadelfia, y por Cisneros en Madrid (3).Temistocles Glück fue un verdadero innovador de la laringectomía total, marcando con sus modifica¬ciones en la técnica una nueva era en los tratamientos quirúrgicos del cáncer de la laringe.Además de las innovaciones por él efectuadas, pre¬conizó la realización de la laringectomía total en un solo tiempo, como actualmente se la efectúa, disminu¬yendo de esta forma la mortandad, a lo que debía agregársele una eficaz hemostasia, ligando los vasos como había propuesto Bernhard von Langenbeck, fue además éste el primero en proponer en 1875 el vaciamiento de las adenomegalias, suscitándose fre¬cuentes polémicas acerca de si los enfermos que pre¬sentaban ganglios metastáticos debían ser operados (3).Solís-Cohen, de Filadelfia, propuso además la ne¬cesidad de explorar y resecar en todos los casos las adenomegalias mejorando en algo el pronóstico de sobrevida (2).Hay que tener presente que muchas veces fueron laringectomizados enfermos que tenían, invadidospor el tumor la faringe, la tráquea y los tejidos veci¬nos. Demás está decir cuál podía ser el pronóstico de estos enfermos laringectomizados con el cáncer dise¬minado aun hasta en los pulmones, dado que recién con el descubrimiento de los rayos X en 1895 por Guillermo Conrado Roentgen, pudieron ser explora¬dos los pulmones y otras partes del organismo huma¬no que a pesar del refinamiento semiológico de esa época, no eran por lo menos precozmente descubier¬tas. La experiencia a posteriori demostró que las laringectomías que mejor resultado daban, eran las efectuadas sobre laringes con el cáncer no extendido a la exolaringe.Las complicaciones infecciosas en el cuello eran frecuentes, produciéndose flemones y abcesos difu¬sos cervicales complicados con mediastinitis y septicemias. Las causas más frecuentes de mortali¬dad tardía eran debidas a las recidivas en el traqueostoma, sobre la cicatriz quirúrgica, y por las adenomegalias ignoradas o no halladas en el acto quirúrgico (2).Muchos de estos enfermos deglutían mal, y a pesar de haberse intentado utilizar distintas prótesis exter¬nas y aun internas, estos no lograban fonar y si lo hacían ésta era deficiente, más aún cuando la foniatría recién era incipiente y no había logrado los éxitos actuales.Teniendo en cuenta que las técnicas endoscópicas de la época eran desconocidas para muchos y además rudimentarias, y que muchos cirujanos sólo utiliza¬ban el espejo laríngeo de García, ideado por éste en. 1854, obteniendo generalmente una visión deficien¬te, Hahn, sugirió ante la duda, hacer una laringofisura para tener una imagen real de la localización, exten¬sión y naturaleza del tumor y luego decidir la técnica de exéresis más adecuada de acuerdo al caso (3).Dice el doctor Jaime del Sel: «Estas modificaciones o innovaciones, tendientes a evitar o suprimir en lo posible las causas que aumentaban el número de casos fatales, se vieron acrecentadas por las modifi¬caciones que efectuaron Frohse, y Bockenheimer, Sóerensen, Durante, Schüller, Mikulickz, Butlin y Semon, Billroth, Czerny y Gussenbauer, Bardenheuer, Schdmidt, Foulis, Glück, Reyher, Le Bec, Sebileau, Rethi y Hajek, entre otros, algunas de cuyas iniciati¬vas son utilizadas en la actualidad».El doctor Nicolás Repetto, discípulo del doctor Juan Bautista Justo, y que pudo en su época haber legado a ser uno de los cirujanos más brillantes de nuestro medio de no haber dejado la medicina, refie¬re en su interesante autobiografía «Mi Paso por la Medicina», que durante su viaje de postgraduado de casi cuatro años por Europa, visitó en 1894 en Italia al profesor Enrico Bottini, (1837-1903), eminente ciruja¬no general, autor de un libro sobre técnicas quirúrgi¬cas para los tumores del cuello, y que actuaba en la Universidad de Pavia, fundada en el siglo XIV, y que contara entre sus profesores al biólogo Spalanzini, al físico Volta y al anatomista Scarpa.El profesor Bottini tenía experiencia en la cirugía de la laringe utilizando el galvanocauterio para la resección del tumor, aunque según acota el doctor Repetto, ello no evitaba la hemorragia. Bottini no sólo utilizaba el galvanocauterio para la laringe, sino que además había inventado un aparato para cauterizar por vía uretral los nódulos adenomatosos de la prós¬tata, y que al doctor Repetto le pareció peligroso en manos inexpertas.Además, el mismo Repetto nos cuenta en su estadía en Genova, las impresiones recogidas en el servicio del profesor Caselli, y dice «Antes de emprender el viaje circular por Italia, tuve oportunidad de visitar al profesor Caselli, a cargo de la Cátedra de Cirugía de la Facultad de Medicina de Genova. No obstante el receso escolar por las vacaciones, el Profesor Caselli concurría diariamente a su servicio del Hospital Pammatone y operaba con relativa frecuencia.Mi conversación, que se prolongó por espacio de más de una hora, versó sobre las amplias extirpacio¬nes de laringes por tumores cancerosos, arduo cam¬po de la cirugía que el profesor Caselli había ilumi¬nado y perfeccionado con sus estudios experimen¬tales, sus intervenciones quirúrgicas y un vasto arsenal de instrumentos ideados por él para facilitar la ejecución y asegurar el éxito de estas graves operaciones. El profesor había ideado varios instru¬mentos para practicar la traqueotomía previa, y distintos modelos de cánulas traqueales, unas des¬tinadas a asegurar la entrada del aire durante la extirpación de la laringe, y otras para utilizar a este aire para restablecer la función fonatoria.El profesor Caselli parecía dispuesto a reproducir la voz humana con prescindencia de la laringe, de los labios, de la lengua y de las diversas cavidades de resonancia de que dispone el hombre normal».En 1904, Le Bec, en Francia, efectuó la primera laringectomía total en dos tiempos, haciendo primero la traqueotomía, y resecando 20 ó 30 días después la laringe. Actualmente esta técnica es utilizada en aque¬llos casos en que existe una insuficiencia respiratoria importante por un cáncer laríngeo, y que por no haber medios necesarios o por el mal estado general del enfermo, no es posible efectuar una laringectomía total, se recurre como medida previa a la traqueotomía (2).En 1911, Antonio García Tapia (1875-1950), en Es¬paña, utilizaba el método preconizado por Glück para la laringectomía total, al que le hace algunas modifica¬ciones en su técnica, lo que ha motivado que este procedimiento quirúrgico sea con la modificación de Bisi de resecar al hueso hioides, el que más se emplea actualmente en nuestro medio. Además, Tapia publi¬có una estadística de 107 enfermos operados de la laringe, con un índice de mortalidad inferior al 5% (3), (8).Crile, al finalizar la primera década de este siglo, publicó una interesante estadística de las laringectomías totales que él había logrado registrar desde el año 1873, en que Billroth, efectuara la primera con éxito de sobrevida, hasta el año 1909. Dice Crile al respecto que desde el año 1873 hasta 1876, se efec¬tuaron y publicaron 12 laringectomías totales obteniéndose una sola curación definitiva, que ha sido probablemente un enfermo operado por Bottini, siendo 8,33% el promedio de curación. En la década comprendida desde 1876 hasta 1886, se realizaron 108 laringectomías totales con 21 curaciones, lo que representa el 19,44%.Desde 1886 a 1896, se dieron a conocer 156 larin¬gectomías totales, con 49 curaciones, correspondiéndoles el 23,82% de éxitos. Desde 1896 a 1909, Crile pudo recopilar 30 laringectomías totales, registrándo¬se 20 curaciones, lo que equivalía al 66,67% de éxitos (2).Moure y Portmann, de Burdeos, efectuaron 31 laringectomías totales, sin que hubieran tenido nin¬gún caso fatal. El mismo Crile, sobre 27 enfermos operados sólo tuvo en esa época 2 muertes; y Mac Kenty, de Nueva York, tuvo sobre 102 enfermos laringectomizados, sólo 4 muertes, en enfermos que a su vez eran diabéticos. Temistocles Glück, en 1899, había efectuado 26 laringectomías totales con su mé¬todo, habiendo obtenido 23 curaciones definitivas.Acerca de las recidivas, se han publicado a princi¬pio de este siglo algunas estadísticas. García Tapia mencionó que entre 1908 y 1919, sobre 75 enfermos operados por él, comprobó recidivas en 32 enfermos, los caules 8 tenían un cáncer endolaríngeo, mien¬tras 24 de ellos presentaron invasión perilaríngea con adenomegalias (3).Me Kenty, cita entre 1917 y 1922 a 31 laringectomías totales con 5 casos de recidiva, 24 de esos enfermos continuaban 3 años después de operados sin recidiva, y al resto no se los pudo seguir controlando porque no concurrieron más.Este mismo autor cita entre 1922 y 1926 a 58 laringectomías totales, con recidiva sólo en 5 casos. En uno de estos enfermos el cáncer había infiltrado a los músculos prelaríngeos a través de la membrana cricotiroidea continuando con vida 9 años después de efectuada la laringectomía total sin recidiva.Llegando al momento actual, sabemos que la laringectomía total, las laringectomías parciales y la laringofisura, constituyen aún hoy el recurso tera¬péutico más importante para el tratamiento con in¬tenciones curativas del cáncer de la laringe, reglado todo ello por las indicaciones precisas en cada caso de operabilidad y por la utilización de las técnicas qui¬rúrgicas adecuadas, agregándose la quimioterapia y la radioterapia.El pronóstico se ensombrece cuando hay compro¬miso de la faringe y también ganglionar, aunque a pesar de ello muchos son los casos que con faringectomías parciales y vaciamiento ganglionar hancurado.Hemos comprendido así cómo, a pesar de los innumerables fracasos habidos desde que la laringectomía total comenzó a hacerse en el ser humano, el tesón y denuedo de unos, a pesar de la crítica y oposición de muchos otros, hizo que se lograran al principio aislados éxitos, y luego acele¬rados avances en esta técnica operatoria y en sus resultados, sobre la que aún hoy no se ha dicho todo, aunque hay también algunos a pesar de la crítica de otros, que con tesón piensen, intenten y quieran alcanzar con éxito al transplante de la laringe. Bibliografía:1- Arauz, Juan Carlos, Bodas de Plata. Sociedad Bonaerense deOtorrinolaringología. (17-6-72).2- Bisi, Ricardo. Cáncer Laríngeo. Historia, Tesis de Doctorado.1938. 4 – 4631T. Facidtad de Medicina de la Univ. de Buenos Aires.3- Del Sel Jaime. Laringectomía Total. Tesis. T. 8004. 1935.Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.4- Piquet, J. Le Cáncer de la Cor de Vocal. Pag. 7-12. Masson e Cié.París,1958.5- Repetto, Nicolás, Mi paso por la Medicina, Editorial SantiagoRueda. Buenos Aires, 1955.6- Schleich, Carlos Luis. Carlos Luis Schleich. Editorial E.M.C.A.Buenos Aires. 1955.7- Lenormant, Charles. Chinirgie de la Tete et Du Cou – Edm.Masson e Cíe.8- Babe, José. Indicaciones de las técnicas parciales de laringectomía.Anales O.R.L Iberoamericano, VI, 3:161-179, 1978.9- Spikermann, Fernando F. Reseña histórica conmemorativa delcentenario de la primera laringectomía total. Sesión del 12-9-73, S.A. de O.R.L., 1973.Tomado de:Fernando Federico Spikermann, Rodrigo Arauz Historia de la Laringología en la ArgentinaLa laringología de nuestro país co¬mienza en 1886 cuando Eduardo Obejero organiza el primer servicio de otorri¬nolaringología en el viejo hospital San Roque, actualmente Hospital Ramos Mejía.Eduardo Obejero es pues el padre de la O.R.L. Argentina. En 1894 inaugura la Cátedra de O.R.L. de la Facultad de Medi¬cina de la Universidad de Buenos Aires.En la historia de la Laringología Ar¬gentina podemos considerar dos períodos.El primero abarca desde sus comien¬zos hasta la década del 50 aproximadamente. Durante él la O.R.L. constituyó una espe¬cialidad única, antes de la era de la sobreespecialización. Se caracteriza por los grandes maestros que formaron las Es¬cuelas básicas de la ciudad de Buenos Aires, de donde derivaron todas las demás.Elíseo V. Segura en el Hospital de Clínicas, Santiago L. Arauz en el Hospital Rawson y Antonio R. Zambrini en el Hos¬pital Ramos Mejía.Asimismo hasta comienzos de siglo los cirujanos generales se ocupan del trata¬miento quirúrgico de la Laringe.Pérez el 18 de Octubre de 1893 practicó la primera Laringectomía Total a un paciente de 62 años con epitelioma laríngeo. Lo siguieron en esta práctica Llobet y Gandolfo.Pasaremos a continuación a citar a los pioneros y sus logros, y que constituyen en muchos casos nuestros maestros directos o indirectos. A todos ellos nuestro eter¬no agradecimiento y admiración.Elíseo V. Segura (1870-1946). Pres¬tigiosa figura de relieve internacional. Profesor titular de la Facultad y continuando la labor de Obejero en el Hospital de Clínicas consolida una importante escuela citaremos a modo de ejemplo a Juan Layera, Ricardo Bracht, Pedro Tessone, Hernán Zubizarreta, Medina, Blotta, Pablo Lernoud, Pedro Errecart, Prini, Mingo…Elíseo V. Segura consolida e impulsa nuestra especialidad en Latinoamérica con Marinhodel Brasil y Quinte la del Uruguay. Miembro fundador de la Sociedad Rioplatense de O.R.L. inaugura como Presidente el 21 de Abril de 1940 el Primer Congreso Sud Americano de O.R.L.Santiago L. Arauz (1892-1945) fun¬dador de la escuela O.R.L. del Hospital Rawson de donde surgieron numerosos destacados especialistas y jefes de servicio: J. M. Tato, A. Agrá, N. Von Soubiron, David Ter Yenberg, Jaime Del Sel, Luis A. Galli, Fernando Carnes, O. Bergaglio, Anselmo Hernández, Rodolfo Ries Centeno, Santiago A. Arauz, Juan C. Arauz… Crea en el Hospital Rawson la Escuela Municipal de Foniatría en 1939.Antonio R. Zambrini que ocupó la jefatura del servicio de O.R.L. del Hospital Ramos Mejía desde 1919 hasta 1951. Ha¬biendo sido designado en 1934 Profesor Extraordinario de la Facultad de Medicina de la U.B.A. Entre sus discípulos se desta¬can: Eduardo Casterán, Antonio Carrascosa, R. Aubone, R. Bompet, Julio Castellano, Validoro Carminatti, Osear Belmont Sánchez, Juan Robbio Campos, Felipe Ar¬pón O’Connor, Jorge Zubizarreta, José Luis Villegas… Preside el Segundo Congreso Ar¬gentino de O.R.L en 1950.Fijamos arbitrariamente el retiro de Zambrini en 1951 para cerrar esa primera etapa en que la Laringología forma parte integral con la Rinología y la Otología. Incluye asimismo aunque con caracteres distintivos la endoscopia peroral ya que pertenece a nuestra especialidad, en sus comienzos, no sólo la laringoscopia direc¬ta, sino también la traqueobroncoscopia y esofagoscopia, con tubos rígidos. Baste mencionar como ejemplos más típicos a Antonio Carrascosa y su escuela en el Hospital Ramos Mejía y Hospital de Clíni¬cas.En relación directa al tema que nos ocupa, es decir a la Laringología, hemos debido seleccionar, por razones de tiempo y dejando de lado a veces por involuntario olvido a otras prestigiosas personalidades, a los siguientes; mencionando desde ya sólo algunos de sus importantes trabajos:R. Dellepiane Rawson. Las laringectomías económicas. Empleo de una nueva técnica (1933).Eduardo Casterán. Profilaxis y trata¬miento de la resastenia y fonastenia (1934). Patogenia de algunas laringopatías cróni¬cas (1936).Se ocupa asimismo de laringoestroboscopia., sobre Laringitis profesional (1946). Relato oficial sobre Audición y Fonación (1949) en el Primer Congreso Latinoamericano de O.R.L. en Santiago de Chile en col. con Osear Escalada, Aldo Remorino y Pedro Puricelli.Relato en col. con J.C. Arauz y M. Polak sobre Tumores Benignos de la Laringe VI Congreso Panamericano de O.R.L. y B. E. Río de Janeiro 1958.Guillermo Ferrari Hardoy (1939) Trastornos funcionales de la voz.Raúl Becco (1938) Traumatismos de la laringe.Juan Layera y F.P. Mascías(1937) La radioterapia como tratamiento de los cán¬ceres laríngeos.Ricardo H. Bisi (1938) Tratamiento del Cáncer laríngeo. Bisi tiene el mérito de llamar la atención sobre el espacio preepiglótico y describe la técnica de su erradicación en el curso de la laringectomía total. Traqueotomía baja con procedi¬miento personal de plástica (1946).Renato Segre (1943) Estroboscopia y laringología. (1941) Tratamiento de la TBC laríngea con la paralización del N. L. I. y otros importantes trabajos. Se ocupa es¬pecíficamente de la voz y su patología. Pionero en laringoestroboscopia primero en Turín y luego en Bs. As. Amígdalas y canto (1952).Salomón Nemirovsky. Presidente del Primer Congreso Argentino de O.R.L. (1948) en la ciudad de Santa Fe. Se dedica especialmente al tema de la lepra. Relato Argentino en colaboración con el Prof. José Bertelli a la Reunión de la Sociedad Rioplatense de O.R.L en 1951.Silvestre Begnis (Santa Fe) con espe¬cial dedicación al problema de la metástasis ganglionar en el Cáncer Laríngeo y a la técnica de los vaciamientos celulo-ganglionares cervicales. Curso sobre el tema en el 2° Congreso Panamericano de O.R.L. yB.E. (1949).Consideraciones sobre la cirugía del Cáncer Laríngeo, 2Q Congreso Sudameri¬cano de O.R.L. 1944.Abelardo Yrígoyen Freyre (Santa Fe). Contribución al estudio de la endoscopia peroral (1942).Manuel Cetra se ocupa específica¬mente de la cancerología laríngea. Cáncer laríngeo irradiado-Operación (1944) En la última etapa de su actividad profesional amplía las indicaciones de la laringectomía parcial a la demanda.Manuel González Loza hábil endoscopista. Creador de modelos de laringoscopios y esofagoscopios a doble luz (Rosario) (1948), XV Reunión de la Sociedad Rioplatense de O.R.L. Larin¬gectomía mínima con cierre inmediato (1944).Juan Manuel Tato. Desde la Cátedra de Fonoaudiología y postgrado de O.R.L. es el creador del Curso de Fonoaudiología de la Facultad de Medicina siendo pionero en Latinoamérica.En colaboración con Rodolfo Ries Centeno: Cáncer laríngeo. Resultados ob¬tenidos en el tratamiento del mismo (1942). Cirugía endolaríngea: Comentarios críticos sobre el procedimiento indirecto y directo (1950).Alejandro Agrá. Cirugía del Cáncer Laríngeo. Pre y Post-operatorio, 2Q Congre¬so Sudamericano de O.R.L. (1944). Cáncer del seno piriforme, 2Q Con¬greso Panamericano de O.R.L. y B. E. (1949).Se ocupa así mismo específicamente del problema de las metástasis ganglionares en varios trabajos, sobresaliendo aquellos en que se ocupa del Vaciamiento profi¬láctico.Jaime del Sel. Hábil cirujano se des¬taca en la práctica y difusión de las laringofisuras y junto con A. Agrá (1947) en la eliminación de las probables ganglionares cervicales en el Vaciamiento Profiláctico. Laringectomía. Técnica personal (1941). Clasificación topográfica del Cáncer Laríngeo 3er Congreso Argentino de O.R.L. Córdoba (1952). Neoplasias laríngeas: En la inaugu¬ración de la Sociedad O.R.L. del N. O. Argentino, mayo 1953.Antonio Carrascosa Creador de la escuela endoscópica del H. Ramos Mejía. Presidente del 4° Congreso Internacional de B. E. Bs. As. (1955). Entre otros trabajos: factores etiológicos en la obstrucción laríngea en el niño (1955). La laringofisura en el diagnóstico pre¬coz y como contribución al tratamiento conservador del Cáncer Laríngeo, 2Q Congreso Panamericano de O.R.L. y B. E. (1949).Yago Franchini. Creador de la escuela de O.R.L pediátrica con sus discípu¬los J. Ribo y J. Badaracco.Rodolfo Ríes Centeno en el 1er Con¬greso Latinoamericano de O.R.L. (Enero de 1949) propone la creación del Comité La¬tinoamericano para el estudio del Cáncer Laríngeo:Presidente: Justo M. Alonso.Secretario: Pedro Regules.Vocales: M. Cetra, Nicolás Caubarrere, Plinio de Mattos Barretto, Jaime del Sel, Carlos M. Domínguez, Juan C. Oreggia, Rodolfo Ries Centeno y Carlos Silvestre Begnis.Cirugía conservadora y funcional de la laringe (1946).En pro del diagnóstico precoz del Cáncer Laríngeo (2Q Congreso Paname¬ricano de O.R.L y B.E. (1949).Orestes Bergaglio. Se ocupa de las laringitis en la infancia clasificando a las subglóticas sofocantes en benigna y grave.Laringopatías obstructivas de la in¬fancia (Premio al mejor trabajo Sociedad Argentina de O.R.L. (1949). Laringitis obstructivas de la infancia (1953).Alejo Belou en colaboración con E. A. W. de Piccoli: Disfonía de voz de banda. Reeducación (1950).En colaboración con Alfredo R. Cordero: Cuerpo extraño de larga perma¬nencia en la laringe (1943). Quiste Epidermoideo de Epiglotis (1947).Carlos P. Mercandino En colabora¬ción con José Bertelli: Consideraciones a propósito de un caso de sífilis naso-faringolaríngea (1941) T.B.C laríngea en forma tumoral (1944). En colaboración con Valentín Thompson: Tirotomía Frontal ampliada (1953).Luis A. Galli. Clasifica las Disfonías en orgánicas y funcionales. Laringocele (1943).Norberto Von Soubirón, considera¬ciones sobre la etiopatogenia, clínica y terapéutica de las pericondritis primitivas y traumáticas de la laringe (1940).Atilio Víale del Carril. En colabora¬ción con E. V. Segura: Parálisis de los dilatadores. Síndrome de Gerhardt (1937). En colaboración con Pedro Puricelli: Parálisis de los dilatadores de la glotis. Operación de Woodmann (1950) Comentarios acerca de papilomatosis laríngea (1951). Patología O.R.L. y alergia bacteriana (1952).José M. Jorge. Bocio aberrante intralaríngeo-traqueal (1941). La fonética en las mutaciones bucales (1941).Héctor Jorge. Problemas táctico-quirúrgicos del Vaciamiento de cuello (1953).Luis Samengo. De destacada actua¬ción en el tratamiento de los tumores en nuestra especialidad.En colaboración con Antonio Carrascosa: la laringofisura en el Diagnós¬tico precoz y como contribución al tratamiento conservador del Cáncer Laríngeo (1949). Modificaciones de la cánula de traqueotomía (1953)Mario Filiberti destacado continuador de la obra de Osvaldo Suárez en Córdoba. También tempranamente desaparecido.De su vasta labor sólo mencionamos, a modo de ejemplo su destacada actuación en el XV Congreso Argentino de O.R.L en La Plata en 1978; Actuación de tumores otorrinolaringológicos (curso) y la excelente coordinación de la Mesa Redonda sobre: Vaciamiento de Cuello en O.R.L.José Bello en el tema que nos ocupa interesa destacar su intensa actividad profesional con importantes aportes al tema de la comunidad humana, específicamente a las perturbaciones del lenguaje.Juan Carlos Arauz Destacado laringólogo, creador de una pujante escuela y pionero en nuestro medio de la Microcirugía laríngea y la utilización del Rayo Láser en laringología.De su extensa obra queremos destacar, el ya mencionado clásico Relato del VI Congreso Panamericano de O.R.L. y B. E. (1958) en colaboración con Eduardo Casterán y M. Polak sobre Tumores Benignos de la Laringe.En colaboración con Jaime del Sel: Nuestra experiencia en la cirugía conservadora de Alonso (1949). Problemas en el tratamiento delCáncer farinolaríngeo (1951). El canal torácico en los Vaciamientos ganglionares izquierdos. 3er congreso argentino de O.R.L. (1952). O el trabajo en colaboración con Juan Blank, en el mismo Congreso: Nueva Patogenia de la laringitis subglótica (1952), haciendo referencia a trabajos de larga data, tal vez menos conocidos por la concurrencia.Aquí ponemos fin a este recuerdo muy incompleto de quienes se ocuparon, en nuestro país, de la Laringe y sus alteraciones. Exprofeso, como creemos que corresponde, omitimos la enorme lista de quienes en la actualidad, desde sus Jefaturas de Servicio y cargos Docentes o asistenciales, sobresalen en esta disciplina.Si se me permite, quiero sin embargo, para terminar, simplemente recordar otros nombres, para que el olvido sea menos significativo, de personalidades que en nuestra ciudad y en el interior de la República, así como en el estricto campo de la Foniatría nos legaron sus enseñanzas:Luis Samengo (padre), Diógenes Massa, Federico Rojas, Matías Nijensohn, De la Cruz Correa, Jorge del Piano, Alfredo Dodds, Alberto Tarasido, Aldo Remorino, Alberto Haedo, Femando Carnes, C. Gutiérrez, Víctor Ruggeri, Fynn Sastre, C.M. Emiliani, Felipe Arpón O’Connor, José Luis Villegas, Vladimiro Florín, Juan F. Aicardi, Alfredo Cordero, Jorge F.Murga y Horacio Querol en Buenos Aires.Roger Lanza Castelli, Nadier, Asís y Eugenio Romero Díaz en Córdoba.José Ameriso, Juan C.Triputti y F. Ameriso en Rosario.Emilio Tolosa y Heraldo Tavella en La PlataLuciano Rodríguez Echandía, Bernardo Ferreyra, Mauricio y Dangelo Patruco en Mendoza.A. Di Lella en Tucumán y Benjamín Serrano en Corrientes.En Foniatría: Ethel W. de Piccoli, María Sofía Sarrail y Berta Derman. En colaboración con Gonzalo de Sebastián y Osvaldo Eguía: Sarcoma de Laringe (1952). Tratamiento de los Epiteliornas ex¬tensos Faringolaríngeos (1949). Cierre de la Faringe en laringectomías por tumores malignos extendidos. Técnica Personal (1950). Tratamiento del Cáncer Laríngeo, en colaboración con los Dres. Atilio Viale del Carril, Julio Zubizarreta, Eduardo Navarrine, Teófilo Oñate, Vicente Gorrini y Atilio Viale (h). Premio Bernardino Rivadavia. Academia Nacional de Medicina de Bue¬nos Aires (1975).Osvaldo Suárez, de Córdoba. Desta¬cado anatomista y cirujano, quien se ocupa especialmente de las metástasis ganglionares cervicales en el Cáncer laríngeo; Describiendo su técnica personal del Va¬ciamiento cervical funcional. Relato al V Congreso Latinoameri¬cano de O.R.L. y B. E. Montevideo 1953: El problema de las metástasis linfáticas y alejadas en el Cáncer de Laringe e Hipofaringe.José M. Castillo, de La Plata. Desta¬cado historiador de la O.R.L. mundial y argentina. En el tema laríngeo se destaca su obra: Manuel García inventor del método laringoscopio) (Réplica al Dr. Walter A. Wells) (1947).Valentín Thompson. Uno de los pre¬cursores, en nuestro país del tratamiento asociado en el cáncer laríngeo, destacando la labor en equipo. Realiza importantes estudios anatomoclínicos sobre los linfáticos del cuello. Crea una exitosa técnica de laringectomía parcial horizontal Frontal (1953).De sus numerosos trabajos señala¬mos, por su originalidad, en colaboración con Bertelli y Croxatto: Sarcoma laríngeo. Rara evolución de un fibroma del repliegue ariepiglótico(1952).José Bertelli. Estudioso y divulgador de la patología crónica laríngea infecciosa y micótica.Numerosos son sus trabajos sobre estos temas. A modo de ejemplo: En cola¬boración con C. Croxatto: Seudoneoplasia laríngea invasora. Etiología tuberculosa (1952). En colaboración con la Sra. Amalia Maza: Reeducación foniátrica en la TBC laríngea cicatrizal (1951). Relato de la reunión de la Sociedad Rioplatense de O.R.L. en colaboración con Salomón Nemirovsky: La lepra en O.R.L. (1951).León Elkin: en las décadas del 40 al 60, de gran habilidad en la práctica qui¬rúrgica por Laringoscopia indirecta. Creador de instrumental a ese fin.Alberto Barba, del Hospital Rawson. Pionero en nuestro medio de la endocrinofoniatría.José Ronchi. Destacado entre muchos trabajos, los presentados en el X Congreso argentino de O.R.L. (1968): Consideraciones relativas a los Vaciamientos Ganglionares del Cuello. Y problemas diagnósticos en un tu¬mor de cuello.Julio Bernaldo de Quirós Se destacó: en su lamentablemente corta trayectoria.Tomado:Notas del Prof. Dr. Julio Zubizarreta

Page 3: Historia de la Otorrinolaringología - Otorrino Actualidad

Aviso a pacientes, familiares o profesionales de atención primaria :La información de este sitio está dirigida a pacientes, familiares o profesionales de atención primaria. Su contenido no debe usarse para diagnosticar o tratar problema alguno. Si tiene o sospecha la existencia de un problema de salud, imprima este documento y consulte a su médico de cabecera.