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ANTONIO AVITIA HERNÁNDEZ EL CAUDILLO SAGRADO Historia de las Rebeliones Cristeras en el Estado de Durango Tercera edición, México, 2006

Historia de las Rebeliones Cristeras en el Estado de Durango

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ANTONIO AVITIA HERNÁNDEZ

EL CAUDILLO SAGRADO

Historia de las Rebeliones Cristeras en el Estado de Durango

Tercera edición, México, 2006

2

El Caudillo Sagrado Tercera edición, 2006 Copyright 54123 Derechos reservados Antonio Avitia Hernández [email protected]

3

Introducción

La gestación de las guerras cristeras mexicanas del siglo XX tiene sus

antecedentes en las pugnas por el poder político, entre los sectores católicos

conservadores o tradicionalistas y los grupos políticos emergentes, triunfadores de

la Revolución Mexicana; así como en la conformación de sindicatos,

organizaciones y partidos políticos católicos de oposición al régimen revolucionario

como la Acción Católica de la Juventud Mexicana ACJM, la Liga Nacional

Defensora de la Libertad Religiosa LNDLR y el Partido Católico, con base

ideológica en las doctrinas del Catolicismo Social surgidas en la Encíclica Papal

Rerum Novarum, aunque en Durango, durante su desarrollo, las guerras cristeras

involucraron a sectores indígenas y campesinos, cuyos móviles tuvieron más de

sobrevivencia étnica que de pugna política, en la defensa del último territorio que,

en los bosques, los capitales madereros no habían tocado. Al avanzar las

hostilidades se vería que estos grupos indígenas y campesinos no eran fácilmente

controlables y protagonizarían la más larga guerra de la región.

A principios de los años veinte del siglo XX, en diversas entidades de la República,

peleando por la recuperación del poder que habían perdido en la Revolución, los

católicos organizados se enfrentaron al jacobinismo revolucionario del llamado

Grupo Sonora, sector político que, al imponer su modelo económico, se

caracterizó por su extremada violencia y anticlericalismo, como forma directa de

establecer su hegemonía.

En el afán de imponer su hegemonía, ambos grupos beligerantes no dudaron en

involucrar, como sus aliados, a las masas campesinas, ya como cristeros o como

agraristas, cuyos intereses poco o nada tenían en común con la pugna entre

jacobinos y tradicionalistas.

El suceso que desató abiertamente las hostilidades por el poder, entre los dos

bandos, fue la suspensión de cultos del 31 de julio de 1926, decretada por el

Episcopado Mexicano, como respuesta a la entrada en vigor de la llamada Ley

Calles que lesionaba directamente los intereses de la Iglesia y los conservadores,

4

al limitar el campo de acción del Clero, afectando sus bienes terrenales y

confinando la libertad de conciencia.

Las hostilidades se extendieron a sectores, como los indígenas de Durango, para

quienes la libertad de conciencia y la suspensión de cultos era algo indiferente y

cuyas banderas de lucha tenían más razones económicas y de sobrevivencia, que

de libertad de conciencia y poder político. En la historia nacional, el lapso de los

años 1926 a 1929 es crucial, ya que en ese periodo se instala el sistema político

que más ha tiempo perdurado en la historia contemporánea del país. El nuevo

Estado Mexicano estableció su hegemonía sostenida por su propio aparato

burocrático y militar y por un fuerte estrato social privilegiado, producto de la

Revolución.

En el momento en que el nuevo Estado Mexicano es visto como la espada fuerte

del poder emergente, se suscitaron las Cristiadas como movimientos de masas;

sobre todo campesinas, políticamente independientes; indiferentes a los bandos

instigadores y que se desarrollaron, actuando un rol de importancia excepcional, a

causa de su alcance geográfico, su larga duración y el carácter popular de sus

rebeliones, al desvincularse de los grupos tradicionalistas católicos citadinos.

La Cristiada, según Jean Meyer:

Fue un movimiento de reacción contra lo que nos hemos puesto de acuerdo

en llamar la Revolución Mexicana, una revolución que aceleraba la empresa

modernizadora del régimen anterior y resucitaba la cuestión de las

relaciones entre la Iglesia y el Estado. El pueblo se moviliza entonces,

sobre la base de la legítima defensa, frente al anticlericalismo tan radical

como brutal. 1

La Cristiada tuvo, con la insatisfacción de sus actores regionales de la Primera

Rebelión, un poco conocido segundo brote guerrero, producto del despojo de

tierras; de las políticas agraristas ejidales para indígenas y mestizos del sur del

estado; de la limitación de cultos, la educación socialista y la represión política

para la Iglesia y los conservadores. Durante el brote de la Segunda Rebelión

Cristera, por incompatibilidad de intereses, en el estado de Durango los

5

conservadores y la Iglesia, como instigadores de la guerra, se desvincularon,

definitivamente de sus aliados, los guerreros indígenas y mestizos serranos.

Leña de fogatas distantes. El primer enfrentamiento entre la Iglesia y sus aliados; conservadores, campesinos

e indígenas, contra el Estado Mexicano y sus adeptos en el país, que arrastró a

otros sectores de la población, llegó a tener 50,000 hombres alzados que

perturbaron la paz de diversas regiones de los estados de Jalisco, Michoacán,

Nayarit, Durango, Guerrero, Colima, Puebla, Zacatecas, Aguascalientes,

Guanajuato, Sinaloa, Estado de México, San Luis Potosí, Tlaxcala, Veracruz,

Oaxaca, Tabasco y el Distrito Federal. Si bien, una buena cantidad de estudios

sobre la Cristiada consideran que el foco geográfico principal de la rebelión fue la

región de los Altos de Jalisco y El Bajío guanajuatense. 2

El Caudillo Sagrado. Los cristeros son guerreros que aunque tienen múltiples jefes regionales, de

manera sorprendente, carecen de un líder humano que los aglutine y les dé

identidad y nombre. Hasta el momento de la Primera Rebelión, de manera

tradicional, los rebeldes mexicanos adoptaban el nombre de su caudillo o su

causa; son villistas, nateristas, carrancistas, pelaecistas, zapatistas o bien

constitucionalistas o anarquistas.

Los cristeros en cambio atacan y mueren exclamando ante sus adversarios el grito

de ¡Viva Cristo Rey! los llamaron Cristos-Reyes y después cristeros hasta llegar al

convencimiento de que el jefe de aquellos insurgentes irredentos era su redentor,

Cristo Rey, El Caudillo Sagrado.

Los cristeros del sur de Durango luchaban contra la invasión a sus terrenos

boscosos y por una forma de vida sincrética, indígena, comunal y mestiza que se

1 MEYER, JEAN. Historia de los cristianos en América Latina, México, Ed. Vuelta, colección La Reflexión, 1989, p. 239. 2 DÍAZ, JOSÉ Y RAMÓN RODRÍGUEZ. El movimiento cristero y conflicto en los Altos de Jalisco, México, Ed. Era,1979. Ver también BAILEY, DAVID. ¡Viva Cristo Rey! The Cristero Rebelion and the state conflict in México, Austin and London U.S.A., University of Texas Press, 1974.

6

veía atacada por el avance de los programas del gobierno y de las compañías

madereras en la zona.

Ya desde su nombre, bautizado con fuego, la Cristiada y los cristeros no pueden

ser analizados a la luz de la razón pura, o con la exclusividad numérica de la

historia económica sino más bien en el terreno de la subjetividad del imaginario

colectivo, en el cual es posible la existencia del divino jinete con espada Santo

Santiago Apóstol, tocado con sombrero charro, apoyando en las batallas a los

mestizos e indígenas del Mezquital y la imagen de la Virgen de Guadalupe

protegiendo a los soldados de su hijo encarnado, mandando neblinas que

obscurecen el camino y confunden a las tropas federales y agraristas en los

campos de batalla.

Un imaginario colectivo tepehuán, mexicanero, cora y huichol en el que se

confunden los mitos y ritos del mitote con la Semana Santa, en un sincretismo que

intenta la sobrevivencia de los bosques de la Sierra Madre y la resistencia a la

extensión vital de las etnias más indomables de Aridoamérica; Aztecas del norte o

mexicaneros, tepehuanes, coras, huicholes y mestizos que más tienen de

indígena que de europeo; confunden sus deseos, frustraciones y resentimientos,

en torno a lo único que puede integrarlos: Ixcaitiungu, ¡Cristo Rey y la Santísima

Virgen de Guadalupe! Según Jean Meyer:

Estamos en presencia de una conciencia religiosa centrada en un hecho

histórico (el conflicto de 1926), pero también metahistórico con su grito de

"Viva Cristo Rey" sellan un pacto con la divinidad. Y eso implica una

conciencia histórica y metahistórica en los sobrevivientes, que tratan de

comprender lo que han vivido. 3

El premio a la muerte en la lucha por lo subjetivo no es de poder, ni de bienes

terrenales, es la vida eterna a la diestra de Dios o a la diestra de Ixcaitiungu (el

que gobierna, héroe cultural de la mitología tepehuán que tiene aspectos

parecidos a Quetzalcóatl), que en otra visión del mundo es un don más valioso

que la vida en este Valle de Lágrimas, y con la garantía de la santificación

3 MEYER, JEAN. Op. Cit., p. 241.

7

inmediata y sin necesidad de juicio de beatificación o canonización, en la

obediencia a un sistema de ideas diverso al del catolicismo criollo.

El saldo rojo. Desplazamientos y emigraciones masivas, descalabro de los sistemas agrícolas

de las zonas de guerra y desmantelamiento de diversas industrias, además de la

discordia política y la generación de enconos al interior de las poblaciones fueron,

entre otros muchos, los resultados no evidenciados de la Primera Rebelión

Cristera.

En los recuentos que, en 1973, presentó Jean Meyer, en su libro La Revolución

Mejicana, el saldo rojo de la Primera Rebelión Cristera se presentó de la siguiente

manera:

90,000 combatientes en tres años; 12 generales, 70 coroneles, 1,800

oficiales, 55,000 soldados y agraristas. Y 30,000 cristeros. Quedan todavía

por contar las víctimas de la población civil, pero esta operación es

imposible de efectuar, pues es preciso tener presente los efectos de la

reconcentración, de la carestía de víveres, de las epidemias. 4

En el año de 2004, el mismo Jean Meyer, en su libro Pro Domo Mea. La Cristiada

a la Distancia, con base en información oficial, aclaró el punto de las cifras de las

bajas durante la Primera Rebelión Cristera:

En mi libro no aparecen cifras fundamentadas en cuanto al costo en vidas

humanas del gran episodio bélico, tampoco del costo económico: unas

anotaciones impresionistas, nada más. Gracias al equipo de ayudantes de

la Historia de la Revolución Mexicana, aparecieron datos concretos sobre

el segundo punto. En cuanto al primero, fue el presidente de la república,

Miguel de la Madrid, en visita oficial a Francia en el año 1986, quien

proporcionó una cifra. Cifra muy alta. Cito la entrevista realizada: por André

Fontaine, director de Le Monde.

De esto resultó en los años veinte (de 1900. Nota de Jean Meyer)

una guerra de religión que causó 250,000 muertos. Luego se

4 Ibíd., pp. 157 a 158.

8

estableció a lo largo de los últimos años, un acuerdo

satisfactorio entre la Iglesia y el Estado” (Le Monde, sábado 30

de septiembre de 1986, Primera plana y toda la p. 6 “Un entretien

avec le president du Mexique) (...)

Alguna vez el general Luis Garfias, historiador militar entonces director del

Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional, me dijo que él

había proporcionado esa estimación al presidente. La cifra incluye las bajas

entre los combatientes de los dos bandos y de las sufridas, directa o

indirectamente, por la población civil. 5

La Primera Rebelión Cristera 6 no pudo ser resuelta ni apaciguada por las armas

del Ejército Mexicano, sino por la vía de la negociación entre las jerarquías

episcopales y del Estado, haciendo a un lado las demandas de las bases

guerreras campesinas. Como se puede observar, en el escueto informe oficial

sobre los arreglos, del presidente Portes Gil, la guerra cristera aparece como si

todo el conflicto se hubiera propiciado por una mala interpretación de la Ley

Calles, reduciendo la causa de la muerte de cristeros, pacíficos, agraristas y

militares, a un simple problema de redacción literaria

No es difícil comprender que los motivos religiosos, políticos y económicos que

llevaron a la lucha a los miembros citadinos de la ACJM del Distrito Federal, no

fueron los mismos que los de los campesinos de los Altos de Jalisco o los de los

mestizos e indígenas tepehuanes y huicholes del estado de Durango.

Los ocotes prendidos de la Sierra de Durango

Uno de los rasgos que caracterizan a las nuevas tendencias de la historiografía

mexicana actual, es su reconsideración geográfica y regional; dando otro ámbito a

los estudios generales de los procesos históricos, a partir del reconocimiento

protagónico de los actores de los pueblos, villas, municipios y ciudades de las

entidades de la República.

5 MEYER, JEAN. Pro domo mea: La Cristiada a la distancia, México, Ed. Siglo XXI, 2004, pp. 13 a 14. 6 AGUILAR CAMÍN, HECTOR Y LORENZO MEYER. A la Sombra de la Revolución Mexicana, México, Ed. Cal y Arena, 1989, p. 103.

9

De la misma manera se comienza a tomar en serio a diversas fuentes históricas,

como la lírica narrativa y la literatura testimonial, a las que anteriormente se les

negaba validez; entendiéndose que estas son parte y producto de los mismos

procesos y que, al tener estrecha relación con otras fuentes, logran su propia

validación y legitimación como elementos dignos y originales del discurso

histórico, surgidos del imaginario colectivo; en este contexto, Carmen Nava nos

dice que:

Los estudios sobre lo imaginario, las mentalidades y la cultura popular han

adquirido en nuestros días, dentro y fuera de las instituciones académicas,

un rango de primer orden. Más su legitimación hermenéutica y heurística

ha sido un proceso largo y accidentado. 7

Por su parte, en su texto sobre la Teoría de la microhistoria, Luis González y

González nos aclara que:

Las historias locales en la república de la historia tienen un lugar análogo al

ocupado por corridos y romances en la república de las letras. A la

microhistoria hay que verla como expresión popular. 8

Considerando lo anterior, para analizar las Rebeliones Cristeras en el estado de

Durango, antes que nada, tenemos que ubicar el escenario de los acontecimientos

en los municipios del sur de la entidad, situados en la Sierra Madre Occidental y

caracterizarlo como un movimiento que, si bien tiene nexos débiles con las

organizaciones del centro de la instigación conservadora, se mantiene, por sus

particularidades especiales, hasta cierto punto autónomo en la Primera Rebelión y

casi autogestionario y autoabastecido en la Segunda Rebelión.

Las Cristiadas durangueñas son movimientos periféricos de escasa importancia

nacional pero que, al seno de los municipios y poblados que afectaron es la

epopeya más importante de su historia.

7 NAVA, CARMEN Y ALEJANDRO CARRILLO. México en el imaginario, México, Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos / Universidad Pierre Mendes Francés / Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, 1995. pp. XIII y XIV. 8 GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ, LUIS. Todo es Historia, México, Ed. Cal y Arena, 1989, p. 228.

10

De hecho, las relaciones entre la Iglesia y el Estado Mexicano, en el estado de

Durango, han tenido una historia por demás difícil, desde la instauración de los

dos poderes en el territorio estatal, la crisis de estas tirantes relaciones se

presentó, como en otros estados, en la década de los años veintes del siglo XX,

cuando el nuevo Estado posrevolucionario propició la limitación de la participación

de la Iglesia y los conservadores dentro del ámbito de las decisiones del gobierno.

Iglesia, Estado e indígenas, desde la colonia, fueron los tres polos de poder que

modificaron su peso específico y buscaron su equilibrio con diversas pugnas en

sus cuatro siglos de convivencia y violencia. Al ingresar el capital, a los reductos

territoriales de los indígenas, el débil punto de relación pacífica volvió a

quebrantarse.

En las Cristiadas durangueñas entraron en escena una gran cantidad de actores

con intereses diferentes y en ocasiones opuestos dentro de un mismo bando. Así

en una inusual vinculación, por parte del grupo rebelde participaron las

organizaciones católicas urbanas de la ciudad de Durango como los Caballeros de

Colón, las diversas archicofradías, la Acción Católica de la Juventud Mexicana,

ACJM, la Juventud Católica Femenina Mexicana JCFM, la Liga Nacional

Defensora de la Libertad Religiosa LNDLR, las Brigadas Femeninas Santa Juana

de Arco, también conocidas como Bi-Bi o Brigada Invisible-Brigada Invencible, los

miembros del Alto y el Bajo Clero católico, y los combatientes cristeros

campesinos; mestizos, tepehuanes, coras, huicholes y mexicaneros.

Los combatientes cristeros campesinos indígenas de Durango se vincularon en las

Cristiadas a los grupos conservadores aún cuando ambos no tenían intereses

afines, menos aún en el sentido religioso, ya que su práctica espiritual es más

sincrética y pagana, desde el punto de vista católico, y sin los oficios de los

ministros del Vaticano. Fue así como en la guerra durangueña por Cristo Rey hubo

cristeros que no comulgaban con la religión católica, es decir; cristeros no

católicos.

Si para los católicos citadinos y los que, en algunos poblados, contaron con

templos, sacerdotes y servicios religiosos sacramentales fue válido el motivo del

11

alzamiento por la reanudación de los cultos suspendidos. En cambio, para los

indígenas huicholes, tepehuanes, mexicaneros y coras, creyentes sincréticos -no

occidentales- que habitan en los lugares más inaccesibles de las quebradas, la

razón del cierre de templos es indiferente, por el simple hecho de que no recibían

visitas sacerdotales y aún hoy no tienen templos católicos sino oratorios donde

ofician sus shamanes y mujeres santas y porque su religión reconoce más al

panteón nahua prehispánico, creado por sus antepasados, que al Dios del

Vaticano, aunque su mitología no deja de ocupar elementos importantes del

cristianismo. De esta manera, los motivos de la lucha de los cristeros indígenas de

Durango no tienen nada en común con los del centro del país, incluso se podría

considerar que la guerra de los conservadores, en un extraño embrollo, es

antagónica a la de los cristeros de la sierra de Durango, aún cuando en su

momento, pelearon aliados en el mismo bando. No es de extrañar pues, el

abandono de los conservadores a los cristeros, una vez que las acciones

guerreras de los mismos no sirvieron a sus intereses de lucha por el poder político

en contra del Estado Mexicano y la insistencia en la guerra de resistencia indígena

por el reconocimiento del bosque como su patrimonio étnico primigenio, que

continuó, aún sin el apoyo de los conservadores.

La guerra de sobrevivencia indígena tiene poca relación de motivos con la

persecución religiosa y con la lucha por el poder entre la Iglesia y el Estado. De

allí que el tema de la historia de las Rebeliones Cristeras en Durango provoque

diversas preguntas para resolver en la investigación.

En el bando del gobierno, los grupos involucrados no fueron menos diversos, se

incluyeron los miembros de las Logias Masónicas del estado, sobre todo la

GLMGVED Gran Logia Masónica Guadalupe Victoria del Estado de Durango, el

Ejército Federal, los soldados auxiliares agraristas socialistas de la Liga de

Comunidades Agrarias del Estado de Durango LCAED, así como los indígenas

tepehuanes, huicholes y coras afiliados al gobierno y en conflicto de cacicazgos al

interior de sus propias etnias, sobre todo por la disputa en las opciones agraristas

de dotación en comunidad o ejido. En conjunto, los hombres del gobierno también

tenían serias diferencias entre sí, como lo demuestra la crisis escobarista de 1929,

12

en medio de la cual fue fusilado el líder agrarista socialista José Guadalupe

Rodríguez. Más allá de la lucha por la reanudación de cultos católicos y por el

reconocimiento de la Iglesia como sociedad sui juris, o por la derogación de la Ley

Calles, las Rebeliones Cristeras constituyeron para las familias conservadoras

citadinas, la oportunidad de limitar el avance agrarista ante la emergente

hegemonía del nuevo Estado Revolucionario; mientras que, para las compañías

madereras, sobre todo la Lumber Co., implicaba la apertura legal de los bosques,

venciendo la resistencia de sus tradicionales propietarios.

Para la Iglesia, las rebeliones eran la vía para que la sagrada institución recobrase

sus propiedades confiscadas y la legitimidad y poder que la Constitución y la Ley

Calles le limitaba, tanto en los cuerpos como en las almas de sus feligreses.

Las razones de los cristeros mestizos por la rebelión van desde la reanudación de

cultos, la restitución de terrenos serranos comunales de los que habían sido

despojados, incluyendo la defensa de un sistema de vida comunal cuyo eje

cultural central se encuentra en el calendario y sacramentos de la Santa Madre

Iglesia, en el que santos, mártires, viudas, vírgenes, nacimientos, pasiones

novenarios, bautizos, comuniones, extremaunciones, peregrinaciones, imágenes,

exvotos, milagros, escapularios, aguas benditas, rosarios, misas, confesiones,

cruces, medallas, oraciones, responsos, altares, hábitos, retablos y trisagios, sin

guía sacerdotal, integraban un sistema de ideas que los jacobinos y masones del

nuevo Estado Mexicano intentaban destruir sin apuntar alternativas válidas;

negando así toda identidad cultural religiosa a los afectados. En este sentido; de

acuerdo con Alan Knight con respecto a los cristeros mestizos:

Más que agravios materiales, fueron antagonismos culturales los que

provocaron la Rebelión Cristera. 9

Por su parte José Antonio González Fernández aclara que:

Cuando lo sagrado se convierte en el patrimonio de una institución y ésta

pacta con quien ejerce el poder, se convierte precisamente en una de las

9 KNIGHT, ALAN. "Revolutionary Project, Recalcitrant People, México 1910-1940", en: Rodríguez, Jaime (Comp).The Revolutionary Process in México. Essays on Political and Social Change, 1880-1940, Los Angeles, University of California, 1990, p. 250

13

formas de ejercicio del poder y en un mecanismo a través del cual éste

puede mantenerse. (...) Una vez instaurada la obligación de una creencia

única, la Iglesia adquirió el poder suficiente como para querer mantenerlo a

través del tiempo, poder económico, social, político y cultural. 10

En el caso de los indígenas, indiferentes a la reanudación o suspensión de cultos,

la Cristiada es la última guerra de resistencia que pelean, en un desesperado

intento de sobrevivencia, los pueblos tepehuán, mexicanero, cora y huichol, ante

el despojo de sus territorios y la tala de sus bosques.

Así, Cristo, El Caudillo Sagrado de los cristeros no representa la misma imagen de

Jesucristo de los conservadores y la Iglesia y, tampoco, fue el mismo símbolo para

los cristeros indígenas no católicos.

En el bando contrario, los campesinos agraristas socialistas durangueños

intervienen en la gestación de una Revolución Comunista con el vano fin de lograr

la instauración de los soviets durangueños adoptando el modelo de la Unión

Soviética y la simbología de la estrella roja de cinco puntas, con la hoz y el

martillo, aunque el sueño de los Koljoz en la Región de los Llanos murió con la

figura de su organizador Guadalupe Rodríguez, miembro del Partido Comunista

Mexicano, PCM, luego de servir como combatiente aliado del Estado. Así como

los conservadores dejaban de lado a sus aliados campesinos; en el gobierno no

se dudó en hacer lo mismo con los agraristas, el peligro comunista a la legitimidad

del Estado era tal vez mayor que el cristero, desde el momento en que, por

principio, cuestionaba la propiedad privada.

Otra de las características que hacen diferente a las Cristiadas durangueñas es la

gran duración del movimiento. Los cristeros de Santiago Bayacora, municipio de

Durango, son los primeros que se levantan en el país en la Primera Rebelión,

durante el gobierno de Plutarco Elías Calles, el 29 de septiembre de 1926 y

prolongan su lucha hasta después de los Arreglos entre la Iglesia y el Estado, en

1929. En esta investigación se pudo comprobar que la Segunda Rebelión, iniciada

10 7).- GONZALEZ FERNÁNDEZ, JOSÉ ANTONIO. "Las Relaciones entre las Iglesias y el Estado Mexicano", en Derecho Eclesiástico Mexicano, México, Ed. Porrúa/UAM/Universidad Americana de Acapulco, 1993, p.8.

14

en 1934, se alargó en la sierra durangueña hasta 1941, durante más tiempo aún

que en los demás estados de la República en los que hubo levantamientos.

La historia no escrita. La literatura histórica que aborda las rebeliones no es de por sí abundante y en lo

que respecta al ámbito regional, es aún más limitada. Dentro de la historiografía

sobre la Cristiada, que aborda el tema desde un enfoque nacional y que se

detiene en las particularidades regionales del estado de Durango, se pueden

mencionar los siguientes trabajos por orden de fecha de publicación:

En Aspectos del conflicto religioso de 1926 a 1929. Sus antecedentes y

consecuencias, de Alicia Olivera Sedano, se estudia el enfrentamiento entre la

Iglesia y el Estado, así como las acciones de la Liga Nacional Defensora de la

Libertad Religiosa, LNDRL, y se establece la gran complejidad del levantamiento.

Sin embargo el texto de Olivera Sedano no hace ninguna mención a la Segunda

Rebelión Cristera. Las principales fuentes del libro de Olivera Sedano fueron el

periódico David, publicado por Aurelio Robles Acevedo y el archivo de la Liga

Nacional Defensora de la Libertad Religiosa de Miguel Palomar y Vizcarra.

Olivera Sedano consigna, en el norte de Durango, levantamientos en lugares

donde sólo hubo conatos de rebelión y las acciones armadas correspondían más

bien al bandidaje sin bandera; los lugares en cuestión fueron los municipios de

Santiago Papasquiaro y Tepehuanes. 11

Méjico Cristero, de Antonio Rius Facius, es una narración sobre la evolución de la

ACJM, Rius compiló y ordenó las acciones políticas y guerreras, sobre todo

urbanas de los acejotaemeros y diversas organizaciones religiosas en el periodo

de la Primera Rebelión, sin considerar la segunda fase del levantamiento. 12

Con un enfoque nacional, en su libro La Cristiada, Jean Meyer analizó y deslindó

la gran trama de factores y actores que intervinieron en la gran guerra cristera. En

tanto historia diplomática, entre el Vaticano, Washington y México, relato que

11 OLIVERA SEDANO, ALICIA. Aspectos del conflicto religioso de 1926 a 1929. Sus antecedentes y consecuencias, México, INAH, 1966. 12 RIUS FACIUS, ANTONIO. Méjico Cristero, Historia de la ACJM, 1925-1931, México, Editorial Patria, 1966.

15

involucra cristeros, ejército, católicos y demás, en la obra clásica sobre el tema, en

la que se hace énfasis sobre las características regionales del movimiento en El

Bajío, los Altos de Jalisco, Michoacán, Durango, Zacatecas y la ciudad de México,

entre otros. En La Cristiada es tal el cúmulo de grupos, sucesos y parcialidades,

que el ámbito regional no pudo ser cubierto en su totalidad y la Segunda Rebelión

Cristera se estudió, no como la continuación de la Primera, sino como un fruto

tardío sin mayor trascendencia. Con todo, los tres tomos de La Cristiada

constituyen la más completa investigación sobre las guerras cristeras; tanto por el

uso de una gran diversidad de fuentes, como por lo acertado de la interpretación. 13

Los textos regionales. Dado el impacto que las rebeliones cristeras tuvieron en la vida regional del sur del

Estado, existen diversos trabajos sobre el tema, mismos que, en su mayoría, no

han gozado de suerte editorial y hasta el momento, permanecen inéditos o sus

tirajes han sido limitados.

En 1929, después de los arreglos de paz, entre el Episcopado y el Estado

Mexicano, Everardo Gámiz fue comisionado, por la Comisión de Historia de la

Secretaría de Guerra y Marina, para realizar un estudio sobre El Conflicto religioso

en el Estado de Durango, y éste fue el nombre que Gámiz puso a su trabajo, en el

que da relación de las causas del movimiento y los hechos de armas de la Primera

Rebelión Cristera, desde el punto de vista del gobierno. El texto de Gámiz no ha

sido publicado y como su factura data de 1929, la Segunda Rebelión no podía ser

mencionada, por el hecho de que aún no sucedía. Hasta donde sabemos éste es

uno de los primeros textos historiográficos que aborda el tema de la Cristiada. 14

Juan Gualberto Amaya en su libro: Los Gobiernos de Obregón, Calles y

Regímenes "Peleles" del Callismo, tercera etapa, 1920 a 1935, publicado en 1947,

relata su propia experiencia como protagonista, en tanto gobernador del estado de

Durango, en el año de 1929. En la narración, Amaya da su punto de vista con 13 MEYER, JEAN. La Cristiada, tres tomos, México, Ed. Siglo XX, 1973. 14 GÁMIZ, EVERARDO. El Conflicto Religioso en el estado de Durango, Durango, mecanoscrito inédito, Biblioteca del Museo Regional de Durango, 1929.

16

respecto a los motivos de su defección del gobierno de Calles, su vinculación con

la Rebelión Escobarista y las conexiones de ésta con el Ejército Cristero de

Durango, aunque como protagonista, cuidando su propia imagen, Amaya

contradice hechos y situaciones que se detallan en otros textos y otras fuentes,

como el episodio de la entrada de las tropas cristeras de la ciudad de Durango, en

marzo de 1929. 15

La trinchera sagrada, del presbítero David G. Ramírez, a la sazón secretario del

arzobispo de Durango José María González y Valencia, es una compilación de

discursos de agitación, pronunciados por el autor, en diversos lugares de Durango

y otros estados, entre 1923 y 1947, y dirigidos a los miembros de las

organizaciones conservadoras como la LNDLR, la ACJM, la JCFM y los

Caballeros de Colón. En sus discursos, Ramírez se abocó a elogiar la labor de la

derecha urbana, ignorando y desdeñando a los cristeros serranos. 16

Historia del estado de Durango de Everardo Gámiz, en sus capítulos XIII, XIV y

XV, se ocupa brevemente de las Rebeliones Cristeras, desde la óptica del Estado

Mexicano y ponderando las acciones guerreras del Ejército Mexicano con un estilo

parcial desde el punto de vista del Estado. 17

La Segunda Rebelión Cristera produjo la excelente narrativa de Antonio Estrada

Muñoz, de cuya novela Rescoldo, los últimos cristeros, Juan Rulfo opinó:

Se trata de una de las cinco mejores novelas de la literatura

mexicana.18

Los personajes de Estrada son los cristeros de la Sierra Madre Occidental que

luchan por defender la sierra y por la sobrevivencia de las Naciones Tepehuán,

15 AMAYA, JUAN GUALBERTO. (General). Los gobiernos de Obregón, Calles y regímenes "Peleles" derivados del Callismo, tercera etapa, 1920 a 1935, México, Ed. del autor, 1947. 16 RAMÍREZ, DAVID G., La trinchera sagrada, el caso ejemplar mexicano, México, Ed. Rex Mex, 1948. 17 GÁMIZ, EVERARDO. Historia del estado de Durango, México, Ed. del autor, 1953. 18 JOSÉ GIL OLMOS. "Rescoldo, los últimos cristeros vuelve a prensas luego de 28 años", El Nacional, sección Cultura, México, domingo 12 de marzo 1984, p. 2

17

Cora, Huichol y Mexicanera, muy lejos de los curas, los conservadores y las

Iglesias, aunque creyentes y fieles al Caudillo Sagrado: ¡Cristo Rey!

El caso de Antonio Estrada es único en el país, en particular por la represión que

sufrió durante toda su vida, tanto en su persona como en sus creaciones literarias.

Según Jean Meyer y Juan José Doñán

Dentro de la narrativa cristera, Antonio Estrada es un caso aparte. Con su

novela Rescoldo (1961) se acerca a una suerte de literatura sin ficción, en

la que apenas si puede hablarse de invención. Los hechos que se cuentan,

de un modo bastante austero -Estrada rehúye lo folklórico y pintoresco-,

corresponden a las peripecias vividas y sufridas por su familia durante la

reanudación de la guerra cristera en 1934 y las cuales culminan con la

muerte de su padre, el coronel Florencio Estrada, jefe cristero de Durango,

quien pierde la vida en combate en 1936. Como testimonio personal que en

gran medida es Rescoldo está narrado en primera persona, sin asomo de

sentimentalismos y sin caer en el tono lastimero tan frecuente en este tipo

de historias. Con una emoción contenida, el testigo-narrador parece

aceptar el trágico destino de los suyos. 19

La importancia de Antonio Estrada y su novela histórico-testimonial Rescoldo,

tanto en el terreno literario como en la parte histórica, en especial lo que se refiere

a la Segunda Rebelión Cristera, obligó en este trabajo a dedicarle una parte

especial y a abundar más acerca de los detalles de su trayectoria como escritor y

a su papel de miembro del Ejército Libertador Cristero. Por estas razones, el

capítulo VI versa exclusivamente sobre el caso literario de Antonio Estrada Muñoz

en su relación con el conflicto entre la Iglesia y el Estado Mexicano, situación que

marcó, por espacio de treinta años, el ostracismo a su literatura de calidad

excelente. 20

Apuntes para la historia de la persecución religiosa en Durango de 1926 a 1929,

de José Ignacio Gallegos es un texto breve que se centra en el relato de las

19 MEYER, JEAN Y JUAN JOSÉ DOÑÁN. Antología del cuento cristero, Guadalajara, Secretaría de Cultura de Jalisco, 1993, p. 22 y 23. 20 ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Rescoldo, Los últimos cristeros, México, Ed. Jus, colección Voces Nuevas # 17, 1961.

18

anécdotas sobre la represión que sufrió el Clero y diversas organizaciones y

archicofradías religiosas conservadoras de la ciudad de Durango, también se da

noticia del martirologio clerical en la entidad, entre 1926 y 1929, mencionando de

manera somera a los combatientes cristeros serranos y sin hacer alusión a la

Rebelión de 1934. 21

El coraje cristero (testimonios) de Jean Meyer, es una compilación de textos

testimoniales de los hermanos Francisco y Agapito Campos, oficiales

excombatientes cristeros de Santiago Bayacora, municipio de Durango, sobre su

participación en la guerra cristera que, como material de primera mano, dan luz

sobre la composición, motivos, organización y cuadros del Ejército Libertador

Cristero de Durango. Validado y apuntalado con otras fuentes, El coraje cristero

es una de los principales documentos de esta historia regional. En desorden

cronológico, los testimonios de El coraje cristero abordan algunas acciones y

situaciones de la Segunda Rebelión Cristera. En la compilación también se

incluyen textos de combatientes cristeros de otros estados de la República. 22

El levantamiento cristero de 1926, en Santiago Bayacora, Durango, de Francisco

Campos, es un libro manuscrito en el que se narra la participación de los

habitantes del poblado de Santiago Bayacora en las cristiadas; también se

detallan los débiles vínculos de los guerreros cristeros con las organizaciones

religiosas citadinas. En este libro hay algunos textos que también fueron

reproducidos en El coraje cristero y en el periódico cristero David, dirigido por

Aurelio Robles Acevedo. El texto de Campos fue reproducido en computadora por

el santiaguero Luis Monreal, lo cual lo hizo más accesible. 23

El muy noble y leal Real de Minas de San Pedro de los Chalchihuites, del clérigo

Jesús Ramírez y Pérez, es un escrito hagiográfico que destaca el episodio,

21 GALLEGOS, JOSÉ IGNACIO. Apuntes para la historia de la persecución religiosa en Durango, de 1926 a 1929, México, Ed. Jus, colección México Heroico # 42, 1965. 22 MEYER, JEAN. El coraje cristero, México, Universidad Autónoma Metropolitana, colección Cultura Universitaria # 4, 1981. 23 CAMPOS, FRANCISCO. El levantamiento cristero de 1926, en Santiago Bayacora, Durango, Santiago Bayacora, Durango, mecanografiado por Luis Monreal Lozano, 1986.

19

sucedido en 1926, de la inmolación de los beatificados mártires de Chalchihuites,

Zacatecas, cuya parroquia pertenece a la Arquidiócesis de Durango. 24

La lira de Cristo Rey Generalmente los corridos populares no son considerados como una fuente

histórica fidedigna. Sin embargo, una buena cantidad de investigadores, entre

ellos: Francisco Castillo Nájera, Cuauhtémoc Esparza Sánchez, Robert Redfield,

Catherine Heau, Simmons Merle, Américo Paredes, Guillermo Hernández y Miguel

Ángel Gutiérrez, coinciden en que, si bien existen corridos de temática de ficción

también existe el corrido histórico que es de hecho un documento histórico-

folklórico que narra los sucesos de manera más sentida y con mayor intensidad

que los documentos oficiales, además de que está expresado con el lenguaje de

la región en que se produce. Catherine Heau nos dice que:

La producción del canto popular crece y adquiere tonalidades épicas

cuando se dan conjuntamente estas dos condiciones: la emergencia de una

coyuntura de lucha popular y la fusión de intelectuales cultos o semicultos

con los estratos populares del movimiento. 25

Al tratarse de un documento cantado, el corrido corre los peligros de la tradición

oral siendo muy susceptible de perderse en la memoria de los oyentes, los

creadores o los intérpretes, una historia en la que, el papel del compilador es vital

para su conservación como obra intangible, como lo expresa Carlos Navarrete:

Los corridos se escriben tomando en cuenta el impacto de las noticias de

los periódicos locales, principalmente de los temas novedosos que llenan la

página roja, con crímenes de resonancia o accidentes notables. Estas

letras circulan en las ciudades grandes, en los mercados, plazas y

estaciones de ferrocarriles. Otro tipo de corridos, más domésticos y de

circulación limitada, son los que relatan sucesos ocurridos en rancherías,

colonias ejidales y ranchos, y solamente en contadas ocasiones llegan a ser

24 RAMÍREZ Y PÉREZ, JESÚS. El muy noble y leal Real de Minas de San Pedro de los Chalchihuites, s/l, s/p, s/f. 25 HEAU, CATHERINE. "Para discutir sobre el corrido", Cuicuilco, Año III, # 7, Revista de la ENAH, México, INAH/SEP, 1989, p. 25.

20

impresos; cumplen su función durante un tiempo y desaparecen a medida

que el caso pierde actualidad. 26

Hasta hace poco tiempo, una de las fuentes menos estudiada y más desdeñada

de la historia, era la folklórica. Al respecto el investigador Américo Paredes nos

dice que:

Quizá sea una verdad que en todo país nuevo el folklore y la historia se

desarrollan codo a codo, y que las pasiones y en nacionalismo juegan cierto

papel en la folklorización de la historia (...) el folklore puede servir al

historiador que tiene que hacer uso de informes verbales o de documentos

fundados en los mismos. Es decir, los folkloristas necesitamos ser también

historiadores y los historiadores según parece deberían ser folkloristas. 27

Como documentos históricos,. los corridos de una región son para el investigador

tan importantes como la información bibliográfica, hemerográfica o de archivo, o

como, de manera más apasionada lo expresa Franco Lao Méri:

El canto es también una forma de escribir la historia, de impugnar las

diversas formas de servidumbre e injusticia, de gritar el hambre o el dolor,

de revelarse y rebelarse. Bambucos, boleros, bossa-novas, incluso el tango

y el vals, componen el gigantesco y colorido fresco musical de la liberación

como anhelo o como acto, expresan la pena, la desesperación o la ira,

hablan de los trabajos y los males, de la revuelta y la revolución, de los

traidores y los héroes. 28

Visto de esta manera no se puede exigir que las composiciones de la lírica

narrativa histórica popular sean objetivas e imparciales, sino más bien que

expresen el punto de vista del bando al que pertenece el autor. Así, una de las

características del corrido en general es que el autor siempre justifica, en su

composición, la conducta y las hazañas de los personajes y las causas del bando 26 NAVARRETE, CARLOS. El romance tradicional y el corrido en Guatemala, México, UNAM, 1987, pp. 199 a 200. 27 PAREDES, AMÉRICO. "Folklore e Historia. Dos cantares de la Frontera Norte", en Veinticinco estudios de folklore, México, UNAM, 1975 p. 156. 28 LAO-MERI, FRANCO. ¡Basta!, Canciones de testimonios y rebeldía de América Latina, México, Ed. ERA, 1967, p. 15.

21

con el que está comprometido en el momento de hacer su composición, de esta

forma, en el corrido casi siempre se defiende al protagonista y se agrede al

antagonista.

La tradición de cantar la historia ha sido muy respetada en el país y, salvo

excepciones, todo movimiento social en México, a partir de la segunda mitad del

siglo XIX, tiene sus corridos y en correspondencia, los movimientos más

importantes han propiciado la creación de una mayor cantidad de corridos.

La creación de la mejor lírica narrativa histórica debe su origen a que en los

ejércitos populares, como una costumbre, eran incluidos los compositores oficiales

de los corridos del movimiento, como fue el caso de Irineo Menchaca, alias El

Jabalín, quien fue corridista de los cristeros huazamotecos de Florencio Estrada, o

también se podría mencionar a Marciano Silva, el sargento corridista, compositor

oficial de las bolas surianas del Ejército Zapatista del estado de Morelos.

Durante la fase de acopio de información, se logró obtener una buena cantidad de

corridos en fuentes bibliográficas y discográficas, así como recogidos en el mismo

sitio de su interpretación primigenia, otros fueron recogidos en hoja suelta o

manuscritos inéditos; a estos últimos hubo que aplicar una trascripción

paleográfica para descifrar sus versos. Con una gran riqueza narrativa y en

relación directa con los sucesos a que se refieren, los corridos cristeros

durangueños son de hecho la versión cantada y la memoria popular de la historia

de algunas de las acciones y de las tragedias de los personajes principales de la

lucha. Destacan por su belleza las Mañanas de Florencio Estrada y el Corrido de

la Muerte de Trinidad Mora. Al tener a la mano esta creativa aunque poco usada

fuente de narrativa histórica, se decidió incluir los versos de los corridos, las

mañanas y las tragedias en los lugares del texto que cronológicamente les

corresponde, de acuerdo al relato de los acontecimientos, abundando los detalles

y la validación documental de la lírica, con el apoyo de las diversas fuentes

tradicionales de archivo, bibliografía y hemerografía.

22

La región escenario de las Rebeliones Cristeras de Durango se caracteriza por ser

uno de los lugares en que se han producido una mayor cantidad de corridos

históricos en el país y hasta el final del siglo XX era tiempo en que se podía oír a

los corridistas o historiadores cantantes, como don Luis Domínguez y Francisco

Félix, tañer sus arpas y entonar los monorrítmicos versos de las tragedias,

mañanas y corridos, que describen las hazañas y acciones de guerra de los

personajes de la sierra de Durango, incluidas las tragedias de la Segunda

Rebelión Cristera.

Si bien, las composiciones líricas que se transcriben en este trabajo son sólo una

más de las fuentes en que se apoya la narración histórica.

De algunos de estos materiales se localizó también la música de la cual se hizo la

audiotranscripción cuya pauta se incluye en el texto.

El tema específico que ocupa a esta investigación hizo necesaria la consulta de

diversos archivos, en especial el Fondo Aurelio Robles Acevedo, que se encuentra

en el Centro de Estudios Sobre la Universidad, CESU, como parte del Archivo

Histórico, A.H., de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, el cual,

en su sección Durango, cuenta con un abundante acervo documental

directamente vinculado con las Rebeliones Cristeras de Durango, en él se

localizaron actas, correspondencias, comunicados, consignas, órdenes,

proclamas, planes, folletos y partes de guerra del Ejército Libertador Cristero de

Durango y de la Guardia Nacional, en particular de la Segunda Rebelión Cristera,

por lo cual esta fuente primaria se transformó en uno de los pilares de la

investigación.

En el mismo tenor de las fuentes de archivo, la consulta de materiales del Archivo

General de la Nación, AGN, en sus grupos documentales: Álvaro Obregón,

Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Lázaro Cárdenas

complementaron diversos aspectos oficiales de la guerra y la política en la región.

De la misma manera se consultó el archivo personal de Antonio Estrada Muñoz,

mismo que fue facilitado por la señora Dora Maldonado viuda de Estrada, en la

ciudad de México.

23

También se revisaron los archivos de Antonio Rius Facius, en su propio domicilio

de la ciudad de México y el de Francisco Flores, excombatiente cristero de

Temoaya, municipio de Mezquital, Durango.

Hasta donde fue posible investigar, salvo la novela Rescoldo y los testimonios de

El coraje cristero, no se localizó literatura histórica específica acerca de la

Segunda Rebelión Cristera en Durango, de allí que para complementar los datos

de esta historia fuese preciso apoyarse indistintamente en fuentes de archivo,

hemerográficas, bibliográficas, discográficas y de comunicación oral.

En la cobertura de esta última fuente se efectuaron entrevistas con diversos

personajes sobrevivientes de la guerra que tuvieron roles deuteragónicos y

tritagónicos en el proceso, como Manuel Deras Rodríguez, Francisco Flores,

Francisco Hernández y Casimiro Ruiz todos ellos excombatientes cristeros rasos

de los municipios de Mezquital y Durango; también se pudo entrevistar a la

señorita María Teresa Sánchez Nájera ex miembro de las Brigadas Femeninas

Santa Juana de Arco.

En la mayoría de la literatura cristera sobresalen los comentarios y menciones

sobre la actuación de estos grupos clandestinos femeninos también conocidos

como BI-BI, Brigada Invisible-Brigada Invencible, mismos que, según la tradición,

manteniendo su clandestinidad con el voto de silencio promovieron la acción

guerrera y pertrecharon a los contingentes de combatientes serranos, además de

que realizaron acciones de espionaje y de adoctrinamiento, transformándose en la

fuerza femenina clandestina más activa de la historia nacional misma que, hasta

hoy, constituye un enigma en lo referente a sus cuadros y formas de organización

por su irrompible voto de silencio y su inquebrantable juramentación de lealtad,

aplicada a la defensa del ámbito religioso de los templos y oratorios

tradicionalmente considerados terreno del imaginario casi exclusivo del tiempo, las

ideas, los cantos y ritos de las mujeres católicas mexicanas.

Otro entrevistado fue don Walter Bishop, quien a la sazón fue secretario de

Clarence Henry Cooper, gerente del aserradero de El Salto, municipio de Pueblo

Nuevo, Durango, en la época de la Segunda Rebelión quien de manera casual

tuvo un papel clave para la amnistía de los últimos cristeros.

24

Para la reconstrucción de los hechos narrados en esta investigación fue

fundamental el material hemerográfico regional, ya que en los periódicos de la

capital del país las noticias sobre acciones y secuencia de las Rebeliones

Cristeras, cuando llegaban a aparecer, tuvieron una redacción que minimizó su

alcance e importancia. En cambio, en las publicaciones regionales se reproducen

testimonios, partes de guerra oficiales, declaraciones y relatos sobre el curso local

de los acontecimientos, en especial de la Segunda Rebelión.

De esta manera, los ejemplares de Revista Durangueña y Diario de Durango,

publicados entre los años de 1926 a 1945 que se localizan en la sección

hemerográfica de la Biblioteca Pública del Estado de Durango José Ignacio

Gallegos, establecen el alcance de la guerra en la entidad, mientras que los

mismos hechos, en la prensa nacional, fueron omitidos o desdeñados.

La imagen cristera

De manera afortunada, durante el trabajo de recopilación de información los

protagonistas de esta historia regional fueron adquiriendo rasgos y facciones, a

medida que se localizaba el acervo fotográfico en los diversos archivos

consultados.

Aurelio Robles Acevedo y Jesús Sanz Cerrada fueron los fotógrafos de la epopeya

cristera de Durango y tomaron la mayoría de las reproducciones gráficas que se

localizan en el antes mencionado Fondo Aurelio Robles Acevedo. De la misma

manera, del archivo de Francisco Flores, así como de diversas fuentes

bibliográficas, hemerográficas y del Primer Informe del gobernador Epidio G.

Velázquez, proviene el complemento del material iconográfico.

El pedazo cristero de estado Al hacer el relato sobre algún conflicto o situación especial en alguna entidad, lo

usual es que se considere que dicho conflicto o situación especial afecta a todo el

estado, aún cuando la perturbación esté localizada en una porción específica de la

superficie de la entidad, sin tomar en cuenta las extensiones o variedades

territoriales de las diversas zonas geográficas de la jurisdicción.

25

Por lo anterior es preciso aclarar que el estado de Durango tiene una superficie de

123,520 kilómetros cuadrados, y por su extensión ocupa el cuarto lugar en la

República. Es un poco más chico que los 130,000 kilómetros cuadrados que tiene

Nicaragua y un poco más grande que la isla de Cuba con sus 114,524 kilómetros

cuadrados.

Por la ecología del terreno se ha dividido al estado en cuatro regiones; la de las

Barrancas o Quebradas, la de la Sierra, la de los Valles y la Semidesértica.

En la época de la cristiada 38 municipios integraban la división política (ahora son

39) y en lo que se refiere a los enclaves económicos sobresalen la región de los

Valles, en cuanto a producción agrícola. En la parte semidesértica, la Región

Lagunera es zona de atracción de población, por su desarrollo industrial, agrícola,

minero y ganadero. Por lo demás existen diversos enclaves de minerales y

aserraderos en las regiones de la Sierra y las Quebradas. Sólo la poco accesible

parte sur de la región de las Quebradas y de la Sierra; en los municipios de Pueblo

Nuevo, Mezquital, Durango y Súchil, fueron incendiados por el fuego de Cristo Rey

en la Primera Rebelión y la guerra afectó también a los municipios de Vicente

Guerrero (antes Muleros) y Nombre de Dios y de manera indirecta a los municipios

norteños de Santiago Papasquiaro y Tepehuanes, es decir que únicamente 8 de

los 38 municipios de la entidad sufrieron el conflicto.

En la Segunda Rebelión, las hostilidades se extendieron al municipio de Canatlán,

en el cual se conformó un Ayuntamiento cristero, si bien, en este periodo, los

vanos intentos de extensión geográfica del movimiento y de incremento de

efectivos del Ejército Libertador Cristero de Durango, por parte de la organización

instigadora, la Guardia Nacional, se centraban sin éxito en la rica Región Lagunera

y en el centro del estado, hasta poco antes del reparto agrario cardenista de La

Laguna en 1936.

Visto así, se puede especificar que las Cristiadas afectaron sólo una porción de la

entidad, lo cual viene a corroborar lo expresado por Luis González con respecto a

la controversia metodológica de la historia regional:

26

La región mexicana es una unidad cambiante de índole ecológica,

económica, histórica y cultural… que generalmente no corresponde a una

jurisdicción político-administrativa. 29

De este modo se podría hablar en detalle de la guerra cristera en la Región de las

Quebradas del sur del estado de Durango, o bien de la guerra cristera en la región

indígena del sur de Durango.

Las diversas regiones de la entidad han tenido un desarrollo desigual, por lo cual,

en la evolución histórica del estado, no puede estudiarse con el mismo enfoque a

la Región Lagunera, que a la Región de las Quebradas, por ejemplo.

La estructura. La gran diversidad de protagonistas y la complicación de las acciones e influencias

recíprocas de los personajes del tema que nos ocupa dificultaban las posibilidades

de una estructura narrativa histórica líneal de principio a fin, de este periodo

regional, por lo que, para dar mayor fluidez al trabajo, éste fue dividido en siete

apartados, que corresponden a las diversas fases de la dinámica del movimiento

en su ámbito local, de acuerdo a la actuación de los múltiples grupos y a la

diversidad de actores del proceso, en el que el enfrentamiento entre el poder

político del Estado Mexicano y el poder Eclesiástico en la entidad dieron como

resultado una rebelión con la anexión de elementos fuera de control para ambos

bandos.

A lo largo del texto, constantemente se hace referencia a los sucesos nacionales

de importancia que incidieron en la historia regional como una forma de

contextualizar el periodo.

El primer apartado contiene un somero recorrido del devenir de los poderes

políticos de la Iglesia y el Estado, desde la instauración de los mismos, en el

actual territorio estatal, durante la época colonial, además se mencionan sus más

famosas desavenencias y pugnas de hegemonía en el siglo XIX, en el periodo

porfirista y en el proceso revolucionario, así como en los inicios de la instauración

29 GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ, LUIS. El oficio de historiar, México, El Colegio de Michoacán, 1988, p. 57.

27

del Estado posrevolucionario con sus diversos líderes, hasta llegar a los

acontecimientos que precipitaron el estallido de la Primera Rebelión, sin dejar, en

ningún momento, de lado la actuación de las etnias locales, y especificando el

papel de cada grupo separadamente, en los diversos periodos de la Colonia, la

Independencia, la Reforma, el Porfiriato y la Revolución.

En la primera parte del segundo capítulo se presenta y se describe a los actores y

grupos que tuvieron papel en la trama de la Primera Rebelión, como los citadinos

conservadores, la Iglesia, el Estado y sus aliados y los cristeros campesinos,

destacando sus roles, conformación y estilos de actuación; así como los motivos

económicos, religiosos, familiares y de poder que los llevaron a tomar parte en la

guerra. También se hace énfasis sobre los principales momentos de su aparición

en la escena histórica y las alianzas y vinculaciones, ya de cristeros con

conservadores, o del Estado con los agraristas, entre otros. Se incluye un análisis

de las condiciones económicas de la región cristera y su evolución ante la

determinante irrupción de las compañías madereras.

Una vez establecida la identidad, filiación y conducta de los personajes se

desarrolló una cronología de las acciones militares y los sucesos políticos de esta

primera etapa del proceso entre 1926 y 1929. Sin olvidar el importante episodio

de la Rebelión Escobarista en el que se reclutó a las huestes cristeras dentro de

las filas militares rebeldes antigobiernistas. Juntos, cristeros y escobaristas,

ocuparon la ciudad de Durango, siendo la única capital estatal del país que fue

momentáneamente ocupada por tropas de Cristo Rey, durante todo el transcurso

de la guerra.

En el tercer apartado se analiza el impacto que en la entidad tuvieron los Arreglos

entre las altas jerarquías nacionales del Estado Mexicano y la Iglesia Católica, así

como la manera en que algunos rebeldes fueron aceptando la amnistía, en otros

casos la cooptación y la manera en que los más insumisos fueron reprimidos,

iniciándose en este periodo la desvinculación entre la Iglesia, los conservadores y

los cristeros campesinos e indígenas.

La cuarta sección del trabajo se dedicó a los años de 1929 a 1934 que, en el

escenario de la historia que aquí se cuenta, fue de transición entre la Primera y la

28

Segunda Rebelión, en ese tiempo el estira y afloja entre el Estado y la Iglesia

propició el lanzamiento del poco conocido Plan de Durango, redactado por los

conservadores urbanos con el fin de instaurar un gobierno católico y destruir las

bases del nuevo Estado Mexicano. Mientras que los excombatientes y la Iglesia

eran hostilizados y perseguidos.

Sin alterar la secuencia de los acontecimientos, el quinto capítulo versa sobre la

Segunda Rebelión Cristera en Durango, de la cual se estudia, en un primer

momento, el comportamiento y evolución de los grupos y protagonistas que

actuaron en la Primera Rebelión y que volvieron a entrar en el reparto de papeles

de la Segunda, observando detenidamente la paulatina desvinculación de la

alianza entre el Clero, los conservadores y los cristeros, a medida que avanzaba la

derrota del Ejército Libertador Cristero de Durango, sin olvidar la participación de

los capitales madereros que influyeron en la evolución del movimiento, en el

municipio de Pueblo Nuevo.

Se analiza también el fallido intento de la Guardia Nacional, organización

conservadora instigadora de la Segunda Rebelión, para tomar a la Sierra de

Durango como base de reinicio de un nuevo levantamiento nacional. En esta parte

se incluye asimismo la cronología de la guerra y los acontecimientos aledaños que

intervinieron en esta fase del movimiento de 1934 hasta la amnistía final en 1941,

ya en los inicios del sexenio de gobierno del general Manuel Ávila Camacho. Esta

sección se concluye con un epílogo sobre la evolución de cacicazgo del último jefe

rebelde, Federico Vázquez, hasta su caída en 1945.

Hasta donde se pudo investigar, en lo que respecta a la Segunda Rebelión

Cristera en Durango, algunos trabajos solamente hacen mención de la misma y

nadie marca su exacta duración y evolución, en cuanto a acciones de guerra,

abastecimientos, traiciones, jefes, proclamas y comunicados, por lo que el

presente trabajo se encarga, en detalle, de los pormenores de la actuación

protagónica del Ejército Libertador Cristero de Durango, ELCED, en la Segunda

Rebelión cuyo curso fue opacado por importantes acontecimientos

contemporáneos nacionales e internacionales como la Guerra Civil Española, La

29

Segunda Guerra Mundial, La Expropiación Petrolera y el Reparto Agrario de La

Laguna, entre otros.

Como rebeldes irredentos, por su garantía de oposición al régimen, la propaganda

vasconcelista llegó a manos de los líderes guerreros de Cristo en la sierra de

Durango y por su parte, Juan Andrew Almazán, tras perder las elecciones contra

Ávila Camacho, intentó incorporar a los soldados del Caudillo Sagrado entre sus

adeptos en su conato de rebelión en 1940. De la misma manera, en el periodo

cardenista, Saturnino Cedillo también llegó a enviar propios parlamentarios de

alianza con los rebeldes que más tiempo habían durado en pie de guerra.

El capítulo VI está dedicado al análisis del caso literario de Antonio Estrada

Muñoz, autor de la destacada novela histórica testimonial Rescoldo, los últimos

cristeros.

En la séptima parte del texto se hacen diversas reflexiones y consideraciones

sobre la suerte de los grupos que actuaron las Cristiadas regionales, después de

concluido el movimiento y se observa de nuevo la gran diferencia de intereses y

motivos de los variados elementos y personajes que intervinieron en esta

complicada urdimbre histórica regional.

La larga y complicada historia del Caudillo Sagrado en Durango puede dar más

luces sobre los procesos y grupos de poder que afectaron a la posterior vida

cotidiana de la entidad, de manera diferente al resto de la República, al mismo

tiempo aclara el origen de ciertas conductas y modos regionales que podrían

parecer extraños si se desconoce esta narración que, hasta hace poco tiempo, se

encontraba oculta por afectar los intereses de los dos principales grupos de poder

político que se enfrentaron.

La historia de la guerra de la Iglesia contra el Estado Mexicano en Durango, con

su arrastre de grupos ajenos a los intereses de las dos corporaciones, proyectada

a futuro, da las justificaciones de la reconciliación entre México y el Vaticano en la

década de los noventas del siglo XX.

Este trabajo no hubiera sido posible sin la ayuda amistosa y generosa de los

informantes que me dieron sus valiosos datos y el acceso a sus archivos

personales.

30

Muchas de las piezas que conforman este rompecabezas fueron facilitados por

amigos y familiares quienes, dándome ánimos, se interesaban en la personal

empresa. Por su tiempo, atención, aportes y paciencia nunca van a saber cuánto

les debo. No sería justo olvidarse de mencionar aquí la invaluable intervención de

la doctora Andrea Olivia Revueltas Peralta quien, de manera desinteresada,

entusiasta y profesional asesoró la realización de este trabajo hasta su

terminación, por lo cual le expreso mi más profundo agradecimiento, al igual que al

doctor Mario Ramírez Rancaño y a la doctora Andrea Sánchez Quintanar, por su

apoyo como sinodales de ésta Tesis de Maestría en Historia de México,

sustentada en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional

Autónoma de México, UNAM, en 1998.

31

I Iglesia, Estado e indígenas en Durango. Antecedentes

Los encuentros coloniales. Iglesia, Corona, colonos y etnias primigenias del territorio durangueño fueron los

núcleos centrales de influencia y poder en la época colonial. A diferencia de lo

sucedido en los territorios centrales de La Nueva España, tras la derrota de los

nahuas, las etnias seminómadas del norte no fueron sometidas por la Iglesia, los

colonos y la Corona, con la misma rapidez. Así, el establecimiento de la Religión

Católica y de la entronización de la Corona en los vastos territorios que los

hispanos denominaron Nueva Vizcaya tuvo las dificultadas de los frecuentes y

severos encuentros con las etnias primigenias, nombradas como los bárbaros del

norte de México.

La constante resistencia indígena hizo de la Nueva Vizcaya una zona de guerra

constante en la que se propiciaba el frecuente pueble y despueble de los poco

abundantes asentamientos de hispanos, criollos y mestizos. Sólo las misiones, los

reales de minas más productivos y los presidios de las regiones llaneras y

semidesérticas del estado se conservaron como núcleos de población

relativamente estable. Si bien, los esfuerzos guerreros y evangelizadores hispanos

redujeron a los grupos indígenas insumisos a los terrenos montañosos de la sierra

y a las quebradas inaccesibles, sobre todo en el extremo sur del estado, donde

aún hoy, sobreviven las mismas etnias primigenias, en una suerte de resistencia

cultural, ajena y diversa a las formas, ritos y mitos de la vida europea. En el lapso

de dos siglos y medio, a pesar de la resistencia indígena, la mayoría del territorio

de la Nueva Vizcaya era formalmente territorio colonial novohispano.

La Iglesia neovizcaína. En su papel de capellán del Clero Regular, en el año de 1554, arribó al territorio

durangueño Juan García, el primer sacerdote católico en la Nueva Vizcaya, quien

inició el establecimiento del que sería, al igual que en todo Nueva España, uno de

32

los grupos de poder con más fuerza en la región. Pronto llegarían los frailes

franciscanos, seguidos de los jesuitas, conversores de las creencias nativas y

benjamines de la Iglesia Católica, como Fray Cintos, Fray Pedro de Espinareda y

Fray Diego de la Cadena, héroes de la historia hagiográfica de la conquista

evangélica en el estado. Los frailes destruyeron ídolos y centros ceremoniales de

los tepehuanes, de los tarahumaras, de los coras y demás etnias, fundaron

templos, catequizaron, impusieron santos y rituales y creyeron borrar todo vestigio

de supuestas herejías y supersticiones. 30

Ya desde el siglo XVI, en la región escenario de las guerras cristeras se

establecieron misiones en diversos lugares. En el pueblo de Súchil, hacia el año

de 1558 y en Agua Zarca, de la región del Mezquital, en 1560.

El convento de Mezquital se erigió en el año de 1558, dado que la misión se había

establecido desde 1586 en el barrio indígena llamado Jacales, integrando a la

población a la vida en policía.

Para fines del siglo XVI y principios del XVII había misiones en Atotonilco, Paura,

Troncón, Santiago Bayacora, San Juan de Analco, Nayar y Huazamota, con tierras

de cultivo deslindadas para el sostenimiento de las misiones. 31

Al inicio de las labores misionales, la Provincia de la Nueva Vizcaya quedó,

canónicamente, bajo la jurisdicción del Obispado de Guadalajara. Sin embargo, el

progreso de la expansión evangélica a tierras y etnias ignotas facilitó que el Papa

Paulo V emitiera la bula del 11 de octubre de 1620, mediante la cual se fundó el

Obispado de la Nueva Vizcaya.

Así, Durango quedaba como cabeza de la nueva Diócesis que según Porras

Muñoz:

Comprendía lo que hoy es territorio de cuatro provincias eclesiásticas: el

Arzobispado de Durango, Sonora, con las Diócesis sufragáneas de

Culiacán, Mazatlán y Torreón; el de Santa Fe, en Nuevo México; con los de

El Paso y Gallup; el de Chihuahua con los de Ciudad Juárez y el de

Hermosillo, con la de Ciudad Obregón. (…) Además comprendía el actual

30 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Historia del estado de Durango, México, Ed. del autor, 1953. P. 57. 31 Ibid, p.57.

33

Obispado de Tucson sufragáneo metropolitano de Los Ángeles, el Vicariato

Apostólico de la Tarahumara, una parte de Obispado de Saltillo,

correspondiente al Arzobispado de Monterrey, y algunos distritos de la

actual Arquidiócesis de Guadalajara. 32

De hecho, la Diócesis de la Nueva Vizcaya constituyó el Obispado más extenso de

la Nueva España.

Poco a poco, los establecimientos misionales se fueron transformando en las

actuales poblaciones estatales, como Nombre de Dios, San Juan del Río,

Cuencamé, Topia, San Francisco del Mezquital y Huazamota, y no pocas de estas

misiones vivían bajo la constante zozobra de la amenaza de la rebeldía étnica.

Para el siglo XVIII, en medio de la guerra de resistencia indígena, la Iglesia

neovizcaína se había hecho de múltiples propiedades terrenas, merced a las

generosas concesiones que recibió por parte de la Corona española.

Los ingresos de la Iglesia provenían de una gran variedad de formas de agencia,

como: las limosnas, los diezmos, los aniversarios, la ayuda de la Corona, la cesión

de tierras para la construcción de templos y monasterios, la donación o herencia

de fincas urbanas y rústicas o de haciendas y ranchos que hacían los fieles para la

salvación de sus almas, de acuerdo a la mitología católica.

Las autoridades eclesiásticas reinvertían sus riquezas en el préstamo usurario y

esta situación acrecentó los recursos de la institución, constituyéndola en la más

pudiente y de mayor influencia financiera durante el virreinato. Si bien, la Iglesia

colonial también tenía sus gastos en la propia administración de la Iglesia, la

cuenta episcopal, la cuarta capitular, los novenos reales, la fábrica y el hospital,

así como las tasas reales y las limosnas de la bula cruzada, los cuatro novenos

eclesiásticos y el mantenimiento del Seminario Conciliar, 33 fundado en 1702.

Con respecto a su relación con los indígenas, para los doctrineros estaba

prohibido que echaran derramas entre los indios con ningún pretexto, ni para

32 PORRAS MUÑOZ, GUILLERMO. Iglesia y Estado en Nueva Vizcaya, 1562-1821, México, UNAM, 1980, pp. 7 a 8. 33 Ibid, pp. 347 a 383.

34

gastos de la fábrica ni ornamentos, que mandaran a los pueblos de un sitio a otro,

o que quitaran o extinguieran cacicazgos. 34

Aunque la Iglesia progresaba, era evidente la pobreza, riesgo y falta de cobertura

de servicios religiosos en el tan extenso territorio neovizcaíno, de la misma

manera, los doctrineros se enfrentaban constantemente a las agresiones físicas,

incluso caníbales, de los indígenas regionales no conversos.

En la región de las Rebeliones Cristeras, en 1702, en la misión de San Bernardino

de Milpillas, los tepehuanes dieron muerte a los sacerdotes Ramiro de Álvarez y

Fray Diego de Hevia. En 1711, Fray Antonio de Margil intentaba evangelizar a los

nayaritas, entrando por Huejuquilla y arribando a Huazamota, pero viendo la

belicosidad de los naturales desistió de su intento.

Continuando con los esfuerzos misionales, en 1715, de San Antonio de Muleros

(hoy Vicente Guerrero), salió otra expedición al Gran Nayar, los misioneros

llegaron a Huazamota en donde, de manera fingida, los huazamotecos ofrecieron

sumisión y obediencia el Rey de España.

Según las referencias de Tamarón y Romeral, en 1765, el doctrinero franciscano

de Huazamota, era tan pobre que, cuando le faltaba comida tenía que pedir

limosna. 35

El funcionamiento de las misiones bien establecidas permitía que, una vez que se

cubrían las necesidades primarias de los indígenas allegados a las mismas, y que

vivían en policía, el resto de la cosecha se vendía, generalmente a los presidios

cercanos. 36

En la zona cristera, a fines del siglo XVIII, el poblado indígena de Santiago

Bayacora contaba con tres cofradías. Si bien, la Iglesia iba ganando terreno con

los indígenas, por otro lado las relaciones entre la Corona y la Orden de los

Jesuitas se deterioraban por diversos problemas de orden político en sus ámbitos

no definidos. Sin embargo, los problemas de una Orden, en términos políticos y su

34 Ibid, p. 411. 35 Ibid, pp. 304 a 305. 36 GALAVIZ DE CAPDEVILLE, MARIA ELENA. Rebeliones indígenas en el norte de la Nueva España, XVI-XVII, México, Editorial Campesina, Clásicos de la Reforma Agraria, 1967, p. 24

35

sumisión a la Corona no significaba la sumisión de la Iglesia a los lineamientos de

la política de Estado en la Nueva Vizcaya ni en la Nueva España.

El Estado colonial en la Nueva Vizcaya. Como provincia virreinal, la Nueva Vizcaya fue territorialmente mayor que la

Península Ibérica; incluía los actuales estados de Durango, Chihuahua, Sonora y

Sinaloa, con parte de los de Coahuila, Zacatecas, Nayarit y Jalisco, así como el de

Arizona en el sudoeste de los Estados Unidos. Esta era la vasta región que fue

parcialmente colonizada durante el periodo del dominio hispano, aunque, de

hecho, el límite septentrional neovizcaíno nunca fue definitivamente determinado. 37 La capital burocrática de la Nueva Vizcaya fue la ciudad de Durango, salvo en un

breve periodo, a principios del siglo XVII, cuando la ciudad de Parral substituyó a

la Perla del Guadiana como capital neovizcaína.

El ejercicio del poder de la Diócesis de Durango, como el del gobierno de la Nueva

Vizcaya, con fuerzas paralelas y convergentes en los altos mandos regionales

ejercieron su jurisdicción y desplegaron su actividad en un ámbito espacial

determinado y diferente, en sus límites y lindes, aunque con la mayoría de su

territorio coincidente.

Si la base de creación de propiedad privada de la conquista en el centro de la

Nueva España fue la encomienda, en el norte de la colonia la variante de esta

base de creación de propiedad en la jurisdicción europea fue la congrega. La

congrega se manifestó como la forma de propiedad legada a hispanos y criollos,

sobre todo en aquellos lugares donde no existían poblaciones indígenas estables,

mientras que en la encomienda, precisamente el hecho de tener población

indígena estable garantizaba la mano de obra para las labores agrícolas, mineras

y ganaderas.

La congrega consistía en la redada periódica de indígenas nómadas o

seminómadas a los que se reducía temporalmente, con objeto de compelerlos al

37 PORRAS MUÑOZ, GUILLERMO. Op. Cit. p. 7.

36

trabajo, bajo la vigilancia de los miembros de las familias hispanas que ostentaban

el cargo de protectores de la congrega.

Dada la rebeldía de los naturales neovizcaínos, la Corona intentaba realizar la

congrega sin violentar a los congregados, empleando La persuasión y no la

fuerza, sin hacerles presión como ordenaba la Real Cédula de 1538, o con mucha

templanza y moderación, como expresa la de 1531.

Para evitar abusos y alentar a los naturales a que se congregaran, en el año de

1560, el Rey ordenó que aquellos indígenas que ingresaran a las nuevas

reducciones conservaran sus tierras. 38

Otra forma de poblamiento del septentrión novohispano fue mediante el traslado

de miembros de los grupos étnicos naturales sedentarios y sumisos llevados del

centro de la Nueva España, indios aculturados, como los tlaxcaltecas que, como

colonos, constituían un ejemplo de sumisión para los indomables norteños. Para el

establecimiento del poder colonial, los conquistadores crearon también los reales

de minas y los presidios militares y, por su parte, los frailes construyeron las

misiones, estos asentamientos paulatinamente se transformarían en los pueblos

como Santa Catarina de Tepehuanes y Guanaceví, desde 1610.

La constante guerra contra los indígenas insumisos dio carácter netamente militar

al cargo de gobernador de la Nueva Vizcaya, de manera que quien asumiera el

puesto, salvo raras ocasiones, debía tener virtudes guerreras. De hecho, la

diferencia entre la Nueva Vizcaya y otras provincias fue precisamente su

belicosidad y su atraso, en lo que a colonización respecta.

La resistencia indígena dificultó también el gobierno de la Iglesia y el territorio

neovizcaíno fue la tumba de los mártires doctrineros de la Iglesia Católica. La

misma resistencia provocó múltiples dificultades para el desarrollo de la economía

y la ausencia de boato en las celebraciones hispanas y criollas neovizcaínas. La

provincia se enfrentó a diversas trabas burocráticas para su defensa y seguridad,

en las que, por los límites jurisdiccionales, algunos presidios militares

38 GALAVIZ Y CAPDEVILLE, MARIA ELENA. Op Cit. pp. 17 a 19.

37

dependientes del virrey, no observaban la obligatoriedad de participación con el

Gobierno Provincial Neovizcaíno.

La religión oficial Con antecedentes en el siglo IV, durante el reinado de Constantino, con el Edicto

de Milán, el Cristianismo emerge en Europa como la religión oficial, confundiendo

los poderes, legislaciones y jurisprudencia de la Iglesia con la del Estado. Así, la

Iglesia ampliaba su hegemonía hacia la sociedad civil, por medio del llamado

Derecho Canónico.

En el Imperio Español, la relación entre la Iglesia y el Estado, trasplantada a la

Colonia expone el entendimiento entre la Corona Española y el Papado, por medio

del cual se obtienen los títulos jurídicos de conquista de América, a cambio de la

responsabilidad de evangelización. Además, la Corona obtuvo de la Iglesia el Real

Patronato, que la facultaba para tener injerencia en las decisiones y actos

eclesiásticos coloniales.39 En la práctica de la conquista de almas y tierras

neovizcaínas, con suma frecuencia surgieron problemas entre los misioneros de la

Iglesia y los soldados de la Corona, ya que ambos pretendían obtener el dominio

absoluto de la mano de obra y la voluntad de los indígenas.40

El efecto de la legitimidad de la Corona Española, apoyada en la Iglesia, nos lo

explica Porras de la siguiente manera:

Cuando el Estado es absolutista y además, oficialmente católico, ha

necesitado de subterfugios para conciliar la temporalidad de sus intereses

con la eternidad de la doctrina de Cristo. Es decir, que la corrupción de su

absolutismo por lo que se refiere a la Iglesia, se ha disfrazado de

paternalismo engañado a los fieles nacionales y salvando la conciencia del

gobernante. 41

La inestabilidad de la Nueva Vizcaya reconocida como tierra de guerra, hacia que

pueblos indígenas enteros fueran identificados por sus acciones bélicas

39 RUIZ MASSIEU, JOSÉ FRANCISCO. “Hacia un derecho eclesiástico mexicano”, en Derecho Eclesiástico Mexicano, México, Porrúa/UNAM/UAA, 1993, p. 32. 40 GALAVIZ Y CAPDEVILLE, MARIA ELENA, Op. Cit. p. 23 41 PORRAS MUÑOZ, GUILLERMO. Op. Cit. p. 315.

38

provocando el despoblamiento de los asentamientos de españoles, mestizos y

mulatos, de manera que la conquista efectiva de la Nueva Vizcaya no se concluía

por completo. Según Atanasio G. Saravia:

Con toda facilidad se explica que no fuera Durango lugar en que se

acumularan grandes fortunas, si no fue en casos realmente excepcionales,

los medios de vida y los negocios que más principalmente se ejercitaban

eran de cuatro clases: el comercio, que en su mayor escala estaba

circunscrito a la capital, o sea Durango; la minería, que se ejercitaba en

muy diversas partes del estado, pero luchando contra la dificultad de las

comunicaciones y por lo alejados que estaban los centros minerales de los

grandes centros de población, y, en muchos casos de difícil acceso por lo

abrupto de los caminos. 42

De hecho, en la Nueva Vizcaya, la presencia de las etnias nómadas constituía un

serio obstáculo para el desarrollo de las regiones mineras, porque impedían el

desenvolvimiento social y en ocasiones el poblamiento mismo.

En la jerarquía social de la colonia, los propietarios de minas y haciendas, los

comerciantes, las autoridades coloniales y el Alto Clero hispano integraban la

cúpula de la pirámide, manteniendo como subalternos a españoles y criollos de

propiedades medianas, junto con burócratas y oficiales intermedios que eran el

soporte de la endeble y amenazada estabilidad del régimen novohispano, mientras

que indígenas y castas, principalmente mestizos, sin acceso a los puestos

dirigentes, configuraban la base de la estructura social de la colonia, en la Nueva

Vizcaya.

Las tierras llaneras más libres de conflictos o agresiones indígenas entraron en el

juego de la oferta y la demanda del mercado novohispano y, de ser territorios

donde trashumaban los indígenas, se transformaron en haciendas agrícolas o

ganaderas, reales de minas y tierras misionales, si bien los territorios más

inaccesibles de la sierra y las quebradas no fueron objeto de la codicia mercantil

de los colonos ni de la Iglesia.

42 SARAVIA, ATANASIO G. Obras, apuntes para la historia de la Nueva Vizcaya, tomo III, México, UNAM, 1980, p. 231.

39

De acuerdo con la división política novohispana, en 1734: Sonora, Ostimari y las

Californias son segregadas de la Nueva Vizcaya. La administración virreinal

mantuvo hasta 1776 a la Nueva Vizcaya como reino, con gobernación de la Nueva

Vizcaya, dividida en dos provincias mayores: de la Guadiana o Durango y la de

Chihuahua. Para 1776, con las Reformas Borbónicas, se agrupó a los gobiernos

de las regiones septentrionales en una entidad política de más alto rango, e

independiente del virreinato que recibió el nombre de Gobierno Superior y

Comandancia Interna de las Provincias Internas, dentro del cual quedó incluido el

Gobierno de la Provincia de la Nueva Vizcaya. Veinte años después, en 1796, el

territorio colonial quedó dividido en 12 intendencias que recibieron el nombre de

sus ciudades capitales. Así, la Provincia de la Nueva Vizcaya pasó a ser la

Intendencia de Durango.

En 1803, la Intendencia de Durango estuvo dividida en 34 partidos y al territorio

del actual estado de Durango le correspondían 16 partidos.

En lo referente a la región escenario de las Rebeliones Cristeras, la presencia de

la Corona se manifestó desde 1530, cuando el capitán Pedro Almendes Chirinos,

quien formaba parte de la expedición de Nuño de Guzmán, visitó Huazamota, 25

años antes de que se iniciara la conquista formal de la Nueva Vizcaya. Desde ese

momento algunos españoles se asentaron en Huazamota, y se dedicaron a la

agricultura y la minería. 43

En 1551, el conquistador Ginés Vázquez de Mercado guió a un grupo de hombres

a caballo en una jornada al norte de Topia, que duró nueve días, durante la cual

descubrió el poblado de Huazamota y abrió comunicación con las montañas de

Culiacán. 44

Acabado de dar asiento a las villas, minas y lugares de su gobernación

aprestó gente y vituallas para enviar a poblar la provincia, sierras, valles y

minas de Guainamota y Guazamota, para cuyo afecto eligió por capitán o

caudillo a Salvador Ponce el cual con mucha solicitud, diligencia y cuidado

43 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Op. Cit. p. 55 44 MECHAM, J. LLOYD. (Trad. de Francisco Durán). Francisco de Ibarra y la Nueva Vizcaya, Durango, UJED, p. 84

40

prosiguió en el viaje la serranía e valles con mucho trabajo e riesgos de las

vidas de los que llevó consigo, porque es tierra áspera, fragosa de poca

gente e la que se halló es desnuda y cursada de malicia de guerra y robo

de sus contrarios. Este viaje se hizo por la gran fama de los metales ricos

que de ordinario han habido noticia de religiosos e capitanes que en ellos e

sus alrededores habían andado, de ley de a treinta y cuatro marcos. Los

cuales no los hallaron ni es tierra que se puede poblar sin que primero

estén descubiertos y esperimentados metales ricos, así por ser tierra

áspera y poco poblada como por ser de gente indómita, rústica, débil y

villana y sin casas de asiento y venado. 45

Para el primer tercio del siglo XVII, la misión de San Francisco de Mezquital era

transformada en alcaldía mayor. Sin embargo, dado su despoblamiento, por causa

de la guerra constante con los indígenas, en 1671, esta alcaldía había

desaparecido en los legajos de la administración y un siglo después se tornaba a

su recreación.

La intención de transformar los territorios indígenas tepehuanes del sur del estado

en propiedades privadas es iniciada por el general Gregorio Mathías de Mendiola

quien, a principios del siglo XVIII, adquiere mercedes reales en Nombre de Dios y

Súchil y denuncia realengos en la Sierra de Michis. Siguiendo con la misma

intención, en 1774, el gobernador Fayni aprobó que, para obtener los fondos

necesarios para las obras de la Casa del Gobernador, entre otras, se avencindara

en Durango a los indígenas de Tunal y Santiago Bayacora y se vendieran los

terrenos que dichos naturales poseían. Ante el proyecto de despojo por parte del

Gobierno Neovizcaíno, la movilización indígena no se hizo esperar, por lo cual , el

mismo gobernador desistió de llevar a la práctica el despojo planeado. 46 Así, la

región de las guerras cristeras del siglo veinte, durante la era colonial permanecía

sin que los europeos pudieran ejercer, de hecho, su hegemonía religiosa ni política

sobre los indígenas.

45 OBREGÓN, BALTAZAR DE. Historia de los descubrimientos antiguos y modernos de la Nueva España, escrita por el conquistador en el año de 1584, México, Ed. Porrúa, Biblioteca Porrúa # 92, 1988, p. 236. 46 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Op. Cit., p. 125.

41

Las etnias primigenias. Al momento de su arribo a las tierras norteñas, los europeos se encontraron con

tribus seminómadas que se asentaban de manera temporal a las orillas de los ríos

y los aguajes, con sus coas cultivaban pequeñas parcelas de tierra y practicaban

la caza por los llanos y las sierras. El maíz, frijol, chile y calabaza eran sus

principales cultivos, mientras que los bizontes, venados, conejos y aves eran las

piezas que cobraban en sus cacerías.

Sin establecer poblados fijos, hasta donde se sabe, y sin conformar comunidades,

las reuniones de las etnias primigenias de Durango tenían como motivo principal,

el hacer la guerra a los enemigos comunes. 47

En Aridoamérica, los esfuerzos evangélicos y militares no siempre proporcionaron

los resultados esperados de sumisión a la Corona Española y a la cruz católica.

Algunos pueblos fueron sometidos a congregas, otros fueron destruidos y no

pocos presentaron resistencia armada a la conquista durante todo el periodo

virreinal, mientras que otros más preferían el suicidio colectivo, o dejaban de

proliferar por el desgano vital, ante las nulas expectativas de su existencia bajo el

dominio de los europeos.

Entre los pueblos que habitaban el territorio neovizcaíno se encontraba, con sus

espacios geográficos más o menos definidos los pueblos: cabezas, cacaris,

cocoyomes, colorados, conchos, coras, apaches, comanches, hinas, humis,

huicholes, irritilas, michis, acaxes, tarahumaras, tepehuanes, tobosos, xiximes,

zacatecos y mexicaneros o nahuas, entre otros.

De acuerdo con Porras Muñoz: Por la naturaleza indómita de los indios de Nueva

Vizcaya no se dio el caso de que cayeran en esclavitud. 48 No fueron suficientes

los tres siglos de conquista europea para arrancarles sus hábitos, ni su orgullo de

raza, innato y recio, que los hacía considerarse iguales, o quizá superiores, a los

47 PORRAS MUÑOZ, GUILLERMO. Op. Cit. p. 399 48 Ibid, p. 402

42

conquistadores. Esta actitud contrastaba enormemente con la sumisa y paciente

observada por muchos de los indios del centro y sur de la Nueva España. 49

Los indomables tepehuanes Poseedores de la mayor parte del actual territorio durangueño, los tepehuanes

fueron los indígenas que sobresalieron en la resistencia contra la conquista. En

tanto etnia seminómada, con sus complicados lazos religiosos y mitológicos que,

en su imaginario colectivo incluyen a Ixcaitungu-Lucero de la Mañana-El Hombre

que Manda- El Hermano Mayor- de allí viene el nombre de Ixcai, el gobernador, el

que manda. La Estrella Comedora de Huaraches que anuncia la noche, patrona

de chamanes y brujos cuyo cuerpo, aún hoy, sigue expuesto en la comunidad y

centro ceremonial de Santa María de Taxicaringa. Según la tradición, un gran

chiquihuite contiene su esqueleto milagroso. Así, Taxicaringa es el bastión y

baluarte principal del tepehuán, el lugar al que, con sólo visitarlo y poner de cerca

las partes enfermas del cuerpo, con el poder de la Estrella Comedora de

Huaraches, se logra la sanación.

Con mitotes, peyotes, ritos y mitos de una complicada religión, el mundo tepehuán

abarca los lugares místicos de San Pedro Xícoras y Cerro Gordo, en los que el

Dios y los santos judeocristianos, con todo su poder, lo estoico de sus sacrificios y

el martirio de los doctrineros católicos con sus predicas y sacramentos, se

estrellaron contra el muro irreductible del espíritu tepehuán. Según Benítez:

Arlegui no se explica por qué la luz del evangelio era incapaz de penetrar

en las oscuras almas de estos brutos. Creo que el cristianismo de por si

sólo compensa la pérdida de su libertad, el hecho atroz de que se apoderen

de sus mejores tierras y los obliguen a trabajar como esclavos en las minas

y en las haciendas de los blancos. 50

La constante resistencia.

49 GALAVIZ Y CAPDEVILLE, MARIA ELENA, Op. Cit. p. 38. 50 BENÍTEZ, FERNANDO. Los indios de México, los tepehuanes/los nahuas, Tomo V, México, ed. ERA. 1980, p. 32.

43

Desde la llegada de los europeos a territorio durangueño, las etnias primigenias

iniciaron la constante resistencia contra la Corona Española y la cruz católica. La

Primera rebelión antihispana fue protagonizada por los tepehuanes en 1539, en

Huazamota, en la ocasión, tras la celebración de un mitote en el centro ceremonial

de Taxicaringa, los tepehuanes dieron muerte al encomendero Juan de Arco,

liberándose de su dominio para retomar su seminomadismo. 51 En 1579, la rebelión de los tarahumaras, cabezas y cocoyomes tuvo como motivo

el intento de impedir que los peninsulares poblaran los terrenos de Indé. Everardo

Gámiz da referencia de otra sublevación de tepehuanes en Huazamota, el 4 de

agosto de 1584, durante la cual los naturales acabaron con los misioneros

franciscanos y quemaron la misión. De inmediato, de Guadalajara, los hispanos

enviaron mil de tropa, bajo las órdenes del capitán Juan Salas para controlar a los

insurrectos y nunca se supo la cantidad de indígenas que murieron durante la

represión.

En el oeste durangueño, la región de la sierra fue el escenario de la rebelión de los

acaxees, en 1591, motivada por la sobreexplotación y el maltrato de que eran

objeto por parte de los hispanos. Los acaxees se separaron de las misiones e

hicieron de los minerales de Las Vírgenes y San Andrés los objetivos de sus

ataques. Ante la insurrección, el gobernador Francisco de Urdiñola aprehendió a

las mujeres y descendientes de los bravos acaxees y, en plan conciliatorio, envió

comida y regalos a los guerreros indios, quienes, con semejante actitud,

reconsideraron su rebeldía. 52

En 1601, los mismos acaxees se vuelven a insurreccionar en Topia y peleando por

su libertad, asaltan, matan y asolan los minerales. En esta ocasión, el obispo Mora

intervino en la pacificación, enviando su mitra y su anillo a los indígenas y, según

la tradición, el gesto apaciguador de Mora calmó los ánimos de los sublevados. 53

En adelante, los jesuitas se encargarían del adoctrinamiento de los acaxees. La

Nueva Vizcaya es zona de guerra y epidemias en la Colonia y el exterminio de su

población indígena es catastrófico, según los cálculos de Peter Gerhard: Entre

51 GALAVIZ Y CAPDEVILLE, MARIA ELENA. Op. Cit. pp. 98 y 99. 52 Ibid, p. 77. 53 Ibid, p.119.

44

1550 y 1800, la población indígena de la Nueva Vizcaya disminuyó de 344,500 a

sólo 50,400, es decir que la proporción bajo en razón de 6 a 1. En el municipio de

Mezquital, durante el mismo lapso, de 10,000 naturales que había, a la llegada de

los europeos, en 1800 únicamente existían 2,000. Por otra parte, en el partido de

Durango, de 20,000 originales tepehuanes, en 1800 sólo 1,000 vivían en ese

territorio, mientras que paulatinamente, otros grupos étnicos, como los españoles,

mestizos y negros progresaban. 54

Las causas de la disminución dramática de la población nativa fueron, entre otras:

el excesivo trabajo en las congregas, las epidemias, el hambre, el desgano vital, la

guerra, la miseria y el cruce de razas en el mestizaje novohispano.

Cogojito fue el nombre del jefe tepehuán que dirigió la rebelión de los tarahumaras

y tepehuanes en 1606. Para someter a los guerreros de Cogojito, 70 españoles,

unidos con los laguneros, xiximes y acaxees, pelean durante dos años hasta que

la insurrección de los gogojitistas termina al momento de la muerte del propio líder. 55 Olvidando a sus enemigos comunes peninsulares, en 1607, por problemas

territoriales, tepehuanes y tarahumaras se enfrascan en un conflicto interétnico

que es pacificado por los misioneros católicos, quienes, para ese entonces, ya

tienen cierta ascendencia sobre los indígenas.

El gran mitote Misiones, minerales y presidios, paulatinamente fueron transformando la geografía

neovizcaína. Para el Gobierno y la Iglesia, el norte de la Nueva España iba siendo

domeñado y los salvajes se convertían al cristianismo y en las congregas, su

fuerza de trabajo era bien aprovechada. Sin embargo, de manera secreta, los

shamanes tepehuanes organizaron la gran Rebelión de 1616, bajo el argumento

del mesianismo y la redención indiana.

La guerra dio inicio en El Zape, Santiago Papasquiaro, Santa Catarina y Tenexpa,

lugares desde donde la insurrección se extendió rápidamente por todo el centro 54 GERHARD, PETER. La Frontera Norte de la Nueva España, México, UNAM, 1996, pp. 213 a 214. 55 GALAVIZ Y CAPDEVILLE, MARIA ELENA. Op Cit, p. 121.

45

del territorio estatal. Españoles y esclavos negros, así como xiximes y acaxees,

aliados de los conquistadores, son los enemigos de los bravos tepehuanes. 56

El terror se apodera de los hispanos y con miedo irracional masacran a sus

aliados indios en la villa de Durango. Aunque las cifras varían mucho, se calcula

que el número de sublevados llega a 20,000 y el gobierno de la Nueva Vizcaya

está fuerte con 1,000 de tropa. El enfrentamiento decisivo entre los seminómadas

y los europeos es en los Llanos de Cacaria (en el actual municipio de Canatlán).

En la batalla, la más costosa en vidas humanas en la historia durangueña, 15,000

bravos tepehuanes sucumben, ante los arcabuces y los cañones de los hispanos. 57 De acuerdo con Antonio Estrada:

Perdió así la tribu de una vez a casi todos sus mejores hombres, con un

gran desequilibrio entre la población masculina y femenina. El resultado fue

una gran baja en la procreación, hasta quedar reducido el grupo a su

mínima expresión. Después, aunado esto a la precaria vida en su hostil y

reducido territorio, pobre alimentación, epidemias, y enfermedades

endémicas, dio como consecuencia que se redujera más aún la población. 58

Los indígenas sobrevivientes de la guerra se reconcentraron, unos en Mezquital,

donde las inaccesibles quebradas permitían el exilio de los llanos del centro del

estado, y otros, en el sur de Chihuahua, poblando Nabogame y Baborigame. Los

antiguos centros de población tepehuán del centro del estado quedaron

abandonados y los restos de la etnia se vieron fraccionados definitivamente en

tepehuanes del norte y tepehuanes del sur. 59

Una vez lograda la frágil paz entre tepehuanes y españoles, en los pueblos

comarcanos a la ciudad de Durango, como Santiago Bayacora y El Tunal, se

56 Ibid, pp. 122 a 125. 57 RAMÍREZ, JOSÉ FERNANDO. Noticias históricas y estadísticas de Durango, (1849-1850), Durango, Gobierno del Estado de Durango (edición facsimilar de la primera; México, Imprenta de Ignacio Cumplido, 1851), 1994, p. 14. 58 ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Los tepehuanes, la tribu más desconocida de la República, mecanoscrito inédito, Archivo personal de Antonio Estrada Muñoz, p. 7. 59 MASON, J. ADEN. “Notas y observaciones sobre los tepehuanes”, en: Hinton, Thomas B. Coras, Huicholes y Tepehuanes, México, INI, 1971, p. 138.

46

localizaron múltiples pertrechos de guerra, así como una corona, de rica plumería,

supuestamente destinada al Señor del Guadiana. 60

Entre 1617 y 1622 se suscitan diversos conatos de rebelión y los españoles optan

por la mediación, más que por la acción. La Nueva Vizcaya continúa siendo zona

de guerra y los brotes insurreccionales menores no dejan de perturbar la paz de

los colonizadores. En 1643, los tepehuanes, junto con los salineros, mamites,

julimes, conchos y cacazones se rebelan en Mezquital y, en 1645, la rebelión se

generaliza en el norte del estado a El Tizonazo, Ramos, Cuencamé y San Pedro.

Los colonizadores y misioneros viven en la zozobra.

La inseguridad, la drástica disminución de la población indígena y, por

consiguiente, de la fuerza de trabajo producen el aletargamiento de la economía

de la Nueva Vizcaya, mientras que en toda la Nueva España, sucede algo

parecido y en 1650, la población novohispana se calcula en sólo 1,500,000

habitantes.

Las matanzas de españoles, mestizos, negros y grupos indígenas llevados, de

Tlaxcala, del Estado de México y de Michoacán, a trabajar los minerales serranos

durangueños se multiplicaron, por parte de los tepehuanes, como producto de su

empeño por no dejarse dominar. Resultaba pues imposible, para los

colonizadores, servirse de tan insurrectos nativos. La Nueva Vizcaya no era

terreno seguro para extranjeros. Ante el carácter indómito de los tepehuanes, el

Gobierno Colonial sin obtener resultados, optó al fin mejor por dejarlos en paz y no

trabar más contacto con ellos.

En el siglo XVIII, las relaciones entre indígenas, españoles y Clero no varían

mucho, aunque el avance lento de la conquista es irreversible. Así, en 1717, en un

nuevo intento, los tepehuanes de Huazamota se enfrentan a los colonos

españoles y a un cacique nayarita, aunque al siguiente año son sometidos. Los

pleitos coloniales se extienden al nuevo orden borbónico, y los parcialmente

aculturados indígenas, evolucionando en el sincretismo, adoptan los sistemas de

60 SARAVIA, ATANASIO G. Op. Cit., Tomo I, p. 203.

47

gobierno español desde finales del siglo XVII y la figura del gobernador indígena

sustituye o cambia el nombre al tradicional indígena.

Sin embargo, indios y mestizos permanecen apartados de los puestos de la

administración pública colonial y sin posibilidades de acceso a la educación

occidental, excepto a la catequesis, hasta que, el 11 de septiembre de 1766, por

Cédula Real, se dispone su aparente igualdad, su acceso a los colegios hispanos

y la promoción, de acuerdo a sus méritos y capacidades, a los puestos públicos u

oficiales. Lo que fue la Ley no se hizo de hecho y en la Nueva Vizcaya la acción

guerrera marcaba la línea infranqueable de distanciamiento entre las naciones

indígenas y el mundo colonial. Aunque los tepehuanes están voluntariamente en

paz. Por otra parte, en 1777, Hugo O’Conor informaba a Teodoro de Croix, que la

guerra que se hacía en Nueva Vizcaya a los apaches, desde 1740, continuaba con

porfía. Por años habían caído los apaches sobre los pueblos de indios y españoles

causando destrozos, muertes y otras clases de daños, por lo que muchos ranchos

y haciendas, habían quedado despoblados. O’Conor calculaba las pérdidas de la

Nueva Vizcaya, en los años de guerra, en 12 millones de pesos y pasaban de

4,000 los muertos de uno y otro sexo 61 y a fines del siglo XVIII, los indios dieron

muerte a 1963 personas, despoblaron 116 ranchos y colonias de ganado. Los

riesgos del poblamiento hispano neovizcaíno, tanto para clérigos, como para

colonizadores, son demasiados y la pérdida de la vida, trunca muchos de los

esfuerzos de asentamiento, sobre todo en las regiones serranas.

El ocaso colonial. En las postrimerías del dominio colonial, las relaciones entre la Iglesia y la Corona,

con constantes intervenciones mutuas, en sus respectivos ámbitos de poder.

aunque sin enfrentarse de manera directa, cuestionaban entre si la hegemonía de

ambas instancias. Con el escenario de la guerra constante con las tribus

seminómadas de apaches y comanches y de la limitación serrana de los

61 VELÁZQUEZ, MARÍA DEL CARMEN. El Marqués de Altamira y las Provincias Internas de la Nueva España, México, El Colegio de México, Colección Jornadas # 8, 1976, p. 108.

48

tepehuanes, el territorio central de Durango, estaba ocupado y fraccionado a

conveniencia de la misma Iglesia y la Corona.

De hecho, la Iglesia se transformó en la institución poseedora de una buena

cantidad de propiedades urbanas y rurales con un valor estimado en tres millones

de pesos y con diversas transacciones hipotecarias y financieras que llegaban a

los 45 millones.

La Corona, por su parte, incrementó sobremanera la exacción a los habitantes

coloniales, poniendo énfasis en los gravámenes a la Iglesia. De esta manera, en

1804, con la Real Cédula sobre enajenación de bienes y cobro de capitales de

capellanías y obras pías para la consolidación de vales reales, la Corona obligó a

la Iglesia a realizar diversos movimientos financieros sobre sus propiedades e

hipotecas, para cubrir los impuestos reales que afectaron también a los pocos

pequeños propietarios. La cantidad de dinero que la Iglesia transfirió a la Real

Hacienda durante el lapso que el decreto estuvo vigente (1804-1809) se calculó

entre 10 y 12 millones de pesos. El incremento de los gravámenes disminuyó el

poder económico de la Iglesia y de su financiamiento a la agricultura en la

Intendencia de Durango. 62

En este contexto, establecidos en la región interétnica del suroeste del estado de

Durango, compartiendo territorios con coras, huicholes, y mexicaneros, los

tepehuanes del sur, durante el ocaso colonial, comenzaron a reconsiderar la

erección de su nación y la recuperación de sus territorios. Según los testimonios

del franciscano padre Colombano, primer sacerdote asignado a la Iglesia de Santa

María Ocotán, para 1807 los tepehuanes habían forjado una nueva religión y un

nuevo culto apoderándose totalmente del templo católico. 63

Sin poder efectivo de la Corona y sin ministros de la Iglesia en sus zonas, en

1808, los gobernadores indígenas del sur de Durango iniciaban una conspiración

independentista que involucraba a los poblados indígenas de Mezquital,

Huazamota, Santa María Ocotán, Temoaya, Taxicaringa, Santiago Teneraca y

Xoconoxtle, entre otros.

62 NAVARRO GALLEGOS, CESAR. Durango, las primeras décadas de vida independiente, México, Tesis de Maestría en Historia de México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1993, PP. 85 Y 86 63 BENITEZ, FERNANDO. Op. Cit. p. 81.

49

Denunciada la conspiración, los jefes José Domingo de la Cruz (mezquitaleño) y

José Tomás Páez (huazamoteco), víctimas de la intriga, son aprehendidos por las

fuerzas adictas a la Corona. Los conspiradores son investigados, sin que se

puedan comprobar cargos contra ellos, aunque la vigilancia de la zona y sus

habitantes se hace más frecuente y estricta. 64

En 1810, la Intendencia de Durango es dividida en 34 partidos, tiene 40 curatos,

27 misiones, 153 clérigos, 63 frailes y 177,400 habitantes en su territorio de

16,873 leguas cuadradas, con una densidad de población de 10 habitantes por

legua cuadrada. 65

Los tepehuanes insurgentes. En octubre de 1810, con afán antihispano y secundando al levantamiento

insurgente del cura Miguel Hidalgo, se suscitan diversos brotes independentistas

en San Andrés de Teúl, Zacatecas, mismos que se vinculan con el de Huejuquilla

El Alto, Jalisco y el de Huazamota, Durango.

En el mes de noviembre, el cura de Mezquital denunciaba la conspiración

insurgente de los pueblos tepehuanes de San Francisco de Mezquital, San Miguel

Temoaya, Santa María Taxicaringa, Santa María Ocotán, San Lucas de Xalpa,

Huazamota, Lajas y Milpillas, entre otros asentamientos de la sierra. José Córdova

fue el capitán enviado por el mariscal del Ejército Insurgente Rafael de Iriarte, para

coordinar la revuelta tepehuana de apoyo a la insurgencia novohispana.

Everardo Gámiz, da fe de diversos disturbios y escaramuzas en Temoaya y

Taxicaringa, de múltiples aprehensiones y de una sistemática represión realista

contra los alzados tepehuanes. 66

Por su parte, criollos y peninsulares neovizcaínos, bajo la dirección del gobernador

intendente Pinilla, manifestaron abiertamente su apoyo a la Monarquía, sin vacilar

64 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Op. Cit., p. 148. 65 Una legua equivale a 5,572 metros; por lo que una legua cuadrada equivale a 31’047,184 metros cuadrados, aproximadamente. PORRAS MUÑOZ, GUILLERMO. Op. Cit. p. 197. 66 GAMIZ FERNANDEZ EVERARDO. El Conflicto Religioso en el estado de Durango, Durango, mecanoscrito inédito, 1929, Biblioteca del Museo Regional de Durango, p. 9.

50

en la utilización del recurso de la guerra, a la cual, toda la provincia estaba ya

acostumbrada. 67

Cerrando filas, Pinilla presionaba a sus aliados y procesaba a varios sacerdotes

por no predicar con suficiente fuerza en contra de los insurgentes. 68

Con el temor incrementado por las batallas insurgentes en el centro de la Colonia,

los monarquistas durangueños organizaron compañías volantes para patrullar los

poblados del sur del estado en los que había insurrección, como Mezquital,

Xoconoxtle, San Miguel Temoaya, Santa María Taxicaringa, Santiago Teneraca,

Huazamota, San Antonio de Padua, San Lucas de Xalpa, San Pedro Xícoras y

San Buenaventura. 69 De hecho, estos son los poblados que, 116 años después,

serían escenarios de las Rebeliones Cristeras del siglo XX.

Con pocos datos sobre la guerra insurgente, Everardo Gámiz refiere que:

La independencia en el norte del país había sido proclamada en el rancho

de Porfías, del municipio de Pánuco de Coronado, por el capitán Gerónimo

Hernández quien, con unos 400 hombres, presentó batalla a un Ejército

Realista de 6,000 hombres en los llanos de Tapias, municipio de Peñón

Blanco, la mañana del 25 de diciembre de 1810. Este capitán, después de

su gloriosa derrota, se internó, a seguir revolucionando en los partidos de

Nombre de Dios y Mezquital, estableciendo una fundición de artillería en el

pueblo de Jacales, en territorio tepehuán. 70

Se desconocen los pormenores de la guerra insurgente tepehuán, en el lapso de

1811 a 1812. Tras el fracaso de la primera fase de la Guerra de Independencia.

En Durango, el Gobierno Colonial, sometió a juicio a los sacerdotes del Ejército

Libertador que fueron capturados junto con el cura Hidalgo, durante su huída, en

Acatita de Baján. Dada la investidura clerical de los procesados, éstos tuvieron las

consideraciones de un juicio canónico y el 17 de julio de 1812, en las cercanías de

la ciudad de Durango, los sacerdotes insurgentes Mariano Balleza, Ignacio

67 NAVARRO GALLEGOS, CESAR. Op. Cit. p. 109. 68 Ibid, p. 94. 69 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Historia del Estado de Durango (…) p. 152. 70 Ibid p. 153

51

Hidalgo, Pedro Bustamante, Carlos Medina y Bernardo Conde fueron pasados por

las armas. 71

Mientras que en el centro y el sur del país continuaba la Guerra de Independencia,

el 17 de mayo de 1813, una partida de tepehuanes de Temoaya atacaba al

destacamento realista en Taxicaringa. Se pretendía así reanudar el levantamiento

de 1810, en los poblados tepehuanes y mexicaneros, bajo las órdenes de Valentín

Barraza y Domingo Gurrola. Para sofocar la nueva rebelión, el 18 de mayo, los

realistas fusilaron a los jefes tepehuanes. 72 115 años después, los descendientes

de los Barraza y los Gurrola serían líderes tepehuanes de las Guerra Cristeras.

La independencia criolla. Como respuesta a las acciones de los independentistas, el Clero, los peninsulares

y los criollos del centro novohispano, ante la juramentación de la Constitución de

Cádiz, en España, en un intento por evitar la influencia de la nueva ley en la

Nueva España, cooperan con su mejor esfuerzo para acabar con la causa de la

Independencia, apoyando económicamente al Ejército Realista del Virrey Calleja.

En 1820, en un intento de mantener aislada la Intendencia de Durango, de la

Guerra Insurgente del recién formado Ejército Trigarante. Los monarquistas

neovizcaínos proyectaban segregar a las Provincias Occidentales del Virreinato,

para mantenerlas bajo el dominio de la Corona Española. Así, la ciudad de

Durango se transformó en el refugio de las tropas realistas de las intendencias que

habían caído en manos del Ejército Trigarante independentista. De hecho, la

Nueva Vizcaya fue el último reducto provincial de la Nueva España en adherirse al

Plan de Iguala. 73

De esta manera, en tanto sede del Obispado, de la Intendencia de la Nueva

Vizcaya y asiento de la Comandancia de las Provincias Internas de Occidente,

Durango era un preciado baluarte político, espiritual y militar de la Colonia, hasta

71 NAVARRO GALLEGOS, CÉSAR. Op. Cit. pp. 96 a 97. 72 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Op. Cit. p. 155. 73 NAVARRO GALLEGOS, CESAR. Op. Cit. p. 43.

52

el 4 de julio de 1821, cuando, a sangre y fuego, las tropas insurgentes del general

Pedro Celestino Negrete ponen sitio a Durango. El 30 de agosto. Al finalizar el

sitio, se aseguraba una independencia criolla de la América Septentrional que

defendería los intereses del Clero y de los terratenientes neovizcaínos,

desvinculada de mestizos e indígenas.

De acuerdo al Plan de Iguala, el 9 de septiembre de 1821, el Ayuntamiento y la

Diputación Provincial juraron la independencia. 74

El efímero Imperio. La instauración del Primer Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide en 1822,

prometía la conservación de las canonjías y privilegios de la Iglesia, el ejército y

los tradicionalistas quienes, de inmediato, apoyaron el proyecto gubernamental de

la Corona Mexicana.

Con el Imperio de Iturbide, una nueva división política fraccionó al territorio de la

Nueva Vizcaya en las provincias de Durango y Chihuahua. No pasó mucho tiempo

antes de que se iniciara una larga sucesión de apoyos, asonadas y cuartelazos.

Así, en medio de una constante inestabilidad política, el 6 de mayo de 1823, la

Diputación Provincial, el Ayuntamiento de Durango y el grueso de los elementos

de la guarnición militar se adhieren al Plan de Casa Mata, promovido por el

general Antonio López de Santa Anna, contra el emperador Agustín de iturbide, 75

mismo que acabaría con el primer gobierno del México independiente.

La naciente República. Con la caída del Primer Imperio Mexicano, se dio paso a la instauración de la

Republica Mexicana, y Durango se transformó jurídicamente en un estado libre e

independiente, desde el 22 de mayo de 1824, y esta situación se ratificó al

promulgarse la Constitución de 1824. Es en este momento cuando emergen los

grupos políticos integrados a las llamadas logias o partidos, cuya respuesta

74 Ibid, p. 106. 75 NAVARRO GALLEGOS, CESAR. Op. Cit. pp. 124 a 133

53

ideológica obedecía a su pertenencia a las facciones federalistas y centralistas,

antecedentes inmediatos de liberales y conservadores.

En esta circunstancia y bajo juramento, el primer día de septiembre de 1825 se

estrenaba la primera Constitución Política del Estado Libre y Soberano de

Durango; presentada: En nombre de Dios Todopoderoso, Autor del Universo y

Supremo Legislador de las Sociedades. 76 En su texto, la constitución durangueña

reconocía a la católica como religión única, perpetua y excluyente para los

durangueños. Mantenía los fueros del Clero y el Ejército y, desconociendo el credo

indígena, otorgaba la propiedad individual de la tierra a los pueblos de indios.

De hecho, después del rompimiento de la dominación de la Corona Española, la

Iglesia no aceptó cambiar su régimen económico, ni tampoco que fueran limitadas

sus facultades y sus capacidades con respecto a los momentos fundamentales de

la vida de los hombres: el nacimiento, el matrimonio y la muerte. De la misma

manera, estableciendo exclusividad de conciencia, los jerarcas de la grey católica

no estuvieron de acuerdo en que pudiera permitirse otra religión en el país, que no

fuera la Católica Apostólica y Romana. 77 Dando inicio a los intentos de separación

de la Iglesia y el Estado en la entidad, en noviembre de 1826, durante su periodo

de gobierno, el señor Santiago Baca Ortiz, logró la promulgación de una ley,

privando al Clero de su jurisdicción sobre diezmos y declarando que; únicamente

al gobierno civil, incumbía la provisión de piezas eclesiásticas. Baca Ortiz también

presentó al Congreso Estatal una iniciativa de ley sobre la ocupación de capitales

píos destinados a obras públicas y además, reglamentó la inhumación de los

clérigos, limitándola a los cementerios ordinarios, 78 dejando atrás la costumbre de

inhumar a los jerarcas de la Iglesia en el interior de los templos.

Cuchas liberales y chirrines de conserva. En 1827, según el censo del Gobierno del Estado, el territorio durangueño tiene

149,821 habitantes, de los cuales 556 son ministros religiosos regulares y

76 Ibid. pp. 148 a 149 77 GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, JOSE ANTONIO. “Las relaciones entre las Iglesias y el Estado Mexicano”, en: Derecho Eclesiástico Mexicano, (…) p. 6. 78 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto…, p. 14.

54

seculares. Una pequeña parte de los durangueños, siguiendo la corriente de la

época, se aglutinaron en dos organizaciones políticas, irreconciliables entre sí la

Logia Yorkina, que integró a liberales republicanos y a quienes sus antagónicos

pusieron el apodo de cuchas, y la Logia Escocesa, en manos del Alto Clero, que

estuvo conformada por conservadores centralistas y, a su vez, a estos, sus

antagónicos les pusieron el mote de chirrines.

El encono de la lucha de las logias y su peligrosidad, obligó al parlamento a

decretar la disolución de las mismas el 25 de octubre de 1828. Por su parte la

Iglesia Católica, mediante la publicación de la bula Quo Graviora, del Papa León

XII, el 13 de mayo de 1826, proscribió las sociedades masónicas, aunque estas

siguieron existiendo.

Cuchas y chirrines se enfrascaron en las luchas políticas que determinaba el

centro del país y, por lo general, coincidían con el predominio de los

correligionarios del gobierno del país, vinculándose, casi sincrónicamente, con las

revueltas y pronunciamientos de la tercera, cuarta y quinta décadas del siglo XIX.

Los casi 150,000 habitantes del estado no tenían más remedio que establecer

vínculos entre las muy pocas familias regionales, ante las opciones demográficas

tan limitadas del momento. Las cosas se estrechaban aún más, al pensar en la

división de la población en clases sociales. De hecho, para las relaciones de

pareja, no había mucho de dónde escoger.

De las pugnas entre escoceses y yorquinos, sobresale el cuartelazo de marzo de

1827, durante el cual, al grito de: Dios Libertad y Ley, los rebeldes masones

escoceses ocuparon la ciudad de Durango, en un intento de limitar el poder de los

masones yorquinos. Al final de la jornada, el 11 de abril, los yorquinos recuperaron

el centro del poder estatal.

Haciendo efectiva la independencia criolla, en 1827, los habitantes españoles

radicados de la otrora Nueva Vizcaya fueron expulsados del país y esta situación

provocó la especulación económica, sobre todo en lo referente a bienes raíces, al

ponerse en oferta las propiedades que pertenecían a los peninsulares expulsados.

En marzo de 1830, con la ascensión de los centralistas al poder, los escoceses

55

chirrines retribuyeron los capitales eclesiásticos que, los yorquinos cuchas,

durante su estadía en el poder, habían enajenado.

En medio de las pugnas políticas de cuchas y chirrines, las incursiones de

apaches, comanches y bandoleros se presentaban como conflicto irresoluble y

constante en la entidad, sobre todo en los lugares más alejados de los centros de

población del estado.

El clero definido

La reacción eclesiástica, ante la independencia de México, fue de negación del

reconocimiento de la misma y el Vaticano suspendió la designación de obispos

hasta 1831, por lo cual Durango, entre otras diócesis, sólo reciben nuevos obispos

hasta la reanudación diocesana. Antonio Zubiría y Escalante es el elegido para

llevar la mitra del Guadiana y, fiel a su tradicionalismo, catolicismo y

conservadurismo, Zubiría se enfrenta a los liberales y sus hazañas le hacen ganar

el mote de El Obispo Santo. Por otra parte, las pugnas entre centralistas y

federalistas y los cambios de límites estatales mueven los intereses territoriales de

terratenientes y suscitan las invasiones armadas del estado de Chihuahua al de

Durango. En la ocasión, los durangueños vencen a los chihuahuenses hasta que

los exaltados federalistas de Chihuahua calman sus ánimos.

La enconada lucha entre liberales y conservadores propicia que el Gobierno del

Estado, al igual que la Iglesia, también prohíba las logias masónicas. Siguiendo la

querella entre la Iglesia y los liberales, en 1853, el Gobierno de la República

expidió las Leyes de Desamortización de Bienes, llamadas Leyes de Manos

Muertas que afectaban principalmente a la Iglesia, enajenándole las propiedades

rústicas y urbanas. Correspondiendo a la puesta en vigor de las leyes

anticlericales, los conservadores organizaron una nueva rebelión ahora bajo la

bandera de: Religión y Fueros.

En 1834, la Iglesia duranguense contaba con un Seminario Conciliar y una

escuela lancasteriana, ambos centros educativos con relativo éxito de matrícula.

De hecho, el Seminario, en esos años, fue una de las instituciones educativas más

importantes del norte de México, con un menú de carreras que incluía gramática

latina, filosofía, teología y jurisprudencia civil y canónica.

56

Interviniendo en el Gobierno Eclesiástico, el 16 de abril de 1834, el presidente

Valentín Gómez Farías decretaba la secularización de todas las misiones de la

República, las cuales se transformarían en curatos, cuyas jurisdicciones serían

demarcadas por los gobernadores de las entidades respectivas. En el estira y

afloja militarista, el 3 de noviembre de 1834, los liberales federalistas sofocaban

otra rebelión conservadora más y, en abril de 1835, con el pronunciamiento del

Plan de Cuernavaca, se reiniciaban las hostilidades.

En medio de la zozobra, de manera incipiente, la industria textil y el comercio

intentan su reactivación y en 1835, se inicia formalmente la explotación de los

recursos madereros del estado.

Durango Centralista. El advenimiento de la Primera República Central elevó a los conservadores al

poder y estos, de inmediato, promulgaron la Constitución Centralista, también

conocida como Las Siete Leyes. Sin tardanza, los conservadores reorganizaron la

administración pública y transformaron de nuevo la división política del país. Así,

los fragmentos llamados entidades federativas se transformarían en

departamentos.

El gobierno de La República Central, juntos con sus aliados eclesiásticos y

militares, sufrió de gran inestabilidad y burocratismo, por lo que sus enemigos,

liberales federalistas, no tardaron en realizar sus pronunciamientos

correspondientes.

Mientras la Iglesia se mantenía como el principal factor financiero de la época, las

hipotecas, los bienes improductivos y los endeudamientos de la sagrada

institución menguaban la capacidad de acción de los capitales locales. Según

Fernando Ramírez, refiriéndose al periodo: En Durango hay muy pocos grandes

capitales, y aunque es numerosa la clase medianamente acomodada, la casi

totalidad de los testadores dejan herederos legítimos. 79

79 RAMÍREZ, FERNANDO Op. Cit., p. 51.

57

La guerra entre federalistas y centralistas, en la ciudad de Durango, se prolonga

hasta octubre de 1841 y como es de esperar, quienes ganan la acción se alinean

a los designios del gobierno central de Anastasio Bustamante y Antonio López de

Santa Anna, dando paso a la Segunda República Federalista.

De acuerdo a sus propios intereses y grupos, cada gobierno expide decretos y

enmiendas que favorecen o agreden al poder eclesiástico. Así, en el momento de

la Invasión Estadounidense, el comportamiento de la Iglesia fue de indiferencia a

los planes de defensa del territorio nacional, al negarse a aportar parte de sus

bienes para el financiamiento de la guerra. 80

Los estadounidenses, durante su invasión a México, pisaron territorio durangueño,

sólo de ladito, en la región de Mapimí, y siguieron de largo hacia el estado de

Coahuila, mientras que, en la capital del estado de Durango, el gobierno

conformaba los batallones de voluntarios patriotas que serían destinados a

detener el avance de los invasores.

Sin embargo, a los 162,418 duranguenses que había en 1846, más que el drama

de la Invasión Estadounidense, les preocupaban las incursiones de indios del sur

de los Estados Unidos, por lo cual el Gobierno y el Congreso del Estado de

Durango, en peregrinación solemne, se encomendaron a San Francisco Javier,

pidiéndole su sagrada protección, ante los ataques de las etnias guerreras

seminómadas. Contraria a los decretos oficiales del gobierno del país, para la

defensa del territorio nacional por la Invasión Estadounidense, la Iglesia prohibía a

los durangueños adquirir sus bienes, mientras que de la cuota de 1,000 hombres

que el Gobierno Central había solicitado al estado de Durango, para engrosar las

líneas de defensa nacional contra los estadounidenses, el gobierno estatal

enviaba solamente 300 efectivos de la Guardia Nacional y estos combatieron a

los invasores yanquis en San Luis Potosí. A su retorno en el estado de Durango,

los 300 durangueños de la Guardia Nacional fueron enviados a pelear contra los

comanches y los apaches. De hecho, los únicos encuentros de fuerzas estatales

contra los invasores estadounidenses se suscitaron, en mayo de 1847, en la

80 NAVARRO GALLEGOS, CÉSAR. Op. Cit., p. 317.

58

hacienda de Sacramento, perteneciente al municipio de Mapimí. En ese lugar, las

fuerzas del general Antonio Heredia fueron derrotadas por los 1,000 de tropa del

Ejército Estadounidense. Una vez que la frontera de los Estados Unidos fue

cambiada hacia el sur del Río Bravo, en el estado de Durango, los tradicionalistas

promulgaron una nueva Constitución Política del Estado, en la que reafirmaban

que, para los durangueños, el catolicismo era la religión obligada y a perpetuidad,

de la misma manera, la Carta Magna retornaba los fueros eclesiásticos y

cambiaba la división política estatal, en doce partidos, a partir del 9 de diciembre

de 1847. 81 En el nuevo fraccionamiento, el partido de Mezquital contaba con los

municipios de Mezquital y Agua Zarca.

En este contexto, estableciendo la diferencia de ámbito histórico con el centro del

país, de acuerdo con María del Carmen Velázquez:

Si el cambio de soberanía hubiera convertido las tierras de guerra, en

tierras de paz quizá la colonización de la frontera norte hubiera prosperado

como habían ansiado los españoles y querían los republicanos. Pero allá

los indios seguían siendo motivo de intranquilidad y desasosiego, de

pérdidas y muerte. La vida de frontera no cambió con la independencia y

para los mexicanos eran tierras incultas y peligrosas, donde sólo aquellas,

relativamente pocas, de los españoles y misiones tenían algún atractivo. 82

Si bien el mestizaje seguía avanzando y el aculturamiento criollo progresaba, sin

considerar la configuración poblacional del partido de Mezquital, Fernando

Ramírez asentaba, a mediados del siglo XIX, que:

En la clasificación por razas, ha desaparecido enteramente la indígena, más

no porque toda se haya destruido, como le ha sucedido generalmente, sino

porque una gran parte ha quedado refundida en otras clases, perdiendo sus

costumbres y aún el recuerdo de su idioma. Los pueblos del Tunal, Nayar y

Bayacora, son los que presentan hondas huellas de la destrucción que ha

perseguido a esa infortunada familia. 83

81 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Historia del estado de Durango (…) p. 97. 82 VELÁZQUEZ, MARÍA DEL CARMEN. Op. Cit., p. 79 83 RAMÍREZ, FERNANDO. Op. Cit., p. 32

59

Con objetivos claros, en esta época, el Clero durangueño seguía pugnando por el

control financiero y espiritual y sigue los pasos y golpes de sus aliados

conservadores nacionales que apoyan al general Antonio López de Santa Anna en

la secuencia de los planes insurreccionales de Guadalajara y del Hospicio,

fallando en sus pretensiones cuando retorna la Revolución Liberal, en 1854. La

separación de la Iglesia y el Estado, unidos por el Real Patronato de la Colonia se

operaba, en tanto que el nuevo Estado Mexicano no asumía el Real Patronato.

Si al principio de la vida independiente se adoptó como religión oficial a la

Católica, lo que llevaba virtualmente a un Estado confesional, el

desenvolvimiento de las ideas demoliberales exigieron después un estado

laico, aconfesional, pero no anticonfesional. 84

La persistencia liberal. En 1856, al entrar en vigor la Ley de Desamortización de las Corporaciones Civiles

y Eclesiásticas, los conservadores y liberales protagonizaron la Guerra de Tres

Años, mientras que los 168,000 habitantes del estado de Durango, están

pendientes del conflicto interestatal, en el que los terratenientes del vecino estado

de Coahuila intentaban anexar dentro de sus límites al partido de Cuencamé. En

septiembre de 1856, los cuencameros, en lid formal, triunfaban sobre los

invasores estatales coahuilenses.

Por otra parte, las incursiones indígenas continúan y sólo los terrenos de

Mezquital, Pueblo Nuevo y San Dimas están exentos del ataque de los

comanches y los apaches. 85 Acostumbrados a la guerra, en 1857, los

durangueños también sufren la secuela guerrera de los religioneros o cristeros de

la Reforma, quienes al grito de: Religión y Fueros, atacan diversos poblados como

Nombre de Dios, El Calabazal y Graseros, entre otros.

El 8 de julio de 1858, los liberales, comandados por el coronel Esteban Coronado,

entran a Durango e intentan imponer la ley de la República, bajo la presión

constante del Clero. Jacobino y liberal, como gobernador, Coronado suspende las

84 RUIZ MASSIEU, JOSE FRANCISCO. “Hacia un Derecho Eclesiástico Mexicano”, en: Derecho Eclesiástico Mexicano (…) p. 32. 85 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Historia del estado de Durango, p. 184.

60

cofradías y hermandades, y limita las limosnas y diezmos en la capital del estado. 86 Entre 1859 y 1863, los liberales, en medio de su lucha constante contra los

conservadores, promulgan diversas Leyes de Reforma que separan, de derecho, a

la Iglesia del Estado, como la Ley de Nacionalización de Bienes Eclesiásticos, la

Ley de Matrimonio Civil, la de Calendario de Melchor Ocampo, que modifica las

festividades del calendario clerical, la Ley Sobre Libertad de Cultos, que

propiciaba la diversificación de las confesiones religiosas en el país, la Ley de

Secularización de Hospitales y la de Extinción de Comunidades Religiosas, así

como las leyes de Registro Civil, entre otras.

En la desesperación guerrera, los conservadores durangueños no dudaron en

establecer alianzas con los bandidos Tulises quienes, perseguidos por el Gobierno

Liberal, por sus crímenes del orden común, ocuparon la ciudad de Durango el 11

de septiembre de 1859; aunque al día siguiente Los Tulises fueron desalojados de

la Perla del Guadiana por las tropas liberales de Tomás Borrego. En su secuela

destructiva, Los Tulises asolaron Santiago Papasquiaro, Mezquital, San Juan de

Guadalupe y Súchil, entre otros poblados.

Corrido de Los Tulises 87

(…)

Bonitos los Tulisanes

cuando empiezan a robar,

se embozan hasta los ojos

y empiezan a disfrutar.

Desde allá, de Sierra Fría,

vienen a robar los riales,

y al amparo de la noche 86 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto…, p. 20. 87 ESPARZA SÁNCHEZ, CUAUHTÉMOC. El Corrido Zacatecano, México, INAH, Colección Científica # 46, 1976, pp. 23 a 25.

61

entran hasta los portales.

Decía Francisco Valdez

que nada le acongojaba,

que estando el potrero doble

su caballo lo brincaba.

(…)

El jefe don Mucio Aquino

no era ningún gallina,

pues el entró a Sombrerete

y al Fresnillo, rial de minas.

Estando por Zacatecas,

una mañana de invierno,

los agarraron a todos

las cordadas del gobierno.

El meco Francisco, era otro,

de los que echaban pirata,

quedó cerca de Las Pilas,

suspendido de una reata.

(…)

La cordada de Fresnillo,

también la zacatecana,

mataron a los Tulises,

el jueves por la mañana.

En todo el camino real,

62

Ya se acabó la alegría;

mataron al negro, Utimio

y al curro José María.

La guerra del Tigre de Alica. En 1860 los guerreros tepehuanes, junto con los coras y los huicholes volvieron a

entrar en acción, esta vez secundando a Manuel Lozada, alias El Tigre de Alica

para luchar:

Por la independencia indígena. Los capitanes de la causa los llamaron para

la exterminación de los españoles y la restauración del Imperio Azteca, en

una de las reacciones nativistas más violentas habidas en nuestra historia.

Lozada, para lograr mayor influencia sobre sus seguidores, les ofreció

entrar en posesión de los terrenos que les pertenecían de acuerdo a los

títulos de propiedad comunal. La dirección de Lozada abarcó a “Los

Tepehuanes de Santa María Ocotán, San Francisco y Quiviquinta, a los

de Santiago Teneraca a los de Taxicaringa. 88

Las leyes liberales propiciaban la extinción de las comunidades indígenas y los

tepehuanes lozadistas, con bandera de Religión y Fueros, no dudan en oponerse

a los gobiernos que marcan la enajenación de sus territorios serranos.

Durante todo el periodo que dura el reino de Lozada, los tepehuanes combaten

casi siempre fuera de sus lugares de origen. Los escenarios de la guerra son en

Zacatecas, Jalisco y Nayarit, salvo algunas escaramuzas en Huazamota.

Las tropas liberales de Durango, Zacatecas y Jalisco se juntan para combatir a los

guerreros lozadistas sin muchos resultados. En 1863 se tiene noticia de que los

bandidos Tulises, unidos a los lozadistas, recorren el municipio de Nombre de

Dios. Los actuales municipios de Pueblo Nuevo y de Mezquital son parte de los

dominios del Tigre de Alica y su principal cabecilla tepehuán, de nombre

desconocido, se apellidaba Caldera.

88 SALOMÓN NAHMAD SITTON. “Coras, Huicholes y Tepehuanes durante el periodo 1854-1895, Coras Huicholes y Tepehuanes, p. 156 y 158.

63

Manuel Lozada El Tigre de Alica 89

Durante la Rebelión de Lozada, la erección del Distrito Militar de Nayarit,

segregado del estado de Jalisco, transformó también la división política de los

estados de Durango y Zacatecas así, los tepehuanes del sur, sin proponérselo,

fueron nayaritas y durangueños, junto con sus vecinos coras y huicholes.

89 Manuel Lozada, El Tigre de Alica, en: MEYER, JEAN. La Tierra de Manuel Lozada, Universidad de Guadalajara / Centro de Estudios Mexicanos y de Centroamérica, colección Documentos para Historia de Nayarit IV, México, 1989.

64

Sello de Juzgado de Manuel Lozada en Huazamota 90 El Durango francés. Dos placas de daguerrotipo dan fe exacta de cómo, el 3 de abril de 1864, los

14,000 habitantes de la ciudad de Durango vieron su Plaza de Armas ocupada por

las tropas invasoras de la Intervención Francesa. La, a sí misma llamada,

aristocracia conservadora y el Clero, ambos francófilos, por conveniencia de

facción, organizaron la gran recepción, mientras que los liberales, leales al

Gobierno de la República se preparaban para la resistencia.

Menores y Nombre de Dios, son lugares del estado donde los republicanos

combaten infructuosamente a los franceses.

Por su parte, sin compromiso con el Estado Mexicano Liberal, los seguidores de

Lozada hicieron alianza con los imperialistas franceses, leales al emperador

Maximiliano de Habsburgo, quienes aparecían como los únicos que,

aparentemente, respetaban sus demandas agraristas. Como indígenas adictos al 90 Sello de Juzgado Lozadista de Huazamota, Ibid.

65

Segundo Imperio, los tepehuanes se pusieron fuera del bando triunfante de la

República. Aunque su gran ventaja, en todas las ocasiones bélicas, fue lo

inaccesible de la sierra en que habitan. Al decir de los pobladores de Huazamota,

este lugar, ubicado en medio de las quebradas, fue el escondite ideal del Tigre de

Alica. 91

Al momento en que los tepehuanes y mezquitaleños se hacían imperialistas, el 20

de septiembre de 1864, los franceses derrotaban a los republicanos durangueños

en Majoma, la acción más fuerte de la Intervención en territorio durangueño.

Para la Iglesia, el Imperio de Maximiliano resultó ser un fiasco, pues éste, de

ideología liberal, atentando contra los intereses del Clero, decretó que los

sacramentos deberían darse en forma gratuita, las rentas debían ser cedidas al

Gobierno y el Registro Civil debía ser parte del Estado.

Merced a la evolución internacional de los acontecimientos y a la presión de los

republicanos, el 4 de agosto de 1866, los franceses comenzaron a salir de

Durango y, es de notar que, durante toda la Intervención Francesa no se alteraron

las acciones de los apaches y comanches en el territorio durangueño y estos

continuaron sus asaltos y masacres en poblados aislados hasta la octava década

del siglo XIX. El triunfo de la República aseguró el cambio de los propietarios de

los bienes terrenales y la separación efectiva de la Iglesia y el Estado.

Una vez que el Partido Liberal triunfó definitivamente y que la Constitución

de 1857 quedó como norma fundamental del país, los católicos

conservadores se enfrentaron al problema de adaptarse a un orden social

que en principio rechazaban. Restaurada la República en 1867, el gobierno

de Juárez fue tolerante y no aplicó en todo su rigor las Leyes de Reforma,

permitiendo así que la Iglesia subsistiera y que los fieles intentaran ubicarse

en el nuevo estado de cosas. No obstante, los católicos conservadores

carecían de oportunidades para participar en la política; el Partido

Conservador como grupo organizado, había desaparecido; algunos de sus

más señalados miembros fueron encarcelados o desterrados; quienes

tenían puestos públicos o mando de tropa fueron removidos y todos los que

91 ADOLFO ESTRADA MUÑOZ / Antonio Avitia, Huazamota, Durango, 1995.

66

habían colaborado con el Imperio fueron tachados con la nota de traidores

y consecuentemente se les suprimieron sus derechos políticos. 92

Guadalupe Rodríguez López, al referirse a este periodo nos dice sobre los

conflictos entre Iglesia, Estado y empresarios:

La Iglesia fue una institución de particular importancia en el periodo, dado el

doble papel que jugó, como traba y aliciente en el complejo proceso de

cambios que vivió entonces la economía. Así, de igual manera que

representó una de las más fuertes resistencias al nacimiento de una

sociedad de nuevo tipo, también fue uno de los principales factores que

contribuyeron al incipiente proceso de acumulación por la vía de la

afectación de que fueron objeto sus bienes por parte del Estado. (…) El

Estado, digamos pues que castiga de manera venial a los empresarios,

pero golpea de muerte a la Iglesia. De esta contienda del Estado contra la

Iglesia, los empresarios juegan un papel de contradicción, pues como tales,

su quehacer terrenal (cualquiera que fuera su definición política) los

confrontaba con aquella, pero como miembros de las buenas familias,

herederos de buenas conciencias eran, en su mayoría, católicos de

nacimiento y convicción. De tal suerte, si bien, algunos negociantes (…)

beneficiados por el gobierno con garantías especiales que afectaban a la

Iglesia, fueron también los mismos que, en 1875, pidieron enérgicamente

fuera derogada la Ley Orgánica del 10 de diciembre en la que el Estado se

reservaba el derecho de autoridad sobre todas las religiones, prohibía la

instrucción religiosa en todos los establecimientos públicos y negaba a la

Iglesia el derecho de recibir limosna en el interior de los templos, como

también, que esta fuera propietaria de bienes raíces. A dicha protesta se

sumaron entonces más de 250 mujeres, incluido un gran número de damas

de la élite social que, en estas lides, alzaban la voz sin miramiento ni recato

alguno. 93

92 ADAME GODARD, JORGE. El pensamiento político y social de los católicos mexicanos 1867 – 1914, México, Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, Colección: Centenario de la Rerum Novarum # 2, 2004, p. 27. 93 RODRÍGUEZ LÓPEZ, GUADALUPE. “Introducción”, en: Empresarios de Durango en el siglo XIX, pp. VI a VIII.

67

Deslinde sin responsabilidades. Durante el periodo presidencial de Sebastián Lerdo de Tejada, la modificación de

la propiedad territorial se agilizó con la Ley General del 31 de mayo de 1875,

misma que otorgó autorización al Ejecutivo Federal para deslindar los terrenos

nacionales en toda la República, por medio de particulares o compañías que se

organizaran con esta finalidad 94 y, merced a diversos decretos posteriores, las

compañías deslindadoras adquirieron la tierra y especularon con ella obteniendo

en recompensa, la tercera parte de lo negociado.

El deslinde se efectuó con el mayor brío en los sectores de terreno que

garantizaban las mejores ganancias con el menor esfuerzo. Así, al momento en

que por la Región Lagunera se litigaba por la propiedad territorial, la inaccesible

zona de las quebradas no era objeto de discordia. Sin embargo, el ejercicio del

deslinde, despojó a numerosos poblados de la sierra de sus bosques y sus

pastizales.

En este proceso de acumulación de riqueza participaron, principalmente quienes

podían disponer del dinero y las relaciones para hacerlo y en Durango, los que

tradicionalmente contaban con fondos suficientes o excedentes eran casi siempre

miembros del bando conservador; por lo cual hicieron a un lado su, en apariencia,

rígida ideología conservadora, ante la oferta de terrenos por parte del gobierno de

la dictadura liberal.

En Durango se propició un proceso de consolidación del liberalismo

económico y de conservadurismo político y moral en el que los intereses de

la burguesía empresarial que dominaba el país, se identifican plenamente. 95

La acumulación terrateniente se concentró de la siguiente manera:

48% en propiedades mayores de 50,000 hectáreas, siendo la más grande la

94 VILLA GUERRERO, GUADALUPE. Durango en la era de la paz y del progreso, México, Tesis de Maestría en Historia de México, FF y L/UNAM, 1993, p. 77. 95 YEN FERNÁNDEZ, MAURICIO. “La Industria y el Comercio en Durango, durante el Porfiriato”, en: Transición, números 14 y 15, Durango. IIH, UJED, 1993, p. 27.

68

Hacienda de Santa Catalina del Álamo y Anexas con un total de 412.477

hectáreas.

21% en 42 propiedades de entre 20,000 y 50,000 hectáreas.

15% en 73 propiedades de entre 10,000 y 20,000 hectáreas.

Por último, un 16% dividido en 257 propiedades menos de 10,000 hectáreas. 96

Según Pastor Rouaix:

A principios del siglo XX, treinta personas eran dueñas de tres millones de

hectáreas (…) el que fue feudo de los Condes de San Pedro del Álamo, en

tiempos de la Colonia y que subsistía casi íntegro antes de la Revolución,

contaba con cuatrocientos cuarenta mil hectáreas, siendo mayor, en

consecuencia que el estado de Tlaxcala y poco menos que Morelos. 97

O dos veces el territorio de Belice.

La burguesía establecida en Durango tuvo dos polos principales de

concentración, uno en la capital del estado y el otro en la Región Lagunera,

mientras que los terrenos de la sierra quedaban rezagados al desarrollo del capital

y las inversiones.

Los rezos del porfirismo. Durante la treintena porfirista, el entendimiento de facto entre el Clero y el Estado

desactivó la pugna legal entre liberales y conservadores. Así, el 23 de junio de

1891, el Papa León XIII elevaba la Diócesis de Durango a la categoría de

Arzobispado, con la Diócesis de Sonora, Sinaloa y Chihuahua y el Vicariato

Apostólico de Baja California como sufragáneas.

La paulatina recuperación económica de la Iglesia se configuró mediante las

obvenciones parroquiales o pago por conceptos sacramentales, el diezmo

voluntario (la décima parte, o menos, de la producción agrícola y ganadera o de

cualquier otro tipo de producto o ingreso que algunos católicos, de manera

96 ARREOLA VALENZUELA, ANTONIO. Et. Al. Summa Duranguense, Durango, Gobierno del Estado de Durango, 1979-1980, dos vols. pp. 10 a 14. 97 ROUAIX, PASTOR. La Revolución Maderista y Constitucionalista en Durango, México, De. Cultura, 1931, p. 7.

69

voluntaria, entregan a la Iglesia para su mantenimiento), donaciones, herencias y

contentas. Este último concepto consistía en una cuota que, con el objeto de

obtener el perdón de su pecado de avaricia, daban aquellas personas que,

aprovechando la Ley de Desamortización de Bienes del Clero, habían adquirido, a

bajo costo, tierras que habían sido propiedad de la Iglesia. 98

Fue también durante el porfiriato que el Vaticano publicó la Encíclica Rerum

Novarum, como una crítica directa al liberalismo. De hecho, la Iglesia proponía

una solución divina a los problemas humanos y, con la Rerum Novarum como

sustento ideológico, los católicos mexicanos comenzaron a organizarse,

reproduciendo e imitando de otros países, sobre todo europeos, la doctrina del

Catolicismo Social, misma que, de manera paulatina, iba generando adeptos, en

los colegios particulares y en la publicación de textos sacros, historias

hagiográficas y catecismos.

Se pasó del catolicismo apolítico a uno crítico y preocupado por la cuestión

social. La Encíclica Rerum Novarum se oponía tanto al liberalismo como al

socialismo. Del primero criticaba el egoísmo, que se tornaba en pilar del

sistema. Del socialismo rechazaba la abolición de la propiedad privada, ya

que ésta era un derecho natural del hombre. Afirmaba también que si bien

los hombres eran iguales como hijos de Dios, en la Tierra éstos tenían

diferencias físicas, a partir de las cuales se daban las diferencias en la

fortuna. De la misma manera, León XIII, estaba en contra de concebir a las

clases sociales como enemigas naturales. Por el contrario, afirmaba que las

clases se necesitan unas a otras, por lo que era necesario que se diera el

amor y el respeto entre ellas. 99

La encíclica Rerum Novarum dio el sustento ideológico para la transformación y

reestructuración efectiva de la Iglesia, con la creación de nuevos arzobispados, el

98 MÁRQUEZ PADILLA, PAZ CONSUELO. “La oposición católica”, en: Así fue la Revolución mexicana. Tomo I. Crisis del porfiriato, México, Senado de la República / SEP / INAH / CONAFE, 1985, p. 84. 99 MÁRQUEZ PADILLA, PAZ CONSUELO. “La oposición católica”, en: Así Fue La Revolución Mexicana. Tomo I. Crisis del Porfiriato, México, Senado de la República / SEP / INAH / CONAFE, 1985, p. 84.

70

incremento del número de sacerdotes, de las asociaciones piadosas seglares y la

apertura de nuevas escuelas católicas.

Entre 1891 y 1914, el reconocimiento oficial por parte de la Rerum Novarum

de la “cuestión social” y la extraordinaria vitalidad que ese reconocimiento

generó en algunas naciones, lanzó a la palestra pública a cuatro grupos de

católicos que pretendían hacer participar a la Iglesia en los problemas de su

tiempo. Surgieron y contendieron así con mayor o menor capacidad e

identificación, dependiendo de las circunstancias de tiempo y de lugar los

católicos liberales, los tradicionalistas, los sociales y los demócratas. 100

Después de la publicación de la Rerum Novarum la posición de la Iglesia y de

algunos católicos citadinos con respecto a la pobreza y a diversos problemas

sociales tuvo algunas modificaciones y generó la doctrina del catolicismo social.

De acuerdo con Adame Godard:

El catolicismo social moderno que apareció hacia la segunda mitad del siglo

XIX, constituye una respuesta a los problemas económicos y sociales

causados por el liberalismo. Se distingue de la caridad tradicional, en que

se refiere no tanto a aliviar al pobre, sino a remediar el problema social

causado por la evolución de la sociedad que afecta, en primer lugar, al

proletariado industrial y a las demás clases laborales; y en que procura

descubrir las causas del desorden social y definir un remedio que no sólo

ataque los síntomas de los trastornos, sino sus raíces. Puede decirse que la

caridad procura socorrer a los miserables, en tanto que el catolicismo social

procura prevenir la miseria social, mediante un programa de reformas

sociales que se funde en el propio ser social. 101

Por su parte, los indígenas del estado, sin sacerdotes católicos, desarrollaban sus

ritos sincréticos, a su manera, en sus oratorios y lugares sagrados lejos de la

burocracia eclesiástica del Vaticano.

Con respecto a la evolución del Gobierno Estatal, Guadalupe Villa nos aclara que:

100 CEBALLOS RAMÍREZ, MANUEL. Op. Cit., p. 37. 101 ADAME GODARD, JORGE. Op. Cit., p. 191.

71

En cada toma y daca por la silla presidencial, aparecían en correspondencia

levantamientos en adhesión al pretendiente en turno. Después de la

Guerra de Intervención y hasta el triunfo de Tuxtepec, la práctica en la

entidad siguió siendo la misma. Finalmente el general Donato Guerra

designó gobernador al coronel Juan Manuel Flores, quien desde 1871,

durante la Revuelta de La Noria en Durango, había tomado las armas en

favor de Díaz. Cuando en febrero de 1877, los generales Naranjo y

Jerónimo Treviño ocuparon la ciudad de Durango, Flores asumió el

gobierno provisionalmente y electo después para el periodo que terminaría

en 1880. De ahí en adelante la suerte de Flores siguió el mismo derrotero

que la de Porfirio Díaz. Las reformas constitucionales que permitieron las

sucesivas reelecciones del presidente, fueron las mismas que en Durango

permitieron las de Flores, con la sola excepción de Manuel González en el

Ejecutivo y de Francisco Gómez Palacio en la gobernatura estatal. Sólo la

muerte separó a Flores del poder102

En las postrimerías del siglo XIX sólo el bandidaje social de Heraclio Bernal e

Ignacio Parra cuestionó la legitimidad del Gobierno Estatal. Los litigios entre

terratenientes; por tierra o por aguas se multiplicaron. El despojo violento a

comunidades, como el de los terrenos de Santiago y San Pedro Ocuila

evidenciaron la determinación y preferencia hacia la inversión capitalista. Aunque

el episodio de violencia institucionalizada que involucró mayormente a los diversos

grupos regionales fue el de…

Los sucesos de Velardeña o todo se reprime El 13 de abril de 1908, la Mina de Terneras, del Real de Velardeña, municipio de

Cuencamé, que entonces era propiedad de la Compañía Velardeña Mining and

Smelthing Co. (del capitalista estadounidense Guggenheim) y de la cual se extraía

cobre, fue el escenario de un incendio. Los deudos de las noventa víctimas del

102 VILLA GUERRERO, GUADALUPE. Durango en la era de la paz y el progreso, México, Tesis de Maestría en Historia de México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1993, p. 130.

72

siniestro fueron pobremente indemnizados, otros fueron reprimidos y no pocos

desterrados hacía el sur del país.

Un año después del incendio, los pobladores de Velardeña, dirigidos por el

sacerdote católico Ramón Valenzuela, organizaron una peregrinación con la

finalidad de festejar el día de La Pasión y la quema de los Judas. Esta

peregrinación religiosa fue realizada sin permiso oficial y únicamente contó con la

anuencia de los directivos extranjeros de la compañía minera.

El jefe político de Velardeña, José Antonio Fabián, consideró el ritual católico

como un acto de protesta por los acontecimientos del año anterior, sobre todo que

coincidía con la fecha del incendio (13 de abril). Por otro lado, las manifestaciones

religiosas en la época porfirista eran consideradas como violaciones a la Ley de

Culto Externo.

Con estos antecedentes, José Antonio Fabián se apresuró a disolver a los

peregrinos y con la ayuda de cuatro policías locales, se enfrentó a la multitud,

detuvo al sacerdote Valenzuela y lo encerró en el interior de la jefatura de

Velardeña. Los más de mil manifestantes católicos, enardecidos por la acción del

jefe político, se dirigieron a la jefatura y liberaron al padre Valenzuela. En seguida

los policías de Velardeña, armados con fusiles atacaron a los peregrinos, armados

con piedras. La superioridad numérica de los católicos obligó a los gendarmes a

refugiarse en las propiedades de la compañía minera mientras que la multitud

velardeñense se ocupaba de saquear las pocas tiendas del lugar.

Sin pérdida de tiempo, Fabián telegrafió a Durango pidiendo auxilio y el

gobernador del estado licenciado Esteban Fernández, decidió imponer un castigo

ejemplar a los amotinados de Velardeña. Para lograr su cometido, Fernández

juntó a los 30 rurales de Octaviano Meraz, quienes pocos días antes habían tenido

acción en Avino y para incrementar la fuerza Fernández pidió al Ejército Federal

60 soldados y de inmediato, el jefe político estatal se ofreció para coordinar los

movimientos de las fuerzas del Gobierno.

Al momento de arribo de la Acordada y el Ejército a Velardeña, muchos de los

amotinados habían huído, otros fueron aprehendidos y, de entre estos, los

esbirros porfiristas escogieron a 48 hombres al azar, a los que, sin formación de

73

causa, los pasaron por las armas, no sin antes obligarlos a cavar sus propias

tumbas en el lugar mismo de la masacre.

La matanza de Velardeña provocó un gran escándalo en la prensa nacional y el

Gobierno aseguró que se haría justicia y aunque los esbirros porfiristas, entre ellos

Antonio Calvillo y Octaviano Meraz, fueron consignados y sentenciados a prisión y

pena capital, poco después dejarían de ser huéspedes de la Penitenciaria del

Estado; merced a sus influencias y complicidades con las autoridades estatales.

Sin empacho, al inicio de la guerra revolucionaria, la mayoría de los rurales de

Durango fueron parte integrante del Ejército Federal. 103

(…)

El pueblo vengarse jura,

fue tanta la indignación

que incendió la jefatura

hizo horrores, una porción.

(…)

varios comercios saquearon

cometieron desatinos

fueron y acabaron

con el hotel de los chinos.

(…)

Los auxiliares llegaron

a Pedriceña, (estación)

luego, sin más agarraron

varios hombres del montón.

103 PARRA DURÁN, LORENZO. Cómo empezó la Revolución en Durango, Mérida, Yucatán, Talleres de la Compañía Tipográfica Yucateca, 1930, p. 58. Ver también: ALTAMIRANO COZZI, GRAZIELLA. Los años de la Revolución en Durango, 1910-1920, México, tesis de maestría en Historia de México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1993, pp. 44 a 46. VANDERWOOD, PAUL J. Los Rurales mexicanos, México, Fondo de Cultura Económica, 1982, pp. 136 a 138.

74

Y sin más explicación

a Velardeña marcharon

y en la noche, en el panteón,

a varios de ellos mataron.

(…)

Quiénes fueron los dragones

que cometieron tantos males,

estos fueron los pelones

que comandaba Garza González. 104

A estas alturas, para la población durangueña, era muy evidente que la

implantación de la violencia institucionalizada había quebrantado la relación de

equilibrio entre el Gobierno y los capitalistas con respecto a las clases populares y

sólo era necesario un detonante que desencadenara la violencia popular.

La sierra es otro mundo Mientras que en la Región Lagunera y la ciudad de Durango se observaba el

desarrollo capitalista e industrial, en el sur del estado; en el partido de Mezquital y

en la región de Pueblo Nuevo, las cosas eran diferentes. Para 1899, en Mezquital,

los movimientos de propiedades son muy limitados o no registrados. De manera

que, en archivos, sólo existen dos movimientos de compra-venta y uno

testamentario. 105

En 1893, la producción agrícola mezquitaleña representaba sólo el 0.85% del maíz

estatal, el 0.46% del frijol y el 0.60% del trigo. 106 El único producto que se

distinguía en la región, era el mezcal, dado que el maguey mezcalero se daba en

la sierra de manera espontánea. Para 1890, existían 36 alambiques y los poblados

indígenas se ayudaban, en parte con la venta de una porción de los 10,000

104 MONTES EL DE LA GUARIPA (adjudicado). “Tragedia de los sangrientos sucesos de Velardeña”, en ARRIETA SILVA, ENRIQUE, Corridos de la Revolución, Durango, Editorial del Supremo Tribunal del Justicia del Estado de Durango, Cuadernos # 14, 1990, pp. 149 a 153. 105 BEATO, GUILLERMO, y col. Los archivos regionales y el trabajo en equipo, Experiencia en Durango, Durango, IIH/UJED, Cuadernos del Archivo # 1, 1987, p. 49 106 VILLA GUERRERO, GUADALUPE. Op. Cit. p. 54.

75

barriles anuales de mezcal que producían. Aún considerando estas cantidades, la

producción estatal de alcoholes sólo representaba el 2.44% del total de la

producción nacional. 107 Por otra parte, en 1887, Joaquín Contreras inició la

explotación del mineral de Minas Negras, en la esperanza de dar vida al partido

indígena de Durango. 108

El partido de Mezquital en 1900 estaba dividido en los municipios de Mezquital y

Huazamota. Mezquital contaba con 8,182 habitantes, en 8 pueblos indígenas, 3

congregaciones, 3 haciendas y 37 ranchos, mientras que, Huazamota tenía 824

habitantes, en cinco pueblos indígenas y 24 ranchos. 109

Ferrocarriles de saque. En lo que respecta al municipio de Pueblo Nuevo, el proyecto de construcción del

Ferrocarril Durango-Mazatlán fue, sin duda, un acontecimiento vital en la

fundación de la cabecera de dicho municipio, El Salto, pues al concesionarse parte

de los bosques del poniente durangueño para la manufactura de durmientes de

ferrocarril, el mencionado proyecto que inicialmente fue planeado desde el año de

1889, sólo llevó los rieles hasta el principal campamento maderero del estado, en

el kilómetro 134. 110

La compañía minera británica Camp Bird LTD y su filial The Mexican Corporation,

a través de su representante estadounidense, nacionalizado mexicano, Edward

Hartmann solicitó, durante la décima década del siglo XIX, concesiones para la

explotación de los bosques de la sierra de Durango, en especial los de los

municipios de Pueblo Nuevo, Santiago Papasquiaro y San Dimas, con la finalidad

de obtener pilotes para las trabes de las minas. Todo eso a cambio del tendido de

vías del Ferrocarril Durango-Mazatlán. Con esta supuesta intención se fundó la

Durango Lumber Company, cuya razón social en México fue Compañía Maderera

de Durango.

107 Ibid, p. 26 108 Ibid, p. 26 109 HERNÁNDEZ, CARLOS. Durango Gráfico, Durango, Talleres de J. S. Rocha, 1903, pp. 133 a 134. 110 LUJAN CASTAÑEDA, JOSÉ LUIS. El Salto, nuestra historia…, Durango, Impresiones Gráficas, 1992, p. 13.

76

Como negociación, la Durango Lumber Company aglutinaba a la Compañía

Explotadora Coscomate y Carpintero y a la Compañía Explotadora La Ciudad y

Borbollón, además de otras empresas madereras que se le subordinaron como la

Esteban G. y la Juan José Rosas. 111

Dado que, por su naturaleza orográfica, la sierra no se prestaba para los cultivos

agrícolas, su explotación se configuró en 31 fraccionamientos de grandes

propiedades o concesiones boscosas. A la par que estas, en las vegas de los

pequeños valles, con microclimas específicos de las quebradas, nacieron

heredades de cierta dimensión cuya propiedad había sido por otorgamiento real,

desde la Colonia, o por el simple derecho de antigüedad. Sin embargo, el ojo de

las compañías deslindadoras se fijó en estas heredades, y de un día para otro, los

pequeños propietarios supieron lo que significaba el despojo. Aún así, en los

terrenos serranos, dado su aislamiento y falta de productividad, los gobiernos

indígenas y mestizos generaron una suerte de cacicazgos que escapaban al

interés y radio de acción de los gobiernos estatales.

Revolución. Facciones que van y vienen. La estructura del poder porfirista, que protegía los capitales de los empresarios

estatales, estaba basada en la fuerza armada de la Policía Rural o Acordada,

mantenida por los hacendados y sustentada en el poder de los jefes políticos y el

gobernador del estado; en una jerarquía inamovible y rígida que no aceptaba

cuestionamientos.

La rígida estructura económica y de poder del porfirismo propició la protesta

proletaria y el aparato porfirista se esmeró en la represión, aún así, en el territorio

estatal, durante el porfirismo, y sobre todo en la primera década del siglo XX, hubo

diversos brotes de protesta y lucha huelguista, mutualista y anarquista, por parte

de campesinos, mineros, empleados, ferrocarrileros, vaqueros y obreros, mientras

que el número de durangueños, en 1910, llegaba a los 483,175.

111 Ibid, p. 20

77

Los días de Madero. Poco a poco se fueron creando las organizaciones de la oposición política

efectiva, con la formación de clubes políticos que serían los centros de reunión de

los futuros líderes ideológicos y militares de la Revolución Mexicana.

La miseria, la sobreexplotación, el abuso, la inseguridad en el trabajo, la

discriminación y desigualdad en relación con los trabajadores extranjeros, el

despojo, la represión brutal, la falta de educación, la ausencia de libertad política y

de acceso al poder, fueron sólo algunas de las razones por las cuales, al

momento de la convocatoria del Plan de San Luis en el estado de Durango, se

suscitaron diversos levantamientos de pequeños grupos rebeldes que de manera

paulatina se fueron vinculando entre si, incrementaron sus adeptos y sistemas de

abastecimiento. Así, de iniciar con tomar pequeños poblados, los rebeldes se

fueron aventurando a ocupar poblaciones grandes y para mediados de 1911 los

revolucionarios durangueños organizados como la Segunda División del Norte

ocupaban la ciudad de Torreón, en la cual sucedió el lamentable episodio de la

matanza de los inmigrantes chinos radicados en esa ciudad.

El 31 de mayo de 1911 Durango caía bajo la presión de los tratados de Ciudad

Juárez, en las manos de los revolucionarios maderistas de todo el estado, bajo la

dirección de los jefes regionales Domingo Arrieta, Calixto Contreras, Agustín

Castro, Matías Pazuengo, Conrado Antuna, Orestes Pereyra y otros.

En la sierra y los municipios de Mezquital y Nombre de Dios, José Maciel fue el

jefe natural de las pocas acciones maderistas, la guerra revolucionaria provocaba

la inestabilidad económica que, a la vez, comenzaba a hacer estragos en las

negociaciones que, por la inseguridad, preferían cerrar que continuar laborando,

incrementando el desempleo y la emigración.

El complot de los plutócratas. Como era de esperarse, los poseedores de los puestos públicos clave y los

miembros de la burocracia porfirista no iban a dar facilidades para modificar sus

usos y costumbres ni sus jerarquías, por el sólo hecho del arribo de los maderistas

a la ciudad, o porque el gobernador maderista, de manera nominal, Alonso y

78

Patiño ocupara el poder ejecutivo del estado. Así, desde el inicio de su gestión,

Alonso y Patiño sufrió el bloqueo administrativo de la intacta burocracia porfirista.

Alonso y Patiño recibió un estado con treinta años de problemas acumulados y

una guerra de seis meses que había cerrado fábricas y minas, mientras que otros

centros de trabajo en la Región Lagunera y precisamente en minas y fundición de

Mapimí estaban en huelga o emplazadas por demandas salariales, de jornada

laboral y de seguridad en el trabajo.

Miles de trabajadores estaban desocupados o parados y Alonso y Patiño, sin

experiencia en el ejercicio del poder y sin ideas de concertación, tenía el

compromiso de reactivar la economía en mejores condiciones para los

trabajadores. También había prometido a sus gobernados que suprimiría las

impopulares jefaturas políticas; cosa que, con la burocracia y el Congreso

porfirista intactos no le fue posible realizar. Los miembros de la oligarquía

durangueña se aglutinaron para defender sus posiciones de privilegio, mientras

que los periódicos de la ciudad La evolución, Doña clarines, La gacetilla y El

criterio, este último dirigido por el sacerdote Jesús Villarreal, se esmeraban en

magnificar los errores del inexperto gobernante.

Para contrarrestar los ataques de la prensa conservadora, los maderistas

contaban con su propia publicación, El demócrata, periódico fundado por el

ingeniero Pastor Rouaix y dirigido por el poeta Antonio Gaxiola.

En otro orden de cosas, en la ciudad de México, Francisco I. Madero y José María

Pino Suárez, en su papel de candidatos por el Partido Constitucional Progresista,

ganaban las elecciones presidenciales del 15 de octubre de 1911 y el 6 de

noviembre Madero protestaba como jefe del poder ejecutivo del país. Tras la

ascensión de Madero, las movilizaciones y conspiraciones contra el Gobierno de

la Revolución se multiplicaban. La primera oposición efectiva fue la del general

Bernardo Reyes, quien había sido apoyado por algunos durangueños, entre ellos

Francisco Castillo Nájera, como candidato a la presidencia contra Madero.

Bajo los lineamientos de Bernardo Reyes, en la ciudad de Durango; banqueros,

hacendados, comerciantes y clérigos comenzaron a conspirar para derrocar al

gobernador Luis Alonso y Patiño y poner en su lugar a Fernando Hernández del

79

Campo. En Durango, los integrantes se intercambiaban mensajes y poco a poco

comenzaban a establecer relaciones con los grupos armados citadinos.

Con fe mesiánica puesta en la figura de Bernardo Reyes, los durangueños

adinerados, dirigidos por Miguel Garza Aldape, comenzaron a repartir monedas

entre algunos de los jefes revolucionarios para que apoyasen su complot. Algunos

jefes aceptaron el soborno y todo parecía indicar que el dinero iba a poder más

que la guerra revolucionaria.

Sin embargo, el coronel maderista Conrado Antuna, fingiendo ser adicto reyista,

recibió el dinero que se le ofreció, junto con cheques y listas de los complotistas y

una vez obtenido todo esto, el 10 de noviembre de 1911, los gendarmes

durangueños bajo las órdenes de Antuna aprehendieron a los organizadores del

complot como a Jesús Asúnsolo, Luciano Torres, Luis Caballero, Ventura A.

García y el sacerdote Francisco Berticioli, entre otros.

La noticia del complot desbaratado se corrió más rápido que los chismes. Unos

complotistas lograron huir, otros fueron aprehendidos y los más, de manera

benigna, fueron perdonados por el intacto aparato burocrático judicial porfirista en

el maderismo.

Sin convencerse de su derrota, los reyistas más aferrados se reunieron en la

Hacienda de Ramos, municipio de El Oro, donde la hacendada Ángela Flores les

dotó de una buena cantidad de dinero para patrocinar la Contrarrevolución, misma

que iba a ser dirigida por el ex jefe de Acordada Octaviano Meraz.

Para actuar de manera más eficaz, los contrarrevolucionarios fueron organizados

en diversos grupos comandados por los jefes Manuel Peyro, Miguel Garza Aldape,

Jesús Del Palacio y Andrés Orozco, los rebeldes antimaderistas presentaron

combate contra el 22 Cuerpo Rural que dirigía el coronel Sixto Ugalde, el capitán

Luis Guerrero, el jefe Francisco Aguirre y el coronel Orestes Pereyra. El rancho

de Zamaya, Santiago Papasquiaro, Chinacates, la ciudad de Durango, el

Kilómetro 23 del ferrocarril a Tepehuanes, el Cerro de San José de Cañas, la

hacienda de San Rafael y algunos puntos del municipio de Mezquital fueron los

lugares en los que se desgastaron y sucumbieron los pocos efectivos reyistas, a

finales de noviembre de 1911. Por otra parte, el supuesto director nacional de la

80

contrarrevolución, general Bernardo Reyes, era aprehendido en Linares, Nuevo

León, el 13 de diciembre. El fallido complot reyista puso de manifiesto que los

cambios revolucionarios, o la más pequeña reforma al modo de vida porfirista, no

iba a poder realizarse de manera pacífica y la resistencia de la oligarquía iba

creciendo y organizando nuevos golpes.

Desde febrero de 1912, surgieron en el estado diversos grupos armados

antimaderistras contrarrevolucionarios, patrocinados por los capitalistas

regionales, que protagonizaron las rebeliones Orozquista y Vazquista, a los

nuevos rebeldes se les conoció con el mote de Colorados. Los colorados tuvieron

múltiples acciones guerreras en la entidad y destruyeron e incendiaron las

haciendas que encontraban a su paso y que eran propiedad de los hacendados

que no aportaban para su causa. Para combatir a los colorados el Gobierno

Maderista habilitó a diversos grupos auxiliares irregulares con el objeto de que

ayudaran en los combates a los cuerpos regulares. Si bien, los revolucionarios ex

maderistas habían sido licenciados y los cuerpos regulares del ejército formaban

parte del antiguo Ejército Porfirista que había permanecido intacto.

Llegado el momento, los militares regulares intentaron neutralizar a los auxiliares

irregulares aprehendiendo a sus principales jefes como Francisco Villa, Domingo

Arrieta y Calixto Contreras. Sin embargo, estos jefes recobraron su libertad, tras

pasar unos días en prisión y retomaron el mando de sus tropas populares.

El Gobierno Maderista no fue oficialmente jacobino, antes bien saludó entusiasta

la formación del Partido Católico Nacional, considerando que el programa de éste

revelaba ideas avanzadas. Así, el Partido Católico Nacional pudo llevar a la XXVI

legislatura a veinte diputados. De hecho, Madero hacía un gran intento de

formalizar la política de reconciliación nacional. 112

En febrero de 1913, cuando el Gobierno Maderista cayó por la acción de la

asonada huertista, Jesús Perea se declaró gobernador huertista de Durango y los

antiguos jefes colorados estatales. Jesús José Cheché Campos, Emilio Campa y

Benjamín Argumedo fueron integrados junto con sus tropas al Ejército Huertista,

112 PADILLA RANGEL, YOLANDA. Op. Cit. p. 42

81

en calidad de auxiliares irregulares. Mientras que, en la capital del estado, se

creaba un cuerpo paramilitar denominado Defensa Social; este grupo se conformó

con gente de la clase media, empleados del comercio y de las haciendas aledañas

a la ciudad de Durango. Fue dirigido por los hermanos Antonio y Emilio Bracho y

contó con el patrocinio de los propietarios de las haciendas, industrias y

concesionarios mineros establecidos en la capital del estado; muchos de ellos

habían sido partícipes del Complot Reyista de noviembre de 1911.

Las Defensas Sociales de Durango recibieron los motes populares de socialistas y

soldados de chocolate, por lo ineficiente de su imagen y por las pocas acciones

militares que desarrollaron. Sin embargo, la Defensa Social impuso el terror entre

los habitantes pacíficos de la ciudad de Durango, multiplicando las aprehensiones,

llenando la penitenciaria con los más importantes miembros del Gobierno

Maderista local y fusilando a algunos de ellos, sin formación de causa.

Los grupos de poder que influyeron en la formación de las Defensas Sociales y en

el apoyo al Gobierno Huertista; los tradicionalistas o conservadores, capitalistas,

comerciantes y miembros del Clero Alto, es decir, los que tenían algo que perder

con la Revolución Maderista, nombraron como jefe de armas de la ciudad a

Antonio Escudero.

Con fuerza y en el poder, los antiguos complotistas reyistas de 1911, no

perdonaron a Conrado Antuna, el enemigo maderista que había desbaratado su

conspiración y este fue asesinado por los miembros de la Defensa Social,

mientras que El fígaro, periódico del grupo armado de los conservadores,

justificaba en sus editoriales las acciones de los soldados de chocolate y la

imposición de la oligarquía durangueña en el poder ejecutivo.

Tras el asesinato del presidente Francisco I. Madero; de inmediato, en todo el

estado, los jefes ex maderistas volvieron a levantar a sus adeptos y pronto

empezaron a combatir contra los colorados y los federales huertistas y luego de

múltiples acciones y varios intentos de ocupar la capital del estado, se integraron

en el Ejército Popular Revolucionario Durangueño que fue dirigido por el general

Tomás Urbina. Los revolucionarios durangueños ocuparon la ciudad de Durango

82

el 18 de junio de 1913 y mientras los insurrectos incendiaban la ciudad, la Defensa

Social se desintegraba.

Poco después, el Ejército Popular Revolucionario Durangueño dirigido por Urbina

fracasaban en su intento de ocupar Torreón, igual suerte corrió Venustiano

Carranza, el primer jefe del Ejército Constitucionalista, a cuyo Plan de Guadalupe

se habían afiliado del rebeldes durangueños.

En septiembre de 1913, el general Francisco Villa arribó a la Región Lagunera,

integró la División del Norte con los cuerpos revolucionarios desperdigados y con

una genial táctica guerrera ocupó la ciudad de Torreón, combatió en Chihuahua y

destrozó a los cuerpos y ejércitos huertistas que encontró a su paso.

Por otra parte, en la ciudad de Durango, el ingeniero Pastor Rouaix, en su papel

de gobernador del estado promulgó, el 3 de octubre de 1913, la primera Ley

Agraria del país y el 20 de noviembre, haciendo efectiva la ley, fundaba el primer

pueblo libre del estado, estación Gabriel, mismo que, en honor a Francisco I.

Madero, fue rebautizado con el nombre del inmolado presidente. Era, en sí, el

primer intento serio de dar legalidad a los anhelos de justicia social de los

durangueños desheredados. Lamentablemente, la Ley Agraria de Rouaix no se

volvió a aplicar sino hasta mucho tiempo después. Rouaix, en el ejercicio de su

poder, también expidió algunos decretos en contra de los intereses del grupo

conservador y de la Iglesia, manifestando la expresión del jacobinismo del grupo

liberal y reiniciando una añeja lucha de poder entre los grupos económicamente

más sobresalientes de la entidad.

En diciembre de 1913 los generales Contreras y Arrieta desalojaron la ciudad de

Torreón, ante el poderoso embate de los huertistas de la División del Nazas.

Villa retornó a La Laguna en marzo de 1914 y con cruentos y sangrientos

combates, su División del Norte recuperó Torreón. Por su parte, don Venustiano

Carranza enviaba a los generales Pánfilo Natera, con su División del Centro; y

Domingo Arrieta, con su División Durango, a ocupar a sangre y fuego la plaza de

Zacatecas, el último baluarte fuerte del Gobierno Huertista. Sin embargo, los

hombres de Natera y Arrieta no son suficientes para tomar la difícil plaza de

Zacatecas y Villa insistía ante Carranza sobre la conveniencia de que la División

83

del Norte combatiera en Zacatecas. Carranza se niega y Villa, apoyado por su

Estado Mayor, se lanza sobre la victoria en el Cerro de la Bufa. La toma de

Zacatecas produce el rompimiento entre Carranza y Villa. Este rompimiento se

transformó en la creación de las facciones Constitucionalista de los adeptos de

Carranza y la convencionista producto de la Convención de Aguascalientes de

fines de 1914 y que aglutinó a los jefes de los diversos ejércitos populares.

Domingo Arrieta retornaba a Durango y mientras el general Victoriano Huerta, sin

tener esperanza de estabilidad en el poder, renunciaba a la presidencia de la

República. La usurpación había sido derrotada.

Durante la gubernatura de Pastor Rouaix se agudizó el jacobinismo del grupo en

el poder y los ataques contra los miembros del Clero se hicieron frecuentes. En

mayo de 1914 se expulsó del estado a los miembros de diversas organizaciones

religiosas y al arzobispo Mendoza, en julio se expidió la Ley de adjudicación de

bienes del Clero y, a fines del mismo mes, se allanaba el templo de los Jesuitas y

el de los Carmelitas y se exigían préstamos forzosos a diversos miembros del

Clero Alto.

En agosto, las pugnas de poder se desatan. Arrieta no está de acuerdo con el

gobernador Rouaix en Durango. Carranza apoya a Arrieta y lo impone en la

gobernatura durangueña. El mismo Carranza remueve a Rouaix y lo ubica en la

Secretaria de Fomento, en la ciudad de México. El 20 de agosto, los villistas

triunfantes entran a la ciudad de Durango, y Villa, sin considerar a Carranza y

desconociendo la autoridad de Arrieta, nombra gobernador y comandante militar al

general Máximo García, el último día de agosto de 1914.

En la lucha de facciones, en el estado de Durango, los generales Arrieta se

mantuvieron fieles a Carranza, y Villa impuso gobernadores convencionistas,

desde finales de 1914 hasta los últimos meses de 1915, tiempo durante el cual se

suscitaron diversos enfrentamientos armados de tropas arrietistas

constitucionalistas contra convencionistas villistas, en todo el territorio estatal.

Tras la caída del Gobierno Convencionista, las tropas de Francisco Villa, vencidas

en Celaya y Trinidad, comenzaron una etapa de guerra de guerrillas. En los inicios

de este periodo, Villa realizó su entrada a territorio estadounidense que provocó la

84

Expedición Punitiva, en la que los soldados estadounidenses intentaron acabar

con el Centauro del Norte y no pocos villistas y constitucionalistas confraternizaron

para combatir a los invasores, mientras el tifo iba diezmando a la población del

estado.

A fines del 1916, los guerrilleros de Villa inician una campaña en la que ocupan

Gómez Palacio, Lerdo y Torreón, al tiempo que la economía estatal se deterioraba

completamente por tantos años de guerra.

Los gobernadores de Carranza. Entre 1916 y 1917, cuatro generales incondicionales carrancistas, no oriundos de

Durango: Arnulfo González, Fortunato Maycotte, Gabriel Gavira y Carlos Osuna

ocuparon el máximo cargo del estado.

La intención de Carranza era que sus gobernadores militares pacificaran el

territorio villista de Durango. Además de cumplir sus funciones militares contra las

pertinaces guerrillas, cada gobernador, en su mandato, dio un toque especial a su

periodo.

El general Arnulfo González, argumentando que el Clero y sus seguidores estaban

contra el Gobierno de Carranza, en actitud jacobina, ordenó el cierre de templos y

la limitación de cultos. Por su parte, el general Fortunato Maycotte se dedicó más

al combate del villismo y se mostró indiferente a otros grupos de poder, mientras

que el general anticlerical Gabriel Gavira, haciendo énfasis en el respeto a la

Leyes de Culto Externo, ordenó la clausura de Colegios Católicos y cambió la faz

de la ciudad al ordenar la demolición del templo de San Francisco y otros edificios.

En 1917, el general Domingo Arrieta, ganaba las elecciones durangueñas y

ocupaba el ejecutivo estatal. De inmediato Arrieta promulgó la Constitución

Política del Estado de Durango, dando legalidad y legitimidad a su Gobierno.

Las guerrillas villistas continúan sus correrías asaltando trenes y atacando

guarniciones y poblados. Sin embargo, la epidemia de influenza española de 1918

arrasó con la vida de cientos de carrancistas, villistas y pacíficos. Es el año del

hambre, el sufrimiento, la peste, la guerra, la escasez y la miseria hacen estragos

entre los durangueños, mientras la burocracia militar y la poca funcionalidad del

85

Gobierno Constitucionalista, además de minar la lealtad de los carrancistas

facilitaban las operaciones de las guerrillas villistas.

Para contrarrestar esta situación, el Gobierno Carrancista estatal del general

Domingo Arrieta levantó fuerzas municipales, policías locales y rurales y autorizó

la organización de Defensas Sociales, no sólo contra las guerrillas villistas, sino

también contra las numerosas partidas de delincuentes comunes que asolaban el

estado.

En comparación con el resto del estado, en el municipio de Mezquital, al sur del

estado, se había observado poca acción guerrera. Sin embargo, desde mayo de

1918, los 60 hombres de la guerrilla villista de Alberto Jiménez intentaban unirse a

las tropas de Canuto Reyes en la hacienda de El Capulín, pero el día 17, los

rurales de Temoaya, municipio de Mezquital, dirigidos por Dámaso Barraza quien,

en 1926, sería el jefe del Ejército Libertador Cristero, combatieron a los villistas

mezquitaleños.

En 1919, Villa lanzaba su última campaña y fracasaba en su intento de ocupar la

ciudad de Durango.

En 1920 aprovechando el alzamiento del Grupo Sonora, Francisco Villa

amnistiaba a sus tropas ante el gobierno interino de Adolfo De la Huerta.

El estado de Durango es el escenario de la rebelión de Jesús Guajardo y del

alzamiento de Domingo Arrieta contra el Gobierno de Álvaro Obregón, mientras

que de manera incipiente, comenzaba a surgir el movimiento agrarista en el

estado, mismo que es atacado por guardias armados patrocinados por los

hacendados de la región.

La rebeldía de Arrieta, aunque tiene partidas muy pequeñas va incrementándose

con adeptos incondicionales como Dámaso Barraza, quien el 15 de febrero de

1921, atacaba el poblado de San Francisco de Mezquital, enfrentándose a la

Defensa Social que dirigía Julio Chávez; dos meses después varios arrietistas

mezquitaleños son fusilados por las tropas del general Martínez.

En Canelas merodean los arrietistas del jefe Juan Galindo y el 21 de abril el propio

Domingo Arrieta ocupaba Tepehuanes, sin encontrar resistencia. El ya conocido

cuento de las persecuciones volvía al escenario estatal. La guerra de Arrieta tuvo

86

dos regiones de apoyo, una en el centro y noreste del estado y la otra en el

extremo sur, precisamente en los municipios de Durango y Mezquital.

El cacique de Huazamota Como caso especial en esta historia regional, el 18 de mayo de 1922, en el

entonces municipio de Huazamota, al sur del estado y en medio de la Sierra

Madre Occidental, uno de los lugares más inaccesibles de la República, en

territorio de la etnia Tepehuán, el joven Florencio Estrada (quien años después

sería uno de los principales jefes cristeros de Durango) junto con sus cuñados, de

apellido Muñoz, emboscaron y dieron muerte a Primo Ortiz, cacique de

Huazamota, dueño de tierras y vidas en esa región en la que poco había sucedido

durante los doce años de guerra revolucionaria. La vida de los huazamotecos era

insoportable bajo el yugo del cacique serrano y la prensa local de Durango daba la

noticia, más que como un suceso lamentable, como un beneficio para la zona.

Según el testimonio de Rogelio Estrada (hijo de Florencio Estrada):

Con la muerte de Primo Ortiz, Huazamota volvió a vivir, sus guardias no

dejaban a la gente en paz y nada se podía hacer sin su consentimiento

Si bien, la muerte del cacique de Huazamota sería uno de los antecedentes

regionales de la microhistoria de las Rebeliones Cristeras en Huazamota, que

enfrentó a los Muñoz contra los Estrada en una guerra que debe entenderse como

la lucha por la entronización en el cacicazgo vacío. En 1923, Francisco Villa es asesinado, y sus ex leales dorados combaten al

Gobierno adhiriéndose a la Rebelión Delahuertista, Arrieta también se integra con

la rebelión. Así, ex villistas y arrietistas combaten juntos contra los hombres del

llamado Grupo Sonora hasta que los forjadores del Estado Mexicano moderno

hacen rendir sus armas a los arrietistas y a los ex villistas.

La Revolución impactó en diversos aspectos a la sociedad durangueña, en la

cuantificación demográfica, la población proyectada, el decremento (considerando

a los habitantes no nacidos, los emigrados y los muertos por el hambre, la peste y

la guerra) fue del 48% de la población, con respecto a las cifras de 1910, es decir

mucho mayor que en otras entidades de la República. De modo que el número de

87

durangueños en 1921 fue sólo de 333,697. En lo jurídico, la nueva Constitución

Política dio el marco a las lentas reformas sociales: de educación, agrarismo y

sindicalismo de la entidad.

Florencio Estrada, con guitarra, Frumencio Estrada, con acordeón y varios amigos, en Huazamota, 1920 (circa) 113

Al igual que la población, la economía estatal sufrió estragos que durante mucho

tiempo no pudieron ser remediados: la destrucción de la planta productiva y la

ausencia de la mano de obra paralizó a la mayoría de las industrias, las minas, las

haciendas y los obrajes, aún así hubo empresas, sobre todo mineras que, dada su

productividad, no dejaron de trabajar durante todo el periodo armado de la

Revolución. Si bien, el corredor agrícola, minero e industrial de la Región

Lagunera fue el que, a pesar de ser escenario de múltiples acciones guerreras, se

113 Florencio Estrada (con guitarra), Frumencio Estrada (con acordeón) y varios amigo en Huazamota, 1920 (circa). Archivo fotográfico de Adolfo Estrada, facilitado por él mismo, recogido por Antonio Avitia, en Huazamota, 1995.

88

repuso de manera más rápida, mientras que las demás regiones del estado

tuvieron que esperar más para el reacomodo y la reinversión de los capitales.

Los principios de la guerra de la conciencia

Los jefes revolucionarios entronizados en el nuevo Estado Mexicano, en su

mayoría, coincidían en una ideología jacobina y una actitud anticlerical, por

considerar a la Iglesia Católica como institución partidaria de lo que se coincidía

en llamar la reacción, refiriéndose a los hacendados y los capitalistas, y también

porque la Iglesia lograba ejercer el evidente dominio de las conciencias de la

mayoría de la población.

Los gobernantes de la Revolución, sin cuestionar de fondo el sistema de

propiedad privada y libre empresa, como base estructural de la sociedad,

intentaban atacar a la Iglesia Católica, en tanto producto superestructural

ideológico partidario de los grupos conservadores, bajo la idea de que el sistema

de ideas divulgado en los púlpitos, era contrario al poder y creencias de los

francmasones, que se presentaban, a su vez, como el grupo mayoritario en el

poder del Estado Mexicano, a su vez antagónico a los grupos de poder

tradicionalistas. De hecho, se renovaba la no acabada lucha decimonónica de

liberales contra conservadores.

Los liberales, desde su punto de vista jacobino, intentaban liberar las conciencias

populares, limitando el poder de los propietarios de las almas.

Así, los gobiernos de la Revolución promulgaban y aplicaban leyes y decretos que

limitaban el poder económico y político de la Iglesia Católica en el estado, como la

Ley de Adjudicación de Bienes del Clero, expedida por Pastor Rouaix, el 29 de

julio de 1914, en la cual los ministros de la Iglesia perdían la capacidad legal para

adquirir, administrar o heredar bienes raíces. El Clero, por su parte, se esmeraba

en las acciones contrarrevolucionarias que, a su vez, radicalizaban su postura de

los gobiernos revolucionarios, sobre todo los carrancistas.

En este contexto, la doctrina del Catolicismo Social iba cobrando importancia con

el Partido Católico Nacional y la creación de sindicatos católicos, cuyas cédulas,

89

en sus argumentos ideológicos, en ningún sentido afectaban los intereses de los

conservadores y más bien los justificaban. Según Laura O’Dogherty:

La Iglesia impulsó el desarrollo de un amplio programa social y la

consolidación organizaciones católicas. A fines de 1919, se constituyó la

Confederación de Asociaciones Católicas de México, CATM, y en octubre

de 1920, el Secretariado Social Mexicano, SSM, como el organismo

coordinador del programa social católico. Este programa social se fundaba

en cuatro organizaciones que resurgen a principios de la década de 1920 y

alcanzan su punto más alto, a mediados de la misma: La Confederación

Nacional Católica del Trabajo, CNCT, que coordinaba en 1925 a 348

agrupaciones con 19,500 socios, La Unión Nacional de Damas Católicas

Mejicanas UNDCM que contaba con 216 centros regionales y locales y con

22,885 socias, la Orden de Caballeros de Colón OCC, con 51 consejos y

5,000 socios y la Asociación Católica de la Juventud Mexicana ACJM, que

tenía 170 grupos y 5,000 socios. 114

En sus inicios, el gobierno del general Álvaro Obregón pidió la colaboración de la

Iglesia para poner en práctica las reformas sociales del nuevo Estado Mexicano;.

Sin embargo, la respuesta del Episcopado fue negativa, al considerar el proyecto

social del régimen como una amenaza para el orden social católico. De hecho, los

poderes de la Iglesia y el Estado eran ya antagónicos y divergentes y sus

proyectos sociales excluyentes entre sí. 115

Antes del inicio de las hostilidades entre la Iglesia y el Estado, el Arzobispado de

Durango contaba con 45 párrocos, un arzobispo, Francisco Mendoza y Herrera, un

obispo, José María González y Valencia, un deán, un arcediano, un lectoral, dos

canónigos y 47 presbíteros. De todos estos clérigos, 43 de ellos estaban en el

114 O’DOGHERTY, LAURA. “Restaurarlo todo en Cristo: Unión de Damas Católicas Mejicanas,

1920-1926”, en: Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, # 14, México, UNAM,

1991, p. 133. 115 Ibid, p.130.

90

territorio arquidiocesano y 55 se asentaban en la capital del estado. En total eran

98 los ministros de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. 116

El párrafo de la discordia. En los primeros años de la tercera década del siglo XX, el movimiento agrarista en

Durango iba conformando su organización y las acciones de los agraristas en

diversos municipios de la Región de los Llanos y la Región Lagunera fueron

condenadas por los ministros de la Iglesia, desde los púlpitos. Según Everardo

Gámiz:

La ofensiva clerical contra el agrarismo fue tomada en cuenta en la Tercera

Convención Agrarista que, el primer día de enero de 1923, se verificó en

Villa Guadalupe Victoria, Durango, y de cuyos debates partió la idea de

gestionar que, de acuerdo con el párrafo séptimo del artículo 130 de la

Constitución General de la República, se limitara en el estado el número de

sacerdotes o ministros de diferentes cultos. 117

El párrafo en cuestión rezaba lo siguiente:

Las legislaturas de los estados únicamente tendrán facultad de determinar,

según las necesidades, el número máximo de ministros de los cultos.

Para Gámiz:

La limitación del número de ministros de los cultos en el estado, constituye,

en el mismo, realmente el preludio del llamado Conflicto Religioso. 118

La propuesta agrarista anticlerical siguió su curso burocrático y tomó forma de

iniciativa de decreto del diputado Urbano Luna y el 17 de mayo de 1923, la

Legislatura Estatal expidió el Decreto # 136 que limitaba a 25 el número máximo

de ministros de cada culto religioso que podían oficiar en el estado, 119 en el

mismo decreto se obligaba a los sacerdotes a ejercer su ministerio, controlados

por el Gobierno Estatal, mediante una patente. 116 GAMIZ FERNANDEZ, EVERARDO. El conflicto…, p. 29 a 31. 117 Ibid, p. 27. 118 Ibid, p. 27.

91

En respuesta al Decreto # 136, el 20 de mayo, monseñor Mendoza y Herrera, a su

vez, expidió una circular a los ministros de su Arquidiócesis, instando a la

desobediencia, prohibiendo que los sacerdotes aceptaran la patente de registro,

suspendiendo el ejercicio del culto hasta la derogación del decreto y recordando la

obligación sacerdotal de prestar auxilios espirituales aún en peligro de muerte. 120

Por su parte, el arzobispo José María González y Valencia, en el mismo momento,

se dirigía al gobernador del estado Jesús Agustín Castro, argumentándole que

durante la Revolución habían fallecido 38 sacerdotes a causa de las epidemias del

tifo, por lo cual había párrocos que debían atender dos parroquias, distantes una

de otra, mermando la calidad de los servicios religiosos. De la misma manera, en

aquellos lugares donde antes de la Revolución había tres sacerdotes, ahora

solamente había uno. Con estos argumentos, González y Valencia quería influir en

las decisiones de Jesús Agustín Castro para que este no aprobase la aplicación

del párrafo de la discordia, 121 dado que la única religión que, en el estado,

rebasaba con mucho la cantidad de ministros que marcaba el decreto, era la

Católica, resultaba más que evidente que la ley se aplicaría exclusivamente a los

sacerdotes obedientes al Vaticano. La reacción de las organizaciones católicas de

la ciudad no se hizo esperar y la Unión de Damas Católicas de Durango junto con

la Orden de los Caballeros de Colón Fray Diego de la Cadena, nombraron una

comisión para que se entrevistase con los miembros del Congreso del Estado,

para discutir la puesta en vigor del decreto de Castro. La cita fue en el Palacio de

Gobierno, el 30 de mayo de 1923, Jueves de Corpus, por cierto.

Mientras los representantes de las organizaciones católicas se entrevistaban con

los miembros del Congreso, una multitud se reunió ante las puertas del Palacio de

Gobierno, aglutinándose en el Jardín Victoria. El Palacio era resguardado por la

policía municipal. Nunca se definió qué grupo disparó primero, pero entre los

policías y la multitud se suscitó una balacera en la que los manifestantes católicos

119 BARQUIN Y RUIZ, ANDRES. José María González y Valencia, arzobispo de Durango, México, Jus, Col. México Heroico #75, 1967, p. 18 120 Ibid, p. 20. 121 Carta del Obispo González y Valencia a Jesús Agustín Castro, 2 de junio de 1923, AGN, Grupo Documental presidentes, sección Obregón/Calles, Vol. 438, Exp. D., FS. 5.

92

llevaron la peor parte. Al levantarse el campo, siete de los muertos fueron

manifestantes y tres resultaron ser policías, mientras que los heridos nunca fueron

cuantificados.

Los sucesos del llamado Jueves Rojo hicieron que las pláticas entre los católicos y

los congresistas se suspendieran y que el decreto de Castro no se pusiera en

vigor.

Ante los sucesos del Jueves Rojo, el presidente de la República, general Álvaro

Obregón declaró que:

Reducir el número de éstos (los sacerdotes) es aliviar la carga que pesa

sobre el pueblo y es, al mismo tiempo, crear una situación más desahogada

para los ministros del culto, ya que disminuyendo su número, mejor podrán

vivir. Además el asunto es de carácter local y las autoridades federales no

pueden intervenir. 122

Con sus declaraciones, Obregón daba el espaldarazo a Castro, aunque se

advertía que, por la oposición, los decretos y leyes anticlericales tendrían que

esperar a que los conservadores se debilitaran aún más.

En el contexto nacional, la aplicación de decretos similares al de Castro, en

diferentes estados, hizo que las organizaciones católicas se integraran en la

LNDLR, Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, con el objeto de mejorar

su acción de oposición a la aplicación de las leyes anticlericales.

El cambio educativo Durante todo el periodo colonial y hasta principios del siglo XX, la mayor parte de

la educación en México fue impartida por la Iglesia, tanto en las misiones

permanentes y de visita, como en los presidios, o bien en las escuelas y

seminarios de las ciudades, así como en los conventos y templos. De esta

manera, la Iglesia logró que la visión del mundo criollo y mestizo mexicano girara

alrededor del templo y que incluso, la calendarización de toda la vida cotidiana

122 ALFONSO TARACENA. La Verdadera Revolución Mexicana, Novena Etapa, 1923-1924, México, De. Jus. Colección México Heroico # 7, p. 62, p. 53.

93

estuviese sujeta a la programación que la Iglesia ordenara, tanto en las

festividades como en el duelo, logrando gran parte de la legitimación de su poder,

por medio de las ceremonias rituales que aún hoy se siguen realizando. El teatro ritual, con sus series de pastorelas, en Navidad, y pasiones en Semana

Santa, la propagación del cancionero religioso, con su buena carga de villancicos

y alabados, así como letanías y responsos, rosarios, misas, te deum, novenarios,

sacramentos, bautizos, comuniones, extremaunciones, matrimonios, trisagios, vía

crucis, peregrinaciones, imprecaciones, retablos, exvotos, misterios, pompas

fúnebres, sepelios, aguas benditas, exorcismos, santos, mártires, vírgenes y

viudas, con sus mandas y milagros, eran sólo algunos de los múltiples medios por

los que la Iglesia se valía para la propagación catequística de los dogmas de la fe

cristiana. La propuesta educativa clerical, obedeciendo al dogma, negaba de

antemano todo aquello que se acercara a la visión científica. Aún cuando, desde

el periodo histórico de la Ilustración, la frontera del conocimiento racional se había

abierto y rivalizaba, apoyada en los liberales, contra el pensamiento, y las formas

educativas míticas y tradicionalistas de la Iglesia.

La limitación violenta del mundo subjetivo que había creado el poder de la Iglesia,

por medio de decretos y leyes del poder del Estado atentaba directamente contra

una visión del mundo subjetivo, que había tardado varios siglos para lograr su

establecimiento en las conciencias, mentes y corazones de la población. Así, la

reacción de protesta popular, en contra de los decretos y leyes anticlericales fue

inmediata, en el ámbito nacional, sobre todo en el centro del país.

Ya en el siglo XIX, en el estado de Durango, se habían hecho algunos intentos

educativos fuera del ámbito eclesiástico y fue durante el gobierno revolucionario

del general Domingo Arrieta, en 1917, cuando se creó la legislación de educación

pública del estado, siguiendo los lineamientos del Artículo Tercero de la

Constitución General, dándole las mismas características de laicismo,

obligatoriedad y gratitud.

En 1926, al aplicarse de hecho el Artículo Tercero Constitucional, que obligaba a

que la impartición de la educación debería ser laica y a los colegios, a no ostentar

nombres de personajes religiosos, muchas de las escuelas católicas se negaron a

94

obedecer esta ley y, como consecuencia, el Estado optó por su clausura,

aplicando la ley de manera estricta. Así, en Durango, el 7 de junio de 1926, fueron

cerradas seis escuelas religiosas y el Gobierno del Estado se preparó para

contrarrestar la reacción de la Iglesia y de los católicos conservadores. A la sazón,

Everardo Gámiz fue comisionado para inspeccionar la currícula, las labores

docentes y la validez académica del Seminario Conciliar de Durango y según su

propio testimonio: en el Seminario Conciliar de Durango había graves

contradicciones. En la matrícula se encontraban inscritos seminaristas de diez

años de edad, en el ciclo escolar de preparatoria, y la planta docente estaba

integrada sólo por presbíteros que impartían la materias de la primaria elemental,

primaria superior, preparatoria y profesional, por lo que, con base en las

anomalías académicas observadas por Gámiz, el Gobierno del general Jesús

Agustín Castro decidió clausurar el mencionado centro de estudios. 123 Las

acciones contra el Clero durangueño se extendieron y el periódico católico La

verdad fue suspendido y su imprenta secuestrada. Desde ese momento la

impartición de sacramentos se transformó en una práctica clandestina. Ante la

evidente represión, en la ciudad de Durango, en aparente actitud de repliegue y

conciliación, las militantes de la Unión de Damas Católicas de Durango, después

de entrevistarse con el jefe de la guarnición de la plaza, firmaron unas

declaraciones en las que se obligaban a: no hacer resistencia activa ni provocar

motines contra el gobierno constituido. 124

Sin embargo, la situación se iba haciendo cada vez más tensa y los miembros de

los grupos católicos del país comenzaron a ejercer una mayor oposición contra los

decretos antirreligiosos. Esta presión, a su vez, generó la represión del gobierno,

del Grupo Sonora y del presidente Plutarco Elías Calles quien trataba desde el

autoritarismo, hacer emerger el Estado Mexicano moderno.

Los dirigentes del Estado, confiados, tal vez no imaginaban el movimiento que se

gestaba y que iba a ser muy difícil de controlar, precisamente porque involucró a

123 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto…, p. 49. 124 TARACENA, ALFONSO. La verdadera Revolución Mexicana. Undécima etapa, México, Ed. Jus, Colección México Heroico # 9, 1963, p. 136.

95

grupos cuyas diferentes relaciones se encontraban en el ámbito de lo personal,

reforzándose ante el embate estatal a la libertad de conciencia.

96

97

II Los protagonistas de la Primera Rebelión Cristera en Durango Los actores protagónicos de la Primera Rebelión Cristera en Durango pueden ser

integrados en tres grupos, con diversidad de intereses y de móviles en sus

acciones. En el primer grupo se incluye a la Iglesia y a los conservadores, en el

segundo, al Estado Mexicano y sus aliados y el tercero, se integra con los

cristeros mestizos e indígenas.

En el grupo de la Iglesia y los conservadores participaron los miembros de las

asociaciones religiosas como la ACJM, la LNDLR, las Bi-Bi y las archicofradías del

Clero. En su lucha, los tradicionalistas pugnaban por los privilegios de la Iglesia, la

conformación de un Estado Católico y por la emergencia del grupo conservador en

el poder, para lo cual no dudaron en establecer alianzas y dar patrocinio limitado a

los grupos rebeldes cristeros.

En torno al Estado Mexicano se agrupaban los miembros del grupo liberal, la

burocracia, las logias masónicas, el Ejército Federal, y los grupos agraristas,

aliados naturales del Estado, en el inicio del desmantelamiento y repartición de los

latifundios. A los agraristas se unirían grupos indígenas tepehuanes, coras y

huicholes y, en su ámbito local, los huazamotecos gobiernistas. Los intereses del

gobierno y sus aliados, eran sobre todo de control político y de neutralización de

los grupos conservadores antagónicos, de cambio de conciencia e ideología en la

población, de apertura dinámica de la economía anquilosada por las prácticas de

atesoramiento, de usura y especulación de los conservadores y, en el caso del

terreno serrano, de la explotación transnacional de los recursos mineros y

madereros, sin los límites que implicaba la presencia de la población mestiza e

indígena de la zona, contraria a la implantación de los aserraderos y a la tala de

los bosques.

El tercer grupo protagónico de la Primera Cristiada fue el de los cristeros

propiamente dichos. Mestizos e indígenas de las comunidades del sur del estado,

98

dirigidos por sus jefes naturales como Trinidad Mora, Dámaso Barraza, Florencio

Estrada, Federico Vázquez y Chano Gurrola, sin vínculos ideológicos ni

económicos con la Iglesia o con el Estado, los cristeros hacen una guerra de

resistencia, por la sobrevivencia de sus formas de vida y cultura, en el ámbito

serrano, ante el embate de los capitales privados sobre los pinos y los metales de

la sierra y establecen alianzas bien limitadas con los conservadores y la Iglesia.

La derecha en acción La ciudad (La guerrilla urbana) El 14 de junio de 1926, el Gobierno Mexicano promulgó la Ley que Reforma el

Código Penal para el Distrito Federal y Territorios Federales Sobre Delitos del

Fueron Común y para toda la República sobre delitos contra la Federación en

materia de Culto Religioso y Disciplina Externa. Esta ley fue más comúnmente

conocida como Ley Calles, ya que su principal promotor fue el presidente Plutarco

Elías Calles.

La finalidad de la Ley Calles era sobre todo, limitar el culto externo y la educación

religiosa, así como el número de sacerdotes y su categoría como representantes

del Vaticano. Ante la nueva legislación, la jerarquía eclesiástica reaccionó y

conminó a sus adeptos a la protesta en contra del Estado Mexicano.

La protesta en las ciudades se dejó sentir con la organización de un boicoteo125 al

comercio y con la movilización de las diferentes organizaciones religiosas, algunas

organizaciones religiosas realizaron su movilización en forma pacífica y otras

optaron por la violencia, presentándose divisiones al seno de las mismas, al

cuestionarse las formas de movilización y las designaciones jerárquicas.

ACJM. Asociación Católica de la Juventud Mexicana

125 El Boicoteo se inició el 12 de agosto de 1926 y afectó principalmente a los estados de: Colima, Guanajuato, Nuevo León, Jalisco, Durango, Zacatecas, Aguascalientes, Puebla y el Distrito Federal y otros en menor grado.

99

Fundada el 13 de diciembre de 1917, la ACJM estaba integrada en su mayoría por

jóvenes citadinos y empleados católicos de la clase media y por miembros de

sindicatos de obreros. La movilización de los miembros de la ACJM, en contra la Ley Calles y de la

persecución religiosa, se realizó fundamentalmente de dos maneras: La primera

fue de resistencia pasiva y de desobediencia civil, sin arriesgar los intereses ni la

vida en la protesta, mientras que la segunda fue en abierta oposición directa e

incluso con la participación activa en la Guerra Cristera. No fueron pocos los

miembros de la ACJM que sucumbieron, en su resistencia, durante la persecución

religiosa, los primeros mártires de la ACJM fueron los que cayeron junto con el

padre Luis G. Batis, de la Arquidiócesis de Durango, en Chalchihuites, Zacatecas 126 el 15 de agosto de 1926, David Roldán Lara, miembro de la ACJM y

vicepresidente de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa de

Chalchihuites, Manuel Morales, secretario del Círculo de Obreros Católicos León

XIII 127 y miembro de la ACJM Y Salvador Lara Puente, presidente de la ACJM de

Chalchihuites. Denunciados como instigadores de un complot para levantar a los

católicos contra el gobierno, por la promulgación de la Ley Calles, fueron

aprehendidos y ejecutados en un punto llamado Puerto de Santa Teresa, por

miembros del Sexto Batallón, bajo las órdenes del teniente Blas Maldonado. El

martirio de los acejotaemeros y del padre Batis los elevó a los altares el 22 de

noviembre de 1992, cuando el papa Juan Pablo II los declaró beatos. El 21 de

mayo del año 2000, el mismo papa santificó a los mártires de Chalchihuites y al

padre Correa. 128

126 La división administrativa de la Iglesia Católica no corresponde a la división política del Estado Mexicano; así Chalchihuites, Zacatecas pertenece a la Arquidiócesis de Durango y Huejuquilla, Jalisco a la Diócesis de Zacatecas. 127 León XIII, papa progresista que, en 1891, publicó su Encíclica Rerum Novarum, sobre las relaciones obrero patronales. 128 Beato: Personaje propuesto como modelo de santidad al que se le da un culto restringido a sólo algunos lugares.

100

101

Los mártires de Chalchihuites 129

129 Mártires de Chalchihuites: Luis Batis, Manuel Morales, Salvador Lara y David Roldán. Iconografía conmemorativa a su beatificación, Episcopado Mexicano, México, 1992.

102

Portada de historieta conmemorativa a la canonización de lo santos durangueños, en mayo del año 2000130

130 Los santos durangueños (historieta), México, Arquidiócesis de Durango, 2000.

103

Con respecto a los criterios que la Iglesia considera para la iniciación de los

procesos de beatificación y canonización de personas relacionadas con la

Cristiada, en septiembre de 2005, el cardenal de Guadalajara Juan Sandoval

Íñiguez explicó:

Quiero dejar muy claro que no estamos promoviendo cristeros, porque

éstos son los que tomaron las armas, los que defendieron la libertad

religiosa; ellos no son candidatos a beatificación o canonización.

Se trata de mártires de la persecución religiosa. Personas que sin deberla ni

temerla, derramaron su sangre por Cristo, por el hecho de ser sacerdotes o

hacer pública profesión de su religión católica.

Ser cristero no es el ejemplo luminoso de vida cristiana, porque Cristo fue

ejemplo máximo de mansedumbre, y se dejó crucificar pudiendo haberlo

evitado.

Ante el acoso de los enemigos de la fe, el cristiano sólo puede seguir dos

opciones: soportar pacíficamente a ejemplo de Cristo, o resistir, reclamar y

exigir su derecho por la fuerza: el de la libertad religiosa. Si lo hace es

humanamente correcto, socialmente encomiable, pero no es el ejemplo

luminoso de paciencia cristiana. 131

El sacrificio de los miembros de la ACJM de Chalchihuites decidió a otros

acejotaemeros a formar parte de las filas rebeldes de cristeros en la Sierra Madre

Occidental.

131 SÁNCHEZ, JULIÁN. “Confirma el Vaticano la beatificación de 13 mártires mexicanos en Guadalajara”, en: El Universal, Primera Sección, México, Domingo 11 de septiembre de 2005, p. A22.

104

Logotipo de la ACJM 132

LNDLR. Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa Conformada por la élite de la facción conservadora mexicana, la Liga Nacional

Defensora de la Libertad Religiosa, fundada en 1925, tomó desde sus inicios la

dirección de la protesta de los católicos contra el Estado Mexicano y a fines de

1926, pretendió llevar la dirección de la lucha armada. Aunque, en Durango, de

hecho, su jerarquía se limitó a las organizaciones religiosas y su influencia fue

poca en las filas del Ejército Libertador Cristero.

Un buen escritor durangueño de derecha, Rafael Ceniceros y Villarreal, radicado

en Zacatecas donde fue gobernador interino en dos ocasiones, entre 1910 y 1911

y en 1913, por el Partido Católico Nacional, fungió como el presidente de la

LNDLR. En las novelas de Ceniceros: La Siega y El Hombre Nuevo, se observa

132 Logotipo de la Acción Católica de la Juventud Mexicana ACJM, RIUS FACIUS, ANTONIO. Méjico Cristero, ed. Patria, México, 1966, s/p.

105

una gran animadversión a la gente pobre y a los indígenas del país a los que él,

en su narrativa, denominó la plebe. John S. Brushwood nos aclara que:

La agonía de la incertidumbre se advierte ampliamente en la novelística.

Algunos escritores –López Portillo, Ceniceros y Villarreal, Cayetano

Rodríguez- se aferraron a la esperanza del perfeccionismo individual del

hombre. Como este perfeccionamiento estaba ligado al cristianismo, lo que

les interesaba en verdad era la moral. Y la moral por la que abogaban está

más ligada al tradicionalismo que a la fe cristiana. El elemento costumbrista

de sus novelas es algo más que un cuadro de costumbres, es la base de la

moralidad. Muestran como actuaban las personas que sabían distinguir el

bien y el mal y proponen que dichas costumbres tradicionales sean la

norma de conducta. Quien es el ejemplo de buena conducta puede ser

también exponente de la fe cristiana; pero la pretensión de que cristianismo

y moral son equivalentes no es sino otro ejemplo más de la artificiosa

realidad del periodo. 133

En la defensa del mundo que había creado en su literatura y las costumbres de

sus cuentos y novelas, Ceniceros y Villarreal trabajó por la organización de la

llamada gente decente en la ACJM y el Partido Católico Nacional. La militancia

política absorbió su tiempo de escritor y en 1926, a los 71 años de edad,

Ceniceros y Villarreal, pretendió dirigir a la plebe, indecente pero católica,

asumiendo de manera nominal la jefatura de la Primera Rebelión Cristera. Sobre

Ceniceros, Meyer nos dice lo siguiente:

Rafael Ceniceros y Villarreal, jurisconsulto, poeta, docto, gobernador

católico de Zacatecas, había militado en el Partido Católico Nacional y

después en el Partido Republicano, había apoyado la candidatura de Ángel

Flores contra la de Calles. Integro, bueno, ingenuo, hombre de fe y de

acción, estuvo en prisión 14 veces entre 1914 y 1926, lo que permitía decir -

En milicia o combate la vida del hombre en la tierra-. Católico, estaba

convencido de que la Iglesia salva las almas, civiliza la sociedad, inspira la

133 ).- BRUSHWOOD, JOHN S. México en su novela, México, Fondo de Cultura Económica, colección Breviarios # 230, 1987, pp. 286 a 287.

106

política, humaniza la economía y forja la patria. Nacionalista ardiente,

hispanófilo, -amaba a México con delirio-, veía en la decadencia nacional un

misterio de iniquidad perpetrado por los Estados Unidos, -Porque el

sepulcro blanqueado de los vituperados por Jesucristo, por eso se llama

Casa Blanca la residencia del poder supremo de nuestros vecinos, decía.

Luchador indestructible, no perdió jamás la esperanza de vencer y en medio

de las peores desilusiones, repetía: -La Virgen de Guadalupe no ha venido

a fracasar a México. 134

Rafael Ceniceros y Villarreal, presidente de la LNDLR 135

134 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I (…), pp. 57 a 58. 135 Rafael Ceniceros y Villarreal, presidente de la LNDLR, Fondo Aurelio Acevedo Robles, Centro de Estudios Sobre la Universidad, Archivo Histórico de la Universidad Nacional Autónoma de México (ARA, CESU, AH, UNAM) sección fotográfica.

107

Durante todo el tiempo que duró la Primera Rebelión Cristera en el país, el

anciano Rafael Ceniceros y Villarreal, no dejó de dirigir y firmar las acciones de la

LNDLR. Aunque intentó, él y sus cuadros dirigentes, conseguir el apoyo

estadounidense, la LNDLR nunca lo logró. El liderazgo de la Liga tenía por seguro

que dominaba todas las acciones guerreras de todos lo levantamientos regionales,

cosa por demás fuera de la realidad, es decir confundían la ideología

conservadora con la Rebelión Cristera campesina, misma que incluía entre sus

cuadros a personas que jamás habían tenido contacto con la Iglesia.

Logotipo de la LNDRL 136

136 Logotipo de la LNDLR. VÁZQUEZ VALLE, IRENE Y JOSÉ DE SANTIAGO SILVA. Corridos de la Rebelión Cristera, Disco INAH # 20, M 0-07080, México, 1983, texto adicional.

108

Después de los arreglos de 1929, entre el Estado Mexicano y la Iglesia Católica,

Ceniceros y Villarreal se dedicó a escribir la historia de la LNDLR, misma que dejó

inconclusa.

En la aventura de la Primera Cristiada, Ceniceros acabó con su fortuna y a los 78

años, el 27 de diciembre de 1933 murió con una supuesta alcurnia (inventada

como todas las alcurnias) que sus posibilidades económicas ya no podían

sostener y casi a la altura de los ingresos de la plebe que él despreció en su

literatura.

En la ciudad de Durango, el señor Florentino Díaz fue el principal dirigente

regional de la Liga, también participaron como miembros activos el Sr. Ángel

Santurtu, quien tuvo el papel de tesorero de la Liga, aunque su papel fue muy

corto ya que, casi al comienzo de la rebelión y después de haber hecho contacto

con los cristeros, fue hecho prisionero.

Los cristeros de Durango estuvieron en contacto constante con los miembros de la

sección regional de la LNDLR e incluso el Dr. (?) Villa militante de la Liga fue el

médico de los cristeros en campaña, a partir de 1927.

Según Jean Meyer La Liga reconoció no haber tenido contacto con Durango en

20 meses. 137 Esta afirmación se refiere a la dirección nacional de la LNDLR.

La Liga tuvo en el estado, entre 1925 y 1927, jefaturas locales y delegacionales

regionales en: Durango, Cuencamé, Ciudad Lerdo, Nombre de Dios, Mezquital,

Santiago Papasquiaro, Tepehuanes, Tlahualilo, Nazas, Peñón Blanco, Canatlán,

Muleros (hoy Vicente Guerrero), Otáez, San Andrés de la Sierra y Tejamen. 138

El primer contacto de los cristeros con la Liga fue, en octubre de 1926. Los

cristeros Francisco y Agapito Campos fueron a Durango a ver a unos familiares y

por medio de algunas pesquisas, una miembro de la Liga llamada Leonor (?),

localizó a los hermanos cristeros Campos. Una vez hecho el contacto, Leonor

relacionó a los Campos con don Juan Andrade, el entonces jefe de la Liga.

Andrade, después de entrevistarse con los cristeros, les facilitó algo de dinero y la

bandera cristera, que fue confeccionada por las militantes de la Sociedad de

Empleadas Católicas de Durango. Aún con las desavenencias, durante todo el 137 ALICIA OLIVERA SEDANO. Aspectos del Conflicto Religioso de 1926 a 1929, (…) pp. Mapa I.

109

tiempo que duró la Primera Rebelión Cristera en el estado de Durango, la

jerarquía máxima de las diferentes organizaciones religiosas recayó sobre la

LNDLR.

Como organización laica y eminentemente citadina, fundada el 9 de marzo de

1925, la mayoría de los cerca de 200,000 miembros y dirigentes de la LNDRL,

fueron gente de la clase media y algunos integrantes de la Orden de los

Caballeros de Colón 139 y del Partido Nacional Republicano, PNR, cuyas

principales acciones se redujeron a la protesta escrita y a la difusión de consignas

y manifiestos. En un principio los miembros de la Liga, que llegó a tener

ramificaciones en todos los estados de la República, intentaron defender la religión

por los medios constitucionales. Sin embargo, para los inicios de 1927, fue la

LNDRL, bajo la dirección del licenciado Rafael Ceniceros y Villarreal y de René

Capistrán Garza, la organización que declaró oficialmente la guerra contra el

gobierno de Plutarco Elías Calles y, de manera fallida, intentó ejercer el liderazgo

político y militar de la rebelión en el campo y en todo el país. Al respecto Jean

Meyer escribe:

La consigna había sido lanzada por la Liga, que demostró de esta manera

su falta de preparación militar, pues en aquella hacía un llamamiento a la

insurrección, sorprendiendo a los jefes de la resistencia cívica y no violenta.

En realidad, las consecuencias eran previsibles: la masacre del pueblo.

Aparte de algunas excepciones, los insurrectos no recibieron nada de la

Liga, ni armas, ni dinero, ni organizaciones. 140

Las Brigadas Femeninas Santa Juana de Arco, Bi-Bi, o Brigada Invisible -Brigada Invencible. El 21 de junio de 1927, en la ciudad de Zapopan, Jalisco, se conformó el primer

grupo de las Brigadas Femeninas Santa Juana de Arco, o Bi–Bi, Brigada Invisible -

138 O’DOGHERTY, LAURA. Op. Cit., p. 134. 139 SILVA DE LA ROSA, ANA PATRICIA. Op. Cit., pp. 100 a 106. 140 MEYER, JEAN. La Revolución Mejicana, Barcelona, DOPESA, Colección Imágenes Históricas de Hoy #2, 1973, p. 147.

110

Brigada Invencible, con 17 jóvenes integrantes de la Unión de Empleadas

Católicas de Guadalajara, organizadas por María Goyaz, quien operó bajo el

pseudónimo de Celia Gómez. De manera sorprendente, la organización femenina,

silente y clandestina fue multiplicando sus células, y pronto llegaron a ser 17,000

las brigadistas que operaron en las diversas regiones del país en guerra.

Con múltiples problemas de equidad y género, una buena parte de las cuarenta

mil militantes juramentadas de las Bi-Bi, también provenían de las archicofradías y

asociaciones religiosas femeninas de culto como: la Vela Perpetua, Hijas de

María, Esclavas de María y La Adoración Nocturna, entre otras, de manera que las

militantes de las Bi-Bi, no provenían de una clase social en específico.

En los estatutos de las Bi-Bi, se las describe como una sociedad,

exclusivamente femenina, cívica, libre, autónoma y racionalmente

secreta. Empero, organizadas en grupos pequeños sin aparente conexión

entre sí, cada grupo de mujeres estaba bajo la dirección de un hombre

quien tenía una posición consultiva y todas las brigadistas reconocían dos

superiores –el obispo, cuya autoridad era absoluta, y su director varón, cuyo

consejo podía ser desechado. De acuerdo con esto, los hombres –clérigos

y laicos- eran las máximas autoridades de esta organización

exclusivamente femenina. 141

Hasta donde se ha podido indagar, las Bi-Bi han sido la asociación clandestina

femenina más complicada y eficiente que haya existido en la historia nacional. Su

función principal consistió en avituallar de armas, víveres, municiones, ropa y

medicinas, hasta donde les fue posible, a los combatientes cristeros del país,

también tenían a su cargo la obtención de información estratégica para los

soldados de Cristo, acerca de los movimientos que realizaban las tropas federales

regulares y auxiliares, esta información era obtenida casi siempre, de entre los

cuadros militares, por medio de relaciones de noviazgo, amasiato o por el chisme,

todo ello aprovechando a su favor los arraigados prejuicios de género que

establecen, en las mentalidades machistas, la mitología de la imagen generalizada

141 VACA, AGUSTÍN. Los silencios de la historia. Las cristeras, México, El Colegio de Jalisco, 1998, p. 242.

111

de la mujer con supuestas características de: sumisa, indecisa, débil, torpe,

sentimental y poco inteligente.

Natividad González González La Generala 142

El reclutamiento de las militantes de las Bi-Bi se hacía principalmente entre

mujeres jóvenes solteras o solteronas, ancianas y viudas, que de preferencia no

tuviesen hijos, para evitar que el enemigo los usara, contra las brigadistas, como

objeto de chantajes y presiones. 143

Mientras que los soldados de Cristo se dedicaban de tiempo completo al combate

de las fuerzas del gobierno, las militantes de las Bi-Bi se vieron en una azarosa y

142 Natividad González González. “La Generala”, BI-BI de Huejuquilla, El Alto, Jalisco, ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica. 143 MEYER, JEAN. “La Cristiada I y II”, en: Nuestros maestros # 8, video VHS. Realizador: César Parra Romero. México, SEP / Subsecretaría de Educación Básica y Normal/ Dirección General de Materiales Educativos / Dirección General de Televisión Educativa, 1999.

112

comprometida situación, al tener que arriesgarse a llevar la doble vida de: hijas,

hermanas, madres o esposas, al tiempo que militantes, y efectuaban las

encomiendas de sus comisiones como brigadistas en el mayor de los peligros,

solas y desprotegidas.

A pesar de la gravedad del conflicto, las brigadistas hacían todo lo posible

por continuar con la realización de sus tareas principales repartidas en

distintas comisiones: la de finanzas, que se encargaba de la recaudación de

fondos monetarios para el sostenimiento de la guerra; comunicaciones, a

cuya cuenta corría la entrega de mensajes y correspondencia por todos los

campamentos; en la guerra estaban todas aquellas que conseguían y

distribuían las armas, municiones y provisiones a los remontados; las de

inteligencia realizaban labores de espionaje e información, y en la comisión

de beneficencia se agrupaban las que atendían a los heridos y procuraban

cierta ayuda a las esposas, hijos y viudas de los alzados. 144

El juramento de iniciación de las militantes de las Bi-Bi representaba un gran cargo

de conciencia y rezaba lo siguiente:

Ante Dios Padre, Hijo, Espíritu Santo, ante la Santísima Virgen de

Guadalupe y ante la faz de mi Patria, yo ____, juro que aunque me

martiricen o me maten o me prometan todos los reinos del mundo, guardaré

todo el tiempo necesario secreto absoluto sobre la existencia y actividades,

sobre los nombres de personas, domicilios, signos... que se refieran a sus

miembros. Con la Gracia de Dios, primero moriré que convertirme en

delatora. 145

El voto de silencio juramentado por las brigadistas, obligaba a las militantes a

obedecer ciegamente a sus superiores, aun cuando no los conociesen, al tiempo

que debían realizar sus actividades clandestinas sin ninguna remuneración hasta

el triunfo de su causa. Estas características colocaban a las Bi-Bi entre las

144 Ibíd., 248. 145 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo 3, Op. Cit. p. 126.

113

sociedades secretas condenadas por el Vaticano, razón por la cual el voto de

silencio dejó de ser obligación de las militantes a partir de diciembre de 1928.

La mayoría de los envíos de armas que transportaban las militantes de las Bi-Bi,

tenían su origen en la Fábrica Nacional de Armas y llegaban a manos de los

cristeros, por la corrupción de algunos oficiales del Ejército.

En un momento dado, los oficiales corruptos, manteniendo intacta su supuesta

lealtad al Supremo Gobierno, iniciaron la delación de sus contactos rebeldes, por

lo que las militantes de las Bi-Bi comenzaron a ser localizadas y enviadas a la

Colonia Penal de las Islas Marías. En opinión de Agustín Vaca:

Pese al arraigado tradicionalismo, las prácticas concretas de las mujeres

que se convirtieron en cristeras permiten descalificar los lugares comunes

que hacían de las mujeres en general seres dominados por la naturaleza y

los sentimientos, incapaces de interesarse genuinamente por asuntos que

fueran más allá del mundo de lo doméstico, prejuicios que hasta el presente

conservan cierta vigencia. (…)

La Cristiada, pues, ofreció a las mujeres la posibilidad de romper con la

monotonía y los días sin futuro de la vida cotidiana a que estaban

condenadas, al mismo tiempo que encontraron la forma de convertirse en

sujetos históricos completos. A pesar de que una vez terminada la Cristiada

todo volvió a los antiguos cauces, las mujeres demostraron, como género,

sus capacidades efectivas, y es seguro que este movimiento contribuyó a

hacerlas conscientes de que su destino no está predestinado por ninguna

ley natural. 146

Hasta donde se sabe las Bi-Bi de Durango estaban organizadas en relación

jerárquica con las de Guadalajara, Jalisco y ninguna de las miembros de las Bi-Bi

nacional fue aprehendida hasta marzo de 1929, fecha en que se descubrió a una

mujer cargando cartuchos en un chaleco bajo la blusa; este sistema de transporte

de cartuchos siempre fue muy eficiente, ya que los cartuchos viajaban desde la

Fábrica Nacional de Armas y Municiones hasta los campos de batalla cristeros,

114

por medio de una extensa red de mujeres que los transportaban debajo de sus

blusas o en sus canastos sin despertar la menor sospecha de las fuerzas

federales. En testimonio, a más de sesenta años de su militancia, doña María

Teresa Sánchez Nájera confesó que:

Íbamos de día de campo y cargábamos los cartuchos en las canastas, y al

llegar a Cinco de Mayo o a la Ferrería, ahí se los entregábamos. Yo estaba

muy chiquita pero me acuerdo muy bien. 147

En la ciudad de Durango, lo más probable es que la dirigencia de la Brigada

estuviera a cargo de la señorita Ángela Araiza y debido a sus actividades con la

LNDLR, la ACJM y las Bi-Bi, fue enviada a la Colonia Penal de las Islas Marías, se

desconoce en cuál de las diversas cuerdas de Bi-Bi fue remitida Araiza.

También se sabe que, al igual que las de Guadalajara, algunas militantes del

sindicato Sociedad de Empleadas Católicas de Durango realizaron trabajos dentro

de las Bi-Bi.

Las Bi-Bi de la ciudad de Durango aprovisionaban, hasta donde podían, a los

cristeros de Santiago Bayacora, Mezquital, Yonora y Temoaya. En el caso de los

cristeros de Huazamota, su principal contacto urbano fue con Huejuquilla el Alto,

Jalisco, en donde María Natividad González González, alias la Generala, quien, a

fuerza de avituallar a los cristeros de la zona del jefe Pedro Quintanar, así como

de organizar a las Bi-Bi, llevando una doble vida, se transformó en el personaje

principal de la novela Pensativa, de Jesús Goytortúa.

Dada la eficiencia de las Bi-Bi, los combatientes cristeros no vacilaban en declarar,

en sus comunicados ante la LNDLR, que funcionarían mejor ellas que los jefes

locales de la Liga, en el manejo del subcomité regional de Durango:

Como algunas de las personas que integraban la Jefatura Local han

renunciado a sus cargos, he querido que cuanto antes se reorganice dicha

jefatura y he nombrado Jefe Local a la señorita Dolores Mojarro. Ustedes

146 VACA, AGUSTÍN. Los silencios de la historia. Op. Cit., p. 282. 147 MA. TERESA SANCHEZ NAJERA/ Antonio Avitia, Durango, 1987.

115

me dicen si les mandan sus nombramientos o me hacen favor de darme la

fórmula para dárselos yo aquí. 148

Archicofradías En el ámbito urbano, las archicofradías y asociaciones religiosas de culto tuvieron

participación tanto activa como de resistencia pasiva. Aparentemente, la más

importante fue la Orden de Caballeros de Colón Fray Diego de la Cadena, fundada

en 1922 y la Asociación de Damas Católicas Mejicanas de Durango.

En 1926 la Orden de los Caballeros de Colón Fray Diego de la Cadena apoyó el

boicoteo nacional al comercio, convocado por la Liga Nacional Defensora de la

Libertad Religiosa, uno de los miembros de la archicofradía de los Caballeros de

Colón, Antonio Araiza, que fungía como presidente de la Cámara de Comercio

pretendió que esta Cámara apoyara la lucha y se prestara ayuda a los cristeros,

pero el jefe de la guarnición, general de brigada Manuel Madrigal hizo que el

Gobierno del Estado desconociera a la Cámara de Comercio por su apoyo al

boycott. Antonio Araiza tuvo que renunciar y fue sustituido por don Luis Muguiro

Leyva y este pudo reanudar las relaciones con el Gobierno. 149 Durante el tiempo

que duró el cierre de templos, la suspensión de cultos y la expulsión de sacerdotes

de la ciudad de Durango, 1927 a 1929, los centros rituales quedaron bajo la

custodia de las archicofradías que correspondían a cada templo, es de notar que

las archicofradías estaban organizadas de acuerdo al poder económico de sus

integrantes, siendo la más fuerte la de los Caballeros de Colón, si no en cantidad

de miembros, sí en el poder económico de los mismos y por lo tanto les

correspondió la custodia del templo más grande y suntuoso, la Catedral.

Por su parte, el centro regional de la Asociación de Damas Católicas Mejicanas de

Durango, fundada en 1922, contaba con tres centros regionales, en Ciudad Lerdo,

Gómez Palacio y Canatlán y mantenía una escuela, así como el Sindicato de

Nuestra Señora de Lourdes. 150

148 Carta del coronel José de la Rosa al Comité Especial, Archivo Aurelio Robles Acevedo # 13-56, 6727, CESU, UNAM. 149 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto (…) p. 15 150 ) O’DOGHERTY, LAURA. Op. Cit., p. 137.

116

Templo Archicofradías en Custodia

Santa Ana La Vela Perpetúa, Hijas de María,

Esclavas de María y el Círculo de

Retiros Benedicto XV.

Catedral Caballeros de Colón Fray Diego de

la Cadena.

San Agustín Hermandad de Nuestro Padre Jesús

Nazareno.

San Miguel Congregación del Santo Niño de Praga.

Sagrado Corazón La Adoración Nocturna.

En los poblados del interior del estado, la custodia se sujetó, de la misma manera,

a las archicofradías o comisiones civiles de cada lugar.

Los púlpitos recalcitrantes Como grupo de poder que durante la Colonia fue paralelo y después opuesto al

Estado, la Iglesia Católica, como hemos visto, se había desarrollado con base en

negocios financieros, hipotecarios y de bienes raíces. La organización de la Iglesia

en el mundo se había diseñado por regiones pastorales y la división territorial de la

institución obedecía al fraccionamiento en arquidiócesis, es decir: las sedes de los

arzobispados, las diócesis, o sedes de los obispados y las entidades misionales

divididas a su vez, en vicariatos apostólicos y prelaturas. Las parroquias son la

entidad más pequeña del gobierno eclesiástico. Es de señalar que el mapa

eclesiástico de división en arquidiócesis, diócesis, entidades misionales y

parroquias no corresponde y contrasta con la división política del Estado

117

Mexicano, en estados y municipios.151 Los votos del Clero regular, con sus

órdenes monásticas, y la acción del Clero secular se organiza en los institutos

religiosos masculinos y femeninos, y en los organismos seglares, mediante un

rígido calendario litúrgico. Como se ha señalado, desde el siglo XIX, la Iglesia y sus aliados del grupo

conservador van perdiendo el terreno de su poder económico y político, ante el

grupo liberal y, en la defensa de sus intereses, la acción de la Iglesia tomó

diversos conductos que respondieron a la respectiva jerarquía de los ministros, ya

como Clero Alto o como Clero Bajo.

El Clero Alto. El 8 de febrero de 1924, José María González y Valencia recibía de Su Santidad

el Papa Pío XI, el nombramiento que lo designaba como cuarto Arzobispo de

Durango y dos meses después, González y Valencia tomaba posesión de su

cargo en la sede arquidiocesana del Guadiana. De inmediato, en nuevo arzobispo

se dispuso a actuar contra las modificaciones legales anticlericales promovidas

por el Grupo Sonora y en especial por el gobernador de Durango Enrique R.

Nájera. Así, el 16 de abril de 1926, desde Durango, González y Valencia

redactaba y distribuía en el país un Syllabus en el cual condenaba los alcances del

artículo 130 y reclamaba al Estado la recuperación de la libertad de conciencia.

Sin embargo, el Syllabus de González y Valencia no era un documento aislado en

la movilización clerical.

Al entrar en vigor la Ley Calles, el Alto Clero mexicano, como medida de protesta,

optó por la suspensión de cultos y por el cierre de templos: bautizos, comuniones,

casamientos y extremaunciones, entre otros servicios, se daban en forma

subrepticia en las capillas improvisadas de casas particulares.

151 GARCIA DE MIRANDA, ENRIQUETA. Nuevo atlas Porrúa de la República Mexicana, México, Porrúa, 1989, p. 171.

118

Debe hacerse notar que, a pesar de haber sido una medida determinada

por el episcopado, los fieles creyeron que las autoridades gubernamentales

eran quienes habían dado esa orden. 152

Desde el momento del martirio de los acejotameros de Chalchihuites, José María

González y Valencia comenzó a dar instrucciones pastorales a sus fieles

conservadores citadinos:

Sigan las Damas Católicas dirigiendo a la gloria de Cristo las actividades

femeninas, continúen los Caballeros de Colón fomentando la caridad y la

beneficencia y enseñando a los hombres el derecho al respeto humano;

prosigan nuestros Sindicatos Católicos afanándose por el mejoramiento

integral de nuestros queridos jóvenes obreros, y persistan en su valiente

acción los jóvenes de la ACJM, luchando con denuedo por Cristo,

resistiendo con júbilo cárceles y martirios, hasta dejar bien sentados los

cimientos de una generación robusta que ha conquistado, a viva fuerza, la

libertad de amar a su Dios. Aplaudimos, ante todo, el que éstas

corporaciones hayan secundado la labor pacífica de resistencia iniciada

intrépidamente por la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa. 153

Movilizado contra la Ley Calles, González y Valencia se trasladó a la ciudad de

México y, junto con varios jerarcas del Episcopado Nacional, conformó una

comisión, con la cual viajó al Vaticano para informar al Papa Pío XI, sobre la

persecución religiosa en México, solicitando su orientación al respecto. La

Comisión Episcopal salió de México el 19 de septiembre de 1926. José María

González y Valencia, como jefe de la Comisión, cuestionó al Papa Pío XI acerca

de la actitud que debían tomar los obispos y arzobispos de México con sus

feligreses en el conflicto religioso, y Pío XI contestó en su Encíclica Iniquis

Aflictisque, del 18 de noviembre de 1926, No les digan nada, que ellos, que están

en el terreno, hagan lo que juzguen conveniente. De esta manera, el Papa no se

comprometía con los cristeros, pero tampoco estuvo en contra de la rebelión.

152 OLIVERA DE BONFIL, ALICIA. La literatura cristera, México, INAH, 1970, p. 10 153 Instrucción Pastoral que el Exmo. Sr. Arzobispo de Durango, dirige a los sacerdotes, a los padres de familia y a las corporaciones católicas. ARA, CESU, UNAM, Docto. 7746, 1253, 6153.

119

González y Valencia siguió insistiendo en el Vaticano para que el Papa tuviera una

actitud definida:

Y allí permaneció hasta que el Vaticano le manifestó su descontento y le

pidió que disolviera la Comisión Episcopal en Roma y se marchara. 154

En 1927, González y Valencia, junto con su secretario el padre David G. Ramírez

(alias Jorge Gram), lanzó desde Roma su famosa Pastoral del 11 de febrero. El

punto más importante de esta Pastoral reza lo siguiente:

A nuestros hijos que andan levantados en armas por la defensa de sus

derechos sociales y religiosos, después de haberlo pensado largamente

ante Dios, y de haber consultado con los teólogos más sabios de la ciudad

de Roma debemos decirles: ESTAD TRANQUILOS EN VUESTRAS

CONCIENCIAS Y RECIBID NUESTRAS BENDICIONES…155

De hecho, la Pastoral de González y Valencia daba legitimidad a la lucha cristera

por parte del Episcopado Mexicano, aunque según Aurelio Acevedo, citado por

Meyer: “esta Carta Pastoral nunca llegó a los cristeros de Durango, aislados en

las montañas”.

La Pastoral de González y Valencia fue reproducida en hoja suelta y repartida por

los miembros de la LNDLR y la ACJM, en varias ciudades de la República,

incluyendo el Distrito Federal, se aprehendía a los repartidores de esta

propaganda subversiva.

González y Valencia tuvo dificultades con el Episcopado de México por su

posición radical y no pudo regresar a Durango, por lo cual se dedicó a viajar por

Europa y los Estados Unidos, haciendo propaganda internacional de apoyo a la

Guerra Cristera. Fueron famosos: el mitin de Munich, de abril de 1928, y el de

Colonia, de mayo del mismo año. En su movilización, González y Valencia fundó

la Unión Mundial de Socios Honorarios de la Liga Nacional Defensora de la

Libertad Religiosa y la Unión Internacional de Todos los Amigos de la Liga

154 MEYER JEAN. La Cristiada, Tomo 2, pp. 350 a 351. 155 BARQUIN Y RUIZ, ANDRES. José María González y Valencia, Arzobispo de Durango, México, ed. Jus, Colección México Heroico # 75, 1967, pp. 42 a 45.

120

Nacional Defensora de la Libertad Religiosa de México, esta organización fue

mejor conocida por sus siglas VITA o VITA-México.

156

VITA-México hacia acopio de donativos para sostener la Guerra Cristera. Sin

embargo, a lo largo del traslado, desde los países de recolección, pasando por la

LNDLR y las juntas locales, los combatientes cristeros de la sierra, poco o nada

veían de ayuda internacional conseguida por VITA y, en su mayoría, los guerreros

cristeros desconocían la existencia de semejante organización.

Por su parte el padre oaxaqueño David G. Ramírez, secretario particular del

arzobispo González y Valencia, se puso a escribir diversas novelas cristeras, así

como discursos y pastorales que se difundieron ampliamente entre los

156 Portada de Carta Pastoral Colectiva del Episcopado Mexicano, VÁZQUEZ VALLE, IRENE. Op. Cit.

121

conservadores, la novela más famosa de Ramírez fue Héctor misma que fue

publicada bajo el pseudónimo de Jorge Gram.

Desde los inicios del conflicto, el Alto Clero sostuvo vínculos directos con las

asociaciones religiosas citadinas, pero se mantuvo desvinculado de los guerreros

serranos, aunque los jerarcas de la Iglesia consideraban que tenían el control total

de la rebelión, y al momento de la amnistía, la desobediencia de los cristeros

mestizos e indígenas evidenciaba que el Cristo por el que luchaban los católicos y

la Iglesia no era el mismo que el Cristo de los cristeros. Eran otras las intenciones,

eran otras las palabras y eran otros los intereses de cada grupo.

Así, sin percatarse de su poca influencia entre los indígenas tepehuanes,

González y Valencia, al ver la tenacidad de la etnia guerrera, tenía la intención de

fundar un Seminario Conciliar para jóvenes indígenas en Huazamota. 157 Si lo

hubiese logrado, habría creado el primer seminario para infieles, desde el punto de

vista católico. Los católicos citadinos desvinculados de los rurales Los católicos citadinos reconocían que, desde su punto de vista, la evangelización

de la población indígena y mestiza aislada y desvinculada del Vaticano, de la

Arquidiócesis, de las Diócesis, de las parroquias y de las organizaciones católicas

citadinas, no era completa y que, en el ejercicio de sus propias religiones y del

sincretismo, haciendo a un lado la liturgia católica, se practicaba, entre los pueblos

indios y mestizos aislados, lo que algunos católicos citadinos consideraban como:

superstición, nigromancia, idolatría, hechicería y brujería.

La desvinculación, de hecho, de los católicos citadinos, en relación con sus

correligionarios rurales e indígenas, por los conceptos de vida, religiosidad,

ritualidad, costumbres, formas de producción y consumo, intereses, anhelos,

proyectos, visiones del mundo y relaciones cotidianas bien diferenciados, seguiría

presentándose de diversas maneras, aunque más específicamente en la

separación racial y de clase de los minoritarios católicos citadinos de las clases 157 GALLEGOS, JOSÉ IGNACIO. Historia de la Iglesia en Durango, México, de. Jus, col. México Heroico # 100, 1969, p. 287.

122

media y alta, de la capital de la República, de algunas capitales de los estados y

de otras ciudades relativamente grandes, con respecto de la religiosidad y las

formas de entender, practicar y vivir el catolicismo por parte de los católicos

rurales, y más aún de los diversos pueblos indígenas. Este menosprecio y la

evidente división y prejuicios de la feligresía citadina, en términos de clase, región

y raza, para con la feligresía rural e indígena, que incluía e incluye el tipo de

templo y parroquia a que se asiste para recibir los sacramentos, restaba fuerza y

peso a la grey y beneficiaba a la hegemonía política del Estado.

El Clero Bajo. Al aplicarse la Ley Calles y suscitarse la suspensión de cultos, algunos sacerdotes

comenzaron a ofrecer servicios religiosos en casas particulares, otros se dirigieron

a apoyar la lucha armada en el campo, dándose uno que otro caso de dirigencia

armada.

Para ejercer mayor control sobre los ministros religiosos, las autoridades del

Estado exigían a estos su registro y patente como sacerdotes mexicanos. La Ley

Calles, en su artículo primero, sancionaba a quien, no siendo mexicano, ejerciera

el ministerio sacerdotal, en el artículo 10 se penaba a las críticas al gobierno, en el

11 se hacía punible la asociación política de los prelados, en el 13, se limitaba la

prensa religiosa, en el 16 se prohibía el uso de los templos con fines políticos,

mientras que el 17 prohibió el culto externo, entre otros.

La Ley Calles fue infringida en todos sus puntos y, en el caso de artículo primero,

sobrevino la desobediencia clerical ante el poder del Estado, de manera que

ningún sacerdote del estado de Durango se presentó al registro. Esta situación

exacerbó los ánimos de los partidarios del presidente Calles, quienes desataron

una fuerte represión directa contra los sacerdotes y la peor parte de esta represión

recayó sobre el Clero Bajo.

Cuando el rumor de que los cultos serían suspendidos, comenzó circular en

Durango, a principios de 1926, se multiplicó la cantidad de gente que solicitaba

123

servicios religiosos: matrimonios, bautizos, confirmaciones y primeras comuniones

se impartían como nunca, antes de que los templos fueran clausurados.

Los cultos fueron suspendidos el 28 de julio y el día 12 de agosto, los templos

pasaron a la custodia de las juntas vecinales y archicofradías que se designaron

para recibirlos. 158

Como ya se señaló, el primer sacerdote duranguense sacrificado por las fuerzas

callistas fue el padre Luis G. Batis. Batis había sido secretario de la Sagrada Mitra

de la ciudad de Durango y en 1926 fungía como sacerdote en Chalchihuites,

Zacatecas. En agosto del mismo año, Batis, a pesar de la suspensión de cultos,

realizaba servicios religiosos, por lo que, acusado de conspiración, fue hecho

prisionero y asesinado el día 15 junto con varios acejotaemeros.

El asesinato del padre Batis y los acejotaemeros que lo seguían, fue uno de los

motivos que aceleraron el levantamiento del jefe cristero zacatecano Pedro

Quintanar.

Para el mes de noviembre de 1926, la Rebelión Cristera ya se había declarado en

el estado de Durango, sobre todo en Santiago Bayacora, y el temor a nuevos

posibles brotes de rebeldía, hizo que las fuerzas del gobierno se movilizaran y se

desconfiara de los ministros católicos más cercanos a los focos del levantamiento.

El padre Pedro López, párroco del Pueblo Nuevo, fue considerado responsable de

la organización del levantamiento de 100 hombres, miembros de la Hermandad de

Nuestro Padre Jesús, por tal motivo fue hecho prisionero y asesinado en la sierra.

En los partes oficiales se argumentó el levantamiento armado de López y su

enfrentamiento con las fuerzas federales en un lugar cercano a La Ciénega de los

Caballos, Municipio de Pueblo Nuevo. Lo cierto es que el cura Pedro López cayó

el 18 de noviembre de 1926.

Por otra parte, en diciembre de 1926, el cura Epifanio Martínez, merced a su

amistad con el jefe cristero Dámaso Barraza, fue acusado de sedición, siendo tal

el motivo de su proceso y permanencia en la Penitenciaría del Estado hasta el año

de 1928. 159

158 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El conflicto (…), p. 37. 159 Ibid, p. 55.

124

Después de que los cristeros lograron, en la batalla del Puerto de la Arena, la

primera victoria seria sobre tropas federales en el país, la represión contra la

Iglesia se acentúo, y el 6 de enero de 1927 el general Manuel Madrigal, jefe de

guarnición de la plaza de Durango, citó a todos los sacerdotes en la jefatura de la

guarnición. Madrigal informó a los sacerdotes que habían violado varios puntos de

la Ley Calles y que debían ceñirse a las disposiciones del Gobierno Federal. El

canónigo Julio del Palacio, Deán de la Catedral, discutió con Madrigal y este

cuestionó a los sacerdotes sobre su preferencia de filiación al Estado Mexicano o

al Vaticano, a lo que los representantes del Clero optaron, de manera unánime,

por el Vaticano que, de hecho, no los apoyaba. Ante esta situación, Madrigal les

informó que serían remitidos, como prisioneros, a la capital de la República y les

dio 15 días para que arreglaran sus asuntos pendientes.

Los sacerdotes expulsados fueron enviados a la cárcel de Santiago Tlatelolco y no

regresarían sino hasta 1929. Así, durante dos años, de 1927 a 1929, no hubo

sacerdotes en Durango, excepto los que de manera clandestina realizaban cultos,

apoyados por las organizaciones religiosas que, para ese entonces, tenían ya una

vida de catacumbas.

El caso más sonado del martirologio católico duranguense durante la Primera

Rebelión Cristera, lo constituye la ejecución del padre Mateo Correa Magallanes.

En febrero de 1927 Correa fue capturado por el mayor José Contreras, cerca de la

hacienda de San José de la Sauceda en donde Correa se había escondido,

después de la expulsión de los sacerdotes de la Arquidiócesis.

Correa fue conducido primero a Fresnillo, Zacatecas, en donde estuvo encerrado

en la enfermería de la cárcel, después fue llevado en tren a Durango y ahí se le

encerró en el cuartel militar.

En la noche del día 5 de febrero, el ministro fue presentado ante el general Eulogio

Ortiz, alias El Cruel. Este ordenó al sacerdote que confesara a algunos prisioneros

cristeros que iban a ser fusilados, Correa obedeció y después Eulogio Ortiz

dispuso que el sacerdote le informara lo que los confesos le habían comunicado,

el padre se negó a romper el secreto católico de confesión y la reacción del

125

general Ortiz fue en el sentido de ordenar el fusilamiento del cura. Correa fue

fusilado en la madrugada del día 6 de febrero de 1927, a un kilómetro del Panteón

de Oriente de la ciudad de Durango. El encargado de la ejecución del mártir fue el

coronel José Ruiz.

160

Durante varias décadas, el padre Mateo Correa Magallanes formó parte del

santoral popular duranguense y era objeto de culto, de manera no oficial, hasta

que, el 22 de noviembre de 1992, el Papa Juan Pablo II lo incluyó en la

beatificación colectiva del nuevo culto católico mexicano y en mayo del año 2000,

santificado, fue elevado a los altares

El Estado en emergencia. En 1920, después de que el triunfo del Plan de Agua Prieta legó la hegemonía del

país al Grupo Sonora, esta facción se hizo fuerte en algunos sectores militares y

126

consiguió la anexión de varias de las corporaciones de mayor peso político del

país, así como de los nuevos caciques de la Revolución: Gonzalo N. Santos y

Tomás Garrido Canabal, entre otros. A pesar de esta fortaleza en el poder, la

hegemonía del Grupo Sonora no se extendió a los conservadores o

tradicionalistas ni a la Iglesia, así como tampoco a algunos sectores militares que

se sublevaron, en forma vana, durante el periodo de gobierno de Álvaro Obregón,

entre 1920 y 1924.

Durante el turno del general Plutarco Elías Calles en el poder ejecutivo, 1924-

1928, se implantaron de manera impositiva, las bases de lo que sería el Estado

Mexicano moderno, se organizó la banca, se reformó la educación, se

reorganizaron las instituciones, tanto administrativas como el Ejército y se

comenzaron a conformar los antecedentes de las grandes centrales sindicales

obreras y campesinas del país.

Esta supremacía se iba conformando con la represión directa de organizaciones

como la CGT Confederación General de Trabajadores, y con la ubicación, en los

cuadros dirigentes de las organizaciones, a personas como Luis Napoleón

Morones, líder de la CROM Confederación Regional Obrera Mexicana.

Durante el callismo, el choque que llegó a tener mayores repercusiones tanto por

su extensión territorial como el número de sus participantes, fue sin duda la

Primera Rebelión Cristera, misma que perduró, aún después de terminado el

período de Calles.

En un fallido intento por crear una alternativa el culto católico, durante el periodo

de Calles, el mismo Estado Mexicano promovió la formación de la Iglesia Católica

Nacional, como un cisma dirigido por el patriarca Joaquín Pérez; sin embargo, el

cisma de Pérez nunca tuvo la cantidad de adeptos suficientes como para competir

contra la cantidad de feligreses de la Iglesia Católica Apostólica y Romana.

Por otra parte, las relaciones del gobierno de Calles con Estados Unidos se vieron

marcadas por la acción diplomática del embajador Dwight Morrow, quien logró la

modificación de la Ley petrolera, a favor de los petroleros estadounidenses y de

otros países. Sin embargo, la guerra nacionalista de Nicaragua, dirigida por 160 Mártir Mateo Correa. Iconografía conmemorativa a su beatificación, Episcopado Mexicano,

127

Augusto Cesar Sandino, encontró de nuevo los intereses de México y Estados

Unidos, ya que cada país apoyó a una facción distinta en el conflicto

nicaragüense.

La presión llegó a tal extremo que el Gobierno Mexicano ordenó la ocupación

militar de varios campos petroleros y los buques de guerra estadounidenses

volvieron a anclar en aguas mexicanas. Luego de un gran escándalo de prensa

volvió una relativa calma, aunque hay que aclarar que el Gobierno

Estadounidense nunca apoyó a los antagónicos de Calles y el 28 de mayo de

1928, la prensa anunciaba el fin del conflicto entre México y los Estados Unidos,

toda vez que el problemático petróleo mexicano fue desplazado en el mercado por

el oro negro de los yacimientos de Medio Oriente y Venezuela. La oposición

menor al Hombre Fuerte, Plutarco Elías Calles, también conocido como Jefe

Máximo de la Revolución se suscitó también en conflictos regionales, como en el

caso soberanista del estado de Nayarit y la rebelión de los yaquis en Sonora que

fue sofocada con la llamada Guerra de Exterminio del Indio Yaqui, de julio de 1926

a julio de 1927.

La gestión callista se esmeró, a pesar de la guerra, en la tarea de la

reconstrucción de la infraestructura del país y en el fortalecimiento y la

cimentación del Estado Mexicano moderno.

Para la sucesión presidencial de 1928, los hombres de la Revolución se dividieron

en el apoyo a los generales: Arnulfo R. Gómez, jefe de operaciones militares en

Veracruz y Francisco R. Serrano, secretario de guerra. Sin embargo, el general

Álvaro Obregón, previa modificación de la Constitución por el Congreso, para

permitir la reelección, lanzó su nueva candidatura, mientras que Serrano y Gómez

sucumbían en sendos intentos levantiscos.

Así, sin oposición real, Álvaro Obregón fue reelecto presidente el 1 de julio de

1928 y para el 17, sin tomar posesión del cargo, el Manco de Celaya, fue

asesinado por José de León Toral, miembro de la ACJM.

La visión política de Calles propició que, en 1928, se creara un partido que

agrupara, de manera corporativa, a todas las corrientes de la heterogénea

México, 1992.

128

coalición gubernamental, el Partido Nacional Revolucionario, PNR antecedente del

Partido Revolucionario Institucional, PRI.

Calles continuó influenciando en el poder por medio del llamado Maximato,

durante los periodos presidenciales de: Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio,

Abelardo Rodríguez y parte del de Lázaro Cárdenas.

Los gobernadores de Durango. Durante la presidencia de Calles, su incondicional, el general Enrique R. Nájera,

gobernó el estado de Durango desde el 16 de septiembre de 1924 a julio de 1928

y después pidió licencia. Durante el periodo de Nájera se inició la Primera

Rebelión Cristera y la persecución religiosa. De hecho, el período de Nájera se

desarrolló en la constante del militarismo. Como hecho curioso en esta historia

regional, entre julio y septiembre de 1928, no hubo gobernador del estado en

Durango.

El 15 de septiembre de 1928, en medio de la Primera Rebelión Cristera tomó

posesión como gobernador del estado, el general Juan Gualberto Amaya, para el

periodo de 1928 a 1932. Sin embargo, en marzo de 1929, junto con el general

Francisco Urbalejo y el general Enrique R. Najera, Amaya se unió a la Rebelión

Escobarista, cuyo fracaso hizo huir a los tres generales hacia los Estados Unidos.

De su experiencia como ejecutivo del estado, el general Juan Gualberto Amaya

redactó su libro Los Gobiernos de Obregón y Calles y los regimenes “peleles” del

Maximato, en el cual, como protagonista, justifica las razones de su defección.

Sobre el momento del levantamiento Escobarista, Amaya, en su texto, argumenta

que su vinculación con los cristeros, quienes en la ocasión ocuparon la capital del

estado, fue limitada y que estos nunca entraron a la ciudad de Durango y además,

que en ningún momento perdió el control de la situación, salvo cuando él y sus

subordinados dejaron la Perla del Guadiana. En sus propias palabras Amaya nos

dice:

Resumiendo las circunstancias que constantemente me rodearon durante

los doce días de mi permanencia en Durango, a contar del 3 de marzo,

puedo decir sin falsas vanidades que, con 50 hombres a las órdenes del

129

teniente coronel Laborín destacamentados en Francisco I. Madero, no sólo

tuve constantemente a raya a cerca de 400 enemigos que se organizaron

en Guadalupe Victoria, sino que no volvieron a intentar un nuevo ataque

contra la pequeña guarnición de Francisco I. Madero; que con la

providencial llegada a Durango de José Aguirre y sus 200 hombres

montados, en las primeras horas de la mañana del 13 de marzo, pude

también derrotar a más de 400 cristeros que arteramente creyeron

aniquilarme en la estación de Durango; hasta aquí puedo consignar de

manera justificada que entre las 6 y las 7 de la mañana del día 15 de marzo

derroté también a todo el enemigo que se había concentrado en Canatlán

con la pretensión de obstaculizar mi marcha en retirada a Santiago

Papasquiaro. 161

Al arribo de las tropas leales al callismo, a la ciudad de Durango, el Senado de la

República declaró desaparecidos los poderes del estado de Durango. Una vez que

el Congreso y el general Jesús Salas Barraza, quien había sido nombrado

gobernador interino, en substitución de Amaya, habían huído de la capital del

estado, por haberse adherido a la Rebelión Escobarista, diversos magistrados del

Supremo Tribunal de Justicia del Estado quedaron mal parados, por haber firmado

su pliego de adhesión al llamado Movimiento Renovador (escobarista), por lo cual

el Poder Judicial acabó con su mínima legitimidad. 162

Tras la desaparición de poderes, el licenciado Alberto Terrones Benítez ocupó la

gubernatura estatal de manera interina, en medio del enredo político que mantenía

las parcialidades de la Revolución Socialista de José Guadalupe Rodríguez, la

Rebelión del Movimiento Renovador, los cristeros recién salidos de la capital del

estado y los conservadores rechazando cualquier propuesta que pudiese venir del

gobierno que demostraba estar quebrantado en sus propias lealtades. Sin

embargo, Terrones pudo mantenerse el poder hasta 1929 y le correspondió llevar

a cabo la amnistía de los cristeros en la Primera Rebelión.

161 AMAYA, JUAN GUALBERTO. Op. Cit. p. 267.

162 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto (…), p. 68.

130

Durante la permanencia de Terrones Benítez en el poder, de marzo de 1929 a

septiembre de 1930 se desató el gran escándalo en la prensa nacional, por los

poco claros manejos en la expedición de las concesiones para la explotación

maderera en Mezquital a empresas transnacionales como la Lumber Co., como se

analizará más adelante.

Como se puede observar, el mismo Estado Mexicano en formación, adolecía de

una gran inestabilidad política. Sin embargo no era tan débil como para no

combatir a sus principales oponentes: la Iglesia y los conservadores

El Ejército Durante el periodo de Calles, el general Joaquín Amaro se dio a la tarea de

organizar y modernizar al Ejército Mexicano así, de lo que en muchos casos sólo

eran gavillas, con múltiples generales irregulares y señores de la guerra que

habían servido en las diferentes facciones de la Revolución, se comenzó a

conformar el nuevo cuerpo armado. Los que habían sido generales revolucionarios

se encontraban en todas partes y en todos los puestos de la creación del nuevo

grupo revolucionario de poder, fue así como dos de los tres gobernadores que

hubo en Durango durante la Primera Rebelión Cristera, Enrique R. Nájera y Juan

Gualberto Amaya habían sido generales de la Revolución. Según Jean Meyer:

Durango era una zona que escapaba al Ejército Federal, pero que no

lograba darse una organización civil o militar. 163

El conocimiento del terreno por parte de los cristeros, así como la topografía difícil

y agreste de la Sierra Madre Occidental, hizo que el Ejército tuviera mayores

pérdidas en el campo de batalla que los soldados de Cristo.

Según el general Anacleto López, en la Primera Rebelión Cristera, el Ejército

perdió 5 regimientos en la Sierra de Durango, es decir, entre 6 y 7,000 soldados. 164

163 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo III, p. 107 164 MEYER, JEAN. La Cristiada Tomo I, p. 111

131

La mayoría de los soldados federales provenían de otras regiones del país y su

lucha no obedecía a los valores que movían a la lucha cristera, cuantimás que la

mayoría de los soldados del Ejército no eran enrolados voluntariamente sino por

medio del sistema de levas que incluían a miembros de las etnias yaqui y

juchiteca, entre otras.

Durante la Guerra Cristera existió siempre, para el soldado regular, la zozobra por

el hecho de que los cristeros de la Sierra de Durango siempre atacaban sobre

seguro, tratando de obtener el menor número de bajas posibles en sus filas.

Otra congoja que, de una u otra manera, agobiaba a los soldados del gobierno,

era la de la supuesta ayuda sobrenatural de los santos y vírgenes que estaban del

lado cristero, esta situación la relata Francisco Campos cuando refiere una

entrevista que tuvo con soldados federales en las puertas del cuartel de la ciudad

de Durango:

Si, dijo uno de ellos, esos indios se levantaron en contra del gobierno ¿y

siquiera presentan combate?, si, pero todos son hechiceros, cuando les

queremos tirar se nos caen los brazos y caen las balas allí mismo, ellos

traen un general de un caballo blanco y nos echa el caballo encima y nos

retiramos para atrás, nosotros le tiramos pero no podemos darle, y una

mujer de un vestido café anda junto con el general, y ellos tumbe y tumbe

gente, y cuando queremos ganar se pone una neblina que no se puede ver

nada, y cuando se quita la neblina ya no hay nada de los indios. Y nosotros,

como en ese tiempo no teníamos ni un caballo, creemos que el de caballo

blanco era Santo Santiaguito que andaba con nosotros y aquí hago constar

lo que antes dije, que Santo Santiago andaba con nosotros. 165

No se sabe si el relato se deba realmente a un soldado federal regular o a la

imaginación de don Francisco Campos pero con mayor o menor fuerza, ayudaba a

la lucha de los cristeros y desmoralizaba a los soldados regulares.

165 ).- CAMPOS, FRANCISCO. El levantamiento Cristero de 1926 en Santiago Bayacora, Dgo., p.

26.

132

Relación de generales que realizaron campaña contra los cristeros de Durango:

- José Gonzalo Escobar, jefe de operaciones militares de Torreón y que encabezó

la Rebelión Escobarista de 1929.

- Francisco Urbalejo, jefe de operaciones militares de Durango entre 1928 y 1929,

intentó amnistiar a los cristeros y los incluyó como aliados para la Rebelión

Escobarista.

-Eulogio Ortiz, alias El Mataamarrados, alias El Cruel, jefe de operaciones

militares, reconcentraciones de las poblaciones cristeras del Mezquital y

destrucción de las fuentes de abastecimiento cristero, también desarrolló la

persecución de los miembros de la Arquidiócesis de Durango.

- Eliseo Páez, muerto en combate contra los cristeros en la batalla del Cerrito

Verde en 1926.

- Ismael Lares, muerto en combate contra los cristeros en la batalla del Cerro del

Capulín.

- Manuel Madrigal, Juan Antonio Domínguez y Manuel Enríquez, ante estos tres

generales los cristeros se amnistiaron al final de la Primera Rebelión Cristera en el

estado. Enríquez era el jefe del 59 Regimiento y Juan Antonio Domínguez se hizo

compadre y amigo de algunos de los jefes cristeros de la zona.

- Andrés Arrieta, Máximo García y Enrique Zertuche González fueron otros

generales federales que tuvieron acción contra los cristeros en el estado.

Coroneles: - José Ruiz, responsable del fusilamiento del padre Mateo Correa, muerto en

acción contra los cristeros en la batalla del Cerro de las Papas.

- Dámaso Carrasco, combatió en la batalla del Cerro del Capulín.

Otros coroneles fueron: Antonio S. Arredondo, Adolfo Nevares, Arturo Canales,

Natalio Alvarado y Enrique Medina.

Mayor:

133

Marcelino Mendoza

Capitanes: Ángel López Rivera, Ramón Méndez Jiménez.

Oficiales que realizaron campaña contra los cristeros en la zona oeste de Zacatecas, norte de Jalisco, sur de Durango, sur de Sinaloa y noreste de Nayarit.

- General Anacleto López, jefe de operaciones militares de Zacatecas, derrotó a

los cristeros en el Cerro del Capulín.

- Juan B. Vargas, realizó campañas constantes contra los cristeros de Florencio

Estrada, en la región aledaña a Huazamota. 166

Según Everardo Gámiz:

En enero de 1927 circulaban alarmantes rumores de que la derrota de los

federales había sido tremenda e infligida por más de 2,000 rebeldes que

atacarían la ciudad de un momento a otro, por lo cual muchos ciudadanos

pertenecientes al Partido Liberal se presentaron a la Jefatura de

Operaciones Militares para ofrecer sus servicios en defensa de la plaza. 167

Sin embargo, el reclutamiento de voluntarios que menciona Gámiz nunca tuvo

lugar.

Los cristeros de Durango, si bien tuvieron serias derrotas, nunca pudieron ser

vencidos en forma definitiva en el terreno de las armas. De acuerdo con Jean

Meyer:

En la guerra de los cristeros el Ejército fracasa año tras año, manifestando

su incapacidad para dar solución militar a un problema político: Este fracaso

ayudó a Obregón y a su grupo, reforzados por Morrow (embajador

166 MEYER, JEAN. La Cristiada Tomo I, pp. 259 a 264. 167 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto (…) p. 57

134

estadounidense en México, en la época de Calles), a convencer a Calles de

que la solución tendría que ser política. 168

Cuerpos Agraristas Auxiliares Irregulares. El Ejército callista, imposibilitado para lograr la victoria contra los cristeros, habilitó

a 30,000 auxiliares irregulares agraristas y regionales, para apoyarse en la guerra.

De hecho, puede pensarse que Calles intentó utilizar; aunque de manera fallida, la

misma táctica que había usado Venustiano Carranza contra las fuerzas

convencionistas villistas campesinas norteñas, en 1914, al oponer a estas a los

Batallones Rojos, conformados por obreros del centro y este del país, enfrentando

así a los miembros de una misma clase social en una lucha en la cual el Gobierno

quedaba bien librado. Ante el incremento de los ataques y la fuerza de los

cristeros, en enero de 1928, el Gobierno de Durango autorizó la integración de

Defensas Civiles en los ranchos ubicados entre la ciudad de Durango y Santiago

Bayacora.

Las Defensas, en su mayoría, reclutaban a campesinos agraristas e indígenas

adictos al Gobierno, o que estaban en pugna contra los cristeros. Llegado el

momento, el Gobierno trasladó Defensas Civiles Agraristas de otras partes del

estado para combatir a los cristeros de Mezquital y Pueblo Nuevo.

Como jefes de las Defensas Civiles se escucharon los nombres de: Juan

Campagne, Tomás Subiría y Manuel Herrera y, entre los tepehuanes, el de Chón

Aguilar.

El reparto insuficiente. Las estadísticas sobre reparticiones de tierra en el estado de Durango son bien

contradictorias. Si se hace un recuento de repartos, de acuerdo con las cifras de

Antonio Arreola se puede concluir que, en la década de 1910 a 1920, el reparto

agrario en el estado, tanto en su forma ejidal como comunal, sólo alcanzó la cifra

168 MEYER, JEAN. “Estado y Sociedad con Calles”, Historia de la Revolución Mexicana Tomo II, 1924-1928, México, 1987, p. 76

135

de 9,811 hectáreas y, en los diez años que transcurrieron de 1920 a 1930, la

dotación alcanzó la cifra de 288,900 hectáreas. Así, en los primeros veinte años

de la Revolución, únicamente el 2.34% del territorio estatal pasó a ser posesión,

que no propiedad, de los trabajadores del campo. 169

170

Sin embargo, según las cifras ofrecidas por Miguel Terrones Langone: entre 1917

y 1924, fueron 562,983 las hectáreas distribuidas en dotación ejidales, 54,491

hectáreas las que se obtuvieron del fraccionamiento de latifundios y 176,712

hectáreas de terrenos nacionales, haciendo un total de 794,186 hectáreas. De la

169 ARREOLA VALENZUELA, ANTONIO. Op. Cit., Tomo I, pp. 10 a 14.

170 Grabado cristero agrarista: “El Reparto de Tierras”. VÁZQUEZ VALLE, IRENE. Op. Cit.

136

misma manera, en las estadísticas de Terrones se consigna un reparto de 908,950

hectáreas, entre 1925 y 1934, dando el crédito de la gestión a Alberto Terrones

Benítez. Así; contra los datos de Arreola, de 1917 a 1934; según Terrones, se

repartieron 1, 703,136. hectáreas, es decir un 9.11% del territorio estatal. 171

De cualquier manera, el movimiento agrarista y el inicio de la dotación de tierra

proporcionó al Estado Mexicano un aliado, casi incondicional, contra los rebeldes

de Cristo Rey.

La mayoría de las dotaciones de tierra se realizaron en la región de Los Llanos; y

sobre todo en los municipios de Vicente Guerrero, Villa Unión, Guadalupe Victoria

y Poanas, entre otros.

El 5 de julio de 1925, el presidente Plutarco Elías Calles hizo una visita a Durango,

no sin recibir la sorpresa de que el tren que le precedía en su viaje sufrió un

atentado dinamitero, en la estación de Durango.

Dando legitimidad al agrarismo, Calles adquirió la hacienda de Santa Lucía,

misma que sería utilizada como sede de la Escuela Normal Rural José Guadalupe

Aguilera.

Manos sobre la sierra. En los bosques y con los indígenas, la historia agraria forestal tomó un curso

diferente y se transformó en móvil de guerra. Entre 1917 y 1924, sólo se dio

posesión provisional al ejido de Pueblo Nuevo, con una dotación de 17,784

hectáreas. Los intereses económicos de las compañías extranjeras dedicadas a la

explotación forestal, sobre todo la Lumber Co., se opusieron a la dotación de

tierras forestales a los campesinos.

De hecho, El Salto fue formalmente fundado en 1919, por el empresario

estadounidense Eduard Shaw, una vez que la línea del inconcluso Ferrocarril de

Durango a Mazatlán alcanzó los terrenos madereros. El servicio ferroviario se

171 TERRONES, MIGUEL. “La acción social y política del Movimiento Agrario en Durango”, en Historia de Las Ligas de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos, Norte, Tomo 4, México, CNC/CEHAM, 1988, PP. 325 A 382.

137

regularizó hasta 1922, hasta el Campamento Maderero de El Salto a Estación

Aserraderos, donde, en 1926, se instaló un gran aserradero. 172

En la evolución de las acciones forestales, paulatinamente se fueron conformando

diversas compañías madereras como la Compañía Explotadora Pinos Altos, en

1923. Aserraderos El Salto, en 1925 y estos dos, fusionados, integraron en 1926

la Compañía Explotadora Santa Lucía, S. A.

Para 1927 se crea la Compañía Explotadora Santa Bárbara y por su parte Eduard

Shaw, en 1926, vendió sus dos aserraderos a la Compañía Maderera de Durango,

administrada por Eduardo Hartman y, en 1928, Maximiliano Sliter ocupaba la silla

directiva de la Compañía Maderera de Durango. En 1927, los trabajadores de los

pueblos de madera crean el Sindicato de Obreros Unidos de El Salto, afiliado a la

Confederación Regional Obrera de México. 173

Por su parte, la Lumber Co., creaba su sindicato blanco, bajo el nombre de

Sindicato Industrial de Trabajadores Justicia, Honradez y Trabajo. Así, los terrenos

serranos no entraron en los programas de reparto agrario. Los indígenas y

comuneros fueron despojados de sus bosques y sus árboles talados para

alimentar las sierras de la Lumber Co.

Los llaneros comunistas. La historia de la izquierda agrarista durangueña de los años veintes se puede

enfocar, partiendo de la trayectoria de su principal líder. Nacido en la ciudad de

Durango, en el año de 1897, José Guadalupe Rodríguez Favela quien se dedicó

desde muy joven al análisis de las leyes agrarias del país, sobre todo la primera,

promulgada en el estado de Durango en 1913, por el gobernador Pastor Rouaix.

De la misma manera, Guadalupe Rodríguez tenía conocimiento del Plan de Ayala,

la Ley Ejecutiva Sobre Reformas Agrarias del 6 de enero de 1915 y la Ley Agraria

Villista. En el transcurso de los años de la segunda década del siglo, el joven

Rodríguez participó en la conformación del Comité Agrario de Muleros (hoy

Vicente Guerrero).

172 LUJAN CASTAÑEDA, JOSÉ LUIS. El Salto, nuestra historia, Durango, Dgo., Impresiones Gráficas, 1992, 13 173 Ibid, p. 26

138

En 1917, Rodríguez Favela se integró como maestro rural, a las Brigadas

Culturales y fue dado de alta en el nuevo magisterio estatal, luchando además por

hacer efectivos los derechos agrarios. Poco a poco, las gestiones de Rodríguez y

su Comité Agrario iban dando resultados, al lograr la resolución de

fraccionamiento ejidal de diversos latifundios en los municipios de Muleros (hoy

Vicente Guerrero) y Tapona (hoy Guadalupe Victoria).

Líder agrarista comunista durangueño José Guadalupe Rodríguez Favela 174

Con los éxitos obtenidos, el líder agrarista se ganó el apoyo y la seguridad de la

movilización de los campesinos de la Región de los Llanos mismos que, durante

1922, se organizaron en la Confederación de Sindicatos Obreros y Campesinos 174 José Guadalupe Rodríguez Favela, Líder Agrarista Socialista Durangueño. DOMÍNGUEZ ROJO, SERGIO Y JAVIER GUERRERO ROMERO. José Guadalupe Rodríguez Favela, Biografía, Gobierno del Estado de Durango, Durango, Dgo., 1989, sección fotográfica.

139

del Estado de Durango COSIOCED, órgano que posteriormente se afiliaría a la

CROM Confederación Regional Obrera Mexicana. Para los terratenientes

durangueños ese sindicato era verdaderamente una amenaza, porque afectaba

directamente sus bienes terrenales.

Con la confianza total puesta en su organización, los agraristas durangueños

realizaron en 1923 un gran congreso, en el que denunciaron la existencia de

cuerpos armados por los hacendados que actuaban para dispersar a sus

organizaciones, la multiplicidad de obstáculos burocráticos para la dotación ejidal,

la falta de garantías para los agraristas así como el caso omiso que se hacía a las

peticiones de ampliación ejidal.

Eran los tiempos del inicio de la Reforma Agraria y los terratenientes se defendían

a capa y espada, intentando incluso la nada novedosa táctica de involucrar a

grupos campesinos ajenos o guardias blancas como aliados o grupos de choque

contra los agraristas.

En mayo de 1923, Rodríguez Favela participaba en la Primera Convención

Agrarista de la República, en la ciudad de México, convocada por el Partido

Nacional Agrarista, PNA, durante la cual se constituyó la Liga Nacional

Campesina, LNC, y compartiendo la mesa directiva con Úrsulo Galván y Manuel

Montes, el agrarista durangueño Guadalupe Rodríguez fue nombrado tesorero de

la misma.

En su viaje a México, Guadalupe Rodríguez estableció contacto con la dirigencia

del Partido Comunista Mexicano PCM y, convencido de la inevitable ascensión del

proletariado al poder, se afilió al comunismo, doctrina que nunca abandonaría.

De regreso al estado de Durango, Rodríguez comenzó a movilizar a los agraristas

de los municipios de Canatlán, Cuencamé, Nombre de Dios, Súchil, Pánuco de

Coronado, Peñón Blanco, San Juan del Río y Guadalupe Victoria. Paulatinamente,

los contingentes agraristas iban siendo dotados de armas, más que de tierras y

con la promesa ejidal, ayudaban al apaciguamiento de diversas fuerzas

antigobiernistas del estado. Fue así como, los agraristas de Durango, al igual que

140

los de otras partes de la República jugaron un importante papel de apoyo al

Gobierno durante la Rebelión Delahuertista en 1923.

En 1924, el prestigio social del líder agrarista era muy grande y en las elecciones

del municipio de Durango obtiene el puesto de regidor por el Partido Durangueño

del Trabajo, PDT, sus gestiones como regidor no obstaculizan su actuación como

líder agrarista y participa en el Quinto Congreso de Ligas Agrarias Estatales, en

1925.

A la sazón, México había sido invitado a participar en el Primer Congreso

Internacional Campesino, a celebrarse en la ciudad de Moscú, en la Unión

Soviética y José Guadalupe Rodríguez fue nombrado como el delegado mexicano

al mencionado congreso.

El líder agrarista durangueño permaneció en la Unión Soviética por más de tres

meses y durante ese lapso conoció las diversas formas de trabajo productivo y

comunal de los soviets y aprovechando el viaje, también visitó algunos campos

agrícolas de Francia y Alemania con el interés puesto en sus formas de

organización. Con un acrecentado espíritu socialista, Rodríguez Favela retornó a

Durango con la idea fija de poner en práctica la organización de soviets

durangueños.

Sin tomar en cuenta las críticas, como convencido socialista internacional,

Rodríguez Favela adoptó el uso de los símbolos internacionales del comunismo, el

más famoso fue el fierro de herrar con la hoz y el martillo, que Rodríguez Favela

usaba para marcar al ganado mostrenco, para que pasara a ser propiedad del

proletariado durangueño. El líder también adoptó la bandera roja usándola en

lugar de la mexicana y los socialistas agraristas de Rodríguez, al estilo Konsomol,

comenzaron a usar los distintivos rojos con estrellas de cinco puntas en sus

sombreros anchos en los diversos municipios que estaban en pugna por la

dotación ejidal, aunque la principal preocupación de Guadalupe Rodríguez era la

de armar al futuro Ejército Soviético Durangueño. Ante las manifestaciones

públicas de Rodríguez, el Gobierno tenía los cabellos de punta, estaba bien que

fueran socialistas, pero no tanto.

141

Al respecto José Revueltas, refiriéndose al papel de Partido Comunista Mexicano

en ese momento, nos dice que:

Nuestro partido trató de encontrar una salida a la situación anormal en que

se encontraba por los años 26-29 (aproximadamente), periodo en el cual

había devenido, prácticamente, en un partido campesino cuyo papel no

había sido otro que el de revestir con un lenguaje de extrema izquierda y

radical las aspiraciones históricas de la burguesía y pequeña burguesía

democráticas. (…) Pronto aparecieron entonces, en los potreros de los

latifundistas de Durango, los caballos y las reses que los comunistas,

levantados en armas, habían herrado en las ancas con el hierro candente

de la hoz y el martillo (histórico), en señal de que a partir de ese momento

aquellos animales habían pasado a ser propiedad del pueblo. 175

Para Rodríguez Favela la lucha de sus agraristas era, en última instancia, por la

conformación de un Estado dirigido por obreros y campesinos. “Para 1926, los

agraristas de Durango contaban con 1,200 fusiles.” 176 Para el Estado Mexicano,

la solución contra sus opositores de izquierda y de derecha estaba en intentar, a

toda costa, el enfrentamiento entre cristeros y agraristas, como antagónicos

naturales.

El Estado no podía permitir que sus aliados agraristas se volteasen en su contra, y

pronto se presentó una oportunidad de acabar con el germen comunista

durangueño, la movilización de las fuerzas agraristas contra los cristeros en

Durango comenzó casi al mismo tiempo del inicio de la Primera Rebelión Cristera.

Los agraristas fueron enviados por el Ejército como punta de ariete en el ataque,

como carne de cañón o como soldados de segunda categoría.

Llegado en momento de la Rebelión Escobarista los datos sobre los agraristas en

Durango son muy contradictorios. Según Miguel Terrones:

175 REVUELTAS, JOSÉ. Escritos políticos, Obras completas, Tomo 12, México, ed. Era, 1989 pp.116 a 117. 176 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo III, p. 50

142

Los agraristas, agrupados en lo que se llamó entonces Fuerzas Regionales,

fueron divididos en tres grupos de 500 hombres cada uno, que debidamente

armados y pertrechados combatieron; uno de ellos al mando del diputado

José Ramón Valdez, a los escobaristas que se habían hecho fuertes en el

norte del estado; otro grupo se agregó a la columna militar que combatía a

los rebeldes cristeros en el municipio de Mezquital y la Fuerza Regional

restante se destinó al resguardo de poblaciones y a la escolta de trenes.

Este contingente, con el asesoramiento del general Manuel Medinaveytia,

comandante de Durango; logró, en el transcurso del mes de abril de 1929,

expulsar a los escobaristas y derrotar a los cristeros que abandonaron las

poblaciones de Mezquital y Santiago Bayacora, remontándose a la sierra y

dispersándose en pequeños grupos que ya no constituyeron problema

militar. 177

El millón de pesos que costó la campaña contra los escobaristas fue cubierto por

el Gobierno del Estado y extrañamente, las acciones del Movimiento Renovador

(escobarista) en Durango causaron pocas bajas militares.

Según Jean Meyer:

En 1929, los agraristas, fueron movilizados a combatir a los cristeros fuera

de su lugar de origen. De Durango algunos agraristas comenzaron a

volverse cristeros (…) Los agraristas se desertaron en el momento de la

Rebelión Escobarista, y en algunos lugares fue preciso disolverlos a causa

de su ineficacia y de sus saqueos. 178

Aunque lo que realmente sucedía era que se iniciaba la efímera Revolución

Comunista Agrarista Durangueña. Sergio Domínguez relata que:

Ante la exigencia y presión de Rodríguez Favela de acelerar al reparto

agrario y aprovechando la insurrección cristera, se dan instrucciones a los

grupos agraristas, con Rodríguez Favela como Comandante en Jefe de

éstos, en el estado de Durango, para que marche tras los alzados en la

región serrana del sur de la entidad, con el fin de mantenerle ocupado en 177 TERRONES, MIGUEL. Op. Cit. pp. 354 a 355.

143

acciones militares, de dificultad extrema, toda vez que el Ejército Regular de

la plaza no había podido controlar a los cristeros de Durango. Sin embargo,

sus triunfos consecutivos resultan contraproducentes, puesto que obtiene

cada vez una mayor fuerza política y militar. (…) No obstante haber recibido

instrucciones de incautar todas las propiedades de los sublevados, causó

un enojo mayor al gobernador Alberto Terrones Benítez, por haber herrado

todos los animales recogidos con el fierro comunal de la hoz y el martillo. 179

Por su parte Lozoya Cigarroa, en su texto Hombres y Mujeres de Durango, afirma

que José Guadalupe Rodríguez fue comisionado por el general Plutarco Elías

Calles, para combatir a los adeptos a Escobar en 1929 y que su lid se centró

contra los generales Urbalejo y Amaya. 180

Lo cierto y coincidente es que José Guadalupe Rodríguez, al término de la

Rebelión Escobarista, fue desarmado, hecho prisionero y fusilado junto con su

correligionario Salvador Gómez, el 19 de mayo de 1929.

La muerte de los militantes comunistas Rodríguez y Gómez desató una campaña

mundial de protesta contra el Gobierno Mexicano por parte de las organizaciones

afiliadas a la Tercera Internacional Comunista y a la larga, fue una de las causas

de la ruptura de relaciones entre México y la Unión Soviética, en 1930, y del inicio

del clandestinaje del Partido Comunista Mexicano.

Tepehuanes, coras, huicholes y huazamotecos gobiernistas. El Estado Mexicano logró hacerse de aliados regionales en la Sierra de Durango,

sobre todo entre algunos caciques que tomaron su partido por diversos intereses,

sobre todo de relación con las transnacionales madereras.

El jefe tepehuán de Santa María Ocotán, Chón Aguilar tomó el partido del

gobierno contra los cristeros de Florencio Estrada, Chón Aguilar fue el primer

cacique tepehuán que abrió los bosques comunales tepehuanes a las compañías

178 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo III, pp. 52 a 55. 179 DOMINGUEZ ROJO, SERGIO Y JAVIER GUERRERO ROMERO. José Guadalupe Rodríguez Favela (Biografía), Durango, Gobierno del Estado de Durango, 1989, p. 27. 180 LOZOYA CIGARROA, MANUEL. Hombres y mujeres de Durango, Durango, ed. del autor, 1985, p. 287.

144

forestales, de la misma manera Agustín Carrillo, de Santa Catarina, apoyó al

Ejército Federal.

En 1927, después de la batalla del Cerro del Capulín, el Gobierno instaló una

guarnición de coras, bajo el mandato del general Enrique León Contreras.

Por su parte los huazamotecos mestizos que tomaron el partido del Gobierno

fueron dirigidos por los caciques hermanos Muñoz, cuñados del jefe cristero

Florencio Estrada.

Según el testimonio de Dolores Muñoz: “Los Muñoz y los Estrada se llevaban muy

bien; el 18 de mayo de 1922, habían acabado con Primo Ortiz”, el cacique de la

sierra y ésta situación marcó el inicio de la lucha por el poder en la zona

interétnica serrana y al momento de la Primera Rebelión Cristera, para tener el

control de la situación, los Muñoz y los Estrada habían llegado a un arreglo,

estableciendo quiénes quedaban del lado del Gobierno y quiénes se iban del lado

de la Cristiada. A Florencio Estrada le tocó ser jefe de los cristeros, con la

condición de que los Muñoz lo auxiliarían mientras duraba el conflicto. Sin

embargo, la llegada de las tropas regulares a la zona desató la violencia y nadie

fue capaz de contenerla. Los Muñoz, de parte del Gobierno, se vieron obligados a

enfrentar a los hombres de su cuñado, el coronel cristero Florencio Estrada y a los

de su hermano gemelo Frumencio Estrada. 181 Si bien, algunos de los pobladores

de los municipios del Mezquital y Pueblo Nuevo lograron permanecer al margen

de la contienda, otros prefirieron la emigración, sobre todo los mestizos.

De hecho la Cristiada dividió a la etnia tepehuán entre gobiernistas, cristeros y

pacíficos y estableció alianzas que en otras circunstancias eran imposibles, el

motivo principal fue, como desde la Colonia, la posesión y explotación de los

bosques.

La legislación. No todas las leyes que se promulgan en el país son aplicadas de manera expedita

y eficiente. Su desconocimiento y tergiversación, por parte del Gobierno y los

181 ADOLFO ESTRADA MUÑOZ / Antonio Avitia, Huazamota, Durango, Julio de 1995.

145

gobernadores han creado malentendidos y situaciones confusas e incluso

conflictos. A lo largo del proceso revolucionario, los conflictos que se generaron

con motivo de la resistencia del Clero y la grey católica a los artículos de la

Constitución de 1917 que perfilaban el estatuto eclesiástico de la Revolución y

diversos problemas de orden práctico, condujeron a un nuevo concordato de facto,

que tampoco conllevó a modificaciones legales, por lo que no hubo cabida para un

derecho eclesiástico. 182

El 7 de enero de 1926, el presidente Calles pudo obtener de las Cámaras, poderes

extraordinarios para hacer reformas al Código Penal en lo que se refería a

violaciones legales en materia religiosa. Los días 10, 11 y 12 de febrero de 1926,

Calles expidió diversos decretos para deportar a algunos ministros religiosos

extranjeros.

El 22 de febrero, el presidente expidió una reglamentación provisional del Artículo

Tercero Constitucional y el 14 de junio promulgó la Ley Reformando el Código

Penal para el Distrito y Territorios Federales sobre Delitos del Fuero Común y

Delitos contra la Federación en Materia de Culto Religioso y Culto Externo, misma

que, como ya se ha mencionado, fue comúnmente conocida como Ley Calles.

Desde el punto de vista de la Iglesia y los conservadores, la Ley Calles fue uno de

los motivos que propiciaron la Primera Rebelión Cristera. La Ley Calles estaba

lista, para entrar en vigor a partir del 31 de julio del mismo año e imponía la

reglamentación de los artículos: 3º, 5°, 24° y 130° de la Constitución, limitando el

ministerio de los sacerdotes extranjeros y el culto externo, también imponía la

educación laica y su vigilancia por parte del Estado, de la misma manera prohibía

y disolvía las órdenes monásticas y los votos religiosos. Penaba igualmente las

críticas a las leyes y al Gobierno, por parte de los sacerdotes, limitaba la libertad

de asociación y de prensa religiosa, en las restricciones se incluía el vestuario

religioso y sobre todo se legislaba la expropiación de los bienes terrenales de la

Iglesia.

182 RUIZ MASSIEU, JOSE FRANCISCO. “Hacia un derecho eclesiástico mexicano”, en Derecho Eclesiástico Mexicano, México, Porrúa /UNAM / Universidad Americana de Acapulco, 1993, p. 33.

146

En específico, la reglamentación del Artículo Tercero expresaba que ninguna

corporación religiosa podría impartir instrucción primaria. En lo referente al Quinto

se argumentaba que el Estado no podía permitir el sacrificio de la libertad por la

afiliación a los votos religiosos de cualquier orden, razón por la cual, a su vez, no

se podía permitir el establecimiento de órdenes monásticas. Con la mencionada

ley, la Iglesia perdía el derecho a recibir herencias y los templos pasaban a ser

propiedad de la Nación. En sí, el jacobinismo del Estado Mexicano tenía su mejor

momento con la promulgación y puesta en vigor de la Ley Calles.

Los seguidores del Gobierno del general Plutarco Elías Calles pusieron en

vigencia la Ley Calles de manera expedita en sus respectivas jurisdicciones y, en

el estado de Durango, como en otros estados, se exageraron los detalles de la

separación efectiva del Estado y la Iglesia.

El Episcopado Mexicano se apresuró en su reacción a la Ley Calles y en el

segundo punto de un cable enviado al Papa Pío XI, decía textualmente lo

siguiente:

El Comité Episcopal ha resuelto hacer un esfuerzo supremo para conservar

la vida de la Iglesia, y emplear el único medio que cree eficaz, y que

consiste en que, unidos todos los obispos, protesten contra ese decreto,

declarando que no pueden obedecer y que nos obliga en conciencia, a

suspender el culto público en toda la nación por no poder ejercitar conforme

lo piden los sagrados cánones y la estructura divina de la Iglesia. 183

Con la Ley Calles, los poderes de la Nación, por la vía legislativa, hacían efectiva

su separación del derecho canónico y de la Curia del Vaticano, en tanto la Iglesia

con más adeptos en el país.

La suspensión de cultos fue, de hecho, el decreto de respuesta del poder

eclesiástico contra el poder político de la Ley Calles y se programó para el primer

día de agosto de 1926; un día después de la entrada en vigor de la Ley Calles.

183 RIUS FACIUS, ANTONIO. Op. Cit., p. 55.

147

Por su parte, el coronel cristero de Santiago Bayacora, Francisco Campos, nos da

su interpretación de la Ley Reglamentaria que fue fijada, en la puerta del templo

de Santiago Bayacora:

Sucede que, el mes de julio de 1926, apareció un manifiesto en la puerta

del templo de éste lugar, en el cual decía así: El 31 de julio de 1926 tendrán

que ser cerrados todos los templos de la República Mexicano y los

sacerdotes tienen que ser expulsados a otros países.

Artículo 1.- Todo individuo encargado de un templo, si repica las campanas,

será multado con cincuenta pesos y un año de prisión.

Artículo 2.- Toda aquella persona que enseñe a rezar a sus hijos, la misma

pena.

Artículo 3.- Toda aquella casa que haya santos, por consiguiente.

Artículo 4.- Toda aquella persona que porte insignias en su cuerpo, por

igual; y así sucesivamente hasta el artículo 30. 184

A la pugna entre poderes en términos legales, sobrevino el pleito entre el Ejército y

los cristeros, en términos de armas: La cruz armada se enfrentaba a la nueva

espada.

Los cristeros de Durango. A diferencia de lo que sucedía en otras regiones de la República, como la del

Bajío Guanajuatense y la de Los Altos de Jalisco, en donde la motivación guerrera

de la Primera Rebelión Cristera respondió a móviles religiosos y de poder; en la

cual, la Iglesia y al Liga tienen la batuta direccional del movimiento, en el sur de

Durango, donde, salvo algunos lugares, no había templos católicos ni presencia

del Gobierno del Vaticano, los motivos cambian, en tanto se va transformando la

explotación de los recursos naturales de la zona y se presenta la guerra como

resistencia a la tala de los bosques y como pugna de poder entre caciques de

indígenas y mestizos, mientras que los conservadores de la ciudad consideraban

erróneamente que los indígenas y mestizos cristeros peleaban la lucha por Dios y

184 CAMPOS, FRANCISCO. El levantamiento cristero en 1926 en Santiago Bayacora, p. 6.

148

por la Patria. En esta historia, la diversidad de ubicación territorial de los actores

es determinante.

Como ya hemos visto, hasta las postrimerías del siglo XIX, el sur del estado no es

motivo de codicia de terratenientes, la gran apropiación territorial se da durante la

última década del porfiriato, conquistadora e invasora de las mejores tierras del

país, es también cierto que la apropiación retrocede de manera constante en

ciertas regiones, como por ejemplo, en la zona serrana de Durango. 185 Los llanos

quedaron franqueados por el paso del ferrocarril y las sierras aisladas, sin que las

cintas de acero las atravesaran.

186

185 VILLA GUERRERO, GUADALUPE. Durango en la era de la paz y del progreso, México, Tesis de Maestría en Historia de México, FFyL, UNAM, 1993. 186 Grabado de Charro con bandera cristera, VÁZQUEZ VALLE, IRENE. Op. Cit.

149

Durante el proceso de deslinde, entre 1907 y 1909, en el estado de Durango se

deslinda, entre terrenos baldíos y nacionales, la superficie de 173,980 hectáreas y

sólo 998 fueron tituladas a labradores pobres. 187 Así, en la región occidental y sur

de la sierra se irían fraccionando los territorios accesibles entre pequeños ranchos

y rancherías.

Poco a poco los gambusinos comienzan a explorar el terreno, aunque todavía

para 1919, en la Carta Minera del Estado de Durango, realizada por Luis Zubiría y

Campa, el extremo sur de Durango es consignado como región poco explorada.

En lo que a minerales se refiere, en la Sierra de Michis se explotaron las minas de

El Toro, El Zagalejo, Chihuahuilla y San Pascual, las dos primeras con ley de

plata y plomo y la última con ley de plata, plomo y estaño. En la misma región, la

mina de oro y plata La Única se había hecho legendaria por su alta ley y porque,

desde el agotamiento de su primera bonanza, nunca fue relocalizada. En la región

de Mezquital, por la misma época, se consigna el mineral de Minas Negras. 188

En lo referente a la producción agrícola, el mezcal, el maíz, el trigo, el frijol y el

chile eran los productos que, en sus pocos lugares cultivables, producía el partido

de Mezquital, en las haciendas de La Laborcita, El Refugio y Santa Elena, que

eran propiedad de los hermanos Castillo y; La Joya de Atotonilco, propiedad de

Cuet Von Den Kmesebeck. 189 Era tan poca la producción agrícola de Mezquital

que el valor agrario del partido llegaba apenas al 0.9% del total del estado.

Ya desde el periodo porfirista, en el terreno del conflicto cristero, la riqueza que

era digna de codicia transnacional era la forestal. Así, los latifundios forestales del

porfiriato en los municipios de Pueblo Nuevo, Mezquital y Durango, competían por

su extensión.

En Pueblo Nuevo, el Durango Land Co., con 86,000 hectáreas, Ignacio Ortega

(Hartmann and Smith) Coscomate y Carpinteros, con 71,627 hectáreas, Luises C.

Willar, con 41,100 hectáreas, Patrick A. Ducey, Cd. Borbony, con 31,450

hectáreas, Abel Pereyra de Coscomate y Carpintero Fraccionamiento, con 38,778

hectáreas, Emma G. I. Smith, con 29,471 hectáreas; Edward Hartman, con la

187 Ibid., p. 81. 188 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Historia del (…), p. 73. 189 VILLA GUERRERO, GUADALUPE. Op. Cit., cuadro, s/p.

150

hacienda Coyotes de 27,812 hectáreas; e Hiram Smith con la Coscomate

Fraccionamiento de 21,511 hectáreas.

En Mezquital: Luis García Martínez, con 96,650 hectáreas, The Durango Land and

Lumber Co., con 86,060 hectáreas, Edward Ratan con La Montaña de 140,000

hectáreas, Rafael Martínez, con 81,636 hectáreas y Abel Pereyra con La

Esperanza de 41,715 hectáreas.

En el municipio de Durango: F. I. Morris, con Otinapa y Súchil de 71,020

hectáreas, Rafael Terán, con Corralitos y Durango de 39,350 hectáreas y U. S.

Mexican Realthy Col. San Blas, con 24,913. 190 Mientras que en la Sierra, The

Durango Land and Lumber Co. se iba desarrollando, en la Comisión Local Agraria,

el reparto de tierra ejidal y el reconocimiento de bienes comunales del municipio

de Mezquital se encontraba atorado, en el largo proceso de trámite de los

expedientes de Santa María Ocotán, Xoconoxtle, Atotonilco, Paura y San Miguel

Temoaya, aunque, de manera coincidente, los expedientes de regularización de

tenencia, posesión y propiedad terrenal afectaban directamente a los latifundios

forestales y los procesos de resolución se hacían largos y permanecían en el

letargo de los archivos.

Los títulos primordiales de propiedad y posesión territorial de los tepehuanes en

Santa María Ocotán datan del año de 1705 y fueron ratificados en 1861.191 Sin

embargo, estos títulos nunca fueron considerados por los deslindadores y

generaron el grave conflicto centenario de Santa María Ocotán y Xoconoxtle,

mismo que ha perdurado hasta el siglo XXI.

Ubicación geográfica. Durante la Primera Rebelión Cristera hubo levantamientos en 26 estados de la

República, con gran diversidad de fuerza en cada región. Casi todos los

levantamientos cristeros armados fueron de carácter rural, con la sóla excepción

190 VILLA GUERRERO, GUADALUPE. Op. Cit., cuadro # 4.

191 SANCHEZ OLMEDO, JOSÉ GUADALUPE. Etnografía de la Sierra Madre Occidental. Tepehuanes y Mexicaneros, México, SEP/INAH, colección Científica # 92, 1980, pp. 171 a 182.

151

de lo que se ha dado en llamar La Guerrilla Urbana Cristera protagonizada

principalmente por los miembros de la ACJM.

En el estado de Durango, la Primera Rebelión Cristera tuvo su mayor ímpetu en

los municipios de Durango, Mezquital y Pueblo Nuevo y perturbó la paz de los

municipios de Súchil y Vicente Guerrero (antes Muleros), aledaños a la región

cristera.

El municipio de Mezquital esta limitado al noreste por los municipios de Nombre de

Dios y Súchil, al sur por los estados de Zacatecas, Nayarit y Jalisco y al norte y

poniente por los municipios de Durango y Pueblo Nuevo respectivamente.

La superficie del municipio de Mezquital es de 7,047 Km2 y representa el

segundo lugar en extensión entre los municipios del estado, el primer lugar es

ocupado por el municipio de Durango. La cartografía anterior a los años sesentas

del siglo XX era muy imprecisa con respecto a los límites del municipio de

Mezquital, con los estados de Zacatecas, Nayarit y casi con Jalisco, e incluso

algunos centros de población de la región no eran consignados.

Según los censos oficiales, hasta la década de los años sesentas del siglo XX,

Mezquital nunca habría tenido una población mayor de los 7,000 habitantes, así

en 1950 la densidad de población del municipio era de un habitante por kilómetro

cuadrado.

La orografía del territorio de Mezquital es de lo más accidentada y desconocida del

país. El principal accidente orográfico del municipio es el Cañón de Mezquital, la

quebrada más extensa del territorio duranguense. Por el fondo del Cañón de

Mezquital corre el Río Mezquital, cuyo principal afluente es el Río Lajas. En el

estado de Nayarit, el Río Mezquital, toma el nombre de Río San Pedro.

Las alturas sobre el nivel del mar, en el municipio de Mezquital, varían desde los

3,000 metros que es la altura de la cima del Cerro Gordo, hasta los 500 metros

que son las alturas de las simas más bajas de la Quebrada o Cañón de Mezquital,

esto representa 2,500 metros de accidentes entre cima y sima.

Otro gran accidente orográfico del municipio de Mezquital es el de la Quebrada de

Huaynamota que se junta con la Quebrada de Huazamota. En las profundidades

152

de estas quebradas fluyen los ríos Huaynamota y Huazamota respectivamente.

Estos ríos son afluentes de lo que, en el estado de Jalisco, es el Río Santiago.

Hasta 1930, el entonces partido de Mezquital, incluía los municipios de

Huazamota y Mezquital y sus respectivas cabeceras ostentaban los nombres de

los municipios. A partir de 1930, a causa de la Primera Rebelión Cristera,

Huazamota perdió la categoría de municipio por falta de población y su territorio

fue dividido entre los municipios de Pueblo Nuevo y Mezquital, la cabecera del

antiguo municipio de Huazamota quedó en el actual municipio de Mezquital. La

población de Huazamota se encuentra ubicada en las márgenes del Río San

Lucas.

Con respecto al municipio de Durango, la parte que mayor participación tuvo en la

Primera Rebelión Cristera fue la del extremo sur, sobresaliendo en la guerra los

pobladores mestizos e indígenas aculturados de Santiago Bayacora y el Nayar y

en la guerrilla urbana los acejotaemeros y Brigadas Femeninas Santa Juana de

Arco de la ciudad de Durango.

En el municipio de Pueblo Nuevo, los aserraderos y las vías del ferrocarril fueron

los objetivos preferidos para los ataques de los cristeros y diversos pueblos

serranos se anexaron a la guerra, aunque no aquellos cuyos habitantes de los

campamentos madereros eran inmigrantes a la región y dependían de la tala y

aserrado de la madera.

El grupo cristero más fuerte del estado de Durango fue el que dirigió Trinidad

Mora, quien era originario de Santiago Bayacora, municipio de Durango. El

general cristero Trinidad Mora fue seguido en la lucha por los jefes Federico

Vázquez, de Temoaya, municipio de Mezquital. Dámaso Barraza, de Yonora y

Valente Acevedo, de Llano Grande.

Otro grupo que actuó en el extremo sur del estado fue el de Florencio Estrada,

oriundo de Huazamota, durante la Primera Cristiada, Estrada actuó más bien del

lado del general cristero zacatecano Pedro Quintanar, en la zona que comprenden

el extremo sur del estado de Durango, el noroeste de Zacatecas, y el noreste de

Nayarit, toda esta región ha sido tradicionalmente relegada por los gobiernos de

sus respectivos estados, sobre todo por lo accidentado de su terreno, por la

153

lejanía y falta de comunicación con las respectivas capitales de cada estado así

como por la dificultad para establecer hegemonía sobre las diversas etnias que la

habitan.

Los motivos del levantamiento en la Primera Rebelión Cristera fueron muy

diferentes, de acuerdo a cada grupo involucrado en la guerra; así, los

tradicionalistas y el Clero citadino pugnaban por la reapertura de los templos, la

libertad de conciencia, la continuación de cultos y la derogación de la legislación

jacobina, la reacción eclesiástica contra la Ley Calles y la implantación del

catolicismo como religión única y oficial en el país o; como lo menciona Alicia

Olivera Sedano:

Los cristeros habían decidido implantar una nueva constitución, acorde

también con el punto de vista del Catolicismo Social. 192

Como ya se apuntó, sin estar completamente desarrollada, la del Catolicismo

Social era una doctrina que intentaba dar una práctica más justa a las relaciones

laborales sin hacer mengua de los privilegios de la burguesía y la Iglesia; de

acuerdo con la Encíclica Rerum Novarum de León XIII. Así, desde el principio del

conflicto se observó, entre los participantes, grandes diferencias en sus demandas

mismas que revistieron carácter étnico, económico, de intereses de poder,

religiosos y de ideología.

Para los mestizos e indígenas serranos los móviles son de sobrevivencia étnica,

de aplicación real del artículo 27º de la Constitución, de conservación de los

terrenos boscosos comunales, de limitación del avance de las taladoras

transnacionales y, el arreglo de las pugnas de poder local de los cacicazgos entre

las etnias serranas y los poblados mestizos, por la guía de los destinos de la

sierra.

Los cristeros de Trinidad Mora. Santiago Bayacora es un pequeño poblado situado a unos cuantos kilómetros al

sur de la ciudad de Durango. En Bayacora las festividades religiosas se celebran

192 OLIVERA SEDANO, ALICIA. La literatura Cristera, p.7.

154

con todo rigor sobresaliendo la fiesta de Santo Santiago Apóstol el día 25 de julio

de cada año. Los ritos sincréticos en la práctica religiosa extienden su influencia

hasta en el nombre del poblado; Santiago, de origen español, y Bayacora, de

origen Tepehuán.

Los antepasados de los pobladores de Santiago Bayacora, como ya hemos

observado, fueron tepehuanes y participaron en las diferentes rebeliones que

sostuvo la etnia contra los españoles, para la época de la Primera Rebelión

Cristera, la mayoría de la población de Santiago Bayacora eran mestizos o bien

tepehuanes aculturados. De hecho los santiagueros no eran, como decía Pastor

Rouaix, un pueblo de indios famosos por su carácter apacible 193 sino que se

trataba de los descendientes de los indomables tepehuanes.

Procesión cristera en Santiago Bayacora 194

Al inicio de la guerra, Trinidad Mora fue elegido democráticamente como el jefe

absoluto de la rebelión en el estado de Durango. 193 ROUAIX, PASTOR. Diccionario Biográfico Geográfico de Durango, p. 252.

155

Mora era el sacristán del templo de Santiago Bayacora y fue secundado por

Federico Vázquez, quien tuvo bajo su mando a los guerreros de Temoaya,

Dámaso Barraza, que dirigió a los de Yonora, y Valente Acevedo que comandaba

a los de Mezquital y Llano Grande.

Durante la Revolución, Barraza había sido revolucionario bajo las órdenes del

general Domingo Arrieta y, según Everardo Gámiz: como cacique de Mezquital,

contaba con un capital de más de 100,000 pesos, pues en Yonora poseía más de

1,000 cabezas de ganado. 195

Aún cuando Trinidad Mora no tenía experiencia en la dirección de tropas, ante la

guerra por la religión, por Cristo Rey, por la Virgen de Guadalupe, por los mitotes

tepehuanes y contra la tala de los bosques, los jefes de Temoaya, Yonora y

Mezquital lo reconocieron como su superior de manera incuestionable.

Como jefe cristero, Mora prefirió siempre la táctica de guerra de guerrillas, sólo

atacaba al enemigo sobre seguro y esto explica en gran medida, las terribles

pérdidas sufridas por los soldados federales, mucho mayores que las que tuvieron

los cristeros del estado. De acuerdo con Jean Meyer:

En Durango, peones de las grandes haciendas cercanas a la ciudad,

duramente afectados por la Revolución, y serranos mestizos e indios de las

comunidades, fueron los que se alzaron. Los comuneros vivían del trabajo

de sus tierras y de la explotación del bosque, y si bien ya no temían a las

haciendas que los habían rechazado a la montaña, tenían que luchar para

conservar la propiedad de los bosques. 196

Así pues, un pueblo que, despojado de sus tierras y explotado por los hacendados

y caciques, al que ya no quedaba más que la esperanza en el supuesto mundo

celestial y cuya vida social cotidiana y lazos de amistad y parentesco se centraban

en los templos o en los oratorios sin sacerdotes, en los que se desarrollaban los

múltiples ritos de bautizos, confirmaciones, comuniones, matrimonios,

extremaunciones, misas, rosarios, semanas santas, pasiones, posadas, pastorelas

194 Procesión Cristera en Santiago Bayacora, ARA, CESU, UNAM, sección fotográfica. 195 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto (…), pp. 56 a 58. 196 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo III, p. 20.

156

y fiestas de guardar; así como las fiestas a los santos patronos. Al cerrársele esta

única liga de identidad y sin la oferta de una alternativa válida e inmediata,

defendía con las armas su última instancia de sobrevivencia como pueblo, con

toda la subjetividad de sus relaciones, mermados a su vez, por las restricciones

que, el despojo de las tierras y la tala de los montes imponía la ley forestal, a los

habitantes de las comunidades serranas. 197

La imagen progresista y avanzada del nuevo Gobierno, se presentó en la región

como la agresión a lo subjetivo y religioso, aunque los bienes terrenales sólo

cambiaban de dueño o estaban en vías de cambiar, no precisamente a ser

propiedad de sus primigenios y legítimos dueños, es decir, los indígenas, sino de

los caciques del nuevo orden y las taladoras transnacionales.

En la Rebelión Cristera no hubo forma de cambiar de bando y el caudillo era el

irreconocible: Cristo Rey, si bien hubo escapularios y una seguridad sobrenatural

del premio a la muerte, con la vida eterna a la diestra de Dios, como soldados de

Cristo y la pena a la traición era la pérdida absoluta del alma. En la bandera el

símbolo del águila azteca fue sustituido por la imagen de la Virgen de Guadalupe

con la leyenda “Viva Cristo Rey y la Santísima Virgen de Guadalupe”, imagen de

la madre que azuzó al cristero a la lucha casi suicida por Dios y por la Patria, en el

reverso de la bandera cristera aparece el Santo Señor Santiago Apóstol o

Santiago el Mayor, santo que según la tradición, predicó en España y allí

descansan sus restos mortales, Santo guerrero Luz de las Españas, patrón y

guiador de los reyes de Castilla y Aragón y de la orden de Caballería de Santiago, 198 Santo Guerrero que sería el guía de las batallas de los hombres de Santiago

Bayacora. Es extraño cómo, en un estado asolado y despoblado por la acción de

casi todas las facciones de la Revolución: maderistas, orozquistas, huertistas,

villistas, constitucionalistas, murguiístas y arrietistas entre otros, aún hubiera bríos

para que, en 1928, existieran 2,000 cristeros en pie de guerra, a todo lo largo de

las quebradas del Mezquital, en Pueblo Nuevo y en el municipio de Durango,

197 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto (…), p. 42. 198 SARAVIA G. ATANASIO. Apuntes para la Historia de la Nueva Vizcaya, Tomo IV, p. 143.

157

peleando una guerra en apariencia fanática, pero políticamente más complicada y

definida que las de los caudillos de la Revolución.

Santo Santiago Apóstol, con sombrero charro y con machete. Santo patrón de los cristeros de Durango 199

Los cristeros de Florencio Estrada. Huazamota, o Santa María de Huazamota, es un poblado situado en el extremo

sur del estado de Durango, que en el censo nacional de 1910 contaba a 2,700

huazamotecos. A pesar de ser un pueblo sin sacerdote, los habitantes de

199 Santo Santiago Apóstol Charro, Patrón de los cristeros de Durango. Foto de Antonio Avitia, del altar del templo de Santiago Bayacora, Durango.

158

Huazamota cumplían con sus ritos litúrgicos de manera autónoma guiados por las

mujeres santas que rezaban el rosario y que asistían a los muertos, de la misma

manera que organizaban las peregrinaciones y fiestas religiosas, en el oratorio del

lugar.

El corazón de la lucha cristera 200

Los habitantes de Huazamota, sin faltar, tenían realizados y en regla todos sus

sacramentos por los viajes que hacían ex profeso a Huejuquilla El Alto, Jalisco,

para visitar el templo dedicado al Divino Preso, imagen de Jesucristo que se

venera los Domingos de Ramos.

Los cristeros de Huazamota fueron dirigidos por el coronel Florencio Estrada y por

su hermano gemelo Frumencio Estrada. Los Estrada se anexaron a lo que se

conoció como la Zona Quintanar, esta región integraba a los cristeros del norte de 200 El Corazón de la Lucha Cristera. MEYER, JEAN. El Coraje Cristero, ed. Universidad Autónoma Metropolitana, colección Cultura Universitaria # 4, México, 1981, sección gráfica.

159

Jalisco, oeste de Zacatecas, sur de Durango y este de Nayarit. El territorio

Quintanar llegó a ser un verdadero país cristero con un Gobierno autónomo,

dirigido por el general Pedro Quintanar y gobernado por Aurelio Acevedo Robles.

Los cristeros de Estrada constituyeron la infantería de la Brigada Quintanar;

misma que estuvo integrada por mestizos e indígenas tepehuanes.

A la par de la lucha cristera, en Huazamota se suscitaron otras pugnas que se

centraban en la obtención del dominio total de los bosques del Mezquital y por el

ejercicio de poder en la zona interétnica de los límites entre los estados de

Durango, Jalisco, Zacatecas y Nayarit.

Sin embargo, la pugna que mayormente motivó a los hermanos Estrada:

Florencio, Frumencio, Jesús, Rosario y Eleuterio 201 fue la del cacicazgo

huazamoteco: Huazamota, pueblo dividido por mitad, los Estrada y los Muñoz,

primos y cuñados se enfrentaron. 202

El 18 de mayo de 1928, cuando los cristeros de Florencio Estrada ocuparon

Huazamota, la violencia se desató y los incontenibles cristeros comenzaron a

pasar a cuchillo a quienes les habían presentado resistencia. Sólo las súplicas de

las mujeres al jefe Florencio, por la vida de los Muñoz, detuvo la masacre de los

huazamotecos pacíficos y gobiernistas y prolongó el aliento vengador a los Muñoz.

Sin embargo, el daño estaba hecho y durante la Segunda Cristiada, los Muñoz

perseguirían a los Estrada hasta su muerte en 1936. 203

Juan Carrancio era el enlace entre Pedro Quintanar y la sierra de Durango y

operaba en la costa de Sinaloa y Durango. La Brigada Quintanar llegó a hacer

incursiones hasta Huazamota para apoyar a los Estrada contra los Muñoz. Era tal

el control que tenía la Brigada Quintanar sobre su zona, que para que algún

extraño pudiera viajar por ella debía portar salvoconducto:

Los salvoconductos eran otorgados a los comerciantes y a la San Nicolás

Mining Co. de Durango, para evitarle requisas, ya que pagaban sus

impuestos a los cristeros. 204

201 AGN. Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, vol. 559, exp. #4, foja #1. 202 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo III, p. 41. 203 ESTRADA, ADOLFO / Antonio Avitia, Huazamota, municipio de Mezquital, Durango, 1995. 204 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo III, p. 142

160

La influencia de Quintanar se ejercía incluso sobre la forma de explotar el ganado

y las cosechas, en 1929 Quintanar regañó a Florencio Estrada por dar mal uso a

las bestias de tiro convirtiéndolas en bestias de montar.

Otro cristero huazamoteco fue Mariano Mejía famoso por aparecer en el conocido

corrido de Valentín de la Sierra. Mejía se hizo cristero, convencido por Perfecto

Castañón, y su levantamiento duró poco, pues a los pocos días de alzado fue

hecho prisionero y remitido a las Islas Marías, aunque según Cuauhtémoc

Esparza, Mariano Mejía murió combatiendo en Monte Escobedo, Zacatecas. 205 Las etnias cristeras. Tepehuanes, coras, huicholes y mexicaneros, son las etnias que habitan la región

sur del estado de Durango, en los límites con los estados de Jalisco, Zacatecas y

Nayarit. Territorios estatales, cuyos mapas no corresponden a la división de los

lares indígenas de la región.

Hasta donde se sabe, los coras se mantuvieron al margen del conflicto cristero,

mientras que los miembros de las demás etnias se vieron involucrados en la

guerra, en ocasiones, en contra de su propia voluntad colectiva.

De acuerdo con Adolfo Estrada: De los huicholes, los pocos que entraron a la

guerra fueron del lado cristero. 206

En lo que se refiere a los mexicaneros o nahuas del norte, Neyra Alvarado nos

explica que:

La poca información histórica acerca de los mexicaneros se prolonga hasta

épocas más recientes; por ejemplo, durante la Revolución y la Guerra

Cristera no se menciona la participación de los mexicaneros en estos

movimientos sociales; sin embargo, podemos señalar los levantamientos de

la población de San Pedro Jícoras y también a la comunidad de Huazamota

como punto de reunión cristera de la región. La situación social en esta

época se caracterizaba por robos, hambres, incendios, violaciones, ataques

de vandalismo, por otra parte de los grupos indígenas y mestizos de la

205 ESPARZA SÁNCHEZ, CUAUHTÉMOC. Op. Cit., p. 159 206 ESTRADA, ADOLFO / Antonio Avitia, Huazamota, municipio de Mezquital, Durango, 1995.

161

región, así como también por esporádicos enfrentamientos con grupos

gobiernistas. 207

De hecho, la información documental y la lírica narrativa confirman la participación

de los mexicaneros en la Cristiada, al lado de los tepehuanes; por el hecho de que

su territorio se encuentra en medio de la zona del conflicto.

Los cristeros tepehuanes La Nación Tepehuán cuyo nombre significa: gente cerrera o gente de la montaña,

es producto de un especial mestizaje de piel roja y de nahua, características que

no tienen ni siquiera sus vecinos coras y huicholes. Como ya se mencionó, desde la época de la Colonia existen dos grupos

tepehuanes: los del norte y los del sur. Los tepehuanes del norte habitan en la

parte sur del estado de Chihuahua y sus principales centros de población son

Nabogame y Baborigame, mientras que los tepehuanes del sur se encuentran

establecidos en el extremo sur del municipio del Mezquital y parte del Pueblo

Nuevo, al sur del estado de Durango y sus principales comunidades son: San

Bernardino de Milpillas Chico y San Francisco de Lajas, en el municipio de Pueblo

Nuevo y en el municipio de Mezquital: Santa María Ocotán, Santa María

Magdalena, Taxicaringa, Santiago Teneraca y San Francisco Ocotán. En el estado

de Nayarit también habitan tepehuanes, en San Andrés de Milpillas Grande,

municipio de Huajícori, Nayarit. En cuantificaciones poco confiables se consignaba

la existencia de 3,000 tepehuanes en 1910 y 3,300 en 1921.

207 ALVARADO S., NEYRA Y ANDRES HERNÁNDEZ S. Mexicaneros, México, INI/SEDESOL, Colección Pueblos Indígenas de México, 1994, P. 8.

162

Cristeros tepehuanes de Yonora 208

Dentro de la idiosincrasia tepehuán, la lucha guerrera tiene un lugar predominante:

Sólo los que morían por la patria, los prisioneros de guerra que morían en

poder del enemigo, los sacerdotes y los hombres y mujeres que se habían

distinguido por sus virtudes y sabiduría, iban a la morada de Sahuatoba. 209

Esta situación explica parcialmente la constante participación de los tepehuanes

en rebeliones y guerras de resistencia contra blancos y mestizos, conflicto

constante que obligó a los tepehuanes a ubicarse en las partes más inaccesibles

de la sierra. Por lo demás, el mundo Tepehuán se mantiene suspendido entre tres

poderes, cuyos hilos tienen diferente cantidad de fuerza política, el poder del

Estado Mexicano, el poder de la Iglesia Católica sincrética y sin sacerdotes, y el

poder de sus propios gobernantes, en ocasiones con graves pugnas internas.

Las misiones jesuitas de la Colonia trataron de catequizar a los tepehuanes y lo

lograron sólo de manera parcial, de forma que:

208 Cristeros Tepehuanes de Yonora, ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica. 209 GÁMIZ, EVERARDO. Monografía de la Nación Tepehuana, p. 77.

163

La actual religión de los tepehuanes es una mezcla de catolicismo y

elementos nativos. Figuras importantes incluyen al Dios Padre, identificado

algunas veces con el Sol; Jesús Nazareno, identificado con la Luna; Madre

María, quien tiene varias ayudantes que incluyen a la Virgen de Guadalupe;

la estrella de la Mañana y un héroe cultural IXCAITIUNGU, El que

Gobierna. Esta última figura tiene ciertos aspectos de Quetzalcóatl,

particularmente por la que se refiere a su caída debido a la borrachera y

fornicación su purificación mediante penitencia danzando en el primer

mitote y finalmente, su larga y última jornada, posiblemente hacia el cielo. 210

Por supuesto, entre los tepehuanes no hay sacerdotes católicos. Un sacristán

llamado fiscal tiene a su cargo la Iglesia auxiliado por un topil.

Después de observar estos datos, no parece convincente que la religión católica

haya sido la única causa por la que los tepehuanes se incorporaron a la lucha

cristera, al lado de Florencio Estrada. Según José Guadalupe Sánchez Olmedo:

A finales del siglo pasado (siglo XIX), el territorio Tepehuán sufrió varias

invasiones, por parte de buscadores de minas madera y los tepehuanes

pidieron al Gobierno la confirmación de sus títulos y lo consiguieron pero al

mismo tiempo el Gobierno Federal donaba a Rafael García Martínez y

socios gran parte del territorio tepehuán; de la misma manera, el gobierno

dio título de propiedad al Lic. Juan Hernández María, sobre 18,959.44

hectáreas de que se compuso el predio El Capulín, más tarde Colonia

Margarita. La Comunidad de Santa María Ocotán formuló una solicitud de

restitución de tierras, el 20 de agosto de 1918. Poco después la reformó

haciendo referencia a sus títulos primordiales. La entonces Comisión

Nacional Agraria abrió un expediente con fecha del 10 de marzo de 1919.

En el segundo lustro de la década de los veintes la comunidad tepehuana

ha sufrido la intromisión de otros elementos como Los Vecinos (este

termino es usado por los tepehuanes para llamar a los mestizos) de

210 RILEY CARROLL L. “Los Tepehuanes del Sur y los Tepecanos”, Coras, Huicholes y Tepehuanes, p. 132.

164

Huejuquilla el Alto, Jalisco y los de San Juan Capistrano Zacatecas, así

como la Compañía Minera Maderera Central, S. A., que como hemos visto

estaba en conexión con la Standard Export Lumber Co. de Nueva Orleáns.

Los señores William Elton Brock y Thomas Frothingam, canadiense y

estadounidense respectivamente presentaron un proyecto para abrir

fuentes de trabajo en la región de Mezquital, sus planes eran estos; habían

celebrado algunos contratos con los tepehuanes propietarios de Xoconoxtle

y Temoaya. Estaban concertados con las autoridades de Santa María

Ocotán, Teneraca y San Buenaventura, querían surtir 25 millones de pies

cúbicos de madera a la compañía estadounidense citada para la

exportación al África del Sur; se instalarían en la región fábricas de

aguarrás y brea; se podrían explotar, inclusive, los bosques de Santa

Teresa del Nayar y San Pedro Jícoras; se flotarían los trozos por el Río

Grande de Santiago hasta el ferrocarril Sudpacífico de Nayarit; se podrían

establecer plantas hidráulicas, aprovechando el Río Mezquital, y se

sacarían cien mil pies cúbicos diarios de madera de la región. Cuando se

envió la petición de permiso a México ya se habían comenzado a explotar

los bosques. A partir de ese momento hubo grandes intromisiones por

parte de los dos bandos políticos que se formaron: unos a favor de la

compañía y otros en contra. 211

Por otra parte, las conexiones internacionales de la Lumber Co. impedían la

entrada a otras compañías madereras a territorio tepehuán.

La Cristiada, en la zona interétnica durangueña, fue la guerra por el bosque,

contra la intromisión de la Lumber Co. y por la sobrevivencia de las mismas etnias.

De hecho los argumentos de Sánchez Olmedo, sobre las constantes invasiones al

territorio Tepehuán nos dan los móviles que causaron la alta tepehuán en el

Ejército Cristero o como también lo expresa Antonio Estrada Muñoz, en su novela

Rescoldo, los últimos cristeros, al darle voz a Chano Gurrola, quien fuera dirigente

211 SÁNCHEZ OLMEDO, JOSÉ GUADALUPE. Etnografía de la Sierra Madre Occidental, Tepehuanes y Mexicaneros, pp. 36 a 38.

165

tepehuán cristero de Huazamota; durante una entrevista con el padre José

Buenaventura Montoya, Chano Gurrola, dice lo siguiente:

-Mire, pagrecito- le explicaba Chano -Tipihuán entra Cristiada, por mucho

sentido con Gubierno. Tamién coraje vecinos ese Huazamota y Mezquital,

hermanos Tipihuán Ocotán y Xoconoxtle. Ese Ocotán y Xoconoxtle,

siempre mete cuchara contra Candelaria (…) Huazamota y Mezquital roba

ganado y mujer, tumba pinos, siempre harto pino. Ese Chón y Flores con

Gubierno, todo dice ta’bueno; no respinga asina Chano Gurrola, por

carajadas vecinos y Gubierno, hermanos Chón y Flores, ya no ricuerda

cosa sagrada sierra, que dejo nosotros antepasados-.

-Cuando hermano Florencio decir si Tipihuán contra Gubierno toda nosotros

responde: ta’bueno -apoyo al abuelo Doroteo, Tata de Chano-.

Ese Estrada siempre amigo Tipihuán, siempre quiere harto si Gubierno dice

mata Florencio, peleya nosotros por Diosito, tamién por Gualupita, a ver si

Gubierno porta mejor con Tipihuán (…) Día prontito, nosotras no tiene onde

viva. Vecino Mezquital recula siempre más adentro sierra. Toda sierra viene

pelando palos. Tipihuán no puede vivir sin pinos. 212

Los jefes cristeros tepehuanes, Chano Gurrola y Juan Andrés Soto se vieron en

pugna contra las fuerzas de José Ascensión “Chón” Aguilar y José Flores, jefe

gobiernistas tepehuanes, por la incorporación de estos últimos a las filas de

irregulares callistas y porque tanto José Ascensión Aguilar como José Flores

habían abierto el bosque comunal a las compañías forestales y mineras filiales a la

Lumber Co. Estas razones fueron las que indujeron a Chano Gurrola y a Juan

Andrés Soto a incorporarse a la Cristiada, como única alternativa de oposición,

con algo de fuerza, contra las fuerzas del Gobierno, la lucha por el bosque

sagrado aparece como más creíble que el poco coraje tepehuán por la suspensión

de cultos en los templos urbanos que, de hecho, entre los tepehuanes nunca

llegaron a suspenderse, al no existir sacerdote católico de planta para la etnia.

212 ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Rescoldo, los Últimos Cristeros, p. 122.

166

Casimiro Ruiz es más escueto en su relato sobre la causa de la incorporación de

Florencio Estrada y los tepehuanes a la Cristiada: la bronca de Florencio Estrada

era más bien contra los Muñoces y los de los poblanos (nombre que los mestizos

dan a todos los indígenas de la región: Coras, Huicholes y Tepehuanes) era entre

ellos mismos. 213 Según Fernando Benítez en su ámbito ritual:

La incitación al combate es una reliquia de la Cristiada en que los

tepehuanes participaron activamente (…) La Santa Cruzada fue su última

oportunidad de mostrar que los olvidados y vencidos tepehuanes no habían

muerto. Afirmaban su razón de ser combatiendo a sus enemigos y aquella

participación fue tan importante que llevaron el himno (cristero) a la Semana

Santa y hasta la fecha los chamanes, cuando sueñan, ven las

enfermedades en figuras de soldados federales amenazando de muerte a

sus pacientes; lo que es también ejemplo de la forma en que opera el

sincretismo. 214

Se hace hincapié en la participación tepehuán en la Rebelión Cristera debido a

que la mayoría de los cristeros de los municipios de Mezquital y Pueblo Nuevo, en

Durango eran, o mestizos descendientes de tepehuán, o bien tepehuanes

aculturados u occidentalizados como en el caso de Dámaso Barraza.

Mezquital y Huazamota siguieron en masa a Dámaso Barraza cuando el

gran alzamiento de 1927, después de la muerte de éste, los cristeros de

San Lucas, San Pedro Jícora, Santiago Teneraca, San Miguel Yonora, San

José Xoconoxtle, Santa María Huazamota, Taxicaringa y Temoaya

siguieron a Federico Vázquez. Juan Cifuentes dirigió a los cristeros

tepehuanes de Santa María Ocotán, el principal centro de población de los

tepehuanes, también dirigió a los de Morohuate, Cerrito Gordo, y otros

lugares; Valente Acevedo y Trinidad Mora, como Vázquez y Barraza eran

tepehuanes aculturados y sus tropas estaban formadas por indios que lo

habían sido o que acababan apenas de serlo. 215

213 RUIZ, CASIMIRO / Antonio Avitia, San Francisco de Mezquital, Durango, 1987. 214 BENITEZ, FERNANDO. Los Indios de México, los Tepehuanes/los Nahuas, Tomo II, México, ed. ERA, 1980, pp. 57 y 58 215 MEYER , JEAN. La Cristiada, Tomo III, p. 29.

167

Viendo la información de esta manera, podemos considerar que la Primera

Rebelión Cristera, en el estado de Durango, significó el inicio de la guerra de

resistencia de los tepehuanes del sur contra los mestizos y criollos (vecinos) y

entre sus hermanos (miembros de la misma tribu).

Otras partidas de cristeros que operaron en el estado de Durango. Sin conexiones aparentes, en términos ideológicos, económicos, políticos o

regionales con los mestizos e indígenas cristeros sobresalió la partida del general

Porfirio Mayorquín quien, en 1927, defeccionó de las tropas federales, se integró a

las de Trinidad Mora y dirigió a un grupo cristero que actuó en la Sierra de Nayarit

hasta Sinaloa manteniendo contacto con los de Durango y Zacatecas. Su principal

acción fue la toma de Acaponeta el 17 de junio de 1929.

Por su parte, los hombres del coronel Perfecto Castañón, que pertenecían a las

fuerzas del general zacatecano Pedro Quintanar, incursionaron constantemente

en el estado de Durango por los municipios de Súchil y Vicente Guerrero (antes

Muleros).

Si bien, la mayoría de los guerreros cristeros del estado fueron de extracción rural,

también hubo anexiones de gente de los centros urbanos, aunque según Aurelio

Acevedo los catrines no sirven en el campo para nada y pronto se acaban, con

excepción de los de la ACJM; a pesar de ser inútiles, se aguantaron los sacrificios. 216 El gran éxito de los cristeros en el terreno de las armas, se debió principalmente a

su conocimiento de la difícil orografía de la sierra del Mezquital así como a su

constante cambio de cuartel, a la táctica de guerra de guerrillas, a su

abastecimiento de agricultura ambulante, reforzada con la ayuda de las Bi-Bi.

Mientras que los soldados regulares desconocían el territorio que pisaban. Su

abastecimiento, dependían de los convoyes de aprovisionamiento, que eran los

principales objetivos de los ataques cristeros, a esto se aunaba el servicio de

información que sobre sus movimientos, tenían los cristeros gracias a las Bi-Bi.

En contrapartida, la ausencia de información sobre los movimientos cristeros 216 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo III, p. 30.

168

dificultaba la búsqueda del enemigo. Por lo demás, los cristeros lograban

comunicarse en la sierra por medio del sonido de sus cuernos, en tanto que el

Ejército, al dividir en varios grupos a sus compañías, perdía fácilmente la

comunicación entre sus cuerpos.

El soldado de Cristo se caracterizó por un espíritu de combate poco común.

Soldado casi siempre voluntario, el cristero no temía morir porque en esta lucha, al

morir, se encontraría la vida eterna y el pase automático al cielo, sin necesidad de

confesión ni comunión y con categoría de mártir, en la calidad de soldado de

Cristo. Este espíritu de defensa de la religión permitió que Dámaso Barraza, quien

había sido jefe arrietista y por tanto, enemigo de las acordadas oficiales de

Federico Vázquez y Valente Acevedo, estos a su vez, enemigos de Barraza,

unieran sus fuerzas en 1927 para pelear por la religión, dejando a un lado lo

objetivo para luchar por lo subjetivo y por el bosque, con aliados citadinos

desconectados de la realidad de los mestizos e indígenas serranos. Vinculación

de fuerzas inédita y desconcertante hasta para los mismos aliados, en una

oportunidad de evolución que, de haber triunfado, según las especulaciones,

hubiera propiciado el desarrollo del católicismo social y habría hecho oficial la

doctrina católica en la República uniendo a esta Iglesia con el Estado. A partir de

1929, los cristeros de Durango recibieron asesoría militar a distancia, del máximo

jefe cristero, el general Enrique Gorostieta.

Relación de los jefes cristeros más conocidos de Durango Generales: Valente Acevedo, Dámaso Barraza, Juan Cifuentes, Aureliano

Hernández, Porfirio Mayorquín, Trinidad Mora, José María Valenzuela, Federico

Vázquez, Emilio Deras, Francisco “Chico” García.

Coroneles: Agapito Campos, Francisco Campos, Florencio Estrada, Frumencio

Estrada, Manuel García y Fidel Mora.

Teniente Coronel: Pablo Reyes.

Mayor: Isidoro Flores, Irineo Valdez y Macario Valdez.

Jefes sin Grado: Chano Gurrola y Juan Andrés Soto.

169

Municipios del estado de Durango afectados por la guerra 217

Las tropas de Jesús 218

Las tropas de Jesús

sigan la bandera,

217 Municipios del Estado de Durango afectados por las Rebeliones Cristeras. 218 Proviene de la Sociedad Fidencista de la colonia La Amistad, de la ciudad de Torreón, Coahuila, recogido por Hermelinda Hernández Terrazas, en 1986.

170

no desmaye nadie

vamos a la guerra.

Nuestro capitán,

ya toma su cruz,

el arma tomaron

tropas de Jesús.

Con valor marchando,

con valor deveras,

y todos cantando

vamos a la guerra.

Salid frente a frente,

cabos y ofciales,

soldados valientes,

no desmaye nadie.

Si todos llevamos

contrición deveras,

sigamos, sigamos,

vamos a la guerra.

A las armas soldados,

tomen ya su cruz,

vamos bien armados,

tropas de Jesús.

Sangrienta batalla,

pues ya nos espera,

ésta es la muralla,

171

sigan la bandera.

Van nuestros contrarios,

pues ya nos esperan,

rezando el rosario,

vamos a la guerra.

Vamos caminando

hasta llegar,

a desagraviar,

a Jesús llorando.

Contritos lleguemos,

con resolución,

pues de munición,

lágrimas llevemos.

Triste el corazón

va, muy compungido,

de aquel pecador

que va arrepentido.

Ya se oye el clamor,

y un triste gemido,

de aquel pecador

que va arrepentido.

Ya se oye el clarín,

de órdenes tocando,

la guerra sin fin,

vamos comenzando.

172

Vamos comenzando

a paso veloz,

vamos entonando,

y alabando a Dios.

El jefe es Jesús,

que ya nos espera,

tomemos la cruz,

sigan la bandera.

173

Cronología de la guerra durante la Primera Rebelión Cristera en el estado de Durango

1 9 2 6

Julio.- A mediados de julio, llegó a Santiago Bayacora el manifiesto del gobierno

que contenía el resumen de la Ley Calles.

La comunidad de Santiago Bayacora realizó las primera reuniones para adoptar

una posición frente a la Ley Calles y desde la primera reunión se nombró como

jefe al sacristán del templo Trinidad Mora. Después de algunas discusiones se

optó por la rebelión armada hasta lograr la reanudación de cultos.

En la segunda junta se hizo acopio y recuento de las armas y parque, que los

rebeldes tenían:

Y resulta que podría contarse con 150 y dijo Trinidad que era muy pocas;

pero la gente dijo que no le hacía, que pelearíamos con piedras, palos,

reatas y con quién sabe que más. 219

Meses antes, el Gobierno había decretado la veda forestal a la comunidad de

Santiago Bayacora.

15 de julio.- El periódico Revista Durangueña resaltaba la gran cantidad de

bautizos y matrimonios que se celebraban en Durango ante la inminente

suspensión de los cultos.

18 de julio.- El presidente Plutarco Elías Calles es excomulgado por el papa Pío

XI, junto con todo su gabinete. La Iglesia se enfrentaba al Estado Mexicano con

las armas de la fe.

25 de julio.- Se realizó la última fiesta en honor a Santo Santiago Apóstol, patrón

de Santiago Bayacora, 220 antes de comenzar el levantamiento armado.

219 CAMPOS, FRANCISCO. El Levantamiento cristero de 1926 en Santiago Bayacora, p. 7. 220 Santo Santiago Apóstol es considerado un santo guerrero ya que según la tradición, ayudó en España en la lucha contra los moros apareciéndose con espada y a caballo en los campos de batalla lo que le ganó el mote de Santiago Matamoros.

174

28 de julio.- La Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, LNDRL,

convoca al boicot nacional en un intento de paralizar la vida social y económica,

como forma de protesta contra la Ley Calles. El boicot incluía la abstención en el

consumo de bienes superfluos y la ausencia en los centros de diversión, así como

la inasistencia a las escuelas laicas, es decir a las públicas. A partir de ese

momento, algunos católicos mexicanos enlutaban sus casas como señal de

protesta pacífica.

15 de agosto.- Fue fusilado el padre Luis Batis, junto con los acejotaemeros:

Manuel Morales, Salvador Lara y David Roldán en Chalchihuites, Zacatecas,

Arquidiócesis de Durango. El asesinato de los mártires de Chalchihuites, acelera

el levantamiento en la zona norte del estado de Zacatecas.

Durante el mes de agosto llegó a Santiago Bayacora un oficio en el que el

Gobierno ordenaba que se inventariara el templo, para su posterior custodia

durante la suspensión de cultos y la respuesta de los santiagueros fue negativa al

inventario.

Septiembre.- En los primeros días de septiembre, el Gobierno del Estado envío a

Santiago Bayacora una lista de los pobladores civiles que debían encargarse de la

custodia del templo durante la suspensión de cultos, y los santiagueros incluidos

en la lista no hicieron aprecio al mandato.

La tercera semana de septiembre, en el norte del estado, el rebelde Juan Galindo,

sin bandera aparente, aprovechando que las tropas del estado son movilizadas

por los posibles brotes de rebelión cristera inicia sus correrías como bandolero en

los municipios de Santiago Papasquiaro y Canatlán, asaltando y saqueando

haciendas y tiendas. Se envía al mayor Mendoza al 75° Regimiento para

perseguirlo. Sin embargo, el experimentado ex villista Galindo se dirige hacia la

Sierra Madre Occidental, precisamente al municipio de Coneto de Comonfort,

evadiendo a Mendoza.

27 de septiembre.- Llegaron a Santiago Bayacora tres funcionarios del Gobierno

para hacer el inventario del templo y fueron agredidos a pedradas por los

pobladores. Los funcionarios huyeron a Durango, después de este incidente

175

Trinidad Mora, juntó a sus hombres armados y se dirigió al Cerrito Verde, cerca

del Pilar y ahí tomó posición de defensa.

28 de septiembre.- Es enviada la primera columna de fuerzas federales contra los

cristeros de Santiago Bayacora, los santiagueros presentan combate en Cerrito

Verde. La acción de Cerrito Verde es ganada por los cristeros. Según Trinidad

Mora, se enfrentaron 20 cristeros contra 50 federales comandados por el general

Eliseo Páez: Logramos triunfar haciéndole algunas bajas al enemigo y otros que

se ahogaron en el río (río Santiago Bayacora), por lo cual no recogimos más de 4

armas. 221 Después del combate del Cerrito Verde, los noveles cristeros, tras

recibir su bautizo de fuego, regresaron a Santiago Bayacora y con esta acción se

inició la larga Rebelión Cristera en el estado de Durango.

29 de septiembre.- Por la mañana, los soldados federales atacan a la población

de Santiago Bayacora y vuelven a ganar los cristeros. Durante el ataque, la

creciente del río Bayacora frustró el avance de los federales.

El mismo día Revista Durangueña refiere la aprehensión del canónigo Leopoldo

Bustamante y los presbíteros José María Castañeda y Manuel Gallegos por

celebrar actos religiosos subversivos, sin el debido registro oficial y fuera de

templo. Se conoce que los sacerdotes están realizando culto religioso en casas

particulares. En cumplimento de la Ley Reformatoria del Código Penal para el

Distrito y Territorios Federales, los sacerdotes fueron consignados a las

autoridades federales.

30 de septiembre.- El Ejército cercó Santiago Bayacora, sometiendo a la

población al fuego de metralla, los cristeros no hacen resistencia por encontrarse

en gran diferencia numérica y de armamentos.

1 de octubre.- Los cristeros de Santiago Bayacora rompen el cerco de los

federales y se dispersan, pero antes acuerdan reunirse en Santa Cruz.

2 de octubre.- En Santa Cruz se concentran las fuerzas cristeras y Trinidad Mora

decide organizar a los combatientes delegando mandos. De esta manera nombró

221 MORA, TRINIDAD. “Informe de Campaña”, El Coraje Cristero, p. 66.

176

cuatro capitanes y según Francisco Campos: les dijo a los capitanes que ellos

sabrían como mantenían a su gente. 222

Después de andar huyendo a santo de mata, los cristeros establecen su cuartel

provisional en El Arco: Allí estuvimos muy a gusto porque había mucho qué

comer; había maíz, frijol, calabazas y salíamos a los venados. 223

Durante la primera quincena de octubre, los cristeros establecen el primer

contacto con el jefe de la LNDLR, Juan Andrade y su tesorero Ángel Santurtu.

Estos les proporcionan algo de dinero, promesas y la bandera cristera

confeccionada por las miembros de la Asociación de Empleadas Católicas de

Durango. El jefe de la LNDLR de Durango, Juan Andrade, por medio de los

hermanos Francisco y Agapito Campos, intentó convencer a Mora de entrevistarse

con él en Durango pero Mora rechazó la invitación aunque sí recibió los pobres

regalos que le enviaron los miembros de La Liga.

Tepehuanes a la defensa del bosque sagrado224 222 CAMPOS, FRANCISCO. Op. Cit. p. 14. A don Francisco Campos, autor del que tomamos esta referencia, le tocó estar bajo el mando del capitán Pablo Reyes. Cristeros de Trinidad Mora, los hermanos Francisco y Agapito Campos, al término de la guerra, escribieron sus fieles crónicas y testimonios, desde el punto de vista cristero. De hecho, sus escritos son fuentes fundamentales de esta historia. 223 Ibid, p. 16. 224 Tepehuanes a la defensa del Bosque Sagrado, ARA, CESU, UNAM, sección fotográfica.

177

19 de octubre.- Combate en San Lorenzo Calderón, en la Mesa de la Piedra. En

esta acción los cristeros derrotan al general en jefe Enrique León y a las tropas del

26° Batallón y del 76° Regimiento, después de este combate los cristeros se

avituallaron con el botín de los vencidos.

Para estas fechas el Gobierno Federal envía desde Chihuahua, al general Ismael

Lares para que asuma el mando de la campaña contra los cristeros en el estado

de Durango. Lares era famoso en el estado porque en 1919, en Navacoyán, había

derrotado a los guerrilleros villistas Feliz Días, alias El Tepiqueño, a Lorenzo

Ávalos y a sus seguidores. Lares llegó a Durango haciendo alarde de que llevaría

a los cristeros amarrados, a la capital del estado.

20 de octubre.- Otro encuentro, Mora al hablar de este combate dice: Nos

retiramos por ser gran número y viniendo ellos por distintos rumbos. 225

21 de octubre.- Revista Durangueña refiere el encuentro del día anterior

publicando que fue en la Hacienda de El Capulín y que el coronel Fermín Núñez

dirigía a la tropa que combatió a los rebeldes.

23 de octubre.- Se da a conocer que, de los 266 hombres con que contaba

Santiago Bayacora, solamente 79 han regresado a sus hogares luego de los

enfrentamientos. Así 187 hombres están levantados, guiados por Trinidad Mora y

Pedro Alcalá.

26 de octubre.- Combate del Puerto de La Arena, el general Ismael Lares, junto

con 250 de tropa, cayó en una emboscada cristera en el Puerto de la Arena, lugar

cercano a la Hacienda de Santa Elena, rumbo al poblado de Mezquital. A pesar de

que Fermín Núñez, asistente de Lares, había aconsejado a éste que tratara la

campaña contra los cristeros de manera más cautelosa, éste se confió demasiado

y sucumbió, junto con sus 250 soldados, ante las balas cristeras. El cadáver de

Lares quedó expuesto durante varios días.

Corrido del general Lares

225 MORA, TRINIDAD. Op. Cit. p. 66.

178

Comunicado por don Casimiro Ruiz,

en Santiago Bayacora, recogido

por Antonio Avitia en 1987.

(Fragmento)

Salió Lares de Durango

con su corazón dañado,

con puros lazos de a cinco,

los iba a traer amarrados.

El general lares dice:

“yo no conocí a mi madre,

en el Puerto de la Arena,

vine a conocer a mi padre”

Después de la derrota y muerte del general Lares, el movimiento cristero en el

estado de Durango, cobró seriedad ante las autoridades militares del país y, por

su parte, las tropas cristeras lograron una considerable dotación de parque, armas

y hasta unos gemelos.

Corrido del Combate del Puerto de la Arena 226

Francisco Campos.

Voy a cantar estos versos

para que los oiga la gente

ya murió el general Lares,

por masón e imprudente.

226 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I, pp. 116 a 117.

179

El dieciocho de noviembre,

de año que ya pasó,

mataron al general Lares,

su raya se le llegó.

Por el Puerto de la Arena,

pasaba el general Lares,

muy quitado de la pena,

a morir por aquellos lugares.

El coronel le decía:

“No iremos a la batalla,

ahí iremos otro día

a ponerles la metralla”.

El general contestó:

“Yo vengo a cumplir con mi deber,

y si no quieres venir tú

ya nos volveremos a ver”.

El coronel Agapito Campos

le preguntó al general:

“¿Tú vienes a llevarnos amarrados?

¡ah!, que esperanza que nos lleve,

nosotros somos muy mal mandados”.

Ya se van los Santiagueros,

porque hicieron diablura

de matar al general,

ya le hicieron su sepultura.

180

Trinidad Mora

y Pancho Campos,

son los que lo mataron

nomás cayó del caballo,

y luego lo desarmaron.

El general Lares eran un hombre

trigueño y gordote

ahí esta tirado

que parece guajolote.

Vuela paloma, vuelve a volar

anda y dile a Calles,

que no se vaya a equivocar.

Vuela paloma, por esos lugares,

anda y dile a Calles,

que ya mataron a Lares.

Vuela paloma, vuelve a volar,

anda y dile a Calles,

que nos venga a visitar.

Vuela paloma y no te vayas a caer,

anda y dile a Calles,

que aquí están sus papacitos

que lo quieren conocer.

Y con esto me despido

del Puerto de la Arena,

181

nos vamos yo y mi hermano,

nos vamos a hacer la cena.

1 de noviembre.- Según Mora, en esta fecha se realizó el sexto combate contra

los federales en Santiago Bayacora. Los cristeros no presentaron resistencia por

la superioridad numérica del enemigo y los soldados les capturan 50 caballos así

como su campamento. Además, la tropa se lleva reses, mulas y burros, iniciando

la práctica de la tierra quemada.

2 de noviembre.- Las tropas federales descubren que los cristeros de Santiago

Bayacora tenían todo un almacén de víveres en la Cueva del Gavilán, previendo

que la guerra que habían iniciado se prolongaría por mucho tiempo. El mismo día,

la policía de la ciudad de Durango realiza un cateo en los domicilios de los

Caballeros de Colón: Miguel Gurrola y Enrique Rodarte y en la revisión se

encuentran diversos documentos comprometedores que los relacionan con la

rebelión.

3 de octubre.- El general Enrique León, jefe de operaciones militares de Durango,

arriba a la capital del estado con los restos del general Ismael Lares, mismos que

fueron localizados varios días después de la Batalla del Puerto de la Arena.

18 de noviembre.- El padre Pedro López cae abatido cerca del El Salto, municipio

de Pueblo Nuevo. López fue acusado de dirigir el levantamiento de 100 hombres

pertenecientes a la congregación de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús.

21 de noviembre.- El general Enrique León publica, en Revista Durangueña, un

parte de guerra sobre el encuentro entre los federales del mayor Marcelino

Mendoza y los 20 cristeros de Manuel García y de Marroquín, en la Hacienda del

Refugio, municipio de Durango. En la acción murió el propio Manuel García.

Durante la segunda quincena de noviembre de 1926, los cristeros trataron de

tomar la población de Nombre de Dios pero, como la encontraron muy fortificada,

desistieron del intento.

6 de diciembre.- Trinidad Mora proporciona la relación de otro encuentro, sin

especificar el lugar, y con saldo de un cristero muerto, desconociéndose el número

de bajas federales.

182

7 de diciembre.- Por medio de una estrategia en la que los cristeros hicieron

creer, a los federales, que formaban un gran contingente, los gobiernistas

perdieron el combate de la Cuesta Blanca y los cristeros obtuvieron 40 caballos y

mulas cargadas, así como 9,000 cartuchos, además de hacer dos bajas a sus

enemigos.

15 de diciembre.- Desde el inicio de la guerra, habían llegado a Santiago

Bayacora, procedentes de la ciudad de Durango y perseguidos por una columna

de fuerzas federales: Tirso Gurrola, Teódulo Ríos, Francisco Osorio e Isidoro

Hernández, pertenecientes a la archicofradía de los Caballeros de Colón, con la

finalidad de unirse a la rebelión para dirigirla. Sin embargo, aunque la opinión de

los Caballeros de Colón era tomada en cuenta por las tropas de Mora, los

caballeros conservadores no lograron obtener puestos de mando en el Ejército de

Cristo, su evidente diferencia de clase era un gran obstáculo. Desde entonces se

comienza a observar que la lucha de los conservadores tiene muy poco en común

con la guerra cristera. Sin tener mayor presencia en la rebelión, poco a poco, los

Caballeros de Colón que intentaron ser cristeros se irían separando del

movimiento. A pesar de ello en la ciudad de Durango, el general Eliseo Páez

aseguraba, en sus partes de guerra, que la dirección de la rebelión de los

indígenas del sur del estado, estaba en manos de los Caballeros de Colón. Con

estos antecedentes, el 15 de diciembre era fusilado el Caballero de Colón Teódulo

Ríos y Valles. En el ajetreo de la guerra, Ríos y Valles cayó enfermo y se fue a la

ciudad de Durango a restablecerse, el día 14 de diciembre se encontraba

encerrado en su casa convaleciendo, mientras uno de sus enemigos personales,

traicionándolo, lo denunció ante las autoridades y fue aprehendido. El día 15, Ríos

fue llevado a la sierra, por el rumbo de El Salto y allí fue fusilado. No fue sino

hasta el día 21 cuando el cadáver del Caballero de Colón fue localizado. El

episodio de los Caballeros de Colón que quisieron ser cristeros había terminado,

sólo algunos archicofrades aguantarían los rigores de la guerra en la sierra.

21 de diciembre.- Se registra combate en Santiago Bayacora, los 55 soldados de

Cristo que mandaba Tirso Gurrola huyen ante las tropas del 77° Regimiento de

Caballería que comandaba el capitán Ángel López Rivera.

183

22 de diciembre.- El periódico católico subversivo La Verdad es clausurado, por

violaciones a la Ley Calles y los responsables de la publicación son consignados.

En la segunda quincena de diciembre de 1926, Francisco Campos y Federico

Vázquez fueron comisionados por Trinidad Mora para viajar, a campo traviesa,

hacia Yonora. La comisión que llevaban consistía en entrevistarse con el veterano

villista de la Revolución y jefe de las defensas sociales del Mezquital Dámaso

Barraza para conseguir que éste y su gente se sumaran al movimiento cristero.

Antes del levantamiento, Mora ya había establecido contacto con Barraza y el ex

jefe villista había manifestado estar a favor del levantamiento, por lo que acordó

con los comisionados de Mora, el día y la fecha de la unión de las tropas de Cristo

Rey.

Cuando Campos y Vázquez arribaron a Yonora, municipio de Mezquital, Dámaso

Barraza los recibió muy bien y aceptó las proposiciones que le comunicaba

Trinidad Mora con respecto a su levantamiento. Al mismo tiempo que la comisión

de Campos y Vázquez se dirigía a Yonora, Trinidad Mora había enviado otra

comisión a Llano Grande, para invitar a Valente Acevedo a secundar la lucha por

la religión, esta comisión tuvo los mismos resultados favorables que la de Yonora.

Por su parte, Porfirio Mayorquín, quien era general del Ejército Federal, se había

presentado ante Trinidad Mora para incorporarse a los cuerpos cristeros. Sin

embargo, Mora sospechaba de Mayorquín, pues no lo conocía y ordenó su

aprehensión. La suerte de Mayorquín era incierta hasta que Francisco Campos,

quien sí conocía a Mayorquín, proporcionó buenas referencias de éste ante el jefe

Mora y en adelante el general Porfirio Mayorquín tuvo mando sobre las tropas

cristeras.

El prestigio del triunfo del Puerto de la Arena dio al sacristán de 45 años Trinidad

Mora, autoridad sobre los demás jefes cristeros de la sierra de Durango por lo que

la unión de los hombres de Barraza, Acevedo, Mayorquín y Mora se realizó sin

mayores contratiempos.

1 9 2 7

184

1 de enero.- Los jefes cristeros: Trinidad Mora, de Santiago Bayacora, Dámaso

Barraza, de Yonora, Valente Acevedo, de Llano Grande, Federico Vázquez, de

Temoaya y Emilio Deras, de Mezquital juntaron sus fuerzas en la población de

Mezquital. Ante el asedio de los cristeros, la guarnición de esta población

abandona la plaza a los rebeldes sin presentar combate. Los pobladores de

Mezquital recibieron a los cristeros con música y repiques de campanas. Las

fuerzas de los cinco jefes reunían a 1,200 hombres, el general en jefe siguió

siendo Trinidad Mora aunque se delegó el cargo de operaciones militares a

Dámaso Barraza por su gran experiencia en el combate contra los federales en la

constante defensa de su territorio en Yonora.

A partir de su entrada a Mezquital, los cristeros se autonombran Ejército

Libertador. Para ese entonces, los combatientes ya portaban su bandera

confeccionada en la misma proporción de colores que la nacional, pero en

substitución del águila, aparecía en el anverso, la imagen de la Virgen de

Guadalupe con la leyenda Viva Cristo Rey y la Santísima Virgen de Guadalupe y

en el reverso la imagen de Santo Santiago Apóstol con sombrero charro. La

bandera de los cristeros había sido confeccionada por las miembros de la

Asociación de Empleadas Católicas de Durango.

Francisco Campos nos refiere la manera, un tanto forzada, como Dámaso Barraza

reclutó a la gente del Mezquital:

Barraza mandó hablar al presidente municipal que se llamaba Gabino

Pérez, alias La Pescada, cuando ya estuvo allí, le dijo Barraza: me junta a

todos los hombres que hay aquí y me los manda para acá. Al rato

empezaron a llegar los hombres y los iba formando de dos en dos, hasta

que ya no llegaron. Entonces les dijo Barraza: “Señores: nosotros venimos

defendiendo la Religión, el que sea gustoso ayudarnos está bien y el que

no, que dé un paso al frente y ya sabe que, al que no quiera ayudarnos, se

considera como enemigo, y quién sabe qué le pasara”. Nadie quiso salirse

de su lugar, entonces Barraza apartó a los muchachos de doce años para

atrás y quedaron 215 hombres listos para ayudarnos. 227

227 CAMPOS, FRANCISCO. Op. Cit. p. 37

185

Según don Manuel Deras el reclutamiento en el Mezquital fue a güevito, y ahí

después andaban quejándose de que se los habían llevado a fuerzas. 228

Dámaso Barraza intentó dar formalidad a la guerrilla cristera 229

4 de enero.- Mora refiere un encuentro en la Hacienda del Refugio. Los cristeros

tienen dos bajas y se desconoce el número de las bajas de los federales.

228 DERAS RODRÍGUEZ, MANUEL / Antonio Avitia, 1987. 229 Dámaso Barraza intentó dar formalidad a la guerrilla cristera. Archivo Particular de Don Francisco Flores, de Temoaya, municipio de Mezquital, Durango, facilitada por él mismo, recogida por Antonio Avitia, en 1988.

186

6 de enero.- Las fuerzas del general Enrique León y su segundo, el general Eliseo

Páez, son derrotados por los hombres de Mora y Barraza en la Hacienda del

Refugio, cerca del Cerro de la Cócona a unos kilómetros de Mezquital. En esta

acción quedó muerto el general Eliseo Páez y el derrotado general Enrique León

huyó hasta Nombre de Dios. El balance es difícil de precisar, ya que mientras

Mora reconoce ignorar el número de muertos federales y acepta 4 bajas y 5

heridos cristeros, Francisco Campos asegura que los atacantes fueron 5,000 de

infantería y 2,500 de caballería. Si esto último hubiera sido cierto, se habría

tratado de una de las batallas más grandes libradas en el estado. Parece ser que,

en sus testimonios, Campos acostumbró a multiplicar por 10 el número de sus

participantes, bajas y monto de los botines de guerra.

Del mismo combate, el periódico Revista Durangueña reportaba la participación de

150 federales y 500 cristeros, de los cuales 300 eran de caballería. El parte del

general León hablaba de 20 bajas federales.

17 de enero.- El general Anacleto López, con tropas procedentes de Sinaloa,

Chihuahua y voluntarios de Santiago Papasquiaro, combatió y derrotó a los

cristeros en la Hacienda del Capulín, adyacente al Cerro del Capulín, cerca de

Mezquital. En este combate murió el general Dámaso Barraza al ser emboscado

por las fuerzas federales, según narra Francisco Hernández:

Imposible darle auxilio porque eran un montón de federales y de donde

estaba Barraza a donde estábamos nosotros, había un llano muy grande y

ahí hubiéramos muerto todos. 230

Aún cuando las bajas federales fueron mayores que las de los cristeros, la gente

de Barraza, 1600 hombres, al ver caído a su jefe:

Empezaron a desbandarse en lo más urgido del combate, quedando

comprometidos como 150 hombres, viéndose obligados a batirse en

retirada. 231

A pesar de huir en retirada los cristeros lograron recoger caballos y armas.

Puede decirse que al intentar iniciar una guerra formal, al estilo de las fuerzas de

Pancho Villa durante la Revolución, Dámaso Barraza fracasó y encontró la muerte. 230 HERNÁNDEZ, FRANCISCO / Antonio Avitia, Mezquital, Dgo., 1987.

187

La guerra cristera todavía no podía pasar de las guerrillas a los enfrentamientos

de línea por la carencia de tropas experimentadas y armas adecuadas.

Junto con Barraza murieron 34 cristeros entre los que se encontraba el jefe

Andrés Flores.

26 de enero.- Revista Durangueña decía:

Murió el Indio Barraza, el temible indio que fuera en otros tiempos de los

dorados de Pancho Villa, hombre muy malo y muy matón, se había alzado y

andaba por todos los ranchos del rumbo, recogiendo hombres para la

guerra.

El cadáver de Dámaso Barraza fue recogido por los federales, quienes lo

expusieron en el quiosco de la Plaza de Armas de la ciudad de Durango.

Corrido de Dámaso Barraza

Comunicado por don Manuel Deras

Rodríguez, en el Mezquital,

recogido por Antonio Avitia en 1987.

(FRAGMENTO)

Adiós pueblo de Temoaya,

adiós Rancho de Yonora,

ya murió el jefe Barraza,

toda la gente lo llora.

En la Hacienda del Refugio

salieron gallos valientes,

y en la Hacienda El Capulín,

salieron gallos corrientes.

231 MORA, TRINIDAD. “Informe de Campaña”, El coraje cristero, p. 67.

188

Tragedia de los voluntarios de Santiago Papasquiaro

o

Corrido de la batalla de la hacienda de El Capulín

(Versión de los federales)

De la colección de Antonio Raymundo

Muros, Facilitado por su hijo

Moisés Muros Martínez,

en Santiago Papasquiaro, Dgo.,

recogido por Antonio Avitia.

De Santiago Papasquiaro,

salieron los voluntarios,

pelearon como valientes,

redotaron los contrarios.

Entraron a la campaña,

todititos muy formales,

entraron los voluntarios,

y también los federales.

Se agarraron a balazos,

pues al toque del clarín,

los voluntarios pelearon

en el pueblo El Capulín.

189

Pelearon como valientes

en la guerra muy formal,

toda la gente decía

que los iban a acabar.

Eran quince voluntarios,

que de Santiago salieron,

once fueron los valientes,

y cuatro los que corrieron.

Válgame Dios de los cielos,

no saben lo que ya ha pasado,

pelearon en Bayacora,

los hombres de Papasquiaro.

Porfirio en el tiroteo

que entraron al Mezquital,

yo como el río es muy grande,

pues no lo podía pasar.

Se metió en un charco hondo

pues ¡Ay! no podía ni ver,

les gritaba: “no te asustes,

¿qué nos puede suceder?”.

Porfirio siempre valiente,

con sus armas muy formal,

les dice a sus compañeros;

“entramos al Mezquital”.

Entraron al Mezquital,

190

después de pelear un rato,

Porfirio se fue adelante

después de bañado tanto.

Salieron de Papasquiaro,

los voluntarios muy bien,

Gonzalo Lechuga, el jefe,

los federales también.

Gonzalo Lechuga, el jefe,

que les dió pruebas deveras,

pelearon como valientes,

la gente decía deveras.

Ya mataron a Barraza,

adiós querido Yonora,

adiós Mezquital hermoso,

y Santiago Bayacora.

Porfirio Gutiérrez dice:

y lo gritaba en la plaza:

“nos vamos a Bayacora,

pues a tra’iles una vaca”.

Adiós querido Yonora,

con todas sus serranías

ya mataron a Barraza

que muchos ni lo querían.

Quince de enero, por cierto,

toda la gente lloraba,

191

en Santiago Papasquiaro,

sin saber lo que pasaba.

Vuela, vuela palomita,

párate en esos laureles,

ya mataron a Barraza,

el jefe de los rebeldes.

Esta tragedia es compuesta,

pues no se sabe por quien,

pues siempre murió Barraza,

que tanto se acuerdan de él.

Toditos los voluntarios

son de mucho corazón,

¡Viva Gonzalo Lechuga!,

¡Viva la federación!.

¡Qué viva Anacleto López!

de todos muy estimado,

con poca federación,

los rebeldes ha acabado.

Me despido, amigos míos,

con todito el corazón,

que, en Santiago Papasquiaro,

muchos hombres de valor.

Gonzalo Lechuga dice,

que era el jefe de la escolta:

“muchachos, no tengan miedo,

192

al cabo la vida es corta”.

Les dice Mariano Vázquez;

“yo no me quemo los callos,

vale más que ya se vayan,

no soy de los voluntarios”.

Porfirio Gutiérrez dice:

“no se le conocía el miedo,

cantaba muchas canciones,

en el carro pasajero”.

24 de enero.- El triunfo de los federales en el Cerro del Capulín fue capitalizado

por los generales del Ejército Federal en los informes que enviaron a la ciudad de

México y a su vez, en esta, tergiversados por la prensa, Taracena nos dice que:

Anacleto López informa de un combate en la “Hacienda de Duplín”, Dgo.,

en el que murió el capitán rebelde Andrés López” y en su reporte del 28 de

enero: “El general Gonzalo Escobar jefe de operaciones militares de

Durango, informa que tomó la plaza de San Francisco del Mezquital y luego

destrozó al grupo principal rebelde refugiado en Temoaya y Yonora”. 232

6 de febrero.- El padre Mateo Correa es fusilado por los soldados del coronel

José Ruiz, cerca del Panteón de Oriente de la ciudad de Durango. Correa había

sido miembro del consejo de autoridades del Gobierno Cristero de la zona del

general Pedro Quintanar, en Zacatecas. Su fusilamiento se debió a que no

comunicó al coronel Ruiz lo que, en confesión, le habían declarado algunos

prisioneros cristeros.

El martirio de Correa hizo del sacerdote un santo popular que, como beato, fue

llevado a los altares el 22 de noviembre de 1992. Desde su martirio hasta su

beatificación Mateo Correa Magallanes fue venerado en la ciudad de Durango y en

232 TARACENA, ALFONSO. La verdadera Historia de la Revolución Mexicana, 1926-1927, p. 127.

193

algunos lugares de la misma se expendía un producto llamado aceite del Padre

Correa al que se le atribuían dotes milagrosas.

16 de febrero.- Trinidad Mora envió parte de sus fuerzas bajo el mando de Porfirio

Mayorquín y Valente Acevedo, hacia El Salto, municipio de Pueblo Nuevo,

mientras que él, con el resto del Ejército Libertador Cristero, se dirigía a Estación

Nevería, municipio de Durango, en medio del tramo de ferrocarril de Durango a El

Salto.

Al mando de Mora fuimos disque a tumbar el tren a una estación que se

llama Nevería, a dicho lugar llegamos más o menos a las dos de la

mañana. En seguida se mandó traer al cabo de la sección con todos sus

preparativos para desclavar la vía; a poco llegamos con él, le mando Trino

que desclavaran los rieles de una curva que está antes de llegar a Nevería

y luego que acabara, pusiera los rieles en su debido lugar; terminado el

trabajo, nos posesionamos muy bien ocultos en el bordo que está al lado de

arriba, no dejando ir a dicho cabo. Serían más o menos las siete y media de

la mañana cuando oímos pitar el tren en Cieneguita, iba haciendo ¡puf!…

¡puf!… a poco hacía o decía: que se quede…que se quede…que se

quede… y cuando ya iba llegando a nosotros, decía: se quedó…se

quedó…se quedó… Iba muy alegre, cuando llegó a donde estaba la trampa

y a la mitad del desclave, se abrieron los rieles y zás…que cayó… y él fue

el que se quedó.

Luego salimos haciendo fuego a la escolta, e inmediatamente se paró el

jefe de la escolta en la puerta del carro donde iban diciendo: “¡No tiren,

estamos rendidos!”, “Desarme pues a su gente”; le dice Mora y tráigame

todas las armas. Así se hizo y en seguida fueron entregadas las armas a

Mora. Luego nos subimos al tren y ahí estamos bajando cajas con fruta,

cartones de cerveza, dulces, canastas con pan y otras cosas que nos

hacían falta. En seguida fuimos al express y hallamos… cinco mil pesos

que fueron a dar a nuestro poder. Y cuando ya nos íbamos dijo el jefe de la

escolta que se irían con nosotros, cosa que no fue aceptada. Entonces los

soldados le suplicaron a Mora que les perdonara la vida y que se iban con

194

nosotros y dijo Mora que a ellos si les perdonaría pero que al jefe no,

ordenando que lo hicieran morir, cosa que se cumplió inmediatamente.

Luego nos fuimos con los soldados que se rindieron. 233

Fines de febrero.- El Ejército Libertador Cristero de Durango cambió su cuartel

general de La Coyota a La Nopalera y durante febrero y marzo, los cristeros

reciben nuevas adhesiones, fue así como se unió a ellos gente de El Pino,

municipio de Durango, dirigidos por Manuel Ávila, de ellos dice Francisco Campos

que: Esos hombres duraron hasta que nos amnistiaron. 234 Los acontecimientos

fortalecieron al movimiento:

Les llegó mucho ánimo a la gente católica y empezaron a ir con nosotros

los de mi mismo pueblo que no habían ido; otros del Nayar, hasta de

Torreón, y en fin de otros lugares que no sé. De Durango se nos juntaron

unos señores españoles que tenían una tienda en la calle Pino Suárez junto

al templo de San Miguel, la tienda se llamaba La Iberia; otro señor, de

nacionalidad alemana, que tenía una zapatería por la Cinco de Febrero, que

se llamaba La Alfonsina y así otras personas más. 235

La anexión de nuevos elementos fue producto de la expulsión de sacerdotes de la

ciudad de Durango, llevada a cabo por el general Madrigal y el general Eulogio

Ortiz entre enero y febrero de 1927, así como de la quema de milpas y

reconcentraciones de las familias de los cristeros ordenadas por el mismo general

Ortiz. Meyer afirma que:

La atrocidad de la represión desencadenada por él, la desaparición de

centenares de prisioneros torturados en el antiguo Seminario de Durango y

la desolación de los campos no le dieron resultado alguno. 236

Por otro lado don Francisco Osorio, ante la represión creciente en Durango,

decidió integrarse a las fuerzas cristeras del estado de Jalisco y ahí continuó

peleando hasta 1929. 233 CAMPOS, FRANCISCO. “Memorias de Santiago Bayacora, Durango”, en MEYER, JEAN. El Coraje Cristero, pp. 30 a 31. 234 Ibid, p. 31 A 32. 235 CAMPOS, FRANCISCO. Historia del levantamiento…, p. 48 236 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I, p. 220

195

El Ejército Libertador Cristero no tenía las reglamentaciones de reclutamiento de

un Ejército regular y las licencias se tomaban al albedrío de los combatientes para

ir a cambiarse de ropa, ver a la familia, asistir a una boda, entre otros. A pesar de

esta situación existía una gran disciplina entre las filas cristeras sobre todo en los

momentos de acción, de esta manera el número de cristeros en servicio activo

variaba mucho y se puede comparar con los cuerpos anarquistas de la guerra civil

española, aunque con bandera completamente opuesta; soldados sin paga pero

decididos a pelear hasta el fin por lo que consideran digno, aún cuando no dejó de

haber uno que otro caso de reclutamiento forzoso como el que ya hemos

mencionado que hizo Dámaso Barraza en el Mezquital.

23 de febrero.- En la ciudad de Durango son juzgados en consejo sumarísimo:

Juan Rodríguez, Juan Moreno y Silvio Trujillo por acciones delictivas de sabotaje

dentro de la Rebelión Cristera en los municipios de Santiago Papasquiaro y

Canatlán, lugares donde aún no se había extendido formalmente la guerra de

Cristo Rey. Luego de un consejo sumario, Rodríguez, Moreno y Trujillo fueron

fusilados en el Panteón de Oriente de la ciudad de Durango. 237

3 de marzo.- Rudo combate libran los cristeros en Llano Grande de Milpillas,

municipio de Pueblo Nuevo, los cristeros tienen que huir por el gran número de

soldados. Trinidad Mora reporta 15 bajas federales y 8 bajas cristeras.

Para evitar la reconcentración, algunas mujeres de los cristeros emigraron a la

ciudad de Durango, sobreviviendo con renta compartida, vendiendo tortillas y

lavando ropa ajena. Algunos pobladores de Mezquital prefirieron irse hacia

Chalchihuites, Zacatecas. La Sierra se fue despoblando poco a poco, o como lo

recuerda don Casimiro Ruiz: Nomás se veían las puras tapias pelonas, esto

estaba triste…triste…238

10 de marzo.- Sin poder controlar la Rebelión, el jefe de operaciones militares de

Durango cambia constantemente los destacamentos que combaten a los cristeros.

En los primeros días de marzo correspondió al teniente coronel Antonio S.

237 Revista Durangueña, 25 de febrero de 1927. Primera Plana. 238 RUIZ, CASIMIRO/Antonio Avitia, Santiago Bayacora, 1987.

196

Arredondo meterse en la sierra y luego de su viaje reportaba acciones libradas

contra los llamados rebeldes fanáticos, en Llano Grande y Cerro Gordo. Para el

gobierno de Calles, la guerra cristera se va haciendo una molestia cotidiana que

cuesta vidas, pertrechos y legitimidad. Los cristeros han aguantado demasiado,

nadie sabe cuando terminará la guerra que parecía en sus inicios un pequeño

brote rebelde sin importancia.

En lugar de pacificarse, en el estado de Durango se comienzan a escuchar los

rumores de los levantamientos de Fernández y Galindo en la región norte.

16 de marzo.- Es atacado por los cristeros que comandaba el zacatecano

Serrano, el tren en La vía de Durango a Estación Felipe Pescador (antes Cañitas);

entre Vicente Guerrero (antes Muleros) municipio del mismo nombre y la estación

de Súchil, municipio de Súchil, el ataque resultó frustrado.

El bandido ex villista Juan B. Galindo, quien operaba con su banda desde 1926:

en los municipios de Santiago Papasquiaro, Canelas, Tepehuanes, Coneto, Indé y

Canatlán, en el norte del estado de Durango, fue perseguido por diversos

contingentes de tropa regular dirigidos por el general Enrique León, el coronel

Carrera Torres y los generales Marcelo Caraveo y Martín Triana, entre otros. A

pesar de las frecuentes campañas que se llevaron a cabo en contra de Galindo, el

Gobierno Federal nunca lo pudo vencer.

Abril.- Algunos miembros de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa,

LNDRL, intentaron convencer a Galindo de darse de alta en el Ejército Libertador

Cristero y al dirigirse al municipio de Santiago Papasquiaro. Al intentar realizar su

labor de convencimiento, los ligueros Justo Martínez, Espiridión Astorga, Jesús

Amaya, Jesús M. Chávez e Isaías Corral fueron descubiertos, aprehendidos y

fusilados en Santiago Papasquiaro, el 3 de abril con sólo un juicio sumarísimo de

por medio.

Finales de Mayo.- Juan Galindo se amnistió con todas las garantías. El corrido de

Galindo narra un encuentro de las tropas del general Marcelo Caraveo contra las

fuerzas de Juan Galindo, huelga decir que perdieron los federales.

El Corrido de Galindo

197

Comunicado por Francisco Félix

en el atrio de la catedral de

Durango, recogido por Hermelinda Hernández

Terrazas en 1987.

Dicen que ahí viene Galindo,

señores yo no lo creo,

llegó a Durango a operar;

el general Caraveo.

El general Caraveo,

cuando llegó a operar,

le aseguraba al gobierno;

que a Galindo iba a agarrar.

Galindo cuando lo supo

a la sierra se metió,

toda la gente decía:

“ya Galindo se perdió”.

No llegaban a veinte hombres,

los que Galindo traía,

pero todos eran gallos

como Brígido García.

Les decía a los agraristas

que no se fueran a creer

el gobierno lo que quiere,

es elevarse al poder.

En Llano Grande dirán

198

todos lo que presenciaron

y cuando asaltaron los trenes

y cantidad de changos mataron.

Les dice que a los agraristas;

a toditos por igual:

que no se crean del gobierno,

porque los vuelve a engañar.

Brígido le dice a Juan:

“Ya me voy a separar

me voy a la hacienda de Ramos,

porque me voy a amnistiar”.

A todos los agraristas

los llevaban como guía,

entró Galindo al Cañón,

ese de Jesús María.

Ya te fuiste, ya te vas,

ya volaste palomita,

adiós rumbos del Vergel,

y el rancho de La Casita.

En el Potrero de Campa,

donde acostumbraba pasar,

en el Rancho del Salitre,

dicen que viene a almorzar.

Los del Gobierno del centro

le preguntan al del estado,

199

que: “¿qué pasó con Galindo?,

¿qué si lo habían agarrado?”.

El Gobierno del estado

de pronto les contestó:

“pues ya Galindo se fue

y Brígido se amnistió”.

En arroyo de Tlanjuelas,

se soltó la balacera,

luego al poquito momento,

una pura coleadera.

Caraveo le dice a Triana:

“ se me hace mucha la gente,

el llano los esta brotando,

no te quedes. Vente, vente”.

Tiraron los chaquetines,

uniformes de soldados,

y le decían a Galindo

“nosotros somos forzados”.

Le dejaron a la gente

a Santiago los bajó,

y a todos los prisioneros,

en libertad los dejó.

Es hombre de gran honor,

ese mentado Galindo,

no mata nomás por matar,

200

sólo pelando a lo lindo.

Vuela, vuela palomita,

les llevarás la noticia,

que ya Galindo esta muerto,

que ya esta muerto de risa.

Agosto.- Durante este mes Francisco Campos refiere otro combate en el Campo

Maderero 244, después de la refriega: las mujeres de los soldados que han

perecido, suplican a los cristeros, que se las lleven con ellos y todos rechazan la

tentación. 239

26 de agosto.- Revista Durangueña refiere los combates que tiene la columna del

general de brigada Máximo García en la Mesa de los Caballos, donde Mora pierde

ocho hombres, su archivo y sus binoculares. Para ese momento, el jefe de

operaciones militares del estado es el general Francisco Urbalejo.

Septiembre.- La campaña contra los cristeros en la sierra es delegada a los

mayores Dámaso Carrasco y Marcelino Mendoza.

Diciembre.- Los cristeros ubican su campamento en San Antonio.

1 9 2 8 25 de enero.- El jefe zacatecano Pedro Quintanar mandó a Aurelio Acevedo

Robles junto con Federico Vázquez y Justo Ávila a tomar la hacienda de San

Antonio, Zacatecas que estaba en poder del general Vargas, la acción se

presentaba inaplazable ya que la región dominada por Vargas era uno de los

principales centros de aprovisionamiento de granos para los cristeros de la zona

Quintanar. El contacto establecido por las fuerzas de Durango, Zacatecas, norte

de Jalisco y Nayarit, llegaba incluso a la cooperación en acciones de guerra en

una zona donde los límites entre los estados eran sólo nominales. 239 CAMPOS, FRANCISCO. Op. Cit., p. 50

201

Es de notar la ausencia de datos sobre Florencio Estrada y sus huazamotecos,

pero sabemos que, en el año de 1927, los cristeros de Estrada habían jurado

pelear por Cristo Rey ante la imagen del Divino Preso de Huejuquilla el Alto,

Jalisco, y con la presencia del padre Vega, este compromiso de la gente y

hermanos de Estrada se mantendría hasta 1936, 240 por su parte, Aurelio

Acevedo, el principal historiador y periodista cristero de la zona, perdió todos sus

apuntes sobre los huazamotecos.

En esta época aparece en Zacatecas el periódico cristero Peor es nada, publicado

en papel de china de colores y escrito a máquina, con un tiraje y número muy

reducidos, haciendo honor a su nombre de Peor es nada.

En enero, los cristeros actúan en Tamazula, Velardeña y Candelaria.

5 de febrero.- Gritando ¡Viva Cristo Rey!, Trinidad Mora asalta El Salto, municipio

de Pueblo Nuevo, Durango, y sus hombres incendian los archivos, cortan el

telégrafo, roban las oficinas y secuestran a Hipólito Morales, jefe de la Defensa

Civil. 241

Marzo.- El general Francisco Urbalejo lanzó una ofensiva para que los trenes

pudieran correr entre Cañitas (hoy Felipe Pescador) y Durango.

Valente Acevedo viajó a su pueblo, Llano Grande y fue sorprendido por las fuerzas

de Urbalejo, quien había ordenado la reconcentración de las familias que no

pudieron huir: Habían quemado los soldados casi todas las casas, no había ni una

240 El novelista Antonio Estrada, hijo de Florencio Estrada, nos narra en su novela “Rescoldo”, que Florencio Estrada vivía en Estados Unidos y en 1927, al enterarse de la persecución religiosa en el país, decidió regresar a su pueblo: Huazamota, para pelear al lado de los cristeros.

¿Quién más que los católicos, vamos pues, a defender nuestra religión?… En Huazamota la fiesta en grande por su llegada. Todo el pueblo que corre a saludarlos, con sus ofrendas en la mano. Sólo unos días después Florencio atizando lumbre, anima a todos a alzarse contra el gobierno, aunque pronto , sólo lo siguen sus hermanos y otros cuantos.

Antonio Estrada refiere luego, un viaje a Durango, en donde en el Templo del Sagrario y ante el arzobispo, los cristeros hacen su juramento de lucha:

Juro por mi vida, ser siempre el primero en defender mi religión, cuando sea y contra quien se atreva a perseguirla.

Todo parece indicar que este juramento nunca tuvo lugar, al menos en Durango, y menos ante el arzobispo José María González y Valencia, porque en 1927, éste se encontraba en Roma a unos 12,000 kilómetros de Huazamota, mientras que los sacerdotes habían sido expulsados de Durango y los templos estaban en custodia de las archicofradías. Los hermanos de Florencio Estrada fueron: Frumencio, Jesús y Rosario. 241 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El conflicto (…), p. 64.

202

familia. 242 Según cuenta Campos, en el mismo mes, Trinidad Mora y Porfirio

Mayorquín, acudieron en ayuda de Valente Acevedo pero fueron derrotados en la

Mesa del Oso, 243 cerca de Estación Otinapa, los federales habían efectuado una

maniobra conjugada transportando a la infantería en tren, mientras que la

caballería hacía un movimiento sobre la retaguardia de los cristeros. 244

En los días del mes de marzo, el cuartel cristero se ubicó en El Arco.

8 días después del combate de la Mesa del Oso los cristeros son atacados en su

campamento de El Arco, pero logran triunfar al tender una emboscada a los

federales que seguían las huellas de Porfirio Mayorquín, quien regresaba de El

Salto.

Abril.- El cuartel cristero cambia de lugar a Corralitos. En el cuartel de Corralitos,

varios miembros de la LNDLR se alistan en el Ejército Libertador: Saturnino

Campos, Mario Campos, Dámaso Villar, este último era médico.

En Corralitos, Trinidad Mora decidió tomar la población de El Nayar, municipio de

Durango, cosa que se logró en forma sencilla, pues los soldados del gobierno

abandonaron la plaza a los cristeros.

Después de ocupar la población de El Nayar, los cristeros se dedicaron a festejar

su fácil victoria y tras haber ingerido algunos litros de sabroso pulque de El Nayar,

varios cristeros, en un peligroso alarde, hablaron por teléfono al cuartel de

Durango, retando al general Eulogio Ortiz, a que los fuera a visitar a El Nayar.

Ortiz aceptó el reto y rápidamente llegó al punto, con fuerzas de infantería,

caballería y un avión de guerra.

Los cristeros lograron derribar el avión pero tuvieron que correr; tanto porque

agotaron su parque, como por la superioridad del enemigo, en la refriega fueron

heridos 18 cristeros y murió el abanderado Margarito Hernández. En un

comunicado, la LNDLR informó a los cristeros que: Al día siguiente el Ejército

Federal recogió dos trocas de changos245 muertos. 246

242 CAMPOS, FRANCISCO. Memorias…, p. 32. 243 Ibid., p. 32. 244 MEYER, JEAN. La Cristiada Tomo I, p. 221. 245 Chango.- Nombre despectivo que los cristeros daban a los soldados federales. 246 CAMPOS, FRANCISCO. El levantamiento…, p. 59

203

6 de mayo.- Los cristeros de Florencio Estrada ocupan Huazamota, venciendo a

la Defensa Civil jefaturada por los hermanos Muñoz. Mientras Florencio celebra la

victoria, Jesús Estrada, medio hermano de Florencio, asesina a cuchilladas a 18

miembros de la Defensa Civil, a quienes había alineado en la Plaza de

Huazamota, sólo la entrada en escena de Florencio Estrada y los llantos y súplicas

de la parentela de los Muñoz detuvieron la masacre. Sin embargo, ocho años

después; en la Segunda Cristiada, los Muñoz no perdonarían a Florencio Estrada. 247 12 de mayo.- Tropas del general Juan Antonio Domínguez aprehendieron a varias

mujeres, esposas de cristeros. Estas mujeres sobrevivían en la ciudad de

Durango, compartiendo el arrendamiento de algunas humildes viviendas de

vecindad.

El general Eulogio Ortiz interrogó a las prisioneras sobre el paradero de los

cristeros y al no obtener información, decidió enviar junto con la tropa, en el tren

militar para El Salto, a Joaquina Sierra por haber respondido con retobos en el

interrogatorio, pero al no tener causa que perseguir, en junio, Joaquina fue

liberada.

Junio, sin fecha exacta.- Trinidad Mora viajó con su gente a la Hacienda de San

Juan Capistrano, Zacatecas, para de allí dirigirse a Huejuquilla El Alto, Jalisco, en

donde se entrevistó con Pedro Quintanar y Florencio Estrada. Juntas, las fuerzas

de los cristeros de Durango, Zacatecas y el norte de Jalisco obtuvieron la victoria

en la batalla del Cerro de las Papas, el pico más alto de la sierra Tepehuán, en la

sierra de Santa María Ocotán. En esa ocasión, según Agapito Campos:

Los indios poblanos que al parecer eran del gobierno pero fingidos,

reunidos por el coronel Ruiz para la campaña, habían avisado que

conducirían a los federales hasta la emboscada y que ellos irían a la

vanguardia, con las piernas al aire. Llegados al lugar elegido, los indios

hicieron señas al Ejército de que avanzara como si no hubiera peligro y

abrieron fuego. Los soldados venían muy sin cuidado, porque ni en las

247 ESTRADA, ADOLFO / Antonio Avitia, Huazamota, 1995.

204

manos traían los rifles… y empezaron a caer como ratones en la ratonera. 248

En la batalla del Cerro de las Papas sucumbió el coronel José Ruiz, alias El Azote

quien, en febrero de 1927, había ejecutado al sacerdote Mateo Correa.

Según el testimonio de Agapito Campos los cristeros lograron obtener una

ametralladora Thompson calibre 45, modelo 1921, núm. 4867, quedando esta en

poder de la gente de Florencio Estrada.

Según Antonio Estrada, en el Cerro de las Papas murieron unos 300 soldados

federales.

Corrido del Combate del Cerro de las Papas

Comunicado por don Manuel Deras Rodríguez

y don Francisco Hernández,

recogido por Antonio

Avitia Hernández, en Mezquital

1987.

(Fragmentos)

El Coronel Ruiz decía:

“acabé con los cristeros,

acabé por la otra sierra,

ya nomás Juan Andrés falta,

que habita por estos cerros”.

Le contestó Juan Andrés,

de la cima donde estaba:

“aquí traigo unos cartuchos,

pa’ formarte tu emboscada”.

248 CAMPOS, AGAPITO. “Combate del Cerro de las Papas”, en MEYER, JEAN. El Coraje Cristero, pp. 47 a 50.

205

Es imposible explicar

nuestros cabecillas guerreros,

que en el Cerro de las Papas,

los mataban como perros,

a los pobres federales,

que hasta lloraban los cerros.

Pelearon como valientes,

el señor don Juan Andrés

y don Valente Acevedo,

también Macario Valdez.

Un día después del combate

que acababa de pasar,

llegó don Lucas Mora,

que los iba a auxiliar

que traía quinientos hombres,

de don Pedro Quintanar.

Mataron a José Ruiz,

también su estado mayor,

y trescientos federales,

quedaron alrededor.

Allí murió José Ruiz,

con su cruz y su letrero,

con otros habías podido,

porque eras camandulero.

Allí murió José Ruiz,

206

y en el letrero decía:

“moriste en este cerro

porque eras camandulero”.

Como a las tres de la tarde,

ya acabaron los cristeros

al Cuarenta Batallón,

nomás el teniente Leandro,

Leandro Valles les quedaba.

De la misma manera que el combate del Cerro de las Papas, se ignora la fecha en

que, entre finales de mayo y principios de junio, los cristeros huazamotecos y

tepehuanes de Florencio Estrada pusieron cerco a Huajimi, Nayarit para atacar a

los Muñoz, cuñados de Florencio, quienes buscaban la venganza por la masacre

de Huazamota.

17 de julio.- Trescientos hombres, dirigidos por el jefe cristero zacatecano

Perfecto Castañón, hermano de Trinidad Castañón, tomaron la población de

Vicente Guerrero.

La situación se había agravado de tal modo para los federales que las

compañías mineras norteamericanas no podían ya ser protegidas y se

veían abandonadas por los destacamentos militares, Amatlan Minning, San

Nicolás Minning Co., Durango Tuppertine Co., Durango Lumber Co., de

Chalchihuites, Vacas, Sombrerete, Coyotes y El Salto. 249

Al regresar a la zona de Quintanar en Zacatecas, Perfecto Castañón fue atacado

por las tropas del general Anacleto López.

El general López perdió 30 soldados, pero los cristeros tuvieron 11 muertos

y 18 prisioneros, entre ellos Castañón; deseoso de tomar a su servicio al

fogoso guerrero, Anacleto López lo hizo cuidar y lo conservó a su lado,

poco después hubo de ejecutarlo, una vez que Castañón comenzó a

corromper a su escolta. 250

249 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I, p. 222n.

207

Corrido de López y Castañón 251

Anónimo

Mil novecientos veintiocho,

presente por la ocasión,

agarraron prisionero

a Perfecto Castañón.

Salieron tres escuadrones

y también los colorados,

que parecían unos leones,

a perseguir los alzados.

Nos movimos del Malpaso

toda la federación

a embarcar a Zacatecas

en busca de Castañón.

Luego salieron los trenes

poco a poco, caminando,

en Cañitas transbordaron

por esa vía de Durango.

En Súchil desembarcaron

todita la artillería,

se ponen a descansar

pa’ caminar otro día.

250 Ibid. p. 219. 251 VÁZQUEZ VALLE IRENE Y JOSÉ DE SANTIAGO SILVA. Corridos de la Rebelión Cristera, disco INAH, # 20, cantado por Ángel y Juan Manuel Morales.

208

Salieron de Chalchihuites,

salieron de madrugada

sólo una… se llevaron

cortando la retirada.

Les mandaron hacer alto,

toda la tropa formada,

el clarín tocaba dianas,

el general descansaba.

A las ocho de la mañana

que tomaron la avanzada

el clarín tocaba dianas

y toque de una emboscada.

Desde arriba de los cerros

| Castañón los devisaba;

les dice a sus compañeros:

“ se llegó la hora deseada”.

Ahí les dice un huicholito

del pueblo de San Andrés:

“ oiga usted mi coronel

atacamos a las tres”.

Le contestó este Perfecto

con todo su corazón:

“ Sin duda que moriremos

peleando la religión”.

Comenzaron a bajarse

209

toda la gente regada;

les dice “Generales,

se llegó la hora deseada”.

Entre las cuatro y las cinco,

fueron terribles las horas;

se oían las cuarenta y cinco,

parecían metralladoras.

Pobrecito de Perfecto,

mala suerte le tocó;

en lo mejor del combate

su caballo lo tumbó.

No se pudo levantar,

lo levantaron en brazos,

le registraron su cuerpo

clareado de dos balazos.

Gritaba el generalote

bastante despreocupado,

“ Ya Castañón cayó preso,

¡Que vivan los colorados!”

Ya después de haber perdido

los cristeros ya gritaban:

“Hemos perdido esta acción

y los rojos avanzaban”.

Qué bien nos decía el huichol

del pueblo de San Andrés;

210

“A Perfecto Castañón

no lo volveremos a ver”.

Caminaron con los reos,

los llevan a la estación

de los brazos amarrados,

a echarlos en un furgón.

Silbó el tren que ya se va,

pobrecitos prisioneros,

les daban tortas de pan

y garritas de sombreros.

Llegaron a la estación

de Zacatecas mentado;

hasta dolía el corazón

de ver tanto desdichado.

Luego les tomó una escolta

prisioneros al cuartel,

pacíficos y soldados

que los querían conocer.

Vuela, vuela palomita

que en el pico llevas flores;

fue aprehendido Castañón

en Ciénega de Dolores.

En Ciénega de Jerez,

el día 14 de julio,

a media noche tal vez

211

Perfecto despidió el mundo.

Lo que pasó con los reos

no les sabré platicar;

porque unos se desertaron

y Perfecto a descansar.

Vuela, vuela palomita,

a las cumbres de un limón,

aquí da fin el corrido

de López y Castañón.

Durante el mismo mes de julio los cristeros de Durango deciden ubicar su cuartel

general en el Arroyo de la Nopalera.

Agosto.- El cristero José Alvarado guió a las tropas federales hasta el cuartel del

Arroyo de la Nopalera. De esta manera los federales tendieron una emboscada a

los cristeros. Se desconoce si Alvarado fue obligado a revelar la ubicación de los

cristeros o si se trato de una traición deliberada.

El general Eulogio Ortiz ordenó que la población de Santiago Bayacora y del

municipio de Mezquital fuera reconcentrada en la guarnición de Durango.

Eulogio Ortiz, apodado por los cristeros El Cruel y El Mataamarrados, había

ordenado que: Toda mujer que anduviera su marido con los de afuera, fuera

llevada allí. 252

10 de septiembre.- El jefe zacatecano Pedro Quintanar incursiona en Durango y

arriba hasta la Vinata del Carrizal, cerca de Nombre de Dios.

12 de septiembre.- Mora, con su gente, asalta el tren cerca de estación Otinapa,

los cristeros arrojan bombas caseras y peñascos al tren. 253

15 de septiembre.- El gobierno inicia los preparativos para una campaña de

ofensiva y las tropas de Durango son concentradas en Súchil, con la finalidad de

252 CAMPOS, FRANCISCO. Memorias…, p. 37 a 38. 253 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto (…), p. 63

212

quitar el control de toda la zona a los cristeros quienes, en ese momento, se

encuentran desde el municipio de Pueblo Nuevo hasta el de Vicente Guerrero

(Muleros) y por toda la vía del ferrocarril de Durango a Cañitas (Felipe Pescador),

en Zacatecas.

Octubre.- Los tepehuanes y coras armados por el gobierno en Xoconoxtle, fueron

derrotados dos veces por los hombres de Florencio Estrada.

En el mismo mes, la partida de Valente Acevedo merodea por Santa María

Ocotán, mientras el Ejército reconcentra a la población de Ventanas, para que los

cristeros no tengan en donde abastecerse.

En la sierra y en los llanos, bandidos y cristeros son confundidos. Pablo Beltrán,

junto con Juan Enciso, Loreto Martínez, Juan Sosa y Marcos Díaz, andan por

Ventanas y San Dimas. El ex villista Nicolás Fernández actúa en San Luis del

Cordero, al norte del estado y Juan Galindo, por su parte, con cincuenta bragados,

amenaza San Juan del Río.

Noviembre.- A mediados de noviembre el general Francisco Urbalejo lanza su

ofensiva desde Durango coordinándose con los generales Juan B. Vargas y

Anacleto López de Zacatecas. La ofensiva de Urbalejo, Vargas y López llegó

hasta Huejuquilla El Alto, Jalisco, mientras los cristeros respondieron atacando

Laguna Grande, Zacatecas y Justo Ávila sistemáticamente deshizo los

destacamentos que Urbalejo había instalado en octubre.

Durante el regreso a Durango, Urbalejo y su contingente son hostilizados

constantemente por los hombres de Juan Cifuentes.

Diciembre.- Urbalejo lanza otras dos ofensivas sin éxito y los cristeros se crecen

tomando Palmarejo y Canutillo, en Zacatecas, así como Las Adjuntas y El Salto,

en Durango.

Antes de Navidad, los cristeros ubican su campamento en San Antonio. En el

mismo mes, Pablo Reyes, Victoriano Ruiz, Trinidad Mora y los hermanos Agapito

y Francisco Campos, cada quien por diferente camino, se reúnen en Santiago

Bayacora y de ahí se dirigieron a Durango, el viaje fue realizado para que Trinidad

Mora se entrevistase con los jefes de la LNDLR de Durango y en el punto San

Agustín, los cristeros tuvieron un encuentro con fuerzas agraristas, resultando

213

heridos: Victoriano Ruiz y Cruz Campos, estos dos heridos fueron atendidos en

Durango por los miembros de La Liga.

1 9 2 9 Enero.- En los primeros días de enero, el inspector de policía de la ciudad de

Durango, mayor Guillermo Meraz Medina, coordinó la aprehensión de un grupo de

hombres y mujeres de Santiago Bayacora, Garavito y El Salto, a quienes se

comprobó que servían de enlace para avituallar a los cristeros de Mora. La

aprehensión fue en el barrio de Tierra Blanca, en la calle de Bravo # 603, los

hombres se hacían pasar por carboneros y de esta manera sacaban provisiones,

parque y armas para los cristeros entre las cargas de carbón que transportaban en

sus burros. Todo hace suponer que Juana Vázquez, Genoveva Gurrola, Julia

Torres, Joaquina Sierra y Crescencia, Ramona y Cesárea Noriega, aprehendidas

en esa ocasión, eran militantes de las Brigadas Femeninas Santa Juana de Arco.

En el mismo mes el general Enrique Gorostieta, quien había sido nombrado

general en jefe del movimiento cristero, en la República por la LNDLR, se dedicó a

dar una forma más militarizada a los cuerpos cristeros del país. En enero de 1929,

Gorostieta visitó Huejuquilla El Alto, Jalisco, y ahí organizó los cuadros dirigentes

de la Zona Quintanar incluyendo a las fuerzas de Federico Vázquez quien se

encontraba de visita, también Florencio Estrada estuvo durante la visita de

Gorostieta. A partir de ese momento las acciones de guerra de los cristeros se

activaron bajo la influencia de las órdenes y consejos del general Enrique

Gorostieta.

Gorostieta, en su papel de jefe nacional del movimiento cristero, trató de encontrar

alianzas con otros sectores de oposición al Gobierno, como el dirigido por José

Vasconcelos, en un intento de que la rebelión dejara de limitarse al ámbito

campesino. Los esfuerzos de Gorostieta por encontrar aliados fueron vanos, pero

debido a su liderazgo y a la experiencia de dos años de lucha, la rebelión tomó

214

mayor cohesión a nivel nacional, significando, a la larga, un verdadero

cuestionamiento a la legitimidad del Estado.

En los años de la guerra cristera, el Estado Mexicano había sobrevivido a la

rebelión militar de los generales Arnulfo R. Gómez y Francisco Serrano y en 1927,

la ACJM había asestado su golpe más audaz con el asesinato del presidente

electo, general Álvaro Obregón, mientras que el grupo Sonora y el maximato de

Plutarco Elías Calles se mantenían en el poder con la figura de Emilio Portes Gil

como presidente de la República.

Por su parte, los cristeros de Durango en su constante nomadismo y

acuartelamiento ambulante se establecieron en Corralitos.

12 de enero.- En El Nayar, Durango, se concentran los jefes cristeros: Federico

Vázquez, Valente Acevedo, Luis Ruiz, Irineo Valdez, Emilio Deras y Juan

Hernández, con la finalidad de unificar sus fuerzas para obtener una mayor

eficiencia guerrera. Las tácticas de los cristeros comienzan a cambiar.

Febrero.- Solamente se publicaban en la prensa local los partes de guerra en los

que resultaba triunfante el Ejército Federal. Así fue publicado en Revista

Durangueña del día 9 el parte del coronel Enrique Zertuche González:

Empalme de Purísima, febrero 8.- Hónrome comunicar a usted que ayer

batí en Mesa del Oso a la partida que saqueó El Salto y que mandaba el

cabecilla Mora haciéndole nueve muertos, capturándoles once caballos

ensillados y quedaron muertos ocho más (…) El resto de la partida se

dispersó, siendo el grupo mayor como de cuarenta a cincuenta hombres,

los cuales huyeron con dirección a La Casita, rumbo a Nayarit.

Los testimonios cristeros dan más luz sobre el curso de la guerra. Así Agapito

Campos nos informa que:

Los hombres de José Mireles y Agapito Campos atacan y derrotan a los

agraristas en El Durazno, municipio de Durango, en la acción muere el jefe

de los agraristas (?) quien alardeaba de que tenía una bala especialmente

para Trinidad Mora. 254

254 CAMPOS, AGAPITO. “Memorias de Santiago Bayacora, Durango” en El Coraje Cristero, p. 41.

215

Después del combate de El Durazno, los cristeros atacan y derrotan a las fuerzas

del capitán Contreras en la Boca del Mezquital en la acción participaron: Pedro

Vázquez (hermano de Federico) y el capitán Pablo Reyes. El capitán Contreras

murió en la refriega y Federico Vázquez decidió fusilar a los prisioneros en el

Banco de San Juan.

Durante el mismo mes se realizó otro encuentro en San Lorenzo Calderón. Ya

diestros en la guerra, después de dos años y medio de pelear y contando con la

dirección a distancia del general Gorostieta, los cristeros realizaron una maniobra

para sacar a los federales de su fortín de San Lorenzo, emboscándolos después

en el Cerro del Sombreretillo. A los 38 soldados federales que fueron muertos en

el combate se les transformó en cenizas y los 5 cristeros que cayeron fueron

sepultados a la entrada de Santiago Bayacora.

Las acciones de febrero formaron parte de la cuarta ofensiva organizada por

Urbalejo, para acabar con los cristeros. Aunque, cómo se puede observar, esta

cuarta ofensiva, así como las tres precedentes, resultaron fracasos para federales.

A fines de febrero, las tropas de Trinidad Mora, Florencio Estrada, Federico

Vázquez y Valente Acevedo se juntaron para combatir a las fuerzas del general

Francisco Urbalejo en el Mezquital. El triunfo fue para los cristeros,

200 cadáveres quedaron en el campo. Esta última derrota parece haber

sido lo que decidió a Urbalejo a incorporarse, posteriormente al

levantamiento escobarista con el general Caraveo. 255

Corrido de la toma de Mezquital Anónimo.

Comunicado por don Casimiro Ruiz,

en Santiago Bayacora, Durango,

recogido por Antonio Avitia en 1987

255 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I, p. 259.

216

En el nombre sea de Dios

y de la Virgen María,

voy a cantar estos versos,

porque está muy triste el día.

Los soldados de la torre,

suben y bajan corriendo,

unos a los otros dicen:

“¿qué no oyen pitar el cuerno?”.

Decía Federico Vázquez,

con todos sus oficiales,

“A la hora de los balazos,

toditos somos iguales”.

Decía Federico Vázquez;

“ya no hallo ni qué pensar

y si Dios nos da licencia,

tomamos el Mezquital”.

Decía Federico Vázquez,

con muchísimo valor;

“y aprieten bien sus caballos,

pa’ darles pruebas de amor”.

De los cinchos para abajo,

ya apretaron bien sus sillas,

porque iban a emborracharse,

ya mero sale la silla.

Valiente Irineo Valdez

217

y Pedro Pérez también,

que, en el Cordón de la Chuza,

se afortinaron muy bien.

Valientes son los Noriega,

valientes muy afamados;

se vinieron de la Chuza,

con los bracitos quebrados.

Los señores del Nayar;

tomaron un contrabando,

que se alisten los Noriega,

que ya no sigan robando.

Gritaba José Mireles:

“Yo ya me voy para el plan,

y a Federico le dejo,

mi caballito alazán”.

Decía don José Mireles:

“Muchachos, cómo le hacemos,

ya bajamos a la costa,

sabe Dios si volveremos”.

Gritaba José Mireles,

con todo su corazón:

“Lo que les dejo de herencia

que peleen la religión”.

El capitán era Utimio,

hombre de mucho valor,

218

cuando llegaron al río,

lo agarró un fuerte temblor.

Valencia le dice a Utimio;

“No creas que voy a correr,

aquí te voy aguardando,

por la Mesa del Laurel”.

Valencia le dice a Utimio:

“mi caballo lo he sentido,

me cuesta seiscientos pesos,

en los Estados Unidos”.

3 de marzo.- El general José Gonzalo Escobar, jefe de operaciones militares del

estado de Coahuila, residente en Torreón, junto con varios generales de diferentes

zonas militares del país, lanza el Plan de Hermosillo, en el que desconoce al

gobierno de Emilio Portes Gil y a su secretario de Guerra el general Plutarco Elías

Calles, éste último en el ejercicio de maximato de poder sobre la presidencia

En el estado de Durango, el general Juan Gualberto Amaya, quien fungía como

gobernador, y el jefe de operaciones militares general Francisco Urbalejo se

unieron a la Rebelión Escobarista con 2,000 soldados.

El general Francisco Urbalejo redactó un manifiesto a la población de Durango,

invitando a los cristeros a unirse al movimiento militar.

Manifiesto al pueblo de Durango

Esta Jefatura de Operaciones Militares a mi mando, en unión con las de

Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Oaxaca, Veracruz,

Istmo, Chiapas, Yucatán, Estado de México, Campeche,Territorio de

Quintana Roo y parte del estado de Puebla, han desconocido al gobierno

del centro para noseguir una campaña más, sin razón y fratricida que se

viene haciendo a causa de unos cuantos.

219

A últimas fechas se quiso imponer con el mayor descaro a un hombre sin

actuación y desconocido para la mayor parte de la República, pero no así

para el eterno grupo de políticos ambiciosos que, para ellos, sí reunía

ciertas características como servil y que sólo sería un maniquí. Fue

entonces cuando una mayor parte del Ejército, no queriendo, con su

silencio, hacerse solidario del desbarajuste económico-administrativo que el

C. Portes Gil y camarilla están haciendo, ha procedido a desconocer como

Primer Mandatario, puesto que adolece hasta de la legitimidad, como todo

el mundo lo sabe, fue impuesto por el general Calles.

El principal objeto de hacer saber esto al pueblo de Durango es justificar

ante él, la actitud asumida por la Jefatura de Operaciones Militares a mi

cargo, y a la vez que el nuevo programa al que se ha agrupado la mayor

parte del Ejército es: SUFRAGIO EFECTIVO Y LIBERTAD DE

CONCIENCIA.

Esto es, el pueblo deberá elegir, como le corresponde, a su candidato, y no

que se lo impongan, y lo segundo que todo el pueblo mexicano deberá

tener libertad de conciencia observando la religión que mejor le agrade, sin

cortapisas de ninguna especie.

Por lo que esta jefatura cree que los grupos de gente que se encuentran en

las montañas no tendrán razón de seguir, pues la causa que pelean es la

que está incluida en nuestra bandera, y además, se les invita a todos estos

grupos para que vuelvan a sus hogares ya que ha desaparecido el motivo

por el que se encuentran en rebelión.

Esta Jefatura de Operaciones Militares dará a la sociedad toda clase de

garantías a que tiene derecho, y en cuanto a las partidas de rebeldes,

pueden estar seguros de que se les respetará su vida e intereses

haciéndose con ello la paz pública, todas las fuerzas que hasta hoy han

desconocido al Gobierno, no están ávidas de sangre, sólo desean que

cuanto antes se establezca de una manera sólida y duradera la paz.

Todas las fuerzas que han desconocido al Gobierno se han agrupado al

mando supremo del general de División Francisco Urbalejo, en el estado,

220

secundando al general J. Gonzalo Escobar, quienes con los demás jefes

del Ejército de alta graduación, en este movimiento, no pretendan ser

caudillos, sino sólo reconocer un mando para las operaciones militares.

Esto se hace saber al pueblo de Durango y a todas las facciones rebeldes

en particular, para que sin temor, se presenten a cualquiera de nuestras

fuerzas, donde desde luego se les considera amigos de la causa. 256

Los cristeros, que entonces tenían su cuartel general en La Estancia, pactaron con

Urbalejo en El Nayar y se dirigieron a la ciudad de Durango, ya unidos a la

Rebelión Escobarista, pero manteniendo su causa aparte y desconfiando de sus

antiguos enemigos.

En su texto de Historia del Estado de Durango, Everardo Gámiz afirma que: El

nueve de marzo llegaron los cristeros, en número de quinientos, a la ciudad de

Durango, juntándose con los escobaristas. Durante la Escobariada, la prensa

durangueña brilló por su ausencia y las relaciones son confusas.

El 12 de marzo:

Mora y Acevedo invitaron a los cónsules extranjeros a que asistieran a la

asamblea de sus jefes: el cónsul norteamericano refiere cuan

impresionados quedaron por la facilidad con que Mora y Acevedo

resolvieron el problema del mando supremo, ofreciendo cada uno de ellos

obedecer al otro. El general Escobarista Amaya retrasaba lo más posible el

encuentro con ellos, pues se sentía rebasado. 257

13 de marzo.- Los cristeros comienzan a requisa algunos comercios de Durango,

Amaya no los puede contener, pero Mora y Acevedo reconvienen a los

saqueadores y estos se disciplinan, sobre todo por la ayuda que los simpatizantes

de Durango habían dado a los cristeros a lo largo de su movimiento a través de

organizaciones como la ACJM, la LNDLR y las Bi-Bi.

14 de marzo.- La relación entre los cristeros y los escobaristas se pone tensa

debido a que los cristeros no obedecen a los jefes escobaristas y a que los

escobaristas no proporcionan a los cristeros los cartuchos y armas que les habían 256 Impreso suelto, facilitado por don Casimiro Ruiz, en Santiago Bayacora, Durango 1987. 257 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I, p. 291.

221

prometido. Ante el avance de las tropas callistas, los escobaristas optan por

retirarse de la ciudad de Durango hacia Torreón después de vaciar las arcas de

los bancos. Por un momento los cristeros son dueños absolutos de la ciudad de

Durango. Según relata Francisco Campos:

Nosotros nos quedamos en la plaza guarneciendo la plaza; a los poquitos

días llegaron los callistas y tuvimos que evacuar la plaza e irnos otra vez a

los campos de batalla. 258

Se desconoce también el día exacto de la evacuación de la ciudad de Durango por

parte de los cristeros.

15 de marzo.- El general Juan Antonio Domínguez, quien tenía bajo su mando

uno de los regimientos de la guarnición de Durango da la espalda a Urbalejo,

combatiéndolo en Cañitas (Felipe Pescador), Zacatecas. Domínguez derrotó a

Urbalejo y éste decidió ir a Torreón para juntarse con Escobar.

El general Lázaro Cárdenas del Río, después de haber ocupado Sinaloa se

internó en el estado de Durango para brindar apoyo a Juan Antonio Domínguez.

Mientras tanto Juan Gualberto Amaya es desconocido como gobernador de

Durango y es sustituido por el licenciado Alberto Terrones Benítez.

Los escobaristas destruyen las vías de ferrocarril para retardar el avance del

general Cárdenas. Por su parte, el coronel Orozco defecciona de las fuerzas

escobaristas y trata de aliarse a los cristeros, pero estos no lo aceptan en sus filas.

Los cristeros desarman a Orozco y este regresa a Durango con su jefe

Domínguez.

Marzo.- Durante este mes, el general Calles ordenó al líder agrarista José

Guadalupe Rodríguez Favela que organizara a su fuerza agrarista como apoyo

contra los escobaristas.

José Guadalupe Rodríguez se movilizó en la Región de los Llanos y organizó a

unos 1,000 agraristas que avanzaron sobre Durango, realizando acciones en

Ignacio Allende, donde quemaron un tren y en Francisco I. Madero, lugar en que

258 CAMPOS, FRANCISCO. Memorias…, p. 41.

222

se enfrentaron a los escobaristas para después continuar su marcha hacia

Durango.

José Guadalupe Rodríguez, junto con sus agraristas y los soldados del nuevo jefe

de operaciones militares, el general Manuel Medinaveytia, ocuparon la ciudad de

Durango, después de que esta había sido evacuada por los cristeros.

Abril.- Al resultar vencida la asonada escobarista en el estado, José Guadalupe

Rodríguez fue comisionado para combatir a los cristeros del municipio de

Mezquital y, como socialista sui generis, en lugar de obedecer las órdenes de los

militares gobernantes, se dedicó a herrar todo el ganado que encontró a su paso,

con el fierro de la hoz y el martillo, de esta manera el ganado pasaba a ser

propiedad del proletariado durangueño.

Algunos agraristas se pasaron a las filas cristeras y otros, aprovechando la

ocasión, decidieron dedicarse al pillaje. En el caso de José Guadalupe Rodríguez,

este se dedicó a la labor de concientización socialista de campesinos y, a corto

plazo, resultó un peligro mayor que los cristeros, desde el punto de vista del

Estado.

10 de mayo.- El gobierno tras ver que los grupos agraristas socialistas resultaban

contraproducentes a su legitimidad, ya de por si desgastada, comenzó a desarmar

y disolver a sus cuerpos.

14 de mayo.- En la ciudad de Durango el líder agrarista José Guadalupe

Rodríguez Favela es asesinado, a causa de las intrigas del poder en el gobierno

del Estado. Se desconocen las circunstancias en las que el maestro socialista

José Guadalupe Rodríguez Favela fue muerto.

Tanto el asesinato de José Guadalupe Rodríguez Favela, como el fusilamiento de

Salvador Gómez, ambos miembros del Partido Comunista Mexicano, provocaron:

una campaña mundial de protesta contra el gobierno mexicano por las

organizaciones afiliadas a la Tercera Internacional. 259

Según Francisco A. Gómez Jara y Alfonso Taracena, José Guadalupe Rodríguez

se dedicó a formar Soviets Locales, mandado por la LNC (Liga Nacional

259 MEYER, LORENZO, RAFAEL SEGOVIA Y ALEJANDRA LAJAOUS. Historia de la Revolución Mexicana # 12: 1928 a 1934, p. 263.

223

Campesina) y el pretexto de su fusilamiento fue el herraje de ganado con la hoz y

el martillo. La orden de ejecución fue girada a Durango en el telegrama 4024 del

entonces ministro de guerra del presidente Emilio Portes Gil, Plutarco Elías Calles

y el encargado de ejecutar la orden fue el general Manuel Medinaveytia quien, el

16 de mayo, fue ascendido a general de División.

260

El maestro y líder agrarista comunista durangueño José Guadalupe Rodríguez Favela

Mayo.- El Ejército ordenó la reconcentración de toda la región al sur de Durango,

mientras los cristeros operaban entre Otinapa y Durango. Por primera vez, desde

260 José Guadalupe Rodríguez Favela hacia 1928. DOMÍNGUEZ ROJO, SERGIO Y JAVIER GUERRERO ROMERO. Op. Cit.

224

octubre de 1927, hostilizaron los trenes entre Durango y El Salto, y al sur de

Vicente Guerrero. 261

En este mes también se vieron amenazadas las minas norteamericanas y los

soldados de Cristo dominaban toda la región del Mezquital, así como las vías

férreas hasta Cañitas y a El Salto, Porfirio Mayorquín y el jefe Beltrán asediaban

en el estado de Sinaloa en las poblaciones de San Blas, Payán, San Felipe y

Santa Cruz.

Los trenes militares que regresaban a Durango después de vencer a los

escobaristas eran atacados en pleno día.

Los cristeros de Quintanar unidos a los de Durango, toman Chalchihuites,

Zacatecas y Murales, Pueblo Nuevo, en Durango.

Los soldados de Cristo se atreven a desplazarse hasta San Dimas, San Patricio y

Tayoltita, el más importante centro minero, productor de oro, en América Latina.

Las correrías de los cristeros llegan hasta Bacis y cerca de Santiago Papasquiaro.

12 de mayo.- Nombre de Dios, El Arenal y Santa Rosa fueron atacados. En toda

esta ofensiva relámpago y sorpresiva de los cristeros se dejó sentir el peso de las

órdenes a distancia del general Enrique Gorostieta. Mientras tanto, los 3,000

soldados federales que llegaron para llevar a cabo la reconcentración y la quema

de la tierra, observaban lo inútil de sus acciones porque los cristeros se

aprovisionaban en diversas partes del estado, con un eficiente sistema de

autoabastecimiento.

28 de mayo.- Llegaron a Durango, como refuerzo, el Veintiocho Regimiento y el

Cincuenta y cuatro Batallón aunque incompletos, contando sólo con 450 hombres.

El mismo día llega a Estación Canutillo, Zacatecas, el general Juan B. Vargas con

2 regimientos, 500 hombres listos para marchar sobre Huejuquilla, Jalisco.

17 de junio.- Porfirio Mayorquín con 100 hombres, en una sorpresiva acción toma

Estación Acaponeta, Nayarit, quedando momentáneamente con el control de parte

de la vía Sudpacífico.

261 MEYER, JEAN. La Cristiada Tomo I, p. 291.

225

El general Porfirio Mayorquín, al centro, con su Estado Mayor 262

Corrido de Porfirio Mayorquín

Comunicado por Francisco Félix en el atrio

de la Catedral de Durango.

Recogido por Hermelinda Hernández Terrazas

El principio del diré,

la tonada no la supe,

¡Viva Porfirio, El Pillaco,

la Virgen de Guadalupe!

Gritaban los de Durango,

con toda su voz completa;

262 General Porfirio Mayorquín, al centro, con su Estado Mayor. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.

226

“Como Dios nos dé licencia,

entramos a Acaponeta”.

El diecisiete de junio,

como a las cuatro serían;

entró Porfirio “El Pillaco”

con 100 hombres que él traía.

Porfirio se dedicó;

a saludarle a sus gentes,

a dos escoltas mandó,

a que quemaran los puentes.

Porfirio se dirigió,

como si fuera a la plaza,

el presidente y el guardia,

no hallaban como indultarse.

Don Valentín de Morán,

de momento lo aprehendió:

“Oiga usted don Valentín,

las llaves las quiero yo”.

“Oiga usted don Valentín,

pues por qué me desconoce,

ahora me entrega las llaves,

de todos los calaboces”.

Luego le entregó las llaves,

se puso a pensar un rato,

mientras abrieron el uno,

227

el dos, el tres y el cuatro.

Salieron todos los presos,

pensando en irse con él,

gritando: “¡Viva “El Pillaco”!

¡Y que Viva Cristo Rey!

Gritaban todos los cuícos;

gritaban muy afligidos:

“Hermanitos de mi vida,

ahora sí fuimos perdidos”.

Gritaban todos los cuícos

que parecían monos-changos,

del miedo que le tenían

a esa gente de Durango.

Salieron todos los presos,

con rumbo pa’ la estación,

¡Viva Porfirio “El Pillaco”,

y Viva la Religión!

Salieron todos los presos,

toda la gente mirando,

a un lado de la estación,

todos los fueron armando.

Gritaban los del Pillaco,

con toda su voz completa:

“¡Como Dios nos preste vida,

entramos a Acaponeta!”.

228

Despedida no les doy,

porque no la traigo aquí,

señores son las mañanas

de Porfirio Mayorquín.

Vuela, vuela palomita,

que al cabo si soy de aquí,

estas son las mañanitas,

de Porfirio Mayorquín.

229

III Los arreglos

Corrido del Conflicto Religioso y los Arreglos 263

Ignacio Fernández Esperón Tata Nacho

Esta es la historia señores,

del problema religioso,

que Portes Gil arreglara

pacifista y generoso.

Tras muchos días amargos,

en que no hubo religión,

se han abierto las iglesias

y cesó la rebelión.

ESTRIBILLO:

Ya no hay tiros ni trancazos,

toditito está arreglado,

‘ora si puedo casarme,

por la Iglesia y el Estado.

La leyes de la Reforma,

que habían sido letra muerta,

tomaron vigor y forma

al terminar De la Huerta.

263 Mexican Corridos, Folkways Records, Nueva York, disco FW-6913 B, 1956. Cantado por Guty Cárdenas y Chalín.

230

Vino como consecuencia,

una cruel persecución,

y no hubo libre conciencia,

ya ni en la Constitución.

ESTRIBILLO

Fue en el año veintidós

que tuvo principio el mal,

al decretar la expulsión

de un delegado papal.

En el año veintiséis,

floreció la intransigencia,

al declararse la guerra

a la fe y a la conciencia.

ESTRIBILLO

Y en la lucha fratricida;

por valles, montes y llanos,

nunca pudo ser vencida

la fe de los mexicanos.

Y es que nuestra religión

por la que damos la vida,

el alma y el corazón,

nunca puede ser vencida.

ESTRIBILLO

231

Don Emilio Portes Gil,

Presidente mexicano,

ya arregló las diferencias

que había con el Vaticano.

Hoy por eso las campanas,

repican con tanta prisa,

llamando a los mexicanos

a la iglesia y a la misa.

ESTRIBILLO

Cesó ya la intransigencia,

volvió la paz a reinar;

de libertad de conciencia

ya podemos disfrutar.

México ha reconquistado

su gloriosa religión,

la fe del gran cura Hidalgo,

y Morelos y Pavón.

ESTRIBILLO

La reconciliación entre la espada y la cruz En la protección de sus intereses y de sus ciudadanos radicados en México, el

Gobierno de los Estados Unidos, representado por el embajador Dwight Whitney

Morrow, funcionó como intermediario entre la Iglesia Católica y el Estado

Mexicano para llegar a los arreglos que permitieron lograr la paz en la guerra

cristera. De acuerdo con Gastón García Cantú, el texto de Los acuerdos de 1929,

232

logrados entre los miembros del Episcopado y el presidente de la República reza

lo siguiente:

Los acuerdos de 1929 264

Después de los saludos de rigor; el señor arzobispo Ruiz y Flores expresó:

Señor Presidente. Agradecemos a usted en el alma las atenciones que ha

tenido para nosotros desde nuestro arribo a Nuevo Laredo, donde las

autoridades nos han dado toda clase de facilidades. Dios Nuestro Señor,

nos permitirá que las entrevistas que hoy se inician, bajo tan buenos

auspicios, tengan completo éxito y podamos reanudar los servicios

religiosos de que está tan ansioso el pueblo de nuestra patria.

Arzobispo Díaz. También yo, señor Presidente, celebro en lo más profundo

de mi alma que usted haya manifestado en sus declaraciones, que publicó

la prensa, la mayor buena volunta de oírnos para ver si es posible terminar

con las dificultades que existen. Yo también expreso a usted mi

agradecimiento por todas sus gentilezas.

Presidente. Estoy a sus órdenes, señores, y pueden ustedes tener la

seguridad de que de mi parte, como representante del supremo gobierno de

la República, estoy en la mejor disposición de escucharlos y de obrar con la

mejor buena voluntad, a fin de lograr la terminación de las dificultades

existentes, siempre de conformidad con las disposiciones constitucionales.

Arzobispo Ruiz y Flores. Señor Presidente: La Iglesia se vio obligada a

suspender los cultos debido a la imposibilidad en que se encontraba para

impartir la religión; pues, en conciencia, no podía aceptar la ley que ha sido

puesta en vigor y esto, no por capricho, sino como solemne deber. En esa

virtud, con todo respeto, pido a usted se den los pasos necesarios para

264 GARCÍA CANTÚ, GASTÓN. El pensamiento de la reacción mexicana (La derecha). Historia documental. Tomo Tercero, (1929- 1940), Antología, México, UNAM, Lecturas universitarias # 40, 1997, pp. 17 a 20. El texto trascrito fue inicialmente publicado en el libro de Emilio Portes Gil. Autobiografía de la Revolución Mexicana, México, Instituto Mexicano de Cultura, 1964.

233

eliminar la confusión entre la iglesia y la política y preparar el camino para

una era de paz y tranquilidad.

Presidente. Señor Arzobispo. Yo creo que el clero católico, al suspender

los cultos precipitó un conflicto cuyos resultados estamos lamentando

todos. La actitud enérgica que el gobierno que me precedió se vio obligado

a tomar, se debió a las declaraciones que hizo a un diario de gran

circulación de la ciudad de México el señor arzobispo Mora y del Río, en

cuyas declaraciones expresó: que desconocía de manera absoluta la

Constitución General de la República e incitaba a todos los ciudadanos del

país a su desobediencia. Ante esta actitud del señor Mora y del río, el

gobierno no tomó ninguna medida y prefirió dar la callada por respuesta;

pero como días después dicho señor ratificó en la prensa de los Estados

Unidos y en la de México lo publicado y el Episcopado aprobó lo dicho por

el señor Mora y del Río, el gobierno se vio en la necesidad de tomar las

medidas que consideró oportunas, defender la estabilidad y defenderse de

los ataques que le fueron lanzados. Hay que advertir que las declaraciones

del señor Mora y del Río, fueron hechas en momentos de grave crisis

internacional, cuando nuestro país estaba amenazado de una intervención

a consecuencia de la agria disputa que provocó con el gobierno americano

la debatida cuestión petrolera. Para mí es muy penoso tener que recordar el

origen del conflicto y rememorar todos los incidentes surgidos a través de

los tres años y medio que ha durado; pero es necesario que se definan las

verdaderas causas que lo precipitaron y se deje sentado que el gobierno no

fue, en manera alguna, el responsable. Yo no puedo, señor Arzobispo,

entrar a la discusión - como usted sugiere- de la legislación vigente. Usted

sabe que el Congresote la Unión es la única institución facultada para hacer

las reformas. Además, es mi convicción que la legislación sobre cultos debe

seguir vigente tal y como está.

Obispo Díaz. (Dirigiéndose al señor Arzobispo Ruiz Flores). Mi querido

hermano, creo que no debemos pedir al señor Presidente lo que no está en

sus manos concedernos. Efectivamente, él no puede hacer ninguna reforma

234

a las leyes vigentes; pero sí influir para que éstas no sean aplicadas con

espíritu sectario y se permita alguna tolerancia en el ejercicio de nuestros

deberes religiosos. Volver a discutir lo que tanto se ha discutido, sería

ponernos al principio del camino y no llegar a ningún acuerdo. En tal virtud,

yo le pido al señor Presidente sea indulgente y se nos permita abrir los

templos para que nuestros fieles puedan ejercitar sus derechos religiosos.

¡Dios Nuestro Señor, quiera inspirarnos para poder encontrar la fórmula que

ponga fin a estas dificultades!

Presidente. Me agrada oír al señor Obispo Díaz y decirle que él está en lo

justo y en lo práctico. Y sólo me permito aclararle que no es exacto que los

templos hayan sido cerrados por el gobierno. Al abandonar las iglesias los

sacerdotes, por acuerdo del presidente Calles, se entregaron ajuntas de

vecinos nombradas por los mismos feligreses. En cuanto a mí, como

Presidente de la República, quiero referir a ustedes lo que he manifestado

públicamente, o sea: que el gobierno no persigue a ninguna religión; que es

respetuoso de la libertad de creencias y que el clero mexicano puede

regresar a los templos, cuando lo desee, siempre y cuando se someta a la

Constitución y a las leyes vigentes. Así mismo, puedo asegurar a ustedes

que, dentro de las disposiciones legales, se obrará con la mayor tolerancia

y se castigará con toda energía a los funcionarios que a pretexto de hacer

cumplir las leyes cometan actos violatorios y traten de molestar o perseguir

a los files de cualquier religión.

Obispo Díaz. Y en cuanto a los hermanos que equivocadamente han

asumido una actitud violenta y se hallan levantados en armas,¿qué

medidas tomará el gobierno para que vuelvan a sus hogares?

Presidente. El gobierno será indulgente con todos los que se sometan

incondicionalmente, les dará toda clase de garantías y les facilitará los

elementos para que puedan regresar a sus hogares. Si algunos de ellos

desean dedicarse a la agricultura, se les proporcionarán implementos y

tierras en sus respectivos estados. Ya esto se ha empezado a realizar. El

general Cedillo, encargado de la campaña en los estados de Jalisco y

235

Michoacán, recibió instrucciones mías para instalar va los rebeldes que se

han sometido dotándolos de tierras e implementos agrícolas. También

andan brigadas de la Secretaría de Educación Pública, cuya misión es

establecer escuelas en las regiones que han vuelto al dominio del gobierno.

Ya para la fecha suman varios miles de individuos que se han rendido y

gozarán de toda clase de garantías.

Obispo Díaz. ¿Me permite el señor Presidente hacer una pregunta?

Presidente. Con mucho gusto, señor Obispo.

Obispo Díaz. ¿Cree usted, señor Presidente, que el pueblo mexicano es

católico?

Presidente. Sin duda que la inmensa mayoría de los mexicanos son

católicos, más que católicos diría yo, son idólatras.

Obispo Díaz. Muchas gracias, señor Presidente. Y siendo católica la

inmensa mayoría de la nación, ¿no cree usted que el gobierno no sólo

debía garantizar la libertad de creencias, sino también ayudar a la Iglesia

para que ejerza su ministerio y pueda impartirse la ayuda que necesitan los

fieles para lograr su bienestar?

Presidente. Yo creo, señor Obispo, que el Estado y la Iglesia tienen cada

uno sus funciones perfectamente delimitadas. El error es invadir las

funciones que corresponden al Estado, lo cual ha originado los seculares

conflictos que hemos tenido a través de nuestra historia. Es cierto que la

inmensa mayoría del pueblo es católico, pero también es verdad que esta

inmensa mayoría ha apoyado al gobierno en esta lucha, pues los rebeldes,

cuando llegaron a tener mayores contingentes, sumaron, según cálculos

aproximados, unos 40, 000 hombres, y el gobierno recibió el apoyo de más

de 500, 000 campesinos, muchos de los cuales están a las órdenes del

general Cedillo combatiendo a los fanáticos. Esos campesinos son católicos

y muchos de ellos ostentan en el sombrero la efigie de la Guadalupana;

pero sostienen al gobierno, seguramente porque éste está cumpliendo el

programa de la Revolución. Les ha dotado de tierras, que les habían sido

arrebatadas en épocas anteriores, lo que es lo mismo, les está

236

proporcionando en esta vida lo que la Iglesia les ofrece en la otra y,

naturalmente, naturalmente, ellos prefieren tener un poco de felicidad en la

vida presente. Pero, señores, creo que nos estamos desviando del asunto y

deseo que vayamos al tema que nos tiene reunidos. Repito, ustedes

pueden reanudar los cultos cuando lo deseen, con la única condición de

que ejercicio se ajuste estrictamente a las disposiciones legales vigentes.

Para tal efecto, tengo aquí un proyecto de declaraciones que, en caso de

que ustedes estén conformes con lo que he manifestado, publicaré desde

luego.

Los parlamentos antes transcritos dieron pie a la redacción del texto relativo a las

declaraciones que menciona el presidente Emilio Portes Gil, mismo que fue

publicado en la prensa nacional, el 22 de junio de 1929, sin ningún membrete

oficial, suscrito por el propio presidente de la República y que contenían la versión

final de los arreglos entre la Iglesia Católica y el Estado Mexicano:

He tenido pláticas con el Arzobispo Ruiz y Flores y el Obispo Pascual Díaz.

Estas pláticas tuvieron lugar como resultado de las declaraciones públicas

hechas por el Arzobispo Ruiz y Flores en mayo 2 y las declaraciones

hechas por mí en mayo 8.

El Arzobispo Ruiz y Flores y el Obispo Díaz me manifestaron que los

Obispos mexicanos han creído que la Constitución y las leyes,

especialmente la disposición que requiere el registro de ministros y la que

concede a los Estados el derecho a determinar el número de sacerdotes,

amenazan la identidad de la Iglesia dando al Estado el control de sus oficios

espirituales.

Me aseguran que los Obispos mexicanos están animados por un sincero

patriotismo y que tienen el deseo de reanudar el culto público, si esto puede

hacerse de acuerdo con su lealtad a la República Mexicana y sus

conciencias. Declararon que eso podría hacerse si la Iglesia pudiera gozar

de libertad, dentro de la ley, para vivir y ejercitar sus oficios espirituales.

Gustoso aprovecho ésta oportunidad para declarar públicamente, con toda

sinceridad, que no es el ánimo de la Constitución, ni de las leyes, ni del

237

Gobierno de la República, destruir la identidad de la Iglesia Católica, ni de

ninguna otra, ni intervenir en manera alguna en sus funciones espirituales.

De acuerdo con la protesta que rendí cuando asumí el Gobierno Provisional

de México, de cumplir y hacer cumplir la Constitución de la República y las

leyes que de ella emanen, mi propósito ha sido en todo tiempo cumplir

honestamente con esa protesta y vigilar que las leyes sean aplicadas sin

tendencia sectarista y sin prejuicio alguno, estando dispuesta la

Administración que es a mi cargo, a escuchar a cualquiera persona, ya sea

dignatario de alguna Iglesia o simplemente de un particular, las quejas que

pueda tener respecto a las injusticias que se cometen por la indebida

aplicación de las leyes.

Con referencia a ciertos artículos de la ley que han sido mal comprendidos,

también aprovecho ésta oportunidad para declarar:

1.- que el artículo de la ley que determina el registro de ministros, no

significa que el Gobierno pueda registrar a aquellos que hayan sido

nombrados por el superior jerárquico del credo religioso respectivo, o

conforme a las reglas del propio credo.

2.- En lo que respecta a la enseñanza religiosa la Constitución y las leyes

vigentes prohíben en manera terminante que se imparta en las escuelas

primarias y superiores, oficiales o particulares, pero esto no impide que en

el recinto de la Iglesia, los ministros de cualesquiera religión impartan sus

doctrinas a las personas mayores o a los hijos de estas que acudan para tal

objeto.

3.- Que tanto la Constitución como las leyes del país garantizan a todo

habitante de la República el derecho de petición y en esa virtud, los

miembros de cualesquiera Iglesia pueden dirigirse a las autoridades que

corresponda para la reforma, derogación o expedición de cualesquiera ley.

Palacio Nacional, junio 21 de 1.929.

El Presidente de la República.

238

Rúbrica

E. Portes Gil.265

Como se puede observar, en el texto publicado en la prensa, no se mencionan los

pormenores referentes a la guerra ni a la amnistía de los combatientes cristeros.

Más bien se trata de la situación del clero frente al Estado Mexicano. Así, lo que

aparece trascrito en los textos Los acuerdos de 1929 y la publicación del 22 de

junio, parecen no tener mucha relación entre sí, y en el segundo se omite toda

mención a la guerra cristera. Sin embargo, se considera que ambos documentos

redactados en conjunto por el presidente Emilio Portes Gil, el arzobispo Leopoldo

Ruiz y Flores y el obispo Pascual Díaz son la base para el armisticio y el arribo de

la paz. El mismo día 22 el presidente Portes Gil, por medio de la Secretaría de

Gobernación ordenó lo necesario para que se pusiera en libertad todos los

detenidos por motivo de la no obediencia a las leyes de cultos. Por su parte el

arzobispo Leopoldo Ruiz en su calidad de delegado apostólico, declaraba que la

cuestión había sido resuelta. 266

Para lograr el licenciamiento de la tropa cristera con un mínimo de garantías, el

general Jesús Degollado Guízar, jefe supremo de la Guardia Nacional cristera

envió al acejotaemero Luis Beltrán Mendoza ante el presidente Emilio Portes Gil, a

negociar la siguiente lista de condiciones previas para la entrega de las armas

cristeras:

I. Garantías plenas de vidas e intereses para que puedan regresar a

sus hogares todos los generales, jefes, oficiales y soldados de la

Guardia Nacional.

II. Garantías plenas de vidas e intereses para todos los civiles, que en

cualquier forma hayan ayudado al movimiento de la defensa de la

libertad religiosa.

III. Libertad absoluta de todos los presos por la cuestión religiosa, ya

sean civiles o miembros de la Guardia Nacional.

265 RIUS FACIUS, ANTONIO. Méjico cristero, Op. Cit., pp.385 a 387. 266 “Iglesia Católica en México (Arreglos de 1929)”, en: en: Diccionario Porrúa, Historia, Biografía y Geografía de México, Tomo II, México, Ed. Porrúa, 1995, p. 1763.

239

IV. Sobreseimiento de los juicios incoados contra los católicos, con

motivo de la cuestión religiosa.

V. Repatriación de los desterrados por el mismo motivo.

VI. Entrega de veinticinco pesos por rifle a los soldados de la guardia

Nacional que entreguen su arma, adjudicándoseles sus caballos a

los que los necesiten.

VII. A los jefes y oficiales se les permitirá la portación de su pistola, con

la licencia respectiva de portación de armas y salvoconductos y un

auxilio en metálico a juicio de los Jefes de Operaciones.

VIII. Que se den las facilidades necesarias para que puedan desarrollarse

los trabajos.

IX. Que el licenciamiento de las tropas de la Guardia Nacional, sea ante

los Jefes de Operaciones.

Sin mayor impedimento, el presidente Portes Gil aprobó las garantías pedidas por

el jefe de la Guardia Nacional y de inmediato se inició el licenciamiento de las

tropas de Cristo Rey. De acuerdo con Armando Bartra:

Mientras los cristeros combatían, la Iglesia había reanudado las

negociaciones con el Gobierno, y en junio de 1929 llegan a un acuerdo por

el cual el Estado se compromete a suspender la Ley de Cultos, restituir los

templos y permitir el regreso de los párrocos; a cambio el Episcopado

garantiza la reanudación del culto y naturalmente se compromete a liquidar

definitivamente la guerra cristera. Con estos arreglos la Iglesia ha logrado

sus objetivos como institución religiosa, pero el movimiento cristero, que

también sostenía reivindicaciones sociales y políticas, no obtiene nada; y su

pacificación es negociada por el Episcopado a cambio de una vaga

promesa de amnistía para los combatientes. (...) De los 50 mil combatientes

pertrechados, sólo 14 mil entregan armas y monturas; dos de cada tres

cristeros se reincorporan a sus comunidades sin dar aviso y conservando

las armas. 267

267 BARTRA, ARMANDO. Los herederos de Zapata. Movimientos campesinos posrevolucionarios en México, México, Ediciones Era, Colección Problemas de México, 1985, pp. 50 a 51.

240

Al respecto Jean Meyer explica:

Entre el 12 y el 21 de junio todo quedó arreglado: Morrow había redactado

el memorándum de las dos partes. Roma estaba de acuerdo, el 22 la

prensa publicaba los arreglos: la ley era suspendida, pero no derogada, se

prometía amnistía a los rebeldes, así como la restitución de los templos y la

vuelta de los párrocos. A cambio de ello, la Iglesia podía de nuevo celebrar

cultos. 268

Desplazamientos y emigraciones masivas, descalabro de los sistemas agrícolas

de las zonas de guerra y desmantelamiento de diversas industrias, además de la

discordia política y la generación de enconos al interior de las poblaciones fueron,

entre otros muchos, los resultados no evidenciados de la Primera Rebelión

Cristera.

Mientras que la mayoría de los miembros del Episcopado Mexicano acataron los

arreglos y reanudaron una distante relación con el Estado Mexicano, delimitando

el ámbito de su poder, el arzobispo de Durango José María González y Valencia,

radicado en Texas, demostró abiertamente su oposición a los arreglos y los

jerarcas del Episcopado Nacional de manera sutil le aconsejaron que no regresara

al país, el destierro de González y Valencia duró hasta 1930.

El sentimiento de los cristeros ante los arreglos es expresado por Francisco

Campos de la siguiente manera:

El 21 de junio se hicieron los mentados arreglos del conflicto religioso y los

señores que intervinieron en dichos arreglos no debían haber admitido que

entregáramos las armas porque esas armas costaron muchas vidas, mucha

sangre, nosotros expusimos nuestras vidas para quitar esas armas y no es

posible ni justo que después de tantos sufrimientos y trabajos como los que

pasamos vayamos a entregar las armas. 269

268 MEYER, JEAN. La Revolución Mejicana, Barcelona, DOPESA, Colección Imágenes Históricas de Hoy # 2, 1973, p.157. 269 CAMPOS, FRANCISCO. Memorias…, p. 9.

241

Desde el momento en que se llevaron a cabo los arreglos, tanto el Estado como la

Iglesia comenzaron a realizar su labor de apaciguamiento del movimiento del que

de hecho, habían perdido el control.

En los primeros días del mes de julio de 1929 regresaron a Durango, provenientes

de México, los sacerdotes que estaban desterrados y el día siete se dijo misa en la

catedral.

Mientras tanto, la mayoría de los cristeros que no se habían apegado a la amnistía

que propuso el gobierno, siguieron peleando durante algún tiempo pero con la

muerte del general Enrique Gorostieta, el 2 de junio, el movimiento nacional quedó

decapitado.

Ya sin Gorostieta y con el convencimiento de paz, por parte de los sacerdotes, la

bandera de los cristeros es arriada y muchos de los jefes comenzaron a aceptar la

amnistía.

Corrido de Lauro Salas.

Procede de Santiago Bayacora,

recogido por Javier Guerrero Romero

Entraron a Chalchihuites,

repicando las campanas,

toda la gente decía:

“Es el señor Lauro Salas”.

Llegó Lauro a Chalchihuites

se fue con el general,

“Señor, si usted nos acepta,

nos venimos a amnistiar”.

Les respondió el general:

“Tu pistola y tu machete,

242

¿no has visto ninguna gente?

pásense pa’ Sombrerete”.

Le respondió el coronel

“Si se quieren amnistiar,

dennos a reconocer,

a ese Pedro Quintanar”.

Y Lauro le contestó:

“Quintanar paso el invierno,

y siguió matando gente,

de las tropas del gobierno”.

Esa gente que venía,

de número treinta y siete,

porque venían a pelear

de ese Real de Sombrerete.

Salió Lauro ‘e Chalchihuites,

muy triste y desconsolado,

porque iba pa’ con su gente,

que ‘sta en Rancho Colorado.

Llegó Lauro con su gente,

les empieza a platicar:

“Y el que me quiera seguir,

yo ya me voy a amnistiar”.

La gente le contestó:

“No nos vamos a amnistiar,

‘ora agarramos las armas,

243

hasta morir o ganar”.

Responde Roberto Jacques:

“No nos vamos a amnistiar,

la verdad yo tengo miedo,

no nos vayan a matar”.

En el estado de Durango la amnistía no fue acatada inmediatamente y todavía

después de publicada se suscitaron algunas acciones de guerra.

El 25 de junio.- Los soldados del 49° Regimiento de Caballería y un escuadrón

del 55° Regimiento, bajo las órdenes del general de brigada Máximo García se

enfrentaron contra los cristeros que tenían ocupada la población del Mezquital. En

la acción murió el jefe cristero Alberto Deras y ocho cristeros. Para los soldados de

Cristo en el Mezquital, la guerra todavía no se acaba, es cuando el Estado y la

Iglesia entienden que la guerra de los cristeros ya no es por la Iglesia sino por el

Caudillo Sagrado.

28 de junio.- Combate entre los federales del 61° Regimiento que obedecían al

capitán segundo Ramón Méndez Jiménez en Santiago Bayacora. Los federales

logran ocupar el poblado haciendo a los rebeldes dos muertos.

El general Máximo García, al recibir el oficio con la orden de alto el fuego y la

comunicación del armisticio expresó su satisfacción: Está bien, padre, tengo

mucho gusto que ya se haya arreglado este asunto, ya estoy fastidiado, muchas

gracias. 270

A fines de junio, el general de Brigada jefe de la Décima Zona Militar Jaime Carrillo

comisionó al licenciado Antonio Hernández para tratar la amnistía con los jefes de

varias partidas rebeldes que operaban en los límites de Sinaloa y Zacatecas.

Hernández se estableció en el poblado serrano minero de San Patricio, municipio

de Pueblo Nuevo y allí logró ponerse en comunicación con los jefes cristeros:

Marcos Díaz, Juan Beltrán, Juan Olivas, Francisco Olivas, Venancio Zúñiga,

Wilebaldo Zúñiga y Luis Rentería todos ellos dirigentes de partidas menores. Los

270 CAMPOS, FRANCISCO. Memorias…, p. 55.

244

jefes cristeros en su mayoría ignoraban por completo el arreglo del conflicto

religioso pero tuvieron confianza en el licenciado Hernández, aceptaron la

amnistía de manera incondicional y solicitaron 20 días de plazo para entregar las

armas al Ejército. 271

No sucedió lo mismo en el sur de Durango, debido a que ni los arreglos ni el

regreso de los sacerdotes al culto lograron persuadir a los cristeros de deponer las

armas, por lo tanto, el Gobierno tomó otra táctica sirviéndose de la cooptación. En

julio de 1929 el sacerdote J. Abundio Nájera fue encargado de comunicar el

armisticio a los cristeros y federales del Mezquital.

Un día antes de la llegada del sacerdote Nájera, los federales habían acribillado a

Emilio Deras, jefe de los cristeros de Mezquital, hermano de Alberto, lo mataron en

la plaza mientras se emborrachaba y esta acción dificultó la labor del padre

Nájera.

En los primeros días de julio se registra un combate en La Vinata y en los mismos

días los soldados aprehenden a los jefes cristeros: Marcelino Espino, José

Castellanos, Lázaro García, José Burciaga y Juan Méndez. En La Vinata, los

soldados arrebataron a los rebeldes una pieza de manta de la fábrica de La

Constancia, en el municipio de Nombre de Dios.

En otros dos combates en Santiago Bayacora, los federales hacen huir a los

soldados del Ejército Libertador comandados por Lucas Mora (hijo de Trinidad) y

por Martín Espino, en los tiroteos, los federales también encuentran piezas de

manta de la fábrica de La Constancia. La frecuencia con que se encontraba

productos de La Constancia a los cristeros, evidenciaba la ayuda de los dueños de

la fábrica a los rebeldes.

El 4 de julio se presentaron ante el capitán Bernardino Pacheco, jefe del

destacamento del Mezquital, en plan de amnistiarse y entregar las armas Blas

Valdez, Joaquín Reyes, Juan Villa y Pedro Villa, al amnistiarse estos cristeros

recibieron garantías y salvoconductos para retornar a sus hogares. Los primeros

amnistiados del Mezquital pertenecían a la partida capitaneada por Feliciano Celiz

quien no aceptó la amnistía y desde ese momento seguía peleando solo. 271 Revista Durangueña, 26 de junio de 1929, primera plana.

245

En su edición de 7 de julio, Revista Durangueña informaba de la rendición del

cabecilla Miguel Rosales, ante el jefe de Operaciones Militares Jaime Carrillo, la

rendición tendría lugar en la hacienda de Santa Rosa, municipio de Durango. Sin

embargo todavía no se rendían los principales jefes del Ejército Libertador

Cristero. La desesperación del Gobierno es grande al no obtener respuesta

inmediata a los arreglos. En los días siguientes Jaime Carrillo se dirigió a Súchil y

organizó contingentes auxiliares con una sección montada y con 15 hombres

tepehuanes gobiernistas de Xoconoxtle que obedecían a Ascensión Chón Aguilar,

para combatir a una partida que actuaba sobre la vía de Cañitas a Durango. El

combate con los llamados fanáticos tuvo lugar en el cerro de Chicuilote y en el

mismo encontraron la muerte seis cristeros, entre los que se localizó a los jefes

Manuel Lugo y Casimiro Soto.

El 17 de julio, maltrechos, hambrientos y sólo cubiertos con sus harapos y

escapularios, 28 soldados de Cristo entregaban las viejas e inservibles armas ante

el general de Brigada Máximo García, en Mezquital:

El mismo general recomendó a los individuos que componen sus fuerzas,

antes de la entrada de los que fueran rebeldes, se abstuvieran en lo

absoluto de dirigirles pullas, sátiras (…) Uno de ellos, el más original, a la

par que el más joven, casi un niño, ostentaba, no sé qué santo que, sin

exageración alguna, tenía las dimensiones de una tarjeta postal. 272

Inmediatamente después de realizados los arreglos y las amnistías, el gobierno

procedió a la caza de los principales jefes cristeros en el país. En el estado de

Durango, la mayoría de los jefes se salvaron de esta cacería excepto Emilio

Deras, muerto en el Mezquital y Porfirio Mayorquín, quien fue ejecutado en julio de

1929 en Jacalitos, Durango.

Hasta agosto pudo el padre Nájera entrevistarse con Trinidad Mora, Mora puso

sus condiciones para el mejoramiento de su comunidad antes de amnistiarse, el

sacerdote no podía prometer nada y hubo discusión entre los cristeros de Mora

por causa del armisticio, unos estaban a favor y otros en contra.

272 Revista Durangueña, 18 de julio de 1929, primera plana.

246

De inmediato, el gobernador del estado Alberto Terrones Benítez, se apresuró a

expropiar las tierras de la hacienda Santa Rosa, propiedad del señor Jesús Pérez

Gavilán y parte de las de San Lorenzo Calderón, para conformar el rancho Río de

Santiago que sirviera de dotación ejidal a los combatientes de Santiago Bayacora.

Sin embargo, para los hombres de Mora no se trataba de crear un ejido, no eran

agraristas, sino de reconstruir la antigua comunidad.

El general Porfirio Mayorquín, cayó después de los arreglos 273

273 Porfirio Mayorquín, cayó después de los Arreglos. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.

247

El 29 de agosto, los huazamotecos de Florencio Estrada secuestraron a Lino

Etzel, miembro de la Mexican Corporation, S. A. de Fresnillo, Zacatecas, los

secuestros no tenían mucha validez, ya que el cobro de los rescates casi nunca se

llegaba a realizar. Otro secuestrado fue un joven norteamericano de la mina de

Vacas, Durango, este joven enseñó a los cristeros de Estrada el manejo de una

ametralladora Thompson que se había recogido en la batalla del Cerro de las

Papas.

El 3 de septiembre de 1929, Revista Durangueña, publicaba la expropiación y

dotación antes mencionada y que alcanzaba un total de quinientas noventa y

nueve hectáreas con noventa y tres áreas de terreno. La dotación con tierras de

bosques, agostadero y de sembradío llenaba el ojo a los santiagueros. El gancho

era demasiado fuerte. Las discusiones entre los cristeros sobre su amnistía

comenzaron a ser más fuertes y la balanza se inclinaba hacia la paz con tierra.

El desfile de los amnistiados. El primero en entregar las armas fue Florencio Estrada quien, junto con sus

subjefes Juan Flores, Juan Cifuentes y el tepehuán Pedro Soto, se amnistiaron

ante el general Manuel F. Enríquez, en Santa Cruz, municipio de Durango, el 2 de

septiembre. El día 14 del mismo mes, en estación Cieneguita y ante el mismo

general; Federico Vázquez se apegó al ofrecimiento de paz. El 18, tocó el turno a

los hombres de José Noriega, en estación Garavitos, ante el mismo Enríquez.

Continuando con su labor de recogedor de armas benditas, el general Manuel F.

Enríquez amnistió a Valente Acevedo y su gente en La Vinata, el día 20 de

septiembre. Por fin, para el 28 de septiembre, ante el general Juan Antonio

Domínguez y por gestiones del general Domingo Arrieta, Trinidad Mora, el

principal jefe del Ejército Libertador Cristero de Durango, junto con 72 hombres

bien armados y montados se rindió ante el Estado Mexicano.

El fenómeno se repitió entre los grupos más reacios al desarme y el Estado logró

la amnistía de más de 1,400 cristeros quienes, después de entregar sus armas y

caballos, recibieron un salvoconducto,

248

Todo el armamento y parque con que pelamos al Gobierno, se lo quitamos

al mismo Gobierno – decía Federico Vázquez -… y como prueba, la

caballada que le entregamos al Gobierno al rendirnos, era toda del mismo

Gobierno. 274

Algunos cristeros y miembros de la LNDLR y la ACJM, no conformes con los

arreglos, la amnistía y la rendición, en un afán de recuperar poder frente al Estado,

se afiliaron a la campaña presidencial de José Vasconcelos, pero el PNR, Partido

Nacional Revolucionario, se fortaleció en las elecciones de noviembre, luego de

una dura represión a los vasconcelistas y de ir invalidando paulatinamente las

banderas al movimiento y sus partidarios.

El triunfo de la consolidación del nuevo Estado Mexicano se celebró en los

banquetes de las Logias Masónicas del país, en Durango fue la “Gran Logia

Masónica Guadalupe Victoria”.

Corrido de Santiago Bayacora 275

Francisco Campos.

Aquí me hinco a rezar,

al pie de esta verde mora,

esta es la historia señores,

de Santiago Bayacora.

Año de mil novecientos,

veintiséis, que digo yo,

que la gente de Santiago Bayacora,

en armas se levantó.

274 Carta de Víctor Manuel González al señor Guerrero, Durango, Dgo., 3 de diciembre de 1929. Archivo Aurelio Acevedo Robles, ARA, CESU, UNAM, documento 15-68, 8865 275 CAMPOS, FRANCISCO. El levantamiento cristero de Santiago B., pp. 80 a 82

249

El veintinueve de septiembre,

ni me quisiera acordar,

llegó la federación

y empezamos a pelear.

Gritaba Trinidad Mora,

con su código de ley:

“Que muera todo el gobierno,

y que ¡Viva Cristo Rey!”.

Pancho Campos les decía:

“Ahora cabezas de azadones,

pensaban que andaban solos,

y aquí andan nuestros patrones”.

Gritaba Trinidad Mora,

con sus armas en las manos;

“Hagan fuego muchachos,

que al cabo no somos hermanos”.

Pues ya les di a conocer,

lo que en mi pueblo pasó

y si no lo quieren creer,

embustero seré yo.

La lumbre ya se prendió,

dijo una señora:

“La gente se levantó

en Santiago Bayacora”.

De eso no hay que dudar,

250

ahí se está combatiendo,

y sin poderlo remediar,

muchos se estarán muriendo.

Calles fue el culpable

que nos levantáramos

en armas y sólo Dios lo sabe,

adonde irán tantas pobrecitas almas.

A mis queridos lectorcitos,

de esto a duda no lo tengan,

de lo que dicen estos rengloncitos

y si se van ya no vengan.

Los amigos agraristas

muchos nos persiguieron,

también metieron las patitas,

pero también de ellos muchos murieron.

Esto todo no es todavía

me faltó más,

pero voy a ver al juez,

que se llama don Tomás.

Y con esto me despido,

es cuanto les digo por ahora,

nomás un favor les pido,

que no digan que soy de Santiago Bayacora.

En los arreglos de 1929, la Iglesia no logró recuperar el poder perdido, por el

ejercicio de la hegemonía del nuevo Estado Mexicano. De hecho, la limitaciones

251

que le fueron impuestas en la Ley Calles continuaron sin variación al mantenerse

intacta la misma legislación.

Se acordó que habría un estado de tolerancia y un estado de conciencia

mutua de que; aplicar las leyes podría conducir a un nuevo enfrentamiento

violento y que, por lo tanto, el Estado y su Gobierno debían tomar la

decisión de no poner en práctica y de no hacer que se cumpliesen, de

manera estricta, las leyes reglamentarias de los artículos constitucionales

(…) fue este un acuerdo al que se le denominó Modus Vivendi, es decir, un

modo de vida de coexistencia entre ambas instituciones; la eclesiástica y el

Estado. 276

El Modus Vivendi era una forma de conciliación del Gobierno con los 16,179,667

católicos que había en el país en 1930 y cuya abrumadora mayoría no tenía

comparación con los 130,332 protestantes y los 9,072 judíos, sin tomar en

consideración a las minorías étnicas no cuantificadas y que fueron las que

presentaron mayor resistencia durante las Cristiadas. Sin embargo, el Modus

Vivendi no constituyó, de ninguna manera, un instrumento jurídico por lo cual

carecía de toda validez.

En 1929, en el estado de Durango existían 244 templos católicos y el Gobierno del

Estado seguía limitando el número de sacerdotes para el territorio durangueño a

sólo 25 y, aún cuando el vicario de la Arquidiócesis comenzó a proponer

sacerdotes para ocupar las vacantes de los templos, el Gobierno de la entidad no

transigió en la modificación de la cantidad de ministros católicos permitidos.

Como instancia sin categoría jurídica, la Iglesia estaba legalmente maniatada en

su oportunidad de adquirir y vender propiedades y se hacía más evidente su

fracaso, en la manipulación de las ovejas de su rebaño, así como en la intentona

del retorno a su supremacía económica de la época Colonial.

276 GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, JOSE ANTONIO. “Las relaciones entre las Iglesias y el Estado Mexicano”, en: Derecho Eclesiástico Mexicano, México, ed. Porrúa/UNAM/Universidad Americana de Acapulco.

252

El triunfo del Estado Mexicano, en la guerra de la sierra, representaba la

hegemonía de los grupos adictos a la instalación de los aserraderos y de la

explotación de la madera. La Lumber Co. podía ahora acceder a la tala de los

mejores árboles. Con los golpes de la represión, los conservadores de Durango se

replegaron y, retornando al encendido de sus cirios y a la quema de sus inciensos,

entonaron de nuevo sus alabanzas en el interior de los templos. La guerra por el

culto de Dios Padre no era la misma que la de la sobrevivencia de sus supuestos

correligionarios hijos de la sierra. Sin embargo, los conservadores citadinos

insistían en sus vínculos con los cristeros, únicos aliados armados, en su

enfrentamiento contra el Estado Mexicano.

Al replicar de nuevo las campanas, los fieles retomaron las cuentas de sus

rosarios y los sacerdotes volvieron a lucir sus flamantes albas y sotanas, aunque

su pleito legal contra el Gobierno se quedaba pendiente.

En la región de la guerra, el Ejército redistribuyó sus fuerzas y desarmó a sus

auxiliares, Defensas Civiles de agraristas y gobiernistas.

De las tres formas de tenencia de tierra contempladas en el Artículo 27 de la

Constitución: pequeña propiedad, ejido y comunidad, a Santiago Bayacora le

correspondió la dotación de bienes en régimen comunal, era el primer

reconocimiento de la tenencia del bosque en la región, a sus propietarios

primigenios, mientras que, para otras poblaciones serranas de mestizos e

indígenas, el reparto agrario quedaba a la expectativa, en un arreglo de cuentas

inconcluso, al que se le darían las largas de la burocracia y la preferencia de

decisiones a los intereses de la explotación maderera industrial.

Mientras que la Iglesia Católica se adaptaba a la sobrevivencia del Modus Vivendi,

con las limitaciones que le imponía el Estado, los conservadores discutían sobre la

reorganización de sus derrotadas agrupaciones, los masones jacobinos se

jactaban de su triunfo, los indígenas cristeros curaban sus heridas y se

preparaban para continuar la larga guerra contra los vecinos y el Gobierno y, entre

ellos, por la hegemonía interna de sus propias etnias.

253

Asegurando el apaciguamiento de la sierra, paulatinamente, la represión del

Gobierno se iba centrando en la cacería de los líderes de la Primera Rebelión

Cristera.

En la euforia por la reanudación de los cultos, del 18 de julio al 31 de agosto de

1929, el cura de Tepehuanes, Justo F. Cazares, al regularizar los sacramentos de

su grey, como quien hace enchiladas, rompió su propio récord, haciendo 4,000

bautizos, 20 matrimonios y 80 misas. 277

Durante la Primera Rebelión Cristera, a la que la Iglesia llamó Persecución

Religiosa, el registro sacramental de la población se desarrolló de manera poco

regular. El cierre de los archivos eclesiásticos se nota en los libros de registro de

los bautizos, confirmaciones, matrimonios y extremaunciones de 1926 a 1929,

lapso en el que, aparte de que los registros son mínimos en relación con los de

años anteriores, los datos no están completos y los libros sólo cuentan con el

vaciado de las pocas boletas de sacramentos impartidos, de manera clandestina,

entre los católicos insumisos, con los pocos sacerdotes que se refugiaron entre

sus fieles.

277 GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto (…), pp. 70 a 71.

254

255

IV La transición. Un lustro de paz Desde fines de 1929 hasta 1934, las fuerzas rebeldes cristeras apaciguadas, se

reacomodaron bajo la supervisión de los triunfadores. El Estado Mexicano se

fortaleció en los gobiernos del maximato, al tiempo que la Iglesia, sobreviviendo,

se replegaba al interior de los templos y edificios que, sin poseer en propiedad,

había logrado salvar en posesión, después de los Arreglos de 1929.

La paz no firmada ni negociada, sino forzada con los cristeros mestizos e

indígenas, dejó latentes y pendientes las cuentas y pleitos de la región de las

quebradas. Sólo era cuestión de tiempo para que, con el detonante del avance

del agrarismo, en su modalidad ejidal y con el progreso de los capitales

madereros, las fuerzas volvieran a buscar el reacomodo por la vía de la violencia.

El Estado A partir del 4 de marzo de 1929, Plutarco Elías Calles pudo establecer la

organización del Partido Nacional Revolucionario, antecedente del Partido

Revolucionario Institucional, con todas sus características de corporativismo

organizado, con participación limitada, que lo haría sobrevivir triunfante, durante

las siguientes siete décadas.

La primera contienda electoral ganada por el Partido Nacional Revolucionario

PNR, fue la de los comicios extraordinarios del 17 de noviembre de 1929, en

competencia por la presidencia contra José Vasconcelos candidato del Partido

Nacional Antirreeleccionista.

Luego de la azarosa y violenta campaña de los vasconcelistas, tras perder las

elecciones, el candidato opositor a los hombres del Grupo Sonora, lanzó el inocuo

Plan de Guaymas, que no tuvo mayor repercusión, y se vio obligado a permanecer

fuera del país hasta 1940.

A pesar de las determinantes decisiones del gobierno de Portes Gil, durante todo

su periodo, la fuerza política real del general Plutarco Elías Calles controló a la

256

política oficial, al tener las riendas no visibles de los principales grupos de poder y

sobre todo, de los militantes del naciente Partido Nacional Revolucionario.

En esta situación el corto interinato de Portes Gil se consideró como el primero de

los gobiernos del maximato político del general Plutarco Elías Calles y los dos

gobiernos siguientes llevarían el sino de las decisiones últimas del llamado

Hombre Fuerte de la Revolución.

En 1929, la crisis económica mundial del sistema capitalista repercutió en México

con la disminución de la producción petrolera y minera, al restringirse la fluidez de

los mercados internacionales. En medio de la crisis, el 5 de febrero de 1930, el

ingeniero Pascual Ortiz Rubio tomó posesión del Poder Ejecutivo.

Durante el gobierno de Ortiz Rubio, el poder político del general Plutarco Elías

Calles se hizo evidente con la conformación, al seno del Congreso, de dos grupos

antagónicos: el Blanco, que apoyaba la independencia de decisiones de Ortiz

Rubio ante el poder de Calles, y el Rojo, que trataba de mantener el poder del

maximato callista.

Presionado y maniatado por el poderoso grupo Rojo, que aglutinaba a varios

gobiernos de estado y gran parte del Congreso, el presidente Pascual Ortiz Rubio

optó por presentar su renuncia ante el Congreso, con efecto al 4 de septiembre de

1932.

El maximato callista se configuró con la presencia de diversos hombres fuertes

regionales que secundaron incondicionalmente el poder de Calles, en los

territorios de su influencia como: Saturnino Cedillo en San Luis Potosí, Tomás

Garrido Canabal, en Tabasco, Carlos Real, en Durango, y Saturnino Osornio, en

Querétaro, entre otros.

A la caída de Ortiz Rubio, el Congreso designó a Abelardo Rodríguez como

presidente interino hasta el término del sexenio iniciado por Ortiz Rubio.

Durante la época fuerte del maximato callista, la Confederación Regional Obrera

Mexicana, CROM, dirigida por Luis Napoleón Morones, comenzó a perder fuerza

ante la emergencia de nuevos grupos y organizaciones obreras como la CGOCM

Confederación General de Obreros y Campesinos de México, bajo la dirigencia

257

directa del líder socialista Vicente Lombardo Toledano, creándose un constante

conflicto entre las centrales obreras por el control de los diversos gremios.

El maximato callista, además de fortalecer la legitimidad del Estado Mexicano,

rompió la barrera entre el nuevo partido oficial, PNR, Partido Nacional

Revolucionario y el Gobierno mismo, surgiendo así la llamada administración del

partido de Estado.

Durante el periodo de Rodríguez, limitado a lo administrativo, por la influencia de

Calles, el movimiento agrarista en el estado de Veracruz se radicalizó, bajo la

dirección del gobernador veracruzano Adalberto Tejeda y del líder agrarista Úrsulo

Galván Reyes. Los elementos agraristas armados que habían servido al Estado

Mexicano para el apaciguamiento de las rebeliones militares de Adolfo de la

Huerta y José Gonzalo Escobar, ya no servían a los intereses del Gobierno y

algunos grupos agrarios fueron desarmados. Sin embargo, los más radicales se

lanzaron a la ocupación de tierras y a la lucha armada por la posesión y usufructo

de la misma, formando múltiples guerrillas.

En otros estados de la República, la política agraria continuó un curso más

pacífico, aunque no en la cuantía deseada por los propios agraristas.

La prolongación de la crisis económica, sobre todo en los Estados Unidos, hizo

que el Congreso Estadounidense expidiera leyes para contener el flujo de

inmigración de trabajadores mexicanos a su territorio, limitando éste, por medio de

un sistema de cuota de inmigrantes por país. De esta manera se inició la

deportación masiva de trabajadores mexicanos al país, en condiciones indignas.

En 1929, el nicaragüense Augusto Cesar Sandino, conocido como General de

Hombres Libres, se exilió en México con el visto bueno del Estado Mexicano, sin

embargo, sus antiimperialistas declaraciones a la prensa y el cambio de las

relaciones entre México y los Estados Unidos, hicieron de Sandino un asilado

político poco cómodo a las relaciones internacionales del Estado Mexicano, a esta

situación el mismo Sandino puso solución al regresar a su patria en 1930, para

continuar la lucha contra la Intervención Estadounidense en Nicaragua, al lado del

doctor Juan Bautista Sacasa, quien, en 1933, substituyó en el poder al general

José María Moncada. Así, sin servir más a sus aliados, en 1934, la Guardia

258

Nacional Nicaragüense, bajo las órdenes de Anastasio Somoza (padre), acabó

con la guerrilla del general Sandino y con el mismo Sandino.

A fines de 1933, luego de una azarosa selección, los dirigentes del Partido

Nacional Revolucionario, PNR, contando con el visto bueno del general Plutarco

Elías Calles, designaron al secretario de guerra, general Lázaro Cárdenas del Río

como candidato a la presidencia de la República.

Durante casi todo el año de 1934, Cárdenas realizó una exhaustiva gira electoral

por todo el país, utilizando los medios más variados de transporte, desde la mula

hasta el avión, cubriendo lo que, hasta ese momento, ningún candidato había

cubierto en giras similares.

Compitiendo con los débiles candidatos de los partidos: Nacional

Antirreeleccionista, Socialista de las Fuerzas de Izquierda y el Comunista,

Cárdenas obtuvo el triunfo en las urnas del grupo revolucionario y todo parecía

indicar que el maximato político de Calles, continuaría con Lázaro Cárdenas.

El primer día de diciembre de 1934, el general Cárdenas tomó posesión del poder

ejecutivo, para el primer periodo presidencial de seis años y adoptando el Plan

Sexenal confeccionado por el PNR.

En los primeros meses de su mandato, de manera silenciosa pero efectiva,

Cárdenas comenzó a remover los cuadros provincianos del Ejército, poniendo

especialmente militares del grupo carrancista que había sido relegado desde el

movimiento del Plan de Agua Prieta, lo que, a la larga minaría los apoyos

castrenses del grupo callista.

Tras el triunfo sobre la Primera Rebelión Cristera, el Gobierno reinició su actitud

de vencedor enfatizando su jacobinismo sobre el grupo conservador y la Iglesia,

particularmente en el estado de Durango. Así, el 10 de diciembre de 1932, el

Gobierno del Estado de Durango publicaba en el Diario de Durango, el Decreto #

136 en el que se limitaba de nuevo el número de sacerdotes en el territorio estatal,

esta vez serían solamente 25 y deberían quedar registrados ante el Gobierno

Estatal.

El día 29 de mismo mes se iniciaba el registro de los sacerdotes de las diversas

religiones aunque, para el Estado, era evidente que la Religión Católica fue la

259

única afectada. Se iniciaba el cumplimiento de la Reglamentación de la Ley de

Cultos, para los amnistiados cristeros hubiera podido ser un nuevo motivo para la

rebelión pero esta vez la calma ganó a los ánimos guerreros de los seguidores de

Trinidad Mora, ya que no se sintieron involucrados en la pugna entre la Iglesia y el

Estado. Poco a poco se iba haciendo más grande el distanciamiento entre los

excombatientes cristeros rurales, en relación con la Iglesia y los conservadores

citadinos.

Entre 1933-34, bajo el régimen de Abelardo Rodríguez y con tutelaje del llamado

Jefe Máximo de la Revolución, el general Plutarco Elías Calles, se modificó el

Artículo Tercero de la Constitución, dando inicio a la educación socialista, el

concepto, aunque nunca fue bien entendido, ni tampoco explicado, pese a su

ambigüedad, comenzó a modificar los sistemas pedagógicos tradicionales

mexicanos.

En 1933 los estudiantes del Instituto Juárez de Durango se lanzaron a la huelga,

con el propósito de que no les afectara la reforma socialista.

El gobernador de Durango sostuvo pláticas con los estudiantes del Instituto

Juárez y modificó el proyecto de Ley Orgánica del Instituto Juárez para

dejar instituida la enseñanza, sin caer en la reforma, de modo que continuó

la libertad de cátedra y una relativa autonomía ya que el gobernador se

reservaba el derecho de nombrar Rector y revisar la cuenta anual de

gastos. 278

Si bien, la huelga universitaria del 33 no tuvo relación alguna con los cristeros

serranos y estuvo limitada como un conflicto de carácter académico al interior de

las aulas, en su momento, los conservadores usaron su oposición a la educación

socialista, a las brigadas culturales y a la expansión de la escuela rural, como

banderas de los últimos gritos de su derrota. Sin embargo, organizaciones como la

SPF, Sociedad de Padres de Familia, y la Liga de la Decencia tenían aún voz

fuerte entre algunos sectores conservadores citadinos.

278 SOTELO INCLAN, JESÚS. “La educación socialista”, en: Historia de la educación en México, México, Secretaría de Educación Pública/Fondo de Cultura Económica, 1981, p. 266.

260

La guerra latente Mientras que, en el país, las cabezas cristeras iban cayendo una a una, el Estado

Mexicano comenzó a adoptar medidas para poder limitar de nuevo el poder de la

Iglesia y sus aliados, era el momento preciso, ya que la mayoría de los miembros

de las organizaciones religiosas y los cristeros no estuvieron muy conformes con

los arreglos entre la Iglesia y el Estado y empezaban a reanudar sus actividades y

una guerra latente de hostigamiento y atosigamiento.

A fines de 1929 el Ejército Libertador Cristero se reorganizó y la LNDRL, su

dirección, cambió de nombre por el de Guardia Nacional. El Alto Comando de la

misma envió a Durango a Víctor Lara Sánchez, con la encomienda de que hiciera

un balance de la pasada guerra, de 1926 a 1929, así como de las fuerzas y

situación de los excombatientes cristeros del estado. En su reporte, Lara revelaba

algunas divisiones en el seno del Ejército Libertador Cristero del Estado de

Durango, ELCED, durante la Primera Rebelión, mismas que según él impidieron el

desarrollo de las actividades guerreras y evitaron que el movimiento se propagara

en los estados de Nayarit y Sinaloa. Para Lara, el principal motivo de

desavenencia, al interior del ELCED, fue la poca movilidad que Mora, por

mantener la disciplina, daba a sus tropas y el hecho de que no otorgaba grados

mayores a los jefes que más lo deseaban, porque no controlaban un número

suficiente de soldados. En el informe de Lara se argumentaba que algunos jefes

durangueños, en vista de la poca actividad, habían optado mejor por cooperar con

los jefes cristeros zacatecanos. Lara también recomendaba que al continuarse la

guerra se nombrase, como jefe de la zona de Zacatecas y Durango, a Pedro

Quintanar. Otra observación del enviado era en el sentido de la ausencia

constante de vituallas y pertrechos en la pasada guerra para los cristeros de la

sierra del Mezquital. Por lo que ante tal situación, los grupos cristeros

durangueños, hasta antes de su rendición, tuvieron que mantenerse con los

pertrechos que pudieron quitar a sus enemigos. Dice Federico Vázquez Porque

261

las partidas de pertrechos que nos enviaban eran tan pequeñas que no nos

habrían bastado 279 fue así como los cristeros pudieron prolongar la resistencia.

El informe de Lara incluía un reclamo a la Guardia Nacional, sobre el

nombramiento que se hacía a Federico Vázquez como jefe de operaciones

militares de la sección de la Guardia Nacional de Durango, con autoridad sobre el

general Trinidad Mora. Sin embargo, en el estado, Trinidad Mora, seguía siendo

reconocido como jefe por todos los cristeros amnistiados de Durango. Era

evidente el desconocimiento que la Guardia Nacional tenía acerca del tipo de

relaciones que llevaban los cristeros en la sierra.

En el mismo documento citado, Lara indicaba que había obtenido de Federico

Vázquez, la información sobre las principales zonas de influencia de los jefes en

los pueblos del sur del Estado:

Federico, en Yonora, Taxicaringa, Cerro Gordo; Acevedo (Valente) Llano

Grande, Milpillas y Teneraca; Luis Ruis con Noriega en el Salto, Pueblo

Nuevo; Mora, en Santiago Bayacora. 280

A pesar de la amnistía, la guerra latente continuaba y el 14 de marzo de 1930,

José Guadalupe Hernández, lugarteniente de Pedro Quintanar, caía fusilado en la

Sierra del Capulín. Los cristeros, con la nueva dirección de la Guardia Nacional,

estaban listos para volverse a levantar.

En la sierra, no sólo la guerra había hecho estragos entre la población, el

paludismo y la miseria diezmaban a los indígenas y mestizos de la región, parecía

que Cristo Rey se había olvidado de sus combatientes.

En ese mismo año se instaló en Santa María Ocotán el Internado Cultural

Indígena, los hombres del Estado Mexicano pensaban que la Rebelión Cristera

tenía en sí un fondo de fanatismo e ignorancia y que, con la apertura de centros

culturales y escuelas, a la luz de las letras, la ciencia y la técnica, de manera

automática, desaparecerían el fanatismo, los prejuicios y la ignorancia.

La experiencia de los Internados Culturales Indígenas es descrita en la novela de

Ramón Rubín, La bruma lo vuelve azul y su resultado no es muy halagüeño. El

279 Carta de Víctor Manuel González al señor Guerrero, Durango, Dgo., a 3 de diciembre de 1929, Fondo Aurelio Acevedo Robles, ARA, CESU, UNAM, documento 15-68, 8865. 280 Ibid.

262

protagonista de la novela; un niño indígena huichol, es forzado a recibir instrucción

occidentalizada en un Internado Cultural Indígena y, al egresar del plantel, es

repudiado por los miembros de su etnia y el mundo criollo y mestizo le es ajeno,

transformándose así en un renegado que más tarde estará fuera de la ley indígena

y de la del Estado Mexicano. 281

El Internado Cultural Indígena de Santa María Ocotán fue objeto de ataques, por

parte de los cristeros y, durante la Segunda Rebelión Cristera, sus docentes

sufrieron el secuestro. El secuestro de los maestros del Internado provocó la

movilización del magisterio estatal, en apoyo a sus compañeros. 282

Como representación del Estado Mexicano y con su pedagogía occidental,

desvinculado de la educación tradicional indígena, el Internado Cultural Indígena

de Santa María Ocotán no contaba con el apoyo de los indígenas y mestizos. Por

otra parte, ante la expectativa de la agresión cristera, pocos eran los docentes que

se interesaban en cubrir las alejadas plazas en Santa María Ocotán, por lo que la

conformación de escuelas oficiales en lugares como Taxicaringa, Temoaya o

Yonora eran sucesos que debieron esperar varias décadas.

Por su parte, la catequesis de la Iglesia misma tampoco se movilizaba. Todo

parecía indicar que las etnias regionales intentaban mantener sus usos y

costumbres lejos del contacto de sus vecinos.

En otro orden de cosas, los cristeros citadinos de la ACJM, consideraban que, con

sus gestiones ante los jefes cristeros mestizos y con las pocas vituallas que

ofrecían, era suficiente para mantener el control del movimiento guerrero de Cristo

Rey.

Sin que importara mucho a los cristeros serranos, el 6 de diciembre de 1931, el

ingeniero Pastor Rouaix, en su calidad de gobernador provisional del estado de

Durango, del 17 de septiembre de 1931 al 15 de septiembre de 1932, prohibió las

manifestaciones de culto externo, volviendo al estira y afloja entre la Iglesia y el

Estado en su lucha por el poder. A la nueva limitación del culto externo, los

conservadores citadinos respondieron con el Plan del Ejército Libertador, conocido

281 RUBÍN, RAMÓN. La bruma lo vuelve azul, México, Fondo de Cultura Económica, 1984. 282 SÁNCHEZ, ENRIQUE W. / Antonio Avitia Hernández, Durango, Dgo., 1990.

263

también como Plan de Durango, que no incluyó ni movilizó a los cristeros de la

sierra.

Aprovechando la desvinculación entre los conservadores citadinos y los cristeros

serranos y para evitar que Trinidad Mora se afiliara al Plan de Durango, el

Gobierno reconoció a Mora su grado de general, como amnistiado, y le entregaba

media paga, como general del Ejército regular. En ese momento, Mora no tenía la

menor intención de movilizar a las tropas de Cristo. Sin embargo, los rumores

sobre la supuesta rebeldía de Mora corrían por la ciudad de Durango y llegaron a

sonar tanto que, el 7 de octubre de 1932, el general amnistiado Trinidad Mora se

entrevistó con el nuevo gobernador del estado, Carlos Real y al día siguiente, el

Diario de Durango publicaba en primera plana la supuesta lealtad y sumisión de

Mora al Gobierno de Durango.

Un plan recalcitrante Fue así como, en 1932, los conservadores citadinos de Durango, intentando crear

un Estado Católico, lanzaron un plan de muy poca difusión y que casi solamente

ellos y las principales autoridades del Gobierno conocieron:

Plan del Ejército Libertador 283

En el nombre de Dios y de Santa María de Guadalupe

I.- Se formará un ejército para restituir a la Iglesia y a la Patria la libertad.

II.- Su lema será: Religión, Justicia y Libertad.

III.- Estará dirigido por un Jefe Supremo, a quien todos quedarán

plenamente sujetos y a su elección, se le prestará juramento de obediencia.

IV.- El grito de guerra será el mismo del antiguo y heroico Ejército

Libertador, ¡VIVA CRISTO REY!

V.- Las leyes opresoras serán derogadas.

283 Fondo Aurelio Robles Acevedo, ARA, CESU, UNAM.

264

VI.- Las tropas tendrán Capellanes que se encargarán de su asistencia

espiritual y de enfermeros. (Si son sacerdotes tendrán grado y honores de

coronel y de capitán si son simples clérigos).

VII.- El Romano Pontífice es reconocido como Jefe Supremo de la Iglesia

Católica y se tratará de entablar con la Santa Sede relaciones diplomáticas.

VIII.- El Ejército proclama la libertad de cultos, pero declara guerra a la

masonería.

IX.- La Iglesia Católica es reconocida como Sociedad “sui-juris” e

independiente del Estado; capaz de poseer y por ende las Iglesias,

Obispados, Casa Cúrales, Seminarios y Colegios son propiedad de la

Iglesia.

X.- La enseñanza es libre y basta la petición de 24 familias para que en las

Escuelas del Estado se imparta enseñanza religiosa.

XI.- Los católicos tienen el libre ejercicio de sus derechos como ciudadanos,

sin que el gobierno se meta a investigar sus ideas.

XII.- Los Sacerdotes y Ministros del cultos gozan de los mismos derechos

que los ciudadanos.

XIII.- El matrimonio es indisoluble.

XIV.- El matrimonio canónico tiene los efectos civiles.

XV.- Los Sacerdotes extranjeros, con recomendación de su Ordinario y

licencia de la Santa Sede, podrán entrar al país y ejercer libremente su

seminario.

XVI.- Las asociaciones religiosas, órdenes, congregaciones, etc., son

declaradas lícitas.

XVII.- El sufragio popular será efectivo.

XVIII.- La libertad de prensa sensata será un hecho.

XIX.- Se disminuirán los gastos superfluos y dispendiosos en el

presupuesto del Estado.

XX.- Se reducirán los sueldos de los altos funcionarios y previo detenido

examen, se procederá según convenga con los empleados subalternos.

265

XXI.- Se disminuirán las contribuciones a los propietarios de casas,

industriales, comerciantes, etc. etc.

XXII.- Se dará garantías al capital y al mismo tiempo protección decidida,

verdadera y eficaz al trabajador.

XXIII.- Se impulsará la industria minera.

XXIV.- Se resolverá equitativamente la cuestión agraria y se protegerá al

campesino sin detrimento del terrateniente.

XXV.- Se favorecerá al comercio de un modo efectivo.

XXVI.- El comercio extranjero nocivo a los pequeños comerciantes, será

sujeto a ciertos límites.

XXVII.- Se ejercerá estricta vigilancia en la administración de justicia.

XXVIII.- Una vez logrado el triunfo se reconocerán los grados adquiridos

durante la campaña.

XXIX.- Los simples soldados, acreedores a ello, recibirán condecoraciones y

aumento de sueldo.

XXX.- Los que quisieran abandonar la milicia, recibirán tierra y casas con

ayuda del gobierno para trabajar dichas tierra.

XXXI.- Se fundarán, con los fondos del Erario Público, capitales para el

sostenimiento de las viudas, huérfanos de los que murieren en la guerra.

XXXII.- A los hijos se les dará, a costa del Estado, conveniente educación.

XXXIII.- Finalmente, se admitirán, después de concienzudo examen,

cuantas proposiciones se hagan para mejorar las condiciones del pueblo

mexicano, debiendo el gobierno lícitamente poner de su parte todo el

empeño posible para su realización.

Victoria de Durango, enero de mil novecientos treinta y dos.

El Capellán Mayor El Rep. Del Jefe

Supremo en el Edo.

(Firma ilegible) José Sánchez

266

El Consultor Militar

Ángel Peña.

La promulgación casi secreta del Plan de Durango, reinició la persecución

religiosa, ahora con justificación. Hasta donde se tiene noticia, este es el último

plan conservador de guerra contra el Estado Mexicano, en el estado de Durango,

mismo que resultó inútil pues no contó con apoyo de los cristeros.

En 1934, la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, LNDRL, se

desintegró de manera definitiva, y el movimiento cristero se condenaba a ya no

tener brotes nacionales de importancia y se limitaría a regiones aisladas y

recónditas del territorio nacional, una de esas regiones sería en adelante la

comprendida por los municipios de Pueblo Nuevo, Mezquital y parte del de

Durango y Canatlán. Con grandes diferencias entre los conservadores citadinos y

los cristeros serranos, la Guardia Nacional tomaba la batuta de la oposición de la

derecha extrema al Estado Mexicano.

La Iglesia resentida En el lapso de la paz y ante la nueva ola de represión a la Iglesia; el Papa Pío XI,

en el Vaticano, promulgaba su Encíclica Acerva Ánimi, en octubre de 1932. El

documento en cuestión condenaba los motivos de la persecución religiosa en

México y levantaba la protesta de la Iglesia ante el nuevo ataque del Estado

Mexicano.

En el periodo de la transición, en su derrota, la Iglesia enfrentaba la ley que

reglamentaba el párrafo séptimo del artículo 130 de la Constitución en el Distrito y

Territorios Federales, publicada en el Diario Oficial de la Federación, del 31 de

diciembre de 1931, en la cual se especificaba ahora, que el número de sacerdotes

no debe exceder de uno por cada 450,000 habitantes. Así, de acuerdo con el

nuevo párrafo séptimo, del artículo 130, y con el conteo del censo de 1930, el

estado de Durango sólo podía contar con un sacerdote.

267

Otro decreto, publicado en la misma fecha, fue el que establecía el plazo dentro

del cual los civiles podían presentar solicitudes para encargarse de la custodia de

los templos que se retirasen del culto. El Estado triunfante destina entonces los

templos a la satisfacción de servicios públicos, o los da en custodia a los

encargados civiles. El templo más peleado es el de San Juan de Dios, mismo que

el Gobierno había transformado en garage.

Si bien, la Encíclica Acerva Ánimi, dando el punto de vista de la Iglesia con

respecto a las acciones del Estado Mexicano, contra los sacerdotes y seglares,

señalaba la trasgresión a los arreglos de 1929, la prohibición de la enseñanza

religiosa en las escuelas y, como más grave, la limitación del Clero al arbitrio de

los cuerpos legislativos de los estados.

La respuesta del Gobierno, ante la Acerva Ánimi se dio a conocer en las

declaraciones del presidente Abelardo Rodríguez, en el sentido de que se harían

respetar las leyes y la soberanía del país y, en el ámbito regional, el gobernador

Carlos Real se alineo a las declaraciones de su superior inmediato del Ejecutivo

Federal, seguido por la mayoría de los elementos de su burocracia oficial, los

sindicatos, agrupaciones agraristas campesinas, logias masónicas y agrupaciones

liberales.

Los bosques aserrados En el censo de 1930, se reportó la existencia de 404,364 durangueños lo que, en

cifras, significaba la recuperación poblacional en el estado, excepto en la región de

la guerra cristera.

En la Comarca Lagunera se desarrollaban las bonanzas del algodón y del guayule

y en diversos municipios se litigaban los repartos agrarios de algunas extensiones

latifundistas. En el municipio de Mezquital los repartos, en régimen de comunidad,

se extendieron, en 1930, a El Troncón y Agua Zarca con 4,169 hectáreas y en

Atotonilco y Paura con 2,917 hectáreas, en 1932.

Una vez iniciada la Segunda Rebelión Cristera, cooptando y dividiendo a los

tepehuanes, en 1936, el Gobierno cardenista dotaba a Santa María Ocotán y

Xoconoxtle con la mayor cantidad de tierra comunal repartida en la República;

268

421,139 hectáreas. De hecho, era el reconocimiento de la legalidad de los

territorios tepehuanes consignados en sus documentos primordiales de la época

de la Colonia.

Las poblaciones cercanas a Durango y circundantes a Santiago Bayacora también

fueron dotadas de tierras, bajo el régimen ejidal, montándose así un cerco político

agrarista ejidal a los comuneros de Santiago Bayacora. Por su parte, en 1930, la

Lumber Co., cambiaba a su director Maximiliano Sliter por Clarence H. Cooper y

su centro de operaciones madereras de El Salto era dotado de los servicios de

agua potable, electricidad y de una planta hidroeléctrica, estos servicios marcaron

la transformación del municipio de Pueblo Nuevo, en zona de atracción de

población. Así, en 1931, El Salto incrementó el número de sus habitantes con la

creación de las colonias Morelos, Juárez, Vicente Guerrero, Obregón y Calles,

Americana y Victoria.

Del trabajo de los aserraderos se creó el gremio maderero con sendas

agrupaciones: el Sindicato de Obreros Unidos de El Salto, de extracción laboral, y

el Sindicato Industrial de Trabajadores, Justicia, Honradez y Trabajo, vinculado

con los intereses de la patronal.

El 8 de septiembre de 1935, ambos sindicatos se fusionaron en el Sindicato Único

de Obreros Unidos Madereros, SUDOUM, mismo que, en 1937, fue reprimido por

no aceptar su afiliación a la Confederación de Trabajadores México, CTM. 284

El fortalecimiento de la Lumber Co. representaba la tala y el despojo de los

bosques tepehuanes y el inicio de otras formas de relación de las etnias nativas

con las empresas transnacionales, los mestizos y los criollos, así como la

industrialización de la explotación de las maderas, sobre todo en el poniente del

municipio de Durango y en el de Pueblo Nuevo.

La voracidad de la Lumber Co. en la tala de los bosques, sin previos estudios

dasonómicos y sin un mercado asegurado para los productos, incrementó la

producción en los años treinta del siglo XX y, una vez que los trece millones de

pies-tabla, de primera calidad, acumulados no tenían salida mercantil, el destino

final de los pinos durangueños fue la producción de cajas para empaque. 284 LUJAN CASTAÑEDA, JOSE LUIS. Op. Cit., pp. 26 y 27.

269

Fue entonces cuando las cajas de jabón y las rejas de tomate se manufacturaron

con madera de primera calidad, en tanto que los tepehuanes tradicionalistas

pugnaban la Segunda Rebelión Cristera por la defensa del bosque sagrado que

les da su nombre de O’Dam, en una guerra que conservadores e Iglesia

consideraban como propia o que se apropiaban, sin tener vínculos reales con sus

guerreros y sobre la cual descargaban sus intereses ideológicos.

Si se comparan los postulados del Plan del Ejército Libertador emitido por los

conservadores, con la forma de vida de indígenas y mestizos de la sierra, se

puede observar que el único vínculo que existe entre cristeros y conservadores de

Durango, es el que establecen los miembros de la Guardia Nacional y la ACJM,

instigadores de la contienda, quienes intentaban, a su vez, levantar la guerra en la

región de los Llanos y transportarla a la Comarca Lagunera.

Desde los arreglos y las amnistías de 1929, hasta 1934, la sierra tuvo paz, los

amnistiados intentaron conciliarse y sobrevivir en sus respectivos territorios,

mientras que el Gobierno fortalecido, establecía su hegemonía ante los

insurrectos, los indígenas rebeldes resanaban sus heridas y reconstruían sus

cacicazgos. Por su parte, los conservadores desempolvaban sus reliquias,

mientras que los capitales se adentraban en los bosques instalando los

aserraderos. La Iglesia, replegada, se sometía a los designios del Gobierno,

despotricando sus encíclicas, pero la resistencia a los grupos triunfantes de la

sierra a los capitales madereros, al Estado Mexicano, al reparto agrario en su

modalidad ejidal y las pugnas interétnicas de cacicazgos no liquidadas,

revolucionaron de nuevo las quebradas. El Mezquital conocería de nuevo la

guerra, larga y penosa, ingrata y desgastadora, en la que todos los participantes:

conservadores, Iglesia, mestizos, indígenas, caciques, agraristas, Ejército,

Gobierno y capitalistas madereros salieron perdiendo, en tanto la destrucción y la

inseguridad desolaban y despoblaban Mezquital, Pueblo Nuevo y diversas partes

de otros municipios.

En este lapso de paz, los actores reconsideraron las ventajas de la guerra y

atosigados y forzados, resolvieron volver a pelear, los cristeros mestizos por el

270

Cristo de sus bosques, los tepehuanes, por el Cristo sincrético de su

sobrevivencia, en tanto etnia, y los acejotaemeros de la ciudad, por aquel Cristo

de los católicos que servía a los intereses económicos y subjetivos de los

conservadores y a sus ideas de la moral y la decencia. En medio de la lucha,

pronto se vería que los Cristos de cada grupo eran incompatibles e incluso

divergentes entre sí. El Cristo de los serranos no era ya el Cristo de los católicos.

271

V La Segunda Rebelión Cristera en el estado de Durango

Ocho años después del inicio de la Primera Rebelión, los cambios de

nomenclatura en los grupos de poder del Estado y la evolución de las jerarquías

eclesiásticas, así como las dolencias de los grupos católicos golpeados a lo largo

de tres años de guerra, propiciaron que las relaciones entre los protagonistas de la

Primera Rebelión y los de la Segunda ya no tuvieran la fuerza ni el convencimiento

de ideas que caracterizó a los recalcitrantes conservadores citadinos de los años

veintes del siglo XX. Los débiles móviles clericales de suspensión de cultos y

expulsión de sacerdotes, en los años treintas, ya no tuvieron que ver con la

fortaleza de motivos de guerra de sobrevivencia étnica de los indígenas y mestizos

de la sierra.

En la Segunda Rebelión, el nuevo acomodo de fuerzas integró a diversos

elementos que buscarían su lugar en los pueblos de madera, las compañías

madereras transnacionales y los trabajadores inmigrantes de los aserraderos.

En los casi ocho años que duró la Segunda Rebelión Cristera, el Estado

Mexicano, además de promover sus planes y programas de educación y política

económica, mantuvo a raya a los aislados cristeros y estos, a su vez, no tuvieron

vínculos con otros movimientos sociales de la época, al tiempo que sus supuestos

aliados citadinos, cuidando su propia vida y sin comulgar con los intereses

rancheros de los cristeros, dejaron que los fusiles del Gobierno acallaran la furia

de Cristo Rey en la sierra.

Tradicionalistas citadinos, rebeldes inconstantes Los conservadores citadinos, al momento del inicio de la Segunda Rebelión

Cristera, observaron diversos comportamientos en sus actuaciones de protesta y,

salvo algunas excepciones, casi todos permanecieron a la zaga con respecto a la

guerra serrana.

272

Derrotados en la Primera Rebelión y enfrentados a la limitación del culto y al

peligro de pérdida de la libertad, de la vida o de sus bienes, los miembros de las

archicofradías optaron por permanecer al margen de la guerra de los mestizos e

indígenas del Mezquital, el sur del municipio de Durango y Pueblo Nuevo.

Únicamente las militantes de las Bi-Bi, algunos miembros de la ACJM y pequeños

sectores radicales conservadores insistían en el levantamiento, bajo la bandera

del conservador Plan de Durango de 1932, en el cual se planteaba la vuelta al

idílico mundo criollo del terrateniente católico, conservador; con sus peones

acasillados, con la vida en el orden del evangelio y la decencia creada y recreada

y bajo el gobierno espiritual de la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica y

Romana.

Sin embargo, los únicos que empuñaban las armas contra el gobierno, en

aparente alianza con los conservadores, pero con fines diversos eran los cristeros

mestizos e indígenas de la sierra. La ausencia de objetivos comunes entre

cristeros y conservadores en la Segunda Rebelión Cristera, marcó los límites de

apoyo en vituallas, por parte de los conservadores citadinos a los guerreros

cristeros de la sierra.

Por otra parte, la guerra agrarista de mestizos e indígenas en los bosques, entraba

en contradicción con las pugnas de poder económico y político de los

conservadores y el Clero, contra el Estado Mexicano. A medida que avanzaba el

tiempo y que la guerra se tornaba inútil, los miembros conservadores de la

burguesía nacional se convencían de que, derrocar al gobierno de Lázaro

Cárdenas era tarea más política que guerrera y, en 1940, los conservadores no

fallaban en crear su flamante partido de oposición al PNR, el PAN, Partido Acción

Nacional.

Dividida, la derecha mexicana había generado también su facción del

Sinarquismo, doctrina católica, nacionalista, hispanista, de tradición familiar y

extracción popular, sustentada en el socialcristianismo que, entre sus banderas,

de manera pacífica, exigía la propiedad, que no la posesión (como era la oferta del

régimen ejidal oficial) de la tierra en la reforma agraria. Confundido y relacionado

en su ideología y vínculos con la Falange Española, con el nacional socialismo

273

alemán, y con los demás totalitarismos europeos, el mal llamado fascismo prieto,

en contradicción con el fascismo ario protestante pangermanista y antisemita; el

Sinarquismo católico, nacionalista y jerárquico constituyó la Unión Nacional

Sinarquista, UNS, organización fundada el 23 de mayo de 1937, en la ciudad de

León, Guanajuato y que, en su mejor momento, durante el año de 1940, bajo la

dirección de Salvador Abascal Infante, llegó a tener hasta 250,000 afiliados.

Según Mario Gill, el ingeniero químico nazi alemán, Helmuth Óscar Schreiter,

residente en México, fue quien puso las bases organizativas de la UNS, como

agrupación mexicana paralela de los partidos nazifascistas. 285 Al respecto Jean

Meyer me comentó que: “la atribución de la fundación de la UNS a este ingeniero

químico nazi es leyenda pura”. El mismo Jean Meyer describe al Sinarquismo

como:

Ideología de la obediencia y de la conquista, retórica de la fe y el combate,

mística del jefe, de la jerarquía, exaltación del nacionalismo, denuncia de la

revolución de los bolcheviques, de los masones, de los protestantes, del

capitalismo; elementos todos que nos conducen al lado del fascismo que

alía al nacionalismo extremo a un programa utópico de justicia social para

todas las clases. 286

En 1944, Salvador Abascal Infante escribió que la UNS pugnaba por la

instauración de:

Un orden social cristiano en el que es necesario que Cristo gobierne en las

leyes, en los palacios de gobierno, en los hogares, en las escuelas, en los

medios de difusión de ideas: libros, periódicos, cine, radio; en el vestir, en la

calle, en los comercios, en las fábricas y en el campo (...) El catolicismo es

el padre y la esencia de México; pero en relación con los hombres, el primer

padre es Hernán Cortés. 287

285 GILL, MARIO. Sinarquismo. Origen y esencia, México, Editorial Olín, 1962, p. 312. 286 MEYER, JEAN. “Una Idea de México: Los Católicos en Revolución”, Op. Cit, pp. 29 y 30. 287 “Unión Nacional Sinarquista”, en: MUSACCHIO, HUMBERTO. Gran diccionario enciclopédico México visual, Volumen III, México, Andrés León Editor, 1990, pp. 3117 a 3119. A partir de la quinta década del siglo XX, en constante enfrentamiento con el Estado Mexicano y con frecuentes pugnas internas y periodos en los que casi llega a desaparecer, la Unión Nacional Sinarquista, desde 1946, actuó políticamente en alianza con el Partido Acción Nacional, configuró el Partido

274

Ante el nuevo levantamiento cristero, las Brigadas Femeninas Santa Juana de

Arco, o Bi-Bi, Brigada Invisible-Brigada Invencible, a pesar de que, oficialmente, la

Iglesia las había hecho desaparecer, de manera clandestina y muy sacrificada,

volvieron a funcionar, aunque ya con una menor efectividad en su contacto

nacional y sólo hicieron lo que estuvo a su alcance para sostener a los aferrados

cristeros de Jalisco, Colima, Zacatecas, Michoacán, Guanajuato y Durango.

Durante la Segunda Rebelión Cristera, las organizaciones religiosas que no

habían sido desmanteladas eran golpeadas en su seno, tanto por el Estado, como

por las autoridades eclesiásticas. Así, la Liga Nacional Defensora de la Libertad

Religiosa, LNDLR, nunca pudo volver a reorganizarse como en 1926.

El jefe cristero Lauro Rocha, antiguo secretario del general Enrique Gorostieta, en

el estado de Jalisco, llevó la bandera de la Rebelión Nacional, aunque los cristeros

en sus respectivas y aisladas regiones, se ceñían a sus propias posibilidades y

mandos. De hecho, salvo algunas acciones de los miembros de la ACJM y de la

Guardia Nacional, heredera de la LNDRL, los citadinos se mantuvieron al margen

de la rebelión, o la Iglesia les prohibió su participación. Durante el periodo

cardenista, la derecha, dividida en: conservadores, sinarquistas y cristeros,

estableció diversas formas de oposición al Estado, los conservadores y

sinarquistas por la vía pacífica y la lucha política, en la ilusión de la democracia.

Por su parte, los cristeros, aparentemente sin vínculos reales con la extrema

derecha, optaron por el ejercicio de la violencia.

Jesús Sanz Cerrada, en tanto representante regional de los conservadores

durangueños, mantuvo su ayuda a los cristeros enviando materiales y vituallas

desde Durango y Torreón de 1934 a 38. En diciembre de 1938, Sanz Cerrada

cesó su apoyo, considerando que la lucha, ante el cambio de políticas del Estado

cardenista, se tornaba inútil por no tener posibilidades de progresar. A Sanz

Fuerza Popular, fundado en el mismo año de 1946, al que la Secretaría de Gobernación le canceló el registro en 1949. En 1971 la UNS volvió a la carga, esta vez con el Partido Demócrata Mexicano que, por su escaso número de votos en las urnas, fue disuelto el 29 de marzo de 1998 para integrar el Partido Alianza Social, en el mismo año.

275

Cerrada se debe la toma de las placas de una buena parte del material fotográfico

cristero de la sierra de Durango.

Jesús Sanz Cerrada, a la derecha 288

En el centro urbano de Huejuquilla, Jalisco, Pacha Arroyo alias La Generala, junto

con las Bi-Bi, continuó dando su apoyo a los cristeros de Florencio Estrada.

Lauro Rocha, en el estado de Jalisco, llevaba la bandera de la Rebelión Nacional;

aunque, como se verá, los cristeros de Durango se ceñían a sus propias

posibilidades y mandos. De hecho, salvo algunas acciones de los miembros de la

ACJM y de la Guardia Nacional en la ciudad, como el fallido intento de atentado

288 Jesús Sanz Cerrada, a la izquierda. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.

276

dinamitero del Parque Guadiana, de Mitre, Aganza y Villagrán, los citadinos se

mantuvieron al margen de la rebelión o la Iglesia les prohibió su participación.

Durante el periodo cardenista, la derecha, dividida en conservadores, sinarquistas

y cristeros, estableció diversas formas de oposición al Estado: conservadores y

sinarquistas por la vía pacífica y la lucha política, en la ilusión del ascenso al poder

por la vía de la democracia, y los cristeros, sin vínculos reales con la extrema

derecha, en el ejercicio de la violencia vana.

Las bendiciones sin fieles. Los arreglos de 1929, entre la Iglesia y el Estado Mexicano, y la emisión de las

encíclicas papales: Acerva Ánimi y Aflictisque, sobre la persecución religiosa en

México, no modificaron la situación jurídica del Clero, antes bien, la Ley Calles fue

reafirmada en su aplicación.

Para evitar enfrentamientos que cuestionaran su ya de por sí deteriorada

legitimidad, por la promoción de la guerra, siendo una institución de ideología

supuestamente pía y pacifista, el Episcopado Nacional, dividido en sus opiniones,

decidió no levantar más la mano ni enfrentarse abiertamente al Gobierno y dejó al

Clero regular la acción y la protesta contra la legislación anticlerical, misma que, a

pesar de las diferencias políticas entre los hombres del maximato y del jefe del

ejecutivo, en lo tocante al punto jacobino, coincidían y actuaban en consecuencia.

En busca de la sobrevivencia entre sus fieles de México y del llamado Modus

Vivendi, como forma de operar; la Iglesia aceptaba la limitación del número de sus

ministros y confiaba en su permanencia y apoyo internacional, en la espera del

cambio de los hombres de poder, para la modificación providencial de la

correlación de fuerzas a su favor.

Mientras que, en algunos estados de la República, se iniciaba la convivencia

pacífica y el dejar pasar el culto externo y el registro sacerdotal, en el estado de

Durango, se hacía mayor énfasis en la aplicación del ya mencionado párrafo

séptimo del artículo 130 de la Constitución y se volvía a limitar el número de

sacerdotes, mientras que el Episcopado Nacional intentaba calmar los ánimos de

sus miembros más beligerantes, como el arzobispo de Durango. Sin embargo,

277

pasando por alto el voto de obediencia, unos cuantos sacerdotes recalcitrantes se

anexaron a la inútil guerra de la Segunda Rebelión Cristera, en la cobertura de la

práctica sacramental y la supuesta ayuda espiritual a los sincréticos mestizos e

indígenas cristeros. Para los conservadores, en la Segunda Cristiada, lo más

importante de la guía eclesiástica era la conversión de las almas, la recuperación

de los bienes de la Iglesia, la reorganización de las archicofradías y, de pasada, la

limitación del reparto agrario de los terrenos que eran propiedad de las familias

conservadoras.

El Clero Alto. Las sotanas insumisas

Al firmarse los arreglos de 1929, entre los representantes del Episcopado Nacional

y el Estado Mexicano, el arzobispo de Durango, José María González y Valencia

se encontraba en los Estados Unidos y desde allí declaró su inconformidad con la

firma de los arreglos que impedían la transformación de México en un país

oficialmente católico. Así, al intentar internarse a México en 1929, el arzobispo de

Durango se enteró con sorpresa, de que no se le permitía entrar a su país de

origen, por considerársele como peligroso para el cumplimiento de los arreglos.

Fue hasta principios de abril de 1930 cuando la frontera mexicana se abrió para el

gobernante eclesiástico de la Arquidiócesis de Durango.

Es de suponer que González y Valencia tuviese conocimiento de la promulgación

del Plan Conservador de Durango de 1932 y que además brindara su anuencia y

autorización para el mismo, por lo que la respuesta estatal ante el reto no se hizo

esperar y en el mismo año, el gobernador Carlos Real redujo a 25 el número de

sacerdotes. 289

Siguiendo con las limitaciones, el 29 de octubre de 1934, el Gobierno del Estado

de Durango reformó el decreto del 15 de mayo de 1923, autorizando únicamente

nueve sacerdotes para que ejercieran sus servicios religiosos en el territorio

estatal. Así, González y Valencia, junto con su Clero, fue nuevamente expulsado

del estado. En su destierro, el arzobispo y sus allegados se establecieron en la

289 Carta al general Lázaro Cárdenas del gobernador de Durango Carlos Real 24/4/35, AGN, grupo documental presidentes, Lázaro Cárdenas, vol. 547, fojas 37.

278

ciudad de Los Ángeles, California, mientras que el también expulsado Seminario

de Durango, trabajando fuera de sus edificios, impartía sus materias teologales en

la ciudad de San Luis Potosí.

El retorno de los sacerdotes y el arzobispo a su Arquidiócesis fue hasta principios

de 1936, durante el año y medio de destierro, la ciudad de Durango contó con un

sólo sacerdote, el padre Carlos Rojas, mejor conocido como El Padre Rojitas y

según nos narró la ex militante de las Bi-Bi, señorita María Teresa Sánchez

Nájera:

El Padre Rojitas nos hacía confesiones multitudinarias, se paraba en el

púlpito y nos decía que, como era imposible darnos la confesión a todos,

que levantáramos nuestro corazón al Señor e hiciéramos acto de contrición

y él nos perdonaba todos nuestros pecados. Era cuando más se llenaba la

Catedral. Pobrecito del Padre Rojitas, trabajaba demasiado, era un santo.

Cuando se inició la Segunda Rebelión Cristera, González y Valencia mostró su

desacuerdo con el levantamiento de Mora, Estrada y Vázquez. Él prefería arreglar

todo en los círculos del poder eclesiástico y estatal, antes que entrar en

componendas engorrosas con quienes él, racista y despectivamente llamaba los

desarrapados y los indígenas cristeros.

Tras su retorno a la Arquidiócesis, González y Valencia envió ante Mora y Estrada

al padre Sergio Vargas para que intentase amnistiar el molesto foco de la guerra

santa que ya no servía a su gobierno eclesiástico. Ante la oposición de los

cristeros a la amnistía, Vargas, por orden expresa de González y Valencia,

excomulgó a los cristeros del Ejército Libertador Cristero del Estado de Durango.

A partir de la excomunión, la guerra se vio como un movimiento casi anarco-

cristero, desligado de la autoridad eclesiástica y luchando contra el Estado

Mexicano, sin Dios católico y sin Patria mexicana. Al desvincularse de la Iglesia, el

principal motivo aparente de la lucha cristera entraba en una incógnita subjetiva

solamente comprensible en la literatura de Antonio Estrada:

- Perdone otra vuelta mi mala cabeza, padrecito… pero aunque seamos

unos rancheros de lo más cerrados, sabemos dos cosas. Si el Papa nos

quito el compromiso, nuestros adentros ya nunca lo podrán hacer. No le

279

hace que los demás hayan corrido… Mire, señor cura, en esta sierra

acostumbramos a cumplir la palabra empeñada a cualquier hombre.

Cuánto menos nos vamos a rajar con Dios… 290

Además del compromiso con su Dios, la lucha agraria, en términos de comunidad

indígena y mestiza, la defensa del bosque, la libertad y la vida misma, eran otros

los móviles de guerra, muchísimo más poderosos que la petición del retorno de los

sacerdotes a los templos de los centros urbanos, o la entronización del arzobispo

en su Arquidiócesis.

Después de la muerte de Trinidad Mora en 1936, los sacerdotes y el arzobispo de

Durango pudieron regresar a sus funciones. Esparciendo inciensos y aguas

benditas, González y Valencia ayudó a los cristeros con la indiferencia, la

prohibición y la condena de la guerra que él mismo había azuzado en sus inicios y

prefirió dedicarse a escribir sus famosas Cartas Pastorales, en 1938 lanzó una de

las más nombradas, en la que apoyaba a la Falange Franquista Española. Para

ese entonces, cristeros e Iglesia no tenían nada en común. La cruz de los cristeros

ya no era la de la Iglesia, y a la cruz de la Iglesia ya no le servían las armas del

Ejército Libertador.

Desde el cardenismo y bajo la presión de los conservadores, los sinarquistas, las

archicofradías y la misma Iglesia, las relaciones entre la Iglesia y el Estado, fueron

más de hecho, que de derecho. La Iglesia desarrollaba sus cultos ante la aparente

indiferencia del Estado y este seguía promulgando leyes anticlericales como la de

Nacionalización de Bienes, Reglamentaria de la Fracción II del artículo 27 de la

Constitución, publicada en el Diario Oficial de la Federación del 31 de diciembre

de 1940, en la cual se especificaba, de nueva cuenta, que los bienes de la Iglesia,

dedicados al culto público eran propiedad de la Nación. Ante lo cual, la Iglesia ya

no llamaría a los católicos a la guerra contra el Estado, sino a la oración y al

ejercicio del culto sin exacerbar los ánimos de los hombres de poder.

Caso especial fue el del padre David G. Ramírez, quien fuera secretario particular

de González y Valencia, quien entró en conflicto con su jefe inmediato y se dedicó

290 ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Rescoldo, los Últimos Cristeros, p. 55.

280

a fortalecer la Acción Católica de la Juventud Mexicana, ACJM, como se puede

observar en su compilación de discursos, arengas y escritos: La Trinchera

Sagrada. Pasado el tiempo, Ramírez, sería uno de los intelectuales de derecha

con mayor prestigio de la ciudad de Durango. Oriundo de la ciudad de Oaxaca,

Oaxaca, David G. Ramírez radicó desde niño en la ciudad de Durango y allí

ingresó al Seminario Conciliar, donde fue ordenado sacerdote. Después se dirigió

a Roma y en el Vaticano obtuvo la borla en Teología. De regreso en Durango,

David G. Ramírez fue nombrado maestro del Seminario Conciliar, después fungió

como párroco del Sagrario Metropolitano y Canónigo lectoral de la Catedral de

Durango.

Durante la época de las Rebeliones Cristeras, como secretario de González y

Valencia, Ramírez escribió tres novelas que firmó bajo el seudónimo de Jorge

Gram. En lo que a literatura testimonial se refiere, Héctor, Jahel y La guerra

sintética, las novelas de Jorge Gram, dejan mucho que desear. Sin embargo

Héctor es una de las novelas más famosas escrita sobre el tema de la Cristiada,

con una tesis favorable a la Iglesia, según Meyer: Es falsa y deformante. El

protagonista Héctor, no es un campesino cristero, sino un hombre de ciudad, la

ideología que ha inspirado estas páginas es la de la derecha católica de las clases

medias. 291 Con un lenguaje academicista y culterano, fuera de lugar y con

múltiples referencias a la Grecia clásica, el acejotaemero citadino Héctor,

increíblemente e inopinadamente transformado en jefe cristero de una partida de

rancheros a quienes apenas conoce, se compara con el más valiente de los

personajes troyanos, hijo mayor de Príamo, quien fuera muerto por Aquiles. En

Jahel, ubicada en el tiempo de la Segunda Rebelión Cristera, David G. Ramírez

buscaba la justificación del magnicidio, ejecutado por una militante de las Bi-Bi,

como forma válida de la lucha de la Iglesia contra el Estado. Otro tanto sucede en

La guerra sintética, en la que se recomienda a los combatientes a que asesinen a

los funcionarios de alto mando del Gobierno para terminar rápidamente con la

guerra.

291 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I, p. 404.

281

Es de notar que las novelas de Ramírez, si bien tuvieron buena acogida durante

cuatro décadas, poco a poco han ido perdiendo fuerza y sus personajes cada vez

son menos creíbles o soportables. Ideólogo natural de los conservadores

recalcitrantes durangueños, David G. Ramírez esgrimía en sus discursos y

conferencias los preceptos de la doctrina del Catolicismo Social:

1.- Preservación del hogar doméstico y de la vida de familia, para lo cual se

requieren como condiciones indispensables:

a) La fijación en cada industria, por un consejo profesional, de un

salario mínimo correspondiente a un obrero adulto en

condiciones normales de vida;

b) una sabia reglamentación del trabajo de mujeres y de niños

tendiendo a la supresión del de mujeres casadas y del de los

niños menores de doce años; dando sólidas garantías de

higiene, moralidad y seguridad de jóvenes solteras;

c) la adquisición de un bien de familia inembargable e indivisible,

consistente no sólo en la pequeña finca rural, sino también en la

pequeña habitación urbana y taller de artesano.

2.- Instituciones que aseguren al obrero contra el paro involuntario,

los accidentes, la enfermedad y la penuria en la vejez.

3.- Consejos permanentes de arbitraje obligatorio para resolver

pacíficamente los conflictos entre el capital y el trabajo.

4.- Facultad de participar en lo posible de los beneficios y aún de la

propiedad de las empresas que se presten a ello, por medio de

acciones liberadas o por otros medios de fácil aplicación.

5.- Protección contra el agiotaje y la especulación manifiesta o

solapada, que de diversas manera concentran en pocas manos las

riquezas nacionales, abusando de la inexperiencia y necesidad

ajena.

6.- Facultades para la organización y protección de la clase media,

por medio de asociaciones independientes, de empleados

282

particulares y del estado, de pequeños industriales, pequeños

comerciantes, etc.

7.- Protección eficaz del trabajo a domicilio, sobre todo de las

mujeres y jóvenes costureras, fundándose con este objeto las obras

de asistencia y defensa profesional que sean necesarias.

8.- Representación legal ante los poderes públicos, de los

trabajadores, por medio de delegaciones profesionales

corporativas.

9.- Por lo que toca a la cuestión agraria, propondremos aparte, un

programa especial, en el que, haciéndonos cargo del respeto

debido a los legítimos derechos de los terratenientes y propietarios,

ofrecemos todo un sistema de reformas enderezado a asegurar en

lo posible al campesino laborioso y honrado, la posesión o el uso

más estable de un terreno suficiente para el decoroso sostenimiento

de su familia. 292

Defensor de los católicos urbanos, Ramírez desconocía la forma de ser y los

intereses de los cristeros tepehuanes y mestizos del Mezquital, sintiéndose

protagonista de la historia, Jorge Gram resumía su visión de la vida y de los

cristeros de la siguiente manera:

Al calor de la Eucaristía, faro del Cristianismo, aparecimos nosotros

señores, los mexicanos, los meros mexicanos, los pendencieros, los

indómitos, los gustadores, como quieran llamarlos, pero siempre buenos en

el fondo, valientes como Pancho Villa, simpáticos como Cantinflas, heroicos

como el Padre Correa, prietos y renegridos como el Nigromante don Ignacio

Ramírez; pero todos embriagados de verde, blanco y colorado; todos

amartelados por la Virgen de Guadalupe, todos bautizados con el bautismo

católico, todos respetuosos de Jesús Nazareno; en una palabra, esa

multitud aguerrida y turbulenta, pero fiera y avanzadota que se llama el

292 RAMÍREZ, DAVID G. La trinchera sagrada, el caso ejemplar mexicano, México, Editorial Rex Mex, 1948, pp. 162 a 163.

283

pueblo mexicano, y que al través de los tumbos de su historia no ha perdido

totalmente de vista el faro conductor de sus bonanzas. 293

Fieles a los conservadores y terratenientes tradicionalistas, González y Valencia y

David G. Ramírez, desde el momento en que pudieron retornar a su Arquidiócesis,

reinstalaron la pompa y el boato eclesiástico, con los rituales y mitologías del

catolicismo, refrendando al estado de Durango como uno de los más

conservadores de la República.

El Clero Bajo, bajo presión

En mayor contacto con la pobreza extrema de los fieles del campo y sin atender a

los focos de la Rebelión Cristera, por no tener parroquias ni planta en el Mezquital,

actuando en la clandestinidad, por las limitaciones legales, unos pocos sacerdotes

católicos que quedaron en el estado y sobre todo en la región cristera, siguieron

en comunión con sus fieles, sin acatar el voto de obediencia y vinculando su

propia existencia y su interés con los fieles no conservadores.

Es aquí donde la Segunda Cristiada se transformaba en el antecedente de la

Teología de la Liberación, en la creación de esa Iglesia popular, sin oropeles ni

albas, ni mitras, sino con el sacramento y la actividad catequista lejana de la

burocracia del Vaticano. Sin esperanza de encumbramiento en las Diócesis o las

Arquidiócesis, ni en la ocupación de los mejores arzobispados, parroquias,

templos y sacristías, sino en la relación directa con la feligresía mestiza e indígena

sincrética, desconocida y prejuzgada por el Alto Clero, debido sobre todo a su

mínima aportación económica a la Iglesia. Así, muy por su iniciativa, el único

sacerdote que asistió a los excomulgados cristeros del Mezquital fue el padre José

Buenaventura Montoya, mejor conocido como Montoyita, de la Diócesis de

Zacatecas, quien fuera el último ministro mártir de la Cristiada. Descobijado de la

bendición de la Iglesia y fuera del tiempo, el padre Montoya fue expulsado del

mundo en 1936 por el Mayor Tejeda.

El Estado cardenista.

293 Ibid, p.131.

284

Desde el ascenso del general Lázaro Cárdenas al poder ejecutivo, en 1934, el

maximato callista mantenía su relación muy estrecha con el nuevo presidente. Sin

embargo, poco a poco se fue haciendo evidente que Cárdenas no estaba

dispuesto a seguir la línea de sus tres predecesores y que su proyecto de

desarrollo nacional no coincidía con los cuadros y planes políticos del general

Plutarco Elías Calles. Así, los hombres de poder comenzaron a dividirse en los

grupos de apoyo a Cárdenas y a Calles. La situación de desavenencia de

Cárdenas con el maximato hizo crisis el 12 de junio de 1935, cuando la prensa

nacional publicó unas declaraciones del general Calles, en las que se cuestionaba

la capacidad de Cárdenas y se comparaba la situación política de Cárdenas en el

momento, con la de Ortiz Rubio antes de su renuncia. De manera aparente, el

apoyo y la cargada de los grupos de poder se inclinaron hacia Plutarco Elías

Calles, aunque también hubo adeptos notables a la línea cardenista. De igual

manera las cámaras se vieron divididas:

El presidente actuó con rapidez y determinación (…) casi de inmediato los

gobernadores de los estados y los comandantes de las zonas militares

recibieron visitantes que representaban personalmente al presidente y que

habían sido enviados para asegurar las posiciones de los visitados. 294

Para el día 14 de junio, el presidente, condenando la interferencia al ámbito del

ejecutivo, removió ministros, militares y funcionarios de filiación callista. Por su

parte, Calles y el líder de la Confederación Regional Obrera Mexicana, Luis

Napoleón Morones, se declararon contra el derecho de huelga y las fuerzas

obreras más combativas se alinearon al gobierno de Cárdenas. Ante la inesperada

movilización de los grupos cardenistas, Calles optó por salir del país y radicó

temporalmente en los Estados Unidos.

Si bien, durante los primeros meses del periodo cardenista, la educación

socialista, la limitación de los cultos religiosos y el número de sacerdotes, en

varios estados de la República, junto con la persecución a los ex jefes cristeros de

la Primera Rebelión Cristera, la continuación del maximato y los problemas de

294 DULLES, JOHN W. F. “Cárdenas se impone a Calles”, Cuadernos Mexicanos, Año II, # 68, México, SEP / CONASUPO, s/f, p. 10

285

reparto agrario, propiciaron la continuación de la Segunda Rebelión Cristera, con

focos importantes y crecientes en: Durango, Zacatecas, Jalisco, Aguascalientes,

Querétaro, Guanajuato, Michoacán, Puebla y Sonora, donde los cristeros tuvieron

enfrentamientos con fuerzas regulares y agraristas auxiliares. En lo que se refiere

al movimiento obrero, en los primeros meses del cardenismo, el enfrentamiento

entre centrales obreras se hizo más patente y algunos sectores se radicalizaron.

En ausencia de Calles, el general Lázaro Cárdenas, afianzando su posición,

neutralizó a algunos de los caciques regionales callistas más fuertes y apoyó a los

grupos anticallistas regionales, para que los callistas desaparecieran de la escena

política, como en los casos de Saturnino Osornio, en Querétaro, y el de Tomás

Garrido Canabal, en Tabasco.

En diciembre de 1935, el general Plutarco Elías Calles y Luis Napoleón Morones,

regresaron al país y con mucho menos apoyo que seis meses antes, iniciaron una

vana campaña por retomar y reaglutinar las fuerzas de su poder perdido. Los

intentos de Calles se vieron suspendidos el 10 de abril de 1936, cuando Lázaro

Cárdenas ordenó la expulsión de ex presidente y sus principales adeptos.

Con el destierro del Jefe Máximo de la Revolución, el gobierno del general Lázaro

Cárdenas no tuvo, en los cuatro años posteriores a 1936, problemas de

enfrentamiento político serio. Las milicias cardenistas de la recién creada

Confederación de Trabajadores Mexicanos CTM y la Confederación Nacional

Campesina CNC, así como la fuerza burocrática organizada en la Federación de

Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado FSTSE, conformaron el

corporativismo integrador del Partido de la Revolución Mexicana que, en el afán

de aceptación y conciliación de clases, incluyó a algunas organizaciones

patronales.

Caracterizado por drásticos cambios, el periodo cardenista tuvo, en 1937, con la

nacionalización de los ferrocarriles, el inicio de una serie de expropiaciones a

capitales extranjeros y en 1938, luego de un largo y conflictivo enfrentamiento con

las compañías petroleras transnacionales, el presidente Lázaro Cárdenas tomó la

decisión más trascendental de su sexenio, la expropiación petrolera. La

nacionalización del petróleo propició diversas reacciones, por parte de las

286

compañías expropiadas: presiones de mercado, incremento de la deuda externa,

devaluación de la moneda nacional, negación de créditos, entre otros.

La política expropiatoria cardenista se extendió al reparto agrario de los latifundios

algodoneros de La Laguna, de los del Valle del Yaqui y las plantaciones

henequeneras de Yucatán; así como el Valle de Mexicali, junto con las empresas

agrícolas de Lombardía y Nueva Italia, en el estado de Michoacán, aunque el

brusco cambio de propiedad de la tierra propició un decremento en la producción

agrícola nacional pero salvó de múltiples conflictos regionales al país. En total, los

ejidos otorgados desde el primer día de diciembre de 1934, al 31 de agosto de

1940 fueron: 10,651 posesiones que beneficiaron a 1.020,594 campesinos con 18,

352,275 hectáreas. Mientras tanto, en el estado de Veracruz, la reforma agraria

sufrió un grave revés con la formación de la Mano Negra, nombre de la

organización de las guardias blancas integradas por los latifundistas contra los

líderes y miembros de la Liga de Comunidades Agrarias del Estado de Veracruz

LCAEV.

Durante el régimen de Cárdenas se realizó también la construcción de múltiples

obras de servicio público: carreteras, vías férreas, centros de salud y centros

educativos de enseñanza técnica media y superior, incluido el Instituto Politécnico

Nacional.

Cárdenas se enfrentó a las oposiciones que las expropiaciones y las drásticas

políticas agrarias de su régimen propiciaron. El más grave cuestionamiento a la

legitimidad de Cárdenas fue la rebelión del general agrarista Saturnino Cedillo,

quien, vinculado con las compañías petroleras expropiadas, se lanzó en una, de

antemano perdida, lucha sin futuro alguno. Como ya vimos, la derecha, afectada

en sus intereses, gestionó sus centros de organización con el surgimiento, en

1937, del Sinarquismo en 1940, otra fracción de la derecha, la de la burguesía

conservadora nacional, organizó su oposición en el Partido Acción Nacional, PAN,

que pugnaba sobre todo, por la libre empresa conservadora y la educación

confesional, para contrarrestar a la educación socialista que el Estado imponía,

por la vía constitucional, al modificar el artículo tercero. Promovida por Narciso

Bassols, la educación socialista, sin estar bien definida, interpretada ni aplicada,

287

escandalizó a la derecha nacional y fue usada como pretexto para la protesta y la

instigación de la Segunda Cristiada. Se iniciaba la educación científica y el Clero

veía desplazada su doctrina y su mitología del terreno de las aulas. Sólo el cambio

en la redacción del artículo tercero y la omisión de la palabra socialista calmaría

parcialmente los ánimos de la derecha.

Consecuente con su política exterior, el presidente Cárdenas envió ayuda a

Abisinia, durante la invasión que sufrió este país por las tropas fascistas italianas y

además promovió la defensa de los etíopes ante la Sociedad de Naciones.

En octubre de 1936, León Trotsky, el famoso ex dirigente de la Revolución

Bolchevique, llegó a México ciñéndose al asilo político que, ante la oposición de

las fuerzas de la derecha y la izquierda mexicanas, el gobierno de Cárdenas le

otorgó. Ante la Guerra Civil Española, la respuesta de Cárdenas fue el envío de

armas al gobierno de la República Española, la recepción de los niños españoles

víctimas de la guerra, el 7 de junio de 1937, la de los 6,304 intelectuales

trasterrados y la admisión de cerca de 40,000 refugiados republicanos que se

integraron a la vida cotidiana del país.

Dentro de la política cardenista de poblamiento del país, se hizo el fallido intento

de repatriar a una buena cantidad de mexicanos residentes en los Estados

Unidos. Sin embargo, al inicio de la Segunda Guerra Mundial se incrementó la

oferta de trabajo en los Estados Unidos y el retorno de los compatriotas se hizo

menos posible. En las cuestiones artísticas, se generó un movimiento nacionalista

popular en el que artistas de gran calidad en su expresión estética, retomaron

desde su punto de vista, las raíces del indigenismo y el mestizaje nacional.

El tiempo de Cárdenas fue también el de las hazañas del aviador durangueño

Francisco Sarabia, del ocaso de las curaciones masivas del Niño Fidencio, el

Taumaturgo de Espinazo, y del escándalo policiaco internacional del asesinato de

León Trotsky a manos de Ramón Mercader, alias Jacques Mornard.

Para la sucesión presidencial de 1940, de entre la terna de: Francisco J. Múgica,

Manuel Ávila Camacho y Juan Andrew Almazán, el presidenciable para el Partido

de la Revolución Mexicana fue Manuel Ávila Camacho. Ante su no selección,

Andrew Almazán aglutinó a casi todos los sectores de la oposición conservadora

288

en el PRUN: Partido Revolucionario de Unificación Nacional. Durante la campaña

de Almazán y en medio de las elecciones del 7 de julio de 1940, se suscitó una

violencia electoral sin precedentes, con múltiples choques entre avilacamachistas

y almazanistas, con saldo de algunos cientos de muertos y heridos.

Luego del extraño y poco creíble resultado oficial de las elecciones, en las que,

por amplísima mayoría, se dio el triunfo a Manuel Ávila Camacho, Almazán,

argumentando su triunfo robado, se autoexilió en Cuba y después en los Estados

Unidos, en medio de un intenso rumoreo de inminente levantamiento armado. Sin

embargo, a fines de 1940, el general Juan Andrew Almazán regresó a la patria

haciendo pública su renuncia a la presidencia de la República. Con la presencia

del presidente estadounidense y del general Lázaro Cárdenas del Río, el general

Manuel Ávila Camacho ocupó el poder ejecutivo el primer día de diciembre de

1940.

El Estado en el estado. En la historia nacional es muy común que se presente al periodo cardenista,

exceptuando a la Rebelión Cedillista, como completamente legítimo y libre de

sublevaciones y levantamientos armados. Sin embargo, en el estado de Durango,

durante todo el periodo cardenista, estuvo presente la Segunda Rebelión Cristera.

En 1934, el general Lázaro Cárdenas ocupaba la presidencia de la República y

todo parecía indicar que el maximato de Calles se mantendría. Sin embargo, a

mediados de 1935, se presentó la gran sorpresa de la política nacional con el

destierro del general Calles:

En Durango, el gobernador Carlos Real Félix, era un incondicional de

Calles, por eso se envió a la comandancia militar, el 15 de junio de 1935, al

general carrancista Jesús Agustín Castro. Con las aguas turbias, en

diciembre de 1936 se declaraban desaparecidos los poderes del estado. 295

La habilidad del centro para controlar a los gobiernos de los estados de la

Federación había sido muy favorecida por una de las innovaciones de la

Constitución de 1917; la previsión que permitía al Gobierno Federal

289

rescindir un Gobierno Estatal por abuso de poder (…) fue invocada

formalmente 24 veces entre 1918 y 1927 y 16 veces entre 1928 y 1937.

Además hubo un buen número de casos en los que la sola amenaza de

emplear la facultad fue suficiente para someter a los líderes locales (…). La

fuerza creciente del Gobierno Central fue probada, no solamente por su

capacidad para controlar a los estados, sino también por su éxito en la

guerra abierta contra la Iglesia Católica (…). La concentración de poder en

manos del Gobierno Central fue un proceso continuo, entre 1917 y 1934. La

habilidad del presidente para controlar las maquinarias políticas de los

estados, una vez que su fuerza se hizo evidente, se alimentó de sí misma.

Esta habilidad significó que, también pudo controlar las nominaciones de los

estados al Congreso Nacional. Así, más y más, los representantes del

Congreso eran escogidos por el poder central, más que por los jefes

políticos locales. 296

Por supuesto que Durango era una de las entidades en donde el poder central

había ejercido con mayor fuerza su influencia en la designación de los

gobernantes revolucionarios. De esa manera, Cárdenas nombró al general

revolucionario Severino Ceniceros como gobernador de la entidad para suceder al

general tamazulteco Carlos Real, por acuerdo de las Cámaras de la Unión.

En el periodo del gobierno del general Carlos Real, de septiembre de 1932 a

diciembre de 1935, debido a una situación especial en la Constitución Política del

Estado, se obligaba al gobernador a dejar substituto, durante cualquier ausencia,

por pequeña que fuera, sucedió que el ingeniero Alejandro Antuna y el licenciado

Enrique Torres Sánchez se turnaban la gobernatura del Estado en las múltiples

substituciones del Ejecutivo local hasta el periodo de Severino Ceniceros, que

duró de diciembre de 1935 a septiembre de 1936. A partir de ese momento ejerció

como titular el gobernador Enrique Calderón R. y sus interinos fueron: Manuel

Ortega, Aureliano de la Rocha y Benito Antuna, este desfile de gobernadores

295 HERNANDEZ CHAVEZ, ALICIA. Historia de la Revolución Mexicana # 16, de 1934 a 1940. “La mecánica cardenista”, México, El Colegio de México, 1981, p. 104. 296 VERNON, RAYMOND. El dilema del desarrollo económico de México, papeles representados por los sectores público y privado, México, ed. Diana, 1969, pp. 56 a 57

290

interinos se limitó cuando el Gobierno del Estado modificó la legislación con el

decreto 291, de septiembre de 1937, en el que se permitía al gobernador

ausentarse del poder sin tener que nombrar substituto, en los casos en que su

ausencia no excediera de 30 días.

Ceniceros, contra la costumbre, renunció por verdaderos motivos de salud y murió

en 1937. Durante el breve periodo de Ceniceros cayeron dos de los principales

jefes cristeros: Trinidad Mora y Florencio Estrada.

Fiel al cardenismo, Enrique Calderón R. y sus substitutos despacharon en el

Palacio de Zambrano (Palacio de Gobierno de Durango) entre 1937 y 1940,

mientras que la Segunda Rebelión Cristera se mantenía, molesta y pertinaz, en la

Sierra del Mezquital.

Durante el periodo cardenista, la Segunda Rebelión Cristera fue neutralizada más

que por medio de las armas, por la política de masas del populismo y la Reforma

Agraria. En 1936 Cárdenas entregó las tierras algodoneras de la Región Lagunera

a los campesinos durangueños del noreste del estado. Dado que, durante la

Primera Rebelión Cristera, el fraccionamiento de latifundios, en la Región de Los

Llanos y la creación de ejidos en esa zona aseguró la participación de los

agraristas en las filas de irregulares auxiliares para la lucha contra las rebeliones:

Delahuertistas, Escobaristas y Cristera. Durante la Segunda Cristiada, con el afán

de neutralizar la fuerza de los mestizos e indígenas cristeros serranos, el Gobierno

del Estado agilizó el reparto agrario ejidal en el municipio de Durango, formando

un cerco de ejidos alrededor de la región cristera. Así, creando nuevos centros de

población, una buena cantidad de agraristas, con derechos a salvo, recibieron su

dotación de tierras en régimen ejidal.

El poblado de Aquiles Serdán recibió parcelas en 1932 y 1936, el ejido Felipe

Ángeles, en dos ocasiones durante 1934, Calixto Contreras y Gabino Santillán

fueron dotados en 1936, Refugio Salcido, en 1932 y 1936, José María Pino Suárez

en 1931, Llano Grande en 1934, Otinapa y Estación San Carlos en 1937 y

Praxedis Guerrero en 1934. El mismo movimiento agrarista no se veía libre de

violencia y su enfrentamiento contra los terratenientes en la sierra, provocaba la

lucha armada entre guardias blancas y agraristas. En el caso del líder agrarista

291

Nicasio Parra, éste murió al intentar la ocupación de los terrenos serranos de

Otinapa, en febrero de 1933. El estado también intentaba controlar a los ejidos

aledaños a los aserraderos serranos, por medio del recién creado Banco Ejidal y

el Departamento Agrario, mientras que la Compañía Maderera de Durango, S. A.,

en el municipio de Pueblo Nuevo, continuaba con la tala indiscriminada de los

pinos de la sierra y el proletariado de los pueblos de madera intentaba obtener sus

derechos y mantener su independencia sindical por sobre las grandes centrales

obreras nacionales. 297

En los terrenos cristeros del estado, diversas poblaciones serranas fueron dotadas

de tierra, en régimen de comunidad, una vez que la guerra cristera se veía llegar o

ya había empezado. Algunos poblados cristeros que recibieron dotación en

régimen comunal fueron: Llano Grande, en 1934, Otinapa y Estación San Carlos,

en 1937, El Troncón y Agua Zarca, en 1930, y Santa María Ocotán y Xoconoxtle

en 1936, éste último fue dotado con 421,139 hectáreas, siendo la comunidad con

mayor superficie en el estado y su población pertenece a la etnia tepehuán. 298

En sus acciones guerreras, los indígenas de Santa María Ocotán que recibieron

parte de la dotación de bienes en régimen ejidal pelearon, como defensas sociales

agraristas, al lado del Gobierno de Cárdenas y los tradicionalistas, o quienes no

fueron dotados de bosques y quebradas, permanecieron fieles a la lucha cristera.

Si bien, las defensas sociales nunca recibieron haberes pecuniarios sino sólo

ayuda en especie y armamentos. El pleito legal por la dotación de la totalidad de

los terrenos comunales de Santa María Ocotán y Xoconoxtle se prolongaría hasta

el mes de junio de 1997.

Hasta 1994, la oferta del agrarismo, en régimen de comunidad, se diferenciaba

básicamente del de régimen ejidal por el hecho de que mientras que la comunidad

es propietaria de los bienes terrenales, el ejido es sólo una forma de posesión, que

no de propiedad de los bienes. De ahí la cercanía de identificación del régimen

comunal con la forma de propiedad en el derecho tradicional indígena.

297 Telegrama del general Enrique Calderón al presidente Lázaro Cárdenas, AGN, ramo presidentes, sección Lázaro Cárdenas, documento 501.1/52. 298 ARREOLA VALENZUELA, ANTONIO. Summa duranguense (…), pp. 19 a 76.

292

Por su parte, el Ejército, a pesar de no tener más trabajo bélico que el de someter

a los últimos cristeros del país, en los estados de Durango, Guanajuato y Puebla,

y de contar con los aviones de la Fuerza Aérea Mexicana FAM, siguió sufriendo

derrotas en medio de las inexpugnables quebradas de la Sierra Madre Occidental.

Los focos cristeros fueron cayendo muy lentamente. Cabe hacer notar que los

principales dirigentes cristeros de Durango se habían salvado de la cacería de

cabezas de 1929 a 1934 debido a sus cordiales relaciones de compadrazgo y

amiguismo con las autoridades militares del estado, previas al levantamiento; tanto

Mora como Estrada fueron prevenidos por el gobernador Carlos Real y el jefe de

la Décima Zona Militar, José Antonio Domínguez, sobre las órdenes que habían

girado en su contra para que fueran pasados por las armas en 1934. Atosigados,

los antiguos rebeldes tuvieron que volver a remontar la sierra.

Antonio Estrada, en su novela Rescoldo, menciona dos oficios que antes de

iniciada la guerra, le llegaron a Florencio Estrada, fechados el 30 de octubre de

1934, en los cuales, el gobernador Carlos Real y el jefe de la Décima Zona le

comunicaban las órdenes que tenían de fusilarlo y como señal de amistad lo

conminaba a que huyera.

De la misma manera Trinidad Mora recibió un recado con un propio, enviado por el

general Domínguez, en términos similares a los oficios que recibió Florencio

Estrada. Trinidad Mora era compadre de Domínguez y, al parecer, el general

Carlos Real, como buen serrano tamazulteco, comprendía en el fondo las causas

que movían a los cristeros.

Esta situación aceleró el nuevo levantamiento de Mora, Acevedo, Estrada y

Vázquez en la Segunda Rebelión Cristera, más larga y penosa que la primera,

aunque con menor cantidad de acciones brillantes en el constante huir de los

cristeros; una vez caídos Mora, Estrada y Acevedo. Para 1937, se habían

concentrado en Durango 13 regimientos y 3,000 miembros de fuerzas auxiliares.

Al igual que en la Primera Cristiada, el Ejército se fortaleció con grupos regionales

armados, ahora llamados Defensas Rurales, cuyo éxito dejo mucho que desear;

excepto en los grupos de los Muñoz de Huazamota y los grupos tepehuanes

293

armados por el gobierno, que peleaban contra las tropas cristeras de Florencio

Estrada.

El general Elpidio G. Velázquez tomó las riendas del gobierno del estado en 1940,

ya en el periodo presidencial de Manuel Ávila Camacho, y a Velázquez mejor

conocido como Tata Elpidio le correspondió, en 1941, amnistiar al último cristero

serrano personificado en la figura de Federico Vázquez.

Los últimos cristeros. Las quebradas de la sierra, que no habían sido objeto de discordia entre capitales

durante la Colonia ni en el siglo XIX, excepto por algunos minerales, dado lo

inaccesible del terreno y los incrementos en los costos de cualquier tipo de flete, y

por lo costoso de su explotación y por su hostil población indígena, de manera

repentina se transformaba, en los años treintas del siglo XX, en la oportunidad de

obtención de riqueza en la tala de los bosques. Mientras los agraristas avanzaban

en sus peticiones de terrenos, en régimen ejidal, los terrenos boscosos

documentados eran la fuente de materia prima para los aserraderos instalados en

el municipio de Pueblo Nuevo y los mestizos e indígenas de Mezquital y Pueblo

Nuevo se enfrentaban entre sí en la trama de las decisiones, bajo la propuesta

única de legitimidad y legalidad del gobierno, misma que hacia a un lado el

derecho tradicional de los tepehuanes, coras, huicholes y mexicaneros.

La opción agrarista comunitaria, diversa a la ejidal y a la de pequeña propiedad y

observada en la Constitución, era lo que más se acercaba a los intereses de una

buena parte de los indígenas liderados por Chano Gurrola, afiliados al bando

cristero, quienes rechazaban toda influencia externa a la sierra, mientras que otro

sector, lidereado por Chón Aguilar optaba por la alternativa más innovadora y

liberal, abierta al gobierno y a las compañías madereras.

Refiriéndose al momento y a la región tepehuán, Fernando Benítez nos dice que:

Se instauró una situación enteramente kafkiana. Desde la época cardenista

y en un contexto muy distinto, el gobierno, previendo el desconocimiento

que, en materia agraria tiene el comisariado ejidal comunal, instituyó

procuradores de asuntos indígenas, dependientes de la Secretaría de

294

Educación, encargados de asesorar a los indios en materias agrarias y

judiciales. 299

La compleja legalidad burocrática agraria no podía dar a entender a los indígenas

y mestizos del municipio de Mezquital, cómo, de un momento a otro, ya no eran

poseedores de sus bienes comunales y cómo el despojo, merced a documentos

elaborados en otros lugares, era legítimo y legal y sobrepasaba el derecho

tradicional indígena de las naciones tepehuán, cora, huichol y mexicanera, mismo

que, para el derecho agrario mexicano, no existía. De allí la queja de los indios de

la sierra de Bayacora de que les fueran quitadas cerca de 150,000 hectáreas de

tierra adjudicándoselas el propio gobernador 300 o como el jefe cristero Federico

Vázquez lo refiere en una entrevista personal del 30 de abril de 1939:

El motivo del levantamiento fue por habérsenos arrebatado nuestras tierras

para entregarlas al ejido. Sabiendo que es una pequeña propiedad que

poseemos para obtener el pan de nuestros hijos, derrumbando nuestros

pueblos como Santiago Bayacora, Temoaya, Taxicaringa y Teneraca. 301

El Plan del Ejército Libertador de 1932, redactado y promulgado por los

conservadores citadinos de Durango, no surtió el efecto del levantamiento de

1934, en este último, sin plan, se luchó contra la nueva expulsión de sacerdotes

del estado y, al final, la lucha se hacía por la tierra, y por la sola sobrevivencia de

la identidad cristera, a costa de la muerte corporal.

Antes de ser sacrificados sin pelear, los cristeros decidieron volverse a las

quebradas para continuar una lucha en busca de la muerte, cada vez con menor

cantidad de adeptos y apoyos y con mayor cantidad de enemigos a vencer o

esquivar. Para abundar más sobre las causas del levantamiento, durante la

Segunda Rebelión Cristera, además de la amenaza de muerte y la expulsión de

los sacerdotes, Trinidad Mora respondió al general federal Domingo Arrieta, en

1935, quien le preguntaba: ¿Por qué proseguía una guerra absurda?

299 BENÍTEZ, FERNANDO. Op. Cit. 300 Memorándum, AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. Vol. 606, Exp. 3, fojas 62. 301 ).- Carta de Rafael Gómez Vela. Secretario general del Subcomité de Veteranos de la Revolución al general de Brigada Lorenzo Ávalos, del 1 de mayo de 1939, AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, Vol. 606, Exp. fojas 62.

295

Que lo hacía por el triple título de mexicano, de católico y padre de familia,

contra el Nerón que perseguía a la Iglesia, contra el demonio que quería

pervertir al niño; Calles y compañía predican el socialismo y tienen en los

bancos cuentas exorbitantes. Predican el agrarismo y son los más grandes

latifundistas. 302

En el caso específico de Florencio Estrada, después de los arreglos de 1929, el

Gobierno le otorgó la concesión para que fuese el proveedor de víveres del

Internado Cultural Indígena de Santa María Ocotán, con el cual el Gobierno

intentaba cambiar, por la vía educativa, la idiosincrasia de los indígenas de la

región de acuerdo a los lineamientos de la educación socialista.

Según Adolfo Estrada, hijo de Florencio: El trabajo en el Internado Cultural

Indígena fue una de las causas de la enemistad de algunos huazamotecos para

con Florencio. 303

Las intrigas contra Estrada, por los supuestos manejos indebidos de los dineros y

vituallas del Centro Cultural Indígena de Santa María Ocotán, llegaron hasta la X

Zona Militar de Durango y Florencio Estrada, perdió el trabajo de proveedor.

Atosigado, víctima de las intrigas y perseguido. Sin alternativa pacífica, Estrada

retornaba a la rebeldía como la forma única de sobrevivir, fuera de la ley del

Estado Mexicano.

Florencio Estrada, junto con su familia, peleaba por el respeto a su juramento

cristero y contra los Muñoz, la Iglesia, el Estado y los tepehuanes gobiernistas, y

su lucha es narrada con gran maestría por su hijo Antonio Estrada, en la novela

Rescoldo. Este texto es considerado por la crítica, en el terreno literario, como una

de las mejores novelas mexicanas.

En Rescoldo se narra la esperanza de Florencio Estrada y los últimos cristeros, de

transformar su lucha en una brasa que volvería a prender como lumbrada bien

fuerte, pero este rescoldo, en lugar de avivarse, completamente desvinculado de

los grupos de poder regionales y nacionales y completamente aislado en la

302 Carta de Trinidad Mora al General Domingo Arrieta, del 22 de abril de 1935, documento sin número, Fondo Aurelio Robles Acevedo, CESU, UNAM, Sección Durango. 303 ESTRADA, ADOLFO / Antonio Avitia, Huazamota, Municipio de Mezquital, Durango, julio de 1995.

296

geografía terminó por hacerse cenizas que el viento de la sierra se llevó en 1936,

con las muertes de Florencio Estrada y Trinidad Mora. Finalmente, el último

ventarrón, acabó con Federico Vázquez en 1945.

Ante la soledad de la lucha, en 1937, después de la muerte de Estrada y con el

constante aumento numérico de los enemigos, a Federico Vázquez no le quedaba

más que decir:

Nuestra situación es lamentable y triste y en nuestras manos esto se acaba;

no podemos con la cruz, sólo Dios sabe las angustias que hemos pasado.

Dios tenga misericordia de nosotros. 304

La lucha de los últimos cristeros resulta sólo comprensible como forma de

sobrevivencia por el agrarismo comunitario, ya sin grandes acciones y sin motivo

político aparente, después de que la educación socialista y sexual ha sido abolida,

los cultos se han reanudado, a la Iglesia le importa más su relación con el Estado

que la vida de los cristeros. La cruz eclesiástica no puede tampoco soportar el

peso de la cruz cristera mientras que al Estado cardenista le estorba en su

hegemonía y legitimidad, la pequeña comezón de algunos cristeros en la aislada

quebrada de Mezquital, un lugar muy difícil para rascarse.

Otros focos de rebelión en el estado. Sin tener grandes acciones guerreras y con una mínima relación familiar con los

cristeros del Mezquital, Francisco Chico García estableció las Juntas Provisionales

de Gobierno Cristero Municipal, en el municipio de Canatlán, durante todo el año

de 1936. El orden de los presidentes de las juntas fue el siguiente: Francisco

García Arreola, del 5 de enero al 4 de abril de 1936, Benjamín Nevares, del 9 de

abril al 3 de septiembre de 1936 y Manuel M. Celis, del 5 de septiembre al 31 de

diciembre del mismo año. El movimiento cristero canatleco se debió

principalmente a la modificación del artículo tercero de la Constitución,

suscitándose en la zona, algunos asesinatos de maestros rurales. El orden del

Estado Mexicano cardenista fue restablecido en Canatlán hasta 1937.

304 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I, p. 373.

297

Durante la Segunda Rebelión Cristera, los objetivos militares preferidos por los

cristeros fueron: los aserraderos, los ferrocarriles, los campamentos madereros,

las poblaciones, las escuelas rurales, los aviones de la FAM, los ejidos aledaños a

su región y las guarniciones militares del Ejército Mexicano. Diestros en la guerra

de guerrillas y en el autoabastecimiento de víveres y armas, los cristeros dejaron

de recibir ayuda efectiva de los conservadores desde 1936 y continuaron su

solitario pleito, ignorando sus estigmas de derechistas y contrarrevolucionarios y

sin que la atención de la Nación tomara en cuenta sus motivos, aún cuando en sus

mejores batallas, como la del Cerro de Chachamole, las bajas militares superaran

a la mayoría de las acciones de la Primera Rebelión y fuesen los más importantes

hechos de armas del periodo cardenista.

Con sus poblados destruidos, sin el apoyo de sus familias y con toda la tropa

encima, a medida que pasaba el tiempo, los soldados de Cristo, defeccionaban, se

amnistiaban, desertaban, o bien, morían, ya en la guerra, por el hambre, por las

picaduras de los temibles alacranes güeros, o por las mordidas de las víboras, en

medio del implacable clima de la sierra y aislados en lo inexpugnable de las

quebradas vírgenes.

En 1941, al final de la guerra, el Ejército Libertador Cristero del Estado de Durango

ELCED, jefaturado, en sus inicios, por Trinidad Mora y, a la muerte de este, por

Federico Vázquez, no constituía en sí, más que algunas pequeñas partidas de

hambrientos, harapientos, desarrapados, desmoralizados y humillados guerreros

vencidos por el Gobierno y sus aliados.

298

299

Cronología de la Segunda Rebelión Cristera en Durango

Mañanas de los cristeros de Durango 305

Irineo El Jabalín Menchaca

Señores, vengo yo de Durango,

vengo a traerles una canción:

es el corrido de los cristeros

que allá hicieron la rebelión.

Trinidad Mora por Bayacora,

Federico Vázquez por Mezquital;

Florencio Estrada por Huazamota

y rancherías del Río San Juan.

En 27 unieron sus fuerzas

con Castañón y con Quintanar;

en 34 pelearon solos

por no dejarse nomás matar.

Tropas de línea y de rurales,

más grupos cora y tepehuán,

los combatían desde Durango

a Huejuquilla y Peyotán.

305 ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Rescoldo, Los Últimos Cristeros, p 130.

300

Las tres partidas en la callista,

juntas lograron exterminar

dos regimientos de federales,

en Candelaria y Río San Juan.

Vuela, paloma de los arroyos,

vete ligera sin descansar,

dile al gobierno que va a costarle

un poco caro poder ganar.

1 9 3 4 Desde junio se inician una serie de ataques verbales, por parte de los jefes del

Estado Mexicano a la Iglesia, el día 21, en Gómez Palacio, Durango, el candidato

a la presidencia de la República, general Lázaro Cárdenas declaró que, si

triunfaba, no permitiría: Que el clero intervenga en forma alguna en la educación

popular, la cual es facultad exclusiva del Estado. 306

Siguiendo la línea del candidato a la presidencia, el gobernador Carlos Real suma

al estado de Durango a la política de la educación socialista, exhortando al

magisterio duranguense a inculcar en el niño el espíritu de la Revolución. Los

nuevos programas de estudio incluyen la materia de: Informaciones y Prácticas

Socialistas.

El 30 de octubre el Congreso Estatal decretaba que el número máximo de

ministros que podrían ejercer en el estado sería de nueve por cada culto. En el

mismo decreto se exigía a los sacerdotes la patente respectiva, expedida por el

Gobierno Estatal. Se aclaraba también que no podían ejercer en un mismo

lugar dos ministros o más. La nueva legislación de cultos, junto con la educación

socialista decidió el nuevo levantamiento de los cristeros de la sierra. Aunque el

306 TARACENA, ALFONSO. La Verdadera Revolución Mexicana, (1932-1934), p. 391.

301

principal motivo fue el del agrarismo comunitario tradicional de mestizos e

indígenas, en contraparte con el agrarismo ejidal.

A mediados de noviembre, la huelga estudiantil universitaria pone en cuestión la

legitimidad de Carlos Real, Calles opina que: La mano oculta y falaz del clero y los

elementos fanáticos, que mueven a su antojo, principalmente beatas histéricas y

hombres de conciencia aprisionada, 307 son los que promueven las

manifestaciones y huelgas estudiantiles. El mismo Calles hacía votos porque las

organizaciones obreras y campesinas se opusieran a los fanáticos. Sin embargo,

los sindicatos campesinos y obreros se adhieren a los estudiantes huelguistas. La

palabra de Calles cada vez valía menos.

3 de noviembre.- Imágenes y ornamentos religiosos son recogidos, por órdenes

del procurador de Justicia del Estado, en el domicilio de don Jesús Mendívil, en la

ciudad de Durango, los objetos son trasladados en camión a la Inspección de

Policía. 308 De nuevo la persecución religiosa hace el terror entre los católicos y

tradicionalistas de la ciudad.

Entre el 4 y el 6 de noviembre.- Sale a la luz pública el escándalo nacional por la

venta de los terrenos de Santa María Ocotán y Xoconoxtle, por parte del ex

gobernador Alberto Terrones Benítez a Eduardo Rosas y Compañía,

representantes de diversas Compañías Madereras que intentaban desforestar el

municipio de Mezquital, la razón de la lucha cristera se hace más fuerte al

afectarse los territorios comunales de los tepehuanes, en el predio conocido como

La Montaña, sustraído de la dotación de ejidos del poblado La Tinaja. Terrones

Benítez intenta defenderse acusando de despojo a Ferrocarriles Nacionales de

México, el prestigio de Terrones como diputado del Congreso Constituyente de

1917 se derrumba con el escándalo de Santa María Ocotán y Xoconoxtle. Sin

mayor posibilidad de defenderse, Terrones argumentó, como último recurso, que

la situación se debió a que su gestión administrativa como gobernador del estado

fue solamente provisional.

307 Ibid, p. 291. 308 Ibid, p. 455.

302

15 de noviembre.- Aparecen las primeras noticias sobre el nuevo levantamiento

cristero, los defensores de la sierra vuelven a la carga. Federico Vázquez asalta

El Encinal, que era defendido por la Defensa Social y se rumora que durante la

refriega, Vázquez ha caído. Por otra parte en San Bernardino de Milpillas,

Vázquez logra hacer huir a sus atacantes.

22 de noviembre.- Todos los jefes cristeros de la sierra, tomando formalidad, se

juntan en Cerrito Gordo.

Acta levantada en Cerrito Gordo 309

A los 22 días del mes de noviembre de 1934

reunidos todos los grupos de libertadores en la sierra de Teneraca

selebramos una junta en la que se reunieron todos los jefes; con el fin de

nombrar un solo jefe, que encabeze todo este movimiento armado del

estado de Durango, habiendo designado; por unanimidad de votos, el señor

J. Trinidad Mora F. quien aseptó dicho cargo; con las condisiones

necesarias; entre las cuales, la primera fué; que habiamos de andar unidos

perfectamente y fue aseptada, segunda que todos tendriamos que operar

sujetos á un programa, todos dentro del orden y la justicia y otras cosas que

se acordaron favorables á conservar la unificación pues con la esperencia

de tres años quedamos convencidos de que desunidos los de afuera se

desunen los de adentro, y surgen las pasiones unos se hasen al lado de un

jefe y otros al lado de otro, y resulta un puro desbarajuste y es lo que nos

lleva al fracaso; por lo que todos acordamos con la mejor buena voluntad

haser lo posible por mejorar nuestra conducta y correjirnos en cuanto sea

posible, y en seguida se hiso la jura de bandera, ofresiendole a Cristo Rey y

309 FONDO AURELIO ROBLES ACEVEDO. ARA, CESU, UNAM, Docto. S/n.

Nota: Se respetó la ortografía original del texto.

303

á la Virgen de Guadalupe todos nuestros sacrificios, los que esperamos

seran aseptados pues su Divina Majestad nos dará santa grasia, para que

unidos por el vinculo de la caridad mas estrecho y asi caminaremos de

victoria en victoria y Dios será servido que veamos el triunfo de nuestra

causa…

Firmado todos los Jefes en presencia de mas de cien hombres que

presenciaron el acto.

Acto continuo se prosiguió a tratar de las libertades que se les puede dar a

los soldados para que trabajen con voluntad.

Se acordó tanbien con respecto a la caballada que cada jefe usara una

marquita para evitar desconformidades y todo fue aseptado.

Se acordó tanbien que se ejerserian en cuanto sea posible las virtudes

militares; cuando menos las mas indispensables como fidelidad,

abnegasión valor etc. se acordó tanbien que el soldado que fuera

desobordinado; en lugar de castigarlo con duresa mejor seria desarmado y

retirado del servicio lo mismo que al que ande difamando á sus jefes; se

acordó tanbien que se respetarian a los pasificos que sean muy pobres,

dejandoles su tronquito que tengan para buscarse su vida y aseptadas

dichas condisiones, se prosedio a firmar todos los jefes de acuerdo con

toda la ofisialidad.

Grl. Brigadirr

J. Trinidad Mora F.

Cnl. Cnl.

Federico Vazquez Valente Acevedo.

Cnl. Mr.

Florensio Estrada. Juan Andres Soto.

Capitan 1°.

304

Juan Flores

A principios de diciembre.- El fayuquero serrano Pedro Rueda informaba a Diario

de Durango que se había encontrado con la partida de Trinidad Mora y que el

número de cristeros que seguían al general irregular no pasaba de treinta y cinco.

Según su propio testimonio: los cristeros habían robado a Rueda, caballos, reses y

monturas.

Para las tropas de Cristo Rey, en Durango, la edad era lo de menos 310

A mediados de diciembre.- Según el Diario de Durango en Xoconoxtle, las

Defensas Rurales tepehuanes gobiernistas lograban batir y aniquilar a la partida

310 Para las Tropas de Cristo Rey, en Durango, la edad era lo de menos. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.

305

cristera de Florencio y Frumencio Estrada, el mismo periódico aseguraba que los

jefes cristeros tepehuanes Andrés Soto y Juan Aguilar habían caído en el campo

de la guerra.

24 de diciembre.- El mayor Meza López, junto con sus tropas, sostuvo un

combate contra los cristeros de Florencio Estrada en Río Grande y La Barranca de

Los Aguacates, en los límites entre Durango y Nayarit, Meza reportaba 8 bajas

cristeras y la captura de vituallas y materiales de guerra.

26 de diciembre.- Mister Clarence Henry Cooper, gerente de la Compañía

Maderera de Durango reporta al Gobierno Federal la presencia de 200 rebeldes

en el campamento maderero Juan Manuel. 311

A finales de diciembre, según reporte del general de brigada José Cortés Ortiz,

varios jacales de Taxicaringa fueron quemados por una columna federal

destacada por la X Zona Militar. En el mismo reporte, el general Cortés da

detalles de las exploraciones que los aviones de la Fuerza Aérea Mexicana FAM

han realizado para determinar la posibilidad de acción y la visibilidad aérea, en los

municipios de Mezquital y Pueblo Nuevo, así como en el sur del de Durango. 312

1 9 3 5 1 de enero.- Las fuerzas de Federico Vázquez tienen un gran combate en el Cerro

de Chachamoles, municipio de Mezquital, en el cual los cristeros acaban con las

tropas del Décimo quinto, y Vigésimo octavo Regimiento y con parte del

Cuadragésimo. En el encuentro murió el teniente coronel Luis Barba Uribe, y la

misma suerte corrió el mayor Mateo Muñoz Martínez, el saldo excedió a los

cuatrocientos soldados federales muertos. Con respecto al combate del cerro de

Chachamoles, el general José Cortés refiere lo siguiente:

311 Telegrama de Mister Clarence Cooper al Secretario de Guerra. AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, documento 559.1/5. 312 CORTÉS ORTIZ, JOSÉ. (general de brigada). Datos generales sobre la topografía donde merodea el enemigo, X Zona Militar, Cuartel General, Durango, AGN. Grupo Documental Presidentes, Lázaro Cárdenas, vol. 559 exp. I, f. 5, 20 de marzo de 1935.

306

Chachamoles.- punto situado en las estribaciones de Cerro Gordo, donde

existía una sola vivienda, en este lugar fue donde sufrió el golpe el día

primero de enero de 1935, la columna mixta que comandaba el extinto

teniente Luis Barba Uribe que perteneció al Vigésimo octavo Regimiento de

Caballería y, dada la topografía tan accidentada y peñascosa, fue una de

las causas de la emboscada que sufrió la mencionada columna. 313

Cortés Ortiz consideraba a Cerro Gordo como el cuartel general de los rebeldes,

en donde No ha entrado jamás fuerza federal. 314

Mientras los cristeros vencían a los federales en la batalla del Cerro de

Chachamoles, en la ciudad de Durango, el general Manuel Ávila Camacho,

subsecretario de guerra, quien permaneció en la capital del estado por espacio de

varios días, al momento en que partía a la ciudad de México, restando valor a la

derrota federal en el Cerro de Chachamoles, se declaraba: satisfecho de las

actividades desplegadas por el general Anacleto López en la batida contra los

enemigos de la sociedad. 315

Niños cristeros tepehuanes 316 313 CORTÉS ORTIZ, JOSÉ. Op. Cit., s / p. 314 Ibid, s/p. 315 TARACENA, ALFONSO. La Verdadera Revolución Mexicana, (1935-1936), p. 6. 316 Niños cristeros tepehuanes. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.

307

Corrido del combate del Cerro de Chachamoles

Compuesto por un soldado del Décimo quinto Regimiento, recogido por Javier

Guerrero Romero, en Santiago Bayacora, comunicado por Agapito Campos, en

1984.

Allá voy con la canción,

de la bola que hizo Mora,

haciendo revolución,

con indios de Bayacora.

Ya la bola se rompió,

y allí mismo reventó,

y aquí, dijo una señora,

“la lumbre ya se prendió”.

Corre, corre maquinita,

nos vamos hasta ‘onde vayas,

fueron a desembarcarse,

a la estación de Murallas.317

El día primero de enero,

de sus recuerdos hagamos,

que en el Cerro’e Chachamoles,

una emboscada encontramos.

Gritaba el teniente Chávez,

cuando le faltó el valor:

“muchachos hemos perdido, 317 Murallas.- Estación terminal de un ramal de ferrocarril, que parte de la estación Purísima del ferrocarril al Salto, donde hay campamentos madereros.

308

ya mataron al mayor”.

“Muchachos, hemos perdido”,

decía el sargento Rangel,

ya mataron al mayor,

y al teniente coronel.

Decía Federico Vázquez:

“¿Venancio, cómo le hacemos?,

si se nos acaba el parque,

ya mejor nos rendiremos”.

Le contestó don Venancio:

“no hay cuidado compañeros,

acabaremos el parque,

y después nos rendiremos”.

Entró Castro con su gente,

y entró por un vado blanco,

de zapatos la trinchera,

y le dejaron el zanco.

Ese Batallón de línea,

su brillante me engañó,

ya se acabó tu mayor,

que era tu primera espada.

Ese Batallón de línea,

y con el Veintiocho a bordo,

caminaban muy contentos,

porque iban pa’Cerro Gordo.

309

Principios de 1935.- El general Trinidad Mora reportaba a la Guardia Nacional su

nombramiento y las diversas acciones de su tropa, aclaraba además:

Andamos perfectamente unidos, ya fuimos a Santa María Ocotán y

sacamos un internado de niños y jóvenes que tenía el gobierno para

echarlos a la perdición, les sacamos cuanto tenían en la Escuela y me traje

prisionero al hijo del director, con el fin de sacarle una suma por su rescate

y parece que ésta en disposición de darla. 318

Tras el secuestro del hijo del director del Internado Cultural Indígena de Santa

María Ocotán, en Durango, el magisterio estatal organizó una colecta para pagar

el rescate. En su mismo reporte, Mora, daba fe del alcance de la nueva rebelión:

Están en movimiento: Santa María, Yonora, Teneraca, Llano Grande, y

hasta Pueblo Nuevo y el Salto. 319

Por su parte, el general Domingo Arrieta, convencido de su influencia sobre los

cristeros, envió un telegrama al presidente Lázaro Cárdenas, ofreciendo aplacar la

ira de Cristo Rey y, por lo precario de sus recursos económicos, solicitaba dinero,

para el pasaje de Durango a México, con la finalidad de entrevistarse

personalmente con el jefe del Ejecutivo Federal. 320

23 de febrero.- Cosme Solís, comandante de las Defensas Sociales de Santa

María Ocotán y Xoconoxtle, da fe de un combate contra los cristeros de Federico

Vázquez y Florencio Estrada, en el cual, según el parte, los miembros de la

Defensa lograron rechazar a los cristeros.

2 de marzo.- En telegrama dirigido al presidente Cárdenas, el general brigadier

comandante Enrique Díaz, relata un combate contra los cristeros de Federico

Vázquez, Trinidad Mora y Macario e Irineo Valdéz, en Mezquital, durante el cual

pereció el sargento segundo Luis Martínez Acosta. En su reporte, Díaz aseguraba

que los soldados de Cristo Rey pasaban de trescientos. 321

318 Reporte del general Trinidad Mora a la Guardia Nacional. Fondo Aurelio Robles Acevedo, ARA, CESU, UNAM, docto s/n. 319 Ibid. 320 AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. 120/558. 321 Ibid.

310

Cristeros de la Sierra de Michis 322

3 de marzo.- Nuevo ataque de los cristeros a Mezquital, en esta ocasión son

rechazados y sufren bajas; ante la situación, los rebeldes se refugian en el centro

ceremonial tepehuán de Taxicaringa. 323

15 de marzo.- Los cristeros durangueños de Florencio Estrada se lanzaron sobre

San Miguel de Mezquital, Zacatecas y fueron derrotados por las tropas del coronel

Tereso Salas. Los constantes ataques a la cabecera municipal de Mezquital dejan

huérfanos y viudas. Los mezquitaleños piden ayuda al presidente Cárdenas y este

envió dos mil pesos, como apoyo económico para las familias de los defensores

del Gobierno en Mezquital. El Ejército Mexicano vuelve a operar las tácticas de

reconcentración, en los poblados de Mezquital, Pueblo Nuevo y sur del municipio

de Durango. 324

Para fines de marzo, los poblados de la sierra están nuevamente deshabitados.

Se trata de evitar que los pacíficos apoyen a los cristeros. Como si fuese el juego

de Los Encantados, los cristeros se llamaban a sí mismos los de afuera y quienes

permanecían en lo poblados eran los de adentro. 322 Cristeros de la Sierra de Michis. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica. 323 Telegrama del general José Cortés Ortiz al general Lázaro Cárdenas. AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. 120/558.

311

11 de abril.- Lucas Mora, Trinidad Mora y Pablo Reyes reciben una misiva de

parte del teniente coronel Alberto Bello Santa Ana, subcomandante del Vigésimo

noveno Regimiento, en el cual Bello les urge su amnistía, argumentando la

rendición de una buena parte de la gente de Valente Acevedo. La carta es llevada

hasta el campamento cristero por los propios Irineo Rodríguez y Prisciliano

Guadiana. Para intimidar a los cristeros, Bello Santa Ana anexaba fotografías del

campamento militar federal en Milpillas. 325

Primeros meses de 1935.- En Huejuquilla El Alto, Jalisco, Florencio Estrada

refrendó su contacto con las militantes de las Bi-Bi dirigidas por Pacha Arroyo y

con el dirigente nacional de la rebelión Lauro Rocha.

En la desesperación por terminar la guerra, el general Anacleto López, jefe de la

X Zona Militar de Durango, manda fijar impresos en los árboles de la sierra

invitando a la amnistía.

Primera quincena de abril.- Comienzan a llegar a las jefaturas militares, diversos

grupos pequeños de cristeros que se apegan a la amnistía.

20 de abril.- Los cristeros canatlecos de Francisco Chico García, atacan Canatlán,

cabecera del municipio del mismo nombre. En la refriega, los rebeldes dan muerte

al maestro rural Manuel Unzueta Villa y dos gendarmes, destruyen el Archivo

Municipal y saquean el comercio. 326 Es la violencia contra la educación socialista

y el magisterio estatal protesta ante el Gobierno del Estado y pide garantías. El

peligro de la guerra cristera y los asesinatos de maestros rurales hicieron que las

plazas de docentes de los municipios en guerra fueran abandonadas, y que los

mentores prefirieran trabajar en lugares menos peligrosos. 327

22 de abril.- Como jefe del Movimiento Popular Libertador, Trinidad Mora

responde al general Alberto Bello Santa Ana su misiva del día 11, negándole la

gracia de la rendición de sus tropas y en tono burlesco le externaba: Le agradezco

que nos haya enviado a dos libertadores más, pues tanto Irineo Rodríguez como

324 Ibid. 325 Fondo Aurelio Robles Acevedo. ARA, CESU, UNAM, documento # 11232, ARA, 16-72, 9231. 326 Telegrama del Grupo de Estudiantes Marxistas José Guadalupe Rodríguez, de Santa Lucía, Durango, a Lázaro Cárdenas, AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, documento # 120/558. 327 SANCHEZ, ENRIQUE W. / Antonio Avitia, Durango, Dgo. 1992.

312

Prisciliano Guadiana, se han dado de alta y firman en mi unión, de conformidad

esta carta. 328 Irineo y Prisciliano habían sido los propios portadores de la carta de

Bello Santa Ana. Con la misma fecha, Trinidad Mora envía otra carta dirigida al

general Domingo Arrieta León, ex gobernador carrancista de Durango, quien lo

invitaba también a la rendición.

Sierra de Durango, abril 22 de 1935.

Sr. D. Domingo Arrieta.

Durango, Dgo.

Recibí su carta del doce de los corrientes, y quedo enterado de que el

llamado presidente de la República, ha dado órdenes a su Secretaría de

Guerra y Marina y, que ésta, ha comisionado a usted para tratar sobre mi

amnistía. En debida contestación le manifiesto:

Que, realmente es doloroso que personas como usted se presten en alguna

forma a obedecer órdenes del tirano. Seguramente está usted enterado,

toda vez que el Movimiento Popular Libertador, en el Estado de Durango,

se ha adherido, al de la República entera, que mi actitud no se debe, en

ninguna manera a ambiciones de poder o medro personal, sino que,

ciudadano consciente de mis derechos, al ver estos conculcados en la

forma más soez, por un grupo constituido en gobierno, por la fuerza de las

bayonetas, la simple dignidad humana, me he visto precisado a defender

también, con la misma fuerza, aquello que los tiranos tratar de arrebatar.

Me he enterado ya de los impresos que el señor Anacleto López, ha fijado

en la sierra, invitándonos a la rendición y dado lo anteriormente expuesto,

me parece hasta infantil, tratar de darles contestación, pues se nos ofrece

trabajo, provisiones y hasta vestido que siempre como hombres honrados,

a base de trabajo y no de canonjías políticas, hemos sido capaces de

328 Fondo Aurelio Robles Acevedo, ARA, Centro de Estudios Sobre la Universidad CESU, UNAM, docto. s/n.

313

conseguir, pero no se toca ni por pensamiento el motivo fundamental de

nuestra llamada rebeldía, ya que no queremos el pan material a cambio de

la venta espiritual de nuestros derechos ciudadanos.

Soy Mexicano, y, como Mexicano, quiero ver a mi patria en el concierto de

las Naciones civilizadas y no como huérfana abandonada, que se debate

aprisionada por pulpos insaciables, como Plutarco Elías Calles y Compañía,

que tan sólo se preocupan por enriquecerse fabulosamente a costa de

lágrimas del pueblo y de engañifas a los campesinos. Hombres que, como

los constituidos en gobierno, predican el socialismo y ellos hasta tienes en

bancos, cuentas corrientes exorbitantes. Predican el agrarismo y son los

más grandes latifundistas que se han visto desde el tiempo de la conquista.

Soy ciudadano católico y como tal, no puedo permitir que la tiranía

organizada, me reduzca al peor nivel que el del esclavo, derrumbando los

templos en los que alabo a Dios, o convirtiéndolos en cabaret prostíbulos, y

persiguiendo a los sacerdotes, que para mí, son representantes del Sumo

Hacedor. Soy hombre y padre de familia y por esos títulos no puedo permitir

ya más, que nada ni nadie, toque mi hogar o mis hijos, pero después de

Dios, el único que tiene derecho a inculcarles las ideas que más le plazcan

soy yo, y ni Calles, ni Cárdenas, ni ningún otro, tienen facultad de ninguna

especie para dizque socializar a la niñez.

Todos los hechos anteriores, demuestran a un hombre consciente de la

legitimidad de mi actitud, y como no tengo derecho a pensar que usted

(ilegible) yo lo invito a usted a que se adhiera a nuestra causa juntamente

con todos aquellos hombres que tengan siquiera un dejo de patriotismo aún

cuando ofuscados por el momento, militen en las filas del Usurpador.

Sin más por el momento, no dudando que sopesará usted razonadamente

todos y cada uno de los motivos que expreso en esta, aprovecho la

oportunidad para ofrecerme como:

General Brigadier de las Fuerzas de la Guardia Nacional del Movimiento

Popular Libertador del Estado

314

J. Trinidad Mora. 329

Mes de abril.- Los cristeros de Mora se despabilan y atacan las cercanías de

Durango y el ferrocarril a El Salto, mientras que los de Federico Vázquez

comienzan a hostilizar al Mezquital.

Campamento cristero en la sierra 330 Finales de abril.- Se juntaron las fuerzas de Mora, Vázquez, Acevedo, Estrada y

Chano Gurrola, quienes habían rehusado la amnistía, para tomar el Mezquital. Es

curioso notar que, en el corrido que se compuso a la memoria de esta acción, es

más importante una carrera parejera entre las remudas de Valente Acevedo y

Chano Gurrola que el propio combate.

Corrido de la Toma del Mezquital 331

329 Ibid. documento 16-72, 9328. 330 Campamento Cristero de la Sierra. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica. 331 ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Op. Cit. pp. 51-51

315

Irineo El Jabalín Menchaca

Señores, traigo la historia

de una apuesta desigual:

un penco zacatecano

con un potro tepehuán.

Valente Aceves montaba

su Naranjo bailador,

el indio Chano Gurrola

en su Cosquillo Ratón.

El pelotón de Valente

se reía del tepehuán:

“juego caballos y armas”.

Les dijo Chano al retar.

Llegó primero el Cosquillo

y nadie podía ni hablar;

menos Valente y los suyos

que tuvieron que pagar.

La pareja la corrieron

un ratito antes nomás

que emboscaran a resguardo

que defendía Mezquital.

“Maldita mi mala suerte”,

decía Valente al pelear;

316

“con estos riflones indios

ni un sardo voy a tumbar”.

Extendida la guerra al municipio de Canatlán, en los Llanos de Cacaria, la Fuerza

Aérea Mexicana, FAM, envió a los aviones tripulados por los tenientes Jesús

Garfias y Efrén Gutiérrez Nava para localizar los focos cristeros de Francisco

Chico García. Una vez que los pilotos dieron con los campamentos rebeldes, los

cristeros canatlecos fueron batidos por las tropas del teniente coronel Alberto Bello

Santa Ana en el arroyo de Béstigos.

Tropas cristeras de Florencio Estrada 332 Fines de mayo.- Lucas Mora, hijo de Trinidad, cayó durante la emboscada

tendida por el coronel Alberto Bello Santa Ana, en Boca del Mezquital.

Corrido de Lucas Mora (Fragmento)

332 Tropas Cristeras de Florencio Estrada. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.

317

Recogido por Javier Guerrero

en Santiago Bayacora

Veintinueve Regimiento

pero ¡ah! qué fuerte peleó

y en el Rincón del Infierno,

a Lucas Mora mató.

Salió el coronel Alberto,

como a las 10 de la noche,

ahí se fueron a quedar,

a atajarles el retache.

Dice el coronel Alberto,

Alberto Bello Santana;

“nos bajamos a La Pinta,

a las 6 de la mañana”.

Se bajaron a La Pinta,

antes de alborear el día,

a los primeros balazos,

les mataron el vigía.

26 de mayo.- Amnistiado, Valente Acevedo entrega sus armas ante el general

Anacleto López y entra en componendas con el Ejército para apaciguar a sus ex

compañeros de armas.

18 de junio.- En un reporte el licenciado Raúl de León, inspector de la Guardia

Nacional Cristera en el estado de Durango, comunicaba a sus superiores que ya

había instalado una Delegación Regional en La Laguna y que se preparaba para

dar algunos golpes en la región de Mapimí así como en Cuencamé y Pedriceña

318

haciendo hincapié en la peligrosa concentración de fuerzas federales de Jalisco,

Nayarit y Chihuahua, mismas que se dirigían a combatir a los cristeros de

Durango. El mismo León informaba de actividades que había realizado para

movilizar la rebelión en Sinaloa y reportaba la adhesión de algunos miembros de

las etnias yaqui y mayo de Sonora. 333 Sin embargo, en el mes siguiente se

produjeron algunas defecciones del Ejército Libertador Cristero del estado de

Durango.

2 de julio.- En Canatlán, el jefe Manuel Arreola, quien militaba bajo las órdenes de

Francisco Chico García, sin tener claro el objeto de su lucha, entregaba sus armas

ante el Ejército.

4 de julio.- En el municipio de Mezquital, Higinio Ávila, de la gente de Federico

Vázquez, junto con Felipe Ríos y Pedro Flores, tepehuanes del grupo de Macario

Valdez, se rindieron ante Antonio Heredia, jefe de la Defensa Regional, los

amnistiados fueron presentados ante el general de División Jesús Agustín Castro.

Fines de agosto.- Con la finalidad de descansar y reabastecerse, Federico

Vázquez finge una rendición ante el gobierno y los cristeros comienzan a

concentrarse en El Nayar; ante la amnistía de Vázquez, el general de División

Jesús Agustín Castro, jefe de Operaciones Militares, pidió a la Cámara de

Comercio de la ciudad de Durango: Su ayuda en efectivo para proporcionar a los

individuos levantados en armas, algunos elementos con que puedan regresar a

sus hogares. Los comerciantes citadinos comisionados para la colecta juntaron

$2,938.70 y las aportaciones de sus negocios variaron entre uno y doscientos

pesos. 334 La amnistía fue en realidad fingida, poco tiempo después, Vázquez

continuaba la guerra.

Nuevos Levantamientos. 6 de octubre.- Extendiendo el territorio levantado, Eduardo Sáenz presenta

combate en el norte del estado, precisamente en el municipio de San Luis del

Cordero. De inmediato se destacaron en persecución de Sáenz, fuerzas de la

333 Fondo Aurelio Robles Acevedo, informe de Raúl de León, documento s/n, ARA. CESU, UNAM. 334 Ibid, documento s/n.

319

Jefatura de Operaciones de La Laguna, mientras que éste se trasladaba, según el

informe de Raúl de León, hacia el centro del estado. Por otra parte, las tropas de

Chico García se incrementaron hasta el número de 450, listos para atacar Santa

Lucía.

15 de octubre.- Ascensión Chón Aguilar, jefe de las Defensas Sociales

Tepehuanes de Xoconoxtle recibía una felicitación de parte del Secretario de

Guerra por sus hechos de armas contra los rebeldes. 335

Del mismo mes de octubre de 1935, Raúl de León da informes a la Guardia

Nacional Cristera de diversas movilizaciones en los municipios de San Juan del

Río y Cuencamé, capitaneadas por Apolonio López y el coronel Buenaventura

Valenzuela, respectivamente, de igual manera, en el municipio de Poanas,

Zacarías González está dispuesto a levantarse. 336

13 de noviembre.- Continuando la guerra, en su reporte, Raúl de León informaba

al jefe de la Guardia Nacional Cristera los combates que las tropas de Federico

Vázquez protagonizaron en Agua Zarca, el 18 y 19 de octubre, los destrozos que

los cristeros causan a los federales ascienden a 150 muertos, la guerra cada vez

cuesta más al Ejército. Para esos momentos, los ataques aéreos a los

campamentos cristeros de la sierra eran algo cotidiano, como le relata Estrada en

su novela Rescoldo, los Últimos Cristeros:

Altagracia lavaba en una poza, cuando de repente oímos como si alguien

pegara de palos a una caja vacía. Corrimos a asomarnos al fondo de la

quebrada. En eso nos golpeó el sentido un ruidazo que hacía temblar todo

el cerro. Al voltear, ya teníamos de frente un avión prieto, de dos alas

cuadradas y con cruces de calabrotes.

Venía más bajo que nosotros, y al girar en el vacío, casi rozó la picachera y

lo pudimos mirar por encima.

Un instante después, ya lo oíamos traquetear por todo el plan, ametrallando

y aventando bombas.

335 Ibid, documento s/n. 336 Fondo Aurelio Acevedo, documento # 7312, ARA, 12-49, 5883, CESU, UNAM.

320

Nosotros hasta gateábamos por llegar a la cumbrita, donde mamá

manoteaba apurándonos a llegar.

Enseguida de nuevo el zumbido. Entonces el avión nos fue rodeando por

encima, casi testereando la punta del pino solitario que nos daba sombra.

En cada canteada, mirábamos las cabezas de los pilotos al tamaño de la

ollita del cocido. El artillero sacó más al aire la ametralladora y nos

comenzó a apuntar. Unas cuantas balas picaron la tierra por aquí y por allá.

Nosotros seguimos a la corre y corre alrededor del pino, chillando y

gritándole a Diosito socorros, y siempre al parejo de las vueltas del avión.

Fue un ratito que parecía nunca acabar. Luego se regresó al llano, a seguir

golpeando donde creía ver rebeldes, como no paraban de hacerlo otros

dos.

No nos reponíamos del Jesús bendito en la boca, ni del sacudimiento de

todo el cuerpo, cuando ese cacho de sierra retumbó con un tronidazo que

nos dejó aturdidos.

- Parece que fue por el Estribo - dijo mamá por lo bajito -. Vamos a mirar.

Cayendo y levantando, llegamos a la cumbre final donde ya se sentía el

vacío del Hondo. De junto al Estribo, subía una culebra gruesa del humo

renegrido y espeso, hasta tocar la misma panza de las nubes de tormenta.

- Sabe Dios lo que habrá sido - siguió ella, mordiéndose las uñas y amarilla

de la cara como nosotros -.

- El caso es que siempre nos han de caer a nosotros. Hasta los aviones.

Sea por Dios.

(…)

Ya anocheciendo aparecieron nuestros hombres.

- Diosito cada vez se porta mejor con nosotros - decía papá entre sollozos

de puro gusto y cuando todos lo teníamos abrazado. Luego agrego:

- Cuando miramos que los aviones agarraban para acá, le dije a la gente

que ya se había acabado mi familia.

- No nos mataron porque no quisieron, Florencio - respondió mamá -. Eso

hay que agradecerles… Bueno, ¿y qué fue el tronidazo por el Estribo?

321

- Una travesura de Mencho y sus tiradores, comadrita - terció el capitán -.

Quién sabe cómo carajos le atinaron al motor, o al piloto que manejaba. El

asunto es que comenzó a quemarse.

- Luego enfiló de trompa hacia la barranca - continuó papá -. Seguro traía

el cajerío de balas, porque también se oyó una truena como de veinte

ametralladoras.

- Bien haya Mencho con su tinito, y que ya hasta les ha convidado a sus

hombre - prosiguió mamá -.

Lo que me pesa, deveras, es que haya sido el que tuvo lástima. Seguro

nomás porque miró a mis criaturitas.

(…)

Volvieron los aviones. Volando más bajito rebuscaron señales de cristeros,

pero teníamos días sin movernos de los rincones más cerrados de monte y

peñasquero. Luego, por media semana anduvieron roncando por los

alrededores, hasta que sus círculos se fueron oyendo cada vez más lejos.

- Ese aviona piensa cristero corrió barrancas - dijo el Tejón muy seguro -.

Aviona echa bombas jabalinas hora. 337

El invierno de 1935 resultó muy frío en la sierra y la gente de Estrada tuvo que

refugiarse en cuevas y alimentarse con lo que podían. El niño Antonio Estrada

sufrió, junto con su familia, del frío, el hambre y el aislamiento casi total, así como

la persecución constante de los soldados, los tepehuanes gobiernistas y sus tíos,

los Muñoz de Huazamota. Para éste momento no se comprende ya por qué

luchan los cristeros, pero persisten hasta que Dios quiera.

31 de diciembre.- Pero la guerra tampoco era fácil para el Ejército, según la

prensa durangueña, en medio de la sierra, los cristeros de Federico Vázquez

masacran a más de doscientos soldados. 338 Son las acciones más costosas del

periodo cardenista, en términos de guerra. Antonio Estrada, a quien más adelante

se dedica el capítulo VI, describe la acción de la siguiente manera:

337 ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Op. Cit., pp. 100, 101, y 112. 338 Diario de Durango, lunes 21 de mayo de 1945.

322

Federico había llegado hasta allí, siguiendo a un destacamento recién

colado por Nombre de Dios.

- Llegó un propio de Ángel Santillán - contaba después de los rezos -. El

papelito traía los nortes…

- Pensaban caerles a ustedes a la descuidada. Con los gemelos los fui

divisando por un filo, a mano izquierda del Toboso… Pero páseme el bulito

de mezcal, Lencho, para animarme mejor en la contada ésta… Bueno. Nos

dividimos en dos flancos, nomás a pie, diatiro como gatos monteses tras la

parvadota de godornices.

- Páseme su lumbre, Federico. Esto se pone rete bueno.

- Pues nada, que así fueron dos días. Hasta que acamparon en aquella

mesa donde brotó la lunita, seguro aguardando noticias de Chón Aguilar…

Pero en eso se soltó la nevada. Pensaron que no dudaría porque nomás

armaron ramadas encima de las tiendas de lona. Cuando quisieron

arrendarse sin tripas, de tanto ir al común por la disentería.

- Chúpese éste más largo, Federico. Para que me la cuente más calmado.

- Gracias Florencio… Ahí va lo mejorcito. Otros sardos a poquito nomás se

pandeaban, de los resfríos con fiebronas altas.

- “Alístense a agarrar al máiz fiado - les dije a mis muchachos -. Por aquí

tienen que bajar. No me vayan a dejar ir uno solo, que no de diario los

venados solitos entran a nuestros potreros. Chupó tres veces seguidas y

aventó lejos la colilla.

- Los agarramos en la mera subidona. Los pocos caballos enteros cargaban

las sartas de enfermos; los de a pie se repartían parque, bastimento y

monturas… Mire qué Mayor tan pendejo ése, por Dios. ¡Acarrear hasta con

las monturas, bah!

- Deveras qué zorrillo el pobre, Federico.

- Bueno. Pues si viera que hasta lástima me dio de repente, amigo Lencho.

Lástima de toparlos así… Pero ni modo. Aquí en la bola ésta los que

mandan son los rifles.

- Otro cigarrito largo, de favor.

323

- Se lo hice de toda la hoja. Para que no me vuelva a mochar de repente tan

bonita tonada.

- Con éste acábalo, Lencho. Bueno. Pues sin que se la olieran de dónde les

llovía el plomo, despacio y uno a uno los fuimos echando a rodar.

- Qué cosas tiene una bola, Florencio. Pues mire nomás: diatiro parecía una

feria, como esas que caen por Mezquital para el día de San Francisco.

Igualito a que si jugáramos al tiro al blanco con venaditos de lámina.

- ¡Ja, ja, jaaaaá!… ¡Ah, qué diantre de Federico!

- Pues sí, Lencho. Nomás faltó que el patrón nos hubiera dado nuestro

mono de barro, por haberlos tumbado a toditos… Por eso puede mirar a mis

hombres rete gustosos, por las carrilleras tan llenitas. Hasta le voy a pasar

unos cartuchitos. Nomás en recuerdo de la suerte de nuestros rifles, en la

nevada ésta. 339

1 9 3 6 9 de febrero.- Raúl de León, en su calidad de inspector, informaba al jefe de la

Guardia Nacional Cristera que el coronel Florencio Estrada, con 150 seguidores

de Cristo había asaltado, a principios de enero, San Juan de Michis. Por su parte,

el general Federico Vázquez con 250 de tropa, iniciaba en enero una campaña por

el estado de Nayarit, atacando las poblaciones de Picachos, el día 18, Estrella el

día 22 y Providencia, el día 24. Mientras que los cristeros de Vázquez, regresando

de Nayarit, se refugian en los campamentos de Taxicaringa, el mismo Vázquez

con 50 de sus leales, va a Santiago Bayacora a recoger una carga de parque. El coronel Florencio Estrada recibe nuevas adhesiones de gente de los límites del

estado de Zacatecas y tiene instrucciones de reconcentrarse con el general Mora

en la región de Mezquital. 340

Febrero.- Las incursiones del Ejército son tan frecuentes que, Federico Vázquez

se finge en amnistía, aunque sólo para darse un respiro y poder continuar la lucha 339 ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO., Op. Cit. pp. 138 a 139.

324

después de reabastecerse. Por su parte, Florencio Estrada también flaquea y junto

con su familia, intenta dejar la sierra.

También en Peñascos Bravos

dejó la tropa cristera

una prenda de dolor.

Dejó otra cruz de madroño

sobre el mogote de piedras,

por señas de su mayor. 341

Marzo.- El movimiento, debilitado pero no destruido, vuelve a resurgir en la ciudad

de Durango, donde se acusa a algunos habitantes a colaborar con los rebeldes.

El general Federico Vázquez con su segundo Luis Longoria 342

340 Carta de Raúl de León al C. Jefe de la Guardia Nacional, del 9 de febrero de 1936, documento s/n, Fondo Aurelio Robles A., ARA, CESU, UNAM. 341 ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Op. Cit. p. 172. 342 El general Federico Vázquez, junto con su segundo el coronel Luis Longoria. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.

325

2 de marzo.- En la ciudad de Durango, Alfonso Diez González, conocido agricultor

de la región, fue aprehendido junto con otros tres individuos, al comprobárseles su

relación con los cristeros, sobre todo en lo que a propaganda católica subversiva

se refiere.

A mediados de marzo.- Desatadas las intrigas, la Liga de Comunidades Agrarias

y Sindicatos Campesinos del Estado de Durango LCASCED, envía un oficio al

gobierno del estado, en el que se señalaba como cristeros a diversos personajes

de su propia organización como a Feliciano Romero, de Texcalillo, perteneciente a

San Francisco del Malpaís, municipio de Nombre de Dios. Los mismos agraristas

acusaban a Hilario Venegas, dueño de la Fábrica de Hilados La Constancia de

hacer propaganda católica subversiva en el municipio de Poanas. 343

22 de marzo.- En la madrugada, cincuenta cristeros, dirigidos por El Pinto, atacan

la población de Canatlán, cabecera del municipio del mismo nombre, los

cristeros fueron rechazados por la guarnición federal de la localidad, entre los

atacantes se encontraban algunos rebeldes que anteriormente se habían

amnistiado. Para calmar los ánimos, Jesús Agustín Castro, jefe de la X Zona

Militar hace declaraciones y discursos ofreciendo amnistía y paz.

24 de marzo.- En El Salto, municipio de Pueblo Nuevo, se descubre un complot

antigobiernista para acabar con los maestros socialistas. Ante la amenaza a su

integridad física, los miembros del Sindicato de Trabajadores de la Educación

piden nuevamente garantías al Gobierno de Lázaro Cárdenas. 344

15 de abril.- En una acción simultánea, los cristeros de Federico Vázquez y de

Pánfilo Reyes atacan a los poblados agraristas de reciente creación: Colonia

Felipe Ángeles y El Chimal (hoy Plan de Ayala), las defensas de los Rurales de los

dos poblados de Colonia Pino Suárez y Colonia Aquiles Serdán, entre otros, junto

con el destacamento de San Lorenzo Calderón, todos del municipio de Durango.

En la refriega cayó el teniente coronel cristero Pánfilo Gurrola. 345

343 Diario de Durango, 12 de marzo de 1936. 344 AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. # 559.1/5 del 24 de marzo de 1936. 345 Diario de Durango, 17 de abril de 1936.

326

Corrido de la Defensa del Chimal

Comunicado por don Santos Quirino García en el ejido Plan de Ayala, municipio

de Durango, Dgo., recogido por Antonio Avitia en 1984.

Voy a cantar un corrido,

que compuse en esta tarde,

el mero quince de abril,

todos tráiban el alarde.

Ahí bajaron los cristeros,

por el Potrero del Salto,

no les tiraron de lejos,

para agarrarlos de asalto.

Ahí bajaron los cristeros,

se fueron por el camino,

mataron dos compañeros

de la casa’e don Albino.

Gritaba Santiago Núñez;

gritaba muy afligido:

“¡que me manden la Defensa

de ese pueblo de Salcido!”.

Vuela, vuela palomita,

párate en aquella loma,

anda tráeme la Defensa,

de ese pueblo de La Noria.

Vuela, vuela palomita,

327

párate en esos nopales,

anda tráeme la Defensa

del pueblo de Pino Suárez.

Ahí venía Santiago Núñez

como lobo encarnizado,

se quiso poner el saco,

pero le vino forzado.

Cuatro tiros les tiraron,

ya no les tiraron más,

con esos cuatro tuvieron,

para no voltear pa’tras.

A pezuña de caballo,

don Francisco se peló,

dirección de Santa Cruz,

que hasta el sombrero tiró.

Estaba Pancho Morales,

acostadito en su cama,

por agarrar su pistola,

agarró la sobrecama.

Ahí bajaron los cristeros,

por una lado del Chimal,

devisan a Aurelio Torres

le empezaron a tirar.

Venía don Tiburcio Torres,

que parecía bicicleta,

328

con Aurelio mal herido

atascándose en la huerta.

La Defensa del Chimal

faltaba don Luis Contreras,

en el cerro de La Noria,

se volvió puras carreras.

De la Defensa del Chimal,

faltaba Próspero Chávez,

en el cerro de La Noria,

se aterraba de nopales.

Ahí bajaron los cristeros

por un lado del Chimal,

ahí se llevaron las mulas,

de Lupe y don Juan Leal.

El teniente’e San Lorenzo,

fue muy triste su destino,

nomás le llegó el aviso,

y parecía remolino.

Gritaba Santiago Núñez,

¡ay! Gritaba con afán:

“que me manden la defensa,

del pueblo Aquiles Serdán”.

Ahí viene José Borrego,

que parecía la dientona,

del miedo que les tenía,

329

no llego más que a la loma.

Ahí venía este Luis Pineda,

como queriendo llorar,

del miedo que les tenía,

ni el cuerno podía pitar.

Las mujeres de ese pueblo,

estaban muy asustadas;

unas se meaban a gatas,

y otras se meaban paradas.

“Aquí no hay quien valga más”,

gritaban los agraristas,

ahí salieron asustados,

toditos los fraccionarios.

Otro día por la mañana,

devisan por los rincones,

el primero que corrió,

fue don Canuto Pintores.

Ya con esta me despido,

con estos versos cabales,

estos versos los compuso;

el que teje los huacales.

Ya con esta me despido,

ladeándome mi sombrero,

aquí termina el corrido,

de los mentados cristeros.

330

Luego de su ataque a la Colonia Felipe Ángeles, Federico Vázquez fue perseguido

por las tropas del Vigésimo noveno Batallón, en medio de desesperada evasión,

Federico Vázquez capeando las balas como buen jinete, logró escapar por un

cañón de la serranía salvándose de la muerte. 346

12 de mayo.- La partida cristera de Francisco Chico García atacó el poblado de

Guatimapé, municipio de Canatlán. Los hombres del Caudillo Sagrado incendiaron

la escuela, saquearon el lugar y combatieron a la Defensa Rural. Sin parque, los

miembros de la Defensa se rindieron y los cristeros dejaron el lugar, de inmediato

los aviones de la Fuerza Aérea Mexicana FAM salieron a localizar a los atacantes

de Guatimapé, mientras el Vigésimo noveno Regimiento salía de Durango a luchar

contra los hombres de Chico García.

18 de mayo.- Combate entre las tropas del Vigésimo noveno Regimiento contra

los cristeros de Francisco García en Santa Isabel (hoy Donato Guerra) municipio

de Canatlán. Los federales logran dispersar a los cristeros.

20 de mayo.- La guerrilla urbana de Durango tuvo su episodio más dramático, el

acto fue protagonizado por el licenciado y coronel Manuel Villagrán y Anzorena,

nacido en la ciudad de México y enviado a Durango desde el inicio de la Segunda

Rebelión, por la jefatura de la Guardia Nacional, para que fungiera como inspector

del Movimiento Libertador. El nombre de batalla de Villagrán era Raúl de León.

Otros actores de la jornada fueron el capitán Arturo Mitre Ramírez y el teniente

Alfonso Aganza y Luna, este último oriundo de Sierra Mojada, Coahuila, los dos

hacían las veces de colaboradores de Villagrán.

Los tres guerrilleros urbanos planeaban la voladura del tren de Durango a

Aserraderos, para lo cual habían fabricado bombas con tubos de hierro, baterías

eléctricas y dinamita. El coche que los transportaba era conducido por un chofer

de nombre desconocido y en el interior del mismo automóvil había una buena

carga de dinero, armas y propaganda subversiva.

En las primeras horas del día, cuando los guerrilleros se dirigían a realizar la

mencionada voladura, fueron detenidos en un retén federal, ubicado en la salida

346 Diario de Durango, 22 de abril de 1936.

331

del Parque Guadiana de la ciudad de Durango y que estaba comandado por los

soldados del sargento Enrique Zertuche.

Manuel Villagrán, Arturo Mitre y Alfonso Aganza, representantes de la Guardia Nacional Cristera en Durango 347

Cuando los soldados estaban a punto de descubrir las armas y bombas en el

interior del automóvil, Villagrán, Aganza y Mitre comenzaron a disparar, con la

intención de escapar. Sin embargo, el resultado de la refriega fue la muerte de los

miembros de la Guardia Nacional Cristera y dos soldados regulares heridos. Los

347 Manuel Villagrán, Arturo Mitre y Alfonso Aganza. Representantes de la Guardia Nacional Cristera en Durango. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.

332

cadáveres de los guerrilleros urbanos fueron expuestos en el Hospital Civil y de

inmediato transformados en mártires, por la propaganda cristera. 348

En el municipio de Canatlán, el Decimosegundo Batallón, bajo las órdenes del

capitán Gatica, sigue combatiendo a los cristeros de Francisco Chico García, en

Donato Guerra y en el punto conocido como Puerta de Quiñones. A los

dispersados cristeros, la federación les recogió una bomba y algunas armas.

Día 21.- Se reporta otro encuentro entre federales y cristeros de Canatlán, en La

Soledad. Alardeando, Chico García amenazaba con acabar con los maestros y

maestras rurales del municipio.

27 de mayo.- En Xoconoxtle, Ascensión Chón Aguilar y sus Defensas tepehuanes

reciben felicitaciones del Presidente de la República por efectiva cooperación han

prestado a fuerzas federales. La Defensa gobiernista de Xoconoxtle recibió el

mensaje en radiograma. 349 Chón Aguilar, a su vez, reitera que sus tepehuanes

de Santa María Ocotán y Xoconoxtle siempre son adictos al Gobierno.

Abril y mayo.- Los cristeros de Florencio Estrada atacan Huejuquilla y salen

perseguidos por el Ejército y las fuerzas de irregulares. Poco a poco, el Ejército

Libertador va menguando sus filas, tanto por las deserciones como por las bajas

causadas por las enfermedades, el hambre, la miseria y los soldados regulares e

irregulares, sin contar el letal peligro durangueño de los piquetes de los alacranes

güeros de la zona:

Malditos alacranes, y también malditos binagrillos y víboras…

Se ponen del lado del gobierno, como si no lo conocieran. - Sobre todo los

alacranes, Jabalín - asegundó el Zarco -. Ya nos llevan cinco hombres

tumbados… Que los binagrillos, poco sale. 350

El mes de mayo.- Abatido por las balas de los soldados del mayor Tejeda cayó

también el padre José Buenaventura Montoya, último mártir de la Iglesia en la

348 MARTINEZ DE LOS RIOS, HECTOR (JESÚS SANZ CERRADA). El Crimen del Guadiana. impreso suelto, s/n, Fondo Aurelio Robles A. ARA, CESU, UNAM, ver también: Diario de Durango 21 de mayo de 1936. 349 Documento s/n, ARA, CESU, UNAM. 350 ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Op. Cit. , pp. 74. Y 75.

333

Segunda Cristiada quien, violando su voto de obediencia, prestó su ayuda

espiritual a los cristeros, aún en contra de los designios del Clero de la

Arquidiócesis de Durango y Jalisco. En un golpe de audacia, Florencio Estrada va

a Huejuquilla y se presenta solo, ante el mayor Tejeda, para vengar la muerte del

padre Montoya, el solitario ataque del bragado cristero le gana el respeto y el

miedo de los federales.

Altar en el campamento cristero de Federico Vázquez 351

351 Altar en el campamento cristero de Federico Vázquez. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.

334

27 de mayo.- Las tropas del Décimo octavo Batallón, del comandante general

Ernesto Aguirre Colorado, sostienen un combate con los cristeros de Federico

Vázquez en Loma Quebrada, cerca del poblado tepehuán de Teneraca que era

donde se ubicaba el cuartel cristero.

A principio de junio, Florencio Estrada recibe dos avisos, en uno se le comunica el

envío de unas cajas de cartuchos que le manda Lauro Rocha, y en el otro, se le

advierte de que en realidad se trata de tenderle una celada, Estrada decide hacer

frente a los dos avisos y…

- Ríndete por las buenas, Florencio. Te habla el amigo Tejeda.

- Vengan por mí, guachos piojosos - respondió el cabecilla -. Arrímense

más si tienen tantos tenates.

Tuvo que retroceder de nuevo porque ya habían apresado al muchachito.

En eso una bala de tanteo le estrelló el tobillo derecho a Florencio. Ya no

pudo caminar y sus hombres bajaron a sacarlo en brazos.

- Les ordeno que se salven - les dijo -. Sigan subiendo, que mi hora se ha

llegado.

Ya le habían pegado en la cabeza a don Atilano, que rodó a su izquierda.

Los guachos estaban como a veinticinco pasos y Tejeda arreciaba sus

invites a rendición. El coronel ahora gritaba vivas a Cristo Rey y mueras al

gobierno mientras seguía disparando sobre los que asomaban la cabeza.

Pero se le embaló la pistola. Todavía pudo desarmarla y volverla a armar.

Quiso tumbar a los que ya subían por el picachero pero tampoco funcionó el

arma. Ahora golpeaba la peña a cachazos, a ver si salía la bala atorada. De

repente, otra bala le cortó las palabras para siempre. Le entró por media

cara llevándole la punta de la lengua. Los pelones se carcajeaban y él

rodaba ya por el desfiladero. El Charro y el Gringuito abatieron a los que

corrían a agarrarlo. Pero apareció otro pelotón que los echó a rodar con

muchos hoyos en el cuerpo.

Florencio ya estaba en manos de la tropa. Le seguían gritando que dijera un

viva al Supremo Gobierno, pero sólo podía hacer un ruido en la garganta

que más se parecía a un “muera”.

335

- ¿Quién fue el hijo de su tiznada madre que desobedeció? - preguntaba el

Mayor loco de rabia -. ¡Este maldito bandolero ya no vale nada sin lengua!

Me hicieron perder todo cuando ya lo tenía en la mano. (…)

Paso a paso llegó hasta el cuerpo, que más parecía una bola de caliche con

sangre. Lo alzó en los brazos y lo llevó a recargar contra una guásima.

Cuando la tropa los rodeaba, siguió hablando, con los ojos untados de

agua:

- Este hombre y yo éramos buenos amigos en Mezquital… Nos

emborrachábamos juntos por cualquier motivo. Les puedo decir que era de

los camaradas de a deveras, de los partidos con uno… Lástima que se

haya metido de rebelde. Por eso les digo que era más hombre que muchos

de nosotros. Se necesitan más tamaños para ir contra la corriente, que

para quedarse sentado aguardando a que baje el agua… Ni modo. No sé

como hay hombres así, que nomás no hay quien lo baje de su macho. 352

Mañanas de Florencio Estrada.

Anónimo. Cantado por don Luis Domínguez, corridista de la plaza de Armas de

Durango, recogido por Javier Guerrero y Antonio Avitia en 1993

Escuchen señores,

con mucho cuidado

con todita la atención,

murió don Florencio,

el hombre valiente,

hombre de resolución.

Le dijo Florencio,

montado en su macho,

352 ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Op. Cit. p. 212 a 214.

336

a los que de su infantería;

“Qué dicen muchachos,

nos vamos temprano,

antes de alborear el día”.

En ese Paso Ancho,

estaban almorzando,

cuando el gobierno llegó,

allí se batieron

a fuego cerrado,

donde Florencio murió.

Pobre de Florencio,

cuando ya lo hirieron,

se le acercó más la bola,

detrás de una peña,

se puso a hacer fuego,

y ya no tronó su pistola.

Vuela paloma, sigue volando,

con todo el vuelo,

que Dios te dio,

anda a avisar, a ese Huazamota,

que Florencio Estrada,

ya se murió.

Pobre de Florencio,

cuando andaba herido,

la bola se le arrimaba,

luego un capitán

de esos del gobierno,

337

le dio un balazo en la cara.

Adiós mis amigos,

y mis compañeros,

los que no quieren andar,

váyanse muy lejos,

a otros países,

no los vayan a matar.

Adiós mis hermanos,

y mis compañeros,

los acompaño hasta aquí,

váyanse muy lejos,

a otros países,

no les pase lo que a mí.

Adiós mi señora,

Lolita Muñoz,

ya me voy a separar,

lo que sí te encargo

y son a mis hijos

no los vayas a entregar.

Adiós mi señora,

Lolita Muñoz

me despido en tu presencia,

y cómo quieres

que yo tenga vida,

si Dios me echó la asistencia.

Ese dieciséis,

338

en el mes de junio,

un sábado por la tarde,

tomó don Florencio,

por San Juan, señores,

muy silencio y sin alarde.

Andaba esa gente,

de ese Huejuquilla,

la gente con mucho ruido,

querían conocer,

a ese rebelde,

que nunca se había rendido.

Vuela paloma, sigue volando,

con todo el vuelo,

que Dios te dio,

anda a contar

a ese Huazamota,

que Florencio Estrada

ya se murió.

La muerte del coronel Florencio Estrada caló muy hondo entre los soldados de

Cristo, pero aún así la lucha continuó.

24 de junio.- Juan Soto, quien había sustituido a Raúl de León (Manuel Villagrán)

como inspector de la Guardia Nacional, enviaba a ésta una relación de los

avances de la guerra. Soto notificaba que, Félix Mata junto con don Alfonso Diez

González, tenían preparados 500 hombres para entrar en acción en el rumbo de

La Ochoa, municipio de Poanas, pero no saben cómo levantarse en armas, por lo

que se ponen a las órdenes de Federico Vázquez. En el mismo informe se da

razón de los ataques de los cristeros de Vázquez a la Hacienda de El Pino, en la

línea de la vía férrea al Salto y al campamento maderero de Las Truchas, cercano

339

a Otinapa, el 22 de junio. Por otra parte, los rebeldes de Chico García hicieron otro

tanto contra los federales en La Cañada, municipio de Canatlán.

Florencio Estrada y Dolores Muñoz, en Los Ángeles, California, 1925 (circa) 353

353 Florencio Estrada y Dolores Muñoz, en los Ángeles, California, 1925; Archivo fotográfico personal de Adolfo Estrada Muñoz, facilitada por él mismo, recogida por Antonio Avitia, en Huazamota, 1995.

340

Oficiales de Federico Vázquez 354

12 de agosto.- El general Jesús Agustín Castro reporta al presidente Lázaro

Cárdenas la amnistía de Macario e Irineo Valdez, así como la de Juan Flores,

junto con 45 hombres de la tropa cristera de Federico Vázquez, ante el coronel

Julio Pardiñas, en Mezquital. 355 A lo largo de toda la Segunda Rebelión Cristera,

las amnistías temporales de los cristeros serranos fueron tan frecuentes como su

retorno a las armas. Cada amnistía se presentaba, en el plano burocrático, como 354 Oficiales de Federico Vázquez. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.

341

el gran triunfo, o como el avance irreversible hacia la pacificación total de la sierra.

Sin embargo, las acciones políticas agraristas para limitar la guerra no

correspondían a los afanes de pacificación y mientras tanto: soldados, defensas

sociales, agraristas, cristeros y pacíficos continuaban esa guerra en la que no

embonaban los intereses de conservadores, compañías madereras, Estado

Mexicano, etnias locales, rancheros mestizos e Iglesia, la conciliación no se

intentaba más que con la sumisión de los vencidos y, pesar de que se

establecieron líneas directas de comunicación entre el Gobierno de Cárdenas y los

soldados de la Segunda Rebelión Cristera, nunca se intentó la negociación

parlamentaria de la paz.

12 de septiembre.- El jefe cristero Federico Ramírez fue aprehendido en la ciudad

de Durango. Para ese entonces la lucha contra la rebelión se hace más tenaz, se

trata de dar legitimidad a los repartos agrarios, especialmente los de La Laguna y

acabar con los más empecinados opositores del país. Las planas de los periódicos

se llenan con los triunfos políticos del cardenismo, como la expulsión de Calles y

el reparto agrario de La Laguna, pero no hay espacio en sus páginas para cubrir

las batallas de la Segunda Rebelión Cristera que, de manera sistemática, es

ocultada por el Estado y por la Iglesia. Sólo se hacen reportes de rendiciones,

amnistías y derrotas de cristeros y triunfos del Ejército Federal.

17 de noviembre.- Ascensión Chón Aguilar, comandante de la Reserva Indígena

de Santa María Ocotán, desde la Laguna de Berros, reporta un combate en La

Soledad, municipio de Durango, contra los cristeros de José Sánchez, Ignacio

Roldán y Jesús Estrada. En el confuso reporte se señalaba la muerte de los

reservistas Agustín Solís y Benigno Cumplido, así como la del jefe cristero

tepehuán Juan Andrés Soto. 356

355 Telegrama del general Jesús Agustín Castro al presidente Lázaro Cárdenas. AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, vol. 686, exp. 3, fojas 62, del 12 de agosto de 1936. Ver también Diario de Durango, del 13 de septiembre de 1936. 356 AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. 559.1/5.

342

El general Federico Vázquez y su segundo Pedro Sierra 357

Corrido de Juan Soto 358

Anónimo tepehuán.

Voy a cantarles amigos,

357 El general Federico Vázquez y su segundo, el coronel Pedro Sierra. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica. 358 La música en el Nayar, México, cassette INI-RAD-II-8 (XEJMN), 1994, cantado por Gregorio Ciriani Flores Lorenzo Soto Soto, Jorge Soto Soto y Honorato de la Rosa Mijares.

343

de una historia muy famosa,

en Santa María Ocotán

estao’e Durango vivía:

“Me llamó Juan Andrés Soto”

con mucho valor decía.

Era un hombre decidido,

el miedo no conocía,

andando por dondequiera,

valientemente luchaba,

con sus trescientos soldados

de la Rebelión Cristera.

Por dondequiera que andaba

todos ya no lo querían,

porque era un hombre cristero

y en armas contra el gobierno,

del estado de Durango,

Nayarit y de Chihuahua.

Año de mil novecientos

en treinta y seis fue su muerte,

en el campo Los Crestones,

le pusieron la emboscada,

lo mató Chon Aguilar,

Juan Andrés no traiba gente.

Los dos eran compañeros,

Juan Andrés y Federico

que se apellidaba Vázquez,

el Gobierno lo seguía,

344

los dos hombres muy valientes

pero ellos se defendían.

Más antes fue perseguido,

el coronel José Ruiz,

pero en Cerro de Las Papas,

el coronel fue perdido,

por un hombre traicionado

llamado Lucio Carrillo.

Era el año treinta y tres,

en Santa María Ocotán,

cuando el señor Juan Andrés,

apañó varios soldados,

para expulsar a unos maestros

de un Internado mentado.

Año de mil novecientos,

treinta y seis fue su muerte,

en el Campo Los Crestones,

le pusieron la emboscada,

lo mató Chon Aguilar,

Juan Andrés no traiba gente.

27 de noviembre.- La Columna Expedicionaria Número Dos, del Cuadragésimo

Batallón, bajo las órdenes del teniente coronel Lázaro González además de 52 de

tropa, baten a los cristeros de Federico Vázquez en El Cordón de Las Tinajas. El

saldo de la acción es de tres cristeros muertos. 359

359 Telegrama de Llano Grande al Tren Presidencial, en San Pedro de Las Colonias, Coahuila, del 27 de noviembre de 1936. AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. 559.1/5.

345

Diciembre.- Los espías del gobierno no descansan y logran uno de sus mayores

triunfos contra la guerrilla, la caída de Trinidad Mora, misma que es relatada por

Francisco Campos:

En ese tiempo se fue Mora a Durango con el objeto de arreglar algunos

asuntos; éste se estuvo mucho tiempo en Durango hasta que el Gobierno

se dio cuenta que por allí estaba Mora y emprendió la búsqueda contra él

hasta que lo encontró. Este vivía por la de Zarco número tantos, él y otros

dos, uno era yerno de él y se llamaba Cruz Campos.

La comisión que los buscaba en la noche, llevaban de guía a una mujer de

Santiago, dicha comisión se valió de la mujer que llevaban para que tocara

la puerta, dicha mujer tocó la puerta. - ¿Quién es? - Yo, dice la mujer. -

¿Quién es yo? - ¿Qué no me conoce? - Ah, ¿tú eres Concha? - Si, señora.

- ¿Pues qué anda haciendo tan noche? - Ando buscando un remedio para

una señora que tiene un dolor. – Ahorita voy, dice la señora de Mora; y

cuando abrió la puerta dice el jefe de la escolta: - ¿Aquí está don Trinidad?

- Sí, señor, aquí está. - Favor de decirle que salga, que traigo orden de

amnistiarlo. - Está bien, señor. Ya se fue ella y dijo a Trinidad lo que habían

dicho; luego dice Mora; - Pues dile que pase. Y luego se pusieron los tres

detrás de la puerta con las cuarenta y cinco en las manos. Ya se fue ella y

les dijo:

- Pues dice que pasen, que no puede salir. - Pues dígale que mande las

armas que tenga, dijo el comandante. Ya se fue ella otra vez con Mora y le

dijo: Pues dice el comandante que le mandes las armas que tengas.

- Pues dile que venga por ellas que aquí están. Fue otra vez ella con el jefe

y le dijo: - Pues dice que vaya por ellas que allí se las tiene. Entonces se

atrevió el jefe a ir por ellas pero nomás entró y cayó luego luego. Y que

venga otro, dice Mora.

Ya no quisieron más armas sino que se subieron a la azotea de la casa e

hicieron un agujero y por allí estaban haciendo fuego los soldados hasta

346

que se les acabó el parque a los de adentro y entonces si los agarraron

pero les mataron muchos soldados. 360

Corrido de la muerte de Trinidad Mora

Anónimo

Comunicado por Francisco Félix, en el atrio de la catedral de Durango, recogido

por Hermelinda Hernández Terrazas en 1987

Año de mil novecientos,

treinta y seis, en esta vez,

hubo que agarrar a Mora,

en compañía de otros tres.

Mora se vino a Durango,

para poderse curar,

y se le puso, en el centro,

una casita comprar.

Dos meses tenía viviendo,

y otro que no completaba,

pero a las escondidillas,

del gobierno se burlaba.

360 CAMPOS, FRANCISCO. “Memorias de Santiago Bayacora”, en El Coraje Cristero, p. 59. Sin citar sus fuentes, Javier Guerrero Romero consigna la fecha de la muerte de Trinidad Mora, el 18 de julio de 1935: Delatado por un vecino el 17 de julio, el Ejército preparó una emboscada en la mañana del día siguiente, parapetándose los militares en las azoteas de las casas vecinas y en las alturas del Templo (de San José). Desde aquí en la mañana del 18 de julio, se inició el asalto, que fue repelido por el propio Mora y sus acompañantes, cayendo muertos luego de una intensa refriega (GUERRERO ROMERO, JAVIER. “El templo de San José”, en: El Siglo de Durango, Durango, domingo 12 de junio de 2005). Sin embargo, de acuerdo con los oficios posteriores en los que se menciona a Mora y la data que cita el corrido. Lo más probable de que la muerte de Mora tuviese lugar a fines de 1936.

347

Se fueron unos charritos,

a una cantina a tomar

y de copita en copita,

de Mora empiezan a hablar.

Un soldado del Cuarenta

al oír que platicaban,

se fue a vestir de paisano,

a ver si los encontraba.

Cuando regresó el soldado,

todavía logró encontrarlos,

les empezó a dar copitas,

y poco a poco a tantiarlos.

Luego les dice el soldado,

con muchísima atención:

“¿dónde se encontrará Mora?,

quiero darme de alta yo”.

Le contestó el individuo:

“si usted quiere hablar con él;

vive en la calle de Zarco,

número seiscientos seis”.

Luego regresó el soldado,

a hablar con el coronel;

“ya sé donde se halla Mora,

vamos a acabar con él”.

348

Le contestó el coronel:

“tú te encargas de esa gente,

si tú logras descubrirlo,

te la doy de subteniente”:

Luego que el gobierno supo,

que en Durango subsistía,

ahí le velaron la casa,

de noche como de día.

Y una noche los soldados,

ya cansados de velar,

le destecharon la casa,

para poderlo agarrar.

Mucho parque y medicina,

fue lo que se le encontró,

porque pensaba salir,

y no se le concedió.

Vuela, vuela palomita,

a Santiago Bayacora,

avísale a los cristeros,

que ya mataron a Mora.

Ya con esta me despido,

porque ya llegó la hora,

aquí termina el corrido,

del señor Trinidad Mora.

349

Los cuerpos del general Trinidad Mora y quienes cayeron junto con él, expuestos en un patio del Hospital Civil de Durango 361

Tras la muerte de Trinidad Mora, Federico Vázquez y Héctor Martínez de los Ríos

(Jesús Sanz Cerrada) ocuparon los lugares que habían dejado vacantes Mora y

Villagrán, para lo cual redactaron el siguiente…

Manifiesto al pueblo de Durango 362 Dios permitió la muerte del Lic. Manuel Villagrán y del General J. Trinidad

Mora quienes fueron en el Estado, respectivamente, Inspector del

Movimiento Popular Libertador y Jefe de las Operaciones Militares pero

como ambos no empuñaban bandera personalista sino el Lábaro de Cristo

361 Los cuerpos del general Trinidad Mora y los que cayeron junto con él, expuestos en un patio del Hospital Civil. El Sol de Durango, Durango, Dgo., jueves 13 de octubre de 1988, sección Foto del Recuerdo, p. 6. 362 Documento sin número, Fondo Aurelio Robles Acevedo, ARA, CESU, UNAM.

350

Rey, la desaparición de ellos, deplorada por todos nosotros, no implica la

muerte de su ideal porque ¡DIOS NO MUERE!

Por esto, ahora que nosotros empuñamos el mismo Lábaro, juramos

continuar la lucha hasta obtener nuestras libertades absolutas o perecer en

la demanda.

Nosotros no reconocemos caudillos ni banderías bastardas sino que

combatimos por la reconquista total de nuestros derechos, pisoteados por la

tiranía que está causando la desgracia del país amado en que vimos la luz

primera. Carecemos de nuestra libertad de creencias y de la libertad de

enseñar a nuestros hijos. Sin el reconocimiento de tales derechos, nosotros

quedamos considerados como parias o ilotas. Estos ideales nos obligan a

seguir el heroico ejemplo que, como herencia sagrada, nos dejaron

nuestros desaparecidos hermanos de armas y si los tiranos, enemigos de la

Patria, creen que por la muerte de Villagrán y Mora sus anhelos

sucumbieron también, debemos de probar con hechos que aún viven en

Durango los nobles ideales. Por lo demás, las tropas del despotismo bien

saben que han sufrido cruentas derrotas después de la defunción de estos

llorados compañeros. Al aceptar los puestos vacantes, tenemos fe en el

triunfo, recordando las palabras del Apóstol San Pablo: “Todo lo puedo de

Aquel que me conforta” y de Dios esperamos su gracia para conducir a la

Victoria al EJÉRCITO POPULAR LIBERTADOR.

DURANGUEÑOS: Estad ciertos de que en todos sentidos y en cualquier

forma, lucharemos en contra de la nefasta educación socialista que,

obedeciendo a la Rusia Judía, se está implantando en nuestro país, pues

queremos que nuestros hijos sean educados según los dictados de

nuestras conciencias, y no conforme al criterio filosófico venido de lejanas

tierras.

No somos rebeldes, ni salteadores, ni asesinos sino que, como libertadores

de nuestra Patria, tratamos de salvarla del comunismo en que ahora se

debate.

351

COMPAÑEROS DE ARMAS, HERMANOS DE SUFRIMIENTO Y DE

VICTORIAS:

Tened confianza en Dios. Vuestros sacrificios no serán estériles. El día del

triunfo no está lejano, ese hermoso día en que la noble BANDERA

TRICOLOR será izada en todos los hogares, en todos los templos, en

nuestras montañas, en nuestros risueños valles y en toda la bendita Patria

nuestra.

Y mientras tanto, que se oiga por doquiera el grito de bendición y de guerra,

ante el cual tiemblan todos los tiranos:

¡VIVA CRISTO REY!… ¡VIVA LA VIRGEN DE GUADALUPE!… ¡VIVA

MÉXICO!

L I B E R T A D E S Y G A R A N T Í A S

EJERCITO PÓPULAR LIBERTADOR.- Durango, Dgo., diciembre de 1936.

El jefe de las Operaciones Militares en el Estado,

General Federico Vázquez.

Hector Martínez de los Ríos.

1 9 3 7 Para el inicio del año, los miembros del Alto Clero durangueño y su arzobispo,

José María González y Valencia ya habían retornado a su grey, con la consigna

de terminar con la Segunda Rebelión Cristera y borrar todo nexo comprometedor

de la Iglesia con los guerreros tepehuanes y mestizos de la sierra. La difícil

relación del Episcopado Nacional con el Estado Mexicano no permitía otra cosa.

352

En los primeros meses de 1937, Héctor Martínez de los Ríos (Jesús Sanz

Cerrada), el nuevo inspector del llamado Movimiento Popular Libertador en el

estado, lanza un manifiesto en términos similares al del año anterior clamando,

ante los católicos citadinos, por la ayuda económica para el Ejército Libertador

Cristero del Estado de Durango, ELCED, aunque la dura represión y los cambios

en la política eclesiástica hacen que su manifiesto no tenga gran efecto. Por otra

parte, la traición comenzaba a minar las filas del Caudillo Sagrado. El jefe cristero

Valente Acevedo se había amnistiado y ahora peleaba del lado del Gobierno.

Francisco Campos y Antonio Estrada nos narran lo que hicieron los cristeros con

Acevedo:

Cosa que, cuando salía la Federación a perseguir a Vázquez también él

salía a dicha persecución, cosa que le caía muy mal a Vázquez siendo

hasta compadres, pero no le hacía. 363

- Si, Federico, hace tiempecito que la Bi-Bi nos lo avisó, Valente fue quien

nos llevó al matadero en Llano Grande.

- También les sopló a los aviones, Florencio.

- Y estaba por rematarnos, con el siguiente trancazo nomás, Pacha Arroyo

me escribió que le tenían prometidos cinco mil pesos. 364

Después de la acción de Llano Grande, Vázquez fue invitado a amnistiarse y

aceptó entrar en componendas, siempre y cuando el parlamentario fuese Valente

Acevedo. De esta manera se organizó una entrevista entre Vázquez y Acevedo.

Se fue la gente al encuentro de Acevedo, ya estaba él donde habían

quedado de verse, ya llegaron con él, lo saludaron todos pues lo conocían y

le preguntaron que qué andaba haciendo por aquel lugar y él les contestó

que iban a tratar algunos negocios con su compadre Federico, pero que lo

veía por allí, ya le dijeron ellos, él no pudo venir y nos ordenó a nosotros lo

que debemos hacer: ¿con que ya nos persigues?, tú venías con los

363 CAMPOS, FRANCISCO. “Memorias de Santiago Bayacora”, en El Coraje Cristero, (…) p. 60. 364 ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Rescoldo.., p. 131.

353

changos a perseguirnos, ¿ahora por qué veniste solo?, pues que traimos

orden de pasarte por las armas y lo mataron. 365

Sobre el mismo tema, en su reporte del mes de abril, Héctor Martínez de los Ríos

(Jesús Sanz Cerrada), notificaba a la Guardia Nacional Cristera que:

Confirmaron la noticia de la muerte de Valente Acevedo, ex rebelde

amnistiado que se había dedicado a entregar a sus ex compañeros o

familias. El general Enríquez, antiguo jefe de operaciones militares lo

llevaba en sus frecuentes raids aéreos para que indicara las madrigueras y

campamentos de los alzados.

Acevedo estuvo sosteniendo correspondencia con Federico, pidiéndole una

entrevista en la que quería matarlo, advertido lo pudo aprehender y fusilar,

pagando así, con su vida, una larga e interminable lista de traiciones. 366

En el mismo reporte de abril, se hacía notar que: En la ciudad se ha pasado una

circular de la Arquidiócesis a todos los sacerdotes, prohibiéndoles prestar su

ayuda, tanto moral como pecuniaria al movimiento 367 y para ese momento: Sólo

ayudan un grupito sumamente reducido de viejitas atemorizadas (…) todo lo que

se recibe aquí, viene de Torreón. 368 Lugar donde, de manera exitosa, se sigue

haciendo propaganda subversiva.

Ante el temor de los católicos citadinos por la represión constante del Estado, la

guerra santa ya no es bienvenida, casi ya nadie quiere morir por Cristo Rey, es

preferible vivir en el pecado y morir arrepentido. No obstante, Héctor Martínez de

los Ríos (Jesús Sanz Cerrada) logra organizar una Cruzada Femenil

Guadalupana en Durango. Las quejas de Héctor Martínez, son de gran desaliento

para el movimiento:

Desgraciadamente hemos lamentado cierta oposición de parte del Clero,

para nuestras actividades, ha circulado una hojita a todos los sacerdotes,

prohibiéndoles ayudar en cualquier forma al movimiento armado, debiendo

365 CAMPOS FRANCISCO. Op. Cit. p. 60. 366 Informe del mes de abril de 1937, Fondo Aurelio Robles Acevedo, documento s/n, ARA, CESU, UNAM. 367 Ibid. 368 Informe del 15 de julio de 1937, Fondo Aurelio Robles Acevedo, documento s/n, ARA, CESU, UNAM.

354

sujetarse, en este asunto, a las normas del Episcopado, del Delegado

Apostólico y a las de la Santa Sede. Esto redunda en perjuicio nuestro pues

los padrecitos se valen de ello para desanimar a las personas que les

consultan algo relacionado con nuestras actividades. 369

Los abastecedores de los cristeros hacen malabares para obtener fondos, desde

la venta de lotería cristera hasta las colectas y la venta de propaganda. Los

esfuerzos cada vez son más infructuosos.

El general Federico Vázquez en su campamento 370

Abril.- Los cristeros canatlecos queman un puente del ferrocarril de Durango a

Tepehuanes, así como cinco mil durmientes de la misma vía, por lo cual el tráfico

de dicha vía es suspendido.

Primera quincena de mayo.- Federico Vázquez ataca el poblado tepehuán de

Teneraca, luego de la incursión cristera a Teneraca, los 200 soldados del coronel

Andrés Bello Santa Ana salen a perseguir a los alzados.

Junio.- Las acciones de guerra son cada vez menores. Se reporta un ataque al

pueblo tepehuán de Temoaya cercano a Mezquital, en donde los cristeros abaten

369 Ibid 370 El general Federico Vázquez en su campamento. ARA, CESU, AH, UNAM, sección Fotográfica.

355

a tres agraristas. La temporada de lluvias de ese año hace que el Ejército se retire

y que los mismos pocos soldados de Cristo aminoren sus incursiones. Mientras

tanto, la Cruzada Femenil Guadalupana Santa Juana de Arco que organiza

Martínez de los Ríos (Jesús Sanz Cerrada) tiene más bríos que los meses

anteriores, el aletargamiento de la represión va cediendo lentamente:

Dice Federico que, en un recorrido que hizo por varios pueblos y rancherías

tiene mucha gente del “partido” (palabra textual) que está dispuesta a

seguirlo, pero que no la ha aceptado, por carecer de elementos suficientes

para el trabajo y yéndose sin armas, únicamente sirven de estorbo y es un

problema cuidarlos y mantenerlos, que poco a poco y a medida que vaya

consiguiéndolas los irá aceptando. 371

El informe de Hector Martínez de los Ríos de junio de 1937, a la Guardia Nacional

Cristera, hace mención de las pocas vituallas de guerra y boca que los cristeros

reciben de la ciudad de México y otros lugares.

1938 Los informes de guerra de Durango y las noticias periodísticas se limitan cada vez

más, los cristeros ya no ocupan las primeras planas.

Marzo.- Una parte de los hombres de Federico Vázquez, al seguir con una guerra

ya perdida, tuvo un encuentro contra los agraristas tepehuanes de Santa María

Ocotán. Otro grupo se presentó en Tepocates, enfrentándose a los soldados

regulares y de inmediato se enviaban fuerzas a perseguirlos. Las acciones

cristeras, a estas alturas, tienen más imagen de bandidaje que de guerra de

guerrillas y cada vez se alejan más de la guerra formal. La falta de municiones

hace que los grupos de combatientes sean cada vez más reducidos y esa es la

queja constante para la Guardia Nacional Cristera.

Último día de abril.- Los miembros del Ejército Libertador dirigidos por el coronel

Pedro Sierra, nuevo lugarteniente de Federico Vázquez, tienen un encuentro

371 Informe mensual correspondiente al mes de junio, firmado por Hector Martínez de los Ríos, Fondo Aurelio Robles A., documento # 7317, 12-49, 5888, ARA, CESU, UNAM.

356

contra los agraristas en un lugar no definido, la batalla, dadas las circunstancias y

necesidades de la ahora llamada División Durango del Ejército de Cristo Rey, es

cruel, en la misma muere el propio Pedro Sierra. Sin embargo, los rebeldes logran

llevarse armas, ropa, víveres, caballos ensillados y muchas reses, así como

algunos documentos oficiales que, 59 años después, servirían para armar esta

historia.

Por su parte, Federico Vázquez se da una vuelta por la costa, mientras que a la

Guardia Nacional Cristera le interesa más el cambio de las banderas viejas del

Ejército Libertador por otras nuevas. De la misma manera, la Guardia Nacional

está en arreglos para asegurar los abastecimientos a los cristeros de la sierra

desde la ciudad de Torreón.

En el país, la política nacionalista de Lázaro cárdenas acaba con los posibles

adeptos a la Segunda Rebelión Cristera: la Expropiación Petrolera y la ayuda a los

republicanos españoles son noticias que se capitalizan por parte del Estado

Mexicano, los ideales del Caudillo Sagrado no pueden casi nada contra los

repartos agrarios cardenistas. Aún así, los vasconcelistas sonorenses hacen

coqueteos a los insurrectos más pertinaces del país. Saben que los del Bajío, en

los Cerros Agustinos, han bajado la bandera y que el Movimiento Social

Sinarquista es la nueva alternativa de la derecha popular o el mal llamado

fascismo prieto. Los contactos de la ciudad de Durango también reciben señales

de alianza de parte de los próximos rebeldes cedillistas. Sin embargo, nada es

posible, en medio del aislamiento de la sierra del Mezquital y Pueblo Nuevo, la

bandera de Cristo Rey está demasiado vieja y casi ya no hay quien quiera

enarbolarla. El mismo general Federico Vázquez se queja en sus misivas:

Me permito recordarles a mis hermanos y compañeros de la lucha santa

que venimos defendiendo. Les pregunto, ¿si están con nosotros o si han

olvidado su obligación que tenemos esperando? 372

Mientras que el último cristero del centro del país, El Tallarín, cae en Puebla, los

cristeros de la sierra de Durango se quedan completamente solos, el sentimiento

372 Carta de Federico Vázquez a la Guardia Nacional, del 14 de septiembre de 1938, fondo Aurelio Robles Acevedo, documento s/n, ARA, CESU, UNAM.

357

de derrota hace que, de los pocos hombres que tiene Federico Vázquez, un grupo

de ellos se insubordine y se separe del Ejército Libertador. Sin la guía atinada de

su estratega natural, los insubordinados son aprehendidos y fusilados por los

soldados regulares en El Salto.

Por otra parte, los apoyos citadinos cada vez sufren mayores contratiempos, las

denuncias y los soplos están a la orden del día, las ancianas de las Bi-Bi de

Durango apenas si pueden mantenerse a ellas mismas.

Con el seudónimo de Ignacio Villa, el gambusino Juan Nevárez firma, en

diciembre, como dado de alta en el ahora llamado Ejército Popular Libertador de la

Gloriosa Guardia Nacional, de inmediato se le nombra como jefe organizador

militar de la Segunda Zona del Estado al Noroeste, en sus últimas patadas, la

Guardia Nacional tenía todavía esperanzas de insurreccionar a los municipios del

norte del estado.

Entre noviembre y diciembre, Diego Franco, nuevo representante de la Guardia

Nacional, hace una gira por varios municipios de Zacatecas y Durango intentando

entrar en contacto con los posibles insurrectos. En su gira, Franco se percataba de

la desorganización de los núcleos cristeros:

Se les había denominado (con engaños) al sexo femenino Cruzadas

Guadalupanas de Santa Juana de Arco, y el masculino Legiones o

Sinarquistas por lo que se vino deduciendo que todo esto fue obra de Jesús

Sanz Cerrada quien, al haber sido designado en el 36 como delegado

regional por la superioridad en México, en vez de venir a hacer labor

benéfica para nuestra bendita causa, vino a darle muerte, preparando

solamente el terreno para el Sinarquismo, arrastrando a los miembros de la

Liga, declarando su traición el mes de octubre de 1936 a nuestra institución. 373

2 de noviembre.- En un combate aislado con la Defensa de Santa María Ocotán,

muere Magdaleno Noriega, el principal asistente de Federico Vázquez. 374

373 Fondo Aurelio Robles Acevedo, ARA, CESU, UNAM, documento 2488, 7-76. 374 . Mensaje del general Matías Ramos, jefe de la X Zona Militar al general Lázaro Cárdenas, AGN, Ramo Presidentes, vol. 606, exp. 3, fojas 62.

358

Diciembre de 1938, el citadino Jesús Sanz Cerrada (verdadero nombre de

Héctor Martínez de los Ríos, personaje de las novelas de Jorge Gram), miembro

de la Guardia Nacional, quien brindaba apoyo y hacía llegar vituallas a los últimos

cristeros serranos de Durango, se comunicó con el general Federico Vázquez y

según su propio testimonio:

Humanamente era ya insostenible la situación. Hablé de esto con el Gral.

Vázquez y sintiéndome responsable en parte de la misma, le expuse mi

criterio en el sentido de que debíamos NO amnistiarnos, ni rendirnos, ni

entregarnos al gobierno. Eso nunca, sino disolvernos, que los muchachos

se fueran a sus casas conservando sus armas y tuviéramos conciencia de

la realidad. 375

Sanz Cerrada no pudo imponer su criterio sobre los últimos cristeros de Durango y

estos siguieron peleando y resistiendo, en la práctica de su ya probado sistema de

autoabastecimiento.

1939 A principios de 1939, Diego Franco continuaba su gira por los municipios de Villa

Unión, Madero, Vicente Guerrero y Durango convenciendo a los correligionarios,

también viaja a Torreón, Mapimí, Saltillo, Ciudad Lerdo, Viesca y su labor parece

no tener mucho éxito, Sanz Cerrada había suspendido de manera definitiva la

ayuda urbana a los cristeros del Mezquital y Pueblo Nuevo.

30 de abril.- El Subcomité Agrarista del Ejido Calixto Contreras se entrevista con

Federico Vázquez, en un intento de parlamentar el cese de las hostilidades entre

cristeros y agraristas. En la entrevista, Federico Vázquez propone rendirse si se

cumplen las siguientes demandas:

1.- Que se suspenda la persecución a los cristeros.

2.- Que se dé ayuda pecuniaria a los amnistiados y

375 MEYER, JEAN. Pro domo mea. Op. Cit., p. 58.

359

3.- Que se otorgue ayuda para la reconstrucción de los poblados de

Santiago Bayacora, Temoaya, Taxicaringa y Teneraca. 376

25 de mayo.- haciendo caso a las demandas de Federico Vázquez, el general

Matías Ramos promueve el otorgamiento de la amnistía a algunos cristeros de

Santiago Bayacora, quienes a su vez entregan las armas. Sin embargo, esta no es

aún la rendición definitiva.

Mayo de 1939.- La Guardia Nacional hacía saber a Federico Vázquez que Sanz

Cerrada (Martínez de los Ríos) había sido suspendido de sus labores por

indisciplinado y desleal. Federico, a su vez, es advertido de no seguir los consejos

de Sanz Cerrada, quien se ha pasado al bando sinarquista. Las advertencias a

Vázquez van en el sentido de no rendirse ante la bestia comunista. Se le previene

para que tenga cuidado con los Judas traidores sobre el comportamiento de los

hombres del Estado, poniendo como ejemplo la reciente rebelión de Saturnino

Cedillo.

Durante todo 1939, las intrigas se enseñorean entre los últimos cristeros citadinos,

nadie confía en nadie y todos tienen miedo de todos. El solitario general cristero

de la sierra recibe mensajes sin aliento y sin apoyo:

Si usted sufre donde anda, no menos sufrimos nosotros en los pueblos

donde todo lo contrario a usted y a nosotros, presenciamos, verdad es, el

abandono de los ricos y la traición de los desertores de nuestras filas. 377

Diciembre.- En un memorándum enviado al presidente Cárdenas, el general

Matías Ramos recomendaba que, siendo imposible acabar con Federico Vázquez,

era necesario ocupar guías conocedores de la sierra, porque los soldados

dispersos se pierden en el bosque. 378 Las inexpugnables quebradas seguían

siendo la principal protección de los soldados de Cristo.

La guerra ha despoblado la, de por sí, deshabitada sierra, desconociendo la

participación de los tepehuanes en las cristiadas Pastor Rouaix refiere que:

376 AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. 606/3/62. 377 Carta a Federico Vázquez del representante y jefe de operaciones de organización militar Diego Franco, del 15 de noviembre de 1939, documento s/n, ARA, CESU, UNAM. 378 Memorándum al presidente Cárdenas, enviado por el general Matías Ramos. AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, vol. 559, exp. I, fojas 5.

360

Milpillas, Milpillas Chico. Pueblos de indios del municipio de Pueblo Nuevo,

que en el censo de 1940, aparecieron el primero deshabitado, y con tres

individuos solamente el segundo. En 1930 el pueblo de Milpillas figuró con

633 habitantes. Este caso de despoblación es general en los pueblos de

indígenas del sur del estado y sus causas deben ser investigadas, pues

parece tratarse de una emigración en masa de las tribus a otras regiones. 379

El despueble tepehuán en la sierra obedecía a diversos motivos: la guerra, las

epidemias y la natural dispersión de la Nación Tepehuán que se reúne solamente

para las fiestas propias de la etnia, en las fechas previamente fijadas. Si bien,

también hubo y hay un flujo de emigración de Pueblo Nuevo y Mezquital a

Canatlán. De cualquier manera, la larga guerra cristera obligaba a la emigración.

1940 En febrero de 1940 la Guardia Nacional advierte al general Federico Vázquez que

tenga cuidado con la tentación satánica del Frente Revolucionario Almazanista

pues intentarán que sus armas disparen contra el gobierno a favor de Almazán,

las intrigas se multiplican y Vázquez recibe solamente cartas con chismes y

advertencias pero sin vituallas ni dinero.

Según la Guardia Nacional, Vázquez debe cuidarse de los sinarquistas, de Sanz

Cerrada, de los almazanistas y de las intrigas de doña Chona, la nueva generala

de las militantes de las Bi-Bi. Así, sin más apoyo, aún cuando están

acostumbrados a autoabastecerse, los cristeros se comienzan a cansar después

de seis años de lucha inútil.

28 de mayo.- El coronel Antonio Sánchez, del Cuadragésimo Batallón, y el

coronel Dámaso Carrasco combaten a los cristeros de Federico Vázquez, los

reportes de guerra dicen que Vázquez porta ahora la bandera de almazanista y

379 ROUAIX, PASTOR. Diccionario Geográfico Histórico y Biográfico del estado de Durango, p. 264.

361

que su guerra tiene renovados bríos. Sin embargo, no especifican las acciones, 380

excepto la del 17 de mayo, que tiene lugar en el Mineral de El Cuarenta. 381

El 23 de agosto de 1940, El Diario de Durango ponía en primera plana la muerte

del coronel José Contreras, en Cerro Gordo y el comienzo de la amnistía definitiva

de los cristeros tepehuanes.

El 1 de diciembre de 1940, Lázaro Cárdenas entregaba el poder a Manuel Ávila

Camacho y éste decide acabar, de una vez por todas, con la Segunda Rebelión

Cristera.

1941 Desde el domingo 26 de enero de 1941, los aviones de la Fuerza Aérea

Mexicana, sobrevolando la sierra, comienzan a arrojar hojas volantes en las que

se invita al general Federico Vázquez y a sus tropas cristeras, a que depongan su

actitud rebelde, los volantes van firmados por el gobernador del estado Elpidio

Velázquez, alias Tata Elpidio. No es la primera vez que se lanzan hojas sueltas a

los pinos de la sierra, pero ahora parece que van a dar resultado.

De acuerdo con el testimonio del señor Walter Bishop, quien en 1941 trabajaba

como secretario de Clarence Henry Cooper, gerente del aserradero de El Salto,

municipio de Pueblo Nuevo, éste último había aceptado, por parte del gobernador

Elpidio Velázquez, la comisión secreta de entrevistarse con los cristeros para

determinar las condiciones de su amnistía y rendición. Para el caso, Cooper envió

a un propio a que localizara a los hombres de Vázquez. El propio regresó varios

días después y habló con Cooper, sobre lo que Walter Bishop me platicó que:

Era en enero de 1941, no me acuerdo bien qué día, pero el señor Cooper

me pidió que me quedara en la oficina del aserradero en la noche, porque

había trabajo que hacer y yo le dije que sí, que estaba bien.

También me dijo que viera lo que viera y oyera lo que oyera, que no me

asustara, que no había peligro y ya cuando él dijo eso comencé a ponerme

380 AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. 606.3/6. 381 Ibid, docto. 559.1/5.

362

nervioso. Yo le pregunté que qué quería que hiciera, y ya me explicó todo y

que quería que yo apuntara todo lo que oyera, pero que era secreto y le dije

que contara conmigo.

En la noche, ya muy noche, llegaron los cristeros y Federico Vázquez,

todos con sus armas listas y desconfiados. Iban muy mal; sucios, enfermos

y cansados. Ya hicieron la junta y yo apunté todo. Ellos pedían ayuda

económica, alimentación y granos, medicinas, educación para sus niños,

escuelas, troncos para sembrar con animales, y que les dieran los terrenos

de Taxicaringa (centro ceremonial tepehuán) pero lo que más les importaba

era que les respetaran su vida. Parece que les concedieron todo, ahí ya no

supe, yo estaba muy joven. Yo nada más le entregué la lista de lo que

pedían al señor Cooper.

Esa fue la única vez que vi a los cristeros. De la junta no se hizo ningún

documento, nada formal, ni una carta, nadie firmó nada, nada más se

escribió la lista que yo hice. 382

El interés de Cooper en el apaciguamiento de los cristeros de Durango, Mezquital

y Pueblo Nuevo, se centraba en la posibilidad de incrementar la productividad de

la tala de los bosques, para la exportación de la madera. El mercado internacional

incrementaría la demanda de los productos de la Compañía Maderera de

Durango, toda vez que la Segunda Guerra Mundial se extendía ya en los

continentes de Asia, África y Europa.

En estas circunstancias, era preferible cubrir las mínimas demandas de

tepehuanes y mestizos cristeros y cooptar a las cabezas, para tener los bosques y

los aserraderos en paz. Los serruchos y cepillos de la Compañía Maderera de

Durango, filial de la Lumber Co., no podían esperar para transformar en aserrín y

madera comercial a los pinos de la sierra de Durango.

Al final Clarence Henry Cooper decidía la conclusión de la guerra del Caudillo

Sagrado, sin intervención de la Iglesia, ni de los conservadores, ni del Estado

Mexicano.

382 BISHOP, WALTER / Antonio Avitia, Durango, 1995.

363

El epílogo En 1940, Lázaro Cárdenas, al dejar el poder, entregaba a su sucesor, Manuel

Ávila Camacho, un Estado Mexicano fortalecido y este recibía un país a gobernar,

con múltiples problemas de radicalismo a suavizar, por los efectos de las reformas

cardenistas. Sin embargo, el aparato construido por Cárdenas y el Partido de la

Revolución Mexicana PRM, con sus ligas y sindicatos de obreros y campesinos

corporativizados y con sus capitalistas organizados, resistió el embate del cambio

de sexenio y de la Segunda Guerra Mundial.

Al último periodo de gobierno administrado por un militar le correspondió, en las

entidades de Guanajuato y Durango, terminar con la resistencia de los pertinaces

rebeldes de la Segunda Cristiada.

Mientras que, en Europa y Asia, se decidía el destino de la humanidad, en la

Segunda Guerra Mundial y los Estados Unidos se afiliaban al bando de los

aliados, vía el Océano Pacífico, en México se observaba un incremento en el

número de los grupos sinarquistas, en diversas partes del país. Sintiéndose

fuertes, los sinarquistas de Salvador Abascal realizaron la fracasada intentona de

colonización del territorio de Baja California Sur.

El hundimiento del barco petrolero Potrero del Llano y otros buques tanque con

bandera mexicana, en aguas del Golfo de México, por parte de los nazis

alemanes, obligó al Gobierno Mexicano a declarar la guerra a las potencias del

Eje.

La participación de México en la Segunda Guerra Mundial se hizo efectiva con el

envió del Escuadrón Doscientos Uno, de la Fuerza Aérea Expedicionaria

Mexicana, a los frentes de guerra del Océano Pacífico. Otra de las formas de

participación del país en la lucha contra las potencias del Eje, sentando las bases

de una nueva relación con los Estados Unidos, fue la del envío de braceros a los

campos de trabajo agrícola de los Estados Unidos, para sustituir a los hombres

que, de ese país, fueron enviados a pelear a los frentes de guerra de Europa y del

Pacífico.

364

Durante el sexenio de Ávila Camacho, la guerra propició un nuevo trato con los

Estados Unidos y la distensión de relaciones, tirantes desde la expropiación

petrolera y, al finalizar el conflicto, con Miguel Alemán se franqueó el ingreso de

las inversiones estadounidenses en México, por lo que, en los litigios entre obreros

y compañías extranjeras, se optó por favorecer a estas últimas, al igual que a la

central obrera que aglutinaba a la mayor fuerza trabajadora del país, la

Confederación de Trabajadores de México, CTM, cuyo dirigente original, Vicente

Lombardo Toledano, fue removido por líderes emergentes, como Fidel Velázquez.

Al inicio del sexenio avilacamachista, en el censo oficial se consignaba que el

estado de Durango contaba con 483,829 habitantes, que representaban una

quinta parte más que los durangueños que había en 1930.

Un oficial cristero, el general Lorenzo Ávalos, el general cristero Federico Vázquez, el gobernador Elpidio G. Velázquez y otro oficial cristero el día de

la amnistía en la Décima Zona Militar 383

383 Un oficial cristero, el general Lorenzo Ávalos, el general cristero Federico Vázquez el gobernador Elpidio G. Velázquez y otro oficial cristero el día de la amnistía en la Décima Zona

365

Sin embargo, en el ámbito regional, específicamente en los municipios de

Mezquital, Pueblo Nuevo y Durango, en 1941, la historia era diferente a la del

resto del país y todavía se seguía escuchando aquel viejo grito de guerra de: ¡Viva

Cristo Rey!.

El lunes 24 de febrero de 1941, Federico Vázquez enviaba un aviso al

gobernador del estado, general Elpidio G. Velázquez informándole de su intención

de amnistiarse de manera definitiva.

Ante semejante oportunidad, Velázquez se dirigió de inmediato, de la Región

Lagunera, donde se encontraba, a Santiago Bayacora para entrevistarse con los

alzados. El general Velázquez y sus acompañantes salieron de una troca (camión)

chica al lugar mencionado, donde sostuvo larga entrevista con Federico Vázquez. 384

Militar; en: VELÁZQUEZ, ELPIDIO. Mi primer año de gobierno, Durango, Departamento de Publicidad y Turismo del Gobierno del Estado de Durango, 1941, p. 111. 384 Diario de Durango, miércoles 26 de febrero de 1941.

366

Los últimos cristeros en el momento de la amnistía, al fondo el muro de la X Zona Militar 385

Luego de la entrevista, Vázquez y Velázquez, junto con la tropa de cristeros

amnistiados, se dirigieron a la Comandancia de la Décima Zona Militar, en el cruce

de las calles de Hidalgo y Aquiles Serdán, de la ciudad de Durango, donde los

rebeldes hicieron entrega de sus armas y, a Federico Vázquez, se le permitió

tener cinco hombres armados, para su propia seguridad. Acto seguido, se les hizo

entrega de salvoconductos. Por su parte los cristeros, cinco con grado de oficiales,

y 22 de tropa, incluido Vázquez hacían promesa formal de retornar al trabajo. El

último cristero del país, Federico Vázquez, está pacificado.

En septiembre de 1941, durante su primer informe de gobierno, ante el Congreso

del Estado, el general Elpidio G. Velázquez declaraba:

Desde hace algunos años la población, especialmente campesina,

avecinada en las estribaciones de la Sierra Madre Occidental, al suroeste

del estado, no podía dedicarse tranquilamente a sus labores de producción

debido a la constante amenaza de algunos grupos de gente armada a

cuyas depredaciones se temían; siendo el más numeroso el encabezado

por el General Federico Vázquez que, en multitud de ocasiones, evadió el

contacto con las fuerzas federales encargadas de lograr la pacificación de

esta extensa zona.

Fue mi intención avocarme a la resolución este problema de intranquilidad

social luchando por entenderme directamente con el cabecilla mencionado,

propósito que logré con todo éxito puesto que, en unos cuantos días, se

logró su rendición y la del grupo a sus órdenes evitándose un

derramamiento de sangre interviniendo personalmente acompañado del

gral. Lorenzo Ávalos, siéndome satisfactorio poder informar a ustedes que

la paz y la tranquilidad han vuelto a los hogares y todos los ciudadanos de

esa región se dedican a sus trabajos y el gral. Vázquez se ha puesto en 385 Los últimos cristeros en el momento de la amnistía, al fondo el muro de la X Zona Militar; en: VELÁZQUEZ, ELPIDIO. Mi primer año de gobierno, Durango, Departamento de Publicidad y Turismo del Gobierno del Estado de Durango, 1941, p. 111.

367

contacto directo con el señor Presidente de la República y Autoridades

Militares de esta entidad, dedicado ya a sus labores agrícolas. Con igual

finalidad tomé participación en la rendición del grupo armado que en la

región Norte encabezan Ismael Palma y Melitón Lozoya, logrando idénticos

resultados. 386

Las cosas de la posguerra municipal en el Mezquital, Pueblo Nuevo y Durango, no

iban a ser sencillas y ya para marzo de ese año, los ejidatarios de Pilar de

Zaragoza, municipio de Mezquital, se quejaban ante el Gobierno de que los ex

rebeldes cristeros intentaban despojarlos de sus terrenos de labranza, se

rumoraba también un nuevo levantamiento. Sin embargo la paz iba ganando

terreno.

Ya sin reconocimiento de la Guardia Nacional Cristera, Pedro Carranza intentó

aún levantar la fogata de Cristo, en el municipio de Tamazula, muriendo en el

intento al tirotearse con los federales, en julio de 1942. Vivir en paz, en compañía

de los aguerridos cristeros, era cuestión de paciencia.

Entre 1940 y 1944, Vázquez se transformó en el cacique de la región cristera de

Durango, situación que, para el Gobierno, representaba cierta fuerza política

que, en cualquier momento, podía ser movilizada formalmente.

Cuando se amnistió Vázquez, estaba de gobernador Elpidio Velázquez;

éstos quizás eran muy cuates, como luego dicen, porque le dio toda clase

de garantías haciéndolo jefe forestal y otros cargos más.

Este, cuando se vio con esos cargos, se fue a Santiago, allí empezó a

hacer cuanto él quería con los pobres poblanos (tepehuanes y huicholes)

imponiéndoles cuotas muy altas, estableciendo uniones, como por ejemplo,

Unión de Veteranos y no dejándolos trabajar libremente y multándolos

cuando hacían cosas que a él no le caían bien; él era el único que era todo,

él era el jefe del cuartel, el que representaba el pueblo y en fin, él era todo;

386 VELÁZQUEZ, ELPIDIO. Mi primer año de gobierno, Durango, Departamento de Publicidad y Turismo del estado de Durango, 1941, p. 111.

368

sin acordarse de cuando andábamos sufriendo todos en la sierra, en vez de

hacer por los del pueblo, era su primer enemigo. 387

En 1944, misivas, telegramas y recados al Ejecutivo Federal, solicitaban una plaza

burocrática para el ex general Federico Vázquez, ya que el nombramiento que se

le había otorgado al amnistiarse le había sido retirado. 388

Luego de algunos problemas de tipo administrativo, con el Gobierno del Estado;

durante el periodo de Blas Corral….

Fue una comisión a Santiago, a poner mal en contra de Quico Vázquez y el

gobernador ordenó que ya no anduviera metiendo en ningún asunto y que

si tenía otra queja de él, se procedería en su contra. 389

Era ya el año de 1945 y, considerando las declaraciones del gobernador como una

amenaza formal, hombre de pocas palabras, Federico Vázquez se retiró hacia El

Varal. En el Gobierno se sospechó de este movimiento y se interpretó como un

nuevo intento de alzamiento cristero, en tiempos en que México ya participaba en

la Segunda Guerra Mundial y Hitler sucumbía en Alemania.

Pero el nuevo gobernador decidió apagar de una buena vez aquella única

brasa de rescoldo que sobraba.

Mandó diez mezquitaleños que se apostaran en los potreros de Federico.

A dos fuegos lo tumbaron de su caballo El Quelite. 390

Así, el Diario de Durango, en una de sus ediciones más vendidas, la del 21 de

marzo de 1945, noticiaba, en su encabezado de primera plana: Acribillado a

balazos pereció el ex temible cristero, Federico Vázquez.

La prensa daba razón de que, la muerte de Vázquez, había sido en el campo

maderero denominado Los Ejes. El último cristero, emboscado por sus enemigos,

no tuvo ninguna oportunidad de defenderse.

Corrido de Federico Vázquez.

Anónimo

387 CAMPOS, FRANCISCO. “Memorias de Santiago Bayacora”, Op. Cit., p. 60 a 61. 388 AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. 710.11/207. 389 CAMPOS, FRANCISCO. Op. Cit., p. 63 390 ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Op. Cit., p. 231.

369

Manuscrito inédito, comunicado por el corridista Abel Martínez, en la plazuela

Baca Ortiz, de la ciudad de Durango, recogido por Antonio Avitia en 1991.

(ilegible)

defendieron a su pueblo

contra fuerzas federales,

les querían cerrar el templo,

órdenes presidenciales.

(ilegible) el primer combate

que aquellos hombres tuvieron,

(ilegible) toda la sierra

allí moría mucha gente,

otros desaparecieron.

La causa que ellos peleaban

en aquella rebelión,

no querían que un mal gobierno

quitara la religión

ellos mismos se impusieron

aquella noble misión.

Así fue como surgieron

aquellos hombres cabales,

no midieron el peligro

lo tuvieron a raudales

por eso fue que llegaron

a ser grandes generales.

Después de tantas peleas

370

Trinidad siempre cayó,

y en el año del cuarenta

Federico se amnistió.

Así tuvo su final

aquella revolución.

Todavía para el día 27 de mayo de 1945, los bandoleros-cristeros del municipio de

Tamazula, Ubaldo Gamboa, Juan Carrancio y Pedro Carrancio, de la banda de

José Sánchez, eran abatidos por las tropas de la Defensa de Los Remedios,

comandados por Pedro Sámano.

De esta manera y completamente desvinculada de todos sus adeptos

conservadores finalizaba en la Sierra Madre Occidental de Durango, la lucha por

el Caudillo Sagrado y por los bosques tepehuanes. Pugna remanente del conflicto

nacional entre el moderno Estado Mexicano y la cruz de la Iglesia Católica

contemporánea.

371

VI El caso literario de Antonio Estrada

Durante la presentación de la segunda edición de Rescoldo. Los últimos cristeros,

de Antonio Estrada, en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, de la

ciudad de México, en 1989, Jean Meyer declaró:

Me dijo Juan Rulfo que, para entender a la Cristiada, habría que leer

una de las mejores cinco novelas mexicanas como es Rescoldo. 391

El mismo Jean Meyer, en su libro La Cristiada recogió la opinión ampliada de Juan

Rulfo sobre Antonio Estrada y Rescoldo:

Antonio Estrada, hijo del jefe cristero de Durango, Florencio Estrada, muerto

en combate en 1936, cuenta sencillamente, escuetamente, la reanudación

de la guerra en 1934 y la búsqueda de la muerte. Un lenguaje

perfectamente dominado, al servicio de un pensamiento tan claro como

simple, hace de este libro (Rescoldo. Los últimos cristeros) el único libro,

obra novelesca y obra histórica, escrito sobre los cristeros. 392

Sobre Rescoldo, al paso de los años: Jean Meyer, Guy Thiebaut, Vicente Leñero,

José Luis Martínez, Christopher Domínguez Michael, Adolfo Castañón, Juan José

Doñán, Ángel Arias Urrutia, Alicia Olivera de Bonfil, Agustín Vaca, María del

Carmen Lucía Ramírez Coronado, Irma Angélica Camargo Pulido, María Rosa

Fiscal, Luisa Paulina Nájera Pérez, Xorge del Campo y Álvaro Ruiz Abreu, entre

otros, han multiplicado los análisis, estudios, comentarios y críticas que ponderan

la alta calidad literaria de la novela. Al respecto; Adolfo Castañón señala que:

La eficacia de Antonio Estrada en Rescoldo, una de las grandes novelas

mexicanas deliberadamente desconocida por la crítica oficial, consiste entre

otras cosas en lograr un injerto bilingüe dentro de una obra literaria escrita

en español. Y no sólo eso: Rescoldo y La sed junto al río constituyen

391 GIL OLMOS, JOSÉ. “Rescoldo. Los últimos cristeros, vuelve a prensas luego de 28 años”, en: El Nacional, Sección Cultura, México, domingo 12 de marzo de 1989, p. 2. 392 MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I, México, Ed. Siglo XXI, 1977, p.404

372

también lecturas alternativas, diferentes, del territorio del noroeste de

México. 393

En relación a la parcialidad histórica e ideológica de Rescoldo, Agustín Cortés

Gaviño señala que Antonio Estrada:

No pretende defender ninguna tesis de manera apriorística sino que se

limita a narrar los acontecimientos con todas sus contradicciones, porque su

dramatismo no parte de las opiniones del autor sino del lógico desarrollo de

las situaciones y porque será la narración misma la que nos entregue la

posición ideológica no del autor sino de los personajes de la obra. (...)

Rescoldo es en realidad la única novela cristera que nos permite

acercarnos a lo que significó ese movimiento en el ánimo de los hombres

que lo vivieron, un tanto al margen de las causas sociales y políticas y los

intereses económicos que lo auspiciaron queriendo sacar las castañas con

la mano del gato. Nos permite, al margen también de sus motivaciones,

entender y hasta dolernos de las peripecias de ese puñado de hombres que

terminaron aislados, abandonados y combatidos tanto por sus enemigos

como por sus supuestos aliados, por quienes habían conformado su propio

bando. 394

La historia narrada en Rescoldo corresponde directamente a la vida personal del

propio Antonio Estrada. En La Cristiada, Jean Meyer cita repetidas veces la novela

Rescoldo y en el tomo I, el mismo Meyer comenta que “Rescoldo es una novela a

todo punto notable en cuanto al fondo y al contenido”. 395

Antonio Estrada Muñoz nació en el poblado de Santa María de Huazamota,

municipio de Mezquital, en el estado de Durango, el 23 de octubre de 1927 y fue

hijo del coronel cristero Florencio Estrada García y de Doña Dolores Muñoz. A la

edad de 7 años, el niño Antonio Estrada y su familia se encontraban en la Sierra

del Mezquital y, mientras Florencio Estrada luchaba en la Segunda Rebelión 393 CASTAÑON, ADOLFO. Arbitrario de la Literatura mexicana, México, Ed. Vuelta, Colección Paseos # 1, 1993, p.84 394 CORTES GAVIÑO, AGUSTÍN. La novela de la Contrarrevolución Mexicana (La novela cristera), México, Tesis de Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1977, pp.59 a 60. 395 MEYER, JEAN. Op. Cit., p.404.

373

Cristera, contra las fuerzas federales y sus cuñados los Muñoz (caciques de

Huazamota), doña Dolores huía constantemente con sus hijos, escondiéndose en

las cuevas de la sierra y sufriendo hambres y frío para sobrellevar la lucha en la

Segunda Rebelión.

Florencio Estrada, Antonio Estrada y Dolores Muñoz 396

En 1936, al morir el coronel Florencio Estrada, doña Dolores se trasladó con sus

hijos a la ciudad de México. Los hijos fueron internados en la Escuela para

374

Huérfanos de Cristeros, en Mixcoac, Distrito Federal, y doña Dolores sin muchas

opciones se puso a trabajar como sirvienta.

Antonio, Florencio, Adolfo y Rogelio Estrada Muñoz, alumnos de la Escuela para Huérfanos de Cristeros 397

Al egresar de la Escuela para Huérfanos de Cristeros (Asilo de la Divina Infantita),

donde hizo los estudios de primaria, secundaria y latín, el joven Estrada se

396 Florencio Estrada, Antonio Estrada y Dolores Muñoz. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica. 397 Antonio, Florencio, Adolfo y Rogelio Estrada Muñoz, alumnos de la Escuela para Huérfanos de Cristeros, 1939, Archivo fotográfico personal de Adolfo Estrada Muñoz, facilitada por él mismo, recogida por Antonio Avitia, en Huazamota, 1995.

375

matriculó en el Seminario Conciliar de León, Guanajuato. Allí cursó Filosofía,

Letras y Teología.

Recién casado con la yucateca Dora Maldonado, Antonio Estrada se dedicó a

trabajar de lo que saliera, e incluso fue velador en una fábrica de colchas en

Zumpango, Estado de México.

En 1953, Antonio Estrada, ingresó a la Escuela de Periodismo Carlos Septién, en

ese periodo estableció amistad con su condiscípulo Vicente Leñero y por esa

misma época se relacionó con Juan Rulfo. En 1955 Estrada comenzó a escribir

Rescoldo. Mientras tanto, como ejercicio del oficio, cubría gratis la fuente policiaca

de El Universal Gráfico. 398

Para 1959, Estrada tiene terminada su novela Rescoldo. Mientras escribía sus

novelas y cuentos lograba sobrevivir trabajando de lo que fuera, haciendo

artículos, reseñas de libros y correcciones de estilo, entre otros trabajos, para

varias revistas y periódicos como: Mundo mejor, Señal, Gente, El Universal y la

revista Siempre a incluso trabajó en Elektra (las tiendas del catálogo).

Todos los escritores mexicanos saben que, de entrada, es difícil publicar una

novela en el país y posiblemente, a finales de la sexta década del siglo XX lo haya

sido más, el campo se estrecha todavía más, cuando el contenido de lo que se

pretende publicar no corresponde a los intereses de los patrocinadores de la

inversión editorial.

Estrada, como miembro del Ejército Libertador Cristero, no podía publicar su

obra en editoriales oficiales. La Iglesia, por su parte, tampoco se podía

comprometer en la publicación de Rescoldo, porque la novela no correspondía a

los lineamientos ideológicos del Episcopado y los conservadores quienes no

podían comprometerse a la ruptura de los términos de los arreglos de 1929, en los

que se especifica que los combatientes cristeros no podían ser tratados como

héroes y aparte porque, en Rescoldo, la Iglesia Católica no tiene la imagen ideal

de la santidad garantizada; las posibilidades de publicación se limitaban aún más

al saber que, en el Ejército Libertador Cristero, su dirigente, Aurelio Robles

Acevedo, sólo era capaz de publicar el periódico David. Todo esto sin tomar en

398 LEÑERO, VICENTE / Antonio Avitia, México, 1988.

376

consideración que, en los años sesentas del siglo XX, lo que más se leía en

México eran las historietas y no así los libros de puras letras. La única editorial que

en ese entonces, podía interesarse por Rescoldo era Jus, cuyo gerente, en ese

momento, era Salvador Abascal (ex dirigente nacional de la Unión Nacional

Sinarquista, UNS). La administración de Abascal en la editorial Jus, daba a ésta la

tendencia sinarquista de la derecha mexicana en sus textos. Los sinarquistas

guardaban serias diferencias ideológicas con la tendencia cristera. El catolicismo

social de los cristeros, no era muy compatible con el social cristianismo de los

sinarquistas. Además:

Publicar en Jus, en los años sesentas era condenarse al silencio, y no ser

considerado por la alta cultura mexicana, porque un libro de Jus era un libro

de derecha y era malo, aunque no se hubiese leído. 399

Así el panorama. La disyuntiva de Antonio Estrada estaba entre sufrir el silencio

de la alta cultura nacional y la corrección de sus textos por Salvador Abascal, o

que su obra nunca conociera los escaparates de las librerías ni las fichas de las

bibliotecas.

Abascal le corrigió varios libros hasta a José Vasconcelos, en Ediciones

Botas, y así se quedaron; era muy puritano. 400

Rescoldo pasó por la censura de Salvador Abascal, pero afortunadamente, el

retoque se limitó a las malas razones y los cabrones se escribieron como

carbones, y ante el enojo de Estrada, los hijos de la chingada de su novela, se

transformaron en hijos de la tiznada, pero no había alternativa de publicación. En

opinión de Adolfo Castañón las novelas de Estrada:

Son nuevos mapas de México o por lo menos mapas de un México

desconocido, geografía de un México no dividido por estados, sino vivido

según las fronteras naturales y los límites que los rancheros de la región y

las comunidades huicholes han establecido. Rescoldo de Antonio Estrada

es la crónica de una masacre y la novela misma es el fuego en ascuas, el

399 Ibíd., 400 LÓPEZ MENDOZA, JUAN / Antonio Avitia, México, 1988.

377

Rescoldo de aquel incendio cristero. Las obras de Antonio Estrada ilustran

cómo en México la literatura es estatal o no existe. 401

Las virtudes literarias de Rescoldo, así como su gran riqueza en la recreación del

lenguaje, evitan que la obra pueda ser juzgada a la luz de la exactitud histórica; a

pesar de ser un fiel ejemplo de la literatura testimonial, completamente original y

que nada tuvo que ver con los escritores de su tierra y de su tiempo, ganado por

un tema vivido y recurrente en una memoria infantil por demás lúcida, con una

compleja estructura narrativa.

El gran embrollo de la Segunda Rebelión Cristera que en el estado de Durango se

prolongó hasta 1941, con sus múltiples actores de: caciques Muñoz, Ejército

Federal, las compañías madereras, los tepehuanes y coras gobiernistas y las

defensas sociales de agraristas, versus los cristeros tepehuanes y mestizos, las

Bi-Bi, Brigada Invisible-Brigada Invencible o Brigadas Femeninas Santa Juana de

Arco, los miembros de la ACJM, Acción Católica de la Juventud Mexicana,

así como las miembros de la JCFM, Juventud Católica Femenina Mexicana, la

cada vez menos poderosa LNDLR, Liga Nacional Defensora de la Libertad

Religiosa, la Guardia Nacional y el Ejército Libertador Cristero del Estado de

Durango, ELCED, se mantuvo vigente, a pesar de que se había resuelto el

problema religioso y la cuestión de la educación socialista; y se transformó en una

lucha por la posesión y explotación del bosque y los minerales del Mezquital y por

la sobrevivencia de la etnia tepehuán.

En Rescoldo no hay objetividad histórica, como cristero, Florencio Estrada es

antigobiernista, en el periodo presidencial del general Lázaro Cárdenas del Río,

una de las épocas de mayor legitimidad del Estado Mexicano, pero Florencio

Estrada tampoco toma el partido de la Iglesia y los conservadores, toda vez que

estos lo han abandonado.

De esta manera Florencio Estrada toma el tercer partido, es decir, el bando

cristero. Los cristeros de Antonio Estrada se describen en Rescoldo casi como un

pequeño ejército loco, con un pensamiento que podría ser una primitiva relación

con la teología de la liberación, fuera de la jerarquía de la Iglesia y del Estado y 401 CASTAÑON, ADOLFO. Op. Cit., p.84.

378

sujetos sólo a las jerarquías militares del Ejército Libertador. Un ejército rescoldo

de la brasa de la Primera Cristiada que esperaba agarrar aire para volver a

prender el fuego de Cristo Rey, pero la leña del catolicismo social ya se había

quemado y estaba muy desparramada como para volver a encenderse.

El Ejército Libertador siguió existiendo, hasta los años sesenta del siglo XX,

aunque sin pelear y sin armas desde los cuarenta, hasta que el rescoldo se apagó

definitivamente.

Para la razón de Adolfo Castañón:

Vale la pena leer Rescoldo o La sed junto al río, de Antonio Estrada,

porque allí vemos surgir una mexicanidad, quizá por primera vez antiestatal:

Un México donde los representantes legales de la autoridad son retratados

como verdugos cancerberos, donde los héroes son los pequeños

campesinos que se oponen a la educación positivista, donde los mártires

son indistintamente criollos, mestizos o indígenas y lo más importante,

como en el caso de Antonio Estrada, un México donde mestizos, criollos e

indígenas no sólo comparten la cultura de estos últimos sino que se

inventan una especie de “patois” o dialecto híbrido de huichol y castellano . 402

En Rescoldo se introducen personajes de novela de tema cristero que no

aparecen ni aparecerán en las demás novelas de tema cristero. Se trata de los

cristeros indígenas no católicos. Coras, huicholes, tepehuanes y mexicaneros se

unieron a las Cristiadas, en pro y en contra, de acuerdo a intereses que poco o

nada tenían que ver con los templos y las sotanas, cosas extrañas y poco

frecuentes en el ámbito serrano. El encuentro y la tensión ritual y litúrgica junto

con las tragicómicas situaciones sincréticas, aportan a Rescoldo una originalidad

sin similitudes en la literatura mexicana.

Entre 1961 y 1962 Antonio Estrada radicó en San Luis Potosí, ahí participó en el

Movimiento Navista, que dirigió el doctor Salvador Nava, contra el cacique

potosino Gonzalo N. Santos; y Estrada en su reportaje político La grieta en el

402 Ibíd., p.84

379

yugo, recogió la secuencia del movimiento, compiló corridos y testimonios de la

lucha contra quien él llamó El Señor del Cargaleote y señaló la participación de la

UNS, Unión Nacional Sinarquista, de San Luis Potosí, en la lucha contra Santos.

Como consecuencia de la publicación en la primera edición de La grieta en el

yugo, Antonio Estrada se vio obligado a huir de San Luis Potosí, junto con su

esposa y sus entonces tres hijos, hasta Mérida, Yucatán, para salvarse de la

persecución de los esbirros de Gonzalo N. Santos, toda vez que los secuaces del

cacique, sin el menor escrúpulo, prendieron fuego a la primera edición del libro de

Estrada, aunque rápidamente se hizo una segunda edición.

Como narrativa literaria, La grieta en el yugo tiene poco valor, en algunos

momentos el texto es tan combativo que raya en el panfleto, es más bien, como su

nombre lo dice, un reportaje político.

En la lucha política potosina de principios de los años noventa del siglo XX, La

grieta en el yugo fue uno de los textos que inspiró el nuevo brío del movimiento

democrático del doctor Salvador Nava.

En agosto de 1964, El Universal publicó el cuento Vente, pasmao con el que

Estrada ganó el concurso mensual de la sección dominical, Revista de la semana,

del citado periódico. Vente, pasmao también aparece en el libro de cuentos

Narrativa típica y trata del reencuentro amistoso de dos alejados ex enemigos de

la Sierra de Durango.

Para agosto de 1965, el número 4 de la revista El Cuento publicó Los benditos,

como parte de la colaboración de los lectores a la revista. En Los benditos se

narran algunas costumbres de la etnia tepehuán y su relación con los vecinos

(mestizos). La misma revista en su número 13 ofreció a sus lectores el cuento El

Sombrero. En este relato hay una gran similitud de situación con la muerte de

Florencio Estrada, en Huejuquilla el Alto, Jalisco; visto por su hijo, pero el autor

decidió cambiar el tiempo del relato y en lugar de ubicarlo en medio de la Rebelión

Cristera, lo establece en medio de la Revolución, asimismo el espacio lo sitúa en

Sombrerete, Zacatecas, y al personaje le trueca el nombre por el ficticio Emeterio

Sosa, cuyo sombrero es llevado por los federales, como trofeo de guerra, ante la

380

mirada impotente del hijo. Es posible que para ese momento, Estrada ya no

quisiera publicar sobre los cristeros.

Estrada siguió escribiendo en condiciones por demás difíciles y a principios de

1967, sale a la circulación La sed junto al río, que es la novela menos estudiada

de Estrada, de la que pocos han gozado su complicada, pero bien lograda,

estructura literaria y que se refiere al limitado campo de decisión de las mujeres,

en el ámbito rural de los años cincuentas del siglo XX.

En las fojas de La sed junto al río, editorial Jus enumera las obras de Estrada y se

compromete a publicar sus textos inéditos: Rescoldo, con un tiraje de 4 mil

ejemplares, publicada en 1961. La sed junto al río, con un tiraje de 3 mil

ejemplares y publicada en 1967 y Los indomables, que la editorial anunciaba

como, en prensa. Las tres novelas anteriores conforman el Tríptico duranguense,

de novela costumbrista de Antonio Estrada.

También se menciona en las fojas de La sed junto al río: La grieta en el yugo

(reportaje político-caso San Luis Potosí) con dos ediciones: la primera en enero de

1963 y la segunda en junio de 1963, de 5 y 10 mil ejemplares respectivamente.

De la misma manera se anunciaba la próxima aparición de la novela moderna La

buena cizaña y de la colección de relatos Narrativa típica-Fábula popular.

Lo cierto es que sólo Rescoldo, La sed junto al río y La grieta en el yugo y algunos

cuentos, son las únicas obras de Antonio Estrada que han conocido los tipos de la

imprenta. Se preguntaba Adolfo Castañón:

¿No es significativo que novelas como las de Antonio Estrada: Rescoldo y

La sed junto al río no hayan sido ampliamente reeditadas y que incluso

existan, hasta donde sabemos, manuscritos inéditos de este autor admirado

por Juan Rulfo?. 403

En 1967 Jean Meyer se comunicó con Estrada y éste le aclaró algunos puntos

sobre la Segunda Rebelión Cristera y le señaló la verdadera historia de Valentín

de la Sierra, que también se incluye en la Narrativa típica.

Para ese entonces la situación económica del novelista había mejorado

parcialmente, trabajaba como director de la revista interna de la compañía ICA,

403 Ibíd.., p.363.

381

Ingenieros Civiles Asociados, mientras que la Secretaría de Educación Pública, en

México, lo tenía registrado como el número uno para ser presentado, en junio de

1968, dentro del ciclo: Los narradores ante su público, como parte de los festejos

de la Olimpiada Cultural.

Todo iba bien, pero desde diciembre de 1967, el escritor comenzó a sentirse mal y

el 7 de abril de 1968 un infarto al miocardio terminó con su creativa existencia.

La historia de los textos inéditos de Estrada es por demás lamentable, la suerte de

Los indomables fue que unos dos meses después de la muerte de Antonio

Estrada, su viuda recibió, del Fondo de Cultura Económica, el legajo mecanoscrito

de Los indomables y una carta, en donde, además de darle el pésame, le

comunicaban que, como su marido ya había fallecido, no tenía sentido la

publicación de su texto. La edición de Los indomables hubiera completado el

Tríptico Duranguense, ambientada en el seno de la etnia tepehuán.

Del libro de cuentos Narrativa típica, varios se han publicado, de manera aislada.

Esta serie de cuentos se desarrollan en la zona que comprenden los límites entre

los estados de Durango, Jalisco, Zacatecas y Nayarit, pedazos de estados llenos

de sierra caliente e inaccesible, donde prendieron con mayor fuerzas las

Rebeliones Cristeras.

El estilo literario natural de Antonio Estrada fue el costumbrismo. Según Thiebaut:

Estrada no representó a la parte ortodoxa de la literatura cristera, sino más

bien la parte disidente y la fuerza literaria y el tema de Rescoldo superan su

estilo costumbrista. 404

Sin importar lo anterior, en La buena cizaña, Estrada incursionó en un estilo más

moderno, al narrar el conflicto moral de un sacerdote católico que rompe el

celibato y las presiones a las que se ve sometido por parte de la curia y por la

cizaña de la asidua e insidiosa feligresía.

Antonio Estrada fue bien querido por sus amigos escritores, al momento de su

muerte, algunos de ellos abrieron una cuenta bancaria a nombre de su viuda Dora

Maldonado, y Juan Rulfo, el entrañable amigo de Estrada, nunca olvido depositar

dinero a la cuenta de doña Dora:

404 THIEBAUT, GUY. / Antonio Avitia, México, 1986.

382

Juan Rulfo nos mandaba dinero al banco cada mes, ese señor nos ayudó

mucho, aunque nunca lo conocí. 405

Luego de una campaña periodística y de las recomendaciones de Jean Meyer, en

1989, editorial Jus volvió a imprimir Rescoldo y La sed junto al río; sin embargo,

nadie se ha ocupado de los inéditos del escritor. En el mismo año, Christopher

Domínguez Michael, en su Antología de la narrativa mexicana del siglo XX, primer

tomo, reproduce dos capítulos de Rescoldo y cita algunos reconocimientos al valor

literario del mismo, como parte importante de la literatura nacional.

Haciendo una desinteresada apología del escritor, Jean Meyer escribió sobre

Estrada en los siguientes términos:

Valiente, publicó reportajes atrevidos sobre el caciquismo en Baja California

y San Luis Potosí; a la hora del movimiento cívico potosino encabezado por

el doctor Nava se la jugó publicando La grieta en el yugo, libro que le valió

la persecución, los sustos, el acoso constante que le llevaron a una muerte

prematura. Juan Rulfo admiró su talento y lo defendió en la Casa del

Escritor Mexicano (…) Rescoldo debería figurar en la colección Lecturas

Mexicanas. 406

En el ambiente globalizado, el lenguaje arcaico de las zonas aisladas del país se

torna como algo extraño, por su gran riqueza de vocablos y sus estilo coloquial, si

volteamos a la provincia, veremos que Estrada narra, con ese lenguaje casi

olvidado, una realidad que para algunos es del siglo diecinueve, pero que en la

cuarta y quinta décadas del siglo XX, era vigente en el Mezquital.

Estrada dejo inéditos varios textos; las novelas: Los indomables y La buena cizaña

y el libro de cuentos Narrativa típica al que; al parecer, quería cambiar el título por

el de Sembrar un manantial.

Inéditos e inconclusos quedaron el ensayo Los cristeros y la Literatura y las

novelas: La tierra era blanca, El enemigo y Cinco mujeres. Todos los inéditos de

Antonio Estrada son propiedad de la familia que le sobrevivió.

405 ESTRADA, DORA MALDONADO VIUDA DE. / Antonio Avitia, México, 1988. 406 MEYER, JEAN. “Valentín de la Sierra, Historia de un mito”, en: Sábado, Suplemento del periódico Uno más uno, México, 11 de febrero de 1989, p. 4.

383

En el año de 1999, editorial Jus sacó a la venta la tercera edición de Rescoldo,

esta vez con el número 6 de la Colección Clásicos Cristianos y con prólogos de

José Luis Martínez y Jean Meyer. En la tercera edición de Rescoldo se corrigieron

los yerros que, como producto de la corrección de Salvador Abascal, aparecieron

en la primera y segunda ediciones, además se le añadió un vocabulario para

explicar el significado de algunos regionalismos y palabras de origen tepehuán.

En la primera edición de Rescoldo, el tiro fue de cuatro mil ejemplares. En la

segunda de tres mil y en la tercera de dos mil. En total, durante 42 años, sólo

nueve mil ejemplares de Rescoldo han circulado por las librerías y bibliotecas del

país. La obra de Antonio Estrada Muñoz incluye:

Novela: Rescoldo. Los últimos cristeros, 1961. La sed junto al río, 1967. Los

indomables, inédita. La buena cizaña, inédita. Cuento: El Cura de los muertos,

1964. La cruz de la huertera, 1964. Los benditos, 1964. El sombrero, 1965. El

pañito, 1968. La gavilla, 1968. La otra mejilla, 1968. Leandra, 1968. La cita, 1968.

El lobo, 1989. Udocio Mister, 1989. Valentín de la Sierra, 1989. Vente pasmao,

1989. Remedios, 2000. Suerte de San Antonio, 2000. Cómo nacen las culebras,

2001. Sembrar un manantial, 2001. Narrativa típica-Fábula popular- libro de

cuentos inédito. Ensayo: Figuras durangueñas, 1964. Los tepehuanes. La tribu

más desconocida en la República, 1964. ¿Hubo Pigmeos? Por tierras

durangueñas. Testimonios de que poblaron Bardantam, 1964. Recorrido

inolvidable. Un camino de prodigio para llegar a Durango, 1964. Reportaje Periodístico: La Grieta en el Yugo, 1963. 407

407 CAMARGO PULIDO, IRMA ANGÉLICA. Rescoldo, Los últimos cristeros de Antonio Estrada. Valor literario e histórico en sincronía, México, tesis de Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 2003. Ver también: MARTÍNEZ., JOSÉ LUIS. “La mejor novela cristera”, en: ESTRADA, ANTONIO. Rescoldo, México, Editorial Jus, Tercera edición, Colección Clásicos Cristianos # 6, 1999, pp.5 y 6. MEYER, JEAN. “Rescoldo”, en: ESTRADA, ANTONIO. Rescoldo, México, Editorial Jus, Tercera Edición, Colección Clásicos Cristianos # 6, 1999, pp.7 a 11. DOMÍNGUEZ, MICHAEL, CHRISTOPHER. Antología de la narrativa mexicana del siglo XX, Tomo I, México, Fondo de Cultura Económica, Colección Letras Mexicanas, 1989, pp. 51 a 53 y 423 a 434. MARTÍNEZ, JOSE LUIS y CHRISTOPHER DOMÍNGUEZ MICHAEL. La Literatura mexicana del siglo XX, México, CONACULTA, 1995, pp. 98 a 99. MUSACCHIO, HUMBERTO. Milenios de México. Diccionario enciclopédico de México, Tomo I, México, Raya en el Agua, 1999, pp. 922.. Ver también: THIEBAUT, GUY. Le Contre-Révolutión mexicaine á travers sa Littérature,.Paris, L’Harmattan, l997, pp. 300 a 301. CAMPO, XORGE DEL. Diccionario ilustrado de narradores Cristeros, Zapopan, Jalisco, Editorial Amate, 2004, pp. 37 a 38. CORTES GAVIÑO, AGUSTÍN. La novela de la Contrarrevolución Mexicana (La novela cristera) ,

384

Portada de la primera edición de Rescoldo 408

México, Tesis de Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1977,pp. 59 a 62. NÁJERA PÉREZ, LUISA PAULINA. La narrativa cristera (Visión panorámica), México, Tesis de Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas, Facultad de filosofía y Letras de la UNAM, 1986, p. 101. OCAMPO, AURORA M. y Col. Diccionario de escritores mexicanos, Desde las generaciones del Ateneo y novelistas de la revolución hasta nuestros días, Tomo II (D – F), México, UNAM / Instituto de Investigaciones Filológicas, 1992, pp. 139 a 140. 408 Portada de la primera edición de Rescoldo. ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Rescoldo, los últimos cristeros, ed. Jus, colección Voces Nuevas # 17, México, 1961.

385

Antonio Estrada Muñoz, en 1950 (circa) 409

409 CAMARGO PULIDO, IRMA ANGÉLICA. Rescoldo, Los últimos cristeros de Antonio Estrada. Valor literario e histórico en sincronía, México, tesis de Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 2003.

386

Antonio Estrada, el rescoldo de los cristeros, en la ciudad de México, en 1960 (circa) 410

410 Antonio Estrada, el rescoldo de los cristeros, en la ciudad de México. Archivo personal de doña Dora Maldonado viuda de Estrada, facilitada por ella misma recogida por Antonio Avitia, en la ciudad de México, en 1988.

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Rescoldo. Los últimos cristeros, de Antonio Estrada Muñoz, 1961 Reseña: En un día, de la década de los cincuenta, del siglo XX, Antonio Estrada y

su madre Dolores Muñoz recién acaban de llegar a Huejuquilla El Alto, Jalisco y

visitan los lugares en donde el coronel Florencio Estrada, padre y esposo de

ambos respectivamente, peleó y murió durante la Segunda Rebelión Cristera.

Doña Dolores se acuerda de muchos detalles del final hacia atrás y Antonio

recuerda mejor iniciando por el principio de los acontecimientos.

El 15 de septiembre de 1934, en el Mezquital, en medio de la gran fiesta por la

Independencia de México. Florencio Estrada goza de la compañía de su amigo, el

mayor Ignacio Tejeda.

El Mayor Tejeda se duele que su amigo Florencio no haya aceptado adherirse al

gobierno, toda vez que sabe que Florencio Estrada siempre será cristero y que

será inútil el intentar disuadirlo de su forma de pensar. En un duelo de coplas, el

Mayor Tejeda inquiere, cantado, la filiación de los serranos a la Segunda Rebelión

Cristera que es dirigida por Lauro Rocha. Sin embargo, en ese momento todos

aprecian la paz y la fiesta mexicana.

Días después, Florencio le comunica a su angustiada esposa que de nuevo van a

tener que irse a la sierra a pelear por Cristo Rey, que habrá una nueva

Revolución. De inmediato, Florencio se ajuarea de rebelde y carga hasta con las

ollas, en su caballo y sus machos. El Galafre y El Sultán, los perros de la familia,

lo siguen fieles.

A campo abierto y durante la travesía, la familia entera llora su suerte. Algunos

habitantes de Mezquital, huyendo de la inminente guerra, toman camino para

Fresnillo, Zacatecas. Mientras avanzan en su huída hacia la sierra, los niños

Estrada observan el arribo de los soldados federales. La huída se hace

desesperada, bajo la metralla federal y en medio de los carrizales. Los soldados

se llevan todo lo que los mezquitaleños cargaban. Florencio intenta y logra

distraerlos y después se vuelve a juntar con su familia. Para ese momento los

soldados han tomado otro camino.

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Florencio Estrada da lectura a una misiva que le ha enviado su amigo el

Gobernador del Estado de Durango, en la cual se le conmina a salir del territorio

estatal porque sus enemigos, Los Muñoz de Huazamota; hermanos de Dolores y

a la vez sus cuñados, han logrado que el gobierno federal ordene su persecución

y fusilamiento. Florencio también lee otro oficio, éste emitido por el General de

Brigada Comandante de la Décima Zona Militar en el que se entera de que los

efectivos del ejército regular tienen la orden literal de acabar con él.

Se trata de la cacería de las cabezas que han quedado de la Primera Rebelión

Cristera. De hecho, únicamente quedan los jefes cristeros de Durango y éstos, a

su vez, reflexionan si no será mejor emigrar a otros lugares antes que pelear otra

nueva guerra.

Florencio Estrada rememora cuando se alistaron a la Primera Rebelión, de cómo

regresó de los Estados Unidos para levantarse y el solemne juramento que todos

los cristeros hicieron, en el Sagrario de Durango, ante Dios y por la defensa de la

religión.

En la noche siguiente, los mezquitaleños perseguidos y atosigados rompen el

cerco que les han puesto los soldados federales. Los que huyen son: Florencio,

Dolores, la tía, los hijos, Sotero, el peón indígena, y Altagracia, la sirvienta

tepehuán.

Los Estrada logran ponerse relativamente a salvo y se improvisan bastimentos

silvestres. Logran juntarse con otras familias perseguidas y juntos ven con una

gran pena y desolación cómo el humo, que sale de sus casas incendiadas por los

soldados, se eleva al cielo.

En la sierra, cualquier sospechoso de ser cristero es liquidado sin ningún

cuestionamiento. Los mezquitaleños lloran la muerte de sus pueblos y en medio

de la desgracia rezan rosarios y cantan himnos cristeros, enarbolando la bandera

del Ejército Libertador Cristero.

Don Atilano, un anciano ex villista que tiene por familia a una nieta, desenvuelve

un papel en el que se declara la justicia de la Cristiada, supuestamente firmado

por el Papa Pío XI. En el texto se lee la promesa del cielo ganado al luchar la

guerra por Cristo Rey. Al cuestionársele la validez del documento para la Segunda

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Rebelión Cristera, después de los arreglos. Don Atilano responde que Lo escrito.

Escrito está.

A los involuntarios y atosigados cristeros de la Segunda Rebelión se les junta

gente de Nombre de Dios y miembros de la ACJM de la ciudad de Durango.

Entonces hace su aparición El Jabalín, corridista oficial de los cristeros de

Durango. Los acejotaemeros declaran que no tienen ligas con sus correligionarios

citadinos.

Los soldados que persiguen a los cristeros dan muerte a La Novia, la mejor vaca

de los Estrada y se reparten su carne. Los Estrada le lloran, La Novia era como de

la familia.

Los soldados continúan con el incendio y el saqueo de los pueblos y el arreo del

ganado, mientras que a lo lejos, los cristeros se despiden de sus animales. El niño

Antonio Estrada le llora a la Prieta Gualama, su querida vaca que se quiere

regresar. El saqueo de las pertenencias y los ganados es inmisericorde.

Con el coraje acumulado, los cristeros se preparan para iniciar su precaria

campaña de guerra, mientras los niños juegan seriamente a los cristeros y

federales. Todo ello en el ambiente de las quebradas de la sierra con altas

temperaturas en lo bajo y con el insoportable frío de las cumbres.

Los cristeros de los jefes Florencio Estrada y Federico Vázquez atacan

sorpresivamente Mezquital. Reunión de cristeros mestizos de Trinidad Mora,

Florencio Estrada, Federico Vázquez y Valente Acevedo, con los cristeros

tepehuanes de Chano Gurrola. Durante la reunión Valente Acevedo prejuzga la

capacidad de combate y la mala calidad de los machos, pertrechos y armas de los

tepehuanes, por lo que Chano reta a una carrera de remudas a Valente. En la

carrera parejera gana el macho del tepehuán. Lo que se había apostado era las

armas y los caballos. Acto seguido, los cristeros mestizos y tepehuanes unidos

emboscan a los soldados federales y durante el ataque tiene algunas bajas de

cristeros, incluyendo a Zermeño, un acejotaemero de Durango. Sepultura de

cristeros caídos con honores y ceremonial cristero serrano.

El padre Sergio Vargas, representante de la Arquidiócesis de Durango, con actitud

prejuiciosa y despectiva, visita el campamento cristero e indica a los combatientes

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que deben amnistiarse. Les argumenta que hay garantías, a esta indicación los

cristeros se oponen. Para ese momento las razones de lucha de los cristeros

serranos no son las mismas que las de la Iglesia Católica:

-Perdone otra vuelta mi mala cabeza, padrecito… Pero aunque seamos

unos rancheros de lo más cerrados, sabemos dos cosas. Si el Papa nos

quitó el compromiso, nuestros adentros ya nunca lo podrán hacer. No le

hace que los demás hayan corrido… Mire, señor cura: en esta sierra

acostumbramos a cumplir la palabra empeñada a cualquier hombre. Cuánto

menos nos vamos a rajar con Dios. 411

Las malas negociaciones del padre Sergio Vargas son inútiles y no puede

convencer a los cristeros de que depongan las armas y se establezcan en otros

lugares. Así, al sacerdote Sergio Vargas no se le ocurre otra cosa más que

excomulgar a los cristeros, dejando en la zozobra, el desconcierto y el desamparo

espiritual a los soldados de Cristo.

Florencio Estrada ordena la dispersión de sus tropas para obtener una mayor

eficiencia de la guerrilla. Unos se dirigen a Durango, otros a Nayarit y otros se

quedan en la sierra. Son los inicios del año de 1935. Los ataques cristeros se

hacen a varios poblados y trenes. Florencio Estrada, a pesar de que recibe pocos

apoyos ataca Huejuquilla.

Las integrantes de las Brigadas Femeninas Santa Juana de Arco, o Brigada

Invisible-Brigada Invencible, Bi-Bi, están en una junta en la que se informa que no

reciben apoyo de ninguna parte. El gobierno intercepta los envíos de armas y los

cristeros de Florencio Estrada tienen que comer puras tunas.

Los jefes cristeros de las diversas guerrillas de Durango, bajo el mando de

Trinidad Mora, con sus respectivas tropas se juntan. Se cuestionan la lealtad y la

fidelidad a la causa. Alguien propone hacer un nuevo juramento y Florencio

Estrada se opone. La realidad de la escasez de parque abate a todos.

Mientras tanto, doña Dolores, junto con sus hijos, sobreviven en una quebrada

poco accesible de la sierra. No tienen la opción de la huída. Ya saben que si son

411 ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Rescoldo, los últimos cristeros, México, Ed. Jus, Colección Voces Nuevas # 17, 1961, p.55.

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aprehendidos, las mujeres son conducidas a la Colonia Penal de las Islas Marías,

mientras que los niños serán incluidos en las listas de las Escuelas para Hijos del

Ejército y su destino será el ser militares. En la quebrada, Florencio y sus soldados

visitan frecuentemente a los Estrada y le informan a doña Dolores de cómo

transcurre la guerra. De Florencio sólo se sabe cuando esta triste en los

momentos en que toca su lastimero acordeón. La principal preocupación de los

cristeros es la falta de parque. Los envíos son descubiertos o simplemente no

llegan a su destino.

Para evitar ser sorprendidos por el enemigo, los Estrada constantemente cambian

de paraje y de refugio. La naturaleza de la sierra es exuberante y descrita a

detalle. Plantas, animales y orografía se imponen y conforman otro personaje

protagónico de la novela. Doña Dolores y sus hijos sobreviven de la recolección y

de la fisga. Altagracia, la leal tepehuán, los enseña a aprovechar al máximo las

cosas que la sierra les brinda para sobrevivir.

Mientras tanto, los guerreros cristeros son emboscados y están desesperados. Sin

embargo logran salir con bien. En lugar de parque, reciben de las Bi-Bi, medallitas

con las imágenes de Cristo y la Virgen de Guadalupe y tienen que rellenar sus

casquillos de cartuchos usados por no tener parque nuevo.

Doña Dolores sufre de tristeza y soledad por la ausencia de Florencio y por la

incertidumbre en que se vive la Segunda Cristiada. Las oraciones son el único

consuelo y estímulo. El Galafre, con sus cacerías surte de algo de bastimento a la

familia.

A la sazón Sotero y otro tepehuán, Domingo Soto, van por los Estrada para

llevarlos adonde se encuentra Florencio quien ha resultado herido en un encuentro

contra las tropas del gobierno. Sin embargo durante el viaje, la creciente del río

Hondo no los deja pasar.

Altagracia y Domingo Soto se entienden sentimentalmente. Por su parte, en medio

de la creciente del río, Sotero le declara su amor a Altagracia y ella no le define

sus preferencias. Dos días después el Hondo les permite pasar. Por fin, la familia

Estrada logra llegar a la cueva en la que Florencio se recupera. Por la herida no

pudo huir. Los soldados federales tienen ahora el apoyo de los indígenas coras y

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huazamotecos gobiernistas. Doña Dolores escucha el relato de una batalla campal

cuerpo a cuerpo; en la que los soldados federales y sus auxiliares gobiernistas

pelean contra los cristeros: mestizos, tepehuanes y coras.

A quienes han caído prisioneros del gobierno, los soldados federales intentan

hacerlos renegar de su causa y como contestación, los cristeros entonan sus

alabanzas. Entre los heridos se encuentra también el viejo ex villista don Atilano,

quien, mientras se recupera, canta corridos de La Villada.

En medio de la convalecencia de Florencio, doña Dolores le hace saber a su

marido que tiene todo su respeto y apoyo por su valiente lucha por la religión. Al

mismo tiempo lo estimula para que continúe la guerra:

Ahora sí los estoy mirando firmes con Dios, Florencio. Me arrepiento de

haberme retobado por esta bola. Ahora yo también digo que debemos

seguir hasta acabar la obra. Ni mis hijos ni yo valemos más que Cristo Rey.

y es más, no pararé de llamarlos yeguas juilonas, si algún día quieren

correr. 412

A los muertos cristeros se les hace un sencillo ceremonial en el que, antes de

darles sepultura, por unos momentos, sus cuerpos son cubiertos con la bandera

cristera. Ese es el mínimo ritual que espera cada cristero de sus compañeros de

armas.

Domingo Soto y Sotero pelean por el amor de Altagracia. Sin embargo Domingo

amansa (seduce) a Altagracia y ella complacida le corresponde. Frumencio, el

hermano cuate de Florencio, también está muy mal herido de una pierna y el

chamán huichol, sorbiéndole la pus, logra salvar al jefe cristero.

En el campamento cristero los soldados federales son avistados. Hay alarma

general y todos están listos para el combate. Afortinados en las alturas, los

cristeros resisten, lanzan granadas a sus enemigos y, provocando un alud,

acaban con el flamante cuerpo de federales y las defensas huicholas y

tepehuanes auxiliares que los atacaron. Luego, una tormenta cerrada provoca una

nueva creciente del río Hondo que hace desaparecer todo vestigio de la pasada

batalla de gobiernistas contra cristeros. 412 Ibíd., p 86.

393

En la batalla, los cristeros hicieron prisioneros a varios individuos de la familia

Muñoz, parientes de Dolores, y para Florencio Estrada, no queda más remedio

que fusilarlos, toda vez que durante la Primera Rebelión, también habían sido

aprehendidos y se les perdonó la vida con la condición de que ya no actuaran

contra los cristeros y faltaron a su palabra. Dolores no es capaz de cuestionar la

decisión de Florencio.

Los cristeros llegan al poblado tepehuán de Candelaria. Los tepehuanes ponen

una prueba de amistad a El Gringo y El Charro, a quienes poco conocen. La

prueba consiste en que los tepehuanes ofrecen a los visitantes frutas casi

podridas y si el visitante las rechaza ello determinará que nunca podrán ser

amigos de él. Caso contrario, si el visitante come de buena gana lo que se le

ofrece, se le recompensa con lo mejor de la comida tepehuán y con la amistad

perenne.

Los cristeros acampan en las faldas del Cerro de Las Papas y hasta allí llegan los

aviones de la Fuerza Aérea Mexicana, FAM, cuyos pilotos no dudan en soltar sus

bombas sobre la población civil o el enemigo cristero. Durante el bombardeo

varios habitantes tepehuanes de Candelaria resultan muertos o heridos, mientras

que los cristeros logran derribar un avión y al fallecido aviador lo despojan de su

dentadura de oro.

Lucila, una de las integrantes de las Bi-Bi y de la Archicofradía de las Hijas de

María, se resiste parcialmente al cortejo de un teniente federal. Sin embargo, su

resistencia tiene el límite suficiente para obtener del teniente la información

estratégica sobre los movimientos de tropa y así poder alertar a los cristeros.

En Huejuquilla, durante una junta general de las Hijas de María y las Bi-Bi,

realizada como fiesta de cumpleaños para no despertar sospechas, se establecen

las estrategias, objetivos y operaciones de la organización. Se reporta que por sus

actividades corren el peligro de ser excomulgadas, que el padre Montoya,

rompiendo su voto de obediencia, se decide a ir a auxiliar a los combatientes

cristeros. La vieja Celis reporta que dio muerte a trece federales envenenándolos,

cuando ellos le pidieron de comer. También se informa que los envíos de armas

394

son bloqueados por una mujer llamada Rosa, mejor conocida como La Coralilla.

Entre las Bi-Bi se sortean la comisión de ejecutar a Rosa y al general Elizondo.

Cándida resulta la ganadora de la rifa y sin tardanza cumple su misión. Engaña y

embosca a Rosa La Coralilla y la sorprendida Rosa es aprehendida por los

cristeros.

El padre Montoya llega a visitar a los cristeros en su propio campamento, convive

con los tepehuanes y pasa la difícil prueba de la amistad. Hace sacramentos

atrasados entre la feligresía y dice misa serrana, a campo abierto. Todos los fieles

se muestran devotos, toda vez que el padre Montoya se muestra humilde y pobre

como todos ellos.

Jesús Estrada, hermano de Florencio, intenta convencer a Rosa La Coralilla su

prisionera, de que sirva a La Cristiada como correo de parque. La Coralilla, por

respuesta se declara como atea y rechaza tajantemente la proposición de Jesús.

Mientras tanto en Candelaria el padre Montoya intenta formalizar, de acuerdo con

los cánones de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, las uniones maritales de

los tepehuanes, es decir que intenta casar a los tepehuanes polígamos quienes,

según Antonio Estrada, no habían sido bien catequizados por los jesuitas en la

época colonial. El padre Montoya condiciona a los tepehuanes su monogamia

para poder ser soldados de Cristo y los tepehuanes dicen que prefieren dejar de

ser cristeros a abandonar a sus varias esposas. En el afán de llegar a un arreglo

medianamente litúrgico, poco católico, que garantizará que siga habiendo cristeros

tepehuanes no católicos, el padre Montoya cede parcialmente. Así, los

tepehuanes se casan como católicos con una sola mujer, sin dejar de tener varias

esposas como tepehuanes. En las ceremonias, se turnan para ser compadres.

Gran fiesta y borrachera. Al día siguiente se castiga a cintarazos a los que se han

excedido en el festejo. El padre Montoya dice a los fieles cristeros un reconfortante

sermón guerrero. Todos los cristeros lloran y le piden el sacramento de la

extremaunción porque saben que tal vez sea la última vez que vean a un

sacerdote católico.

Chano Gurrola, el jefe cristero tepehuán, explica las causas por las que los

tepehuanes participan en la Cristiada: Chano Gurrola habla de la defensa de la

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integridad territorial del bosque y de la étnia ante la tala indiscriminada de los

pinos de la sierra sagrada, del honor como seres humanos, de las alianzas y

compromisos con sus vecinos los mestizos y las otras étnias de la región: Coras,

Huicholes y Mexicaneros, y finalmente la defensa de sus propias creencias

sincréticas y de la religión católica que, en el entorno, es relativamente lejana, al

no tener sacerdotes católicos de planta y no contar con templos católicos de la

propia étnia, lo que hace que El Vaticano y el Episcopado mexicano y la

Arquidiócesis durangueña les sea completamente indiferente.

-Mira. Pagrecito – le explicaba Chano-. Tipihuán entra Cristiada por mucho

sentido con gubierno. Tamién coraje vecinos ese Huazamota y Mezquital, y

hermanos tipihuán Ocotán y Xoconoxtle. Este Ocotán y Xoconoxtle,

siempre mete cuchara contra Candelaria. (…)

-Huazamota y Mezquital roba ganados y mujier, tumba pinos, siempre harto

pino. Ese Chon y Flores con gubierno, todo dice tá bueno; no respinga

asina Chano Gurrola, por carajadas vecinos y gubierno. Hermanos Chon y

Flores, ya no recuerda cosa sagrado Sierra, que deja nosotros

antepasados. –Cuando hermano Florencio decir si tipihuán contra gubierno,

toda nosotros responde: Tá bueno –apoyó el abuelo Doroteo, tata de

Chano-. Ese Estrada siempre amigo tipihuán, siempre quiera harto. Si

gubierno dice mata Estrada, Doroteo consejo Chano: alevanta con él, hijo.

Hora también peleya nosotros por Diosito, tamién por Gualupita, a ver si

gubierno porta mijor con tipihuán. (…)

-Día prontito, nosotra no tiene onde viva. Vecino Mezquital recula, recula

siempre más dentro Sierra. Todo sierra viene pelando palos. Tipihuán no

puede vivir asina sin pino. 413

Al momento en que el padre Montoya va a dejar a su grey serrana, todos los

cristeros le hacen una muy sentida despedida y lo acompañan un buen trecho del

413 Ibíd., pp. 123 a 124. Para las etnias del sur del estado de Durango: coras, huicholes, tepehuanes y mexicaneros, el término vecino se aplica a los mestizos y criollos y el término hermano se usa para denominar a los miembros de cualquier etnia de la región.

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camino, entonando canciones y corridos. Es entonces cuando Florencio se entera

de que doña Dolores está de nuevo embarazada.

En medio de las campañas cristeras se suscita una desagradable desavenencia

entre los jefes Federico Vázquez y Florencio Estrada por diversas tropelías que

han causado los tepehuanes gobiernistas a los que se les ha confundido con

cristeros. La situación está a punto de salirse de control y ambos jefes no dudan

en batirse en un inútil y fatal duelo, al tiempo en que el capitán Jesús, más

prudente, apuntándoles a los dos con el cañón de su rifle, los conmina a que

arreglen sus diferencias. Una vez que los jefes están más calmados, la tropilla

cristera les compone unas emotivas mañanas, que todos sin excepción celebran y

cantan.

Hechas las paces, Federico Vázquez le confiesa a Florencio Estrada que se vio

obligado a ejecutar al jefe Valente Acevedo por el hecho de que se le había

comprobado su traición a los cristeros, dando parte de la ubicación de los

campamentos cristeros a los aviones de la FAM, la ejecución también alcanzó a

Rosa, La Coralilla, por seducir a su custodio Nemesio Espejel, para poder darse a

la fuga.

Es enero de 1936, en medio de sus movilizaciones, los Estrada se ocultan en una

peña a mitad de un cordoncito, por demás inaccesible. Aún así, los hombres de

Federico Vázquez encuentran a la familia de Florencio Estrada y no caben en su

sorpresa al descubrir que Florencio está peleando la Segunda Cristiada con todo y

su familia. Los cristeros de Vázquez avituallan momentáneamente a la familia

Estrada, y Federico le comunica a doña Dolores que va a tratar de convencer a

Florencio de que saque a su familia de los peligros de la guerra, sin embargo

Dolores lo disuade de sus intenciones. Federico les dice que se pueden trasladar

a Torreón con su mujer e hijos. Mientras cae la nieve sobre la sierra, Florencio

llega al refugio de su familia y Federico intenta convencerlo de que saque a su

familia de la sierra ingrata. Federico le relata a Florencio que llegó hasta el

escondite siguiendo las huellas de un destacamento que andaba en busca de la

partida de Florencio. Sin embargo, con la nevada el destacamento se hizo muy

vulnerable. Para los cristeros no fue difícil ir cazando uno a uno a los soldados que

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fueron cayendo como si se tratara de un juego de tiro al blanco. De esa acción (del

cerro del Chachamole) los cristeros de Vázquez se hicieron de una buena

dotación de parque y armas y, como buenos correligionarios, comparten el

preciado botín con los cristeros de Estrada. Ambos jefes cristeros están

concientes de que al momento en que ellos caigan, también la Cristiada tendrá su

fin.

En Huejuquilla, algunas miembros de las Bi-Bi, han sido aprehendidas por los

federales y Cándida finge estar en contra de las archicofrades para quedar

aparentemente bien con el mayor Tejeda y el general Elizondo, quienes a toda

costa tratan de obtener evidencias de la subversión de las Bi-Bi, en medio de un

ambiente enrarecido, cargado de claves, mensajes cifrados, intrigas y chismes.

De México llega el mensaje en el que se da a conocer que los más connotados

miembros de las archicofradías católicas de laicos no apoyan más la guerra

Antonio Estrada se luce en la narración del tierno romance entre el joven citadino

acejotaemero Jacinto Robles y la brigadista Pilar Cortes, ambos se cantan

mutuamente canciones rancheras de amor. Los enamorados, en sus diálogos, se

prometen no romper su juramento de lucha cristera por su amor, ya que sienten

que si lo hacen así, su relación se condenará.

Los Estrada temen por la cercanía de sus enemigos y afrontando un sinnúmero de

peligros, no dejan de movilizarse en la sierra. Los hermanos de Dolores Muñoz

buscan a la familia de Florencio Estrada y casi dan con ellos. Dolores sufre un

ataque al corazón, mientras los niños piensan que su mamá esta dormida y

esperan a que se despierte. Dolores tuvo la prudencia de dejar señales con tiras

de su reboso a Florencio y solo así éste los pudo localizar en su inaccesible

escondite.

Es la semana santa de 1936, los rituales sincréticos tepehuanes en toda su gala.

El Santo Niño está lleno de adornos. Los Benditos (tepehuanes que hacen

penitencia de ayuno y abstinencia para obtener así la bendición) terminan su largo

ayuno de varios días y así quedan desbendecidos. Se inicia la monorrítmica,

monocorde y monomelódica danza del mitote tepehuán que se prolonga durante

toda la noche. Participan los hombres y las mujeres. La fiesta se desanima por la

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repentina muerte de una niña picada de alacrán. Alguien sentencia que los

alacranes han matado más gente a los cristeros que los soldados federales.

A medida que pasa el tiempo, los cristeros están más desencantados con la

guerra, por la falta de ayuda a las guerrillas y poco a poco se van regresando a

sus lugares de origen. Cada día son menos los soldados de Cristo Rey. El mayor

Tejeda recibe un soplo que le comunica que el padre Montoya se encuentra en

Cruces y de inmediato se le da muerte, se le decapita y su cabeza es exhibida en

Huejuquilla. El general Elizondo, portando la cabeza del padre Montoya, se la

muestra a Cándida como trofeo de guerra. De inmediato, Cándida remueve a las

Bi-Bi y a los cristeros para vengar la muerte del padre Montoya.

Contando con el apoyo de las Bi-Bi, Florencio Estrada, disfrazado de tepehuán, se

introducen el cuartel de Huejuquilla y acaba con la vida de Elizondo. El padre

Montoya ha sido vengado. Sin dilación Tejeda sale a perseguir a los cristeros y es

sorprendido por Estrada.

Estrada perseguido por las tropas de Tejeda se esconde en una nopalera por

espacio de dos días y cuando sus compañeros cristeros ya lo daban por muerto se

les aparece en su campamento. En Huejuquilla hay consternación por la muerte

de Elizondo, los chismes apuntan ahora contra Cándida quien no ha perdido el

tiempo y ahora es la querida de Tejeda. La red de espionaje de las Bi-Bi sigue

intacta.

Los Estrada, hambrientos y con los sufrimientos acumulados reciben ahora la

noticia de la muerte del cuate Frumencio. Rosario, la mujer de Frumencio emigra a

Chalchihuites, Zacatecas. El relato de la muerte de Frumencio señala que

después de atacar Ocotán, Frumencio fue perseguido por los tepehuanes

gobiernistas de Flores quienes, de hecho, lo cazaron, creyendo que el que había

caído era Florencio.

Florencio se decide a dejar la sierra y la Cristiada y se lo comunica a Dolores. Al

conocer la decisión de Florencio, Dolores le hace saber que, a pesar de la

gravedad de su situación, no está de acuerdo con su decisión y le recuerda su

juramento de lucha. Sin embargo, desanimada, Dolores se pone a preparar lo

poco que tiene para salir de la sierra. La caravana de emigrantes viaja en medio

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de una triste lluvia. En un refugio nocturno, los viajeros son sorprendidos por la

creciente del río Huazamota que se lleva las últimas pertenencias de los Estrada,

incluyendo el acordeón de Florencio, la miseria de los cristeros es terrible.

El viejo Atilano está herido, Dolores opina que es mejor quedarse en el lugar en

donde están. María Gregoria, una mujer tepehuán, le regala a Dolores los trapos

de su ultimo niño para que siquiera tenga algo para el momento de su parto. En

medio de la noche nace una niña a la que llamarán Constancia, a pesar de todas

sus miserias e infortunios, en ese momento, los Estrada son felices Se hacen

ilusiones de cómo será su vida en otros lugares.

Los Muñoz de Huazamota, junto con los tepehuanes gobiernistas, atacan a la

maltrecha partida de Florencio. Los Estrada huyen con los últimos cristeros Unos

se emboscan y otros siguen avanzado en su huida. Dolores apenas puede seguir.

Se acampan, Constancia, la niña recién nacida se está muriendo y Dolores junto

con ella. Florencio bautiza a Constancia en artículo mortis. En una cueva, la recién

nacida es enterrada con la gran pena de sus dolientes.

Una parihuela sirve para trasladar a Dolores. En otra cueva Florencio le pide

perdón a Dolores por la vida tan dura que le ha dado en medio de la Cristiada. Ella

lo reconforta diciéndole que ella también es cristera. Garamalla, el shamán

huichol, se encarga de curar a Dolores quien sufre de altas fiebres y en sus

desvaríos llora la muerte de su niña. Garamalla también se encarga de atender al

viejo Atilano.

Los últimos cristeros llegan a refugiarse al coamil del huichol Aquilino Maciel.

Hasta el coamil de Aquilino llega un propio que lleva un correo de Pacha Arroyo, la

jefa de las Bi-Bi, dirigido a Florencio Estrada. Se le comunica la entrega de un

envío de parque. En el mensaje se le informa de la muerte del Zarco. También se

le comunica que a la mujer de su hermano cuate Frumencio se la ha quedado un

mayor del ejército y que a sus sobrinos los han internado en el Hospicio de la

ciudad de Durango. Por su parte, la convaleciente Dolores recuerda la experiencia

onírica que tuvo bajo la influencia del licor de peyote

Mientras el tepehuán Chano Gurrola decide separarse de los cristeros, los últimos

soldados de Cristo continúan su camino y arriban a la casa del ex cristero cora

400

Teófilo Anaya y también hasta allí llega un correo enviado por el cura de

Huejuquilla, aunque en esta ocasión Florencio no da a conocer el contenido de la

misiva. Sólo refiere que les ha llegado un envío con armas, ropa, dinero y

provisiones, por lo que ordena que se le prepare todo para ir él solo a recoger el

envío. Los subalternos de Estrada le insisten en que debe delegar la comisión

pero él se aferra a su decisión y sólo requiere a cuatro cristeros voluntarios de

escolta. Acostumbrados a los peligros: Atilano, Sotero, El Charrito y Jacinto

Robles se apuntan para acompañar a su jefe Florencio. Se cantan canciones

rancheras de despedida.

Florencio acaricia y nombra a cada uno de sus hijos y les reconviene que no

hagan renegar a su madre y que la quieran y la obedezcan. El niño Antonio

Estrada acompaña a su papá hasta el cerro y este le hace algunas

recomendaciones; que sí él llegase a faltar, que vayan con su compadre Jesús

para que él se encargue de todo. Le previene que se van a ir a México ayudados

por varias personas y que su futuro ya está arreglado. Florencio, de manera no

directa, le da a entender a Antonio que ya no retornará. El fiel Galafre desaparece

siguiendo a la tropilla de los últimos cristeros.

En la búsqueda de El Galafre, Teófilo Anaya y los niños Estrada van a dar a uno

de los corrales donde los huicholes encerraban a los venados. Dos días después,

El Galafre, con heridas de bala y moribundo, regresa al lugar de Teófilo Anaya.

Las Bi-Bi preparan el envío del parque para Florencio Estrada en manta gruesa y

acomodando los cartuchos entre las enaguas. Cuando están listas se preparan

para salir. Como si se tratara de un día de campo van en burros y pasan retenes

federales. Pilar, enamorada y con sentimiento, canta la canción que ha entonado

junto con Jacinto. En un lugar del camino, las Bi-Bi, juntan los cartuchos y Pilar los

hace llegar a Jacinto. En esta nueva oportunidad de verse, Pilar y Jacinto, sin

siquiera besarse, se hacen arrumacos y juntos entonan de nuevo la canción que

une sus sentimientos. Una vez cumplida la misión, las Bi-Bi retornan a Huejuquilla,

mientras que los cristeros recogen y transportan el preciado parque.

Los cristeros han hecho una parada en la casa de Galación Cisneros. Allí

Expedito Lara insiste en que se queden para hacer una fiestecita. En medio de la

401

borrachera mezcalera, Galación le advierte a Florencio de una posible traición, por

lo que le insiste en que se queden, por el hecho de que están muy cansados y

desvelados. En medio de su embriaguez, los cristeros delatan el camino que van

a seguir. Se irán por el arroyo del Junco, una vez que hayan tomado una buena

siesta.

Poco después la tropilla sale de la casa de Galación Cisneros y llega al arroyo del

Junco, vuelven a sestear tendidos en las monturas y en las sudaderas de sus

remudas.

Hasta el lugar de Teófilo, llega un correo huichol que da la noticia de la muerte del

coronel Florencio Estrada y el dolor de Dolores y sus hijos es sentido por todos los

que los rodean. En una mula vieja, Dolores monta a tres de sus hijos y unas

gordas de bastimento y camina junto con Antonio, para salir definitivamente de la

sierra. El Galafre los sigue cojeando. En la noche los Estrada llegan a la casa del

huichol Prudencio Isaías quien los atiende bien y llora al enterarse de la muerte de

Florencio. Dolores se aparta de sus hijos y se dirige hacia el arroyo para llorar a

solas toda su pena y su desgracia.

Cuando Dolores regresa, el fiel y valiente Galafre ya no está. Tres de los últimos

cristeros de Florencio llegan también a la casa de Prudencio y dan la noticia de

que a los demás los han matado. Con los últimos cristeros, los Estrada reinician el

viaje a espaldas de los guerreros. Entran a territorio zacatecano y allí el compadre

Jesús y Dolores reflexionan sobre lo inevitable de la muerte de Florencio y la

justicia de la causa de Cristo Rey. Jesús le comunica a Dolores sobre las

disposiciones de Florencio para que los contactos con la gente de las

archicofradías los hagan llegar a la ciudad de México y que los niños entren al

colegio.

Poco a poco bajan de la sierra. Irineo Menchaca, El Jabalín, compone las

Mañanas de Florencio Estrada y Jesús recuerda cómo cayó el coronel Florencio

Estrada, emboscado por la guarnición de Huejuquilla y cómo, mientras todos

huían, Florencio hacía frente a los soldados. El mayor Tejeda intentó aprehender a

Estrada vivo. Florencio fue alcanzado por un balazo en el tobillo y ya no pudo

caminar. Sus hombres intentaron llevarlo en hombros y él les dio la orden de que

402

se salvaran. Don Atilano cayó con un balazo en la cabeza. Florencio no dejaba de

gritar ¡Vivas! a Cristo Rey y seguía disparando, pero se le embaló su pistola

escuadra.

Los cristeros que quedaban seguían disparando, pero llegaron refuerzos a los

federales. Tejeda regaña a sus soldados porque Estrada tiene un balazo en la

cara que le cortó la lengua y porque le han metido una tranca por la boca, misma

que le han empujado hasta sacársela por el pecho. Los soldados gritan ¡Vivas! al

Supremo Gobierno. Los soldados juegan irrespetuosamente con el cuerpo inerte

de Florencio. Ignacio Tejeda exige respeto para el cuerpo de Estrada y le llora

como su amigo que fue y se duele por el hecho de que se haya hecho rebelde.

Por su parte, Expedito Lara recibe de Tejeda cien pesos como pago por su

traición.

En la plaza de Huejuquilla, la fiesta y la borrachera de los soldados es en grande.

Se juega con los cuerpos de los cristeros exhibidos. Expedito paga la música y le

advierten que Jesús o Rosario, los otros hermanos de Florencio, le van a cobrar

por su traición. Dolores le dice a Rosario que ya se salga de la Cristiada y éste le

responde que sí, que nada más que le vea la cara a Expedito.

Dolores y sus hijos se encuentran con una señora que los lleva a Huejuquilla. Al

ver sus lares y enterarse, por boca de la señora, de la suerte de su marido,

Dolores no puede contener el llanto. La fiesta con los cuerpos de los cristeros se

oficializa y en ella está presente el presidente municipal y las fuerzas vivas. Se

organiza baile. Llegan vendedores. Se instala una feria y se realiza una ceremonia

en la que se otorgan medallas a Ignacio Tejeda. La banda toca Dianas y se hace

un desfile triunfal de la tropa federal.

Las mujeres de las Bi- Bi, dándose valor, interrumpen el desfile y Tejeda prefiere

dejar los cuerpos de los cristeros muertos a las mujeres para que les hagan su

mortaja, les recen, los cubran de rosarios y escapularios y los entierren en dos

fosas del camposanto.

Para evitar ser reconocida por las fuerzas del gobierno, Dolores se inventa una

historia en la que dice ser la viuda de un cristero muerto durante la guerra callista

(Primera Rebelión Cristera). Al pasar por Huejuquilla, Dolores puede rezar ante la

403

tumba de su marido. Nadie se percata del paso de Dolores y sus hijos por

Huejuquilla El Alto, Jalisco. Al alejarse del poblado, a lo lejos, de una de las casas

del poblado, los Estrada escuchan una bulla musical que canta las Mañanas de

Florencio Estrada.

En la ciudad de México, los hijos de Florencio Estrada ingresan al Colegio de la

Divina Infantita, para huérfanos de cristeros y, mientras los agentes de la policía

investigan el paradero de los Estrada, Dolores Muñoz trabaja de sirvienta

ocultando su verdadera identidad. En una ocasión, Dolores regresa a Huazamota,

donde los Muñoz tienen jurada su muerte. Sin embargo, al llegar nadie la molesta.

La cosa era nada más con Florencio.

Poco a poco los odios se van diluyendo. Dolores visita a los siete pertinaces

cristeros de Jesús Estrada. En el Cañón del Tigre. Ella los convence de que ya

dejen la sierra de una vez por todas. Los hermanos de Florencio Estrada se

desperdigan entre Mazatlán, Nayarit y Zacatecas.

Trinidad Mora, general en jefe del Ejército Libertador Cristero del Estado de

Durango, ELCED, muere emboscado en su casa de Durango. El tío Manuel,

durante una visita a la escuela de la Divina Infantita, da razón de la suerte de los

últimos cristeros y de cómo van cayendo uno a uno.

El Jabalín, cae después de propinar sus balazos de muerte al traidor Expedito

Lara.

Cándida se separa de todo y de todas, durante una parada de la troca en que

viajaba, al momento en que al mayor Tejeda le ordenaron su cambio a la ciudad

de Jerez, Zacatecas. Nadie, nunca, vuelve a saber de ella.

Altagracia y Domingo Soto viven felices. El tío Manuel lee una parte de carta en la

que Florencio le recomienda a Antonio que no vaya a Huejuquilla porque dan

precio sobre su cabeza.

Los últimos hombres de Federico Vázquez fueron cayendo uno a uno y finalmente

a Quico lo tumbaron un día de mayo de 1940.

404

405

VII Conclusiones

En el periodo colonial, el lento establecimiento de la Nueva Vizcaya, con sus

gobiernos: Imperial español y Eclesiástico católico, limitó los territorios de

asentamientos prehispánicos indígenas en la zona. El paulatino progreso de la

Iglesia Católica, con sus doctrinas, misiones y parroquias, como grupo de poder

ideológico, hegemónico, financiero y de posesión territorial, y el desarrollo de la

población criolla y mestiza, con sus reales de minas, sus presidios y sus

congregas, cimentaron los elementos culturales, de civilización, política, economía

y propiedad privada territorial a la región, con el escenario del constante

enfrentamiento bélico ante las etnias nómadas y seminómadas. Situación que

marcaba la inseguridad y el consecuente pueble y despueble del extenso territorio

neovizcaíno.

En el siglo XIX, una vez instaurado el estado de Durango en la República del

México Independiente, los grupos emergentes de poder criollo se enfrentaron

entre sí en múltiples pugnas por la hegemonía económica y política, al igual que

en la mayoría del territorio nacional, integrándose en facciones nominadas como:

centralistas y federalistas, liberales y conservadores y, en el ámbito regional, como

cuchas y chirrines, mientras que los últimos indígenas sobrevivientes de la

conquista y la Colonia, reconcentrados en el sur del estado, protagonizaban

diversas rebeliones esporádicas como la encabezada por Manuel Lozada, en el

intento de recuperar su original territorio. La lucha por el poder, entre liberales

jacobinos y conservadores católicos produjo la legal separación de la Iglesia

Católica y el Estado Mexicano, así como el cambio de propietarios de los bienes

terrenales, mediante el cual, la Iglesia perdía supremacía ideológica, así como la

hegemonía y propiedad territorial que tuvo durante la Colonia y, durante el

Porfiriato, con la adjudicación de las propiedades de la Iglesia y las comunidades

indígenas a un grupo selecto, se conformó la pequeña y poderosa oligarquía de

hacendados e industriales durangueños que establecieron sus mejores enclaves

406

en la Región Lagunera y la ciudad de Durango, mientras que en el sur, la sierra

indígena seguía indocumentada y poco codiciada por lo inaccesible de sus

riquezas.

Entre 1910 y 1925, las múltiples facciones revolucionarias enfrentaron de nuevo

los intereses de conservadores y liberales y, al momento de la entronización del

Grupo Sonora en el poder político nacional, las relaciones entre la Iglesia y el

Estado se tensaron de nuevo, sobre todo por las limitantes legales a la libertad de

conciencia y de culto y a los candados administrativos que se impusieron a los

negocios de los conservadores y del Clero. El nuevo Estado emergente intentaba

acabar con el dominio clerical para imponer una nueva ideología que aún no se

tenía por bien estructurada.

En la acción defensiva, los conservadores y el Clero, se habían aglutinado en

organizaciones, cofradías, sindicatos, partidos políticos y ligas, sobre todo en los

centros urbanos más importantes y dispuestos, en apariencia al menos, a

defender a la religión y el status conservador.

En el ámbito regional, y merced a diversas formas legales de decisión anticlerical,

la represión del gobierno se exacerbó en contra de la Iglesia y los grupos

conservadores y esta situación provocó la protesta católica, así como múltiples

disturbios violentos en las zonas urbanas del estado.

Motivada, en apariencia, por la persecución religiosa, e instigada por los

conservadores y la Iglesia, la Primera Rebelión Cristera fue peleada, en Durango,

no tanto por los conservadores citadinos, sino por los cristeros campesinos

mestizos e indígenas: tepehuanes, huicholes y mexicaneros del sur del estado y

esta participación de los indígenas no católicos en la guerra de Cristo Rey, marcó

la gran diferencia entre las Rebeliones Cristeras regionales de Durango con

respecto a los levantamientos cristeros en otros estados del país. Para los

indígenas, el interés guerrero, más que religioso, era de resistencia étnica, ante la

intromisión de diversas compañías madereras transnacionales a sus territorios

boscosos que, para ese entonces, comenzaban a ser objeto de codicia y de

trámites de documentación en propiedad privada para su explotación.

407

Ante la Rebelión Cristera, el gobierno opuso al Ejército Federal y a los auxiliares

agraristas irregulares, habilitados para el combate a los enemigos del Estado

Mexicano.

En la guerra del Caudillo Sagrado, la fortuna bélica favoreció a los cristeros y, tras

múltiples acciones, componendas y enredos políticos y militares, como el de la

Rebelión Escobarista y el del radical agrarismo comunista de José Guadalupe

Rodríguez, el Estado Mexicano optó por la amnistía a los rebeldes y por la

solución política del conflicto con el Episcopado Nacional mediante los Arreglos de

1929.

Durante las primeras décadas del siglo XX, la sierra durangueña se hizo objeto de

los intereses de inversión de los capitales madereros transnacionales, por lo que

su documentación, ante las autoridades del nuevo Estado Mexicano, a favor de los

inversionistas, se hizo expedita y sin considerar los intereses de los indígenas y

mestizos, propietarios primigenios de la zona del conflicto. Así, mientras que

algunos pobladores, indígenas y mestizos del sur de Durango, apoyaban la

inversión sobre la tala de los bosques, otros consideraban que la sierra era el

patrimonio último de los nativos y había que defenderlo y, si el vínculo con la

Rebelión de Cristo Rey era la opción, ese era el camino a seguir, sin importar la

filiación ideológica de los aliados, en este caso, los conservadores y el Clero.

Entre agosto de 1929 y agosto de 1934, los jefes cristeros permanecieron, en su

mayoría, apaciguados, mientras la instalación de los aserraderos serranos

avanzaba y los jefes del Gobierno Revolucionario iniciaban de nuevo la

persecución religiosa, aprovechando los elementos de justificación legal de la

Constitución para el caso, como el párrafo séptimo del artículo 130, en el cual se

especificaba que los gobiernos estatales tenían la última decisión sobre la

cantidad de ministros a autorizar, de los diversos cultos, para ejercer su confesión

en el territorio de la entidad. De la misma manera, los cambios en la Legislación

sobre planes y programas de estudio del sistema educativo nacional fueron objeto

de protestas y reacción.

408

En el estado de Durango, las limitaciones del gobierno local al clero Católico, sólo

permitieron un sacerdote católico para la atención espiritual del casi medio millón

de durangueños de la época.

En 1932, ante la nueva represión a la Iglesia, los conservadores citadinos lanzaron

el Plan de Durango, de poca repercusión y menor difusión, pero que proponía la

instauración de México como Estado Católico, la protección de los latifundios ante

los intentos agraristas y diversos lineamientos de orden civil como la prohibición

del divorcio, entre otros.

La represión directa, la imposición de las formas ejidales de tenencia de la tierra

en los repartos agrarios en la sierra, alrededor del territorio cristero, la

conformación de los aserraderos y latifundios madereros, así como el despojo de

los territorios indocumentados de indígenas y mestizos de los municipio de

Mezquital, Pueblo Nuevo y del sur del de Durango, incluida la propuesta educativa

del Estado que no consideraba las particularidades culturales indígenas, fueron

algunos de los móviles que llevaron a los habitantes del sur de Durango a

conformar el Ejército Libertador Cristero del Estado de Durango y a iniciar la

Segunda Rebelión Cristera, con una total indiferencia a los motivos religiosos de

los conservadores citadinos y del Clero. Si bien, en 1934, los conservadores de la

Guardia Nacional (dirigentes de la Segunda Rebelión) así como las archicofradías

locales se vincularon con los cristeros serranos, como en la Primera Rebelión;

para 1936, la gran incompatibilidad de intereses de los diversos grupos

beligerantes antigobiernistas, propició que los conservadores y el Clero, dadas sus

negociaciones con el Estado Mexicano y sus cambios de tácticas de lucha

guerrera y terrorista, por la de competencia política y partidista pacífica, se

desvincularon definitivamente de los grupos cristeros campesinos, mestizos e

indígenas.

Durante todo el periodo cardenista, la sierra de Durango fue escenario de la

Segunda Rebelión Cristera y los saldos de la misma, en términos de guerra,

demográficos, económicos y políticos no son fácilmente cuantificables. A lo largo

de la guerra, los principales jefes de la Rebelión como Trinidad Mora y Florencio

409

Estrada caían junto con sus soldados y otros, como Valente Acevedo cambiaban

de bando, defeccionaban o se amnistiaban.

Sólo las resoluciones de dotación de tierra en régimen comunal agrario, el

despueble y la intervención de los funcionarios de los aserraderos, por medio de la

negociación, apagaron con la amnistía, el fuego de Cristo Rey en 1941. A partir de

ese momento, el último jefe cristero, Federico Vázquez, se transformó en el

cacique de Las Quebradas y representaba una amenaza latente de levantamiento

contra el Gobierno.

En 1945, Vázquez fue emboscado y acribillado en sus terrenos de la sierra, y con

su muerte se acababa toda Cristiada. Así, el enfrentamiento de católicos, Clero,

conservadores y cristeros mestizos e indígenas, contra agraristas, Ejército,

masones y capitalistas madereros, entraba de nuevo en el terreno de la

convivencia pacífica, con la anuencia y conveniencia del Estado Mexicano y con la

bendición del Episcopado Nacional.

La Segunda Rebelión Cristera fue el tema de Rescoldo, los últimos cristeros, la

novela testimonial más loada del ciclo, en términos literarios, producto de la

narrativa de Antonio Estrada Muñoz.

Incómoda e inconveniente para la Iglesia, para los grupos conservadores citadinos

y para el Estado Mexicano hasta el año 2000, la historia de las Rebeliones

Cristeras durangueñas había permanecido soterrada, en su ámbito regional y una

buena parte de los estudios al respecto, adolecían de una gran carga de

partidismo. Después de más de sesenta años de que ocurrió la muerte del último

cristero, aún se duda sobre la conveniencia de incluir esta historia, o al menos

mencionarla, en los libros de texto de historia de escuelas primarias oficiales laicas

y privadas confesionales.

Si bien, la Primera Rebelión Cristera había sido investigada y trabajada

ampliamente, la Segunda era, hasta el momento, un tema que no había sido

objeto de estudio profundo y, en el mejor de los casos, el de Jean Meyer,

solamente hace mención de la misma y no hay abundancia sobre la particularidad

regional del estado de Durango en su estudio. Los trabajos sobre el periodo

cardenista no habían tomado en cuenta la constante y pertinaz lucha y resistencia

410

cristera y tepehuana en Durango al gobierno de Cárdenas. Por otra parte, los

estudios históricos sobre las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado

Mexicano en el mismo periodo omitían esta misma constante. A la par que su

interferencia causal: agrarista, comunal y ejidal, y su antagonismo a la explotación

industrial de la madera serrana. En el transcurso de más de medio siglo, la suerte

de los contendientes ha evolucionado y algunos se han extinguido como grupos.

El Episcopado Nacional y particularmente la Arquidiócesis de Durango ha

acrecentado el número de sus fieles y de sus pastores. En 1992, la visita papal a

la ciudad de Durango, con el entorno de la mayor ordenación sacerdotal del país,

producto del Seminario Conciliar de Durango, evidenció el poder que ha logrado la

Iglesia, situación que sirvió de fuerte y determinante soporte mediático para la

entronización, en el año 2000, y la usurpación de la derecha, en el año 2006, en el

Ejecutivo Federal. Sin embargo, para la Iglesia Católica, los enemigos actuales no

son el Demonio, la carne o el Estado Mexicano sino las demás Iglesias que

compiten, en el mercado espiritual por la posesión de las almas, mentes y

corazones de los fieles.

Con la misma libertad de credos y con técnicas publicitarias avanzadas, las

religiones protestantes poco a poco han ido minando la base espiritual del

catolicismo. Así: Testigos de Jehová, Mormones, Dianéticos, Adventistas,

Metodistas, Pentecostales, Gnósticos, Bethel y Trinitarios Marianos, entre otras

religiones e Iglesias, compiten por las ánimas perdidas o descarriadas a las que el

catolicismo no puede ayudar o atender espiritual o materialmente. La mayoría de

las novedosas doctrinas responden a los valores del sistema de vida

estadounidense. Ahora la gran cruz católica tiene que enfrentarse; ya no a la

espada del Estado sino a las nuevas y diversas cruces que se instalan y se

multiplican en todos los ámbitos y clases sociales.

La Guardia Nacional Cristera, siguió existiendo hasta los años sesentas, más que

de manera efectiva, sólo nominalmente. Los cristeros se reunían para recordar sus

victorias y sus derrotas. De las cenizas de la generación de los combatientes

cristeros durangueños, a finales del siglo XX sólo quedó el aislado orgullo de don

411

Francisco Flores, excombatiente quien, según sus propias palabras, nunca se

rindió al Gobierno porque nunca entregó su carabina.

Sin rencillas aparentes con la Iglesia o con los conservadores citadinos por su

abandono en la guerra, los cristeros se afiliaron en su lucha opositora a

organizaciones como la Unión Nacional Sinarquista o permanecieron en la

Guardia Nacional aunque los más se olvidaron del asunto, mientras que en el

templo de Santiago Bayacora, las misas siguieron siendo oficiadas para los

soldados de Cristo quienes, al momento de ser nombrados, respondía a una:

¡Presente! Declarando un gran orgullo y resentimiento cristero.

Por su parte, los indígenas tepehuanes, huicholes, coras y mexicaneros continúan

sufriendo, como la mayoría de las etnias del país: discriminación, olvido, despojos,

asesinatos, ignorancia, miseria y cacicazgos, entre otras calamidades, en tanto

que las promesas oficiales incumplidas de los gobiernos liberales y conservadores

se multiplican.

Desde la posguerra, una buena cantidad de las tierras tepehuanes, comprendidos

los bosques, pertenecen a todos los indígenas, si bien legalmente funcionan como

sociedades de bienes comunales, con excepción de Santa María de Ocotán y

Xoconoxtle que funciona como sociedad ejidal y, en la práctica, de acuerdo con

las costumbres, las pocas tierras cultivables se consideran propiedad individual del

que las trabaja y sólo las pendientes de los cerros, donde se siembran coamiles,

están libres y pertenecen a todos.

Cuando se dan invasiones, o no se labran las tierras cultivables, o se presentan

disputas, el gobernador indígena resuelve los pequeños conflictos de modo

patriarcal y se acata su fallo. Lo más grave radica en las imprecisiones de linderos

de las comunidades. Cada cual tiene conflictos con sus vecinos, y sus habitantes

viven agazapados detrás de sus imprecisos límites, en medio de reclamaciones y

disputas sin término posible, ya que, tratando de hacer valer las llamadas

resoluciones presidenciales, emplean gestores que nunca resuelven el problema

de los linderos. El caso más sonado fue el de Bernalejo de la Sierra, mismo que

permanece en impasse.

412

Con otra lengua, sin registros civiles ni eclesiásticos, con un concepto del tiempo

diverso al del mundo occidental, con un sistema de ideas y una mitología y religión

ajena a la de los mestizos y criollos, los tepehuanes, coras, huicholes y

mexicaneros perviven, mientras las vías de comunicación y la tecnología los van

integrando al mundo de los vecinos. Así las Naciones Tepehuán, Cora, Huichol y

Mexicanera, se integran involuntariamente a la Nación Mexicana y al ámbito del

gobierno del Estado Mexicano.

La infraestructura de explotación forestal ha ido cambiando la faz de los

municipios de Mezquital, Pueblo Nuevo y sur de Durango, la introducción de la

carretera de Mezquital y a Huazamota, la construcción de la Presa de Santiago

Bayacora, los vuelos de ruta de las líneas aéreas serranas cuyas avionetas hacen

el viaje, de días por tierra, en minutos por aire y la carretera Durango-Mazatlán, ha

modificado la situación de aislamiento de la zona cristera durangueña, mientras la

compañías madereras talan y talan sin cesar la materia prima de los aserraderos

de los pueblos serranos de madera. Esa madera sagrada por la que pelearon los

cristeros tepehuanes y que, de 1949 a de 1967, estuvo vedada, hasta que, merced

al manipulado movimiento estudiantil de 1966 esa veda a la tala fue levantada,

para beneficio de los capitalistas talamontes, especialmente Gilberto Rosas.

Los conservadores o tradicionalistas citadinos durangueños consideran que, para

ellos, la guerra cristera fue una victoria, desde el momento en que el padre David

G. Ramírez recuperó, para sus feligreses, el templo de San Juan de Dios, mismo

que durante el conflicto había sido usado como garage. Para festejar la gran

victoria conservadora en 1943, los católicos citadinos durangueños inauguraron el

lujoso templo de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Con la reanudación de

cultos y la apertura de las escuelas y órdenes religiosas, los conservadores se

sentían satisfechos, para ellos el orden y la Iglesia se habían salvado.

Las diversas modificaciones a la legislación con respecto al artículo 130 de la

Constitución, durante el periodo presidencial de Carlos Salinas de Gortari,

otorgaron a las diversas Iglesias la oportunidad de ser sociedades sui juris y la

posibilidad de obtener propiedades, de manera legal. De hecho, salvo algunos

puntos, con las reformas al artículo 27 constitucional, realizadas durante el

413

régimen salinista, el Plan de Durango, promulgado por los conservadores en 1932,

casi se cumple en su totalidad, excepto por los postulados referentes a la guerra,

al divorcio y a la exclusividad del catolicismo como religión oficial.

De hecho, las relaciones que se establecieron a partir de los años sesentas del

siglo XX, se caracterizaron por una particular y destacada tolerancia, en la que el

Estado permitió que la Iglesia Católica se desarrollara e incrementara el número

de sus diócesis y arquidiócesis y que realizara la mayor parte de los actos propios

de su misión evangélica pública sin la interferencia de las autoridades del Estado.

No sólo eso, sino que los hombres del Estado vieron con simpatía las acciones de

la Iglesia, en este ambiente comenzaron a ser constantes las conversaciones y

comunicados entre el Episcopado y el Gobierno.

Ante la reanudación de cultos, el Estado dejó de insistir en la limitación al número

de sacerdotes, en el registro y en todas los demás términos y trabas legales que

provocaron el enfrentamiento de 1926.

El 15 de julio de 1992, la promulgación de la Ley de Asociaciones Religiosas y

Culto Público LARCP, publicada en el Diario Oficial, abrogaba las leyes limitantes

de culto a los diversos credos y confesiones.

Al recobrar legalmente la personalidad jurídica, las iglesias pudieron volver a

adquirir propiedades, tener libertad de culto externo, con ciertos límites, impartir

educación y, además se liberaba la situación jurídica de los ministros. Sólo que

estas libertades no eran ya exclusivas de la Iglesia Católica, de esta manera, la

igualdad de las Iglesias conlleva a la no discriminación por razones religiosas y a

la ausencia de una religión oficial.

Sin mayores problemas, la Asociación Católica de la Juventud Mexicana ACJM y

la Juventud Católica Femenina Mexicana, JCFM, continuaron su existencia y

recientemente celebraron la ascensión de sus mártires a los altares, así como los

pequeños triunfos de los partidos de derecha en diversos municipios.

Sin llegar a pensar en el cisma nacional, la Iglesia Católica se ha visto obligada a

cerrar filas a la derecha, a pesar de no poder enfrentar directamente a las nuevas

religiones, mismas que de una u otra forma, también forman parte de la derecha,

además, el catolicismo se topa ahora con diversos cuestionamientos en su propio

414

seno, por el advenimiento más estructurado de la Teología de la Liberación y

movimientos afines, mismos que renuevan las históricas pugnas entre el clero bajo

y el clero alto.

En medio de la distensión en las diferencias entre la Iglesia y el Estado Mexicano,

los términos peyorativos habían ido desapareciendo del lenguaje, cada vez era

más raro escuchar hablar de los católicos como fanáticos, retardatarios, mochos o

rezanderos. Por otra parte, las expresiones ofensivas para los liberales casi han

sido borradas de la retórica: demonios, masones, herejes, cismáticos y fariseos,

son términos cada vez menos usados. Sin embargo con el advenimiento de la

derecha al poder, en año 2000 y por los múltiples escándalos de su ineficacia y

corrupción, estos epítetos retornaron al lenguaje cotidiano. Es de notar también

que el antiguamente famoso nacionalismo de la derecha citadina que participó en

las Cristiadas, ahora fue trocado por un entreguismo transnacional que obedece a

las políticas de la globalización.

Así, difícilmente podrían conjuntarse nuevamente los múltiples grupos que

protagonizaron las Rebeliones Cristeras en Durango. Además, por el silencio con

que se les había ocultado a su población, los movimientos estudiantiles civilistas

populares de 1966 y 1970 no tenían la referencia a la rebelión civil anterior más

inmediata. De hecho, los cristeros no católicos tepehuanes no existían, como

tales, en la historiografía durangueña.

El castigo no escrito para la entidad con regiones rebeldes, fue la notoria ausencia

de flujo de recursos para la construcción de obras de infraestructura y de

comunicación, con lo cual se postergó el desarrollo del Estado y se propició la

emigración de sus habitantes a los centros de atracción más cercanos como las

ciudades de Torreón y Monterrey y las del sur de los Estados Unidos.

En 1990, el cuarto Estado más grande de la República contaba apenas con

1,349,378 habitantes y, según datos oficiales, ocupó el trigésimo lugar en lo

referente a crecimiento poblacional. El municipio de la capital y dos municipios

laguneros más: Lerdo y Gómez Palacio, son los centros más importantes de

población en los cuales radica el 54.9% de los habitantes, esta concentración

coexiste con una amplia dispersión en el resto de los municipios.

415

En el momento de su construcción, en los años cuarentas y cincuentas del siglo

XX, las vías de acceso carretero a los Estados Unidos rodearon al estado de

Durango y pasaron por Torreón, o no cubrieron los centros de población del

estado que debían ser comunicados.

El costo de la guerra del Caudillo Sagrado en Durango se siguió pagando con

soledad y aislamiento por varias décadas. En la cuenta del pago se incluyó que

tanto la Iglesia como el Estado intentaran, y casi lograran, enterrar la belleza épica

y dramática de la historia de los cristeros de Durango, que Antonio Estrada

transformó en Rescoldo, una de las mayores glorias de la literatura mexicana,

letras de una gesta resistente al tiempo y a los grupos de poder y que, de manera

inexorable, de acuerdo con la crítica especializada y los lectores comunes,

representa un clásico de la narrativa nacional.

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Glosario de siglas ACJM.- Acción Católica de la Juventud Mexicana. AGN.- Archivo General de la Nación. AH.- Archivo Histórico. ARA.- Aurelio Robles Acevedo. BI-BI.- Brigadas Femeninas Santa Juana de Arco o Brigada Invisible - Brigada Invencible. CATM.- Confederación de Asociaciones Católicas de México. CEHAM.- Centro de Estudios Históricos del Agrarismo en México. CESU.- Centro de Estudios Sobre la Universidad. CGOCM.- Confederación General Obrero y Campesina de México. CGT.- Confederación General del Trabajo. CNC.- Confederación Nacional Campesina. CNCT.- Confederación Nacional Católica del Trabajo. COSIOCED.- Confederación de Sindicatos Obreros y Campesinos del Estado de Durango. CROM.- Confederación Regional Obrera Mexicana. CTM.- Confederación de Trabajadores de México. ELCED.- Ejército Libertador Cristero del Estado de Durango. FAM.- Fuerza Aérea Mexicana. GN.- Guardia Nacional. GLMGVCD.- Gran Logia Masónica Guadalupe Victoria de la Ciudad de Durango. IIH.- Instituto de Investigaciones Históricas.

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SUDOUM.- Sindicato Único de Obreros Unidos Madereros. UANL.- Universidad Autónoma de Nuevo León. UJED.- Universidad Juárez del Estado de Durango. UNAM.- Universidad Nacional Autónoma de México. UNDCM.- Unión Nacional de Damas Católicas Mejicanas. UNS.- Unión Nacional Sinarquista. VITA o VITA- México.- Unión Internacional de Todos los Amigos de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa de México

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Mezquital, Durango, facilitado por él mismo, en Mezquital, 1988. • Colección de manuscritos y hojas sueltas del corridista Antonio Raymundo Muros, facilitado por

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Mezquital, municipio de Mezquital, Durango, 1987. • LUIS DOMÍNGUEZ. Corridista ciego de la Plaza de Armas de la ciudad de Durango, 1993. • ADOLFO ESTRADA MUÑOZ. Hermano del escritor Antonio Estrada Muñoz, en Huazamota,

municipio de Mezquital, Durango 1995. • FRANCISCO FELIX. Corridista ciego de la Catedral de la ciudad de Durango, entrevistado por

Hermelinda Hernández Terrazas, en 1987.

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• FRANCISCO FLORES. Excombatiente cristero de las tropas de Federico Vázquez, en

Temoaya, municipio de Mezquital, Durango, en 1988. • JAVIER GUERRERO ROMERO. Historiador de la ciudad de Durango, en 1987, 1988, 1989 y

1990. • FRANCISCO HERNÁNDEZ. Excombatiente cristero de las tropas de Trinidad Mora, en

Mezquital, municipio de Mezquital, Durango, en 1988. • VICENTE LEÑERO. Escritor, en la ciudad de México, 1988. • DORA MALDONADO VIUDA DE ESTRADA. Viuda de Antonio Estrada, en la ciudad de

México, 1987 y 1988. • ABEL MARTÍNEZ. Corridista, miembro del grupo musical Virgilio Torres y los Mensajeros de

Durango, en la Plazuela Baca Ortiz de la ciudad de Durango, en 1991. • JUAN MENDOZA LÓPEZ. Expendedor de libros y amigo personal de Antonio Estrada, en la

ciudad de México, 1987 y 1988. • ENRIQUE W. SÁNCHEZ. Ex director de la Secretaria de Educación Pública del Estado de

Durango, en la ciudad de Durango, 1990. • MOISES MUROS. Hijo del corridista Antonio Raymundo Muros, en Santiago Papasquiaro,

Durango, en 1987 y 1989. • CASIMIRO RUIZ. Excombatiente cristero de las tropas de Trinidad Mora, en Santiago

Bayacora, Durango, en 1987 y 1989. • SEÑORITA MARIA TERESA SÁNCHEZ NAJERA. Exmiembro de las Brigadas Femeninas

Santa Juana de Arco, en la ciudad de Durango, en 1987.

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Índice

Página

Introducción______________________________________________________3

I Iglesia, Estado e indígenas en Durango. Antecedentes___________________31

II Los protagonistas de la Primera Rebelión Cristera en Durango_____________97

Cronología de la guerra durante la Primera Rebelión Cristera

en el estado de Durango______________________________________173

III Los arreglos __________________________________________________229

IV La transición. Un lustro de paz____________________________________255 V La Segunda Rebelión Cristera en el estado de Durango_________________271

Cronología de la Segunda Rebelión Cristera en Durango____________299

El epílogo_________________________________________________363

VI El caso literario de Antonio Estrada________________________________371 VII Conclusiones_________________________________________________405

Glosario de siglas___________________________________________417

442

Fuentes________________________________________________________421