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Una amistad que nunca lo fue” Por empezar quiero presentarme ante todos ustedes, mi nombre es Luz y tengo una familia muy numerosa y amorosa. Soy alguien común y corriente, una persona temperamental, divertida, e introvertida. En esta historia a diferencia de las otras voy a contarles sobre una persona que marcó mi vida y la transformó inesperadamente de un día a otro. A pesar, de que todo parecía alegre y sin problemas llegó Cristina y todo cambió. Ella lo era todo, era muy especial para mí aunque no la conocía del todo bien, empezó como de pronto, a ser alguien infaltable en mi vida y una compañera en mi cotidiano andar. De verdad yo la apreciaba un montón y cada vez me sentía aún más cerca de ella. Pasaron los años, todo seguía demasiado normal, no tenía de que quejarme, continuaba saliendo y compartiendo con ella la mayoría de mis días, debo decir que yo estaba totalmente ciega. Cristina, tenía muchos problemas, y siempre era yo la que estaba cuando más lo necesitaba, solucionando todo. Lo que me llamaba la atención de esto es que siempre terminaba alejada de su grupo de amigos y yo no entendía la razón o el motivo de esto. A la vez esta situación me generaba tristeza porque yo observaba como eran injustos con ella, de tal modo que nuestra relación se fue acrecentando con más fortaleza, pero siempre vivía con esa incertidumbre de saber la verdad.

Historia de Religion

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Page 1: Historia de Religion

“ Una amistad que nunca lo fue”

Por empezar quiero presentarme ante todos ustedes, mi nombre es Luz y tengo una familia muy numerosa y amorosa. Soy alguien común y corriente, una persona temperamental, divertida, e introvertida.

En esta historia a diferencia de las otras voy a contarles sobre una persona que marcó mi vida y la transformó inesperadamente de un día a otro.

A pesar, de que todo parecía alegre y sin problemas llegó Cristina y todo cambió.

Ella lo era todo, era muy especial para mí aunque no la conocía del todo bien, empezó como de pronto, a ser alguien infaltable en mi vida y una compañera en mi cotidiano andar. De verdad yo la apreciaba un montón y cada vez me sentía aún más cerca de ella. Pasaron los años, todo seguía demasiado normal, no tenía de que quejarme, continuaba saliendo y compartiendo con ella la mayoría de mis días, debo decir que yo estaba totalmente ciega. Cristina, tenía muchos problemas, y siempre era yo la que estaba cuando más lo necesitaba, solucionando todo. Lo que me llamaba la atención de esto es que siempre terminaba alejada de su grupo de amigos y yo no entendía la razón o el motivo de esto. A la vez esta situación me generaba tristeza porque yo observaba como eran injustos con ella, de tal modo que nuestra relación se fue acrecentando con más fortaleza, pero siempre vivía con esa incertidumbre de saber la verdad.

Comenzó a aprovecharse de mí y de mi bondad y a mentirme a tal punto que ella misma creía lo que decía. Sin embargo yo sabía que esto me causaba mal, convivía con una angustia terrible, un tanto inexplicable. Hasta llegue a sentirme inferior a ella, y por darle toda mi confianza y apoyo, terminaba mal y me usaba para todo tipo de situación conflictiva que le llevara a mentirle con el gozo de salir ganando.

Su herramienta principal era la mentira y siempre lo fue; yo trataba de mi parte intentar comprenderla, teniendo mucha paciencia, entendí que esa era su única manera de vivir.

Además, cada vez que le planteaba algo que me disgustaba ella recurría a su familia, para hacerlo a su manera, cubrirse e evitar daños mayores. Sólo de

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ese modo y sólo así lograba poner a todos en mi contra. La verdad que fue bastante difícil afrontar esto, hasta que un día mi cabeza explotó. Debo decirles que yo siempre actuaba con el corazón, siguiendo mis principios de ayudar al prójimo, proteger al que lo necesita, dar consuelo y cariño al otro, como me enseño mi familia y principalmente Dios.

Aguante miles de problemas que ninguno imaginaría, recuerdo aquel día que sobrepaso los límites, que me invento que su padre estaba internado por no devolverme un objeto preciado que necesitaba.

Después de tantas idas y vueltas, por fin logre liberarme de su carcelera “amistad”, no sólo de ella sino también de todo su entorno defensor.

Pase días y días pensando, sin un rumbo fijo. Aguante humillaciones, mentiras, críticas, discusiones, insultos, burlas, de Cristina y de personas que jamás pensé que lo harían. Pero… nunca me atreví a decirle lo mal que me hacían esos comentarios.

Sufrí lo suficiente para darme cuenta que esa persona debía ser borrada de mi vida, esto no me dejaba avanzar ni ser yo misma.

Luego de tantas insistencias pude alejarme de a poco, y ser cada vez mejor persona. Conocí nuevas personas a mi vida por lo que todo esto quedó en el pasado, y hoy en día no existe ninguna diferencia entre nosotras.

Alejarme de ella, finalmente, me hizo aprender y saber que las personas son diferentes y que usar la mentira como algo cotidiano no soluciona nada, al contrario empeora las cosas.