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3 Noticias IIE noviembre/diciembre del 2000 Historia del Instituto de Investigaciones Eléctricas te a dos kilómetros y medio del Instituto. Esta presa alimentaba al “vaso”. La planta hidroeléctrica contaba con la presa de derivación, un canal de conducción, un tanque de regulación, tubería de precisión, casa de máquinas y una alta de caída de 17 metros que desa- rrollaba una potencia de 340 cp. Atrás del edificio 26 hay un puente pequeño por don- de pasaba el agua del canal. En aquellos tiempos ape- nas se contaminaba un poco el agua en la presa, pues no estaba el mercado, no había casas, nada lo ensucia- ba. Actualmente, hay varios fraccionamientos y otras construcciones del mercado y de casas, que han echado sus drenajes al río. Textiles de Morelos también man- daba mucha agua pintada de colores hacia el cauce del río; poco a poco, se acabó el bonito caudal. La pequeña presa del “vaso” alimentaba las turbinas que generaban la luz para el Internado Palmira, la ave- nida Palmira y el rancho del general Salinas. La sub- estación que está al lado del “vaso” permitía enviar la luz a esos lugares. Junto a lo que hoy es el edificio 12, había una pequeña compuerta que se utilizaba para desaguar la presa y limpiarla. Cuando se quitó la plan- ta de luz, la energía comenzó a traerse directamente desde Jiutepec. En 1943, el general Lázaro Cárdenas del Río donó los terrenos del Internado Palmira al Patrimonio de la Beneficencia Pública. La donación incluía “la casa E l Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE) tie- ne una larga e interesante historia que comienza mucho tiempo antes de 1975, cuando se creó el IIE. Juan Arredondo Gallegos y Manuel Bautista han ayudado a recrearla para todos los lectores del Noticias IIE. Lo que hoy conocemos como el “vaso” fue hace mu- chos años la presa de la primera planta hidroeléctrica del Estado de Morelos. En la década de los cuaren- ta, la granja “Palmira” aprovechaba las aguas del río Apatlaco en una planta hidroeléctrica construida por la Comisión Federal de Electricidad. El río Apatlaco, que desemboca en el Balsas y cuyo cauce pasa al lado de las instalaciones del Instituto, vie- ne desde Chapultepec, donde hay varios ojos de agua y una presa. Esa presa dejaba salir el agua hacia un río y hacia un canal que alimentaba todos los canales de riego de los campos de Acapatzingo. En el Apatlaco se podían ver pececitos y el agua estaba completamente limpia y clara; en él, la gente podía nadar, pues era un río precioso rodeado de árboles frutales. Todavía existe el canal que alimenta de agua las zonas de Atlacomulco y Acapatzingo. En el lugar en el que se unen las calles de Humboldt y Díaz Ordaz, pasa un río que viene del mercado López Mateos, el cual se junta más adelante con el que viene de Chapultepec en una presa ubicada aproximadamen-

Historia del Instituto de Investigaciones EléctricasEn ese entonces, la CFE creó en estos terrenos un cen-tro de capacitación para electricistas, una escuela para linieros. En el

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Page 1: Historia del Instituto de Investigaciones EléctricasEn ese entonces, la CFE creó en estos terrenos un cen-tro de capacitación para electricistas, una escuela para linieros. En el

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Noticias IIE

noviembre/diciembre del 2000

Historia del Instituto de Investigaciones Eléctricas

te a dos kilómetros y medio del Instituto. Esta presa alimentaba al “vaso”. La planta hidroeléctrica contaba con la presa de derivación, un canal de conducción, un tanque de regulación, tubería de precisión, casa de máquinas y una alta de caída de 17 metros que desa-rrollaba una potencia de 340 cp.

Atrás del edificio 26 hay un puente pequeño por don-de pasaba el agua del canal. En aquellos tiempos ape-nas se contaminaba un poco el agua en la presa, pues no estaba el mercado, no había casas, nada lo ensucia-ba. Actualmente, hay varios fraccionamientos y otras construcciones del mercado y de casas, que han echado sus drenajes al río. Textiles de Morelos también man-daba mucha agua pintada de colores hacia el cauce del río; poco a poco, se acabó el bonito caudal.

La pequeña presa del “vaso” alimentaba las turbinas que generaban la luz para el Internado Palmira, la ave-nida Palmira y el rancho del general Salinas. La sub-estación que está al lado del “vaso” permitía enviar la luz a esos lugares. Junto a lo que hoy es el edificio 12, había una pequeña compuerta que se utilizaba para desaguar la presa y limpiarla. Cuando se quitó la plan-ta de luz, la energía comenzó a traerse directamente desde Jiutepec.

En 1943, el general Lázaro Cárdenas del Río donó los terrenos del Internado Palmira al Patrimonio de la Beneficencia Pública. La donación incluía “la casa

El Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE) tie-ne una larga e interesante historia que comienza mucho tiempo antes de 1975, cuando se creó el

IIE. Juan Arredondo Gallegos y Manuel Bautista han ayudado a recrearla para todos los lectores del Noticias IIE.

Lo que hoy conocemos como el “vaso” fue hace mu-chos años la presa de la primera planta hidroeléctrica del Estado de Morelos. En la década de los cuaren-ta, la granja “Palmira” aprovechaba las aguas del río Apatlaco en una planta hidroeléctrica construida por la Comisión Federal de Electricidad.

El río Apatlaco, que desemboca en el Balsas y cuyo cauce pasa al lado de las instalaciones del Instituto, vie-ne desde Chapultepec, donde hay varios ojos de agua y una presa. Esa presa dejaba salir el agua hacia un río y hacia un canal que alimentaba todos los canales de riego de los campos de Acapatzingo. En el Apatlaco se podían ver pececitos y el agua estaba completamente limpia y clara; en él, la gente podía nadar, pues era un río precioso rodeado de árboles frutales. Todavía existe el canal que alimenta de agua las zonas de Atlacomulco y Acapatzingo.

En el lugar en el que se unen las calles de Humboldt y Díaz Ordaz, pasa un río que viene del mercado López Mateos, el cual se junta más adelante con el que viene de Chapultepec en una presa ubicada aproximadamen-

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principal y el despacho, las casas habitación, un local para la escuela primaria, establo, caballerizas, planta avícola en producción, alberca, cuatro kilómetros de tubería de cuatro pulgadas para la conducción de agua potable desde los manantiales de Chapultepec y red de distribución, así como la mitad de los caballos de fuer-za que la Comisión Federal de Electricidad otorgaba a “Palmira” para las obras del canal y lotes ubicados en terrenos de la misma granja, los cuales también fueron cedidos por Cárdenas a la CFE”.

En ese entonces, la CFE creó en estos terrenos un cen-tro de capacitación para electricistas, una escuela para linieros. En el “vaso” se iban a construir una cancha de basquetbol y otra de voleibol. Donde ahora está la cocineta, iba a construirse una alberca. En el edificio 2 había una enfermería completamente equipada. Los edificios 2, 3, 6, 7, 8 y 10 eran casas de los empleados de la CFE. Había otra casita donde ahora está el edi-ficio 12. Estos terrenos eran administrados y cuidados por el señor Ramón Santoyo.

En esa época, junto al edificio 6 se hacían grandes en-ramadas para cocinar barbacoa y carnitas cuando había visitantes, como Fidel Velázquez, Josué Escofet Artigas y Leonardo Rodríguez Alcaine. También se colocaban varias líneas en un espacio de 100 metros, donde los técnicos concursaban y los jueces calificaban cómo se subían, cómo amarraban sus cables y bajaban cuchillas (concursos de linieros).

El Ingeniero Colunga se encargó de organizar el pro-yecto de jardinería. Se plantaron setos desde el edificio 6 hasta el árbol de nogal que está junto a la caseta de

vigilancia. También había limones, nueces, mangos, tamarindos, tulipanes y jacarandas. Entre los edi-ficios 13 y 14 se hizo una jardinera con plantas y al costado se puso un letrero con la leyenda “Centro de Capacitación de CFE”. Con el paso del tiempo, y se-gún las necesidades, muchos árboles se fueron talando para construir más edificios.

En 1975, se creó el Instituto de Investigaciones Eléctricas mediante decreto presidencial, el cual esta-bleció que la Comisión Federal de Electricidad haría entrega al IIE del terreno adecuado para la ubicación definitiva. El IIE se instaló en 1976 en el lugar que actualmente ocupa y que representa poco más de 55 mil metros cuadrados.

Cuando fue creado el Instituto, los edificio 2 y 3 se utilizaban como dormitorios. El edificio 1 era un co-medor. Los edificios del 4 al 11 se utilizaban como ofi-cinas y el 13 y 14 como laboratorios. El edificio 4 fue la primera dirección ejecutiva y permaneció ahí hasta tiempo después de haberse construido el edificio 12. El edificio 6 fue la primer oficina administrativa y de ser-vicios generales. El camino de la entrada del edificio 15 estaba lleno de árboles de mango. El primer auxiliar de mantenimiento fue don Ramón Santoyo, se contaba en ese 1976 con ocho empleados únicamente.

Tres días antes de la inauguración del Instituto, Juan Arredondo recibió una llamada telefónica para pedir-le que se presentara en las oficinas. Al otro día, junto con su hijo Toño, sus tijeras, su machete y su escoba,

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se dedicó a podar todos los setos hasta que terminó El Instituto se inauguraba a la mañana siguiente, así que le consiguieron una podadora, un bidón de gaso-lina y varias personas que fueran barriendo detrás de él. Comenzó a podar el jardín a las seis de la mañana y sólo descansaba para dejar que enfriara un poco la máquina, terminó a las 9:30 de esa misma mañana.

Juan Arredondo cuenta que se fue a bañar y cambiar a su casa y al volver, ya no lo dejaron entrar. Estaba lleno de periodistas, helicópteros y elementos de la po-licía Federal. El presidente Luis Echeverría llegó a las instalaciones con el entonces gobernador de Morelos dentro de una combi. Desde ese día, y para él inespera-damente, Juan Arredondo fue contratado para trabajar en el Instituto de Investigaciones Eléctricas. La placa de inauguración develada esa fecha, se colocó en don-de ahora está el edificio 12 y actualmente se encuentra en el centro del “vaso”.

Los laboratorios y edificios se han ido remodelando y se han construido mucho más. En el 24 se colocaron los digestores y los paneles solares para calentar el agua. La biblioteca se instaló en el edificio 3. Para biogás, se trasladaba estiércol desde el establo de las vacas (ubi-cado en terrenos del Internado) hasta los digestores. El edificio 10 era un almacén de papelería y en el 7 estaban las fotocopiadoras.

El 17 de mayo de 1976 se creó el sindicato, su secreta-ria general era Guillermina Cañedo Espero. Después de nueve años, su puesto fue ocupado por Carlos Espinosa

García, y seis años más tarde, por Yolanda de la Cruz. El cual secretario general de la Sección 150 del SUTERM es Jesús Damián. La primera gestión del sindicato con-siguió que se estableciera el servicio de transporte para los empleados del Instituto pero con el paso de los años, la gente dejó de utilizarlo y el servicio desapareció.

Cuando comenzó el Instituto, el personal era poco y las instalaciones suficientes. Pero, en sólo dos años, el número de investigadores creció de 15 a 156, por lo que en 1978 se vieron en la necesidad de obtener la renta del edificio que hoy ocupa el Tec de Monterrey para tener más personal allá.

Todos los viernes se hacían convivios, el primero fue bajo los mangos, junto al edificio 27. Todos eran in-vitados a estos convivios, incluso el doctor Mulás asis-tía. En alguna ocasión se hizo una comida con don Leonardo Rodríguez Alcaine, entonces secretario ge-neral del Sindicato de Electricistas, en la que se puso un corralito de manta para jugar gallos.

Algunos años después, comenzaron a realizarse convi-vios para todo el personal en fiestas como la de fin de año o el Día del Niño. En el “vaso” se colocaban varios refrigeradores, mesas y todos eran atendidos por mese-ros. El sindicato daba regalos a todos los niños. Debido al crecimiento del personal, estos convivios dejaron de realizarse hace más de 15 años.

El Instituto de Investigaciones Eléctricas ha tenido seis directores: el doctor Carlos Vélez Ocón, el doc-tor Carlos Treviño Lozano, el ingeniero Guillermo

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Fernández de la Garza, el doctor Pablo Mulás, el doc-tor Julián Sánchez Gutiérrez y el ingeniero Fernando Kohrs Aldape.

Como muchos deben recordar, hace cinco años se partió un enorme pastel de chocolate para todo el personal, conmemorando el aniversario del Instituto. Juan Arredondo Gallegos fue presentado por el doctor Pablo Mulás, entonces director del Instituto, como “la personas más vieja, perdón, más antigua del Instituto que va a partir el pastel…”

Muchos han sido los cambios que ha sufrido el Instituto a través de 25 años, cambios humanos, es-tructurales, tecnológicos y organizacionales. En estas líneas ni siquiera han sido mencionados todos aquéllos que son parte dela historia de esta institución, pero se puede asegurar están en la memoria de cientos de per-sonas. Algunas épocas han sido mejores que otras, sin duda, pero siempre ha existido el espíritu innovador y emprendedor de cada uno de los que se han formado parte del gran equipo que hoy conforma al Instituto de Investigaciones Eléctricas.