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Historia ESA TomoII 0

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  • 2Monumento al Divino Salvador del Mundo.

  • 3Estimados maestros y maestras:

    Una de las motivaciones que nos invita a lograr el Plan Nacional de Educacin 2021, es la formacin integral de nuestros alumnos y alumnas. Este anhelo nos demanda fortalecer la convivencia, la democracia, la tolerancia, la solidaridad, el respeto a la verdad, el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de los de-beres en todas las aulas y centros escolares del pas.

    Conscientes de este compromiso, ponemos en sus manos la segunda edicin de los tomos I y II de Historia de El Salvador, que fueran publicados por primera vez en 1994. Esta segunda edicin retoma el valioso aporte de la primera pu-blicacin, actualiza los contenidos a partir de nuevos hallazgos, y presenta los principales acontecimientos y procesos de los primeros aos del siglo XXI.

    Esperamos que estos recursos bibliogrcos sirvan de apoyo en su trabajo y contribuyan a promover el fortalecimiento de la identidad salvadorea, la com-prensin de nuestra realidad, y la construccin de una sociedad justa, democr-tica y pacca.

    Darlyn Xiomara Meza Jos Luis Guzmn Ministra de Educacin Viceministro de Educacin

  • ISBN: 978-99923-63-68-3, obra completa Historia 1 y 2 El Salvador Ministerio de Educacin. Copyright Segunda Edicin Ministerio de Educacin de El Salvador 2009

    Derechos Reservados. Prohibida su venta. Esta publicacin puede ser reproducida en todo, en parte, total o parcialmente, reconociendo los derechos del Ministerio de Educacin de El Salvador.

    Elas Antonio Saca Presidente de la Repblica

    Ana Vilma de EscobarVicepresidenta de la Repblica

    Darlyn Xiomara Meza Ministra de Educacin

    Jos Luis Guzmn Viceministro de Educacin

    Carlos Benjamn OrozcoViceministro de Tecnologa

    Norma Carolina RamrezDirectora General de Educacin

    Ana Lorena Guevara de VarelaDirectora Nacional de Educacin

    Manuel Antonio MenjvarGerente de Gestin Pedaggica

    Rosa Margarita Montalvo Jefe de la Unidad Acadmica

    Equipo tcnico MINED Miguel ngel Aguilar Cardona

    Apoyo tcnico externo

    Direccin editorial: Luis Guillermo Bernal Ramrez

    Subdireccin editorial: Ana Elia Quijano de Batres

    Edicin:Chester Rodolfo Urbina Gaitn Waldemar Urquiza

    Colaboradores: Jos Raymundo Caldern Morn Sajid Herrera MenaVctor Ren MarroqunCarlos Antonio Orellana TriguerosJos Antonio Castillo Ortiz

    Revisin general Ricardo Argueta

    Coordinacin de realizacin: Gabriela Velsquez

    Diagramacin:Csar Quem

  • 5La actualizacin de los libros de Historia de El Salvador permite disponer de obras de consulta con contenidos recientes y autorizados sobre la evolu-cin histrica del pas. Esto se enmarca dentro de las metas y polticas del Plan Nacional de Educacin 2021. El Plan Nacional de Educacin 2021 es impulsado bajo la coordinacin del Ministerio de Educacin, con el fin de articular los esfuerzos por mejorar el sistema educativo nacional. Uno de sus objetivos es la educacin integral de los salvadoreos y salvadoreas, que contribuya a la formacin de ciudadanos conocedores de su historia y comprometidos con la democracia y la paz.

    En el Tomo I se han incluido los recientes hallazgos de la historia antigua nacional, la vida cotidiana en la Colonia, la economa del ail, la presencia de esclavos negros, las redes familiares y el proceso de Independencia, El Salvador y la Repblica Federal de Centroamrica, el levantamiento de Anastasio Aquino, el caudillismo, la transicin a la economa cafetalera y la consolidacin del Estado. Entre los nuevos temas estn los inicios de la meteorologa en El Salvador, la campaa nacional contra William Walker, la circulacin de libros en el siglo XIX y las fiestas de El Salvador del Mundo.

    A partir de las nuevas investigaciones y relecturas, los aportes que se han plasmado en el Tomo II fortalecen la interpretacin de lo ocurrido en la llamada Repblica cafetalera, el marco poltico de los aos veinte del siglo XX, que seala la llegada de las influencias ideolgicas de izquierda. Se amplan las interpretaciones acerca de la dictadura de Hernndez Martnez y la insurreccin de 1932, la importancia de la Constitucin de 1950 en la llamada modernizacin, el proceso de integracin centroamericano y las races del conflicto El Salvador-Honduras. Adems, se aportan nuevos datos sobre los sucesos de los aos setenta y de la guerra civil salvadorea. Finalmente, se consignan temas novedosos como los hechos ms relevantes ocurridos en el pas en los primeros aos del siglo XXI, la violencia juvenil y la globalizacin.

    Prlogo a la segunda edicin

  • 6NDICE UNIDAD IV ESTADO, LIBERALISMO Y CAF (1870-1930) .............................................. 8Captulo 17. Las bases de la Repblica agraria (1870-1900) ...................................9Introduccin17.1 Las bases econmicas y sociales de la Repblica agraria ...............................................1017.2 La produccin del caf: aspectos tcnicos y financieros ......................................................1317.3 Los cambios institucionales y jurdicos ......16 Referencias bibliogrficas ..................................22Captulo 18. El Estado cafetalero ..............23Introduccin18.1 El proceso de fortalecimiento del Estado ...2418.2 La dinmica poltica del Estado oligrquico ..........................................................3018.3 Hacienda pblica, desigualdad impositiva y construccin de infraestructura ......................34Referencias bibliogrficas ..................................38Captulo 19. Caf, elites y sociedad urbano-rural............................................39Introduccin19.1 El nacimiento de la oligarqua cafetalera ...4019.2 Los trabajadores del campo ........................4219.3 Los cambios sociales en el mundo urbano ................................................................48Referencias bibliogrficas ..................................52Captulo 20. La poltica de la Repblica cafetalera ................................................53Introduccin20.1 El ascenso al poder de la familia Melndez Quinez ...........................................5420.2 Los grupos populares en la contienda poltica ................................................................5720.3 Auge de las organizaciones laborales .........60Captulo 21. El Salvador y el mundo (1898-1930) .............................................65Introduccin21.1 Imperios comerciales, estados-nacionales y revoluciones: el mundo y El Salvador ............6621.2 El Salvador y Centroamrica bajo la renovada Doctrina Monroe ................................68

    21.3 La poltica exterior del pas ........................75Referencias bibliogrficas ..................................78Captulo 22. La cultura de la Repblica cafetalera ................................................79Introduccin22.1 Las ideas de progreso .................................80 22.2 Moda, transporte e infraestructura: la imitacin de la cultura moderna .......................82 22.3 La construccin de la nacin: smbolos, educacin y literatura ........................................87Referencias bibliogrficas ..................................92Captulo 23. A las puertas de la crisis de la Repblica cafetalera ................................93Introduccin23.1 De la apertura poltica a la represin. ...........................................................9423.2 La crisis de 1929 .........................................9623.3 Nuevos discursos y alianzas polticas .........99Referencias bibliogrficas ................................105Bibliografa .......................................................107UNIDAD VDICTADURA, MODERNIZACIN Y GUERRA EL SALVADOR-HONDURAS .... 108Captulo 24. La dictadura de Maximiliano Hernndez Martnez ........... 109Introduccin24.1 El ascenso del militarismo y el golpe de Estado contra Arturo Araujo ............................11024.2 El levantamiento campesino indgena de 1932 .............................................................11324.3 Consolidacin y cada de la dictadura .....119Referencias bibliogrficas ................................126Captulo 25. Poltica econmica, fiscal y social durante el martinato .................... 127Introduccin25.1 Las reformas bancaria, fiscal y constitucional ...................................................12825.2 Asistencialismo social y rgimen de excepcin .........................................................13125.3 El modelo econmico tradicional ............136Referencias bibliogrficas ................................140

  • 7Captulo 26. Transicin hacia la modernizacin ...................................... 141Introduccin26.1 Final de la Segunda Guerra Mundial y apertura al futuro .............................................14226.2 La transicin de 1944 a 1948 ...................14426.3 El golpe de Estado de 1948 y la Constitucin de 1950 ........................................148Referencias bibliogrficas ................................158Captulo 27. La modernizacin de la economa a partir de 1950 ...................... 159Introduccin27.1 Auge de los precios del caf y del algodn .............................................................16027.2 La conformacin del modelo industrializante ................................................16227.3 El nuevo rol del Estado ...........................166Referencias bibliogrficas ................................170Captulo 28. La conformacin del Mercado Comn Centroamericano .......... 171Introduccin28.1 Orgenes de la integracin ......................17228.2 Los primeros pasos de la integracin ......17528.3 Ruptura del Mercado Comn Centroamericano .............................................178Referencias bibliogrficas ................................182Captulo 29. La guerra El Salvador Honduras .............................................. 183Introduccin29.1 El contexto previo a la guerra .................18429.2 Antecedentes y causas sociales de la guerra ...............................................................19029.3 El manejo propagandstico del conflicto ...........................................................19429.4 Despus de la guerra ................................195Referencias bibliogrficas ................................199Bibliografa .......................................................201UNIDAD VICRISIS SOCIAL, CONFLICTO ARMADO Y NUEVAS REALIDADES POST-ACUERDO DE PAZ ................................................. 202

    Captulo 30. El inicio de la crisis ............ 203Introduccin30.1 Cierre de los espacios polticos y fraude ...............................................................20430.2 La tierra: epicentro de la crisis .................20730.3 El auge de las organizaciones de izquierda ..........................................................21130.4 Las Juntas de Gobierno y las reformas ......................................................215Referencias bibliogrficas ................................220Captulo 31. La guerra civil .................... 221Introduccin31.1 El conflicto armado ................................. 22231.2 La dinmica poltica .................................22631.3 Consecuencias sociales de la guerra ......................................................229Referencias bibliogrficas ................................232Captulo 32. El Acuerdo de Paz .............. 233Introduccin32.1 El proceso de negociacin ........................23432.2 Los derechos humanos .............................23732.3 Ejecucin del Acuerdo de Paz ..................240Referencias bibliogrficas ................................244Captulo 33. Reformas econmicas, desarrollo humano y democracia ............ 245Introduccin33.1 Reformas econmicas.............................. 24633.2 Desarrollo humano, violencia juvenil y delincuencia .....................................................25233.3 El camino hacia la democracia ................ 259Referencias bibliogrficas ................................268Captulo 34. Desastres, remesas y globalizacin ......................................... 269Introduccin34.1 Fenmenos naturales, vulnerabilidad y desastres ...........................................................27034.2 Migraciones internacionales y remesas ............................................................27934.3 Globalizacin ............................................284Referencias bibliogrficas ................................298Bibliografa .......................................................300

  • 8Unidad IV Estado, liberalismo y caf(1870-1930)

    Captulo 17. Las bases de la Repblica agraria (1870-1900)Captulo 18. El Estado cafetaleroCaptulo 19. Caf, elites y sociedad urbano-ruralCaptulo 20. La poltica de la Repblica cafetaleraCaptulo 21. El Salvador y el mundo (1898-1930)Captulo 22. La cultura de la Repblica cafetaleraCaptulo 23. A las puertas de la crisis de la Repblica cafetalera

    Benecio de caf, con mquinas y motores modernos. Tomado de: Historia de El Salvador. Tomo II. San Salvador: Ministerio de Educacin, 1994. p. 10.

    Antiguo Palacio Nacional de San Salvador. Tomado de: Historia de El Salvador. Tomo II. San Salvador: Ministerio de Educacin, 1994. p. 26.

  • 9Captulo 17

    Introduccin

    El estudio del pasado nos demuestra constante-mente que las transformaciones econmicas nunca vienen solas. Van acompaadas de cambios polti-cos, sociales y culturales. Tanto las primeras inciden en las segundas como estas en aquellas. Aunque en determinados momentos histricos habr una predominancia de lo econmico, ello no debera lle-varnos a subestimar la importancia de lo social y lo poltico, as como la de las ideologas que sustentan dichas transformaciones.

    En este captulo (y los subsiguientes) se analizar cmo los cambios econmicos que se dieron en El Salvador a partir de 1870, con el fomento de la agroexportacin, produjeron los cambios sociales y polticos ms dra-mticos desde los tiempos de la Conquista espaola, trescientos cincuenta aos antes.

    Estos cambios se han conocido como reformas liberales. Lo que tales reformas impulsaron con mucha fuerza, bsicamente a fines del siglo XIX, fueron algunas medidas que ya venan plantendose

    a finales del siglo XVIII: separacin entre Iglesia y Estado, secularizacin de la enseanza y formacin de trabajadores agrcolas propietarios de parcelas, entre otros aspectos. Al asumir una ideologa libe-ral, es decir, la creencia en la separacin de poderes, en la representacin popular basada en el sufragio ciudadano, en la idea del pueblo soberano, en una economa de propietarios individuales, las elites polticas y econmicas salvadoreas buscaron cons-truir una Repblica agraria con modelos poltico-culturales importados de las potencias que en ese momento reflejaban ms aquellos ideales: Francia, Gran Bretaa y Estados Unidos.

    Sin embargo, como veremos a lo largo de esta uni-dad, no solo estas elites o el Estado fueron los nicos protagonistas de la historia; tambin participaron otros actores, aceptando o resistiendo, impidiendo o no, como indgenas, campesinos, municipalidades, la Iglesia, etctera; quienes, de alguna manera fueron afectados por las decisiones de los otros. Justamente esta ser una fuente potencial de muchos conflic-tos, sobre todo al buscarse cambios sin los debidos consensos.

    Las bases de la Repblica agraria (1870-1900)

    Hacienda de caf (La Cumbre, Apaneca). Tomado de: DAWSON, Guillermo J. Geografa elemental de la Repblica de El Salvador. Pars: Librera de Hachette y Ca., 1890.

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    17.1 Las bases econmicas y sociales de la Repblica agraria

    En El Salvador, a fines del siglo XIX (1870-1900), el cambio econmico ms importante fue el desa-rrollo de nuevas actividades productivas en el rea rural, tales como la minera y el cultivo de caf. Estas actividades econmicas fueron promovidas por personas de distintos sectores sociales, pero en especial por miembros de una elite emergente. Ms que nada, estos nuevos empresarios y productores buscaban beneficiarse de las oportunidades que ofreca la participacin en los mercados de exporta-cin y, tambin, de un mayor mercado interno. Esto podra lograrse siempre y cuando se introdujera o se aumentara la produccin de productos como pieles, azcar, caf, plata, maz y frijol.

    De estos productos, el caf fue el de exportacin de mayor crecimiento y el que ms ganancias gener para los productores, beneficiadores y comercian-tes. Aunque el caf se produca en pequea escala desde antes de la Independencia, por varias razo-nes no se expandi su produccin sino hasta la dcada de 1860. En peridicos, como El Salvador Regenerado, de mayo de 1846, se afirmaba que dos fuentes de riqueza que preparaban a los cuscatle-cos dias mui venturosos eran la minera y el caf. El caf afirmaba el editorial de dicho peridico hace al presente la prosperidad de Costarica (...). El caf puede tambin hacer la prosperidad de El Salvador porque tiene los mismos elementos, y aun posee ventajas superiores a Costarica.1

    Algunos documentos de comienzos del siglo XIX mencionan la produccin de caf en pequea esca-la por parte de los indios de occidente y de otros individuos que buscaban comenzar su produc-cin en gran escala. Durante las dcadas de 1870 y 1880, la produccin continu creciendo, pero con algunos reveses, pues uno de los problemas que los productores siempre enfrentaron fue el de las fluctuaciones en la demanda y el precio del caf en los mercados internacionales. Ante esta eventuali-dad, el que logr el xito fue aquel productor que se mantuvo constante, sorteando los malos tiempos

    y preparndose para el momento oportuno. Para muchos salvadoreos y salvadoreas, el aumento en la produccin de caf y la produccin comercial de otros productos agrcolas y la ganadera signific un mayor acceso a los bienes de primera necesidad y hasta un aumento en el nivel de consumo de bienes importados o manufacturas locales. Para otros, un grupo ms reducido de productores y comerciantes, su participacin en la produccin de caf, azcar y ganado signific alcanzar cierta riqueza, mientras que algunos otros productores, especialmente los ms pequeos, siempre corran el riesgo de perder sus propiedades por deudas que no podan pagar.

    A los sectores ms acaudalados, la economa comer-cial les permiti utilizar la tierra y el trabajo de la poblacin campesina para engrandecer constan-temente sus riquezas. Asimismo, su consumo de productos importados aumentaba, como tambin sus facilidades para viajar a otros pases y enviar a sus hijos e hijas a estudiar fuera de El Salvador. Por supuesto que no todos los empresarios, inversionis-tas o especuladores de fines del siglo XIX lograron convertirse en acaudalados capitalistas; muchos perdieron, al igual que otros de menos recursos, en el juego del mercado.

    Es particularmente notorio que pocas familias supieron sobreponerse y agudizar el tino empren-dedor para aprovechar las oportunidades de esos tiempos. Lo cierto es que la acumulacin lograda al final del siglo fue importante para afrontar los nuevos retos que lanzara el siglo venidero.

    Palacio Municipal de Santa Ana, construido con estilo clsico, un signo de la ciudad que surgira con el auge del caf. Tomado de: Historia de El Salvador. Tomo II. San Salvador: Ministerio de Educacin, 1994. p.13.

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    Recuadro 17.1Produccin y exportacin de caf, 1860-1940

    Tambin, es importante notar que los grandes empresarios, ya fueran comerciantes, hacendados o agricultores, nunca centraron toda su actividad econmica en un solo producto, como tampoco lo hicieron los pequeos productores, que no dejaron de producir granos, frutas y otros artculos de con-sumo familiar cuando se dedicaban a la produccin de productos exportables como caf y azcar.

    Los inversionistas distribuan sus inversiones en varios productos, aun cuando uno de ellos fuera su principal fuente de riqueza. Por eso, ocurri que a fines del siglo XIX muchos de los grandes producto-res o exportadores de caf utilizaban sus ganancias para comprar tierras ganaderas, producir azcar,

    Ao Produccin (quintales)

    Exportacin (quintales)

    Estimado de tierras bajo cultivo de caf (hectreas)

    1860 11,000 --- ---1880 200,000 166,000 ---1885 300,000 --- ---1890 600,000 --- ---1901 556,000 437,326 42,0001905 775,000 620,391 60,0001910 772,000 618,347 59,0001916 988,674 777,326 61,0001920 1,026,715 817,108 73,0001924 1,304,347 1,061,065 80,0001929 1,413,492 1,017,021 98,0001932 1,357,321 862,065 97,0001933 1,204,434 100,000 ---1934 1,332,224 1,084,478 104,0001935 1,245,900 1,088,413 106,0001936 1,559,819 1,074,108 109,0001937 1,466,552 1,469,956 ---1938 1,386,982 1,169,652 107,0001939 1,455,577 1,212,869 100,0001940 1,266,863 1,231,500 91,000

    prestar dinero y hasta invertir en actividades urba-nas e industriales.

    El crecimiento de la produccin cafetalera en El Salvador se debi tanto a factores tcnicos y eco-nmicos como a polticos. Tal como se dijo en un captulo anterior, la produccin cafetalera fue posible gracias al establecimiento de los servicios de vapores con regiones del mundo que deseaban comprar productos agrcolas. El ejemplo de Costa Rica, que comenz a exportar caf antes de que lo hiciera El Salvador, tambin fue importante para despertar el inters en agricultores, comerciantes, artesanos y profesionales urbanos para que invir-tieran en la produccin del grano.

    Tomado de: Historia de El Salvador. Tomo II. San Salvador: Ministerio de Educacin, 1994. p.8.

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    El Club Internacional, contiguo al Teatro Nacional de San Salva-dor, fue por muchos aos centro de reunin de la elite capitalina. Tomado de: Historia de El Salvador. Tomo II. San Salvador: Minis-terio de Educacin, 1994. p.44.

    Poltica econmica liberal: medida econmi-ca orientada a defender y promover el modelo econmico basado fundamentalmente en la propiedad privada, la iniciativa de los empre-sarios y la libertad de mercado.

    Glosario

    Por su parte, el Estado promovi la produccin cafetalera con sus polticas econmicas libera-les, que comenzaron lentamente en la dcada de 1870. Tanto el Gobierno nacional como diversos Gobiernos municipales y juntas agrcolas departa-mentales repartieron miles de rboles de caf a los productores de diferentes clases sociales, y promo-vieron la privatizacin de aquellas tierras que fueran usadas para producir artculos de exportacin. De esta manera, el Estado dio su apoyo a la produccin para la exportacin, pero no hizo lo mismo con los agricultores y campesinos que no participaban directamente en la economa de exportacin, ya sea porque no tenan los recursos, las tierras adecuadas, los conocimientos u otras razones personales.

    Sin embargo, es importante notar que los esfuerzos del Estado no solo buscaban aumentar la produc-cin de caf, sino adems desarrollar la economa agraria comercial del pas en todos sus aspectos. Esto se concret en algunos esfuerzos para promo-ver la diversificacin agrcola y el establecimiento o mejoramiento de otros productos de exportacin. A la vez, el Estado buscaba formar una clase de agri-cultores de xito que surgiera de la masa del cam-pesinado, por sus propios esfuerzos, y contribuyera a elevar el nivel econmico de todo el pas.

    Pero asimismo, el Estado y otros sectores sociales, como los intelectuales, creyeron que esta clase de agricultores de xito deba estar formada por inmi-grantes extranjeros, a quienes se les percibi como agentes industriosos por naturaleza. Empero, la presencia de inmigrantes no fue tan importante como en otras reas de Amrica Latina.2

    Por ltimo, resulta evidente que los pases de Centroamrica solo pudieron ampliar su produc-cin de caf porque los habitantes de los pases industrializados de Europa y Norteamrica empe-zaron a consumirlo en mayores cantidades, convir-tiendo el grano, en el siglo XIX, en un producto de consumo popular. La alta demanda del caf signi-fic, asimismo, que el precio que se pagaba por el grano en los principales mercados de Norteamrica y Europa llegara a tales niveles que muchos pases decidieron integrarse al mercado mundial del caf.

    Es decir, el caf finalmente se convirti en aquel cultivo de mayor esperanza, como decan los agricultores y el Gobierno de El Salvador, dndole un gran impulso a la principal fuente de riqueza nacional: la agricultura.

    No es desafortunado pensar que si bien la apuesta por el caf fue acertada, no dejaba de ser al mismo tiempo un signo de debilidad, porque todo se haca descansar en su suerte.

    En este sentido, el caf no sirvi para potenciar ade-cuadamente otros productos o sectores de la econo-ma nacional que representaran gran potencial. El monocultivo no puso en duda la confianza de los productores ni del Gobierno de la Repblica.

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    Mujeres limpian caf en un benecio. Tomado de: MARTNEZ PE-ATE, Oscar. El Salvador: Historia General. San Salvador: Edito-rial Nuevo Enfoque, 2007. p.67.

    17.2 La produccin del caf: aspectos tcnicos y financieros

    No fue suficiente, por supuesto, que haya habido una demanda en el mercado mundial para que el grano de oro se impusiera por encima de todos los otros productos de exportacin de El Salvador. Para establecer una produccin cafetalera de cualquier tamao, un factor determinante fue la obtencin de tierras de suficiente altura y fertilidad como para permitir el crecimiento y la productividad ptimos del rbol de caf. A mediados del siglo XIX, El Salvador tena muchas tierras adecuadas para el caf, pero la mayor parte de estas nunca haban sido explotadas, excepto para la extraccin de maderas y la caza de animales.

    Antes de que fueran utilizadas para el caf, muchas de estas tierras altas del occidente, centro y oriente del pas estaban cubiertas de bosques de distintos tipos. Los empresarios o agricultores que quisieran establecer una finca de caf primero tenan que pre-parar el terreno para la siembra de las plantitas, que previamente haban sido atendidas en semilleros. Parte de esa preparacin consista en despejar los suelos mediante la tala de algunos rboles, dejando en pie otra cantidad considerable que se conservaba para dar sombra a los cafetales.

    Los productores tambin tenan que asegurar sufi-ciente mano de obra para cuidar los rboles y lim-piar los cafetales regularmente. Cuando los rboles comenzaban a producir granos de caf, a los cinco o seis aos de haber sido sembrados, el productor tena que obtener suficiente mano de obra durante los meses de cosecha (generalmente de diciembre a febrero) para recoger todo el caf y hacerlo llegar a los comerciantes o beneficiadores.

    Esta mano de obra poda provenir de los propios miembros de la familia del productor o de trabaja-dores a quienes se les pagaba de acuerdo con el peso del grano que recogieran. En esta labor participaban adultos y nios de ambos sexos, pero en especial figuraban las mujeres y muchos trabajadores de la vecina Repblica de Guatemala que venan a tra-

    bajar a El Salvador por unos meses al ao. Adems del cultivo propiamente dicho, la produccin de caf inclua una fase industrial mediante la cual se despulpaba la semilla y se secaba para que quedara solamente el grano. Al principio, durante los aos de 1860 a 1880, no se usaba maquinaria compleja para este proceso. Existan unas mquinas peque-as para despulpar y secar, algunas de las cuales fueron inventadas en El Salvador. A medida que la produccin de caf se expandi, algunos de los productores y comerciantes invirtieron en la com-pra de maquinaria ms compleja, casi siempre de fabricacin inglesa o norteamericana. Con esto, los beneficiadores lograban una mayor ganancia al comprar el grano sin procesar de muchos pro-ductores, ya fueran estos campesinos pequeos, medianos o agricultores mayores.

    Para iniciar los trabajos del ciclo agrcola, muchos de los productores de caf a menudo se endeudaban con los comerciantes, beneficiadores o exportado-res. Comprometan la prxima cosecha para pagar el prstamo. Si el precio del caf suba, el productor lograba cancelar el prstamo sin problema; pero si el precio bajaba, no poda hacerlo. Si estas deudas se acumulaban, los productores podan terminar perdiendo sus tierras a manos de sus acreedores. Esto dificultaba especialmente la participacin de los pequeos propietarios en la produccin cafeta-lera, pues, como no existan bancos que les prestara dinero, casi siempre tenan que depender de comer-ciantes o terratenientes grandes que cobraban tasas de inters de hasta el 2% mensual.

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    Ya que la produccin cafetalera estaba restringida a ciertos tipos de suelos, incluyendo aquellos ubi-cados cerca de carreteras, ferrocarriles y puertos, la economa del grano tuvo siempre un carcter regional. Los departamentos cafetaleros siempre han sido los mismos: Santa Ana, Ahuachapn, La Libertad, Usulutn y, en menor grado, La Paz y San Vicente. Y aun dentro de estos departamentos existen zonas costeras y otros terrenos planos que nunca han sido utilizados para la produccin de caf. La produc-cin cafetalera empez casi siempre en las afueras de las ciudades (Santa Ana, Ahuachapn, Santa Tecla, Santiago de Mara) y se extendi hacia el interior, llegando a veces a ocupar tierras en muni-cipios aledaos.

    Las fincas de caf durante el siglo XIX no eran muy grandes, solo unos pocos productores tenan fincas de ms de veinte o treinta hectreas. La mayor parte

    Nombre Dueo Produccin (quintales) Tamao estimado en hectreasCafetaln ngel Guirola 3,500* 310Santa Teresa ngel Guirola --- ---El Reposo ngel Guirola --- ---San Rafael Rafael Guirola Duke 3,000* 270La Asuncin Rafael Guirola Duke --- ---El Paraso Rafael Guirola Duke --- ---San Luis Rafael Guirola Duke --- ---Santa Elenita Suco de Flix Drdano 2,000* 180Ceiln Suco de Flix Drdano --- ---San Carlos Suco de Flix Drdano --- ---La Pradera Suco de Flix Drdano --- ---La Fincona Walter Soundy 1,200 105Santa Mara Familia Dueas 350 31Utila Ricardo Gallardo 300 27San Nicols Jos y Simn Contreras 300 27San Roberto Claudio Ochoa 200 18Total 10,850 968

    de las fincas estaban por debajo de esa extensin, aunque para fines de siglo ya existan empresarios que ocupaban varios cientos de hectreas, adems de poseer sus propios beneficios y casas de expor-tacin. Por ejemplo, a comienzos del siglo XX, el seor ngel Guirola ya tena 310 hectreas en produccin en Nueva San Salvador y era uno de los productores ms fuertes del pas en esa poca.

    Otros productores producan caf en solo unas pocas hectreas, a la par de las siembras de granos bsicos, frutas y vegetales. En algunos casos, varias haciendas en la regin costera que se originaron en el perodo de la Colonia tambin participaron en la produccin de caf, pero solo dedicando una pequea porcin de sus tierras al arbusto. Valga decir que todava a fines del siglo XIX no todos los productores o terratenientes del pas estaban con-vencidos del xito del caf como para apostar todo y dedicarse de manera exclusiva a su cultivo.

    (*) Representa la produccin de todas las fincas del mismo dueo.

    Recuadro 17.2Principales fincas de caf en Nueva San Salvador, 1910

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    Aunque la produccin cafetalera trajo al pas ingre-sos que de otra manera tal vez no hubiera tenido, la dependencia alrededor de un producto que absor-ba grandes recursos naturales y humanos tambin acarre riesgos y problemas. El principal problema durante el siglo XIX fue la fluctuacin frecuente de los precios del caf en Europa y Norteamrica, que a veces bajaban por debajo del costo de produccin del grano. Cuando el precio bajaba, los ingresos de los distintos sectores sociales relacionados con el caf tambin bajaban, afectando as los ingresos del Estado y el bienestar de la economa en general.

    La incertidumbre y la vulnerabilidad de la produc-cin del caf determinaron que muchos pequeos productores decidieran vender sus propiedades, ya sea por deudas o por el riesgo que conllevaba el cul-tivo. El resultado fue una tendencia a que las tierras se concentraran en pocas manos. Fenmeno que se aceler dramticamente despus de 1920. Adems, esto trajo consigo que un sector muy reducido de beneficiadores comenzara a captar la mayor parte de las ganancias de la produccin del caf.

    Tambin, debe recordarse que durante el siglo XIX el caf fue solo uno de varios productos de importancia entre otros, como el ail, el ganado, los granos bsicos, el azcar, el blsamo, los materiales de construccin, las manufacturas artesanales, las pieles y las maderas. Esto signific que las fluc-tuaciones del caf afectaran a los salvadoreos y salvadoreas de distintas maneras. Incluso, muchos no tuvieron ningn contacto con la actividad cafe-talera, y lo ms probable es que la mayora de los que la tuvieron, ya fueran habitantes urbanos o rurales, solo viese un cafetal cuando se integraba al corte del caf.

    Todava ms, de acuerdo a estadsticas de la mitad del siglo XIX, en muchas poblaciones se cultiv trigo, maz, arroz, frijoles, garbanzos, papas, pltanos, yuca, cacao, ail, aguacates, cochinilla, entre otros productos. Frutas como cocos, mangos, anonas, san-das, melones, jocotes, etctera. Se criaba ganado y se producan maderas como caoba, cedro, pino, laurel, roble, encino, ciprs, copinol, blsamo, algunas de los cuales eran apreciadas para la construccin.3

    No cabe duda que el problema no era que las tierras existentes en nuestros campos no sirvieran para otros cultivos sino que para que estos fueran rentables y que impactaran significativamente en la economa, se requera de una alta produccin y de acceso a los mercados, especialmente a los extranjeros.

    El pequeo y mediano productor siempre tuvo el obstculo del financiamiento, simplemente por-que no era sujeto de crdito, el patrimonio personal o familiar no representaba las garantas suficientes. Tampoco el Estado supo contribuir con asistencia tc-nica y fue incapaz de servir de soporte financiero. Su preocupacin ms bien era cmo captar impuestos para cubrir el gasto pblico.

    Para el Estado, el aumento de la produccin expor-tadora signific una importante fuente de ingresos directos e indirectos. El Estado decret impuestos sobre la exportacin del caf, pero especialmente sobre la importacin de productos extranjeros, es decir, el aumento del intercambio comercial sirvi para aumentar los ingresos del Estado. Esto no supuso que los Gobiernos utilizaran estos fondos para promover el desarrollo econmico. Gran parte de estos recursos se esfumaba a travs de la corrup-cin y los gastos militares. No obstante, el Estado lleg a identificar su futuro con la promocin de las actividades econmicas ligadas a la exportacin, y as se vio obligado a impulsar algunos incentivos para su expansin.

    Campesinos en plantacin de caf.

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    17.3 Los cambios institucionales y jurdicos

    Al acercarse el fin de siglo, casi todos los grupos sociales influyentes (hacendados, agricultores, cam-pesinos, artesanos, profesionales y comerciantes) estaban ms o menos de acuerdo en que el progreso del pas era sinnimo de progreso de la economa de exportacin, esto es, buscaron crear las condiciones adecuadas para asegurar el aumento de la participa-cin salvadorea en los mercados internacionales y de la produccin para el mercado interno. En este sentido, el liberalismo econmico predomin como la forma de entender y promover el progreso econ-mico. En la prctica, el Estado actu para promover la expansin agrcola por diferentes medios. Como ocurre con las polticas econmicas, el Estado busc beneficiar a toda la nacin; pero algunos grupos sociales se beneficiaron ms que otros de estas pol-ticas de liberalismo econmico.

    Entre las polticas econmicas que impuls el Estado salvadoreo, se puede mencionar la reduccin de los impuestos a la exportacin, para que los produc-tores nacionales de caf, ail y otros productos no tuvieran que pagar un impuesto mayor para enviar sus productos fuera del pas. Ms bien, el Estado se preocup por cobrar impuestos a los artculos que se importaban al pas. Otra medida importante fue el establecimiento de registros de la propiedad y otros registros de transacciones econmicas para que el Gobierno pudiera regularizar las compras y las ventas de los productores agrcolas y a los comerciantes de todo el pas.

    Las medidas ms importantes que se dictaron esta-ban encaminadas a liberar la propiedad de la tierra, especialmente de la ms frtil, para el mercado de compra-venta. Esto signific que el Gobierno busc supervisar las deudas e hipotecas. Tambin, implic que el Gobierno privatizara (es decir, colocar en manos de propietarios individuales) las tierras que hasta casi el fin de siglo estaban en manos de comu-nidades indgenas, ladinas y de las municipalidades. Adems, el Estado vendi a especuladores y pro-ductores de todo tipo gran cantidad de otras tierras que eran consideradas propiedad nacional.

    Una de las maneras en que el Estado intervino ini-cialmente en el fomento de la agricultura comercial fue reformando las leyes que tenan que ver con la tenencia de la tierra y con la agricultura en general. Debe recordarse que El Salvador pas a la vida inde-pendiente con unas leyes de tenencia y ocupacin de suelos que se haban heredado de tiempos de la Colonia. Esta tradicin legal buscaba conciliar los intereses de hacendados y grandes productores con los de las comunidades campesinas indgenas y ladinas. Por eso, en la Colonia cada pueblo, ya fuera denominado oficialmente indgena o ladino, reciba alrededor de 40 caballeras de terreno en forma de ejidos. Despus de la Independencia, el Gobierno salvadoreo sigui protegiendo el derecho de los pueblos a poseer ejidos y, eventualmente, les garan-tiz el control sobre sus propias tierras, llamadas legalmente desde 1867 comunidades, cada una con su propia personera jurdica.

    Especulador: Persona que hace negocio conla compra-venta de tierras o cualquier otro pro-ducto.Caballera: Medida de supercie. Una caba-llera equivale a 64 manzanas o 44.7037 hec-treas.

    Glosario

    Tienda de productos importados. Tomado de: Catlogo de fotogra-fas histricas de El Salvador. Fotocopia en propiedad del Museo Nacional de Antropologa Dr. David J. Guzmn.

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    Adems de los terrenos que municipios y comuni-dades controlaban desde la Colonia, muchas nuevas tierras fueron incorporadas como ejidos (bajo con-trol municipal) o comunales (bajo control comuni-tario, pero de uso privado) desde la Independencia hasta la dcada de 1870. Cuando se fundaba una poblacin nueva, los gobernantes casi siempre le proporcionaban ejidos. En otras ocasiones, gru-pos de indios o campesinos ladinos compraban haciendas u otros terrenos. Para la dcada de 1870, junto a las haciendas y las nuevas fincas cafetale-ras, haba docenas de municipios y comunidades que controlaban cientos de caballeras de tierras.

    Esta comunicacin del alcalde de Nueva San Salvador al Ministro de Gobernacin, del ao de 1867, expresa claramente los problemas que los gobernantes salvadoreos vean en torno a la propiedad y el uso de la tierra.

    Tanto en esta poblacin como en otras varias del Departamento, sucede con frecuencia que muchas personas agraciadas con terrenos municipales no los aprovechan sino en muy pequea parte y ni siquiera los acotan durante mucho tiempo por la escasez de sus recursos; mientras que otras personas con facultades para emprender trabajos importantes de agricultura los solicitan con empe-o y no los consiguen porque los poseedores, o se niegan a venderlos, o piden por ellos cantidades exorbitantes, causando con esto un perjuicio de mucha magnitud a la agricultura y, por consi-guiente, a la riqueza del pas. Este inconveniente proviene de que las leyes relativas a la distribucin de los terrenos municipales no han determinado hasta ahora con exactitud y precisin las condi-ciones bajo las cuales se adquiere y se pierde el derecho de posesin sobre ellos

    En 1866, el gobernador de Sonsonate rindi un informe donde explicaba el funcionamiento del comn en los pueblos de su departamento y las relaciones a veces difciles de stos con las autori-dades municipales.

    Dentro de estas comunidades y municipalidades, el uso de la tierra se rega mediante una combinacin de disposiciones legales nacionales y las prcticas y tradiciones locales. No siempre se distribua el uso de la tierra de una manera justa o igualitaria. En los ejidos, los arrendatarios campesinos deban pagar un impuesto (o canon) a la municipalidad por utili-zar la tierra. No siempre se pagaba este canon, pues en muchos lugares los habitantes consideraban la tierra como propia. En otros lugares, los individuos con mayor poder dentro de los pueblos trataban de acaparar las mejores tierras o participaban en negocios corruptos con especuladores.

    Dios me libre de pedir se ataque la propiedad comunal, siempre respetada por el Supremo Gobierno: no, no pido eso, pero s creo de mi deber, indicar a usted, en bien de los pueblos, que sera muy conveniente reglamentar los comunes, obligndolos a tener un administrador, un teso-rero para el mejor manejo de sus intereses... As, Seor, se haran producibles las selvas vrgenes abundantes en buenas maderas, vainilla, pita-floja, jengibre, blsamo, y los campos frtiles en donde pueden repastarse considerable nmero de reses...

    ...muchos pueblos tienen COMUN. Esto es el conjunto de naturales que, como dueos de las tie-rras, las manejan y disponen de sus productos. En algunos pueblos, los comunes no hacen oposicin ninguna a las disposiciones de las municipalida-des; mas en otras, no pueden estas corporaciones hacer ningn contrato ni emprender una obra pblica, sin el consentimiento e instruccin del comn. Testigos son Jujutla, Guaimango, Santo Domingo, Masahuat, Cuisnahuat, Cacaluta e Ishuatn. La causa de semejante anomala es la carencia de fondos de la municipalidad, por lo que todo lo tienen que esperar del comn. Mas los comunes son unas sociedades toleradas por la ley que manejan fondos pertenecientes a todo un pueblo, y a quienes nadie les pide cuenta.

    Recuadro 17.3Los funcionarios y la tierra

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    El sistema de ejidos municipales produca cierta inseguridad entre los agricultores, pues algunas plantas, como el arbusto de caf, requieren varios aos para empezar a producir y el arrendatario de los ejidos no siempre tena seguridad de que podra continuar ocupando el mismo lote. Esto generaba incertidumbre entre los campesinos y agricultores, y retrasaba la expansin agrcola.

    En las comunidades indgenas y ladinas, los campe-sinos y agricultores usualmente no pagaban ningn alquiler, aunque siempre seguan sujetos en algn grado u otro al poder de los dirigentes de sus comu-nidades para obtener acceso a la tierra. Pero una cosa es clara: durante buena parte del siglo XIX, la gran mayora de los salvadoreos tena acceso a la tierra, ya fuera como arrendatario ejidal, ya como miembro de comunidades u ocupante de baldos no titulados, ya como colono en las tierras de algn hacendado o agricultor.

    Con la expansin de la agricultura de exportacin, a fines del siglo XIX, el Estado busc maneras de promover tanto el caf como otros productos. A tal fin, el Gobierno fue interviniendo el manejo de la tierra, especialmente al privatizar grandes bal-dos de propiedad nacional, vendindolos a bajo precio a agricultores y especuladores, y a menudo tambin a los ocupantes campesinos. En algunos municipios, como Santa Ana y Nueva San Salvador, la mayor parte de las extensas tierras ejidales haba sido distribuida entre los agricultores, incluyendo entre estos a los ms acaudalados capitalistas del pas. El Gobierno quiso hacer lo mismo en el resto del pas.

    En 1881 y 1882, el Estado decret la abolicin de las tierras ejidales y comunales, con el propsito de promover la propiedad individual y, supuestamen-te, el desarrollo nacional. Mediante estos decretos, los arrendatarios u ocupantes de terrenos ejidales o comunales pasaran a ser los dueos de sus terre-nos. La misma ocupacin continua por varios aos de terrenos ejidales era prueba suficiente para tener derecho a solicitar el ttulo. En el caso de los ejidos, los arrendatarios cancelaran el equivalente a cuatro aos del canon en seis pagos anuales, ms el costo

    de la titulacin. Estos costos no eran muy altos para aquellos campesinos y agricultores que tenan algn ingreso en efectivo, ya fuese por la venta de sus pro-ductos o por la venta de su fuerza de trabajo a algn hacendado o agricultor vecino.

    Aparentemente, el proceso de privatizacin de la tierra no era complicado, pero no dejaba de tener sus contratiempos. Sea como fuese, el indgena y el ladino pobre se vieron envueltos en procesos jur-dicos administrativos que le desalentaban. No se diga, el pago en efectivo. Pues, aunque se contara con alguna remuneracin no siempre sobraba el dinero.

    Canon: Impuesto que databa del perodo co-lonial y que deban pagar aquellos que arren-daban un terreno para cultivar.Ejido: Tierras pertenecientes a las comunida-des de indgenas, asignadas para el cultivo agrcola o actividades pecuarias. El tamao generalmente dependa del nmero de fami-lias beneciarias.

    Glosario

    Decreto del 27 de marzo de 1897El decreto del 27 de marzo de 1897, emitido por la Asamblea Nacional, marc la consumacin de la extincin de comunidades y ejidos, aun-que hubo juicios posteriores que se extendieron incluso hasta 1912 y 1966.

    En este decreto, la Asamblea Nacional, consi-derando que el sistema ejidal se ha extingui-do y que, adems, siendo importante pasar a la propiedad privada los terrenos que por no haber sido titulados han pasado a la nacin, de-sapodera de los derechos que le corresponden sobre los terrenos de comunidades y ejidos que volvieron a su dominio y autoriza a los alcaldes respectivos para otorgar ttulos de propiedad a los poseedores que los reclamen y declara vlidos los ttulos supletorios otorgados por los mismos, aun fuera de fecha.4

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    Un decreto emitido en el pasado obligaba a las comunidades poseedoras de tierras a cultivar caf, cacao o hule en al menos un cuarto de su extensin. Esto no fue seguido del todo por los campesinos por varias razones, una de las cuales era que requeran de varios aos para la produccin y ellos nunca estaban seguros de volver a ocupar la misma parcela en los aos posteriores. Aparte de que no queran

    perder en cultivos donde no tenan experiencia. Por tanto, muchos omitieron lo prescrito por el decre-to. Ante esa negativa, el Gobierno vio fracasado el intento de incentivar los cultivos exportables por vas indirectas. Razn por la cual busc la manera de privatizar las tierras.

    Un acuerdo del Ministerio de Gobernacin emitido el 26 de julio de 1879 comprometa a las diferentes Gobernaciones Departamentales a presentar un informe sucinto sobre los terrenos que haba en la poblacin del Departamento, sin acortarse y repar-tirse y cul era su extensin. Los resultados con base en datos correspondientes a octubre y noviembre de 1878 fueron los siguientes: total de tierras ejida-les y comunales: 257,523 hectreas, acotadas y dis-tribuidas: 142,728.6 hectreas, sin acotar: 114,795.4 hectreas. Cifras que desde todo punto de vista eran parciales, por no contar con toda la informacin. Por consiguiente, en 1881 se emiti otro decreto ms radical, ahora se trataba de la ley de extincin de comunidades que de acuerdo con las estimacio-nes anteriores estaba destinado a afectar el 15% del territorio agrcola del pas.

    Al observar el decreto en su conjunto, es un claro ejemplo del liberalismo criollo dominante, de un individualismo extremo, acomodado a la necesidad de ampliar las relaciones mercantiles. En efecto, el considerando que acompaaba el decreto deca que la indivisin de los terrenos posedos por comuni-dades, impide el desarrollo de la agricultura, entor-pece la circulacin de la riqueza y debilita los lazos de la familia y la independencia del individuo. Por tanto, tal estado de cosas debe cesar cuanto antes, por ser contrario a los principios econmicos, pol-ticos y sociales que la Repblica ha aceptado.5

    En la mayora de los casos, los ocupantes de las tie-rras lograron titular sus terrenos, si no inmediata-mente, por lo menos durante las dcadas siguientes. Sin embargo, en muchos casos, hubo abusos, injus-ticias y desalojos que perjudicaron los intereses de los campesinos. Esto ocurri especialmente con los terrenos que no estaban ocupados o que colindaban con hacien das, pues algunos hacendados buscaron ensanchar sus tierras en los ejidos sin haber tenido

    Departa-mento

    Pueblos Departa-mento

    Pueblos

    Ahua-chapn

    AtacoAtiquizayaAhuachapnTacuba

    San Miguel

    San Miguel

    Cabaas Ilobasco San Salvador

    Tonacate-pequeMejicanos

    Chalate-nango

    ChalatenangoLa Palma/San IgnacioSan Miguel de MercedesLas VueltasArcataoDulce Nombre de MaraTejutlaEl Paraso

    San Vicente

    Laguna de Santa ClaraTabln de Santo Domingo

    Cuscatln San Pedro Perulapn Santa Ana Comn de LadinosVolcnLa LagunaComn de LadinosChalchuapaCoatepeque

    La Libertad

    San MatasQuezaltepequeOpicoPueblos de la Costa del Blsamo

    Sonsonate Dolores IzalcoAsuncin IzalcoArmeniaNahuizalcoJuaya

    La Paz Santiago NonualcoSan Juan Talpa

    Usulutn Santa ElenaComn de Ladinos de JucuapaMercedes Umaa

    Morazn CacaoperaChilangaGuatajiagua

    --- ---

    Recuadro 17.4Comunidades indgenas y ladinas formalmente reconocidas por el

    Gobierno alrededor de 1880

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    derecho legal a estas tierras. Algunas veces, los alcal-des o gobernadores intervenan en favor de algn grupo de campesinos frente a un hacendado colin-dante, como mediadores administrativos y jurdicos que buscaban conciliar los conflictos por medio de los procesos jurdicos. El proceso de consolidacin de la propiedad individual llevo al conflicto.

    Las comunidades tenan la obligacin de financiar la medicin de todas sus tierras y su distribucin en proporciones iguales entre sus miembros. Los miem-bros de estas comunidades tuvieron en muchos casos que hacer colectas para poder pagar los gastos de medicin y distribucin.

    En algunas comunidades, como la de Coatepeque, la divisin de terrenos comunales procedi rpidamen-te y sin muchos problemas, llevando a la privatiza-cin de las tierras en manos de sus miembros. Pero otras comunidades tuvieron problemas y la divisin de sus tierras tom por lo menos diez o quince aos. En algunos de estos casos, hubo conflictos entre los mismos comuneros, quienes se aliaban con distintas facciones dentro de sus comunidades.

    En otros casos, hubo problemas con hacendados colin-dantes, quienes haban ocupado tierras de las comu-nidades. Tambin la divisin ayud a revivir viejos conflictos entre comunidades vecinas o entre munici-pios y ejidos colindantes, inclusive conflictos que haban sido resueltos por dictamen administrativo o judicial.

    Ms que nada, la privatizacin de las tierras comuna-les y ejidales, incluyendo otras tierras adicionales que fueron adjudicadas a las comunidades para su venta a los residentes, signific la consolidacin de la propiedad privada en el campo, favoreciendo a miles de pequeos productores y a grandes inversionistas y agricultores. Esta privatizacin solucion algunos de los problemas que existan antes con el sistema de ejidos y tierras comunales, pero tambin cre problemas nuevos. El principal problema fue que para 1900 ya no quedaban muchas tierras libres de buena calidad para ocupar.

    Adems, los campesinos y agricultores que haban titulado sus terrenos de diez o veinte hectreas duran-

    te los ltimos aos del siglo ahora tenan que dividir sus tierras entre varios herederos. Esto signific que, de no lograrse otras alternativas, el campesinado salvadoreo no tendra mucho espacio para reprodu-cirse como tal despus de una o dos generaciones.

    Adems, mientras avanzaba el proceso de la privati-zacin, los medianos y grandes agricultores lograron amasar grandes ganancias que podan invertir en nuevos terrenos y en la contratacin de ms mano de obra campesina.

    El proceso de privatizacin de las tierras no fue rpi-do, dur ms de 20 aos. Como hemos visto, de la transferencia de los derechos de propiedad no solo se benefici la emergente elite empresarial del pas sino tambin muchos campesinos, indgenas y pequeos propietarios.

    Sin embargo, no todo ocurri apaciblemente. Surgi una serie de conflictos al interior de las poblacio-nes, especialmente en el occidente del pas, porque muchas comunidades indgenas se resistieron a esta transformacin agrcola debido a que chocaba con sus costumbres y tradiciones comunitarias manteni-das ancestralmente o por la poca transparencia en la ejecucin de las medidas de transferencia.6

    En efecto, la cultura indgena de ninguna manera consideraba a la tierra como una mercanca, por el contrario ella era el mbito donde se daba la existen-cia y se cultivaban las tradiciones.

    Campesino entrando a la ciudad de Cojutepeque. Tomado de: DAWSON, Guillermo J. Geografa elemental de la Repblica de El Salvador. Pars: Librera de Hachette y Ca., 1890. p. 40.

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    El siguiente documento es una solicitud de los miembros de la comunidad de ladinos de Zacatecoluca, dirigida al concejo municipal, pidiendo que se les exima del pago del canon por uso de los ejidos.

    Nos los individuos que hoy aparecemos como miembros de la mayora del comn de esta ciu-dad con el respeto que es debido y usando del derecho que nos corresponde por la ley; pare-cemos y desimos: que abindose publicado un bando en las calles pblicas de esta poblacin, imponiendo un real por cada mansana en los terrenos que posemos el comn de Labradores en sus Ejidos como nuebo grabamen que tanto pesa sobre nosotros por ser en su mayora muy pobres los que trabajamos los granos de primera necesidad, nada [tenemos] en contrario alas disposiciones de la Municipalidad si [es] que ella proporcione engrosar fondos sin grabar a la jene-ralidad de la indijencia, por que si trabajamos para socorrer a nuestras familias es sacrificando nuestros frutos con las personas que nos dan abilitacin [prstamos].

    En tal concepto, desimos que el ao de sincuenta y siete, tubimos que desenbolsar sumas con-siderables de nuestro trabajo personal, segn consta de la cuenta que se agrega de los gastos que en aquella epoca se hicieron, costiandonos personalmente hasta hacer tener los ttulos y un agrimensor que lo fue el Senor Don Guillermo Castro, para hacer el esclarecimiento de nues-tros Ejidos trabajando la mayor parte haciendo calles para descubrir los mojones principales y no alegar ignorancias con los colindantes que se opucieron asi al Oriente.

    En consecuencia desimos que desde tiempo inmemorial desde nuestros primeros padres ha benido este grabamen que impuso el gobierno Espanol con el titulo de tributo; y es por esto que

    quiso beneficiar a todos los pueblos de Centro America desde que Cristobal Coln descubri estas Probincias: Hasies que creemos que los Ejidos que reconosemos los labradores, estan comprados, no solo con nuestros tesoros, sino tambin con la sangre de las espaldas de nues-tros pasados Padres, sin que ninguna autori-dad aya cooperado con sus fondos a los sitados labradores. En conclucin decimos que tambin tenemos el trabajo de la iglecia que actualmente se esta edificando, y este lo hacemos con nuestro personal trabajo, sin que a ningun operario se le pague un sentabo por que lo hacemos bolunta-riamente sin costar los fondos de la Iglecia, pues hasta la sostencin de toda la jente que trabaja en el referido trabajo la dan los mismo Barios de esta ciudad.

    A vos respetable cuerpo municipal pedimos y suplicamos hos sirvais tenemos en consideracin y mandar se lebante dicho impuesto por ser en gran perjuicio de nuestras miserables familias, y no tenemos otra clace de fondos que nos produs-ca lo suficiente para poder pagar dicho impues-to: y en caso que nuestra solicitud no surta los efectos que deseamos, pedimos se nos debuelva orijinal con su probeido para ocurrir al Supremo Gobierno, para que con bisto de nuestra solicitud se sirva resolver lo que crea justo, se cual fuere su resolucin estaremos pronto a respetarla y obdecerla. Es justicia que pedimos implorando la gracia jurando no hacerlo de malicia.

    Zacatecoluca, Octubre 8 de 1867.

    Recuadro 17.5Solicitud de exencin del canon

    Mercado de cntaros de Zacatecoluca, 1910. Foto propiedad del MUPI.

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    nuevos dueos pudieron hipotecarlas, trmite que tambin era asentado en los registros de la propie-dad. Adems, se reformaron las leyes agrarias para regular y supervisar el cumplimiento de los contra-tos entre particulares y la defensa de la propiedad privada de los agricultores. La ley agraria tambin buscaba regular las relaciones entre los trabajadores y los terratenientes que los reclutaban para trabajar en sus fincas o haciendas.

    Adems de reformar la propiedad agraria, el Estado tom otras medidas para promover y regular el desarrollo agrario del pas, no todas con el mismo resultado o con la misma efectividad. Durante la dcada de 1880, se form el nuevo Registro de la Propiedad, que en pocos aos lleg a tener oficinas en todos los departamentos del pas. Este Registro sirvi para inscribir los nuevos ttulos de tierras. Con la titulacin individual de miles de predios, los

    Las denominadas reformas liberales de fines del siglo XIX llevaron a cabo un conjunto de trans-formaciones econmicas, polticas, sociales y culturales. En estas reformas, no solo el Estado fue el actor principal sino tambin las elites econmicas, los indgenas, los campesinos, las municipalidades, la Iglesia, etctera.

    Desde esa perspectiva, las bases econmicas modernas de El Salvador se establecieron en las tres ltimas dcadas del siglo XIX. Lo que las elites polticas, econmicas e intelectuales buscaron fue construir una Repblica agraria sustentada en el modelo agroexportador. Para ello, y sin necesidad de que desaparecieran los cultivos tradicionales o de alimentos para la sub-sistencia de los habitantes, las elites se aferraron al modelo del monocultivo, el cual, por su misma naturaleza, exigi un proceso de transformacin en la tenencia de la tierra. El monocultivo en el pas, dirigi su mirada a la produccin a gran escala del caf. Esto hizo que los campesinos paulatinamente se dedicaran a ese cultivo.

    Durante los aos posteriores a 1870, El Salvador vivi transformaciones importantes en el uso de la tierra en las zonas rurales que sirvieron de base para la organizacin de la economa nacional moderna. Esto no significa que los cambios de aquellos aos fueron todos igual-mente importantes o permanentes, pero s que algunos tuvieron tal impacto que determinaron los procesos sociales, econmicos y polticos de las siguientes dcadas en la historia del pas.

    Aunque muchos indgenas y ladinos se vie-ron beneficiados con la transformacin de la tenencia de la tierra, es decir, con el proceso de extincin de tierras comunales y ejidales, y con la consecuente privatizacin de las mismas, otros quedaron excluidos de estos beneficios, agravndose an ms las desigualdades socia-les. Los conflictos por la tierra al interior de los pueblos, de los indgenas con las autoridades locales y estatales comenzaron a ser una impor-tante caracterstica de este panorama que haban abierto las reformas liberales.

    Conclusin

    1. El Salvador Regenerado. San Salvador: 31 de mayo de 1846. p. 326.2. MARTNEZ, Francisco. La inmigracin. En: La Universidad, Serie IV, N 12, 1894. pp. 298-300; LINDO, Hctor. La economa de El Salvador en

    el siglo XIX. San Salvador: 2002. p. 294ss. 3. Estadstica General de la Repblica de El Salvador (1858-1961). San Salvador: Direccin de Publicaciones e Impresos, Academia Salvadorea

    de la Historia y CONCULTURA, 1990.4. MENJVAR, Rafael. Acumulacin originaria y desarrollo del capitalismo en El Salvador. San Jos: s.e. 1995. p. 104. 5. ibid. pp. 92-101.6. LAURIA, Aldo. Una repblica agraria. Los campesinos en la economa y la poltica de El Salvador en el siglo XIX. San Salvador: Direccin de

    Publicaciones e Impresos, 2001. Captulos VII y VIII.

    Referencias bibliogrcas

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    Antigua casa presidencial, ubicada en una de las esquinas del Parque Libertad en San Salvador. Tomado de: Historia de El Salvador. Tomo II. San Salvador: Ministerio de Educacin, 1994. p.99.

    Captulo 18 El Estado cafetalero

    Introduccin

    En las siguientes pginas, se estudia el desarrollo del Estado salvadoreo durante los aos de la bonanza cafetalera de fines del siglo XIX e inicios del siglo XX. Este desarrollo comenz con el proceso por el cual una autoridad radicada en la capital del pas adquiri presencia efectiva en el territorio nacional a travs del monopolio de la fuerza legtima, incor-porando el pas al control de un Gobierno central. Esto fue posible gracias al abandono de las relacio-nes tensas que haba caracterizado a los pases cen-troamericanos, que no pocas veces haba conducido a las guerras, arrasadoras de poblados y cultivos.

    Tambin, se analiza la lucha entre diversos grupos sociales que buscaban alcanzar presencia y representa-cin en el aparato estatal. Esta era la nueva forma que tomaba la disputa por el poder, luego de dejar atrs los clsicos enfrentamientos entre conservadores y libera-les. Ahora, junto a los dirigentes polticos y sus aliados locales, apareca la clase emergente de ricos producto-res agrcolas, comerciantes y exportadores que buscaba incidir en las decisiones de los lderes polticos.

    Finalmente, se describe la poltica del Estado, esto es, las medidas que el Estado tom para promover el desarrollo econmico y garantizar el orden y la paz social. El resultado de todo lo anterior fue un Estado ms fuerte y estable que pudo impulsar el desarrollo de la nacin con base en el cultivo inten-sivo del caf.

    El Estado como una institucin moderna asumir la divisin de poderes, asignando a cada uno de ellos la funcin correspondiente; luego, buscar cada vez ms romper con la dependencia que tena respecto de la Iglesia, algo que se acentuar con los gobier-nos liberales. Sin embargo, no todas las medidas tomadas tendrn el mismo impacto en la poblacin, desde luego habr privilegiados y afectados.

    Desafortunadamente, el Estado no se orientar por un sentido de igualdad social y de armona, algo que tarde o temprano sin duda traer sus consecuencias. La prctica poltica de los gobernantes y de las eli-tes estar marcada por el pragmatismo; es decir, la bsqueda de propsitos inmediatos, postergando visiones y prcticas a largo plazo, condicionados por las necesidades y posibilidades del momento.

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    18.1 El proceso de fortalecimiento del Estado

    Los estados modernos han representado un poder centralizado, cuya manifestacin se ha visualizado en un conjunto de instituciones independientes de la sociedad, por las que se construye una domina-cin sobre la misma sociedad. Dicha dominacin ha sido de diversa ndole: judicial, econmica, poltica, militar e ideolgica. Quiz la forma ms conocida del Estado ha sido el Gobierno, o los denominados tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

    Desde la Constitucin de 1824, las autoridades del pas establecieron esa divisin de poderes centrales (con uno ms, el Representativo). Por supuesto, la lenta construccin de un poder centralizado no fue posible por s mismo, sino gracias a la coope-racin de diversas corporaciones (milicias, cuerpos de seguridad, municipalidades) y a una incipiente burocracia que apenas se formaba en los centros urbanos o rurales (gobernadores, jueces, letrados).

    La formacin del Estado salvadoreo fue, como diji-mos, un proceso lento y no exento de dificultades o complicaciones. El Estado salvadoreo adquiri an ms fortaleza y estabilidad a partir de 1880 aproxi-madamente, a pesar de las injerencias polticas de los gobernantes guatemaltecos. Fue entonces cuan-do el aparato estatal empez a tener una presencia efectiva en el territorio nacional o al menos en la regin de mayor crecimiento econmico: la regin cafetalera de Occidente. Por ejemplo, las nuevas

    leyes de la dcada de 1880 otorgaron al Estado la responsabilidad de hacer cumplir las nuevas normas legales que sentaron las bases para la economa agra-ria moderna. Estas incluyeron la privatizacin de las tierras comunales y garantas del cumplimiento de los contratos, especialmente aquellos entre peones y hacendados.

    Sin embargo, una de las caractersticas fundamen-tales del Estado moderno fue su aconfesionalidad, es decir, la separacin de sus funciones de la esfera religiosa. A este proceso se le conoce como separa-cin Iglesia-Estado.

    De ah que una de las corporaciones decisivas en la formacin del Estado salvadoreo fue la Iglesia Catlica. Su papel fue ambiguo. Por una parte, fue una aliada ideolgica del Estado, pues defendi y legitim el poder poltico desde argumentos reli-giosos. Pero, por otra parte, su dominio en ciertos mbitos, como la enseanza primaria, la educacin universitaria, la administracin de cementerios, el matrimonio religioso o la censura eclesistica, se convirti en obstculo para la construccin de un poder civil. No en vano hacia 1870, inici el pro-ceso por el cual muchas de estas atribuciones de la Iglesia comenzaron a ser recortadas. Por ejemplo, se dictaron leyes que reglamentaron una enseanza laica o secular en las escuelas; la administracin de los cementerios pas de manos de los prrocos a las municipalidades y en las constituciones se incorpo-raron artculos que minaron el monopolio psicol-gico que ejerca el catolicismo como, por ejemplo, cuando se declar la libertad de culto.

    Con todo ello, las autoridades civiles mostraron que no era posible obedecer a dos seores: al papado y al Estado.1

    Constitucin salvadorea de 1824

    Burocracia: Organizacin del trabajo, con fun-ciones especcas para cada miembro; lo cual generalmente conlleva a una organizacin de los trabajadores con capacidad para incidir en el Gobierno.

    Glosario

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    Qu permiti el fortalecimiento del Estado salva-doreo? Por primera vez en mucho tiempo, el terri-torio nacional pudo librarse de las cruentas guerras entre pases centroamericanos que constantemente arrasaban con poblados y cosechas. Tambin es importante destacar que los gobernantes salvado-reos lograron mantenerse durante ms tiempo en la silla presidencial; uno de ellos, Rafael Zaldvar, estuvo en el poder nueve aos seguidos (desde 1876 hasta 1885). Asimismo, la defensa del territorio ante las amenazas de Guatemala contribuyo a tal fin.

    La relativa estabilidad de los Gobiernos les per-miti dedicarse a la formacin de un ejrcito ms profesional. A diferencia de los anteriores, este nuevo ejrcito ya no dependa de las lealtades de determinados pueblos y caudillos hacia las autori-dades supremas. Bajo la presidencia de Zaldvar, el ejrcito empez a reclutar campesinos y jornaleros que deban obediencia a un cuerpo de oficiales con el que nunca antes haban tenido vnculos perso-nales (a diferencia de lo que ocurra en el caso de los caudillos). Sin embargo, los oficiales del ejrcito siguieron teniendo el poder y la autonoma que les

    permita de vez en cuando derrocar a los Gobiernos de turno, como ocurri con la llegada al poder y el derrocamiento de los generales Menndez y Ezeta. Por otra parte, el aumento de los ingresos del Gobierno, gracias al auge econmico general del pas, permiti fortalecer el presupuesto militar, dotando as al ejrcito de armas modernas y centros de entrenamiento para la oficialidad.

    El historiador Rodolfo Cardenal ha investiga-do sobre el proceso de separacin del poder civil del religioso, fundamentalmente en pun-tos como la aconfesionalidad del Estado y, por ende, la tolerancia religiosa.

    La Constitucin de 1880 garantiz el ejercicio de todas las religiones, poniendo como nico lmite el mantenimiento del orden pblico y el respeto a las autoridades constituidas; sin embargo, an se reconoci oficialmente a la religin catlica como la religin de las mayoras. La Constitucin de 1883 no hizo referencia a ninguna religin en particular; proclam la separacin oficial de poderes y no mencion el nombre de Dios en ninguna de sus secciones. Tres aos despus,

    la Constitucin de 1886, la constitucin liberal por excelencia, proclam la libertad de culto y excluy a los actos religiosos como determinan-tes del estado civil de las personas. Esta ltima Constitucin estableci formalmente y de forma definitiva la secularizacin del Estado.

    Estos principios constitucionales derivaron en la secularizacin de la enseanza, suspensin de la censura eclesistica sobre la prensa, seculari-zacin de los cementerios y matrimonios impo-niendo la obligacin del matrimonio civil y la posibilidad del divorcio, reduccin de la funcin social de la Iglesia y desconocimiento del orden cannico por parte de la legislacin civil. Estos factores consolidan el poder del Estado.

    Recuadro 18.1La separacin del poder civil del religioso: la secularizacin del Estado

    Desle militar en el Campo de Marte, San Salvador. Tomado de: Catlogo de fotografas histricas de El Salvador. Fotocopia en propiedad del Museo Nacional de Antropologa Dr. David J. Guz-mn.

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    Recuadro 18.2El ejrcito nacional

    La consolidacin del ejrcito nacional ya estaba bastante avanzada para fines del siglo XIX. Como se aprecia en el cuadro siguiente, tomado de un informe de 1893, el ejrcito tena destacamentos

    Como se puede apreciar en la tabla anterior, la mayora de la oficialidad y la tropa se encontraba concentrada en la capital, mientras que los depar-tamentos limtrofes con pases vecinos tenan poca presencia militar permanente. Esto hace suponer que la importancia del ejrcito radicaba ms en su funcin poltica de apoyo al Gobierno de turno que en repeler posibles invasiones extranjeras. En la lgica de los gobernantes esto no era descabellado, porque obedeca al hecho de que las guerras con los vecinos eran ocasionales y se responda con unanimidad dado que despertaban el sentimiento nacionalista. En cambio, el apoyo del ejrcito era importante para mantener a los gobiernos. Un departamento que s tena una presencia militar grande era Santa Ana, fronterizo con Guatemala. Si bien no aparecen cifras de la cantidad de fuerzas

    Seccin Guerra y Marina, 10 de febrero de 1893, Archivo General de la Nacin, sin clasificar.

    Departamentos Jefes Oficiales TropaSan Salvador 59 131 1 ,108La Libertad 4 11 117Cuscatln 6 11 207San Vicente 3 7 96Chalatenango 2 9 100La Paz 4 6 81Cabaas 3 5 73San Miguel 5 24 325Usulutn 4 7 83Morazn 2 5 54La Unin 4 15 270Santa Ana - - -Sonsonate 7 13 146Ahuachapn 4 10 122Puerto de Acajutla 3 4 50

    en todos los departamentos del pas y contaba con un cuerpo de jefes y oficiales dedicados a la carrera de las armas.

    para el departamento de Santa Ana en el cuadro anterior, lo cierto es que en ese departamento se estaban organizando fuertes contingentes de mili-cias, tal como se aprecia en parte de un informe escrito en 1891 por el Mayor General del Ejrcito y los Comandantes Departamentales:

    Tenemos organizados 12 batallones completos en Santa Ana que con dos ms que se estn organizando en Coatepeque y Texistepeque dan para este distrito 14 batallones de milicias. En el distrito de Chalchuapa hay organizados 3 batallones y 3 en el de Metapn. (Informe del seor Mayor General del Ejrcito y de los Comandantes Departamentales, 1891, Seccin de Guerra y Marina, Archivo General de la Nacin, sin clasificar, folios 2-9). Otros departamentos con presencia militar era San Miguel y La Unin.

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    De esta manera, en 1891 haba 20 batallones solo en el departamento de Santa Ana y cuyo nmero de integrantes ascenda a 10,000 individuos de tropa, 500 oficiales y 60 jefes. Pero estos miles de hombres no formaban parte del ejrcito activo, es decir, no eran soldados permanentes. Ms bien, se trataba de integrantes del ejrcito de reserva. Los milicia-nos solamente participaban como integrantes de la institucin militar los domingos en las maanas. Entonces, oficiales y jefes los reunan en las plazas de los pueblos con el fin de darles entrenamiento militar bsico. Las fuerzas de reserva solo seran movilizadas en caso de guerra.

    No cabe duda que la falta de ingresos del Estado era lo que impeda el mantenimiento permanente de las tropas; pero la informalidad no fue razn suficiente para que no participaran activamente en eventos blicos de importancia. El cambio empezar a sentirse en la dcada de 1880, al aprovechar los ingresos provenientes de la agro-exportacin para modernizar al ejrcito, aunque el paso definitivo hacia la institucionalizacin militar se dar hasta el arribo de una misin militar chilena en 1909 y de la Guardia Civil espaola en 1912 .

    Por supuesto, el ejrcito no era la nica institucin encargada de guardar el orden pblico y asegurar el cumplimiento de las leyes. Para efectos de las tareas de vigilancia y control policaco, el Estado contaba con un cuerpo de funcionarios en todos los niveles, incluyendo gobernadores, jueces, personal de los

    ministerios y otras oficinas gubernamentales. En especial, los jueces locales, los alcaldes y sus asisten-tes jugaban un papel poltico y social importante en la vida diaria de los habitantes de las zonas rurales. Entre estos funcionarios se encontraban los llama-dos comisionados cantonales. Estos eran personas que combinaban sus labores como agricultores o jornaleros con el trabajo policaco y administrativo a cambio de pequeos favores personales. No fue sino hasta 1911 que tales funcionarios improvisados empezaron a recibir algn sueldo por su trabajo, gracias a una ley que obligaba al Estado a pagarles.

    Los comisionados se encargaban tanto de la per-secucin de criminales como de la recoleccin de diverso tipo de informacin. Ellos y sus ayudantes eran los encargados de dar informes en los juzgados acerca de homicidios, robos, rias y cualquier otro tipo de delito; de perseguir a los jornaleros que se escapaban de las haciendas sin haber cumplido con el trabajo pactado; de detener a delincuentes comu-nes; de organizar a campesinos y jornaleros para realizar algn trabajo comunitario; y, finalmente, de recolectar informacin sobre aspectos econmicos, sociales y polticos del cantn en que vivan.

    Mediante los comisionados cantonales, el Estado pudo disponer de una extensa red de colaboradores (llamada auxilios civiles) sin necesidad de gastar en salarios. Pero la ayuda gratuita que se reciba de estos funcionarios improvisados a veces generaba problemas, pues se trataba de personas frecuen-temente analfabetas que desconocan los trmites administrativos.

    Adems, realizaban labores represivas sin tener conocimientos acerca de los mtodos policacos y de las leyes que pretendan regular las relaciones entre la fuerza pblica y la colectividad. Por otro lado, estos colaboradores no se conside-raban a s mismos como parte del aparato estatal: su lealtad y obediencia hacia el Gobierno central en San Salvador no eran del todo firmes, pues eran nombrados por los alcaldes y los terratenientes de su municipio y consideraban que a estos deban obedecer y rendir cuentas antes que a un presidente o ministro en la lejana ciudad capital.

    La Plaza de Armas (Zacatecoluca). Tomado de: DAWSON, Gui-llermo J. Geografa elemental de la Repblica de El Salvador. Pars: Librera de Hachette y Ca., 1890. p. 4.

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    Lentamente, el Estado fue sustituyendo a estos per-soneros espontneos por funcionarios especializa-dos: militares y empleados del Gobierno a tiempo completo.

    En primer lugar, la labor policaca de los comisio-nados cantonales fue complementada por el ejrci-to. A partir de la presidencia de Zaldvar, escoltas militares vigilaban los campos y perseguan a la delincuencia organizada que frecuentemente ataca-ba a los viajeros en los parajes desiertos y los tramos aislados de carreteras, especialmente en el oriente y norte del pas. Desmantelar bandas de cuatreros era una de las misiones fundamentales de esos peque-os grupos de militares que todos los das recorran los espacios ms recnditos de las zonas rurales. Por otro lado, las funciones policiales que regulaban la vida cotidiana de haciendas y poblados quedaban en manos de los comisionados cantonales.

    La contratacin de agentes de polica es una clara evidencia de que el Gobierno se mostraba preocu-pado por conservar el orden pblico y los bienes de los habitantes, y que para 1912, tena los medios econmicos para hacerlo. A estos agentes se les daba un mes de entrenamiento antes de mandarlos a asumir sus funciones.

    Recuadro 18.3Se buscan policas

    El 16 de abril de 1912, se lea el siguiente anun-cio en la pgina 4 del Diario de El Salvador bajo el ttulo:Jvenes para agentes de polica. Se necesitan jvenes para emplearlos como agentes de poli-ca que sepan leer y escribir, que conozcan la poblacin, a las autoridades y al Comercio y que tengan lo menos cinco pies de estatura, que no hayan sido procesados por delito y que presenten certificacin de buena conducta extendida por la Alcalda de su domicilio. Se les pagar buen sueldo. Inspeccin General de Polica, San Salvador, abril 13 de 1912.

    En segundo lugar, el Estado empez a preocuparse por ampliar la administracin de justicia. Sin este ordenamiento jurdico, cada comunidad podra interpretar las leyes a su manera o hacer caso omiso de ellas. Entonces, sera imposible para el Gobierno central imponer su autoridad. Por ello, los gober-nantes de finales del siglo XIX se preocuparon por crear juzgados en toda poblacin de importancia. No obstante, algunas comunidades se resistieron a aceptar la imposicin de la justicia por parte del Estado. Por ejemplo, en aquellas comunidades acostumbradas a manejar su propia justicia desde los tiempos coloniales (como en el caso de algunos pueblos indgenas), la presencia creciente de leyes y funcionarios extraos caus resentimiento y hasta rechazo. Estas comunidades poco a poco fueron aceptando el derecho positivo.

    Resulta curioso el hecho de que se haya dado tanta resistencia a aceptar un ordenamiento jur-dico, especialmente al interior de las comunidades locales, puesto que desde la Colonia se haba pro-ducido un relajamiento moral y el florecimiento de conductas perturbadoras. A estas alturas de la historia, la cultura de los pueblos era distinta de la que haba caracterizado a las sociedades precolombinas. Sin duda, los nuevos y variados acontecimientos haban alterado la sensibilidad humana y llevado poco a poco a una situacin que exiga orden jurdico para garantizar la paz social y el desarrollo productivo.

    Militar recorriendo una calle de Santa Ana. Tomado de: DAW-SON, Guillermo J. Biografa elemental de la Repblica de El Sal-vador. Pars: Librera de Hachette y Ca., 1890. p. 40.

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    La forma en que el Estado comenz a organizar la administracin de justicia en el pas puede estudiarse en los archivos judiciales. Por ejem-plo, en el Archivo General de la Nacin (AGN), en San Salvador, se encuentran abundantes expedientes de causas judiciales seguidas en diversos departamentos. Estas causas ilustran las dificultades que tuvieron las autoridades para hacerse respetar de parte de una poblacin que no estaba acostum-brada a obedecer la ley o a aceptar los castigos por violarla.

    Un caso tpico del en-frentamiento entre estas autoridades y los habi-tantes del campo salva-doreo ocurri en 1883 en Chalchuapa, cuando el comisionado Policarpo Guevara tuvo un enfren-tamiento con los campe-sinos Flix, Eustaquio y Daniel Gonzlez.

    El comisionado denunci el caso ante los tribu-nales, declarando que l y su auxiliar andaban celando el orden en el Valle de las Flores cuando los Gonzlez se les opusieron a mano armada. El caso es que el comisionado encontr a estos dis-cutiendo y disparando sus revlveres. Entonces les orden que entregaran las armas y, segn declar el testigo Secundino Mndez, fue enton-ces cuando se le fueron para encima [al comi-sionado] los tres Gonzlez y lo botaron al suelo, quedando debajo de todos ellos a excepcin de Secundino Mndez, que solo estaba parado viendo la ria. Entonces, continu declarando

    Mndez, l vio que agarraron al comisiona-do de las manos y del pelo, que al pararse el comisionado de donde lo tenan botado, Daniel Gonzlez dispar un tiro de revlver con direc-cin adonde se hallaba el comisionado no hirin-dole a l sino a un caballo que estaba detrs del citado comisionado... y en esos instantes volvie-ron a agarrar al mismo comisionado Policarpo Guevara, pero luego lo soltaron y entonces el

    comisionado trat de buscar auxilio... pero Eustaquio Gonzlez lo alcanz... y le peg al comisionado unos riendasos...

    El jurado conden nicamente a Flix Gonzlez y el juez procedi a ordenar el embargo de sus bie-nes. Como Flix decla-r que l no posea bienes, el juez orden averiguar si era cierto, llamando a declarar a algunas personas que

    conocan al imputado. Entre stos estaba Ignacio Morn quien dijo que ...hace mucho tiempo que conoce al reo... y que no le conoce ms bienes que una casa que vendi a don Zenn Martnez para alimentarse en estas crceles. El reo Flix Gonzlez fue condenado a cuatro aos de pri-sin.

    (Causa criminal contra Flix, Eustaquio y Daniel Gonzlez, Seccin Jurdica, Criminales de Santa Ana, B 13-1, D3, 1883, N. 77, fs. l, 2v, 3, 6v, 7, 7v, 12, 13, 170, Archivo General de la Nacin.)

    Recuadro 18.4Las dificultades para hacer respetar la ley

    Hombres armados en la Calle Gerardo Barrios (San Miguel). Tomado de: DAWSON, Guillermo J. Geografa elemental de la Repblica de El Salvador. Pars: Librera de Hachette y Ca., 1980. p. 73.

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    La improvisacin en los procedimientos judi-ciales se puede apreciar en el siguiente caso que se registr en 1910 en el Juzgado de Primera Instancia de Santa Ana. Fueron citados por el juez a rendir declaracin Florentino Sandoval, Jos Luna, Alejandro Molina Njera y otros por lesionar al jornalero Valentn Herrera y al agricultor Simen Acevedo. Segn los ofendidos, sus atacantes, manifestando que eran autoridad (es decir, integrantes de una patrulla civil), los lesionaron con disparos de revlver y echndoles bestias encima. Los individuos que realizaban las funciones de mdico forense, conocidos en aquel entonces como peritos, debieron determinar la gravedad de las heridas de los ofendidos. Segn dictaminaron los peritos, la curacin de las heri-das de Simen Acevedo tomara 7 das y, para recuperarse, no necesitaba asistencia mdica. Pero el caso es que uno de los peritos era sastre

    y el otro barbero. Vale decir, sus conocimientos eran puramente empricos.

    Otro caso, tambin de Santa Ana, ilustra el papel de los peritos improvisados en los proce-dimientos judiciales. En 1910, los campesinos Francisco Berganza y Manuel Sandoval enfren-taron una acusacin penal por agredir al jorna-lero Emeterio Lemus con corvos y piedras. En este caso, los dos peritos, un agricultor y un alba-il, dictaminaron que las heridas de Emeterio Lemus, quien sali lesionado en la ria, sanaran en 90 das y que, durante ese lapso, el agredido no podra trabajar.

    (Seccin Jurdica, Criminales de Santa Ana, Archivo General de la Nacin, 1910, C 10-17 N.16 y ClO-17 N.17.)

    Recuadro 18.5La improvisacin en la administracin de la justicia

    A pesar de las dificultades, a principios del siglo XX, el Poder Judicial se impuso en todo el pas, aunque hubo una escasez crnica de personas idneas para ocupar los cargos que requeran de mayor prepara-cin. Por ejemplo, quienes actuaban como defen-sores pblicos con frecuencia no eran abogados; se trataba de agricultores o artesanos que haban aprendido sobre leyes por su cuenta. Tambin, la medicina forense era practicada por carniceros y agricultores, quienes, con la seguridad del experto, determinaban cuntos das le tomara recuperarse a un herido o golpeado.

    18.2 La dinmica poltica del Estado oligrquico

    Probablemente, permanezca en nosotros la idea de que la vida poltica salvadorea en las ltimas tres dcadas del siglo XIX se redujo a golpes de Estado, gobiernos de caudillos militares e irrespeto a los derechos civiles. Aunque ello ocurri, tam-bin funcionaron ciertos mecanismos e institucio-

    nes que favorecieron la competencia por el poder. Elecciones ciudadanas para presidentes, diputados y municipalidades se realizaron constantemente a pesar de que estuvieron marcadas por fraudes y conflictos entre las diversas facciones polticas que participaron. Estas elecciones fueron directas y nada ms participaron los hombres mayores de 18 aos. En algunos casos, se les exigi saber leer y escribir o haber participado en las milicias. Sin embargo, el derecho ciudadano qued circunscrito a la residen-cia, al practicar algn oficio conocido y no haber sido deudor de la hacienda pblica.

    Medicina forense: Especialidad mdica que aplica los conocimientos de la medicina para auxiliar a jueces y tribunales en la administra-cin de la justicia.Logias francmasnicas: Asociaciones de pro-fesionales que buscaron una forma de espiritua-lidad basada en la tolerancia a las dems religio-nes, pues consideraban que todas compartan la creencia en un ser supremo universal.

    Glosario

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    Ms que dos partidos o facciones polticas en com-petencia por el poder (conservadores y liberales), lo que hubo fue una amplia gama de asociaciones lideradas por intelectuales o profesionales que, gra-cias a las redes clientelares, a la formacin de clubes literarios, logias francmasnicas y a la apertura de que goz la opinin pblica, principalmente en las publicaciones peridicas, pudieron formarse para presentarse en las elecciones. Junto a los dirigentes polticos y sus aliados locales, la clase emergen-te de ricos productores agrcolas, comerciantes y exportadores comenz a tener una importante par-ticipacin en las decisiones y la orientacin de los dirigentes polticos.

    La vida poltica salvadorea estuvo, entonces, caracterizada por golpes de Estado, levantamientos populares, procesos electorales con participacin ciudadana, aplicacin del monopolio de la fuerza legtima por parte del Estado tanto bajo mtodos infamantes como otros ms acordes al espritu libe-ral de la poca y formacin de facciones polticas que compitieron por el poder.

    Vemoslo rpidamente en los ltimos 20 aos del siglo XIX. El gobierno de Rafael Zaldvar, por ejem-plo, cay en 1885 por obra de un levantamiento popular dirigido por Francisco Menndez, en el que participaron los indios de Cojutepeque y diversos pueblos de Occidente, los artesanos capitalinos y un sector de la oligarqua de Santa Tecla opuesta al Gobierno.

    La poltica social y econmica de Zaldvar le haba ganado la enemistad de los grupos populares, mien-tras que un sector de la elite estaba dispuesto a ir a la guerra para vencerlo, a pesar de haberlo apoyado durante sus primeros aos en el poder. Aunque no se manifestaba abiertamente, es de suponer que algunos estaban resentidos con el rgimen de Zaldvar porque solo la camarilla que rodeaba al mandatario haba disfrutado de las ventajas del poder. Esta fue la primera vez que la clase emer-gente de propietarios ricos particip directamente en la oposicin poltica y militar a un gobernante que consideraban ajeno a sus intereses. Pero las divergencias polticas iban ms all de los simples

    intereses personales. Los opositores consideraban que Zaldvar no haba cumplido con los preceptos fundamentales del liberalismo, especialmente los relacionados con los derechos ciudadanos, tales como libertad de expresin, democracia representa-tiva, igualdad de los ciudadanos ante la ley y supre-sin de la tortura (las llamadas penas infamantes). Aunque estos derechos se haban incluido en las Constituciones promulgadas hasta entonces, no se haban respetado.

    Como ejemplo puede mencionarse el asunto de los castigos corporales que haban sido expresamente prohibidos por todas las Constituciones salvado-reas desde la Independencia. Sin embargo, las leyes secundarias permitan su utilizacin como parte de los castigos judiciales. Frecuentemente, los jueces condenaban a los delincuentes no solo a permanecer determinado tiempo en la crcel, sino tambin a recibir determinado nmero de azotes. Por el robo de un caballo o de algunos sacos de caf, el condenado deba sufrir el tormento de doscien-tos o trescientos palos. En 1881, siendo presidente Zaldvar, el Poder Legislativo emiti un decreto que prohiba los castigos corporales por ser contrarios a la Constitucin vigente. Sin embargo, estos castigos se siguieron practicando con mucha regularidad.

    Liberalismo: Concepcin poltica surgida en Europa en el siglo XVII cuyo centro es la de-fensa de las libertades individuales, la inicia-tiva privada en la produccin y la libertad de mercado, a travs de un sistema de gobierno con divisin de poderes y elegido popularmen-te a travs del sufragio ciudadano.

    Glosario

    Cabildo de Cojutepeque. Foto propiedad del Museo de la Pala-bra y de la Imagen.

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    El problema de los castigos corporales fue uno de los temas princip