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Historias chinas - Rafael Cadenas

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Cuento corto del poeta venezolano Rafael Cadenas.

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Historias chinas

RAFAEL CADENAS

Historias chinas

Amados sbditos ha dicho el Emperador, ante todo defiendo la unidad de mi reino. Una sola manera de pensar es lo nico que la garantiza. Mi misin es protegerlos de la nefasta diversidad. Por eso he proscrito la discrepancia. Ustedes y yo formamos un solo cuerpo que puede parecer monstruoso, pero nadie podr vencerlo.

Es para salvarlos de influencias de los malos espritus que he resuelto privarlos a ustedes de su libertad y, de paso, para que as aprendan a amarla, pues este es mi objetivo, en el futuro. Esta medida, aunque de momento parezca absurda, los har libres.

S que a los ms mi decisin no les preocupa, antes bien lo tienen a dicha, porque les quito un peso insoportable de sus hombros. Slo algunos letrados echan de menos la libertad, pero eso es asunto desatendible.

Una ltima notificacin: Entre mis sbditos hay fanticos que me siguen al pie de la letra. Ellos quieren ensangrentar mi reino, que es como enrojecer el cielo, pero les he dicho que esperen, pues todo tiene su kairs, su momento, su sazn, como nos ensea el libro de las mutaciones. Semejante impaciencia era esperable, pero estoy a la mira. Si se exceden, s cmo desbravar rebeldes: con retirarles mi favor, basta.

Un rasgo que seala al Emperador es que no puede vivir sin enemigos. Los ha exterminado a todos mediante un mtodo muy eficaz: suele fijarles un plazo para que se suiciden voluntariamente, pero no se sacia. Necesita otros nuevos. Consganlos exclama y sus ministros se afanan en encontrarlos. Tarea imposible porque ya no quedan. Como creen que alguien puede acusarlos, entran en pnico, y ste los lleva a buscarlos entre sus ms leales servidores, pues temen que la ira del emperador pueda volverse contra l mismo y lo despedace.

El Emperador imparte sus rdenes como el dios de esos horribles cristianos, mediante el modo imperativo, lo que inquieta a su corte, dado que apunta a una identificacin peligrosa. Constryase ese puente grita y ocurra o no el hecho, sus dciles funcionarios aplauden hasta quedar extenuados.

Se ha sabido aos despus que la construccin fue interrumpida.

Las rdenes del Emperador truenan segn su antojo a cualquier hora. Como duerme poco, casi siempre son de madrugada. De ah que tampoco deje dormir a sus ministros, lo que le ha granjeado su oculto malquerer, pero nadie protesta. Quin puede oponerse al elegido de la historia? Para colmo, los aduladores lo han convencido de que l salvar el mundo, exorbitancia que puede dar al traste con su poder.

El hijo dilecto del cielo ha decretado el amor. Piensa imponerlo por la fuerza. mense, es la orden de uno de sus edictos. Slo as escaparn al castigo cuya aterradora variedad vuelve afectuosos a los ms reacios: picota, estiramiento, decapitacin. Para unir a sus sbditos est dispuesto a todo, pero lo ms desalentador es que stos, en lo tocante a su crueldad, no slo transigen: lo convierten en dolo.

A los letrados taostas afirma les ha dado por combatir mi reino, porque creen, sin fundamento, que tengo una propensin irresistible a guerrear. En rigor, mis decretos se enderezan a preservar la paz entre mis sbditos separando los malos de los leales, y con las naciones, combatiendo las que no compartan mi visin. Esta poltica est en consonancia con las leyes del cielo. En mi dominio no existe oposicin, fue eliminada para asegurar precisamente la convivencia. Por eso, esta saludable medida ha tenido un apoyo espontneo debido al temor general.

Slo esa minora que no comprende mi lucha por el bien, se empecina en lanzarme ataques malvolos, pero yerra, terminar por ayudarme a imponer la verdad.

Aunque en chino no existen tiempos verbales como en esas odiosas lenguas occidentales, el hijo del cielo piensa sobre todo en el futuro. Gracias a la opulencia de su reino, aspira a colonizar otras naciones, con el fin humanitario de llevarles la felicidad de que goza la suya. Piensa convencerlos de su verdad mediante la fuerza. Para lograrlo cuenta con su ejrcito de arqueros tan diestros como los mongoles. Estos, debe recordarse, parecan invencibles, y sin embargo sucumbieron, pues todo poder aunque suele protegerse ms de lo necesario, es efmero. El Emperador lo sabe, pero afecta ignorarlo; si no, cmo podra vivir? Esquivar el sinsentido, que conduce a la nada, es una razn de Estado.

Los letrados han propuesto que se retire del diccionario la palabra enemigo, pero ni los sacerdotes estuvieron de acuerdo. Ellos la necesitan para espantar los demonios de la heterodoxia.

De qu iban a vivir los exorcistas? Los generales ni consideraron el asunto. Su existencia depende de tan venenosa palabreja. Si no hay enemigos es necesario crearlos con relatos sobre amenazas inverosmiles. De eso se ocuparan los escritores y poetas cortesanos. Si no resultan crebles, el encargo pasar a manos de los cronistas que lo aderezarn con datos verdicos, pero interpretndolos sesgadamente para poner el pasado al servicio del Emperador.

El Emperador hasta asegura que puede salvar a la humanidad como ha hecho con su pas, pero tal exorbitancia es tan indita en sus avales que apenas los sbditos ms devotos le creen, o tal vez slo fingen.