“Historias para motivarte y conquistar tus sueños” · PDF file“Historias para motivarte y conquistar tus sueños” ” 2 Una gran ... Cuando una mujer de cierta tribu de

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    HHiissttoorriiaass ppaarraa mmoottiivvaarrttee

    yy ccoonnqquuiissttaarr ttuuss ssuueeooss

    Relatos para inspirarnos

    y alcanzar nuestras metas

    Autor - compilador: Daniel Colombo

    Comp. Daniel Colombo/Colombo-Pashkus, 2008

    2009: CELEBRANDO LOS 15 AOS DE COLOMBO-PASHKUS

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    Una gran verdad Dice una leyenda rabe que dos amigos que viajaban por el desierto discutieron en un determinado punto del viaje, y que uno le dio una bofetada al otro. El golpeado, escribi en la arena: Hoy, mi mejor amigo me peg una bofetada. Luego llegaron a un oasis donde resolvieron baarse. El que haba sido golpeado comenz a ahogarse, pero fue salvado por su amigo. Al recuperarse, tom un estilete y escribi en una piedra: Hoy, mi mejor amigo me salv la vida. Intrigado, el otro pregunt: Por qu despus de que te lastim escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? Sonriendo, el amigo respondi: "Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena, donde el viento del olvido y el perdn se encargarn de borrarlo y apagarlo; cuando nos pase algo grandioso, tenemos que grabarlo en la piedra de la memoria del corazn, donde viento ninguno en todo el mundo podr borrarlo".

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    Espejos Haba una vez un anciano que pasaba los das sentado junto a un pozo de agua a la entrada de un pueblo. Un da, un joven se le acerc y le pregunt: -Yo nunca anduve por estos lugares. Cmo son sus habitantes? El anciano le respondi con otra pregunta: -Cmo son los de la ciudad de la que vienes? -Egostas y malvados. Por eso me siento contento de haber salido de all -le dijo el muchacho. -As tambin son los habitantes de esta ciudad -respondi el anciano. Tiempo despus, se le acerc otro joven y le hizo la misma pregunta: -Acabo de llegar a este lugar, Cmo son sus habitantes? El anciano, nuevamente contest: -Cmo son los de la ciudad de donde vienes? -Son buenos, generosos, hospitalarios, honestos y trabajadores. All tengo tantos amigos que me ha costado mucho irme afirm el muchacho. -Tambin los habitantes de esta ciudad son as -contest el anciano. En cuanto el joven se alej, un hombre que haba llevado a sus animales a tomar agua al pozo y que haba escuchado ambas conversaciones, le pregunt: "Cmo puedes dar dos respuestas completamente diferentes ante la misma requisitoria?" "Mira -le respondi-, cada uno lleva el universo en su corazn. Quien no ha encontrado nada bueno en su pasado, tampoco lo encontrar aqu. En cambio, aquel que tena amigos en su ciudad, tambin los encontrar aqu. Porque las personas son las que encuentran en si mismas, encuentran siempre lo que esperan encontrar."

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    Tres amigos en la noche Una noche, tres amigos ascendan por la pendiente del Monte Sina, esperando llegar a la cima antes del amanecer. Estaban ansiosos por respirar el aire en el que haban sonado las voces de Dios y de Moiss cientos de aos atrs. "Hagamos un alto para reponer fuerzas", propuso el de ms edad al llegar a una planicie del Monte, y los otros dos asintieron. Encendieron un fuego, repartieron pan y queso de cabra, y llenaron sus copas de vino de Grecia. "Amigos mos -dijo el ms joven- Cmo se imaginan el Paraso?". Y antes de que alguien pudiera responder, l mismo habl de este modo: "Yo me lo imagino como un lugar con mujeres siempre jvenes, banquetes inacabables, siestas profundas sin sueos ni sobresaltos". Al or esto, otro se entusiasm y dijo: "Para mi el Paraso es un lugar con una eterna primavera, ros de agua cristalina, montaas de roca de cristal, amaneceres que duran un ao entero, y aldeas tranquilas en las que habitan los grandes hombres de la historia para ir a conversar con ellos cuando me plazca". "Y tu?", pregunt el ms joven al de ms edad, que haba odo sonriente y en silencio el relato de sus compaeros de aventura: "Yo imagino el Paraso como una planicie del Monte Sina, en la que tres buenos amigos se detienen, encienden un fuego, se sientan a su alrededor, saborean el pan y el queso, beben vino griego y hablan del Paraso a la luz de las estrellas".

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    El hombre, su amigo y la ventana Dos hombres muy enfermos ocupaban la misma habitacin de un hospital. A uno se le permita sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para ayudarle a drenar lquido de sus pulmones. Su cama daba a la nica ventana de la habitacin. El otro tena que estar todo el tiempo boca arriba. Los dos charlaban durante horas. Hablaban de sus mujeres, sus familias, sus hogares, sus trabajos, su estada en el servicio militar, sus vacaciones... Y cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana poda sentarse, describa a su vecino todas las cosas que poda ver a travs de ella. El otro empez a desear que llegara ese momento, en el que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades y colores del mundo exterior. La ventana daba a un parque con un precioso lago con patos y cisnes, mientras los nios remontaban cometas y los enamorados paseaban de la mano entre flores de todos los colores. Grandes rboles embellecan el paisaje, y a la distancia se poda ver una hermosa vista de la ciudad. Segn el hombre de la ventana describa todo esto con detalle, el otro cerraba los ojos e imaginaba la idlica escena. Una tarde, el hombre de la ventana describi un desfile que estaba pasando. Aunque el otro hombre no poda or a la banda, pudo verla con los ojos de su mente, exactamente como lo describan las mgicas palabras de su vecino. Pasaron das y semanas. Una maana, la enfermera entr para higienizarlos y encontr que el hombre de la ventana haba muerto plcidamente mientras dorma. Tan pronto como lo consider apropiado, el otro hombre pidi ser trasladado a la cama contigua a la ventana. La enfermera hizo el cambio y, tras asegurarse de que estaba cmodo, se fue. Lentamente y con dificultad, el hombre se irgui sobre un codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior, pero luego del esfuerzo se encontr con una pared blanca. Horas despus, el hombre le pregunt a la enfermera que podra haber motivado a su compaero muerto a describir cosas tan maravillosas a travs de la ventana. Ella le confes que su vecino era ciego y que no habra podido ver ni la pared, aunque le indic: "Quizs, slo quera animarle a usted".

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    Cancin africana

    Cuando una mujer de cierta tribu de frica sabe que est embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la cancin del nio.

    Saben que cada alma tiene su propia vibracin que expresa su particularidad, unicidad y propsito.

    Las mujeres entonan la cancin y la cantan en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la ensean a todos los dems.

    Cuando nace el nio, la comunidad se junta y le cantan su cancin. Luego, cuando el nio comienza su educacin, el pueblo se junta y le canta su cancin. Cuando se inicia como adulto la gente se junta nuevamente y canta.

    Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su cancin.

    Finalmente, cuando el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a su cama, igual que para su nacimiento para acompaarlo en su transicin.

    En esta tribu de frica hay otra ocasin en la cual los pobladores cantan la cancin. Si en algn momento durante su vida la persona comete un crimen o un acto social aberrante, se lo lleva al centro del poblado y la gente de la comunidad forma un crculo a su alrededor. Entonces le cantan su cancin.

    La tribu reconoce que la correccin para las conductas antisociales no es el castigo; es el amor y el recuerdo de su verdadera identidad. Cuando reconocemos nuestra propia cancin ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer nada que pudiera daar a otros.

    Tus amigos conocen tu cancin y te la cantan cuando la olvidaste.

    Aquellos que te aman no pueden ser engaados por los errores que cometes o las oscuras imgenes que muestras a los dems.

    Ellos recuerdan tu belleza cuando te sientes feo; tu totalidad cuando ests quebrado; Tu inocencia cuando te sientes culpable y tu propsito cuando ests confundido.

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    La carreta Caminaba con mi padre cuando l se detuvo en una curva y despus de un pequeo silencio me pregunt: - Adems del cantar de los pjaros, escuchas alguna cosa ms? Agudic mis odos y poco despus le respond: - Escucho el ruido de una carreta. - Eso es -dijo mi padre-. Es una carreta vaca. Entonces, le pregunt: Cmo sabes que est vaca, si an no la vemos? Mi padre respondi: - Es muy fcil. Cuanto ms vaca est, mayor es el ruido que hace. Me convert en adulto y, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo una conversacin, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintindose prepotente y menospreciando a los dems, tengo la impresin de or a mi padre diciendo: Cuanto ms vaca la carreta, mayor es el ruido que hace. La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los dems descubrirlas. Recuerda que existen personas tan pobres que lo nico que tienen es dinero. Y nadie est ms vaco que aquel que est lleno d