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BIBLIOTECA DE RECURSOS ELECTRÓNICOS DE HUMANIDADES para red de comunicaciones Internet ÁREA: LITERATURA GRIEGA Liceus, Servicios de Gestión y Comunicación S.L. C/Rafael de Riego, 8- Madrid 28045 http://www.liceus.com e-mail: [email protected]

HISTORIOGRAFIA

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    HUMANIDADES

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    REA: LITERATURA GRIEGA

    Liceus, Servicios de Gestin y Comunicacin S.L. C/Rafael de Riego, 8- Madrid 28045

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  • Carlos Schrader Los comienzos de la historiografa griega

    2009, E-EXCELLENCE WWW.LICEUS.COM 2

    LOS COMIENZOS DE LA HISTORIOGRAFA GRIEGA

    ISBN: 978-84-9822-848-9

    Carlos SCHRADER [email protected]

    THESAURUS: Ciencia. Geografa. Herdoto. Historiografa. Logografa.

    Oratoria. Poltica. Retrica. Tucdides.

    OTROS ARTCULOS RELACIONADOS CON EL TEMA: Herdoto; Tucdides; Jenofonte; La historiografa helenstica. Polibio. Otros historiadores;

    Historigrafos y periegetas.

    RESUMEN DEL ARTCULO Los orgenes de la historiografa griega se articulan en torno a varios

    factores de importancia. En primer lugar, el afn investigador. Con la llamada

    'segunda colonizacin', que data de los siglos oscuros, el contacto de los

    griegos con pueblos extranjeros (sumado ello a la gnesis de las nuevas

    comunidades de asiento) provoc una necesidad de afirmacin personal que

    se plasm en la configuracin de Genealogas y Relatos fundacionales. En

    segundo lugar, el afn explorador. Efectivamente, la 'tercera colonizacin'

    conllev un marcado inters por la exploracin de tierras ajenas y la necesidad

    prctica de explicar la realidad circundante. De este modo, resulta

    comprensible el gusto por la geografa descriptiva y por la etnografa mediante

    la redaccin de periplos y logoi. En tercer lugar, la creacin de una concepcin

    racional del mundo: a ello coadyuv la filosofa fsica jonia en el siglo VI a.C.

    con dos aportaciones trascendentales, la produccin de la geografa

    cartogrfica y la sustitucin de los esquemas mticos por los modelos de ndole

    racional.

    As las cosas, la historiografa griega se ocupar de la Historia Universal,

    de la investigacin histrica, de las causas motoras en el desarrollo de las

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    empresas humanas con arreglo a ciertas pautas de arquitectura literaria y

    esttica que destilan ya Herdoto y Tucdides, los historiadores ms sealados.

    Entre estas pautas sobresalen la presencia de un proemio; el planteamiento de

    una metodologa histrica definida; la disposicin de la obra en partes

    narrativas y discursivas; las tipificaciones literarias como los excursos o la

    aspiracin a relatar la verdad; el examen crtico del pasado. En suma, las

    consideraciones antedichas contribuyeron, entre otras, a una conformacin

    genrica de envergadura que dio paso a una especializacin progresiva con la

    creacin de subgneros apropiados, los cuales primaron, de manera comn, la

    bsqueda del carcter cientfico y el anhelo de la consiguiente finalidad prctica

    en las producciones.

    Es bien sabido que la historia de la literatura griega comienza con las dos

    obras ms importantes del gnero pico, la Ilada y la Odisea, compuestas en el siglo

    VIII a.C. Y ambos poemas no slo fueron considerados los ms trascendentes de la

    pica griega, sino que su enorme importancia literaria a lo largo de toda la historia de

    Grecia fue reconocida sin discusin alguna. Eso es debido a que Homero, o, por mejor

    decir, los autores de ambos poemas, constituye el ltimo eslabn de una larga cadena

    de tradicin oral que se remonta varios siglos atrs, hasta el mundo micnico, lo que

    explica la perfeccin lingstica, estilstica y temtica que ambas obras poseen. Pues

    bien, algo semejante cabe decir con respecto a la historiografa en Grecia. Para

    nosotros, la primera obra conocida en su integridad (siendo, por otra parte, la primera

    obra en prosa que se nos ha conservado) es la Historia de Herdoto, a la que la

    Antigedad profes, aunque no de una forma tan unnime como en el caso de las

    producciones homricas, una gran estimacin. Y eso es debido a que tambin

    Herdoto constituye el ltimo eslabn de una larga serie de precedentes que, como

    mnimo, se remontan hasta un siglo atrs. Y, si bien en el caso de los poemas

    homricos podemos conjeturar una serie de antecedentes temticos, pero sin que

    contemos con ninguna prueba literaria escrita, en el caso de Herdoto conocemos,

    aunque de manera fragmentaria, una serie de precursores que, sin duda,

    contribuyeron a configurar lo que habra de ser la primera obra historiogrfica del

    mundo occidental. Es decir, que estamos en condiciones de poder determinar cules

    fueron los elementos que permitieron la aparicin de la historiografa griega como

    gnero literario.

    En primer lugar hay que mencionar el mito (de hecho, la obra de Herdoto

    comienza narrando una serie de relatos mticos) y la literatura que trataba sobre el

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    mito en poca arcaica; fundamentalmente, la pica. Y es que, durante largo tiempo,

    para los griegos su historia primitiva residi en los relatos legendarios1, hasta el punto

    de que no fue hasta finales del siglo VI a.C. cuando podemos verificar una

    desmitologizacin de los relatos tradicionales. Todo ello fue el resultado de un largo

    proceso que se gest en poca arcaica, cuando se produjeron en Grecia una serie de

    profundas transformaciones sociales y econmicas que llevaron aparejadas hondas

    modificaciones ideolgicas. Con el paso de la monarqua y la aristocracia a una mayor

    participacin ciudadana, se produjo un proceso inconformista que tendi, motivado por

    la aparicin de la conciencia de la razn individual, a la crtica de la tradicin

    heredada, lo que condujo a intentar plasmar nuevas interpretaciones ideolgicas que

    llegaran a sus ms radicales manifestaciones en la Atenas de la segunda mitad del

    siglo V a.C.

    Hasta entonces, sin embargo, el mito fue, a grandes rasgos, la realidad misma;

    una realidad que se articulaba en una continuidad temporal, con arreglo a principios

    genealgicos (a pesar de que una de las caractersticas especficas del mito viene

    dada precisamente por sus rasgos sustancialmente atemporales), debido a que, en las

    sociedades preliterarias (y la pica se gest en una sociedad de esas caractersticas),

    la exigencia 'histrica' entendiendo como tal la necesidad de preservar del olvido las

    tradiciones del pasado era competencia exclusiva de un poeta profesional. As,

    Homero, como precursor de la cronografa, 'puso orden' a una parte especfica del

    pasado griego, de manera que en l aparece claramente la concepcin de sucesin

    cronolgica como principio fundamental de lo que posteriormente habra de ser el

    pensamiento histrico, dado que sucesos y personajes se insertan, mediante series

    genealgicas, en un desarrollo temporal continuo. Y tambin el Ciclo pico, al ampliar

    el tema abordado en los poemas homricos, efectu una visin general de carcter

    'histrico-universal', algo que entre la crtica moderna se conoce como 'historizacin

    del epos', dado que se llev a cabo una descripcin ampliada del pasado centrado

    alrededor de la guerra de Troya, abordando sus precedentes y ampliando los

    pormenores del conflicto propiamente dicho para concluir con las peripecias de los

    diferentes hroes griegos en su regreso a sus respectivas patrias. Y, por su parte,

    Hesodo pretendi llevar a cabo una ordenacin y sistematizacin de tradiciones

    dispersas fijando una sucesin cronolgica, tanto en la Teogona, en el plano divino y

    heroico, como el los Trabajos, que suponen el paso del plano mtico al real en el orden

    cronolgico.

    No obstante, no radican en el mito las causas inmediatas que propiciaron la

    aparicin de la historiografa en Grecia. Es el propio trmino 'historia' el que nos

    informa sobre otro de los condicionantes que permitieron su configuracin como

    1 Vid. H. Strasburger, Homer und die Geschichtsschreibung, Heidelberg, 1972.

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    gnero literario. Estamos ante la raz que significa "saber" por haber visto u odo algo

    (como se refleja en el latn videre, o en el alemn wissen), con lo que el trmino griego

    significa, "informacin", "averiguacin" y, en definitiva, "resultado de una

    investigacin". As, pues, 'historia' es la averiguacin (y, en ltima instancia, el relato

    de esa averiguacin) motivada por un deseo de investigacin y basada en la propia

    observacin; si bien, y ya desde Herdoto, el trmino no hace referencia exclusiva a la

    observacin personal, sino que la averiguacin puede llevarse a cabo mediante la

    interrogacin de testigos directos o indirectos, o mediante la consulta de fuentes

    escritas, algo que se consider menos fiable que la observacin personal a lo largo de

    toda la historiografa griega.

    Ese afn investigador surgi en la regin de Jonia durante la poca arcaica

    debido al ambiente propicio a la receptividad de los griegos de Asia Menor. La llamada

    segunda colonizacin, la que se produjo desde Grecia Continental a Anatolia a lo largo

    de la denominada edad oscura (desde poco despus del fin del mundo micnico hasta

    el siglo IX a.C.), puso en contacto, a los helenos que colonizaron las costas

    occidentales de Anatolia, con una serie diversa de pueblos no griegos y, en cierta

    medida, les hizo romper con parte de su pasado, al tener que abandonar, por ejemplo,

    los lugares en que haban muerto sus predecesores. Todo ello acab ocasionando, en

    las nuevas comunidades que se fueron fundando en la otra orilla del Egeo, una

    necesidad de afirmacin personal, al sentirse sus habitantes deseosos de contar con

    sus propias tradiciones tanto en esos nuevos asentamientos como en sus posteriores

    colonias; unas tradiciones relacionadas con el fondo mtico tradicional, en la medida

    en que las cualidades atribuidas a los diferentes fundadores (todos ellos hroes de

    mayor o menor rango) determinaban las de las dinastas que pretendan descender de

    ellos, con lo que, de ese modo, las familias dirigentes de esos nuevos Estados se

    relacionaban con personajes mticos bien conocidos en las ms antiguas tradiciones

    patrias.

    Esto, a la larga (pues los testimonios literarios ms antiguos de que

    disponemos en prosa y son fragmentos transmitidos secundariamente no se

    remontan a periodos anteriores a finales del siglo VI a.C.), iba a determinar que una

    parte importante de las primeras manifestaciones que acabaran dando lugar al gnero

    historiogrfico se centraran en dos tipos de relatos: las Genealogas de familias

    aristocrticas (que, como queda dicho, pretendan emparentar con hroes epnimos,

    que a su vez se hallaban emparentados con hroes bien conocidos o con dioses) y los

    Relatos fundacionales de las diferentes ciudades. Para ambos tipos de subgneros la

    poesa debi ser el vehculo inicial de expresin (como evidencian, por ejemplo, ttulos

    que han llegado hasta nosotros, como la Esmirneida de Mimnermo, relativa a la ciudad

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    de Esmirna, o la Fundacin de Colofn de Jenfanes). Pero estos tipos de relatos no

    se acabaran perfilando definitivamente hasta las primeras producciones en prosa.

    Adems del afn investigador, se dio en Jonia otro de naturaleza exploradora,

    debido, principalmente, a la llamada 'tercera colonizacin', que se produjo entre los

    siglos VIII y VI a.C.2 y que permiti conocer, cada vez en mayor medida, la tierra

    habitada a la que entonces se tena acceso. Y ello, a su vez, gener una necesidad

    prctica, ya que los helenos fueron entrando en contacto con regiones muy alejadas

    de sus originarios puntos de partida, de manera que era menester informarse de las

    peculiaridades costeras de las diferentes zonas a las que llegaban, describiendo los

    puertos naturales, las desembocaduras de los ros, los cabos, los golfos y todos los

    accidentes geogrficos dignos de ser tenidos en cuenta, con indicaciones adicionales

    de las distancias entre las diversas referencias. Pero tambin resultaban de suma

    utilidad una serie de informaciones relativas a la flora, la fauna, los recursos materiales

    y la naturaleza y carcter de los pueblos indgenas que poblaban esas nuevas

    regiones por las que los griegos se iban aventurando, pues hay que tener en cuenta

    que el espritu jonio fue siempre ms all del carcter estrictamente prctico y se

    interes tambin por el costumbrismo y las cosas destacables de toda ndole. No en

    vano resulta altamente significativo que los tres primeros loggrafos (con ese nombre

    se conoce a los precursores de Herdoto) de quienes tenemos noticia procedieran de

    Mileto: Cadmo si es que existi, Dionisio, cuya figura plantea problemas

    cronolgicos, y Hecateo.

    Esto explica el carcter geogrfico y etnogrfico que caracteriza a estos otros

    dos precedentes de la historiografa griega: los Periplos y las Descripciones de la tierra

    (o lgoi). Naturalmente, el problema principal para establecer una tipologa de todos

    estos testimonios preherodoteos lo constituye su carcter en extremo fragmentario o

    simplemente su prdida absoluta, pero s que puede establecerse una distincin entre

    periplos y lgoi, ya que los primeros consisten en manuales de instruccin nutica3,

    con una finalidad estrictamente prctica, que se atenan a un principio unidimensional4

    (en el sentido de que no interesaba la superficie, sino la linealidad), mientras que los

    segundos hacan hincapi en descripciones de tipo etnogrfico, sobre todo.

    Al margen del afn investigador y del afn explorador, la creacin de una

    concepcin racional del mundo por parte de la filosofa fsica jonia en el siglo VI a.C.

    iba a dar lugar a dos importantes resultados.

    2 Cf. A. Domnguez Monedero, La polis y la expansin colonial griega. Siglos VIII-VI, Madrid, 1991, pp. 97 y ss. 3 Cf. F.J. Gonzlez Ponce, El Periplo griego antiguo, Sevilla, 1994, con amplia bilbiografa. 4 Es fundamental al respecto la obra de P. Janni, La mappa e il periplo. Cartografia antica e spazio odologico, Roma, 1984.

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    En primer lugar, la especulacin cientfica supuso la aparicin de la geografa

    cartogrfica5, ya que el primer objetivo geogrfico a nivel terico lo constituy la idea

    de trazar un mapa de la Tierra. La tradicin atribuye al filsofo milesio Anaximandro6,

    durante la primera mitad del siglo VI a.C., la confeccin del primer mapa mundi, del

    que apenas conocemos datos, aunque parece ser que esta primera geografa

    cartogrfica presentaba el predominio de un espritu geomtrico circular (algo que

    Herdoto no compartira). El cielo era concebido como una esfera, cuya mitad inferior

    no resultaba visible, en tanto que la Tierra consista en un cilindro, con un dimetro

    que triplicaba su altura, suspendido en medio de la bveda celeste en virtud de la

    uniforme atraccin que todos los puntos de la misma ejercan sobre la Tierra7. Y esta

    ltima, que ocupaba el crculo superior del cilindro, se hallaba rodeada por un Ocano

    Circular (una creencia de la que ya encontramos ecos en la descripcin del escudo de

    Aquiles, en Ilada, XVIII 606-607), mientras que las zonas emergentes del mar

    formaban tres continentes de idntica extensin entre s (Europa, Asia y frica, a la

    que los griegos denominaban Libia), con la particularidad de que el Mediterrneo se

    hallaba en el centro de la Tierra, y Delfos, a su vez, ocupaba justamente el centro de

    la circunferencia terrestre. As se conjugaba la especulacin cientfica con los datos

    mitolgicos y se explicaba la presencia, en esa localidad de Fcide, del omphals, la

    piedra que sealaba el centro exacto de la superficie de la Tierra8.

    5 Que distaba mucho de asemejarse a nuestras representaciones modernas, pues, como ha sealado P. Janni(La mappa e il periplo , pg. 51), "vedere gli antichi come se si fossero consapevolmente messi in cammino per arrivare dove siamo noi e ne fossero rimasti lontani nonostante i loro sforzi, significa avere un'immagine assai inadeguata dell'evoluzione intellettuale dell'umanit". 6 Anaximandro, fr. 12 A 6 DK (= Agatmero, I 1): "Anaximandro de Mileto, discpulo de Tales, fue el primero en atreverse a dibujar en una tablilla la tierra habitada. Tras l se aportaron mejoras por parte de Hecateo, el gran viajero milesio, con lo que se obtuvieron resultados maravillosos". En el mismo sentido se manifiesta Estrabn, I 7: ... tou;" prwvtou" meq Omhron duvo fhsi;n Eratosqevnh", Anaxivmandrovn te Qalou' gegonovta gnwvrimon kai; polivthn kai; Ekatai'on to;n Milhvsion. to;n me;n ou\n ejkdou'nai prw'ton gewgrafiko;n pivnaka, to;n de; Ekatai'on katalipei'n gravmma pistouvmenon ejkeivnou ejk th'" a[llh" aujtou' grafh'" (" Eratstenes dice que los primeros que siguieron a Homero fueron dos: Anaximandro, amigo y compatriota de Tales, y Hecateo de Mileto; pues lo cierto es que aqul fue el primero que edit una carta geogrfica, mientras que Hecateo dej un diseo cuya atribucin conocemos por el resto de su obra"). 7 Cf. Anaximandro, fr. A 11: th;n de; gh'n ei\nai metevwron uJpo; mhdeno;" kratoumevnhn, mevnousan de; dia; th;n oJmoivan pavntwn ajpovstasin ("la tierra se halla en lo alto sin que nada la sostenga: se mantiene en reposo por su equidistancia de todas las cosas"); y fr. A 26: eijsi; dev tine" oi} dia; th;n oJmoiovthtav fasin aujth;n [sc. th;n gh'n] mevnein, w{sper tw'n ajrcaivwn Anaxivmandro". ma'llon me;n ga;r oujqe;n a[nw h] kavtw h] eij" ta; plavgia fevresqai proshvkei to; ejpi; tou' mevsou iJdrumevnon kai; oJmoivw" pro;" ta; e[scata e[con: a{ma d ajduvnaton eij" tajnantiva poiei'sqai th;n kivnhsin, w{st ejx ajnavgkh" mevnein ("hay algunos, como Anaximandro entre los antiguos, que afirman que la Tierra se halla en reposo debido a su equilibrio; pues es propio de lo que est asentado en el centro no inclinarse lo ms mnimo hacia arriba, hacia abajo o hacia los lados, ya que es imposible que se mueva al mismo tiempo en direcciones opuestas, de manera que necesariamente se halla en reposo") 8 Vid. A. Ballabriga, Le soleil et le Tartare. L'image mythique du monde en Grce archaque, Pars, 1986, pgs. 147 y sigs.

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    El principal problema con el que nos encontramos a la hora de poder

    profundizar en los conocimientos geogrficos de la poca viene dado, sin embargo,

    por el carcter fragmentario de la, por otra parte, no muy abundante documentacin

    escrita que nos ha llegado, ya que no contamos con las dos obras geogrficas de

    Hecateo (si es que en realidad eran dos y no una sola a la que la Antigedad conoca

    con dos nombres diferentes), la Perigesis y el Contorno de la Tierra, de las que slo

    nos quedan algo ms de trescientos fragmentos, aunque muchos de ellos se reduzcan

    a una mera enumeracin de topnimos. S sabemos que la Perigesis constaba de

    dos partes, dedicadas a Europa la primera y a Asia la segunda (aunque es posible que

    esta divisin correspondiera materialmente al espacio ocupado por dos rollos de

    papiro), con probables influencias de Anaximandro y un orden descriptivo del

    Mediterrneo y del Mar Negro en el sentido de las agujas del reloj. Que no era un

    tratado periplogrfico queda de relieve por el hecho de que la costa era dividida en

    secciones, segn los pueblos que la habitaban o segn los pases, y en cada una de

    ellas se describan el litoral y las tierras interiores, descripcin que poda prolongarse

    hasta los confines de la tierra habitada. La prdida de la produccin del loggrafo

    milesio debe considerarse una laguna irreparable, pues, desde una perspectiva

    geogrfica, su obra no deba de andar a la zaga de la de Herdoto. Es, en suma, la

    Historia del autor de Halicarnaso (en la que predomina un espritu rectilneo) nuestro

    mejor testimonio para el conocimiento de la Geografa tal y como era concebida a

    mediados del siglo V, ya que, en su obra, corografa y etnografa se combinan con

    frecuencia (y de ah los veintiocho lgoi, o relatos geogrfico-etnogrfico-histricos,

    que aparecen), de tal manera que su prestigio motiv que, hasta poca alejandrina, la

    Geografa se subordinase a la Historia.

    Si la especulacin cientfica fue determinante para la aparicin de la geografa

    cartogrfica, la nueva concepcin del mundo que esa especulacin supuso, y que

    posibilit la sustitucin de esquemas mticos por otros de orden racional, iba a ser

    decisiva para la creacin de la historiografa. La afirmacin de Hecateo, en el primero

    de sus fragmentos ("as habla Hecateo de Mileto: lo que a continuacin expongo se

    atiene, en mi opinin, a la verdad; pues lo cierto es que los relatos generalizados entre

    los griegos son, a mi juicio, sensiblemente ridculos"), permite entrever en el loggrafo

    milesio a un investigador consciente de su originalidad que aplicaba al mito una

    interpretacin racionalista. Y, aunque la crtica no es unnime en su valoracin sobre

    el grado de racionalismo empleado por Hecateo, pues hay autores que piensan en una

    crtica racional permanente, mientras que otros opinan que la misma no sera sino

    ocasional, s que se detecta en l una tendencia generalizada a la 'historizacin de las

    leyendas'. Lo importante, en definitiva, es que esa desmitologizacin de las leyendas

    iba a atenuar la distincin cualitativa entre las hazaas heroicas del pasado mtico y

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    las gestas recientes, de tal manera que narrar estas ltimas haba de poseer una

    importancia en s misma. Y ello iba a resultar decisivo para la aparicin de la

    historiografa, pues figuras como las de Creso, Ciro y tantos otros importantes

    personajes humanos, aureolados, eso s, por su actuacin trascendente en el devenir

    de los pueblos, se consideraron equiparables en inters a los relatos heroicos, con lo

    que se estaba a un solo paso de que la historia pasara a tener una misin comparable

    a la de la pica: preservar del olvido las gestas, ya no heroicas, sino humanas.

    Este es precisamente el peldao que separaba a la logografa de la historia y

    que fue ascendido por Herdoto, quien, en realidad, no es sino el ltimo escaln de

    una larga tradicin, pues en su obra aparecen relatos genealgicos, narraciones

    fundacionales, noticias de periplos, especulaciones geogrficas y relatos etnogrficos.

    Pero, por otra parte, Herdoto es el principio de algo nuevo con respecto a sus

    precursores: con l la poca mtica dejar de considerarse historia y pasar a ser la

    'prehistoria' del pueblo griego. Y a partir de l ser el ser humano, individual o

    colectivamente, con sus grandezas y sus miserias, el centro de la atencin de ese

    nuevo gnero literario que conocemos como historiografa, ya que fue el creador de la

    Historia Universal (de la Historia Moderna Universal, debera matizarse), porque no

    slo fue el autor de la primera obra extensa escrita en prosa que se nos ha

    transmitido, sino el primer autor griego que, con criterios de causalidad, se propuso

    relatar, con un trmino cronolgico definido (desde la fundacin del imperio persa

    con sus orgenes, relaciones con otros Estados, etc. hasta la derrota de Jerjes), una

    historia que superaba los estrechos lmites locales de las producciones anteriores. Su

    objetivo fue narrar las causas y el desarrollo del enfrentamiento entre griegos y persas,

    desde el pasado lejano al prximo, abarcando todo el mundo conocido en su poca. Y

    todo ello con la conciencia de que el pasado condiciona el presente. Es innegable, sin embargo, que cuestiones como las econmicas, las

    estadsticas o las demogrficas fueron ajenas al pensamiento histrico de la Grecia

    Antigua, pero no lo es menos que nuestra idea del concepto de Historia procede de los

    autores helenos que cultivaron, desde el siglo V a.C., la investigacin histrica, dando

    lugar a la aparicin de la historiografa como gnero literario, con sus leyes literarias y

    estticas, su metodologa de anlisis del presente o del pasado ms o menos

    inmediato, y su pretensin de veracidad y de llevar a cabo una labor que insista en su

    carcter cientfico.

    Eso es as porque, como no hay historia sin investigacin, sin anlisis,

    debemos distinguir entre los meros datos de valor histrico y la interpretacin de los

    mismos, algo que slo surgi en la Grecia de mediados del siglo V a.C. Que en

    Oriente existieron precedentes de lo que podra denominarse conciencia histrica es

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    algo indudable; ah estn una serie de relatos cortesanos, de crnicas sagradas o de

    inscripciones reales que poseen un alto valor documental para el estudio del pasado,

    pero que, en s mismos, no alcanzan el rango de lo historiogrfico son meros datos

    susceptibles de interpretacin, porque adolecen de anlisis histrico, al no

    profundizar en las causas ni en el significado de las consecuencias de lo que narran.

    Sucede que la historiografa griega no se interesa exclusivamente por los

    hechos aislados, sino por el decurso de los acontecimientos en su totalidad. Lo que se

    pretenda era articular la imagen de un todo unitario a fin de poder extraer, de la

    multiplicidad de los sucesos narrados, el sentido de un proceso interno. Y eso es algo

    que puede verificarse ya en la primera obra historiogrfica griega que se nos ha

    conservado en su integridad: por los datos que arrojan los fragmentos conservados de

    los loggrafos, puede afirmarse que Herdoto no slo fue el autor de la primera obra

    extensa escrita en prosa que se nos ha transmitido, sino el primer autor griego que,

    con criterios de causalidad, se propuso relatar, con un terminus cronolgico definido

    el final de las Guerras Mdicas, una historia que superaba los estrechos lmites

    locales anteriores, al narrar las causas y desarrollo del enfrentamiento entre griegos y

    persas, desde el pasado lejano al prximo, abarcando la inmensa mayora del mundo

    conocido en su poca.

    Esto quiere decir que los historiadores griegos se plantearon, ya desde un

    principio, la bsqueda de las causas de los hechos, a diferencia de lo que ocurre con

    las crnicas o con los anales, que por lo general se limitan a repertoriar un mero

    inventario de sucesos. A este respecto, y como es natural, la historiografa griega

    muestra una progresiva gradacin. As, y al igual que Homero, Herdoto, que va a

    narrar un enfrentamiento entre griegos y asiticos, pretende evitar que las hazaas de

    las generaciones precedentes sean relegadas al olvido, con lo que atiende a la

    preservacin de la gloria y la fama, que tanta importancia tiene en la pica, pero, al

    mismo tiempo, el plan de su obra queda perfectamente enunciado desde un principio,

    ya que se trata de una investigacin de las causas de las Guerras Mdicas, en la que

    su atencin va a centrarse preferentemente en lo humano y en lo singular, como indica

    en el proemio:

    JHrodovtou Alikarnhssevo" iJstorivh" ajpovdexi" h{de, wJ" mhvte ta;

    genovmena ejx ajnqrwvpwn tw'/ crovnw/ ejxivthla gevnhtai, mhvte e[rga megavla te kai;

    qwmastav, ta; me;n {Ellhsi, ta; de; barbavroisi ajpodecqevnta, ajklea' gevnhtai, tav

    te a[lla kai; di h}n aijtivhn ejpolevmhsan ajllhvloisi.

    "sta es la exposicin del resultado de las investigaciones de Herdoto de Halicarnaso, para evitar que, con el tiempo, los hechos humanos queden en el olvido y que las notables y singulares empresas realizadas, respectivamente, por griegos y brbaros y, en especial, el motivo de su mutuo enfrentamiento queden sin realce."

  • Carlos Schrader Los comienzos de la historiografa griega

    2009, E-EXCELLENCE WWW.LICEUS.COM 11

    Precisamente, para establecer las causas del conflicto, Herdoto pasa, acto seguido (I

    1-5), a abordar las primeras diferencias y enfrentamientos que se produjeron entre

    griegos y brbaros en poca mtica, pero lo hace atribuyendo a sus informadores la

    responsabilidad de las noticias sobre los mitos relativos a los raptos de o, Europa,

    Medea y Helena (I 5, 3):

    Esto supone que, en Tucdides, el salto cualitativo sea muy apreciable. En el

    historiador ateniense (a diferencia de lo que ocurre con Herdoto, en quien se da una

    visin teonmica del mundo) no slo hay una consciente exclusin de interpretaciones

    religiosas y mticas de la historia (cf. I 22, 4), sino que por vez primera nos

    encontramos con el propsito de subrayar con nitidez la distincin entre causas

    remotas (ajlhqestavth provfasi") y causas prximas (aijtivai), como seala, en I 23, 6,

    al distinguir entre lo que inevitablemente oblig a Esparta a entrar en guerra y las

    razones fenomnicas concretadas en los conflictos de Epidamno y Potidea: "Lo cierto es que soy de la opinin de que, en puridad, la verdadera causa de la guerra residi aunque nunca se reconociera abiertamente en el creciente podero de Atenas, que llen de temor a los lacedemonios y los forz a hacer uso de las armas. No obstante, los motivos que ambos bandos adujeron oficialmente, para romper el tratado y declarar la guerra, fueron los que a continuacin paso a relatar."

    Por otra parte, los historiadores griegos redactan sus escritos histricos como

    obras de arte sujetas a normas estticas y literarias precisas, lo cual nos obliga a no

    valorarlos desde una perspectiva exclusivamente cientfica. Y ese convencionalismo

    literario no se circunscribe tan slo al aspecto estilstico, que es, sin embargo, de una

    importancia notable, pues las diferencias especficas entre los distintos autores son

    muy apreciables.

    Este carcter literario de las obras historiogrficas implica que en las mismas

    aparezca un repertorio constante de elementos tpicos, entre los que, sin nimo de

    exhaustividad, cabe citar los siguientes:

    1) La presencia de un proemio, en el que el autor da noticias autobiogrficas e incide

    en la importancia del tema que va a abordar. Es ste un rasgo que aparece ya en

    Hecateo (FGrHist 1, fr. 1 a), al decir:

    Ekatai'o" Milhvsio" w|de muqei'tai: tavde gravfw, w{" moi dokei' ajlhqeva

    ei\nai: oiJ ga;r Ellhvnwn lovgoi polloiv te kai; geloi'oi, wJ" ejmoi; faivnontai,

    eijsivn.

    "As habla Hecateo de Mileto: lo que a continuacin expongo se atiene, en mi opinin, a la verdad; pues lo cierto es que los relatos generalizados entre los griegos son, a mi juicio, sensiblemente ridculos."

  • Carlos Schrader Los comienzos de la historiografa griega

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    Y, si el loggrafo jonio escribe con un objetivo, aplicar criticismo a lo que ha

    recogido (levgein), pero situndose todava dentro del mu'qo", tambin Herdoto, tal y como antes sealbamos, establece el plan de su obra en el proemio: evitar que ta; genovmena ejx ajnqrwvpwn ... ejxivthla gevnhtai, ... te ajklea', firmando asimismo su obra. Pues bien, no de otro modo procede Tucdides en I 1, cuando dice:

    Qoukudivdh" Aqhnai'o" xunevgraye to;n povlemon tw'n Peloponnhsivwn kai;

    Aqhnaivwn, wJ" ejpolevmhsan pro;" ajllhvlou", ajrxavmeno" eujqu;" kaqistamevnou kai;

    ejlpivsa" mevgan te e[sesqai kai; ajxiologwvtaton tw'n progegenhmevnwn,

    tekmairovmeno" o{ti ajkmavzonte" te h\/san ej" aujto;n ajmfovteroi paraskeuh'/ th'/

    pavsh/ kai; to; a[llo JEllhniko;n oJrw'n xunistavmenon pro;" eJkatevrou", to; me;n

    eujquv", to; de; kai; dianoouvmenon.

    "Tucdides de Atenas escribi la historia de la guerra que entre s libraron los peloponesios y los atenienses a partir del instante mismo en que estall, pues intua que iba a ser una contienda generalizada y mucho ms importante que las anteriores. Se basaba en que ambos bloques entraban en ella en el cenit de su podero econmico y militar, advirtiendo, de paso, que el resto del mundo griego se adhera a uno u otro bando: unos Estados lo hicieron en seguida, en tanto que otros, por su parte, abrigaban esa intencin." Sin embargo, es significativo el empleo del verbo xunevgraye, atestiguado aqu por vez primera con el significado de escribir la historia de algo (el trmino iJstoriva est ausente de la obra tuciddea). En primer lugar, el historiador ateniense compuso

    una obra para ser leda y no escuchada, a diferencia de la intencin de Herdoto, en

    quien el trmino ajpovdexi" denota oralidad9; y, en segundo trmino, hay que destacar que, en tanto que Herdoto se contenta con afirmar, Tucdides pretende demostrar lo

    9 Cf. O. Murray, "Herodotus and Oral History", en H.W.A. Sancisi-Weerdenburg y A. Kuhrt (eds.), Achaemenid History II: The Greek Sources, Leiden, 1987, pp. 93-115; y J.A.S. Evans, "Oral Tradition in Herodotus", en Herodotus, Explorer of the Past: Three Essays, Princeton, 1991, pp. 89-146. Asimismo, R. Thomas, Oral Tradition and Written Record in Classical Athens, Cambridge, 1989 (especialmente pp. 15-94), quien seala, en p. 6, que "anthropological studies show the fundamental importance of certain elements to the study of oral tradition. The most important factor in oral tradition is the way the tradition is passed on. This includes several elements: the precise nature and form of the transmission, for example, whether the tradition is passed on in poetic or other fixed form; the group which transmits it, whether a family, dynastic or whole community; and why it is being transmitted (e.g. for status or honour). All these factors bear on the character of the tradition, its 'distortions', whether it is likely to be transmitted accurately or over a long period of time, the tenor or bias of the tradition. For instance, where we find traditions kept by professional memorizers who lay great stress on strict accuracy because they are responsible for dynastic traditions, we may expect fairly accurate transmission over a long period. The reasons behind transmission are also crucial. Even without a narrowly functionalist view of oral tradition, it is obvious that nothing is remembered or passed down for no reason at all. Traditions may, for instance, confirm the prestige and authority of the royal house. Those aims help select and transform the content of the traditions". Vid., tambin de la misma autora, Literacy and Orality in Ancient Greece, Cambridge, 1992, que incluye amplia bibliografa. Y, asimismo, S.R. Slings, "Oral Strategies in the Language of Herodotus", en E.J. Bakker, I.J.F. De Jong y H. Van Wees, Brill's Companion to Herodotus, Leiden, 2002, pp. 53-78.

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    que afirma. Adems, con wJ" ejpolevmhsan pro;" ajllhvlou", el historiador ateniense indica que va a narrar la guerra entre Atenas-Esparta y sus respectivos aliados, por lo

    que su relato va a abordar la historia militar, pero tambin y en esto supera a

    Herdoto ser historia poltica: el objetivo de la investigacin tuciddea es la guerra

    en s misma, en sus diversas fases y con todas sus causas, implicaciones y

    consecuencias. Lo que especialmente despierta su atencin son las causas profundas

    de la guerra y las consecuencias morales que la misma conllev, y por eso enfatiza

    hechos que lo prueban, aunque, en s mismos, no fueran decisivos para la suerte del

    conflicto, como el juicio y destruccin de Platea (III 52-68), la stavsi" de Corcira (III 69-85), o la expedicin ateniense contra Melos (V 84-119). Para un historiador

    impregnado, como Tucdides, por el mtodo hipocrtico, la guerra era como una

    enfermedad, por lo que, al igual que, cuando el cuerpo humano se halla sano, no

    pueden observarse en l las diferentes patologas, tampoco en periodos de paz se

    evidencian las alteraciones que afectan al organismo social. Y, si el mdico puede

    estudiar la salud mediante el examen de cuerpos enfermos, el historiador puede hacer

    lo propio con las leyes que rigen a los Estados mediante el anlisis de las guerras y

    las pocas de crisis, en las que se ponen al descubierto todas las alteraciones y

    fuerzas elementales de los pueblos: la patologa del poder, el derecho del fuerte o la

    ambicin poltica. Y ello debido a tres impulsos primarios de la naturaleza humana: la

    ambicin (filotimiva), el egosmo (pleonexiva) y el miedo (devo").

    2) El establecimiento de una metodologa histrica determinada, ya que, en general,

    los historiadores griegos se plantearon como objetivo prioritario eliminar, aunque fuese

    de manera subjetiva, las tradiciones que no les resultaban fidedignas. Por eso, si

    Antoco de Siracusa10, el primer historiador siciliano, que naci hacia el ao 460, ya

    declara, al comienzo de su obra Sobre Italia (FGrHist. 555, fr. 2), haber escogido

    ejk tw'n ajrcaivwn lovgwn ta; pistovtata kai; safevstata

    "entre las antiguas narraciones, aquellas que resultaban ms plausibles y claras", el propio foro, el primer autor de una Historia Universal, tendi a marginar la

    prehistoria porque desconfiaba de las narraciones fabulosas11.

    3) La articulacin de la obra en partes narrativas y discursivas, algo que ya se

    encuentra establecido en la pica. As, los discursos en la historiografa griega (en los

    10 Vid. N. Luraghi, "Ricerche sull'archeologia italica di Antioco di Siracusa", Hesperia 1, 1990, pp. 61 ss. 11 FGrHist. 70, fr. 9: peri; me;n ga;r tw'n kaq hJma'" gegenhmevnwn tou;" ajkribevstata levgonta" pistotavtou" hJgouvmeqa, peri; de; tw'n palaiw'n tou;" ou{tw diexiovnta" ajpiqanwtavtou" ei\nai nomivzomen, uJpolambavnonte" ou[te ta;" pravxei" aJpavsa" ou[te tw'n lovgwn tou;" pleivstou" eijko;" ei\nai mnhmoneuvesqai dia; tosouvtwn.

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    que la intertextualidad acostumbra a ser importante) suelen ser de cuatro tipos:

    epidcticos, o 'de tesis', de los que son un buen ejemplo, en Herdoto, la respuesta de

    los atenienses (VIII 143-144) a la proposicin de Mardonio, formulada a travs de

    Alejandro de Macedonia, para que pactaran con los persas, y, en Tucdides, el

    discurso fnebre (II 35-46) pronunciado por Pericles; forenses, o 'judiciales', como, en

    Herdoto, la pretendida polmica entablada por tegeatas y atenienses en su deseo de

    situarse en el ala izquierda en la 'segunda posicin' que los griegos ocuparon en

    Platea (IX 26-27), y, en Tucdides, el debate entre plateos y tebanos (III 53-67) que

    acab con la destruccin de los primeros; antilgicos, o 'contrastivos', como, en

    Herdoto, el ahistrico debate constitucional sobre el mejor rgimen de gobierno que

    podran adoptar los persas tras la muerte del 'falso' Esmerdis (III 80-82), o, en

    Tucdides (V 89-115), el famoso 'dilogo de los melios'; y, finalmente, deliberativos,

    como, en Herdoto, la sesin del 'Estado Mayor' persa convocada por Jerjes para

    deliberar (VIII 8-11) sobre la conveniencia de emprender la Segunda Guerra Mdica,

    y, en Tucdides (I 68-86), la 'Conferencia de Esparta'.

    Que los discursos que aparecen en la historiografa griega son creacin de los

    propios historiadores (debido a razones estilsticas, lo que, por ejemplo, motiva

    adems que se evite que los documentos a que aluden sean citados en su forma

    original, de manera que cada autor los adaptaba a su propio dialecto y estilo) es algo

    que queda claramente de manifiesto en Tucdides, que hace una explcita declaracin

    sobre el particular, al decir (I 22, 1): "Por lo que se refiere a los diversos discursos que pronunciaron los oradores de uno y otro bando cuando iban a entrar en guerra o cuando ya se hallaban en plenas hostilidades, resultaba difcil recordar la estricta literalidad de lo que se dijo, tanto para m, respecto a las intervenciones que escuch personalmente, como para quienes en distintas circunstancias me iban informando. Por ello, los he redactado tal y como, a mi juicio, cada orador debi de haber expresado lo ms apropiado sobre los diversos avatares, atenindome lo ms escrupulosamente posible al sentido general de lo que realmente se dijo." Si, en I 21, 1, Tucdides afirma que su reconstruccin de la historia antigua de

    Grecia12 es tan slo aproximada, en el siguiente captulo, que aqu nos ocupa, aborda

    12 Ek de; tw'n eijrhmevnwn tekmhrivwn o{mw" toiau'ta a[n ti" nomivzwn mavlista a} dih'lqon oujc aJmartavnoi, kai; ou[te wJ" poihtai; uJmnhvkasi peri; aujtw'n ejpi; to; mei'zon kosmou'nte" ma'llon pisteuvwn, ou[te wJ" logogravfoi xunevqesan ejpi; to; prosagwgovteron th'/ ajkroavsei h] ajlhqevsteron, o[nta ajnexevlegkta kai; ta; polla; uJpo; crovnou aujtw'n ajpivstw" ejpi; to; muqw'de" ejknenikhkovta, huJrh'sqai de; hJghsavmeno" ejk tw'n ejpifanestavtwn shmeivwn wJ" palaia; ei\nai ajpocrwvntw" ("Con todo, no incurrira en un error quien, a partir de los datos aducidos, crea que los hechos sucedieron poco ms o menos como he narrado, y no admita que tuvieron lugar ms bien como ciertos poetas los han cantado, exagerndolos para engrandecerlos, ni como los han relatado algunos loggrafos atendiendo ms bien a la cautivacin del auditorio que a la estricta verdad, pues esos hechos no pueden ser investigados y la mayora de ellos, debido al tiempo transcurrido, se han convertido en leyendas inverosmiles; no incurrira, repito, en un

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    los lmites a la exactitud de su reconstruccin de la historia contempornea. Y los

    elementos en que se basa para esa reconstruccin son de una naturaleza doble: por

    una parte ta; e[rga, los hechos militares y polticos, para cuya reconstruccin se basa13 en su propio recuerdo (aujto;" parh'n) y en testimonios de terceros (para; tw'n

    a[llwn), con el problema que supona el partidismo de sus fuentes; y, por otra parte, se

    hallan los discursos, que presentan una casi absoluta uniformidad estilstica, sin que

    en ellos tiendan a aflorar rasgos individuales, de manera que un ateniense se expresa

    como un lacedemonio, o Pericles como Clen (independientemente del contenido,

    claro est).

    Sucede que, en lneas generales, los discursos, en Tucdides, constituyen la

    expresin del anlisis histrico del propio historiador (y ello con un estilo tan

    conceptualmente abstracto que resulta inverosmil pensar que un auditorio cualquiera

    hubiese podido comprenderlos, lo que demuestra que fueron escritos para ser ledos y

    no para ser pronunciados), pero de una manera tal que el autor ateniense no opina en

    forma personal prcticamente nunca, y se sirve de las intervenciones de los diferentes

    oradores para que sea el propio lector quien, a partir de ellas, extraiga sus propias

    conclusiones. Adems, los discursos tuciddeos presentan otros dos rasgos

    adicionales: se da en ellos la tendencia a que sirvan para anticipar hechos posteriores,

    particularmente en las arengas de los generales, que exponen la tctica que piensan

    seguir y que luego es llevada a la prctica, para que el lector pueda hacerse una idea

    cabal sobre la inteligencia del estratego de que se trate. Asimismo, es frecuente que

    los discursos se organicen de manera contrastiva, en forma de tesis y rplica (como

    sucede, por ejemplo, con las intervenciones de Clen y Didoto, en III 37-48), a la que,

    en ocasiones, se aade una contrarrplica (como ocurre en el 'Debate de Esparta', en

    I 68-86), dndose adems la circunstancia de que, a veces, las rplicas a ciertos

    discursos no tienen lugar en la misma sesin u ocasin, como ocurre con el primer

    discurso de Pericles, que fue pronunciado en Atenas (I 140-144) y que constituye una

    anttesis al segundo discurso corintio, pronunciado en Esparta (I 120-124). Es ms,

    hay, ocasionalmente, discursos que carecen de rplica (como ocurre con el de error quien considere que lo que he contado responde de una manera satisfactoria para tratarse de hechos remotos a conclusiones basadas en los indicios ms evidentes"). 13 Ta; d e[rga tw'n pracqevntwn ejn tw'/ polevmw/ oujk ejk tou' paratucovnto" punqanovmeno" hjxivwsa gravfein, oujd wJ" ejmoi; ejdovkei, ajll oi|" te aujto;" parh'n kai; para; tw'n a[llwn o{son dunato;n ajkribeiva/ peri; eJkavstou ejpexelqwvn. ejpipovnw" de; huJrivsketo, diovti oiJ parovnte" toi'" e[rgoi" eJkavstoi" ouj taujta; peri; tw'n aujtw'n e[legon, ajll wJ" eJkatevrwn ti" eujnoiva" h] mnhvmh" e[coi ("Por lo que se refiere a los hechos acaecidos en la guerra, no estim oportunos plasmarlos a partir de testimonios obtenidos del primer informador que encontrara, ni como yo crea que podan haber sucedido, sino que relat aquellos en los que intervine personalmente y aquellos que, sindome facilitados por terceras personas, verifiqu punto por punto con el mayor rigor posible. Con todo, la documentacin sobre el particular result laboriosa, debido a que los testigos de los diferentes episodios no coincidan en sus referencias sobre ellos, sino que se manifestaban segn la simpata de cada cual hacia uno u otro bando, o segn su grado de memoria").

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    Hermcrates [IV 59-64], al propugnar el principio de 'Sicilia para los sicilianos', o con

    los tres pronunciados por Pericles: I 140-144; II 35-46 y 60-64), lo que ha llevado a

    pensar que, en tales circunstancias, Tucdides consideraba que la opinin del orador

    en cuestin era correcta al plantear sus argumentos.

    4) Otros elementos tpicos, al margen de los mencionados, no poseen un carcter tan

    generalizado y varan sensiblemente segn los diferentes historiadores, aunque en

    todos ellos suelen aparecer escenas tipificadas en la narracin de las batallas si

    bien hay que tener en cuenta que escriban para un pblico conocedor del tema, dado

    que este ltimo y los propios autores posean experiencia personal como

    combatientes, as como una serie de excursos a lo largo de sus obras, que, si en el

    caso de Tucdides contribuyen a subrayar ta; tekmhvria (como ocurre con la 'Arqueologa' de Grecia, en I 2-19, con la de Sicilia, en VI 2-5, o con la narracin del

    final de la tirana en Atenas, en VI 54-59), en Herdoto, por su tcnica compositiva

    arcaica, constituyen uno de los rasgos ms genuinos de su obra, como el propio

    historiador seala en IV 30, 1, al decir:

    prosqhvka" ga;r dhv moi oJ lovgo" ejx ajrch'" ejdivzhto. "Pues, a decir verdad, mi relato ha ido, desde un principio, en busca de digresiones", si bien su importancia va decreciendo a medida que la Historia progresa14, como

    queda de relieve si atendemos a la estructura de la misma.

    Hay que tener en cuenta, en definitiva, que el convencionalismo literario a que

    est sujeta la historiografa griega es lo que explica que, en aras de conseguir una

    mayor eficacia narrativa, las obras de los historiadores griegos suelan presentar

    inexactitudes cronolgicas o de contenido, ya que se dirigan a un pblico ms o

    menos contextualizado y de ah que, en ocasiones, no incidan en aspectos que, para

    el investigador moderno, resultan imprescindibles. Ahora bien, los historiadores griegos, ya desde Herdoto, se plantean la

    exigencia de un examen crtico del pasado. Y que ello se da ya en el historiador de

    Halicarnaso es algo en lo que, ltimamente, se viene incidiendo con creciente

    insistencia. Baste recordar lo que, en VII 152, 3, dice, con arreglo al principio del

    audiatur et altera pars, a propsito de las presuntas negociaciones entabladas entre 14 Cf. K. Meister, Die griechische Geschichtsschreibung. Von den Anfngen bis zum Ende des Hellenismus, Stuttgart, 1990, p. 33: "Die Exkurse stehen [] jeweils an der Stelle, an der sich ein neues Volk dem Hauptstrom der Erzhlung, der Auseinandersetzung zwischen Ost und West, einfgt. Sie sind also keineswegs an mehr oder minder passenden Stellen eingereiht, sondern Ausdruck eines sehr sinnvollen und kunstvollen Gliederungsprinzips. Das einem Stromsystem vergleichbare Kompositionsprinzip Herodots mit seiner weit ausgreifenden Exposition und einer darauffolgenden zunehmenden Dichte der Darstellung ist keineswegs singulr, sondern in der archaischen Literatur Griechenlands auch sonst anzutreffen, besonders bei Homer, dem Vorbild Herodots, und in der Orestie des Aischylos".

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    Jerjes y Argos, poco antes de la Segunda Guerra Mdica (y de las que el historiador

    duda):

    ejgw; de; ojfeivlw levgein ta; legovmena, peivqesqaiv ge me;n ouj pantavpasin

    ojfeivlw, kaiv moi tou'to to; e[po" ejcevtw ej" pavnta lovgon.

    "Y, si yo me veo en el deber de referir lo que se cuenta, no me siento obligado a crermelo todo a rajatabla; y que esta afirmacin se aplique a la totalidad de mi obra" . Esta afirmacin resulta altamente reveladora; lo que ocurre es que, durante

    decenios y, sobre todo, entre los crticos alemanes15, el declarado rigor

    metodolgico de Tucdides ha ensombrecido el incipiente y deslavazado, pero no

    menos existente, mtodo histrico de Herdoto.

    Estas caractersticas presentes en toda la historiografa griega (inters por el

    decurso de los acontecimientos en su totalidad, a fin de articular complexivamente un

    todo unitario que permitiese extraer, de la multiplicidad de los hechos narrados, el

    sentido de un proceso interno; la indagacin de la causa de los hechos; que estemos

    ante obras de arte tipificadas; y, finalmente, la exigencia necesaria de un examen

    crtico del pasado ) no fueron, sin embargo, las nicas.

    Como resultado de la evolucin del gnero, es detectable la especializacin

    que se fue produciendo paulatinamente; y por eso cabe hablar, en puridad, de

    Herdoto como 'padre de la historia'16, pues en l se halla el germen que posibilit la

    multiplicidad de subgneros que cultivaron los historiadores, sobre todo a partir del

    siglo IV a.C. Y, as, nos econtramos con subgneros como el de las Hellenik, la

    Historia de Grecia, cultivado por Jenofonte o Teopompo; el subgnero que trataba de

    la historia de personajes eminentes (el caso ms destacado es el de Alejandro, y su

    mximo exponente Calstenes); el subgnero que abordaba la historia sobre Roma

    escrita en griego, con Polibio como representante ms conspicuo; los autores que

    cultivaron la Historia Universal, como foro o Diodoro; el subgnero de la Historia

    Constitucional, como la cultivada por Aristteles en su Constitucin de Atenas; los

    estudios de historia local, entre los que especialmente destacan los dedicados al tica,

    y que se incluyen en el subgnero de la Atidografa, o los historiadores de Sicilia y la

    Magna Grecia; etc. Todo este sumario elenco permite comprobar que, entre los

    autores griegos, el concepto de historia fue sumamente amplio, dado que los

    diferentes historiadores no se limitaron a cultivar la historia de tipo poltico-militar, sino

    15 Vid. D. Fehling, Die Quellenangaben bei Herodot. Studien zur Erzhlkunst Herodots, Berln-Nueva York, 1971, quien lleg a dudar incluso de que el historiador hubiese viajado para recoger su informacin: "die extreme Mglichkeit dice en la p. 170 wre, dass Herodot seine griechische Heimat nicht verlassen hat. Wre er also ein Stubengelehrter?". 16 Cf. Cicern, De leg., I 1, 5.

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    que y es algo que comienza ya con Herdoto en las diversas obras encontramos

    descripciones etnogrficas, antropolgicas, geogrficas, mitogrficas, religiosas y, en

    general, todo aquello que un autor consideraba destacable, en la lnea jonia de la

    atraccin por ta; qwmavsia.

    Asimismo, los historiadores griegos se plantearon la necesidad de conferir un

    carcter cientfico a sus producciones, al tiempo que perseguan una finalidad

    concreta al escribir sus obras. Por eso, tal y como seal Strasburger17, "in der

    sachbezogenen Theorie hingegen, ber den Sinn geschichtlicher Forschung und

    Darstellung hat das Altertum zwei Grundauffassungen entwickelt, die auch noch

    unsere Alternative sind: historia vita memoriae und lux veritatis (das Weiterleben der

    Erinnerung und das Licht der Wahrheit) andererseits: historia magistra vitae (die

    Lehrmeisterin des Lebens). Also im einen Falle die zweckfreie Wissenschaft:

    Sammlung, kritische Reinigung und Bewahrung der Kunde um ihrer selbst und um der

    Erkenntnis willen, das rein gelehrte, sozusagen antiquarisch-museale

    Geschichtsverstndnis. Im anderen Falle: Geschichte als Lehrstoff". Bien es cierto que

    estos dos conceptos (el de la historia vitae memoriae et lux veritatis y el de la historia

    magistra vitae) fueron acuados por Cicern18, pero lo hizo siguiendo los ejemplos que

    la historiografa griega le proporcionaba, ya que el prototipo de autor para quien la

    historia era vista como el medio para que la memoria del pasado se mantuviese viva y

    sirviera para que la verdad resplandeciera es, naturalmente, Herdoto, que investiga y

    narra los hechos por un simple afn de conocimiento (kata; qewrivh" provfasin, en la

    lnea en que l mismo justifica, en I 29, 1, los viajes de Soln) y de informacin,

    siguiendo en este punto el modelo de sus predecesores logogrficos. Con todo, la

    finalidad utilitaria y didasclica, la que consideraba a la historia como maestra de la

    vida, fue la ms extendida entre los autores griegos19 por influencia de Tucdides,

    aunque, como es lgico, hubo entre los diversos historiadores disparidad de criterios a

    propsito de qu enseanzas podan extraerse de la historia. As, Tucdides sostiene

    que la historia permite extraer enseanzas de tipo conceptual, cuando, por la

    17 H. Strasburger, "Die Wesensbestimmung der Geschichte durch die antike Geschichtsschreibung", Sitzungsberichte der wissenschaftlichen Gesellschaft an der J.W. Goethe Universitt Farnkfurt am Main, Wiesbaden, 1966 (3 ed., 1975), p. 52. 18 De oratore, II 36; y vid. D. Flach, Einfhrung in die rmische Geschichtsschreibung, Darmstadt, 1985, pgs. 81 y sigs. 19 Cf., por ejemplo, Polibio, I 1, 1: Eij me;n toi'" pro; hJmw'n ajnagravfousi ta;" pravxei" paralelei'fqai sunevbaine to;n uJpe;r aujth'" th'" iJstoriva" e[painon, i[sw" a]n ajnagkai'on h\n to; protrevpesqai pavnta" pro;" th;n ai{resin kai; paradoch;n tw'n toiouvtwn uJpomnhmavtwn dia; to; mhdemivan eJtoimotevran ei\nai toi'" ajnqrwvpoi" diovrqwsin th'" tw'n progegenhmevnwn pravxewn ejpisthvmh". ("Si los historiadores que me han precedido hubiesen obviado elogiar a la historia propiamente dicha, sera absolutamente ineludible que yo instase a todo el mundo a que se decidiera por el estudio de obras de esta naturaleza, ya que para los seres humanos no hay mejor medio de aprendizaje que el conocimiento de los hechos del pasado".)

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    2009, E-EXCELLENCE WWW.LICEUS.COM 19

    influencia que, como antes sealaba, sobre l ejerci el mtodo de la medicina

    hipocrtica, manifiesta, en I 22, 4: "Por otra parte, la ausencia de contenido mtico en mi obra quiz resulte poco apropiada para una lectura pblica; pero me contentar con que la consideren til cuantos quieran averiguar el significado de lo ocurrido y de lo que, de acuerdo con la idiosincrasia de la naturaleza humana, suceda en el futuro de manera idntica o anloga. Y es que he compuesto una obra que constituye un logro definitivo y no una de circunstancias cuya finalidad es orla en una ocasin concreta".

    Tenemos, ante todo, una manifiesta declaracin en contra de las

    composiciones logogrficas que eran dadas a conocer en lecturas pblicas. Y,

    adems, existe la conviccin de que el conocimiento del cuerpo poltico posibilita al

    igual que el del humano permite estudiar sus afecciones el pronstico desde una

    perspectiva poltica. De ah que Tucdides pretenda establecer con claridad los

    sntomas de la patologa que sufri Grecia en vsperas de la Guerra del Peloponeso

    en su ya citado pasaje de I 23, 6.

    Si ste es el punto de vista de Tucdides sobre la finalidad de la historia, en

    foro, por ejemplo, las conclusiones son, sobre todo, de tipo moral, entendiendo por

    ello que los personajes y las empresas gloriosas instan a la emulacin, mientras que

    las desdeables mueven a la repulsin. As tenemos una gran corriente de la

    historiografa griega, que tendi a fomentar la imitiacin ms emocional que

    racional, concretada principalmente en las obras de Duris y de Filarco.

    Al margen, en suma, de la finalidad que cada autor persegua al escribir su

    obra, s que puede afirmarse que todos los historiadores griegos se atuvieron, en

    mayor o menor medida, a una metodologa histrica definida. Y ello se manifiesta ya

    con Herdoto, pues, pese a que con l estamos en los comienzos del gnero

    historiogrfico, en la Historia, aunque nunca declarada de manera sistemtica, existe

    una metodologa histrica, que cobrara verdadera carta de naturaleza en los

    historiadores posteriores.

    Ante todo, como elemento primario para la obtencin de datos, los autores

    griegos suelen basarse en su observacin personal (aujtoyiva) de los hechos

    intrnsecamente destacables o que resultaban llamativos por contraste con fenmenos

    especficamente helenos, pues la aujtoyiva fue el principio fundamental, desde el punto

    de vista metodolgico, en la historiografa griega20, a la que puede calificarse de

    "Kunst der Primrforschung", a diferencia de la "Sekundrarbeit" de los historiadores

    20 Cf. G. Schepens, L' 'autopsie' dans la mthode des historiens grecs du Ve sicle avant J.C., Bruselas, 1980, especialmente captulo I, pp. 3-32.

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    2009, E-EXCELLENCE WWW.LICEUS.COM 20

    modernos. As, en el fr. 110 de foro (que procede de Polibio, XII 27, 7) leemos lo

    siguiente:

    O me;n ga;r Eforov" fhsin, eij dunato;n h\n aujtou;" parei'nai pa'si toi'"

    pravgmasi, tauvthn a]n diafevrein polu; tw'n ejmpeiriw'n.

    "Lo cierto es que foro afirma que, si fuera posible asistir personalmente a todos los episodios, esa sera con ventaja la mejor forma de informarse." Y el propio Polibio21 critic el mtodo de Timeo22, porque este ltimo daba

    prioridad al odo sobre la vista y prefera la consulta de obras escritas, con lo que nos

    encontramos una tradicin la de dar prioridad a la aujtoyiva que tiene ya

    precedentes en Herclito, cuando, en el fr. B 101 DK, dice:

    ojfqalmoi; ga;r tw'n wjtw'n ajkribevsteroi mavrture"

    "de hecho, los ojos son testigos ms rigurosos que los odos", y contina en Herdoto, quien, en I 8, 2, con ocasin del episodio de la mujer de

    Candaules, hace decir al entonces monarca lidio que

    w\ta ga;r tugcavnei ajnqrwvpoisi ejovnta ajpistovtera ojfqalmw'n

    "en realidad los hombres desconfan ms de sus odos que de sus ojos"; y aparece tambin en Tucdides (I 22, 2), cuando el historiador ateniense afirma que,

    por lo que a ta; e[rga se refiere, estim oportuno plasmar aquellos oi|" te aujto;" parh'n, "en los que intervine personalmente".

    Un segundo medio del que se valen los historiadores para el logro de

    informacin (y que se conoce con el nombre de ajkohv) se basa en la obtencin de

    datos a partir de fuentes escritas y orales, que fueron de una importancia capital para

    la consecucin de sus objetivos. Bien es cierto que, como la obra de Herdoto es

    fundamentalmente una historia de tradicin oral sobre el pasado inmediato (sobre la

    'Historia Moderna' de la Grecia de su poca, podramos decir), a diferencia de la

    historia poltica del presente que cre Tucdides, los testimonios orales fueron en l de

    especial importancia para la recopilacin de datos23. El historiador, sin embargo, era

    21 XII 27, 1-3: duei'n ga;r o[ntwn kata; fuvsin wJ" a]n ei[ tinwn ojrgavnwn hJmi'n, oi|" pavnta punqanovmeqa kai; polupragmonou'men, ajkoh'" kai; oJravsew", ajlhqinwtevra" d ou[sh" ouj mikrw'/ th'" oJravsew" touvtwn Tivmaio" th;n hJdivw mevn, h{ttw de; tw'n oJdw'n w{rmhse pro;" to; polupragmonei'n. tw'n me;n ga;r dia; th'" oJravsew" eij" tevlo" ajpevsth, tw'n de; dia; th'" ajkoh'" ajntepoihvsato ("la naturaleza nos ha dotado de dos medios gracias a los cuales podemos informarnos de muchas cosas, as como averiguar otras: se trata de la audicin y la vista, que es, con diferencia, mucho ms fidedigna ; de ambos procedimientos, Timeo opt por el ms sencillo, pero menos apto de cara a investigar: prescindi por completo del testimonio visual y lo sustituy por el auditivo"). 22 Cf. R. Vattuone, Sapienza d'Occidente. Il pensiero storico di Timeo di Tauromenio, Bolonia, 1991. 23 Cf. R. Thomas, Oral Tradition and Written Record in Classical Athens, Cambridge, 1989, p. 7, al hablar sobre los historiadores: "for though they used oral tradition, they may have rearranged their material considerably (as indeed a study of oral traditions suggests) and engaged in extensive research. They may be a source for information contained in oral traditions but not necessarily for any one unaltered tradition. Herodotus in particular cannot be

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    consciente del carcter parcial o poco fiable de sus informadores, como no deja de

    sealar en VII 152, 3, al enunciar el principio del relata refero. Por eso tiende a

    presentar, sobre un mismo personaje o suceso, versiones diferentes, que se

    complementaban u oponan, segn los casos, lo que viene a probar su buena fe de

    historiador.

    Sea como fuere, es un tpico que aparece en todos los proemios de los

    historiadores griegos su aspiracin a contar la verdad. As, si hemos hecho ya

    mencin a los de Herdoto o Tucdides, tambin Polibio, al aludir al contenido de su

    obra, en I 2, 8, se manifiesta en el mismo sentido:

    Kaiv wJ" peri; th'" dunasteiva" aujtw'n me;n ta; o{la dia; th'" hJmetevra"

    grafh'" e[xestai safevsteron katanoei'n, oJmoivw" de; kai; peri; tou' povsa kai;

    phlivka sumbavllesqai pevfuke toi'" filomaqou'sin oJ th'" pragmatikh'" iJstoriva"

    trovpo".

    "Indudablemente el dominio romano se entender considerablemente mejor merced a mi obra, que, por su propia naturaleza, permitir comprender con mayor profundidad hasta qu punto la naturaleza de la historia pragmtica proporciona ayuda a los estudiosos". Y fue ese criterio de aspirar a la verdad, como resultado de una eleccin

    metodolgica, el que dio lugar a la afirmacin de objetividad e imparcialidad como

    meta de los diferentes autores, tal y como seala, con carcter general, Luciano, en su

    tratado sobre Cmo se debe escribir la historia, al afirmar, en el cap. 39, con un

    optimismo simplificador, parangonable al del positivismo del siglo XIX:

    tou' de; suggrafevw" e[rgon e{n, wJ" ejpravcqh eijjpei'n.

    "el objetivo supremo del historiador estriba en narrar los hechos tal y como ocurrieron". Es evidente que la propia praxis historiogrfica impeda en ocasiones que ello

    fuera posible, debido al patriotismo o a las ideas polticas de los diferentes autores, al

    carcter de sus fuentes de informacin, etc., pero no es menos cierto que ya desde los

    inicios, en el propio Herdoto, encontramos afirmaciones que se pronuncian a

    sabiendas incluso de las reacciones negativas que las mismas podan suscitar en

    parte de su pblico. Esto es, por ejemplo, lo que sucede con el famoso elogio de

    Atenas, que el halicarnaseo proclama en VII 139.

    Esta toma de conciencia de una eventual reaccin positiva o negativa en los

    destinatarios de las obras histricas griegas est motivada porque todos los autores

    escriben sobre el presente o sobre el pasado prximo, siguiendo al respecto los

    taken as a direct source for 'uncontaminated' oral traditions. This might be tempting, partly because of the surprisingly common image of him wandering around the Mediterranean writing down anything he is told without further inquiry, literary aims or arguments of his own. We cannot evaluate the historian's methods or achievements adequately before we understand what his sources were like".

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    modelos creados por Tucdides y Herdoto, respectivamente (incluso aquellos

    historiadores que trataron el pasado ms remoto, como foro, dedicaban gran parte

    de su obra al ms inmediato); y, adems, la guerra fue, por lo general, el tema central

    de sus relatos, en cuanto que la misma era un signo de cambio, y la idea de

    transformacin predomin por lo general en la historiografa helena. Recordemos que

    Tucdides comparte con Homero con lo que en este punto entronca con la influencia

    de la pica en la Historia herodotea el deseo de narrar algo dinmico: si el poeta

    quiere cantar los dolores (a[lgea) que la clera de Aquiles acarre a los aqueos (Ilada,

    I 2), Tucdides va a narrar las calamidades (paqhvmata) que la Guerra del Peloponeso

    acarre a Grecia (I 23, 1), por haber sido kivnhsi" megivsth toi'" Ellhsin

    kai; mevrei tini; tw'n barbavrwn, wJ" de; eijpei'n kai; ejpi; plei'ston ajnqrwvpwn (I 1, 2). Por eso Strasburger ha sealado24 que "nicht der Zustand also, sondern seine

    Unterbrechung wird damit zum Gegenstand der Betrachtung gemacht, die Krise, die

    Krankheitsepisode, die den Gesundheitszustand des Vlkerlebens unterbricht"; de ah

    que se haya dicho que la obra de Tucdides es 'cintica'. Es indudable que la

    metodologa histrica vari de autor en autor, y que, por ejemplo, el salto cualitativo de

    objetivos es radical entre Herdoto y Tucdides, que cre una historia poltica del presente como modelo ej" aijeiv, pero, independientemente de las diferencias individuales, puede afirmarse que los diferentes historiadores griegos se insertaron en

    relacin cronolgica con las obras de sus predecesores, aunque ideolgicamente

    disintieran de ellos, de tal manera que, con esto, se constituy una especie de historia

    perpetua, que haba comenzado con las Guerras Mdicas y que continu hasta el fin

    del mundo griego antiguo25.

    Pero no es menos cierto que, como se ha sealado atinadamente, "the

    historians of antiquity should be treated as products of their age, not as if they

    themselves were carrying out Quellenforschung, the scientific study of sources. The

    word 'sources' is itself problematic, and covers a range from recent inspection of a text

    24 H. Strasburger, "Die Wesensbestimmung der Geschichte" , p. 58. 25 Cf. K. Meister, Die griechische Geschichtsschreibung , p. 205: "Auffallend ist weiterhin die hufig zu beobachtende Tatsache, dass die griechischen Historiker zeitlich an das Werk ihrer Vorgnger anknpfen und dieses thematisch fortsetzen. Dies gilt u. a. fr das Verhltnis Thukydides-Herodot; Xenophon-Thukydides; Diyllos-Ephoros; Athanis-Philistos; Polybios-Timaios; Poseidonios-Polybios. In der Moderne wird vielfach der Umstand hierfr verantwortlich gemacht, dass man damit die Deutungs- und Darstellungskategorien des Vorgngers in gewissem Umfange als fr sich selbst verbindlich erachtete. Dies ist deshalb unzutreffend, weil sich die eigene Darstellung und historische Methode vielfach betrchtlich von denen der Vorgnger unterscheiden man denke nur an das Verhltnis Thukydides-Herodot, Xenophon-Thukydides oder Polybios-Timaios: Massgebend ist vielmehr die Tatsache, dass man die eigene Darstellung nicht isolieren mchte, sondern sie sozusagen dem Strom der Gesamtgeschichte einfgen will. Auf diese Weise entstand in der Tat eine kontinuierliche Schilderung, eine Art historia perpetua, die fast ohne Unterbrechung von der Zeit der Perserkriege [] reichte".

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    to an inaccurate memory of a snatch of a poem. The motives of ancient historians may

    be 'literary' rather than or as well as historical; and this permitted, for instance, the

    retention of anachronisms in such 'sources', and the preferring of easier and more

    charming authorities to harder if earlier and better ones. Given the nature of ancient

    book-production, even collation was hard work, as the younger Pliny said ('onerosa

    collatio', 5. 8. 12). Ancient historians can often be shown to have been aware of each

    other's writings, though there was [] a tendency to be more aware of the

    methodological sections of a predecessor's work than of his routine narrative"26.

    26 S. Hornblower (ed.), Greek Historiography, Oxford, 1994, "Introduction", pp. 71-72.

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    APNDICE: GNESIS Y DESARROLLO DE LA HISTORIOGRAFA GRIEGA HASTA FINALES DEL S. V a. C.

    (1) Hecateo (FGrHist 1): Genealogas. Acusilao de Argos (FGrHist 2): Genealogas. Fercides de Atenas (FGrHist 3): Genealogas. (2) Cadmo de Mileto? [Fundacin de Mileto y de toda Jonia]. Caronte de Lmpsaco (FGrHist 687 b): Hroi lampsacenos. (3) a) Periplos preliterarios: Eutmenes de Masalia (FGrHist 243). Esclax de Carianda (FGrHist 709). Periplo masaliota [= Eutmenes?] > Ora maritima de Avieno. b) Periplos literarios: Periplo Hannn (siglo V?). [Palat. Gr. 398.] (4) Hecateo: Perigesis. Dionisio de Mileto (FGrHist 687): Persik / T met Dareon. (quiz la misma obra). Janto de Sardes (FGrHist 765): Lidiak, Magik. Caronte de Lmpsaco: Persik. [Estos tres ltimos autores presentan problemas de cronologa con relacin a Herdoto.]

    (5) Hecateo: Gh'" perivodo" < Anaximandro (frs. A 1 y 6 DK).

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    (6) Helnico (FGrHist 4): Atths, publicada tras 406 (frs. 171, 172), que supone la fundacin de la atidografa. Antoco de Siracusa (FGrHist 555): Sikelik, Per Italas. (7) Helnico: Sacerdotisas de Hera en Argos, Vencedores en los Juegos Carneos (por su carcter panhelnico, acab imponindose el sistema de Hipias de efectuar los cmputos por Olimpiadas). (8) Estesmbroto de Tasos (FGrHist 107): Sobre Temstocles, Tucdides y Pericles (antecedente de la biografa). In de Quos (FGrHist 392): Visitas (autobiografa).

    (9) Damastes de Sigeo (FGrHist 5): Sobre los poetas y los sofistas.

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