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Hoja Parroquial Hoja Parroquial Hoja Parroquial Hoja Parroquial NÚMERO 50 • 3er. DOMINGO DE ADVIENTO CICLO B • 14 de Diciembre de 2014 • ¡El Adviento de la alegría! areciera como si en los días que vivimos no hubiera motivos para estar alegres. Se nos han acumulado los problemas de la violencia, la carestía, y el engaño; además de todos los problemas familiares, íntimos y personales que cada uno so- brellevamos. Ciertamente, la cercanía de la Navidad nos in- vita a cambiar un poco de hu- mor y tener esperanza; es fuer- za que nos empuja a mirar el mundo de diferente manera. Démosle un lugar a Dios Hay una frase de la Biblia, dicha por María la Virgen, que puede, si queremos, darnos una inspiración nueva; ella sa- be bien quién es Dios, y lo grande que ha sido con ella; y dice con una convicción pro- funda: «Se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador». En ella hubo una confianza más allá de sus fuerzas y de toda cir- cunstancia; hoy en nosotros, de igual manera, somos invita- dos a buscar una verdadera e intensa alegría. Dios quiere llegar a nuestra vida En tiempos difíciles, mirar con alegría. En nuestro entorno miramos realidades muy duras: hay pobreza, y tristezas. Pasa como en tiempo de Isaías: el pueblo vivía lejos de su patria y en malas condiciones. Por eso, la tarea del profeta está diri- gida a consolar a este pueblo que sufre. P

Hoja parroquial 2014-12-14 No.50

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Hoja Parroquial publicada por la Arquidiocesis de Guadalajara

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Hoja ParroquialHoja ParroquialHoja ParroquialHoja Parroquial

NÚMERO 50 • 3er. DOMINGO DE ADVIENTO • CICLO B • 14 de Diciembre de 2014 •

¡El Adviento de la alegría!

areciera como si en los días que vivimos no hubiera motivos para estar alegres. Se nos

han acumulado los problemas de la violencia, la carestía, y el engaño; además de todos los problemas familiares, íntimos y personales que cada uno so-brellevamos. Ciertamente, la cercanía de la Navidad nos in-vita a cambiar un poco de hu-mor y tener esperanza; es fuer-za que nos empuja a mirar el mundo de diferente manera.

Démosle un lugar a Dios

Hay una frase de la Biblia, dicha por María la Virgen, que puede, si queremos, darnos una inspiración nueva; ella sa-be bien quién es Dios, y lo grande que ha sido con ella; y dice con una convicción pro-funda: «Se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador». En ella hubo una confianza más allá de sus fuerzas y de toda cir-cunstancia; hoy en nosotros, de igual manera, somos invita-dos a buscar una verdadera e

intensa alegría.

Dios quiere llegar a nuestra vida

En tiempos difíciles, mirar con alegría. En nuestro entorno miramos realidades muy duras: hay pobreza, y tristezas. Pasa como en tiempo de Isaías: el pueblo vivía lejos de su patria y en malas condiciones. Por eso, la tarea del profeta está diri-gida a consolar a este pueblo que sufre.

P

Ha sido enviado por Dios para el anuncio de "buenas noticias" de esperanza a los más pobres y tristes de aquel país.

¡Quédense con lo bueno!

En el mundo hay cosas bue-nas; sin embargo, como que nuestra fragilidad nos empuja a fijarnos más en lo negativo que en lo positivo.

Hay grupos, familias, colonias que tienen demasiadas dificul-tades; pero, sin duda, suceden cosas buenas aunque sean pequeñas. La tarea es exami-nar todas las cosas, nuestra propia familia y a nosotros para quedarnos con lo bueno.

De otra manera, no puede haber esperanza verdadera

Nos desilusionamos hasta de la gente que nos ama, por eso

San Pablo invita a es-tar alegres, a rezar, a no desanimarnos.

Nos falta conocer a Jesús La figura de Juan el Bautista, cuando apare-ció, causó enormes expectativas; en medio del sufrimiento, invitó a todos a pensar que la solución estaba en Jesús. En su prédica afirma: «en medio de ustedes está uno que no conocen». La invi-tación fue y es conocer a Jesús. El profeta asegura que Él es la voz que prepara los caminos del Señor; y asegura que es vital poner la esperanza en Jesús. En un mundo difícil, no podemos que-darnos en la queja y el des-

consuelo. El Adviento es tiem-po de cambiar actitudes y "alla-nar los caminos" para que Dios llegue. En una sociedad gol-peada y llevada hasta el har-tazgo, el Adviento viene a traer alegría.

Liturgia de la palabra

ORACION COLECTA

Dios nuestro, que contemplas a tu pueblo esperando fervorosamente la fiesta del Nacimiento de tu Hijo, concédenos poder alcanzar la dicha que nos trae la salvación y celebrarla siempre, con la solemnidad de nuestras ofrendas y con vivísima alegría. Por

nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

— Amén.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del profeta Isaías:

El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido y me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres, a curar a los de corazón quebrantado, a proclamar el perdón a los cautivos, la libertad a los prisioneros y a pregonar el año de gracia del Señor.

Me alegro en el Señor con toda el alma y me lleno de júbilo en mi Dios, porque me revistió con vestiduras de salvación y me cubrió con un manto de justicia, como el novio que se pone la corona, como la novia que se adorna con sus joyas.

Así como la tierra echa sus brotes y el jardín hace germinar lo sembrado en él, así el Señor hará brotar la justicia y la alabanza ante todas las naciones. Palabra de Dios.

— Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador.

Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador. Porque puso los ojos en la humildad de su esclava.

— Mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador.

Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre y su misericordia llega, de generación en generación, a los que lo temen.

— Mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador.

A los hambrientos los colmó de bienes, y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo.

— Mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los tesalonicenses:

Hermanos: Vivan siempre alegres, oren sin cesar, den gracias en toda ocasión, pues esto es lo que Dios quiere de ustedes en Cristo Jesús. No impidan la acción del Espíritu Santo, ni desprecien el don de profecía; pero sométanlo todo a prueba y quédense con lo bueno. Absténganse de toda clase de mal. Que el Dios de la paz los santifique a ustedes en todo y que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, se conserve irreprochable hasta la llegada de nuestro Señor Jesucristo. El que los ha llamado es fiel y cumplirá su promesa. Palabra de Dios.

— Te alabamos Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

— Aleluya, aleluya.

Del profeta Isaías:

El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres.

— Aleluya.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan:

— Gloria a Tí, Señor.

ubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz.

Este es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: "¿Quién eres tu?". Él reconoció y no negó quién era. El afirmó: "Yo no soy el Mesías". De nuevo le preguntaron: "¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías?". Él les respondió: "No lo soy". "¿Eres el profeta?". Respondió: "No". Le dijeron: "Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?". Juan les contestó: "Yo soy la voz que grita en el desierto: 'Enderecen el camino del Señor', como anunció el profeta Isaías".

Los enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le preguntaron: "Entonces ¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?". Juan les respondió: "Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes, hay uno al que ustedes no conocen. Alguien que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias".

Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba. Palabra del Señor.

— Gloria a Tí, Señor Jesús.

H

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Imploramos, Señor, tu misericordia, para que estos divinos auxilios nos preparen, purificados de nuestros pecados, para celebrar las fiestas venideras. Por Jesucristo, nuestro Señor.

— Amen.

Los 12 Testigos del Nacimiento de Jesús En el Evangelio escrito por Mateo y en el de Lucas, se habla de las doce personas que fueron Testigos del Nacimiento de Cristo. Los evangelistas son una referencia aleccionadora, en este caso, sobre el impacto que causa el anuncio de la presencia de Dios en nuestra vida. Aquí enumeramos los personajes que están y deben estar al construir nuestro Nacimiento.

1. Arcángel Gabriel. Anunció a María Santísima, al Sacerdote Zacarías y a los Pastores, el Nacimiento de Jesús.

2. Zacarías. Como prueba del Nacimiento de Jesús, el Arcángel Gabriel le prometió un hijo que llegaría a ser el precursor del Mesías. Zacarías no creyó en esta profecía y quedó mudo, recuperando el habla hasta su nacimiento.

3. Isabel. Esposa de Zacarías. Reconoció la naturaleza especial de su propio hijo y testificó de la divinidad del Hijo de María, exclamando: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre...».

4. Juan el Bautista. Que saltó de gozo dentro del vientre de su madre Isabel, al presentarse María embarazada, en casa de su prima.

5. María, Madre de Jesús. Ella recibió la promesa del Arcángel Gabriel, de que concebiría en su vientre, al «Hijo del Altísimo».

6. José, esposo de María. A él, le correspondió acompañar y cuidar a la sagrada Familia. Fue el padre adoptivo de Jesús.

7. Los Pastores. El Arcángel Gabriel anuncia a los Pastores el Nacimiento del Mesías, y fueron a Belén.

8. Los Coros celestiales. Después de anunciar a los Pastores, aparecieron, alabando a Dios: «¡Gloria a Dios en las alturas...!».

9. Simeón. Anciano, «justo y piadoso», quien había recibido la promesa del Señor de que no moriría sin haber visto al Salvador.

10. Ana. Una anciana viuda cuyo nombre significa "llena de gracia", también fue un testimonio de

Jesucristo después de ver al Niño y a sus padres.

11. Magos de Oriente. Sólo Mateo hace una referencia sobre la llegada de los magos, que

ocurrió poco después de nacer el Salvador.

12. Herodes. El testigo menos esperado y reacio. Herodes el Grande, rey de Israel.

La historia de la Natividad menciona a estos doce Testigos de la venida del Salvador, hecho Niño, al mundo, e ilustra la forma en que el conocimiento de Dios se restaura y se esparce por todas las naciones de la tierra.