Hombre-Naturaleza Lacandones Naha Marin

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    RedalycSistema de Informacin Cientfica

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Roblero Morales, Marin

    La relacin hombre-naturaleza entre los lacandones de Nah, Ocosingo, Chiapas

    Liminar. Estudios Sociales y Humansticos, Vol. VI, Nm. 1, enero-junio, 2008, pp. 125-

    140

    Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas

    San Cristbal de las Casas, Mxico

    Cmo citar? Nmero completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    Liminar. Estudios Sociales y Humansticos

    ISSN (Versin impresa): 1665-8027

    [email protected]

    Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas

    Mxico

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    LareLacinhombre-naturaLezaentreLosLacandonesde nah, ocosingo, chiapas1

    Marin Roblero Morales

    Enviado a dictamen: 18 de febero de 2008.

    Aprobacin: 04 de junio de 2008.

    Marin Roblero Morales, licenciado en Antropologa Social, correo

    electrnico: [email protected].

    Resumen:A principios del siglo XX se dan los primeros encuen-tros entre lacandones y otros grupos tnicos. En dcadas posteriores

    ocurrieron mltiples eventos importantes en la Selva Lacandona quetransformaron el espacio ecolgico y sociocultural de sus habitantes.

    En la comunidad lacandona de Nah los ms trascendentes fueron la

    llegada de migrantes, visitantes y misioneros cristianos en 1944, junto

    con la formacin del ejido miles de hectreas en la selva que el gobier-

    no les asign despus de concentrarlos y reubicarlos en una zona me-

    jor comunicada. La nueva cosmovisin occidental, que acompa esos

    cambios, contrast con la religiosidad ancestral e incidi en la trans-

    formacin de la relacin hombre-naturaleza, transformacin que ha

    resultado negativa para el entorno bitico de la regin. Sin embargo,

    hay elementos de su cosmovisin que se han preservado y otros que sehan adoptado, resignificado y transformado, y pueden ser alternati-

    vas aplicables a sus actuales condiciones ecolgicas y socioculturales.

    Palabras clave: Deterioro ecolgico, religiosidad, cultos cristia-nos, naturaleza, lacandones.

    Abstract: At the beginning of the twentieth century, we find the firstencounters between the lacandons and other ethnics group. During

    the following decades, many important events occurred in the SelvaLacandona which transformed the ecological and sociocultural

    background of its inhabitants. In the lacandon community of Naha

    the most significant occurrences were the arrival of immigrants,

    visitors and Christian missionaries in 1944. The new occidental

    believes contrasted with the ancestral religiosity, transforming

    the relationship of man-nature resulting negatively for the biotic

    environment of the region. However, there are some elements of its

    cosmovision which continue, others changed their meaning, while

    others adapted and transformed. Some of these cultural elements

    can be applicable alternatives to our actual ecological and socio-cultural conditions.

    Key words: Ecological deterioration, religiosidad lacandona,Christian cults, nature, transformation.

    Introduccin

    Actualmente, el deterioro ambiental se incre-menta ante el impulso de las polticas y el

    modelo desarrollista de industrializacin. Lamodernizacin del campo ha llevado a esta sociedada una crisis caracterizada por una prdida aceleradade la calidad de vida de la poblacin afectada por la

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    deforestacin, la erosin y la contaminacin de suelos yaguas, inundaciones, enfermedades, pobreza, dependen-cia alimentaria, hacinamiento, entre otros problemas.Ante esta situacin, nuestra sociedad podra recuperar

    las prcticas de muchos pueblos no occidentales que atravs de la historia han obtenido los elementos para susubsistencia sin deteriorar su ecosistema.

    La comunidad lacandona de Nah, del municipio deOcosingo, Chiapas, todava conserva muchos elemen-tos culturales ancestrales que nos permiten conocer,al menos en parte, esa forma de relacionarse con lanaturaleza. Sin embargo, de acuerdo con mis obser-vaciones en esa comunidad, considero que la relacinhombre-naturaleza propia de la cosmovisin de losmayas lacandones, tambin tiende a transformarse ante

    el avance de la modernizacin, que entre los lacandonesse inicia aproximadamente en la dcada de los cuarentay posteriormente en los setenta con la dotacin del ejido,la explotacin empresarial de la selva, su integracin almercado y la posterior expansin de los cultos cristia-nos. Estos hechos cambiaron drsticamente la manerade vivir de ellos y derivaron igualmente en nuevas for-mas de relacin con otros actores de reciente aparicinen la regin. Estas mutaciones se retroalimentan demanera negativa porque el entorno bitico, parte de su

    universo, se ha ido transformando desde entonces.A pesar del proceso de cambios acelerados y aunquese han incorporado muchos elementos de los cultoscristianos, la cosmovisin de los habitantes de Nah noha cambiado totalmente. Concepciones y smbolos se re-significan ajustndose a su religiosidad, a sus relaciones so-ciales y a sus diferentes actividades agrcolas y no agrcolaspermitiendo, no sin transformaciones, una continuidad deluniverso simblico maya lacandn, que funciona, en algunamedida, como elemento protector de su ecosistema.

    Antecedentes histricos

    A partir de 1880 se dan los primeros encuentros entrelos lacandones y nuevos colonos de la Selva Lacandona.

    Tres dcadas despus (1907), Alfred M. Tozzer publica loprimeros estudios antropolgicos sobre los lacandones

    Durante el siglo XX, varios elementos determinantedefinidos en diferentes etapas actuaron como transforma

    dores del ecosistema y la cultura de los lacandones, entreellos podemos mencionar: la explotacin maderera iniciada en 1884 (Villa Rojas, 1985), la migracin indgena en1940 (Vargas, 1998), la presencia de Petrleos Mexicanos(Erosa, 1994), el mercado de la palma xate (Chamaedoia sp.(Marion, 1992), el crecimiento de la ganadera y agricultura extensiva iniciada en la dcada de los sesenta (Duby1993), adems de la presencia de organismos financierointernacionales y dependencias de gobierno.

    Pero el elemento que marca un punto de partidasignificativo en la reestructuracin de la cultura de

    los lacandones fue la dotacin presidencial, en 1972, deextensas tierras ejidales (614,321 Has) (Dichtl, 1988) para180 lacandones, la concentracin y reubicacin de sutres pequeas comunidades lacandonas: Nah,2 Metzabok y Lacanh, sitios mejor comunicados entre s y conPalenque. Esa dotacin sirvi como base jurdica para laexplotacin de la madera de la selva lacandona. En 1975el gobierno indujo la firma (la mayora de los lacando-nes no saban leer ni escribir, no tenan concepcin dedinero e ignoraban de qu se trataba) de un contrato

    entre la Comunidad Lacandona y la Compaa ForestaLacandona S. A. (COLOFASA), mediante el cual se autoriz la explotacin anual de 35,000 metros cbicos demaderas preciosas y 5,000 metros cbicos de maderascorrientes tropicales a cambio de fondos econmicospara el desarrollo y beneficios por ms de diez mil pesopara cada lacandn adulto por la venta de la madera(De Vos, 2002, Marion, 1991, Nations, 1978).

    Estos acontecimientos que respondan por un ladoa la poltica indigenista integracionista y por el otro ala dinmica liberal del Estado, no siempre alejada de

    la corrupcin, significaron un ingreso violento de lolacandones a la dinmica del mercado, un cambio significativo en sus formas de vida en general y mayores posibilidades de relacionarse con el mundo occidental.

    LareLacinhombre-naturaLezaentreLosLacandonesde nah , ocosingo, chiapas

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    Una actividad que se increment en forma relevantea raz de esos cambios fue el turismo en la zona arqueo-lgica de Bonampak (consecuencia del descubrimientode los murales), que se ubica en territorio lacandn y que

    trajo consigo la creacin o incremento de otras laborescomo la produccin artesanal que ahora constituye laalternativa econmica ms importante. Los cambioseconmicos y las nuevas actividades contribuyerona la transformacin de la identidad lacandona y a unacelerado deterioro ambiental.

    La comunidad de Nah (casa de agua, segn sushabitantes), con una extensin de 3,848 has., dentro delrea de selva protegida (flora y fauna) segn el decretofederal del 23 de septiembre de 1998, cuenta con unaflora de 283 especies de plantas vasculares. Entre ellas

    se encontr una especie nueva del gnero Lockhartia,tres posibles registros nuevos para Mxico; y catorce,para la regin lacandona (Durn, 1999).

    De acuerdo con el Censo de 2003 de la Unidad Mdi-ca Rural, la comunidad tiene actualmente 212habitantes,de los cuales se calcula que aproximadamente 70%, ensu mayora mujeres, se ha adscrito a cultos cristianos.Sin embargo, es difcil saber con exactitud el nmerode conversos existente, pues cambian de religin confacilidad, dejan de asistir a los cultos o, en otros casos,

    prefieren no hacer comentarios sobre el tema.

    La triloga religin-hombre-naturaleza

    El historiador Erick Wolf plantea que las relaciones deun fenmeno constituyen una unidad total de procesosmltiples interconectados, por lo que los empeos pordescomponer en sus partes esa totalidad, falsean larealidad (Wolf, 1984). Sin embargo, esa realidad total nose nos presenta directamente, los investigadores no po-seemos la facultad de penetrar directa e inmediatamente

    en su esencia; tenemos que dar un rodeo para poderconocer las cosas y su estructura y paradjicamente senecesita descomponer esa totalidad concreta (Kosik,1967) para llegar a comprender la compleja realidad

    creada por la sociedad que se comporta con un sentidoprctico de acuerdo con su cosmovisin. Conocer lacosmovisin de un grupo nos refiere permanentemente ala totalidad de su cultura. Entre los lacandones de Nah,

    como entre otros grupos indgenas, su cosmovisin sebasa en la triloga religin-hombre-naturaleza, unidadinseparable que hemos considerado como un elementobsico para el anlisis. Marion plantea que:

    La accin del hombre sobre la naturaleza se traduce

    en un sistema de prcticas que funcionan como vn-

    culo social y definen culturalmente los seres entre

    s, con base en el conjunto de normas que regulan el

    quehacer de apropiacin-extraccin-transformacin

    del medio natural. Si bien el tipo de medio ecolgico

    en el cual se reproduce una sociedad determinaren cierta medida la prctica social de explotacin

    del mismo, la cultura material y espiritual que se

    erigir basada en dicha relacin ser la que, en

    ltima instancia, codificar las pautas y medidas

    peculiares de interaccin del hombre con su medio

    (Marion, 1991: 19).

    As, la dicotoma naturaleza y cultura es una herramien-ta inadecuada para el estudio de culturas que atribuyen

    disposiciones y comportamientos humanos a plantas yanimales, incluyendo a espritus, monstruos, objetos,minerales y cualquier entidad, a los que atribuyen unaconciencia, un alma, capacidad de comunicarse, decrecer o de morir y una conducta social basada en uncdigo moral (Descol, 2001).

    En el caso de Nah, todava existen formas de unavisin peculiar hombre-naturaleza-religin; entendin-dose que esa relacin interdependiente afecta a dichasunidades bsicas, como es la creencia de que los animalestienen personalidad propia, el jaguar piensa como una

    persona, el tepezcuintle sabe orar y sabe cuando lo vana cazar y ese da cambia de camino.4 Los lacandonesPerciben esa relacin simbitica como se muestra en lasiguiente narracin:

    Marin Roblero Morales

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    Cuando Hachakyum termin de amasar el barro, mo-

    del sus criaturas y luego las coloc durante una noche

    sobre las ramas del cedro (Cedrella mexicana). El cedro

    rbol de dios-kuch, interviene en este inslito mito

    de la creacin lacandona coadyuvando con su savia eldespertar del pueblo de la selva (Marion, 1989: 971).

    Gracias a esta relacin simbitica, Hachakyum-lacandn-cedro construye representaciones mentalesy formas sociales y culturales de interactuar con lanaturaleza y entre las personas.

    En ocasiones la naturaleza es el lugar donde inte-ractan los muertos. Puede ser como entre los lacan-dones la morada de seres divinizados, de personajesmticos y de las fuerzas (bienhechora o malignas) que

    tienen la responsabilidad y el poder de controlar la re-produccin de la naturaleza y por ende de la sociedad(Marion, 1989: 971).

    El trmino religin aplicado a los lacandones, no

    cristianizados, no es ms que una abstraccin de sus

    prcticas diarias, es sembrar maz, curar enfermeda-

    des, cazar un venado, atraer peces, estar en el bosque,

    rezar en el templo tradicional, tener hijos, contar

    cuentos, ver un ave o un jaguar (Dichtl, 1988: 47).

    Muchos investigadores del tema consideran que hayuna continuidad histrica en el universo simblicomaya. Para Ada Hernndez (2005), las doctrinas noson transformadoras o conservadoras en s mismas,sino que las dinmicas histricas y espaciales de losgrupos sociales le dan contenido en uno u otro sentido.La opinin de Samson es que la espiritualidad mayatradicional no es tanto un sistema de dogmas, sinoms bien una espiritualidad sistmica que toca cadaaspecto de la vida y construye identidades (Citado por

    Garrand-Burnett, 2005).Si entendemos la identidad cultural como un sistemade creencias, un modo de sentir, comprender y actuarsobre el mundo a travs de formas de vida compartidas

    que se expresan en instituciones, comportamientos regulados, artefactos y objetos artsticos, saberes transmitido(Villoro, 1984), podemos advertir que, en trminos generales, la identidad cultural maya en Nah se est trans

    formando y ajustndose a las condiciones actuales.

    Algunos aspectos de la religiosidad

    lacandona en Nah

    Entre los numerosos trabajos etnogrficos que se hanescrito sobre Nah con relacin a la religiosidad, sontres los que considero ms profundos: el de Alfred MTozzer (1902 a 1905); el de Robert D. Bruce (1953 a 1974)que recoge informacin de Chankn Viejo; y la investi-gacin realizada por Marion Marie-Odile (1976 a 1999)

    En este apartado resumimos algunos datos de ellos yde nuestra propia investigacin que sirven de marco atema que nos ocupa.

    De acuerdo con los investigadores citados, observamos que en Nah la religiosidad est ligada a la selva, los peones de la orilla de los lagos, a las rocas pintadasa las cuevas y a los templos mayas. En los relatos anestn presentes los templos de Palenque y Yaxchiln.

    Los mitos narran de qu manera nacieron los diosesque a su vez dieron nacimiento a los humanos y crearon

    los astros para asegurar la reproduccin del universoEn una primera etapa los dioses hacen intentos fallidode crear al hombre. En una segunda etapa, los dioses establecen el orden y los lineamientos para la civilizacinen el mundo; luego continan con la etapa de la creacindel hombre actual, en la que los dioses se distancian y sehace necesaria la mediacin de los ancianos (Bruce, 1971)El mito narra que los primeros lacandones alcanzaban aver a todo el mundo, pero Hachakium les quit los ojoy los tost en un comal; y aunque se los volvi a colocarlos hombres slo pudieron ver lo ms cercano.Estosig

    nifica que en la vista est el conocimiento, la concienciasi los hombres vieran todo, seran perfectos; los diosesnecesitan seres carentes que los necesiten, que venereny alimenten a sus creadores a cambio de la supervivencia

    LareLacin hombre-naturaLeza entreLosLacandonesde nah , ocosingo, chiapas

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    que los dioses procuran. Esta idea refleja una profundaconciencia acerca de la condicin humana: el hombrerequiere apoyarse en seres superiores a l para aliviarsu insuficiencia; si el hombre fuera perfecto, no habra

    dioses (De la Garza, 1989).A lo largo del siglo XX y en la actualidad se ha preser-

    vado entre los lacandones la creencia en numerosos diosesancestrales. Entre los principales estn los tres nacidos dela flor del nardo: Hachakium, Akiant y Sukumkium; yotro nacido de la flor nocturna, Kisin, todos con sus res-pectivas esposas. En una segunda categora se encuentranMetzabok, Kanankax, Tzibatan, Kayum, Tuub, Kak yKn. Encontramos tambin que siguen venerando loslugares sagrados como Metzabok, Yaxchiln, Tziban(en Metzabok), as como las cuevas cercanas.

    En Nah continan fabricando sus dioses de barroque tienen forma de ollas y de incensarios que ocupan ensus ritos. Adems, hacen otros incensarios pequeos conla misma forma, pero sin el simbolismo religioso para laventa. Es para que compren los turistas. ste s se puedebajar al suelo porque es copia. El del templo no se puedebajar y para agarrarlo hay que lavarse bien la mano.Durante nuestra estancia en Nah slo pudimos teneracceso a un templo-kunah (casa de dios)5 tradicional,reconstruido en 2002 y actualmente administrado por

    don Antonio Martnez,

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    jefe espiritual en su comunidadque dice tener cien aos, hijo de la seora Koh (Jabal),quien se cambi de nombre por el de Petrona. El templotiene techo de palma (kun), en el tapanco se encuentranvarios pumpos (calabazos) grandes y pequeos para lastortillas y los tamales de las ceremonias. De las vigascuelgan unas tablas aproximadamente de metro y mediode largo, donde se encuentran colocadas en hileras lasollas dios (lakilku) de barro con rostros diferentes. Delas vigas tambin cuelgan cscaras de balch, maracasde morro (jcara), pequeos aros de bejuco (met) para

    colocar las jcaras de pozol, morrales y costales llenosde diversos objetos. En el suelo se encuentran pequeostrocitos de madera para sentarse, ollas de barro conpequeas pas y botes de aluminio.

    La cocina del templo (sin paredes) slo es usadapara preparar la comida ceremonial, cuenta slo con unamesa hecha de una enorme cscara de rbol de formacncava, un molino de metal, trozos de madera, botes de

    aluminio, nforas de plstico, una piedra de moler y losrestos de una fogata. Frente a estos espacios sagradosse encuentra un cayuco de caoba para hacer el balch,bebida sagrada tradicional.

    Don Antonio coment que:

    Los dioses viven en su propio mundo, mi suegro

    Chankn Viejo ya conoce el otro mundo, pero est aqu

    mismo. Antes el dios estaba presente en el templo, pare-

    ca un muchacho chiquito y hablaba con Acunchob.7

    En la actualidad, la mayor parte de los lacandones deNah no quieren hablar de la relacin que guardan conlos dioses por temor a que los visitantes se burlen deellos. Para comprender la lgica lacandona es necesariotenerflexibilidady respeto por la diversidad. De acuerdocon Bruce (1967), los lacandones reconocen dos realidadesdistintas, saben bien que una imagen sagrada es un ob-

    jeto (realidad material) que se ha hecho con las propiasmanos, pero a su vez es el dios (realidad espiritual).

    No se trata de un engao, es otra forma de concebirla realidad. Otro ejemplo es el relato de Kayum Maax,donde cuenta que cuando el alma viaja al bajo mundo delos muertos es atacada en el camino por gallinas, piojosy perros. Adems, debe cruzar un ro con lagartos. Sinembargo, l sabe que los animales no pueden hacerledao y que el ro no existe, sino que es solamente elllanto de las esposas y amigos.

    Don Antonio Martnez relata acerca de los dioses,que Kanancax se encarga de cuidar la montaa, los rbo-les, las nauyacas y toda la selva, habita cerca de la laguna

    de Miramar. Soustelle (1971) informa que alrededor delpunto en donde se supone que Kanancax reside, la selvaes inviolable. Akunchob se encarga del trabajo de lasmilpas, dice Don Antonio, se le reza para que crezca

    Marin Roblero Morales

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    el maz y para que no lo tire el viento.Est casado conla seora Aknailkunchob, quien vive en Yaxchiln ycuida a las mujeres, se le reza para que nazcan rpido losnios y no queden trabados en las caderas. Hachakium

    tambin vive en Yaxchiln el mero centro del mundo,su casa vieja fue Palenque y su ltimo hijo se llama Tuubque vive bajo la torre que est en Palenque.

    Antes en los santuarios y espacios sagrados no sepoda cortar nada, ni siquiera una brizna de hierba; enla actualidad, destruir la montaa (Kax) implica recibirla ira de los dioses que la habitan y de los seres mticosque la protegen.

    Los rituales se realizan para asegurar la reproduccindel mundo o solicitar una buena cosecha. A Metzabokse le reza para que llueva, para que no caigan huraca-

    nes y para que no venga la nube muy negra. Tambinse realizan rituales para obtener una exitosa cacera,fabricar adecuadamente una herramienta o solicitar lacuracin de enfermedades.

    Antes haba curanderos, el secreto sigue todava, haba

    secreto para (quitar) el vmito, para el dolor de cabeza,

    dolor de barriga, para la cortada del pie, antes se curaba

    con la boca, cuando a una herida le sale mucha sangre,

    hay un secreto, yo s curar pero no mucho.

    Durante los rituales de renovacin de los incensarios,donde participa toda la familia, los hombres estn some-tidos a la abstinencia sexual, al mismo tiempo se sientententados por las Ixtabay (seres con aspecto femenino),que en tal caso pueden morir o provocar el fin del espacioritual (Marion, 1994). Las mujeres no pueden entrar en elinterior del templo ni participar en estos rituales que serealizan cuando florece la caoba (abril). Esto tal vez serelaciona con la consideracin de que los hombres sonsolares y las mujeres son lunares y pueden despertar deseo

    (debilidad) en los hombres, factor de transformacin yprdida de energas. La mujer tiene sus propios poderesfemeninos diferentes a los masculinos, tiene sus propiasfunciones en determinados ritos y curaciones.

    Si a una persona le mordi una vez la nauyaca, lemorder tres veces ms. Es la prueba, hasta completarcuatro mordidas que tiene que recibir. Para que no suceda esto existe un secreto, tiene que pasar una hermana

    o la mam tres veces sobre las piernas de la personamordida estando acostada; por qu?, es un secreto queno puedo decir.8

    Las mujeres son las nicas que pueden ejercerciertos poderes curativos y de proteccin: slo ellaspueden preparar el kayem (pozol) de la ofrenda rituaal sol, conocen y recitan los rezos en los rituales. Tienencanciones para moler el maz, hacer las tortillas, paradormir a los bebs (och-tlacuache):

    Para hacerse tranquilo, ser mejor t mismo: cancin

    de mujer, cancin de hombre.9Las mujeres de Mateo Viejo y de Nuxi Jos Solrzano

    saben las canciones.10

    Tambin cantan cuando se toca flauta y guitarra de

    cuerda de ixtle o majahua y tambor de barro, dicen

    que se escucha en el cielo, pero quin sabe cmo se

    escucha, no muy fuerte pero se escucha, yo creo que

    es sagrado por eso se escucha.11

    Las curanderas creen saber evitar las enfermedades

    los malos espritus y que el alma (pixn) abandone ecuerpo, colocando en el cuello de las personas un kuucho cordel hilado por ellas mismas. Los cabellos y la sali-va de las mujeres embarazadas son tambin benficopara cierto tipo de enfermedades y para evitar que lasfiguras de barro se rompan al cocerlas12 porque el ojoes fuerte; El marido no puede cazar animales cuandola mujer est embarazada, si lo hace moriran madre ehijo porque la carga es muy fuerte.13

    En Nah se casan entre los 14 y 15 aos14 de edad y sepercibe una mezcla de apellidos y nombres espaoles y

    una continuidad de nombres tradicionales.15

    De acuerdo con el censo de la Unidad Medica Rurade 2003, de 84 nios nacidos entre 1990 a 2003, siete (8%de ellos conservan dos nombres mayas, 42 (50%) tienen

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    un solo nombre maya, 22 (26%) no conservan nombresni apellidos mayas,ocho (10%) tienen un nombre enmaya y un concepto en espaol usado como apellido,tres (4%) son recin nacidos sin nombres y dos (2%) uti-

    lizan conceptos del espaol como apellidos; en trminosgenerales puede decirse que existe una leve continuidadde nombres mayas lacandones en Nah.

    La relacin hombres-naturaleza

    Como ya se apunt, la cosmovisin lacandona en Nahguarda una estrecha intersubjetividad entre hombres,naturaleza y dioses, que mantiene el equilibrio necesariopara el funcionamiento y reproduccin de la naturale-za y del orden del universo simbolizado, socialmente

    construido por esa cultura. As, como diceLenkersdorfpara otros grupos indgenas (1996), en la naturalezahumanizada de Nah, no hay objetos, no aparecen ni enel idioma, ni en otros mbitos de la cultura, porqueno hay nada que no tenga corazn; y si tiene corazn,vive, tiene pensamiento y es sujeto. Como entre otrospueblos indgenas americanos, se atribuyen posiciones ycomportamientos humanos a plantas, animales, objetosy minerales. Estas entidades estn dotadas de un alma,una capacidad de comunicarse y una conducta social,

    las distinciones entre seres vivientes y objetos parecenborrosas (Descol, 2001: 101).Al respecto, Kayum Mario Maax nos dijo que

    algunos animales saben orar (rezar y cantar), el tigrecuando nos ve y lo vemos nos pesa (paraliza), no pode-mos gritar, no sale nuestro grito y cuando sale, el tigreya se fue.16 Esto quizs se asocie a esa humanizacinmencionada o a la creencia de que los animales tienenun dios protector. Los rboles y las plantas tambintienen caractersticas humanas y sexo; por ejemplo, lospapayos y papayas, los ceibos y las ceibas y las semillas

    como la del colorn (ham) que son para los collares: lassemillas rojas chicas son mujeres y cuesta mucho abrir-les el hoyito, las semillas de dos colores, rojo y negro sonms grandes y son hombres. Tambin son masculinos

    el poniente, el da, la sequa, la luz, la vida pblica, lashormigas, el maz y la sabidura, en tanto que son feme-ninos el oriente, la noche, la lluvia, las tinieblas, la vidadomstica, las serpientes; la adivinacin es tejedora de

    vida (Marion, 2000).La interrelacin lacandones-naturaleza, en el caso de

    los animales, es quizs ms profunda que con las plantasy tiene caractersticas especiales. Una de ellas es que seda en forma personalizada a travs del animal que es suonen o inyonen (literalmente mi pariente), que puede sermono, jabal, venado, tigre, faisn, tepezcuinte, coma-dreja, guacamaya o paloma, pero dotado, segn Bruce(1971), de un alma inmortal.

    Cada lacandona o lacandn est asociado con suonen a travs de los sueos (wayak-ver o soar), donde

    el uno se representa al otro. Esta relacin tambinrefiere a las deidades: las personas fueron creadas porel dios Hachakium y los animales onen por Kisin, diosesantagnicos relacionados con el da y la noche, peroen la relacin lacandn onen tienen un acercamientomediante los sueos.

    Dualidad hombre-animal

    (Vnculo entre los dioses antagnicos)

    El onen tambin puede aparecer durante un sueo,para advertir a la persona que corre algn peligro oque recibir una visita (Marion, 1991). Actualmente,entre los lacandones el onen parece ser una especie desimbolismo de linaje17 (patrilineal) que delimita la en-dogamia tradicional (Bruce, 1971). En Nah habitan losmiembros de los linaje keken y maax que intercambiansus mujeres.18 La mayora de los nombres19 de las per-sonas estn acompaados del nombre del animal (onen)de su linaje: Maax-mono y Koh-jabal. Es importantemencionar que a muchos se les ha impuesto nombres

    en espaol por las instituciones y los visitantes (VillaRojas, 1967). Para 2003, segn el Censo de la UnidadMdica Rural, de 84 nios de 0 a 13 aos slo siete tenandos nombres mayas, como era la costumbre tradicional

    Marin Roblero Morales

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    132 RevistaLiminaR. Estudios sociales y humansticos, ao 6, vol. VI, nm. 1, junio de 2008, Tuxtla Gutirrez, Chiapas. ISSN: 1665-8027

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    (el del orden de su nacimiento en la familia y el de sulinaje); la mitad tena slo un nombre maya (el de sulinaje, generalmente); pero casi la cuarta parte (22) yano llevaba ningn nombre maya.

    Hombres

    Creados por Hachakium

    Sueo

    (Vnculo entre Hombre y animal)Animales-onen

    Creados por Kisin

    La relacin entre los lacandones y su onen es una mues-tra de cmo los mitos y creencias funcionan comoreguladoras de la existencia, las relaciones sociales yla proteccin de la naturaleza. Entre ellos, al ser pa-rientes se establece una relacin sinrgica que varadel respeto-aceptacin-proteccin a la depredacinnecesaria para la sobrevivencia de animales y humanos.

    Los hombres pueden comer animales de su propio onen.Soustelle menciona el caso de un miembro del linajemaax a quien encontr comiendo mono; al preguntarlesi eso era posible, el hombre contest riendo: es verdadque es mi pariente, pero de todos modos me los como(citado por Villa Rojas, 1967:480). Pero lo que se toma dela naturaleza debe ser lo indispensable para vivir, creenque si desperdician la carne, la caza no va a aparecer, enconsecuencia estn acostumbrados a no matar o cortarms de lo que necesiten para comer, no dejan nunca que

    la caza se pudra en la selva (Baer,1981: 169

    ). Tambin hayprohibiciones reguladoras, no se debe matar el pjarocuclillo-ch icbur (Crotophiga Sulcirostris), dicen que siun hombre mata a uno de estos, a su hijo se le caer elpelo (Baer, 1981: 248).

    Pero en todo caso las relaciones entre el onen y lapersona son muy profundas, pues cuando su animal onenes herido en el mundo de los sueos, el hombre desper-tar adolorido o enfermo; o bien no se levantar jams(Marion, 1996). Respecto a esa relacin, Kayum Maaxme narr la creencia segn la cual despus de la muerte

    volveremos a vivir en forma de animales y los animaleslo harn en forma de hombres y nos maltratarn comonosotros hacemos ahora con los animales, por eso no hayque maltratarlos porque son como nosotros.

    Otro elemento regulador de la conducta en actividades como la caza, la pesca y la tala de rboles, es lacreencia en un espacio poblado de seres fantsticos qulos amenazan cuando se violan las normas(Kanankax

    Yumkax, el Sombrerito y las Ixtabay). Los lacandonescomo otros pueblos de la regin, saben que la selvaest protegida por el Seor del bosque, quien cuida a susanimales de la depredacin humana.21

    Como seala Descol (2001), las relaciones con lanaturaleza pueden ser de reciprocidad en tanto que lohumanos tienen una deuda con los no humanos porlos alimentos que stos les proporcionan, hay un in-tercambio de servicios. Las relaciones son de proteccincuando los animales o plantas son sacralizados y sonpercibidos como dependientes de los humanos; pero

    son de rapacidad cuando, por ejemplo, hay una venganzade parte del dueo de los animales quien castiga a loscazadores por no ofrecer un equivalente por la vidaquitada (Descol, 2001).

    Aunque los habitantes de Nah an siguen lossignos de la naturaleza en sus actividades y las normade conducta fijadas por su cosmovisin, tambin se observan relaciones de rapacidad. Los mitos relatan cmoalgunos, despus de matar a muchos animales, fueronobligados a casarse con los animales y cuidarlos, hasta

    haber logrado regenerar la poblacin diezmada.

    22

    En ese aspecto observamos que existen especies conlas cuales las relaciones han sido incorrectas o burdasun caso es la caza inmoderada de loros, como consecuencia de la gran cantidad de flechas que se producenpara la venta y las cuales requieren plumas de estas avesDe acuerdo con Miguel Garca, habitante de Nah, unapersona podra llegar a cazar hasta 20 loros diarios consu rifle, pero si son muchas las personas pueden cazahasta 300 loros diarios. La caza se realiza slo durantedos meses al ao.

    Con la modernidad, ha aumentado en Nah la necesidad de tener dinero; con ello han sido producidoscambios en los valores y creencias tradicionales, lo queha redundado en una rapacidad hacia la naturaleza

    LareLacin hombre-naturaLeza entreLosLacandonesde nah , ocosingo, chiapas

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    Pero como dijimos al principio, en esa transformacinde valores y normas culturales tambin ha incidido elcristianismo implantado en la regin.

    La visin cristiana en Nahy sus efectos en la ecologa

    La presencia del pensamiento occidental a travsde los cultos cristianos, en Nah, se da en dosetapas; la primera fue promovida por los misio-neros estadounidenses del Instituto Lingsticode Verano (ILV) Phillipe Baer y su esposa, quienesllegaron en enero de 1944; la segunda ha sido rea-lizada por pastores tzeltales de poblados vecinosa partir de la dcada de los noventa.

    Tanto en los valores, simbolismos y concepciones,las distancias entre las dos cosmovisiones son muygrandes, variadas y de consecuencias muy complejas.Por razones obvias en este apartado slo comparamosalgunos elementos de los mitos de la creacin de ambastradiciones, para tener una idea de la dimensin de loscambios, en Nah, que han acarreado algunos cultoscristianos en la relacin-hombre naturaleza.

    En las creencias occidentales se aprecia una relacinvertical y de sometimiento de la naturaleza por el hom-

    bre, quien se asigna una categora superior a la de losanimales y todo lo existente en la naturaleza, como seaprecia en el siguiente relato bblico (Gnesis captulo3, 5). Despus de la creacin, el Dios nico, infalible ytodopoderoso dice a Adn y Eva:

    Crezcan, multiplquense y pueblen la tierra. Que te-

    man y tiemblen ante ustedes todos los animales de la

    tierra y todas las aves del cielo. Pongo a su disposicin

    cuanto se mueve sobre la tierra y todos los peces del

    mar (Biblia Latinoamericana).

    Los parmetros verticalistas y jerrquicos del cristia-nismo contrastan con la intersubjetividad horizontalde los lacandones que considera, como vimos, que todo

    lo que existe personas, animales, recursos naturales ydioses tiene vida y posiciones, relaciones y conductasequiparables y complementarias,24 como lo expresa elanciano Chankn Viejo:

    Todos los seres vivientes estamos relacionados, ama-

    rrados de la misma raz. Cuando Hachakium hizo

    las estrellas, las hizo de arena y piedras y las sembr.

    Las races de cada estrella son las races de un rbol;

    cuando se cae un rbol, una estrella cae del cielo.25

    Otro mito relata que cuando Hachakium termin demodelar a los hombres de barro menos los dientesque fueron hechos de maz, los coloc durante unanoche sobre las ramas de un cedro (kuch-rbol dios),

    quien con su misma sangre (savia) ayud al despertarde los lacandones (Marion, 1989). Despus, al tallarselas manos, los rollos y fragmentos de arcilla cobraronvida al caer a la tierra, volvindose culebras, hormigas,alacranes, gusanos, zancudos, mosquitos y todo gnerode bichos (Bruce, 1971).

    En el relato bblico de la creacin, hombres, animalesy plantas tienen orgenes y valores distintos. Adems,el rbol del jardn, la serpiente y la mujer (prohibicin,tentacin y pecado) son causantes de la imperfeccin

    en la humanidad. Como consecuencia de esta relacindiscriminatoria surgida en el inicio de los tiempos, Diosculpa a la mujer-vbora y la sentencia: maldita seas en-tre todas las bestias y entre todos los animales del campo[] har que haya enemistad entre t (serpiente) y lamujer, entre tu descendencia y la suya [] (le dijo a laserpiente); multiplicar (mujer) tus sufrimientos en losembarazos [] necesitars a tu marido y l te dominar,por haber escuchado la voz de tu mujer[] maldita seala tierra por tu culpa (al hombre) y fueron echados del

    jardn del Edn (Gnesis, captulo 3).

    La religin cristiana es antropocntrica, hay unadualidad polarizada entre lo humano y la naturaleza.El hombre/mujer es creado a imagen y semejanza deDios, sin considerar al resto de la naturaleza. La tierra

    Marin Roblero Morales

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    no tiene otra finalidad que servir al ser humano en unarelacin de dominio y de sujecin. Animales y plantascarecen de alma, al carecer de alma y corazn, no sientenni tienen vida, son objetos y el hombre puede dominar-

    los. La divinidad monotesta no tiene guardianes quecuiden la poblacin animal y vegetal de la depredacindel hombre. Los mitos no fungen como reguladores desus relaciones: los seres fantsticos (ngeles) protegena Dios y al hombre, no a la naturaleza.

    El principio creador femenino del universo no espartcipe en la creacin del mundo. En las concepcionescristianas, la mujer desempea un rol subordinado anteel hombre; la parte masculina crea y ordena el universo.Por ser ella la causante del pecado del hombre, al con-trario de lo que ocurre en la cultura lacandona,26 no

    participa en los rituales sagrados y cuando es virgen seconvierte en botn de guerra:

    Moiss se enoj contra los jefes de las tropas que

    volvan del combate (de la guerra santa) []. Moiss

    les dijo: As pues han dejado con vida a todas las

    mujeres? [] maten pues. A todos los nios hombres

    y a toda mujer que haya tenido relaciones con un

    hombre, pero dejen con vida y tomen para ustedes a

    todas las nias que todava no han tenido relaciones

    (Nmeros 31, 13-18).

    El historiador Lynn White sostiene que al destruir elanimismo pagano, el monotesmo judeo-cristiano hizoposible la explotacin de la naturaleza; la despoj desu carcter sagrado, la hizo profana. Lo sagrado, comotodava se concibe en Nah, era un freno la depredacinhumana. La victoria del cristianismo sobre el paganis-mo fue la revolucin psquica ms grande en la historiade nuestra cultura (lvarez, 1993: 165), pues transformla visin del hombre sobre el cosmos.

    Por otra parte, la religiosidad lacandona imagina uncosmos amenazado de destruccin, cuyo equilibrio estnobligados a mantener las personas a travs de los ritualescon ofrendas de pozol e incienso. Mientras que en la vi-

    sin mecnica, occidental (Bacn, Descartes y Leibniz)el mundo es como un gigantesco reloj puesto en movi-miento por el creador (lvarez, 1993: 164). La misin dehombre consiste en perfeccionar la naturaleza, descubrir

    sus secretos por medio de instrumentos cuantitativos yexperimentales y ponerlos al servicio del progreso, enbeneficio de los sectores sociales hegemnicos.

    A los animales se les puede matar incluso pordeporte o diversin;27 como la matanza de lagartos yotros mamferos realizada en la regin lacandona porvisitantes en la dcada de los treinta (Soustelle, 1971)Con la misma dinmica depredadora, en los siglos pasados, muchos rboles sagrados como las ceibas (yaxch)fueron cortados por sacerdotes catlicos (Hernndez1997) por motivos ideolgicos, adems, otras especies

    de rboles fueron taladas para madera y cortadas pochicleros y modernos empresarios.

    Durante la estancia de Baer en la selva lacandonala ideologa cristiana y la modernizacin iniciaron supresencia en Nah, Baer construy una casa con plantade luz elctrica y una pequea tienda donde repartavveres, medicinas, armas y herramientas de metal. Amismo tiempo que aprenda la lengua y las tradicionesde los lacandones, les enseaba a leer. Tambin escribialgunos libros apoyado por instituciones de Estado

    Unidos. Pero su labor fundamental fue la evangelizacinrealizada con su equipo de misioneros a travs de unshow de transparencias e imponiendo nuevas reglasprohibieron el cultivo del tabaco ritual, el consumo deespecies animales y la preparacin del balch (Baer, 1981De Vos, 2002). Durante este proceso, algunos elementosde la religiosidad lacandona se mezclaron con elementode la visin occidental cristiana.

    Despus de 15 aos de evangelizacin en Nah, losmisioneros reconocieron que su lucha era casi intilel nico xito de Baer, de acuerdo conBruce (1968), fue

    que los lacandones creyeran que Jesucristo podra seel nombre castellano de algn hijo de Akiant, el Diodel comercio y de los extranjeros, creencia que siguepresente en la actualidad.

    LareLacin hombre-naturaLeza entreLosLacandonesde nah , ocosingo, chiapas

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    En la dcada de los noventa se inicia otra campaaproselitista, con pastores evanglicos tzeltales de lascomunidades vecinas, que ha obtenido mejores resul-tados. De acuerdo con Miguel Garca,

    29en Nah hay

    desde 1994, misioneros indgenas presbiterianos quedan servicio entres templos; una familia adventista delsptimo da; varios misioneros pentecostales y bautistasque llegaron en 1995 y continan llegando misioneros deotras religiones. Tres de estos cultos ensean totalmenteen maya lacandn, los dems lo hacen con ayuda detraductores.

    Las primeras cristianas de Nah fueron en su mayo-ra mujeres adultas de origen tzeltal y chol, quienes hantenido un papel fundamental en la conversin de susesposos e hijos lacandones por sus creencias tradas de

    sus comunidades de origen.La renuencia que los lacandones mostraron hacia la

    evangelizacin impartida por los Baer (estadouniden-ses) fue suavizada en la ultima dcada por los pastorestzeltales y las mujeres (esposas) tzeltales y choles quie-nes han aprendido la lengua maya adems del espaol,tienen una cultura similar y comparten la misma selva.Es de suponerse que su visin reflejada en la enseanzade la Biblia funcione como un factor positivo en la difcilcristianizacin de los lacandones: es difcil lograr la

    conversin de un lacandn, en Metzabok la religin noles entra, son muy borrachos, todava no les ha llegadosus tiempo a esos hermanos opina el pastor tzeltalLeonardo Vzquez Guzmn, de Nah.30

    Esta resistencia se manifiesta con la presencia deelementos de la religiosidad lacandona en los conversos,como en los espacios separados para hombres y mujeresdurante los cultos que realizan en el interior de las casasque fungen como templos evanglicos.31 En Nah, latradicin de que hombres y mujeres tengan espaciosseparados tiene su origen en los mitos de la creacin y

    se practica en diversos espacios, incluidas las asambleasde la comunidad, y otros espacios de discusin dondepueden participar solamente hombres o solamentemujeres. En las asambleas los hombres y las mujeres no

    pueden participar juntos, porque es aparte, si quierenuna cosa las mujeres tienen que tomar ellas sus propiosacuerdos.32

    A diferencia de Lacanh, en donde los antiguos y

    semidispersos caribales lacandones (familias extensasy polignicas, que formaban una unidad en torno al

    jefe de la familia) se refuncionalizaron convirtindoseen los siete barrios actuales (Marion, 1991), en Nah,reubicada en un pequeo valle rodeado de montaas,que no cuenta con el espacio requerido para que hubie-ran sido establecidos los antiguos caribales, podemossuponer que los caribales se han ido refuncionalizandoa travs de los ocho grupos religiosos que existen en lacomunidad, tomando en cuenta que los conversos decada culto estn unidos por el parentesco.

    Como en otros grupos indgenas, uno de los motivosimportantes para la conversin se relaciona con la posi-bilidad de que los hombres dejen de consumir alcohol.Kn, hijo de Mateo (evanglico), coment que a los 18aos comenz a tomar mucha caa (aguardiente) peroconoc a Jess y ya no tomo, ni veo tele, viendo a lasmujeres en la tele puedo desearlas y pecar.

    Los aparatos electrnicos y otros productos hechospor la cultura occidental dicen que pertenecen al diosde los extranjeros Akiant, a este dios le adjudican la

    construccin de fbricas, entre otros. Akiant dios delos extranjeros, es dueo de las fbricas, los aparatoselctricos, las bombas, aviones y refrescos. A l le gustanlas mujeres desnudas, a los lacandones no les gusta quelas mujeres se vean as.33

    La seora Estela Solrzano Koh (evanglica) narracomo el Kisin obliga a mi esposo a tomar matacaa(aguardiente). Aqu nuevamente se relacionan el alco-hol con el dios Kisin, demostrndonos que, aun entrelos evangelizados, sigue la creencia en el dios Kisin, eldios del temblor, algunas personas lo traducen como

    el diablo de la cultura occidental. Sin embargo, en lavisin tradicional tiene caractersticas muy distintas;tambin creen que Jesucristo es algn hijo de Akiant,el dios de los extranjeros.

    Marin Roblero Morales

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    Otros elementos que contribuyen a la transformacinde la religiosidad en Nah son la disminucin de rbolesde pino, necesarios para la recoleccin de resina para elincienso, escasez de la miel silvestre elemento bsico

    en la produccin de la bebida ritual del rbol del balchas como la falta de recursos econmicos para comprarlos ingredientes de la comida,34 consistente en tamalesy grandes cantidades de pozol y balch. Bor Maax hacereferencia a su resistencia a la cristianizacin:

    Yo, de mi parte todava no he aceptado la Biblia. Mi

    pap (Chankn Viejo) dijo que no podemos decir que

    [los nuestros] no son dios, porque la Biblia es Jesu-

    cristo, (ah) sabemos que es un dios grande; [pero]

    tambin lo que tengo yo, tambin es dios Hachakium,

    pero de los lacandones.Y aade: Los misioneros35 dicen que nuestros dioses,

    no son dioses que son diablos, son Satans, pero no

    son, son mi costumbre, mi tradicin y no lo puedo

    dejar. Ahora nada ms Antonio Martnez y mi her-

    mano Chankn tienen sus dioses, tienen sus templos

    y hacen sus fiestas.36

    Conclusiones

    De acuerdo con el trabajo de campo que realic en Nahy a las etnografas de los autores citados, considero quelos evangelizados de Nah tienen caractersticas peculia-res que nos permiten cuestionar su verdadera adopcindel cristianismo y plantearnos ms bien que algunos ele-mentos cristianos re-significados se van incorporando ala cosmovisin y tradiciones lacandonas, ya que:

    Sigue proliferando la cosmovisin tradicional entrei.la generacin joven y los conversos cambian de una

    religin a otra con gran facilidad (Dichtl, 1988).

    Entre los convertidos no han disminuido las fami-ii.lias polignicas (Marion, 1991).

    Las esposas tzeltales son quienes han contribuidoiii.a la conversin de su esposo e hijos.

    La predicacin es llevada a cabo por pastoresiv.tzeltales, quienes llegan procedentes de comu-

    nidades vecinas, no son lacandones. Los cultos

    realizados los sbados y domingos son acoplados

    a los quehaceres cotidianos.Al escuchar las conversaciones de los evangli-v.cos podemos percibir en sus discursos muchos

    elementos de la religiosidad tradicional, como es

    el caso de las frases: el tepezcuinte sabe orar,

    el tigre piensa como lo hace una persona; o las

    frecuentes referencias al dueo de la montaa

    (Kanankax y El Sombrerito o Sombrern), su

    creencia en la naturaleza sexuada y en la forma de

    trabajar la tierra, as como la experiencia onrica

    que todava es muy importante para ellos.

    Existe resistencia masculina a aceptar el cultovi.cristiano de sus esposas tzeltales o choles.

    La relacin tradicional hombre-naturaleza de los lacandones de Nah se transforma cada da en otra ms occidentay depredadora como consecuencia de mltiples procesosacontecidos durante el siglo XX en la region: explotacinmaderera, dotacin ejidal, integracin a la dinmica mercantil, migracin indgena, mercado de xate, ganaderaagricultura extensiva, presencia de instituciones oficiale

    y la llegada de nuevas creencias religiosas. En el aspectoreligioso, muchos elementos cristianos son incorporadoso resignificados dentro del contexto tradicional, comopor ejemplo la creencia de que Jesucristo es algn hijode Akiant, el dios del comercio y los extranjeros; y queKisin, el dios del temblor, es el Diablo.37

    Para detener el deterioro ambiental de la selvaconsidero que es necesario y urgente motivar a las generaciones jvenes lacandonas y de otros grupos paraque rescaten y fortalezcan la relacin hombre-naturalezade los pueblos mayas. Es necesario y urgente revertir

    la relacin depredadora, grosera y abusiva que tienenuestra sociedad hacia la naturaleza. Relacin que seha extendido de diversas formas hacia la selva como unarespuesta en la prctica cotidiana, a la crisis actual.

    LareLacin hombre-naturaLeza entreLosLacandonesde nah , ocosingo, chiapas

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    Retomando las palabras de la antroploga Dichtl Si-grid, no se trata de buscar un retorno romntico al pasa-do sino de buscar un nuevo camino, que sea transitable apartir de las actuales condiciones tanto ecolgicas como

    socioculturales, no se trata de regresar a las costumbresantiguas no aplicables a nuestro contexto.

    Por qu recuperar parte de la cultura tradicionalde Nah? El antroplogo costarricense Gerardo Alfaroseala que recuperar prcticas tradicionales puede seruna alternativa, una respuesta a la crisis ambiental,econmica y social actual.

    La prctica de las tcnicas y conocimientos ances-trales sobre las especies vegetales alimenticias slo sepuede lograr recuperando de la mente de los abuelosese caudal de sabiduras ancestrales y de sus prcticas

    etnoecolgicas para tener una mejor calidad de vida.Esta forma de vida slo podr retomarse si interpreta-mos esos elementos simblicos olvidados, conociendosus significados y usos y que an se encuentran vivosen las memorias de sus descendientes a travs de laoralidad.

    Ser necesario cuestionar la viabilidad y sustenta-bilidad de actividades modernas como la ganadera yla agricultura extensiva. De acuerdo con Anglica Inda(1983) la superficie mnima talada por escasos ganaderos

    y madereros (1983

    ) era de98%

    contra2%

    de de la milpade los campesinos.Entre los lacandones de Nah, las posibles alter-

    nativas podran ser, por ejemplo, la implementacindel cultivo diversificado de plantas de uso tradicional;promover la manufactura de diversos artculos arte-sanales ornamentales o de uso cotidiano que puedancomercializarse con materiales obtenidos de la mismaselva y recuperar las tcnicas textiles de trabajo con lamajahua, tintes naturales, entre otros.

    Marion deca que al desaparecer el mundo donde

    se albergan las representaciones mentales del universofantasmagrico lacandn, desaparecer una forma devivir, de pensar y de reproducirse (Marion, 1991: 262).Sin embargo, es posible que tambin al desaparecer las

    representaciones mentales del universo lacandn o delos pueblos mayas, es decir esa forma de ver el universo,esa abstraccin de las prcticas diarias, esa forma devivir de pensar y de reproducirse, se contribuir tambin

    a la desaparicin del espacio selvtico.

    Notas

    1 Este artculo, surge de mi tesis de licenciatura en Antropo-loga Social denominada El sustrato religioso lacandn enrelacin con los diversos cultos cristianos en Nah, muni-cipio de Ocosingo, Chiapas, UNACH, enero de 2008.

    2 Nah y Metzabok son incluidas en 1975 por lo que el par-que nacional se extendi a ms de 662 000 Has. de acuer-do con Nations, 1978.

    3 En agosto de ese ao cada lacandn casado haba reci-bido 4,862.90 pesos por pagos de madera, para noviem-bre otros 6060.50 pesos, y se les prometi que los pagoscontinuaran.

    4 Conversacin con Kayum Mario Maax, 10/12/2004.5 Nuxi Solrzano y Chankn Mario comentaron que Ma-

    teo y Chankn Garca tienen sus propios templos.6 Naci en Monte Lbano (Pun) y ha vivido en Taniper-

    las, Miramar, Santo Domingo y Laguna Culebra..7 Otros habitantes tambin mencionaron que antes se po-

    da hablar personalmente con el Dios.8 Conversacin con Atanasio Chankn, 18/12/2004.9Conversacin audiograbada con Kayum Maax, 21/12/2004.10 Conversacin audiograbada con Kn Garca Martnez,

    21/12/2004.11Conversacin audiograbada con Kayum Maax, 21/12/200412 La investigadora Marion afirma que la mayora de los in-

    vestigadores tienden a ocultar el papel femenino (1988:52), y hasta hay quienes presuponen un machismo la-candn tal como en la cultura occidental, basndose enla compra de la novia, que ni es novia ni es compra.

    13

    Conversacin con Kayum Mario Maax, habitante deNah, 10/12/2004.

    14 Informacin de Mara Hernndez, enfermera auxiliar de laclnica de la Unidad Mdica Rural, en diciembre de 2005.

    Marin Roblero Morales

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    15 Fenmeno parecido ocurre con el uso de la vestimentae idioma.

    16 Una historia similar fue contada tambin por Lucas,habitante de Lacanh Chansayab: el tigre piensa como

    lo hace un hombre, una vez vi al tigre y me pes (para-liz), nos quedamos viendo y no pude gritar ni correr,despus el tigre dio un gran salto y se perdi en la selva,entonces s pude correr y gritar (10/12/2004).

    17 Grupo de personas que traza su descendencia a travsde una sola lnea a partir de un ancestro comn.

    18 Citado por Marion (1991: 38), recopilado por Boreman-se en 1986.

    19 Los nombres de los lacandones son pocos e indican elorden de nacimiento entre los hijos de una misma fami-lia; al hijo mayor se le llama Kn-sol, con el segundo Ka-

    yum-dios del canto, al siguiente Chankn- pequeo sol,Bor-abeja y para las mujeres Nakn, Nachankn, Naka-yum, Nabor, Koh, Nuk y Chanuk. De acuerdo al censomencionado, 40 personas tienen nombre Chankn, 21se llaman Kayum, 17 Chanuk, 12 Bor, 10 Nuk, 9 Koh, 9Mara, 7 Jos, 6 Kn, 2 Chambor, tambin acostumbrancambiarse de nombre cuando quieren.

    20 En Nueva Palestina, un campesino nos relat sus ml-tiples experiencias con El Sombrerito, el dueo de losanimales, un ser de pequea estatura que hace que los

    cazadores se pierdan en la montaa (notas de Campo,diciembre de 2005).21 Los mitos que relatan estas relaciones de humanos con ani-

    males (zopilota, perro, mono, pecar, jaguar y tuza), fueronrecopilados en Nah y Lacanh por Boremanse en 1984.

    22 Boremanse (1984: 230) recopila un mito donde se narraque las calabazas son hijas de un hombre y una zopilota.

    23 Frase recopilada por Bruce y Duby, tambin se puedeescuchar en una entrevista con Chankn Viejo, en videodocumental de Garrik Wilkie Film 2005 Chankn Vie-jo: El Sabio de la Selva Lacandona.

    24

    Sobre el poder femenino en la cultura lacandona, vaselos artculos de Marion, La dimensin de lo invisible,1988 y Una prctica inslita de poder, 1992, compre-se con la Biblia en Dt. 24, 1; Ec. 25, Pro. 7, 5-27.

    25 Actividades como la pelea de gallos, el toreo o la pescdeportiva.

    26Habitante de Nah, conversacin realizada el 10/12/2004.27 Conversacin realizada el 20/12/2004; Nations (1978

    29 aos atrs menciona que todas las familias de Metzabok se haban convertido a la religin adventista desptimo da, menos una.

    28 En el interior del templo presbiteriano de don KnGarca, durante el culto me haba sentado sin darmecuenta en el espacio femenino, al lado de mi compaerde trabajo, y los nios se rean; uno de ellos se acerc adecirme que deba sentarme junto con los hombres; lamujeres me vean y se rean.

    29 Conversacin audiograbada con Kn Garca Martnez21/12/2004.

    30 Conversacin audiograbada con don Antonio Martnez, 22/12/2004.

    31 Los tamales se hacan de carne de mono y de faisn, laque han sido sustituidas por carne de guajolote; la miese ha sustituido por azcar o panela.

    32 Un sacerdote catlico que lleg con una de las compaas madereras culp a los dioses lacandones de laepidemias de paludismo y gripes que asolaba la regin(Duby, 1961: 37).

    33 Conversacin con Bor Maax el 22/12/2004, una histori

    similar fue narrada por Pepe Camacho Kn.34 En Nueva Palestina, Ocosingo, pudimos escuchar decampesino presbiteriano Pedro Hernndez que los judos haban construido las pirmides de Chetumal, ubicadas cerca del poblado.

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