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Un estudio de la leyenda del Hombre-Lobo, basado en las tradiciones de los pueblos de las estepas y su influencia en occidente. Un estudio general sobre la licantropía vinculada a las ordenes militares.
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Hombres-Lobo, Úlfhednar, y Berserkers Posibles influencias en la conformación de la leyenda
Ignacio de J. Gomezgil R-S.
Aún está presente en las tradiciones de algunas regiones de
Europa oriental, la leyenda de los hombres lobo; en Bulgaria, los
Balcanes, Rumania, los Cárpatos y Transilvania (allende el bosque) este
engendro terrible hace presa en las consejas de los viejos y en la frágil
mente de los niños; los campesinos todavía usan amuletos y dicen
oraciones en su contra; prefieren no hablar de él y evitan salir al bosque
durante las noches de luna llena. El miedo antiguo siempre está
presente en lo más profundo del alma del hombre eslavo.
Pero, en esas sociedades, no sólo se habla del hombre lobo, se le asocia
o vincula con otra figuración, la del wampyr, ya que comparten ciertas
características generales:
1.- Un mismo o similar espacio geográfico.
2.- Manifestarse como seres de la noche, los cuales, entre los cristianos,
poseen una cierta connotación diabólica.
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3.- Alimentarse de sangre y carne de seres vivos o bien de su esencia
4.- Ser repelidos por medio de algunos símbolos sagrados, signos
mágicos y plantas antisépticas como el ajo o la ruda y el acónito o
“yerba de lobo”.
5.- Tener la capacidad o necesidad de transformarse en animales, perros
u osos. Entre algunos pueblos húngaros o rumanos el vampiro suele
tomar la forma del lobo, pero no es considerado un hombre-lobo, strictu
sensu, ya que también adopta otras formas.
6.- Ser cuasi-inmortales y, cuando mueren, lo hacen, bien por la acción
del fuego o bien por medio del uso de armas fabricadas de plata, el
metal lunar; en casi todas las religiones es solamente el uso de armas
que han sido previamente consagradas las que pueden acabar con ellos.
El ser humano que se transforma o accede a la forma del hombre-lobo lo
logra mediante dos situaciones diferentes, una involucra la propia
voluntad, la otra se es víctima de algo externo.
En la primera se accede a ese status por haber voluntariamente vestido
la piel del lobo. Por nacer en la noche de Navidad o de San Juan, o por
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ser el séptimo hijo de una familia sin hijas. También por haber acudido a
una bruja quien es la encargada de operar la metamorfosis. O por
participar en un ritual de iniciación militar vinculado al lobo como animal
totémico.
En la segunda por haber sido víctima, de una maldición, de una mordida
de un lobo mágico o bien por haber bebido de un arroyo donde abrevan
los lobos.
Según el común de una suma de leyendas, los hombres-lobo sufren la
terrible mutación solamente durante la época del plenilunio, en los
demás días del mes suelen tratarse y comportarse como personas
"normales". El proceso de transformación es de hombre a lobo, en una
de sus etapas será un lobo-hombre, pero, finalmente, se convertirá en
lobo y actuará como tal. Según otras leyendas, el hombre tomará
características físicas del animal, resultando un horroroso engendro
mitad bestia, mitad hombre. Con la llegada del día, o días, volverá a
recobrar la forma humana sin recordar muchas veces, su status lupinus.
Este ser se alimenta de las presas que caza y su mordida contagia la
enfermedad de la licantropía y solamente un rito de purificación y la
muerte del transmisor lo salvaran de su difícil y tremendo destino.
La palabra licantropía deriva de Licaón, rey de Arcadia, a
quién Zeus convirtió en lobo como castigo por haber sacrificado el rey a
un infante con intención de antropofagia ritual.
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Entre los romanos el término era versipellis “piel vuelta”, ya que se
pensaba que estos seres ocultaban su pelaje en la parte interna de la
piel, concepto que existe en las tradiciones de otros pueblos. De este
termino latino deriva en bajo latín el gerulfus, y de este el normando
garwall, el werwulf angolsajon, el währ-wölfe alemán y los waerulf
escandinavos. Así como el garou galo del cual derivó el loup-garou
francés.
¡Una multitud innumerable de jinetes que portaban estandartes de
cabeza de lobo, armados de arcos, lanzas y vestidos de pieles, que
aullaban de forma más terrible que las bestias, se presentó una mañana
frente a las puertas de Tréveris!
¡Era la horda de los hunos que seguía a su jefe Átila a la conquista del
mundo!
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Venían seguidos de unos seres con ropajes extraños que entonaban
incomprensibles y monótonos cantos mientras batían sus redondos
tambores. Eran los shamanes que intercedían por el pueblo ante los
espíritus de los muertos.
Ya habían devastado el país de los godos, la Scythia (Rusia), Rumania,
Bulgaria, Hungría y los Balcanes. Habían tomado Filípolis, no lejos de
Constantinopla, y el basileos de Bizancioles rendía tributo. ¡Ahora se
preparaban para conquistar la Europa occidental!
Como manadas de lobos hambrientos en invierno, atacaban los hunos,
la caravana, la ciudad o el país que encontraban en su camino. Nada los
podía detener y el mundo era para ellos una gran estepa donde
hombres, pueblos y ciudades serían sus presas de caza. ¡Así como los
ciervos son presa de los lobos!
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Sus incursiones en Europa dejaron una profunda huella en el alma del
pueblo y pasaron a formar parte de las tradiciones locales de todos los
pueblos con los que tuvieron contacto. En el cantar de los Niebelungen
aparece Átila como el rey Etzel que pretende a Grimhilde, la que vivía en
Etzelburg. Posiblemente en la actual Tókay en Hungría, país que tomó su
nombre de los hunos, que se asentaron ahí.
Sin duda que los hunos causaron ese temor reverencial que se tiene por
lo desconocido, pero, ¿Quiénes eran esos seres pequeños de rostros
amarillos y aplastados, de ojos oblicuos y con cicatrices de cortes en la
mejillas? Excelentes arqueros y jinetes insuperables, capaces de galopar
por días y que se alimentaban de carne cruda y leche fermentada de
yegua:
Eran pequeños, deformes y su aspecto salvaje, sus rostros
amarillos, chatos e imberbes; sus armas extrañas, su lenguaje
incomprensible, merecían el desprecio de todos los latinos. ¿De dónde
procedían? La creencia popular los hacía surgir de remotos países, en el
otro extremo del mundo. Los godos que los conocían bien por haber sido
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expulsados por ellos de su propio país, contaban que las hechiceras,
arrojadas antiguamente de sus tierras por el rey Filemón, habían huido a
los desiertos, donde se habían unido a los demonios de las arenas y el
viento. De estas uniones había nacido un pueblo de monstruos, temido
por los emperadores chinos tanto como por sus vecinos occidentales,
que habían abandonado sus guaridas asiáticas, veinte o treinta años
antes, para volcarse sobre Europa.1
Cuando se preguntaba a alguno de ellos por su origen y nombre, sólo
respondían con una palabra ininteligible:
¡Xiúng nu!
Xiúng nu, hunos, que habían quebrado la unidad del imperio de los Han
y de los Tsin en el otro extremo del mundo y, ahora harían lo propio en
occidente.
Jordanes, el historiador bizantino refiere en su De Origine... la leyenda
de que los hunos llegaron a Scythia o Esitia cuando allá, en sus tierras,
andando en cacería, encontraron, en el pantano, a un ciervo que los
instaba a seguirlo. Fueron tras él y el animal los condujo a unas
maravillosas y desconocidas tierras occidentales. Dieron aviso del
descubrimiento a su pueblo y los hunos regresaron y conquistaron el
país.1 M. Brion, Atila, p, 9.
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El mundo se presentaba como un nuevo coto de caza a estos guerreros
cuyo animal totémico y modelo de conducta era el lobo. Bien sabemos
que los hunos imitaban en su forma de pelear el comportamiento de la
manada de lobos al cazar a los servidos, esta forma de pelear fue común
para todos los pueblos de las estepas euro-asiáticas. Además, algunos
de estos guerreros tenían la capacidad de adquirir ese peculiar estado
de conciencia en el cual el espíritu del animal intercala en el hombre,
quien utiliza la violencia y furor de la bestia y los aplica en la guerra.
La Ynglinga Saga de los islandeses, en el capítulo VI, nos dice que los
guerreros de Odín:
...iban sin coraza, salvajes como perros o lobos.
Mordían sus escudos y eran fuertes cual osos o toros.
Hacían matanzas entre los hombres y ni el hierro ni el
Acero podían nada contra ellos.
Sigmund, el héroe de la Volsunga-saga, se vistió en una ocasión con la
piel de un lobo que le hizo aullar como tal y entender su lenguaje.
Otras sagas en las cuales se hace referencia a estos guerreros son la
Svarfdoelasaga, y la Hávartharsaga.
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Esta forma de ser poseído por el espíritu del animal, era conocido entre
los escandinavos como berserkr, "que se viste con piel de oso";
úlfhednar, "que se viste de lobo". Entre los pueblos germanos el
fenómeno fue llamado Wut; y en Irlanda Ferg. Era preciso al aspirante a
las Männerbunde (ligas de hombres), haber adquirido la capacidad de
"volverse" animal para acceder a la categoría de guerreros de élite.
Poseídos del furor de la bestia y vestidos con su rostro y piel, estos
guerreros no hacían caso a sus heridas y peleaban enloquecidos sin el
más mínimo temor a morir. No sólo eran la valentía y el arrojo
demostrados en el combate, sino: una experiencia mágico-religiosa que
modificaba radicalmente el modo de ser del joven guerrero, que debía
transmutar su humanidad en virtud de un acceso de furia agresiva y
terrorífica que lo asimilaba a los animales carniceros embravecidos.2
No sabemos como llamaban los hunos al furor heroicus y a sus propios
guerreros lobo, pero probablemente sería algo como guerrero-lobo, u
hombre-lobo- en su túrquica lengua. Sabemos que los griegos llamaban
al fenómeno en general eonthusiasmos. El mejor ejemplo sería Hércules 2 M. Eliade, De Salmoxis a Gengis Khan, p. 22.
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de Tirinto, que tenía la fuerza del león de cuya piel se vestía, o bien el
caso de las ninfas de Hécate o Dafhone, quienes solían cazar a los
noctámbulos y presas de furor y procedían a devorarlos ritualmente.
Heródoto nos dice de los neuroi, habitantes de Escitia: Es mucho de
temer que toda aquella caterva de neuros sean magos completos, si
estamos a lo que nos cuentan tanto los escitas como los griegos
establecidos en la Escitia; pues dicen que ninguno hay de los neuros que
una vez al año no se convierta en lobo por unos pocos días, volviendo
después a su primera figura. ¿Qué haré yo a los que tal cuentan? Yo no
les creo de todo ello una palabra, pero ellos dicen y aun juran lo que
dicen. (Historia, L.IV: 105).
Los romanos le llamaron furor heroicus y algunos de sus héroes y
semidioses lo poseían. Recuérdese que Rómulo y Remo fueron
"amamantados" por una loba, es decir, habían sido iniciados en algún
tipo de cofradía, cuyo animal totémico sería el lobo.
El comportamiento salvaje del guerrero está vinculado con las pruebas
iniciáticas de la cofradía militar a la que pertenecía, como lo ha
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demostrado Dumézil en Horace et les Curiaces, estudio sobre la
iniciación militar en Roma. En la literatura latina una de las referencias
escritas más antiguas del hombre-lobo, se localiza en el Satiricón de
Petronius. Es aquella historia del soldado, quien por la noche se
convertía en lobo al momento de desnudarse, pronunciar un
encantamiento y orinar la ropa.
Muchos ritos de iniciación guerrera obligan al postulante a vivir aislado
en el bosque y comportarse como lobo, después debería vestir la piel del
animal y asimilarse mágicamente con éste. Cuando, después de un
tiempo, el candidato tiene ya poco de humano y está plenamente
imbuido del espíritu del animal, se encuentra listo para ser guerrero-
lobo. Lobo fue el apodo de los miembros de las cofradías militares
indoeuropeas, nos dice Mircea Eliade.3 Los miembros de estas cofradías
ocasionalmente se dedicaban a sembrar el terror entre la población. El
recuerdo de este comportamiento constituyó un tema relevante en las
leyendas y tradiciones populares de Europa y Asia occidental.
El Heldenbuch, colección épica del siglo XIII, en una de sus
composiciones, el Wolfdietrich, (lit."lobo-Dietrich"), dice que Dietrich-
Teodorico el Grande, fue amamantado y criado por una loba. Un
ancestro mítico de Dzengiz-Jan era un lobo gris, según la tradición
mongola.4
3 M Eliade, Iniciaciones místicas, p. 143.4 Ibidem, p, 146.
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En la “Placa de Torslunda” del S. VII D.C., del Museo Nacional de
Estocolmo, se ve la imagen de un lobo erguido en dos patas sosteniendo
una lanza, que preside a un guerrero con casco coronado con
cornucopia.5
Para la mayoría de los pueblos nómadas de Euro-Asia, sus antepasados
míticos fueron lobos o princesas casadas con lobos, muchos pueblos
tomaron su nombre de este animal.
Algunos textos iranios afirman que: los lobos de dos patas son más
mortíferos que los de cuatro patas6 Unos antepasados de los
Aqueménidas, dinastía que gobernó la Ayryana Vaedja (Irán) del 550 al
330 a.C.,- fue la familia llamada Saka haumavarka7. Esta última palabra
parece ser compuesta de hauma "soma" (Amanita Muscaria) y varka
"lobo", podría ser leída como "los que por ingestión de soma se
convierten en lobos".
Las narraciones mencionan que estos guerreros siempre marchaban tras
una maza o estandarte que tenía alguna parte del animal totem.
Generalmente era lobo, oso, jabalí o dragón. Entre algunas cofradías
5 Francisco Diez de Velasco, en Historia de la Religiones de Europa Antigua, p. 356.6 S. Wikander, Der arische männerbunde, p. 64.7 M. Eliade, op.cit., p. 22.
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iranias (mairiya) la insignia era una maza ensangrentada, pero según
una tradición transmitida por el libro de las crónicas de los reyes, el
Shah-nameh, en el estandarte de los persas figuraba un lobo8, En una
pintura en el Turqestán se ve un estandarte donde hay un dragón con
cabeza de lobo9.
En Armenia y el Irán norocidental, los guerreros de élite eran llamados
"dragones" y aún hoy día muchos ejércitos tienen cuerpos de caballería
llamados así. En la antigua Dacia, actual Rumania, las dos órdenes
militares fueron del lobo y del dragón al que llamaban Dracul o Dragosh.
No olvidemos que Dacia, nombre antiguo de Rumania, es el nombre
frigio de lobo, según Herodóto. En ilirio se dice dhaunos, y una aldea de
la Mecia menor se llamaba Daous-Dava "aldea de lobos", por lo que
Dacia significaría "los que son como lobos".En iranio oriental vehrka
significa "lobo" y dio el nombre al país de Vehrkana (Hircania), al sur del
Mar Caspio, los ejemplos son muchos muy semejantes.
En varias sociedades y grupos humanos indoeuropeos a los proscritos,
exiliados, fugitivos etc. Eran llamados “lobos”. Esto consta ya en textos
legales hititas (I milenio A.C.), donde se dice que el proscrito se había
vuelto lobo. En las leyes del rey inglés Eduardo “El Confesor” (1042),
hay una ley que dice: Lupinum eniam caput a die utlagationis eius quod
ab anglis wulfeshened nominatur “Usaran de día una mascara de cabeza
de lobo, que en anglo es llamada wulfeshened.”
8 G.Widengren, Hochgottglaube, p. 343, citado por Eliade en De Slamoxis...p. 23,n. 37.9 Altheim, Attila und die hunen, p. 30.
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Refieren las crónicas de los monjes ingleses e irlandeses que los
úlfhednar, revestidos con la piel del lobo y aullando como tales, se
tornaban enemigos muy peligrosos, y que sólo el verlos causaba tal
espanto, que los adversarios huían de su presencia maldita.
La Europa latina era invadida y saqueada por pueblos llamados
bárbaros: Hunos, vándalos, godos, álanos, hérulos y vikingos con sus
guerreros de élite.
La Egilssaga Skallagrímssonar, narra la historia de un viejo guerrero,
quien después de muchas batallas, se dedicó totalmente al bienestar de
su familia y al cultivo del campo:
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Pero a veces, cuando caía la tarde, se tornaba sombrío y poca gente
podía entonces conversar con él, dormitaba al atardecer, corría la voz de
que era hamrammr (que se vuelve lobo); le habían puesto Kveldúr, el
Lobo del atardecer.10
Entre los yacutos siberianos el animal identificado con el shamán es
llamado iyakil. Desgraciado del shamán que tenga a un perro o lobo por
iyakil, ya que no lo dejará en paz, muerde con sus dientes el corazón y
tortura su cuerpo.11
Muy fuerte fue la impresión que estos guerreros causaron a los
pobladores de la Europa cristiana por las matanzas, los saqueos y el
salvajismo con el que procedían. Paga nos que no conocían al único
Dios, y que adoraban a dioses crueles y sanguinarios. Que saqueaban
los monasterios, mataban a los monjes y hacían esclavos a los
habitantes de las aldeas.
Sus aullidos y gritos todavía resuenan en las tradiciones y leyendas de la
vieja Europa. Esta figura permaneció en los cuentos infantiles en el
personaje del Ogro que se lleva a los niños, el ogro es el Ugrio, es decir
el “húngaro”,12 por ello no es de extrañarse que en el folk-lore actual de
Rumania, Hungría, y en general de los países de la Europa central y
oriental, persista, arraigada en cuentos, canciones y consejas, la figura
del hombre-lobo.10 G. Dumezil, El destino del guerrero, p. 173.11 U. Holmberg, Siberian Mythology, p. 507.12 Comunicación personal del historiador español Ramón F. Garmendia.
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En el ciclo de novelas y leyendas sobre el Rey Arturo, hay una referencia
al licántropo en la Historia de Arturo, Gorlagón y el Licántropo, donde la
metamorfosis se da a través de golpear a la víctima con las ramas de un
árbol mágico.
Otro aspecto interesante en la relación del humano y el lobo es la
personificación del espíritu del cereal durante la cosecha entre algunos
pueblos de Europa. James G. Frazer hizo menciona tradiciones del área
de Mecklemburg y de Normandía, donde se dice que en la última mies o
macolla se esconde un lobo, y que el hombre que la cortó es llamado
“lobo”, y suele vestir la piel del animal.
El elegido tiene entonces: que consentir en mantener su carácter lupino
pretendiendo morder a los demás campesinos y aullando como un
lobo.13 Pero el lobo también esta contenido dentro de la última mies, los
campesinos trillan esa mies para “matar” al lobo o para hacerlo huir.
Pero en otros lugares el ritual varía según hace ver Frazer, ya que en el
pueblo de Wanzleben: cerca de Magdeburg, después de la trilla van los
campesinos en procesión conduciendo con una cadena a un hombre
13 J.G. Frazer, The Golden Bough, vol. VII, p.273 y ss.
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envuelto en paja al que llaman “el lobo”.14 Pero en otras áreas se le
personificaba por una gavilla de paja antropoforma vestida, y que era
llevada en un carro a la casa, en medio de festejos.
En Normandía, en la villa de Jumiéges durante el solsticio estival, un
hombre se vestía de color verde: llevaba el título de Lobo Verde, era
perseguido y cuando se le aprisionaba, fingían echarle a la hoguera del
solsticio estival15 Clara reminiscencia de los sacrificios humanos de
connotación solar.
En conclusión podemos afirmar que gran parte de los orígenes de la
leyenda de los hombres-lobo se encuentra en estos guerreros. En la
transmisión oral de las historias que hablaban de ellos y que la
imaginación popular, se encargó de transformar a aquellos guerreros-
lobo, en hombres-lobo.
14 Ibidem.15 Ibid., p. 733.
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Tal fue el terror que causaron durante las invasiones, que sus víctimas
los asociaron con bestias sedientas de sangre humana y los incluyeron
en sus tradiciones y leyendas como demonios. Aunado está el
sincretismo dado por influencias externas como el advenimiento del
cristianismo, que equiparó a los guerreros-lobo con demonios del
averno.
A través de los siglos, la leyenda evolucionó y se enriqueció, hasta llegar
a conformar un personaje desligado de su realidad histórica y con clara
connotación demoníaca como es el hombre-lobo en la actualidad.
Aunado a estos aspectos de carácter mito-histórico se encuentra el
aspecto psicológico del hombre-lobo. El término "lunático" se utilizó
desde la antigüedad para designar a cierto tipo de personas que se
veían afectadas de algún modo por la luna llena. Por lo general se
tornaban peligrosos y aullaban cual lobos. Estos casos de fobia lunar se
han estudiado en la actualidad por los especialistas. También pudo
haber contribuido a la conformación del personaje, los terribles efectos
de la hidrofobia sobre el hombre, esta enfermedad fue conocida como
“mal del perro”, la cual también podía ser transmitida por los lobos.
Existe también el hecho de que muchos asesinos, que ahora serían
tipificados como “asesinos en serie”, fueron tomados o confundidos con
hombres lobo, tales fueron los casos de Gilles Garnier en Francia, y el de
Peter Stumpe en Bedburg, cerca de Colonia, durante el S. XVI.
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A Europa occidental y a las Américas esta tradición se difundió por los
viajeros y la literatura, sólo como una leyenda de gitanos y rústicos
montañeses, sin conservar casi su connotación histórica. Aunque existen
reminiscencias que aún se conservan, por ejemplo el termino ingles go
berserk, que significa volverse loco o insensato.
Es a partir del siglo XVI en que los licántropos son tomados en serio por
las autoridades tanto civiles como eclesiásticas, y se empiezan a escribir
tratados de licantropía, principalmente en Francia y Alemania, con la
excepción tal vez, de la Topographia Hibernica de Giraldus Cambrensis
del S. XII. Cabe mencionar entre ellos Die Emeis de G. de Kayserberg, de
1517; El Dialogue de la lycantropie ou transformation des hemmes en
loups garoux et si telle se peut faire…, del Sieur de Beauvoys de 1599, y
el De transformatione hominum in bruta, de Jacob Thomasius de 1644,
De la lycantropie, tranformation et extase des sorciers, ou les astuces du
diable sont mises en evidence…, de Jean de Nynauld, de 1615, solo por
citar algunos. Cabe mencionar que Miguel de Cervantes menciona a un
licántropo en Los trabajos de Persiles y Segismunda, llamada manía
lupina.
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En las tradiciones de otros pueblos no europeos también se dan casos
de hombres que se convierten en animales o guerreros-bestias.
En Japón existe la leyenda de los hombres-zorro, como aparece en las
tradiciones sobre el príncipe kitsune y Hansoku.
En Malasia hay los terribles y fantasmagóricos penanggalen.
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Y en algunos pueblos de África hombres-leopardo; hiena; león etc. De
estos últimos se distinguen dos clases:
A). Guerreros avocados a cierto animal.
B). Hombres que, efectivamente se convierten o introducen su "doble"
en animales o que proyectan sus sueños como animales.
En el México antiguo también había seres semejantes, los cronistas y la
iconografía prehispánica nos dicen que había órdenes militares de
guerreros-águila; jaguar; lobo, coyote; coyote de fuego, garza, y búho.-
(Sahagún, Códice Matritense de la Real Academia de la Historia, fols.74
v, 75r. O los magníficos murales de Cacaxtla que representan a un
Hombre-jaguar, (pórtico del Muro Norte), y a hombres-ave.
El cronista tlaxcalteca del siglo XVI, Diego Muñoz Camargo, nos dice
que: ...ovo ansimismo entre estas gentes muchos embayadores,
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hechiceros, brujos y encantadores que se transformaban en leones,
tigres, y otras animalías fieras con embaymientos que hacían.16
En el México actual persiste la creencia en los naguales, se dice que son
brujos capaces de convertirse en animales y así poder actuar
disfrazados.
También entre los grupos étnicos de la América septentrional los
guerreros se identificaban con el oso, el bisonte, el lobo y el alce. En
Sudamérica subsisten estas prácticas entre algunas tribus amazónicas,
donde los guerreros tienen un animal particular. Para ellos el hombre-
animal es una "realidad mágica". La creencia en el hombre que se
vuelve animal ha existido en todas las culturas del pasado y de la
actualidad. En ocasiones es benéfico a su sociedad, pero la mayoría de
las veces está asociada al mal.
Más aún si se trata de un hombre-lobo, ya que este animal siempre ha
tenido mala fama entre los hombres, quienes le han atribuido poderes
demoníacos.
Es verdad que en algunas ocasiones durante los inviernos más crudos
los lobos bajaban de los bosques a las aldeas donde hacían presa de los
humanos y del ganado. Sembraban el terror en las poblaciones que
organizaban batidas para darles muerte. Se les temía y odiaba por sus
depredaciones al ganado y su astucia, pero también se exageraba sobre 16 D. Muñoz Camargo, Historia de Tlaxcala, p. 146.
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ellos y se cazó hasta casi el exterminio, a estos astutos, tímidos y
magníficos animales, con cruel saña, producto de la ignorancia.
Pero aún hoy en día, en alguna aldea olvidada de los Cárpatos o de la
taiga siberiana, el aullido del lobo en la noche, revive el miedo antiguo, y
se recuerdan historias de hombres-lobo que acechan en la obscuridad.
Y es como si los jinetes de Átila, fieros como demonios, cabalgaran
de nuevo ante nuestros ojos, bajo la fría y luminosa luz de luna llena en
las estepas.
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