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Homenaje Fogwill

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Page 1: Homenaje Fogwill

La tela de la araña. UTN. 49

Homenaje

El maestro de la injuria

Bibliografía de Rodolfo Fogwill

El efecto de realidad. Poesía. Rodol-fo Fogwill, Tierra Baldía, Buenos Aires, 1979.Las horas de citar. Poesía. Rodolfo Fogwill, Tierra Baldía, Buenos Aires, 1980.Mis muertos punk. Cuentos. Rodolfo Fogwill, Tierra Baldía, Buenos Aires, 1980.Música japonesa. Cuentos. Rodol-fo Fogwill, Universidad de Belgrano, Buenos Aires, 1982.Ejércitos imaginarios. Relatos. Rodolfo Fogwill, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1982.Los pichiciegos. Novela. Rodolfo Fogwill, Ediciones De la Flor, Buenos Aires, 1983; Interzona, Buenos Aires, 2004.Pájaros de la cabeza. Cuentos. Rodolfo Fogwill, Catálogos, Buenos Aires, 1985.Partes del todo. Poesía. Rodolfo Fo-gwill, Ediciones Último Reino, Buenos Aires, 1990; Sudamericana, Buenos Aires, 1998.La buena nueva. Novela. Rodolfo Fogwill, Planeta, Buenos Aires, 1990.Una pálida historia de amor. No-vela. Rodolfo Fogwill, Planeta, Buenos Aires, 1991.Muchacha punk. Cuentos. Rodolfo Fogwill, Planeta, Buenos Aires, 1992; Sudamericana, Buenos Aires, 1997.Restos diurnos. Relatos. Rodolfo Fogwill, Sudamericana, Buenos Aires, 1997.Cantos de marineros en las pam-pas. Novela. Rodolfo Fogwill, editorial Mondadori, Barcelona (España), 1998.Vivir afuera. Novela. Rodolfo Fogwill, Sudamericana, Buenos Aires, 1998.La experiencia sensible. Novela. Rodolfo Fogwill, editorial Mondadori, Barcelona (España), 2001.Lo dado. Poesía. Rodolfo Fogwill, edi-torial Paradiso, Buenos Aires, 2001.En otro orden de cosas. Novela. Rodolfo Fogwill, editorial Mondadori, Barcelona (España), 2002.Urbana. Novela. Rodolfo Fogwill, edi-torial Mondadori, Barcelona (España), 2003.Runa. Rodolfo Fogwill, Interzona, Buenos Aires, 2003. Canción de Paz. Poesía. Rodolfo Fogwill, editorial Paradiso, Buenos Aires, 2003.Últimos movimientos. Poesía. Rodolfo Fogwill, editorial Paradiso, Buenos Aires, 2004.

l pasado 21 de agosto murió, a los 69 años, Rodol-fo Enrique Fogwill, víctima de una enfermedad pul-monar que se empeñó en no darle revancha. Excén-trico, irónico, verborrágico, políticamente incorrecto, Fogwill hizo de sí mismo un personaje tan disparata-do como polémico.

Había nacido en Buenos Aires en 1941. Fue sociólogo, docente, escri-tor, publicista, editor, experto en marketing. Al igual que Sócrates, Platón y Aristóteles –sugirió alguna vez–, terminó firmando sus libros sólo con su apellido; algo así como una marca registrada digna de un publicista de su categoría. Desde entonces, “Fogwill” pasó a ser su propio personaje de ficción, su más lograda creación publicitaria. En los tiempos sombríos del Onganiato, fue expulsado de la Universidad de Buenos Aires por “comunista”, una verdadera afrenta –cuenta– para quien, por ese entonces, militaba en el trotskysmo.

Pero a pesar de su contagioso en-tusiasmo sesentista, no dudó en dar el salto hacia el mundo publicitario que le permitió incrementar ostensi-blemente los guarismos de su cuenta bancaria; aunque no tardaría mucho tiempo en dilapidar todo su capital. Las marcas de automóviles, de ciga-rrillos y de otros tantos objetos de

consumo masivo poblaron, desde entonces, las páginas de sus libros. Incluso, alguna vez Borges llegó a descalificar sus virtudes literarias, al definirlo como “el hombre que más sabe de cigarrillos y automó-viles”. No es para nada casual que haya ganado el premio Coca Cola con Mis muertos punk hacia fines de los setenta. Y sin embargo, se mostraba asqueado por ese universo de poder, dinero y manipulación que supo co-nocer de cerca mientras duraron sus éxitos comerciales.

Entendió precozmente que los “sentidos comunes” de su época eran el efecto de la producción y cir-culación mediática, de los discursos políticos, publicitarios, periodísticos (Efecto de realidad es, precisamen-te, el nombre de su primer libro); y precisamente por ello, ponderó al lenguaje como un campo de batalla y puso su literatura al servicio de la irreverencia, de la injuria, del des-parpajo. Fue un crítico mordaz de la vida académica, y en particular, de la que transcurría en las aulas de la Facultad situada en la calle Puán. Escribió poesías, cuentos, novelas y otras locuras... Quizá su mayor obra sea Los pichiciegos (1983), escrita en apenas tres días, bajo los efectos de 12 gramos de cocaína, durante la guerra de Malvinas. La literatura acaba de perder a uno de sus más audaces “combatientes”, quizá el más valiente, quizá el más desver-gonzado, pero seguramente el más encantador exponente de una marca registrada, indeleble.

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Homenaje

La tela de la araña. UTN. 49