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Un documento que analiza diferentes aspectos (científicos, sociales, legales) de la práctica homeopática, la medicina complementaria de moda, desde un punto de vista crítico.
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1
HOMEOPATÍAPARA EL
ESTUDIANTE DE
MEDICINA UNA VISIÓN CRÍTICA A LA TERAPIA
COMPLEMENTARIA DE MODA
10 DE ABRIL DE 2013
SEMANA CULTURAL DE LA FACULTAT DE
MEDICINA I ODONTOLOGIA DE LA UNIVERSITAT
DE VALÈNCIA
Víctor Marcos Garcés
Jose Carlos Vaqué Alcázar
2
La primera gran virtud del hombre fue la duda; el primer gran defecto, la fe.
Carl Sagan.
Más información en la página web
http://homeopatiaparaelestudiantedemedicina.blogspot.com.es/
Colaboran
Asamblea de Representantes de la
Facultat de Medicina i Odontologia
de la Universitat de València.
Col·lectiu Els Quatre Gats.
Nota de los autores
Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés. No, no nos pagan las
malvadas empresas farmacéuticas para poner a caldo a la homeopatía. Sólo lo hacemos
porque nos encanta la Medicina y la ciencia (¡y aún más la Medicina científica!).
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons
Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0
Unported, por Víctor Marcos y Jose Carlos Vaqué.
Imagen de portada por Argonowwski en Wikimedia Commons (enlace).
3
Fuente:
Wikimedia Commons
ÍNDICE
1. Un poco de historia 4
2. Los tres principios de la homeopatía 5-8
3. El “caso Benveniste” 8-9
4. ¿Evidencia científica? 10-16
5. Efecto placebo 17-19
6. ¿Por qué se vende? Aspectos económicos y legales
20-28
7. What’stheharm? 29-31
8. Conclusiones 32-33
9. Referencias 34-39
4
1. UN POCO DE HISTORIA
A principios del siglo XIX, la medicina estaba comenzando a
convertirse en ciencia, pero todavía tenía mucho de arte. Los
médicos tenían conocimientos de anatomía, pero no de fisiología, y
mucho menos de histología. Las sangrías estaban a la orden del día.
Era la época de Virchow, Koch, Claude-Bernard, Pasteur,
Semmelweis, Purkinje, Ramón y Cajal, Lister y Roentgen.
Contemporáneo de todo este plantel encontramos a Samuel
Hahnemann, un médico desencantado de las prácticas que
se realizaban en aquella época.
Para constatar los efectos de la quinina la probó en sí mismo (cosa
habitual en esa época) y desarrolló los mismos síntomas que los
originados por el paludismo, objeto de tratamiento de la quinina.
Con este sencillo experimento Hahnemann creía demostrado el
principio de “lo similar cura lo similar”; además, notó que cuanto
menor era la dosis de quinina menores efectos perjudiciales le
proporcionaban: aquí nacieron las famosas diluciones
homeopáticas.
Para seguir con el desarrollo,
Hahnemann pensó que, ya que
la quinina produce los mismos
síntomas, será esto lo que trata,
dando el enfoque holístico a
la homeopatía y prescin-
diendo por completo de la
etiología.
Si un médico actual hubiera
examinado a Hahnemann habría
constatado que era hipersensible
(se cree que por idiosincrasia) a
la quinina y todo estaría
resuelto.
Daguerrotipo (fotografía en plata)
de Samuel Hahnemann, fundador
de la homeopatía, en 1841. Fuente:
WikimediaCommons.
5
2. LOS TRES PRINCIPIOS DE LA
HOMEOPATÍA
Se considera remedio homeopático todo aquello que cumpla los
siguientes principios:
Vitalismo: la homeopatía es una práctica holística que desde el
siglo XIX no ha variado, de forma que la etiología de todas las
dolencias es la que propuso su creador Hahnemann: un
desequilibro de tu energía vital. Además, como buena terapia
holística, trata sólo los síntomas individualmente.
Da lo mismo que el síntoma lo produzca una bacteria que un
mecanismo autoinmune, el tratamiento dependerá de las
circunstancias vitales del enfermo e irá enfocado al síntoma y no
al síndrome.
Similia similibus curantur: “Lo similar cura lo similar”.
Esto implica que, para tratar un síntoma, debemos administrar
una sustancia que provoque unos síntomas similares. Algunos
ejemplos son:
o Para tratar el dolor agudo se da algo que cause dolor agudo, en este caso apis mellifica (no es latín aunque lo parezca, es inventado), es decir, abeja.
o Para tratar la cianosis, el remedio homeopático se basa en cianuro.
o Para tratar el insomnio, el remedio homeopático se basa en cafeína.
o Para la congestión: alium cepa, es decir, cebolla.
6
o Para las quemaduras graves: sephia medicinalis, es decir, sepia de toda la vida, porque tiene tinta y la tinta es negra, como las quemaduras graves.
o Para la tos: tabacum.
o Para el picor de garganta: agua de vichy.
o Para la tos explosiva: trinitrotoluenum, más conocido como dinamita.
o Para el cáncer: astavus fluvicticus o cangrejo de río.
o Para la inquietud: agua de mar, que nunca está quieta.
o Para las convulsiones: electricidad.
o Para la sensación de opresión: muro de Berlín.
o Para las molestias de espalda: agua del Océano Atlántico, por donde está la dorsal atlántica.
o Para los problemas femeninos: luz de Venus.
7
Potenciación: es un concepto ideado por Hahnemann que se
basa en que cuanto más diluida esté una sustancia más potencia
farmacológica posee. Esto significa que 0.5 mg de Ibuprofeno
son más efectivos que 600mg. Por ello, los homeópatas utilizan
diluciones.
Una dilución 1CH (centesimal hahnemaniano) equivale a coger
una gota de compuesto original y mezclarla con 99 gotas de agua;
2CH sería coger una gota de lo anterior y añadirlo a 99 de agua.
Existen diluciones de hasta 10.000CH, pero las más habituales
rondan entre los 30 y 50CH. Para entender lo que significa una
dilución de 30CH, imagina una esfera de agua con un diámetro de
150 millones de kilómetros (es la distancia que hay entre la Tierra
y el Sol). La luz tarda ocho minutos en recorrer esa distancia.
Imagina una esfera de agua de ese tamaño con una molécula de
una sustancia disuelta en ella: eso es una dilución 30 CH (para
los pedantes: es 30.89 CH).
Una dilución homeopática 30CH equivale a una molécula del principio
activo disuelta en una esfera de agua cuyo radio es igual a la distancia entre
la Tierra y el Sol. Fuente: WikimediaCommons.
Para poder llamarse dilución homeopática, además, tiene que sufrir
un proceso llamado “sucusión” en el que Hahnemann golpeaba el
preparado 3 veces contra una biblia, pero ahora simplemente
consiste en un agitado vigoroso.
8
Un simple cálculo nos permite saber que, a partir de la 12CH, no
hay ninguna molécula original en la dilución. Por eso, los
homeópatas se apoyan en que “el agua tiene memoria”. Sí, ellos
dicen que el agua “recuerda” las moléculas con las que ha estado en
contacto y mantiene su energía o “estado cuántico” según las
fuentes, por eso es capaz de curar. El por qué solo “recuerda” lo que
al homeópata le conviene sigue siendo un misterio.
La “memoria del agua” es una teoría que intenta explicar el mecanismo de
acción de la homeopatía: como en la inmensa mayoría de las diluciones
que se utilizan no hay ni una molécula de principio activo (soluto),
necesariamente debe ser el agua (el disolvente) la que tenga un efecto
terapéutico. Sin embargo, esta teoría, además de contradecir todos los
conocimientos actuales en física y química, no ha sido demostrada en
ninguna experimentación. Fuente de la imagen: hugorulez.
3. EL “CASO BENVENISTE”
En el año 1988, la prestigiosa revista Nature publicaba un artículo
con el título “Human basophil degranulation triggered by very
dilute antiserum against IgE”, dirigido por el inmunólogo
francés Jacques Benveniste (3.1., 3.2.). En este estudio, se añadía a
un cultivo de basófilos humanos una solución con anticuerpos anti-
IgE, que provocaba la degranulación de estas células y la liberación
de histamina; el interés radicaba en que los investigadores diluían el
9
anti-IgE hasta niveles en los que no quedaba ni una sola molécula
de anticuerpo, ¡pero aún así los basófilos seguían degranulándose!
Los autores concluyeron que esto podía deberse a la “transmisión de
la información biológica a la estructura molecular del agua”,
suponiendo, por tanto, una prueba científica de la
controvertida “memoria del agua”, cosa que podía dotar de
una explicación plausible, desde un punto de vista físico y químico, a
la homeopatía.
John Maddox, editor de Nature por aquel entonces, supuso que la
investigación sería controvertida, así que decidió publicarla con un
aviso: “Puede que los lectores de este artículo compartan la
incredulidad de los revisores; por lo tanto, Nature ha solicitado que
investigadores independientes observen la repetición del
experimento”. Él mismo lideró el equipo de investigación, en el que
incluyó al químico y experto en fraudes Walter Stewart, y al mago y
escéptico James Randi (3.3., 3.4.).
Cuándo repitieron el experimento bajo
condiciones de “cegado”, codificando las
muestras para que los investigadores no
supieran si se trataba de los controles o
de las soluciones diluidas, los resultados
fueron decepcionantes: no había
degranulación de los basófilos ni
memoria del agua. Todo se debió a
sesgos, controles inadecuados, conta-
minación de equipos y selección de
datos. El artículo inicial quedó por tanto
en evidencia; aunque Benveniste, por su
parte, nunca se retractó de éste, su
reputación quedó seriamente dañada.
Posteriormente, llegó a afirmar que la
información molecular también podía
transmitirse por teléfono. Estos dos
“descubrimientos” le fueron reco-
nocidos con dos premios Ig Nobel,
uno en 1991 y otro en 1998(3.5., 3.6.). Jacques Benveniste en su
laboratorio. Fuente: enlace.
10
4. ¿EVIDENCIA CIENTÍFICA?
El 14 de diciembre de 2009, la Organización Médica Colegial
(OMC) española reconoció la homeopatía como “acto
médico”, con el objeto de “proteger la salud de la población” e
“impedir que esas actividades que se practican con ciudadanos no
las lleven a cabo personas sin la formación adecuada”, según su
comunicado (4.1.). La OMS también reconoce la homeopatía como
“medicina tradicional y complementaria” (lo cual significa,
simplemente, que reconoce su existencia)(4.2.). Es innegable que la
homeopatía existe, que algunos médicos la recetan, y que la
población la utiliza: según una encuesta de Laboratorios Boiron, un
33% de la población española ya la ha utilizado para tratar
distintos problemas de salud, y un 27% la usa con frecuencia
ocasional o habitual(4.3.).
Según Javier Lanuza, profesor de Farmacología y Director de la
Cátedra Boiron de Homeopatía en la Universidad de Zaragoza, “la
homeopatía es una realidad social que está ahí”(4.4.). Ante
este panorama abrumador, cabe esperar que la ciencia aporte
evidencias sobre la eficacia clínica de unos “medicamentos” cuyo uso
está, sin duda, ampliamente extendido en la población.
Una búsqueda en PubMed con el término “homeopatía*” arroja
4594 resultados; en Embase, la cantidad asciende a 8874
resultados. Esto indica que hay un interés científico actual en la
homeopatía, con lo cual la afirmación de que “no se investiga
en homeopatía” es patentemente falsa. Entre los resultados
hay numerosos ensayos clínicos, metaanálisis y revisiones
sistemáticas.
Un metaanálisis de 1997 publicado en
la prestigiosa revista The Lancet por
Linde et al (4.5.) adquirió gran relevancia
por comparar los efectos clínicos de la
homeopatía con el placebo. Los autores concluyeron que, a pesar de
no haber suficiente evidencia como para afirmar que la homeopatía
fuera claramente eficaz, los resultados parecían indicar que
los efectos observados no se debían completamente al
1997
11
efecto placebo. Una buena noticia para los defensores de la
homeopatía, quienes vieron en este artículo la prueba definitiva de la
efectividad de esta terapia. Pero, poco después, otros autores (4.5.)
criticaron algunos aspectos del metaanálisis, básicamente, por
incluir un probable sesgo por la baja calidad de muchos estudios
incluidos, que tendían a favorecer a la homeopatía más que los
estudios de mayor calidad e inclinaban la balanza decisivamente.
Incluso los propios autores, Linde et al, en
otra publicación en 1999 (4.6.),
reflexionaron sobre el impacto de la calidad
del estudio en los resultados obtenidos en
ensayos clínicos de homeopatía controlados
con placebo: concluyeron que, efectivamente, “los estudios con
una mejor calidad metodológica tienden a mostrar
resultados menos positivos”.
La polémica continuó hasta que en 2005 la misma revista The
Lancet publicó otro metaanálisis por Shang at al (4.7.) en el
cual se comparaban ensayos controlados con
placebo tanto en alopatía (medicina
convencional) como en homeopatía. La
conclusión era contundente: “los hallazgos
son compatibles con la noción de que los
efectos clínicos de la homeopatía son efectos placebo”. No
sólo eso, sino que, además, la propia revista publicó en el mismo
número un demoledor editorial con el título “The end of
homoeopathy” (4.8.) en el que se afirmaba que “(...) el tiempo ha
pasado para los análisis selectivos, los reportes sesgados, y para
continuar invirtiendo en investigación para perpetuar el debate de
homeopatía versus alopatía. Ahora, los médicos deben ser
valientes y honestos con sus pacientes sobre la falta de
eficacia de la homeopatía (...)”.
Esta publicación también provocó mucho revuelo y fue criticada,
entre otros, por los autores del metaanálisis de 1997, Linde y
Jonas (4.9.), quienes reconocen que su artículo fue “desafortunada e
incorrectamente usado por los homeópatas como evidencia de que
su terapia estaba probada”, pero afirman sentirse decepcionados de
1999
2005
12
que “ahora la revista utilice incorrectamente un estudio similar de
un modo completamente acrítico y polémico”.
También los propios homeópatas
respondieron. Por ejemplo, la Asociación
Suiza de Médicos Homeópatas
(SVHA), en un artículo en la revista
Homeopathy (4.10.), critica el metaanálisis en
unos términos tan curiosos como los que siguen: “(...) el
metaanálisis puede ser estadísticamente correcto, pero su validez y
significancia práctica pueden verse en un vistazo: ¡ni un solo
homeópata cualificado trataría nunca a ningún paciente en la
práctica clínica como se hace en los 110 ensayos analizados! (...) Se
confunde la práctica homeopática habitual con formas
distorsionadas de estudio que violan hasta las reglas más
básicas de la homeopatía”. Lo cual supone una falacia del tipo
“no se puede demostrar que la homeopatía funcione mediante los
estrechos esquemas de la ciencia actual (aka. formas
distorsionadas de estudio)”, y nos plantea indudablemente la
siguiente pregunta: entonces, si no es mediante la ciencia, ¿cómo se
demuestra su eficacia? Estos autores insisten en situar a la
homeopatía en el campo de lo indemostrable (es decir, en el
campo de lo místico), y aquello que no se puede demostrar, no es
conocimiento empírico, y por tanto, no es ciencia, y, por tanto,
tampoco puede ser medicina (al menos, no medicina basada en la
evidencia).
Además de estas evidencias, desde el año 2008, la prestigiosa
Colaboración Cochrane ha publicado 13 revisiones
sistemáticas sobre la homeopatía, en ninguna de las cuales hay
eficacia más allá del efecto placebo (4.11.).
No solamente las revistas científicas se han
pronunciado sobre la homeopatía: también
algunas organizaciones gubernamentales han
aportado su contribución al debate.
El primer informe que salió a colación fue el del Comité de
Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes (el
equivalente a nuestro Congreso de los Diputados) de Reino
2006
2010
13
Unido, en el año 2010(4.12.). La conclusión del informe era
tajante: “(...) el Gobierno no debería respaldar el uso de placebos
como tratamiento, incluyendo la homeopatía. La homeopatía no
debería estar financiada en el NHS* y la MHRA* debería
dejar de otorgar licencias a productos homeopáticos”.
A pesar de ello, el Gobierno británico decidió mantener a la
homeopatía dentro del NHS, bajo la premisa de que “la eficacia de
un tratamiento es importante, pero también la elección del paciente
es un factor a considerar” (4.13.). ¡Como si sacar a la homeopatía del
NHS violara la libertad de elección del paciente! Tal vez la estrecha
relación de la Familia Real británica con la homeopatía influyera
algo en la decisión (4.14.).
Poco tiempo después, Ichiro Kanazawa,
presidente del Consejo Científico de
Japón (SCJ), afirmó que “la capacidad
terapéutica de la homeopatía ha sido
científica y concluyentemente refutada” (4.15.). La Asociación Médica
Japonesa y la Asociación Japonesa de Ciencias Médicas respaldaron
el contenido del mensaje de Kanazawa. Y la British Medical
Association (BMA) llegó a afirmar que la homeopatía era
“brujería” y que “no debería ser pagada por el NHS hasta que no
haya evidencia de que funcione” (4.16.).
Un poco más tarde, en febrero de 2011, la Royal Pharmaceutical
Society emitió un comunicado dirigido a la MHRA en el cual
instaba a dicha agencia reguladora a exigir a los remedios
homeopáticos pruebas de eficacia mediante ensayos clínicos
aleatorizados; en caso contrario, no deberían incluir ninguna
indicación terapéutica en el envase ni en el prospecto, y
“no deberían ser llamados “medicinas”” (4.17.).
Pero aún hay más. También en 2011, la NHMRC (National
Health and Medical Research Council) australiana emitió
un comunicado público sobre la homeopatía en el cual afirmaba
que “no es ético que los profesionales de la salud traten a
sus pacientes con homeopatía, por el motivo de que la
homeopatía (como fármaco o procedimiento) han demostrado no
ser eficaces” (4.18.).
*NdT: el NHS (National Health Service) es el equivalente británico a nuestro SNS (Sistema Nacional de Salud). El MHRA (Medicines and Healthcare Products Regulatory Agency) es el equivalente a nuestra AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios).
2011
14
Aquí en España, el Ministerio de Sanidad, Política Social e
Igualdad publicó en diciembre de 2011 su conocido
informe sobre la situación de las terapias naturales (4.19.). Sobre la
homeopatía, concluye que “(...) la homeopatía no ha probado
definitivamente su eficacia en ninguna indicación o situación
clínica concreta (...) resulta difícil interpretar que los resultados
favorables encontrados en algunos ensayos sean diferenciables del
efecto placebo”. También afirma la seguridad de esta terapia.
Tras todo este aluvión de recomendaciones contrarias a la práctica
de la homeopatía, también en 2011, una comisión del Gobierno
suizo finalizó su propio informe sobre la homeopatía, esta
vez ¡favorable! La conclusión era que “(...) hay suficiente
evidencia sobre la eficacia preclínica y clínica de la
homeopatía (niveles de evidencia I y II) y sobre su seguridad y
economía comparada con el tratamiento convencional” (4.20.). Este
informe se vendió como “más serio que otros informes de otros
países” por “la reconocida y respetada historia de neutralidad del
Gobierno suizo” (4.21.), en un claro intento de desprestigio de los
informes desfavorables previamente publicados.
Las reacciones no se hicieron esperar. En
primer lugar, Felix Gurtner, de la Oficina
Federal de Salud Pública suiza, aclaró que
el informe no debía considerarse como
“publicado o comisionado por el Gobierno suizo”(4.22.),
desmarcándose así el Gobierno de dicho informe (que fue algo así
como un informe independiente y no solicitado). En segundo lugar,
es destacable la crítica de Shaw en 2012(4.23.), con los siguientes
argumentos:
a) Los autores del informe seleccionan los artículos según lo que
llaman “real-world efectiveness”, que viene a ser un
intento de cambio en las reglas habituales de evidencia
científica (4.24.) y resulta en la elección de artículos de baja
calidad (y, por tanto, más favorables) porque se aproximan
más a la práctica clínica habitual de la homeopatía (en la que
no hay ni dobles ciegos, ni placebos, ni nada que se le
aproxime). Las palabras de los propios autores son muy
2012
15
esclarecedoras: “Si la homeopatía es muy sugestiva de ser
eficaz pero esto no puede ser probado consistentemente en
ensayos clínicos, surge la pregunta de qué condiciones
son necesarias para que la homeopatía demuestre su
eficacia y su potencial (...)”. Un burdo intento de justificar
el sesgo de selección de artículos favorables porque la
homeopatía no se ajusta a los estrechos estándares de la
ciencia actual (como ya hemos comentado previamente).
b) Los autores no llevan a cabo una revisión sistemática
propiamente dicha por los “problemas de infraestructura,
metodología y tiempo”. Esto implica que el criterio utilizado
para seleccionar los artículos se aleja del rigor y la
imparcialidad científica y se acerca flagrantemente al “cojo este
porque me da la gana y es favorable a mis creencias”.
c) Los autores declaran no tener ningún conflicto de
interés, a pesar de que la mayoría de ellos son
médicos homeópatas (sólo uno no lo es). Los homeópatas
creen que la homeopatía funciona y les conviene desde un
punto de vista profesional y financiero que se reconozca su
eficacia: si esto no es conflicto de interés, no sabemos qué
puede serlo.
En definitiva, mucho hay publicado sobre homeopatía. Los artículos
científicos aportan numerosas contradicciones en los resultados, en
parte por el sesgo de la calidad de la publicación, pero los
metaanálisis realizados hasta la fecha al respecto arrojan resultados
o bien inconclusos y del tipo “podría ser”, o bien claramente
negativos. Podemos decir que, hoy en día, la homeopatía no
está respaldada por suficiente evidencia científica
en ninguna indicación terapéutica, y sus efectos
terapéuticos son debidos única y exclusivamente al
efecto placebo.
Conclusiones
16
Ante este desolador panorama desde un punto de vista de la
evidencia científica, la pregunta es obligatoria: ¿hasta cuándo es
necesario seguir investigando para convencernos
definitivamente de que la homeopatía no es eficaz? El
debate parece ser interminable; la testarudez de los empeñados en
obtener algún resultado positivo, infinita; y, mientras tanto, se
gastan recursos estérilmente en intentar demostrar la eficacia de una
terapia para nada prometedora.
En ciencia, nada hay más sano que el cambio de opinión cuando la
evidencia no favorece nuestras creencias. La ciencia ha
fisgoneado en la habitación de la homeopatía y no ha
encontrado nada más que placebo y creencias
místicas.Ahora es tiempo de que los homeópatas decidan si
quieren estar del lado de la ciencia (y abandonen la práctica de una
terapia no demostrada científicamente), o prefieren quedarse en el
lado de la fe, lo mágico y lo indemostrable.
Nota de los autores: hemos seleccionado los artículos clásicamente más
comentados y relevantes, pero, aún así, en un sano ejercicio de práctica
científica, recomendamos encarecidamente consultar los enlaces
proporcionados y otras fuentes de información. Hemos intentado que la
imagen sea lo más global y objetiva posible. También hemos omitido a
propósito toda la información “basura” contenida en diferentes páginas web,
limitándonos a lo científico, demostrable y de calidad.
Fuente: Wikimedia Commons.
17
5. EFECTO PLACEBO
La homeopatía puede dar sensación de eficacia, seguro que todos
hemos oído el “a mí me funciona” o incluso hemos notado ese
efecto.
El conocido efecto placebo es uno de los mecanismos capaces de
explicar eso. El efecto placebo es el fenómeno por el cual los
síntomas de un paciente pueden mejorar mediante un tratamiento
con una sustancia inocua, es decir, una sustancia sin efectos
directamente relacionados con el tratamiento de los síntomas o la
enfermedad.
Los ensayos para validar los fármacosutilizan placebos. De esta
forma, se puede controlar cuando los síntomas mejoran mediante
este fenómeno y analizar adecuadamente la eficacia del tratamiento.
Cuando un tratamiento no funciona significativamente mejor que
el placebo, se considera ineficaz e inadecuado para dicha
enfermedad.
Notamos el efecto placebo todos los días cuando nos despejamos
nada más tomar un café (tarda 4 horas); cuando el antibiótico o el
Frenadol® nos cura la gripe; o al tomar Actimel® o zumo de naranja.
El mecanismo de este fenómeno se desconoce; se cree que el hecho
de creer que estás realizando una acción a favor de tu salud activa
una parte del cerebro que libera neurotransmisores que se
encargan de hacerte sentir mejor o incluso puede liberar citokinas y
luchar más eficazmente contra una infección.
Los homeópatas se escudan en que sus terapias funcionan también
en animales y en niños y en estos no puede existir efecto placebo
porque no saben cuándo se están tomando algo ni pueden tener
expectativas al respecto.
Una búsqueda bibliográfica nos enseña lo fascinante que es el efecto
placebo. A parte del típico “la inyección funciona mejor que la
pastilla”, el placebo funciona igual si los enfermos saben que lo que
están tomando es placebo (5.1.). Además, también está demostrado
que funciona en animales(5.2.) (perros (5.3.), ratas(5.4.), etc.).
18
La potencia del placebo depende de factores como la vía de
administración (las jeringuillas son en general más potentes que las
pastillas), el tamaño (pastillas más grandes son más potentes), el color
(pastillas coloridas más potentes que las blancas) e incluso el precio (los
tratamientos “placebo” más caros también son más potentes). Fuente:
Wikimedia Commons (1, 2 y 3).
Por todo esto, podemos decir que el efecto placebo explica
fuertemente esa eficacia subjetiva de la homeopatía.
Además, juega un papel la magia de la regresión a la media. Para
los más estrictos, la regresión a la media es la tendencia a volver al
centro de una curva normal cuando la enfermedad te ha desplazado
hacia un extremo.
Esto implica que,cuando uno está enfermo suele tender a mejorar
hasta volver a estar sano y es lo que nos ha pasado a todos cada vez
que hemos estado enfermos o hemos sufrido un brote de
enfermedad. Tomar homeopatía o no tomarla no influye en este
proceso.
Aquí debemos considerar el sesgo cognitivo que hace que
asociemos el curarnos a haber tomado homeopatía. Es el
19
mismo que asociamos a los calzoncillos de la suerte, a los amuletos o
a tirar los dados de una forma concreta. El mismo que hace a la
paloma de Skinner (5.4.) apretar la palanca. Nuestro cerebro
asocia inconscientemente correlación con causalidad y es tarea de
nuestra conciencia descartar estas asociaciones falsas. Eran muy
útiles en la época prehistórica, cuando asociar haberse comido una
baya y sentirse mal podía
salvarte la vida. Ahora solo
sirve para hacer creer a la
población en la magia(5.5.).
A pesar de ello, seguramente algunos pensarán que, aún asumiendo
que la homeopatía sólo funciona como “efecto placebo”, ¿por qué
no darla precisamente como eso, como placebo? El uso de
placebos en la práctica clínica no es en absoluto una prohibición; de
hecho, cualquier acto médico incluye inherentemente un cierto
efecto placebo. Pero el uso de placebos no está exento de riesgos y
debe seguir unas directrices. La AMA (American Medical
Association), en un informe de 2006(5.7.), reflexiona sobre los
peligros de tratar con placebo a un paciente sin su
conocimiento ni consentimiento (deterioro de la confianza y de la
relación médico-paciente, vulneración del principio de autonomía,
etc), y establece unas directrices que permiten respetar el derecho a
decidir del paciente al mismo tiempo que mantienen la eficacia del
placebo (p.e. informar al paciente de que se utilizará un placebo,
pero sin especificar cuándo). La homeopatía en su uso habitual no
cumpliría estas directrices, ya que no se trata a los remedios
homeopáticos como si fueran placebos, sino como “fármacos” tan
válidos como los de la medicina alopática (a pesar de la contraria
evidencia científica).
En el experimento de Skinner en
1948, las palomas asociaban un
comportamiento supersticioso (p.e.
mover las alas) con la activación del
mecanismo que les permitía comer
(que se activaba cada 20 segundos
independientemente de lo que
hicieran las palomas). Fuente:
Wikimedia Commons.
20
6. ¿POR QUÉ SE VENDE? ASPECTOS
ECONÓMICOS Y LEGALES
Si la evidencia científica
está tan en contra de la
homeopatía, entonces,
¿por qué se vende tanto? La respuesta más ilustrativa la aportó en
2009 Paul Bennett, el director de estándares profesionales
de Boots (la principal cadena de farmacias británica): “vendemos
homeopatía porque se vende, no porque funcione (...); no
tengo ninguna evidencia para sugerir que sea eficaz” (6.1.). Dicho de
otra forma: la homeopatía se vende porque la gente la
compra.
La explicación de porqué la gente compra homeopatía no difiere
mucho de lo expuesto en la sección previa:
1. De hecho, la homeopatía funciona, aunque sólo como efecto
placebo, con lo cual los pacientes pueden percibir un beneficio
que es real.
2. El ser humano es supersticioso (como las palomas de Skinner)
y tendemos a establecer relaciones causa-efecto donde no las
hay. Esto quiere decir que, además del beneficio por el efecto
palcebo, establecemos una asociación entre la toma de un
“medicamento” homeopático (p.e. Oscillococcinum) y la
resolución o mejoría de nuestros síntomas (p.e. un resfriado
común), y concluimos que el “medicamento” nos cura el
resfriado (aunque se sabe que éste dura una semana sin
tratamiento y 7 días con él).
En cualquier caso, intentar justificar la eficacia de la homeopatía
mediante argumentos de éxito numérico o financiero supone una
falacia ad populum. El éxito de ventas no es en absoluto
indicativo ni de evidencia científica favorable ni de eficacia clínica; la
evidencia científica no depende de la popularidad en la población,
del mismo modo que la veracidad o falsedad de una afirmación es
independiente o no reside en el número de personas que creen en
ella. Dicho más llanamente: una tontería creída por dos millones de
personas no deja de ser una tontería(6.2.).
El “porqué” social
21
Una variante de este
argumento es la que
afirma que la homeopatía está regulada o “legalizada en muchos
países como Alemania, Francia, Inglaterra, Italia, Bélgica,
Holanda, Suecia, Suiza, EE.UU., Canadá, Méjico, Brasil, Argentina,
Rusia, India...”(6.3.). Efectivamente, un gran número de países
regulan de una u otra forma la homeopatía(6.4.). Pero la
legalización simplemente significa que su práctica es legal, no que
sea eficaz (del mismo modo que hurgarse la nariz con la finalidad de
tratarse un resfriado es legal, pero totalmente ineficaz), y el hecho
de estarlo en muchos países nos devuelve de nuevo a la falacia ad
populum.
En el caso de España, un paso importante en la regulación de la
práctica de la homeopatía tuvo lugar en el año 2009, cuando la
Organización Médica Colegial (OMC) declaró la homeopatía como
“acto médico”(4.1.). Esta noticia fue muy controvertida, pero desde
la OMC la justificaron por la necesidad de evitar el intrusismo que
suponía que una persona con insuficientes conocimientos en
fisiopatología, diagnóstico, diagnóstico diferencial y tratamiento (y,
en general, cualquier conocimiento que tiene un médico) ejerciera
una pseudo-medicina, con los peligros que esto podría causar al
paciente(6.5., 6.6.). Es decir, que si la homeopatía se tiene que
“ejercer”, mejor que la ejerza un médico titulado. Pero la situación
hoy en día es de permisividad legal absoluta, ya que cualquier
persona con un “título” en homeopatía de cualquier centro o
institución se cree en disposición de tratar a pacientes, lo hace así, y
no hay ningún problema (mientras no muera nadie; entonces ya el
asunto llama más la atención (6.7.)). Como reza una página web
dedicada a la homeopatía: “Un homeópata NO es un médico. No
hacemos diagnóstico, no prescribimos medicina alopática, no
operamos, ni tantas otras cosas tan necesarias que nos aporta la
medicina convencional” (6.8.). Se apela a los principios éticos y se
afirma que, en caso de duda, siempre se remite al paciente al médico
de verdad. Pero, ¿no se confía demasiado en la buena voluntad del
“profesional”? Y, aún así, ¿hasta qué punto un homeópata
tiene conocimientos suficientes como para detectar a los
El “porqué” político
22
pacientes graves y remitirlos al médico convencional? Para
saber esto (que se llama “diagnóstico diferencial”), ¿no hay que
estudiar la carrera de Medicina?
Esta situación sería comparable a permitir que un no-electricista
valorara la instalación eléctrica de nuestra casa y determinara si es
segura o no, con el riesgo de incendio que un cableado deteriorado
supone. ¿Está esta persona suficientemente cualificada para hacer
un “diagnóstico”?
Por estos motivos, la práctica de la homeopatía necesita, al menos en
España, una regulación más efectiva que garantice, en todo caso,
la seguridad y adecuado tratamiento de los pacientes. Y difícilmente
se conseguirá esto permitiendo que incurran en la medicina
terapéutica individuos insuficientemente preparados.
Otro argumento postula que la homeopatía está financiada por
tres sistemas sanitarios públicos europeos de tres países muy
respetables: Reino Unido, Alemania y Francia. La situación actual es
la siguiente:
En Reino Unido, la homeopatía está financiada por el
NHS (National Health System); a pesar de que en el informe
de 2010 de la Cámara de los Comunes(4.12.) recomendó al
Gobierno detener la financiación, éste hizo caso omiso bajo el
postulado de respetar la libertad de elección del paciente.
En Francia, la homeopatía está financiada por el
sistema sanitario público, que reembolsa un 35% del
coste del remedio homeopático, en comparación con el
reembolso de aproximadamente el 70% para los
medicamentos alopáticos (6.9.).
En Alemania, des de el año 2004, la homeopatía ya no está
financiada por el Government Health Insurance System
(GKV)(6.9.).
23
Queda claro que la
homeopatía se vende
y que incluso algunos países europeos la incluyen dentro de su
sistema sanitario público. Y todo esto a pesar de la desfavorable
evidencia científica. Por tanto, se están vendiendo a la población
unos “medicamentos” cuya eficacia no ha sido demostrada. Con lo
cual la pregunta que surge ahora es: ¿por qué se permite esto
legalmente?
Antes de que un medicamento alopático salga al mercado, debe ser
aprobado por la correspondiente agencia reguladora (que en el caso
de EEUU es la Food and Drug Administration, FDA, y en el caso de
España es la Agencia Española de Medicamentos y Productos
Sanitarios, AEMPS), y para ser aprobado, debe demostrar su
SEGURIDAD en la posología farmacológica indicada y su
EFICACIA para la indicación terapéutica que se aprueba (6.10.).
Esto es así para los medicamentos alopáticos... ¡pero no para los
“medicamentos” homeopáticos!
A lo largo de los últimos años, se han aprobado una serie de
directivas y leyes (6.11., 6.12., 6.13., 6.14.)que, en resumidas cuentas,
permiten a los productos homeopáticos un “procedimiento de
registro simplificado”, según el cual quedan exentos de
demostrar se EFICACIA para ser aprobados (textualmente: “la
prueba del efecto terapéutico no será necesaria para los
medicamentos homeopáticos”). Este dato así expuesto puede
parecer poco relevante. Haremos un poco de énfasis para destacar su
importancia: se están aprobando y poniendo en el mercado unos
productos supuestamente terapéuticos que no han demostrado ser
eficaces. Se están vendiendo unos “medicamentos” que no han
tenido que pasar ningún control de eficacia, ¡pero que prometen las
mil y una maravillas en cajetilla, publicidad y prospectos! Esta
situación de sinvergüencería absoluta sólo es equiparable a la más
superchera de las teletiendas.
En España, la primera legislación sobre los
“medicamentos” homeopáticos se aprobó en 1994, tras la
El “porqué” legal
24
cual se dio un periodo de 6 meses para regularizar los productos
homeopáticos que ya estaban en el mercado bajo una situación de
“alegalidad”, según las condiciones de alfombra roja y puertas
abiertas de par en par que se mencionan. Pero ningún producto
homeopático se acogió a esa regulación. De hecho, la primera noticia
al respecto data del 20 de marzo de 2012, cuando la AEMPS
autorizó los primeros 12 “medicamentos”
homeopáticos(6.15.). ¿Por qué? Porque la legislación, a pesar de ser
tan permisiva respecto a la prueba de la eficacia, ponía tres de
condiciones a los remedios que quisieran ser regulados por esa
“puerta de atrás”:
a) Que su vía de administración sea oral o externa.
b) Ausencia de indicación terapéutica particular en la
etiqueta o en cualquier información relativa al medicamento
(en España, en concreto, se exige explícitamente la frase
“Medicamento homeopático sin indicaciones
terapéuticas aprobadas”).
c) Que su grado de dilución garantice la inocuidad del
medicamento, en particular, el preparado no deberá
contener más de una parte por 10.000 de tintura
madre.
Algunos “medicamentos” homeopáticos incumplen la primera
condición, al ser inyectables; otros, la tercera, al no estar
suficientemente diluidos (1/1000 o incluso sin dilución –sí, para
nosotros también es inexplicable-). Pero la que con más razón
determinó que ni un remedio homeopático se regularizara durante
tantos años fue la condición número dos, que exigía eliminar
cualquier referencia a indicación terapéutica e incluir la frase
lapidaria “medicamento homeopático sin indicaciones terapéuticas
aprobadas”.
Siguiendo con el ejemplo de teletienda, esto es el equivalente a
anunciar el producto como “comprad esta fantástica aspiradora,
que no ha demostrado que sirva para aspirar el polvo”, o bien “esta
máquina supuestamente estimula eléctricamente los músculos del
abdomen, pero no sirve para fortalecer los abdominales”.
25
Y es evidente que un “medicamento homeopático sin indicaciones
terapéuticas aprobadas” (como reza el Vademecum para los 12
remedios aprobados (6.16.)) no se puede comparar con un, por
ejemplo, “medicamento homeopático utilizado tradicionalmente en
el tratamiento preventivo y sintomático de los estados gripales”
(como reza en el prospecto de Oscillococcinum, el medicamento
estrella de Boiron).
Historial de las normativas europeas y españolas regulando los
“medicamentos” homeopáticos hasta la primera autorización por parte
de la AEMPS. Fuente: elaboración propia.
La pregunta ahora es: si sólo hay aprobados para su
comercialización 12 “medicamentos” homeopáticos, ¿en qué
situación legal se encuentra el resto? Pues se encuentran en
un limbo legal garantizado por una disposición transitoria al Real
Decreto de 2007, y sin vistas de resolverse pronto (6.17.). En cualquier
caso, es indudable que la inmensa mayoría de los productos
homeopáticos que se ven hoy en día en los estantes de las farmacias:
26
No han sido aprobados por la AEMPS(y según la ley
“ningún medicamento elaborado industrialmente podrá ser
puesto en el mercado sin la previa autorización de la Agencia
Española de Medicamentos y Productos Sanitarios e
inscripción en el Registro de Medicamentos”(6.18.)), con lo cual
su venta en el mercado es, cuanto menos, dudosa.
No han tenido que demostrar eficacia clínica (pero a
pesar de ello se permiten el lujo de adornarse con no
demostradas y numerosas indicaciones terapéuticas).
Por último, se ha
vendido la imagen de los
productos homeopáticos
como seguros (cierto en la mayoría de los casos, pero no en todos),
eficaces (flamantemente falso) y naturales.
Los productos “naturales” gozan de una gran popularidad en la
población por la falsa asociación que se hace entre
“químico/sintético = malo/perjudicial” y “natural = bueno/sano”.
Ignorando, por supuesto, el hecho de que todo, absolutamente todo,
es química; y también ignorando el hecho de que lo “natural” incluye
cosas como el arsénico, la caca y los cocodrilos (parafraseando a Tim
Minchin). La homeopatía sería “natural” desde un punto de vista
estricto, ya que sólo contiene agua, azúcares y cantidades
infinitesimales (y, en la mayor parte de los casos, ausentes) de la
tintura madre; pero sería altamente “sintética” en el sentido de que
hay una empresa farmacéutica que se encarga de su síntesis y venta
a gran escala. Esto no difiere en absoluto de lo que podríamos decir
de cualquier fármaco alopático: sería tan “natural” o tan “sintético”
como quisiéramos considerarlo. Por tanto, la homeopatía se asocia
con una etiqueta, la de “natural”, que, además de no significar nada
desde un punto de vista científico (ni implicar intrínsecamente
ningún beneficio, eficacia o seguridad per se), tampoco se
corresponde con el sentido y el juicio de valor que se le da
coloquialmente a los productos “naturales”.
El “porqué” natural
27
Esta dicotomía natural=bueno/químico=malo se mezcla, en muchas
ocasiones, con la crítica a las grandes farmacéuticas, que
amasan grandes fortunas vendiendo fármacos a la población.
Escándalos verdaderos como el del Vioxx (6.19.) o falsos como el de la
vacuna triple vírica produciendo autismo (6.20.) han empañado la
percepción social hacia estas empresas que, efectivamente, se basan
en el lucro económico.
Pero, al respecto, hay que considerar tres aspectos.
El primero, desde un punto de vista formal: el hecho de
considerar a las grandes farmacéuticas como “malvadas”, no
convierte automáticamente a la homeopatía, por pura
oposición, en “buena”. Curiosamente, en muchas ocasiones, la
crítica a las grandes farmacéuticas (A) se acompaña de
idolatría de las terapias alternativas a los medicamentos
convencionales, en este caso, la homeopatía (B). La falacia
lógica consiste en convencer a la población de que A es lo
contrario o lo opuesto a B; por tanto, si A es malo, y A es lo
contrario que B, entonces B es “no-malo”, es decir, bueno.
Pero esta oposición homeopatía-alopatía no es cierta. El
segundo aspecto que conviene recordar es que la homeopatía
no es algo que se practiques desinteresadamente y sin ánimo
de lucro: la homeopatía la fabrican, en su mayoría, las grandes
farmacéuticas homeopáticas (Boiron, Heel, etc), que no
dejan de ser empresas con ánimo de lucro. Boiron, por
ejemplo, factura al año 464 millones de euros (datos del año
2008) (6.21.), una cantidad relativamente modesta si lo
comparamos, por ejemplo, con Pfizer (49.342 millones de
euros en 2010 (6.22.)), pero que aún así sigue siendo una
facturación propia de una gran empresa.
En tercer lugar, y siguiendo con el ejemplo, también es
destacable que, mientras Pfizer gasta un 14% de su facturación
en I+D+i y tiene a más de 11000 investigadores en plantilla,
Boiron gasta en I+D+i un 1,4% de su facturación y tiene a 10
investigadores en plantilla. Recordemos que Boiron y el resto
de farmacéuticas homeopáticas, para poner sus productos en
el mercado, no necesitan demostrar la eficacia de sus
28
productos (de hecho, ni siquiera necesitan que sean
aprobados por la agencia reguladora estatal debido a la
permisividad legal que existe al respecto), con lo cual, ¿para
qué invertir en I+D+i? Además, la homeopatía es una
disciplina “científica” que no ha cambiado sus postulados en
los más de 200 años de su historia, ya que estos postulados, al
más puro estilo religioso, ya estaban determinados a priori,
independientemente de la evidencia científica o las
observaciones empíricas al respecto. Esto constituye una
inversión de 180 grados del método científico: mientras que en
la verdadera ciencia el proceso investigador es “aquí están los
datos ¿qué conclusiones podemos deducir a partir de éstos?”,
en homeopatía (y pseudociencia en general) el proceso
investigador es “aquí están las conclusiones, ¿qué datos
podemos buscar para respaldarlas?”.
Por tanto, se plantea la necesidad de fomentar una imagen
pública de la homeopatía que se corresponda más con la
realidad: la utiliza mucha gente, pero esto no significa que esté
científicamente demostrada; está regulada en muchos países, pero
esto tampoco supone un argumento a favor de su eficacia; y ni es
natural, ni intrínsecamente buena, ni bienintencionada a priori.
FARMACÉUTICA BOIRON PFIZER
Gasto en I+D+i 6,5 millones 6730 millones
Investigadores 10 Más de 11.000
Facturación total 464 millones 49.342 millones
Porcentaje 1,4% 13%
Año 2008 2010
Tabla comparativa entre una gran farmacéutica homeopática (Boiron) y
una gran farmacéutica alopática (Pfizer). Fuente: elaboración propia.
29
7. WHAT’S THE HARM?
A pesar de todo, muchos pensarán que la homeopatía es segura y,
por tanto, se justifica así la permisividad que se tiene al respecto, en
una especie de “si no aporta un beneficio... al menos no resulta
perjudicial”.
Efectivamente, la homeopatía está, en general, tan diluida, que
difícilmente puede tener eficacia, pero tampoco efectos adversos
directos. Exceptuando los “medicamentos” homeopáticos escasa o
nulamente diluidos (7.1.) o los extraños casos de reacciones
idiosincrásicas (7.2.), la manera más fácil de morir directamente por
homeopatía es ser atropellado por el camión de distribución, como
se bromea a veces. Por tanto, en general se cumple el principio
de seguridad de la homeopatía, al menos respecto a su
acción directa.
Pero el principal peligro de la homeopatía no radica en sus posibles
efectos adversos directos, sino en sus efectos adversos
indirectos, siendo estos el abandono de la verdadera
medicina por unos tratamientos que, o bien han demostrado ser
ineficaces, o bien no han demostrado ser eficaces.
La página web http://whatstheharm.net/ recoge estremecedoras
historias de personas que murieron o sufrieron algún perjuicio por
ser tratadas con terapias alternativas o complementarias. En la
sección de homeopatía, encontramos, por ejemplo, el caso de la bebé
australiana de 13 meses que padecía epilepsia y cuyos padres
decidieron tratarla solamente con homeopatía y otras terapias
alternativas: la niña murió (7.3.); o el caso de la doctora que
recomendó a una paciente abandonar su tratamiento para el corazón
y sustituirlo por homeopatía: la mujer murió de insuficiencia
cardíaca (7.4.); o el caso del paciente francés que viajó a África,
recibió vacunas homeopáticas contra la malaria, y al volver casi
muere por fallo multiorgánico asociado a la parasitemia(7.5.).
Algunos artículos científicos también analizan los efectos adversos
de este tipo de tratamientos (7.6., 7.7.).
No conviene olvidar que la propia denominación de “terapias
alternativas” incluye implícitamente un mensaje de rechazo de la
30
medicina convencional en favor de estas “medicinas” alternativas. Es
decir, abandonar la alopatía y ser tratado únicamente, por ejemplo,
con homeopatía. La denominación de “terapias complementarias” es
mucho más adecuada, ya que implicaría la utilización de estas
terapias como “complemento” a la medicina convencional, y no
como sustitución de ésta. Sin entrar a valorar, claro está, la ineficacia
de técnicas como la homeopatía y la problemática médico-moral de
tratar a los pacientes con técnicas no efectivas.
Pero, ¿qué culpa tiene la población? Se les están vendiendo en
las farmacias, al lado de los medicamentos de verdad, unos remedios
homeopáticos cuya eficacia no ha sido validada, con indicaciones
terapéuticas parecidas o idénticas a las de la medicina alopática, y
además presumiendo de no tener efectos adversos. ¿Cómo va
alguien a imaginar que esos “fármacos” pueden no ser eficaces? Si la
legislación se cumpliera, al menos quedaría claro que se trata de un
“medicamento homeopático sin indicaciones terapéuticas
aprobadas”, pero como la legislación no se cumple, se permite
vender estos productos como si médicamente sirvieran para algo.
Ante este escenario de desprotección legal, la comunidad
científica, y en especial los profesionales de la salud, debería alzar la
voz y denunciar abiertamente esta situación. La supuesta
seguridad de la homeopatía no es excusa que justifique la
permisividad de los colectivos de profesionales de la salud, ya que el
auge de esta y otras terapias complementarias supone unos riesgos
para la salud individual y colectiva que se están obviando, pero que
no por ello son inexistentes.
Existe otra cuestión no menos importante. Los fundamentos de la
homeopatía se basan nada menos que en la magia “la memoria del
agua” y “la energía vital”: son temas tan esotéricos como el tarot o
el horóscopo, en realidad ambos tienen el mismo fundamento
científico.
Cada vez más personas creen que la homeopatía funciona, a pesar de
saber lo de las diluciones, a pesar de saber lo del vitalismo, a pesar
El riesgo social: la promoción de la irracionalidad
31
de saber lo de lo similar cura lo similar siguen creyendo que
funciona. ¿Qué estamos alentando con esto? La Irracionalidad y el
anticientifismo. No hay diferencia en creer que cuanto más está
diluida una sustancia más potente es, que creer en que los
extraterrestres nos visitan, que Neil Armstrong no pisó la luna y que
vivimos en Matrix.
Es responsabilidad de nosotros los científicos educar a la
población en materia de ciencias, en promover la
racionalidad en nuestro día a día ¿o nos parece igual de válido que
se tomen las decisiones según lo que diga la ouija? La irracionalidad
tiene un problema y es su falta de límite: cada vez hay más padres
que no vacunan a sus hijos, ¿hasta cuándo vamos a de brazos
cruzados? Ha llegado el momento en el que salgamos a la calle y
digamos basta, no es sólo un problema de falta de Medicina Basada
en la Evidencia, es un problema de falta de racionalidad y de
desdén al conocimiento científico. En todas partes parece que
la afirmación de un señor sin estudios ni conocimientos es igual (o
más) importante que la demostrada con el más riguroso método
científico ¿Para qué sirve la ciencia entonces si la población le da el
mismo rigor que a lo que un tío ha soñado habiendo tomado
alucinógenos (ejemplo de las flores de Bach)?
La población se cree las afirmaciones de “la ciencia no está
preparada” o “no está lo suficientemente avanzada”. Debemos
cortar ese peligroso razonamiento que sólo puede llevarnos a una
sociedad analfabeta movida por la superstición en lugar de por el
pensamiento crítico y el sano escepticismo. Debemos decir basta.
32
8. CONCLUSIONES
La homeopatía es una pseudociencia que inventó en el siglo
XIX el médico alemán Hahnemann. Sus principios básicos son
el vitalismo, “lo similar cura lo similar”, y la potenciación
mediante diluciones cada vez mayores.
Estos principios básicos no han variado a lo largo de los años, y
contradicen todos los conocimientos actuales, tanto los de
física, química y biología, como los de fisiopatología y
farmacología (se obvia el proceso causante de la enfermedad y
sólo se consideran los síntomas). La homeopatía no tiene,
por tanto, ninguna base científica.
No hay datos que apoyen los principios básicos de la homeopatía.
El famoso estudio del investigador francés Benveniste, que
pretendía demostrar que “el agua tiene memoria”, resultó ser un
fraude.
Hoy en día, la homeopatía no está respaldada por
suficiente evidencia científica en ninguna indicación
terapéutica, y sus efectos terapéuticos son debidos única
y exclusivamente al efecto placebo.
Se plantea la cuestión de hasta cuándo es necesario seguir
investigando en unas terapias que aportan tan escasos o nulos
resultados para refutar su efectividad de una vez por todas.
No es ético tratar a un paciente con un placebo bajo las
condiciones en las que en la homeopatía se trata a los pacientes.
La homeopatía está regulada en muchos países y financiada
por el sistema sanitario público en unos pocos, como Reino Unido
y Francia. A pesar de esto, entidades públicas de varios países han
emitido recomendaciones contrarias a la práctica de la
homeopatía (p.e. en Reino Unido).
Los “medicamentos” homeopáticos no tienen que demostrar
su eficacia para ser comercializados en España (desde el 1994)
ni en la Unión Europea. Sin embargo, fue en el año 2012 cuando
la AEMPS aprobó en nuestro país los primeros 12
“medicamentos” homeopáticos. El resto (la inmensa mayoría) se
encuentra en una situación legal complicada, y su
comercialización y venta en farmacias es, cuanto menos, dudosa.
33
A pesar de esto, gran parte de la población (hasta un
tercio) consume productos homeopáticos, debido
seguramente a la mejoría real (aunque sólo por el efecto placebo)
que producen. Esta popularidad relativa no puede interpretarse
como argumento eficacia.
Algo a considerar es que muchas de las personas acuden a la
homeopatía desencantadas de la sanidad pública porque
“su médico no les hace caso” o “llevan años pasando de
especialista en especialista”. La consulta de un médico de
atención primaria (MAP) en la sanidad pública dura 6 minutos de
media; en ese tiempo es imposible que el paciente se sienta
escuchado, confortado, querido. Las consulta del homeópata
(privado) duran entre 30 minutos y una hora y estos suelen
preguntar por todo, desde tu estado de ánimo, tu dieta o tu
relación con tu familia, hasta si tienes problemas con tu pareja.
Los enfermos sienten que les han atendido mejor, y eso es uno de
los factores más influyentes tanto del efecto placebo como del
sesgo cognitivo. El MAP no es culpable de este problema, pero la
solución no está en un tratamiento ineficaz y no exento de
riesgos.
Algunas creencias erróneas rodean a la homeopatía; por ejemplo,
la creencia de que es una terapia “natural” (afirmación falsa
en el sentido coloquial de la palabra). También muchas veces se
incluye en el debate la situación de las grandes farmacéuticas,
ignorando que los principales fabricantes de homeopatía son,
precisamente, grandes farmacéuticas homeopáticas.
Otra creencia errónea es la inocuidad de la homeopatía, ya que
plantea riesgos directos (infrecuentes) y, más importantes,
riesgos indirectos por abandono de la medicina
convencional.
Es responsabilidad de los profesionales de la salud y de la
comunidad científica informar a la población de los escasos
beneficios de la homeopatía, de sus efectos adversos, y de su
situación legal actual. Se debe exigir un marco legal que adapte la
homeopatía a la realidad social, pero especialmente a la realidad
científica. La permisividad institucional no es ética ni
médicamente aceptable.
34
9. REFERENCIAS
1. Un poco de historia
1.1. Página de Wikipedia sobre Samuel Hahnemann: http://en.wikipedia.org/wiki/Samuel_Hahnemann
1.2. Página de Wikipedia sobre la homeopatía: http://en.wikipedia.org/wiki/Homeopathy
1.3. Página con información sobre la homeopatía: http://queeslahomeopatia.com/
2. Los tres principios de la homeopatía
2.1. Libro sobre homeopatía: Classical Homoeopathy, Blackie, M.,
Beaconsfield Publishers Ltd, Beaconsfield, Bucks, U.K.
2.2. Libro sobre homeopatía: ¿Qué es la Homeopatía? Una visión crítica,
de Javier Garrido.
2.3. Página con información sobre la homeopatía: http://queeslahomeopatia.com/
2.4. Lista de remedios homeopáticos: https://www.helios.co.uk/cgi-
bin/store.cgi?action=list_remedies
2.5. Charla sobre preparados homeopáticos: http://naukas.com/2011/10/10/fernando-frias-amazings2011/
3. El “caso Benveniste”
3.1. Referencia del artículo inicial en PubMed: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/2455231
3.2. Página en Wikipedia sobre Jacques Benveniste: http://en.wikipedia.org/wiki/Jacques_Benveniste
3.3. Documental “Homeopatía: la prueba”: http://www.youtube.com/watch?v=k-rT1evItHA
3.4. Viñeta de Darryl Cunningham sobre la homeopatía: http://tallguywrites.livejournal.com/150111.html
3.5. Premios Ig Nobel 1991: http://www.improbable.com/ig/winners/#ig1991
3.6. Premios Ig Nobel 1998: http://www.improbable.com/ig/winners/#ig1998
35
4. ¿Evidencia científica?
4.1. La OMC reconoce la homeopatía como “acto médico”: https://www.cgcom.es/noticias/2009/12/09_12_14_homeopat%C3%ADa
4.2. OMS sobre la homeopatía: http://www.who.int/medicines/areas/traditional/Homeopathy.pdf
4.3. Encuesta de Boiron sobre el uso de la homeopatía en España: http://www.elsevier.es/es/revistas/revista-medica-homeopatia-
287/estudio-conocimiento-uso-homeopatia-espa%C3%B1a-90181144-
investigacion-2012
4.4. Reportaje en 20minutos sobre la homeopatía: http://www.20minutos.es/noticia/864026/0/homeopatia/medicina/catedr
a/
4.5. Metaanálisis de 1997 en The Lancet: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9310601
4.6. Linde et al en 1999 sobre el impacto de la calidad de los
estudios controlados con placebo en homeopatía: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10391656
4.7. Metaanálisis de 2005 en The Lancet: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16125589
4.8. Editorial de The Lancet en 2005, “The end of homoeopathy”: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16125567
4.9. Respuesta de Linde y Jonas en 2005 : http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16360779
4.10. Respuesta de la Asociación Suiza de Médicos Homeópatas en
2006: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16399261
4.11. Revisiones Cochrane sobre homeopatía: http://summaries.cochrane.org/search/site/homeopathy
4.12. Informe de la Cámara de los Comunes de Reino Unido, en
2010: http://www.publications.parliament.uk/pa/cm200910/cmselect/cmsctech/
45/45.pdf
4.13. Noticia del NHS sobre la permanencia de la homeopatía entre
su cartera de servicios: http://www.nhs.uk/news/2010/July07/Pages/nhs-homeopathy.aspx
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4.14. Familia Real británica y homeopatía: http://blogs.telegraph.co.uk/news/willheaven/100005506/the-royal-
familys-support-for-quackery-is-a-national-joke/
4.15. Consejo Científico de Japón y otros, 2010: http://blogs.elcorreo.com/magonia/2010/08/26/la-maxima-autoridad-
cientifica-japonesa-alerta-que-urge/#
4.16. British Medical Association (BMA), 2010: http://www.telegraph.co.uk/health/alternativemedicine/7728281/Homeop
athy-is-witchcraft-say-doctors.html
4.17. Respuesta de la Royal Pharmaceutical Society en 2011: http://www.rpharms.com/consultation-responses-pdfs/consdoc110216.pdf
4.18. Comunicado de la MHMRC australiana en 2011: http://images.theage.com.au/file/2012/03/14/3125800/Homeopathy%252
0statement.pdf
4.19. Informe del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad
en 2011: http://www.msc.es/novedades/docs/analisisSituacionTNatu.pdf
4.20. Informe “suizo” de 2011: http://link.springer.com/book/10.1007/978-3-642-20638-
2/page/1#section=949782&page=6&locus=0
4.21. Comentario de Dana Ullman sobre el informe “suizo” de 2011: http://www.huffingtonpost.com/dana-ullman/homeopathic-medicine-
_b_1258607.html
4.22. Not a “Swiss report”, 2012: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23255156
4.23. Comentario de Shaw, 2012: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22653406
4.24. Comentario en Evidence-Based Medicine, 2012: http://www.sciencebasedmedicine.org/index.php/the-swiss-report-on-
homeopathy/
5. Efecto placebo
5.1.1. Comentario sobre un artículo sobre el placebo en humanos: http://depsicologia.com/efecto-placebo-investigacion/
5.2. Estudio que compara homeopatía con placebo en animales: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17572119
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5.3. Estudio sobre el efecto placebo en perros: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19912522
5.4. Nota de prensa sobre un estudio sobre el efecto placebo en
ratas: http://news.ufl.edu/2012/11/27/placebo-effect/
5.5. La superstición de las palomas de Skinner: http://en.wikipedia.org/wiki/B._F._Skinner#Superstitious_Pigeons
5.6. La superstición de las palomas: http://www.youtube.com/watch?v=19Iqv1SPOu0
5.7. Informe de 2006 de la AMA sobre el efecto placebo en la
práctica clínica: http://www.ama-assn.org/ama1/pub/upload/mm/code-
medical-ethics/8083a.pdf
6. ¿Por qué se vende? Aspectos económicos y legales
6.1. Paul Bennett, de Boots, sobre porqué venden homeopatía: http://www.telegraph.co.uk/finance/newsbysector/retailandconsumer/6658864/
Boots-we-sell-homeopathic-remedies-because-they-sell-not-because-they-
work.html
6.2. Página de falacias en la Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Falacia#Falacias_formales
6.3. Dr. Rafael Torres sobre la homeopatía: http://www.guiadelasalud.info/articulo.php?art=480&id=294
6.4. Países y su regulación de la homeopatía: http://www.homeopathyeurope.org/countries
6.5. El intrusismo se ceba en los vacíos de la sanidad pública: http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/temadia/el-intrusismo-se-
ceba-en-los-vacios-de-sanidad-publica_476457.html
6.6. Noticia de El País sobre la proposición no de ley en el
Congreso: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2009/09/29/actualidad/1254175214_85021
5.html
6.7. Un homeópata condenado por intrusismo tras la muerte de un
paciente: http://ultimahora.es/ibiza/noticia/sucesos/ultimas/un-homeopata-
condenado-en-eivissa-por-intrusismo-vuelve-a-ejercer-en-la-isla.html
6.8. Un homeópata no es un médico, ABCHomeopatía: http://www.abchomeopatia.com/%C2%BFes-necesario-ser-medico-para-ejercer-
la-homeopatia/
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6.9. Situación actual de la homeopatía en diferentes países: http://en.wikipedia.org/wiki/Regulation_and_prevalence_of_homeopathy#Belgi
um
6.10. Legislación en la página de la AEMPS: http://www.aemps.gob.es/legislacion/portada/home.htm
6.11. Directiva de 1992 del Consejo Europeo: http://eur-
lex.europa.eu/smartapi/cgi/sga_doc?smartapi!celexplus!prod!DocNumber&lg=es
&type_doc=Directive&an_doc=1992&nu_doc=73
6.12. Real Decreto de 1994: http://www.boe.es/boe/dias/1994/11/28/pdfs/A36299-36301.pdf
6.13. Directiva de 2001 del Parlamento Europeo y del Consejo: http://eur-
lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=CELEX:32001L0083:ES:HTML
6.14. Real Decreto de 2007: http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/rd1345-2007.html#a56
6.15. La AEMPS autoriza los primeros 12 “medicamentos”
homeopáticos: http://naukas.com/2012/04/03/se-autorizan-los-12-primeros-
medicamentos-homeopaticos-en-espana/
6.16. Vademecum de los 12 remedios homeopáticos aprobados en
2012: http://www.vademecum.es/medicamento-lycopodium_39417
6.17. Disposición transitoria sobre el Real Decreto de 2007: http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/rd1345-2007.html#dt6
6.18. Ley de la AEMPS de 2006: http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/l29-2006.t2.html#a9
6.19. Escándalo del Vioxx: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2004/10/04/dolor/1096912029.html
6.20. Escándalo de la triple vírica provocando autismo: http://www.bmj.com/content/342/bmj.c5258
6.21. Datos económicos de Boiron, año 2008: http://www.boiron.es/investigacion
6.22. Datos económicos de Pfizer, año 2010: https://www.pfizer.es/investigacion_desarrollo/investigacion_biomedica/apuesta
_constante_innovacion_pfizer.html
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7. What’s the harm?
7.1. Arnica en pomada en tintura madre (sin dilución): http://www.dhu.es/skin/arnica_pomada.aspx
7.2. Pancreatitis aguda fatal en un paciente que recibió un
tratamiento homeopático: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=Fatal+acute+pancreatitis+in+a+pa
tient+homeopathy
7.3. Isabella Denley: http://www.guardian.co.uk/society/2003/dec/16/health.medicineandhealth
7.4. Muerte por insuficiencia cardíaca tras abandonar la
medicación y cambiarla por homeopatía: http://news.bbc.co.uk/2/hi/uk_news/england/london/6255356.stm
7.5. Homeopathy may not be effective in preventing malaria: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1119022/
7.6. Revisión sobre los efectos adversos de la homeopatía: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23163497
7.7. Revisión sobre los efectos adversos en niños: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21178176
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