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HORACIO LÍRICO YEL TRACTATUS DE RELIQUIIS PRECIOSORUM MARTIRUM ALBINI ATQUE RUFINI O GARCINEIDA Los CARMINA EN LA GARCINEIDA Cuando la ruinosa erudición latinoclásica de un autor se ajustaba al uso y abuso de mortecinos fragmentos citados que de segundas en terceras fuentes y de repertorio en repertorio terminaban por volver- se proverbiales, las citas y reminiscentiae de este magnífico opúsculo brillaban con espléndida luz propia en el conjunto de la parodia me- dieval y de la literatura mediolatina. No es para menos; con mucha razón apunta María Rosa Lida que en esto el autor anda a contrapelo de sus contemporáneos, "pues si la regla en la Edad Media es repetir hasta la saciedad unas pocas sentencias de Ovidio, Persio yjuvenal... García no encaja ninguna de estas manoseadas máximas y escoge en cambio versos muy concretos, sin posible meollo doctrinal, que im- plican lectura y goce atentos" 1 . Del rico inventario de autores que, ya como "sofisticados ecos ornamentales" 2 (Juvenal y Ovidio), ya como pautas fecundas de com- posición (Terencio) 3 , recuerda el autor anónimo 4 , destaca por mu- 1 "La Garcineida de García de Toledo", NRFH, 7 (1953), pp. 253-254. 2 FRANCISCO RICO, "Las letras latinas del siglo xn en Galicia, León y Castilla", Aba- co^ (1969), p. 48. 3 MARÍA ROSA LIDA, art. cit, pp. 255-256. 4 Aunque varios autores atribuyen el opúsculo al García de Toledo que aparece como personaje (Sackur y María Rosa Lida, entre otros), es probable que en reali- dad no se trate de un autor hispánico; según ROGER WRIGHT, García bien pudo ser ro- mano pues "...parece conocer mucho sobre Italia —refiriéndose, por ejemplo, al Monte Gárgano— y sobre Francia —refiriéndose por ejemplo, al Ródano—, sin aludir a nada hispánico, excepto, de pasada, a Toledo" (Latín tardío y romance temprano, trad. Rosa Lalor, Gredos, Madrid, 1989, p. 321). Según JOSÉ-LUIS MORALEJO, "la gran formación clásica del autor" y "el detallado conocimiento de la Curia Romana que demuestra" permiten dudar del origen hispánico de la sátira ("Literatura hispano-la- tina [siglos v-xvi]", en Historia de las literaturas hispánicas no castellanas, ed. J . M . Diez Borque, Taurus, Madrid, p. 68). En comunicación personal, el profesor Maurilio NRFH, XLIX (2001), núm. 2, 493-504

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H O R A C I O LÍRICO Y E L TRACTATUS DE RELIQUIIS PRECIOSORUM MARTIRUM ALBINI ATQUE RUFINI

O GARCINEIDA

Los CARMINA E N L A GARCINEIDA

Cuando la ruinosa erudición latinoclásica de un autor se ajustaba al uso y abuso de mortecinos fragmentos citados que de segundas en terceras fuentes y de repertorio en repertorio terminaban por volver­se proverbiales, las citas y reminiscentiae de este magnífico opúsculo brillaban con espléndida luz propia en el conjunto de la parodia me­dieval y de la literatura mediolatina. No es para menos; con mucha razón apunta María Rosa Lida que en esto el autor anda a contrapelo de sus contemporáneos, "pues si la regla en la Edad Media es repetir hasta la saciedad unas pocas sentencias de Ovidio, Persio yjuvenal... García no encaja ninguna de estas manoseadas máximas y escoge en cambio versos muy concretos, sin posible meollo doctrinal, que im­plican lectura y goce atentos"1.

Del rico inventario de autores que, ya como "sofisticados ecos ornamentales"2 (Juvenal y Ovidio), ya como pautas fecundas de com­posición (Terencio) 3, recuerda el autor anón imo 4 , destaca por mu-

1 " L a Garcineida de García de Toledo", NRFH, 7 ( 1 9 5 3 ) , pp. 2 5 3 - 2 5 4 . 2 FRANCISCO RICO, "Las letras latinas del siglo xn en Galicia, León y Castilla", Aba­

co^ ( 1 9 6 9 ) , p. 4 8 . 3 MARÍA ROSA LIDA, art. c i t , pp. 2 5 5 - 2 5 6 . 4 Aunque varios autores atribuyen el opúsculo al García de Toledo que aparece

como personaje (Sackur y María Rosa Lida, entre otros), es probable que en reali­dad no se trate de un autor hispánico; según ROGER WRIGHT, García bien pudo ser ro­mano pues "...parece conocer mucho sobre Italia —refiriéndose, por ejemplo, al Monte Gárgano— y sobre Francia —refiriéndose por ejemplo, al Ródano—, sin aludir a nada hispánico, excepto, de pasada, a Toledo" (Latín tardío y romance temprano, trad. Rosa Lalor, Gredos, Madrid, 1 9 8 9 , p. 3 2 1 ) . Según JOSÉ-LUIS MORALEJO, "la gran formación clásica del autor" y "el detallado conocimiento de la Curia Romana que demuestra" permiten dudar del origen hispánico de la sátira ("Literatura hispano-la-tina [siglos v-xvi]", en Historia de las literaturas hispánicas no castellanas, ed. J . M . Diez Borque, Taurus, Madrid, p. 6 8 ) . E n comunicación personal, el profesor Maurilio

NRFH, X L I X (2001), núm. 2, 493-504

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494 A L E J A N D R O HIGASHI NRFH, X L I X

chas r a z o n e s l a h u e l l a i n u s i t a d a d e los Carmina d e H o r a c i o . E n é p o c a d e f r a n c a i n d i f e r e n c i a h a c i a u n a o b r a cuyas r a z o n e s d e e s t i m a esca ­p a b a n a los espíritus más g r u e s o s —o, p o r l o m e n o s , e r a esa l a o p i ­n i ó n g e n e r a l , e x p r e s a d a p o r M e n é n d e z P e l a y o 5 y s e g u i d a d e s p u é s p o r María R o s a L i d a 6 — , e l a u t o r a n ó n i m o d e l Tractatus de reliquiis martirum d e s c o l l a b a p o r s u b u e n gus to . Así , escr ibía Mar ía R o s a L i d a q u e " o t r o rasgo e x c e p c i o n a l es l a a f i c ión a H o r a c i o y, l o q u e es más e x t r a ñ o , a s u l írica, m u y p o c o g u s t a d a e n l a E d a d M e d i a , y q u e d e b e ­rá a g u a r d a r más d e tres s ig los h a s t a a s o m a r e n l a l i t e r a t u r a c a s t e l l a n a r o m a n c e , e n las c o p l a s d e ar te m a y o r d e l a Comedieta dePonza'1,juicio q u e se volvería m o n e d a c o r r i e n t e e n los e s t u d i o s p o s t e r i o r e s 8 .

H o y , ésta n o es l a c a u s a p r i n c i p a l d e n u e s t r a s o r p r e s a . A u n q u e es b i e n c i e r t o q u e l a p o e s í a d e H o r a c i o n o fue v o c e r a d e s u p r o p i a f a m a d u r a n t e l a E d a d M e d i a e n l o q u e t o c a a m o d e l o s m é t r i c o s 9 y q u e , e n

Pérez González me ha confirmado también sus dudas al respecto. En realidad, la evi­dencia para seguir considerando la autoría de un García de Toledo es débil y parece preferible, hasta la aparición de nuevos materiales, pensar en un autor anónimo.

5 Para MENÉNDEZ PELAYO era natural que la lírica de Horacio tuviese pocos lecto­res, "...aparte de otras consideraciones obvias, porque es la forma lírica la menos susceptible de ser disfrutada y apreciada debidamente en tiempos de no refinada cultura estética, aunque de ciencia profunda e inspiración valiente, cuales fueron los tiempos medios... N i el fondo de Horacio ni su expresión convenían a la Edad Media, y si por maravilla encontramos algún lejanísimo rastro más en los latinistas eclesiásticos que en los poetas de lenguas vulgares, nunca una verdadera y directa imitación, reduciéndose estos vestigios unas veces a ciertas formas rítmicas conserva­das por la tradición de los himnos de la Iglesia, y otras a coincidencias, que pudieran ser casuales, en pensamientos comunes. Es indudable que Horacio fue el poeta ro­mano menos leído en aquellos siglos, si exceptuamos a Lucrecio, Catulo, Tibulo y Propercio, que permanecieron aún más olvidados" (Horacio en España, 2 A ecl., Im­prenta de A . Pérez Dubrull , Madrid, 1 8 8 5 , t. 2, pp. 8 -10) .

6 Cito en extenso para apreciar mejor las coincidencias: " E n la Edad Media, Ho­racio (sobre todo Horacio como lírico) es figura secundaria, y se sitúa muy por deba­jo de Virgilio y de Ovidio. L a razón es clara; el primer mérito de Horacio es su forma exquisita, su pura forma; aunque no se perciba el ritmo delicado del verso o la arqui­tectura de la narración en un episodio de la Eneida, aunque se pierda el juego mali­cioso de las Heroidas o el encadenamiento como de sueño de las Metamorfosis, queda siempre el residuo sólido de una apasionada anécdota; pero si se deja de percibir la forma de composiciones que huyen cuidadosamente de la anécdota y del argumen­to, si cesa la comprensión de su métrica, Horacio, Romanae fidicen lyrae, se convierte en el Orazio sátiro de la Divina Comedia; las Odas y Epodos, dice Hugo de Trimberg, nos-tris temporibus credo valere parum. Perdida la visión integral de su obra, lo que queda de Horacio son máximas chatas, buen material para centones, que nada dicen al gusto medieval: vultus / si licet his durus, utilitate valef ([reseña de Orazio nella letteratu-ra mondiale, Roma, 1 9 3 6 ] , RFH, 2, 1 9 4 0 , pp. 3 7 2 - 3 7 3 ) .

7 " L a Garcineida de García de Toledo", p. 2 5 4 . 8 Ratifican esta opinión, al referirse a sus fuentes clásicas, entre otros, Rico, art.

cit., p. 4 8 ; Luís ANTONIO DE VILLENA, Dados, amor y clérigos, Cupsa, Madrid, 1 9 7 8 , p. 9 9 ; JOSÉ-LUIS MORALEJO, "Literatura hispano-latina (siglos v-xvr)", p. 6 8 ; E L O Y BENITO R U A ­NO, y JOSÉ ANTONIO VILLAR VIDAL, " L a Garcineida \ Medievalismo, 7 ( 1 9 9 7 ) , p. 3 7 3 .

9 A menudo, las formas métricas aclimatadas en latín de que se enorgullecía el ve-

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líneas g e n e r a l e s , e l p o c o interés q u e desper tó s u o b r a lírica j u n t o a l a de V i r g i l i o , O v i d i o , S e d u l i o y o t r o s , es u n a o p i n i ó n c o n a lgún r e s p a l ­d o 1 0 , n o es p o s i b l e s e g u i r c o n s i d e r a n d o l a l e c t u r a d e las Odae c o m o u n a r a r e z a ; n o , p o r l o m e n o s , e n c i e r tos ámbitos y e n c i e r t o s m o m e n ­tos d e l a h i s t o r i a m e d i e v a l . E n t r e e l r e d u c i d o n ú m e r o d e gramát icos d e l a a n t i g ü e d a d tardía q u e d e d i c a r o n capí tulos e i n c l u s o t ra tados enteros a l e s t u d i o d e los metri Horatii11 y e l g r u p o d e p a d u a n o s q u e e n ­tretenían sus o c i o s c o n l a l e c t u r a d e las Odae e n l a s e g u n d a m i t a d d e l s ig lo x i i i — c o n e l t a m b i é n p o e t a , a u n q u e m e d i o c r e , L o v a t o L o v a t i y G e r e m i a d e M o n t a g n o n e a l a c a b e z a 1 2 — , h a y o t r o s m u c h o s h i t o s q u e e n m a r c a n m e j o r l a s i n g u l a r i d a d d e l a u t o r a n ó n i m o d e l Tractatus.

misino (basta recordar Od. III: 30 , 10-14) se divulgaron, aveces con novedades signifi­cativas, por intermediación de autores cristianos: los himnos "In diem sánete Engratie vel decem et octo martirum" (PL 8 6 , 9 0 3 ) y "Martyris gestans Zoili coronam" (PL 86 , 1140-1141) , en estrofas sáfico-adónicas, proceden ambos, por ejemplo, del "Bis nouem noster" de Prudencio (Perist. 4 ) ; en el primer caso, se trata en realidad de una versión mutilada del "Bis nouem noster" y, en el segundo, tres de las ocho estrofas que compo­nen el himno están tomadas de Prudencio, lo que comprueba su filiación (BLUME ofre­ce una tabla en la que es posible apreciar éstas y otras correspondencias entre la hím-nica mozárabe y la obra de Prudencio en AnalectaHymnicaTi\ pp. 37-39 ; para "Martyris gestans Zoili coronam" véase también PÉREZ DE URBEL, "Origen de los himnos mozára­bes", BHi, 28 , 1926, p. 2 1 4 ) . La intervención de Prudencio entre el Horacio que se ins­pira en modelos griegos y estos himnos de la iglesia mozárabe (ejemplo que puede ha­cerse extensivo a otros corpora de la lírica cristiana y profana) significa la fijación de una nueva forma de la estrofa sáfico-adónica medieval: mientras al principio Horacio mez­cla la cesura semiquinaria con la trocaica (aunque después da preferencia a la semiqui-naria) en los sáficos, Prudencio y sus imitadores más o menos cercanos utilizarán exclu­sivamente la cesura semiquinaria. Otro indicio importante de esta transmisión indirecta se muestra en los manuales de métrica: en De arte métrica de BEDA, por ejemplo, el mo­delo para la misma estrofa sáfico-adónica son los seis libros de Paulino sobre san Félix (en Grammatici Latini, ed. Heinrich Keil , 7, pp. 254 -255) y en el De divisione philosopiae de DOMINGO GUNDISALVO se citan como prototipos los himnos "Iste confessor", "Virginis proles" y "Vt queant laxis" (en Beiträge zur Geschichte der Philosophie des Mittelalters, ed. Lud­wig Baur, 4, 1903, p. 6 2 ) .

1 0 ROSARIO CORTÉS TOVAR, por ejemplo, apunta que "la Edad Media no entendió la concentración expresiva y la forma exquisita de las Odas y prestó atención sólo a las Sáti­ras' ("Sátiras y Epístolas", en Historia de la literatura latina, ed. C. Codoñer, Cátedra, Madrid, 1 9 9 7 , p. 1 5 0 ) ; para Vicente Cristóbal "únicamente en los siglos medievales su presen­cia, especialmente en lo que se refiere a su lírica, se oscurece un tanto frente al excel­so prestigio de Virgilio y Ovidio" ("Introducción", en HORACIO, Odas y epodos, ed. bilin­güe de M . Fernández-Galiano y V. Cristóbal, Cátedra, Madrid, 1 9 9 0 , p. 4 5 ) y, en el ámbito anglosajón, R . J . TURRANT escribe que "for much of the Middle Ages the lyric poems seem to have been less read than the hexameter Satiresand Epistles, probably becau-se of their greater metrical and linguistic difficulty" ("Horace", en Texts and transmission, a survey of the Latin Classics, ed. L. D . Reynolds, Clarendon Press, Oxford, 1 9 8 3 , p. 182 ) .

1 1 Referencias bibliográficas y un estudio de algunos aspectos puntuales en M A ­RINA DEL CASTILLO, " L a interpretación antigua de los versos líricos de Horacio", Eméri­ta, 5 9 ( 1 9 9 1 ) , 2 9 7 - 3 1 2 .

1 2 Grupo que REYNOLDS y WILSON no vacilan en adjetivar "prehumanista" (véase su Copistas y filólogos, versión española de Manuel Sánchez Mariana, Gredos, Madrid, 1 9 8 6 , pp. 1 6 3 - 1 6 7 y 3 3 9 - 3 4 0 ) .

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496 ALEJANDRO HIGASHI NRFH,XUX

Los CARMINA Y SUS LECTORES MEDIEVALES

Los detalles en los que se detienen comentaristas de la antigüedad tardía como Porfirión (siglo ni) —quien "incluye observaciones léxi­cas, de sintaxis y de morfología elementales; señala alguna figura re­tórica, ofrece glosas, etimologías, comenta el orden de las palabras; se ocupa mucho de las cuestiones de realia1^— responden con toda seguridad a las necesidades de un público escolar que aprende los rudimentos de la latinitas en las Odae. E l aprovechamiento de la lírica horaciana se detiene, lamentablemente, en este fin modesto: con la ausencia de comentarios formales y la reordenación de las palabras o la "corrección" de ciertas expresiones poéticas, Porfirión "está in­dicando licencias que sobrepasan los límites de la corrección, de la latinitas; no siempre es posible hablar o escribir como los poetas, con­viene por tanto poner de relieve sus peculiaridades" (ibid., p. 352). Y confirma, de paso, que su propósito es formar hablantes o escritores de un latín correcto, no poetas. Algo parecido se puede decir de los escolios del Pseudo-Acrón, posterior en uno o dos siglos, y sólo dis­tinto por la naturaleza todavía más elemental de sus comentarios, comprensible nada más "en un contexto de lector tardío bastante ig­norante" (ibid., p. 355).

No esperemos en los años que siguen a los primeros comentadores los versos de un alumno aventajado o los de un profesor virtuoso —sal­vando, ante la duda, el himno a Clío que abre la Vita Vergilii de Focas (si­glo v ) 1 4 o, ésa sí excepción segura, Metellus de Tegernsee (s. xn) en sus poemas en honor de san Quirino 1 5— que den vida nuevamente al espí­ritu lírico de Horacio. Lo que ofrecen los testimonios, en cambio, son indicios seguros de un número indeterminado de lectores escolares que encuentran en Horacio otra auctoritas más, el respaldo erudito de un pa­sado remoto para argumentar a favor o en contra de algún juicio sobre su presente. Las ocurrencias de los Carmina en las Etymologiae no com­prueban, con ser numerosas16, la lectura directa de la obra lírica del ve-

1 3 JOSEFA CANTÓ LLORCA, "Los comentarios antiguos de Horacio", en Bimilenario de Horacio, eds. Rosario Cortés Tovar y José Carlos Fernández Corte, Universidad, Sa­lamanca, 1 9 9 4 , p. 3 5 1 .

1 4 Los editores modernos generalmente omiten este himno en estrofas sáfico-adónicas como una interpolación posterior. De ser original de Focas, se trata de un himno dedicado a la "áurea Cl io" que sigue muy de cerca Od. I: 10 , en una métrica perfecta, y que bien podría ser deudor de Horacio más que de los modelos cristianos (editado por Aemilius Baehrens en Poetae latini minores, B. G. Teubner, Leipzig, 1 8 8 5 , t. 5, pp. 8 5 - 8 6 y traducido por F. Santamaría Lozano en Biografías literarias lati­nas, Gredos, Madrid, 1 9 8 5 , p. 1 7 7 ) .

1 5 C. H . HASKINS, The Renaissance of the Twelfth Century, 4 A ed., Harvard University Press, Cambridge, 1 9 3 9 , p. 1 1 0 .

1 6 Versos de los Carmina aparecen citados en seis ocasiones con el nombre explí­cito de su autor (Etym. IV: 12 , 6; VIII: 1 1 , 104 ; X I : 2 , 14; X V : 2, 4 y 8, 6; X I X : 12) y, en

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m i s i n o (de h e c h o , l a o p i n i ó n g e n e r a l es l a c o n t r a r i a 1 7 ) ; a c r e d i t a n , s i n e m b a r g o , u n c o n j u n t o d e lectores escolares a q u i e n e s p o c o a p r o v e c h a n las f o r m a s art i f i c iosas , a tentos c o m o están a l c o n t e n i d o y a u n p r o v e c h o m a t e r i a l más i n m e d i a t o . ¿ C ó m o , si n o p e n s a m o s e n l a d i fus ión d e l a lí­r i c a d e H o r a c i o , p o d e m o s e n t e n d e r q u e I s i d o r o l o use c o m o término d e c o m p a r a c i ó n e n latín c u a n d o h a b l a d e los S a l m o s 1 8 ? L o s versos d e H o r a c i o , pese a ser c o n o c i d o s , n o p a r e c e n s i n e m b a r g o d i g n o s d e ser i m i t a d o s : c o n t r a los a b u n d a n t e s ecos d e M a r c i a l —y, e n m e n o r m e d i d a , de V i r g i l i o y O v i d i o — , n i n g ú n r e c u e r d o h a y d e las Odae e n los Versusde I s i d o r o 1 9 . L o m i s m o p u e d e dec i r se d e l Ars grammatica a t r i b u i d a a Julián d e T o l e d o (644-690): si es e n r e a l i d a d u n a c o m p i l a c i ó n d e a p u n t e s to­m a d o s e n clase p o r u n a l u m n o o a l u m n o s d e Julián — c o m o sug iere M a e s t r e Y e n e s 2 0 — , l o q u e t e n e m o s d e n u e v o es u n t e s t i m o n i o n o d e u n l e c t o r s i n g u l a r , s i n o e l más r i c o d e var ios l e c t o res esco lares e n u n m o ­m e n t o d e t e r m i n a d o , p a r a los q u e H o r a c i o l ír ico es u n s e m i l l e r o d e e j e m p l o s métr i cos y n a d a m á s 2 1 .

E l p ú b l i c o q u e g o z ó l a o b r a lírica d e H o r a c i o d e u n m o d o más g e n u i n o b i e n p u d o n o h a b e r f r e c u e n t a d o las a u l a s n i t a m p o c o l l e v a r sus i m p r e s i o n e s a l p a p e l p a r a d e j a r t e s t i m o n i o e s c r i t o d e s u d e l e i t e o s u r e c h a z o . E s t o , p o r l o m e n o s , es l o q u e l a e v i d e n c i a d e c o p i a s c o n n o t a c i ó n m u s i c a l d e las Odae p e r m i t e e s p e c u l a r . E n u n m a n u s c r i t o d e finales d e l x i o p r i n c i p i o s d e l X H , se c o n s e r v a u n a c o p i a d e l " E s t m i h i n o n u m s u p e r a n t i s a n n u m " (Od. TV: 11), s e g u r a m e n t e i n t e r p r e t a d a ba j o e l p r o t o t i p o m e l ó d i c o d e l " U t q u e a n t l a x i s " , c o n n o t a c i ó n n e u ­

tles ocasiones más, versos del Epodon líber (I: 3 9 , 2 4 ; X V I : 5, 19 ; X I X : 1, 1 2 ) ; aprove­cho los índices preparados por Oroz Reta y Marcos Casquero en Etimologías, texto la­tino, vers. esp. y notas por J . Oroz Reta y M.-A. Marcos Casquero, introd. general por Manuel C. Díaz y Díaz, 2 A ed., B A C , Madrid, 1 9 9 3 , t. 2, p. 5 9 8 .

1 7 Véase DÍAZ Y DÍAZ, "Introducción general", en ed. cit., t. 1, pp. 1 9 2 - 1 9 3 y NICOLÒ MESSINA, "Le citazioni classiche nelle Etymologiae di Isidoro di Siviglia", Archivos Leone­ses, 6 8 ( 1 9 8 0 ) , p. 2 1 8 ; esto, contra lo que creía MENÉNDEZ PELAVO (Horacio en España, p. 8, nota 1 ) .

18 "Omnes autem psalmi apud Hebraeos metrico carmine Constant esse con po­si ti. Nani in more Romani Flacci et Graeci Pindari, nunc ahi iambo cu m i n t, nunc Ar­caico personant, nunc Sapphico nitent trimetro, vel tetrametro pede incedentes" (Etym.VL: 2 , 1 7 ) .

1 9 Ultimameli te, JOSÉ MARÍA SÁNCHEZ MARTÍN ha vuelto a estudiar los loci símiles de los Versus (véase "Ecos de poetas tardíos en los Versus de Isidoro de Sevilla", en Actas II Congreso Hispánico de Latín Medieval. León, 11-14 de noviembre de 1997, coord. M . Pé­rez González, Universidad, León, 1 9 9 8 , t. 2, pp. 7 9 3 - 8 0 2 ) .

2 0 "Introducción", en Ars lidian i Toletani episcopi, est. y ed. cri i , de M . A . H . Maes­tre Yenes, Instituto Provincial de Investigación es y Estudios Toledanos, Toledo, 1 9 7 3 , p. xxvi.

2 1 Los préstamos de los Carmina y del Epodon líber pueden verse, en la ed. cit., en las pp. 2 2 8 (lín. 1 6 0 - 1 6 1 ) ; 2 2 9 ( 1 8 2 - 1 8 3 y 1 8 3 ) ; 2 3 0 ( 1 9 8 y 2 1 1 - 2 1 2 ) ; 2 3 2 (5 y 9 ) ; 2 3 3 ( 28 -29 ) . A diferencia de lo que pasa en Isidoro, nunca se especifica la procedencia de los ejemplos métricos, así que podemos dudar razonablemente de que el conoci­miento de Horacio aprovechase a escolares ajenos al grupo de Julián.

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mática aquitana y, en otro de l x, u n fragmento del " A l b i ne doleas" (Od. I: 33), con notación neumática de la zona de L o r e n a 2 2 ; en este mismo manuscrito (Lat. 8072) y en otro (Lat. 1154) de la Bib l ioteca N a c i o n a l de París, se p u e d e n encontrar más h imnos de las Odae c on estas características 2 3. L a notación musical que acompaña estos po­cos Carmina obliga, por supuesto, a considerarlos de manera muy dis­tinta: lejos de los dos o tres versos sueltos que naufragan en los compendios de métrica o enciclopedias, apenas u n a hue l la de la lec­tura directa del autor que los transmite —o de su fuente—, estas ver­siones musicalizadas atestiguan la vigencia de u n a obra para u n público que, no l imitado por la asequibi l idad de manuscritos, muy difícilmente podemos cuantifícar. Se trata, sin duda, de testimonios valiosos de u n estado pecul iar de la difusión de Horac i o después de los siglos ix-x (principios de l ix, si se trata de copias de modelos producidos durante el Renac imiento Caro l ingio ) entre u n público anónimo que, luego de presenciar lo que p u d o ser u n mero recreo de corte —como sugieren los temas erótico y simposíaco de los h i m ­nos musicalizados—, raramente dejaría testimonio escrito de ello.

Para los siglos x i y xn , entre los que hay que datar la composición de l Tractatus de reliquiis preciosorum martirum Albini atque Rufini o Garci-neida24, los Carminarlo son raros en las bibliotecas medievales. De las muchas e imprecisas etiquetas de los catálogos o inventarios en los que el redactor se l imi ta a señalar la existencia de u n "Orat ius" entre sus fondos, tenemos algunas más precisas: de l siglo x i , el registro de l inventario de L o r s c h sugiere que el contenido del códice eran las obras líricas ("Liber O r a t i i poete i n u n o c ó d i c e " ) 2 5 ; del siglo xn, sabe-

2 2 Ambas comentadas en EDITH WEBER, "Prosodie verbale et prosodie musicale: la strophe sapphique au Moyen-Age et à la Renaissance", Le Moyen-Français, 5 (1979), pp. 164-166.

2 3 E l primero, comentado por WEBER, art. cit., p. 191, nota 11; el segundo, por GUSTAVE REESE, La música en la Edad Media, vers. esp. de José María Martin Triana, Alianza, Madrid, 1989, p. 243. Resulta significativo que en el manuscrito Lat. 1154, junto a las Odae de Horacio se copiaron también algunos cármenes de Boecio.

2 4 E. SACKUR, con el acuerdo general de la crítica posterior, pensaba que en ra­zón de algunos indicios internos se podía determinar la fecha de composición del opúsculo entre agosto de 1098 y jul io de 1099 ("Tractatus Garsiae Tholetani canoni-ci de Albino et Rufino [Garsuinis]", en Monumenta Germaniae Histórica, Libelli de lite, 2, 1892, p. 424). E n cuanto al doble título de la obrita, aunque a partir del artículo de María Rosa Lida se popularizó Garcineida, me parece que el título resumido del incipitle hace más justicia al contenido: "Tractatus Garsie Tholetane Ecclesie Cano-nici de reliquiis preciosorum martirum Alb in i atque Rufini, ideoque de nomine eius intitulatur libellus iste et uocatur Garsuinis" (ms. B) . De cualquier forma, no hay ra­zón para preferir uno sobre el otro, puesto que ambos derivan del mismo manuscri­to tardío (siglo xm).

2 5 Aprovecho el trabajo de B. M U N K O L S E N , L'étude des auteurs classiques latins aux xie et xiie siècles, t. 3, 1 e r partie: Les classiques dans les bibliothèques médiévales, CNRS, Pa­ris, 1987, p. 145.

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mos de u n "Ode i n corio" en Canterbury (ibid., p. 63), u n "Odae O r a -t i i " en la Iglesia de San Cutberto , D u r h a m (ibid., p. 96) , u n "Ode et poetria et sermones et epistole O r a t i i " en Nuestra Señora de Reading (ibid., p. 199) y unas obras completas en San Pedro de Lobbes: "Q . Flacci Horat i i carminum lib. IIII. Eiusdem liber de arte poética. Eius-dem l iber epodon . E iusdem epistolarum l ib . II. E i u s d e m sermonum l ib . II. V o l . I" (ibid., p. 143). De finales del xn y principios del xin, tene­mos unas " O / / / de O r a t i i " en u n inventario de Klosterneuburg (ibid., p. 128) y entre los "l ibros O r a t i i " donados por Richol fus , abad de Arnste in (m. 1196), sabemos de la existencia de unas "Odas cum g.s." (ibid.,p. 29).

H o r a c i o lírico tampoco es u n desconocido para los lectores de los siglos xi-xn —aunque los testimonios para el x i siguen siendo esca­sos—; pero el lo no significa necesariamente u n cambio de orienta­ción en la lectura de sus versos: también abundan en inventarios y catálogos las "glosas de Orat i o " , etiquetas vagas que, podemos supo­ner verosímilmente, se referirían en alguna ocasión a los comenta­rios de l Pseudo Casio Baso, Servio, Porfirión o a los escolios del Pseudo-Acrón; a ello apuntan algunas pocas menciones donde los contenidos se expl ic i tan: en el siglo x i , se documenta en San Pedro de Corb ie u n a " O r a t i i . Expos i t io " que, muy probablemente sea algu­na de las "Glose super odas" y "Glose o d a r u m " de u n a lista redactada entre los siglos xn y xm (ibid., pp . 84 y 86); en el siglo xn, había en San Pedro de Lobbes u n " P o m p o n i i Porphir ion is c o m m e n t u m super H o -rat. V o l . I" (ibid., p. 143) y el magisterAbel, de qu ien apenas se conoce poco más que su nombre , poseía unas "Glose super odas" entre u n verdadero repertorio de otros comentarios sobre el De amicitia, las Paradoxas, las Epistulae ex Ponto y Metamorphoseos, l a Tebaida, las Saturae de Persio y sobre otras dos obras de H o r a c i o : Poetria y Sermones (ibid., p. 295); de Ro lduc , cerca de Liége, tenemos not ic ia de u n misceláneo que posiblemente contuviera noticias sobre las Odae: unos "Excerpta grammaticae et sententiarum O r a t i i " (ibid., p. 212).

Los CARMINA C O M O SEMILLEROS DE SENTENTIAE

Frente a estos testimonios, los varios versos citados por el autor anó­n i m o de l Tractatus ya no parecen "otro rasgo excepc ional " 2 6 ; su recon-textualización dentro de esta cadena de lectores, lejos de m i n i m i z a r su creatividad, nos coloca en u n a mejor perspectiva para tasar la m e d i d a justa de su or ig ina l idad y sus propósitos. Podemos, por lo pronto , adelantar que si fue u n lector atento —como sugiere la p u n ­tual idad, rareza y buen t ino de las citas que incorpora—, lo fue sólo

2 6 MARÍA ROSA LIDA, " L a Garcineidaáe García de Toledo", p. 2 5 4 .

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d e l l ibro pr imero de las Odae. L a procedenc ia de los loci cuati27 ob l i ­ga a pensar, más que en el repertor io que sospechaba R i c o 2 8 , en los hábitos de lectura de u n escolar o de u n gramático tratando de pro ­fundizar en los secretos de la métrica horaciana: a menudo , la r ique­za f o rmal del p r imer l ibro dispensaba a sus lectores de la revisión de l resto de la obra; lo escrito por M a r i n a del Castil lo para los comenta­dores de la antigüedad tardía b ien puede aplicarse a los lectores de l siglo x i : "e l autor antiguo que se disponía a estudiar estos metros no tenía, pues, más que recorrer las odas que encabezan el l ibro pr ime­ro para dar cuenta de casi todas las demás" 2 9 . Así, el autor anónimo n o parece u n lector falto de propósito; por el contrario , puede colo­cársele en la línea de los lectores eruditos que buscan modelos métri­cos, aunque no l imite su tarea a esto sólo: la lectura de estudio aprovecha —y cuánto— a la parod ia posterior cuando el lector se con­vierte en festivo autor de l Tractatus.

Quizá más excepcional deba parecemos el tratamiento de los Carmina por el autor del Tractatus que su mera relectura a fines de l si­glo x i . L l a m a la atención, en p r i m e r lugar, que sea él mismo qu ien frustre los efectos de su hallazgo lírico al seleccionar e incorporar versos como si fuesen máximas ordinarias. E n cuanto a la selección, las cuatro ocasiones en que cita versos de las Odae se trata de u n i d a ­des que respetan b ien el contenido pero que dejan mal adivinar su f o r m a lírica, ceñidas siempre a los límites de u n verso solo, pues, c omo es sabido, e l verso "sólo tiene razón de existir cuando se en­cuentra en función de otro y otros versos, f ormando parte p r imero de la estrofa y luego de l p o e m a " 3 0 —verdad especialmente certera para la lírica de H o r a c i o , caracterizada por el uso de estrofas tetrás-

2 7 Si limitamos nuestro concepto de cita como lo hace DÍAZ Y DÍAZ "al pasaje que un autor toma de otro mencionando su procedencia concreta" (art. cit., p. 1 9 2 ) , las únicas citas que tenemos en el Tractatus corresponden a versos de Horacio: "Instabat impensius praefatus Teucer, beatissimum Vrbanum commonefacere et quam pluri-mum cohortari, i l lud Horatii dictum reuoluens assidue: ' Sapias, iiina tiques (Hor., Carm. I: 1 1 , 6 ) ' , et i l lud: Tostquam morieris, non regna talis sortiere uini (ibid. I: 4, 1 7 ) ' et i l lud: 'SicasDeus omnia duraproposuit (ibid. I: 18 , 3 ) ' " , Tractatus Garsine orthe Trans-lation ofthe Relies of SS. Gold and Silver, ed. with introd., text, translación and notes by Rodney M . Thomson, E . J . Br i l l , Leiden, 1 9 7 3 , p. 18, lín. 66 -72 ; reproducen el texto latino, respetando la numeración de líneas en T H O M S O N , E . BENITO R U A N O , y J . A . V I ­LLAR VIDAL, art. cit., pp. 3 8 0 - 4 1 2 (cito por la edición de Thomson en espera de la que prepara Maurilio Pérez González y que, seguramente, habrá de superarla). A éstas hay que añadir otros dos loci que, sin ser citas en sentido estricto, tampoco pueden considerarse simples reminiscentiaey que proceden igual del libro primero: Od. I: 18 , 3, vuelve a aparecer en labios de Alberto (p. 4 0 , lín. 4 1 1 ) sin indicar su procedencia; en una de las arengas a Urbano (p. 3 4 , lín. 3 1 2 - 3 1 3 ) se intercala al hilo del discurso Od, I: 3 7 , 1, también sin señalar su autoría.

2 8 Art. cit., p. 4 4 . 2 9 Art. cit., p. 3 0 2 . 3 0 ANTONIO QUILIS, Métrica española, 8 A ed., Ar ie l , Barcelona, 1 9 9 4 , p. 16.

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ticas. E n cuanto a su forma de incorporac ión en el Tractatus, los contextos que introducen las citas son fórmulas de las que se usan convencionalmente para organizar secuencias acumulativas de argu­menta ab auctoritate ("...illud Horatii dictum reuoluens assidue:... et illud:... et illud:..") o, sencillamente, frases consecutivas cortas uni­das por una repetitio ("Nuncitaque bibendum est [Hor., Carm. I: 37, 1], nunc corporis uoluptates prosequendae sunt, nunc carni et sanguini studendum, nunc in deliciis...", ed. cit., p. 34, lín. 312-315), pero nunca contextos que expliciten la naturaleza lírica de los textos.

Esta puesta en circulación de los Carmina no modifica la figura de Horacio como moralista y azote de los vicios ya perfectamente constituida en tiempos de Isidoro 3 1 y a la que incluso un intelectual "de avanzada" como Lupo de Ferriéres no puede sustraerse32. Hora­cio en el Tractatus es el mismo "Orazio sátiro" de la Divina comediay el mismo que "fizo muchos buenos libros de castigos et de sesos"33 y de quien, hay que confesarlo, el autor no ha despreciado tampoco "las migajas didácticas del arte antigua" 3 4. A l lado de versos bien elegidos y "raros" del libro primero de las Odae, el autor anónimo repite en proporción semejante frases de esas que "no presuponen más cien­cia que el conocimiento de una colección aforística" (ibid., pp. 253-254). Forzoso es confesar, contra el entusiasmo de María Rosa Lida, que el anónimo sí encaja varias de estas manoseadas máximas en el caso de Horacio: en "Videatur si ceruices habet Romanus pontifex, si habet foenum in cornu" (ed. cit., p. 34, lín. 334-336), recoge lo que sin duda ya era para entonces una frase proverbial que pocas veces sería conocida a partir de la fuente directa en Sat, I: 4, 34 3 5; más ade-

3 1 Dice ISIDORO que se llama "noui, qui et satirici, a quibus generaliter vitia car-puntur, ut Flaccus, Persius, Iuvenalis vel alii. H i enim universorum delicta corri-piunt, nec vitabatur eis pessimum quemque describere, nec cuilibet peccata moresque reprehenderé. Unde et nudi pinguntur, eo quod per eos vitia singula de-nudentur" (Etym. VIII: 7, 7).

3 2 E l importante sitio que le reserva con toda razón CARLOS PÉREZ GONZÁLEZ co­mo uno de "los precursores de la actividad filológica del Renacimiento italiano", no modifica la perspectiva generalizada: "el uso que hace Lupo de 'algunos pasajes' horacianos, recogidos desde el siglo vm en atractivos florilegios, no hace otra cosa que confirmarnos el status del poeta de Venusia en la Edad Media: se le aprecia como moralista - d e ahí el calificativo de ethicus ("Un humanista en el siglo ix: Lupo de Ferriéres y su afán por la recuperación de los clásicos latinos", en Actas II Congreso Hispánico de Latín Medieval, t. 2, p. 738.

33 p r i m e r a crónica general de España, ed. Ramón Menéndez Pidal con un est. ac­tualizado de Diego Catalán, Gredos-Seminario Menéndez Pidal, Madrid, 1977, t. 1, p. 107b, 21-22.

3 4 MARÍA ROSA LIDA, " L a Garcineida de García de Toledo", p. 253. 3 5 Así, por ejemplo, Braulio de Zaragoza (m. 651) y Albaro de Córdoba (m.

861) la toman de san Jerónimo ("...de nobis quoque dici potest: 'faenum habet in cornu longe fuge", EpisL 50, 5); Albaro, con una notable lectio facüior. "...et noster Iheronimus dicrt: 'Cornu habet in fronte. Longe fuge'" (Epist. 20, 15-16, en Corpus scriptorum muzarabicorum, ed. Ihoannes G i l , CSIC, Madrid , 1973, t. 1, p. 270). Para

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lante, Gregor io de Pavía invita a beber citando Sat I: 10, 34: " E i a , eia, A lberte , defer l igna i n s i luas. . . " (p. 40, lín. 414), otro de esos versos que se ganan el anonimato y su reformulación proverbial en distintas obras 3 6 , y el "adde o l eum camino " (Sat II: 3, 321) en ed. cit., p. 40, lín. 416, de l que no encuentro más testimonio posterior, pero al que no falta u n fuerte sabor proverbial .

Los versos de los Carmina se presentan como aforismos y máxi­mas procaces que conviene seguir sin condiciones. E n ello, por su­puesto, el propósito d e l autor no es meramente mora l y m u c h o menos serio; detrás hay que buscar la sonrisa de su público, E n este caso, el h u m o r no radicaba en la parodia de u n texto, como sí sucede en numerosas ocasiones al citar versículos antiguo y neotestamenta-r i o s 3 7 , sino en la parodia de u n a c o n d u c t a 3 8 . Los versos de H o r a c i o n o necesitan ningún retoque chusco porque la b r o m a no depende de l puro texto; lo que se parod ia no es u n argumentum aceptado y re­pet ido por la tradición, c omo pasa con los versículos de la B i b l i a , s ino el comportamiento de aquellos que t oman por maestros de l

Braulio, véase MARÍA LUISA GARCÍA SANCHIDRIÁN, "Braulio de Zaragoza y los clásicos", Anuari de Filología, 16, 4D (1993), p. 42.

3 6 E l "In siluam non ligna feras insanius" citado a menudo por JERÓNIMO (Praef. psalt. sec. Hebr., en PL 28, 1127; Aduer. Pelag 3, 19; Epist. 134) fue otro de esos versos de repertorio: Lupo de Ferriéres en el siglo ix escribe a Eginardo "uerum ut aliquid rationis afierre videar, taceo quidem secularium litterarum de amicitia sententias, ne, quoniam eis adprime incubuistis, Oratianum i l lud doctissimum ore tritum méri­to accipiam: In silvas ne ligna feras" (apud CARLOS PÉREZ GONZÁLEZ, art. cit., p. 738); en el siglo x, Herigerio y Anselmo vuelven a servirse de este verso en el prólogo de sus Gesta episcoporum Tungrensium, Trajectensium et Leodiensium (PL 139,1005) y, hacia 1080, Ulrico de Zell lo aprovechará de nuevo en sus Antiquiores consuetudines clunia-censis monasterii: "Plura sunt quae adhuc dicere possem, sed cum modo meminerim quibus sum locutus, video quod nec opus fuerit tan turn dixisse de hujusmodi re, et, ut ait ille, in silvam ligna contulisse" (PL 149, 704).

3 7 Donde, por ejemplo, "hilarem enim datorem diligit Deus" (II Cor 9: 7) se convierte en "hilarem datorem diligit Vrbanus" (ed. cit., p. 26, lín. 205) y el "Domus mea domus orationis uocabitur" (Mt 21: 13), en "Domus mea domus potationis uo-cabitur" (p. 42, lín. 454-455); véase, a propósito, mi "Revisitación al Tractatus... dere-liquiis preciosorum martirum Albini atque Rufinio Garcineida: género e innovación", en Discursos y representaciones en la Edad Media (Actas de las VI Jornadas Medievales), eds. C. Company, A . González, y L . von der Walde Moheno, UNAM-E1 Colegio de México, México, 1999, p. 64.

3 8 Me parece útil tener en cuenta la distinción de M A R T H A BAYLESS entre textual y social parody: "I define a parody as an intentionally humorous literary (written) text that achieves its effect by (1) imitating and distorting the distinguishing characteris­tics of literary genres, styles, authors, or specific texts (textualparody); or (2) imitat­ing, with or without distortion, literary genres, styles, authors, or texts in addition satirizing or focusing on nonliterary customs, events, or persons (social parody)" (Parody in the Middle Ages, the Latin tradition, The University of Michigan Press, A n n Arbor , 1996, p. 3). E n el caso al que nos referimos, por supuesto, se trata de una so­cial parody.

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m u n d o a los autores paganos. Teucer, homónimo de l que arenga a sus compañeros para que ahoguen sus penas en vino en Odael: 7, 21-32, encarna b i en este vicio repit iendo la función de l personaje de Horac io . A u n q u e las palabras de los autores paganos no estaban por completo desterradas de la predicación 3 9 , era obvio que aprovechar­los y seguirlos eran cosas distintas. Para el siglo x i , escribía O t h l o n en su arte métrica que H o r a c i o , Terenc io y Juvenal —"y muchos otros que se t oman por guías en la escuela de l mundo"— eran quienes ofrecían "palabras carnales para el estudio de la carne", "por quie­nes cede la ley de la p iedad" y quienes promovían "todo lo peor por inspiración diabólica" 4 0 . U n relato de la p r i m e r a mi tad de l siglo x i so­bre el gramático V i lgardo , conservado por la p l u m a de Raúl Glaber, encarna b i e n estos temores 4 1 . Ante tal aversión, se hacía innecesario trastrocar los dicta de las auctoritates; su contenido recte cumpliría so­bradamente con las intenciones de nuestro autor anónimo: recordar la autor idad de los poetas de l m u n d o sobre los cardenales que fre­cuentaban la cur ia de U r b a n o .

3 9 Para A L A I N DE L I L L E ( 1 1 2 8 P - 1 2 0 2 ) , por ejemplo, era lícito citar a los autores pa­ganos (siempre y cuando, por supuesto, ello sirviese para reforzar los propósitos del predicador): "debet etiam alius auctoritates inducere ad id asserendum, maxime quae pertinent ad propositum. Poterit etiam ex occasione interserere dicta genti-l ium, sicut et Paulus apostolus aliquando in Epistolis suis philosophorum auctorita­tes interserít, quia elegantem habebit locum, si callida verbum junctura reddiderit novum" (Suma de artepraedicatoria, PL 2 1 0 , 1 1 4 ) .

40 "Forsitan ex aliquo quae renda haec norma profano, / U t sunt: Horatius, Te-rentius et Juvenalis, / Ac plures alii quos sectatur schola mundi , / Pro studio carnis carnalia dicta ferentes, / Ut per eos nobis pandatur lex pietatis, / Instinctu Satanae qui promunt pessima quaeque? / Haec ita nonnull i perverso more fatentur" (De doc­trina spirituali liber metricus, 1 1 ; PL 1 4 6 , 2 7 0 ) .

4 1 Escribe GLABER: "Quidam igitur Vilgardus dictus, studio artis grammaticae magis assiduus quam frequens, sicut Italis mos semper fuit artes negligere caeteras, illam sectari. Is enim cum ex scientia sua artis coepisset, inflatus superbia, stultior ap-parere, quadam nocte assumpsere daemones poetarum species Virgi l i i et Horatii at-que Juvenalis, apparentesque i l l i , fallaces retulerunt grates quoniam suorum dicta voluminum charius amplectens exerceret, seque i l lorum posteritatis felicem esse praeconem; promiserunt ei insuper suae gloriae postmodum fore participem. His-que daemonum fallaciis depravatus, coepit multa turgide docere fìdei sacrae con­traria, dictaque poetarum per omnia credenda esse asserebat. A d ultimum vero haereticus est repertus, atque a pontífice ipsius corbis [cordis] Petro damnatus. Plu­res etiam per Italiam tempore hujus pestiferi dogmatis reperti, quipe ipsi aut gladiis aut incendiis perierunt. Ex Sardinia quoque insula, quae his plurimum abundare so-let, ipso tempore aliqui egressi, partem populi in Hispania corrumpentes, et ipsi a vi-ris catholicis exterminati sunt. Quod praesagium Joannis prophetiae congruit; quia dixit Satanam solvendum, expletis mille annis, de quibus in tertio jam libello, proli-xius tractamus" (Hist. lib. V : 2 , 1 2 ; PL 142 , 6 4 4 ) .

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H O R A C I O LÍRICO

N o tardaría mucho , sin embargo, la revaloración de la lírica horacia-n a . Varios indicios de mediados de l siglo xn apuntan ya en esa direc­ción: en la donación de l ibros de l abad Siwardus (m. 1157) a la iglesia de Rastede se enlistan, sin dist inguir jerarquías, " P r u d e n t i u m , O r a t i u m et B o e t i u m " 4 2 y en la lista de autores escolares atribuida por Hask ins a Ale jandro N e c k a m , se recomienda toda su obra, Odae y Epodon liber in c lu idos 4 3 . De estos mismos años es también el De diuisio-nephilosophiae de D o m i n g o Gundisalvo . A u n q u e en él no cita textual­mente ningún verso de los Carmina, las páginas que dedica al estudio de los pedes metrici terminan, significativamente, con esta recomenda­ción: "quisquís autem p l u r i m a que restant metre scire desiderat, odas O r a c i i ue l Boécium de consolatione legat" (ed. cit., p. 62). Esta frase, salida u n poco al paso, marca sin duda el in i c io de la consagración de H o r a c i o en u n ambiente escolar no sabemos todavía de qué d imen­siones: sólo así se puede interpretar el De consolatione philosophiae, u n a de esas lecturas que los hombres de la E d a d M e d i a siempre estima­r o n , al lado —se me antoja que en igualdad de circunstancias— de las Odae de Horac i o .

A L E J A N D R O H I G A S H I Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa

4 2 M Ü N K O L S E N , op. cit, p. 1 9 5 . 4 3 E. R. CURTIUS, Literatura europea y Edad Media latina, I a reimpr., trad. M . Frenk

Alatorre y A . Alatorre, F . C . E . , México, 1 9 7 5 , t. 1, p. 8 1 .