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Crisis en Europa 1560-1660 Aston, Trevor Compilador ALIANZA EDITORIAL Madrid , 1983 Este material se utiliza con fines exclusivamente didácticos

HSG Hobsbawm Unidad 1

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Historia

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  • Crisis en Europa 1560-1660

    Aston, TrevorCompilador

    ALIANZA EDITORIAL

    Madrid , 1983

    Este material se utiliza con finesexclusivamente didcticos

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    LA CRISIS DEL SIGLO XVII*E. Hobsbawm

    I

    En la primera parte de este trabajo, deseo sugerir la hiptesis de que durante el siglo XVII, laeconoma europea sufri una crisis general, ltima fase de la transicin global desde una economa feudalhacia una economa capitalista. Despus del ao 1300, aproximadamente, al percibirse con cierta claridadque algo empezaba a funcionar mal en la sociedad feudal europea1, hubo varias ocasiones en que algunoslugares de Europa oscilaron al borde del capitalismo. En Flandes y en la Toscana en el siglo XIV, o enAlemania a comienzos del XVI, se pudo notar cierto sabor a revolucin burguesa e industrial; pero slodesde mediados del XVII es cuando ese sabor llega a ser algo ms que el condimento para un manjaresencialmente medieval o feudal. Las primitivas sociedades urbanas nunca alcanzaron un xito completo enlas revoluciones que prefiguraron. Desde principios del siglo XVIII, sin embargo, la sociedad burguesaavanz sin obstculos de importancia. De este modo la crisis del siglo XVII difiere de sus predecesoras enque llev n una solucin fundamental de las dificultades que, hasta entonces, haban obstaculizado el triunfodel capitalismo, hasta donde el sistema poda permitirlo. En la primera parte de este ensayo me propongoreunir algunos testimonios en torno a la existencia de una crisis general; cosa que algunos autores an ponenen tela de juicio, y sugerir una explicacin de la misma crisis; en la segunda, tratar algunos de los cambiosque produjo, y cmo se super. Es muy probable que se lleven a cabo numerosos trabajos histricos sobroeste tema y sobre este perodo en los prximos aos. En efecto, ltimamente, historiadores de diversos paseshan intentado sugerir algo parecido a la paralizacin general del desarrollo econmico o crisis general deque se ocupa este artculo2. Por lo tanto, puede ser conveniente tener una visin general de la materia, yproponer algn tipo de hiptesis de trabajo, aunque slo sea para estimular otras mejores o futurasinvestigaciones.

    La crisis general

    Son bastantes las pruebas de crisis general de que disponemos. Sin embargo, debemos cuidarnosde evitar el argumento de que crisis general equivale a recesin econmica, argumento que ha enturbiadocompletamente gran parte de los estudios sobre la crisis feudal de los siglos XIV y XV. Es evidente quehubo una considerable recesin econmica en el siglo XVII. Por primera vez en la historia, el Mediterrneodej de ser el ms importante centro irradiador de influencia econmica y poltica, y eventualmente deinfluencia cultural convirtindose en una zona atrasada y empobrecida. Las potencias de la Pennsula Ibrica,Italia, Turqua evidentemente acusaban un retroceso: Venecia estaba en camino de transformarse en uncentro turstico. Exceptuando unas pocas plazas, dependientes de Estados noroccidentales (en general,puertos francos), y la metrpoli pirata de Argel, que tambin operaba en el Atlntico3, el progreso era escaso.Subiendo ms al norte, la decadencia de Alemania era visible, aunque enteramente desesperada. En elBltico, Polonia, Dinamarca y la Hansa iban en retroceso. Aunque el poder y la influencia de los Habsburgosde Austria crecan quiz en no pequea medida debido a que otros decaan tan dramticamente susrecursos seguan siendo pobres, su estructura militar y poltica raqutica, incluso en el perodo de mayoresplendor, a principios del siglo XVIII. Por otra parte, en las, Potencias martimas y sus posesiones Inglaterra, las Provincias Unidas, Suecia, y en Rusia y algunas zonas menores como Suiza, la impresin es * De los nmeros 5 y 6 (1954).1 E. Perroy, R. Boutruche, R. H. Hilton han analizado este tema en los ltimos aos, en Annales E.S.C., y en otraspublicaciones. Vase tambin la discusin entre M. Dobb, P. M. Sweezy, H. K. Takahashi, R. H. Hilton y C. Hill enScience and Society, XIV-XVII (1950-53), y en el estudio general de M. Malowist en Kwartalnik Historiczny, I (1953).(Al Instituto Polaco de Londres le quedo muy agradecido por la traduccin de este estudio de Malowist.)2 F. Braudel, La Mditerrane... au temps de Philippe II (Pars, 1949), 1097. R. Romano, Industries textiles etconjoncture Florence au XVIIe sicle, en Annales E.S.C., VIIe annee (1952), p. 510. Los historiadores francesesconsideran la fase de contraccin del siglo XVII como un hecho actualmente establecido (P. Chaunu en Rev. Hist.,CCX [1953], p. 379). En lo que va a continuacin, es mucho lo que debo a la discusin mantenida con J. Meuvret,quien confirm muchas de mis conjeturas de no especialista. Con todo, dudo que est de acuerdo con lo mayor parte deeste ensayo.3 C. A. Julien, Histoire de lAfrique du Nord (Pars, 1931), pp. 538ss; la revolucin industrial en la piratera, debida ala introduccin de las velas del norte por los ingleses y los holandeses despus de 1604, puede ser sealada a esterespecto.

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    de progreso ms bien que de estancamiento; en Inglaterra era de decidido avance. Francia ocupaba unasituacin intermedia, aunque su triunfo poltico no qued equilibrado con un gran avance econmico hastafinales del siglo y, entonces, tan slo de forma intermitente. En efecto, una atmsfera de sombras y de crisissatura all las discusiones despus del ao 1680, si bien las circunstancias, en el medio siglo anterior, a duraspenas pudieron haber sido mejores. Posiblemente, la enorme catstrofe de 1693-4 explica todo esto4. Fue enel siglo XVI, no en el XVII, cuando los mercenarios invasores se maravillaron al contemplar lo mucho quehaba en Francia para satisfacer sus deseos de botn y de saqueo; y en la poca de Richelieu y de Colbert loshombres volvan los ojos a los tiempos de Enrique IV, como si contemplaran una edad de oro. Es muyposible que, en algunas dcadas de la mitad de siglo, las ganancias adquiridas en el Atlntico nocompensasen las prdidas en el Mediterrneo, en Europa Central y en el Bltico, siendo el balance final deestancamiento, o quiz de decadencia. Sin embargo, lo importante es el decisivo avance en el progreso delcapitalismo que de ah result.

    Las cifras dispersas sobre la poblacin europea indican, en el peor de los casos, una decadencia real,y en el mejor, un nivel o meseta dbilmente elevada en la tendencia ascendente de la curva de la poblacinde fines del siglo XVI al XVIII. A excepcin de los Pases, Bajos, Noruega y, quiz, Suecia y Suiza y algunaszonas locales, no aparece ningn aumento de poblacin digno de ser mencionado. La despoblacin deEspaa era proverbial, el mezzogiorno italiano pudo haberla sufrido, y los asolamientos de mitad de sigloen Alemania y en el este de Francia son bien conocidos. Aunque Pirenne ha sostenido que la poblacin belgaaument, las cifras que se tienen de Brabante no parecen confirmarlo. La poblacin de Hungra descendims an que la de Polonia. En Inglaterra el ritmo del crecimiento demogrfico probablemente decayaceleradamente y puede que se detuviera despus de 16305. De hecho, no resulta fcil ver la razn en quebasa Clark su conclusin de que el siglo XVII en la mayor parte de Europa registr, igual que el XVI, unaumento moderado de la poblacin6. La mortalidad fue ciertamente mayor que en el XVI o que en el XVIII.Ningn siglo, desde el XIV, conoce tantas epidemias, y trabajos recientes han demostrado que sus estragosno pueden explicarse disocindolos de los causados por el hambre7. Mientras que un puado de metrpoliscortesanas y administrativas, o centros internacionales del comercio y las finanzas, crecieron mucho, elconjunto de las grandes ciudades surgidas en el siglo XVI sigui estacionario, y las pequeas y medianas

    4 J. Meuvret, en Mlanges dHistoire Sociale, V (1944), pp. 27-44; en Population, I (1946), pp. 643-50, y un trabajoindito sobre los efectos, en la diplomacia francesa, de las hambrunas de 1693-94 y 1709-10.5 Naturalmente, ni existen estadsticas fiables, ni hay siempre buenos ndices indirectos. Este prrafo se basaparticularmente en: K. Larsen, History of Norway (Princeton, 1948) (cifras solamente para el ao 1665 y siguientes); K.Mayer, The Population of Switzerland (Nueva York, 1952), y la estimacin de Patavino para 1608, que es tan grandecomo la de Mayer para 1700, en H. Nabholz, Muralt, Feller, Bonjour, Drr, Gesch, d. Uehervoelkerung (Berln, 1938),pp. 202ss; H. v. Z. Muehlen, Enstehung d. Gutshertschaft in Oberschlesien, en Vierteljahrschrift f. Soz.- undWirtschafigesch., XXXVIII, pp. 331-60; K. L, Beloch, Bevoelkerungsgeschichte. Italiens (Leipzig, 1937), I, pp. 153,225ss; E. Keyser, Bevoelkerungsgesch Deutschlands (Leipzig, 1941), pp. 304ss, 361ss; G. Roupnel, La ville et lacampagne dijonnaises au XVIIe sicle (Pars, 1922); P. Goubert, Problmes dmographiques du Beauvaisis au 17e s.(Annales E.S.C., VIIe anne [1952], pp. 452-68), para una regin que parece haber sufrido algo menos; G. Debien, EnHaut-Poitou; Dfricheurs au Travail (XV-XVIII sicles), y para ausencia de tala de bosques y repoblacin forestal, Bull.Soc. Hist. Mod., lvii (1953), pp, 6-9; 11. Pirenne, Hist. de Belgique (Bruselas, 1900), IV, pp. 439-40; A. Cosemans,Bevolkering v. Brabant en de 17e eeuw (Bruselas, 1930), pp, 224-25; G. N. Clark, The Seventeenth Century (Oxford,1929); J. Rutkowski, Hist. Econ. de la Pologne avant les Partages (Pars, 1927), 91-92; L. Stone, en IX CongrsInternational des Sciences Historiques, II (1951.), pp. 49-50; W. G. Hoskins, The Rebuilding Rural England 1570-1640, Past and Present, nm. 4 (nov. 1953).6 Op. cit., p. 6. La misma crtica se puede hacer a las estimaciones de Urlanis, Rost nasielenia v. Jewropie (Mosc,1941), p. 158, que ms bien parecen optimistas. Quedo agradecido a Mt. A. Jenkin por haber atrado mi atencin haciaestas cifras.7 S. Peller Studies in mortality since the Renaissance, Bull. Inst. Hist. Of Medicine, XIII (1943), pp. 443, 445, 452 yesp. p. 456; ibid., XVII (1947), pp. 67, 79. Meuvret y Goubert, op. cit., y la bibliografa citada en 14. J. Habakkuk,English Population In the Eighteenth Century, Econ. Hist. Rev., 2nd ser., VI (1953). Para la epidemiologa del siglo,adems de los innumerables estudios locales, H. Haeser, Gesch. d. Medizin u. d. epidem. Krankheiten (Jena, 1982); C.Creigthon, Hist. of epidemics in Britain (Cambridge, 1891, 1894); L. F. Hirst, The Conquest of Plague (Oxford, 1953);L. Poinzing, Epidemics resulting from wars (Oxford, 1816); J. Brownlee, Epideliology of Phthisis in Great Britain andIreland, Medical Research Council (Londres, 1918); Campbell, The Epidemiology of Influenza, Bull. Inst. Hist.Medicine, XIII (1943); J. Simpson, A Treatise on the Plague (Cambridge, 1905).

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    ciudades con frecuencia decayeron. Esto parece cumplirse, en parte al menos, incluso en los pasesmartimos8.

    Qu sucedi con la produccin? Sencillamente, no lo sabemos. Algunas reas sufrieron un claroproceso de desindustrializacin, destacando Italia, que pas de ser la nacin ms urbanizada e industrializadade Europa a ser un pas tpicamente agrario y atrasado, al igual que la mayor parte de Alemania y algunaszonas de Francia y Polonia9. Por otro lado, existi un desarrollo industrial bastante rpido en algunos pasesSuiza y, en las industrias extractivas, Inglaterra y Suecia, y en muchas regiones un aumento importante dela produccin rural a expensas de la produccin artesanal, urbana y local, que pudieron haber significado unaumento neto en la produccin total. Si los precios pueden servir de pauta, no deberamos esperar unadecadencia general en la produccin, porque el perodo deflacionista, que sigui a la gran subida de preciosde la poca anterior a 1640, es ms fcilmente explicable por una disminucin, relativa o absoluta, en lademanda que por una baja en la oferta de dinero. Con todo, en una industria bsica como era la textil tal vezno slo se produjo, un cambio de las viejas a las nuevas paeras, sino un descenso de la produccintotal durante parte del siglo10.

    En el comercio hay que decir que la crisis fue ms general. Las dos regiones principales delcomercio internacional establecido a saber, el Mediterrneo y el Bltico experimentaron una revolucin y,probablemente, un descenso pasajero en el volumen del comercio. En el Bltico la colonia europea de lospases urbanizados occidentales los principales artculos de exportacin dejaron de ser los productosalimenticios, que fueron sustituidos por mercancas tales como maderas de construccin, metales ypertrechos navales, en tanto que disminuyeron sus habituales importaciones de lanas occidentales. Elcomercio, segn los datos del peaje de Sound, alcanz su punto culminante en la dcada de 1590-1620,sufri un colapso en la de 1620 y declin catastrficamente despus de una cierta recuperacin hacia la de1650, permaneciendo estacionario hasta 1680, poco ms o menos11. Despus de 1650, el Mediterrneo seconvirti, como el Bltico, en un rea que intercambiaba mercancas locales, principalmente materias primas,por las manufacturas atlnticas y las mercancas orientales, monopolizadas por el noroeste. Hacia finales delsiglo, el Levante obtena sus especias del Norte, no del Este. El comercio del Levante francs se redujo a lamitad entre 1620 y 1635, descendiendo casi a cero hacia 1650, y no se recuper realmente de los niveles dedepresin hasta despus de la dcada de 1670. El comercio holands con Levante fue pobre desde 1617 hasta1650 aproximadamente12. Y ni siquiera el comercio francs sobrepas los niveles anteriores a la depresinmucho antes de 1700. Pudieron las ventas britnicas y holandesas compensar en el Sur las prdidas en losmercados del Bltico? Probablemente no. Puede que slo compensaran el descenso en las ventas anterioresde productos italianos. El comercio internacional de productos alimenticios trigo del Bltico, arenques deHolanda y pescados de Terranova no pudo mantener los niveles de la poca de Jacobo. El comerciointernacional de paos de lana estaba en retroceso; no fue, de momento, sustituido por el de otros tejidos,porque los grandes centros de lino exportable, Silesia y Lusacia, parecen haber decado un tanto despus de1620. De hecho, no es improbable que un balance general de las alzas y bajas del comercio demostrarse quelas cifras de exportacin no aumentaron significativamente entre 1620 y 1660. Fuera de los estadosmartimos, es improbable que las ventas en los mercados interiores compensen esto.

    Como sabemos, desde el siglo XIX, el malestar de la economa no puede medirse simplemente porlas cifras del comercio y de la produccin, cualesquiera que puedan ser esas cifras. (Es significativo, sinembargo, que el tono general de la discusin econmica diese por supuestos unos mercados estabilizados yunas oportunidades de beneficio. El mercantilismo colbertista, se ha dicho muchas veces, fue una guerraeconmica por grandes trozos de un pastel que sera el comercio mundial de volumen fijo. No hay razn

    8 W. Sombart, Luxus u. Kapitalismus, pp. 26-27; G. F, v. Schmoller, Deutsches Staedtewesen in lterer Zeit (Bonn yLeipzig, 1922), pp. 60-95; B. Bretholz, Gesch. Boehmens u. Maehrens (Reichenberg, 1924), III, pp. 61-63; E. Baasch,Hollaendische Wirtschaltsgeschichte (Jena, 1927), pp. 24-25.9 C. M. Cipolla, The Decline of Italy, Econ. Hist. Rev., 2. ser., V (1952); Roupnel, op. cit., para la reversin deBorgoa a la autarqua; R. Reuss, Hist. de Strasbourg (Pars, 1922), pp. 280-86; P. Boissonade, La Crise de lindustrielanguedocienne 1.600-1660, Annales du Midi, XXI (1909); G. Aubin y H. Kunze, Leinenerzeugung... im oestl.Mitteldetitschland (Stuttgart, 1940).10 Para las cifras de la produccin holandesa y florentina, N. W. Posthumus, Gesch. v. d. Leidsch. Lakenindustrie (LaHaya, 1932); Romano en Annales, loc. cit.11 N. E. Bang y K. Korst, Tabeller orver Skibstar (Kobenhavn y Leipzig, 1930-53); A. Christensen, Dutch Trade andthe Baltic about 1600 (Copenhague, 1940).12 G. Tongas, Relations entre la France et lEmpire Ottoman durant la premire moiti du XVII sicle (Toulouse,1942); P. Masson, Le Commerce franais dans le Levant au XVII sicle (Pars, 1896), esp. Pp. 130-34, App. XV, p.236;H. Witjen, D. Niederlnder im Mittelmeergebiet (Berln, 1909), pp. 145-149.

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    alguna para pensar puesto que la economa no era an disciplina acadmica que administradores ycomerciantes adoptaron puntos de vista muy en desacuerdo con las apariencias.) No cabe duda de que,incluso en pases que no experimentaron decadencia, hubo dificultades seculares en los negocios. Elcomercio ingls de la India Oriental languideci hasta la Restauracin.13 Aunque el comercio holands creciampliamente, el dividendo medio anual de su Compaa de las Indias Orientales disminuy en cada una delas dcadas desde 1630 hasta 1670 (ambas incluidas), exceptuada una dbil alza en la dcada de 1660. Entre1627 y 1687, hubo diecisis aos en que no se repartieron dividendos; cosa que en la restante historia de laCompaa, desde 1602 hasta 1782, no ocurri. (El valor de sus mercancas permaneci estacionario entre1640 y 1660.) De modo parecido, los beneficios del Wisselbank de Amsterdam alcanzaron su puntoculminante hacia 1630 y desde ese momento declinaron durante un par de dcadas14. Adems no pudo sermeramente incidental el que el mayor movimiento mesinico de la Historia Juda tuviera lugar en estemomento, causando un enorme impacto en las comunidades de los grandes centros comerciales Esmirna,Leghorn, Venecia, Amsterdam, Hamburgo hacia la mitad de la dcada de 1660, precisamente cuando losprecios alcanzaron uno de sus puntos ms bajos.

    Est claro tambin que la expansin europea atraves una crisis. Aunque los fundamentos delfabuloso sistema colonial del siglo XVIII se establecieron, sobre todo, despus de 165015, antes de esa fechatal vez se produjo una disminucin de la influencia europea, excepto en los binterlands de Siberia y Amrica.Los imperios espaol y portugus se redujeron y cambiaron sus caracterstica. Pero vale la pena advertirtambin que los holandeses no mantuvieron el notable ritmo de expansin del perodo comprendido entre1600 y 1640, y que de hecho su imperio se contrajo en los 30 aos siguientes16. Podemos mencionar, depasada, el colapso de la Compaa de las Indias Occidentales Holandesas despus de la dcada de 1640, ypuede tambin citarse la liquidacin simultnea de la Compaa del Africa Inglesa y de la Compaa de lasIndias Occidentales Holandesas a principios de la dcada de 1670.

    Se admite, generalmente, que el siglo XVII fue un siglo de revolucin social en Europa, tantoOriental como Occidental. Esa multitud de revueltas ha llevado a ciertos historiadores a ver una especie decrisis social revolucionaria generalizada a mediados del siglo XVII17. Francia conoci las Frondas, quefueron importantes movimientos sociales; las revoluciones de Catalua, Npoles y Portugal sealaron lacrisis del imperio espaol hacia 1640; la guerra del campesinado de Suiza, en 1653, fue expresin tanto de lacrisis postblica como de la explotacin creciente del campo por la ciudad, mientras que en Inglaterra larevolucin triunfaba con resultados portentosos18. Aunque los desrdenes campesinos no cesaron en laEuropa occidental la insurreccin del papel timbrado, en Burdeos y en Bretaa, en la cual se conjugabanel malestar de la clase media con el de la gente de mar y del campo, tuvo lugar en 1675, las guerras de losCamisards son incluso posteriores19 ,los que se produjeron en la Europa oriental fueron ms significativos.En el siglo XVI hubo pocas revueltas campesinas contra la servidumbre creciente en el campo. La revolucinucraniana de 1648-1654 puede considerarse como una rebelin importante de los siervos de la gleba. Deidntico signo son tambin los movimientos Kurucz en Hungra; su mismo nombre nos evoca a losrebeldes campesinos de Dozsa en 1514; su recuerdo se guarda como una reliquia en las canciones popularessobre Rakoczy, como tambin la sublevacin rusa de 1672 est en la cancin de Stenka Razn. Un gravelevantamiento de los campesinos bohemios en 1680 abri all un perodo de malestar endmico entre los

    13 Bal Krishna, Commercial Relations between India and England 1601-1757 (Londres, 1927), caps. II-IV; S. A. Khan,East India Trade in the Seventeenth Century (Londres, 1923), pp. 74ss.14 C. de Lannoy y H. Van der Linden, Hist. De lExpansion des Peuples Europens, Nerlande et Danemark (XVII etXVIII sicles) (Bruselas, 1911), pp. 334, 34445, 363. El endeudamiento de la Comapaa fue tambin ms elevadoque antes o despus; J. G. Van Dillen, Bronnen tot d. Geschiedenis d. Wisselbanken (La Haya, 1925), II, pp. 971 ysiguientes.15 Barbados empez a exportar azcar en 1646, Jamaica inaugur las plantaciones en 1664. Hait restableci lasplantaciones en 1655, La Martinica las inici en el mismo ao, las exportaciones de azcar de St. Kitts sobrepasaron alas exportaciones de ail en 1660; E. O. v. Lippman, Gesch. d. Zuckers (Leipzig, 1890).16 Para una comparacin de su volumen en 1641 y 1667, J. Saintoyant, La Colonisation Europenne (Pars, 1947), pp.271-73.17 B. Porshnev, en Biryukvitch, Porshnev, Skazkin, etc., Novaya Istoriya, 1640-1789 (Mosc, 1951), p. 444. Esto sigueuna sugerencia de Marx en 1850 (Sel. Essays, ed. Stenning [Londres, 1926], p. 203). La coincidencia ha sido observadacon frecuencia, por ejemplo Merriman, Six Contemporaneous Revolutions (Oxford, 1938).18 Merriman, op. cit.; B. Porshnev, Narodnie vosstaniya vo Frantsii pered Frondoi 1623-1648 (Mosc, 1948); O.Schiff, D. deutschen Bauernaufstaende 1525-1789, Hist. Zeitschrift, CXXX (1924), pp. 189ss; R. Feller, Gesch.Berns, JI (Berna, 1953), caps. IV y V.19 J. Lemoine, La Revolte du Papier Timbr (Pars, 1898), aduce numerosos documentos.

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    siervos20. Sera fcil alargar esta lista de los principales levantamientos sociales incluyendo, por ejemplo, lasrevueltas de Irlanda de 1614 y 1689.

    Solamente en un punto el siglo XVII, considerado en su totalidad, tuvo xito y no tropez endificultades. Fuera de las potencias navales, con sus regmenes burgueses, nuevos y experimentales, la mayorparte de Europa encontr una forma de gobierno eficiente y estable en el absolutismo conforme al modelofrancs. (Pero el ascenso del absolutismo ha sido considerado como signo directo de debilidad econmica21.La cuestin es importante y merece una investigacin ulterior.) La gran poca de los dispositivos ad hoc enla poltica, la guerra y la administracin, desapareci con los grandes imperios mundiales del siglo XVI: elespaol y el turco. Por primera vez, los grandes estados territoriales parecan capacitados para solventar sustres problemas fundamentales: cmo hacer directamente efectivas las rdenes del gobierno en reas extensas;cmo tener suficiente dinero al contado para pagar las grandes sumas globales que necesitabanperidicamente, y consecuencia en parte de lo anterior cmo mantener sus propios ejrcitos. La poca delos grandes asentistas militares y financieros independientes, termin con la guerra de los Treinta Aos(1618-1648). Sin embargo, los estados aun tenan que acudir a los subcontratos, como lo atestigua la prcticade la venta de oficios e impuestos agrcolas22. Sin embargo, los gobiernos ostentaban ahora el control oficialde todo este negocio, y no meramente el control prctico que se deriva del hecho de que, como los Fugger yWallenstein pudieron comprobar bien a su costa, el comprador monopolista puede dictar las condicionestanto como el vendedor monopolista. Quiz este evidente xito poltico de los estados absolutistas con supompa y esplendor ha distrado en el pasado la atencin de las dificultades generales de la poca.

    Si una parte solamente de esta argumentacin es lgica, nos autorizan a hablar de una crisisgeneral en, el siglo XVII, a pesar de que una de sus caractersticas fue la relativa inmunidad de los estadosque haban experimentado la revolucin burguesa. Existe la probabilidad aunque aqu nos aventuremos acaminar por el complejo terreno de la historia de los precios 23 de que la crisis empezase aproximadamenteen 1620; quiz con el perodo de baja repentina, que tuvo lugar desde 1619 hasta el comienzo de la dcada de1.620. Parece cierto que, tras alguna distorsin en el movimiento de los precios motivada por la guerra de losTreinta Aos, alcanz su fase ms aguda entre el ao 1640 y la dcada de 1670, aunque no tiene sentido darfechas concretas en la discusin de movimientos econmicos de duracin larga. A partir de entonces, losdatos se hacen conflictivos. Probablemente los signos de recuperacin superen a los de crisis, no slo (comoes obvio) en los estados martimos, sino tambin en otras zonas. Con todo, las tremendas oscilaciones deboom y depresiones, hambre, revueltas, epidemias y otros signos de profundo malestar econmico en 1680-1720, deberan disuadirnos de adelantar el perodo de total recuperacin. Si la tendencia fue alcista desde,digamos, la dcada de 1680 o incluso, anteriormente, en pases concretos estuvo todava sujeta afluctuaciones desastrosas.

    Puede objetarse, sin embargo, que lo que yo he descrito como crisis general fue sencillamente elresultado de las guerras del siglo XVII, particularmente de la Guerra de los Treinta Aos. En el pasado, loshistoriadores han tendido, de hecho, a mantener (o, ms bien, insinuar) ese punto, de vista. Pero la crisisafect a muchas partes de Europa no asoladas por generales ni por intendentes; y al contrario, algunostradicionales reideros de gallos de Europa (corno, por ejemplo, Sajonia y los Pases Bajos) estuvieronbastante mejor que otras regiones ms tranquilas. Por otra parte, ha existido una tendencia contumaz aexpresar exageradamente los perjuicios duraderos y permanentes causados por las guerras del siglo XVII.Hoy da, sabemos que (en igualdad de circunstancias) incluso las prdidas de poblacin, de produccin y deequipamiento de capital causadas por las guerras del siglo XX, cuya capacidad destructora es mucho mayor,pueden ser reparadas en cuestin de veinte a veinticinco arios. Si esto no sucedi as en el siglo XVII, fueporque la tendencia a la crisis exista con anterioridad a las guerras, que no venan a crearla sino a agravarla.No se trata de negar su importancia, si bien sus efectos fueron ms complejos de lo que aparece a primeravista. As, contra los estragos de la guerra de los Treinta Aos en puntos de Europa Central, podemos oponerresueltamente el empuje que se dio a la minera y a la metalurgia en general, y los booms ocasionales queactiv en pases no beligerantes (en beneficio circunstancial de Carlos I en la dcada de 1630). Es probabletambin que, a no ser por eso, la gran subida de precios hubiera terminando en la dcada de 1610 y no enla de 1640. La guerra, casi seguramente, cambi la incidencia de la crisis y pudo, habida cuenta de todas lascircunstancias, haberla agravado ms. Finalmente, vale la pena considerar si la crisis pudo, en cierto sentido,producir una situacin propicia para provocar o alargar la guerra. Sin embargo, este punto, que no reviste un 20 H. Marczali, Hungary in the Eighteenth Century (Cambridge, 1910), p. XXXVII; Bretholz, op. cit., pp. 57-61.21 A. Nielsen, Daenische Wirtschaftsgeschichte (Jena, 1933), pp. 94-95.22 R. Mousnier. La Vnalit des offices sous Henri IV et Louis XIII (Rouen, 1946); K. Swart, Sale of offices in theSeventeenth Century (Hangue, 1949).23 Vase la nota sobre la historia de los precios, ms adelante en la p. 39.

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    carcter esencial para el razonamiento, es, quiz, demasiado especulativo como para que sea de inters suinvestigacin.

    Las causas de la crisis

    Al analizar la crisis del siglo XVII, lo que hacemos realmente es plantear uno de los problemasfundamentales en torno al origen del capitalismo: por qu la expansin, que empieza a fines del siglo XV ycontinua durante el siglo XVI, no condujo directamente a la poca de la Revolucin Industrial de los siglosXVIII y XIX? Cules fueron, en otras palabras, los obstculos en el camino hacia la expansin capitalista?Las respuestas, podra sugerirse, son de dos clases: de tipo general y de tipo particular.

    El razonamiento general puede sintetizarse como sigue. Pira que el capitalismo pudiera triunfar, eranecesario que la estructura social de la sociedad feudal o agraria experimentase una revolucin. La divisinsocial del trabajo debe estar muy avanzada para que se incremente la productividad; para ello es necesarioredistribuir radicalmente la mano de obra trasvasndola desde la agricultura hacia la industria. La proporcinde la produccin que ha de ser intercambiada en un mercado supra-local, debe subir drsticamente. Mientrasno exista un gran ejrcito de asalariados; mientras la mayora de los hombres satisfagan sus necesidades consu propia produccin o intercambiando en la variedad de los mercados locales, ms o menos autrquicos, queexisten, incluso, en las sociedades primitivas, subsiste una limitacin, un obstculo, para el margen necesariodel beneficio capitalista y es realmente pequeo el incentivo para emprender lo que podemos llamar ensentido amplio la produccin en masa, base de la expansin industrial capitalista. Histricamente, estosprocesos no siempre se pueden separar el uno del otro. Podemos hablar de la creacin del mercado interiorcapitalista o de la separacin entre productores y medios de produccin que Marx llam acumulacinprimitiva24: creacin de un mercado de productos, grande y en expansin, y la creacin de una mano deobra libre, numerosa y disponible, van juntas, siendo dos aspectos del mismo proceso.

    A veces se ha dado por supuesto que el desarrollo de una clase capitalista y de los elementos delmodo de produccin capitalista en el interior de una sociedad feudal produce automticamente estascondiciones. A la larga, considerando el amplsimo perodo que se extiende entre los aos 1000 y 1800, estoes indudablemente as. Mas, en el plazo corto, no lo es. A menos que se den ciertas circunstancias cuyanaturaleza todava no se conoce bien, la oportunidad de la expansin capitalista se ver obstaculizada por elpredominio de la estructura feudal de la sociedad, que es el predominio del sector rural, o, tal vez, por algunaotra estructura como, por ejemplo, el predominio del tribalismo o de la pequea, produccin demercancas que inmoviliza tanto la mano de obra potencial como el excedente potencial para la inversinproductiva y la demanda potencial de las mercancas producidas de modo capitalista. En estas circunstancias,como demostr Marx en el caso de la empresa mercantil,25 los negocios pueden adaptarse para funcionar enun sistema de organizacin feudal, aceptando sus limitaciones y la demanda peculiar de sus servicios, yconvirtindose, en cierto sentido, en su parsito. Aquellas que actuaran as seran incapaces de superar lascrisis de la sociedad feudal y podran, incluso, agravarla. Porque la expansin capitalista es ciega. Ladebilidad de las antiguas teoras que atribuan el triunfo del capitalismo al desarrollo del espritu capitalistao del espritu empresarial, radica en que el deseo de conseguir el mximo beneficio sin limitacin algunano produce automticamente la revolucin social y tcnica que se requiere, Como mnimo debe existir laproduccin en masa (esto es, la produccin orientada a obtener el mximo beneficio agregado, grandesganancias, pero no necesariamente grandes beneficios por venta) en lugar de la produccin en orden a unmximo beneficio por unidad vendida. Con todo, una de las dificultades esenciales del desarrollo capitalistaen sociedades que conservan el grueso de su poblacin fuera del alcance de ste (de modo que ni sonvendedoras de mano de obra ni compradoras importantes de mercancas) consiste en que, a corto plazo, losbeneficios de los tipos realmente revolucionarios de produccin capitalista son casi con seguridad menosatractivos, o as lo parecen, que los de otras caractersticas (especialmente cuando implican una cuantiosainversin de capital). Christian Dior, en ese caso, parece una proposicin ms atractiva que Montagu Burton.Acaparar pimienta en el siglo XVI parecera un negocio mucho ms saneado que poner en marcha unas 24 V. I. Lenin, The Development of Capitalism in Russia, cap. I (conclusiones), cap. II (conclusiones), cap. VIII (laformacin del mercado interior). Capital, I (1938 edn.), pp. 738, 772-74. Que Marx no pensaba principalmente en laacumulacin efectiva de recursos queda demostrado, a mi entender, por un bosquejo preparatorio a la Crtica de laEconoma Poltica: Eigen ist dem Kapital nichts als die Vereinigung von Haenden und Instrumente, die es vorfindet.Es agglomeriert sie unter seiner Botmaessigkeit. Das ist sein wirkliches Anhaeufen; das Anhaeufen von Arbeitern aufPunkten nebst ihren Instrumente (Formen die der kapitalistichen Pruduktion vohhergehen [Berln, 1952], pp.49-50).25 Capital, III, pt. IV (Capital del mercader); y esp. Vol. II, p. 63. Vase tambin R. H. Hilton, Capitalism, Whats in aName?, Past and Present, nm. 1 (feb. 1952).

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    plantaciones de azcar en las Amricas; vender sedas de Bolonia mejor que vender panas de Ulm. Sabemos,sin embargo, que en los siglos subsiguientes se lograrn beneficios mucho mayores con el azcar y elalgodn que con la pimienta y la seda; y sabemos que el azcar y el algodn han contribuido mspoderosamente a la creacin de la economa capitalista mundial que la pimienta y la seda.

    En determinadas circunstancias, tal comercio poda, incluso en una situacin feudal, producirbeneficios agregados lo suficientemente sustanciosos como para hacer surgir una produccin a gran escala.As, por ejemplo, si abasteca a organizaciones muy grandes, tales como algunos reinos o la Iglesia; si lademanda poco elstica de todo un continente estaba concentrada en manos de los hombres de negocios deunos pocos centros especializados, tales como las ciudades textiles italianas y flamencas; si tena lugar unagran extensin lateral del campo de la empresa, como en el caso de conquista o colonizacin. Tambin eraposible una considerable subdivisin social sin distorsionar la estructura fundamentalmente feudal de lasociedad; por ejemplo, la urbanizacin de los Pases Bajos y de Italia sobre la base de alimentos y materiasprimas importados de territorios semicolonizados. No obstante, los lmites del mercado eran estrechos. Lasociedad medieval y la incipiente sociedad moderna fueron ms parecidas a una economa natural de loque solemos recordar. Se ha dicho que el campesino francs de los siglos XVI y XVII rara vez utilizabamoneda excepto para sus transacciones con el Estado; el comercio al por menor en las ciudades alemanas noestaba especializado, siendo similar al de las tiendas aldeanas, hasta fines del siglo XVI26. Excepto entre unapequea clase suntuaria (e incluso entre sta la moda cambiante en el sentido moderno probablemente sedesarroll tardamente) el ritmo de la sustitucin de los productos, en lo que atae al vestido y a los objetosdomsticos, fue lento. La expansin fue posible y lleg a ser realidad; pero en la medida en que la estructurageneral de la sociedad rural no experiment la revolucin, fue limitada, o cre sus propios lmites; y cuandotropez con ellos, entr en perodo de crisis.

    La expansin de los siglos XV y XVI fue esencialmente de esta clase; y por lo tanto cre su propiacrisis, tanto en el mercado interior como en el de ultramar. Esta crisis fueron incapaces de superarla loshombres de negocios feudales quienes eran los ms ricos y poderosos precisamente porque estaban mejoradaptados para lograr pinges ganancias de dinero en una sociedad feudal. Su inadaptabilidad contribuy aintensificarla.

    Antes de llevar ms lejos el anlisis de estos temas, puede revestir inters recalcar que los obstculospuramente tcnicos para el desarrollo del capitalismo en los siglos XVI: y XVII: no eran insuperables.Aunque el siglo XVI tal vez no fuera capaz de solucionar algunos problemas tcnicos fundamentales, comoel de obtener una fuente compacta y mvil de energa que tanto desconcertaba a Leonardo, s demostr, almenos, una capacidad de innovacin parangonable a la de 1a revolucin del siglo XVIII. Nef y otros nos hanfamiliarizado con las innovaciones introducidas en aquella poca; con todo, la expresin RevolucinIndustrial parece menos apta para el perodo 1540-1640 que para la Alemania de 1450-1520, que conoci eldesarrollo la imprenta, de armas de fuego eficientes y relojes, as como un apreciable adelanto en la mineray la metalurgia, segn el compendio de Agrcola en su libro De Re Metallica (1556). Tampoco haba undficit paralizante de capital o empresa capitalista, ni de trabajo, al menos en las reas ms adelantadas.Existan, asimismo, importantes bloques de capital mvil aptos para la inversin y, especialmente, en elperiodo de crecimiento demogrfico, muy importantes reservas de asalariados libres de variadasespecialidades. Lo esencial es que ni lo uno ni lo otro fue canalizado hacia una industria de caractersticasvirtualmente modernas. Adems, los mtodos para superar los dficits y rigideces en los suministros decapital y trabajo pudieron haberse aplicado tan plenamente como en los siglos XVIII y XIX. La crisis delsiglo XVII no puede explicarse por las insuficiencias de equipamiento para la revolucin industrial, en unsentido estrictamente tcnico y organizativo.

    Examinemos ahora las causas principales de la crisis.

    La especializacin de los capitalistas feudales: el caso de Italia

    La decadencia de Italia (y, en general), de los antiguos centros comerciales y manufacturerosmedievales) fue el resultado ms dramtico de la crisis. Dicha decadencia ilustra la debilidad delcapitalismo parasitario propio de un mundo feudal. As, en el siglo XVI los italianos probablementecontrolaban las mayores aglomeraciones de capital, pero cometan el delito flagrante de no reinvertirloadecuadamente. Lo inmovilizaron en construcciones y lo disiparon en prstamos al extranjero durante la

    26 J. Meuvret, Circulation monetaire et utilisation conomique de la monaie dans la France du XVI et du XVII sicle,Etudes dHistoire Moderne et Contemp, I (1947), pp. 14-29; R. Latouche, La vie en Bas-Quercy (Toulouse, 1923), B.Koehler, Der Einzelhandel im Mittelalter (Stuttgart y Berln, 1938). Pp. 55-60.

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    revolucin de los precios (lo que naturalmente benefici a los deudores), o lo desviaron hacia formas variasde inversin inmueble, en vez de invertirlo en realizaciones fabriles. Se ha sugerido plausiblemente que laincapacidad de los centros fabriles italianos para mantenerse frente a los holandeses, ingleses y francesesdurante el siglo XVII se debi a esa desviacin de recursos27. Sera irnico encontrarnos con que los Mdicisfueron la ruina de Italia, no solamente en cuanto banqueros, sino tambin en cuanto mecenas de artescostosas, y los historiadores filisteos se complacern en observar que la nica gran ciudad Estado que jamsprodujo un arte digno de mencin, Gnova, mantuvo su comercio y sus finanzas ms prsperos que ningunaotra. Con todo, los inversores italianos quienes eran, haca mucho tiempo, conscientes de que las grandescatedrales eran perjudiciales a los negocios28 actuaron con plena sensatez. Una experiencia de siglos habademostrado que las ms pinges ganancias no se haban obtenido invirtiendo en el progreso tcnico y en laproduccin. Los italianos se adaptaron a las actividades de los negocios en el campo, relativamente estrecho,que les quedaba una vez descontada la mayor parte de la poblacin europea como econmicamenteneutral. Si los italianos gastaron ingentes sumas de capital en forma improductiva, pudo haber sido,sencillamente, porque no exista otra manera ni otro lugar para invertirlo progresivamente dentro de loslmites de este sector capitalista. (En el siglo XVII, los holandeses paliaron semejante abundancia decapital multiplicando los productos de uso domstico y las obras de arte29, aunque tambin descubrieron elmecanismo, ms moderno, de un boom de inversin especuladora.) Quiz los italianos hubieran reaccionadocon actitudes diferentes ante la sacudida de la adversidad econmica; pero haban ganado dinero durantetanto tiempo., proveyendo al mundo feudal con su comercio y sus finanzas que, no hubieran aprendidofcilmente. Con todo, el auge repentino de la ltima parte del siglo XVI (parecido al veranillo de SanMartn de la Inglaterra eduardiana), la sbita expansin de las demandas de las grandes monarquasabsolutas que dependan de asentistas privados y el lujo sin precedentes de sus aristocracias retardaron lallegada de las vacas flacas. Cuando stas llegaron, produciendo la decadencia del mercado y de la industriaitaliana, las finanzas siguieron todava en pie, aunque desplazadas de una posicin dominante. Adems, laindustria italiana pudo perfectamente haber mantenido alguna de sus antiguas posiciones abandonando susantiguos productos de alta calidad y pasndose a las nuevas paeras, inferiores y ms baratas, del norte.Pero, en el perodo de compras de productos de lujo, que abarca desde 1580 a1620, quin iba a pensar quelos tejidos de alta calidad tenan contados sus das? No gastaba la corte de Lorena, en el primer tercio delsiglo, ms cantidad de tejidos importados de Italia que de todos los dems pases no franceses juntos?30.(Preferiramos suspender el juicio sobre el argumento de que Italia retrocedi a causa de unos costes deproduccin ms elevados para productos de igual calidad, en tanto no se presenten pruebas msconvincentes, o hasta que no dispongamos de una explicacin ms satisfactoria de la falta de produccinitaliana, la cual tras sus prometedores principios dio un giro de noventa grados desde lo urbano a lo rural,como hicieron las industrias textiles de otros pases.31

    El caso de Italia demuestra por qu determinados pases sucumbieron durante la crisis; pero nonecesariamente por qu sta se produjo. Por consiguiente, debemos tratar ahora de las contradicciones delpropio proceso de la expansin del siglo XVI.

    Las contradicciones de la expansin: Europa oriental

    La relativa especializacin de las ciudades de Europa occidental en el comercio y la manufactura selogr, hasta cierto punto, en los siglos XV y XVI gracias a la produccin en la Europa oriental, de unexcedente considerable de alimentos exportables, y quiz tambin gracias a las pesqueras ocenicas. Pero enla Europa oriental esto se consigui mediante el establecimiento, a gran escala, de la agricultura basada en laservidumbre; es decir, merced a un robustecimiento local del feudalismo. Ello tuvo, me atrevo a sugerir, tresefectos. Convirti al campesino en un cliente con menos capacidad de pago al contado de lo que haba sido opudo haber sido (o, lo que es lo mismo, le oblig a renunciar a los tejidos occidentales de buena calidad yaceptar los de baja calidad producidos localmente). Disminuy los efectivos y la riqueza de la baja noblezaen beneficio de un puado de magnates. En Polonia, los primeros controlaban el 43,8 por 100 de los arados amediados del siglo XV, el 11,6 por 100 a mediados del XVII; la participacin de los segundos aument del13,3 por 100 al 30,7 por 100 en el mismo perodo de tiempo. Por ltimo, sacrific el mercado ms activo de 27 A. Fanfani, Storia del Lavoro in Italia dalla fine del secolo XV agli inizli del XVIII (Miln, 1943), pp. 42-49.28 R. S. Lpez, Economie et architecture mdivales, Annales E.S.C., VII anne (1952), pp. 443-48.29 G. Renier, The Dutch Nation (Londres, 1944), pp. 97-99.30 H. Roy, La Vie, la mode et le costume au XVII sicle (Pars, 1924), aduce una lista completa de todas las clases detejidos usados en aquella Corte.31 Cipolla, The decline of Italy (citado anteriormente, en la nota 9), para el tema del alto costo.

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    las ciudades en aras de los intereses de libre comercio de los terratenientes exportadores, o canaliz granparte del comercio en beneficio de los ya opulentos seores33. La expansin tuvo, pues, dos resultados.Mientras creaba las condiciones para la expansin de los productos manufacturados en Europa occidental,cort, por un tiempo al menos, las salidas de estos productos en la zona del Bltico tal vez su mercado msimportante. El deseo de sacar rpido provecho de la creciente demanda de trigo entonces el Blticoempezaba a abastecer no solamente a la Europa del norte, sino tambin al Mediterrneo incit a los seorescon siervos a una imprudente expansin de sus dominios y a una intensificacin de la explotacin queprovocaron la Revolucin de Ucrania y tal vez tambin catstrofes demogrficas.34

    Las contradicciones de la expansin: mercados de ultramar y mercados coloniales

    Como se sabe, gran parte del comercio entre Europa y el resto del mundo fue pasivo durante siglosporque los orientales no tenan necesidad de los productos europeos en la misma medida en que Europanecesitaba los suyos. La balanza se equilibraba mediante pagos en metlico, complementados, de cuando encuando, con la exportacin de esclavos, pieles, mbar u otros artculos. de lujo. Hasta la RevolucinIndustrial las ventas de manufacturas europeas no revistieron importancia. (El comercio africano, que no eradeficitario, pudo ser una excepcin a causa de las condiciones de intercambio asombrosamente favorablesque los productos europeos conseguan entre los ignorantes compradores locales y en realidad casi pordefinicin porque, hasta finales del siglo XVII, el continente fue apreciado principalmente como fuente deprovisin de metales preciosos. En 1665, la Compaa Real de Africa todava calculaba que sus ganancias enoro doblaban sus ganancias en esclavos35.) La conquista europea de las principales rutas comerciales y deAmrica no cambi fundamentalmente esta estructura, pues incluso las Amricas exportaban ms de lo queimportaban. Pero disminuy considerablemente el coste de las mercancas orientales debido a que suprimiintermediarios, rebaj los costes del transporte y. permiti a los mercaderes y bandas armadas europeos robaro timar impunemente. Tambin aument sobremanera las provisiones de metales preciosos, ofrecindonossantos americanos y africanos a los que desnudar para poder vestir a los asiticos. Es incuestionable queEuropa extrajo ingentes beneficios de esto. La actividad general de los negocios se vio fuertemente activada,e igualmente fue enorme el capital acumulado; pero nuestras exportaciones de productos manufacturados noalcanzaron, en conjunto, gran expansin. Las potencias colonizadoras segn la buena tradicin medieval delos negocios siguieron una poltica de restriccin constante de la produccin y de monopolio sistemtico.De aqu que no hubiera razn alguna para que las exportaciones de las industrias metropolitanas resultaranbeneficiadas.

    El beneficio que Europa sac de estas conquistas iniciales consisti, as, en una bonificacin aisladams bien que en un dividendo regular. Cuando eso se agot, lleg como consecuencia lgica la crisis. Paralas potencias colonizadoras los costes y gastos generales subieron ms deprisa que los beneficios. Tanto en elEste como en el Oeste podemos distinguir tres etapas: la de los beneficios fciles, la de la crisis y, convariable fortuna, la de una prosperidad estable y ms modesta. En la fase inicial, la conquista o el trficotrajeron, temporalmente, ganancias ocasionales a bajos costos. En el Este, donde los beneficios se basaban enel monopolio de una produccin restringida de especias y cosas semejantes, la crisis probablemente fuecausada por la fuerte subida en los costes de proteccin contra los antiguos y nuevos rivales, subida tantoms fuerte cuanto ms procuraron las potencias colonizadoras aumentar el precio monopolstico. Se hacalculado que el comercio portugus de las especias apenas compensaba por estas razones36. En el oeste,donde se basaban en una produccin abundante y barata de metales preciosos y de otras materias primas, loscostes de proteccin probablemente desempearon un papel menos importante, aunque tambinaumentaron con la piratera y la competencia. Con todo, all se alanzaron pronto los lmites tcnicos de laprimitiva minera de ratonera de los espaoles (incluso, teniendo en cuenta los usos de los procedimientosde extraccin del mercurio), y es muy posible que la mano de obra fuera explotada hasta el lmite, siendotratada como un bien susceptible de ser gastado37. En cualquier caso, la exportacin de plata americana

    33 Para el alcance de esta creciente explotacin, J.34 Una expansin del rea total de agricultura-exportadora servil, por ejemplo en la regin del Mar Negro, pudo habercompensado esto. Pero esto no tuvo lugar hasta el siglo XVIII, posiblemente a causa del podero turco y a la poltica degranos anterior: D. Ionescu, D. grossen Balkanmessen in der Tuerkenzelt, Vierteljahrschrift f. Soz.undWirtschaftgesch. , XXXI (1938), pp. 2-7.35 Cal. S. P. Col., 1661-8, p. 266.36 F. C. Lane, National Wealth and Protection Costs, en Clarkson y Cochran eds., War as a Social Institution (NuevaYork, 1941), pp. 36ss.37 C. G. Motten, Mexican Silver and the Enlightenment (Filadelfia y Londres, 1950), caps. 2-3.

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    disminuy despus de 1610, poco ms o menos. En el Este, como era natural las potencias colonizadorasacabaron por ajustarse al nuevo nivel de gastos generales y quiz encontraron nuevas fuentes de tributacinlocal para compensarlos. En el Oeste, la familiar estructura de grandes propiedades cuasifeudales fueintroducida en el siglo XVII38. Como la base econmica del sistema colonial de Espaa era ms amplia quela del sistema portugus, los resultados de la crisis seran de alcance mucho mayor. As, la tempranaemigracin a Amrica estimul temporalmente la exportacin de mercancas de la metrpoli; pero como,inevitablemente, muchas de las necesidades de los colonizadores quedaban satisfechas all donde residan,las manufacturas espaolas en expansin tuvieron que sufrir las con secuencias. La tentativa de reducir elmonopolio metropolitano slo consigui empeorar la situacin al desalentar el desarrollo, entre otras cosas,de la economa de plantaciones, potencialmente revolucionaria39. Los efectos en Espaa de la afluencia demetales preciosos son suficientemente conocidos como para requerir su discusin aqu.

    Por consiguiente, es comprensible que el viejo sistema colonial atravesase una profunda crisis; yque sus efectos sobre la economa europea en general fueran trascendentales. Un nuevo modelo deexplotacin colonial, que produjo exportaciones en crecimiento constante de productos manufacturadosdesde Europa, vino a reemplazarlo. (Actuando en buena medida por su cuenta y riesgo, los colonos de lasplantaciones de caa de azcar del norte de Brasil haban mostrado el camino hacia ste desde finales delsiglo XVI.) Con todo, el sentido de los beneficios del antiguo monopolio atraa irresistiblemente a todos losque tenan una oportunidad de hacerse con ellos. Incluso los holandeses continuaron tenazmente pasados demoda en su colonialismo hasta el siglo XVIII, si bien su posicin de entrept en Europa los libr de lasconsecuencias de la ineficacia colonial. El viejo colonialismo no pudo convertirse en un nuevo colonialismo;sucumbi, y fue reemplazado por ste.

    Las contradicciones de los mercados interiores

    Difcilmente puede dudarse que el siglo XVI estuvo ms cerca que cualquier otra poca anterior decrear las condiciones propicias para una adopcin realmente amplia del modo de produccin capitalista; talvez a cansa del impulso dado por las ganancias de ultramar; quiz por el incentivo debido al rpidocrecimiento de la poblacin y los mercados, y a los precios en alza. (No es objeto de este estudio discutir lasrazones que causaron esta expansin a continuacin de la crisis feudal de los siglos XIV y XV.) Unapoderosa combinacin de fuerzas, entre las que cuentan, incluso, grandes intereses feudales40, amenazabaseriamente la resistencia de las ciudades dominadas por los gremios. La industria rural basada en el trabajo adomicilio [putting-out], qu s haba limitado anteriormente a los tejidos, se extendi en varios pases y anuevas ramas de produccin hacia finales del perodo (por ejemplo, los metales), especialmente hacia finalesdel perodo. Sin embargo, la expansin gener sus propios obstculos. Vamos a considerar brevementealgunos de ellos.

    Exceptuando, quiz, a Inglaterra, ninguna revolucin agraria de tipo capitalista acompa alcambio industrial, como iba a ocurrir en el siglo XVIII; no obstante, las revueltas en el campo fueronabundantes. Aqu nos encontramos nuevamente con que la naturaleza esencialmente feudal de laorganizacin social distorsion y desvi las fuerzas que, de otro modo, podan haber promovido un avancedirecto hacia el moderno capitalismo. En el Este, donde el cambio agrario adopt la forma de unresurgimiento de la servidumbre de la gleba por parte de seores exportadores, las condiciones para taldesarrollo fueron inhibidas a nivel local, aunque se facilitaron en otras partes. En otras regiones, el alza deprecios, los cambios en la propiedad seorial y la creciente demanda de productos agrarios pudieronperfectamente haber llevado a la aparicin de una agricultura de corte capitalista por obra de caballeros y decampesinos del tipo de los kulaks, en mayor escala de lo que parece haber ocurrido41. Sin embargo, qu eslo que sucedi? Los seores franceses (con frecuencia burgueses, que haban accedido al status feudal)alteraron la tendencia hacia la independencia campesina desde mediados del siglo XVI, y progresivamente

    38 As, desde fines del siglo XVII en la Compaa Holandesa de las Indias Orientales los ingresos procedentes deimpuestos coloniales, que suponan anteriormente el 9 por 100 de sus ingresos aproximadamente, aumentaron muchoms rpidamente que los beneficios comerciales. Lannoy y Linden, op. cit., pp. 266-67. F. Chevalier, La Formation desgrands domaines en Mexique. Terres el Socite au XVI-XVII sicle (Pars, 1952).39 Para el final de las plantaciones de azcar en los inicios del siglo XVII, E. O. v. Lippman, op. cit.40 Cf. H. Aubin, D. Anfaenge d. grossen schlesischen Leine weberei, Vierteljahrschr. F. Soz. Und Wirtschaftsgesch,XXXV (1942), pp. 154-73.41 P. Raveau, LAgriculture... en Poiton au XVI sicle (Pars, 1926), p.127; Marc Bloch, Les Caractres Originaux delhistoire rurale franaise (nueva ed., Pars, 1952), pp. 148-49; pero el gentilhomme campagnard no es ipso facto unagricultor capitalista.

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    recuperaron el terreno perdido42. Ciudades, comerciantes y agentes de negocios locales invirtieron en elcampo; en parte, sin duda, a causa de la seguridad de los productos agrcolas en una poca de inflacin; enparte, porque era fcil lograr un beneficio de esa inversin dentro de un sistema feudal, siendo su explotacintanto ms eficaz por estar combinada con la usura; en parte, tal vez, en la abierta competencia poltica conlos feudalistas43. De hecho, la relacin entre las ciudades y sus moradores, tomados en conjunto, y elcampesinado circundante era todava, como lo es siempre en una sociedad predominantemente feudal, unaforma especial de seoro feudal. (Los campesinos en los cantones de las ciudades seoriales de Suiza y en elinterior de los Pases Bajos no quedaron realmente emancipados hasta la Revolucin Francesa44.) La meraexistencia de la inversin urbana en la agricultura o la influencia urbana en el campo, no implicaron, por lotanto, el nacimiento del capitalismo rural. De este modo, la difusin de la aparcera en Francia, aunquetericamente seale un paso hacia el capitalismo, en realidad, produjo con frecuencia una burguesa parsitaen un campesinado cada vez ms esquilmado por ella y por las demandas crecientes del Estado,convirtindose, as, en un factor de decadencia45. La antigua estructura feudal segua predominando.

    De todo esto pueden inferirse dos resultados. Primeramente, es improbable que existiera muchainnovacin tcnica aunque el primer manual (italiano) sobre rotacin de cultivos. apareci a mediados delsiglo XVI, y seguro que el incremento en la produccin agraria no sigui el ritmo de la demanda46. As, haciael final del periodo, hay indicios de rendimientos decrecientes y escasez de alimentos, de reas exportadorasque agotaban sus cosechas en las necesidades locales, etc., que preludian las hambrunas y epidemias delperodo de crisis47. En segundo lugar, est el sufrimiento de la poblacin rural, sometida a la doble presin delos seores y de los ciudadanos (por no mencionar al Estado), y en todo caso, mucho menos capaz que ellosde defenderse a si mismo contra el hambre y la guerra48. En algunas regiones, este miope estrujamientopudo realmente haber inducido un descenso en la productividad durante el siglo XVII49. El campo erasacrificado en beneficio del seor, de la ciudad y del Estado. La aterradora tasa de mortalidad del campo sila relativamente prspera regin del Beauvaisis puede servir de ejemplo slo era superada por la de lostrabajadores a domicilio, asimismo cada vez ms ruralizados50. Es natural que una expansin que tuvieralugar bajo estas condiciones engendrara la crisis.Lo que suceda en los sectores no agrcolas dependa, en gran medida, de lo que pasaba en el sector primario.Los costes de los productos manufacturados pudieron haberse incrementado indebidamente por la subida delos precios agrarios, ms rpida que la de los industriales, reduciendo, as, el margen de beneficio de losfabricantes51. (Sin embargo, los fabricantes se servan cada vez ms del trabajo barato de los trabajadoresrurales a domicilio que eran a su vez explotados hasta el mximo.) El mercado tambin pas por dificultades.El mercado rural, en conjunto, debi resultar decepcionante. Muchos campesinos independientes sebeneficiaron de los altos precios y de la demanda de sus productos, siempre que tuvieran terreno suficientepara alimentarse a s mismos, incluso en los aos malos, un excedente regular para vender y una buena

    42 Bloch, op. cit. ; Braudel, op. cit., pp. 624ss.43 Bloch, op. cit. pp. 145-46; P. Raveau, op. cit., pp. 293ss; A. Kraemer, D. wechselnde... Bedeutung d. Lanbesitzes d.Stadt Breslau, op. cit., p.48, para la compra sistemtica de tierra entre el 1500 y la Guerra de los Treinta Aos.44 Baasch, Holland, Wirtschaftsgeschicht, p. 50; Roupnel, op. cit.45 Marx, Capital, III, XLVII, sect. V, sobre el mtayage; G. de Falgurolles, Dcadence de lconomie agricole Lempaut (Languedoc), Annales du Midi, LIII (1941), pp. 142-167 un importante artculo.46 Raveau, op. cit., cap. III. Para el carcter no-innovador de los manuales franceses de agricultura, G. Lizerand, LeRgime rural de lancienne France (Pars, 1942), pp. 79-81. M. J. Elsas, Umrisseiner Geschichte d. Preise u. Loehne inDeutschland (Leiden, 1949), sobre productividad agrcola estable.47 G. Coniglio, II regno di Napoli al tempo de Carlo V (Npoles, 1951), y Braudel, op. cit.; V. Barbour, Capitalism imAmsterdam (Baltimore, 1950), pp. 26-27; A. Juergens, Z. Schleswig-holsteinschen Handelsgeschichte im 16. U 17.Jh.(Berln, 1914), pp. 10-12, sobre la transformacin de un rea exportadora en un rea importadora a finales del sigloXVI.48 Porque descansaban en las provisiones locales de alimentos mientras las ciudades importaban en todo caso confrecuencia desde grandes distancias. J. Meuvret, La Gographie du prix des crals Revista de Economia, IV(Lisboa, 1951), PP. 63.69. Falgurolles, op. cit, sobre los campesinos que cesaron de comer trigo, porque con su ventapagaban los impuestos.49 Falgurolles, op. cit., as lo sostiene.50 Goubert, op. cit. (supra nm. 5); y ms adelante cap. 6.51 Elsas, op. cit.; O. Roehlk, Hanssch-Norwegische Handelspolitik im 16. JH. (Neumnster, 1935), pp. 74-75, para unexcelente anlisis de esto, aunque relativa a las tijeras de precios entre los precios de los cereales y del pescado; G. D.Ramsay, The Report of the Royal Commision on the Clothing Industrie, 1640, Eng. Hist. Rev. LVII (1942), pp. 485-86.

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    cabeza para los negocios52. Pero si estos yeomen compraban mucho ms que antes, compraban, con todo,menos que los ciudadanos de igual posicin, que eran ms autosuficientes53. La experiencia de Francia en elsiglo XIX demuestra que el campesinado medio y rico es el mercado menos atrayente que cabe encontrarpara la fabricacin en serie, y no anima a los capitalistas a revolucionar la produccin. Sus necesidades sontradicionales; la mayor parte de su riqueza se invierte en comprar ms tierra o ganado, en tesoros, en nuevosedificios o, incluso, en el ms completo despilfarro, como en bodas rumbosas, funerales y otras fiestas, cosastodas que preocupaban a los prncipes de la Europa continental a finales del siglo XVI54. El incremento de lademanda en el sector no agrcola (ciudades, mercados de artculos de lujo, demanda de los gobiernos, etc.)pudo, durante un tiempo, haber oscurecido el hecho de que creci menos rpidamente que la capacidadproductiva y de que la baja persistente del ingreso real de los asalariados durante la larga inflacin logr talvez, segn Nef, paralizar el aumento de la demanda para algunos productos industriales55 . Con todo, elretroceso en los mercados de exportacin, observable desde finales de la dcada de 1610, puso este hechoclaramente de manifiesto.

    Una vez iniciada la recesin, un factor adicional aument las dificultades de fabricacin: la subida delos costos de la mano de obra. Porque hay testimonios de que al menos en las ciudades el podernegociador de los trabajadores subi repentinamente durante la crisis, quiz debido a la cada oestancamiento de las poblaciones urbanas. De todos modos, los salarios reales aumentaron en Inglaterra,Italia, Espaa y Alemania, a mediados de siglo se formaron eficientes organizaciones de jornaleros en lamayor parte de los pases occidentales56 . Es posible que esto no afectase a los costes laborales de lasindustrias del putting-out, por cuanto sus trabajadores se hallaban en una circunstancia poco propicia parabeneficiarse de la situacin y su salario, calculado por pieza, poda ser fcilmente reducido. Sin embargo,est claro que constituy un factor no despreciable. Adems, la disminucin del crecimiento demogrfico yla estabilizacin de los precios tuvieron que contribuir a la depresin de la manufactura.

    Estos distintos aspectos de la crisis pueden resumirse en una sola frmula: la expansin econmicatuvo lugar dentro de una estructura social que, por falta de fuerza, no poda hacer estallar y segncomportamientos que se adaptaban a esta estructura y no al mundo del capitalismo moderno. Losespecialistas del periodo jacobita deben determinar qu es lo que realmente precipit la crisis: la restriccinde la plata americana, el colapso del mercado del Bltico, o alguno de otros posibles y mltiples factores.Una vez aparecido el primer crack, toda la inestable estructura empez a tambalearse. Estuvo a punto dedesplomarse, pero fue en el perodo subsiguiente de crisis econmica y de sacudida social cuando tuvo lugarel decisivo cambio desde la empresa capitalista adaptada a un sistema predominantemente feudal hacia laempresa capitalista capaz de transformar el mundo segn sus propias pautas. La revolucin en Inglaterra fue,as, el incidente ms dramtico en la crisis y su punto decisivo. Esta nacin, escribi Samuel Fortrey en1663 en su obra Englands Interest and Improvement, puede abrigar la esperanza de llegar nada menos quea ser la mayor y ms floreciente de todas las dems57 . Pudo serlo y lo fue; y los efectos sobre el mundoseran extraordinarios.

    Nota sobre la historia de los precios

    Los movimientos de los precios a largo plazo han sido excluidos deliberadamente del razonamientoprincipal porque otras reflexiones sobre el desarrollo econmico a largo plazo los subrayan suficientemente;quiz demasiado. No obstante, la trayectoria de los precios reclama algn comentario.

    La opinin tradicional, tal como la present Simiand y aceptaron Labrousse y otros, es que la largasubida de los precios termina alrededor de 1640 y fue seguida de una cada de los mismos o de fluctuaciones

    52 Bloch, op. cit. , sobre este importante ltimo punto.53 M. Campbell, The English Yeoman (New Haven, 1942), pp. 186-87, cap. VI passim, y Hoskins, Past and Present,nm. 4 (1953)54 H. Widmann, Geschichte Salzburgs (Gotha, 1914), III, p. 354; Fel1er, op cit., II, p. 368; H. Schell, Mecklemburg imZeitalter d. Reformation (Berln, 1900), p. 201.55 Prices and Industrial Capitalism, Econ. Hist. Rev., VII (1936-37), pp. 184-85.56 D. Knoop y G. P. Jones, The Medieval Mason (Manchester, 1940), pp. 207-12; Cipolla, The decline of Italy (citadoen note 9), p. 184; Elsas, op. cit.; E. J. Hamilton, War and Prices in Spain, 1631-1800 (Hervard, 1947), p. 219. G.Unwin, Industrial Organisation in Sixteenth and Seventeenth Centuries (Oxford 1904), cap. VIII; G. Des Marez, LeCompagnonnage des Chapeliers Bruxellois (Bruselas, 1909), pp. 17-21; E. Martin St. Lon, Le Compagnonnage (Pars,1901); L. Guneau, LOrganisation de travail Nevers au XVIIe et XVIIIe sicle, 1660-1790 (Pars, 1919), pp. 79ss; J.Gebaur, Gesch. d. Stad Hildesheim (Hildesheim y Leipzig, 1922), pp. 221ss, etc.57 Samuel Fortrey, Englands Interest and Improvement (Londres, 1673 ed.), p. 8.

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    en torno a una tendencia estable, hasta el segundo cuarto del siglo XVIII. Esto parece excesivamentesimplista. Hay seales de cambio en la tendencia de los precios entre 1605 y 1620; por ejemplo, en losprecios del trigo espaol. Cipolla ha observado tambin que los precios milaneses dejaron de subirrpidamente despus de 1605 y permanecieron estabilizados, o ascendieron lentamente, desde entonces hasta1630. (Mouvements montaires dans ltat de Milan, 1580-1700, Pars, 1952.) Esto era de esperar, puesHamilton demostr que la importacin de metales preciosos de Amrica alcanz su punto culminante en1590-1610, aunque se mantuvo bastante estable hasta 1620, poco ms o menos (American Treasure, p. 35).Si los precios siguieron subiendo hasta 1640 (o hasta 1635, que parece haber sido la coyuntura crtica enItalia) fue debido probablemente al envilecimiento de la acuacin, a la demanda de productos escasos en laGuerra de los Treinta Aos, o a una combinacin de ambas cosas. As, pues, cabe conjeturar que, de nohaber sido por la guerra, el perodo de cada, o de estabilizacin, de los precios habra comenzado en 1610-1620. La terminacin de la guerra intensific la crisis, que indudablemente alcanz su fase ms aguda (y elpunto ms bajo en los precios) en la dcada de 1660 y principios de la de 1670. Los efectos de la drsticadeflacin postblica pueden ser estudiados en Suiza, tpico pas que se benefici con las guerras, dondecondujeron a la guerra campesina de 1653.

    La evolucin de los precios vari, lgicamente, segn las regiones y las mercancas, y algunosfenmenos locales regionales siguen an muy oscuros. Aqu y ahora, nada se puede intentar para explicarlos.En general, sin embargo, los movimientos seculares de los precios se corresponden bastante bien con losperodos de crisis examinados en el presente estudio.

    II

    En la primera parte de este ensayo he tratado de bosquejar algunos datos para hacer ver que en elsiglo XVII existi una crisis general en la economa europea, y he tratado de apuntar algunas razones porlas que tal crisis pudo producirse. He defendido que se debi, fundamentalmente, a no haber superado ciertosobstculos generales que an se oponan al pleno desarrollo del capitalismo. Los datos de que se disponetambin sugieren que la crisis misma cre las condiciones que hicieron posible la revolucin industrial. Enesta segunda parte voy a tratar de los modos en que pudo haberse producido, o lo que es lo mismo, de lasconsecuencias de la crisis.

    Quiz no carezca de inters recordar que el perodo de las dificultades dur aproximadamente unsiglo: desde la dcada de 1620 a la de 1720. Despus de ese perodo, la perspectiva general es msesperanzadora. En Inglaterra y Francia, los problemas financieros de la poca de las guerras fueron ms omenos resueltos, a expensas de numerosos inversores, por medio de recursos tales como la South Sea Bubbley el Sistema de Law. Las plagas y las pestes, si no el hambre, desaparecieron de Europa occidental despusde la epidemia de Marsella de los aos 1720-1. Dondequiera que se volviese la mirada, se vea crecer lariqueza, el comercio y la industria, aumento de la poblacin y expansin colonial. El ritmo del cambioeconmico, lento al principio, cobr gran aceleracin entre las dcadas de 1760 y 1780. Haba empezado elperodo de la revolucin industrial. Hubo ciertamente, como se ver, signos de una crisis de crecimiento enla agricultura, en la economa colonial y en otros sectores, a partir del tercer cuarto del siglo XVIII, pero seraimposible describir la historia del siglo XVIII en trminos de una fase de contraccin, tal como ha hechoalgn historiador reciente con la de XVII.58

    Con todo, si es exacta la afirmacin de que los obstculos fundamentales en la va al desarrollo delcapitalismo desaparecieron en algn momento del siglo XVII, nos podremos preguntar legtimamente por qula revolucin industrial no se puso del todo en marcha hasta finales del siglo XVIII. El problema no es enmodo alguno ficticio. En Inglaterra, en todo caso, resulta difcil eludir la impresin de que la velocidadtempestuosa del desarrollo econmico hacia finales del siglo XVII debi haber producido la revolucinindustrial mucho antes. El espacio de tiempo que media entre Newcomen y James Watt, entre la fecha en quelos Darby de Coalbrookdale inventaron el mtodo de fundir el hierro con carbn y la poca en que ste segeneraliz, es realmente largo. Es significativo que la Royal Society se quejase en 1701 de que eldescorazonador abandono de los grandes, la contradiccin irreflexiva de los ignorantes y los reproches de losinsensatos les hubieran frustrado, desgraciadamente, su deseo de perpetuar una sucesin de tilesinnovaciones59 . Incluso en algunos otros pases hay indicios de cambios econmicos en la dcada de 1690que no condujeron a parte alguna, por ejemplo, las innovaciones en la agricultura en Normanda y en el

    58 R. Mousnier, Le XVIe et le XVIIe Sicles (Pars, 1954).59 S. F. Mason, A History of the Sciences (Londres, 1953), p. 223.

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    suroeste de Francia60 . Asimismo, un malestar flotaba sobre la agricultura en Inglaterra en las dcadas de1720 y 1730, y tal vez sobre algunas industrias61 . En el campo intelectual tambin se produjo un bachesimilar. No pretendo abordar aqu el problema que supone este bache. Pero, ciertamente, se debe solucionarsi queremos tener un conocimiento adecuado del proceso del moderno desarrollo econmico y de losorgenes de la Revolucin Industrial. No obstante, el espacio de que dispongo me impide tratar de exponerloaqu.

    Los obstculos en el camino hada la revolucin industrial fueron de dos tipos. Primero, como ya seha afirmado, la estructura econmica y social de las sociedades pre-capitalistas sencillamente no la asuficiente espacio para que ocurriera. Tuvo que suceder algo revolucionario entes de que esas sociedadesfueran capaces de ensayar las transformaciones que Inglaterra experiment entre 1780 y 1840. Estolgicamente haba empezado mucho antes. Debemos considerar en qu medida lo anticip la crisis delsiglo XVII. Con todo hay un segundo problema, si bien mucho ms especializado. Aun eliminando losobstculos generales en el camino hacia la revolucin industrial, no se puede inferir de ah que el resultadosea el inmediato advenimiento de una sociedad de mquinas y de fbricas. Entre 1500 y 1800 numerosasindustrias desarrollaron mtodos para conseguir una expansin rpida e ilimitada de la produccin, pero conorganizacin y tcnica bastante primitivos; por ejemplo, los industriales metalrgicos de Birmingham, losfabricantes de Armas de Lieja, los cuchilleros de Sheffield o Solingen. En 1860 estas ciudades seguanproduciendo sus artculos caractersticos de la misma manera que en 1750, slo que en cantidades mayores yutilizando nuevas fuentes de energa. Por consiguiente, lo que tenemos que explicar no es simplemente elcrecimiento de Birmingham con sus industrias artesanales subdivididas, sino, especficamente, el crecimientode Manchester con sus factoras; porque Manchester y centros anlogos revolucionaron el mundo. Culesfueron, en el siglo XVII, las circunstancias que contribuyeron, no slo a remover los obstculos en general,sino a producir las condiciones que dieron lugar al nacimiento de Manchester?

    Sera sorprendente que las condiciones aptas ara el desarrollo de la moderna economa industrialhubieran nacido en todas partes en los siglos XVII y XVIII europeos. Lo que debemos demostrar es que,como consecuencia de los cambios d siglo XVII, esas condiciones se desarrollaron en una o dos reas con talamplitud y eficacia econmica que fueron suficientes para servir de base a la revolucin posterior del mundo.Pero esto no es nada fcil. Quiz no se puede aducir ninguna demostracin convincente mientras noposeamos una informacin sobre ese perodo mucho ms abundante que la que poseemos actualmente. Ladificultad es mxima porque de las zonas ms vitales de la economa propiamente hablando, la produccinagrcola y manufacturera no slo poseemos un conocimiento escaso, sino que carecemos de esos hechosrevolucionarios que a los historiadores de la revolucin industrial tanto les encanta hallar en su recorrido:hilanderas, telares, ferrocarriles. De ah, que los historiadores de la economa de nuestro perodo se sientanconvencidos de que en alguna parte, hacia la mitad del siglo XVII europeo, la vida se vio tan profundamentetransformada en muchos de sus aspectos que solemos pensar que ese momento constituye la gran lneadivisoria de la historia moderna62 , pero no lo pueden demostrar de una manera concluyente.

    El siglo XVII, poca de concentracin econmica

    Aqu lo principal del razonamiento puede resumirse como sigue. La crisis del siglo XVII dio porresultado una concentracin considerable del poder econmico. En esto, opino, se diferenci de la crisis delsiglo XVI, que tuvo el efecto contrario al menos por cierto tiempo. Esto puede significar que la antiguaestructura de la sociedad europea se haba visto ya considerablemente socavada, pues se puede argir que latendencia normal de una sociedad puramente feudal, cuando atraviesa dificultades, es a convertirse en unaeconoma, de pequeos productores locales por ejemplo, campesinos cuyo modo de produccin sobrevivecon facilidad al colapso de una elaborada superestructura de agricultura y comercio seoriales63 . Directa eindirectamente esta concentracin sirvi a los fines de la futura industrializacin, aunque, lgicamente, nadiepretenda que esto fuera as. Directamente, al reforzar la industria del trabajo a domicilio a expensas de unaproduccin gremial y las economas avanzadas a expensas de las retrasadas, y activando el proceso deacumulacin de capital; indirectamente, al ayudar a solucionar el problema de suministrar un excedente deproductos agrcolas, y de otras formas. Naturalmente, esto no fue un proceso panglossiano en donde todo 60 E. Enjalbert, Le commerce de Bordeaux et la vie con. dans le Bassin Aquitain au XVIIe sicle, Annales du Midi,LXII (1950), p 21 s; Les tudes dhistoire normande de 1928 1955, Annales de Normandie, Y (1951), p. 178.61 Agradezco mis conocimientos sobre el particular al profesor H. J. Habakkuk, al profesor J. D. Chambers, a Mr. D. C.Coleman, a Mr. D. Joslin y a otros estudiosos del perodo.62 G. N. Clark, The Seventeenth Century (Oxford, 1929), p. IX.63 H. Takahashi, The Transition from Feudalism to Capitalism, Science and Society, XVI (1952), p. 334.

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    produca los mejores resultados en el mejor de los mundos posibles. Muchas consecuencias de esta crisisfueron completamente intiles o, incluso, regresivas, considerndolas desde el punto de vista de una eventualrevolucin industrial. Tampoco fue un proceso inevitable a corto plazo. Si, por ejemplo, hubiera fracasadola Revolucin inglesa como fracasaron tantas otras revoluciones en el siglo XVII, es totalmente posible queel desarrollo econmico se hubiera retrasado no poco. No obstante, en conjunto su efecto fueeconmicamente progresivo.

    Aunque esta generalizacin, como todas las generalizaciones, puede ser impugnada, es casi seguroque la concentracin econmica tuvo lugar en normas diversas, en el Este y el Oeste, bajo condiciones deexpansin, contraccin o estancamiento. En el campo, los grandes terratenientes prosperaron a expensas decampesinos y pequeos propietarios, lo mismo en la Restauracin Inglesa que en la Europa del Este. (Siconsideramos las ciudades como formas especiales de seoros feudales, la impresin de concentracin es,incluso, ms fuerte en el continente.) En las zonas no industriales, las ciudades ganaron a expensas delcampo, bien como consecuencia de su mayor inmunidad frente a los seores, los soldados y el hambre, bienpor otras razones64 . Ciertas medidas administrativos, como el impuesto sobre el consumo prusiano, pudieronintensificar este proceso, pero no fueron plenamente responsables del mismo. Los zonas de Europa orientalen las que las ciudades sufrieron un proceso de decadencia, igual que los pequeos terratenientes ycampesinos, ante la presin de los magnates son una excepcin que slo viene a confirmar el cuadro generalde concentracin. Dentro de las ciudades, la riqueza pudo haberse concentrado tambin, en todo caso alldonde los seores no tuvieron suficiente fuerza para apoderarse de los antiguos derechos de las ciudades aexplotar el campo por s mismas, como hicieron en la Europa oriental65 . En las reas industriales tenemos loque Espinas llamaba la doble orientacin de la produccin en pequeos y grandes centros66 ; esto es, lasustitucin de los gremios urbanos de tamao medio por el trabajo a domicilio en el campo, controlado porgrandes grupos comerciales nacionales o extranjeros. Tambin nos encontramos con cierta reagrupacin deindustrias, que puede considerarse en algunas ocasiones como concentracin; por ejemplo, cuando industriasespecializadas en un mercado nacional o internacional se desarrollaban en determinadas reas en vez de lasmanufacturas ms difundidas orientados hacia los mercados regionales67 . Por doquier las grandes ciudadesde la metrpoli crecieron a expensas de la ciudad, del campo, o de ambos. El comercio internacional seconcentraba en los estados martimos, y en stos, a su vez, tendieron a predominar las capitales. El podercreciente de los estados centralizados tambin contribuy a lograr cierta concentracin econmica.

    La agricultura

    Cules fueron los efectos de este proceso en la agricultura? Hemos visto que hay pruebas de quehacia finales del siglo XVI y principios del siglo XVII la expansin del excedente agrcola comerciable ibaretrasada con respecto al consumo no agrcola. A la larga, el vasto excedente esencial para el desarrollo de lamoderna sociedad industrial se conseguira primordialmente mediante una revolucin tcnica: elevando laproductividad y expansionando el rea cultivada por medio de una agricultura capitalista. nicamente aspudo la agricultura producir no slo los necesarios excedentes alimentarios para las ciudades por nomencionar ciertas materias primas industriales, sino tambin la mano de obra para la industria. En los pasesdesarrollados, especficamente en los Pases Bajos y en Inglaterra, los signos de revolucin agrcola eranvisibles desde haca bastante tiempo, y desde mediados del siglo XVII empiezan a multiplicarse. Nosencontramos tambin con un significativo incremento en la produccin de cultivos nuevos y raros, talescomo el maz, las patatas y el tabaco, que puede considerarse una especie de revolucin agrcola. Antes de1650, el maz slo se habra cultivado en el delta del Po (desde 1554); poco despus, se propag a Lombarday al Piamonte. El cultivo del arroz en Lombarda abarcaba 5.000 hectreas en 1550; en 1710 abarcaba msde 150.000, casi tanto como actualmente y slo tres octavos por bajo del punto mximo alcanzado en 1870.El cultivo del maz y del algodn se propag seguramente por los Balcanes. El cultivo de la patata empez aprogresar seriamente en Irlanda y, quiz, en la parte norte de Inglaterra hacia el 1700, aunque virtualmente

    64 A. Girard La Rpartition de la population en Espagne, Rev. Hist. Econ. et Soc., XXII (1920), pp. 350-51, 354; G.Roupnel, La Ville et la campagne dijonnaises au XVIIe sicle (Pars, 1922), pp. 89-91, 150; G. Schmoller, DeutschesStaedtewesen in lterer Zeit (Bonn y Leipzig, 1922), pp. 272-89.65 Un ejemplo llamativo en A. Helbok, Bevoelkerung d. Stadt Bregenz (Innsbruck, 1912), pp. 148, 150. Karails, Z.Gesch. d. Muenchner Patriziats, Jl. f. Nationaloekonomie, CLII (1940), pp. 1ss. Pero vase F. Tremel, Handel d. StadtJudenburg, Ztschr. d. hist. Vereins f. Steiermark, XXXVIII (1947), sobre el efecto nivelador del empobrecimientogeneral.66 Annales dHist. Econ. et Soc., VII (1933), pp. 186-88.67 G. N. Clark, op. cit., p. 76.

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    continuaba sin cultivarse en otras partes68 . No obstante, no sera sensato deducir de esto que la innovacintcnica contribuy mucho a la produccin agrcola antes de mediados del siglo XVIII una vez msInglaterra y los Pases Bajos pueden ser las excepciones, como tambin las reas donde se cultivaba el maz, o que rebas ampliamente el mbito de la horticultura, la cual, como ha sealado M. Meuvret, se prestabafcilmente la experimentacin tcnica69 . En lo que atae a muchas zonas de Europa, es dudoso que lasuperficie cultivada en 1700 superara por mucho a la cultivada en 1600.

    Qu sucedi exactamente en Europa occidental es algo que no est en modo alguno claro aunquesabemos que Inglaterra export cada vez ms cereales desde finales del siglo XVII. A juzgar por lo queconocemos de Francia, se dira que la demanda creciente de mercados de alimentos ten grandes como el dePars se lograba satisfacer: a) recurriendo a las reservas de reas agrcolas proverbialmente ricas que antes nosolan explotarse al mximo en circunstancias es, y b) explotando furtivamente las reservas de otrasciudades70 . Como no existen pruebas claras de incrementos en la productividad, nos inclinamos a pensar queesto signific, en ltimo anlisis, o bien un cambio en la produccin alimentaria hacia alimentos conrendimientos por hectrea ms elevadas (por ejemplo, del ganado a los cereales), o bien una simpletransferencia de Pedro a Pablo, siendo Pedro probablemente el campesino pobre. Se dispone de elementos dejuicio que indican que los campesinos se vieron obligados a adoptar una dieta peor, vendiendo su trigo en elmercado, al menos en el sur, que nunca produjo grandes excedentes alimentarios. Se ha sugerido tambinque el nivel diettico de Inglaterra sufri un descenso a finales del siglo XVII71 .

    Lo que aconteci en Europa central y oriental est bastante ms claro.El desarrollo de una economa basada en la servidumbre se aceler y acentu en el siglo XVII, lo

    cual puede considerarse como el hito que seala la victoria decisiva de la nueva servidumbre o, mejor dicho,de los grandes propietarios de siervos (magnates) sobre la nobleza inferior y los pequeos propietarios. Noes necesario analizar ahora en qu medida este resurgimiento del feudalismo se debi a la creciente demandade mercados exteriores nacionales o extranjeros y en qu medida se debi a otros factores72 . En todo caso,una serie de circunstancias se conjugaron para acrecentar el poder econmico y poltico de los magnates, quefueron los ms eficientes, los grandes mayoristas, entre los que reducan al campesinado a la servidumbre.Con excepciones escasas y temporales una de ellos puede ser la poltica campesina de la monarqua suecaen el Bltico hacia finales del siglo73 . Incluso las monarquas absolutos carecieron de capacidad y devoluntad para enfrentarse a este poder. De hecho, tendieron ms bien a fomentarlo, porque su triunfo sobrelos estamentos e instituciones similares signific, por lo general, el debilitamiento de los nobles inferiores(cuyos baluartes constituan) y de las ciudades, y el relativo reforzamiento de los pequeos grupos demagnates reunidos en torno a la Corte del gobernante, que con frecuencia puede considerarse casi como unmecanismo para distribuir entre ellos, en una u otra forma, los ingresos procedentes de la tributacin. Entodo caso, como sucedi en Rusia y en Prusia, el poder del monarca en el Estado era, a veces, comprado,renunciando a toda intervencin en los dominios seoriales. Cuando el poder real desapareca, como enPolonia, o decaa, como en Turqua (donde los feudos no hereditarios para servicios militares dieron paso adominios feudales hereditarios), la labor del seor era, en todo caso, todava menos complicada.

    La victoria decisiva de la hacienda basada en la servidumbre no condujo a un aumento en laproductividad, pero fue capaz de crear, durante un perodo al menos, un gran ncleo de produccin agrariapotencialmente vendible que, a medida que transcurra el tiempo, demostr efectivamente su rentabilidad. Enprimer lugar, en las reas ms primitivas, tales como los Balcanes y las zonas fronterizas orientales, estooblig a los campesinos a permanecer en el campo, en vez de evadirse emigrando o hacindose nmadas74 , adedicarse a los cultivos de exportables y no a los de subsistencia, o a pasar de una economa ganadera a unaeconoma de labranza. En Bohemia y en otras partes, este ltimo cambio fue tambin alentado por la Guerra

    68 Enciclop. Italiana; T. Stoianavich, Land Tenure and Related Sectors of the Balkan Economy, Jl. of Econ. Hist.,XIII (1953), pp. 398-411; R. N. Salaman, The History and Social Influence of the potato (Cambridge, 1949).69 Agronomie et jardinage..., Hommage Lucien Febvre (Pars, 1953), vol. II.70 A. P. Usher, Hist. of the grain trade in France, 1400-1710 (Carribridge, Mass., 1913), pp. 56, 80-82, 180.71 J. C. Drummond y A. Wilbraham, The Englishmans Food (Londres, 1939), pp. 119-122.72 Vase Doreen Warriner, Some controversial issues in the history of Agrarian Europe, Slavonic Review, XXXIII(1953), pp. 168ss.73 O. Liiv, D. wirtsschaftl. Lage d. estnischen Gebietes am Ausgang d. 17. Jh. (Tortu, 1935); reseado en BalticCountries, III (1937) pp. 129-30.74 Stoianovich, op. cit.

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    de los Treinta Aos75 . El ejemplo de la Irlanda del siglo XVIII demuestra que un mero cambio de laganadera a la labranza puede tener, circunstancialmente, el efecto de una revolucin agrcola.

    En segundo lugar, el dominio feudal pudo convertirse progresivamente en una Gutsherrschaft, queobtiene sus ganancias de la venta de productos cultivados por los siervos, en lugar de una Grundherrschaft,que depende de los ingresos en moneda o en especie de los campesinos subordinados. Las fincas diferansegn el grado en que efectuaron esta conversin; el 69 por 100 de los ingresos de algunas heredades checasen el perodo 1636-7 procedan de beneficios de tierras solariegas, pero este porcentaje desciende al 40 y 50en algunas fincas de la Alemania oriental a mediados: del siglo XVIII76 . Podemos suponer, sin embargo, quela transferencia di las heredades de pequeos a grandes propietarios incrementara su explotacin comercial,pues dado el bajsimo nivel de la agricultura basada en la servidumbre, slo el gran seor poda lograr quelos beneficios de hacer funcionar sus heredades como una factora agrcola compensasen las dificultades deorganizacin y de control de aquellos enormes cuadrillas de siervos mal dispuestos. Cerca de los puertosexportadores puede que los comerciantes alentaran a los seores a entrar en la economa de exportacin, olos forzaran a ello prestndoles dinero contra la promesa de ventas de cosechas, como ocurri en Livonia77 .

    Indudablemente, esto no poda solucionar de modo permanente el problema del desarrollocapitalista. La economa basada en los siervos era escandalosamente ineficiente. El simple hecho del trabajoforzado la limitaba a rendimientos mnimos del campo y de la mano de obra. Una vez que una zona habasido completamente reducida a la servidumbre y se haba intensificado al mximo el trabajo forzado esdecir, cinco o seis das por semana78 , la produccin se estabilizaba a menos que nuevas reas fuerantambin reducidas a servidumbre. Pero las dificultades del transporte imponan limitaciones. La expulsin delos turcos poda abrir el hinterland de los puertos del Mar Negro, pero por poner un ejemplo obvio laSiberia occidental segua siendo necesariamente inaccesible. De aqu que, tan pronto como se alcanzaban loslmites efectivos de la agricultura basado en los siervos, se entraba dentro de un perodo de crisis. A partir dela dcada de 1760, esto se reconoci y, hasta cierto punto, se reflej en los proyectos del despotismoilustrado79 . La economa de la servidumbre se transform entre 1760 y 1861. Esta transformacin nos llevams all de los lmites de nuestro perodo y, por lo tanto, no podemos tratarla aqu. Lo importante paranuestro propsito es que el paso a la economa basada en haciendas con siervos coincidi con la crisis delsiglo XVII y que, tal vez, entr en su etapa decisiva despus de la Guerra de los Treinta Aos, es decir, hacia166080 .

    Los medios por los que la crisis aceler este paso estn claros. Bajo las circunstancias vigentes, casicualquier acontecimiento exterior guerra, hambre, incremento de tributos debilitaba a los campesinos (ycon ello, a la tradicional estructura agraria) y fortaleca a sus explotadores. La crisis, adems, alent a todos terratenientes, clase media provinciana y Estado en el oeste, seor y Estado en el este a salvarse a expensasde los campesinos. Por