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FERNANDO BESNIER ROMEROIngeniero Agrónomo
M I N I S T E R I O D E A G R I C U L T U R A
i ^ i ^^ii^^
LA COSTRA DEL SLIELO
Típicamente la costra es una capa de suelo superficial
definida y que es más resistente a la penetración, aunque
a veces más frágil, que el suelo que existe bajo esa capa.
En la costra típica siempre existe una discontinuidad, en
diversas características, con respecto al terreno subyacente.
La formación de costra que impide o dificulta la nascen-
cia de las plántulas, comprometiendo muchas veces el éxi-
to de la siembra, es un problema importante en España,
en algunos cultivos, y que ha sido, hasta ahora, poco es-
tudiado.
En los países de clima templado, con lluvias relativamen-
te frecuentes y suaves, la costra no ocasiona, en general,
graves problemas de nascencia. Muchos de los aspectos de
la formación de costra han sido estudiados más bien desdeel punto de vista de la degradación de la estructura del
suelo, de la reducción de la capacidad de inflltración o de
la erosión, que desde el punto de vista de la nascencia.
Sólo recientemente, al perfeccionarse las sembradoras
de precisión, y difundirse el uso de algunos tipos de semi-
llas, tales como las de remolachas monogérmenes, ha co-
menzado a dedicarse mayor atención al problema de la nas-
cencia.
En España, muchas de las dificultades de nascencia han
sido resueltas, hasta ahora, con el empleo de elevadas den-
sidades de siembra y posterior entresaque y aclareo. La
reducción en las disponibilidades de mano de obra para es-
tos trabajos plantea la cuestión del logro de técnicas que
permitan el empleo de las sembradoras de precisión, las se-
mill^,s monogérmenes y el aclareo mecánico.
Fig. l.-Cosira formada alrededor de una plántula de cebada después de sunascencia.
Las dificultades de nascencia debidas a la falta de lluvia
y desecación de la capa superior del terreno han podido ser
últimamente superadas mediante el uso del riego por as-
persión, aunque éste, a su vez, plantee algunos problemas
de apelmazamiento y encostrado.
No debe confundirse la formación de costra con el apel-
mazamiento del terreno. Un suelo apelmazado puede en-
costrarse, pero también puede hacerlo un suelo suelto y
mullido.
LOS EFECTOS DEL LABOREO
Un suelo bien preparado para la siembra presenta unas
características determinadas. Se encuentra mullido, airea-
do y con cierto contenido en humedad que depende, entre
otras cosas, de las características de la tierra. Las partícu-
las de este suelo se encuentran formando "agregados" o
"grumos" formados por partículas más simples: arena, limo,
Fig. 2.-Arriba, costraen arcillas grises deorigen miocénico, casisin vegetación. Centro:costra en terreno arci-llo-arenoso con nume-rosas grietas. Abajo:costra rota por una pi-sada en terreno areno-limoso. Obsérvese la
escasez de grietas.
-5-
arcilla. Estos grumos dejan entre sus intersticios gran nú-
mero de poros, llenos de aire y de agua. El distinto tamaño,
forma y disposición de estos grumos es lo que contitituye
la estructura del suelo. Los suelos de mejor estructura tie-
nen grumos que son muy estables, oscilando sus tamaños
entre 1 y 5 mm.
Las distintas partículas simples que forman los grumos
están unidas entre sí por un "cemento" formado, en gene-
ral, por materia orgánica y arcilla ^coloidal. Este cemento
une, también, unos grumos con otros.
El contenido en materia orgánica del suelo, la textu-
ra, los métodos de labranza empleados y el estado del sue-
lo en el momento en que se han efectuado las diversas la-
bores, influyen considerablemente en el tamaño y estabi-
lidad de los grumos. Mientras mayor proporción haya de
grumos comprendidos entre 1 y 5 mm., mejor será el es-
tado del suelo, a todos los efectos: facilidad de labranza,
infiltración de agua, fertilidad, etc.
Pero esta estructura, que en los suelos arables es "crea-
da" cada año con el laboreo, no es estable. Pasado el mo-
mento óptimo de "tempero", los grumos van deshaciéndose
bajo el efecto de la lluvia, del paso de los aperos, etc. Puede
verse cómo esta estructura se va desintegrando observando
la porosidad del suelo. A medida que los grumos disminuyen
de tamaño van rellenando los espacios vacíos, expulsando
el aire y la tierra se asienta. Si el suelo está saturado de
Fig. 3.-Orientación de las partículas de arcilla a causa de la plasticidad delsuelo y formación de cosira laminar. (De Baver).
-6-
agua (encharcado o casi encharcado) y más aún, si la capa
superficial ha sufrido el impacto de una lluvia fuerte, los
grumos se deshacen totalmente, liberando las partículas ele-
mentales de que se componen. A1 asentarse éstas, se colo-
can muy juntas, eliminando los poros y el aire contenido
en ellos. En ciertas condiciones estas partículas no se dis-
pbnen al azar, sino formando láminas. Cuando el suelo se
deseca, las partículas quedan nuevamente cementadas en-
tre sí, pero dispuestas de tal modo que forman una barre-'
ra difícil de atravesar
ASENTAMIE^ITO DEL SUELO
Cuando un suelo se labra y queda excesivamente mullido,
se espera, en general, un asentamiento al cabo de cierto
tiempo. Este asentamiento se produce al reordenarse los
grumos rellenando los espacios vacíos, bajo la acción de la
gravedad favorecida por ciertas acciones. Así, en una tierra
o en un puñado de harina colocada en una vasija, unos ^cuan-
tos golpes secos provocan el asentamiento. Por tanto, el
asentamiento puede verificarse en seco y no implica rotura
o degradación de los grumos de que está constituida la ma-
teria que se asienta. En el suelo, el efecto de los golpes
cm.
3s
30
2s20Is10s
MULLIDO DEBIDO
AL LABOREO
^^^'VOLUMEN DE POROS I I .
/ ^///^////// / ^ // /^ / i/ ATE I MIN RA L S LO ^^^^J^,^^^i^l'^^^^,^i0 N D E F M A M J J A S 0 N
LIMITE DELLABOREO-
Fig. 4.-Asentamiento natural del suelo producido tras una labor profunda.
en el curso de catorce meses. (De Nitzsch).
Cebada nacida bajo cos-tra. Obsérvese el coloramarillo de las plántu-las que no habían po-dido romper la costra.
Costra arenosa en te-rrenos de vega arcillo-arenosos. Apréciese elcolor claro de la costraen contraste con el co-
lor del suelo.
Costra arenoso - calizaen terrenos margosos deladera. El color grisá-ceo de este suelo in-dica su abundancia en
cal.
-^-
secos que damos a la vasija queda sustituido por el efecto
del agua de lluvia, que en su infiltración provoca movimien-
tos infinitesimales de los grumos, sin romperlos, haciéndo-
los reordenarse.
APELMAZAMIENTO
Si a consecuencia de las lluvias continúa aumentando e.l
centenido del suelo en agua, el cemento que retiene los grá-
nulos se hidrata, lo que produce varios efectos. En unos sue-
los se produce una "hinchazón" de las arcillas a consecuen-
cia de la cual disminuyen los poros. En otros, los grumos
se van deshaciendo y la acción de cualquier fuerza provaca
un nuevo asentamiento. El agua que se infiltra deshace el
cemento, "lubrifica" la superficie de los grumos, facilitando
su desplazamiento infinitesimal para rellenar poros. Si en
este estado se ejerce compresión sobre el suelo, labrándolo
o circulando sobre él, el apelmazamiento es muy intenso.
Si el terreno no se perturba, solamente debe contarse con
el efecto "lubrificador" del agua infiltrada y cierta presión
resultante del impacto de las gotas de lluvia sobre la su-
perficie.
Muy importante es el efecto del apelmazamiento cuan-
do se riega "de pie" para que nazca una siembra que ha
quedado en seco. La capacidad de un suelo para apelma-
zarse ( compresibilidad ) va aumentando a medida que se
humedece, hasta llegar a un máximo cuando el suelo está
en estado "plástico", es decir, ^cuando se puede trabajar
como barro de alfarero. Una vez pasado este punto, si au-
menta la humedad, la compresibilidad disminuye, pero el
suelo ya se encharca.
Con un riego de pie, la capa de tierra saturada de agua
que puede apelmazarse es mucho mayor que en el caso de
un riego por aspersión, pero éste produce una mayor degra-
dación de la estructura en la capa superficial del suelo por
efecto del golpeteo de las gotas de agua.
En todo caso, el terreno apelmazado forma un obstácu-lo a la penetración como conse^cuencia de su gran densidad
-8-
que hace que, materialmente, no exista sitio donde puedan
desplazarse las partículas empujadas par la plántula en
germinación.
Por esta razón, un suelo apelmazado tras un riego, que
precisamente se le ha dado para favorecer la nascencia,
puede llegar a impedir ésta, aun manteniéndose húmedo.
El apelmazamiento puede llegar por debajo del sitio en que
está colocada la semilla e impedir no sólo la nascencia, sino
también el crecimiento de las raíces.
El terreno apelmazado no está cementado ni deseca-
do, aun cuando su estructura esté profundamente dañada
y, como consecuencia, las partículas de tierra están en ín-
timo contacto. El espacio vacío ocupado por el aire se ha
reducido al mínimo. La masa de tierra apelmazada opone
una gran resistencia mecánica a la penetración y es tam-
bién impermeable al paso del agua.
Cuando el suelo así apelmazado se va desecando pro-
gresivamente se produce la cementación, que progresa en
profundidad a medida que va descendiendo la cantidad de
agua fuertemente retenida. El fenómeno de la cementación
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PORCENTAJE DE HUMEDAD DE LA COSTRA
Fig. 5.-Relacíón entre el porcentaje de humedad de la costra y la resisten-cia len gramos) a la ruptura. (De ArndU.
-9-
consiste en que las partículas del suelo, que ya están muy
próximas entre sí, se juntan fuertemente y forman un blo-
que duro, difícil de penetrar y de labrar. Los coloides arci-
llosos deshidratados tienen un gran poder de cementación.
A veces, el apelmazamiento se ve acelerado por fuerzas
de compresión exteriores, tales como el paso de m"aquinas
y ganado. Pero estas fuerzas exteriores no son imprescin-
dibles para que el suelo se apelmace. En todo caso, este blo-
que duro y profundo, que debe evitarse coii un adecuado
manejo del suelo, no constituye lo que propiamente se lla-
ma la "costra". Nos referimos, por supuesto, a la costra su-
perficial, no a las que pueden formarse en el subsuelo.
CAR.ACTERISTICt^S DE LA COSTRA
La costra es, como ya indicamos, una capa definida, es
decir, con límites claros y de pequeño espesor. Este espesor
puede variar entre menos de 1 mm. a más de 10 cm. La
costra ofrece muoha resistencia a la penetración ; esta re-
sistencia desciende bruscamente al traspasar el límite de
la costra cuando ésta se atraviesa con cualquier instrumen-
to idóneo desde arriba hacia abajo.
La costra está desecada y cementada; puede tener una
g^ran densidad, pero también puede ser menos densa que
el terreno subyacente.
PRESION
Kq^ ^m2
A
0
B
plPROFUNDIDAD PROFUNDIDAD
Fig. 6.-Variación de la presión necesaria para la penetración en un suelo.en función de la profundidad. A), suelo encostrado; B), suelo apelmazado.
- 10 -
TIPOS DE C'OSTRA
Las anteriores características son importantes para acla-rar muchas confusiones que se encuentran en la literatura
técnica y en el lenguaje agrícola acerca de estos estados
anormales del suelo.
Generalmente, la idea de costra sugiere la formación de
una capa superficial, de estructura laminar, muy densa, fre-
cuente en terrenos arcillosos y que se agri^ta rápidamente
bajo la acción del sol. Esta es la clásica costra de los char-
cos desecados y la que se forma en los sitios bajos y surcos
de riego, donde las aguas han acumulado materiales finos.
En la literatura técnica de los países de clima templa-
do, la costra es considerada, generalmente, como una capa
análoga a la anterior, muy densa, causada por la degrada-
ción de la estructura del terreno bajo el impacto de las gotas
de lluvia y que, aún húmeda o algo desecada bajo la ac-
ción del viento y un sol tibio, forma una capa impenetrable,
escasamente agrietada a causa de la relativa lentitud de la
desecación en dichos climas; en determinados tipos de sue-
los la lentitud en la desecación causa mayor dureza de la
costra que en el caso de una desecación rápida.
Las figuras 7 y 8 ilustran la formación de una costra
de tal tipo en dos suelos franco-limosos. El suelo que for-
ma la costra más densa y resistente tiene más arcilla ( 22
por 100 ) que el que forma costra menos resistente ( arci-
lla, 8 por 100 ), teniendo ambos el mismo contenido en limo
(56-59 por 100).
Para muchos agricultores la costra suele ser una capa
apelmazada a causa de una lluvia fuerte, un riego de pie
o de aspersión y de bastante espesor. Sin embargo, los agri-
cultores españoles de regiones de climas áridos y suelos
arenosos a francos conocen otro tipo de costra, la costra
arenosa, acerca de la cual apenas se encuentran referencias
en la literatura técnica procedente de países templados.
Este tipo de costra, que se produce en terrenos que, por su
naturaleza, no se apelmazan o lo hacen poco, es propio de
climas áridos y suelos desertizados que, a veces, contienen
- 11 -
DENSIDAD
APARENTE I. 2 ^4 /
DE L A ^/
COSTRA 1•0 II
(gr/cm3)0.8 ^
1.6
ARCILLA 8%
1.4
3 6 9 12 15 18 21MINUTOS DE LLUVIA
Fig. 7.-Formación de costra densa baj^ lluvia intensa ( un milímetro3minuto)con gotas gruesas ( 3,2 mm. de di^ímetro). (De Epstein y Granq.
800r
700
PRESIONNECESARIA 600
PARA ROMPER
LA COSTR A b00
(pr/cm2)
ARCILLA 22 %
./ \/.\ /
ARCILLA 8 % ,
6 9 12 15 18 21 24MINUTOS DE LLUVIA
Fig. S-Resistencia a la ruptura de la costra formada bajo lluvia intensa.(De Epstein y GranU.
- 12 -
carbonatos de calcio o de calcio y magnesio, que obran co-mo cementantes. Pese a su fragilidad, ocasiona importa.n-tes problemas de nascencia.
Existen muchos otros tipos de costra. Entre ellos pode-
mos citar las costras salinas, producidas por el depósito de
sales a causa de la evaporación del agua salina. Sin embar-
go, en esta publicación nos limitaremos a los tipos de costra
que conocemos directamente.
LA ESTRUCTURA DE LA COSTRA
El estudio micromorfológico de los distintos tipos de
costra muestra también las distintas estructuras que pue-
den formarse y que se aprecian, en parte, en un estudio
con lupa. El material se corta en secciones finas de 30 mi-
cras y se examina en un microscopio petrográfico con luz
polarizada. El cuadro número 1 resume algunas observa-
ciones. Pueden distinguirse tres tipos de costra: laminar,
no laminar y porosa. Puede observarse también cfue no exis-
te clara correlación entre la textura y la estructura de la
costra, ni entre la densidad aparente y la tensión de rup-
tura. Esto es debido, en parte, a que no todos los minera-
les arcillosos forman estructuras laminares. La caolinita,
por eiemplo, forma agregados laminares, pero la montmo-
rillonita los forma casi esféricos.
La figura 9 corresponde a u n a costra arcillosa típica,
formada en un charco desecado. A1 desecarse, la arcilla se
contrae fuertemente, agrietándose en trozos más o menos
trapezoidales; a continuación, y al seguir desecándose la
Fig. 9.-Costra arcillosatípica de un charco de-
secado.
- 13 -
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- 14 -
capa superior, los trozos se curvan y agrietan conforme in-
dica la figura 10, que muestra muy aumentada la sección
natural de corte de uno de los trozos de costra. La estruc-
tura de esta costra es algo laminar.
Fig. 10.-Trozo de costra curvándose y agrietándose bajo la acción del sol(muy aumentada).
La figura 11, por el contrario, muestra una costra forma-
da por el aterramiento de una zona baja, con material arras-
trado por la lluvia. Puede verse que el agrietamiento iniciales menor y que el aspecto general es mucho más poroso
que en el caso anterior, lo que se observa mejor en la por-
tada, donde se ve cómo la cebada nace entre las fisuras y
aún levanta trozos de la costra.
Finalmente, la figura 12 muestra una costra arenosa na-
tural en el terreno cultivado. Puede verse que no existen
grietas. El terreno es muy arenoso, la costra es frágil y po-
rosa, no laminar. Un ligero pisotón la rompe y el pie se
Fig. Il.-Costra formada por material del suelo arrastrado por las aguas ydepositado en la parte baja de una parcela.
hunde en el suelo mullido qae hay bajo ella. Pero no todas
las plantas consiguen atravesarla.
LA FORMACION DE LA COSTRA
En los climas áridos, la formación de la costra está cau-
sada generalmente por la desecación de una capa delgada
Fig. 12.-Costra arenosa sin grietas con huellas de pisadas que la rompenfácilmente.
- 16 -
de suelo superficial disperso. La formación de costra cons-
ta de tres fases: dispersión, segregación y desecación.
La dispersión es causada por la ruptura de los grumos
existentes en el suelo, en la superficie, lo que puede haber
sido ocasionado por un laboreo excesivo o por el impacto
de los golpes de lluvia. Puesto que la estabilidad de los gru-
mos es baja en presencia de un exceso de agua, los impactos
de las gotas de lluvia son un factor importante que con-
duce a la dispersión de la superficie del suelo no protegida.
Después de la destrucción de los grumos hay segrega-
ción o cambio de posición de las partículas en la superfi-
cie dispersa. Esto da lugar a una disposición más apreta-
da de las partículas del suelo y aumento de la densidad
aparente.
La fuerza mecánica del suelo disperso aumenta grande-
mente por la desecación. Una contracción apreciable acom-
paña a la desecación en suelos con mucha arcilla o con
muchos coloides orgánicos. El agrietamiento resultante re-
duce la impenetrabilidad mecánica de la costra. Por lo tan-
^ ^ ^^ ^ d^ ^ ^ ^
^
E. F
^^g^^ 8o^g
C.
_. ..°^`^^^^
Fi^. 13.-Esquema típico de for-mación de costra. A, suelo seco;B, Iluvia; C, dispersión; D, se-gregación; E, desecación; y F,
cosira.
- 17 -
to, el problema de la formación de costra en suelos con
mucha arcilla o con mucha materia orgánica es usualmen-
te menos agudo que en suelos limosos.
La costra arcillosa se ag^rieta a causa de la contracción
de la arcilla en la desecación. Esto no sucede en las costras
arencsas. Después del agrietamiento, la costra arcillosa se
curva, tornándose cóncava por la parte superior, más ex-
puesta al sol, y, como consecuencia, se rompe.
No siempre es necesario que existan estas tres fases con-
secutivamente. En un suelo con buena estructura la dis-
persión ocasionada por una lluvia fuerte es decisiva; si la
lluvia es sua.ve, no se forma costra. Pero si la estructura
del suelo ya está destruida de antemano, es decir, si se
trata de suelos con mala estructura, basta una lluvia suave.
para formar la costra.
La degradación de esta estructura, aparte del golpeteo
de la lluvia, puede ser causada por un laboreo inadecuado,
por escasez de materia orgánica, por quema de rastrojos
( salvo, quizá, en algunos tipos de suelos ) y, lo que es muy
importante para los regadíos españoles, por los riegos de
inundación. La sucesión de riegos de inundación y de in-
tensa desecación bajo la radiación solar contribuye a la
degradación de la estructura, especialmente si el contenido
de materia orgánica del suelo es bajo y las labores no se
hacen adecuadamente.
LA COSTRA ARENOSA
Todavía no se conocen muy bien, desde un punto de
vista estrictamente científico, los fenómenos de encostra-
miento en suelos tan diversos y bajo condiciones climáti-
cas tan distintas. Sin embargo, desde un punto de vista
práctico y agronómico, la formación de costra laminar y de
costra no laminar, pero densa, son comprensibles como con-
secuencia de la degradación de la estructura. Ya nos hemos
referido a ello.
- 18 -
E1 caso de la costra arenosa, que se presenta en tierras
arenosas centeneras e, incluso, en las arenas "muertas" de
los pinares del valle del Duero, está menos estudiado.
Una lluvia suave e inapreciable durante la noche, segui-
da de un día de intensa radiación solar, es suficiente para
formarla. Es fácil formar una costra de 1-2 cm. de espesor
humedeciendo gota a gota, sin choques, una maceta llena
de arena de pinar de la serie "Camporredondo" y situando
luego la maceta bajo la irradiación de una lámpara corrien-
te colocada muy cerca de su superficie. Si, antes de esto,
se siembran en la maceta unos granos de maíz, puede ob-
servarse que, a los pocos días, los coleóptilos de las plán-
tulas de maíz levantan la costra seca, pero son incapaces
de atravesarla. La costra así formada puede levantarse sin
deshacerse.
La formación de costra fina es más fácil en arenas por-
que se calientan más y tienen menos agua, con lo que se
secan rápidamente y se forma una capa cementada que se
separa del resto del terreno y, en cierto modo, lo protege ;
en arcillas, el calentamiento de la masa es más gradual.
Fig. 14.-Izquierda. costra artificial formada con arena de pinar. Obsérvenselas perforaciones hechas por las plántulas de maíz que han conseguido le-vantar la costra, pero no romperla. A la derecha, las plántulas de maíz des-
pués de haber levantado la ccstra artificial.
- 19 -
ARENA
ARCILLA
AGUA
Fig. 15.-Posible esquema de la formación de una costra arenosa. A, sueloseco; B, suelo mojado; y G suelo desecado y cementado. (Croquis sin escala).
La figura 15 indica un posible esquema de la formación
de una costra arenosa elemental (una sola fila de granos).
Con más exactitud, la unión de las partículas parece tener
lugar como se indica en la figura 16.
Este esquema muestra solamente dos dimensiones. Cuan-
do se hacen modelos reales en tres dimensiones con esfe-
ras de igual radio, pueden obtenerse disposiciones rígidas
pegando las esferas unas a otras, lo que simula una costra.
Si los agentes cementantes retienen fuertemente unidas
entre sí las partículas, puede formarse una costra muy po-
rosa, lo que explica también la falta de correlación entre
densidad aparente y presión de ruptura que se observa en
el cuadro número 1, puesto que los agentes cementantes, al
Fig. lFi. - Estructura delsuelo y unión de lo; gra-nos de arena mediantepuentes de arcilla lal yotros agentes cementan-tcs Ibl. IDe Collis-Georgel.
S
-zo-
propio tiempo que pueden dar lugar a una costra muy po-
rosa, es decir, con baia densidad aparente, pueden incremen-
tar grandemente la resistencia a la ruptura. Las agentes ce-
mentantes sen la materia orgánica, la arcilla coloidal, los
óxidos coloidales deshidratados de hierro y aluminio y las
sales de calcio.
LA ARCILLA COMO ELEMENTO CEMENTANTE
Creemos oportuno destacar, en relación con este fenó-
meno, que el estudio de las distintas formas en que se pue-
den agrupar los grupos de arena ( empaquetamiento de es-
feras ) indica claramente que es posible la formación de cos-
tra cuando existe poca cantidad de arcilla, debido a lo cual
se produce poca contracción al desecarse el suelo, por lo
que las costras axenosas se agrietan poco.
También interesa destacar, en este caso, que el poder
cementador de la arcilla es tanto mayor cuanto menor sea,
por unidad de volumen, la superficie total de las partícu-
las del suelo (1) , lo que sucede cuando abundan gravas y
arenas. Esta es la razón por la que los caminos estabiliza-
dos o de suelo-cemento necesitan muy poco cemento cuan-
do el suelo básico presenta gran cantidad de grava y are-
na en buena gradación granulométrica, mientras que si
abundan las arcillas no suelen ser económicos, por la gran
cantidad de cemento que necesitan.
El poder cementador de la arcilla (^CCC^) se determina
de acuerdo con la siguiente fórmula:
CCC=Porcentaje de arcilla en tierra fina
Porcentaje de tierra fina en tierra natural
Apliquemos esta fórmula en un ejemplo ilustrativo. Su-
pongamos que formamos una losa sobre el suelo con ladri-
(1) A. Nicolás y J. H. Gandttllo: •Los estudios ecológicos y selvícolas yla repoblacicín forestal. Problemas v dificidtades surgidos en la región de lospSramos leoneses y palentinos^. IFIE, Madrid, 1966.
- 21 -
llos y un mortero de cemento con 50 por 100 de arena y
50 por 100 de cemento. Los ladrillos equivalen a la arena
del suelo, la arena del mortero al limo y el cemento a la
arcilla. Si disminuimos poco a poco el espesor del mortero
entre los ladrillos, tenemos el resultado del cuadro número 2.
CL'AI^RO NC,'M. 2
Grueso de ^^ Volumen re-^^olumen re- ^^oh^men re-
Coejiciente decapa de morte- Intivo del n^ar- In^ivo del ce- ^Q^wo total del cemer^inción
ro entre los tero ^l^ `7c^^ienlo en e(
Ce117e1^O ^^`de cemenb
ladrillos ^^^ortero ( 21 % l^l/lll
Sin ladrillos 100 50 I 50 0,502,00 cm. 48 50 24 1,041,00 cm. 26 50 14 1,920,50 cm. 14 50 7 2,800,25 cm. 8 50 4 6,25
Naturalmente, la resistencia de estas losas a las distin-
tas fuerzas de rotura no es igual en todos los casos; pero
se puede formar una losa con 4 por 100 de cemento, en
vez del 50 por 100, porque su poder cementador es de 6,25
en vez de 0,5.
De igual forma, un suelo arenoso con 1 por 100 de ar-
cilla puede tener un poder cementador muy grande, aun-
que las costras formadas son, como ya hemos dicho, muy
frágiles.
Además, esta arcilla adherida a los granos de arena re-
torna muy lentamente a su estado natural después de una
desecación intensa, por lo que la costra, una vez formada,
no se deshace fácilmente por simple humectación.
LA ROTURA DE LA COSTRA Y SU INFLUENCIA
EN LA NASCENCIA
Cualquier tipo de material ofrece diferentes tipes de re-
sistencia a las diferentes fuerzas que pueden actuar so-
bre él.
-22-
A nuestros efectos, nos interesa, sobre todo, la resisten-
cia que la costra puede ofrecer a la nascencia de las plán-
tulas en germinación.
Ante todo, hay que tener en cuenta la capacidad de la
costra para raiarse por efecto de la contracción de las ar-
cillas. La figura 17 muestra los efectos de tres tipos de cos-
tra, con ra_^ as cercanas ( a, b, d), separadas ( c) y sin ra-
jas (e, f). Los posibles efectos de la nascencia dependen,
aparte del tipo de rajado, de las características de las plán-
Fig. 17.-Importancia de la for-mación de grietas en la costradebida a una ad.ecuada propor-ción de arcilla. Las plántulas degramíneas (a, c y d) nacen peorque las de leguminosas (b, d y f).
(De ArndU.
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tulas y su capacidad para levantar los terrones sueltos por
efecto del rajado, así como su dispersión superficial.
Respecto a lo primero, la diferencia es muy grande entre
plántulas de gramíneas y plántulas de leguminosas. Res-
pecto a la dispersión, conviene hacer las siguientes obser-
vaciones :
En un suelo con rajas cercanas, las semillas sembradas
a voleo tienen más probabilidades de encontrar una grieta
por donde emergeT. Por el contrario, si las rajas están se-
paradas y los terrones a levantar son pesados, las semillas
sembradas en líneas o a golpes pueden ejercer juntas ma-
yor empuje para levantar e, incluso, volcar los terrones.
Es interesante observar que las semillas de malas hier-
bas están, en general, muy dispersas superficialmente, por
lo que siempre hay un cierto porcentaje de plántulas de
malas hierbas con grandes prababilidades de encontrar una
grieta a su alcance.
No es necesario que la grieta esté exactamente encima
de las plántulas, pues muchas especies pueden doblarse si-
guiendo la línea de menor resistencia. Sin embargo, cuan-
do la plántula penetra en una fisura sin salida, carece de
capacidad para "retirarse".
En los suelos de costra arenosa, en los que se forman
pocas rajas o no se forman, la siembra en líneas o a gol-
pes, con gran densidad de semillas dentro de la línea o en
cada "golpe", asegura una mejor nascencia que la siembra
dispersa. E'sto, y la rápida desecación de la capa superficial,
es la causa principal de algunos fracasos habidos en cli-
mas áridos con las máquinas sembradoras de pratenses
provistas de rodillos acanalados, especialmente en el caso
de las gramíneas.
Cuando la costra no se raja, la fuerza que ejerce la
plántula debe ser suficiente para romperla. De lo contra-rio, hay que deshacer la costra con un rulo u otro instru-
mento apropiado. A veces el riego por aspersión resuelve el
problema ; a veces no, o incluso lo agrava.
La figura 18 muestra dos instrumentos utilizados para
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Fig. 18.-Aparatos para la medidede la resistencia de la costra a lanascencia. (lle Arndtl. 1, varilla;2, costra; 3, maceta; 4, balanza; 5,chorra de agua; 6, carga de agua;
7, suelo; y 8, pesn.
medir la fuerza de ruptura en algunos suelos arcilloso-are-
nosos en Australia. 'Una de las observaciones notables es
que, aunque se necesitó, en este caso particular, una fuer-
za de 200 gramos para provocar el agrietamiento, se nece-
sitaron fuerzas de 2-3 kg. para que las varillas pudiesen,
realmente, emerger a la superficie. La razón aparente es
que los trozos de la costra rota se apoyan unos a otros
formando una "cúpula" resistente. A veces la planta tiene
fuerza para romper la costra, pero no para apartarla. Esto
sucede cuando un terrón queda incluido en la costra. Por
supuesto, los terrones sueltos también pueden dificultar la
nascencia, pues, a veces, su peso es excesivo para que la
planta los levante, pero éste no es puramente un problema
de costra.
Debe tenerse en cuenta que los datos de los experimen-
tos australianos no son comparables con los del cuadro nú-
mero 1, ya que la resistencia se ha medido de diferente
manera en los dos casos. Se ha intentado medir la fuerza
o presión que ejercen realmente las semillas, pero incluso
utilizando leguminosas no se ha llegado aún a resultados
convincentes. Parece que, aparte de la fuerza propia de las
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semillas, tiene importancia la resistencia del terreno en
sentido perpendicular al del eje de avance. Si no existe esta
resistencia lateral, las plántulas crecen en espiral y ejer-
cen poca presión.
Si el crecimiento es vertical, la fuerza de empuje es pro-
pcYcional al diámetro de la plántula, pero la forma de nas-
cencia y la estructura y consistencia de la parte de la plán-
tula encargada de romper la costra ejercen influencia con-
siderable.
Las leguminosas, ya tengan nascencia hipo^gea o epigea,
ejercen mucho empuje, especialmente las de granos y plá.n-
tulas grandes (habas, judías, altramuz). En las gramíneas,
la penetración hacia la superficie la realiza el coleóptilo,
que, siendo hueco, ejerce menos empuje que el epicólito 0
hipocótilo de las leguminosas.
Pero en las gramíneas tiene lugar otro fenómeno que
dificulta su nascencia en condiciones adversas de suelo. El
crecimiento del coleóptilo tiene un límite, fijado por la pro-
fundidad de siembra o, en casos de siembras someras, por
influencia de la luz. Si el coleóptilo detiene su crecimiento
antes de emerger, las primeras hojas atraviesan su ápice
y continúan creciendo. Sin embargo, la fuerza de penetra-
ción de las hol as es mucho menor y disminuye aún más
cuando, como sucede bajo una costra, existe un espacio
suficientemente libre para que las hojas se aplanen. Si esto
sucede será muy difícil que las plántulas emerjan, salvo
que se rompa artificialmente la costra.
LUCHA CONTRA EL ENCOSTR.ADO
El único método general de lucha contra la costra que
puede recomendarse, sin ninguna duda, es el mantenimien-
to de una buena estructura del suelo, lo que requiere mante-
ner un nivel adecuado de materia orgánica y un laboreo
apropiados, con los aperos adaptados a1 tipo de suelo y en
el momento preciso.
Desgraciadamente, esto no siempre es posible. En terre-
nos de secano, los problemas no son tan g'raves, pero en los
regadíos, con sus alternativas de encharcamiento y de-
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secación y laboreo forzado, la estructura suele estar tan
degradada que, en un momento u otro, la costra hace suaparición.
En cada caso ha de estudiarse cuáles son los momentos
peligrosos de formación de costra y, según el tipo de suelo,
adoptar la solución oportuna. Por supuesto, nos referimos
a cultivos extensivos de siembra directa. Si el problema prin-
cipal suele ser la nascencia en períodos secos de fines de
primavera y principios de verano, las soluciones más gene-
ralizadas son la ruptura mecánica y el riego por aspersión.
Ya hemos hablado de los posibles inconvenientes de éste, si
produce apelmazamiento. La aplicación de emulsiones de
asfalto ^e está ensayando con éxito. Para algunas costras
calizas de zonas remolacheras americanas se recomienda la
adición de ácido fosfórico diluido al 12 por 100 (1.300 litros
por hectárea ) sobre la línea de siembra en el momento de
hacer ésta.
Los acondicionadores sintéticos ( Krilium, etc. ) son de-
masiado caros, por lo que su utilización es escasa. La siem-
bra con plantador, en suelo firme, que permite a la plán-
tula más fuerza de empuje vertical, es cara, pues no está
mecanizada. De todos modos, es posible preparar el terre-
no durante la siembra con sembradoras que llevan elemen-
tos adecuados para que nazca bien la planta. El problema
grave se suele presentar, entonces, cuando, después de la
siembra, se forma una costra en el momento en que las
plántulas están a punto de nacer o medio nacidas. Muchas
veces no se dispone de aperos descostradores eficaces para
Fig. 19. - Plántulasde maíz en nascen-cia tras haber sidolevantada la ligeracostra existente so-
bre ellas.
actuar en tal situación sin dañar a las plantas. En suelos
no aterronados es posible, utilizando sembradoras adecua-
das, ir formando un pequeño lomo sobre la línea de siem-
bra. Estos lomos pueden deshacerse fácilmente con un rulo
si se forma costra antes de la nascencia. También se está
estudiando la fabricación de sembradoras de precisión que
tapan la semilla con un material que no se encostra y que
se contiene en un depósito de la sembradora.
OTR,OS EFECTOS DE LA COSTRA
Durante mucho tiempo se ha dicho que la creación de
una capa de suelo mullido, al romper la continuidad de
los "tubos capilares" del suelo, reducía la evaporación. Esta
idea, basada en unos experimentos antiguos (1907 ), ño es
sostenible en la actualidad, pues se ha demostrado que
cuando el suelo tiene el tempero suficiente para dar una
labor, ha cesado ya el régimen de pérdida por capilaridad.
Este proceso inclu,ye tres fases : ascensión capilar, evapo-
ración del agua en contacto directo con la atmósfera y di-
fusión del vapor de agua en la atmósfera. En estas condi-
ciones, la velocidad de la evaporación en la superflcie y de
la difusión de vapor en espacio abierto son muy superiores
a la velocidad de ascenso capilar, sobre todo cuando el con-
tenido de agua en el suelo cae por debajo de la capacidad
de campo. A1 desecarse la capa superior de suelo, se calien-
ta más, lo que acelera la evaporación, pues como el agua
tiene un elevado calor específico, el suelo húmedo es un
buen amortiguador térmico. El proceso se equilibra cuando
la capa de suelo en la que se evapora el agua alcanza la su-
ficiente profundidad para que la capacidad total térmica
de la zona superior amortigiie el ascenso de la temperatura
de dicha capa.
En tales condiciones, en dicha zona superior, las pérdi-
das de agua hacia la atmósfera se hacen en régimen de di-
fusión de vapor a través de los tubos formados por los po-
ros. Estos tubos no funcionan, entonces, como capilares,
puesto que la capilaridad sólo se produce cuando dichos
tubos están llenos de agua líquida,
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La difusión de vapor a través de espacios estrechos tie-
ne una velocidad mucho menor que la relativa al ascenso
capilar por dichos espacios. Dicha velocidad de difusión se-
ría mayor si con un apero se mulle la parte superior de]
suelo en régimen de difusión. Esto es debido a que, por
una parte, se provoca una aireación y, por otra, se incre-
menta la proporción de poros grandes, en los que la velo-
cidad de difusión del vapor es mayor que en los poros pe-
queños. Con ello se acelera el proceso de transferencia de
vapor de agua a la atmósfera. Todo lo anterior no se aplica
a les casos en que se forman grietas profundas en los sue-
los, pues entonces las pérdidas de agua tienen Iugar de ma-
nera distinta a la descrita anteriormente.
Farece que cuando se forma una costra seca, especial-
mente si es de tipo arenoso, poroso y sin grietas, se produ-
ce una protección contra la evaporación. Existen algunas
experiencias científicas que apoyan esto y las observacio-
nes hechas parecen confirmarlo, al menos en ciertos tipos
de suelos. Se ha visto, en efecto, que la costra reduce los
cambios gaseosos entre la superficie del suelo y la atmós-
fera ( incluyendo el movimiento de vapor de agua ). Ade-
más, la costra es, muchas veces, de un color más claro que
el resto del suelo, por lo que refieja más la irradiación so-
lar y el suelo se calienta y se deseca menos. La costra tam-
bien puede proteger de la erosión causada por el viento.
Sin embargo, todos estos efectos tienen inconvenientes,
pues pueden retrasar el desarrollo de las plantas, dificultar
la infiltración del agua y acelerar la erosión causada por
el agua. Por estas razones suele ser conveniente la rotura
de la costra con aperos adecuados.
PUBLICACIONES DE EXTENSION AGRARIABravo Murillo, 101 - Madrid-20
Se autoriza la reproducción íntegrade esta publicación mencionandosu origen: aHojas Divulgadoras delMinisterio de Agricultura».
Neografis, S. L. - Santiago Estévez, 8 - Madrid-19I. S. B. N. 84-341-0458-X - Depósito legal: M. 28.455-1973 ( 20.000 ejemplares).