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I an B uruma El camino a Babel Traducido del inglés por Mario Muchnik del Taller de Mario Muchnik

Ian Buruma - El camino a Babel

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  • Ian Buruma

    El camino a Babel

    Traducido del ingls por Mario Muchnik

    del Taller de Mario Muchnik

  • No se permite la reproduccin total o parcial de este libro, ni su incorporacin a un sistema informtico, ni su transmisin en cualquier forma o por cualquier medio, sea ste electrnico, mecnico, reprogrfico, gramofnico u otro,

    sin el permiso previo y por escrito de los titulares del COPYRIGHT:

    2001 by Ian Buruma 2002 by el Taller de Mario Muchnik,

    Paseo de la Castellana, 167, 28046 Madrid.ISBN: 84-95303-30-2

    Depsito legal: B. 3.631-2002

    Ttulo original: The road to Babel

    Esta edicin deEl camino a Babel

    al cuidado de Ricardo di Fonzo y con la colaboracin de Jos Luis Casares y Jos Luis de Hijes,

    compuesta en tipos Bookplate de 13,5 puntos en el ordenador de la editorial

    se termin de imprimir en los talleres de Romany / Valls, Capellades (Barcelona)

    el 25 de enero de 2002.Impreso en Espaa Printed in Spain

  • El camino a Babel

  • ___

  • Uno

    En 1951 hubo disturbios en Fri- sia, provincia del norte de los Pases Bajos. En realidad, no fueron disturbios muy importantes, pero las razones que los motivaron y las consecuencias que tuvieron son interesantes. El problema empez cuando un juez se neg a escuchar el testimonio de un veterinario local en frisn. El juez no hablaba frisn, una antigua lengua germnica emparentada con el holands, el alemn y el ingls, y, en cualquier caso, el holands era el idioma oficial de la administracin pblica en Frisia. Por lo tanto el juez, aunque tal vez

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  • no demostrara demasiado tacto, estaba totalmente en su derecho.

    No obstante, la cosa se calent cuando el director de un peridico local, un tal Fedde Schurer, escribi un enardecido ataque contra el juez, comparndolo con la Banda de los sajones que invadi Frisia desde Alemania a finales del siglo xv. Schurer fue procesado por desacato al tribunal. Una multitud se congreg para protestar por tal decisin en la plaza principal de Leeuwarden, capital de la provincia. Los defensores de Schurer lo sacaron a hombros. La polica carg con porras contra la multitud; los bomberos hicieron uso de sus man

    i

  • geras. Schurer, hroe de la poblacin, atraves un escaparate y se hizo un rasguo en el brazo. La prensa nacional empez a prestar atencin al asunto, condenando la arrogancia de la metrpoli. Y como consecuencia de todo ello, en 1956 se reconoci el derecho a usar el frisn en los tribunales, por primera vez desde el siglo xvi, cuando Frisia se convirti en una provincia de la Repblica Holandesa.

    Como muchas otras cosas, la idea de que el frisn fuera una especie de lengua nacional era producto del romanticismo del siglo xix. No se haba utilizado en la administracin pblica, en las es

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  • cuelas o en las iglesias durante cientos de aos. Pero a finales del siglo xix, surgieron poetas de tradicin popular que pretendan fomentar la lengua local. La primera traduccin de la Biblia no se complet hasta los aos 1940. La enseanza del frisn en la escuela primaria se autoriz a partir de 1937, y a partir de 1980 en la enseanza superior. En la actualidad cerca de 400.000 personas conocen el frisn -es decir, que aproximadamente la mitad de la poblacin de Frisia tiene al menos un conocimiento pasivo de esta lengua- y se lo puede incluso escuchar en algunas emisoras de radio. Este renacimiento se expli

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  • ca como reaccin contra la uniformidad del holands normalizado -como la afirmacin de una identidad local, al igual que ocurre con el gals, el irlands o el cataln.

    El exceso de chovinismo regional tiene un precio. Por lo menos, todos los frisones reciben educacin en holands. Pero los catalanes defienden tanto su lengua que a menudo se descuida el castellano; algunos catalanes incluso prefieren aprender ingls. Como resultado de ello, Barcelona corre el riesgo de convertirse en una ciudad ms provinciana de lo que le corresponde, aislada en un banco de niebla lingstica.

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  • Mi abuelo paterno hablaba fri- sn en casa. Pero se traslad a Amsterdam para estudiar teologa, una inquietud intelectual bastante comn entre los jvenes provincianos con talento. Mi padre no habla una palabra de fri- sn. Todo lo que nos queda de nuestra herencia frisona es nuestro apellido; un orgullo perverso por el hecho de que hace doce siglos unos frisones asesinaron a un sacerdote ingls de ochenta aos llamado Boniface que no tena por qu meterse a convertir nativos a la fe de la Iglesia de Roma; y el dominio imperfecto de una frase en frisn, utilizada en las antiguas batallas contra la

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  • Banda de los sajones, en las que un hroe legendario, llamado Gran Pier, descargaba el garrote con efectos devastadores. Se trataba de una contrasea concebida para impedir la infiltracin de extranjeros. La traduccin sera algo as como: Mantequilla, pan y n verde queso, no eres un frisn si no sabes decir eso (Bter, brea en griene tsiis, wat dat net sizze kin is gjin opijochte Fres). J

    Uno de los principales atractivos de una lengua local o dialecto, o jerga, por cierto la principal razn para resucitarla o inventarla, reside en el hecho de que los forasteros no la entienden. En cierto sentido, la lengua entera es

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  • una especie de santo y sea. Si la comprendes, puedes pasar. Desde un punto de vista estrictamente regional, mi padre y yo hemos perdido una identidad. Tampoco nosotros la comprendemos; en Frisia, no podemos pasar. As funciona el mundo. Un vez que uno se ha marchado a la metrpoli, el barro de la tierra ancestral no se le queda pegado a los zapatos por mucho tiempo. Todava puedo hablar y escribir en holands pero me gano la vida escribiendo en ingls, la lengua de mi madre. Para m, la metrpoli se ha desplazado todava ms lejos que Amsterdam. Y tampoco es algo demasiado inslito. Slo soy

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  • uno en una multitud de benga- les, chinos, alemanes, cubanos, rusos, belgas, polacos y gentes de cualquier lugar que han seguido el mismo camino.

    Desde el punto de vista lingstico, nos guste o no, Norteamrica se ha convertido en la metrpoli del mundo; el resto es la periferia, a pesar de que casi mil millones de personas -un 15 % de la poblacin mundial- hablen chino mandarn, y 266 millones hablen espaol. El ingls es la lengua franca de los negocios internacionales, la msica pop, la tecnologa informtica, las lneas areas, y muchas cosas ms. Aunque a los franceses no les gusta, el ingls es

  • la lengua que ms se habla en las reuniones de la Comisin Europea en Bruselas. El ingls es la lengua de las pelculas de Hollywood, la moneda de cambio de la industria mundial del espectculo. Y en cada vez ms pases, el ingls tambin se est convirtiendo en la lengua cientfica y de la enseanza superior, habiendo sustituido al latn como lengua franca en el aprendizaje.

    Un ministro de Educacin holands sugiri seriamente hace algunos aos que el ingls fuera la lengua de la enseanza en todas las universidades holandesas. La idea no es nueva. Un ministro de Educacin del gobierno

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    d

  • Meiji en Japn en el siglo xix hizo una sugerencia similar, aunque ms radical: mientras el ingls no sustituyera al japons como lengua nacional Japn no llegara a ser una nacin moderna y civilizada. Su idea no fructific. Pero en lo que se refiere a Holanda, otro ex ministro holands de Educacin me dijo recientemente que estaba convencido de que en dos o tres generaciones el ingls sera la lengua principal de la nacin. Si est en lo cierto, el holands seguir la senda del frisn, y no ser sino una sea de identidad nostlgica, nada ms. Y el peligro es que los holandeses, como les ocurre a los habitantes de Singa-

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  • pur, terminaran hablando varias lenguas, sin dominar ninguna. Y si eso les ocurre a los holandeses, otros pueden seguir el mismo camino.

    Sin duda, la dominacin de una lengua metropolitana, ya sea el holands, el ingls, el castellano o el chino, puede dar miedo. Supone una amenaza para las identidades. Pero dominar la lengua nativa es por cierto y a menudo una contrasea incluso en la propia metrpoli. Estoy convencido de que mi abuelo materno, hijo de un inmigrante y, por lo tanto, ms britnico que los britnicos, pronunciaba deliberadamente mal su francs materno para que no lo

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  • tomaran por extranjero. As que la lengua es sin duda una cuestin delicada; creo sin embargo que los temores estn a menudo mal dirigidos y, cuando se los manipula con fines polticos, resultan nefastos. i

    Algunas personas estn tan preocupadas por la dominacin que ejerce el ingls que emplean expresiones como lengua asesina, como si el ingls fuera una especie de epidemia que volviera mudo a todo el mundo en su propia lengua. La terminologa patolgica no es mera coincidencia. Los que hablan de lenguas asesinas, y deploran la extincin del mbabarn en Australia o del wap-

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  • po en el Oeste americano, tambin emplean trminos como diversidad biolingstica y relacionan la supervivencia de las lenguas a problemas ecolgicos de mayor alcance: la desaparicin de los bosques tropicales, de la vida animal y de la flora extica. Los hbitats nativos, sostienen los ecolingistas, a veces con razn, se ven arrasados por olas biolgicas de europeos y norteamericanos que se abren paso violentamente a travs del denso pero frgil mundo de las tribus y de los pequeos pueblos. Los expertos afirman que todava se hablan unas seis mil lenguas de las cuales se prev que apenas unas

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  • seiscientas sobrevivirn mucho ms tiempo.

    Los guardianes de lenguas ms slidas, como los miembros de la Academia Francesa, estn menos preocupados por el problema de la extincin que por la contaminacin. Palabras como le week-end o le fa x lps ponen enfermos. Y si se cree que el frangais es malo, tmese nota del japons; absorbe del ingls un ingente vocabulario deformado, como anteriormente lo hizo con el chino, e incluso con el portugus y el holands. Una huelga (strike) es una suto, de su- toraiki abandonar un hbito peligroso para la salud es hacer un dokuta sutoppu (doctors stop/,

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  • acosar sexualmente (sexual ha- rrassment) es cometer seku-hara. Un ordenador personal (personal Computer) es un paso-kon, un handicap en golf es un hande, y as sucesivamente. En japons es fcil expoliar lingsticamente de forma creativa, ya que se puede crear un verbo nuevo simplemente aadiendo la terminacin verbal ru al final de cualquier expresin tomada de otra lengua como, por ejemplo, en makuru, para comer una hamburguesa de McDonalds -m aku como forma abreviada de Makudonarudo, y ru. (El equivalente en francs, dicho sea de paso, es bouffer un macd\. Lo interesante es que los japoneses,

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  • como mi abuelo britnico, son especialmente negados para aprender lenguas extranjeras, en parte, creo, por razones de xenofobia, como si les paralizara la idea de que hablar una lengua extranjera demasiado bien podra mancillar la pureza de su japonesidad.

    Mantener una lengua exenta de n influencias externas es siempre una batalla perdida, ya que, de entrada, ninguna lengua fue nunca pura. El ingls antiguo cambi muchsimo por la influencia del francs normando, pero el ingls antiguo era a su vez una mezcla de frisn, anglo y varios dialectos sajones. El escritor japons Tani- zaki Junichiro promovi una vez

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  • la idea de que slo un japons limpio, depurado de todas las palabras tomadas del chino, poda transmitir las expresiones literarias ms profundas. Teniendo en cuenta que casi un sesenta por ciento de la lengua japonesa est compuesta por palabras chinas, la sugerencia resultaba poco prctica. Pero lo sugiri en los aos 30, en un momento de nacionalismo exacerbado y tales campaas por la purificacin estn invariablemente inspiradas por inquietudes polticas ms que literarias.

    Los franceses llevan mucho tiempo preocupados por la contaminacin anglosajona. Charles

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  • Mauiras, talento estilista en su prosa si bien ponzooso en su filosofa, que fund la ultradere- chista Action Frangaise, asisti malhumorado a los primeros Juegos Olmpicos de la Edad moderna, celebrados en Atenas en 1896. Le exasperaba especialmente or hablar ingls a su alrededor, en particular ingls americano, ese odioso patois. Adems, pensaba que los deportes internacionales eran una mala cosa, porque infectaban al mundo de nocivas expresiones anglosajonas. Maurras, gran defensor de la pureza clsica del francs, adopt un punto de vista biolgico de las cosas, exactamente como los eco-

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  • lingistas. Consideraba que el ingls era una lengua sin races, cosmopolita e infecciosa, como una enfermedad. Naturalmente, era tambin un antisemita furibundo.

    Los belgas flamencos han librado una larga batalla contra la contaminacin extranjera, pero en su caso el enemigo lingstico es el francs, la lengua de los valones, que antes eran ms ricos y ms poderosos que los flamencos. El flamenco, un dialecto del holands, estaba repleto de palabras francesas, como le ocurre al ingls, pero por razones polticas los pedagogos oficiales flamencos se esforzaron por encontrar equiva

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  • lentes en holands de todas las palabras tomadas del francs. El resultado es todo un despliegue de cmicos disparates, al menos para un odo holands. Helicptero se convierte as en wentelwiek, literalmente ala giratoria. Otra consecuencia de ello es que cada vez ms flamencos se niegan a aprender francs. Y como pocos valones hablan holands, dos belgas que se renan en Amberes o en Lieja se encontrarn a menudo hablando en ingls.

    Sin embargo, el mayor peligro que entraa el purismo lingstico no es tanto lo absurdo como el estancamiento y la falta de vitalidad. El ejemplo de Singapur cons

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  • tituye una advertencia, no tanto contra el uso del ingls como principal lengua de enseanza en un pas donde la mayora de las personas hablan alguna otra lengua adems, sino contra unas directrices demasiado rigurosas. El ex primer ministro Lee Kuan Yew ha sido un feroz cancerbero en este sentido, ya que intent prohibir los dialectos chinos en la vida pblica y lanz advertencias pblicas contra el uso de la jerga sino-malaya cuando se habla ingls. Una de las razones por las que tantos habitantes de Singa- pur no son capaces de hablar realmente bien ninguna lengua es que se vigilan demasiado. Obliga

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  • dos a hablar en pblico un afectado ingls de la BBC de los aos 50, en el mbito privado caen en una lengua hbrida menos rgida y ms dialectal llamada singlish, como para fastidiar al severo director. Por exceso de rigidez o por exceso de jerga, no es probable que los dos extremos produzcan buena literatura.

    El ingls de la BBC que se habla en Singapur no es el nico ejemplo de un modelo congelado en el tiempo. Los diarios filipinos siguen utilizando el estilo periodstico americano de los aos 30 - Prexie nixes solons- y en la prensa india en ingls todava se escribe como en el Manchester

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  • Guardian de antes de la guerra. En realidad, por supuesto, el ingls de la BBC ha dejado de ser el modelo de cmo debera hablarse correctamente el ingls de Su Majestad. Los locutores britnicos de radio y televisin hablan con toda una variedad de acentos regionales, favorecidos desde los aos 60, cuando los dialectos se pusieron de moda. Y el ingls normalizado se ha convertido en algo que se denomina, por los barrios que se extienden al este de Londres, ingls del estuario del Tmesis. Es un ingls nasal, casi quejoso, tpico de la clase media del sur, con matices de cockney. Tony Blair tiene cierta tendencia a caer en l.

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    J

  • Mick Jagger ha hablado una versin de falso cockney durante aos. Incluso en el discurso de la reina de las pasadas Navidades podemos encontrar ciertos rasgos de esta forma de hablar.

    En cualquier caso, el ingls como lengua franca de los negocios, la tecnologa de la informacin y la industria del espectculo seguir infiltrndose en otras lenguas, exactamente como ocurri antes con el francs, el alemn, el chino, el snscrito, el rabe y el persa. El ingls tambin est imitando en dialectos profesionales constituidos nicamente por jerga. Dentro de las instituciones de la Unin Europea se

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  • est configurando algo que se podra denominar ingls de Bruselas, con su propia jerga particular e incluso su propia ortografa. Los pilotos de lnea de todo el mundo conversan en un ingls que slo ellos son capaces de comprender. En algunos casos, es el nico ingls que conocen. Se sabe que esto ha dado problemas en casos de emergencia. Es una de las razones por las que Japan Airlines empez a contratar pilotos extranjeros.

  • Dos

    La jerga inglesa es fea, pero est lejos de ser una amenaza mortal para la supervivencia de otras lenguas importantes. E incluso all donde, debido fundamentalmente a conquistas imperiales, se ha convertido en la lengua principal, el efecto que ha tenido sobre las identidades nativas no es de ningn modo determinante, como algunas personas suponen, o temen. India es un claro ejemplo de ello. El ingls es la lengua comn de las elites indias y del gobierno. De hecho es la nica lengua verdaderamente nacional de todo el pas, a pesar de que slo lo hable

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    Mi

  • tun cinco por ciento de la poblacin. Realmente, el sentimiento moderno de pertenencia nacional en la India encontr una de sus primeras y ms elocuentes expresiones en ingls, en los escritos de Nehru. El ingls era la lengua de los amos coloniales, pero tambin la de muchos nacionalistas que luchaban por la independencia. Y el ingls es la lengua de algunos de los mejores escritores que tiene la India hoy, y no slo de los que escriben con nostalgia desde Londres o Nueva York, sino tambin indios que viven en Delhi, Calcuta y Bombay.

    Desde luego, Nehru y otros dirigentes queran que el hindi se

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  • convirtiera en la lengua nacional. Pero optaron por una forma de hindi ms bien artificial, con pesadas incrustaciones arcaicas tomadas del snscrito. Algunos de los principales defensores de esta lengua nacional no la tenan como lengua materna: eran intelectuales hindes de Gujarat y Bengalia. Y en el sur no se hablaba el hindi, as que nunca lleg a implantarse de verdad. Y ya pocos quieren revivirlo, aunque s hay defensores de un hindi ms popular como alternativa oficial al ingls. Su propuesta tampoco ha llegado muy lejos.

    Un amigo mo encontr en Internet un artculo, en ingls, es-

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  • crito por un nativo del sur de la India, que expona perfectamente el problema. La lengua materna del autor, Rajeev Srinivasan, es el malayalam, la lengua de Kerala, por la que guarda todos los sentimientos romnticos de un idealista del siglo xix. Escribe: Como persona totalmente bilinge en ingls y malayalam, puedo afirmar con toda conviccin que para m el malayalam es la lengua del corazn, y el ingls la lengua de la razn. Ni el hindi ni el ingls, sigue diciendo, seran capaces de expresar el genio malayali, con su tendencia a la melancola y a la cavilacin que contrasta tan marcadamente con el exuberante

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  • paisaje tropical.Despus, para apoyar su argu

    mentacin sobre las lenguas del corazn y de la razn, cita un poema de sir Walter Scott:

    Breathes there the man, with soul[so dead,

    Who never to him self hath said This is my own, my native land!

    (A ll respira e l hombre, con alma [tan muerta,

    Que nunca se dijo a s mismo sta es m i tierra, m i tierra

    [nativa!)

    Pero incluso si las palabras de sir Walter Scott no le llegan al cora-

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  • zn, Rajeev Srinivasan prefiere el ingls al hindi, porque al menos el ingls conecta con el tejido mundial, por no hablar de la World Wide Web, mientras que, con el hindi, los que hablan malayalam como lengua nativa se sentiran como ciudadanos de segunda clase. El hindi, dice, es lengua de conquistadores. La lengua de un antiguo imperio puede ser til para detener el avance de otro.

    Hay ejemplos que ilustran el mismo fenmeno en otros lugares. Los habitantes de Timor Oriental, cuya lengua comn es ahora el indonesio, o indonesio bahassa, querran tener otra lengua nacional. La nica que se les

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  • ocurre es el portugus. Entretanto, los habitantes de Iran Jaya tienen difcil alzarse contra sus amos indonesios porque sus muchas lenguas tribales son mutuamente incomprensibles. A ellos tambin les vendra bien una lengua nacional en su lucha por la autonoma. Tal vez el holands?

    Filipinas es un caso interesante, porque pas de ser una colonia europea a convertirse en colonia de Estados Unidos. La primera gran novela filipina, N oli me tan- gere de Jos Rizal -una suerte de biblia de la identidad e independencia filipina, obra empapada de un moderno sentimiento nacional- fue escrita en espaol. Ms

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  • de un escritor filipino del siglo xx, de los que se expresan en ingls, ha deplorado la prdida del espaol como lengua nacional. A algunos escritores les gustara utilizar el tagalo. Pero la mayora de los lectores de tagalo, sobre todo en la isla de Luzn, prefieren los cmics a las obras literarias, por mucho que stas sean la expresin de un profundo sentimiento nacional. As que el ingls sigue siendo la lengua de la elite, y por lo tanto de la mayor parte de la literatura filipina -aunque no del cine, arte ms popular.

    El tagalo sobrevivir mucho tiempo, como creo que le ocurrir al malayalam. Pero muchas len

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  • guas menores siguen desapareciendo, y no siempre debido al ingls. Un caballero de nombre Tef-1 vik Esenc, la ltima persona que hablaba una lengua caucsica denominada ubykh, muri en su granja de Turqua en 1992. Red j Thundercloud, de Carolina del Sur, se qued sin interlocutores para conversar en catawba sioux, y muri en 1996. Antes, en Australia, haba 250 lenguas aborgenes. Puede que pronto no quede ninguna. El yiddish est muriendo, al menos como lengua literaria, y el ladino prcticamente ha desaparecido. Las muertes son siempre acontecimientos tristes. Pero no estoy seguro de que los

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  • ecolingistas deploren estas prdidas siempre por las razones correctas.

    Cuando las lenguas mueren porque se mata a los que las hablan o porque se los obliga a cambiar, es en efecto deplorable, pero los ecolingistas creen que la diversidad es buena de por s, y que la prdida de cualquier lengua, por muy minoritaria que sea e independientemente de las circunstancias de su defuncin, es una prdida para la humanidad. Porque, como sostienen Daniel Nettle y Suzanne Romaine, autores de Vanishing Voices. Toda lengua es un museo vivo, un monumento a cada una de las culturas para las

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  • que ha servido de vehculo (Oxford University Press, 2000). Esto es sin duda cierto. Y los museos vivientes son fascinantes para los lingistas y otros entusiastas. Pero se debe preservar todo museo viviente por s mismo? Puede que la literatura tenga un valor intrnseco, pero, podemos decir lo mismo de las lenguas habladas? Los ecolingistas sostienen que s, en parte por razones medioambientales. Las lenguas, afirman Nettle y Romaine, son como el canario de los mineros: donde las lenguas estn amenazadas es seal de que hay peligro medioambiental.

    Es esto siempre cierto? Los in-

  • uit de Nunavut, que antes llambamos esquimales, son en efecto una comunidad amenazada, no por el gobierno canadiense sino porque son un grupo cada vez ms pequeo en los confines del mundo. El ndice de suicidios en esta comunidad es tremendo. Pero todava siguen hablando su lengua nativa. Otra expresin de su identidad es matar ballenas ji- badas en peligro de extincin con rifles de caza del calibre 50. No pretendo hacerme el gracioso. No cazan nicamente para comer. Las caceras se mantienen por motivos culturales: matar ballenas se considera esencial para preservar la identidad. No puede

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  • ser esto lo que los ecolingistas tengan en mente.

    Una de las razones por las que las lenguas minoritarias se han visto amenazadas a lo largo de los dos ltimos siglos es el auge del nacionalismo. Francia sola ser un pas de muchas lenguas. Pero el concepto republicano de libertad, igualdad, fraternidad supona que todos los ciudadanos franceses -y a ser posible tambin el resto del mundo- deban hablar francs. Esto ha sido bueno y malo a la vez. Una lengua comn reforzaba un sentido compartido de ciudadana, que, en principio, aunque no siempre en la prctica, trascenda consideraciones de

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  • raza o religin. Fue malo en el sentido de que se impuso esta lengua comn a los bretones y a otras minoras en detrimento de sus propias lenguas. Esta actitud se fundamentaba en la falacia de que la gente deba hablar slo una lengua, como si el multilin- gismo fuera forzosamente a dividir la nacin.

    Nettle y Romaine afirman que tenemos que deshacemos de la tradicional equivalencia que se establece entre lengua, nacin y Estado. En realidad la palabra tradicional no tiene mucho sentido aqu. La mayora de las na- ciones-Estado no son muy antiguas, y desde luego no son

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  • eternas. Pero Nettle y Romaine tienen razn cuando dicen que muchas lenguas son ms antiguas que los Estados que las adoptaron. Los ecolingistas prefieren considerar la mayora de las lenguas como expresiones de cultura, de cultura local, incluso tribal, lenguas del corazn, por as decir, enraizadas en una tierra determinada. En cambio las lenguas globales o metropolitanas sirven para comunicarse ms all del nivel local y expresamos como ciudadanos del mundo -es decir, son lenguas de la razn.

    Tambin esta afirmacin es discutible. El alemn era la lengua principal del Imperio austrohn-

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    .

  • gar. A principios del siglo xx, ms ciudadanos de Budapest lean peridicos en alemn que en hngaro. Presumiblemente, el alemn era la lengua de la razn. Y sin embargo, una parte de la mejor literatura y de la mejor poesa que surgi del imperio estaba escrita en alemn por gente que no tena races germnicas locales de ninguna ndole. Muchos eran judos, los llamados cosmopolitas sin races, y tal vez los ciudadanos ms leales en el entorno de Franz Joseph: Kafka, JosephRoth, Musil.

    Puede que no sea correcto equiparar la lengua con el Estado, pero equiparar totalmente la len-

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  • gua con una cultura local especfica o con un legado comn es igualmente incorrecto. Otro eco- lingista, David Crystal, tiene una visin equilibrada de la cultura y la lengua. La lengua, afirma Crystal, es una sea de identidad preeminente, pero no exclusiva; las culturas pueden perdurar incluso despus de haber adoptado otra lengua. Pero a continuacin, para valorar las consecuencias catastrficas que puede tener perder una lengua, nos pide que imaginemos qu habra ocurrido si el francs normando hubiera desplazado al ingls antiguo a partir de 1066: no tendramos a Chau- cer, ni a Shakespeare, ni a Words-

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  • worth, ni a Dickens. Desde luego. Pero eso supone asumir que Shakespeare slo poda haberse expresado en ingls. Tambin se le puede dar la vuelta a este hipottico ejemplo. Qu habra ocurrido si el ingls no hubiera desplazado al irlands como lengua principal en Irlanda? No tendramos a Joyce, ni a Yeats, ni a Wil- de, ni a Shaw. Y qu hacemos con Beckett, que escribi en francs y en ingls, y que, cuando le preguntaban si era britnico, con-

    L testaba Au contraireftEl genio literario sigue siendo

    un misterio. La aparicin de un Nabokov o de un Beckett no puede explicarse de forma racional,

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  • pero, sin lugar a dudas, el linaje o el sentimiento nacional tienen muy poco que ver en ello. Por supuesto, por lo general es cierto que se desarrolla una cierta afinidad por el ritmo y la expresividad de una lengua crindose con ella, aprendiendo canciones infantiles de pequeo y hablando con otros nios en el colegio. Las personas educadas en una lengua son capaces de reconocer un clich en su lengua nativa en cuanto lo escuchan. Pero nada de todo esto es esencial. Un Joseph Conrad puede pasar de una lengua a otra y seguir siendo genial, y no por el hecho de expresar polaquidad, y menos an anglicidad.

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  • Cuando Conrad empez a escribir sus novelas clebres el ingls era la lengua franca de un gran imperio, pero todava no lo era del mundo entero. Producir el dominio del ingls ms Con- rads? Uno de los acontecimientos literarios ms interesantes de los ltimos aos ha sido el xito de Ha Jin, un escritor chino que escribe en ingls. Ha Jin tena unos veinte aos cuando lleg a Estados Unidos. Tal vez no sea un Conrad, pero su prosa es cautivadora. Una de sus caractersticas es una especie de minimalismo cultural, totalmente carente de alusiones literarias o culturales. Su novela La espera se desarrolla en China, por

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  • lo tanto cualquier alusin vinculada al mundo angloparlante habra estado fuera de lugar en cualquier caso. Y an as, uno se pregunta si la obra de Ha Jin no es precursora de un nuevo estilo de ingls internacional, en el que no existe ninguna conexin entre cultura y lengua. Kazuo Ishiguro, nacido en Japn pero educado en Gran Bretaa, no cambi deliberadamente de lengua (no habla japons), pero intenta evitar cualquier alusin que solamente pueda comprender un angloparlante nativo. Sostiene que escribe para el mundo. Dicho de otro modo, descarta deliberadamente la calidad de contrasea de la lengua.

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  • La generacin actual de escritores en ingls con antecedentes no ingleses vive en un mundo diferente del que habitaron Conrad, Nabokov o Arthur Koestler. Antes de la Segunda guerra mundial, los escritores y sus lectores, independientemente de que procedieran de Londres, San Petersburgo o Budapest, compartan determinados referentes culturales. La gente leda tenan un conocimiento suficiente del Antiguo y del Nuevo Testamento y de la mitologa clsica. Todava exista algo as como la civilizacin europea, o hasta occidental. Ahora es mucho menos frecuente. Los referentes comunes hoy en da son a la vez

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  • )globales y provinciales, o lo que es lo mismo, son en gran medida americanas: Hollywood, la msica pop, la jerga de las lneas areas y vde los ordenadores. Y las consecuencias de esto pueden ser peores, en ciertos aspectos, para los americanos que para quienes hablan lenguas ms minoritarias.

    La gran ventaja de hablar holands o dans, y hasta alemn o bengal, es que uno se ve obligado a hablar al menos otra lengua para funcionar en el mundo moderno. Ni siquiera los ecolingis- tas ms fervientes defienden el monolingismo. David Crystal habla de un bilingismo saludable, trmino tal vez algo dudoso

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  • (la palabra saludable debera emplearse con cuidado), pero est claro lo quiere decir: la lengua nativa tiene que ver con la historia, la cultura, la identidad y la literatura, mientras que la lengua metropolitana sirve para comunicarse con el amplio mundo. Como ya he dicho, puede que esta diferenciacin sea exagerada, pero la capacidad de hablar ms de una lengua es sin duda algo positivo.

    r Leer en otra lengua permite comprender no slo lo que piensa la gente de un lugar diferente, sino cmo lo piensa. Esto no quiere decir que los pensamientos o los sentimientos estn determinados por la lengua. Por cierto, cuanto

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  • ms se aprende a comprender otras lenguas, ms concebible es una humanidad comn. Lo cual no resuelve el conflicto humano. Seguira habiendo guerras si todo el mundo hablara ingls o esperanto. Pero solamente se puede comprender el propio lugar en el mundo, desde un punto de vista cultural, poltico y social, si se comprende el mundo de los otros, y para eso es til comprender lo ^que dicen.

    Por lo tanto, en algunos aspectos la metrpoli puede ser un lugar ms provinciano que la periferia. Al disponer de slo una lengua, aunque se trate de la lengua del mundo, los dems parece-

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  • rn o bien seres muy extraos o decepcionantemente similares. Hablan ingls, comen hamburguesas de McDonalds y ven pelculas de Hollywood, as que deben ser como los americanos. Esto puede ser tan falaz como suponer que, por no comprender lo que dice la gente, sus pensamientos deben sernos ajenos.

    El ingls es la lengua contrasea de una elite internacional, en una escala mucho mayor de lo que jams lo fueron el francs o el latn. Es resultado de la historia, de la construccin de imperios y del poder de Estados Unidos. Nada hay en la lengua inglesa por s misma que la predestinara a

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  • dominar. En un futuro lejano, la lengua franca de los negocios y de la cultura podra ser el chino -tal vez sea difcil de imaginarlo, pero tericamente es posible.

    Millones y millones de personas aspiran a unirse a la elite anglfo- na. Tal vez algn da haya una comprensin casi universal del ingls. Pero, seguramente, la ambicin de se comprendidos por todos ir a la par con un deseo igualmente tenaz de conservar las propias contraseas, no tan fcilmente comprensibles. A diferencia del ex ministro de Educacin de Holanda, no creo que el holands desaparezca pronto como lengua principal. Por el contrario,

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  • creo que la uniformidad superficial de la globalizacin provocar el efecto frisn en muchos lugares. Internet, que conecta al mundo entero, se considera un bastin imperialista del ingls, pero de hecho se est convirtiendo poco a poco en un espacio electrnico libre para todos, donde la gente puede usar la lengua que quiera. Efectivamente, internet se est convirtiendo en depositario no slo de las lenguas existentes, sino tambin de lenguas virtualmente desaparecidas. Slo ah, en definitiva, en enlaces de audio con el ciberespacio, se pueden escuchar an lenguas aborgenes australianas tan poco corrientes

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  • como el jiwarli, cuyo ltimo hablante nativo muri en 1986. Y por eso creo que, tal como no podemos evitar reconstruir la Torre de Babel, sta ser derribada una y otra vez.