Identidad Narrativa Ricoeur

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  • 7/30/2019 Identidad Narrativa Ricoeur

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    NARRARSE A S MISMO: RESIDUO MODERNO EN LA HERMENUTICA DEPAUL RICOEUR

    MANUEL ALEJANDRO PRADA LONDOO1

    Sent, en la ltima pgina, que mi narracin era un

    smbolo del hombre que yo fui, mientras la escriba yque, para redactar esa narracin, yo tuve que ser aquelhombre y que, para ser aquel hombre, yo tuve queredactar esa narracin, y as hasta lo infinito

    Jorge Luis Borges (La bsqueda de Averroes).

    Resumen:

    Este artculo se desarrolla en cuatro partes: en la primera planteamos la crtica de

    Ricoeur a la filosofa del sujeto, inaugurada por Descartes, confrontada con la propuestanietzscheana que considera engaoso el lenguaje por el cual puede decirse sujeto; en lasegunda se muestra la posibilidad de hablar de identidad personal a partir de laconstruccin de una trama; en tercera instancia afirmamos que hablar de identidadnarrativa es reconocer la incapacidad que tiene el sujeto de captarse instantneamente, locual permite a Ricoeur sostener que su planteamiento puede denominarse ontologaquebrada; las tres primeras partes siguen a Ricoeur con cierta fidelidad. El cuartoapartado es un conjunto de preguntas, a propsito de los planteamientos ricoeurianosesbozados, que han ido mostrando su pertinencia en el transcurso de nuestrasinvestigaciones sobre nuevas narrativas en ciencias sociales.

    Palabras clave: Sujeto, identidad personal, identidad narrativa, trama, concordancia,discordancia, lenguaje.

    Abstract:

    This article is developed in four parts. In the first one, criticism by Ricoeur of thephilosophy of subject, inaugurated by Descartes, is outlined and confronted withNietzsches proposal that considers that the language by means of which subjectcan besaid is deceiving. In the second one, the possibility of speaking of personal identity,derived from the construction of a plot, is shown. In the third part, it is stated that speaking

    ofnarrative identity is to recognize the inability that the subject has of capturing himselfinstantly, which allows Ricoeur to argue that his position can be denominated brokenontology. These first three parts follow Ricoeur with certain fidelity. The fourth section is agroup of questions concerning the sketched ricoeurian positions, which have beenshowing its relevancy in the develpment of our research on new narratives in socialsciences.

    Key words: Subject, personal identity, narrative identity, plot, agreement, disagreement,language.

    1 Profesor Universidad Pedaggica Nacional

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    1. El planteamiento ricoeuriano frente a las filosofas del sujeto

    Para comenzar a situar el planteamiento ricoeuriano sobre la identidad narrativa,considero que deben ponerse en consideracin las crticas de Ricoeur a Descartes, comofundador de las llamadas filosofas del sujeto.

    La primera problemtica se refiere a que la duda de Descartes no es una dudadesesperanzada, sino que, por el contrario, hace de s misma su horizonte y quiereconvencerse de la existencia de un fundamento ltimo. Por eso, la primera certeza quede ella se deriva es la existencia, implicada en el ejercicio mismo del pensamiento (enprimera instancia, dubitativo). No obstante, podra preguntarse: el que duda esnecesariamente alguien corporal, de carne y hueso, con un referente espacio-temporal?Ricoeur responde negativamente. Es un yo sin anclaje, no es nadie. Segn Ricoeur, aquse reduce el sujeto al acto ms simple y escueto que es el de pensar. Adems, en laduda ya est implicado el sujeto: slo deba sacarse a la luz mediante una sentenciacomo la que inmortalizara a Descartes (cogito, ergo sum).

    Pero la pregunta por el quin de la duda, unida a la del quin del pensamiento, revistedos nuevas cuestiones: quin existe? y qu es eso que existe?, cuando Descartesafirma: Mientras yo piense, soy algo.

    Con la pregunta por el qu del sujeto, Descartes llega a la frmula: No soy ms queuna cosa que piensa, un espritu, un entendimiento, una razn. () Una cosa que duda,entiende, afirma, niega, quiere o no quiere, imagina o siente2.

    A esta enumeracin de lo que Descartes considera la respuesta a las preguntas por elquin de la duda y del pensamiento y por el qu de los mismos, replica Ricoeur: Laidentidad de (este) sujeto no puede tratarse ms que de la identidad en cierto sentidopuntual, ahistrica, del yo en la diversidad de sus operaciones; esta identidad es la de unmismo que escapa a la alternativa de la permanencia y del cambio en el tiempo, puestoque el cogito es instantneo3.

    Esta dificultad va a provocar, en ltimo trmino, la prdida de la pregunta por el quindel pensamiento y, mucho ms: La problemtica del s resulta magnificada, pero a costade perder su relacin con la persona de la que se habla, con el yo-t de la interlocucin,con la identidad de una persona histrica, con el s de la responsabilidad4.

    En los aos posteriores a los planteamientos de Descartes, David Hume mostr serias

    dudas sobre la posibilidad de conocer acaso sobre la existencia de algo a lo cualpudiera llamrsele yo o sujeto. Hume exige para cada idea una impresincorrespondiente; y como no encuentra en el examen de su interior ms que unadiversidad de experiencias y ninguna impresin invariable relativa a la idea de un s,concluye que esta ltima es una ilusin. Luego de considerar esta dificultad, Hume puedepreguntarse: qu nos inclina a superponer una identidad a estas percepcionessucesivas, y a suponer que estamos en posesin de una existencia invariable eininterrumpida durante todo el curso de nuestras vidas? (SO 123). La respuesta ser: laimaginacin, a la cual se le atribuye la facultad de pasar con facilidad de una experienciaa otra si su diferencia es dbil y gradual, y as transformar la diversidad en identidad (SO124); y la creencia, que llena el dficit de la impresin.

    2 DESCARTES, Rene. Mditations mtaphysiques. Paris, Garnier-Flammarion, 1979; p. 22.3 RICOEUR, Paul. S mismo como otro. Mxico, Siglo XXI editores, 1996; p. XVIII.4Ibd., p. XXII.

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    Pero la ms dura crtica a las filosofas del sujeto fue lanzada por Friedrich Nietzsche.

    La primera, frente a la tradicin filosfica con pretensiones de autofundamentacin, tienecomo punto neurlgico el lenguaje: la filosofa de la subjetividad ha hecho abstraccin dela mediacin lingstica con la que ha podido decir concluyentemente yo soyy yo pienso,olvidando los recursos retricos (ocultos) en nombre de la inmediatez de la reflexin.

    Nietzsche, en Verdad y mentira en sentido extramoral5, lleva hasta las ltimasconsecuencias su sospecha radical en el lenguaje. Sostiene all que todo lenguaje esfigurado y, por ello, mentiroso.

    El yo pienso no puede sustraerse al lenguaje mentiroso, como tampoco puede hacerlola realidad formal de las ideas, ni su valor representativo. Por esta razn es que sealaRicoeur que Nietzsche quiere ser el genio maligno aun ms engaador y ms incisivoque el genio de Descartes.

    Podramos citar, a manera de ejemplo, uno de los fragmentos que figuran en La

    voluntad de poder:

    Si nuestro yo es para nosotros el nico ser conforme al cual hacemos y comprendemos todoser: muy bien! Entonces es muy pertinente la duda de si no se presenta aqu una ilusinperspectivista: la unidad aparente, en la que todo converge como en un horizonte (VP 518). Elorigen de las cosas es por completo la obra de los que imaginan, de los que piensan, quieren,inventan. () Incluso el sujeto es algo creado de esta forma, una cosa como todas las otras(VP 556)6.

    Dos puntos aqu pueden anotarse, a manera de conclusiones de lo que Ricoeurconsidera la crtica fundamental de Nietzsche a las filosofas del sujeto:

    No existen los hechos del mundo exterior, sino tan slo interpretaciones.

    El cogito no se escapa de ser una interpretacin ms de aparentes hechosfenomnicos de lo que denominamos metafricamente mundo interior. El yo no esinherente al cogito, sino una interpretacin que relaciona un supuesto sujeto con unaaccin a la que se ha llamado pensamiento, que no es ms que un orden aparente.

    Finalmente, Ricoeur considera que Nietzsche ha hecho un ejercicio de dudahiperblica, tratando de decir: Dudo mejor que Descartes porque he dudado de la dudamisma. Adems, ha querido mostrar que el sujeto no es ms que multiplicidad, todo

    dentro de la hiptesis de un engao terrible en el lenguaje.En S mismo como otro (SO), Ricoeur se propone mostrar que el yo no es inmediato, ni

    puede colocarse como ltimo fundamento. El sujeto que trata de sacar a la luz no es elsujeto de las filosofas que lo exaltan ni el de las filosofas que lo hacen desaparecer conla ms dolorosa humillacin. La reflexin de Ricoeur sobre el sujeto lo ha llevado aconsiderar que no hay una aprehensin del propio ser en el acto del pensamiento. Hayun hiato, una distancia (y ciertamente no una distancia cualquiera) entre mi concienciainmediata y mi propio ser efectivo, real7.

    5 NIETZSCHE, Friedrich. Verdad y mentira en sentido extramoral. En:El libro del filsofo. Madrid, Ed. Taurus,

    1974; pp. 85-108.6 NIETZSCHE, Friedrich. Fragmentos pstumos. Bogot, Ed. Norma, 1997; pp. 92-93.7 CALVO MARTNEZ, Toms. Del smbolo al texto. En: CALVO, Toms y VILA, Remedios. Paul Ricoeur: loscaminos de interpretacin. Granada, Ed. nthropos, 1991; p. 117.

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    Es por ello que Ricoeur considera tan cercano a J. Greish, ya que ste afirma quenuestro tiempo puede considerarse como la edad hermenutica de la razn8, en cuanto elhombre es un ser anclado en el lenguaje, un ser eminentemente simblico y, por tanto,susceptible de ser interpretado; asimismo, porque insina la imposibilidad de sentar unfundamento ltimo: la palabra hermenutica, segn la perspectiva ricoeuriana, despoja alyo de su gloria, a la vez que conforta su arrojo de existir.

    2. La identidad narrativa como construccin de una trama

    Atendiendo a las indicaciones que ofrecen la hermenutica y la fenomenologa sobre ellenguaje como estructura de nuestro ser-en-el-mundo y, por ende, como condicin deposibilidad del acceso al sujeto, gran parte de la obra ricoeuriana se ha ocupado de hacervisibles los tejidos lingsticos, en sus dimensiones argumentativa, retrica y potica,insertos en la cotidianidad.

    Las dimensiones sealadas por Husserl, Heidegger y Gadamer: mundo de la vida,dasein, temporalidad, lenguaje, interpretacin, entre otras, se constituyen en los hilos

    conductores del planteamiento ricoeuriano. En este apartado se pretende ver la relacinestablecida por Ricoeur entre la temporalidad, que dificulta una respuesta inmediata a lapregunta por el sujeto desde una visin que podra ser tildada de esencialista, y lanarracin, como construccin de una trama, medio que hace emerger la identificacin deun quin en medio del cambio y la contingencia.

    El primer propsito de Ricoeur en el estudio VI de SO, titulado El s y la IdentidadNarrativa, ser mostrar cmo el modelo especfico de conexin entre acontecimientosconstituidos por la construccin de la trama permite integrar en la permanencia en eltiempo lo que parece ser su contrario bajo el rgimen de la identidad-mismidad, a saber,la diversidad, la variabilidad, la discontinuidad, la inestabilidad (SO. 139).

    Ricoeur muestra que la identidad comprendida narrativamente puede llamarseidentidad delpersonaje, la cual se constituye en unin ntima con la identidad de la trama.

    Qu es construir una trama? Es lo mismo queponer en intriga (en francs, mise enintrigue). El entramado de la accin consiste, bsicamente, en la sntesis de doselementos heterogneos: concordancias y discordancias.

    Por concordancia entiendo el principio de orden que vela por lo que Aristteles llamadisposicin de los hechos. Por discordancia entiendo los trastocamientos de fortuna quehacen de la trama una transformacin regulada, desde una situacin inicial hasta otra

    terminal. Aplico el trmino de configuracin a este arte de la composicin que media entreconcordancia y discordancia (SO. 139-140).

    De la concordancia dependen, obviamente, la definicin misma de mythos comocomposicin de las acciones y los corolarios de esta definicin, a saber, la unidad, la marcade un comienzo, de un medio y de un fin, la amplitud y la conclusin. Pero la concordanciatiene su reverso; discordancia o inversin de la dicha en desdicha, cambio de fortuna (...),reconocimiento inesperado, incidentes que espantan o inspiran piedad, efectos violentos9.

    La propuesta de Ricoeur no se limita a presentar separados dos conceptosdivergentes, sino que apunta a la posibilidad (necesidad) de asumirlos juntos, comoconcordancia discordante, que es la mediacin que hace la trama entre la diversidad de

    8 GREISH, Jean. Lage hermneutique de la raison. Paris, Ed. du Cerf, 1985.9 RICOEUR, Paul. Relectura de la Potica de Aristteles. En: VALDS, Mario y OTROS. Con Paul Ricoeur:indagaciones hermenuticas. Barcelona, Azul Editorial, 2000; pp. 146-147.

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    acontecimientos y la unidad temporal de la historia narrada (...); entre la pura sucesin yla unidad de la forma temporal (SO. 140). Es por ello que no se entiende la discordanciacomo algo exterior a la concordancia. Al contrario, en aras de una plena inteligencianarrativa, consistente en la asuncin de dicha sntesis aparentemente paradjica, deberincorporarse la discordancia a la concordancia, conseguirse que la sorpresa contribuya alefecto de sentido que, con posterioridad, hace que la fbula (mythos) aparezca como

    verosmil, incluso necesaria10

    .

    Hace su aparicin en el escenario el problema del acontecimiento. Con DonaldDavidson, en su obra Essays on actions and events11, se haba puesto en duda que elacontecimiento, en cuanto ocurrencia, tuviera derecho a un estatuto ontolgico o pudieraconstituir el objeto de una descripcin impersonal.

    Qu es lo que hace, en cambio, que un acontecimiento se vuelva importante, desdesu propia contingencia? El acontecimiento es lo inesperado, lo sorprendente, pero seconvierte en parte integrante de la historia cuando se mira en la perspectiva de la totalidadtemporal llevada a su trmino. Se convierte, entonces, en necesario, siendo

    paradjicamente contingente:

    La inversin del efecto de contingencia en efecto de necesidad se produce en el coraznmismo del acontecimiento: en cuanto simple ocurrencia, este ltimo se limita a frustrar lasexpectativas creadas por el curso anterior de los acontecimientos; es simplemente loinesperado, lo sorprendente; slo se convierte en parte integrante de la historia cuando escomprendido despus, una vez transfigurado por la necesidad, de alguna forma indirecta,que procede de la totalidad temporal llevada a su trmino. Y esta necesidad es unanecesidad narrativa cuyo efecto de sentido procede del acto configurador como tal (SO.141).

    Reforzando esta idea, en Autocomprensin e historia afirma que la accin de intrigar

    es tambin una sntesis de lo heterogneo, por el hecho de que una disposicin de loshechos en una historia contada extrae de un polvo de acontecimientos un relatounificado12. O como explica en otra parte: el poner en intriga es una suerte deinnovacin semntica pues, en su dinamismo, rene en una historia unitaria incidentesheterogneos, transforma en historia los acontecimientos dispersos y, recprocamente,extrae la historia narrada de esos acontecimientos13.

    Un paso adelante. Para concebir narrativamente la identidad personal es necesariopasar de la configuracin de acciones a la adscripcin de acciones a personajes, es decirpasar del qu?, propio de la mismidad, al quin? de la ipseidad. Se distingue unacorrelacin muy estrecha (casi subordinada) entre personaje y accin: Es en la historia

    narrada, con sus caractersticas de unidad, de articulacin interna y de totalidad,conferidos por la operacin de construccin de la trama, donde el personaje conserva, alo largo de toda la historia, una identidad correlativa a la de la historia misma (SO 142).

    Terminada la primera parte de la exposicin sobre la identidad del personaje y de latrama, concluye Ricoeur que es en el relato donde se puede atribuir el qu de la accin aun quin, y ms aun, desarrollarse otro tipo de interrogantes como el por qu? y elcmo? de las acciones mismas. Sobre esto, afirma que la persona (...) comparte el

    10Ibd., p. 147.11 Oxford, Claredon Press, 1980.12 RICOEUR, Paul. Autocomprensin e historia. En: CALVO, Toms y VILA, Remedios. Op. cit., p. 38.13 RICOEUR, Paul. La vida: un relato en busca de narrador. En:Educacin y poltica. De la historia personal a lacomunin de libertades. Buenos Aires: Docencia, 1984; p. 38-39.

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    rgimen de la identidad dinmica propia de la historia narrada. El relato construye laidentidad del personaje, que podemos llamar su identidad narrativa, al construir la de lahistoria narrada. Es la identidad de la historia la que hace la identidad del personaje (SO.147).

    De la correlacin entre accin y personaje del relato se deriva una dialctica interna al

    personaje, punto ms alto de la dialctica entre discordancia y concordancia desplegadaen la construccin de la trama de la accin. Ahora bien, en qu consiste esa dialctica?Aunque ya habamos hablado de ello cuando nos referamos a la concordanciadiscordante, cabe anotar un aspecto ms de dicha correlacin.

    La dialctica consiste en que, segn la lnea de concordancia, el personaje saca susingularidad de la unidad de su vida considerada como la totalidad temporal singular que lodistingue de cualquier otro. Segn la lnea de discordancia, esta totalidad temporal estamenazada por el efecto de ruptura de los acontecimientos imprevisibles que la vansealando (encuentros, accidentes, etc.); la sntesis concordante-discordante hace que lacontingencia del acontecimiento contribuya a la necesidad en cierto sentido retroactiva dela historia de una vida, con la que se iguala la identidad del personaje. As el azar se

    cambia en destino. Y la identidad del personaje, que podemos decir puesto en trama, slose deja comprender bajo el signo de esta dialctica (SO. 147).

    3. La propuesta ricoeuriana de la ontologa quebrada

    Qu tipo de ser es el ente que llamamos yo? Si ya no se trata de pretender unaautofundacin absoluta, al modo de las filosofas del cogito, entonces, qu seguridadnos deja hablar de identidad narrativa? La respuesta es: ninguna! No podemos hablarde una seguridad infranqueable, indubitable o absoluta. El nuevo saber que se nosproporciona es el de la atestacin, gracias al cual sabemos de seres que actan y que

    sufren, que pueden empearse en una promesa, amar y recibir amor de otra persona14

    .

    Por tanto, la ontologa que nos corresponde no puede ser otra que una ontologamilitante y rota. Decimos rota en el sentido que toma Le conflit des interprtations: esuna ontologa no separable de la interpretacin, por lo tanto, una ontologa que reconocecomo nico acceso al ser, como la nica manera de hablar de l, la forma que adopta lahermenutica. Ms an, la ontologa es comparable con la imagen de Moiss y de latierra prometida. Se puede bien decir que la ontologa es la tierra prometida para unafilosofa que comienza con el lenguaje y la reflexin; pero, como Moiss, el sujeto quehabla y reflexiona puede slo divisarla antes de morir15.

    Entonces, si la ontologa est en manos de la interpretacin, decir identidad, ms sise califica de narrativa, es reconocer la imposibilidad de una aprehensin inmediata ydirecta de s por s mismo. Ricoeur acude al recuerdo de algunos criterios sobre lahermenutica que ayudan a comprender mejor el papel que se le da a un tipo de reflexinsobre la identidad que se funde con la retrica, la potica, la literatura, el arte.

    Puesto que no es posible una hermenutica nica y universal, cada hermenuticadescubrir aquel aspecto de la existencia que la funde como mtodo. Ricoeur ha acudidoa la narracin como modelo de aprehensin del ser-en-el-mundo.

    14 JERVOLINO, Domenico. Lamore difficile. Roma, Ed. Studium, 1995; p. 31.15 RICOEUR, Paul. Le conflit des interprtations: essais dhermneutique. Paris, Ed. Seuil, 1969; p. 28.

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    El hombre slo se puede referir a lo real a travs de la simbolizacin del lenguaje,pero siempre ser una referencia parcial y limitada. Tal funcin simblica es, enconsecuencia, una condicin de posibilidad de un yo significativo, ya que slo siguiendo ladinmica de los smbolos que nosotros mismos utilizamos, podremos acceder a parcelas(ontolgicas) difcilmente alcanzables por otros medios16.

    Por tanto, bajo el presupuesto de que somos seres-dichos, seres que se dicen, seresde los que se puede decir algo, inscribimos la pregunta quin soy yo? en elrequerimiento de las mediaciones simblicas y culturales. La meditacin sobre el ser dela existencia tiene lugar como hermenutica: pasando por una hermenutica la filosofareflexiva sale de la abstraccin y encuentra en la interpretacin de signos el camino largode la toma de conciencia17.

    Ahora bien, qu tendra que decir una propuesta de este tipo a los filsofos y a laFilosofa? Quizs se haya olvidado que el mundo es una interpretacin hecha pornosotros, y que, por ser interpretacin, la filosofa no rie nunca con la potica, con lametfora, con la narracin, con la retrica. Quizs, tambin, se est invitando a

    considerar en un tono ms moderado (humilde, si se quiere) el trabajo filosfico, sinpretender lecturas absolutas o totalitarismos, porque (la filosofa) ha aprendido que larealidady la verdadestn abiertas a mltiples interpretaciones y, que, en ltima instancia,ms que una realidad o una verdad existe una variedad de discursos que las constituyeny explican18.

    4. Cuestiones en discusin

    Hasta aqu puede haberse presentado un panorama general de la narracin de smismo como construccin de una trama, frente a las pretensiones autofundantes de lasfilosofas del sujeto; asimismo, se ve con claridad la importancia que reviste el lenguaje enla construccin de la identidad personal por medios narrativos. Qu residuos demodernidad se resguardan en esta propuesta?

    a.

    En primer lugar, la preocupacin por el sujeto. Ciertamente Ricoeur intenta mediarentre las filosofas que lo exaltan y las que lo someten a humillacin, pero apuesta mspor la exaltacin narrativa, en una confianza acendrada en el lenguaje. Acaso, en ltimainstancia, no sale airoso el sujeto ya consciente de su temporalidad, de su finitud, de sumutabilidad en una suerte de dispositivo contra aquello que pone a prueba su identidad?

    El narrador puede presentarse como una figura nueva del cogito cartesiano estaafirmacin puede convertirse en pregunta: cuestiona las discordancias de losacontecimientos que advienen sin aviso, como seal de la contingencia humana queconlleva nuestra temporalidad, y las organiza, siempre en un discurso, de tal forma queresulte una unidad narrativa, emergente de la dispersin de la vida misma; exorciza lamuerte y los vacos de la memoria, acudiendo a principios narrativos que llegan comonoticia de otros quienes prestan su voz a nuestro relato e inmediatamente desaparecen

    16 Cf. MACEIRAS, Manuel. Paul Ricoeur: una ontologa militante. En: CALVO, Toms y VILA, Remedios. Op.cit., pp. 52-53.17 NAVARRO, Juan Manuel. Existencia y libertad: sobre la matriz ontolgica del pensamiento de Paul Ricoeur. En:CALVO y VILA. Op. cit., p. 152.18 MONASTERIOS, Elizabeth. Poesa y filosofa: el aporte de Paul Ricoeur al estudio de la metfora. En: VALDS,Mario y OTROS. Op. cit., p. 53.

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    y a finales de episodios que nunca logran apresar la muerte, aunque s puedenanticiparla19; acude a la memoria para descubrir el movimiento que lo llev a ser quienes, luego de lo cual no le queda sino decir: Amn20; en fin, al narrador le queda lasatisfaccin de decir: Narro, luego soy.

    Salva la referencia a la temporalidad, asunto que invade la teora narrativa del s, el

    intento de hacer una nueva filosofa del sujeto que se funde a s misma? Queda esto pordiscutir. Por ahora, digamos que el intento de poner en intriga un personaje secorresponde con la lucha que los seres humanos establecemos cuerpo a cuerpo contranuestro ser-para-la-muerte, que se patentiza en nuestra experiencia temporal confusa,informe y, en el fondo, muda21; narrarse a s mismo o interpretarse en la lectura de obrasliterarias tiene la virtud de debilitar el aguijn de la angustia frente a la nadadesconocida, dndole imaginariamente el contorno de tal o cual muerte, ejemplar por unmotivo o por otro (SO 164-165). Podra vislumbrarse en la postura de Ricoeur unaautofundacin, ahora ms consciente de sus limitaciones?

    b.

    En segundo lugar, si el cogito cartesiano es, segn Ricoeur, ahistrico, el s mismo quese narra no tiene anclaje topogrfico. Quiz en este trabajo no nos detengamos en elproblema espacial de la narracin, pero valdra la pena que no pasara desapercibido.Garrido Domnguez afirma: A primera vista el espacio desempea dentro del relato uncontenido puramente ancilar: es el soporte de la accin. Sin embargo, una consideracinun poco ms atenta revela de inmediato que el espacio en cuanto componente de laestructura narrativa adquiere enorme importancia respecto de los dems elementos, enespecial, el personaje, la accin y el tiempo22.

    El mundo tambin es construccin, y construccin topolgica, especialmente en elmarco narrativo. Todo es contemplado desde una perspectiva y resulta imposiblesorprender al objeto al margen del sesgo que el sujeto observador le imprime. Laespacialidad se manifiesta en los relatos verbales desde los marcadores espaciales delidioma: a) en primer lugar, las pre-posiciones que, como su nombre indica, ubican, pre-ponen espacialmente; b) los sustantivos que estn en una topologa espacial abstracta oconcreta, comn o propia, pero siempre sustentando; c) los adjetivos, (ad-jectum: lo queest junto a otra cosa) sean nominales o verbales (adverbios) que marcan modificadoresespaciales y se aaden a las cualificaciones sustantivas o verbales ; d) los verbos, que alestablecerdynamis, movimiento, cambio, transformacin, sitan igualmente e implican uneje topolgico.

    c.

    En tercer lugar, en la narracin todava no se vislumbra cmo el otro puede serreconocido como sujeto que piensa, acta y se narra con su propia voz23. Veamos atrs

    19 La memoria se pierde en las brumas de la infancia. (...) El acto por el que he sido concebido pertenece ms a lahistoria de los dems, en este caso [del nacimiento] de mis padres, que a m mismo. Y la muerte slo ser final narradoen el relato de los que me sobrevivan (SO 162).20 Se trata de la ltima mirada dirigida a una historia que se cierra como un libro, de la ltima palabra pronunciada alfinal de una vida que vuelve sobre sus propios pasos para decir: As sea. S. Amn. (RICOEUR, Paul. Funcinnarrativa y experiencia humana del tiempo. En:Historia y narratividad. Barcelona, Ed. Paids, 1999; p. 209).21 Cf. RICOEUR, Paul. Tiempo y relato I. Madrid, Ed. Cristiandad, 1987; p. 13.22El Texto narrativo. Madrid, Ed. Sntesis, 1993; p. 207.23 Si se sigue al mismo Ricoeur, la inclusin real del otro slo tiene plena comprensin en el plano tico de la preguntaquin. El desarrollo de este asunto puede encontrarse claramente en los estudios VII, VIII y IX de SA.

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    que Ricoeur critica del cogito cartesiano su prdida de la relacin con la persona de la quese habla, con el yo-t de la interlocucin. El sujeto que se narra a s mismo incluyeefectivamente al otro? Puede reducirse su inclusin a la mencin escueta? Nuestrarespuesta es negativa. Estamos de acuerdo: somos coautores de nuestras narraciones, locual supone que otros han hecho con nosotros una historia que contar; incluimospersonajes distintos a nosotros, a la manera de co-protagonistas de nuestra vida;

    sabemos de las imbricaciones que se tejen entre nuestras historias y las historias de losdems. Nos libran estas minsculas inclusiones discursivas de la urgencia moralsuscitada por aquellos que no tienen cmo narrarse para ser odos y alcanzar laposibilidad de hacer respetar sus derechos? Con nuestras narraciones, por ejemplo enciencias sociales, en etnografa o en historia, por poner un ejemplo, los otros tienen quesoportar, incluso padecer o sufrir nuestras interpretaciones sobre ellos24.

    El lenguaje, aceptado como legado cultural y, por ende, comunitario, asegura que lanarracin del s sea un recurso creador de sentido en posibilidades equitativas paratodos? Tal vez sea oportuno escuchar a Habermas: Los sujetos hablantes son, o bienseores o bien pastores de su sistema de lenguaje. O bien se sirven del lenguaje en

    trminos de creacin de sentido, para alumbrar innovadoramente su mundo, o bien semueven ya siempre dentro del horizonte de la apertura o alumbramiento del mundo, que elpropio lenguaje se cuida de efectuar para ellos25. Se hace apremiante comprender que lanarracin requiere volver al dilogo entre dos sujetos igualmente capaces de alzar la voz.

    d.

    Otro asunto que queremos poner en consideracin se refiere a lo que podra llamarseconfianza en el lenguaje como estructura posibilitadora de la comprensin de s. Lapropuesta ricoeuriana de la narracin de s mismo o de la autocomprensin en la lecturade obras de ficcin se desarrolla en trminos de discurso. Y a ste se le designa laresponsabilidad de construir la unidad narrativa de una vida, es decir, una identidadpersonal.

    Puede apresar el lenguaje discursivo (oral o escrito) lo que soy yo mismo,ntimamente, o lo que es una comunidad, en sus dimensiones ms originarias? Puedesuponerse que todo el fluir de acontecimientos, que tie nuestra vida de tan variadocolorido, puede ser siempre puesto en un orden narrativo, en una trama? No sentimos aveces que los acontecimientos de nuestra propia vida nos ponen frente a la limitacin denuestras estructuras lingsticas?26.

    24 Sin embargo, Ricoeur advierte: En realidad, omitir y soportar, incluso padecer, sufrir, son tanto hechos de interaccincomo de comprensin subjetiva. Estos dos trminos recuerdan que, tanto en el plano de la interaccin como de lacomprensin subjetiva, el no-obrar es tambin un obrar: no atender, dejar hacer, es tambin dejar que otro haga, a vecesde forma criminal; en cuanto a soportar, es mantenerse uno mismo, de grado o por fuerza, bajo el poder de obrar de otro(...); soportar se convierte en padecer, que linda con sufrir. En este punto, la teora de la accin se extiende desde loshombres actuantes a los hombres sufrientes (SO. 158). Acaso las ciencias sociales puedan ayudar a que los sujetosmarginados por interpretaciones forneas se hagan conscientes de que su no-narrarse es condicin de posibilidad de sumarginalidad y de su desidentificacin; pero, al tiempo, estn en capacidad las ciencias sociales de suscitarmecanismos efectivos de participacin, por medio de los cuales no sean ms los que tomen la voz de los que hanenmudecido, sino que, justamente, los que han carecido de voz comiencen a pronunciar su propio nombre.25 HABERMAS, Jrgen. El discurso filosfico de la modernidad. Buenos Aires, Ed. Taurus, 1989; pp. 376-377.26 Todo evento es la vida misma que sobreviene en su ola plena, pero tambin es el signo de su abandono, del hecho de

    que hemos sido abandonados por el resplandor que nos ha herido y atravesado y que cada vez ha hecho de nosotros lasvctimas sealadas de esta existencia, nosotros que nunca hemos nacido del todo, llamados de improviso a la vida y dela misma manera repentina vaciados de toda existencia (GARGANI, Aldo Giorgio. La copia y el original. En:VATTIMO, Gianni (Comp.). Hermenutica y racionalidad. Bogot, Ed. Norma, 1994; p. 93).

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    VALDS, Mario y OTROS. Con Paul Ricoeur: indagaciones hermenuticas. Barcelona,Azul Editorial, 2000.

    VATTIMO, Gianni (Comp.). Hermenutica y racionalidad. Bogot, Ed. Norma, 1994.