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“De la casa del regidor, pues, partió la comitiva. Entre músi- ca y danzas recorrimos las calles del pueblo. Con nosotros no sólo iban los actores de la montería, sino los moros y los cris- tianos: moros de máscaras graves y barbadas, fieros, con grandes tocados de mediaslunas coloridas; cristianos vesti- dos de azul celeste. Ambos bandos iban armados de mache- tes que han entrechocado durante siglos, desde mares y tierras ignotas. Tras la máscara, bajo el disfraz, hombres mo- renos cumplen su promesa en el ritual de la danza. Cada uno carga una historia: el familiar enfermo, el trabajo perdido, la angustia del desamor, el temor a la ley. Unos está ahí para pagar con su cuerpo el favor que recibieron de los poderosos invisibles; otros hacen un pago anticipado.” Alfredo López Austin, “Cartas recurrentes”, en Imágenes del espíritu. Fotografías de Graciela Iturbide “No hace falta inventar un creador. Nada tras las imágenes: sólo una pulsación. Es suficiente. El paisaje no exige figuras, como un guante sin mano revela los dedos en la ausencia. La pierna sin tronco revela al hombre cojo, el cuenco vacío al mendigo, el zapato al caminante. La presencia oculta las co- sas. Quien quiera esconder algo, que lo coloque entre la mul- titud. Decían en la India del medioevo que la esencia de la poesía es lo que no se dice con palabras, lo que no aparece en el texto, la resonancia semántica, la imperceptible ebriedad del significado.” Óscar Pujol, “Las apariencias no engañan”, en No hay nadie. Graciela Iturbide VI. TOTOMA E l Banco Nacional de México-Citibanamex, a tra- vés de Fomento Cultural Banamex, A.C., presen- ta la muestra GRACIELA ITURBIDE: CUANDO HABLA LA LUZ, la cual se suma a la serie de exposiciones, pu- blicaciones y concursos relacionados con la fotografía que Fomento ha realizado desde hace dos lustros. Con las exhi- biciones monográficas de Hugo Brehme, Armando Salas Portugal, Flor Garduño y Martín Chambi, entre otras; el concurso EL MéXICO DE LOS MEXICANOS, y publicaciones como Manuel Álvarez Bravo, Fotógrafos arquitectos y Mujeres fotógrafas, esta institución busca crear un gusto y lograr que el público se acerque a dicha expresión artística. Ahora toca el turno a una de las más destacadas figuras de la fotografía en México: Graciela Iturbide, quien desde joven se interesó por las artes. Le atrajo la literatura, el cine y, a principios de los años setenta, la fotografía. Iturbide consi- dera que su imagen titulada Zihuatanejo, Guerrero, México, fechada en 1972, es su primera obra profesional. Fue por esta toma que el fotógrafo Manuel Álvarez Bravo percibió el potencial de la artista y la eligió como su asistente. La presente exposición hace un recorrido por el queha- cer de Graciela Iturbide desde 1972 hasta 2017. Cuarenta y cinco años de trabajo se reúnen aquí, no con el carácter de muestra retrospectiva sino con la idea de presentar los temas que le han interesado a lo largo de su trayectoria. El público puede recorrer sus inquietudes estéticas a través de veinte módulos. Éstos constituyen un tránsito desde sus obras de corte retratístico hasta llegar a una serie de imágenes en que la creadora centra su interés por la geometría estructural de las cosas que aborda. El centro de la exhibición se integra por un apartado que congrega las obras que le han valido fama mundial. La muestra cierra con un tópico que la distingue y ha logrado posicionar como propio: las aves. Graciela Iturbide se hizo acreedora en 2008 al Premio Internacional de la Fundación Hasselblad, considerado el más importante en el ramo de la fotografía. El otro mexicano que lo ha obtenido es Manuel Álvarez Bravo, en 1984. Su trabajo ha sido publicado en más de una veintena de fotoli- bros. El primero de ellos fue Avándaro, de la editorial Dióge- nes, acompañado con un texto de Luis Carrión, el cual apareció en 1971. Sus obras se han presentado en los museos más importantes del mundo: en 1982 en el Pompidou de Pa- rís y en 1990 en el Museo de Arte Moderno de San Francisco, por mencionar algunos. desde el contacto con círculos artísticos mexicanos hasta la adopción de su concepto de tiempo (“Graciela, no hay que apu- rarse, hay tiempo. No se apresure para exponer, hay que tra- bajar mucho”, le decía) y la práctica de la emoción por encima de la técnica.” Carlos Martín García, “Biografía. Vida (y muertes) de Graciela Iturbide” II. SEPARACIONES, ME FORMO “Graciela Iturbide, la mayor de trece hermanos, nace en Ciudad de México el 16 de mayo de 1942 en el seno de una familia de clase media-alta de origen español. Un recuerdo infantil delata su interés por el carácter trascendente de la fotografía: de pequeña su padre solía tomar instantáneas fa- miliares y las guardaba en el cajón de un armario al que Gra- ciela se asomaba a escondidas para observarlas, disfrutarlas en solitario e incluso robarlas; ese espacio era para ella el te- soro del hogar, un lugar con un carácter sagrado infalible. Este hecho junto al regalo de una cámara Kodak a los once años quedan como anécdotas congeladas en su biografía de una pulsión que recuperará décadas después cuando en su madurez regrese a la fotografía. Aunque inclinada hacia un modelo de vida bohemio y con la inquieta ambición de con- vertirse en escritora, contrae matrimonio en 1962. En los años siguientes dará a luz a sus tres hijos: Manuel, Claudia y Mauricio. Su periodo de formación se inicia de forma tardía en 1969, cuando ingresa en el Centro Universitario de Estu- dios Cinematográficos de la Universidad Nacional Autónoma de México con la intención de estudiar cine. Allí tiene lugar su encuentro fundamental con Manuel Álvarez Bravo, maes- tro de la fotografía mexicana. Pronto el profesor se convierte en maestro y le propone trabajar como su asistente. Es para Iturbide un tiempo de aprendizaje amplio, vital, que incluye III. EL REFLEJO EN DIVERTIMENTO V. MUERTE VITALICIA VII. ALAS, SOMBRASLOS DIOSES VIII. YO NO TE CONOCíA, MáSCARA Autorretrato, 1996 Pescaditos de Oaxaca (detalle), 1992 Héroes de la patria, 1993 El gallo (detalle), 1986 El viaje, 1995 Muerte en bicicleta, 1973 Cristina, 1986 La tienda, 1982 Carrusel, 1974 Nuestra señora de las iguanas, 1979 Mujer ángel, 1979 Cholos Harpys, 1984 I. MIRáNDOME, ALUMBRE IV. ANIMALES DE GRANJA “Tesoro de la sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Le dijo que la suerte decía que su hijo había nacido el día que gobernaba el rayo y que era buen día, y que sería cazador su hijo y que se lograría, y que buscase una gallina negra de la tierra y copal para darle de presente al rayo y que hiciese penitencia veinte días bañándose en el río a media noche[…]” Osvaldo Sánchez en En el nombre del padre. Graciela Iturbide IX. ARQUETIPOS

II. s VII. a Ix. a V. M VIII. Y - Emprefinanzas...“De la casa del regidor, pues, partió la comitiva. Entre músi-ca y danzas recorrimos las calles del pueblo. Con nosotros no sólo

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Page 1: II. s VII. a Ix. a V. M VIII. Y - Emprefinanzas...“De la casa del regidor, pues, partió la comitiva. Entre músi-ca y danzas recorrimos las calles del pueblo. Con nosotros no sólo

“De la casa del regidor, pues, partió la comitiva. Entre músi-ca y danzas recorrimos las calles del pueblo. Con nosotros no sólo iban los actores de la montería, sino los moros y los cris-tianos: moros de máscaras graves y barbadas, fieros, con grandes tocados de mediaslunas coloridas; cristianos vesti-dos de azul celeste. Ambos bandos iban armados de mache-tes que han entrechocado durante siglos, desde mares y tierras ignotas. Tras la máscara, bajo el disfraz, hombres mo-renos cumplen su promesa en el ritual de la danza. Cada uno carga una historia: el familiar enfermo, el trabajo perdido, la angustia del desamor, el temor a la ley. Unos está ahí para pagar con su cuerpo el favor que recibieron de los poderosos invisibles; otros hacen un pago anticipado.”

Alfredo López Austin, “Cartas recurrentes”, en Imágenes del espíritu. Fotografías de Graciela Iturbide

“No hace falta inventar un creador. Nada tras las imágenes: sólo una pulsación. Es suficiente. El paisaje no exige figuras, como un guante sin mano revela los dedos en la ausencia. La pierna sin tronco revela al hombre cojo, el cuenco vacío al mendigo, el zapato al caminante. La presencia oculta las co-sas. Quien quiera esconder algo, que lo coloque entre la mul-titud. Decían en la India del medioevo que la esencia de la poesía es lo que no se dice con palabras, lo que no aparece en el texto, la resonancia semántica, la imperceptible ebriedad del significado.”

Óscar Pujol, “Las apariencias no engañan”, en No hay nadie. Graciela Iturbide

VI. ToTomaEl Banco Nacional de México-Citibanamex, a tra-vés de Fomento Cultural Banamex, A.C., presen-ta la muestra GracIela IturbIde: cuando habla la luz, la cual se suma a la serie de exposiciones, pu-

blicaciones y concursos relacionados con la fotografía que Fomento ha realizado desde hace dos lustros. Con las exhi-biciones monográficas de Hugo Brehme, Armando Salas Portugal, Flor Garduño y Martín Chambi, entre otras; el concurso el MéxIco de los MexIcanos, y publicaciones como Manuel Álvarez Bravo, Fotógrafos arquitectos y Mujeres fotógrafas, esta institución busca crear un gusto y lograr que el público se acerque a dicha expresión artística.

Ahora toca el turno a una de las más destacadas figuras de la fotografía en México: Graciela Iturbide, quien desde joven se interesó por las artes. Le atrajo la literatura, el cine y, a principios de los años setenta, la fotografía. Iturbide consi-dera que su imagen titulada Zihuatanejo, Guerrero, México, fechada en 1972, es su primera obra profesional. Fue por esta toma que el fotógrafo Manuel Álvarez Bravo percibió el potencial de la artista y la eligió como su asistente.

La presente exposición hace un recorrido por el queha-cer de Graciela Iturbide desde 1972 hasta 2017. Cuarenta y cinco años de trabajo se reúnen aquí, no con el carácter de muestra retrospectiva sino con la idea de presentar los temas que le han interesado a lo largo de su trayectoria. El público puede recorrer sus inquietudes estéticas a través de veinte módulos. Éstos constituyen un tránsito desde sus obras de corte retratístico hasta llegar a una serie de imágenes en que la creadora centra su interés por la geometría estructural de las cosas que aborda. El centro de la exhibición se integra por un apartado que congrega las obras que le han valido fama mundial. La muestra cierra con un tópico que la distingue y ha logrado posicionar como propio: las aves.

Graciela Iturbide se hizo acreedora en 2008 al Premio Internacional de la Fundación Hasselblad, considerado el más importante en el ramo de la fotografía. El otro mexicano que lo ha obtenido es Manuel Álvarez Bravo, en 1984. Su trabajo ha sido publicado en más de una veintena de fotoli-bros. El primero de ellos fue Avándaro, de la editorial Dióge-nes, acompañado con un texto de Luis Carrión, el cual apareció en 1971. Sus obras se han presentado en los museos más importantes del mundo: en 1982 en el Pompidou de Pa-rís y en 1990 en el Museo de Arte Moderno de San Francisco, por mencionar algunos.

desde el contacto con círculos artísticos mexicanos hasta la adopción de su concepto de tiempo (“Graciela, no hay que apu-rarse, hay tiempo. No se apresure para exponer, hay que tra-bajar mucho”, le decía) y la práctica de la emoción por encima de la técnica.”

Carlos Martín García, “Biografía. Vida (y muertes) de Graciela Iturbide”

II. separacIones, Me forMo

“Graciela Iturbide, la mayor de trece hermanos, nace en Ciudad de México el 16 de mayo de 1942 en el seno de una familia de clase media-alta de origen español. Un recuerdo infantil delata su interés por el carácter trascendente de la fotografía: de pequeña su padre solía tomar instantáneas fa-miliares y las guardaba en el cajón de un armario al que Gra-ciela se asomaba a escondidas para observarlas, disfrutarlas en solitario e incluso robarlas; ese espacio era para ella el te-soro del hogar, un lugar con un carácter sagrado infalible. Este hecho junto al regalo de una cámara Kodak a los once años quedan como anécdotas congeladas en su biografía de una pulsión que recuperará décadas después cuando en su madurez regrese a la fotografía. Aunque inclinada hacia un modelo de vida bohemio y con la inquieta ambición de con-vertirse en escritora, contrae matrimonio en 1962. En los años siguientes dará a luz a sus tres hijos: Manuel, Claudia y Mauricio. Su periodo de formación se inicia de forma tardía en 1969, cuando ingresa en el Centro Universitario de Estu-dios Cinematográficos de la Universidad Nacional Autónoma de México con la intención de estudiar cine. Allí tiene lugar su encuentro fundamental con Manuel Álvarez Bravo, maes-tro de la fotografía mexicana. Pronto el profesor se convierte en maestro y le propone trabajar como su asistente. Es para Iturbide un tiempo de aprendizaje amplio, vital, que incluye

III. el reflejo en dIVertIMento

V. Muerte VItalIcIa

VII. alas, soMbras… los dIoses

VIII. Yo no te conocía, Máscara

Autorretrato, 1996

Pescaditos de Oaxaca (detalle), 1992

Héroes de la patria, 1993

El gallo (detalle), 1986

El viaje, 1995

Muerte en bicicleta, 1973

Cristina, 1986

La tienda, 1982

Carrusel, 1974 Nuestra señora de las iguanas, 1979

Mujer ángel, 1979

Cholos Harpys, 1984

I. MIrándoMe, aluMbre

IV. anIMales de Granja

“Tesoro de la sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Le dijo que la suerte decía que su hijo había nacido el día que gobernaba el rayo y que era buen día, y que sería cazador su hijo y que se lograría, y que buscase una gallina negra de la tierra y copal para darle de presente al rayo y que hiciese penitencia veinte días bañándose en el río a media noche[…]”

Osvaldo Sánchez en En el nombre del padre. Graciela Iturbide

Ix. arquetIpos

Page 2: II. s VII. a Ix. a V. M VIII. Y - Emprefinanzas...“De la casa del regidor, pues, partió la comitiva. Entre músi-ca y danzas recorrimos las calles del pueblo. Con nosotros no sólo

xI. sur-norte

xIII. de este Mundo

xIV. PaTojos

“En la obra de Graciela los niños constituyen una línea des-criptiva y narrativa y, por lo común, ofrecen algo más que la inocencia, un concepto tan difícil de situar por tan sacraliza-do. En los niños de Graciela, y allí se entreveran su sabiduría fotográfica y su emoción vital, actúan la inocencia, la conti-nuidad de la especie, el gozo cómplice con la risa (se ríen para encontrarse con la risa que es el método del descubrimiento) y, también, la tragedia.”

Carlos Monsiváis, “La forma y la memoria”, en Graciela Iturbide. La forma y la memoria

xV. el redondel de la VIda

xVI. preMonIcIones

Pensar que cuando me asomo al espejo éste invierte mis derechas y mis izquierdas.

Saber que si un juego de espejos me da sin invertir mis derechas y mis izquierdas, no me reconozco fácilmente ni en movimiento ni en figura.

Comprender que no he sido el mismo cada día.Comprender que quien no ha sido el mismo cada día, ha sido

otra para sí mismo.Comprender que mi unidad la forman mis recuerdos,

recurrencias, obsesiones y terquedades.

NOVIEMBRE 2018-ABRIL 2019

Entrada librelunes a domingo de 10:00 a 19:00 horas

Visitas guiadas gratuitaslunes a domingo a las 12:00, 14:00 y 16:00 horas

Talleres familiares gratuitossábados y domingos a las 12:30 horas

InformesClaudia Caloca | 12260091 | [email protected] Ramírez | 12260011 | [email protected]

Francisco I. Madero 17, Centro Histórico, Ciudad de México

www.fomentoculturalbanamex.org

C u a n d o . h a b l a . l a . l u z

GracIelaIturbIde

“Es la juchiteca la dueña del mercado. Es ella la del poder, la comerciante, la regatona, la generosa, la avara, la codiciosa. Sólo las mujeres venden. Los hombres con su machete y su sombrero de palma, salen en la madrugada a la labor; son iguaneros, campesinos, pescadores. A su vuelta, entregan su cosecha y las mujeres la llevan cargando en una jícara pinta-da de flores y de pájaros a la plaza; su cabeza altiva coronada, frutas espléndidas y rotundas, plátano macho, guanábanas que se abren, papayas, sandías, piñas, anonas, zapotes, chico-zapotes, guayabas que destilan su olor irrepetible.”

Elena Poniatowska, “El hombre del pito dulce”, en Juchitán de las Mujeres. Fotografías de Graciela Iturbide

“‘Seri’ quiere decir ‘los que viven en la arena’, ‘la gente’, y es una palabra yaqui. Ellos se autodenominan ‘cuncaac’, que los estudiosos han escrito ‘Kunkaahac’ sin razón lingüística alguna y sin ninguna otra salvo la de presentar una versión rarísima de la tribu. Cuncaac quiere decir, aproximada-mente, ‘nuestra-gran-raza-materna-aquí’ […] Los seris son semi-nómadas, semi-cazadores, semi-pescadores, se-mi-recolectores, de la región semi-desértica.

Luis Barjau en Los que viven en la arena

x. Famulus Dei Dirección general y proyecto museográficoCándida Fernández de Calderón

CuraduríaJuan Rafael Coronel Rivera

Coordinación de la exposición y montajeLeticia Gámez LudgarJosé María Lorenzo Macías

Asistentes de curaduríaMarilyn Castillo ReyesOswaldo Ruiz Chapa

Recolección y montaje de la exposiciónJosé Monserrat Barbosa MéndezAdrián Ochoa MartínezLuis Zamora Pérez

Gestión seguros de obraKarla Solache Guadarrama

Producción museográficaArtefacto y Diseño

Proyecto de iluminaciónDomingo Pánico/DETECO

Coordinación editorialCarlos Monroy ValentinoLarissa Espinosa AmayaYadira Vázquez Jiménez

Coordinación servicios educativosJavier Ramírez ManceraClaudia Caloca Hernández

Coordinación ejecutivaIgnacio Monterrubio SalazarGilberto Ramírez Toledano

Difusión y prensaJuan Carlos Almaguer Meléndez

Redes socialesAída Elías CallesIrina Venancio León

Comprender que aun la unidad sufre las mutaciones del tiempo.

Alfredo López Austin, “Cartas recurrentes”,en Imágenes del espíritu. Fotografías de Graciela Iturbide

xVII. enVestIdos los caMInos

xVIII. las letras de las cosas

Niña del peine, 1979

Padrinos de lagarto, 1986 Primer día de verano, 1982

Madagascar, 1991

Torito, 1981-1983 Roma, Italia, 2007

Saguaro (detalle), 1979

Portada: Carnaval (detalle), 1974

xII. feMInIfloro

Después del rapto, s/f Después del rapto (detalle), s/f

xIx. el paIsaje coMo GeoMetría

xx. Vuela el cIelo

“[…] apareció en los cielos, inabarcable, una gran bandada de pájaros por encima de las cabezas de la pequeña procesión funeraria del niño muerto, con la fotógrafa a cuestas.

Así, fueron los pájaros los que prepararon para ella la imagen de la muerte –corporeizada en el cadáver—, sólo para dejarla ir inmediatamente, ofreciéndole una imagen más: la ligereza del vuelo y la libertad de aquellos que son capaces de desprenderse de lo terrenal de los hechos para continuar la vida en otra parte. Esta cualidad de ligereza, que Iturbide ha cultivado como un rasgo característico, se muestra en sus fotografías.”

Corinna Koch, “El vuelo de los pájaros”, en Graciela Iturbide. Las condiciones del pájaro solitario

Benarés, Uttar Pradesh, India, 1999

Cuatro pescaditos, 1986

Vendedora de zacate, 1974