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7/28/2019 III Definicion y Alcances de La Polcrim
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III. DEFINICIN Y ALCANCES DE LA POLTICA CRIMINAL.
1. Necesidad de un marco de referencia.
1. No se trata aqu de realizar slo una simple definicin, por ms que una adecuada
definicin dePoltica Criminalsea importante para clarificar el derrotero de toda esta obra.El Anlisis Poltico Criminal comienza con la determinacin precisa de la Poltica
Criminal porque all ya comienza el proceso de formulacin de esa poltica. Y tambin
comienza en ese momento el debate poltico y pblico sobre lo que debemos entender porPoltica Criminal y por sus objetivos y tareas. En gran medida, muchas de las dificultades
para lograr acuerdos estables o, por lo menos, para identificar con claridad los puntos de
disenso, provienen de los prejuicios, confusiones y ambigedades sobre el trasfondovalorativo y conceptual, del cual surge con claridad y precisin el cometido de la Poltica
Criminal. En efecto, el debate acerca de lo que es o deja de ser la Poltica Criminal es parte
ya del proceso poltico que estamos analizando. De hecho, gran parte de las discordanciasen este punto provienen de la falta de esclarecimiento del marco de referencia que utilizan,
la gran mayora de las veces sin hacerlo expreso, los contendientes del debate. Por otraparte, uno de los rasgos diferenciadores de todo anlisis de polticas pblicas, segn la
concepcin original de Lasswell es la claridad respecto del conjunto de valores a los queese anlisis sirve, abandonando toda idea de neutralidad aunque luego, dentro del marco
de referencia construido, se trate de ser lo ms objetivo posible.
2. En efecto, toda poltica del Estado tiene un determinado marco de referencia, de ndole
valorativa y conceptual, sin el cual ella no puede entenderse. En los casos de la polticaeconmica o de la poltica educativa esto es fcil de comprender, ya que segn la
concepcin de la sociedad, del hombre o del momento que se tenga, esas polticas tendrn
variaciones muy profundas, incluso en lo que se entiende que ellas son, es decir, en su
definicin. La asignacin de objetivos a la poltica econmica, por ejemplo, es altamentedependiente de ese marco de referencia. En el caso de la Poltica Criminal, por una parte
por el tipo de desarrollo histrico que ha tenido (y como hemos visto en el captulo anterior
por la recurrencia de sus ideas) y por otra parte por la falta de madurez y de desarrollotcnico en su formulacin, gestin y control, han llevado a que se oculte el profundo debate
que existe entre los distintos marcos de referencia de los que ella es tributaria. Por tal razn,
nos preocupa especialmente destacar la funcin e importancia de este primer paso en todoel APC. No es un paso previo, ya hemos comenzado el anlisis en el nivel de la
identificacin del marco general y del cometido preciso de la Poltica Criminal, mostrando,
adems, como ella forma parte de un conjunto ms grande de polticas.
3. La idea de un marco general de referencia no implica necesariamente una visin cerrada;al contrario, hacerlo expreso, mostrar sus componentes con mayor precisin, ayuda aldebate democrtico. No todos comparten estos criterios. Para algunos autores, se trata de
construir consensos sobre herramientas tcnicas de intervencin, ya que las grandes
visiones han quedado opacadas por las proximidades de los sistemas (en particular, lossistemas econmicos) y por la emergencia de grandes problemas particulares (Dahl y
Lindblom, 31-33). Es probable que esa opinin tenga mayor fuerza en el campo econmico,
aunque si bien es cierto que los sistemas ya se han mezclado en muchas de sus propuestas,
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lo cierto es que la posicin ante los grandes problemas particulares sigue constituyendo
una diferenciacin de gran magnitud (por ejemplo, respecto a la premura en resolver lasnecesidades bsicas de grandes sectores de la poblacin). Sin embargo, la situacin de la
Poltica Criminal no nos permite llegar a similares conclusiones. En verdad, tal como
hemos visto en el pequeo recuento histrico, a diferencia de la poltica economica
(precisamente por el mayor desarrollo del anlisis econmico) que ha podido generar unproceso acumulativo de disensos y consensos pblicos que finalmente va generando una
dinmica de esclarecimiento y de ideas compartidas (sin acabar, por cierto, con los grandes
disensos), la PC ha girado por siglos en falso, con posturas que no debaten entre s, nialrededor de grandes problemas particulares ni en sus concepciones generales. Ello ha
generado (tambin por falta de un adecuado APC) un bloque de prejuicios que es algo muy
diferente a un conjunto de consensos. Existen grandes y viejos temas de las teoras polticasy sociolgicas vinculadas con el problema que desarrollamos en este punto. Ideologa,
ciencia libre de valores, objetividad, explicaciones normativas, etc. La literatura sobre todas
esas disputas es amplia y variada y carece de sentido repetir esos debates que estn al
alcance de cualquier lector, aun en sus variantes ms modernas. Quizs en un futuro, elAPC haya logrado construir algunos consensos entre sectores que sostienen valores
diferentes y de esa manera haya logrado empujar el debate pblico hacia temas ms
relevantes o ms difciles de solucionar. Pero no es la situacin actual y por ello esimportante que el APC empuje a los distintos actores del proceso de formulacin de
polticas pblicas a hacer pblicos sus presupuestos generales, su marco de referencia, su
visin de la sociedad. Como en su momento seal Lasswell: El marco de referencia delestudio de las polticas hace necesario tomar en cuenta el contexto completo de los eventos
significativos (pasado, presente y prospectivo) en que el cientfico est viviendo. Esto
obliga a utilizar el modelo especulativo del proceso revolucionario mundial de la poca ysita a las tcnicas de cuantificacin en un lugar respetable aunque subordinado. () Es
muy posible que las ciencias de polticas busquen aportar el conocimiento necesario para
mejorar la prctica de la democracia. En una palabra, se pone todo el nfasis en las ciencias
de polticas de la democracia, cuya meta ltima es la realizacin de la dignidad humana enla teora y en los hechos (Lasswell 2003:103). Se trata pues, de un conocimiento que busca
mejorar las condiciones de la democracia, asumiendo el conjunto de valores y de visiones
que son esenciales para ese concepto. No se trata de construir conocimiento desde cualquierlugar y para cualquier accin de gobierno. Eso no slo no es posible sino que tampoco es
deseable.
2. El proceso social como proceso de conflictos.
1. En el anlisis de cualquier poltica subyace siempre una visin de la sociedad. Esta
visin no debe ser vivida como un prejuicio, sino como un requisito de toda comprensin
posible de los fenmenos sociales, ya que el mismo sujeto que formule ese conocimientoser parte, lo quiera o no, del proceso social que busca comprender. Esta irremediable
inmersin en el proceso social hace que siempre tengamos una visin de l. Pero el anlisis
debe superar este nivel de comprensin para formular con claridad los supuestos de esavisin y de esa manera facilitar el debate pblico. En especial porque en todo momento
debemos evitar la tendencia a que el anlisis, por ms riguroso que sea, reemplace aquello
que es propio de las decisiones democrticas. Muchas decisiones poltico criminales, como
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veremos, no son comprensibles en su magnitud o en su eficacia sin conocer los
presupuestos de la visin social de la que se parte.
2. La sociedad o, mejor dicho, el proceso social (ya que no exista nada esttico que pueda
recibir el nombre de sociedad) es un proceso imbricado de conflictos. Es inimaginableuna sociedad sin conflictos. Esta frase parece obvia y lo es en cierto plano, pero si
analizamos las distintas posiciones que la teora social y poltica ha tomado alrededor del
conflicto deja de ser tan obvia. Ha sido bastante usual la consideracin del conflicto comouna realidad transitoria de la sociedad y ello ha empujado no slo a las valoraciones
negativas sobre la conflictividad sino a la creencia de que era posible pensar teoras que
presupusieran una sociedad sin conflictos. La fuerte presencia histrica del pensamientoutpico, aunque sea como tcnica literaria, es una muestra de ello, tal como nos ha sealado
Dahrendorf (Dahrendorf 2004: 73). Partir de una visin conflictivista de la sociedad
significa, antes que nada, repudiar una visin de la sociedad fundada en la idea de orden .
Ello no significa que ambas visiones estn en el mismo plano, ya que la idea de orden essiempre un constructo, en cambio, la constatacin de la existencia de conflictos puede ser
sostenida como una evidencia emprica con mucho menor contenido de construccin si nos
atenemos a la mera constatacin, por lo menos en este momento del anlisis. Fundar unaPoltica Criminal sobre una u otra visin es determinante, tal como veremos en el desarrollo
de este captulo. La posibilidad de que ambas visiones de la sociedad sean, de hecho, muy
compatibles es menos que remota (Giner 1974: 176). Sostener una visin conflictivista dela sociedad en este plano no implica asumir ninguna idea sobre el modo como se resuelven
esos conflictos ni acerca de las dificultades en la construccin de consensos o las reglas de
dominacin entre grupos. Slo importa sealar la realidad inocultable del conflicto en el
proceso social y el rechazo a todo prejuicio sobre el valor del conflicto en s mismo, comosi fuera un elemento negativo, frente al carcter benvolo del orden social. Es impensable
una sociedad sin conflictos, es casi una contradiccin lgica porque es impensable un
proceso social sin cambio, movimiento y ello implica consensos y rupturas de consenso,
pluralidad de intereses, deseos y demandas insatisfechas, realizaciones y frustraciones; enfin, todo el material de la naturaleza humana del cual se nutre la idea del conflicto. La vida
social es el resultado de una interaccin constante de intereses, y el inters es el elementobsico de la conducta social del hombre. El conflicto de intereses domina la vida social ()
La contienda entre los diversos sectores conduce al cambio, que es universal y permanente
(Giner 1974: 199).
3. Pese a que tenemos una experiencia cotidiana del conflicto su definicin y uso en el
anlisis de polticas no ha sido ni sencillo ni pacfico. Pareciera que en un plano objetivo esfcil definir el conflicto como una contradiccin de intereses, es decir, en intereses que se
refieren unos a otros pero que no se pueden resolver en una situacin de compatibilidad o
armona. En este sentido el conflicto no implica slo contradiccin de intereses sinotambin expectativas contradictorias o incompatibles. El conflicto ocurre cuando las partes
se hallan en desacuerdo con respecto a la distribucin de recursos materiales o simblicos y
actan movidas por la incompatibilidad de metas o por una profunda divergencia deintereses (Ross, 38). Sin embargo, Luhman nos dir que no alcanza con la contradiccin
de intereses porque hace falta la referencia a un sentido que sea comprendido por ambas
partes de la comunicacin conflictiva (Luhman, 350). Esto es importante porque la Poltica
Criminal ha tendido a reconocer como conflictos slo aqullos que ingresan a la mirada,
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es decir, al mbito de referencia de ciertos sectores sociales. No obstante, el que un sector
social -por ejemplo, la clase media- no reconozca la existencia de ciertos conflictos noquiere decir que ellos no existan, siempre que tengan referencia a algn sistema de sentidos
de los distintos grupos sociales. De un modo u otro las definiciones son variadas y
complejas: el conflicto existe siempre que aparezcan actividades incompatibles () una
accin que es incompatible con otra impida, obstruya, interfiera y lesione o de alguna formahaga que esta ltima tenga menos posibilidades de ser efectiva (Morton Deutsch). El
conflicto surge cuando los seres humanos defienden metas, propsitos o valores que son
incompatibles o excluyentes entre s (Bernard). Nos encontramos ante un conflicto socialcuando dos o ms partes creen que tienen objetivos incompatibles entre s (Kriesberg). El
conflicto consiste en una percepcin distinta de intereses o en la creencia de que las
aspiraciones actuales de las partes no pueden ser simultneamente alcanzadas (Pruit yRubin). Distas definiciones que se hallan todas ellas muy cercanas, lo que nos permite
sealar elementos invariantes en la idea de conflicto. (Ross ?: 38)
Pero no todo conflicto se puede explicar por puras razones objetivas ni tampoco por
razones subjetivas o de percepcin. Los habr con una base objetiva slida, como es el caso
de disputas ante bienes escasos y otros tendrn componentes subjetivos importantes, comolos que resultan de las necesidades de distincin social. Lo ms probable es que siempre
existan los dos elementos. Sin embargo no se debe confundir la dimensin subjetiva o de
percepcin de un conflicto con su referencia a un mbito comn de sentido, tal comosostiene Luhman. El proceso comunicativo no es puramente subjetivo ni lo son la
existencia de valores sociales, es decir, es ineludible una referencia cultural. Existen, por
otra parte, tendencias a excluir ciertas disputas de intereses de la idea de conflicto, pero ello
no es admisible. Por ejemplo, la competencia econmica, segn algunos, no ingresara alconcepto de conflicto o las disputas por el precio de una cosa. En general existe una fuerte
tendencia a considerar que aquellos conflictos que han sido captados por un tipo de anlisis
especfico (por ejemplo, el econmico, o el geopoltico) dejan de ser conflictos. Algo
similar sucede con la PC cuando se pretende que ella no se ocupa de conflictos sino dedelitos, ya se trate de una naturalizacin burda o reificaciones ms complejas. Esta
perspectiva sesgada esconde muchas veces visiones del equilibrio social camufladas tras unlenguaje tcnico, como sucede en particular en la economa. No existe ninguna razn para
dejar fuera del concepto de conflicto todos los fenmenos econmicos o de cualquier
especie que presenten contradicciones de intereses, percepciones distintas, mbitos dereferencia comn, etc. Si queremos hacer mencin a un fenmenos social bsico, nada
mejor que usar tambin un concepto lo ms amplio posible, siempre que l mantenga
productividad. Para no quedar condicionados por la definicin del conflicto en la
elaboracin posterior de polticas respecto a ellos, nada mejor que evitar restricciones alconcepto que no son necesarias para la precisin del anlisis.
4. Mack y Snyder proponen un conjunto de propiedades que sirven para identificar
situaciones y fenmenos conflictivos, buscando construir un modelo de amplio consenso
entre autores, aunque por ello mismo no resulte exhaustivo. No obstante es una buena guapara distinguir situaciones conflictivas, de aqullas que no lo son. (Mack Snyder 1974:19).
Los principales atributos de un conflicto son:
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a) El conflicto requiere por lo menos dos partes (dos entidades analticamente
diferentes). Es decir, se trata siempre de una relacin de interaccin. El conflictorequiere, en consecuencia, un mnimo de contacto y visibilidad. Por supuesto los
llamados conflictos por exclusin social todava conservan ese mnimo, aunque
ciertos sectores sociales ejerzan, precisamente, su poder para generar invisibilidad
de esos conflictos. Todo conflicto implica necesariamente un sistema decomunicacin. La atribucin que se le hace a los sistemas democrticos de aumentar
la conflictividad tiene que ver con el hecho, afortunado, de que los sistemas
democrticos aumentan la interaccin entre individuos y tambin aumentan lavisibilidad de los otros, de tal manera que el espacio comn se vuelve ms
conflictivo necesariamente. Cuando se enfrenta un individuo consigo mismo, es
algo que pertenece al mbito de la moral y no de la poltica y por lo tanto nointeresa esa relacin aunque se la pueda llamar conflictiva. Si un individuo se
enfrenta a la naturaleza, interesa en tanto afecta la relacin de otros con la
naturaleza. Es decir, siempre y en todo caso, lo que interesa es la relacin de
interaccin conflictiva entre varias personas. Esto es importante porque constituyeya una definicin de los alcances de la Poltica Criminal. Sea lo que ella fuere en
definitiva, slo puede ocuparse de conflictos, es decir, de relaciones interpersonales.
De este modo, y dado el carcter instrumental del Estado, que no puede constituirun fin en s mismo en un modelo democrtico de poder, queda vedado adems de
los lmites que impone el Estado de Derecho- el uso de la Poltica Criminal para
provocar cambios en los modos como una persona maneja los conflictos consigomisma. Slo en tanto aparezca un segundo sujeto comienza a tener sentido la idea
de conflicto en el sentido que aqu le damos.
b) Los conflictos se originan en la escasez de posiciones o de recursos (Bernard). Entra
aqu el elemento de contradiccin, sea cual fuere su objeto. Si dos sujetos no pueden
ocupar exactamente la misma posicin o utilizar de igual forma el mismo bien,
objeto u estado de cosas, nos encontramos con una situacin de conflicto.Ciertamente el modo como los actores perciben su posicin o la utilizacin que
pretenden ser tambin determinante para hallar una situacin de conflicto. Puedeocurrir que objetivamente ella no debera existir, es decir, es posible imaginar usos
o posiciones compatibles, pero ello est fuera de los alcances de la percepcin de
los actores o fuera de sus posibilidades de imaginarlo o la sociedad en cuestin noha encontrado los mecanismos culturales de compatibilidad de esos usos o
posiciones, es decir, un conflicto por defecto en la gestin de esa contradiccin. O
porque la sociedad an no ha inventado o difundio las formas de cooperacin paa
ese sector de relaciones sociales. Esto ocurre cuando, por ejemplo, una posicin espercibida, personal o socialmente como antagnica de otra (racismo) o cuando no
slo se trata de usar un bien sino de impedir que otro lo use (distincin social).Sostener que tras toda situacin de conflicto hay un problema de escasez no debeser visto como una visin economicista, por ms que la economa se preocupe
centralmente del problema de la escasez. Todo el sistema social distribuye bienes y
posiciones y muchos de ellos estamos lejos de considerarlos econmicos, talcomo hoy consideramos a la Economa. Si se quiere por razones de especialidad
acadmica o terica, no todos los intercambios son vistos hoy por la economa como
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disciplina ni se les asigna valor econmico por la poltica, por ms que no existan
razones determinantes para ello.
c) Una relacin conflictiva es aquella en que las partes solamente puedan ganar unas
a expensas de las otras. De all que en la relacin conflictiva una parte buscadesplazar a la otra, ya que es causa de la frustracin de su accin o sus
expectativas. Este desplazamiento podr ser ms o menos intenso o hasta agresivo,
pero la agresin no es una caracterstica esencial de los conflictos y s lo es labsqueda de desplazamiento. Tambin el modo de interaccin conflictiva implica
que hay ganancias y prdidas: es decir, que lo que para una parte es ganancia
implica necesariamente perdida para la otra, indistintamente del plano en el que sesiten las ideas de prdida o ganancia. Una forma particularmente importante del
desplazamiento es la bsqueda de control sobre la otra parte, de tal manera que
deje de ser un obstculo. En las formas ms fuertes de control, donde efectivamente
se produce un desplazamiento de la otra parte, el conflicto queda convertido en otrode distinta naturaleza. Esto es lo que ocurre cuando se logra desplazar a la otra parte
con violencia (o con la crcel), casos en los que se produce una redefinicin del
conflicto (Binder 2002: ?).
d) El conflicto requiere acciones conflictivas, es decir, que las partes sean activas enla interaccin, ya sea actuando o reaccionando. Dentro de ello ingresan sin duda las
interacciones omisivas, tanto como iniciativa o reaccin. Buena parte de los
conflictos son juegos de omisiones antes que de acciones. De hecho, algunos de los
conflictos con manifestaciones ms agresivas son de tipo omisivo (como porejemplo cuando se omite brindar posibilidades de vida a grandes sectores sociales).
La combinacin de omisiones y reacciones activas, muy visibles, genera tipos de
conflictos de compleja interpretacin (por ejemplo, cuando solamente se observa lareaccin airada de un grupo o sector social y no las omisiones respecto de las cuales
ellas son reaccin). Todo el debate entre la violencia directa y la violenciaestructural consiste en discutir sobre conflictos de esa naturaleza. Las omisionestienden a quedar ocultas porque su existencia es siempre referencial a un sistema
valorativo, frente a la existencia de las acciones que puede ser percibida de un modo
ms simple. En la socidad moderna y en especial en las grandes urbes- es muy
importante tener claro que las omisiones son tambin una forma importante y aveces muy agresiva- de accin conflictiva. Determinar quien reacciona o no no es
determinante para valorizar el conflicto, pero si es fundamental para una adecuada
comprensin de su naturaleza.
e) En todo conflicto existe un problema de poder ya se trate del intento de adquirirlo o
del modo de ejercerlo o la bsqueda del poder mismo. Hasta se podra formular elprincipio de un modo inverso: es impensable una relacin de poder que no
presuponga una relacin de conflicto, ya que es de la esencia del ejercicio del poder
el control sobre otro a travs del desplazamiento o la orientacin de su voluntad.Que exista un problema de poder, no supone que ese poder sea pblico. Existir
poder en juego desde los conflictos familiares o en los grupos ms pequeos, hasta
llegar a las grandes organizaciones y, por supuesto, al Estado como una de lasgrandes organizaciones sociales. Definimos el poder como el control sobre las
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decisiones es decir el poder disponer de recursos y posiciones escasas- y como
base de la influencia recproca entre las partes, es decir, el control de las conductas(Mack-Snyder 1974: 22).No hay poder sin conflicto y no hay conflicto en el que elpoder no intervenga.
f) El conflicto siempre cumple funciones sociales, no slo para las partes sino para los
grupos y para el conjunto del proceso social. Como sostiene Simmel, la unidad
social no es nicamente el resultado de tendencias armnicas y fuerzas integradorassino que las tendencias diferenciadoras tambin juegan un papel positivo. Igual que
el universo necesita amor y odio, fuerzas de atraccin y de repulsin, para tomar
forma, as tambin la sociedad necesita una cierta relacin cuantitativa de armona ydesarmona, asociacin y competicin, amistad y envidad, para adoptar una
estructura definida (Simmel, ..). Ciertamente no todas las funciones sern vistas
como positivas y en esto el marco de referencia valorativo es determinante- pero lo
cierto es que el conflicto no es un hecho social indiferente y, mucho menos an, unode tipo negativo en toda circunstancia. Todo conflicto social cumple alguna funcin
social que ser necesario develar, sea ella positiva o negativa. Esto no quiere decir
que an cuando un conflicto cumpla una funcin social positiva, ello no tenga uncosto. Un conflicto siempre tiene un costo, pero ello no significa que ese costo sea
negativo, tal consideracin depender de las visiones y valoraciones. En general los
sectores ms conservadores tienden a privilegiar el orden y la estabilidad y lossectores ms progresitas el cambio y la transformacin social. Ambas posiciones
implican una clara toma de posicin frente al conflicto. (Bernard 1958: 26)
g) En un conflicto siempre existen valores mutuamente incompatibles, excluyentes u
opuestos. En todo conflicto hay una contradiccin valorativa que es la que nutre la
oposicin central acerca del uso de los bienes o la necesidad de las posiciones. Esechoque de valores se puede dar dentro un mismo sistema de referencia o puede
consistir en el choque de universos completos de valores, es decir, sistemas dereferencia que compiten entre s o son mutuamente excluyentes (como puede ocurriren algunos conflictos de base religiosa). De todos modos an cuando se trate de
contradicciones entre sistemas completos de valores, siempre debe existir otro
marco de referencia comn sin el cual la comunicacin propia de la interaccin no
sera posible.
5. No todos los conflictos son de la misma clase, ni de la misma intensidad ni responden alas mismas causas. Ya hemos visto que nos interesan los conflictos en tanto parte de la
interaccin social, eso quiere decir, que todos los conflictos que no afecten a otra parte, no
interesan a los efectos del APC. En realidad, como hemos visto, esa situacin de
contradiccin solo puede recibir el nombre de conflicto de un modo anlogo, ya que nose trata de un fenmeno situado en el mismo plano de realidad. Esto es muy importante
porque de entrada le cerramos el paso a muchas confusiones moralizantes que pretenden
utilizar la violencia del Estado para conformar un determinado nivel de opciones morales,slo vinculadas a la vida personal del sujeto, es decir, buscan educar a un determinado tipo
de ciudadano (la eduacin puede ser un medio idneo para lograr finalidades sociales, hasta
cierto punto edad, temas, etc-, pero no se puede utilzar la poltica del Estado para educar alos ciudadanos como si fueran nios). Ni siquiera en el mbito de los menores de edad o de
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las personas que tengan alteraciones en sus facultades mentales nos interesan los conflictos
consigo mismos. Siempre se debe tratar de un conflicto que se relaciona con otra persona ogrupos de personas. Coser distingue entre conflicto real e irreal (Coser 1961:54-55).
Cuando la relacin conflictiva se funda en una oposicin cierta entre fines, medios, valores
o intereses, el conflicto es realy ello nos permite buscar los distintos medios que pueden
generar compatibilidades. En cambio, cuando el conflicto se halla exclusivamentedeterminado por sentimientos subjetivos, cuando hay energas internas que slo pueden
satisfacerse por medio de la lucha, es imposible sustituirlo por otras medidas (Coser 1961:
55). Bajo esas condiciones el conflicto es irrealpero ello no quiere decir que no exista osea menos conflictivo. Al contrario son mucho ms difciles de gestionar los conflictos
irreales que los reales. La utilidad de esta clasificacin es evidente para las polticas de
gestin del conflicto. En puridad, antes que la realidad o irrealidad del conflicto, lo queinteresa es que en aqullos reales el conflicto es un medio para lograr algo, ya sea un
objeto o una posicin; al contrario en los irreales el conflicto es un fin en s mismo o lo es
la aniquilacin de la otra parte o la satisfaccin de la propia hostilidad. De todos modos, no
hay que darle mayor valor a la distincin que la que surge en esta dimensin pragmtica, yaque tambin es posible ver a este par como un problema de descubrimiento de las causas
del conflicto o como una manera muy compleja de lograr un objeto o una posicin. Lo
importante, en definitiva, es tratar de analizar con precisin el objeto de la disputa y nodescartar que en algunas ocasiones el objeto sea la disputa misma. Los conflictos irreales
aunque tambin implican la interaccin entre dos o ms personas, no son ocasionados por
los finales rivales de los antagonistas, sino por la necesidad de liberar cuando menos latensin de uno de ellos. En este caso la eleccin de antagonistas depende de determinantes
que no estn directamente relacionados con el asunto en disputa y no est orientada hacia el
logro de resultados especficos. (Coser 1961: 55). Por otra parte, se suele distinguir entreconflictos institucionalizados y no institucionalizados (Mack-Snyder 1974:24).En los
primeros existe previsibilidad y continuidad; en los segundo mayores niveles de
desorganizacin y espontaneidad. Esta diferencia es importante para detectar regularidades
en los conflictos, que es la base de lo que puede ser atendido por polticas pblicas. Sinembargo, la idea de institucionalizado tiene mucho ms que ver con la respuesta que con
el conflicto mismo. Es preferible utilizar la categora de conflictos regulares e irregulares.
Los conflictos irregulares son mucho ms difciles de anticipar y de gestionar. La idea deconflictos reales e irreales, y regulares e irregulares, es til para el propsito del diseo de
polticas pblicas. Otras clasificaciones son posibles, pero surgirn del contexto de la
conflictividad en s misma por lo que es preferible trabajar con una trama abierta, singenerar arquetipos demasiados rgidos.
6. En todo anlisis de la conflictividad es obvio que se deben buscar las fuentes de esosconflictos, tan profundamente como se pueda o sea til para el desarrollo de una poltica de
gestin de esos conflictos. Las fuentes de los conflictos pueden ser innumerables, tantascomo las razones de la escasez, los antagonismos sobre posiciones o las distintaspercepciones sobre unas y otras. Es imposible, por tanto, ahondar en su anlisis en
abstracto, ya que depender de investigaciones concretas, sobre reas determinadas de la
sociedad, la dilucidacin de las causas de una clase de conflictos, partiendo de un modelode anlisis multifactorial y abierto. Siempre existir la tentacin de hallar una sola fuente o
causa, tal como antao le sucedi a la Criminologa, dado que, supuestamente, identificada
esa causa surge con claridad el modo de intervencin para terminar con ese conflicto. Pero
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ello no ha pasado de ser una ilusin que ha provocado las polticas ms equivocadas. Dado
que ya existe experiencia sobre estos equvocos es conveniente ser prudente con laidentificacin en abstracto de los factores que hacen nacer los conflictos; esos factores
sern tan variados como los conflictos mismos y con mltiples combinaciones provenientes
de las circunstancias histricas y sociales. Eso no significa, de ninguna manera, que
debamos renunciar a realizar tal investigacin; al contrario, ella es indispensable parafundar estrategias de gestin de los conflictos que sean adecuadas: slo advertimos sobre la
necesidad de circunstanciar adecuadamente esas investigaciones y evitar una consideracin
abstracta del problema, como aqullas que llevan en definitiva a privilegiar una sola causapor encima de las dems. Esta forma especulativa de llegar a la base de los conflictos ha
generado muchos prejuicios y fundado muchas polticas errneas. El mismo Marx estara
en contra de la forma especulativa segn la cual toda la conflictividad surge finalmente deuna contraposicin de clases, por ms que le asignemos a ella un lugar importante dentro de
los factores que generan conflictividad. Esto tampoco quiere decir que no existan ciertas
causas que suelen ser aceptadas con mayor generalidad, en particular si no se les otorga un
valor absoluto. Parece haber acuerdo general en que la escasez de objetos deseados,estados de cosas y recursos de la naturaleza y de la cultura, la divisin del trabajo en la
sociedad organizada y la diferenciacin social, llevan inevitablemente a rupturas
potencialmente conflictivas y a intereses antagnicos (Mack-Snyder 1974:31). Esimportante centrarse en el concepto de escasez, ya que l queda oculto en muchas de las
discusiones modernas acerca de si la pobreza tiene incidencia o no en el desarrollo de la
criminalidad (conflictividad). Por la definicin misma del conflicto es obvio que lassituaciones de escasez (ella existe, recordemos, donde exite tambin el deseo de esos
objetos, deseo que estimulado como un motor de la sociedad de consumo) tiene una
relacin directa con la interaccin conflictiva. No se trata de la pobreza como situacingeneral y, menos an, como condicin personal, sino de relaciones concretas respecto de
bienes escasos. Pareciera evidente la relacin entre pobreza y conflictividad, mucho ms
an cuando la apetencia de esos bienes se encuentra estimulada por los mecanismos
ordinarios de la sociedad de consumo y la escasez no se refiere a cualquier objeto oposicin sino respecto de aqullos bienes o posiciones de los que depende la vida misma en
su dimensin ms elemental. Debe quedar claro, no obstante, que por ms que sea evidente
la relacin entre pobreza y confllicto, ella no nos dice nada sobre la decisin de criminalizaresos conflictos.
7. Las fuentes de la conflictividad no se convierten automticamente en causas de un
conflicto. Para ello es necesario que acten ciertas condiciones y que aparezca un contexto
social determinado. La coexistencia de dos religiones antagnicas en un mismo territorio
puede ser o no ser conflictiva segn un conjunto de condiciones. Analticamente, entonces,debemos diferenciar las fuentes de la conflictividad de sus condiciones de aparicin;
condiciones que tendrn influencia en sus caractersticas, durabilidad e intensidad. Slobajo ciertas condiciones, una fuente de conflicto se convierte en causa de l. Las formas deejercicio del poder, la informacin disponible, la accin de otros sujetos no vinculados al
conflicto, la historia, algn acontecimiento, etc., pueden hacer que una fuente de conflicto
se convierta en causa de l. Vemos, pues, que es til esta diferenciacin ya que a la hora dedisear polticas de gestin muchas veces es imposible actuar sobre la condicin (la historia
o un acontecimiento) o implica una accin distinta (actuar sobre el grupo que azuza el
problema) o tener en cuenta la posibilidad de volver a una situacin en el que la fuente (el
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antagonismo religioso, por ejemplo) no llegue a generar un conflicto. Estas condiciones
pueden darse tanto entre las partes y sus mutuas relaciones como en relacin al contexto.Es axiomtico que el conflicto ocurre en el medio circundante, influye en l y recibe, a su
vez, la influencia de este. De manera que es preciso investigar y analizar el conflicto sobre
la base del sistema social global en que ocurre (Mack-Snyder 1974: 35). Las mutuas
relaciones son determinantes tanto para entender el conflicto como para analizar losrecursos sociales o estatales disponibles para intervenir en l y su costo social. Por otra
parte, el contexto social crea un sinnmero de expectativas acerca de la importancia relativa
de cada conflicto y del valor de las respuestas que se dan a l. Es en esta dimensin dondese halla un nmero importante de posibilidades y restricciones en la gestin del conflicto,
muchas veces mucho ms significativas de las que surgen de los contendientes mismos. Por
ejemplo, una situacin generalizada de miedo, puede no ser compartida por losinvolucrados directos en el conflicto, pero genera restricciones muy grandes acerca del
universo de intervenciones posibles. Lo mismo ocurre con las relaciones de confianza o de
respeto. En definitiva, fuente, condicin y contexto son analticamente separables en el
conocimiento del conflicto, por ms que las fronteras entre uno y otro concepto sedesdibujen totalmente en el desarrollo social de los conflictos. Vemos pues que no es
posible una consideracin lineal y simplista de lo que se suele denominar causas del
conflicto, ya que muchas veces ese concepto hace referencia a la fuente, otras tantas a lascondiciones y, en ocasiones, el contexto mismo puede ser considerado una causa.
8. Ya hemos visto que el proceso social no slo es impensable sin conflicto sino que l
cumple funciones sociales positivas. Tal como sostienen Coser, Dahrendorf y otros autores
ya citados, sin los conflictos no se podra delimitar adecuadamente los grupos, fijar con
claridad los objetivos sociales, canalizar muchas tensiones sociales y, en general, no sepodra realizar el ajuste social a nuevas circunstancias y contextos (cambio) sin caer en
puras relaciones de subordinacin. Sin el conflicto la sociedad no alcanzara situaciones de
mayor bienestar, justicia o igualdad. Esto no quiere decir, que todas las funciones sean
positivas, ya que pueden existir conflictos cuyas funciones no lo sean o caractersticas deciertos conflictos (la agresin o la violencia) que claramente no lo son. No siempre es fcil
determinar cuales aspectos son positivos y negativos y seguramente existen visionesdistintas en la sociedad sobre ello, generadoras de nuevos conflictos acerca de cmo tratar a
los conflictos mismos. Es bastante ms seguro que en todo conflicto hallemos tanto
funciones positivas como negativas. No es posible llegar a una solucin definitiva en estepunto, sin asumir lo que no es muy democrtico- un conjunto de valores que no estarn
puestos en juego en el sistema mismo, es decir, sin asumir valores extrademocrticos, esto
es, trascendentes al sistema mismo. El peligro de fundar polticas en valores de esas
caractersticas ha sido mostrado con prodigalidad por la historia. Pero tampoco podemosquedarnos sin ningn criterio ya que ello implicara renunciar a toda poltica de
intervencin en la conflictividad. Por ello, tal como veremos en el punto siguiente, ser elmodo y la razn de ser de la intervencin en esos conflictos lo que nos servir de base parafundar una poltica democrtica de gestin de la conflictividad y, dentro de ella, una
Poltica Criminal propiamente democrtica. De todos modos lo que debe quedar claro es la
advertencia de Mack- Snyder a quienes hemos seguido en todo este punto:
Si bien es posible y necesario distinguir las consecuencias socialmente tiles y
socialmente indeseables del conflicto, lo cierto es que van juntas. Es difcil imaginar
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conflicto alguno que tenga slo un tipo de consecuencias. Por consiguiente, parte
del problema de diferenciar los aspectos funcionales y disfuncionales del conflictoconsiste en identificar las condiciones en las cuales las consecuencias disfuncionales
pueden ser minimizadas. Una cuestin fundamental que hay que averiguar es,
entonces, cmo y por qu las consecuencias disfuncionales de un conflicto llegan a
predominar? (Mack-Snyder ?: 42). O como seala Coser: En cada tipo deestructura social hay motivo de conflicto, ya que los individuos y los subgrupos
pueden, de vez en cuando, rivalizar en sus demandas de bienes escasos, de prestigio
o de posiciones en el poder. Las estructuras sociales, sin embargo, difieren encuanto a la forma de permitir la expresin de las demandas antagnicas. Algunas
tienen una mayor tolerancia al conflicto que otras. () El conflicto tiende a ser
poco funcional para una estructura social en la que no hay tolerancia einstitucionalizacin del conflicto o en las que lo hay pero de una manera
insuficiente. (Coser 1961: 174 y 180).
El Anlisis Poltico Criminal en este nivel preocupado por ubicar a la Poltica Criminal en
un contexto ms amplio que le sirva de marco de referencia- no puede prescindir de esta
base de conocimiento del conflicto. De hecho, la verdadera caracterizacin de una PolticaCriminal como democrtica o autoritaria, nace en el nivel ms primario donde se encuentra
instalada la perspectiva que asumamos respecto de la sociedad conflictiva y como debemos
actuar frente a ella, tanto en el nivel de paradigma de comprensin de esa conflictividad,como en el de su eficacia, ya que nos negaramos a llamar eficaz a una Poltica Criminal
que acta, como es habitual, ciegamente respecto de la conflictividad social y menos an
cuando lo hace desde prejuicios o valores absolutos o, peor todava, cuando anula las
funciones positivas de esos conflictos. Vemos pues que en ese nivel primario se encuentranya una parte importante de los dilemas polticos que estn en juego en el diseo de las
polticas pblicas.
3. Paradigma del orden versus paradigma de la gestin de la conflictividad.
1. Pero la existencia obvia de la conflictividad y el hecho de que no debamos asumir un
prejuicio negativo respecto a ella, no significa que debamos convertirnos en meros
observadores de su desarrollo. Al contrario, una sociedad que no se preocupa por suconflictividad, es decir, la deja librada a su propia suerte, lo nico que consigue es que se
imponga la ley del ms fuerte, de aqul que puede desequilibrar el conflicto a su favor. Por
una parte, existe en la afirmacin anterior una evidencia de sentido comn: quien puedaresolver el conflicto a su favor lo har y para eso utilizar los mecanismos que lo favorecen
y se contraponen a la otra parte. Siempre que sea posible, un conflicto tender a resolverse
(aun cuando se trate de un conflicto irreal), ya que es de la propia naturaleza del conflicto
que los involucrados luchen por obtener lo que es el objeto del conflicto mismo. No setrata de una sistuacin abstracta de confrontacin sino de una forma real y concreta de
buscar la obtencin de algo, sea esto un bien o una posicin. Lo que denominamos
instalarse en una situacin conflictiva es slo una metfora, para referirnos a una formade solucin de un conflicto; cuando precisamente esa resolucin consiste en mantener un
determinado estado de cosas, tal como puede ser la confrontacin o la sumisin de alguien;
mantenimiento del estado de cosas que cumplir una determinada funcin a favor de algunode las partes en conflicto. Por tal motivo, dejar la conflictividad librada a su propia suerte
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no es una opcin para una sociedad que quiere superar el estadio de la mera fuerza, es
decir, que quiere organizarse segn patrones polticos que superen el imperio de la fuerza.
2. En la base de toda poltica hallamos la bsqueda de intervencin en la conflictividad
propia del proceso social. Incluso esto es anterior a las relaciones de autoridad y deobediencia, establecidas de un modo ms firme para orientar la cooperacin (Burdeau
1964: 9). La superacin de un modo espontneo de cooperacin hacia uno dirigido (y
mucho ms an a un modo de cooperacin obligado) debi haber pasado antes por unasituacin de conflicto, que no qued librada a su suerte, a su propia dinmica interna. Antes
de convertirse en relaciones estables de influencia, dominacin o coercin o, ms an, antes
de convertirse en un sistema permanente de confianza, el poder ha sido ejercido para frenaro doblegar la pura fuerza en algn sector de conflictos, para evitar el triunfo de esa pura
fuerza, es decir, el antagonismo, sin ms, irresoluble en tolerancia., cooperacin o
indiferencia.
3. Pero esa ineludible intervencin en la conflictividad se puede realizar bajo dos visiones
bsicas que constituyen finalmente paradigmas de cmo encarar esa intervencin. Por
una parte, ella se puede realizar bajo la idea de orden; un orden que se constituye bajoprincipios jerarquizados que conforman una estructura no conflictiva. Armona es, en
este paradigma, lo que se logra slo con ese orden. Segn la otra visin, esa idea de ordenes ilusoria, tan ilusoria como la de una sociedad sin conflictos y, en realidad, presupone una
visin negativa de la conflictividad, tal como hemos explicado anteriormente. En el marco
de este segundo paradigma, que llamamos paradigma de gestin de la conflictividad, no
tiene sentido la idea de orden; ello no significa dejar de intervenir en los conflictos sinohacerlo bajo la idea de gestin, es decir, una intervencin estatal que impida,
precisamente, que predomine el ms fuerte, por ser mas fuerte, que triunfe, como hemos
dicho, la fuerza pura y el abuso de poder, pero que no se hace en nombre de ningn ordensino que se funda en la idea misma de evitar la violencia y el abuso de poder. A lo largo de
su desarrollo cultural las sociedades irn construyendo principios materiales para solucionarconflictos. Ellos les darn razn a una o a otra parte de los involucrados, en combinacionescambiantes y mutables. Pero en todo caso, independientemente de esos principios
sustanciales, debe existir una intervencin estatal en los conflictos fundada en la idea de
gestin de la conflictividad para evitar el predominio del ms fuerte, el abuso de su poder y,
en definitiva, la violencia.
4. El conjunto de afirmaciones del prrafo precedente pueden resultar apresuradas pero, enrealidad, los hechos polticos, en particular aqullos ms bsicos, se han mostrado
rebeldes al anlisis terico (Passano 1991: 9) y, a los efectos de los propsitos de este
captulo (la definicin de Poltica Criminal) nos brindan un marco de referencia suficiente y
explcito, susceptible de generar adhesin o crtica, que es el mximo rendimiento que lepodemos pedir a conceptos en este campo. Sin embargo, la superacin de la ilusin del
orden no es sencilla: ella encuentra un cierto asidero en nuestra visin elemental de las
cosas, en un cierto sentido comn que, en realidad, no es ms que un largo adiestramientohistrico. La idea de orden puede incluso ser vaciada de contenido hasta convertirse en un
principio formal y muchas veces se usa esa posibilidad como un truco para no abandonar
una idea con fuertes arraigos emocionales. Si por orden entendemos la existencia decualquier tipo de patrn de funcionamiento, cualquier regularidad de la vida social,
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entonces, todo ser un orden y cada cultura elaborar diferentes formas de orden en la vida
social. Una idea as de orden, como simple regularidad afincada en cada cultura se vuelvetan general y abstracta que puede ser utilizada en cualquier anlisis y situacin. Pero la idea
de orden ha cumplido un papel mucho ms concreto y preciso en el desenvolvimiento de
las estructuras y el pensamiento poltico en especial en la esfera occidental. Segn ese uso,
orden es un determinado tipo de regularidad social y poltica, fundada en la idea final de lajerarquizacin de valores y el valor absoluto de esa jerarqua. No se trata aqu de sostener la
discusin sobre el relativismo moral, ello no interesa para este punto. Lo que nos interesa
sealar es la imposibilidad de sostener una intervencin en los conflictos sobre la idea deorden desde el punto de vista de una perspectiva democrtica de esa intervencin.
5. En todo conflicto existe, por definicin, tanto un marco comn de valores como una
disputa alrededor de ellos. Si vemos esos conflictos desde el paradigma del orden,
necesariamente algn segmento del conflicto ser desorden. Si a la idea de orden le
quitamos luego su carcter descriptivo y se convierte en un valor, entonces,automticamente, un segmento del conflicto se convierte en algo malo, negativo. Dado el
carcter insoslayable de la conflictividad y sus vnculos con el flujo y desarrollo social eso
significa que la idea de orden es inadecuada para captar, por lo menos, un sector de la vidasocial en el que estn naciendo nuevos valores o nuevas prcticas fundadas en antiguos
valores. Es un instrumento imperfecto para comprender el desenvolvimiento de la vida
social. Mucho ms an cuando a lo largo de la historia esa idea de orden ha estadovinculada a principios trascendentes a la propia vida social que, en el fondo, han significado
que un grupo social determinado tiene mejor capacidad para comprender y formular los
valores del orden que el resto de la vida social. He all su raz autoritaria que lo convierte
en un concepto que, por ms arraigo que tenga en el pensamiento social y poltico, no esadecuado para comprender el proyecto social y poltico de la democracia. La permanencia
de la idea de orden ha sido muy grande a lo largo de la historia, pese a que ha cambiado su
fundamento. Ello no debe extraarnos porque la emergencia del pensamiento democrtico
en la vida social y poltica es de muy corta data, de apenas unas cuantas dcadas, por lomenos en lo que hoy consideramos un sistema democrtico (igualdad de todos y no slo de
algunos, pensemos tan solo en el reconocimiento de los derechos polticos de la mujer, algoreciente en trminos histricos) Durante muchos siglos la idea de orden ha tenido un
fundamento natural. De la propia naturaleza surgan evidentes para algunos- reglas y
principios de ordenamiento de la vida social. Hoy cuando observamos que reglas talescomo la esclavitud o la sumisin absoluta de los hijos y las mujeres, eran presentadas como
propias de ese orden natural, nos escandalizamos, pero seguimos creyendo en la idea de
orden. Esa idea tuvo tambin un fundamento teolgico y de los atributos de Dios se podan
extraer, segn algunos, reglas claras sobre el orden social y poltico. Cuando observamosque la legitimidad de los reyes, las condiciones de servidumbre y la estructuracin
jerrquica de la familia (una nueva forma de la esclavitud de hijos y mujeres) surga clarade esa idea de orden, tambin nos escandalizamos, pero todava as seguimos creyendo enla idea de orden. Finalmente la idea de orden ha buscado un fundamento racional, ya el
orden no surge de la naturaleza ni de Dios sino de los principios comunes de toda razn
humana, como facultad principal y fundante de la idea de humanidad. Esta ltimaformulacin ms moderna, ms liberal- nos suena admisible, pero cuando observamos que
el peor de los colonialismos y su fundamento racista y la continuacin de la cultura
machista han podido no slo convivir sino ser expandidas por esta idea de un orden
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racional y civilizado no escandalizamos por tercera vez, pero an as seguimos creyendo en
la idea de orden. Podemos sostener con firmeza la existencia de Dios, el universo natural yla razn humana como atributo comn, pero no es nada claro que de all se puedan extraer
valores precisos y, menos an, que ellos puedan convertirse en valores fundamentes de la
vida social. Es evidente, que toda vida social se funda tambin en valores y sentimientos
compartidos, pero la adquisicin y la permanencia social de esos valores es un esfuerzocolectivo siempre inestable, frgil y en continua revisin, por el carcter conflictivo de la
vida social. En cada uno de estos supuestos el orden natural, teologal o racional- se ha
dado por supuesto un determinado contenido asequible a un grupo social. Es en este sentidoque la idea de orden se vuelve inadecuada porque en los hechos funciona como un criterio
de legitimidad de un grupo social determinado, aunque se lo presente como una dimensin
trascendente a la vida social. La idea de orden es la contracara de la idea de autoridad. Endefinitiva, la idea de orden no slo representa una ilusin sino, adems, una ilusin
autoritaria. De la idea de orden siempre se ha derivado una forma de autoridad y de
conformacin social dependiente de un grupo social, una elte con capacidad de discernir el
sentido de ese orden o de presentarse como guardianes de el. La ilusin del orden seconvierte en la existencia histrica de sus guardianes.
6. El paradigma de gestin de los conflictos, por una parte, reconoce la existencia de
criterios materiales de solucin de conflictos, an de modo coercitivo, en base a la
elaboracin de principios y pautas culturales. Pero no pone el nfasis en esa dimensin sinoen el hecho de que el cometido de la intervencin del Estado (o el sistema poltico) en esos
conflictos es primariamente evitar su resolucin mediante la fuerza, es decir, evitar el abuso
de poder y la violencia. El conflicto podr ser resuelto en base a un principio largamente
admitido y, por lo tanto, sedimentado en la cultura, o podr resolverse mediante frmulasinnovadoras o mediante acuerdos abiertos o renuncias recprocas: todo ello forma parte de
la trama abierta de la vida social en permanente fluir. En todo caso, lo que debe formar
parte de una poltica de intervencin (gestin) consiste en el propsito de contencin que
hemos sealado. No se trata de un modelo dbil, frente a un modelo poderoso como elfundado en la idea de orden. Esas categoras no son aplicables. Se trata de un fundamento
totalmente distinto en la aproximacin y en la intervencin en el fenmeno, queprcticamente constituye una encrucijada de caminos. Buena parte de las discusiones que
luego existirn en la Poltica Criminal son dependientes de las opciones que se realicen en
este nivel de fundamentos. La visin general de las polticas de intervencin en losconflictos ser totalmente diferente segn se opte por el paradigma del orden o por el
paradigma de la gestin de la conflictividad.