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La colq-y;(jn '%
, .. E
iiopmann
e
iilas cuneif~rm
es
Marco histórico
Real A
cademia de la H
istoria conseiva en su Gabinete de A
ntigüedades una importan-
colección de 33
9 tablillas cuneiform
es escritas en lengua sumeria procedentes del sur
Mesopotam
ia, que se conocen como la C
olección Lippm
ann. M
esopotamia fue, durante los tres m
ilenios que precedieron a nuestra era, el escena- no de las m
ás antiguas e importantes conquistas en la H
istoria del Hom
- bre. En efecto, junto a los rios T
igris y Éufrates aparecieron las prim
e-
ras ciudades, se formaron los prim
eros estados y los más grandes im
pe- rios. La agricultura, la ganadería, la industria, la navegación, las form
as de organización económ
ica, social y politica, la cultura, el arte ..., todas las facetas de la vida rural y urbana conocieron en ese tiem
po un desa- rrollo espectacular de profundas repercusiones en el m
undo antiguo. U
n instrumento eficaz e im
prescindible en este proceso fue la escri- ra. Inventada por los sum
erios a finales del iV m
ilenio a.e., la escritu- que hoy denom
inamos cunefom
ze se extendió rápidamente por todo
Próximo O
riente. Era un sistem
a de una gran complejidad, pues cons-
ba de varios centenares de signos, cada uno de los cuales podía tener n frecuencia distintos valores logográficos o silábicos. Y
a pesar e ello, e versátil y
flexible como para servir de vehículo de
resión a otras lenguas: además del sum
erio, con este sistema se repre-
arían lenguas tan distintas entre si como el eblaita o los diferentes
pertenecientes al grupo semítico-,
el hitita -de la
, y el hurrita, el urarteo y el elamita -de
filiación
El resultado fue la redacción de centenares de miles de textos cunei-
entran repartidos por museos de todo el m
undo. La mayoría se rela-
Tablilla cunevorme
s cotidianas: documentos legales, cartas, recibos, inventanos, inspec-
referente a entrega de res
pación por anotarlo todo era casi compulsiva, especialm
ente en el plata, co"sistentes
flestidos, en un
calzado 4 ciones públicas. E
llo obedecía a la necesidad de aprovechar al máxi-
frasco de perfume.
os recursos de un medio natural que, desde m
uchos puntos de vista, se presentaba hos-
La voluntad de racionalización de dichos recursos se agudizaba sobre todo cuando el
torio administrado era geográficam
ente extenso y política y socialmente com
plejo. Ese el caso del prim
er gran imperio m
esopotámico, el Im
perio Sargónico (c. 2335-2154 a.e.1, odo al que pertenece el archivo de tablillas cuneifom
es de la Colección L
ippmann.
Le Colccriiili L
;p,~lim
nn
n 2i /061illo,i c,m
r~fi~
lnl<
ralos de
S un
Tablilla cuneforme con un
recuento de lanzas de las que se describe su estado de conservación.
Fue un semita, S
argón, iniciador de la Dinastía de A
kkade, quien desde la ciudad de
Kish consiguió, por vez prim
era, superar el tradicional modelo político sum
eno de la ciu- dad-estado y unificar la B
aja Mesopotam
ia de manera efectiva. C
on él y con sus snceso- res R
imush y M
anishtushu, y especialmente con su nieto N
aram-S
in, el imperio sargóni-
co alcanzó unos limites que llegaron al sur y al este de Irán, a C
apadocia, y al norte de M
esopotamia y de S
iria. La articulación del im
perio fue, lógicamen-
te, larga y costosa, pues no todas las principa- les ciudades-estado del sur de M
esouotamia se
adhirieron a él sin oponer resistencia. Una de
las que tardaron en entrar en la órbita del impe-
rio sargónico fue Adab, ciudad de la que proce-
den los documentos de la C
olección Lip
pm
an
n.
Aunque no sabem
os gran
cosa sobre los avatares de esta ciudad durante la prim
era fase
de dominio sem
ita, parece que Adab perm
ane-
ció políticamente ligada a la ciudad de U
mm
a hasta que R
imush, el sucesor de S
argón, consi- guió derrotarla y capturar a su rey M
eskigal. A
partir del reinado de Naram
-Sin, y al igual que
muchas otras localidades m
eridionales, Adab se
integró en la estmciura del im
perio y gozó de un largo período de estabilidad política y eco- nóm
ica. Éste, sin em
bargo, se vio truncado tras la invasión de los G
uti, un
pueblo procedente de los Z
agros que consiguió hacerse con el poder
sobre todo en la zona norte de la Baja M
esopo- tam
ia.
2) Ubicación geográfica y cronológica de la colección
Aunque las tablillas de esta colección no proceden de excavaciones regulares, podem
os enm
arcarlas sin dificultad, como ya se ha señalado, en el periodo sargónico. E
llo es posi-
ble, en primer lugar, gracias a la valoración de sus peculiaridades paleograficas, que
apuntan además hacia una fase tem
prana de dicho período. Por otro lado, la frecuente
mención en los textos de la ciudad de A
kkade, la capital del imperio, algunos antropó-
nimos y otros elem
entos nos proporcionan las claves necesarias para situar el archivo hacia el 2
25
0 a.e., es decir, com
o muy tarde a com
ienzos del reinado de Naram
-Sin, nie-
to de Sargón. N
o hay
por ahora, lamentablem
ente, ningún otro dato que nos permita
realizar mayores precisiones cronológicas: ningún texto aparece datado por el año, n
i tam
poco se menciona a soberano alguno en cuyo reinado podam
os situar con seguridad
nuestro archivo. La procedencia de las tablillas, por otra parte, no deja lugar a dudas. É
stas se redac-
taion en la ciudad de Adab, y de ello son testim
onio las diversas menciones de dicha ciu-
dad en los textos y, sobre todo, el calendario empleado, característico de la A
dab de épo- ca sargóriicd. C
oncretamente, casi la m
itad de los textos de la colección incluyen el nom-
bre del mes en que se redactó el docum
ento.
Esta es la distribución cronol0gica de los textos datados y su eqiiivalente aproxim
a
do en nuestro propio calendario:
Meses del calendario de A
dab N." textos
Septiembre
I iti %
-ki-ti 8
Octubre
I I iti ab-e,-zi-ga
16
Noviem
bre 111
iti ga,-udu-ur, p.-
9
-- niriem
hrp IV
iti duz-ku, 19
Enero V
iti nig,-g%riiri,
12
-
Febrero VI
iti mu-tir
9
Marzo
VI I iti ~
MU
.$X
ZA
-~U
~
6 --
Abril
Vlll
iti ezem-"N
in-mu~
O
- p.p--
Mayo
IX iti Se-sag,,-ku,
22 ---
Junio --
X .-
iti e$,-GA
NA
,-ra 1
Por otra paite, y aunque los textos carecen de contexto arqueológico, podemos supo-
ner, por su contenido, que la mayoría de las tablillas proceden de los archivos del gober-
nador (ensi): así lo atestiguan los numerosos docum
entos que reflejan actividades econó- m
icas y administrativas relacionadas con el palacio, el gobernador y su
entorno. Los textos m
encionan en uarticular los nombres de dos gober-
u
nadores de Adab, S
arm-uruni y L
ugalamu; de este últim
o sabemos, tam
- bién por nuestro archivo, que antes de asum
ir el cargo de gobernador
desempeñó el im
portante puesto de sagga, el administrador del tem
plo
del dios Ishkur, durante el mandato de Sarru-irnini.
Es también seguro, no obstante, que algunos de los textos son aje-
nos a dicho archivo: es el caso de algunas tablillas de formato redonde-
ado, cuyo texto está distribuido en columnas, que habria que datar en
una fase mas tem
prana a la del grueso de la colección; del mism
o modo,
el unico texto que hay
en ella escrito en lengua acadia, una carta, pro-
viene sin duda de un
ambiente adm
inistrativo distinto al del resto. Es dificil decir en qué parte del actual yacim
iento de la Adab antigua,
llamado B
ismaya, podia ubicarse el palacio del gobernador y sus depen-
dencias. Adab fue excavada en los años 1904-1905 por E
dgar J. Banks
(Babylonian and A
ssyrian Section of the O
riental Exploration Fund of
the U
niversity of C
hicago). De las actividades de B
anks, sin embargo, quedo
sólo el recuerdo de algunas notas manuscritas suyas, una serie de cai7as
dirigidas a R.F. Harper (director de la B
abylonian and Assyrian Section ... )
y un libro de divulgación titnlado Bism
ya. En 1949, C. N
estmann, basán-
dose en este material, intentó realizar una exposición sistem
ática de los resultados de una Tablilla referente a entrega de haces dc lirio a un alto
excavación bastante alejada de los cánones actuales (The E
xcavation at B
ismaya, M
.A. T
he- digna,ano
de, sis, U
niversity of Chicago 1949). F
inalmente, Y
ang Zhi trató de situar, en la m
edida de lo
posible, los hallazgos epigráficos en su contexto arqueológico, ofreciendo al mism
o tiempo
una visión general y bastante precisa de los periodos de ocupación del yacim
iento ("'he Exca-
vation of Adab", Joum
al of A
ncient Civilizations 3 [1988] 1-21).
De un m
odo muy resum
ido, podemos decir que el yacim
iento de Bism
aya comprende
un grupo de pequeños promontorios en los que se docum
enta una importante ocupación
durante el 111 milenio que, desde el P
rotodinástico, se prolonga hasta el periodo paleobabi- Iónico; los hallazgos de época casita y neobabilónica son m
uy escasos. Banks excavó en
algunos de estos promontorios y encontró abundantes testim
onios epigráficos del periodo sargónico en los n.O
S 3 y 4
. Parte de esta docum
entación ha sido publicada por D.D
. Luc-
kenbill (Inscriptions from A
dab, OIP 14, C
hicago 1930) y Y. Zhi (Sargonic Inscriptions from
Adab, C
hangchun 1989). mientras que el resto perm
anece inédita en el Museo de E
stambul.
3) Las tablillas La C
olección Lippm
ann consta de 339 tablillas de contenido admi-
nistrativo. Todas ellas están escritas en lengua sum
eria, excepto una, que lo está en acadio. S
u aspecto exterior es el caracieristico de la
mayoria de los docum
entos cuneiformes de este tipo que se redacta-
ron en la Antigua M
esopotamia. Se trata de tablillas de barro coci-
das al sol, de pequeiío tamaño, en general de form
a rectangular, y
escritas por una o por las dos caras. Concretam
ente, más de la m
itad m
ide alrededor de 35
x 25 mm
, mientras que el resto está en torno a
los 60 x 40 mm
; su grosor medio es de 15 m
m. T
ambién m
ás o menos
la mitad de los docum
entos tiene entre seis y diez lineas, la cuarta parte entre una y cinco lineas, y el resto m
ás de diez. La mayor par-
te de las tablillas están escritas por ambas caras, y sólo en seis ejem
- plares el texto está dividido en colum
nas. Su estado de conservación
puede calificarse, en general. de bastante bueno. C
omo es frecuente en el periodo sargónico, los textos no apare-
cen sellados mediante el caracteristico cilindro-sello personal, que m
ás tarde, durante la IIl D
inastía de Ur (c. 2120-2004 a.c.), si encontrare-
mos en u
n alto porcentaje de los docum
entos administrativos.
Tablilla cuneiforme con u
n
4) Contenido d
e los texto
s registro de entradas y salidas de calzado de piel.
En las grandes insituciones sum
erias del 111 milenio a.e. confluian una gran variedad de
actividades que abarcaban los principales ámbitos de la vida económ
ica rural y urbana. A
ellas prestaban sus servicios decenas de agricultores, pastores, artesanos y un
ejército de
burócratas y funcionarios dedicados a asegurar el control de los recursos materiales y
humanos.
De la relación entre funcionarios y trabajadores surgió una literatura adm
inistrativa de gran riqueza, potencialm
ente capaz de proporcionarnos informaciones m
uy detalladas
sobre multitud de aspectos de la vida económ
ica y social del pueblo sumerio. E
n general, los textos adm
inistrativos abordaban dos tipos de contabilidad.
Había una contabilidad interna, por la que se controlaba el paso de los productos y
de las personas de un
departamento a otro. Por ejem
plo, en un
a tablilla de arcilla podía
registrarse un
a cantidad de cobre que, procedente de un
almacén, se le entregaba a u
n
metalúrgico con el fin de que éste fabricase utensilios agricolas; después, en otra tablilla
quedaria reflejada la entrega a un
oficial de esos utensilios ya fabricados, quien después se encargaría de distribuirlos a los agricultores que trabajaban para el palacio, acto que
también daría origen a la redacción de u
n nuevo docum
ento. Así m
ismo, las personas, en
tanto que consumidoras de raciones alim
enticias o de otro tipo y generadoras de recursos, estaban suje- tas a la m
isma contabilidad: regularm
ente se haci- aii inspecciones, se anotaban las raciones entrega-
das a cada trabajador y la tarea que éste desempe-
ñaba, así como su producción, etc.
En segundo lugar, había también una contahi-
lidad relacionada can el exterior, en la que sobre
todo se documentaban las entradas y salidas de bie-
nes o personas. La tendencia era a justificar más por
escrito las salidas que las entradas, y de ello es fiel reflejo tam
bién nuestro archivo. E
n efecto, en la Colección L
ippmann, lo m
ismo que en otros archivos cuneiform
es, podem
os distinguir tres grandes tipos de documentos, que dependen de la función adm
i- nistrativa que desem
peñaban. El primero de ellos, y el m
ás numeroso (lo constituyen casi
el 70010 de los textos), está formado por las tablillas en las que se registra un m
ovimiento
de bienes hacia el exterior de la institnción o hacia una de sus dependencias; el segundo incluye docum
entos en los que se realiza algún tipo de balance contable (inventanos de existencias, recuento de personal, etc.); el tercero, cuantitativam
ente el menos im
portan- te, com
prende los textos en los que se ha anotado la entrada de bienes o personas desde fuera de la institución o desde otro departam
ento. H
ay además, en esta colección, un pequeño grupo de cinco cartas que tam
bién entran en la categoria de docum
entos administrativos, pues en ellas el rem
itente (normalm
ente un alto funcionario) escribe a alguien (por lo general un subordinado) pidiéndole que rea- lice un servicio, que lleve bienes o personas a algún lugar, que se los de a un tercero, o que realice una actividad sim
ilar. Contam
os, así mism
o, con tres textos legales, también
de carácter administrativo, en los que el elem
ento central son bienes o personas para cuya entrega o devolución se presentan unos avales o se realiza el correspondiente juram
ento. E
n cualquiera de estos documentos suele haber una serie de elem
entos más o m
enos constantes, que podriam
os describir del modo siguiente:
- El motivo de la redacción del texto: descripción de bienes m
uebles, campos o per-
sonal, acompañada de indicadores num
6ricos de diverso tipo que sirven, por ejemplo, para
anotar la cantidad, el peso, la capacidad, la extensión, la cuantía de raciones, etc. - L
os agentes que intervienen en la operación administrativa: sum
inistradores, ven- dedores, receptores, inspectores, agrim
ensores, oficiales, etc. - El tipo de actividad realizada, norm
almente descrita a través de una form
a verbal conjugada: le ha dado, ha recibido, ha sido devuelto, ha pagado, etc.
- Si procede, el lugar en el que se realizó la transacción o destino de la mism
a. - La datación: en los textos de esta colección se proporciona con frecuencia el nom
- bre del m
es, pero no el día concreto ni el año. L
os temas que abordan nuestros textos, por otra parte, son m
uy diversos y reflejan bien la variedad de actividades en las que podia estar im
plicada una institución tan pode-
rosa como el palacio. E
n este caso, además, parece que nos hallam
os ante un archivo rela- cionado con las dependencias artesanales, y en m
ucha menor m
edida con la agricultura y la ganaderia: era sin duda en otro lugar donde se guardaban los docum
entos vinculados
a estas dos últimas actividades.
~ablilla referente a una entrega de instnrm
entos de cobre (sierras) realizada pol un herrero.
Mapa de la antigua
Aksopoinm
ia con la localización de la ciudad de A
dab.
Tres son los grupos que podríam
os hacer en función del asunto del que traten los textos. a) A
dministración de bienes m
uebles: está constituido por el 85% de los docum
entos y engloba parcelas m
uy diversas. Por orden de importancia, tenem
os textos que registran operaciones adm
inistrativas relacionadas con: lana, lino y tejidos; animales (ovinos, bovi-
nos y, excepcionalmeute, equinos); pieles de anim
ales y objetos fabricados con ellas (sobre todo calzado); m
etales como el bronce, el cobre, la plata, el oro y el estaño, y objetos de
metal (generalm
ente útiles agricolas); grasas vegetales y animales; m
adera y objetos de m
adera (en especial piezas de carros); cereales como la cebada y la espelta, y productos
derivados (pan. harinas, cerveza...); cañas y objetos realizados con caña; frntas, hortalizas y plantas de diverso tipo; sal; pescado.
b) Adm
inistración de personas: unas cincuenta tablillas están dedicadas a la adminis-
tración del personal vinculado a la institución palaciega. Así, hay textos que registran las
raciones (por lo general de alimentos y vestidos) destinadas a los trabajadores y oficiales,
y en ocasiones también a m
ensajeros enviados en misión oficial a A
kkade, la capital del im
perio, o a otros lugares; textos en los que se refleja la asignación de cuadrillas de arte- sanos u otro tipo de trabajadores a determ
inados capataces u oficiales; simples listas de
recuento de personal; y listas de fugitivos, es decir, trabajadores obligados a prestar sus servicios en el palacio, fuese a tiem
po parcial o completo, y que decidieron huir en busca
de un
lugar mejor donde vivir.
c] Adm
inistración de terrenos: sólo tenemos tres textos en
los que se describen exten-
siones de campos o se asignan éstos a personas determ
inadas. El examen paleográfico pare-
ce indicar que en este caso nos hallamos ante textos que pertenecen a un archivo dife-
rente. En resum
en, las 339 tablillas cuneiformes sum
erias conservadas en la Real A
cademia
de la Historia constituyen un interesantisirno grupo de docum
entos que arrojan luz sobre el periodo sargónico, un m
omento cm
cial en la Historia de M
esopotamia, pues en él se for-
mó el prim
er gran imperio m
esopotámico iiiipulsado por Sargón de A
kkade. En el aspec-
to lingüistico y epigráfico, es muy relevante sobre todo la inform
ación de carácter paleo- gráfico y lexicográfico que nos proporcionan estas tablillas, y en el plano histórico son de gran im
portancia los datos que nos ofrecen sobre procedimientos adm
inistrativos, organi- zación social y económ
ica, producción y cultura material.