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Hecho en la escuela 26 de septiembre de 2013 Núm. 3.994 (1.317) ESCUELA 37 Implica a los alumnos, mejora la convivencia El IES María Moliner de Segovia es un gran ejemplo de cómo implicar a chicas y chicos en la mejora de las relaciones dentro del centro PABLO G. DEL ÁLAMO Hace ya unos años, este instituto de Educación Secundaria de la capi- tal segoviana alcanzó un objetivo que seguramente no se había fijado el día que pusieron en marcha su Plan de Convivencia. Un por aquel entonces ministro de Educación, Ángel Gabilondo, reconocía el tra- bajo que el equipo docente y, sobre todo, el alumnado, habían llevado a cabo para mejorar la convivencia dentro de sus muros con el Premio Nacional de Convivencia. Pero, aunque recibir un premio de manos de un ministro debe ser una más que grata recompensa, seguramente los resultados sobre el terreno fueron el aliciente más importante para poner en mar- cha y mantener todas las acciones que se desarrollan en el IES María Moliner. Y es que el centro es, como dice su directora, Margarita Sanz, un pequeño pueblo. En él estudian 1.300 chicas y chicos que van desde 1º de Secundaria Obligatoria has- ta ciclos de Formación Profesional, pasando por PCPI. Un alumnado muy heterogéneo al que tienen que “hacer frente”, en el mejor de los sentidos, 115 docentes. No parece tarea fácil, pero se hace, todos los cursos, todos los días. Tanto Margarita como la res- ponsable del equipo de convi- vencia, Inmaculada de la Fuente, insisten en una idea que puede ser la piedra de toque de todo el proyecto: la colaboración, la que aportan el profesorado y las y los estudiantes. He ahí la clave de que todo funcione. GRUPO DE CONVIVENCIA Pensar en un centro por el que pasan 1.500 personas diariamen- te, es pensar en que, en algún momento, habrá roces. Esta razón es motivo más que suficiente para constituir un equipo de conviven- cia en el que actúan 20 docentes en total (unos 10 o 12 en el grupo de convivencia y otros tantos en los diferentes grupos de trabajo, hasta siete, asegura Margarita). La idea es coordinar todas las acciones en torno al plan de convivencia que se han marcado, dar asesoramiento y formación, tanto a otros docentes como al alumnado. Formación no reglada para el alumnado. Una formación que pretende que chicas y chicos sean los protagonistas de las soluciones a los diferentes problemas que pue- dan surgir dentro de las paredes del IES María Moliner. Son los estudiantes uno de los puntos fundamentales de que el programa funcione. Son quienes más rápidamente y mejor pueden conocer cuáles son los problemas que surgen en las aulas, entre igua- les. De ahí que pusieran en marcha grupos de alumnos ayudantes y alumnos mediadores. El objetivo, a pesar de ser una comunidad tan grande, es que los problemas sean atajados con rapidez. Ese es el éxito que tanto Margarita como Inmacu- lada creen que tiene su programa. Han construido una estructura en la que están implicados alrede- dor de una veintena de docentes y medio centenar de alumnos (tres por curso durante la ESO y los PCPI), que trabajan todo el año a pleno rendimiento para que, en cuanto haya indicios de algún pro- blema de convivencia, se solucione. Pero no solo. El centro trabaja con los objeti- vos de mejorar la convivencia, pre- venir los conflictos y, finalmente, solucionarlos si los hay. Para eso utiliza diferentes estrategias. En el primer caso, mediante el trabajo en las tutorías de cuestio- nes relacionadas con la convivencia, además de uno de los puntos estre- lla del instituto, el equipo de alum- nado ayudante. Se trata de que sean los compañeros una de las partes principales de la solución: detectan- do posibles problemas y colaboran- do en su solución. Aquí se une el programa Her- mano Mayor, gracias al cual alum- nos de 1º de Bachillerato hacen acompañamiento de compañeros de los primeros años de la ESO, para que puedan integrarse en la vida del centro sin mayor problema. En lo que se refiere a la solu- ción de conflictos, entra en juego otro equipo de alumnos, esta vez de mediación, que intentan encontrar soluciones a problemas entre igua- les. También están apoyados por el equipo docente (jefatura de estu- dios, orientación…). Además, han desarrollado pro- gramas de prevención del absen- tismo o de la disrupción, así como uno de ayuda al profesorado. En este caso, todavía está dando los primeros pasos, aunque, como explica Inmaculada de la Fuente, comenzaron dos profesores en el grupo el curso pasado, pero fue- ron sumándose otros poco a poco. La idea es que, durante el tiempo de descanso, los docentes puedan escucharse unos a otros, desahogar- se y buscar soluciones entre todos cuando alguno tiene problemas de disrupción en clase, por ejemplo. FORMACIÓN Este es otro de los puntos fuertes de las actividades de convivencia del IES María Moliner. Una forma- ción que se centra, casi en primer lugar, en que el alumnado ayudante y mediador tenga las herramientas necesarias para poder desarrollar su labor con cierta normalidad. Pero no solo, también se hace formación entre el profesorado. El equipo de convivencia se reúne cada semana para ponerse al día de lo ocurrido y trazar el siguiente tra- bajo. Por otra parte, al menos una vez al mes, unos docentes enseñan a otros, en función de los conoci- mientos de cada uno, cuestiones por ejemplo relativas a la resolución de conflictos o a la creatividad, etc. La comunicación entre las per- sonas que forman el centro es el leitmotiv de su trabajo. Una comu- nicación que empezó esta misma semana con un primer claustro de inicio de curso, en el que los docentes más veteranos contaron a los recién llegados cuáles son las actividades del plan de conviven- cia; así, los nuevos pueden conocer rápidamente el modo de trabajo y decidir si encajan en alguna de las iniciativas que se ponen en marcha. Una comunicación, además, de los docentes entre ellos, con los alumnos y con sus familias. Al igual que la de los alumnos directamente implicados, que también es en dis- tintas direcciones y niveles. SEMANA SOLIDARIA Mejorar la convivencia se puede hacer de muchas formas. Y una de ellas es organizando una Semana solidaria (ya se ha hecho 15 años seguidos) en la que los alumnos se acercan a cuestiones como el volun- tariado, el comercio justo, la inmi- gración, la paz, el consumismo, los bancos de tiempo, la convivencia o la igualdad. Muchos han sido los temas tratados durante este tiempo. Este año, desde el centro se han puesto como reto aumentar la parti- cipación de las familias en su funcio- namiento, y una manera de inten- tarlo es implicarles en el desarrollo de esta semana. Pero no solo en eso. También en el acompañamiento de las chicas y chicos a las acciones de voluntariado que desarrollan, para que echen una mano a los profeso- res y, además, conozcan de primera mano qué hacen sus hijos. El trabajo diario, semanal y anual de este centro dentro y fuera de las aulas es ingente. Pero mere- ce la pena en muchos sentidos. A la pregunta de si han mejorado los niveles de convivencia, tanto Mar- garita como Inmaculada lo tienen claro: sí han mejorado. Pero no solo los de convivencia, también los resultados académicos del alumna- do. Como explica Inmaculada, en cuanto un alumno que se encuen- tra en una situación como pudiera ser la de acoso, sale de ella, aparte de la mejora personal, su rendimien- to también se ve mejorado. Pero no hay que irse a los casos más duros. Mejorar el clima dentro del aula, sin duda, repercute positivamen- te en los resultados. “Estoy muy satisfecha”, asegura Inmaculada. Es mucho el trabajo previo el que se ha hecho y mucho el que se realiza todos los años.. FOTO: IES MARIA MOLINER

Im plica a los alumnos, mejora la convivencia · a cabo para mejorar la convivencia dentro de sus muros con el Premio Nacional de Convivencia. Pero, aunque recibir un premio de manos

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Page 1: Im plica a los alumnos, mejora la convivencia · a cabo para mejorar la convivencia dentro de sus muros con el Premio Nacional de Convivencia. Pero, aunque recibir un premio de manos

Hecho en la escuela

26 de septiembre de 2013 Núm. 3.994 (1.317) ESCUELA 37

Im plica a los alumnos, mejora la convivencia • El IES María Moliner de Segovia es un gran ejemplo de cómo implicar a chicas y chicos en la mejora de las relaciones dentro del centro

PABLO G. DEL ÁLAMO

Hace ya unos años, este instituto de Educación Secundaria de la capi-tal segoviana alcanzó un objetivo que seguramente no se había fi jado el día que pusieron en marcha su Plan de Convivencia. Un por aquel entonces ministro de Educación, Ángel Gabilondo, reconocía el tra-bajo que el equipo docente y, sobre todo, el alumnado, habían llevado a cabo para mejorar la convivencia dentro de sus muros con el Premio Nacional de Convivencia.

Pero, aunque recibir un premio de manos de un ministro debe ser una más que grata recompensa, seguramente los resultados sobre el terreno fueron el aliciente más importante para poner en mar-cha y mantener todas las acciones que se desarrollan en el IES María Moliner.

Y es que el centro es, como dice su directora, Margarita Sanz, un pequeño pueblo. En él estudian 1.300 chicas y chicos que van desde 1º de Secundaria Obligatoria has-ta ciclos de Formación Profesional, pasando por PCPI. Un alumnado muy heterogéneo al que tienen que “hacer frente”, en el mejor de los sentidos, 115 docentes. No parece tarea fácil, pero se hace, todos los cursos, todos los días.

Tanto Margarita como la res-ponsable del equipo de convi-vencia, Inmaculada de la Fuente, insisten en una idea que puede ser la piedra de toque de todo el proyecto: la colaboración, la que aportan el profesorado y las y los estudiantes. He ahí la clave de que todo funcione.

GRUPO DE CONVIVENCIAPensar en un centro por el que pasan 1.500 personas diariamen-te, es pensar en que, en algún momento, habrá roces. Esta razón es motivo más que sufi ciente para constituir un equipo de conviven-cia en el que actúan 20 docentes en total (unos 10 o 12 en el grupo de convivencia y otros tantos en los diferentes grupos de trabajo, hasta siete, asegura Margarita). La idea es coordinar todas las acciones en torno al plan de convivencia que se han marcado, dar asesoramiento y formación, tanto a otros docentes como al alumnado.

Formación no reglada para el alumnado. Una formación que pretende que chicas y chicos sean los protagonistas de las soluciones a los diferentes problemas que pue-dan surgir dentro de las paredes del IES María Moliner.

Son los estudiantes uno de los puntos fundamentales de que el programa funcione. Son quienes más rápidamente y mejor pueden

conocer cuáles son los problemas que surgen en las aulas, entre igua-les. De ahí que pusieran en marcha grupos de alumnos ayudantes y alumnos mediadores. El objetivo, a pesar de ser una comunidad tan grande, es que los problemas sean atajados con rapidez. Ese es el éxito que tanto Margarita como Inmacu-lada creen que tiene su programa.

Han construido una estructura en la que están implicados alrede-dor de una veintena de docentes y medio centenar de alumnos (tres por curso durante la ESO y los PCPI), que trabajan todo el año a pleno rendimiento para que, en cuanto haya indicios de algún pro-blema de convivencia, se solucione. Pero no solo.

El centro trabaja con los objeti-vos de mejorar la convivencia, pre-venir los confl ictos y, fi nalmente, solucionarlos si los hay. Para eso utiliza diferentes estrategias.

En el primer caso, mediante el trabajo en las tutorías de cuestio-nes relacionadas con la convivencia, además de uno de los puntos estre-lla del instituto, el equipo de alum-nado ayudante. Se trata de que sean los compañeros una de las partes principales de la solución: detectan-do posibles problemas y colaboran-do en su solución.

Aquí se une el programa Her-mano Mayor, gracias al cual alum-nos de 1º de Bachillerato hacen acompañamiento de compañeros

de los primeros años de la ESO, para que puedan integrarse en la vida del centro sin mayor problema.

En lo que se refiere a la solu-ción de confl ictos, entra en juego otro equipo de alumnos, esta vez de mediación, que intentan encontrar soluciones a problemas entre igua-les. También están apoyados por el equipo docente (jefatura de estu-dios, orientación…).

Además, han desarrollado pro-gramas de prevención del absen-tismo o de la disrupción, así como uno de ayuda al profesorado. En este caso, todavía está dando los primeros pasos, aunque, como explica Inmaculada de la Fuente, comenzaron dos profesores en el grupo el curso pasado, pero fue-ron sumándose otros poco a poco. La idea es que, durante el tiempo de descanso, los docentes puedan escucharse unos a otros, desahogar-se y buscar soluciones entre todos cuando alguno tiene problemas de disrupción en clase, por ejemplo.

FORMACIÓNEste es otro de los puntos fuertes de las actividades de convivencia del IES María Moliner. Una forma-ción que se centra, casi en primer lugar, en que el alumnado ayudante y mediador tenga las herramientas necesarias para poder desarrollar su labor con cierta normalidad.

Pero no solo, también se hace formación entre el profesorado.

El equipo de convivencia se reúne cada semana para ponerse al día de lo ocurrido y trazar el siguiente tra-bajo. Por otra parte, al menos una vez al mes, unos docentes enseñan a otros, en función de los conoci-mientos de cada uno, cuestiones por ejemplo relativas a la resolución de confl ictos o a la creatividad, etc.

La comunicación entre las per-sonas que forman el centro es el leitmotiv de su trabajo. Una comu-nicación que empezó esta misma semana con un primer claustro de inicio de curso, en el que los docentes más veteranos contaron a los recién llegados cuáles son las actividades del plan de conviven-cia; así, los nuevos pueden conocer rápidamente el modo de trabajo y decidir si encajan en alguna de las iniciativas que se ponen en marcha.

Una comunicación, además, de los docentes entre ellos, con los alumnos y con sus familias. Al igual que la de los alumnos directamente implicados, que también es en dis-tintas direcciones y niveles.

SEMANA SOLIDARIAMejorar la convivencia se puede hacer de muchas formas. Y una de ellas es organizando una Semana solidaria (ya se ha hecho 15 años seguidos) en la que los alumnos se acercan a cuestiones como el volun-tariado, el comercio justo, la inmi-gración, la paz, el consumismo, los bancos de tiempo, la convivencia o

la igualdad. Muchos han sido los temas tratados durante este tiempo.

Este año, desde el centro se han puesto como reto aumentar la parti-cipación de las familias en su funcio-namiento, y una manera de inten-tarlo es implicarles en el desarrollo de esta semana. Pero no solo en eso. También en el acompañamiento de las chicas y chicos a las acciones de voluntariado que desarrollan, para que echen una mano a los profeso-res y, además, conozcan de primera mano qué hacen sus hijos.

El trabajo diario, semanal y anual de este centro dentro y fuera de las aulas es ingente. Pero mere-ce la pena en muchos sentidos. A la pregunta de si han mejorado los niveles de convivencia, tanto Mar-garita como Inmaculada lo tienen claro: sí han mejorado. Pero no solo los de convivencia, también los resultados académicos del alumna-do.

Como explica Inmaculada, en cuanto un alumno que se encuen-tra en una situación como pudiera ser la de acoso, sale de ella, aparte de la mejora personal, su rendimien-to también se ve mejorado. Pero no hay que irse a los casos más duros. Mejorar el clima dentro del aula, sin duda, repercute positivamen-te en los resultados. “Estoy muy satisfecha”, asegura Inmaculada. Es mucho el trabajo previo el que se ha hecho y mucho el que se realiza todos los años..

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