Upload
mariano-flores-castro
View
222
Download
0
Embed Size (px)
DESCRIPTION
• Ideas: Entrevista con André Comte-Sponville • Luis Barjau: 40 años en el INAH • Breve historia de la navegación • Semblanza de Jürgen Habermas • La Villa Borghese en Roma En este número: Mural de la iglesia de San Juan Bautista en el río Jordán que muestra el nacimiento de Jesucrist Vol. XI, número 105, 1º de abril de 2012 Centro de Estudios sobre la Diversidad Cultural
Citation preview
Mural de la iglesia de San Juan Bautista en el río Jordán que muestra el nacimiento de Jesucrist
d e l a s C u l t u r a s d e l M u n d o
CO
RR
EO
Vol. XI, número 105, 1º de abril de 2012 Centro de Estudios sobre la Diversidad Cultural
En este número:
• Ideas: Entrevista con André Comte-Sponville
• Luis Barjau: 40 años en el INAH
• Breve historia de la navegación
• Semblanza de Jürgen Habermas
• La Villa Borghese en Roma
Correo de las Culturas del Mundo
DirectorLeonel Durán Solís
EditorMariano Flores Castro
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos
y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse
fraternalmente los unos con los otros”.
art.1º de la Declaración Universal de Derechos Humanos
3
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
André Comte-Sponville
ndré Comte-Sponville nació en París en 1952. Alumno de
la Ecole Normale Supérieure d‘Ulm, es profesor de filosofía,
doctor graduado, y merecedor de un Doctorado Honoris Causa
de la Universidad de Mons-Hainaut, Bélgica. Ha sido durante
mucho tiempo profesor de la Universidad de París I (Panthéon-Sorbonne).
Ha publicado numerosos libros, traducidos a 24 idiomas. Es miembro del
Comité Consultivo Nacional de Ética, Francia.
Entrevista
André Comte-Sponville, se define a sí mismo como “filósofo materialista,
humanista y racionalista.” ¿Puede especificar?
A.C.-S. Digamos, para abreviar, que yo soy un materialista como Epicuro,
racionalista como Spinoza, y humanista como Montaigne. Por supuesto,
no es que yo haya tenido siempre la misma filosofía que los tres maestros
(que además tienen tres filosofías diferentes), sino porque soy un
materialista, racionalista y humanista en el mismo sentido que ellos lo son
respectivamente.
Vamos a empezar con “materialista”. ¿Qué significa eso?
Yo no creo en ninguna realidad inmaterial: ni en un mundo puramente
ideal, a la manera de Platón, ni en un Dios trascendente ni en el alma
Ideas
A
4
inmaterial. Todo lo que existe, para mí, como para Epicuro, es materia o
producto de la materia. Esto es particularmente cierto para la persona que
soy: no tengo un cuerpo, yo soy mi cuerpo. Y no es un espíritu inmaterial
el que piensa en mí, sino el cerebro, que es un órgano tan material como
cualquier otro. Esto no me impide tener ideales, como todo el mundo.
Pero me disuade de creer en ellos absolutamente: un ideal no es un ser ni
un absoluto; es el objeto de un deseo y todo deseo es material, relativo,
histórico. Por ejemplo, la justicia: no es “un algo en sí mismo”, ya lo dijo
Epicuro, sino que existe y es válida sólo en la medida en que la deseamos
y luchamos por ella.
Y ¿”racional”?
Esto significa que todo para mí, como para Spinoza,
es racional. Ciertamente, ¡no todo es razonable! Es
razonable lo que nos parece seguir la razón. Es racional
lo que la razón puede explicar. Un loco, por ejemplo,
no es razonable, pero es evidentemente racional: de
otro modo la psiquiatría sería imposible. Lo mismo
sucede con los sueños: la mayoría no son razonables,
pero todos ellos son racionales (véanse Freud y otros), es decir, que
la razón puede explicarlos, al menos en principio. En pocas palabras,
ser racionalista no se trata sólo de confiar en la razón y tratar de ser
razonable. Es pensar, más profundamente, que lo irracional no existe.
Por último, ¿qué significa “humanismo”?
Esto no significa, en cualquier caso, que yo “crea en el hombre” en el
sentido en que algunos hacen del humanismo ¡una especie de religión!
¿Por qué creer en el hombre, y qué es lo que eso podría significar,
5
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
puesto que su existencia es indubitable? ¿Y cómo adorarlo, cuando
evidentemente es capaz de lo peor y rara vez de lo mejor? Humanismo,
para mí, no es una religión, es una moral. El hombre no es nuestro Dios,
es sólo nuestro prójimo. En pocas palabras, yo soy humanista a la manera
de Montaigne: no porque esté convencido de la grandeza y la bondad
del hombre, sino porque yo le perdono su pequeñez, su “miseria”, como
decía Pascal, y estoy tratando de contribuir, a mi nivel, con mis medios,
a su progreso, a lo que el mismo Pascal llamaba su “grandeza “. Esto
es lo que he denominado, a partir de Montaigne, un humanismo de la
misericordia. En otra parte, “el hombre” es sólo una abstracción. Lo que
existe son los hombres, las mujeres; son todos diferentes y todos tienen
que convertirse en seres humanos, en el sentido normativo del término
(en el sentido de que la humanidad no es sólo una especie animal, el
homo sapiens sapiens, sino también el portador de una virtud: todo lo
contrario de lo inhumano). Es esto lo que me permite articular lo que
Althusser llamó “anti-humanismo teórico”, el de las humanidades, con
lo que yo llamo humanismo práctico, el de la moral, no importa de quién
en particular. La humanidad no es un principio sino un resultado, no una
esencia sino una especie (animal) y un valor (histórico). La transición de
la primera a la segunda es lo que llamamos civilización, pasaje siempre
frágil, siempre a reanudar y continuar! No se nace humano (en el sentido
normativo del término), te conviertes en uno.
Terminar con el principio. André Comte-Sponville, ¿qué es un filósofo?
Es alguien que trata de servirse de su razón para acercarse a una forma de
sabiduría, que es una vida más lúcida, más libre, más dichosa. A menudo
lo he dicho: filosofar es pensar nuestra vida y vivir nuestros pensamientos.
¡Naturalmente, no basta con contemplarse el ombligo o el alma! ¡Todo lo
contrario! Pensar la vida es pensar en ella como es, inmersa en el mundo,
6
en la sociedad, en la historia. Es por eso que el filósofo se interesa por
todo: porque se interesa en el Todo (el universo, la naturaleza), con el
hombre ahí dentro.
¿Qué es la sabiduría?
Una vida feliz, pero una felicidad que no se obtendría a base drogas, de
ilusiones o de diversiones. La sabiduría, según la tradición filosófica, es la
felicidad en la verdad: una felicidad verdadera, la verdad feliz... Digamos,
más modestamente, que la sabiduría es la máxima felicidad en la lucidez
máxima. Es para esto que sirve la filosofía, o hacia lo cual tiende. Se trata
de pensar mejor para vivir mejor.
http://comte-sponville.monsite-orange.fr/
7
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
40 años en el INAHpor Luis Barjau
Señor Director del INAH Alfonso de Maria y Campos,
señor Delegado Sindical Felipe Echenique March,
compañeros todos:
Agradezco al Sindicato por haberme invitado a este foro y a la Dirección
General por el reconocimiento que otorga a quienes hemos investigado
durante 40 años en el INAH.
El INAH es una institución que se forjó al calor del nacionalismo cardenista
de los años treinta. Que a su vez como sabemos, fue una consecuencia
del movimiento revolucionario del Diez, es decir, de una gran convulsión
sociocultural que había estallado veinte años atrás.
La inspiración justiciera o revolucionaria de esta institución se decidió por el
cuidado del patrimonio histórico nacional pero al mismo tiempo por el estudio
sistemático de tal patrimonio: dos enormes tareas que el Estado le confirió al
INAH, de extrema complejidad, de extrema importancia y también de extrema
responsabilidad.
Por una sensibilidad reivindicatoria que tenemos los latinoamericanos, el
capítulo de las culturas prehispánicas ocupó, puede decirse, la atención mayor
de la política y de la acción de esta institución.
Los errores, las torpezas o la insuficiencia que a lo largo de su vida en este
instituto se hayan podido cometer son responsabilidad de todos y cada uno
de sus miembros.
Discurso
8
Si ha habido delitos en dicho proceso, éstos tuvieron y tendrán, como sería
deseable, una deuda inolvidable con la justicia.
El cuidado del patrimonio es problemático porque el INAH carece del poder
judicial para castigar los delitos. Por ello el INAH funge más que nada como un
protector moral del patrimonio. Pero sin embargo tiene la suficiente presencia
institucional para conducir las estrategias del cuidado patrimonial. Tampoco
decide por sí misma los montos económicos requeridos para su pleno funcio-
namiento y así es, toda proporción guardada, como un monarca sin tesoro y
sin látigo, pero con un gran prestigio adquirido con el tiempo y que su pueblo
acepta conservar.
A este punto, quiero manifestar mi opinión personal respecto de las dos
grandes tareas que el Estado nos ha encomendado: el cuidado del patrimonio
y su investigación, para decir sin lugar a dudas, que esta segunda instancia,
de la investigación es, y debe ser tomada así, también como patrimonial: es
pues el ejercicio intelectual que estudia el patrimonio histórico y antropológico
de México, también patrimonial. Y como tal todos los miembros de nuestra
institución estamos obligados a cuidarlo.
¿Qué quiere decir esto? Que tanto los administradores e investigadores del
INAH debemos proteger, realizar con pasión y certeza científica o disciplinaria,
y difundir con toda eficacia, los productos escritos de los investigadores de
este Instituto.
La paciente labor de un investigador no puede ser más que, y en primer
lugar, el resultado bien escrito de un libro. Pero hay otras instancias de la
investigación tan útiles como la publicación de un libro: la configuración de
bases de datos, las tareas diarias arqueológicas y de la antropología física,
la recuperación lingüística de las lenguas vernáculas. Pero es necesario que
quienes no pueden acceder a la escritura, magnifiquen y singularicen sus tareas.
Hay que agregar, para redondear esta alocución, una mirada autocrítica
sobre el gremio de los investigadores, de los que aquí asistimos cumpliendo
40 años con su tarea y de quienes vienen atrás:
9
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Investigar el patrimonio y exponer en obra escrita sus resultados hace de
nosotros un tipo especial de intelectuales. Somos intitucionales y por más
vehemencia independentista a que por derecho aspiremos, no debemos
deshacernos del todo de cierta orientación nacionalista aunque esta tenga
sus pros y sus contras. Es cierto que hoy el nacionalismo es criticado con
suspicacia por teóricos y críticos modernos. Pero es necesario también
observar las diferencias que hay entre los nacionalismos de diversos pueblos,
comunidades y naciones más el momento en que se desarrolla en cada uno
de ellos. Y así, no es fácil criticar el nacionalismo en tales coyunturas. Para
poner un ejemplo recurrente baste observar el que corresponde hoy a vascos y
catalanes de España. Aunque hay muchos casos diversos y con significados de
distinto peso. Los historiadores y antropólogos de hoy seguimos investigando
sobre el pasado y las características de las naciones, y esta labor tiene visos
nacionalistas. Y esto lo hacemos a pesar de las teorías y puntos de vista
críticos hacia el nacionalismo.
La autoconsideración de intelectuales a veces sigue repicando en muchos
como una presunción. Y aunque públicamente conservemos esa postura
disfrazada de modestia, nada como esto es más equivocado: somos
intelectuales con propósito escogido, como ocurre igualmente en todos los
de ese oficio: cada uno de nosotros llegó a la antropología por sus propios
pasos. Y lo institucional de nuestra intelectualidad se soluciona en discusión
antropológica frente a la pulsión nacionalista. Pero esta tendencia es refrenada
precisamente con el análisis histórico y antropológico del concepto de nación,
que le impide continuar por sus desviaciones dogmáticas, y la mantiene
solamente a nivel comparativo con el concepto general de nación de los
demás pueblos del mundo.
Somos aún un gremio sin conciencia plena de nosotros mismos; pero
esto nos hace inseguros nada menos que a la hora de luchar por nuestros
derechos. Esta inseguridad se expresa de inmediato en nuestra falta de
comunicación, en nuestra indiferencia, y en una lamentable ausencia de
10
solidaridad cuyo costo lo pagamos nosotros mismos. No queremos aceptar
que la institución somos precisamente nosotros, ya que el aparato político-
administrativo es periódicamente mudable. Por lo tanto, es nuestra la mayor
responsabilidad. Pero al unísono –y no debe ser de otro modo- también son
nuestros los mayores derechos.
Me atrevo a conminar desde este foro a nuestro gremio, a tratar de
descubrir los factores que nos proporcionen la solidaridad perdida; a asumir
en pleno nuestra responsabilidad, para poder así crear un foro de especialistas
sobre los problemas contemporáneos que nos atañen y que son nacionales. Y
en esto y en ninguna otra superchería debe consistir lo que de nacionalistas
tengamos.
Desde luego que la participación del Sindicato, de la Dirección General y
de la administración, son vitales en este propósito. Todos, me parece a mí,
11
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
debemos empezar por coordinarnos en un foro de difusión mucho más
activa de la obra de los investigadores, como una búsqueda inicial del diálogo
amplio, con todo el contenido de una causa social.
Lo que es patrimonial es obvio que debe cuidarse, pero este cuidado debe
también tornarse un ejercicio, y estudiarlo es el primero de ellos.
Estaremos de acuerdo todos en que el INAH completo, debe dar el paso al
primer plano que por naturaleza le corresponde. Ese plano es en la práctica
equivalente al de una secretaría de Estado, pero sobre todo el de la labor
pedagógica que forja y discute la conciencia nacional. Hemos visto pasar
fenómenos sociales importantes que naturalmente nos corresponden y los
hemos dejado en manos de periodistas, escritores y medios de comunicación.
Y eso sin duda obedece a la antes señalada falta de comunicación, solidaridad
y discusión que priva entre nosotros.
Algunos se animarán a decir que estos son viejos y conocidos problemas y
que precisamente así ha sido nuestra institución. El problema es que descubrir
los mecanismos para corregirlos es un reto que urge tomar a todos y a cada
uno de nosotros.
El equipo de investigación del INAH debe renovarse abriendo plazas para
jóvenes investigadores. Propongo también la creación de nuevos métodos de
enseñanza de la antropología y de la historia para las nuevas generaciones
de estudiantes. Creo que para empezar, la instancia de periodos de trabajo
de los estudiantes de la ENAH, departamentos de antropología de otras
universidades y del interior de la República, como materias con valor de
grado, puede cumplirse en las diversas direcciones de investigación existentes;
lo cual al mismo tiempo fungiría como ayudantías de investigación para los
investigadores. Es cierto que esto último ya existe, pero existe de manera
desigual, informal y sin un plan pedagógico de los investigadores para
transmitir al alumno toda la trayectoria recorrida por ellos mismos, su bagage
y, eventualmente, el del seminario al que pertenecen.
12
Hago votos por la mejoría inmediata y dinámica de nuestra institución. Y en
primer lugar por el intercambio académico, la unión y la discusión de nuestros
problemas como gremio y como organización para el estudio y cuidado del
patrimonio.
México, D.F., a 17 de octubre de 2011.
© Graciela Iturbide, Naturata XXV
13
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Breve historia de la navegación
Historia
La historia cuenta que los egipcios fueron Los primeros constructores de
barcos de los que se tiene noticia. La primera fuente gráfica de estas
naves data de alrededor del siglo XXX a .C. y lo más probable es que los
barcos de esta clase vinieran utilizándose desde hace bastante más tiempo. Se
piensa que no sólo los utilizaban para navegar por el Nilo, sino que también
se lanzaron al mar abierto, ya que existen indicios que señalan su presencia
sobre los mares en pinturas murales
de más de 3,000 años de antigüedad.
Los barcos egipcios más antiguos
que se conocen estaban construidos
sobre un armazón de madera y eran
lo suficientemente grandes para
albergar como mínimo a 20 remeros.
Iban equipados con un solo mástil
dotado de una vela rectangular y
uno o dos grandes remos situados
en popa que cumplían la función de
timón, siendo capaces de transportar
varias cabezas de ganado o el peso equivalente en mercancías.
Su particularidad estaba dada porque eran embarcaciones que carecían de
quilla, hecho éste que se solucionaba de manera ingeniosa con una gran
soga que recorría su largo, de proa a popa, la cual debidamente torsionada
en función de la carga o peso, evitaba la quebradura de la nave. En la proa,
14
la popa y alrededor de la nave se colocaba un entramado de fibras o sogas,
que obraba como refuerzo del casco. Como anda, totalmente primitiva, se
utilizaba una simple piedra, de tamaño suficiente. que pendía de un cabo.
De gran importancia en la historia de la navegación fueron los fenicios,
reconocidos como muy buenos marinos, quienes no sólo construyeron barcos
mercantes capaces de transportar cargas considerables sino también buques
de guerra mayores y más efectivos que cualquiera de los fabricados por sus
contemporáneos, los egipcios y los egeos.
El talento naviero de este pueblo se desarrolló a la par de su actividad
comercial, pesquera y, en menor medida, guerrera. Los barcos fenicios
estaban hechos de maderas resistentes, como el cedro, pino, encino y ciprés.
Llegaron a tener barcos muy grandes, que también aprovechaban la fuerza
del viento por medio de velas rectangulares.
La construcción más significativa de los fenicios fue el buque de manga
ancha que utilizaba velas en vez de remos y proporcionaba un espacio para
el cargamento mucho mayor que las galeras estrechas. Los barcos fenicios
navegaron por el mar Mediterráneo y otros océanos hasta las islas Británicas
(para comerciar con estaño), y tal vez también se dirigieron hacia el sur, a
lo largo de la costa de África. A los constructores de barcos fenicios se les
reconoce haber desarrollado las galeras birremes y trirremes en las que los
remos se colocaban en dos o tres órdenes respectivamente.
El poderío naval de Grecia fue enorme hasta el siglo IV a.C. Luego, Cartago
y Roma emprendieron una larga lucha por el dominio del mar. Antes del
comienzo de la era cristiana, los romanos habían triunfado y, durante
mucho tiempo dominaron las rutas marítimas mediterráneas. Los romanos
desarrollaron muchas clases diferentes de barcos de guerra durante su largo
período de dominación en el Mediterráneo, sobre todo galeras, las cuales
utilizaban puentes para abordar los barcos enemigos y algunas llevaban
artillería de catapultas. Para el comercio, los romanos construyeron barcos
de hasta 53 m de eslora y 14 m de manga. Se cree que construyeron barcos
15
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
todavía mayores para transportar obeliscos de Egipto a Roma. Estos grandes
barcos de carga se aparejaban con velas cuadradas en tres palos.
En el siglo IX los normandos o vikingos se convirtieron en el terror de los
mares septentrionales. En sus embarcaciones, largas y estrechas, propulsadas
con velas y remos, denominadas dracares, efectuaron incursiones en las costas
del norte de Europa, las islas británicas y el Mediterráneo. Con el modelo más
pequeño de estos barcos, que tenía 23.8 m de eslora, 5 m de manga y su proa
simulaba un dragón, se internaron en el tormentoso Atlántico septentrional,
colonizaron Islandia y Groenlandia, y arribaron a las costas norteamericanas.
También fue utilizado por los diversos reyes escandinavos que invadieron las
islas Británicas. Los sajones lo adoptaron, sobre todo durante el reinado de
Alfredo el Grande, como defensa contra los invasores.
Durante los siglos XV y XVI aparecieron muchos tipos de naves: carracas,
carabelas, pinazas, saicas, galeones, etc. El uso de la brújula se generalizó
y posibilitó los viajes cada vez más largos. Se construyeron buques de unas
mil toneladas. La nave Santa María, que llevó a Colón y a sus cincuenta y
dos hombres al Nuevo Mundo, medía treinta metros de eslora. Los buques
mercantes y de guerra ingleses crecieron en número y tamaño durante los
reinados de Enrique VIII e Isabel I.
Las carracas, que españoles, portugueses y venecianos usaban para
transportar mercancías, tenían a menudo cuarenta metros de eslora. Los barcos
de guerra mayores de la época, dotados de cuatro mástiles, desplazaban mil
quinientas toneladas.
Los franceses sobresalieron en la arquitectura naval. Sus naves aventajaron en
tonelaje y velocidad a las de otras naciones, sobre todo en los siglos XVII y XVIII.
El tráfico oceánico creció en los siglos XVII y XVIII, cuando los ingleses,
portugueses y holandeses intensificaron la búsqueda de productos orientales.
Las naciones europeas crearon compañías comerciales rivales: la más famosa fue
la Compañía Inglesa de las Indias Orientales, fundada en 1600. Los barcos de
carga solían ser más anchos y lentos que los de guerra, e iban menos armados.
16
Al incrementarse el comercio con Oriente, se necesitaron naves más
rápidas para el transporte de té, especias, café. Así nacieron los afamados
clippers, cuya temprana llegada a destino significaba un mejor precio para la
mercadería y un mejor negocio para la compañía que arribaba primero.
Los tiempos empleados en la ruta del té eran hechos públicos, siendo para
algunos historiadores la competencia que dio origen al premio llamado Cinta
Azul (Blue Ribbon) que se otorga en el yachting al primer velero en cruzar la
línea de llegada o meta. Para otros el galardón se originó posteriormente, en
la competencia por realizar el menor tiempo en el cruce del océano Atlántico
de las compañías que viajaban de Europa a Estados Unidos.
Dos innovaciones revolucionaron el diseño de los barcos: La propulsión por
vapor y la construcción con hierro. En 1860 los vapores de cascos metálicos
ganaban rápidamente terreno a los veleros de madera.
17
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
El casco de hierro: Ya en 1777 los constructores de naves habían probado
los cascos de hierro. Se creyó que flotarían. Hubo quejas de sus efectos en la
brújula, lo que era cierto, porque el hierro desviaba su aguja del verdadero
norte. La dificultad se superó en la década de 1830 cuando los navegantes
idearon la forma de corregir el error.
Hacia fines de siglo XVIII el inventor escocés James Watt dominó la energía del
vapor de agua. Uno de los primeros en utilizarla para mover una embarcación
fue el francés Claude-François Jouffroy d’Abbans, que construyó varios
vapores antes de 1785. James Rumsey empleó en Estados Unidos una bomba
de vapor para impulsar un barco en el río Potomac (1787). Más o menos por
entonces, John Fitch construía naves con ruedas de paletas movidas por vapor.
Una transportó pasajeros por el río Delaware, entre Filadelfia y Irenton.
Otro precursor fue el ingeniero escocés William Symington. Uno de sus
vapores remolcó gabarras, en 1802, en el río Clyde (Escocia). El estadounidense
Robert Fulton convirtió el barco de vapor en medio de transporte práctico y
18
comercialmente rentable. Imaginó varios artefactos para mejorar las industrias
e incluso un submarino. Fulton y Robert Livingston, representantes de los
Estados Unidos en Francia, construyeron el Clermont en Nueva York. Muchos
hablaban burlonamente de La “locura de Fulton” y profetizaban que sería
un fracaso, pero se equivocaron. El barco se botó en 1807, remontó el río
Hudson hasta Albany (240 Km.) en treinta y dos horas.
Estos “novedosos y eficaces” medios de propulsión fueron reemplazando a
la vela en las embarcaciones de gran porte utilizadas para comercio y pasaje,
y durante el siglo XX, los motores a explosión que utilizan combustible fósil
sustituyeron a los buques impulsados por el viento. Sin embargo, en nuestro
presente siglo los problemas con el petróleo están generando que se reconsidere
la energía eólica como suplemento para la propulsión de grandes barcos
de carga, y es posible comenzar a observar ¡enormes buques que ahorran
combustible con velas! Un regreso sumamente tecnificado al propio origen...
Fuente: Revista Ciencia y Naturaleza, No. 7
19
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.PERFIL BIOGRÁFICO Y ACADÉMICO
ació en Dusseldorf, Alemania, en 1929. Estudió filosofía,
psicología y literatura alemana en Gottinga, Zurich y Bonn.
Ejerce el periodismo entre 1954 y 1959, al tiempo que Theodor
Adorno, a su regreso del exilio americano, en 1956, le invita
a formar parte, como ayudante suyo, del Instituto de Investigación Social de
Francfort. Profesor de filosofía en la Universidad de Heidelberg (1961) y de
filosofía y sociología en la de Francfort (1964). Representante del pensamiento
crítico de la nueva Escuela de Francfort, se distancia de los grupos radicales
Jürgen Habermas
Semblanza
N
20
durante los movimientos estudiantiles de la segunda mitad de los 60, y viaja
a Estados Unidos, donde permanece tres años como profesor de la New York
School for Social Research. Regresa a Alemania, como director del Instituto
Max Plank de Munich (1971-1983) y, en 1984, retorna a la Johann Wolfgang
Goethe-Universität de Francfort.
Ha sido reconocido con las más altas distinciones germanas, como son los
premios Hegel (1974), Sigmund Freud (1976), Adorno (1980), Geschwister-
Scholl (1985), Wilhelm-Leuschner (1985), Sonnig (1987), Karl Jaspers (1995),
Theodor-Heuss (1999) y el de la paz Frankfurter Paulskirche (2001). Asimismo
ha sido distinguido con el Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales
(2003). Miembro de la Academia Alemana de la Lengua.
Doctor ‘honoris causa’, entre otras, de la New School for Social Research
de Nueva York y de las universidades de Jerusalén, Buenos Aires, Hamburgo,
Utrecht, Evanston, Atenas y Tel Aviv.
En su extensa obra aparecen, entre otros libros: Erkenntnis und Interesse
(1968), Legitimationsprobleme im Spätkapitalismus (1973), Rekonstruktion
des bürgerlichen Materialismus (1976), Theorie des kommunikativen Handelns
(1981); Moralbewußtsein und kommunikatives Handeln (1983), Die neue
Unübersichtlichkeit (1985), Diskurs der Moderne (1985).
A la lengua española ha sido traducida la mayor parte de la obra de
Habermas: Problemas de legitimación en el capitalismo tardío, Amorrortu,
Buenos Aires, 1975; La reconstrucción del materialismo histórico, Taurus,
Madrid, 1981; Conocimiento e interés, Taurus, Madrid, 1982; Sobre Nietzsche
y otros ensayos, Tecnos, Madrid, 1982; Perfiles filosófico-políticos, Madrid,
Taurus, 1984; Ciencia y técnica como ‘ideología’, Tecnos, Madrid, 1984;
Conciencia moral y acción comunicativa, Barcelona, Península, 1985; Historia
y crítica de la opinión pública. La transformación estructural de la vida pública,
Gustavo Gili, México y Barcelona, 1986; Teoría y praxis. Estudios de filosofía
social, Madrid, Tecnos, 1987; Teoría de la acción comunicativa. I.- Racionalidad
de la acción y racionalidad social, Taurus, Madrid, 1987; Teoría de la acción
21
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
comunicativa. II.- Crítica de la razón funcionalista, Taurus, Madrid, 1987;
La lógica de las ciencias sociales, Tecnos, Madrid, 1988; Ensayos políticos,
Península, Barcelona, 1988; Teoría de la acción comunicativa: complementos
y estudios previos, Cátedra, Madrid, 1989; El discurso filosófico de la
modernidad, Madrid, Taurus, 1989; Identidades nacionales y postnacionales,
Tecnos, Madrid, 1989; Pensamiento postmetafísico, Taurus, Madrid, 1990; La
Necesidad de revisión de la izquierda, Tecnos, Madrid, 1991; Escritos sobre
moralidad y eticidad, Paidós, Barcelona, 1991; Sobre la relación entre política
y moral, Almagesto, Buenos Aires, 1991; Textos y contextos, Ariel, Barcelona,
1996; Facticidad y validez. Sobre el derecho y el Estado democrático del
derecho en términos de teoría del discurso, Trotta, Madrid, 1998; Más allá
del Estado nacional, FCE, México, 1998; La inclusión del otro. Estudios de
teoría política, Paidós, Barcelona, 1999; Problemas de legitimación en el
capitalismo tardío, Cátedra, Madrid, 1999; Fragmentos filosófico-teológicos,
Trotta, Madrid, 1999; La constelación posnacional. Ensayos políticos, Paidós,
Barcelona, 2000; Aclaraciones a la ética del discurso, Trotta, Madrid, 2000.
PENSAMIENTO Y EXPRESIÓN CIENTÍFICA
Habermas, en cuyas reflexiones se entremezcla el filósofo, el sociólogo, el
comunicólogo, el psicólogo y el político, parte de una crítica del marxismo,
pero no desde una posición ajena o alejada del pensamiento marxista –en
Habermas no se ocultan las huellas del marxismo hegeliano y weberiano–, sino
con una idea reconstructiva, regeneradora, restauradora de la racionalidad
crítica. Concibe una comunidad de bienes sociales, de plena comunicación
basada en el desarrollo de la cultura democrática, en la ética y el derecho.
El marxismo, entiende Habermas, se había centrado en exceso en el plano
material y económico, por lo que era necesario reconducirlo a través de la
ética del discurso, mediante la acción comunicativa.
22
Es un exponente de lo que se ha dado en llamar la segunda generación del
pensamiento crítico, nacido de la Escuela de Francfort, a la que Habermas
apenas se acercó de la mano de Adorno. La complejidad y extensión de su
obra, la conduce en ocasiones a reflexiones crípticas, donde es más fácil
sobrentender e interpretar que entender la literalidad del discurso.
Sus debates polémicos en el seno del pensamiento germano no sólo le
llevan a denunciar el ‘provincianismo’ y ‘elitismo’ de la tradición crítica,
sino a abrir la reflexión al exterior, a hacer más permeable el pensamiento
norteamericano y británico.
A través de la teoría de la acción comunicativa hace los trazados de una
pragmática general y de una teoría universal de la sociedad. Reconstruir,
mediante la expresión de los individuos, del lenguaje y la comunicación,
un espacio de entendimiento y consenso, de aceptación y cooperación,
como basamento de un nuevo pacto social. Una filosofía para la
transformación social, por consiguiente de matriz sociológica, que se
apoya en la comunicación a través de la filosofía del lenguaje. El lenguaje
permite el conocimiento y la comprensión y se convierte así en el eje de
la consciencia transformadora, de la innovación social. En el horizonte
de la acción comunicativa resplandece una sociedad reflexiva y libre,
que se une por el conocimiento y no por la imposición o el temor. Es la
autonomía de la razón comunicativa. El triunfo del ágora. En el lenguaje,
afirma Habermas, está la base de la democracia, porque permite una
comunicación e interacción eficaz, equilibrada y libre.
Habermas en su análisis crítico de la ciencia distingue distintos planos
en los que ésta se plasma, de modo que las ciencias empíricas se
autosatisfacen en la lógica objetiva o en el plano técnico, mientras que en
las ciencias sociales, mediante su lógica interpretativa, tienen un carácter
liberador y de profundización en el progreso del ser humano.
Habermas advierte del valor ideológico y de discurso dominante que
adquieren la ciencia y la técnica en la sociedad actual. Reflexión acerca de
23
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
las consecuencias del positivismo científico, como resorte ideológico de la
racionalidad del capitalismo avanzado. Una reducción del conocimiento
al dominio técnico y, consecuentemente, una expulsión del conocimiento
especulativo, de la razón reflexiva, como instrumentos propios de una
etapa que se dice que ha sido superada.
La sociedad aparece descrita por dos planos superpuestos –el mundo de la
vida y el sistema social–, cuyos perfiles están dibujados, respectivamente, por
la racionalidad y la complejidad. La complejidad creciente del sistema social
invade, condiciona y dirige el mundo de la vida, degradando sus atributos más
significativos, como son la libertad, la identidad, la memoria, el sentido natural
de la existencia. El sistema aparece descrito por el mercado y por el conjunto de
instrumentos institucionales y estratégicos –en especial a través de los medios–
que lo informan, con una fuerza envolvente que reduce el espacio público, la
esfera cívica de la innovación, el margen de expresión de la cultura democrática.
Habermas se pregunta si es posible plasmar un sistema social en el que
las inquietudes de la opinión pública, sus anhelos y proyectos, tengan una
traslación al plano de la acción política, a la gestión. Esto es, si es posible
superar la regulación administrativa de la democracia por una democracia
autoconstructiva, guiada por la interacción comunicativa de los individuos
que la integran.
Adorno y Horkheimer
24
Especial importancia tiene la posición de Habermas en la ‘cuestión de
la modernidad’, que no queda resuelta, a su entender, con la ruptura
ideológica de la racionalidad o el desarme postmoderno. Postmodernismo
que el pensador alemán sitúa en el plano de las ideologías conservadoras,
donde priman las ilusiones que entierran la dialéctica de la historia sin que
aún, en la realidad social, se sinteticen los valores de la emancipación y del
consenso o se alcance una comunidad de comunicación libre –‘comunidad
ideal de comunicación’–, un espacio ético o un ‘mundo de la vida’
descrito por valores compartidos. La modernidad, como escenario meta o
de superación de las contradicciones que marcan la historia, está lejos de
alcanzar su efecto emancipador, al tiempo que el capitalismo avanzado
oculta sus contradicciones con simulaciones de la realidad y liberaciones
virtuales que hacen palidecer la observación crítica del tiempo presente.
http://www.infoamerica.org/teoria/habermas1.htm
25
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Letras del mundo
“Es un mito tremendamente dramático. Y es probablemente
el texto escrito más antiguo de la humanidad. Las primeras
versiones son sumerias, después hay una acádica y una
amorrea.
Y este mito se va rehaciendo con cada cultura que entra, y
se van cambiando los dioses según la nueva reinterpretación.
Incluso la Biblia toma el tema del diluvio de la tablilla once de
Gilgamesh”, agrega.
Ahora es él, profesor de la Facultad de Teología UC, quien reconstruye
la epopeya como un drama en siete escenas, en “Gilgamesh. El hombre
ante la muerte” (Ediciones UC, 105 páginas) .Verdad mítica . El libro
nació entre discusiones con Alberto Vega –ex director de la Escuela de
Teatro UC– sobre cómo escenificar el mito mesopotámico. Siendo aún
un manuscrito, tres personas lo leyeron. El organista de la Abadía de
Montserrat –fallecido hace poco– se inspiró y le compuso música.
El artista René Poblete, también inspirado, hizo una serie de pinturas,
las exhibió, y ahora las convirtió en ilustraciones para el libro. Vega
también lo leyó, y le regaló una sola frase, armada con su párpado y un
computador: “Gilgamesh nos trae a la realidad, felices los que lean esta
obra” .En la epopeya, Gilgamesh, el tirano, goza la vida con su amigo -y
alter ego - Enkidu, hasta que éste muere y parte la tragedia, porque ellos
creían ser inmortales.
Teólogo convierte la epopeya de Gilgamesh en un drama
26
“Gilgamesh inicia así su búsqueda
desesperada de la inmortalidad”,
dice Bentué. “La pregunta es crucial.
¿Es la muerte la última palabra de
la realidad, y por tanto, la nada?
Es lo que le imputará Nietzsche al
cristianismo: aniquilan la vida en
función de nada, porque no hay
otra, y esto también da origen al
concepto de angustia en Heidegger
y en Sartre”, agrega. La alternativa
fácil, por cierto, es la alienación.
En la epopeya, la cervecera Siduri le aconseja al príncipe asumir su
mortalidad y no perder más tiempo. “Ese texto ha tenido mucha tradición
en el epicureísmo y después San Pablo lo cita: “Si Cristo resucitó, comamos
y bebamos, que mañana moriremos‘. Es el famoso carpe diem “, aclara
Bentué. Desesperado, Gilgamesh halla una hierba que lo mantendrá joven por
siempre. Pero se descuida y una serpiente se la come.
“La serpiente le roba a Gilgamesh la pretensión de ser como Dios. Es una
versión anterior del mito de Adán”, explica. En el mito mesopotámico, el
príncipe termina confirmando que nada trasciende la muerte. Pero Bentué
propone otro final: “Integré la tradición de los cultos mistéricos”.
Es decir, el mito de la muerte y la resurrección –presente en Ishtar, Osiris,
Mitra, Cibeles y Dionisios. Bentué hace que Gilgamesh participe en el culto
mistérico de Sabacio.
Su razón es poderosa: “Yo no renuncio a la esperanza de que no sea la
muerte, sino la vida la última palabra” .
Fuente: El Mercurio/Chile | El Universal
rad
27
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Museos
La principal galería de Roma para el Renacimiento, el barroco y el arte
posterior se encuentra en la Villa Borghese. Recordamos aquí algunas de
las obras maestras que alberga este célebre recinto. El edificio principal de
la villa es obra del arquitecto Flaminio Ponzio.
La Villa Borghese
28
Alrededor de 1531, Lucas Cranach (un
destacado pintor de la Alemania del
Renacimiento, que se había formado en los
estudios de artistas flamencos) pintó esta
Venus envuelta en un velo transparente
mirando directamente al espectador, cuyas
fluidas y refinadas líneas están alejadas
del estilo de las estatuas antiguas. La
pincelada fina captura cada arruga de la
corteza del árbol y todas las plumas en
las alas. Cranach decidió acompañar a su
figura desnuda con un dístico moralizador
del humanista Celedonio que nos recuerda
que voluptas es transitoria y va acompañada
por el dolor, como el pequeño Cupido se
percata cuando prueba el panal con sus
abejas que pican.
28
29
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.Rafael. Este gran retablo se inspira en los relieves de los antiguos sarcófagos
romanos. La influencia de Miguel Ángel se aprecia en la composición de Cristo
(cf. la Piedad, San Pedro).
La deposición de Rafael (1507) fue pintado para Atalanta Baglioni, en memoria
de su hijo Grifonetto (muerto en combate) y alojado en la iglesia de San Francesco
en Perugia en 1507. Permaneció allí durante 101 años, hasta que fue retirado
por la noche con la complicidad del sacerdote y enviado al Papa Pablo V, quien lo
dio a su sobrino para su colección y se convirtió así en la propiedad de la familia
Borghese.
30
El amor sagrado y el profano, la obra maestra que Tiziano pintó cuando tenía unos
veinticinco años para celebrar el matrimonio de Aurelio Nicolò de Venecia (el escudo de armas
se aprecia en el sarcófago) y Laura Bagarotto en 1514. La novia, vestida de blanco, sentada
junto a Cupido con la ayuda de Venus en persona.
La Última Cena, de Jacopo Bassano, pintada en 1542, es una de las obras maestras de la
pintura italiana del siglo XVI. En lugar de la agrupación elegante de las figuras en la pintura
de Leonardo, que la han inspirado, esta dramática escena presenta los pescadores descalzos
en el momento crucial, cuando Cristo pregunta quién lo traicionará.
31
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Bernini, Apolo y Dafne, Villa Borghese, Roma
32
INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
DIRECTOR GENERALALFONSO DE MARIA Y CAMPOS CASTELLÓ
SECRETARIO TÉCNICOMIGUEL ÁNGEL ECHEGARAY
SECRETARIO ADMINISTRATIVOEUGENIO REZA SOSA
COORDINADOR NACIONAL DE MUSEOS Y EXPOSICIONESARTURO CORTÉS
DIRECTORA DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURASGABRIELA E. LÓPEZ TORRES
DIRECTOR DEL CORREO DE LAS CULTURAS DEL MUNDOLEONEL DURÁN SOLÍS
EDITORMARIANO FLORES CASTRO
ÉSTA ES UNA PUBLICACIÓN DELCENTRO DE ESTUDIOS SOBRE LA DIVERSIDAD CULTURAL (CEDICULT)
DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS POR LOS RESPECTIVOS AUTORES DE LOS ARTÍCULOS, NOTAS, GRÁFICOS Y FOTOGRAFÍAS.
MÉXICO, D.F., 1º DE ABRIL DE 2012.
Directorio