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Incidencia en la comunidad devertebrados de los elementos dediversidad forestal relacionadoscon la gestión del bosqueIdoia VillateJorge González-Esteban Diciembre 2002
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Incidencia en la comunidad de vertebrados de los elementos de diversidad forestal relacionados con la gestión del bosque Idoia Villate Jorge González-Esteban Diciembre 2002
I. La complejidad estructural del hayedo 4
II. Las salamandras y la complejidad estructural del hayedo 24
III. Los paseriformes y la complejidad estructural del hayedo 42
IV. Los micromamíferos y la complejidad estructural del hayedo 66
V. Conclusiones 86
VI. Propuesta de actuaciones para aumentar la complejidad estructural del
hayedo a escala de rodal 87
Contiene información sensible: No
Sí
X
3
Introducción
Los ecosistemas forestales son un importante recurso económico, principalmente a
través de la producción de madera y como lugar de recreo, y contribuyen de forma
destacada a la biodiversidad con que cuenta el paisaje atlántico.
Actualmente, en países con gran tradición forestal (Estados Unidos, Canada,
Finlandia, Suecia) la gestión de los bosques ha comenzado a realizarse teniendo
en cuenta el concepto de sostenibilidad. La gestión forestal para poder calificarse
como ecológicamente sostenible debe perpetuar la integridad del ecosistema
mientras éste continúa proporcionando recursos; entendiendo por integridad del
ecosistema tanto la estructura del bosque, como su composición en especies y la
tasa de las funciones y procesos ecológicos que ocurren en él. Para alcanzar el
objetivo de la sostenibilidad ecológica, se ha abierto recientemente en estos países
una línea de investigación encaminada a dotar a los gestores del bosque de los
conocimientos necesarios.
Bajo esta perspectiva el presente estudio pretende aportar nuevos
conocimientos acerca de la relación existente entre la diversidad estructural del
hayedo y la diversidad animal. Para ello se ha elegido un grupo de especies de
vertebrados que por su posición en los niveles intermedios de la cadena trófica,
desde donde canalizan una parte relativamente importante del flujo de energía del
bosque, y por el hecho de ser abundantes y accesibles, cuentan con los rasgos
necesarios para poder ser utilizados como indicadores de los efectos que la gestión
forestal ejerce sobre la integridad del hayedo.
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La complejidad estructural del hayedo
La fragmentación y la pérdida de hábitat pueden ocurrir en los bosques a varias
escalas espaciales. En primer lugar, a gran escala, en la escala "de paisaje", en
donde puede darse la desaparición directa del hábitat propiamente dicho. En
segundo término, aún manteniéndose intacta la cubierta forestal, áreas continuas
de un determinado tipo de bosque natural o de un determinado estado sucesional
pueden estar siendo fragmentadas como consecuencia de su explotación forestal.
Finalmente, en la escala más reducida, dentro de un determinado tipo de bosque
pueden perderse algunos de los elementos florísticos y estructurales (Angelstam
1996). Por ello la conservación del hábitat precisa estrategias de gestión a
diferentes escalas, que van desde unos pocos metros cuadrados hasta miles de
hectáreas (desde árboles individuales hasta grandes reservas). Lindenmayer y
Franklin (2002) proponen para alcanzar este objetivo las siguientes directrices: el
mantenimiento de la conectividad a través del paisaje, el mantenimiento de la
heterogeneidad del paisaje, el mantenimiento de la complejidad estructural y la
diversidad de especies vegetales a escala de mancha o de parcela y el
mantenimiento de la integridad de los ecosistemas acuáticos, incluyendo los
procesos hidrológicos y geomorfológicos.
A pequeña escala (cientos o algunos miles de hectáreas), a una mayor
complejidad estructural de las comunidades vegetales le corresponde una mayor
diversidad animal (Perry 1994). Aunque actualmente existen pocas dudas acerca
de la veracidad de esta afirmación, pocos trabajos han estudiado la relación entre
la estructura del bosque y la diversidad animal. En el grupo de los vertebrados la
atención se ha centrado sobre todo en las aves, desarrollándose la mayor parte de
los estudios en bosques boreales y templados de Norteamérica.
El propósito del presente trabajo es analizar dicha relación en el hayedo
navarro, contando con algunas especies de vertebrados como reflejo de la
diversidad animal.
Métodos En Navarra el haya es la especie arbórea principal, extendiéndose los hayedos por
123.000 ha (2º Inventario Forestal Nacional), lo que representa aproximadamente
la tercera parte de los hayedos ibéricos. A escala de paisaje, la cartografía
5
disponible permite observar que el hayedo se distribuye en manchas extensas y
relativamente bien interconectadas. Sin embargo, los distintos aprovechamientos
que en él se realizan condicionan la estructura de las distintas masas, configurando
para la fauna característica de este bosque una oferta de recursos tróficos y
espaciales que es necesario valorar.
La complejidad estructural es un rasgo común a todos los bosques
templados del mundo y altos niveles de heterogeneidad espacial son
característicos de todos los bosques maduros-viejos (Lindenmayer y Franklin
2002). La complejidad estructural a escala de mancha o de rodal incluye una
amplia variedad de rasgos estructurales, tales como:
- Árboles de diferentes edades
- Grandes árboles vivos
- Grandes árboles muertos aún en pie (que en la literatura científica se
conocen como snags)
- Grandes troncos caidos (que en la literatura científica se conocen como
logs)
- Heterogeneidad vertical creada por estratos múltiples o continuos
- Claros de distinto tamaño
- Agrupaciones densas de vegetación en el estrato inferior.
En el hayedo pueden identificarse fácilmente estos rasgos y elementos. En cada
una de las distintas partes del estudio su cuantificación se ha realizado utilizando
como unidad de muestreo la parcela de 25 m de radio (1963 m2). En primer lugar
se han contado todos los árboles vivos registrando la especie a la que pertenecen,
su diámetro a una altura de 1.4 m (dbh) y su estado de decaimiento. Se han
considerado como árboles todos aquellos cuyo dbh es superior a 10 cm. Para
valorar el estado de decaimiento de los árboles vivos se ha seguido el criterio
elaborado por Carey y Haley (1981), adaptándolo a las características de las
especies propias del hayedo:
[1]: la corona presenta una forma regular, sin que se observen ramas muertas de
más de 10 cm de diámetro.
[2]: el árbol presenta 1 o 2 ramas grandes muertas (de más de 10 cm de diámetro).
[3]: el árbol presenta 3 o más ramas grandes muertas (de más de 10 cm de
diámetro); una parte importante de la corona (> 1/3) está muerta o ha
desaparecido.
6
[4]: el árbol presenta una porción del tronco muerta.
[5]: todo el árbol está muerto, pero permanece aún en pie. Es lo que se conoce
como un snag.
En segundo lugar, se anotó el número de snags de la parcela, registrando la
especie a la que pertenecen, su dbh, su altura y su estado de pudrición. Se han
considerado únicamente aquellos que presentaban un dbh superior a 10 cm. Para
valorar el estado de pudrición de los snags se ha seguido el criterio elaborado por
Goodburn y Lorimer (1998), adaptándolo a las características de las especies
propias del hayedo. El grado de descomposición de la madera se ha valorado con
la ayuda de una varilla metálica de 5 mm de grosor y punta redondeada (no
afilada). Las clases de pudrición consideradas son las siguientes:
[1]: el árbol está muerto, pero la corteza permanece intacta; no se aprecian aún
signos pe pudrición
[2]: la corteza comienza a desprenderse y se aprecian algunos signos de pudrición;
la varilla no penetra en el tronco más allá de 1-2 cm.
[3]: la pudrición se aprecia claramente; la varilla se introduce con facilidad, sin
alcanzar aún la parte interna del tronco
[4]: la pudrición se extiende por todo el tronco; la varilla lo atraviesa fácilmente; ha
comenzado el desprendimiento de madera podrida
[5]: el árbol muestra poca integridad estructural; ha perdido gran parte de su
volumen.
El volumen de los snags se ha calculado asumiendo que todos ellos presentan
forma cilíndrica.
Posteriormente se ha calculado el volumen de los troncos muertos que descansan
sobre el suelo (logs). Se han considerado como logs todos los troncos de diámetro
superior a 10 cm y longitud superior a 1 m, que se encuentran sobre el suelo o
suspendidos por uno de sus extremos sin que el ángulo que forman con el suelo
llegue a superar los 45o. Los logs se han muestreado sobre dos diámetros de la
parcela, perpéndiculares entre si. Dado que en función de las características del
área a estudiar la distribución de los logs puede seguir una orientación
determinada, la orientación de estos diámetros fue determinada al azar. En los
puntos en los que los transectos de muestreo tocaban a los logs se anotó la
especie, su diámetro y el estado de pudrición. Para valorar el estado de pudrición
7
de los logs se ha seguido el criterio elaborado por Pyle y Brown (1998),
adaptándolo a las características de las especies propias del hayedo:
[1]: la corteza permanece intacta; no se aprecian aún signos de pudrición
[2]: sin corteza o con poca corteza; la superficie está dura aunque puede haber
comenzado el proceso de pudrición interna
[3]: sin corteza; la superficie está húmeda y se desprende al golpearla; podemos
introducir el dedo fácilmente, aunque aún presenta cierto grado de firmeza
[4]: el log se aplasta o rompe fácilmente y presenta sección ovalada o aplastada; al
apretar con el dedo exhuda humedad; comienza a aparecer en su entorno serrín o
pequeños fragmentos de madera podrida
[5]: el log está en su mayor parte hecho serrín.
El volumen fue estimado usando la fórmula descrita por Lofroth (1992):
V = (Л2Σd2) / 8L
donde V es volumen en m3/ha, d es diámetro (cm) de cada log y L es la longitud del
transecto (en este caso 100 m).
Posteriormente sobre los diámetros utilizados en el muestreo de los logs se
midió a intervalos de 5 m la profundidad de la hojarasca y sobre esos mismos
puntos se levantó una vertical anotando los intervalos de altura en los que la
vegetación contactaba con ella. Los intervalos considerados fueron: 0-0.5, 0.5-1, 1-
2, 2-5, 5-10, 10-20, >20 m. Para calcular el índice de estratificación vertical se
sumaron todos los intervalos contactados, de modo que este índice puede variar
entre 0 y 147.
Hayedos estudiados La selección de los hayedos ha estado condicionada por la necesidad de que su
conjunto ofreciese la heterogeneidad estructural necesaria para realizar el
contraste entre la diversidad estructural y animal. Se ha tenido en cuenta además
la proximidad entre las zonas elegidas de modo que todas ellas compartan los
mismos elementos faunísticos. Inicialmente las masas elegidas,
independientemente del tratamiento selvícola de que están siendo objeto, se
pueden considerar como representativas del hayedo maduro. Todas ellas
presentan dosel cerrado por encima de los 15-20 m de altura y el grupo de edad
dominante supera los 80 años. La figura 1 recoge la situación de los hayedos
estudiados. Dos de ellos (Belate y Aralar) son objeto de gestión orientada al
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aprovechamiento maderero y el tercero (Bértiz) se encuentra dentro de un espacio
natural protegido (el Parque Natural Señorío de Bértiz), en cuyo plan de gestión no
se contempla el aprovechamiento maderero. En Bértiz la explotación maderera
cesó en 1900 y durante todo el siglo XX no ha sufrido intervenciones de
importancia (Esparza 2000), por lo que este hayedo (de aproximadamente 1800
ha) puede ser una referencia de la complejidad estructural que cabría esperar
encontrar en condiciones naturales.
Conviene señalar aquí que el caracter de "bosque natural" que otorgamos a
Bértiz se basa únicamente en que en este hayedo no se han realizado tratamientos
selvícolas de forma extensiva en los últimos cien años. En lineas generales
antiguos usos e intervenciones puntuales más recientes han modelado la
morfología actual de este hayedo. Ahora bien, no cabe duda alguna de que este
bosque es un caso único en el ámbito de los hayedos españoles y la única
referencia posible en cuanto a alta complejidad estructural.
Con objeto de conocer la magnitud y variabilidad de la complejidad
estructural del hayedo se seleccionaron una serie de parcelas en los hayedos
Bértiz, Belate y Aralar. Para garantizar la aleatoriedad del muestreo se
seleccionaron las parcelas utilizando como referencia el retículo UTM (cuadrícula
de 500 m de lado). El centro de las parcelas de muestreo se hizo coincidir con el
centro de las cuadrículas, agrupando éstas de modo que se distribuyesen en un
estrecho rango de altitud. Las figuras 2 y 3 recogen la disposición de las parcelas
seleccionadas. La caracterización de la complejidad estructural de cada parcela se
realizó conforme a los protocolos descritos. La tabla 1 recoge la descripción de los
parámetros utilizados.
Resultados En primer lugar señalar que en los tres hayedos estudiados el haya es la especie
dominante (tabla 2).
Los resultados obtenidos muestran que Bértiz dispone de una complejidad
estructural mayor que los otros hayedos (tabla 3). Esta mayor complejidad queda
reflejada en cada uno de los rasgos estructurales analizados: un mayor número de
árboles de gran diámetro, mayor número y volumen de snags (tanto si tenemos en
cuenta su estado de pudrición como su tamaño), y mayor número y volumen de
logs (tanto si tenemos en cuenta su estado de pudrición como su tamaño). Cabe
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destacar que tanto en Belate como en Aralar no se han observado árboles vivos
con un avanzado estado de decaimiento.
Si comparamos los valores de complejidad estructural obtenidos en Bértiz
con los que ofrece la literatura científica para distintos tipos de bosque en el último
estadío de la sucesión (lo que se conoce como bosque old-growth) (tablas 4, 5 y 6)
observamos que, si bien existe una notable variación, los bosques old-growth
muestran al igual que Bértiz gran cantidad de madera muerta y una alta densidad
de árboles vivos de gran diámetro y de árboles vivos con altos niveles de
decaimiento.
Existe cierta controversia a la hora de definir lo que se entiende por bosque
old-growth, debido principalmente a la necesidad de establecer unos criterios que
permitan comparar bosques de distintas regiones. La definición más simple se
refiere a ellos como bosques relativamente viejos y relativamente inalterados.
Dicho de otra forma, la complejidad estructural y las características funcionales
asociadas con el bosque old-growth se han desarrollado en largos períodos de
tiempo con las mínimas perturbaciones (tanto de origen natural como humano)
(Tyrrell et al. 1998).
El aprovechamiento maderero produce a medio-largo plazo la uniformización
de las masas forestales a escala de paisaje y la simplificación en cuanto a
estructura y composición florística a escala de rodal (Lindemayer y Franklin 2001).
En nuestro caso los hayedos de Belate y Aralar son un claro ejemplo de masas
artificialmente regularizadas y simplificadas en las que la oferta de recursos
espaciales y tróficos para la fauna son notablemente menos abundantes que en el
hayedo no explotado (Bértiz). La información acumulada en los últimos 20 años
acerca de los requerimientos ecológicos de la fauna forestal (principalmente en
Norteamérica y norte de Europa) ha consolidado la idea de que la biodiversidad
está fuertemente ligada a la heterogeneidad espacial y a la complejidad estructural,
y que por ello es necesario realizar una gestión activa encaminada al
mantenimiento de ambas en los ecosistemas forestales. En esta línea han
proliferado en la última década trabajos que pretenden describir de forma
estandarizada para cada tipo de bosque las características del bosque old-growth
(Batista y Platt, 1997; Greenberg et al. 1997; Kennedy y Nowacki 1997), con objeto
de conocer su disponibilidad y frenar su progresiva desaparición. En los bosques
ibéricos no se han realizado estudios de este tipo. Los resultados del presente
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trabajo pueden considerarse como la primera aportación al estudio de la
complejidad estructural del hayedo y señalan al hayedo de Bértiz como un ejemplo
de bosque old-growth.
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12
Tabla 1. Descripción de las variables utilizadas en la caracterización de la
complejidad estructural del hayedo.
Variable
(abreviatura) Descripción
DA Diámetro medio de los árboles vivos medido a 1.4 m de altura (cm)
AB Área basimétrica de los árboles vivos (m2 / ha)
NA Número de árboles vivos por ha
NA30 Número de árboles vivos (por ha) con dbh > 30 cm
NA60 Número de árboles vivos (por ha) con dbh > 60 cm
NA12 Número de árboles vivos (por ha) con un estado de decaimiento de clase 1 o 2
NA34 Número de árboles vivos (por ha) con un estado de decaimiento de clase 3 o 4
NS Número de snags por ha
NS30 Número de snags (por ha) con dbh > 30 cm
NS60 Número de snags (por ha) con dbh > 60 cm
NS12 Número de snags (por ha) con un estado de pudrición de clase 1 o 2
NS34 Número de snags (por ha) con un estado de pudrición de clase 3 o 4
VS Volumen total de los snags (m3 / ha)
VS12 Volumen de los snags con un estado de pudrición de clase 1 o 2 (m3 / ha)
VS34 Volumen de los snags con un estado de pudrición de clase 3 o 4 (m3 / ha)
VL Volumen total de los logs (m3 / ha)
VL30 Volumen de los logs con un diámetro mayor de 30 cm (m3 / ha)
VL12 Volumen de los logs con un estado de pudrición de clase 1 o 2 (m3 / ha)
VL34 Volumen de los logs con un estado de pudrición de clase 3 o 4 (m3 / ha)
13
Tabla 2. Frecuencia relativa de las especies arbóreas en el hayedo. Se han
considerado únicamente los árboles con un dbh mayor de 10 cm.
Bértiz Belate Aralar
Haya 93.3% 99.9% 99.9%
Roble 3.9%
Castaño 2.4%
Espino albar 0.4%
Acebo <0.1% <0.1% <0.1%
14
Tabla 3. Estadísticos descriptivos de las variables que definen la complejidad
estructural de los hayedos estudiados. Bértiz (n=60), Aralar (n=20), Belate (n=20).
Los valores medios señalados con letras distintas presentan diferencias
significativas entre si.
Bértiz Aralar Belate Media ET Mínimo Máximo Media ET Mínimo Máximo Media ET Mínimo Máximo
DA 36.5 1.3 18.5 63.6 38.5 1.6 33.3 49.1 33.0 2.0 20.7 45.7
AB 42.6 1.5 21.3 77.7 47.6 2.2 35.0 70.8 37.7 2.2 26.8 56.2
NA 386.2 26.8 138 1156 423.3 33.47 270 677 444.2 41.8 239 759
NA30 192.0 10.2 36 351 330.0 8.1 229 539 227.1 23.0 56 418
NA60 34.2a 4.2 0 117 6.7 b 1.7 0 46 2.8 b 2.8 0 36
NA12 348.4 26.1 97 1059 423.3 33.47 270 677 444.2 41.8 239 759
NA34 37.3 a 4.2 0 102 0 b 0 0 0 0 b 0 0 0
NS 59.3 a 4.9 15 153 7.8 b 2.8 0 36 9.8 b 3.6 0 51
NS30 21.8 a 2.5 5 66 2.3 b 0.9 0 10 0.3 b 0.3 0 5
NS60 9.9 a 2.1 0 46 0.3 b 0.3 0 5 0.3 b 0.3 0 5
NS12 44.3 a 3.96 5 127 6.7 b 2.5 0 31 8.3 b 3.1 0 41
NS34 14.9 a 2.3 0 66 1.0 b 0.5 0 5 1.4 b 0.8 0 10
VS 41.5 a 5.6 4.5 166.8 4.4 b 1.4 0 15.5 1.2 b 0.4 0 5.2
VS12 32.6 a 4.8 0.6 153.1 4.3 b 1.4 0 15.5 0.8 b 0.3 0 4.1
VS34 8.9 a 2.3 0 74.0 0.1 b 0.1 0 1.3 0.4 b 0.3 0 5.2
VL 76.9 a 9.9 0 295.4 5.2 b 1.3 0 17.4 2.6 b 1.5 0 17.4
VL30 28.8 a 6.2 0 197.4 0 b 0 0 0 0 b 0 0 0
VL12 59.9 a 8.6 0 260.2 3.2 b 0.8 0 9.8 1.8 b 1.1 0 13.9
VL34 17.0 a 3.8 0 140.2 2.0 b 1.1 0 14.9 0.7 b 0.4 0 4.7
DA: Diámetro medio de los árboles vivos medido a 1.4 m de altura (cm); AB: Área basimétrica de los árboles vivos (m2 / ha);
NA: Número de árboles vivos por ha; NA30: Número de árboles vivos (por ha) con dbh > 30 cm; NA60: Número de árboles
vivos (por ha) con dbh > 60 cm; NA12: Número de árboles vivos (por ha) con un estado de decaimiento de clase 1 o 2;
NA34:Número de árboles vivos (por ha) con un estado de decaimiento de clase 3 o 4; NS: Número de snags por ha; NS30:
Número de snags (por ha) con dbh > 30 cm; NS60: Número de snags (por ha) con dbh > 60 cm; NS12: Número de snags
(por ha) con un estado de pudrición de clase 1 o 2; NS34: Número de snags (por ha) con un estado de pudrición de clase 3 o
4; VS: Volumen total de los snags (m3 / ha); VS12: Volumen de los snags con un estado de pudrición de clase 1 o 2 (m3 / ha);
VS34: Volumen de los snags con un estado de pudrición de clase 3 o 4 (m3 / ha); VL: Volumen total de los logs (m3 / ha);
VL30: Volumen de los logs con un diámetro mayor de 30 cm (m3 / ha); VL12: Volumen de los logs con un estado de pudrición
de clase 1 o 2 (m3 / ha); VL34: Volumen de los logs con un estado de pudrición de clase 3 o 4 (m3 / ha).
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Tabla 4. Complejidad estructural de distintos tipos de bosques que se encuentran
en el último estadío de la sucesión (bosques old-growth). M (media), mn (mínimo),
mx (máximo).
Bértiz 1 2 3 4 M mn mx M mn mx M mn mx M mn mx M mn mx
AB 42.6 21.3 77.7 33.0 29.4 40.0 22.5 11.0 52.8 38 26 68 44 37 50
NA 386.2 138 1156 396 344 435 308.0 100 506 322 168 455 277 79 442
NA60 34.2 0 117 46.0 40.0 70.0
NA34 37.3 0 102 107.0 0 152 12 4 20 153
NS 59.3 15 153 19 44 49.0 0 185 31 10 70
NS60 9.9 0 46
VS 41.5 4.5 166.8
VL 76.9 0 295.4 155 66 410
Bértiz 5 6 7 8 M mn mx M mn mx M mn mx M mn mx M mn mx
AB 42.6 21.3 77.7 9.4 8.5 10.6 30 16 38 18.6 113.4 19 32
NA 386.2 138 1156 257 170 400 422 321 452 223 655 218 467
NA60 34.2 0 117 37 17 54 30 180
NA34 37.3 0 102
NS 59.3 15 153 47 13 73 170 63 130 19 47
NS60 9.9 0 46 40
VS 41.5 4.5 166.8 21.4
VL 76.9 0 295.4 177 198 336 60.4 24 211
AB: Área basimétrica de los árboles vivos (m2 / ha); NA: Número de árboles vivos por ha; NA60: Número de árboles vivos
(por ha) con dbh > 60 cm; NA34:Número de árboles vivos (por ha) con un estado de decaimiento de clase 3 o 4; NS: Número
de snags por ha; NS60: Número de snags (por ha) con dbh > 60 cm; VS: Volumen total de los snags (m3 / ha); VL: Volumen
total de los logs (m3 / ha).
[1]: Southern Mixed Hardwood forests (Batista y Platt, 1997), especies dominantes:
Fagus grandifolia, Magnolia grandifolia, Liquidambar styraciflua.
16
[2]: Seasonally Wet Oak-Hardwood Woodlands (Kennedy y Nowacki 1997),
especies dominantes: Quercus palustris, Q. phellos, Q. alba, Q. nigra, Q. laurifolia y
Q. nuttallii.
[3]: Western and Mixed Mesophytic Forests (Greenberg et al. 1997), especies
dominantes: Acer saccharum, Fagus grandifolia, Tsuga canadensis, Halesia
carolina, Liriodendron tulipifera, A. rubrum, Fraxinus americana, Q. alba, Q. rubra,
Betula alleghaniensis, Aesculus octandra y Tilia heterophylla.
[4]: Eastern Riverfront Forests (Meadows y Nowacki, 1996), especies dominantes:
Populus deltoides, Salix nigra, Platanus occidentalis, Carya illinoensis, Fraxinus
pennsylvanica, Celtis laevigata y Ulmus americana.
[5]: Sand Pine forests (Outcalt, 1997), especie dominante: Pinus clausa.
[6]: Dry and Dry-Mesic Oak-Pine Forests (White and Lloyd, 1998), especies
dominantes: Pinus echinata, Pinus rigida y Quercus alba.
[7]: Cypress-Tupelo communities (Devall, 1998), especies dominantes: Taxodium
distichum, T. ascendens, Nyssa aquatica, N. biflora.
[8]: Midwestern Old-growth Forests (Spetich et al. 1999), especies dominantes:
Quercus alba, Q. rubra, Q. velutina, Acer saccharum, Fagus grandifolia.
17
Tabla 5. Complejidad estructural de distintos tipos de bosque que se encuentran en
el último estadío de la sucesión (bosques old-growth). Se recoge para cada
variable el rango de variación (tomado de Tyrrell et al. 1998).
Bértiz 1 2 3 4 5 6 7
AB 21.3-77.7 14.4-69.1 25.7-73.0 22.0-57.0 23.9-147.6 27.7-76.6 13.8-63.3
NA 138-1156 140-772 190-907 124-602 247-1263 210-1173 151-1479 385-1750
NA50 0-213 30-85 5-175 0-63 7-82 0-188 20-45
NA60 0-117
NA70 0-107 5-25 0-27 0-30 0-90 0-20
NS 15-153 0-173 0-60 0-88 25-225 15-238 10-240 44-592
VS 4.5-166.8 0-78.7 0-74.8 4.4-129.3 14.3-153.5 0-154.1
VL 0-295.4 12.3-121.3 121-213 20.8-68.4 34.5-200.9 88.4-124.7 3.8-183.0 691-951
VL30 0-197.4 19.9-70.0
AB: Área basimétrica de los árboles vivos (m2 / ha); NA: Número de árboles vivos por ha; NA 50: Número de árboles vivos
(por ha) con dbh > 50 cm; NA60: Número de árboles vivos (por ha) con dbh > 60 cm; NA70: Número de árboles vivos (por
ha) con dbh > 70 cm; NS: Número de snags por ha; VS: Volumen total de los snags (m3 / ha); VL: Volumen total de los logs
(m3 / ha); VL30: Volumen de los logs con un diámetro mayor de 30 cm (m3 / ha).
[1]: Beech-Maple-Basswood Forests, especies dominantes: Fagus grandifolia, Acer
saccharum, Tilia americana.
[2]: Northern hardwood Forests, especies dominantes: Fagus grandifolia, Acer
saccharum, Betula allegheniensis.
[3]: Mesic and Wet-Mesic Northern Oak Forests, especies dominantes: Quercus
alba, Q. rubra, Q vetulina y Q. macrocarpa.
[4]: Hardwood Wetland Forests, especies dominantes: Acer rubrum, Fraxinus nigra,
F. pennsylvanica, Liquidambar styraciflua, Quercus palustris y Nyssa sylvatica.
[5]: Conifer Northern Hardwood Forests, especies dominantes: Tsuga canadensis,
Pinus strobus, Picea rubens.
[6]: Northern Pine Forests, especies dominantes: Pinus strobus, P. resinosa, P.
banksiana y P. rigida.
[7]: Montane and Allied Spruce-Fir Forests, especies dominantes: Picea rubens,
Abies fraseri y Abies balsamea.
18
Tabla 6. Volumen de madera muerta (m3/ha) en varios ecosistemas forestales (en
rodales en el último estadío de la sucesión, bosques "old-growth"). M (media), mn
(mínimo), mx (máximo) (tomado de Harmon et al. (1986) #; y de Siitonen (2001)*)
Bértiz Pinus sylvestris* Pseudosuga -Tsuga# Sequoiadendron - Abies#
M mn mx
VS 41.5 4.5 166.8 7 - 70 65 - 635 51
VL 76.9 0 295.4 12 - 79 309 - 1421 722
Bértiz Picea - Abies# Picea - Abies* Fagus - Betula# Quercus prinus#
M mn mx
VS 41.5 4.5 166.8 130 1 - 60
VL 76.9 0 295.4 151 - 416 13 - 117 82 132
VS: Volumen total de los snags (m3 / ha); VL: Volumen total de los logs (m3 / ha).
19
BÉRTIZ
BELATE
ARALAR
0 50 km
Figura 1. Situación de los hayedos estudiados. El área sombreada representa la
distribución del haya en Navarra.
20
Figura 2. El retículo sombreado muestra el área estudiada en el hayedo de Bértiz.
Cada cuadrado tiene 500 m de lado. El trazo negro señala el límite del parque
natural.
21
5 km0
Figura 3. El retículo sombreado muestra el área estudiada en los hayedos de
Belate (arriba) y Aralar (abajo). Estas áreas aparecen representadas sobre las
hojas 90-IV (Alkotz) y 114-II (Uharte-Arakil) de la Cartografía Temática del
Gobierno de Navarra. Los hayedos aparecen representados en azul.
22
Hayedo de Aralar. Los tratamientos selvícolas que se utilizan actualmente en el
hayedo producen a medio-largo plazo la uniformización de las masas a escala de
paisaje y su simplificación en cuanto a complejidad estructural a escala de rodal.
Hayedo de Bértiz. Este hayedo cuenta con una elevada complejidad estructural,
propia de bosques naturales en el último estadío de la sucesión ecológica.
23
La madera muerta es un elemento estructural crítico para la fauna de vertebrados
del bosque. A: snag (clase de pudrición 1), B: snag (clase 3), C: log (clase 1); D:
log (clase 3), E: log (clase 4).
24
Las salamandras y la complejidad estructural del hayedo
Los anfibios desempeñan un importante papel en las redes tróficas de los bosques
templados, canalizando una parte significativa del flujo de energía que discurre a
través de la comunidad de vertebrados (Perry 1994). Además explotan recursos
alimenticios que por su tamaño o por su modo de vida resultan inaccesibles a aves
y mamíferos (Burton y Likens 1975).
En los hayedos atlánticos y pirenaicos estudiados en el presente trabajo, a
pesar de que la humedad se mantiene alta a lo largo de todo el año, solo dos
especies de anfibios, el sapo común Bufo bufo y la salamandra Salamandra
salamandra, pueden considerarse como propias de su fauna. Y es únicamente esta
última la que cuenta con poblaciones numerosas y estables en este tipo de bosque.
Se ha detectado en las últimas décadas un declive global de las poblaciones
de anfibios (Alford y Richards 1999), asociado en la mayor parte de las ocasiones a
la alteración directa del hábitat que produce el aprovechamiento de los recursos
naturales (Griffiths 1995, Lizana y Barbadillo 1997). La información disponible
acerca del efecto de la selvicultura y de la gestión forestal sobre los anfibios pone
de manifiesto que los estadíos de bosque maduro y bosque viejo son capaces de
albergar comunidades de vertebrados más ricas y diversas, en las que los anfibios
están bien representados (Welsh y Lind 1988, Butts y McComb 2000). Se observa
también en estos trabajos que la reducción de la complejidad estructural producto
del aprovechamiento maderero incide negativamente sobre las poblaciones de
anfibios y concretamente sobre las de distintas especies de salamandras
(deMaynadier y Hunter 1995, Herbeck y Larsen 1998, Andrew y Pollock 1999,
Harpole y Haas 1999).
En el presente trabajo se estudia la relación entre distintos parámetros de
las poblaciones de salamandras y la complejidad estructural del hayedo. Para ello,
a partir de la información disponible, se plantearon las siguientes hipótesis:
- La abundancia y la distribución de tamaños dentro de las poblaciones de
salamandras están positivamente correlacionadas con la complejidad estructural
del hayedo.
- Las salamandras utilizan de forma preferente determinados elementos
estructurales del hayedo en función de las características de éstos.
25
Material y métodos. El estudio se desarrolló en los hayedos de Bértiz y Belate. En ellos se
seleccionaron 31 parcelas circulares de 25 m de radio en las que se caracterizó la
complejidad estructural y se estudiaron distintos parámetros de la población de
salamandras. La selección de las parcelas se realizó priorizando el obtener un
conjunto de muestras en el que estuviera representada la heterogeneidad
estructural propia de los hayedos navarros. Todas ellas se encuentran en el rango
altitudinal de 600-800 m, en laderas orientadas al este o al sur y distantes más de
un kilómetro de un curso de agua permanente y más de 250 m de un curso de
agua temporal.
En cada parcela se realizó un muestreo nocturno entre los meses de junio y
agosto de 2002. En dichos muestreos dos personas batieron las parcelas
capturando los animales que podían observarse a simple vista, bien en terreno
abierto o refugiados en determinados elementos estructurales (árboles vivos,
snags, logs). Dado que la actividad de las salamandras depende de la temperatura
y de la humedad ambiental (Salvador y García-Paris 2001) los muestreos se
realizaron en noches lluviosas y con una temperatura superior a los 15oC. De cada
animal capturado se registró la siguiente información: peso (precisión 0.5 g),
longitud cabeza-cuerpo (desde la punta del hocico hasta la parte posterior de la
abertura cloacal), distancia en cm al elemento estructural más proximo (árbol vivo,
snag, log) y en el caso de los ejemplares observados sobre, junto o debajo de un
log se anotó el estado de pudrición de dicho log en el punto de contacto con el
animal.
La dificultad que conlleva el medir salamandras vivas determinó que la
longitud cabeza-cuerpo se tomara en clases de 5 mm.
Para evitar recapturas en un mismo muestreo los animales fueron retirados
de la parcela tras la toma de datos y liberados en ella al finalizar el muestreo.
La caracterización de la complejidad estructural de cada parcela se realizó
conforme a los protocolos de trabajo descritos en el capítulo I. La tabla 1 recoge la
descripción de los parámetros utilizados.
Para estudiar si los desplazamientos de las salamandras en sus periódos de
actividad están asociados a la distribución de los elementos estructurales que les
puedan ofrecer refugio (árboles vivos, snags, logs) se eligieron al azar en cada
26
parcela 40 puntos desde los que se tomó la distancia al elemento estructural más
cercano. En este contraste se utilizaron únicamente las observaciones de las
parcelas en las que se capturaron más de 40 salamandras (n = 12), tomando en
cada parcela al azar las observaciones de 40 individuos.
Para estudiar si las salamandras muestran preferencia por los logs en
función de su estado de pudrición se contrastaron las distribuciones de frecuencias
de los contactos salamandra - log y de los logs disponibles en la parcela. En este
contraste se utilizaron únicamente las observaciones de las parcelas en las que se
obtuvieron más de 20 contactos salamandra-log (n = 10), tomando en cada parcela
al azar las observaciones de 20 individuos. La disponibilidad de logs en las
parcelas seleccionadas para el contraste se obtuvo a partir de las observaciones
realizadas en la caracterización de la complejidad estructural, tomando para ello
únicamente 20 observaciones de logs al azar.
Resultados Existe una marcada correlación positiva entre la abundancia de salamandras y la
mayor parte de las variables que definen la abundancia de madera muerta, así
como con la abundancia de grandes árboles y de árboles con valores de
decaimiento altos (Tabla 2 y figuras 1-12). Idéntico comportamiento se observa al
contrastar el peso total de las salamandras capturadas con las variables de
caracterización (Tabla 2). Ambos parámetros, número de salamandras y peso total
de salamandras presentan una elevada correlación positiva entre si (r Pearson =
0.94, p < 0.001, n = 31). Únicamente se observa correlación negativa con la
abundancia de árboles y con la abundancia de árboles con valores bajos de
decaimiento.
Con objeto de analizar la importancia de estos parámetros se ha construido
un modelo mediante regresión lineal multiple (Por etapas jerarquizada, Norman y
Streiner 1996) siendo el número de salamandras la variable dependiente y
actuando como variables independientes las variables de caracterización de la
complejidad estructural. Se ha transformado previamente los datos mediante la
expresión log(x+1) para garantizar que los datos se distribuyen conforme a la
distribución normal. El análisis destaca como variables predictoras del número de
salamandras al volumen de snags y al volumen de logs (Tabla 3), señalando la
27
igual importancia de ambos parámetros (coeficientes estandarizados muy
semejantes).
En lo que se refiere al uso de estructuras, en primer lugar señalar que las
salamandras se distribuyen sobre el terreno más proximas a los elementos
estructurales de lo que cabría esperar en una distribución azarosa (distancia media
de las salamandras al elemento estructural más cercano = 23.57 cm, distancia
media desde puntos aleatorios al elemento estructural más cercano a dicho punto =
85.79 cm, N =480, t = 11.57, p < 0.001). En segundo lugar, se puede señalar que
las salamandras no muestran preferencias por los logs en función de su estado de
pudrición, ya que las distribuciones de frecuencias de logs y de contactos
salamandra-log en función del estado de pudrición de los logs no son
significativamente diferentes: X2 = 7.617, p = 0.055.
Por último, con objeto de estudiar la relación entre la distribución de tamaños
y la complejidad estructural del hayedo se han agrupado por un lado las 10
parcelas que cuentan con mayor cantidad de madera muerta (volumen de logs +
volumen de snags) y por otro las 10 parcelas que cuentan con menor cantidad de
madera muerta. En el primer grupo el rango de tamaños es mayor, faltando en el
hayedo pobre en madera muerta la fracción de la población de menor tamaño (por
debajo de 60 mm) (Figura 13). Además la población de salamandras del hayedo
pobre en madera muerta presenta una mayor proporción de salamandras grandes
y el tamaño medio de los animales es significativamente mayor (t = 5.69, p <
0.001).
Discusión Los resultados obtenidos destacan en primer lugar la correlación positiva entre la
abundancia de salamandras y las características del hayedo maduro-viejo (tipo de
bosque que contaría con gran cantidad de madera muerta, con algunos árboles
vivos de gran diamétro y con árboles vivos en distintos estados de decaimiento).
Varios estudios han mostrado esta relación (Welsh y Lind 1988, Herbeck y Larsen
1999), destacando la importancia de la complejidad estructural del bosque, que
proporciona un rango más estrecho y estable de humedad y temperatura, y
apuntando principalmente al volumen de madera muerta como factor determinante
de la abundancia de salamandras o de la riqueza en especies de este grupo de
anfibios (Petranka et al. 1994, Butts y McComb 2000). En estos trabajos se destaca
28
sobre todo la importancia de los logs, elementos que pueden considerarse como un
hábitat crítico para las salamandras terrestres ya que su gran capacidad de retener
agua las protege de la desecación, al tiempo que facilita la termoregulación y sirve
de sustrato de alimentación (Maser y Trappe 1984, Aubry et al. 1988). En algunos
trabajos se destaca la preferencia de las salamandras por las parcelas que cuentan
con logs de mayor tamaño y por aquellas en los que existen logs que presentan un
estado de pudrición más avanzado (Maser y Trappe 1984, Harmon et al. 1986,
Corn y Bury 1991), ya que éstos proporcionan más cobertura y una oportunidad
más larga para ser usados y mejores lugares de refugio y mayor abundancia de
presas.
En el presente trabajo el tamaño o el estado de pudrición de la madera
muerta no determina la abundancia de salamandras y el volumen de snags
desempeña un papel tan importante como el volumen de logs. Salamandra
salamandra se comporta como un consumidor generalista de invertebrados del
suelo (principalmente coleópteros, miriápodos, dermápteros, opiliones, oligoquetos
(Bas 1983, Salvador y García-Paris 2001)) para los que la madera muerta resulta
un recurso muy atractivo y probablemente crítico (sobre todo en el hayedo acidófilo
en donde el estrato vegetal inferior está pobremente representado y la capa de
hojarasca, donde existe, es de escaso espesor). Probablemente las salamandras
satisfagan sus necesidades de alimento sin depender de la fauna de invertebrados
característica de un determinado estado de pudrición de la madera muerta. Por
otra parte, a simple vista, tanto logs como snags, proporcionan gran cantidad de
huecos donde refugiarse independientemente de su estado de pudrición. Cabe
pensar además que los elementos estructurales en avanzado estado de pudrición
han de resultar, por frágiles, menos seguros como refugio frente a los
depredadores.
Los resultados obtenidos en cuanto al uso de estructuras no hacen sino
reiterar las observaciones ya señaladas. Las salamandras se encuentran
preferentemente próximas a elementos estructurales y no muestran preferencia por
los logs en función de su estado de pudrición.
Las salamandras son marcadamente territoriales (Bas 1983), por lo que en
los hayedos con poca madera muerta la competencia por este valioso recurso
puede estar ocasionando las diferencias observadas en cuanto a la distribución de
tamaños. En estos hayedos las salamandras más pequeñas no tendrían acceso a
29
los lugares más seguros y con mayor cantidad de alimento y su mortalidad sería
mayor que en los hayedos estructuralmente complejos. De este modo los hayedos
pobres en madera muerta contarían con poblaciones pequeñas y además
envejecidas, y por tanto la probabilidad de persistencia de dichas poblaciones sería
menor.
Las salamandras son un importante componente ecológico de las
comunidades del suelo del bosque. Actuan como depredadores sobre una amplia
variedad de invertebrados realizando una eficiente conversión de nutrientes y
biomasa de baja calidad. La concentración media de proteinas en las salamandras
terrestres es del 50% (Burton y Likens 1975), lo que las convierte en una fuente de
energía de alta calidad para sus depredadores. Por otra parte, las salamandras son
los vertebrados más numerosos en el hayedo y a pesar de su lento crecimiento y
baja tasa metabólica (Bas 1983) su producción anual de biomasa debe ser superior
a la de aves y micromamíferos, tal como se ha comprobado en especies similares
(Burton y Likens 1975).
La dependencia que muestran las salamandras terrestres de las condiciones
microclimáticas del ecosistema forestal las hacen sensibles a las alteraciones, esta
circunstancia, junto con su gran abundancia en bosques con altos niveles de
complejidad estructural y la facilidad del censado de sus poblaciones, permiten
señalar a esta especie como un buen indicador de los efectos de la gestión forestal
sobre el hayedo y de los procesos y tiempos de recuperación asociados con los
aprovechamientos de este tipo de bosque.
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32
Tabla 1. Descripción de las variables utilizadas en la caracterización de la
complejidad estructural del hayedo.
Variable
(abreviatura) Descripción
H Profundidad media de la hojarasca (cm)
DA Diámetro medio de los árboles vivos medido a 1.4 m de altura (cm)
AB Área basimétrica de los árboles vivos (m2 / ha)
NA Número de árboles vivos por ha
NA30 Número de árboles vivos (por ha) con dbh > 30 cm
NA60 Número de árboles vivos (por ha) con dbh > 60 cm
NA12 Número de árboles vivos (por ha) con un estado de decaimiento de clase 1 o 2
(la descripción del criterio utilizado para valorar el estado de decaimiento de los
árboles vivos aparece recogida en el capítulo I)
NA34 Número de árboles vivos (por ha) con un estado de decaimiento de clase 3 o 4
DS Diámetro medio de los snags medido a 1.4 m de altura (cm)
NS Número de snags por ha
NS30 Número de snags (por ha) con dbh > 30 cm
NS60 Número de snags (por ha) con dbh > 60 cm
NS12 Número de snags (por ha) con un estado de pudrición de clase 1 o 2
(la descripción del criterio utilizado para valorar el estado de pudrición de los
snags aparece recogida en el capítulo I)
NS34 Número de snags (por ha) con un estado de pudrición de clase 3 o 4
VS Volumen total de los snags (m3 / ha)
VS12 Volumen de los snags con un estado de pudrición de clase 1 o 2 (m3 / ha)
VS34 Volumen de los snags con un estado de pudrición de clase 3 o 4 (m3 / ha)
VL Volumen total de los logs (m3 / ha)
VL30 Volumen de los logs con un diámetro mayor de 30 cm (m3 / ha)
VL12 Volumen de los logs con un estado de pudrición de clase 1 o 2 (m3 / ha)
(la descripción del criterio utilizado para valorar el estado de pudrición de los logs
aparece recogida en el capítulo I)
VL34 Volumen de los logs con un estado de pudrición de clase 3 o 4 (m3 / ha)
33
Tabla 2. Coeficientes de correlación (r de Pearson) entre el número de salamadras
por parcela, la biomasa de salamandras y cada una de las variables estudiadas.
Nivel de significación, (**): p < 0.01, (*): p < 0.05.
Número de
salamandras
Biomasa de
salamandras
n
H -0.24 -0.17 31
DA 0.67** 0.63** 31
AB 0.47** 0.40* 31
NA -0.70** -0.66** 31
NA30 -0.07 0.09 31
NA60 0.78** 0.64** 31
NA12 -0.71** -0.65** 31
NA34 0.56** 0.38* 31
DS 0.71** 0.59** 31
NS 0.70** 0.57** 31
NS30 0.82** 0.66** 31
NS60 0.72** 0.58** 31
NS12 0.72** 0.58** 31
NS34 0.31 0.26 31
VS 0.85** 0.69** 31
VS12 0.88** 0.71** 31
VS34 0.36* 0.27 31
VL 0.85** 0.75** 31
VL30 0.44* 0.39* 31
VL12 0.84** 0.74** 31
VL34 0.66** 0.58** 31 H: Profundidad media de la hojarasca (cm); DA: Diámetro medio de los árboles vivos medido a 1.4 m de altura (cm); AB: Área basimétrica de los árboles vivos (m2 / ha); NA: Número de árboles vivos por ha; NA30: Número de árboles vivos (por ha) con dbh > 30 cm; NA60: Número de árboles vivos (por ha) con dbh > 60 cm; NA12: Número de árboles vivos (por ha) con un estado de decaimiento de clase 1 o 2; NA34:Número de árboles vivos (por ha) con un estado de decaimiento de clase 3 o 4; NS: Número de snags por ha; NS30: Número de snags (por ha) con dbh > 30 cm; NS60: Número de snags (por ha) con dbh > 60 cm; NS12: Número de snags (por ha) con un estado de pudrición de clase 1 o 2; NS34: Número de snags (por ha) con un estado de pudrición de clase 3 o 4; VS: Volumen total de los snags (m3 / ha); VS12: Volumen de los snags con un estado de pudrición de clase 1 o 2 (m3 / ha); VS34: Volumen de los snags con un estado de pudrición de clase 3 o 4 (m3 / ha); VL: Volumen total de los logs (m3 / ha); VL30: Volumen de los logs con un diámetro mayor de 30 cm (m3 / ha); VL12: Volumen de los logs con un estado de pudrición de clase 1 o 2 (m3 / ha); VL34: Volumen de los logs con un estado de pudrición de clase 3 o 4 (m3 / ha).
34
Tabla 3. Resultados de la regresión multiple. Variable dependiente: número de
salamandras; variables predictoras: VL (volumen total de los logs), VS (volumen
total de los snags).
Resumen del modelo
R R2 Cambio en F gl1 gl2 Sig. del cambio en F
0.885 0.784 50.779 2 28 < 0.001
Anova
F Sig.
50.779 < 0.001
Coeficientes
No estandarizados Estandarizados
B Error tip. Beta t Sig.
Constante 0.467 0.067 6.936 < 0.001
VS 0.401 0.139 0.464 2.885 0.007
VL 0.259 0.090 0.460 2.861 0.008
35
15
20
25
30
35
40
45
50
55
60
65
70
0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600
nº salamandras / ha
dbh
med
io (c
m)
r = 0.67 P < 0.001
Figura 1. Relación entre el diámetro medio de los árboles vivos y la densidad de
salamandras. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate.
15
25
35
45
55
65
75
85
0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600
nº salamandras / ha
área
bas
imét
rica
(m2
/ ha)
r = 0.50 P = 0.008
Figura 2. Relación entre el área basimétrica de los árboles vivos y la densidad de
salamandras. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate.
36
0
100
200
300
400
500
600
700
800
900
0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600
nº salamandras / ha
nº á
rbol
es /
har = - 0.69 P < 0.001
Figura 3. Relación entre la densidad de los árboles vivos y la densidad de
salamandras. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate.
0
50
100
150
200
250
300
350
400
0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600
nº salamandras / ha
nº á
rbol
es (d
bh >
30
cm) /
ha r = - 0.07 P = 0.729
Figura 4. Relación entre la densidad de los árboles vivos cuyo diámetro es superior
a 30 cm y la densidad de salamandras. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos:
Belate.
37
00
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600
nº salamandras
dbh
med
io (c
m)
r = 0.71 P < 0.001
Figura 5. Relación entre el diámetro medio de los snags y la densidad de
salamandras. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate.
00
20
40
60
80
100
120
140
160
180
0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600
nº salamandras / ha
volu
men
sna
gs (m
3 / h
a)
r = 0.85 P < 0.001
Figura 6. Relación entre el volumen de los snags y la densidad de salamandras.
Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate.
38
0
20
40
60
80
100
0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600
nº salamandras / ha
nº s
nags
/ ha
r = 0.70 P < 0.001
Figura 7. Relación entre la densidad de los snags y la densidad de salamandras.
Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate.
0
10
20
30
40
50
60
70
0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600
nº salamandras / ha
nº s
nags
(dbh
> 3
0 cm
) / h
a
r = 0.82 P < 0.001
Figura 8. Relación entre la densidad de los snags cuyo diámetro es superior a 30
cm y la densidad de salamandras. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate.
39
00
50
100
150
200
250
300
0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600
nº salamandras / ha
volu
men
logs
(m3
/ ha)
r = 0.85 P < 0.001
Figura 9. Relación entre el volumen de los logs y la densidad de salamandras.
Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate.
00
50
100
150
200
250
0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600
nº salamandras / ha
vol l
ogs
(dia
m >
30
cm) (
m3
/ ha) r = 0.44 P = 0.013
Figura 10. Relación entre el volumen de los logs cuyo diámetro es superior a 30 cm
y la densidad de salamandras. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate.
40
00
50
100
150
200
250
0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600
nº salamandras / ha
vol l
ogs
(pud
rició
n 1-
2) (m
3 / h
a) r = 0.84 P < 0.001
Figura 11. Relación entre el volumen de los logs cuyo estado de pudrición se
corresponde a las clases 1 o 2 y la densidad de salamandras. Círculos negros:
Bértiz; círculos blancos: Belate.
00
05
10
15
20
25
30
35
40
0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600
nº salamandras / ha
vol l
ogs
(pud
rició
n 3-
4) (m
3 / h
a) r = 0.77 P < 0.001
Figura 12. Relación entre el volumen de los logs cuyo estado de pudrición se
corresponde a las clases 3 o 4 y la densidad de salamandras.
41
0
5
10
15
20
25
30
35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105
longitud cabeza-cuerpo
frec
uenc
ia re
lativ
a
con madera muertasin madera muerta
Figura 13. Distribución de tamaños (longitud cabeza-cuerpo) en las poblaciones de
salamandras en función de la cantidad de madera muerta.
42
Los paseriformes y la complejidad estructural del hayedo
El papel de la comunidad de aves forestales como indicador de las condiciones del
bosque ha sido objeto de controversia (Morrison et al. 1992). No obstante, las
especies especialistas muestran una mayor sensibilidad a los cambios en el
ecosistema y pueden ser utilizadas como indicadoras y en lineas generales
parámetros como la abundancia, la riqueza y la diversidad de algunos grupos de
especies de aves se ven significativamente afectados por las alteraciones que
sufre el bosque (Szaro y Balda 1982). Estos cambios generalmente reducen la
complejidad estructural del ecosistema y sus efectos sobre las aves que nidifican
en él se encuentran bien documentados (Perry 1994, Hall et al. 1997, Bunnell et al.
1997), sobre todo porque las aves son fácilmente identificables y cuentan con
poblaciones con un número de efectivos suficiente como para realizar análisis
estadísticos y construir modelos predictivos.
En el presente trabajo se estudia la relación entre distintos parámetros que
definen la riqueza y diversidad de la comunidad de paseriformes y la complejidad
estructural del hayedo. Para ello, a partir de la información disponible, se
plantearon las siguientes hipótesis:
- La riqueza, la abundancia y la diversidad de la comunidad de paseriformes están
positivamente correlacionadas con la complejidad estructural del hayedo.
- Algunas especies utilizan de forma preferente determinados elementos
estructurales del hayedo en función de las características de éstos.
Material y métodos El estudio se desarrolló en los hayedos de Bértiz, Belate y Aralar (figura 1). En ellos
se seleccionaron 60 parcelas circulares de 50 m de radio en las que se caracterizó
la complejidad estructural y se cuantificó la comunidad de paseriformes nidificantes
(excepto córvidos) mediante estaciones de censo. La selección de las parcelas se
realizó priorizando el obtener un conjunto de muestras en el que estuviera
representada la heterogeneidad estructural propia de los hayedos navarros. Las
unidades de muestreo están separadas entre sí un mínimo de 200 m y al menos
150 m del borde del bosque.
43
El muestreo se ha llevado a cabo entre el 1 de junio y el 10 de julio de 2001.
Todos los censos se han realizado entre las 7:00 y las 11:00 de la mañana, en días
sin lluvia, viento o niebla. Cada unidad de muestreo ha sido censada 2 veces con
un intervalo mínimo de 10 días y siempre a distinta hora.
Para aumentar la probabilidad de detección cada unidad de muestreo ha
sido censada por dos observadores. Se han anotado todas las aves vistas u oídas
dentro de la unidad de muestreo. El protocolo seguido ha sido adaptado de Gunn
et al. (2000). Una vez alcanzada la posición central de la parcela se dejó transcurrir
un período de cinco minutos antes de comenzar el censo. No se tuvieron en cuenta
las aves observadas durante estos primeros cinco minutos. El censado comenzaba
con cinco minutos de silencio, tras los cuales se procedía a emitir durante otros
cinco minutos un reclamo grabado, acabando el censo con otros cinco minutos de
silencio. El reclamo utilizado ha sido las mobbing calls (llamadas de hostigamiento
colectivo) del carbonero común. Se ha empleado un reproductor de casetes
provisto de 2 amplificadores de 2 W cada uno. Este método proporciona un mayor
rendimiento de observaciones en medios en los que la detectabilidad de las aves
es baja (Hurd, 1996; Cassady et al., 1998; Gunn et al., 2000), como es el caso del
hayedo, en donde el dosel supera en ocasiones los 30 m de altura. En todos los
casos el número de especies observadas en los períodos de emisión del reclamo
ha sido superior al observado en el período inicial de silencio. En ensayos previos
se comprobó que todas las especies propias del hayedo responden a las mobbing
calls del carbonero común aproximándose a la fuente del sonido y emitiendo
llamadas similares. Gunn et al. (2000) estiman que este método atrae a las aves en
un radio de aproximadamente 100 m.
La abundancia y riqueza de paseriformes nidificantes se ha estimado a partir
del número de especies (NSP), el número total de parejas (NPAR) y la diversidad
(índice de Shannon-Weaver) (DIV).
La caracterización de la complejidad estructural de cada parcela se realizó
conforme a los protocolos de trabajo descritos en el capítulo I. La tabla 1 recoge la
descripción de los parámetros utilizados.
Se ha estudiado además el comportamiento del trepador a la hora de
alimentarse, eligiendo esta especie por ser una de las más numerosas y
características del hayedo y por estar ligada su alimentación con las características
y disponibilidad de determinados árboles (Matthyssen 1998). Para ello se
44
realizaron varios transectos lineales en el hayedo de Bértiz en los que, siguiendo el
protocolo propuesto por Carrascal (1983) y Weikel y Hayes (1999), se identificaron
los territorios de diferentes individuos, registrando un máximo de tres
observaciones por animal y nunca más de una por árbol. A los árboles en los que
el animal fué observado comiendo se les tomaron una serie de variables (tabla 2).
Las características que presentaban los árboles usados fueron contrastadas
mediante una regresión logística (Manly et al. 1993) con las que presentaban una
serie de árboles seleccionados aleatoriamente. Estas observaciones se realizaron
entre junio y agosto de 2000.
Del mismo modo, entre septiembre y noviembre de 2000, se observó el
comportamiento del trepador a la hora de almacenar alimento, utilizando la
regresión logística (Manly et al. 1993) para contrastar las características de los
árboles-almacén con las características de árboles seleccionados al azar.
Resultados Mediante las estaciones de censo se han obtenido observaciones de 14 especies
(tabla 3). En primer lugar cabe destacar que las variables utilizadas para definir la
abundancia y la riqueza de la comunidad estudiada tiene un comportamiento
similar en cuanto a su correlación con las variables que caracterizan la complejidad
estructural del hayedo (tabla 4). Estas correlaciones indican que la comunidad de
paseriformes es más rica y diversa en el hayedo que presenta mayor cantidad de
madera muerta (tanto en forma de snags, como en forma de logs) y de árboles
vivos en avanzado estado de decaimiento (tabla 4 y figuras 2-13).
Con objeto de analizar la importancia de estos parámetros se ha intentado
construir modelos mediante regresión lineal multiple (Por etapas jerarquizada,
Norman y Streiner 1996) utilizando como variables dependientes el número de
especies, el número de parejas y la diversidad, y como variables independientes
las variables de caracterización de la complejidad estructural. Se ha transformado
previamente los datos mediante la expresión log(x+1) para garantizar que los datos
se distribuyen conforme a la distribución normal. La combinación de las variables
estudiadas no ha permitido construir un modelo predictivo que mejore la
información inicial. Por ello, con objeto de seguir explorando la relación entre las
variables se ha reducido su número mediante el análisis de componentes
principales (ACP). Los dos primeros factores extraidos explican el 74.3% de la
45
varianza total (F1: 47.5%, F2: 26.8%). La matriz de correlaciones entre los
parámetros estudiados y los dos factores (tabla 5) permiten atribuir a F1 un
gradiente en el que se ordenarían las parcelas con mayor cantidad de madera
muerta en el extremo positivo de dicho factor y las de menor cantidad de madera
muerta en el extremo opuesto. Sobre F2 las parcelas se dispondrían de modo que
quedasen agrupadas en el extremo positivo aquellas que presentasen muchos
árboles y árboles de pequeño diámetro. En función de estos resultados y de la
distribución de las parcelas en el plano definido por F1 y F2 se han realizado cuatro
grupos. En el primero se encontrarían las parcelas con árboles de pequeño
diámetro y poca cantidad de madera muerta (dm), en un segundo grupo las
parcelas con árboles de gran diámetro y poca cantidad de madera muerta (Dm), en
un tercer grupo las parcelas con árboles de pequeño diámetro y gran cantidad de
madera muerta (dM) y en un cuarto grupo las parcelas con grandes díametros y
gran cantidad de madera muerta (DM). El contraste entre la riqueza y diversidad de
aves de estos grupos pone de manifiesto que los hayedos con mayor cantidad de
madera muerta presentan una comunidad más diversa y más rica en especies y
efectivos (tablas 6, 7 y 8). El tamaño de los árboles no determina diferencias para
esos parámetros entre las agrupaciones realizadas.
Posteriormente se ha realizado un segundo análisis de la relación entre las
aves y la complejidad estructural del hayedo a partir de la matriz de frecuencias de
las especies de aves en los grupos obtenidos mediante el ACP. Para ello se ha
utilizado el análisis de correspondencias. En este análisis no han intervenido las
especies que han proporcionado un escaso número de observaciones (chochín,
mito, zorzal charlo, mirlo común, mosquitero papialbo). La distribución de especies
y grupos sobre el plano definido por los dos factores extraidos (figura 14) y su
contribución a la inercia de cada factor (tabla 9) permiten destacar en primer lugar
la indiferencia de cuatro especies (pinzón vulgar, carbonero garrapinos, herrerillo
común y herrerillo capuchino) hacia los grupos de parcelas establecidos y la
asociación de determinadas especies y tipos de hayedo. Por un lado la presencia
del petirrojo estaría asociada con las parcelas que presentan árboles de gran
tamaño. El trepador estaría mejor representado en hayedos con grandes diámetros
y mucha madera muerta y tanto el agateador común como el carbonero palustre
preferirían hayedos con madera muerta y pequeños diámetros. Por último el
46
carbonero común aparece asociado con el hayedo con poca madera muerta y
pequeños diámetros.
En cuanto al uso de estructuras de alimentación por parte del trepador, los
resultados señalan que esta especie selecciona a la hora de alimentarse árboles
de gran tamaño, con abundante cobertura de musgo, muertos o parcialmente
muertos y que no formen parte del borde de un claro (tabla 10). Por otra parte, el
trepador selecciona como almacenes a los árboles de mayor diámetro, con mayor
número de ramas muertas y que estén preferentemente muertos o parcialmente
muertos (Tabla 11).
Discusión Los resultados obtenidos muestran como al aumentar la complejidad estructural del
hayedo (sobre todo de madera muerta, tanto logs como snags) aumenta la
abundancia, la riqueza y la diversidad de la comunidad de paseriformes
nidificantes. Esta relación se manifiesta a pesar de que la presencia o la
abundancia de algunas especies (como el pinzón vulgar o el herrerillo común) no
parecen estar determinadas por los elementos estructurales estudiados.
Numerosos estudios han puesto de manifiesto dicha relación (por ejemplo, Balda
1975, Wetmore et al. 1985, Pojar 1995), estando orientados la mayor parte de
estos trabajos a estudiar la comunidad de paseriformes en distintos estadíos
seriales o en distintas etapas de las diferentes modalidades del aprovechamiento
maderero. En ellos al igual que en el presente trabajo se destaca que si bien existe
una tendencia general a que los estadíos seriales más avanzados cuenten con una
mayor abundancia, riqueza y diversidad de aves, existen diferencias entre las
distintas especies en cuanto a selección de hábitat. Por ello a la hora de utilizar la
abundancia o la diversidad de los paseriformes forestales como un indicador de las
condiciones del bosque es necesario identificar las especies sensibles a las
modificaciones del ecosistema propias de la sucesión vegetal o de la gestión
forestal.
En los hayedos estudiados, cuatro especies (trepador azul, agateador
común, carbonero palustre y petirrojo) aparecen ligadas a las masas
estructuralmente más complejas y cada una de estas especies explota dentro del
hayedo recursos tróficos netamente distintos (Snow y Perrins 1998) por lo que
47
cabe pensar que la abundancia de estas cuatro especies en su conjunto puede ser
un buen indicador de las condiciones naturales del hayedo navarro.
Llama la atención el hecho de que el herrerillo capuchino no forme parte del
grupo de especies relacionadas con la complejidad estructural, ya que varios
autores señalan que esta especie necesita de la presencia de snags en avanzado
estado de pudrición para excavar su nido (Perrins 1979, Cook 1997).
Por otra parte las observaciones obtenidas acerca de la selección de
sustratos de alimentación que realiza el trepador no hacen sino reforzar el vínculo
de esta especie con el hayedo estructuralmente complejo y están en consonancia
con las observaciones recogidas en el trabajo de Matthysen (1998). Este autor
señala además que, si bien el trepador prefiere el bosque maduro caducifolio, sus
poblaciones son más abundantes en los robledales que en los hayedos.
Circunstancia que atribuye a que la menor rugosidad de la corteza del haya le
proporciona menor cantidad y variedad de invertebrados. Esta observación está de
acuerdo con el hecho de que el trepador prefiera el hayedo con más madera
muerta, ya que en él la oferta de recursos espaciales para los invertebrados es
mucho mayor (Dajoz 2001).
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ord.) USDA Forest Service, Gen. Tech. Rep., WO-1, 59-80.
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48
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49
Tabla 1. Descripción de las variables utilizadas en la caracterización de la
complejidad estructural del hayedo.
Variable
(abreviatura) Descripción
IE Indice de estratificación vertical
DA Diámetro medio de los árboles vivos medido a 1.4 m de altura (cm)
AB Área basimétrica de los árboles vivos (m2 / ha)
NA Número de árboles vivos por ha
NA30 Número de árboles vivos (por ha) con dbh > 30 cm
NA60 Número de árboles vivos (por ha) con dbh > 60 cm
NA12 Número de árboles vivos (por ha) con un estado de decaimiento de clase 1 o 2
(la descripción del criterio utilizado para valorar el estado de decaimiento de los
árboles vivos aparece recogida en el capítulo I)
NA34 Número de árboles vivos (por ha) con un estado de decaimiento de clase 3 o 4
DS Diámetro medio de los snags medido a 1.4 m de altura (cm)
NS Número de snags por ha
NS30 Número de snags (por ha) con dbh > 30 cm
NS60 Número de snags (por ha) con dbh > 60 cm
NS12 Número de snags (por ha) con un estado de pudrición de clase 1 o 2
(la descripción del criterio utilizado para valorar el estado de pudrición de los
snags aparece recogida en el capítulo I)
NS34 Número de snags (por ha) con un estado de pudrición de clase 3 o 4
VS Volumen total de los snags (m3 / ha)
VS12 Volumen de los snags con un estado de pudrición de clase 1 o 2 (m3 / ha)
VS34 Volumen de los snags con un estado de pudrición de clase 3 o 4 (m3 / ha)
VL Volumen total de los logs (m3 / ha)
VL30 Volumen de los logs con un diámetro mayor de 30 cm (m3 / ha)
VL12 Volumen de los logs con un estado de pudrición de clase 1 o 2 (m3 / ha)
(la descripción del criterio utilizado para valorar el estado de pudrición de los logs
aparece recogida en el capítulo I)
VL34 Volumen de los logs con un estado de pudrición de clase 3 o 4 (m3 / ha)
50
Tabla 2. Descripción de las variables utilizadas en el estudio de las preferencias
que muestra el trepador a la hora de alimentarse.
Variable
(abreviatura) Descripción Valores
DBH Diámetro a 1.4 m de altura (cm)
H Altura del árbol (m) [1]: 2-10 m, [2]: 10-20 m, [3]: >20
DOM Dominancia [1]: alcanza el dosel, [2]: no alcanza el dosel
NRM Número de ramas muertas de diam
> 5 cm
CON Número de contactos con las
coronas de otros árboles
ED Estado de decaimiento La descripción del criterio utilizado para
valorar el estado de decaimiento de los
árboles aparece recogida en el capítulo I
EP Estado de pudrición La descripción del criterio utilizado para
valorar el estado de pudrición de los snags
aparece recogida en el capítulo I
CM Cobertura de musgo [1]: 0-33%, [2]: 34-66%, [3]: 67-100%
CC Cobertura de corteza [1]: 0-33%, [2]: 34-66%, [3]: 67-100%
51
Tabla 3. Especies observadas y su frecuencia en los hayedos estudiados (número
de parcelas en que aparecen).
Bértiz n = 34
Belate-1 n = 14
Belate-2 n = 6
Aralar n = 6
Chochín Troglodytes troglodytes 6 2 1 0
Petirrojo Erithacus rubecula 25 6 3 4
Mirlo común Turdus merula 8 0 0 0
Zorzal charlo Turdus viscivorus 1 0 1 0
Mosquitero papialbo Phylloscopus bonelli 0 0 1 0
Mito Aegithalos caudatus 1 0 0 0
Carbonero palustre Parus palustris 17 2 1 0
Herrerillo capuchino Parus cristatus 23 11 5 3
Carbonero garrapinos Parus ater 23 10 10 0
Herrerillo Común Parus caeruleus 14 8 4 0
Carbonero común Parus major 11 10 3 4
Trepador azul Sitta europaea 28 5 4 4
Agateador común Certhia brachydactyla 10 5 0 0
Pinzón vulgar Fringilla coelebs 33 14 6 6
52
Tabla 4. Coeficientes de correlación (r de Pearson) entre el número de especies, el
número de parejas, la diversidad y cada una de las variables estudiadas. Nivel de
significación, (**): p < 0.01, (*): p < 0.05.
Número de
especies
Número de
parejas
Diversidad n
IE 0.08 0.09 0.01 60
DA -0.15 -0.13 -0.16 60
AB -0.21 -0.12 -0.20 60
NA -0.01 0.02 0.01 60
NA30 -0.14 -0.06 -0.18 60
NA60 0.10 0.09 0.11 60
NA12 -0.06 -0.04 -0.05 60
NA34 0.27* 0.28* 0.26* 60
DS 0.13 0.14 0.14 60
NS 0.30* 0.29* 0.29* 60
NS30 0.31* 0.32* 0.30* 60
NS60 0.19 0.22 0.18 60
NS12 0.24 0.24 0.24 60
NS34 0.27* 0.27* 0.26* 60
VS 0.31* 0.32* 0.30* 60
VS12 0.25 0.27* 0.24 60
VS34 0.21 0.23 0.20 60
VL 0.38** 0.39** 0.36** 60
VL30 0.25 0.28* 0.22 60
VL12 0.33 0.34** 0.31* 60
VL34 0.47** 0.48** 0.42** 60 IE: Índice de estratificación vertical; DA: Diámetro medio de los árboles vivos medido a 1.4 m de altura (cm); AB: Área basimétrica de los árboles vivos (m2 / ha); NA: Número de árboles vivos por ha; NA30: Número de árboles vivos (por ha) con dbh > 30 cm; NA60: Número de árboles vivos (por ha) con dbh > 60 cm; NA12: Número de árboles vivos (por ha) con un estado de decaimiento de clase 1 o 2; NA34:Número de árboles vivos (por ha) con un estado de decaimiento de clase 3 o 4; NS: Número de snags por ha; NS30: Número de snags (por ha) con dbh > 30 cm; NS60: Número de snags (por ha) con dbh > 60 cm; NS12: Número de snags (por ha) con un estado de pudrición de clase 1 o 2; NS34: Número de snags (por ha) con un estado de pudrición de clase 3 o 4; VS: Volumen total de los snags (m3 / ha); VS12: Volumen de los snags con un estado de pudrición de clase 1 o 2 (m3 / ha); VS34: Volumen de los snags con un estado de pudrición de clase 3 o 4 (m3 / ha); VL: Volumen total de los logs (m3 / ha); VL30: Volumen de los logs con un diámetro mayor de 30 cm (m3 / ha); VL12: Volumen de los logs con un estado de pudrición de clase 1 o 2 (m3 / ha); VL34: Volumen de los logs con un estado de pudrición de clase 3 o 4 (m3 / ha).
53
Tabla 5. Correlaciones entre los parámetros estudiados y los factores obtenidos en
el análisis de componentes principales.
F1 F2 F1 F2 F1 F2
IE NA34 0.777 VS 0.851
DA -0.880 DS VS12 0.882
AB NS 0.820 VS34
NA 0.973 NS30 0.770 VL 0.933
NA30 NS60 VL30 0.737
NA60 -0.532 NS12 0.825 VL12 0.906
NA12 0.970 NS34 0.561 VL34 0.780
IE: Índice de estratificación vertical; DA: Diámetro medio de los árboles vivos medido a 1.4 m de altura (cm); AB: Área basimétrica de los árboles vivos (m2 / ha); NA: Número de árboles vivos por ha; NA30: Número de árboles vivos (por ha) con dbh > 30 cm; NA60: Número de árboles vivos (por ha) con dbh > 60 cm; NA12: Número de árboles vivos (por ha) con un estado de decaimiento de clase 1 o 2; NA34:Número de árboles vivos (por ha) con un estado de decaimiento de clase 3 o 4; NS: Número de snags por ha; NS30: Número de snags (por ha) con dbh > 30 cm; NS60: Número de snags (por ha) con dbh > 60 cm; NS12: Número de snags (por ha) con un estado de pudrición de clase 1 o 2; NS34: Número de snags (por ha) con un estado de pudrición de clase 3 o 4; VS: Volumen total de los snags (m3 / ha); VS12: Volumen de los snags con un estado de pudrición de clase 1 o 2 (m3 / ha); VS34: Volumen de los snags con un estado de pudrición de clase 3 o 4 (m3 / ha); VL: Volumen total de los logs (m3 / ha); VL30: Volumen de los logs con un diámetro mayor de 30 cm (m3 / ha); VL12: Volumen de los logs con un estado de pudrición de clase 1 o 2 (m3 / ha); VL34: Volumen de los logs con un estado de pudrición de clase 3 o 4 (m3 / ha).
54
Tabla 6. Estadísticos descriptivos de las variables que definen la riqueza y
diversidad de la comunidad de paseriformes en función de la complejidad
estructural del hayedo.
[dm]: hayedo con árboles de pequeño diámetro y poca cantidad de madera muerta;
[Dm]: hayedo con árboles de gran diámetro y poca cantidad de madera muerta;
[dM]: hayedo con árboles de pequeño diámetro y gran cantidad de madera muerta;
[DM]: hayedo con árboles de gran diámetro y gran cantidad de madera muerta .
Parcela N Media ET
Número de especies dm 18 5.00 0.46
Dm 17 4.71 0.49
dM 11 6.64 0.59
DM 14 6.07 0.38
Número de parejas dm 18 5.50 0.51
Dm 17 5.06 0.57
dM 11 7.09 0.69
DM 14 6.93 0.54
Diversidad dm 18 2.17 0.14
Dm 17 2.04 0.19
dM 11 2.64 0.14
DM 14 2.30 0.08
55
Tabla 7. Comparación de los valores medios (ANOVA) de NSP, NPAR Y DIV en
función de la complejidad estructural del hayedo. (Abreviaturas como en la tabla 6).
F Sig.
NSP 3.215 0.030
NPAR 3.033 0.037
DIV 3.053 0.036
NSP: número de especies; NPAR: número de parejas; DIV: diversidad (Shannon).
Tabla 8. Comparaciones individuales entre pares de muestras de cada variable
analizada (método de la diferencia mínima sinificativa LSD). El nivel de
significación aparece reflejado en la tabla cuando existen diferencias significativas.
(Abreviaturas como en la tabla 6).
DM-dM DM-Dm DM-dm dM-Dm dM-dm Dm-dm de menor a mayor
NSP n.s. 0.048 n.s. 0.010 0.026 n.s. Dm dm DM dM
NPAR n.s. 0.023 n.s. 0.021 n.s. n.s. Dm dm DM dM
DIV n.s. 0.032 n.s. 0.014 0.049 n.s. Dm dm DM dM
NSP: número de especies; NPAR: número de parejas; DIV: diversidad (Shannon).
56
Tabla 9. Contribución de las especies de aves y de los grupos de parcelas a la
inercia de cada factor del análisis de correspondencias. (Abreviaturas como en la
tabla 6).
F1 F2 F1 F2
Herrerillo capuchino 0.066 0.006 Dm 0.020 0.142
Herrerillo común 0.001 0.006 dm 0.618 0.029
Carbonero común 0.554 0.001 DM 0.356 0.062
Carbonero palustre 0.130 0.371 dM 0.006 0.768
Carbonero garrapinos 0.001 0.001
Trepador 0.112 0.001
Agateador común 0.002 0.256
Pinzón vulgar 0.001 0.064
Petirrojo 0.136 0.293
Tabla 10. Resultados del análisis de regresión logística realizado para examinar el
uso selectivo de estructuras verticales sobre las que se alimenta el trepador.
Tamaño de muestra
(presencia / aleatorios)
Variable seleccionada ß ± S.E. P
127 / 180 CON 1.21 ± 0.36 <0.001
CM 0.41 ± 0.19 0.036
DBH 0.57 ± 0.18 <0.001
ED 1.22 ± 0.23 <0.001
CON: Número de contactos con las coronas de otros árboles; CM: Cobertura de musgo; DBH: Diámetro a 1.4 m de altura
(cm); ED: Estado de decaimiento.
57
Tabla 11. Resultados del análisis de regresión logística realizado para examinar el
uso selectivo de estructuras verticales sobre las que el trepador almacena
alimento.
Tamaño de muestra
(presencia / aleatorios)
Variable seleccionada ß ± S.E. P
20/180 DBH 1.01 ± 0.44 0.021
NRM 1.51 ± 0.50 0.003
ED 1.08 ± 0.53 0.041
DBH: Diámetro a 1.4 m de altura (cm); NRM: Número de ramas muertas de diam > 5 cm; ED: Estado de decaimiento.
58
BÉRTIZ
BELATE-1BELATE-2
ARALAR
0 50 km
Figura 1. Situación de los hayedos estudiados. El área sombreada representa la
distribución del haya en Navarra.
59
15
20
25
30
35
40
45
50
55
60
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5
Índice de diversidad
dbh
med
io (c
m)
r = -0,16 P = 0.225
Figura 2. Relación entre el diámetro medio de los árboles vivos y la diversidad
(índice de Shannon-Weaver) de la comunidad de paseriformes nidificantes. Círculos
negros: Bértiz; círculos blancos: Belate-1; triángulos: Belate-2; cuadrados: Aralar.
18
28
38
48
58
68
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5
Índice de diversidad
área
bas
imét
rica
(m2
/ ha)
r = -0.20 P = 0.131
Figura 3. Relación entre el área basimétrica de los árboles vivos y la diversidad
(índice de Shannon-Weaver) de la comunidad de paseriformes nidificantes. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate-1; triángulos: Belate-2; cuadrados: Aralar.
60
0
200
400
600
800
1000
1200
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5
Índice de diversidad
nº á
rbol
es /
har = 0.01 P = 0.948
Figura 4. Relación entre la densidad de los árboles vivos y la diversidad (índice de
Shannon-Weaver) de la comunidad de paseriformes nidificantes. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate-1; triángulos: Belate-2; cuadrados: Aralar.
0
100
200
300
400
500
600
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5
Índice de diversidad
nº á
rbol
es (d
bh >
30
cm) /
ha r = -0.18 P = 0.173
Figura 5. Relación entre la densidad de los árboles vivos cuyo diámetro es superior
a 30 cm y la diversidad (índice de Shannon-Weaver) de la comunidad de
paseriformes nidificantes. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate-1; triángulos: Belate-2; cuadrados: Aralar.
61
5
15
25
35
45
55
65
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5
Índice de diversidad
dbh
med
io (c
m)
r = 0.14 P = 0.362
Figura 6. Relación entre el diámetro medio de los snags y la diversidad (índice de
Shannon-Weaver) de la comunidad de paseriformes nidificantes. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate-1; triángulos: Belate-2; cuadrados: Aralar.
0
10
20
30
40
50
60
70
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5
Índice de diversidad
volu
men
sna
gs (m
3 / h
a)
r = 0.30 P = 0.022
Figura 7. Relación entre el volumen de los snags y la diversidad (índice de
Shannon-Weaver) de la comunidad de paseriformes nidificantes. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate-1; triángulos: Belate-2; cuadrados: Aralar.
62
0
20
40
60
80
100
120
140
160
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5
Índice de diversidad
nº s
nags
/ ha
r = 0.29 P = 0.024
Figura 8. Relación entre la densidad de los snags y la diversidad (índice de
Shannon-Weaver) de la comunidad de paseriformes nidificantes. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate-1; triángulos: Belate-2; cuadrados: Aralar.
0
5
10
15
20
25
30
35
40
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5
Índice de diversidad
nº s
nags
(dbh
> 3
0 cm
) / h
a
r = 0.30 P = 0.019
Figura 9. Relación entre la densidad de los snags cuyo diámetro es superior a 30
cm y la diversidad (índice de Shannon-Weaver) de la comunidad de paseriformes
nidificantes. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate-1; triángulos: Belate-2; cuadrados: Aralar.
63
0
50
100
150
200
250
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5
Índice de diversidad
volu
men
logs
(m3
/ ha)
r = 0.36 P = 0.005
Figura 10. Relación entre el volumen de los logs y la diversidad (índice de
Shannon-Weaver) de la comunidad de paseriformes nidificantes. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate-1; triángulos: Belate-2; cuadrados: Aralar.
0
20
40
60
80
100
120
140
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5
Índice de diversidad
vol l
ogs
(diá
met
ro >
30
cm) (
m3
/ ha) r = 0.22 P = 0.093
Figura 11. Relación entre el volumen de los logs cuyo diámetro es superior a 30 cm
y la diversidad (índice de Shannon-Weaver) de la comunidad de paseriformes
nidificantes. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate-1; triángulos: Belate-2; cuadrados: Aralar.
64
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5
Índice de diversidad
vol l
ogs
(pud
rició
n 1-
2) (m
3 / h
a) r = 0.31 P = 0.015
Figura 12. Relación entre el volumen de los logs cuyo estado de pudrición se
corresponde a las clases 1 o 2 y la diversidad (índice de Shannon-Weaver) de la
comunidad de paseriformes nidificantes. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate-1; triángulos: Belate-2; cuadrados: Aralar.
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5
Índice de diversidad
vol l
ogs
(pud
rició
n 3-
4) (m
3 / h
a) r = 0.42 P = 0.001
Figura 13. Relación entre el volumen de los logs cuyo estado de pudrición se
corresponde a las clases 3 o 4 y la diversidad (índice de Shannon-Weaver) de la
comunidad de paseriformes nidificantes. Círculos negros: Bértiz; círculos blancos: Belate-1; triángulos: Belate-2; cuadrados: Aralar.
65
DM dm
dM
Dm
HECA
CAPA
PE
TRAZ
PIVU
CAGA
HECOCACO
AGCO
Figura 14. Distribución de aves y tipos de hayedo sobre el plano definido por los
dos primeros factores extraidos en el análisis de correspondencias.
[HECO]: Herrerillo común; [HECA]: Herrerillo capuchino; [CACO]: Carbonero
común; [CAGA]: Carbonero garrapinos; [CAPA]: Carbonero palustre; [TRAZ]:
Trepador azul; [AGCO]: Agateador común; [PE]: Petirrojo; [PIVU]: Pinzón vulgar.
[dm]: hayedo con árboles de pequeño diámetro y poca cantidad de madera muerta;
[Dm]: hayedo con árboles de gran diámetro y poca cantidad de madera muerta;
[dM]: hayedo con árboles de pequeño diámetro y gran cantidad de madera muerta;
[DM]: hayedo con árboles de gran diámetro y gran cantidad de madera muerta .
66
Los micromamíferos y la complejidad estructural del hayedo Los micromamíferos contribuyen a la biodiversidad de los bosques templados,
tanto a la diversidad de especies y formas de vida como a la diversidad funcional
del ecosistema forestal. Dentro de este grupo podemos encontrar especies
consumidoras de plantas (incluyendo semillas y frutos), de líquenes y hongos,
consumidoras de invertebrados, y todas ellas sirven como alimento a una amplia
variedad de aves, reptiles y mamíferos. Además se ha comprobado que en algunos
bosques su presencia es necesaria para que se produzca la dispersión de las
micorrizas (Carey y Johnson 1995). Por ello, su abundancia y diversidad puede
servir como un buen indicador de los cambios que suceden en la estructura del
bosque (Sullivan y Sullivan 2001).
Varios trabajos se han ocupado de estudiar las modificaciones que sufren
los patrones de abundancia de las distintas especies como producto de las
distintas técnicas empleadas en el aprovechamiento maderero (Bayne y Hobson,
1998; Waters y Zabel 1998; Sullivan et al 1999). En lineas generales los resultados
de estos trabajos coinciden al señalar que la diversidad y la abundancia se ven
afectadas y no existe un patrón de respuesta común para todas las especies.
En el presente trabajo se estudia la relación entre la abundancia y la riqueza
de la comunidad de micromamíferos y la complejidad estructural del hayedo. Para
ello, a partir de la información disponible, se plantearon las siguientes hipótesis:
- La abundancia y la riqueza de la comunidad de micromamíferos están
positivamente correlacionadas con la complejidad estructural del hayedo.
- Algunas especies utilizan de forma preferente determinados elementos
estructurales del hayedo en función de las características de éstos.
Material y métodos El estudio se desarrolló en el hayedo de Bértiz (figura 1). En primer lugar y con
objeto de contrastar la composición de la comunidad de micromamíferos y la
complejidad estructural del bosque se seleccionaron 6 parcelas. Tres de ellas con
valores altos de complejidad y tres con valores bajos. Para realizar esta selección
se han tomado como referencia los valores obtenidos en la caracterización de la
complejidad estructural del hayedo (capítulo I).
67
La caracterización de la complejidad estructural se realizó conforme a los
protocolos de trabajo descritos en el capítulo I, muestreando en cada parcela dos
áreas circulares de 25 m de radio (figura 2). La tabla 1 recoge la descripción de los
parámetros utilizados y la tabla 2 los valores obtenidos.
Sobre las parcelas seleccionadas, en el mes de julio de los años 2000 y
2001, se dispuso una malla de trampeo compuesta por 48 trampas (tipo Sherman).
El retículo cubría una superficie de 1.92 ha (6 x 8 trampas, con una separación
entre trampas de 20 metros, figura 2). Las trampas se mantuvieron activas durante
7 noches consecutivas y se revisaron al menos dos veces en cada período de 24
horas. Tras ser identificados, todos los animales fueron liberados en el lugar de su
captura.
Dado que la dinámica poblacional y la distribución de algunas especies está
condicionada por las fluctuaciones de la abundancia de hayuco (Castién y
Gosálbez 1994), se tomaron medidas de la abundancia de frutos enteros,
presentes en el suelo en la primera quincena del més de diciembre de los años
1999 y 2000. Para ello se utilizó un cuadrado de alambre de 0.5 m de lado con el
que se tomaron 10 muestras por parcela.
En segundo lugar y con objeto de comprobar si los micromamíferos utilizan
los árboles y si lo hacen de forma selectiva en función de la época del año y de sus
características, se seleccionó una parcela de 2.8 ha que presentaba a simple vista
una alta complejidad estructural. En cada árbol con un dbh superior o igual a 10 cm
se colocó un tubo de PVC de 10 cm de longitud y 3 cm de anchura, a una altura
entre 3 y 4 m sobre el tronco. Cada tubo disponía de una tira de cinta adhesiva de
doble cara en la que quedaban adheridos mechones de pelo de los
micromamíferos que los visitaban. Se identificó la especie a la que pertenecían lo
pelos, siguiendo el protocolo descrito por Teerink (1991), excepto para Apodemus
flavicollis y A. sylvaticus, especies que no pueden ser diferenciadas mediante esta
técnica. Los tubos permanecieron en los árboles durante 10 días consecutivos en
tres momentos del año: julio de 1999 (árboles con hojas, flores y frutos verdes),
noviembre de 1999 (árboles sin hojas y frutos en el suelo) y abril de 2000 (árboles
sin hojas y no hay ya fruto en el suelo). Para contrastar la presencia de los
micromamíferos con las características de los árboles se recogieron éstas
mediante las variables que aparecen en la tabla 3.
68
En los contrastes de distribuciones de frecuencias se ha utilizado el test de
la X2 (Sokal & Rolf 1969) y con objeto de determinar cuáles son las características
que hacen que los micromamíferos utilicen los árboles de forma selectiva se ha
realizado una regresión logística (Manly et al. 1993).
Posteriormente, para comprobar si los micromamíferos utilizan los logs, se
seleccionó una parcela de 1.7 ha que presentaba a simple vista una amplia
complejidad estructural. En cada log se colocaron, durante 10 días consecutivos en
febrero de 2000, dos tubos de PVC semejantes a los anteriormente descritos. Uno
situado en la parte superior y otro en la parte inferior. En los logs que no
descansaban en toda su longitud en el suelo, por estar apoyados en otra
estructura, únicamente se colocó un tubo en la parte superior. Para contrastar la
presencia de los micromamíferos con las carácteristicas de los logs se recogieron
éstas mediante las variables que aparecen en la tabla 4.
En los contrastes de distribuciones de frecuencias se ha utilizado el test de
la X2 (Sokal & Rolf 1969) y con objeto de determinar cuáles son las características
que hacen que los micromamíferos utilicen los logs de forma selectiva se ha
realizado una regresión logística (Manly et al. 1993).
Posteriormente, para comprobar si los logs son utilizados por los
micromamíferos como corredores en sus desplazamientos se seleccionó una
parcela de 2.2 ha con alta complejidad estructural en la que se dispuso una malla
de trampeo utilizando trampas tipo Sherman. Las trampas fueron colocadas en el
suelo y en los árboles (a 3 m de altura) entre los meses de julio y septiembre de
2000. El trampeo se realizó en noches sin luna y con tiempo estable y sin lluvia. Se
revisaron todas las trampas entre dos y tres horas después de anochecer. Los
animales capturados fueron identificados y sexados. A continuación se impregnó
su pelaje con pigmento fluorescente, cuidando que éste no manchase la cabeza, y
fueron liberados en el mismo lugar de su captura. Durante la noche siguiente, con
ayuda de luz ultravioleta, se buscó el pigmento que había ido dejando el animal al
desplazarse sobre el terreno, pudiendo de este modo observar el recorrido
realizado y las estructuras utilizadas en él. Las observaciones referidas a las
características del recorrido seguido por cada animal fueron recogidas siguiendo el
protocolo descrito por McMillan y Kaufman (1995). Se ha realizado un contraste
mediante un test de la X2 (Sokal &Rolf 1969) entre las estructuras usadas en sus
desplazamientos y las estructuras disponibles a 20, 100 y 200 cm de distancia.
69
Posteriormente, con objeto de comprobar si los micromamíferos seleccionan
determinadas estructuras como refugio diurno en función de sus características se
seleccionó una parcela de 2.7 ha con alta complejidad estructural sobre la que se
dispuso una malla de trampeo utilizando trampas tipo Sherman. Las trampas
fueron colocadas en el suelo y en los árboles (a 3 m de altura) entre los meses de
julio y septiembre de 2000. Los animales capturados fueron identificados, sexados
y pesados. A continuación, siempre que su peso excediera los 22 g, se les colocó
un radioemisor y se les mantuvo en un terrario en observación durante tres horas.
Tras comprobar que los transmisores estaban bien colocados y no afectaban a su
comportamiento fueron liberados en el mismo lugar de captura. Posteriormente se
procedió a tomar al menos una localización de cada individuo cada 24 h siempre
entre 2 y 4 h antes de la puesta de sol y tras cerciorarse que los animales estaban
inactivos. Cada localización fué registrada y se asoció con alguna de las tres
situaciones siguientes: refugio en árbol (dentro del árbol o junto a las raices),
refugio en log (dentro o debajo), refugio excavado en el suelo sin relación con
árboles o logs. Cada animal fué seguido hasta obtener un máximo de 5
localizaciones distintas o por un período máximo de 20 días tras lo cual fue
recapturado y liberado del radioemisor. Para estudiar la selección de estructuras-
refugio se tomaron al azar 60 árboles y 60 logs, y de éstos y de los árboles
utilizados como refugio se registraron sus características mediante una serie de
variables que aparecen descritas en las tablas 3 y 4.
Las observaciones recogidas se analizaron mediante un contraste de
distribución de frecuencias (test de la X2, Sokal & Rolf 1969) para determinar si
existe preferencia por alguno de los tres tipos de refugios observados. Así mismo, y
con objeto de determinar si los micromamíferos seleccionan los árboles o los logs
como refugios en función de sus características se ha realizado una regresión
logística (Manly et al. 1993) comparando las características de dichas estructuras
con las de otras estructuras elegidas aleatoriamente. Y, por último, con objeto de
determinar si los micromamíferos seleccionan los nidos en el suelo en función de
su proximidad a árboles o a logs se ha utilizado el test de la t de Student (Sokal &
Rolf 1969).
Por último, con objeto de comprobar si los micromamíferos almacenan
alimento y si seleccionan para ello determinadas estructuras en función de sus
características se seleccionó una parcela de 1.2 ha en junio de 2000, momento en
70
el que coincidían un máximo poblacional de A. flavicollis y una baja disponibilidad
de alimento. Sobre dicha parcela se repartieron de forma homogenea 80 kg de
maíz. Durante varias noches consecutivas se observó con la ayuda de luz roja la
recogida y almacenamiento del maíz. Cada estructura en la que se observó
actividad de almacenamiento se consideró como una despensa, se identificó el tipo
de estructura y se midieron una serie de características (tabla 3).
Resultados Los resultados del contraste entre la complejidad estructural y la composición de la
comunidad de micromamíferos muestran la mayor riqueza del hayedo complejo. En
éste se capturaron en el primer trampeo tres especies (2 roedores y 1 insectívoro),
mientras que en el hayedo pobre en estructuras solo aparecen dos especies (dos
roedores) (figura 5). En cuanto a la abundancia, el conjunto de capturas en el
hayedo complejo es 20 veces superior al obtenido en el hayedo poco complejo
(figura 5). El trampeo realizado un año después en las mismas parcelas
proporcionó un número muy bajo de capturas (tan solo dos individuos), sin duda
propiciado por la escasísima producción de hayuco en el otoño previo a este
trampeo (menos de 0.01 hayucos enteros / m2). En el otoño previo al primer
trampeo la producción de hayuco fue extraordinaria (184 hayucos enteros / m2).
En segundo lugar, el estudio de la selección de los árboles muestra en
primer lugar que Apodemus utiliza los árboles en las tres épocas muestreadas
(figura 6). Dicha actividad arborícola varía significativamente a lo largo del año
(X2=113.37, p<0.001), teniendo sus valores máximo y mínimo en julio y noviembre
respectivamente. Las observaciones de Glis glis le muestran también como una
especie arborícola (la ausencia de observaciones en noviembre y abril se debe a
que en esas fechas los lirones se encuentran hibernando). El resto de especies
detectadas (Clethrinomys glareolus, Microtus agrestis y Sorex coronatus) trepan a
los árboles ocasionalmente.
Por otra parte, tanto Apodemus como G. glis no seleccionan los árboles en
función de su estado (vivo o muerto) en ninguno de los momentos del año (figura 7)
(Apodemus: julio, X2= 0.29, p>0.005; noviembre, X2= 0.53, p>0.05; abril, X2= 1.73,
p>0.05. G. glis: julio, X2= 0.81, p>0.05).
En cuanto a las características de los árboles, Apodemus selecciona los de
mayor diámetro, mientras que G. glis los selecciona tanto por su mayor diámetro
71
como por el hecho de que su entorno destaque por disponer de vegetación a
distintas alturas (tabla 5).
En cuanto al uso y la selección de los logs, los resultados obtenidos
evidencian que, del mismo modo que en los árboles, Apodemus es el más
frecuente (representa el 85% del total de observaciones), visitando en mayor
medida la parte superior de los logs (X2=6.51, p<0.05) (figura 8). Del resto destaca
C. glareolus con un 13% de las observaciones, no mostrando preferencia por la
disposición de los tubos (X2=2.43, p>0.05). G. glis y Sorex minutus visitan los logs
de forma ocasional.
Las características de los logs determinan que Apodemus se mueva
preferentemente junto o debajo de los troncos menos podridos y trepe por los
troncos elevados que disponen de buena cobertura de musgo (tabla 6).
El seguimiento de los recorridos mediante pigmentos fluorescentes permitió
obtener observaciones de 9 A. flavicollis (6 hembras y 3 machos, todos ellos
adultos) y 3 C. glareolus ( 2 hembras y 1 macho). La distancia media recorrida ha
sido de 63.4 m (con un rango de variación entre 26 y 104 m). Los resultados
muestran que Apodemus utiliza preferentemente en sus desplazamientos los logs
(X2=896.27, p<0.001), seleccionando positivamente las dos categorías estudiadas:
logs propiamente dichos (de diámetro superior a 10 cm) y ramas de entre 5 y 10
cm de diámetro (figura 9).
El estudio mediante radioseguimiento de la selección de estructuras-refugio
proporcionó observaciones de 17 A. flavicollis (10 machos y 7 hembras) y 3 C.
glareolus (2 machos y 1 hembra), obteniéndose un total de 59 refugios diurnos de
A. flavicollis (31 en árboles, 11 en logs y 17 en el suelo) y 11 de C. glareolus (2 en
árboles, 6 en logs y 3 en el suelo). A. flavicollis selecciona positivamente los
árboles como lugares donde establecer sus refugios diurnos (X2=12.1, p<0.005). C.
glareolus parece por el contrario preferir los logs. A. flavicollis selecciona los
árboles en función de su estado de pudrición y del tipo de árbol (selecciona
preferentemente árboles trasmochos muertos o parcialmente muertos) y selecciona
los logs en función de su diámetro y su estado de pudrición (selecciona
preferentemente la madera muerta de mayores dimensiones y en un avanzado
estado de pudrición) (tabla 7).
Los refugios asociados a los árboles estaban en el 53% de los casos en el
interior de dichas estructuras (entre 25 cm y 12 m de altura) mientras que los
72
asociados a logs estaban en el 64% de los casos situados debajo. Por otra parte,
los nidos de A. flavicollis en el suelo no están asociados a estructuras que les
puedan ofrecer protección (t=3.49, p<0.001)
En cuanto al almacenamiento del maiz se pudo observar como 7 grupos de
A. flavicollis recogían maiz y lo almacenaban en 6 snags y 1 log (cada grupo lo
componían entre 3 y 6 individuos). La recolección del maiz comenzaba poco
después de anochecer y se prolongaba durante varias horas, realizando cada
grupo de ratones cientos de desplazamientos en cada uno de los cuales cada
individuo aportaba a la despensa entre 1 y 3 granos de maiz. No se observó en
ninguna ocasión el almacenamiento de maiz en árboles vivos o en madrigueras
próximas a éstos, a pesar de ser los árboles vivos el elemento estructural
predominante y contar la parcela con una buena distribución de diámetros (rango
dbh: 10 - 81 cm).
Discusión En el hayedo acidófilo la riqueza de la comunidad de micromamíferos y los
patrones de abundancia de las especies que la forman parecen estar
condicionadas, en primer lugar, por las oscilaciones que presenta, de unos años a
otros, la fructificación del haya, y en segundo término por la complejidad
estructural.
Dentro de períodos de diez años se suelen dar, por lo regular, un año de
cosecha de hayuco máxima y cada tres-cinco años se puede obtener uno con una
cosecha media (Oswald 1981). Este patrón de variación determina la abundancia y
la distribución en el hayedo de las poblaciones de A. flavicollis, C. glareolus y G.
glis (Castién 1994), especies que en conjunto constituyen el grueso (en cuanto a
número de efectivos y biomasa) de la comunidad de micromamíferos.
En cuanto a la complejidad estructural, los resultados obtenidos sugieren
que una mayor oferta de estructuras se corresponde con una comunidad de
micromamíferos más rica. Por otra parte, en el estudio de la selección de
estructuras se observa como las especies más abundantes (Apodemus, Glis,
Clethrionomys) utilizan preferentemente los elementos propios del hayedo
complejo (snags, logs, grandes árboles), ya sea como refugios, como almacenes
de alimento o como vías para desplazarse. El comportamiento observado coincide
con la información que ofrecen distintos trabajos en los que se señala a la madera
73
muerta como un importante componente del hábitat de distintas especies de los
géneros Sorex (Lee, 1995), Peromyscus (McCay, 2000; Greenberg 2002) y
Clethrionomys (Tallmon y Mills 1994; Bowman et al. 2000). En nuestro caso el
hayedo estructuralmente complejo ofrece los recursos espaciales necesarios
(refugio y vías de dispersión-colonización) para que los roedores puedan
aprovechar los años de cosecha abundante de hayuco y sustratos de alimentación
(logs) para los insectívoros.
Algunos de los trabajos que han estudiado el efecto de la reducción de la
complejidad estructural producto de los diferentes tratamientos selvícolas sobre la
comunidad de micromamíferos (Probst y Rakstad, 1987; Waters y Zabel, 1998;
Sullivan et al., 1999) muestran que no existe un patrón de respuesta común para
todas las especies: algunas se muestran indiferentes a los cambios, sin que sus
parámetros poblacionales se vean afectados, en otros casos su abundancia es
significativamente menor en masas jóvenes regulares e incluso existen especies
que se ven favorecidas. Sin embargo en el hayedo acidófilo la respuesta observada
es única: la disminución de la complejidad estructural conlleva la reducción de la
diversidad de la comunidad de micromamíferos y ésta es producto de la reducción
de los efectivos de todas las especies. Hay que tener en cuenta que la baja
diversidad florística del hayedo proporciona unos recursos tróficos y espaciales
muy limitados, que resultan críticos para la comunidad de micromamíferos. En el
mejor de los casos en el hayedo difícilmente se van a poder mantener, en grandes
áreas de forma continuada, poblaciones estables de 2 o 3 especies de
micromamíferos, conduciendo cualquier alteración notable de la complejidad
estructural al enrarecimiento o a la desaparición de la comunidad característica de
este tipo de bosque.
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and agriculture on the abundance of small mammals in the southern boreal
mixedwood forest. Can. J. Zool., 76:62-69.
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mammals with coarse woody debris at log and stand scales. Forest Ecol. Manage.,
129:119-124.
74
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and old-growth forests. Ecol. Apl., 5:336-352.
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Rodentia) de un hayedo acidófilo. Tesis Doctoral, Universidad de Barcelona.
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Fagus sylvatica forest in the Western Pyrenees. Folia Zool., 43:219-224.
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Lee, S.D., 1995. Comparison of population characteristics of three species of
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75
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Northeastern California. J. Mammal., 79:1244-1253.
76
Tabla 1. Descripción de las variables utilizadas en la caracterización de la
complejidad estructural del hayedo.
Variable
(abreviatura) Descripción
DA Diámetro medio de los árboles vivos medido a 1.4 m de altura (cm)
AB Área basimétrica de los árboles vivos (m2 / ha)
NA60 Número de árboles vivos (por ha) con dbh > 60 cm
NA34 Número de árboles vivos (por ha) con un estado de decaimiento de clase 3 o 4
(la descripción del criterio utilizado para valorar el estado de decaimiento de los
árboles vivos aparece recogida en el capítulo I)
NS Número de snags por ha
NS30 Número de snags (por ha) con dbh > 30 cm
VS Volumen total de los snags (m3 / ha)
VL Volumen total de los logs (m3 / ha)
VL30 Volumen de los logs con un diámetro mayor de 30 cm (m3 / ha)
Tabla 2. Complejidad estructural de las parcelas estudiadas.
Variable P1 P2 P3 P4 P5 P6
DA 49.5 53.2 37.5 39.4 29.4 44.1
AB 50.6 60.2 45.6 36.0 47.7 32.2
NA60 81 74 30 0 0 0
NA34 48 46 10 0 3 0
NS 64 18 43 0 36 5
NS30 33 20 15 0 0 0
VS 166.7 34.5 95.0 0 2.0 0.3
VL 295.4 179.1 114.3 16.7 6.7 0.6
VL30 197.4 83.4 30.2 0 0 0
77
Tabla 3. Descripción de las variables utilizadas en la caracterización de los árboles.
Variable (abreviatura)
Descripción Valores
DBH Diámetro a 1.4 m de altura (cm)
H Altura del árbol (m) [1]: 2-10 m, [2]: 10-20 m, [3]: >20 m
ED Estado de decaimiento La descripción del criterio utilizado para
valorar el estado de decaimiento de los
árboles aparece recogida en el capítulo I
EP Estado de pudrición La descripción del criterio utilizado para
valorar el estado de pudrición de los snags
aparece recogida en el capítulo I
CM Cobertura de musgo [1]: 0-33%, [2]: 34-66%, [3]: 67-100%
IEV Índice de estratificación vertical (ver figura 3)
CV Cobertura de vegetación inferior a 50
cm de altura en el entorno del árbol
(en una parcela circular centrada en
el árbol y de 5 m de radio)
[1]: 0-25%, [2]: 26-50%, [3]: 51-75%, [4]: 76-
100
NL Número de logs (diámetro > 10 cm y
longitud > 1 m) presentes en una
parcela circular centrada en el árbol
y de 5 m de radio.
Tabla 4. Descripción de las variables utilizadas en la caracterización de los logs.
Variable (abreviatura)
Descripción Valores
D Diámetro medio = (diámetro máximo
+ diámetro mínimo) / 2 (cm)
EP Estado de pudrición La descripción del criterio utilizado para
valorar el estado de pudrición de los logs
aparece recogida en el capítulo I
CM Cobertura de musgo [1]: 0-33%, [2]: 34-66%, [3]: 67-100%
R Refugio (ver figura 4) [1]: ofrece refugio, [2]: no ofrece refugio
NCL Número de contactos con otros logs
NCA Número de contactos con árboles
vivos
NCS Número de contactos con snags
NCT Número total de contactos con logs,
árboles vivos y snags.
78
Tabla 5. Resultados del análisis de regresión logística realizado para examinar el
uso selectivo de los árboles.
Tamaño de muestra
(presencia / aleatorios)
Variable seleccionada ß ± S.E. P
Apodemus sp. 134/150 DBH 0.79 ± 0.39 0.04
IEV 0.30 ± 0.10 0.01 G. glis 48/150
DBH 0.53 ± 0.22 0.02
DBH: Diámetro a 1.4 m de altura (cm); IEV: Índice de estratificación vertical.
Tabla 6. Resultados del análisis de regresión logística realizado para examinar el
uso que hace Apodemus sp. de los logs.
A: tubo sobre log; B: tubo bajo log; C: tubo sobre log parcialmente elevado.
Posición del
tubo
Tamaño de muestra
(presencia /
Variable
seleccionada
ß ± S.E. P
A 42/57 - - -
B 21/56 EP -0.55 ± 0.19 0.004
C 16/24 CM 1.69 ± 0.84 0.04
EP: Estado de pudrición; CM: Cobertura de musgo.
Tabla 7. Resultados del análisis de regresión logística realizado para examinar el
uso selectivo de estructuras-refugio.
Tamaño de muestra
(presencia/aleatorios)
Variable seleccionada ß ± S.E. P
Árboles 28 / 60 pudrición 1.76 ± 0.59 0.003
tipo de árbol
(normal / trasmocho)
1.44 ± 0.71 0.044
Logs 11 / 60 diámetro máximo 1.87 ± 0.58 0.001
pudrición 3.08 ± 1.37 0.024
79
BÉRTIZ
0 50 km
Figura 1. Situación del hayedo estudiado. El área sombreada representa la
distribución del haya en Navarra.
120 m
malla de trampeoparcelas para caracterizar la complejidad estructural
160 m
Figura 2. Disposición de la malla de trampeo y de las parcelas para caracterizar la
complejidad estructural.
80
2 m
10 m
20 m
10 m
Figura 3. Para calcular el índice de estratificación vertical asociado a cada árbol se levantaron 4 líneas verticales a 10 metros de su base. El índice es el resultado de sumar el número de intervalos de altura en los que existe algún contacto entre la vertical levantada y la vegetación arbórea. Los intervalos considerados son 2-10 m, 10-20 m, > 20 m, de modo que el índice puede variar entre 0 y 12.
B
nivel del suelo
Figura 4. En la caracterización de los logs se han diferenciado aquellos cuya proyección sobre el terreno proporciona un corredor cubierto a los micromamíferos (área sombreada) (A) de los que, por estar parcialmente incluidos en el terreno, no proporcionan dicho corredor cubierto (B).
81
julio - 2000
0
5
10
15
20
25
P1 P2 P3 P4 P5 P6
nº in
divi
duos
Apodemus flavicollis Clethrionomys glareolus Sorex coronatus
julio - 2001
0
5
10
15
20
25
P1 P2 P3 P4 P5 P6
nº in
divi
duos
Apodemus flavicollis Clethrionomys glareolus Sorex coronatus
Figura 5. Número de micromamíferos capturados en el hayedo en función de la
complejidad estructural. [P1, P2, P3]: parcelas con alta complejidad estructural;
[P4, P5, P6]: parcelas con escasa complejidad estructural.
82
0
20
40
60
80
100
120
140
julio noviembre abril
Núm
ero
de in
divi
duos
Apodemus sp.C. glareolusG.glisM. agrestisS. coronatus
Figura 6. Número de árboles visitados en función de la época del año.
83
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
árboles vivos snags
Núm
ero
de in
divi
duos
Apodemus sp.C. glareolusG.glisM. agrestis
julio 1999
0
1
2
3
4
5
6
7
árboles vivos snags
Núm
ero
de in
divi
duos
Apodemus sp.S. coronatus
noviembre 1999
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
árboles vivos snags
Núm
ero
de in
divi
duos
Apodemus sp.C. glareolus
abril 2000
Figura 7. Número de árboles visitados en cada época del año en función del estado
del árbol.
84
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
A B C
Núm
ero
de in
divi
duos
Apodemus sp.C. glareolusG.glisS. minutus
Figura 8. Número de tubos visitados en función de su posición en el log. A: sobre el log; B: bajo el log; C: sobre un log parcialmente elevado.
0
5
10
15
20
25
30
35
40
En el recorrido A 20 cm A 100 cm A 200 cm
%
árboleslogsramasrocas
Figura 9. Estructuras con las que contacta A. flavicollis en sus desplazamientos y disponibilidad de estructuras en el entorno del recorrido realizado. Se han considerado únicamente las ramas de entre 5 y 10 cm de diámetro.
85
Conclusiones
1. El hayedo, a pesar de su baja diversidad florística, puede alcanzar en su último
estadío serial unos valores de complejidad estructural a nivel de rodal similares a
los de otros bosques templados.
2. Los tratamientos selvícolas utilizados en los hayedos de Aralar y Belate han
producido una notable reducción de la complejidad estructural en los rodales
maduros. Éstos se caracterizan por la escasez de los elementos estructurales que
cabría esperar encontrar en masas de su edad (especialmente significativa es la
bajísima cantidad de madera muerta y la ausencia total de madera muerta de gran
tamaño).
3. El hayedo del Parque Natural "Señorío de Bértiz" cuenta con una elevada
complejidad estructural, propia de bosques naturales en el último estadío de la
sucesión ecológica. Esta circunstancia y su extensión (1800 ha) permiten afirmar
que es un elemento singular en el conjunto de los hayedos ibéricos y dado que
contribuye de forma notable a la diversidad de este tipo de bosque es necesario
conservar sus actuales características.
4. Las especies estudiadas muestran unos patrones de abundancia, riqueza y
diversidad semejantes. Estos parámetros muestran valores significativamente
mayores en el hayedo de mayor complejidad estructural.
5. La madera muerta (tanto logs como snags) es un elemento estructural crítico
para la fauna de vertebrados del hayedo. De su oferta de recursos tróficos y
espaciales dependen las especies de pequeño y mediano tamaño y por extensión
sus depredadores.
6. Los parámetros poblacionales de la salamandra común y de algunos
paseriformes muestran una elevada sensibilidad a la variabilidad de la complejidad
86
estructural del hayedo. Circunstancia que permite señalarles como unos
indicadores útiles de los efectos de la gestión sobre el ecosistema.
Propuesta de actuaciones para aumentar la complejidad estructural del hayedo a escala de rodal
La estructura interna de los rodales es uno de los determinantes principales del
grado en el cual un paisaje forestal gestionado mantendrá su biodiversidad
característica y el correcto funcionamiento de los procesos del ecosistema.
Para realizar una gestión forestal conservadora de la biodiversidad a escala
de rodal se han empleado principalmente dos estrategias (Lindenmayer y Franklin
2002):
[1] el mantenimiento de elementos estructurales en el momento de la corta,
[2] el mantenimiento o la creación de complejidad estructural y funcional en los
rodales
1. El mantenimiento de elementos estructurales en el momento de la corta.
En cuanto a la primera estrategia, se ha comprobado que el mantenimiento de
estructuras, tales como grandes árboles en avanzado estado de decaimiento,
snags y logs, puede contribuir sustancialmente a la conservación de la
biodiversidad, ya que se mantiene el habitat crítico de algunas especies (logs y
snags), se ve favorecida la recolonización del nuevo rodal, se mantienen algunos
rasgos del microclima idóneo para algunas especies y se facilitan los
desplazamientos de los organismos a través del área intervenida.
En el caso del hayedo, si bien los resultados obtenidos en el presente
trabajo permiten identificar las estructuras que deberían conservarse en el
momento de la corta (grandes árboles vivos, snags y logs), no permiten proponer
un número o un volumen de estructuras a mantener. Este cálculo resulta
complicado incluso en los ecosistemas forestales que han sido ampliamente
estudiados. Generalmente los criterios de mantenimiento de estructuras que se han
establecido ya para algunos bosques se basan en estudios de los requerimientos
ecológicos de especies amenazadas o emulan a la distribución de esas estructuras
87
en bosques inalterados. A modo de ejemplo, en Suecia, formando parte del
estandar nacional de certificación forestal, se sigue el criterio de mantener en el
momento de la corta el número de árboles suficiente como para lograr que en el
transcurso del siguiente turno lleguen a formarse al menos 10 grandes árboles
En el hayedo, a falta de estudios específicos sobre este tipo de estrategias,
podemos considerar como valores de referencia los estadísticos descriptivos de las
variables que caracterizan la complejidad estructural en el hayedo de Bértiz. En el
caso de los grandes árboles, Bértiz muestra un valor medio de 34 árboles de más
de 60 cm de dbh por ha, aproximadamente un 9% del número medio de árboles
por ha. Un criterio a ensayar podría ser el de mantener un pequeño porcentaje de
árboles vivos (entre el 5 y el 10%). Por ejemplo, suponiendo una densidad final de
300 árboles/ha se podrían mantener 20 árboles vivos por ha: 10 de la clase
diamétrica mayor (por encima de los 50 o 60 cm), que a lo largo del turno se
incorporarían a la madera muerta y 10 árboles de entre 30 y 40 cm de dbh, que
alcanzarían el final del turno como grandes árboles o como snags.
En cuanto a la distribución espacial de los árboles retenidos, en el caso del
hayedo parece más recomendable la disposición de los árboles en agregados de
modo que se minimicen las posibles pérdidas tempranas. Pero sin duda la
disposición dispersa o agregada debería ser ensayada antes de establecer una
norma fija.
En cuanto a la madera muerta, la norma a seguir en el momento de la corta
es mucho más sencilla de establecer, ya que actualmente existe en el hayedo un
déficit notable en cuanto a cantidad total de logs y snags, y una casi absoluta
carencia de logs y snags de gran tamaño (considerados más valiosos para la fauna
que los de pequeño tamaño dado que pueden ofrecer refugio a un mayor rango de
especies y se mantienen en el bosque durante más tiempo). Por tanto, en espera
de que a medio plazo aumente la cantidad de madera muerta en nuestros hayedos,
debería mantenerse en el momento de la corta toda la madera muerta existente,
cuidando que las labores de saca no destruyan los elementos más frágiles. No
obstante, en el supuesto de que la extracción se realizase en un rodal con
abundante madera muerta, los valores medios que ofrece Bértiz (60 snags/ha, 20
snags (dbh > 30)/ha y un volumen de logs de 75 m3/ha), podrían ser una buena
referencia para realizar ensayos.
88
2. El mantenimiento o la creación de complejidad estructural y funcional en los
rodales
La gestión activa de los rodales jóvenes para aumentar su diversidad estructural es
otra aproximación a la gestión conservadora de la biodiversidad. Las técnicas que
configuran esta estrategia son las siguientes:
- Aclareos no-uniformes orientados a incrementar la heterogeneidad espacial del
rodal (la irregularidad de la masa)
- Conservación de otras especies arbóreas que jueguen diferentes papeles
funcionales y estructurales
- Creación de madera muerta, árboles con decaimiento y cavidades artificiales.
En los hayedos muestreados se ha constatado la escasez de especies
arbóreas acompañantes. Esta circunstancia, si bien es característica del hayedo,
se ve probablemente intensificada por la intervención humana (directamente o a
través de la acción del ganado), ya que de no ser así serían más abundantes
ejemplares de mayor porte (dbh > 10 cm) de especies como el acebo, el majuelo o
de algunos serbales. Estos elementos, que aportan diversidad al hayedo, carecen
de valor comercial y su retención no ocasiona perjuicio en cualquiera de las fases
de la explotación, por lo que su conservación activa debería incorporarse a los
planes de explotación.
En cuanto a la madera muerta se han mencionado ya los valores
observados en Bértiz que podrían servir como referencia en posibles ensayos. La
creación de snags es una práctica que se va incorporando progresivamente en los
tratamientos selvícolas. Es importante considerar el tamaño y la localización a la
hora de crear los snags. Como norma general es preferible crear snags grandes (a
partir de árboles de dbh > 30 cm), ya que éstos ofrecen más recursos, a mayor
número de especies animales y durante más tiempo (Maser et al. 1988). En cuanto
a la distribución de los snags, en Bértiz se ha observado que la distribución más
frecuente es la dispersa, por lo que en posibles ensayos esta sería la distribución
más adecuada.
El método más apropiado para la creación de los snags debería ser objeto
de ensayo. Las opciones son dos: la eliminación del tercio superior del árbol y el
anillado o descortezado de la base del árbol (Rose et al. 2001). La primera opción
es la más recomendada ya que el árbol muere en el momento de la intervención y
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se emula un suceso natural. En cuanto a la segunda opción, algunos árboles
pueden tardar un tiempo en morir y además la progresión de la pudrición de fuera
hacia adentro y de abajo hacia arriba propiciará que una proporción de árboles
anillados caiga antes de que la descomposición de la madera permita que sea
utilizado por la fauna.
En cuanto a los logs, en función de la disponibilidad de madera muerta en el
rodal se puede aumentar las existencias de logs a medio-largo plazo a través de la
creación de snags o de forma inmediata mediante el derribo de árboles.
Generalmente, los grandes logs ofrecen más recursos, a más especies animales y
durante más tiempo que los pequeños. Del mismo modo que en el caso de los
snags se ha observado en Bértiz un patrón disperso de distribución de los logs, por
lo que en posibles ensayos esta sería la distribución más adecuada.
Trasladando estas consideraciones a los hayedos estudiados el aumento de la
complejidad estructural podría realizarse mediante la incorporación de tres
elementos estructurales: snags, logs y claros. El detalle de una posible actuación
es el siguiente:
En rodales con una densidad superior a los 200 pies/ha, se seleccionan 20
árboles/ha. Todos ellos presentando un estado de decaimiento de clase 1 o 2 (en
el capítulo I se detalla el criterio utilizado para valorar el estado de decaimiento de
los árboles). En cada hectárea, 10 son transformados en logs y los otros 10 en
snags. La distribución de diámetros (dbh) de cada decena es la siguiente: 4 árboles
del intervalo 30-40 cm, 4 del intervalo 40-50 cm y 2 de más de 50 cm. Los árboles
destinados a transformarse en logs se seleccionan de modo que queden
agrupados en dos grupos de cinco, separados ambos grupos por una distancia
superior a 50 m. Estos árboles son cortados por la base y derribados de modo que
descansen sobre el suelo en toda su longitud formando su eje con la dirección de
la pendiente un ángulo superior a 45o, de modo que contribuyan a su estabilización
(donde sea posible y necesario). En ningún caso debe fragmentarse el tronco o las
ramas del árbol derribado. Con el derribo de cada grupo de árboles se formará un
claro, procurando que el tamaño y la forma del claro se corresponda con lo
observado en condiciones naturales. En manchas de hayedo "old-growth" se ha
observado que el tamaño de la mayor parte de los claros oscila entre los 100 y los
90
400 m2, presentando generalmente una forma oblonga (aproximadamente el doble
de largo que ancho) (Peterken y Jones 1989, Whitbread 1991, Mountford et al.
1999, Emborg et al. 2000).
En cuanto a los snags, en cada hectárea se seleccionan 10 árboles de forma
dispersa. A cada uno de ellos se le corta el extremo superior por encima de los 12-
15 m de altura, cuidando que el tronco quede desprovisto de ramas. La parte
desprendida se dejará sin fragmentar junto al nuevo snag.
En ningún caso se extraerá madera del área intervenida (ni de pequeño ni
de gran diámetro).
Haciendo balance de esta actuación inicial se observa que la misma permite
alcanzar un notable incremento de la complejidad estructural en el hayedo (tabla
1), que en todos los casos supone que como mínimo se alcancen valores cercanos
a la tercera parte de los óptimos planteados (para algunos parámetros se llegan a
alcanzar dichos valores óptimos). Esta actuación afectaría a menos del 10% del
arbolado y al dosel en un porcentaje de entre el 5 y el 10%.
Como ya hemos señalado con la información actualmente disponible no es posible
ofrecer objetivos precisos (valores concretos) de complejidad estructural que nos
garanticen el mantenimiento de la biodiversidad del bosque. Los objetivos
deseados (lo que aquí hemos denominado "valores óptimos") pueden ser objeto de
discusión y materializarse en cada caso concreto de muy diversas formas, pero lo
que es indiscutible es el hecho de que actualmente una gran parte del hayedo
navarro (aún por cuantificar) cuenta con unos bajos valores de heterogeneidad que
sin duda están condicionando negativamente las comunidades faunísticas y
florísticas características de este tipo de bosque. En distintos bosques, en
Norteamérica y Europa, se han iniciado ensayos e incorporado criterios a la gestión
forestal con objeto de proporcionar valores óptimos precisos y se han diseñado
estrategias de seguimiento basadas en especies indicadoras orientadas a valorar
los resultados que se vayan produciendo. Estos resultados, dado lo reciente de
esta línea de investigación, aún tardarán en llegar y los que ya se tienen se refieren
a situaciones muy concretas relacionadas con especies de aves o mamíferos
amenazadas, por lo que es necesario abordar líneas de investigación y
actuaciones propias que permitan valorar el estado de conservación del hayedo
91
navarro y orientar su gestión hacia la conservación de su biodiversidad
característica.
92
Tabla 1. Resultados previsibles de una actuación inicial orientada a aumentar la complejidad estructural en el hayedo. Los valores óptimos y observados son los valores medios obtenidos en el presente estudio. El óptimo A se refiere a los valores medios obtenidos en Bértiz, el óptimo B a los valores medios de las parcelas que en el estudio de las salamandras (capítulo II) presentaban mayor abundancia (> 200 salamandras / ha) y el óptimo C a los valores medios de las parcelas que en el estudio de paseriformes forestales (capítulo III) presentaban mayor abundancia (> 6 parejas / parcela). Para el cálculo del volumen de madera muerta incorporado en la actuación inicial se ha considerado que en cada hectárea se incorporan como snags 4 árboles de 35 cm de diámetro (d) y 15 m de altura (a), 4 de 45 cm (d) y 15 m (a) y 2 de 55 cm (d) y 15 m (a), y otros tantos como logs. NS: número de snags por ha; NS30: número de snags por ha con dbh > 30 cm; VS: volumen de snags por ha; VL: volumen de logs por ha.
Belate NS NS30 VS VL
Óptimo A (Bértiz) 59.3 21.8 41.5 76.9
Óptimo B (salamandras) 56.0 35.7 76.3 76.5
Óptimo C (paseriformes) 35.2 10.2 17.4 53.2
Observado (Belate) 9.8 0.3 1.2 2.6
Incorporado (1ª actuación) 10 10 22.4 22.4
Total (observado +
incorporado) 19.8 10.3 23.6 25.0
(Total/Óptimo A)*100 33.4 47.2 56.9 32.5
(Total/Óptimo B)*100 35.4 28.9 30.9 32.7
(Total/Óptimo C)*100 56.2 101.0 135.6 47.0
Aralar NS NS30 VS VL
Óptimo A (Bértiz) 59.3 21.8 41.5 76.9
Óptimo B (salamandras) 56.0 35.7 76.3 76.5
Óptimo C (paseriformes) 35.2 10.2 17.4 53.2
Observado (Aralar) 7.8 2.3 4.4 5.2
Incorporado (1ª actuación) 10 10 22.4 22.4
Total (observado +
incorporado) 17.8 12.3 26.8 27.6
(Total/Óptimo A)*100 30.0 56.4 64.6 35.9
(Total/Óptimo B)*100 31.8 34.4 35.1 36.1
(Total/Óptimo C)*100 50.6 120.6 154.0 51.9
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dynamics of Suserup Skov, a near-natural temperate deciduous forest in Denmark.
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Maser, C., Tarrant, R.F., Trappe, J.R., Franklin, J.F., 1988. From the forest to the
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Mountford, E.P., Peterken, G.F., Edwards, P.J. and Manners, J.G. (1999) Long-
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Peterken, G.F. and Jones, E.W. (1989) Forty years of change in Lady Park Wood:
the young-growth stands. Journal of Ecology 77, 401-429.Rose, C.L., Marcot, B.G.,
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Whitbread, A. (ed.) (1991) Research on the ecological effects on woodland of the
1987 storm. Research and Survey in Nature Conservation No. 40. Nature
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