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6 NBA JUANMA RUBIO E ntre los pasados 21 de ene- ro y 19 de febrero cayeron víctimas de lesiones graves Kobe Bryant, Carmelo Anthony, Kevin Du- rant y Chris Bosh. Cayeron -hombro, rodilla, pie y coágulos de sangre en los pulmones- siete anillos de cam- peón, seis oros olímpicos y 41 All Star. Fueron los mascarones de proa de una temporada especial- mente cruda en cuanto a lesiones. ¿Y qué sucedió en la NBA? Cosas alucinantes: siempre. Los Warriors se convirtieron en un campeón casi perfecto, un equipo en núme- ros apenas comparables en la NBA moderna con los de los Bulls del segundo threepeat (1995-1998). Y fueron campeones a pesar de que LeBron James se dejó el alma, muy poco acompañado en unos merma- dos Cavaliers, en una final esparta- na en la que promedió 35,8 puntos, 13,3 rebotes y 8,8 asistencias por partido. Y fueron campeones elimi- nando en primera ronda a los Peli- cans de Anthony Davis, que con 22 años progresa hacia ser el devo- rador de mundos que imaginába- mos: en dos años ha convertido sus medias de 13,5 puntos, 8,2 rebo- tes, 1,8 tapones y 1 asistencia en 24,4, 10,2, 2,9 y 2,2. Y fueron cam- peones en unos playoffs del Oeste de los que se cayó Oklahoma City Thunder por primera vez en la déca- da por la baja de Durant y a pesar del sobrecogedor segundo tramo de temporada de Russell West- brook, cerrado con once triples do- bles (rozando los 13 de Jason Kidd en la 2007-08) y promedios de ab- soluto jugador total: 28,1 puntos, 7,3 rebotes y 8,6 asistencias para un jugador cuyos emparejamientos con prácticamente todos los demás bases de la NBA son, sencillamen- te, injustos. Un abuso. Los Warriors fueron campeones. Inapelables y pluscuamperfectos, a su paso una estela de belleza casi etérea. La madre de todos los ba- loncestos: clásico, moderno, inte- rior, exterior, defensivo, ofensivo… fueron el primer rey desde los Bulls del 91 que ganó sin un solo jugador en plantilla con experiencia ante- rior en una final NBA. Y, casi todo el pensamiento convencional a la ba- sura, tuvieron al primer entrenador rookie que levantaba el título des- de Pat Riley con los Lakers del 82. Sumaron 83 triunfos entre Regular Season y playoffs, rozando las 84 y 87 de aquellos Bulls 1995-97, los únicos que además superaron sus 10,1 puntos de diferencia media y su descomunal 11,4 favorable en la balanza entre ratings ofensivo y defensivo. Ni la inexperiencia con- Los Warriors se convirtieron en un campeón casi perfecto, a pesar de que LeBron se dejó el alma en una final espartana BIG THREE. Los Cavaliers siguen apostando por su ‘big three’ formado por LeBron James, Kyrie Irving y Kevin Love. Si las lesiones respetan, los Cavs serán temibles.

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JUANMA RUBIO

Entre los pasados 21 de ene-ro y 19 de febrero cayeron

víctimas de lesiones graves Kobe Bryant, Carmelo Anthony, Kevin Du-rant y Chris Bosh. Cayeron -hombro, rodilla, pie y coágulos de sangre en los pulmones- siete anillos de cam-peón, seis oros olímpicos y 41 All Star. Fueron los mascarones de proa de una temporada especial-mente cruda en cuanto a lesiones. ¿Y qué sucedió en la NBA? Cosas alucinantes: siempre. Los Warriors se convirtieron en un campeón casi perfecto, un equipo en núme-ros apenas comparables en la NBA moderna con los de los Bulls del segundo threepeat (1995-1998). Y fueron campeones a pesar de que LeBron James se dejó el alma, muy poco acompañado en unos merma-dos Cavaliers, en una final esparta-na en la que promedió 35,8 puntos, 13,3 rebotes y 8,8 asistencias por partido. Y fueron campeones elimi-nando en primera ronda a los Peli-cans de Anthony Davis, que con 22 años progresa hacia ser el devo-rador de mundos que imaginába-mos: en dos años ha convertido sus medias de 13,5 puntos, 8,2 rebo-tes, 1,8 tapones y 1 asistencia en 24,4, 10,2, 2,9 y 2,2. Y fueron cam-peones en unos playoffs del Oeste de los que se cayó Oklahoma City Thunder por primera vez en la déca-da por la baja de Durant y a pesar del sobrecogedor segundo tramo de temporada de Russell West-brook, cerrado con once triples do-bles (rozando los 13 de Jason Kidd en la 2007-08) y promedios de ab-

soluto jugador total: 28,1 puntos, 7,3 rebotes y 8,6 asistencias para un jugador cuyos emparejamientos con prácticamente todos los demás bases de la NBA son, sencillamen-te, injustos. Un abuso.

Los Warriors fueron campeones. Inapelables y pluscuamperfectos, a su paso una estela de belleza casi etérea. La madre de todos los ba-loncestos: clásico, moderno, inte-rior, exterior, defensivo, ofensivo… fueron el primer rey desde los Bulls del 91 que ganó sin un solo jugador

en plantilla con experiencia ante-rior en una final NBA. Y, casi todo el pensamiento convencional a la ba-sura, tuvieron al primer entrenador rookie que levantaba el título des-de Pat Riley con los Lakers del 82. Sumaron 83 triunfos entre Regular Season y playoffs, rozando las 84 y 87 de aquellos Bulls 1995-97, los únicos que además superaron sus 10,1 puntos de diferencia media y su descomunal 11,4 favorable en la balanza entre ratings ofensivo y defensivo. Ni la inexperiencia con-

Los Warriors se convirtieron en un campeón casi perfecto,

a pesar de que LeBron se dejó el alma en una final espartana

BIG THREE.

Los Cavaliers

siguen

apostando

por su

‘big three’

formado por

LeBron James,

Kyrie Irving

y Kevin Love.

Si las lesiones

respetan, los

Cavs serán

temibles.

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Anthony Davis y Marc Gasol. Así que el mensaje es que en la NBA siempre suceden cosas alucinan-tes. Siempre, a pesar de los pesa-res y más ahora, con la mejor gene-ración de estrellas desde aquellos años dorados que desembocaron en el Dream Team de Barcelona 92.

Los Warriors fueron ese cam-peón perfecto porque recibieron hasta un respeto casi reverencial de esas lesiones que también ani-quilan proyectos a su antojo. De los principales de la rotación, sólo An-drew Bogut se perdió más de seis partidos… y aún así jugó 67. Y por-que llenaron de historias hermo-sas la gran historia de la tempora-da, a la cabeza ese Steve Kerr que comenzó a reinventar su oficio con el psicólogo de las fuerzas de eli-te del ejército estadounidense en plantilla y una aplicación moderna y personal de un libreto escrito en sus años de trabajo para Phil Jack-son y Gregg Popovich. Sólo así, con un equipo en plenitud y en trance de absoluta felicidad, pudieron los Warriors parar en la final a un Le-Bron agotado y ciego de furia, sin Kevin Love y, desde el segundo par-tido de la eliminatoria, sin Kyrie Ir-ving. La realidad de la derrota dejó al Rey con un feo 2-4 en sus seis fi-nales disputadas. Pero la grandeza de su ejercicio de resistencia casi ilógico convirtió a sus Cavs en fa-vorito de consenso para muchos a las puertas de una temporada cla-ve para el mejor jugador de su ge-neración. LeBron cumplirá 31 años en diciembre y puede que sus pier-nas comiencen a mandar avisos en algún momento. En su caso, sólo puede: ha jugado casi 38.000

tó cuando se vieron 1-2 contra los Grizzlies y los Cavaliers. Ni tampo-co los tópicos: si hasta hace poco se cuestionaba a los equipos que basaban su juego en el tiro exte-rior, los Warriors se llevaron el ani-llo anotando 240 triples en los playoffs y 67 en las finales. Récords que personificó Stephen Curry: 98 en las eliminatorias por el título, 40 más que el pulverizado récord anterior (58, Reggie Miller). Curry se convirtió además en el primer MVP de Regular Season que gana-ba, una cuestión casi quirúrgica, en sus cuatro rondas de playoffs a los otros integrantes del Mejor Quinte-to: James Harden, LeBron James,

El Mejor Quintento de la pasada temporada contó con Curry, Harden, LeBron, Anthony Davis y Marc Gasol

MVPS. Curry (MVP de la Temporada

Regular) e Iguodala (MVP de las

Finales) besan el trofeo Larry O’Brien

que les consagró como campeones.

GIGANTES. Anthony Davis puede luchar

ya por el MVP. En Oklahoma, Durant y

Westbrook no qiueren más decepciones.

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to a Fred Hoiberg en los Bulls (y a la espalda de Brad Stevens y su, por ahora, rotundo éxito en los Cel-tics) representa el giro cada vez más pronunciado de la NBA hacia los grandes entrenadores univer-sitarios. Un cambio radical, una apuesta casi a todo o nada, en un año trascendental para la franqui-cia: Kevin Durant acaba contrato en junio y de su futuro dependerá el nuevo mapa de la próxima NBA ante un verano en el que también pueden ser agentes libres Dwight

minutos en 911 partidos de Regu-lar Season (910 como titular) y más de 7.500 minutos en 178 partidos de playoffs. Lleva doce extenuan-tes temporadas en la NBA. Carmelo Anthony, número 3 de su draft, acu-mula a estas alturas 193 partidos menos que él. Siempre en pleni-tud, o eso parece, LeBron agota po-sibilidades dentro del sudoku que ha sido casi siempre su carrera, en Ohio o Florida: es el baremo que marca el nivel del campeón en el Este (en los últimos nueve años el finalista ha sido su equipo o el que le ha derrotado en playoffs) pero tiene que estrujarse los músculos y los sesos para competir contra el gigante que desemboca en la lucha por el título desde el Oeste.

LeBron, el reverso positivo de tantos costalazos en finales, no habita la competitividad histórica del actual y más salvaje que nunca Oeste, una Conferencia en la que conviven hasta seis legítimos aspi-rantes al anillo, de los dos últimos campeones (Spurs y Warriors), a Rockets, Clippers, Grizzlies y Thun-der. Y en la que liderar la Regular Season tiene como amargo premio jugar en primera ronda contra los Pelicans de Anthony Davis (Warriors 2015) o los Mavericks de Monta Ellis y Dirk Nowitzki (Spurs 2014). Cada uno de esos seis equipos tie-ne motivos para sentirse más fuer-te que el año pasado pero ni siquie-ra los nuevos Spurs, con LaMarcus Aldridge y David West, intrigan tan-to como los Thunder, que abren un ciclo que puede ser visto y no visto si las cosas no van bien. Al eterna-mente cuestionado Scott Brooks le sustituye Billy Donovan, que jun-

Howard, Al Horford, Mike Conley o DeMar DeRozan. Si los Thunder se quedan cortos otra vez en la lu-cha por el anillo, podría estar más cerca el cambio de aires del ale-ro, intrigado por la opción de jugar para los Wizards en su Washington natal y para el que no se dejan de escuchar los cantos de sirena de Hollywood y sus Lakers o Pat Riley y sus Heat. De todos.

Cosas alucinantes: Kobe Bryant comienza su vigésima tempora-da con la camiseta de los Lakers,

Los Spurs, con Aldridge y West, no intrigan tanto como

unos Thunder que abren ciclo con nuevo entrenador a bordo

TEMIBLE.

James Harden

pasó la

temporada

pasada de

‘simple’

estrella a una

con el prefijo

de mega. El

escolta de los

Rockets se

quedó a un

paso de las

Finales.

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vestuario contrario al del que fue el equipo de su infancia y el gran ri-val de su vida, unos Lakers en zona cero y que lo fían todo al progreso de sus dos jóvenes talentos, Julius Randle y D’Angelo Russell, en una nueva NBA en la que los gigantes que se mueven en verano (Aldridge, Greg Monroe) evitan Los Angeles y Nueva York y se van a mercados pequeños y ciudades nada cosmo-politas (San Antonio, Milwaukee).

Y en la que algunas desigualda-des son ahora más fáciles de disi-mular: unos seguirán teniendo más dinero que otros pero todos tendrán mucho dinero después de la firma de los últimos acuerdos televisivos y su efecto en el margen salarial de las franquicias. Los 24.000 millo-nes por nueve años (2016-2025) que pagarán Disney y Turner harán que el tope salarial se mueva de los 63 millones de la temporada 2014-15 a los 70 de la 2015-16 o los 90 que se esperan ya para la si-guiente, 2016-17. Por eso Anthony Davis abrirá en 2016 un contrato de 145 millones de dólares por cin-co años en los Pelicans y Damian Lillard, uno de más de 125 en el mismo tiempo. Más dinero, más estrellas, más mercados al alza y LeBron James (en el Este) y Ste-phen Curry (en el Oeste), mirándo-se de reojo desde la parrilla de sa-lida. Detrás: James Harden, John Wall, Marc Gasol, Kawhi Leonard, Chris Paul, Jimmy Butler, Kevin Du-rant y Russell Westbrook… todos a por el anillo de campeón en una competición en la que, lo dijo Mark Cuban, al final sólo hay un ganador y 29 perdedores. Es la NBA: cosas alucinantes. Siempre.

con 37 años. Con 39, Kevin Gar-nett va camino de convertirse en el primer jugador que disputa par-tidos NBA antes de los 20 y des-pués de los 40. Llegó a la Liga en 1995, el año en el que nacieron los dos últimos números 1 de draft, Karl-Anthony Towns y Andrew Wig-gins. Los dos jugarán en sus Tim-berwolves, que son también los de Ricky Rubio y uno de esos equipos jóvenes a los que conviene no per-der de vista. Otro superviviente de los 90, Paul Pierce, vestirá su cuar-ta camiseta distinta en veinte me-ses después de toda una vida en los Celtics. Y lo hará de vuelta en su ciudad, Los Angeles, pero en el

Los Timberwolves de Ricky Rubio escogieron con el número uno del draft 2015 al pívot Karl-Anthony Towns

¿RETIRADA? Esta puede ser la última

campaña en la NBA de uno de

los mejores jugadores de todos los

tiempos: Kobe Bryant.

CAMBIOS. Aldridge llega a Texas para

luchar por el anillo. Towns, el número

uno del draft, ilusiona a los Wolves.

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CONFERENCIA ESTELos Cavaliers del

cuatro veces MVP de la NBA parten

con mucha ventaja para conquistar esta

Conferencia. Los Hawks y los Bulls de

Pau Gasol y Nikola Mirotic, serán sus principales rivales

para lograr la corona del Este.

¿QUIÉN PUEDE

COMBATIR CONTRA

LEBRON?