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Informe del Consejo de Estudiantes de la #URJC sobre el Reglamento de Conducta Académica.-
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Consejo de Estudiantes
INFORME A LA PROPUESTA DE LA COMISIÓN ENCARGADA DE LA REDACCIÓN DE LANORMATIVA DE CONDUCTA ACADÉMICA
1. INTRODUCCIÓN
El Decreto de 8 de septiembre de 1954, por el que se aprueba el Reglamento de Disciplina Académica (BOE de 12 de octubre), es la norma que actualmente regula la disciplina académica del alumnado universitario a nivel estatal. Parte de dicho Decreto se encuentra derogado tras la entrada en vigor del RD 898/1985, de 30 de abril, sobre régimen del profesorado universitario, modificado por los Reales Decretos 1200/1986, de 13 de junio, 554/1991, de 12 de abril, y 70/2000, de 21 de enero. Asimismo, de la parte vigente, y que afecta al alumnado, ha de ajustarse al ordenamiento jurídico positivo posterior a la promulgación de la Constitución, y evidentemente, al texto de la misma.
El RD 1791/2010, de 30 de diciembre, por el que se aprueba el Estatuto del Estudiante Universitario (BOE de 31 de diciembre), establece los derechos y deberes del alumnado en su Capítulo II (arts. 2 y ss). También previó la redacción de una propuesta de Ley que abordase la disciplina académica del alumnado, en su Disposición Adicional Segunda, la cual se redactó pero nunca llegó a presentarse a las Cortes Generales.
Los Estatutos de la Universidad Rey Juan Carlos establecen los derechos y deberes del alumnado en sus artículos 141 y 142. Asimismo, previene que el Consejo de Gobierno aprobará un Reglamento de Régimen Disciplinario de los Estudiantes, dando trámite de audiencia en el procedimiento al Defensor Universitario y al Consejo de Estudiantes, regulado este último por los artículos 146 y 147, y con carácter supletorio, arts 22 y ss de la Ley 30/1992.
La Ley 30/1992, de 26 de noviembre, del Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, regula en su artículo 84 el trámite de audiencia. En este caso, por la justificación dada en la petición recibida, conforme al art. 82.1 LRJPAC, que no por pronunciamiento expreso en ningún momento del procedimiento, se entiende que este procedimiento se tramita por la vía de urgencia, regulada en el art. 76.
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2. SITUACIÓN ACTUAL DE LA CONVIVENCIA UNIVERSITARIA
Estudiando los informes del Defensor Universitario, encontramos que el alumnado, lejos de generar una conflictividad cotidiana digna de mencionar, está familiarizándose progresivamente con los procedimientos administrativos y demás herramientas a su disposición para gestionar los conflictos que surgen en el seno de la Universidad, y utilizando estas vías para defender sus derechos que, curso tras curso, se ven cada vez más mermados.
En la actual situación de crisis, con los sucesivos aumentos de Precios Públicos, y la reducción de personal sin precedentes que se ha llevado a cabo en la Universidad Rey Juan Carlos, empeorando manifiestamente la calidad de la docencia, entre otras circunstancias, la paz social en nuestra Universidad es manifiestamente mayor que en otras Universidades Públicas de Madrid, máxime siendo la segunda en número de estudiantes, como demuestran los datos de los informes del Defensor Universitario en comparación con los de sus homólogos.
De nuestra experiencia como representantes extraemos que, salvo raras excepciones, los casos que se suelen encontrar respecto de faltas de respeto hacia el personal de la Universidad, tienen un desencadenante relacionado, generalmente, bien con los abusos de autoridad, bien con la falta de efectividad y celeridad en la respuesta por parte de la Administración, o bien con la desproporcionada carga laboral del profesorado, que resulta en circunstancias de difícil comprensión para la mayoría del alumnado, que no se encuentra familiarizado con las condiciones laborales del PDI, y en todo caso, por la ignorancia en materia del funcionamiento de la Universidad, y el provecho que de ello sacan en ocasiones determinados miembros de la Administración. Tanto es así, que en el último informe del Defensor Universitario se recoge que existen normas contradictorias, normas con carácter retroactivo, no se contestan escritos, y se producen acciones discrecionales, arbitrarias y autoritarias, lo cual, como indica el mismo informe, genera un aumento de tensiones en el sistema.
En síntesis, nos encontramos en una tesitura en la que se deben garantizar y blindar derechos que el alumnado ha adquirido a lo largo de los años, en lugar de restringir libertades con disposiciones sancionadoras no consensuadas que, en todo caso, y muy probablemente, serán interpretadas por el estudiante medio como una amenaza a sus derechos y libertades, generando así una tensión que, actualmente, ni existe, ni se puede gestionar.
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3. ALEGACIONES AL TEXTO DE LA NORMA
I. El artículo 144 de los Estatutos de la Universidad Rey Juan Carlos dice: “El Consejo de Gobierno, oído el Consejo de Estudiantes y el Defensor Universitario aprobará un Reglamento de Régimen Disciplinario de los Estudiantes que asegure sus derechos y garantice su asesoramiento en caso de eventuales expedientes disciplinarios”. Los derechos se mencionan en el texto, pero en ningún caso se dispone manera alguna de asegurarlos, ni procedimiento o herramientas para defenderlos, lo cual es inherente a lo anterior. De hecho, el autor del texto, parece que no conforme con todas las disposiciones normativas redactadas, presta mayor atención a los deberes que a los derechos del alumnado.
El texto tampoco garantiza en absoluto el asesoramiento en caso de expediente, exponiendo de manera incompleta el procedimiento sancionador, que será objeto de alegaciones más adelante en el presente informe.
II. Del artículo 3 se desprende que solamente los alumnos deben sujetar sus actuaciones a este principio [la honestidad académica].
III. El artículo 4.4 es contrario a derecho, ya que toda persona es libre de tomar fotografías, grabaciones de audio o vídeo siempre que quiera, sin perjuicio de las acciones legales que quien resulte afectado pudiera tomar contra su autor en caso de publicación o distribución de las mismas. Fotografías de explicaciones en el encerado, o grabaciones de las explicaciones del profesorado son recursos de estudio que, bajo ningún concepto, pueden ser negados ni prohibidos, al igual que no se puede prohibir que se tomen apuntes, los cuales, dada la integración de las TIC en el entorno educativo, y especialmente el universitario, se toman con gran frecuencia en dispositivos electrónicos portátiles, desde los cuales se puede acceder de manera inmediata a los recursos del campus virtual, o cualquiera que pudiera necesitarse en el transcurso de la clase.
IV. Existe una malsana costumbre en la Universidad Rey Juan Carlos de imponer mecanismos de censura que limiten las comunicaciones y expresiones de la comunidad universitaria en general, y del alumnado en particular, y el artículo 4.5 es una prueba de ello. Las herramientas que la Universidad pone a disposición de su comunidad se utilizan, e inevitablemente se seguirán utilizando, para los temas que interesen a los usuarios, y no estrictamente para los relacionados con la docencia, entre otros motivos, porque el sentido y la finalidad de la Universidad no se reducen exclusivamente a esta.
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V. El artículo 4.6 supone un agravio comparativo para el alumnado de la modalidad semipresencial, cuyas circunstancias personales y laborales son, precisamente, las que normalmente hacen optar por dicha modalidad. Debería reservarse la discrecionalidad administrativa del docente o, en su defecto, añadir ese texto a la presentación de este tipo de estudios en todos los medios en que se publiciten, para evitar así que siga entrando alumnado engañado a la Universidad, lo que podría redundar en un empeoramiento de la calidad de la mencionada paz social en la Universidad.
VI. En el caso del artículo 5.3, se debe indicar que el alumnado tendrá derecho a solicitar copia, en la que se indique tal condición, de la hoja de enunciados de la prueba de que se trate.
VII. Sobre el artículo 6.1
i. El apartado b) no menciona la necesidad de motivar o dejar constancia de las instrucciones que en su caso se desobedecieren, para evitar abusos.
ii. El apartado c) no está recogido en el Decreto de 8 de septiembre de 1954 como falta grave, sino como falta menos grave. No se puede cambiar la gradación de las faltas contraviniendo la norma de rango superior.
iii. Los apartados e), f), g), h), i), j), m) y n), no están recogidos en el Decreto de 8 de septiembre de 1954 y, por tanto, se vicia la potestad reglamentaria, al no ampararse estas disposiciones en el derecho positivo.
iv. El apartado l) está recogido como falta leve, no como falta grave, en el Decreto de 8 de septiembre de 1954.
VIII. Sobre el artículo 6.2
i. El apartado a) no debe recoger la calificación de impropios, ya que en la norma de rango superior constan únicamente los indecorosos.
ii. El apartado b) no dispone gradación de las faltas de respeto, lo cual genera inseguridad jurídica, además de no estar contemplado en el Decreto de 8 de septiembre de 1954 (véase Alegaciones VII iii)
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iii. El apartado c) solo se consideraría correcto si se recogiese en lo dispuesto en el artículo 5 b) 1º del Decreto de 8 de septiembre de 1954.
iv. El apartado d) tampoco se encuentra recogido en el correspondiente apartado del Decreto de 8 de septiembre de 1954.
v. El apartado e) debe especificar cuáles son esos métodos ilícitos, o al menos un marco de referencia, así como definir el acto de intento, con conocimiento de que para la acción punitiva en materia académica es necesario probar la consumación, pues en caso contrario, la sola intención no entraña la gravedad que la Administración postula (STS de 11 de abril de 1989).
vi. El apartado f) no se ajusta a derecho, pues solo podría ser encuadrado en las faltas graves si se demostrase que causa un perjuicio manifiesto a la institución, y aun así, hacerlo con mucha cautela para poder desarrollarlo a partir del artículo 5 a) 1º del Decreto de 8 de septiembre de 1954, ya que una interpretación forzada del mismo podría concurrir en una aplicación inconstitucional de este. Todo ello, sin perjuicio de las acciones que legalmente pudiera llevar a cabo la institución contra quienes utilicen su imagen, conforme al RDL 1/1996, de 12 de abril, y de las acciones derivadas de una eventual sentencia firme condenatoria.
vii. El apartado g) necesita concreción, pues si se establece que las herramientas de comunicación solo sirven para los temas de docencia, la institución podría interpretar que cualquier otro uso sería fraudulento, siendo que esto no es así, y más importante aun, planteando con la sola propuesta del texto, una seria preocupación sobre posibles vulneraciones del derecho fundamental a la intimidad y al secreto de las comunicaciones.
viii. Los apartados i), j), k) y l) no están recogidos en el Decreto de 8 de septiembre de 1954 y, por tanto, se vicia la potestad reglamentaria, al no ampararse estas disposiciones en el derecho positivo.
IX. Sobre el artículo 6.3
i. Los apartados a), b), c) y d) no estipulan cómo se gradúa la gravedad de las acciones, y por tanto, generan inseguridad jurídica.
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ii. Los apartados a), b), c), d), f) y g) deben considerarse de nulidad radical, ya que no cumplen el requisito dictado por la norma en que se amparan, que es que puedan causar perturbación en el orden o disciplina académicos.
iii. El apartado e), si bien recoge en el texto la condición mencionada en el punto anterior, asume automáticamente que las dos conductas recogidas expresamente cumplen esa condición, cuando no es cierto, y dará lugar, sin duda, a casos en los que se aplique de manera excesivamente restrictiva, sin necesidad de motivar o justificar que se haya perturbado nada en absoluto, conditio sine qua non para que sean consideradas faltas leves.
X. En el artículo 7 se recoge que en el caso de que la comisión de una falta conlleve una alteración inmediata del orden debido en clase (...) el profesor podrá disponer la salida del aula del alumno. Es muy recomendable, y para evitar expulsiones arbitrarias, que se requiera algún mecanismo que acredite tal alteración, y que dicho mecanismo se recoja expresamente a continuación del párrafo tercero del citado artículo 7.
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OBSERVACIONES Y SUGERENCIAS
Vistas la situación actual, la propuesta de normativa, y las alegaciones presentadas a la misma, se observa en la Administración una manifiesta falta de probidad, término que merece el estudio tanto de las autoridades académicas y actores que han participado de la redacción del texto, como de la Asesoría Jurídica de la Universidad, y las Direcciones de Escuela y Decanatos que, eventualmente, tendrán que incoar expedientes sancionadores.
Esta falta de probidad se demuestra en la animosidad de determinados docentes que han ejercido presión sobre el equipo de gobierno para incluir conductas en el régimen sancionador del alumnado, como el uso de dispositivos móviles en el aula. También se demuestra en la vaga, por no decir nula, concreción del procedimiento sancionador, que con la inteligencia de que los administrados no suelen ser conocedores de la normativa aplicable, se limita a designar los actores intervinientes en el proceso, y parte del mismo, sin especificar que existen distintos tipos de expediente, las consecuencias de cada uno de ellos, ni las garantías procesales del administrado, entre las que está el derecho a asistencia letrada, entre otros.
Falta de probidad es, de hecho, definir la audiencia como un principio, y no como un derecho, quitándole importancia a una de las pocas garantías que se salvaguardan con la propuesta de normativa.
La falta de probidad es importante y merece el estudio de los actores antes mencionados, precisamente para la redacción de una norma que satisfaga las preocupaciones de la comunidad universitaria y se regulen conductas concretas antisociales que no tienen cabida en el sistema universitario, ajustándose a derecho y enmarcándose en el margen de maniobra que permite el Decreto de 8 de septiembre de 1954, pero que limiten las conductas antisociales de quienes han de aplicar esta normativa, sin verse afectados por ella. Esto es, conocedores de decenas de casos de abuso de autoridad, los docentes cuyo nombre se repite a lo largo del tiempo en las quejas que los representantes recibimos, y que si tuviéramos que apostar, apostaríamos serían los que con mayor frecuencia ejecutarían la norma objeto de pronunciamiento.
En otro orden de cosas, y conscientes de que toda la comunidad universitaria lleva tiempo demandando una normativa de convivencia, se recomienda la redacción de una normativa o protocolo que regule las relaciones entre los distintos sectores (Estudiantes, PAS, PDI y personal subcontratado), adaptando la legislación general a la realidad de la Universidad Rey Juan Carlos.
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La redacción de una normativa entre toda la comunidad universitaria y para toda la comunidad universitaria, mediante la utilización de sus vías de representación, y sin la urgencia que ha manifestado la Universidad para la aprobación de esta norma, sino con el sosiego del que requieren las negociaciones y los consensos, es el camino para lograr la mejor de las convivencias, máxime, centrando las políticas de gobierno de la Universidad en premiar las buenas conductas en detrimento de penalizar la disidencia.
Se recomienda, para los expedientes incoados en general, la máxima cautela en la calificación de los hechos, así como la designación de especialistas jurídicos en materia de disciplina académica como instructores de los procedimientos, para garantizar la limpieza y el respeto a las garantías de los mismos.
Asimismo, se sugiere una modificación de los estatutos para conceder atribuciones reales al Defensor Universitario, en favor de realizar una apuesta por la mediación como método de resolución de conflictos.
Por último, se propone la eliminación del artículo 6.3 apartado f), ya que el alumnado de dobles titulaciones no dispone de un horario que permita su cumplimiento, existiendo en un elevado número de casos, solapamiento de asignaturas dentro de las programadas para un mismo curso académico.
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CONCLUSIÓN
Por cuanto antecede, este Consejo de Estudiantes, ha decidido INFORMAR DESFAVORABLEMENTE a la aprobación de la propuesta recibida, e instar a la institución a la redacción de un texto que aborde el Reglamento de Disciplina Académica, la Ley de Función Pública y el Régimen del Profesorado Universitario entre representantes de todos los sectores afectados.
El Secretario El PresidenteD. Guillermo Parras Guzmán D. Richard Taylor Pleite