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Estimados amigos del foro Fly Fishing Argentina: Es un placer contactarlos a través de Pacho Petersen, de Necochea, a quién conocí personalmente gracias a un taller de mosca que organizaron allí con la Asociación a la que pertenece que, dicho sea de paso, fue todo un éxito con 23 alumnos. Bastante para el instructor pedorro que llevaron. Ni hablar de lo que comimos, bebimos y disfrutamos. Buenos tipos atando, casteando y cocinando. Un grupo bárbaro con gran conocimiento sobre nuestro arte y la Patagonia, en general pescadores curtidos y experimentado de quienes aprendí mucho, como siempre pasa. Necochea me resultó bella y muy patagónica, si miran en el mapa casi que comparte latitud con Neuquén Capital. A veces, hay que ver dónde empieza realmente el Sur. Vayan a Necochea para comer un asado y castearle a los dientudos del río Quequén… que es suficiente para pasarla bien, aunque otras pescas increíbles tienen sus momentos y emociones. Incluso alguna trucha aparece cada tanto. Van a aprender bocha porque antes de mi visita anduvieron Pedemonte y Morales. Los pibes están entrenados y ahora piensan en invitarlo a Cachín Roa. Mamita. Pacho, sabiendo que el Limay es el río en el que aprendí a pescar con mosca hace más de 20 años, me acercó una nota impresa que el experto pescador Luis H. Aracena dirigió al foro para que le dé mi parecer. La nota de Chiche, a quién conozco y quiero mucho desde 1987, refiere expresamente a la pesca de migratorias con una sola técnica de streamers en el sector Medio del Limay. Un río inmenso lamentablemente con amputaciones hidroeléctricas cuya reparación llevará un tiempo que nos impedirá verlo como era a nosotros, nuestros hijos, nietos y tal vez bisnietos. “Para que leas en el bondi”, me dijo casi en la puerta de su casa rumbo a la terminal entregándome 6 hojas abrochadas. Es obvio que no está en el ánimo de éste instructor polemizar con un reconocido experto como Chiche, sino más bien apoyar su escrito y mostrar un trabajo por separado que lo complemente, tal como enfáticamente lo pide él mismo para que “todos pesquemos más y mejor”. Evitaré también redundar en los numerosos aciertos que la nota de Luis tiene por considerar suficiente que allí figuren. Es el escrito de un reconocido pescador que será más leído y respetado tal vez que el que yo pueda anexarle como complemento. Sin embargo antes le voy a desobedecer un poquito a Don Aracena, y sé que él me lo va a permitir. Antes de ponerme a escribir sobre el Limay Medio, quiero referir al texto de Chiche reconociendo su valor y asegurándoles que esa forma de pescar que describe es fiel a lo que ví hace 20 años en la Boca del Chimehuín: Una pesca con streamers impecable, prolija, haciendo subir al pez que en general era alguna trucha marrón grande, sin importar mucho los detalles en la mosca. 100% puro Aracena. Para realizarla es imprescindible tener por lo menos buena técnica de distancia, hay que tirar 25 metros o más con el agua a la cintura y esto no está al alcance de cualquiera pero se adapta perfectamente a las migratorias del Limay Medio cuando paran a esa distancia de tiro, truchas muy agresivas por un lado, pero que provienen del Chocón donde engordan con los mismos pejerreyes con que se topan en el río, buen cocktail. A pesar de que nos cruzamos un par de veces en el Limay y lo ví pescar, él estaba rodeado de gente, seguramente enseñando, y no quise molestar. No pude pescar con Chiche allí, pero seguro que no faltará oportunidad. En Semana Santa del 87 fue la primera vez que lo ví pescar en la Boca. En aquella ocasión, y como acostumbra a hacerlo, nos ofreció a mi hermano y a mí una explicación espontánea acerca de cómo pescar esas truchas, incluso con algún acento centroamericano ya que creo vivía en Venezuela. No me olvido más: “Tienes que tirar muy lejos, más de 20 metros, y luego frenar la línea para que el líder caiga estirado, porque allí es cuando la trucha ve la mosca por primera vez. Si inmediatamente no se mueve como su comida, ella la va a ignorar”. Pues bien, Chiche… mi inmensa gratitud porque la cantidad de truchas marrones, sea trouts, fontinalis, arco iris y salmones que hice subir de esa manera desde Varvarco Campos al Gallegos dicen que la técnica funciona. Me falta una steelhead pescada así, pero no creo que pase con moscas de 2 grs. tirando río arriba y corrigiendo río abajo a la espera de un tarascón por el fondo a los 45º del recorrido. Ja, ja… Volviendo a lo anecdótico, 10 años después (1997) la Boca nos volvió a juntar por un par de días y una mesa del Alejandro 1ro. en Junín fue testigo de dos cenas en las que estábamos Chiche, el “Gallego” García, Rubén Martín y yo. ¡Qué linda mesa! ¡Qué buena época! Con Rubén estudiábamos cada río (ni hablar el Limay), sus insectos, su régimen… todo nos parecía merecedor de nuestra atención, así que a un pescador famoso como Chiche le preguntábamos de todo. Recuerdo que Rubén le preguntó si conocía el Limay Medio; a lo que Chiche respondió que, como vivía en el exterior, el poco tiempo que tenía en Argentina sólo lo dedicaba a lugares de truchas grandes… “Pesco en dos lugares y con tres moscas…” nos decía con su inconfundible tono amable. Se imaginarán que entre Juan Pablo García, Rubén Martín y yo de inmediato comenzamos a contarle que nosotros pescábamos en el Limay Medio aparatos terribles, que nos cortaban truchas que jamás veíamos y que 4 kilos era muy común, cosa que lo sorprendió, “…siempre pasé a 120 km/h por ahí…” nos decía sonriendo. Le mostramos las rabbits, las matukas y otros

Informe Tornillo

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Page 1: Informe Tornillo

Estimados amigos del foro Fly Fishing Argentina: 

Es un placer contactarlos a través de Pacho Petersen, de Necochea, a quién conocí personalmente gracias a un taller de mosca que organizaron allí con la Asociación a la que pertenece que, dicho sea de paso, fue todo un éxito con 23 alumnos. Bastante para el  instructor pedorro que  llevaron. Ni hablar de  lo que  comimos, bebimos  y disfrutamos. Buenos  tipos  atando,  casteando  y  cocinando.  Un  grupo  bárbaro  con  gran  conocimiento  sobre  nuestro  arte  y  la Patagonia, en general pescadores curtidos y experimentado de quienes aprendí mucho, como siempre pasa. 

Necochea me resultó bella  y muy patagónica, si miran en el mapa casi que comparte latitud con Neuquén Capital. A veces,  hay  que  ver  dónde  empieza  realmente  el  Sur.  Vayan  a Necochea  para  comer  un  asado  y  castearle  a  los dientudos del río Quequén… que es suficiente para pasarla bien, aunque otras pescas increíbles tienen sus momentos y emociones. Incluso alguna trucha aparece cada tanto. Van a aprender bocha porque antes de mi visita anduvieron Pedemonte y Morales. Los pibes están entrenados y ahora piensan en invitarlo a Cachín Roa. Mamita. 

Pacho, sabiendo que el Limay es el río en el que aprendí a pescar con mosca hace más de 20 años, me acercó una nota impresa que el experto pescador Luis H. Aracena dirigió al foro para que le dé mi parecer. La nota de Chiche, a quién conozco y quiero mucho desde 1987, refiere expresamente a  la pesca de migratorias con una sola técnica de streamers en el  sector Medio del  Limay. Un  río  inmenso  lamentablemente  con amputaciones hidroeléctricas  cuya reparación  llevará un tiempo que nos  impedirá verlo como era a nosotros, nuestros hijos, nietos y tal vez bisnietos. “Para  que  leas  en  el  bondi”, me  dijo  casi  en  la  puerta  de  su  casa  rumbo  a  la  terminal  entregándome  6  hojas abrochadas. 

Es obvio que no está en el ánimo de éste instructor polemizar con un reconocido experto como Chiche, sino más bien apoyar su escrito y mostrar un trabajo por separado que lo complemente, tal como enfáticamente lo pide él mismo para que “todos pesquemos más y mejor”. Evitaré también redundar en  los numerosos aciertos que  la nota de Luis tiene por considerar suficiente que allí figuren. Es el escrito de un reconocido pescador que será más leído y respetado tal vez que el que yo pueda anexarle como complemento. 

Sin embargo antes le voy a desobedecer un poquito a Don Aracena, y sé que él me lo va a permitir. Antes de ponerme a  escribir  sobre  el  Limay Medio, quiero  referir al  texto de Chiche  reconociendo  su  valor  y asegurándoles que  esa forma de pescar que describe es  fiel a  lo que ví hace 20 años en  la Boca del Chimehuín: Una pesca con streamers impecable, prolija, haciendo subir al pez que en general era alguna trucha marrón grande, sin  importar mucho  los detalles en la mosca. 100% puro Aracena. 

Para realizarla es imprescindible tener por lo menos buena técnica de distancia, hay que tirar 25 metros o más con el agua a la cintura y esto no está al alcance de cualquiera pero se adapta perfectamente a  las migratorias del Limay Medio  cuando paran a  esa distancia de  tiro,  truchas muy agresivas por un  lado, pero que provienen  del Chocón donde engordan con los mismos pejerreyes con que se topan en el río, buen cocktail. A pesar de que nos cruzamos un par de veces en el Limay y lo ví pescar, él estaba rodeado de gente, seguramente enseñando, y no quise molestar. No pude pescar con Chiche allí, pero seguro que no faltará oportunidad. En Semana Santa del 87 fue la primera vez que lo  ví pescar en  la Boca. En aquella ocasión,  y  como acostumbra a hacerlo, nos ofreció a mi hermano y a mí una explicación espontánea acerca de cómo pescar esas truchas, incluso con algún acento centroamericano ya que creo vivía en Venezuela. No me olvido más: “Tienes que tirar muy lejos, más de 20 metros, y luego frenar la línea para que el líder caiga estirado, porque allí es cuando la trucha ve la mosca por primera vez. Si inmediatamente no se mueve como su comida, ella la va a ignorar”. 

Pues bien, Chiche… mi  inmensa gratitud porque  la cantidad de  truchas marrones, sea  trouts,  fontinalis, arco  iris y salmones que hice subir de esa manera desde Varvarco Campos al Gallegos dicen que  la técnica funciona. Me falta una steelhead pescada así, pero no creo que pase con moscas de 2 grs. tirando río arriba y corrigiendo río abajo a la espera de un tarascón por el fondo a los 45º del recorrido. Ja, ja… 

Volviendo a  lo anecdótico, 10 años después  (1997)  la Boca nos volvió a  juntar por un par de días y una mesa del Alejandro 1ro. en Junín fue testigo de dos cenas en las que estábamos Chiche, el “Gallego” García, Rubén Martín y yo. ¡Qué  linda  mesa!  ¡Qué  buena  época!  Con  Rubén  estudiábamos  cada  río  (ni  hablar  el  Limay),  sus  insectos,  su régimen…  todo  nos  parecía  merecedor  de  nuestra  atención,  así  que  a  un  pescador  famoso  como  Chiche  le preguntábamos de todo. Recuerdo que Rubén le preguntó si conocía el Limay Medio; a lo que Chiche respondió que, como vivía en el exterior, el poco  tiempo que  tenía en Argentina  sólo  lo dedicaba a  lugares de  truchas grandes… “Pesco en dos  lugares y con  tres moscas…” nos decía con su  inconfundible  tono amable. Se  imaginarán que entre Juan Pablo García, Rubén Martín y yo de  inmediato comenzamos a contarle que nosotros pescábamos en el Limay Medio aparatos  terribles, que nos cortaban  truchas que  jamás veíamos y que 4 kilos era muy común, cosa que  lo sorprendió, “…siempre pasé a 120 km/h por ahí…” nos decía sonriendo. Le mostramos las rabbits, las matukas y otros 

Page 2: Informe Tornillo

engendros demoníacos, sobre todo de  la caja de Rubén donde había moscas muy  lastradas, de 15 cm. y otras que ocultaba pero andaban en los 25 cm., sin joda. 

Para quienes no saben quién es Rubén Martín, vive ahora en Villa  la Angostura.  Instructor de atado,  lanzamiento y pesca, es mi maestro de atado además y hermano del Limay Medio desde el 91. Un pescador fuera de serie no solo con mosca, troleando en el Nahuel te llena de escamas usando cucharas pintadas por él mismo. Rubén fue alumno de atado de Carlos Govino  (Campeón Mundial Mustad 2006 en  Salmoneras  Full Dressed)  y aún  le envía modelos de Salmoneras y otras al maestro para su evaluación. El “Gallego” García también es mi maestro y amigo, hizo muchos aportes importantes a nuestro arte, es uno de los más emblemáticos pescadores del Limay Medio y cometió allí algún error también, el más notable fue salvarme la vida allá por 1994. Otro hermano del río. ¡Mamita! Verlo trabajar una mosca al Gaita… qué placer. 

¿Saben?  Además  de  ellos  hay muchos  otros  buenos  pescadores  del  Limay Medio,  algunos  casi  sobrenaturales  y desconocidos. Conozco a Fabián López (gran tipo, además), Daniel Valls, Marco Maldonado, “Toni” Lardani (¡Groso! No me gustan los concursos, pero Toni ganó casi todos en el Limay con mosca en su época, de pendejo y contra viejos pescadores  famosos hasta que dejaron de hacerlos.  ¡Metió  seis años  consecutivos por afano  y gano dos  veces  la Challenger! Mamita…  sabrá  algo  de  Limay Medio?),  el  “Cabezón”  Víctor  Quesada  (un  mostro),  Daniel  Ortega, Gerardo Grau, “Tati” Kaftan, Santi Rodríguez  (un estudioso), “Chiqui” Martínez, Diego Flores  (de visitante  le clava cada  zapato),  Gaby  Etchepare,  Héctor  Sainz,  Facundo  Fernández  (otro  mostro),  Gabriel  Terrasanta,  Gabriel Leguizamón, Oscar Blasco... ¡Cómo revolean shootings a la loma del culo todos ellos! Todos saben bien que estirar un líder y poner un streamer en condición de pesca apenas cae, es condición fundamental para aprovechar el largo total de nuestro  lance en un  río  tan grande y de pesca al barrido. Digamos que es  la  técnica de pesca más  común con streamer no  sólo en éste  río, sino en varios de  toda  la Patagonia. Y algunos de ellos  también presentan el caddis imposible que  levanta un cocodrilo muy presionado por moscas o  técnicas  comunes. Mis  respetos y perdón  si me olvidé de alguno con quién éste tramo sagrado nos cruzó o hermanó. No sé si serán expertos, pero a  la mayoría de ellos hace 20 años o más que los veo por el Limay Medio. 

El pescador del Limay tiene identidad, amigos. Cierta vez, en Piedrabuena y matándome tras las steelheads, mientras trataba de que los 30 metros de mi tiro no parecieran centímetros en ése mar que es el Santa Cruz, mi amigo Diego Flores  al  pasar  por  detrás  de mí  y  ver mi  actitud  de  pesca  susurró…  “limayero  viejo”.  Todo  un  sello.  Quienes aprendimos  a  pescar  truchas  grandes  en  el  Limay  pescamos  muy  parecido.  Nunca  igual,  pero  hay  un  sello inconfundible. 

Es  placentero  sospechar  que  tal  vez  a  raíz  de  aquella  charla  del  97  que  tuvo  Chiche  en  Junín  con  nosotros  (tres fanáticos del Limay), hoy se haya vuelto un experto allí, por lo que veo fiel a sus moscas y técnicas de siempre en el Chimehuín. Porque  fue un par de años  luego de aquél encuentro por  Junín que  lo crucé y me comentó que había comenzado a pescarlo poco después de su radicación definitiva en Argentina. Recuerdo que por el 99 ó 2.000 visitaba el negocio de pesca de Rubén Martín, dónde siempre preguntaba por  lugares para pescar en el Limay Medio. Me hubiera gustado estar a su lado y guiarlo cuando puso su primera mosca en el maravilloso Limay para devolverle la gentileza que tuvo en La Boca 12 años antes. 

En cuánto a las indicaciones de lanzamiento que Luis hace, algunas me resultan sustanciales si lo que se pretende es lograr distancia. Por ello es que supongo que las grandes diferencias que Chiche ve en su casting con las tradicionales no son tales o al menos tan  importantes, sino más bien hay una manera de explicarlo que es propia de él. Al verlo lanzar, lo que hace es lo mismo que nosotros hacemos, pero explicado por él parece de otra manera. Si no fuera así supongo  que  Chiche  no  lanzaría  tan  lejos  y  con  economía  de  recursos.  Es  importante  reconocer  que  su  técnica funciona, pero no siempre, con todas  las personas o en todas partes como él mismo desde su vasta experiencia  lo admite, pidiendo que se eviten discusiones estériles y descartando además la práctica o instrucción en cualquier otra técnica como secas o ninfas. También, se reitera, que sólo es accesible a quienes puedan lanzar lejos y no cometer los errores que él ve con claridad en casi todos a quienes acompaña a pescar. 

Entonces,  a  pedido  de  Chiche  y  dedicado  al  foro,  un  trabajo  aparte  para  que  los  inexpertos  y  poco  habilidosos encaren el Limay con  la misma actitud que David encaró a Goliat, diciéndoles para empezar que el peor error que pueden cometer con el Limay Medio es no ir a pescarlo. 

Un abrazo a todos. Torni 

 

 

 

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Las razones por las que un inexperto puede ser feliz en el Limay Medio. 

Textos, moscas y fotografías de Efrain Castro (otro inexperto) 

Un paseo de pesca y aprendizaje para conocer pasado y presente de un sector que tuvo su época dorada pero que aún brilla para muchos mosqueros, destacando que tal vez sea uno de los pocos ríos del mundo en que un equipo de 14 pies para dos manos o una caña de 7 pies para línea #0 (más todo lo que hay en el medio) tengan absoluto sentido el mismo día y a pocos metros uno de otro. Bienvenidos al Limay Medio, una escuela de pesca con mosca en las puertas de la Patagonia. 

Nota  I: Adjunto a este trabajo van  las 4 páginas de una nota excelente de Gerardo Grau titulada “Descubriendo el Limay Medio”. Fue publicada en enero de 2000 por la revista Aire y Sol y debe tomarse como referencia inseparable para  la  información geográfica más otros datos  importantes para el pescador. Tener en  cuenta que  la  info  sobre accesos o teléfonos puede haber cambiado en estos casi 10 años. Es recomendable  leer antes éste artículo y  luego encarar el presente trabajo centrado en estrategia, equipo y técnicas de pesca. 

Nota II: Todas las fotografías son de marzo a  mayo de 2009. 

 

Unos tiritos sin meternos. 

La pesca es mágica. La pesca cura,  libera y enseña sobre  la vida. Ojo, también enferma y se vuelve mitológica si el contacto con ella no es real en una medida razonable en relación al tiempo mental que nos ocupa. O si por tener una habilidad nos creemos dueños de todas  las habilidades. Como anécdota al respecto, hace unos años entré con mi hijo a un nuevo comercio de pesca en Neuquén para ver qué tenían. Cuando el dueño me reconoció de  inmediato sacó unos  libros  con dibujos de mi  autoría para que  se  los  firmara. En  la  charla me  comenta:  “…me dijeron que cuando a vos te preguntan en el río qué mosca estás usando, la lanzás y ¡zac! se la clavás en el patch del chaleco al que  te preguntó. ¿Es cierto?” A  lo que yo  respondí: “Amigo, si yo hiciera eso cada vez que me preguntan por mi mosca, habría un montón de mosqueros tuertos.” Debemos aceptar que la gran mayoría de las veces que lancemos una mosca no pescaremos nada y que no podemos tener la soberbia de creer en “seguridades”. Cuando una trucha me toma la mosca, mi única seguridad es que cometió un error aunque la ninfa sea una copia exacta de las que hay por millones en el río y mi deriva muerta haya sido perfecta. 

A través de la pesca algunos tienen la suerte de llegar a la mosca, un arte milenario y a esta altura un tanto complejo si se pretende entrarle hasta el hueso y ser un experto. Posee una columna vertebral y una historia que componen su esencia en primer  lugar, con el atado de moscas a  la cabeza,  la teoría de  la pesca en seguida y el  lanzamiento como  vehículo  para  darle  utilidad  a  ambas  anteriores.  Solo  en  su  descripción  sencilla  hasta  ahí,  la mosca  ya  es compleja. Todo se diversifica aún más si vemos  la multitud de variantes técnicas o aplicaciones según  la geografía, los peces, las aguas y sobre todo la personalidad de quienes la cultivan. Es en general al llegar a la mosca donde más se nota que algunas habilidades ocultas del pescador aparecen mientras  la carencia natural de otras complican su práctica. Sin embargo, no debemos confundir “complicación” con “imposibilidad”. 

Es obvio que hay ciertas barreras  físicas para  la práctica de algunas  ramas del  flai, como  la pesca con trekking de altura,  la pesca del Roosterfish mexicano de orilla corriéndolo como  locos enfermos (me muero por  ir) o cualquier pesca extrema dónde algún requisito físico sea importante. Pero nosotros hablamos de caminar el río, leerlo, buscar un pez o un apostadero de peces y tratar de pescar alguno volando nuestra línea lo mejor posible, presentando un engaño que haga valer el viaje o el rato puesto en  lograr esa emoción. La pesca con mosca puede ser también un medio  de  expresión:  un  atado perfecto,  la  detección  del  pez  que  nadie  vió, un  lance  armónico,  engañarlo...  Sin embargo para expresarse a través de ella es necesario aprender su sustancia como en cualquier arte. Y esto puede tomarse desde lo técnico pero también desde las sensaciones y hasta desde las emociones. Ser conmovido por algo a veces enseña más que cualquier larga explicación proveniente de la ciencia o el racionalismo cartesiano. 

 

Principiantes, al Limay. 

Algunas líneas previas para un dato fundamental: una cosa es el Limay Medio ahora y una muy diferente lo era antes de promediar  los ´90, cuando en pleno auge del menemismo el precio del kilowatt comenzó a mandar en  la crisis energética y lo secaron casi completamente por primera vez para acumular agua, dándole un golpe terrible del que todavía  no  se  repone.  Ante  semejante  moco  y  con  la  intención  de  repararlo,  la  empresa  que  administra  la hidroeléctrica  se  mandó  otro  mucho  peor.  Lo  resembraron  con  no  sé  cuántos  millones  de  arco  iris  que inmediatamente  entraron  a  competir  directamente  con  lo  que  quedaba  de  línea  pura  de marrones  residentes, 

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prácticamente exterminándola en muchos sectores de alimentación y remitiéndolas a otros menos accesibles con un equipo de mosca. Luego de ése año tuvimos tres o cuatro temporadas con buenas truchas grandes dentro del río, mi teoría es que ante  la aniquilación de  las  residentes algunas migratorias encontraron  sectores de alimentación  sin competencia y se quedaron. Con el tiempo también la población de grandes fue mermando,  la arco  iris ganó y acá estamos. Amigos, antes del  fatal  ´96,  cuando  al  Limay  lo pescábamos  con gatos exclusivamente,  sólo  sacábamos marrones. Y qué marrones. Las arco  iris eran  raras y hasta  las  festejábamos al  sentir  su  típica corrida y posterior salto. Rubén Martín dice que  “descubrir  el  Limay del  96  en  adelante  es  como descubrir  a Messi  a  los 30  años”. Cuánta razón tiene. Yo agregaría que descubrirlo ahora es como agarrarlo con 40, no muy rápido pero mañoso. Así y todo el Limay es hoy un gran río de truchas, ocurre que, como a Messi a los 40, para que juegue hay que achicarle la cancha. 

Esta nota, si bien se presenta como amplia, nace con claros destinatarios primarios: aquellos mosqueros argentinos que no viven en la Patagonia y que buscan en sus primeras experiencias un ambiente de gran calidad para la pesca de salmónidos. Sin dudas, Limay Medio es el punto más cercano para tener buena pesca de todo tipo, con ninfas, secas  y  streamers.  Tirando  lejos o pescando  casi  entre  las  patas.  Se  trata de un  ambiente de  categoría mundial dónde he tenido la suerte de pescar marrones de 6 kilos con tiros a 35 metros y Rabbits en anzuelo #2, pero también buenas arco iris de hasta 2 kilos o más pegadas a  la orilla con ninfas a pez visto. Ni hablar de las truchas prendidas con imitaciones de Tricópteros adultos o sus pupas en emergencia, con 5X cortados sobre la tomada en las olitas del pedrero. 

Bien… Muuucho  flai  en  el  Limay,  del más  variado  y mejor.  A  veces  no  es  necesario  vadear muy  profundo,  con aprender  a  lanzar mejor  y  preciso  alcanza.  A  veces  sí  es  necesario  vadear muy  profundo,  porque  según  dónde estemos  parados  pondremos  un  eje  diferente  al  recorrido  de  un  streamer  río  abajo  y  eso  puede  determinar  el ataque de una trucha. En el Limay (y en cualquier río) una clave fundamental a la hora de los bifes es saber pararse para pescar, tal como un técnico “para” un equipo en la cancha. Ahí empieza todo y de eso dependerá pescar bien el lugar o tal vez arruinarlo por un rato. Para pararse bien es muy importante saber dónde están las truchas y eso en un río tan grande es casi el 80% de la batalla ganada, tanto en la pesca de arco iris o marrones residentes y ni hablar en el caso de las migratorias, que paran en cardúmenes. En el caso de éstas últimas, ubicar las “paradas” que ofrece el río a tiro de mosca es el gran trabajo previo necesario año tras año, porque no siempre paran en el mismo lugar, el río cambia entonces lugares que antes no andaban ahora funcionan y viceversa, incluso de un día para otro a veces por  desplazamiento  de  cardúmenes  completos.  Tal  conocimiento  es más  que  clave  y  se  adquiere  sólo  de  dos maneras: Con la visita continua o con la indicación de quién lo visita asiduamente, no hay otra. Se razona que poseer una embarcación a motor da una ventaja muy grande para encontrar “paradas”. Pero se advierte que al utilizar  la embarcación a motor en un  río debe  tenerse especial  respeto por el pescador de orilla, circulando  lejos de él y a poca velocidad. Hay muchas quejas por quienes no son solidarios en éste sentido, en general mala gente, que pasa a gran velocidad cerca de quienes pescan sin importarle que los demás tienen el mismo derecho que ellos. 

El Limay es un rival de categoría si pretendemos ser completos y aprovechar al mango sus posibilidades de pesca. Un gigante con  importantes  similitudes para el pescador con mosca en sus  tres  tramos más diferenciables  (Superior, Medio e Inferior) pero con diferencias también notables en altitud sobre el mar, caudal, temperaturas, declive, ciclos biológicos y alimento, por nombrar factores importantes e inherentes a la pesca. Un monstruo de tres cabezas que sólo en su tramo Superior puede pescarse en estado puro. Personalmente, desde su Boca hasta Valle Encantado es el  sector  que más  disfruto  pescar,  aunque  sea  el  que menos  conozca  y me  quede mucho más  cerca  el Medio, 

además de vivir por 30 años en una ciudad sobre su tramo  Inferior, que  inundó el patio de mi casa un par de veces. La arco  iris de  la foto es de este tramo del río y pescada hace poco. 

Desde  el  primer  día  de  la  temporada  hasta  el último, el Limay carece de momentos malos para la pesca, más allá de las famosas veces en que no hay  pique  en  ninguna  parte  y  eso  se  da  por cambios atmosféricos u otros que afectan  la vida subacuática de una  región  completa. Vieron que hay  días  en  que  es  imposible  moverlas  y  nos cuentan  que  en  otro  río  a  200  km.  pasó  lo mismo…  cosas de  la pesca. No  abundaremos  en datos geográficos, rutas, accesos pagos, cámpings legales  e  ilegales…  en  la  nota  de  Gerardo  Grau 

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que  debe  tomarse  adjunta  e  inseparable  a  ésta,  eso  está  finamente  detallado  aunque  a  la  fecha  algún  dato  ha cambiado,  los accesos también y  la gente que  los administra  igual. Como comentario,  lo  justo sería que ese sector fuera de acceso totalmente  libre, fiscalizado por el Estado con un plan de manejo educativo y de control, pero por ahora es utópico. Está muy mal  llenarse  los bolsillos de plata gracias a  las  truchas que son de  todos pero es otra discusión, vamos al río más allá que Ud. acceda como pueda. 

Qué sería de nuestra pesca sin el río, nuestro río. Uno sabe que la visión de un río es diferente cuando se creció a sus orillas que cuando se  lo visita para pescarlo. En mi caso, el contacto con el Limay comenzó allá por 1975, cuando nadé sus aguas junto a mis padres y hermano, todos expertos nadadores. Una Navidad de luneta, patas de rana y un snorkel  lograron que conozca primero y mejor al Limay  Inferior y sus criaturas por abajo que por arriba y mucho antes de que la pesca con mosca me interesara. Ya en la juventud, la práctica de las flotadas río abajo en cámara de auto me dieron una visión de otro alcance, que me ha servido bastante en el Limay Medio como pescador, dado que los peces y la anatomía del curso es bastante similar en ambos tramos. Aunque debo admitir que con el tiempo y la operación de las represas algunas diferencias se han acentuado mucho a mi entender. Por ejemplo, el Limay Inferior siempre  tuvo mejores condiciones de alimentación para una población  residente de  salmónidos que en su  tramo Medio entre represas. Esto ocurre porque la presa de Pichi Picún no es compensadora de Piedra del Aguila como lo es Arroyito del monstruoso Chocón. Mal que mal, en el Limay  Inferior tenemos un caudal bastante estable y esto favorece  la generación de vida. Por el contrario, nuestro amado tramo Medio es víctima de fluctuaciones violentas que  impactan de manera  terrible en  la  vida natural  acuática  y  ribereña desde mediados de  los  `90  en  adelante. También es cierto que aquí, cerca de Neuquén, no podrían hacer eso porque hay medio millón de habitantes y  las costas están densamente pobladas en muchos tramos del  lado neuquino. Ahogarían a alguien todos  los días. Pero ahora  las diferencias entre ambos ecosistemas me parecen muy notables. No quiero hablar al pedo y habría que estudiar, pero en mi última visita al río por Los Corrales abajo (abril de 2009) me dio la impresión de tener devastado su lecho por  las fluctuaciones violentas. Si  lo comparamos con un bosque,  lo que ví bajo el agua allí es similar a un incendio. La APMN advirtió sobre esto hace tiempo, se presentaron recursos de amparo y algo de eco en la prensa hubo.  Lo  cierto es que  tenían  razón en protestar pero  también que no  se hizo nada, porque el  río ha  sufrido un impacto muy  visible.  Pocas  aves,  pocos  insectos,  poca  agua,  poca  pesca,  poco  todo…. Hacía  unos  años  que  no pescaba ése sector del Limay Medio y lo que ví me pegó mal porque lo conocí en su época dorada y hasta lo pesqué como  río en  las partes que hoy  tapan  las  represas de Pichi Picún  y Piedra del Aguila.  Levantábamos de 20  a 30 marrones residentes por día como cosa común (pescando con muchos errores, tirando moscas lejos con shooting y casi  nada más),  todas  de  kilo  para  arriba  y  siempre  algunas  eran  grandes.  La  pesca  de migratorias  era  también diferente. De 2.000 en adelante se pescaron muy bien arco iris… pero ahora casi que hasta  la buena pesca de arco iris ha mermado bastante. Supongo que, además de  la  represa, por un  lado  la presión de pesca extractiva hizo  lo suyo, mientras que  la presión “deportiva” también, dado que  las truchas que quedan no son tan  fáciles de pescar como antes. Habría que estudiar para saber en qué medida afecta uno u otro  factor a nuestras ganas de  jugar un rato allí con la caña. Por otra parte, el comentario reciente sobre la aparición de una carpa de 35 cm. en lo de Tapia puede indicar que estamos al horno o que tendremos que aprender a pescar carpas con mosca. Veremos, las truchas tienen sus mañas y yo siempre juego una ficha en su favor. 

Las fluctuaciones en Limay Medio han sorprendido a muchos pescadores inexpertos en este ambiente que acampan en  islas que jamás vieron con el río crecido. Incluso ha pasado que arruinan vehículos, sufren la pérdida de efectos personales o directamente la inundación del sector elegido para acampar por desconocer la operación de la represa y sus alcances poniendo en peligro sus vidas y la de quienes los acompañan. Si va a Limay Medio asesórese en éste sentido. 

Volviendo a la juventud, el padre de un amigo nos llevaba en camioneta hasta Plottier y desde allí nos tirábamos en cámaras  de  auto  hasta Neuquén,  todos  con  patas,  luneta  y  snorkel.  Casi  unos  peces más  en  ése  lugar  lleno  de recónditos tramos salvajes. Madrecitas del agua, Pancóras, bichos verdes flacos y ojudos (odonatos) y otras criaturas eran  comúnmente  capturados.  Veíamos  zorros,  jotes,  garzas,  hualas,  lampreas,  percas  gigantes,  cardúmenes  de miles (¡miles posta!) de pejerreyes, piches, coipos de 7 kilos o más (casi carpinchos) y aves que ni hoy sé como se llaman. Ver una marrón inmensa apoyada en las piedras y llegar a tocarla para que recién se mueva como un rayo no se olvida. Como ver desde la altura a otra estática, a un metro de profundidad dónde hay cinco o más, con su hocico apuntando directamente al borde de  la  laguna dónde un cardumen de pejes siempre hace su  ronda. En  la última bajada así que hice ya llevaba caña de mosca… ando con ganas de hacer alguna de nuevo con mi hijo a partir de la próxima temporada. Con una de 4 tramos debe ser más cómodo… ¿no? Desde Arroyito a China Muerta es el mejor tramo que queda. 

Los recuerdos de cosas que ví en  la niñez me han ayudado a pescar truchas. Y cuando comencé a pescar con una mosca  comencé  a  pescar  en mi  vida,  no  sé  si  tuve  esa  suerte  o  esa  desgracia.  Soy  prácticamente  ignorante  en 

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cualquier otro arte de pesca, ocasionalmente con carnada mojarras, bagres, dientudos, pejerreyes, corvinas… y con cuchara percas y alguna arco iris pirulina. Algún trolling también… Ninguna de esas pescas me interesó como la que se hace con moscas, su esencia y el atado de las mismas. Y tuve la fortuna de que el Limay fuera mi principal campo de experimentación.  Si el  Limay me enseñó a pescar,  la  intención es  ser  fiel a ése  aprendizaje  a  través de éstas palabras. Porque aprender a pescar bien y de manera completa las truchas de este río, es aprender un poco a pescar las de cada río que hay para el Sur. Una cancha de entrenamiento que nos prepara tanto para enfrentar al Malleo como  para  el  desafío  de  las  anádromas  a  dos manos.  Se  lo  garantizo,  amigo.  En  algunos  ambientes  lejanos  y diferentes,  al  verme  pescar  o  lanzar  de  determinada manera me  preguntaron  “¿dónde  aprendiste  eso?”.  Y mi respuesta siempre fue casi siempre “en el Limay”. 

Pero basta de franela porque lo interesante es ayudarle a Ud. en la adquisición de recursos para encararlo si no está entre los expertos de ése río, tanto cuando suben las migratorias (su mejor momento), o en cualquier otro momento de la temporada tratando de ser descriptivos y cubriendo de algún modo las dos grandes formas de pescar truchas: simulando su comida o despertando su agresividad. Haremos las aclaraciones necesarias en cada caso. Imagine esto como una charla con alguien que vió pescar a muchos grosos en este río desde hace 20 años y ha tomado de cada uno  lo que pudo o  le gustó. No es más que eso ni pretende marcar diferencias con nadie o descalificar a expertos cuyos  conocimientos  y  experiencia  están  por  sobre  los  nuestros.  Iremos  volcando  la  información  mezclando situaciones, épocas, técnicas y equipos… un poco a propósito para mantenerlo atento como debe estar en este río para realizar  los cambios que se requieren y, de a poco, ser un pescador completo en uno de  los mejores ríos del mundo con recursos simples y al alcance de cualquier pescador promedio. 

 

Estrategia. Empezamos por el equipo. 

Hay tres partes de nuestra estrategia para encarar el Limay Medio que podemos realizar mucho antes de conocerlo o visitarlo. Armar nuestro equipo, atar nuestras moscas y practicar  lanzamientos específicos. Empezaremos por el equipo aclarando que mientras tocamos estas tres cosas avanzaremos al mismo tiempo sobre las técnicas de pesca, lectura, etc. Lo que no se toque durante esta descripción se complementará luego en los párrafos finales. 

Es bueno  tener dos equipos si se quiere disfrutar el Limay Medio en toda época. Uno potente y uno  liviano. Para encarar  la  pesca  de migratorias  o  grandes marrones  residentes  (cada  vez  hay menos  de  éstas  últimas  porque sencillamente las matan los pescadores y a la cadena alimentaria que las sostiene la mata una represa) un equipo del #6 al #8 anda perfecto según el gusto. Personalmente me inclino por una caña #6 de 9,6 pies, rápida y de perfil fino. ¿Razones? Soy petiso, me gusta tirar  lejos y que no me joda el viento. Para las  líneas también prefiero las de perfil fino por ésta  razón,  tienen mejor penetración. Este  tipo de  ajustes  se  aprenden  a  valorar mucho en  la pesca de truchas anádromas sobre condiciones extremas. 

Los pejerreyes nadando  cerca de  la  superficie  son  comida habitual de  las grandes  truchas marrones  residentes o migratorias, e incluso de las arco iris que hasta cierto tamaño en éste ambiente se concentran en  los insectos pero luego vuelcan su dieta también a los peces, que se presentan en forma abundante y permanente a lo largo del año desarrollando hábitos de caza propios en  las marrones. Para hacer subir truchas grandes prefiero  los shootings de hundimiento  lento  (2  pulgadas  por  seg.)  e  incluso  Intermediates  transparentes  o  hasta  las  líneas  de  flote.  Los streamers bien presentados cerca de  la superficie son muy buena técnica no sólo para  las migratorias, sino para  la pesca  de  barrido  con  streamer  en  el  Limay  durante  toda  la  temporada  buscando  también  arco  iris  o marrones residentes.  Para  esto  prefiero  el  running  al  amnesia,  ya  que  permite  un  trabajo  de  correcciones  a  veces muy efectivos para mantener la mosca en zona de ataques además de facilitar una buena presentación de la misma con el  líder  estirado.  En menor medida  utilizo  el  amnesia  para  estas  técnicas  de  superficie  porque  tiende  a  rebotar arrugando el líder, además de no ayudar a que la mosca “nade” bien rozando la superficie como sí lo hace el running line con las pancitas que podemos generarle y ubicar a placer lejos o cerca de la navegación de la mosca. Es hermoso ver el borbollón que estas truchas dejan al tomar nuestra mosca que recién cayó o navega apenas hundida. Ni hablar si antes de  la  tomada muestra una aleta o erra el primer  tarascón. ¿Un yeite? Espere en el pique de una marrón hasta  su  llevada  franca para  clavar  si quiere que el anzuelo  se aloje en  la  tijera del pez,  su parte ósea. Así evita lastimarlo y, de paso, asegura una  clavada en el mejor lugar. Para esta técnica de pesca uso líderes largos, 9 pies o algo más, con un butt importante que proyecte la mosca lo más lejos posible de la línea al caer. 

El “Cabezón” Víctor Quesada, con más de 30 años de Limay Medio, me dice: “Yo lanzo y a la mosca no la toco más. No corrijo, no  la muevo ni nada… dejo que el río  la mueva. Entonces, esa panza que  lleva a  la mosca un poco río abajo, a  la vez  la va acelerando progresiva y naturalmente. Si  la trucha al verla caer comenzó a seguirla, es en ése momento de aceleración al final de la panza con cambio de dirección (similar al final de un loop cuando casteamos) que se decide atacar. La mayoría de mis piques los tengo así.” Gracias, master. 

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No  hace mucho  que  lo  conozco  a  través  de  otro  amigazo,  pero  siempre  supe  que  el  “Cabezón”  realiza  largos campamentos a orillas del Limay Medio en un  lugar místico, escondido y aún poco frecuentado gracias a una gran confianza  con  los propietarios. No pesca  en otra parte nunca,  jamás, never.  Tira  lejos, pesca  solo  con  shootings lentos  y  con  pocas moscas: Wolly  Buggers  verdes  con  algún  brillito, Matukas  y  alguna  Rabbit.  Algo  blanquito. Últimamente contaminé su caja con algunos gatos extraños que él prueba con gusto. Sus campamentos allí llegan a ocupar hasta 90 días o más de una temporada y acampa en el mismo sector del río por esos largos períodos desde hace más de 30 años siempre pescando con mosca. Allí pasó vacaciones enteras con su familia, siempre se movió en su canoa, casi que crió allí a sus hijos y su caña sabe cuánto tiran 6 kilos o más de Salmo trutta muy seguido desde hace mucho tiempo. Un capo que, sé, prefiere el anonimato pero algo de lo que me enseñó acá lo transmito. Tuve que  llamarlo para pedirle permiso antes de poner  su  foto  y  su nombre. Como  referencia de  su  conocimiento,  la útima vez pesqué con él y nos tocaron días malos, con poco pique. Víctor pescó las únicas tres truchas grandes (5, 3 y 4 kg. ‐foto‐) en un grupo de 5 pescadores entre los que estaba mi hermano (guía profesional) y yo, que conocemos bien el ámbito. Un dato increíble sobre Víctor es que prácticamente sólo tiene piques de marrones grandes. Es muy 

raro que levante algo chico. 

Volviendo a  la estrategia, también  la  línea de  flote está presente en mi  pesca  con  streamers.  Es  más,  en  el  Limay  tenemos  sectores moderados  o  pedreros  donde  una  presentación  precisa  de  una matuka con aletas resulta letal. La línea de flote nos permite trabajar el  streamer  con  permanentes  correcciones.  Me  gusta  corregir  la parte  de  atrás  y  dejar  que  los  primeros  10 metros mantengan  la “panza”  natural  que mueve  la mosca  con  la  corriente mientras  las sucesivas correcciones  le dan  toques nerviosos a su natación. Fiesta de  arco  iris  con  ésta  técnica…  luego  veremos  la  importancia  de  la matuka con aletas en la parte de moscas. 

El  streamer de  flote  también me  sirve para pescar orillas,  tanto de truchas residentes que se alimentan allí como de migratorias… sí, sí. No es necesario  tirar 30 metros siempre para clavar una marrón en tránsito. Si siempre encaramos la pesca de migratorias con shooting y tirando  lejos parecemos no tener en cuenta que de noche arriman a la  costa  (cómo  todo  pez  migratorio,  es  muy  marcado  en  las steelheads  también) por  lo que muy  temprano  conviene pescar  las orillas con flote y sin meterse. 

También que si el río se pone “fuera de caja” por una crecida, hay mucho pescado grande en los desbordes. Grande en serio como lo demuestra la fotito que me facilitaron desde Necochea, en la que vemos a Rubén Sewal, quizás un inexperto como yo, que metió este cocodrilo terrorífico de la foto con una ninfa en anzuelo #8 a metritos de la orilla en un río como se ve desbordado. La mosca es una “Dandy”, y va la receta según Rubén: Anzuelo tiemco 200R # 8 ó #10. Hilo UTC 140 marrón o verde oliva. Ojos de cadenita pintados de negro. Ribbing alambre de cobre. Cola marabu grizzly. Cuerpo y tórax dubbing SLF marron o verde. Alas y antenas 3 pares de gomas barradas. Patas hackle grizzly. Vean la foto. 

Para ejemplificar esta situación de pesca orillera iba a utilizar una foto de Gerardo Grau tomada para su nota adjunta y que salió a doble página en Aire y Sol, dónde aparezco con una  trucha de poco más de dos kilos pescada en  la misma situación de desborde pero con una Zug Bug en #14. Sinceramente al  recordar este monstruo no dudé en pedir que me envíen su foto. Les  juro que saqué truchas grandes en el Limay, pero nunca algo así en su aspecto y tamaño. ¡Parece una Sea Trout! Conozco a Rubén personalmente y encima el flaco es grandote, así que dimensionen éste bicho. Como puede  apreciarse, hay muchas  razones para pescar un poquito  la orilla  casi  siempre,  cosa que cualquiera de poca experiencia puede hacer. 

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A principios de temporada y hasta diciembre el Limay medio ofrece una excelente pesca de arco iris de 500 grs. a 1 kg.  y  algo  más,  que  vienen  recuperando  calorías  a  lo  pavo  luego  del  desove.  Con  las  técnicas  de  streamers convencionales,  shootings,  tiro  lejos,  río  abajo,  barrido  es  suficiente…  y  fácil.  Al  atardecer  las  ecolsiones  de Tricópteros nos obligan a afinar  la puntería… atentos porque hay arco  iris mañosas y residentes de hasta tres kilos que ignoran cualquier gulibaguer pero se desesperan por un caddis. Y atenti amigo que una arco iris de tres kilos en el Limay es algo más emocionante a mi entender que cualquier marrón de cinco. Y si me sube a una seca… un cuete, querido. 

 

Otra dieta, otra líneas, otras moscas. O si no subís, yo bajo. 

No solo de pan vive el hombre y no solo de pejerreyes vive la trucha del Limay Medio, o del embalse Exequiel Ramos Mexía,  sector  de  engorde  para  las migratorias  de  presencia  fuerte  sobre  el  río  en  abril  y mayo.  Bagres Otunos oscuros, gorditos y apetitosos, pancoras mudando en su típico color naranja con detalles verde oscuros, juveniles de perca, grandes stoneflies… Un bicherío variado que también es atacado por la trucha y anda más bien por el fondo, muchas veces a un metro o menos de profundidad, justamente dónde pisoteamos para revolear lejos. 

Cuando al equipo  le meto “plomo”  (shootings que  se hunden de 7 a 8 pulgadas por seg.) uso  líderes muy cortos (menos de un metro) y en lugar de running meto amnesia que gana por afano si la distancia es el tema. Permite que los  shootings  extra  rápidos desciendan mejor  en  la  columna de  agua  para  lograr  su  acción  de  pesca.  Si  además tiramos una mosca con el  lastre correcto y equilibrado podemos  llegar a colocarla activada casi en  la nariz de una trucha renuente a subir y obligarla a atacar un par de metros abajo. Para ello hay que hacerla bajar colgando apenas más rápido que  la velocidad de hundimiento de  la  línea. Hay que tener diversos tipos de  lastres para esta pesca y combinarlos con las velocidades de la línea… es un poco de prueba y error pero en un momento empieza a funcionar y agarrate.  

A veces están muy abajo y no suben ni con un billete de 100 mangos. O sube una por cada cinco que pescaríamos si bajáramos la mosca.  Entonces, pensemos… la velocidad de hundimiento indicada en la línea es real en agua quieta. En  la corriente,  si nosotros anclamos un extremo de  inmediato el agua accionará  sobre ése  shooting  tal como el viento lo hace sobre una bandera levantándola. Para simular las condiciones de agua quieta y lograr que la línea baje sin perder su trayectoria de deriva ni la distancia del tiro, debemos tener alguna maña. Un shooting de hundimiento velocidad 8,  lanzado  levemente  río arriba unos 15º, colgado del amnesia en deriva muerta y sin  tensiones baja 1 metro en 5 segundos, es decir que si logramos una deriva muerta de la línea por 15 segundos estaremos a casi tres metros con la mosca en el momento que comience a tensarse 30 ó 35º río abajo. 15 segundos es la referencia que tomo por experiencia personal tratando de hacer un promedio a ojímetro, me gusta usar esta técnica en aguas mas bien calificables como rápidas para el Limay Medio, que muchos pescadores descartan. Ocurre que bajo esas aguas rápidas siempre hay unos “termotanques” descansando con su vientre apoyado en  las piedras, a cuatro metros o más. Muchas veces para colocar mis moscas a distintas profundidades o cubrir distintos  trayectos con ellas suelo “contar” mientras  la mosca navega  y  tengo bastante mentalizado el  tiempo de 1  segundo. Esta  técnica  la utilizo dónde la velocidad de la corriente es creciente a medida que se aleja de mí, cosa que en un río como el Limay se da casi siempre en los sectores que intentamos pescar y resulta excelente para trabajar bordes rápidos y profundos  a 15 metros o más desde sectores lentos o bajos. De esta manera al “soltar” el shooting y no darle ningún anclaje, éste se mantiene casi recto y sin panza mientras deriva río abajo. La parte más cercana a mí cubre un trayecto corto en el agua  lenta, mientras que  la  lejana uno  largo en  la corriente rápida y de esta manera se compensa  la diagonal que produce  lanzar  levemente río arriba. La mosca se mantiene  lejos, en  la  línea de distancia en qué cayó. Al tensarlo unos 30 ó 35º abajo  inmediatamente se activa  la mosca porque el shooting está casi  recto, cruzando  la corriente 

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pero más cerca del fondo. Durante esos 10 ó 15 segundos de espera en la deriva mantengo la punta de la caña alta, tratando  de  que  el  amnesia  no  haga  ninguna  panza  y  a  la  vez  se mantenga  flojo,  prestando mucha  atención  a cualquier estiramiento que yo no provoque porque puede ser una tomada en  la deriva casi muerta. A veces unos golpecitos de  la punta de  la  caña me  hacen perder profundidad pero  activan  algo  la mosca, que parece un pez atontado tratando de reaccionar. Al tensarlo finalmente para que la mosca comience a nadar, bajo la caña a nivel del agua e  incluso meto  la puntera hasta tocar el fondo según  lo que desee  lograr con  la mosca. En general pretendo que  algo  vivo  y  apetitoso  entre  en  el  campo de  visión de  la  trucha  casi  a  su nivel o  justo por  encima, nadando naturalmente antes que vea la línea. 

Pero no termina allí. Para saber qué pasa con todo este sistema en la pesca y explotarlo en sus variantes es necesario conocer, razonar o al menos imaginar cómo son las corrientes no sólo a lo ancho del río, sino a o alto también. Por lo general en los sitios dónde intentamos pescar a medida que nos aproximamos al fondo la velocidad de la corriente aminora y cerca del  fondo es casi nula. Es más, muy raro es que ocurra  lo contrario o que  la corriente sea pareja. Cuando  la mosca  lastrada  se va  casi  flojita a pique  como una máquina de escribir, de a poco va entrando en un sector poco veloz relativo, mientras  la parte trasera del tiro todavía va en aguas superficiales rápidas pero a  la vez relativamente  lentas hacia  la orilla. Sin embargo, siempre sabiendo que de todos modos va por aguas más rápidas que  las cercanas a nosotros,  la mosca  lastrada alcanza su mayor profundidad y menor velocidad  relativa recién al final  de  su  deriva.  Cuando  tensamos,  la  mosca  lastrada  queda  como  en  un  momento  de  compensación  de velocidades que yo  llamo “limbo”. Al sentir esa especial tensión me gusta a veces activar  la mosca con un par de tirones nerviosos y frenar la línea para que ascienda, incluso nadando un poco río abajo. Intuyo que el éxito de esto radica en que al barrer el río tiro a tiro, metro a metro, en algún momento algo se moverá rápido en el campo de visión de la trucha para, de inmediato ascender por la columna de agua… irresistible. 

Aunque podamos perder algo de profundidad, se reitera que es bueno para  lograr que todo vaya trabajando bien compensado  “tocar”  con  leves  tensiones  en  los  momentos  adecuados  la  mosca,  también  para  testear  algún mordiscón  tempranero. Aunque honestamente esperemos  la mayoría de  los piques al activar  la mosca  río abajo. También podemos comprobar este trabajo visualmente utilizando una mosca grande, blanca, lastrada y un shooting de hundimiento rápido. Es posible ubicarse desde cierta altura (una barranca típica del Limay es suficiente) y ver este trabajo  que  hace  en  la  corriente  un  shooting  al  lanzarlo  río  arriba,  como  gana  profundidad,  frena  y  provoca finalmente un ascenso con un movimiento muy vivo de nuestra mosca lastrada. “Cualquier cosa que ascienda por la 

columna de  agua, para una  trucha  lo primero que  representa  es comida.” Esto lo dijo Darío Pedemonte durante una charla a chicos principiantes en Río Tercero, Córdoba. Tuve la suerte de estar ahí, mezcladito con los alumnos y escucharlo… 

He metido varias truchas y un par de “tortas” pescando así, no sólo en el Limay… yo le comento. Ud. vea. Ah… jamás “robé” una trucha en  el  Limay,  sí  alguna  Perquita  hace muuucho.  Se  sabe  que  al pescar abajo el pique de la Perca es una opción para nada lejana. Si se desea evitarlo hay que bajar la mosca sobre lechos de piedra en aguas entre moderadas  a  rápidas  y  jamás  sobre  lechos de  arena entre moderadas  a  lentas.  Tampoco  recoja  lentamente  la mosca por su  línea de vadeo  lugo que  termina su  recorrido. Yo  la  traigo 

rápido y si tengo un pique es de trucha, a veces grande. 

 

Algo sobre la trucha en tránsito y la que come en el río. 

Podemos aprender bastante  también y ajustar nuestra pesca a  las condiciones  reinantes  si conocemos acerca de cómo se comporta una marrón que se alimenta en el río y otra que  lo está remontando. Hay algunos patrones de comportamiento comunes en todo salmónido migratorio que son interesantes de enumerar, más allá que provengan de agua dulce o salada: se acarduman, son agresivas,  insistirles  tiene premio,  las puntas del día son mejores para tentarlas,  prefieren  movilizarse  de  noche,  de  noche  también  suelen  “costear”  que  es  algo  así  como  un “superdescanso”  o  la  elección  de  un  trayecto  por  aguas  lentas  y  bajas  en  su  remonte,    y  otras  tal  vez menos interesantes para un  revoleador de plumas. Al estar acardumadas el conflicto es permanente y,  como en  toda  la naturaleza,  ciertos  individuos manifiestan  un  comportamiento más  agresivo  que  otros  y  son  en  general  los  que cometen  el  error  de  atacar  una mosca.  Sobre  todo  en  el  crepúsculo, momento  previo  al  remonte….  Realizan “corridas” entre ellos persiguiéndose, mordiéndose y esto en ocasiones genera un estado de stress que detona el ataque a cualquier cosa que pase cerca o invada su territorio momentáneo aunque pase un par de metros arriba. 

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Observando la masa de truchas en el Pozón de los Giles para fin de temporada desde el camino a San Pedro y viendo al pescador Cachín Roa tentarlas se aprende mucho. Por lo general encabezan el cardumen las truchas más grandes y estos grupos no son estáticos. Se desplazan por el sector de parada en masa, a veces con movimientos en forma de remolino de todo el cardumen. Con  las sea trout del gallegos he visto también estos movimientos tanto en el Pool del Puente  como en el de  la Pasarela de Bella Vista  (filmadas) o  cerca de  La Palangana, más  arriba  y en Puente Blanco.  He visto comportamientos muy similares entre las sea trout y las marrones que migran en el Limay Medio y la Boca del Chimehuín. Y aprender a pescar fino truchas grandes en el Gallegos, cuando se pone técnico de febrero en adelante, me enseñó mucho para los otros dos ámbitos. 

El  Limay  es un  río de  condiciones  cambiantes no  sólo por  las  fluctuaciones de  caudal,  sino que  al  recorrerlo  las canchas de pesca que presenta nos obligan a cambiar algo a veces un poco, pero a veces mucho. Un río tan grande genera hábitats muy diferentes. Sólo pensemos en que tiene pozos de hasta 25 metros y también extensas llanuras que en sus 300 mts. de ancho apenas superan el metro en  las partes más hondas. Es obvio que  los habitantes de lugares tan diferentes tendrán costumbres y dietas diferentes. Y aunque durante toda  la semana se mantenga en 600 m3/seg., un caudal diría que ideal para pescarlo casi en cualquier momento con todas la técnicas, al recorrerlo requiere ajustes en el equipo, la técnica y las moscas casi permanentemente aunque sólo utilicemos streamers. Si lo pescamos siempre de una sola manera, digamos usando moscas grandes (#6, #4, #2) y tirando lejos (más de 20 mts.) es obvio que muchas partes de su trayecto nos resultarán estériles cuando la realidad es que puede haber truchas de 1 kilo para arriba casi en cualquier parte. Y monstruos en 40 cm. 

 

Pesca fina. Hay y de la buena. 

Saben… no quiero quedar como mentiroso, pero perdí la cuenta de las veces que prendí una trucha en el culo a un pescador del Limay que estaba metido casi hasta los sobacos tirando 30 metros. Incluso ha pasado que el tipo sigue pescando y ni se entera de lo que pasó atrás. 

Para  la pesca fina  los equipos que pueden ayudarnos en este ambiente van bien entre #3 y #5. Reelcito con algún freno  ya  que  las  bestias  tomadas  sobre  moscas  chicas  no  son  raras.  Con  una  línea  WF/F  cubrimos  todas  las alternativas de este tipo de pesca. A mí me gustan las cañas de perfil bien corto (7 pies) para la pesca con secas ya que  el  lanzamiento  a  altas  velocidades  así  lo  exige  y  en  la  técnica  de  secas  que  uno  usa  esto  es  permanente. Recomiendo  leer “Speed Casting” de Neale Streeks para tener una  idea de lo que se habla y no abundar aquí. Para ninfear obvio que de 9 pies y así facilitar el roll y las permanentes correcciones para “colgar” ninfas lastradas. Como única prefiero una de 8 pies para tener un poco de ambas. Con éstos equipos  las distancias, tamaños de moscas y técnicas  difieren  bastante,  aunque  su  utilización  no  debe  remitirse  a  pequeños  brazos  en  los  que  se  divide  con frecuencia éste río. Sobre el  llamado río “macho” o cauce principal que a veces tiene hasta 300 metros de ancho o más,  hay  mucha  trucha  orillera  ubicada  en  determinados  quebraderos  y  costuras  que  constituyen  excelentes sectores de alimentación para arco  iris y pejerreyes que  toman  insectos subacuáticos o en superficie. He pescado grandes arco iris con secas y pejerreyes cercanos al kilo con ninfas. En cuánto a líderes, ara secas largos, de más de 4 metros. Para ninfas largos pero no tanto, 3 metritos o algo menos está bien. 

 

En Limay Medio hay por lo menos Cuatro Órdenes insectos que merecen en particular nuestra atención. Por el lado de las Efímeras los famosos Leptophlébidos, por el lado de los Tricópteros la renombrada Ricophyla (foto de su larva, creo que su nombre ya no es así) y por el  lado de  los Plecópteros no sé como se  llama la Familia (mucho menos  la Especie)   pero adjunto una  foto  con  la  imitación de  Stone menos  chota que me  salió, más  abajo en  la parte de moscas. Pescar con  imitaciones de estos bichos en  sus diferentes estadíos y observando un poco su presencia da grandes satisfacciones. Sobre abril madura una efímera grande cuyo imago es amarillo verdoso, casi dorado según la 

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luz  (foto). Me hizo  recordar a Chiloporter, presente en Malleo, Chimehuín y Caleufu. Algún experto en éste  río o estudioso actualizado podrá desasnarme ya que un imago de este animalito posó amablemente y le tomé excelentes fotografías. En las aguas lentas con camas de vegetación encontramos Odonatos, las damsel verde claro en #10 y las dragon color tabaco en #8 o más grandes también. 

Las técnicas convencionales de secas y ninfas en deriva muerta, ascenso Leisering, patinar adultos de hembras caddis en el momento de  la oviposición, emerger pupas al atardecer cuando presenciamos chapoteos colectivos y, sobre todo, detectar la tomada de emergentes de efímeras cuando la trucha no muestra la cabeza pero sí su aleta y cola al comer, son claves de pesca interesantes en el Limay Medio. Atese unas Pheasant Tail en #14 o mejor #16 y póngale alas de CDC para tentar a estas truchas porque si le dan a los emergentes van a rechazar cualquier seca por más que le ponga  aceite de bonito, Pica Pez o WD40.  Los  Saltamontes  son plaga en  algún momento de enero  y  febrero. Aunque ya en diciembre aparecen y no es raro que sigan en algún marzo caluroso. Hay por lo menos de dos colores y tamaños,  verdes  grandes  en  #6  (menos  frecuentes)  y  pardos medianos  en  #8. Hágalos  en  foam  sin  complicarse mucho.  Fundamental  las  patas  saltadoras  en  la  silueta  y  algún  pelo  de  ciervo.  Escarabajos  negros  de  3  a  4  cm. abundan y las truchas no dudan en comerlos si caen al agua. Es bueno presentarlos en sectores barrancosos, a poca distancia de  la orilla y río arriba al  igual que  los Saltamontes. Hágalos con foam. Si no sabe qué es,  la goma eva de una ojota vieja, negra, recortada con forma de cascarudo y unas patas de hilo choricero esmaltado negro van como piña. Una aclaración es que cada vez que damos la medida máxima de un insecto, es bueno pensar en imitaciones de ese tamaño para abajo también, ya que el bichito siempre fue creciendo y jamás fue antes más grande. 

En  las  lagunas  interiores  (La  ”Conchuda”  es  la más  famosa  en  Fortín Nogueyra),  la pesca  con  equipos  sutiles de marrones de 2  y hasta 5  kg.  se da para  los que  tienen  la paciencia de observar, esperar  y poner  la mosca en el momento justo. Diego Flores lo sabe bien. Allí andan jamón los ratones de pelo de ciervo, también mortales cuando cerca de fin de mayo suelen “largar” el agua provocando masiva presencia de éstos roedores nadando arrastrados al inundarse su hábitat de verano. Un ratón es para una marrón como un  lechón al horno de barro. En estas  lagunas interiores que a veces conectan con el cauce principal al subir, Pejes de más de medio kilo con Soft Hackles claritos en #14 no son raros. Gusanito del sauce ni hablar. 

Amigo, un  río presionado mayormente por streamers y shootings que buscan dinosaurios muy  lejos da premio  (a veces grande) al que afina la puntería y piensa sólo en truchas sin importar el tamaño. Los reach cast, las eses y todo lo que dicen los manuales encuentra en el Limay Medio un excelente terreno para su aplicación, sobre todo durante enero  y  febrero,  los meses  de más  calor. Algo más  veremos  de  pesca  fina  cuando  hablemos  de moscas. Ahora nomás. 

 

Las moscas. 

Es cierto que en el Limay se deben usar moscas grandes  (#2, #4, #6)… tan cierto como que se deben usar moscas chicas (#14, #16, #18). Y las del medio (#8, #10, #12) no deben discriminarse. Ya más chicas que #18 he visto su uso e innegable buen resultado, pero a esta altura para mí es una causa tibetana. 

Hace 20 años ví por primera vez un Pejerrey de unos 30 cm. huyendo a los saltos en Limay Medio pasándome por al lado. De inmediato me asaltó un reflejo de abandonar el agua al imaginar qué “cosa” venía persiguiéndolo. Entonces recogí mi Matuka en anzuelo #2 hasta delante de mi cara, y  la dejé colgando del  líder. Mi mosca era 20 cm. más chica que el Peje… pensé: “si andan atrás de eso con esto no tengo chances”. Por eso no me sorprendió jamás que Rubén Martín al abrir su caja de streamers para Limay Medio pareciera abrir una para Dorados. Aunque debemos admitir que revolear gatos no es el único camino para sacar grandes. Menos en los tiempos que corren con un Limay que es la sombra de lo que era en cantidad y calidad de peces grandes. 

En algunas técnicas de pesca basadas más que nada en despertar  la agresividad o curiosidad del pez al parecer  la mosca no es tan importante. En otras, una identificación positiva del alimento en el aproach final es clave y no tener la mosca adecuada significa directamente no pescar. La mosca es el elemento fundamental sin el cual el resto del equipo pasa a no  tener sentido. Y no cualquier mosca, hay que  tener una que  funcione. Además es  la parte más barata  y  la  podemos  fabricar  nosotros mismos.  Al mismo  tiempo,  o  antes  de  comprarnos  una  caña  de mosca deberíamos comprar una morsa y aprender a atar, porque nos mejora mucho como pescadores y nos transforma de inmediato en mosqueros completos, que es diferente a pescar con una mosca que hizo otro. 

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Empezando por los streamers, además de los mencionados en la nota adjunta de Gerardo que andan y muy bien, me gustaría revelar algunas cosas descubiertas en los últimos años. Siempre la Matuka y su prima la Matuka Rabbit nos dieron zapatos por el Limay, pero con el tiempo me permití hacer ajustes a estas recetas… antes que nada maté el chenille. Mixturas de dubbings sintéticos y naturales se  imponen en mi mesa de atado para  los cuerpos. Es como mezclar pintura, se obtienen colores únicos, fuera del circuito comercial y encima permite dar a  los cuerpos forma cónica. A  veces  veo moscas  atadas  con  chenille que parecen  un  Teletubi o  una  salchicha  con una pluma que  le clavaron arriba. También prefiero  los anzuelos de pata corta porque al pescado  le cuesta más hacer palanca para sacárselos que a los de pata larga, aunque también los uso. 

A la Matuka le quité el collar, la hice flaca, con gallo y le puse aletas. A veces ojos. A la famosa Rabbit verde y naranja le puse ojos de cadena y  la  la até con anzuelo  tipo “Stinger”  (80300 BR) para situaciones de peces muy grandes. Además  comencé  a  hacerla  también  articulada mostrando  una  eficacia  superior,  tanto  que  casi  no  uso más  la convencional. Ahora mismo estoy trabajando en la imitación precisa de un pejerrey con tiras de rabbit articuladas y plumas de pingüino para simular las notorias aletas pectorales que estos peces tienen en su silueta y la natación casi viboresca que exhiben de la mitad de su cuerpo para atrás, sobre todo los juveniles. Hay que trabajar su diseño un poco más porque algunas cosas no me cierran, aunque por lo pronto navega perfecto y parece viva la porquería. No hay foto, lo siento. 

 

Los bucktails y otro tipo de streamers poco evolucionados como los de ala suelta no andan en mi caja pero sé que hacen felices a algunos. Atenti… las cabezas Muddler en algunos resultan letales y, debo reconocer que las ato poco por vago pero me encantan. La silueta por un lado y por otro la superficie de choque a la corriente del ciervo logra acentuar los nerviosos cambios de dirección propios en su arrastre al tocar pequeñas diferencias de velocidad en la corriente. Gulibaguers, Rabbits y Matukas con cabeza Muddler garpan bien. El  tema es  tener buena  técnica para lanzarlas con viento y lograr un atado firme. ¿Algo groso con Muddler? Big Limay de Juan pablo García. Terrible. 

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También desarrollé una serie de streamers pesados para aguas muy rápidas que están en etapa de experimentación aunque ya dieron sus  truchas, no sólo a mi sino a clientes que compran mis moscas. Todos nadan con el anzuelo para arriba lo que evita bastante que se enganchen al ganar la orilla luego de pasar por abajo en la corredera. Entre ellos podemos destacar a  los “Ojos  turbo”  (foto arriba), unos engendros capaces de alcanzar profundidad  rápido, atados con doble bead head a  la manera de ojos, con sus huecos hacia adelante enfrentando  la corriente y dando una superficie de choque similar a las moscas tubo. Ideal para aguas veloces que albergan grandes peces pegados al fondo. Además el pique en estos  lugares  y  la posterior  corrida  es dinamita pura por  la  velocidad del  agua. Para castear estas moscas pesadas es recomendable practicar el cast belga, usar un líder corto de butt importante y hacer prevalecer  la presentación correcta en profundidad de  la mosca por  sobre  la distancia, aunque es posible  tirarlas bastante lejos con shooting. No las ato grandes. 

¿Colores? Blanco para  superficie. Negro para  fondear,  como  los Otunos…  verde  con naranja es una  combinación fatal. Las Matukas en grizzly caminan bien, en bataraz medio coloradito ni hablar. 

 

De las Gulibaguers qué podemos decir… me remitiré a recomendarles un modelito medio letal según mis amigos. Le puse de nombre, ampulosamente tal vez, “Gulibaguer Patagonia”… porque con ella pesqué en toda la Patagonia. En Limay Medio es donde  la descubrí y  funciona muy bien. Es  simple, vean  la  foto y  les  comento  cómo atarla. Cola verde,  alambre de  cobre,  cuerpo de dubbing  verde  y naranja mezclados  con  algún  sintético brillante  de detalle, hackle en palmer furnace o verde, cabecita de dubbing naranja. Listo. Aten docenas y úsenlas, no se van a arrepentir. Los tamaños más rendidores son #10, #8 y #6, atadas en 3906 o 3906B, algunas con bead head, otras no. Si le ponen patas  de  goma  la  acercan  a  un  cangrejo.  Si  la  atan  larga  a  una Madrecita  del Agua  o  cualquier  pececito.  Es  un comodín que nos permite pescar relajados, cometiendo muchos errores y pesca igual. 

Las ninfas clásicas andan bien en el Limay, algunas más que otras pero en general esas moscas pescan siempre bien y este ámbito no es  la excepción. Es casi obligatorio  lastrarlas a todas porque un  río con 1 metro de pendiente por kilómetro baja  rápido.  Sin  embargo me  gustaría  compartir  algunos modelos  propios  que  funcionan,  en  las  fotos podemos  ver  algunas  ninfas  bastante  realistas  atadas  en  #16  con  patas  de  plástico.  Son  una  evolución  de  la Flashback Bolsonera y demostraron andar muy bien en deriva muerta con  indicador.   También  la “Dios Nuwanda” con sus ojotes cónicos pesca y ni hablar de las pupas de caddis. 

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Con  la caña #6 de 9,6 pies  también me gusta pescar ninfas de Stoneflies  lastradas que ato personalmente  (fotos abajo), bastante realistas pero con mucho movimiento gracias a unas patas de silicona que dan muy buen resultado con residentes, arco iris y, sin buscarla, he prendido alguna plateada migratoria. En mi última visita no estábamos en época de verlas y sospecho que cada vez hay menos, pero el Limay tiene sus Stones y algunas se parecen mucho a la que  adjunto  en  la  foto  atada  sobre  anzuelo  #6.  ¿La  técnica? Obviamente  línea de  flote,  río  arriba, permanentes mendings, deriva muerta con  indicador de pique. Para colocar  la  línea  lejos con obstáculos detrás utilizo  los power roll cast derivados de técnicas con caña de dos manos. Combinados con un tirón (haul) en el momento exacto logran rolls de hasta 20 metros, aunque para ninfear tiro bastante menos. Para lograrlos siempre utilizo mi caña rápida con un peso más de línea (#7 en este caso) transformando la acción de la caña en más lenta y apta para el roll. El lastre en la mosca debe ser moderado ya que es muy complicado ejecutar un buen roll con una mosca muy pesada. 

 

 Para  las Stones es bueno usar diversos lastres, últimamente coloco un bead head enhebrado al anzuelo a la altura del tórax, casi sobre el abdomen y  luego  lo oculto con dubbing. Esto hace que  la ninfa al “colgar”  lo haga con  las patas hacia arriba, moviéndolas, tal como navega una Stone que es arrastrada por  la corriente. Esta  imagen puede verse claramente en el video “Bugs of the Underworld”, altamente recomendable. 

 

Si al lastre de la mosca sumamos el indicador de pique tenemos un chirimbolo jodido. Por eso en la pesca de ninfas con indicador los loops abiertos son recomendables, las distancias extremas no, los rolls bien ejecutados sí, los tiros río  abajo no,  las  cañas  largas  sí,  los  líderes  cortos no…  saben,  la pesca de  truchas  arco  iris  con ninfas  en deriva muerta y con indicador de pique se practica poco porque agarrarle  la mano a veces cuesta un huevo y  la yema del otro.  Pero  no  tengan  dudas  de  que  están  ejecutando  un  supremo  arte  del  engaño  derivando  una  imitación  de invertebrado tal como lo hacen los naturales que componen el 80% de su dieta o más. Y que aprender sus secretos es  letal. Vimos una  larva de cadis verde, bien…  tenemos  las  imitaciones  (foto arriba). Leptophlebia como ninfa es 

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bastante  representable  con  clásicas,  pero  algún  diseño  con  ojos  y  algo  de  naranja  les  gusta.  Si  uso  imitaciones pequeñas me inclino por lastrar en líder y no la mosca. Una maña. 

 

Entre  las secas, para  imitar efímeras  la Adams camina bárbaro. Ya vimos una efímera amarillosa, así que tenemos unas imitaciones en Chartreuse (ese verde amarilloso) atadas en base a la Adams más algún ingrediente psicodélico también (foto). Los attractors grandes van como pedo y para  imitar cadis adultos  la Elk funciona o mejor aún King Rivers bien triangulares en #14 colo pardo (aten muchas, las destruyen). Imaginen un Elk Caddis de pelo naranja, con cuerpo verde, atado en anzuelo 6. Bueno, esa mosca con mucho flotamoscas, casteada con flote muy lejos y rayando la  superficie  pescada  como  streamer,  levanta migratorias,  residentes  y  arco  iris.  Los  piques  son  explosivos.  Si  le ponen  patas  de  gomas  naranja  y  foam  blanco  tienen  una  “Levantamosros”.  Diseño  personal  que me  ha  dado también buenos momentos de pesca. 

 

Para finalizar, no podfía faltar, tenemos una imitación de Pancóra que funciona en tamaños chicos, pescada con flote y en deriva muerta o casi. Tiene un gran cabeza cónica como culo del bicho, ya que nadan para atrás, además de unos ojitos de cadena y patas de goma, por  lo cual no  le cuesta mucho profundizar. Probé pescarla de  fondo con shootings, pero suele venir girando o no nada del todo bien. En cambio, colgando de  la  línea de flote y recibiendo pequeños tironcitos es mortal. Cópienla porque anda y es un diseño personal bastante nuevo. 

 

Consejos para mejorar el lanzamiento en función de éste ambiente. 

Sin pretender dar una clase de lanzamiento, porque no es el objeto de esta nota, es posible referirse a este aspecto fundamental  de  nuestra  pesca  enumerando  algunos  “yeites”  que  en  Limay  Medio  pueden  ser  útiles  para incrementar la distancia, reducir los efectos del viento y presentar bien la mosca. 

La distancia en mosca es un problema solamente cuando las truchas se encuentran más allá de nuestro alcance, pero afortunadamente en  la mayoría de  las situaciones de pesca esto no es así y en el Limay, como ya vimos sobrados ejemplos,  tampoco  es  siempre  así.  Sin  embargo  es  cierto  que muchos  cardúmenes  de migratorias  y  líneas  de alimentación se encuentran a una distancia no alcanzable por  la mayoría de quienes empuñan una caña de mosca. Es así y el que tira lejos allí pesca y el que no se jode. Pero hay un detalle… je, je… dice “allí”, no en todo el resto del río. Muchas veces somos asesorados y parados en el río por alguien con mucha más experiencia que nosotros de la misma manera que  se pararía él. Si  la diferencia  técnica es grande obviamente no pescaremos nada dónde él  se cansará de clavar truchas. 

Para mosca  seca  o  cualquier  técnica  fina  ya  hablamos  de  algunos  lanzamientos  que  se  usan.  Pero  al  parecer  el problema que  cuesta  resolver a muchos aquí es  la distancia. Un Belga bien practicado,  los power  rolls, el  tiro de 

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espaldas, el balanceo  ideal de nuestra  caña  con  cada  shooting  sin  importar a qué  velocidad  se hunda, el uso de monofilamento sin memoria (Amnesia) como corredor y su correcto estiramiento para evitar galletas, la práctica de lanzar un  shooting  a más de 20 metros en un  solo  cast…  y hay más. Todas  accesibles  al pescador  con habilidad promedio o de poca experiencia. Si su caso es el de alguien que ya castea con cierta técnica y domina el doble tirón, permítame sugerirle algo. Así, sin anestesia,  si su problema  se  remite a que no puede  tirar  lejos con el agua a  la cintura, practique en el parque tirar lejos un shooting arrodillado o, mejor, sentado. Le va a servir y mucho, yo sé lo que le digo. Si al tercer tiro lo único que hace es pegarle al pasto a ambos lados, algo va a andar mal cuando encare el Limay. Así que atención… 

Para solucionar esto le propongo algo: saque el shooting por la punta de la caña hasta que salgan unos centímetros de amnesia. Siéntese en el piso y castee el shooting suavemente, con el codo abajo pero  la caña bien alta. Suave, como queriendo que esta cosa vuele como  si  fuera de  flote y de hecho  se puede  lograr. Castee  suave, con buen timing y no piense en 30 metros, piense en volar eso que tiene ahí arriba lo mejor posible. Vaya soltando amnesia de su mano  izquierda hasta que un metro o algo más del monofilamento asome por  la puntera. Allí,  sin hacer más fuerza ni aplicar más velocidad que  la que venía usando, pare  la caña a 45º y suelte el nylon. Unos 10 metros de amnesia serán arrastrados con facilidad. Ya tiene 20, amigo. De a poco vaya incrementando la energía, la velocidad y los stops para proyectar más lejos la mosca. Métale doble tirón… Llegar a los 25 no le costará mucho y si practica se sorprenderá de  la distancia posible usando amnesia. Nunca haga volar el shooting con mucho más de un metro de amnesia afuera, pero sí con eso afuera cambie la velocidad, el arco y los stops hasta  encontrar el punto. Cuando lo encuentre,  soltará  la  línea  y pasará  a  integrar  el  club de  los  30 metros.  Es  una manera  de  aprender  que  aclara muchas  cosas  simplemente  animándose  a hacerla.  Personalmente prefiero  STs  algo más  largos, pero para quien empieza un shooting de un peso más cortado 80 cm. obliga aun back cast más corto, carga igual  la caña y sale con buen doble haul unos 20 metros  levantándolo y  soltándolo. El back  cast  corto es  fundamental en  situaciones de viento extremo del lado de la caña. 

Para solucionar el problema de la línea sobrante, aproveche que está solo y no tiene que hablar con nadie usando la boca. El experto pescador Chiche Aracena utiliza no  solo  la boca  sino  también  las manos para mantener muchos metros de línea delante de él en lazos pequeños. Muchos intentan hacerlo pero es evidente que se requiere de una habilidad especial. Como muchos no  la  tenemos, podemos  solucionarlo usando menos  lazos  y más  largos.  Sobre todo con amnesia. Un secreto, estire el amnesia antes de pescar hasta que se parezca a un cabello perfectamente lacio. Si  lo mete al reel para cambiar de lugar o descansar al sacarlo estírelo de nuevo, a cambio de  las ventajas en distancia el amnesia nos requiere este trabajito previo siempre. Si percibe cualquier traba o pequeño enriedo lo que debe hacer de inmediato es evitar que eso se ajuste. Manténgalo flojo mientras lo desarma. En general no son nudos sino  enriedos  por  torsión.  Si  el  amnesia  se  marca  en cualquier  lado  preste  especial  atención allí y estírelo bien.  Puede  hacerlo  por  tramos  rápidamente  si  se encinta  los  meñiques  con  aisladora  para  que  la piel  mojada  no  se  corte  con  el  nylon. 3M  la mejor, si no  se  la despega queda por días  pero  se  le  puede pudrir el dedo. 

Al  pescar  lejos  casi  que  el  shooting  (9  mts. promedio)  apenas  toca  los  pasahilos.  En  ese momento  lo  roleamos  para  reflotarlo y  levantarlo. Por  lo  tanto  si  desea  tirar  30  metros  tendrá  unos 20  de  sobrante.  Bien…  lance  el  shooting como pueda, deje que la corriente lo tense con  los  20  metros  de amnesia.  Comience  a  recoger  el  tiro  en  brazoladas  de 50  cm.  más  o  menos.  En  6  brazoladas  tendrá  3 metros… a  la boca. Sostenga  la  línea con  los  labios apretados, sin morderla. Recoja ahora 10 brazoladas, 5 metros más, a la jeta encimadito al lazo anterior. Ahora recoja 14 brazoladas, que sumarán 7 metros más, a la jeta. Bien, ya tenemos 15 metros en  tres  lazos. El primer  lazo  tiene metro y medio, el  segundo dos y medio, el  tercero  tres y medio. La razón es que el más largo sale primero y recibirá el primer impulso, más fuerte y el último en salir el más debilitado por eso es más corto.  Esos lazos largos son suficientes para que los remolinos cercanos al cuerpo no los enrulen ni se traben en bolsillos del chaleco o salientes de la ropa. El último lazo lo controlaremos con la mano de la línea, sumará 5 metros más y tendrá unos 2, 5 mts. que mantendremos casi en el aire al  lanzar. Una papita. Bien… vaya  a  algún  lugar  con  corriente, métase  y pruebe. Necesita práctica, pero mucho menos que  esos maravillosos tejidos que usa Chiche desde hace años que siempre me resultaron imposibles a mí y muchos otros mortales. 

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El viento es un problemón para quién no está habituado. Una manera de lanzar de frente al viento o con viento del lado de  la caña sin darse vuelta es usar el  levante y tendido corto para “cargar” el shooting con el agua. Está piola mantenerlo  así  dos  o  tres  veces,  cerca  y  a  flote  esperando  el momento  propicio  en  que  afloja  la  ráfaga  para dispararlo en un  cast. Para lanzar en contra del viento lo mejor es cortarlo lanzando directamente hacia él, increíble pero es así. Un ejemplo que  lo aclara es cuando comparamos el plano de nuestro  loop con una chapa grande que llevamos bajo el brazo. Si hay viento… ¿a la chapa la va a transportar de canto o cruzada al viento? Sin dudas que un lance potente que corte el viento  (como  la chapa puesta de canto) en  la dirección exacta del que viene será más eficaz que uno que muestre al viento su flanco.  

Si usted usa shootings más largos o líneas completas le conviene trabajar el stop del back cast para lograr uno chato, veloz, no muy alto y de buena carga en  función del  lance adelante. Para ello no debe parar  la caña con el brazo extendido o fuera del cuerpo, sino haciendo que su antebrazo choque con su brazo bien pegado al cuerpo, dando un stop inevitable y fuerte que hará volar su back cast con un loop cerrado a gran velocidad. Mientras ese loop avanza, nuestro brazo se extiende hacia atrás en busca de trayectoria para  lanzar adelante. La técnica se  llama “bloqueo y deriva”, creo que desarrollada por Steve Rajeff, siete veces consecutivas campeón mundial de distancia, así que algo debe saber el flaco. Si usa líneas completas en situación de viento del lado de la caña le conviene tirar al revés y allí la técnica de back cast mencionada logra loops cerrados y tiros largos pero hacia atrás. Solo hay que “stopear” seco con el brazo pegado al cuerpo y dejar que la línea salga para atrás. 

Para evitar obstáculos en el back cast, lance con la caña como si arrojara una piedra hacia atrás por sobre el hombro. Apunte al cielo con su caña y acorte brevemente el tiempo del backast, no tanto como para que “latiguée”, pero una reducción razonable de ése tiempo a veces logra mantener la línea arriba antes que la gravedad haga lo suyo y evitar un obstáculo. 

 

Reflexiones finales sobre un problema que es solución: la presión de pesca inexperta. 

El  Limay medio pasó a  ser un ámbito muy presionado por pescadores en  los últimos diez años, algunos de  larga experiencia en otros ámbitos de truchas grandes pero la mayoría nuevos como bien lo marca Aracena en la nota que inspira a ésta. Antes pescábamos solos por días allí, pero la pesca con mosca explotó popularmente en el Alto Valle y el lugar se convirtió en una opción cercana para mucha gente. Es normal que las posibilidades de acceder a equipos y traslados  a un  lugar  tan  cercano exceda por mucho  la habilidad o  capacidad  técnica para pescar  cuando algo  se populariza, por  lo tanto un río muy presionado por pescadores técnicamente no muy amplios o que pescan todos igual con las mismas moscas, entrena a las truchas rápidamente. Antes revoleábamos cualquier gato y pescábamos. Ahora eso no pasa. El  tema es que veo a  la mayoría que  sigue  revoleando cualquier gato y no pescan muy bien. Entonces me pregunto… ¿hay menos  truchas o es que están educadas? Si pienso un poco,  recuerdo  lo que ví,  lo comparo con lo que veo y… debo decir “sí” a ambas. Hay menos truchas por un lado y las que quedan aprendieron a decir “gulibaguer”. 

Como dijimos, un río tan grande ofrece múltiples hábitats diferentes a un pez como  la trucha y esto condiciona su alimentación y  comportamiento. No voy a extenderme mucho porque  varios aspectos  referidos a esto ya  fueron tocados mientras  hablamos  de  equipos, moscas  y  lanzamientos…  sin  embargo  quisiera  enumerar  rápidamente algunas situaciones especiales que van a encontrar en éste río y son típicas de él además de  las correderas  lejanas donde hay que ser un semidios del casting para sacar algo. Las repasamos rapidito: 

• Ante un  río desbordado en el que no  se puede vadear hondo para  tirar  lejos no  se me decepcione…  ¡Cambie! Recuerde la fotito del Tiranosaurio que metió el amigo necochense. Pesque con ninfas o streamers chicos entre los yuyos inundados. Yo sé lo que le digo. 

• En el Limay las barrancas “comidas” por el río son excelentes lugares de pesca que en general no son aprovechados por pensar que todo es tirar lejos o también arruinarlos al aproximarse, porque la pesca allí está en la orilla. 

• Los sectores donde el río bordea y toca con su corriente un gran sector de agua quieta son buenos, pero debemos observar bien antes de tirar la mosca porque en general pueden estar muy cerca, así que pesque en abanicos de muy corto a muy largo alternando un tiro a la corriente y otro al agua quieta. 

• Cuando observe que el  río es profundo y  rápido cerca, pesque sobre  la delgada  línea de corrientes  intermedias entre  la parte rápida y  la orilla sin meterse, de ser posible agachado o arrodillado con  flote y streamers de silueta delgada no muy grandes. Si ve movimiento arriba no dude en presentar una seca. 

• Los grandes pedreros de profundidad pareja y aguas moderadas no suelen ser habitados por grandes marrones pero a veces reciben su visita. En cambio, arco  iris de medio kilo a kilo y medio se dan  la panzada de Tricópteros y 

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Efímeras  cada  día  allí.  Estos  sectores  son  normalmente  los  elegidos  para  pararnos  cuando  pescamos  tirando streamers a la corredera muy lejos buscando marrones grandes, entonces es normal que las truchas de estos lugares coman  al  lado nuestro.  Ellas  ya  generaron  un  reflejo  de  rechazo  a moscas  comunes mal presentadas  pero no  a imitaciones de invertebrados… aquí es dónde la presión de pesca inexperta se vuelve solución. 

Por  lo tanto y a manera de cierre, trate de hacer algo diferente  en  el  Limay.  Los  expertos,  profesionales  o instructores  que  nos  dedicamos  a  esto  adquirimos capacidades  técnicas  que  muchas  veces  no  están  al alcance  de  cualquiera,  pero  al  alcance  de  cualquiera está razonar o imaginar soluciones y no tanto tratar de imitar a los técnicos o habilidosos. La trucha marrón es un pez muy agresivo y como digo en otra nota,  todos los  pescadores  razonables  y  con  cierta  experiencia sabemos que un muñequito de  los Power Rangers con anzuelo,  presentado  con  insistencia  donde  sabemos que hay marrones, en algún momento puede recibir un tarascón.  Pero  también  a  veces  es  necesario  ser técnicamente impecables para lograr sus ataques. 

Bueno…  Vamos  llegando  al  final  y  como  último comentario  cortito quisiera decirles que  si  van  al  Limay, más  allá de  la pesca ojalá que  su  alma  vuelva  llena de momentos como éste que pude capturar con mi cámara y les regalo como despedida. Unos 20 metros adelante pasa el agua rápida, pero acá nomás, si miran bien abajo a la derecha hay un pequeño caddis a punto de volar. Gracias y les deseo mucha pesca por delante. Nos vemos en el río. 

 

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Bueno, fue un gusto escribir algo sobre mi amado Limay para el foro, porque esto es para ustedes  los de Flyfishing Argentina, pero con su permiso me gustaría publicarlo adaptado y sin la parte personal en algún otro lado. Si desean discutir, criticar, corregir, cambiar, prender el fuego para el asado o lo que sea con esta nota o alguna de sus partes no hay problema. 

Me encanta aprender, de lo contrario sería muy limitado para enseñar. 

A continuación, la nota que Gerardo escribió en el 99 (publicada en 2000), hace 10 años y se llamaba “Descubriendo el Limay Medio”. Si no me hicieron caso y no la leyeron háganlo ahora, va a continuación. ¡Es excelente! 

Torni. Plottier, junio de 2009. Contacto: [email protected] 

 

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