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Informes Presidenciales Carlos Salinas de Gortari

RE-ISS-09-06-17

Centro de Documentacin, Informacin y Anlisis

DIRECCIN DE SERVICIOS DE INVESTIGACIN Y ANLISIS

SUBDIRECCIN DE REFERENCIA ESPECIALIZADA

INFORMES PRESIDENCIALES

CARLOS SALINAS DE GORTARI

Servicio de Investigacin y Anlisis Direccin Referencia Especializada Subdireccin

2006 ___________________________________________Av. Congreso de la Unin No. 66, Colonia El Parque; Cdigo Postal 15969, Mxico, DF. Telfonos: 56-28-13-00 Ext. 4735, 4726 y 4723; Fax: 56-28-13-16 e-mail: [email protected]

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CONTENIDO

NOTA PRELIMINAR

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INTERVENCIONES PARLAMENTARIAS AL I INFORME DE GOBIERNO I INFORME DE GOBIERNOCARLOS SALINAS DE GORTARI

5 24 61

CONTESTACIN AL I INFORMEGUILLERMO JIMNEZ MORALES

INTERVENCIONES PARLAMENTARIAS AL II INFORME DE GOBIERNO II INFORME DE GOBIERNOCARLOS SALINAS DE GORTARI

64 87 123

CONTESTACIN AL II INFORMEGONZALO MARTNEZ CORBAL

INTERVENCIONES PARLAMENTARIAS AL III INFORME DE GOBIERNO III INFORME DE GOBIERNOCARLOS SALINAS DE GORTARI

128 153 189

CONTESTACIN AL III INFORMEFERNANDO ORTIZ ARANA

INTERVENCIONES PARLAMENTARIAS AL IV INFORME DE GOBIERNO IV INFORME DE GOBIERNOCARLOS SALINAS DE GORTARI

193 219 263

CONTESTACIN AL IV INFORMEMARA DE LOS ANGLES MORENO URIEGAS

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INTERVENCIONES PARLAMENTARIAS AL V INFORME DE GOBIERNO V INFORME DE GOBIERNOCARLOS SALINAS DE GORTARI

266 292 345

CONTESTACIN AL V INFORMEHUGO ANDRS ARAUJO DE LA TORRE

INTERVENCIONES PARLAMENTARIAS AL VI INFORME DE GOBIERNO VI INFORME DE GOBIERNOCARLOS SALINAS DE GORTARI

348 369 419

CONTESTACIN AL VI INFORMEHUMBERTO ROQUE VILLANUEVA

ANEXO BIOGRAFICO: PRESIDENTE CARLOS SALINAS DE GORTARI DIPUTADO GUILLERMO JIMNEZ MORALES DIPUTADO GONZALO MARTNEZ CORBAL DIPUTADO FERNANDO ORTIZ ARANA DIPUTADA MARA DE LOS ANGELES MORENO DIPUTADO HUGO ANDRES ARAUJO DE LA TORRE DIPUTADO HUMBERTO ROQUE VILLANUEVA 421 422 423 424 425

426 427

ANEXO FOTOGRFICO

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NOTA PRELIMINAR

En el ao de 1989, durante la LIV Legislatura, se sienta el precedente del artculo 7, numeral 2 de la Ley Orgnica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos1, al convenir que cada partido poltico representado en el Congreso, tuviera la oportunidad de exponer un discurso antes que el Ejecutivo rindiera su informe, a travs del Acuerdo sobre las intervenciones parlamentarias al I Informe de Gobierno del Presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

ARTICULO 7o. 2. Antes del arribo del Presidente de la Repblica har uso de la palabra un legislador federal por cada uno de los partidos polticos que concurran, representados en el Congreso. Estas intervenciones se realizarn en orden creciente, en razn del nmero de diputados de cada grupo partidista y cada una de ellas no exceder de quince minutos.

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Intervenciones Parlamentarias al I Informe de Gobierno del Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos Carlos Salinas de Gortari 1 de noviembre de 19892

ACUERDO Primero. La sesin de Congreso General relativa a la apertura del primer perodo ordinario de sesiones, a que se refiere el artculo 69 de la Constitucin General de la Repblica, dar inicio a las 8.0 horas, del prximo da 1o., de noviembre. Segundo. A continuacin, harn uso de la palabra, de las 9.00 a las 9.50 horas, por espacio de 10 minutos cada uno, los siguientes oradores en el orden que se establece: el diputado Pedro Etienne Llano, del partido del Frente Cardenista de Reconstruccin Nacional; el diputado Oscar Mauro Ramrez Ayala, del Partido Autntico de la Revolucin Mexicana; el senador Porfirio Muoz Ledo, del Partido de la Revolucin Democrtica; el diputado licenciado Abel Carlos Vicencio Tovar, del partido Accin Nacional y el diputado Javier Lpez Moreno, del partido Revolucionario Institucional. Tercero. Concluidas las intervenciones sealadas, se abrir un receso para aguardar la llegada del ciudadano presidente de los Estado Unidos Mexicanos. Cuarto. La sesin de Congreso General se circunscribir a la lectura del informe del titular del Ejecutivo Federal y la contestacin correspondiente, a cargo del ciudadano Presidente del Congreso, de acuerdo con lo que establece el artculo 8o., de la Ley Orgnica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos. Mxico, Distrito Federal., a 31 de octubre de 1989.- Por el Senado de la Repblica: el senador Emilio M. Gonzlez, presidente de la Gran Comisin; senadora Ifigenia Martnez Hernndez, en representacin de los senadores del Partido de la Revolucin Democrtica.- Por la Cmara de Diputados: el diputado Rafael Aguilar Talamantes, coordinador del grupo parlamentario del Partido del Frente Cardenista de Reconstruccin Nacional; diputado Oscar Mauro Ramrez Ayala, coordinador del grupo parlamentario del Partido Autntico de la Revolucin Mexicana; diputado Ignacio Castillo Mena, coordinador del grupo parlamentario del Partido de la Revolucin Democrtica; diputado Abel Carlos Vicencio Tovar, coordinador del grupo parlamentario del Partido Accin Nacional y el diputado Guillermo Jimnez Morales, coordinador del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional."

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FUENTE: Diario de los Debates de la Cmara de Diputados del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos. Ao II.-perodo ordinario LIV Legislatura.- Nm.2. mircoles 1 de noviembre de 1989,

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INTERVENCIONES DE LEGISLADORES El Presidente del Congreso: - En tal virtud, se concede el uso de la palabra al diputado Pedro Ren Etienne Llano. El diputado Pedro Ren Etienne Llano:- Con su venia, seor Presidente; honorable asamblea: Durante los 11 primeros meses de la actual administracin, se ha pretendido imponer un nuevo rumbo para el pas, un proyecto poltico y econmico que afecta a la mayora de los mexicanos y que condiciona el futuro inmediato de la nacin. Por ello, por lo que est en juego, es obligado superar la espectacularidad de los actos del gobierno, para abrir cauce a la discusin a fondo en todas las instancias de la sociedad. En la Cmara de Diputados se ha mantenido el debate con pasin y conviccin, expresando con firmeza nuestra franca oposicin al proyecto salinista. Hoy, desde esta tribuna y de cara a la nacin, reafirmamos las razones fundadas de nuestra oposicin. En las calles y las plazas, en los centros de estudio y de trabajo, se ha manifestado tambin una oposicin creciente a las medidas de gabinete que lesionan los intereses nacionales y populares. Hoy, la interpelacin a la poltica del Ejecutivo, expresin de inconformidad y desacuerdo, est presente en las calles. Desde esta tribuna refrendamos nuestro compromiso con el pueblo de Mxico; refrendamos nuestro compromiso con los trabajadores de Cananea y Siderrgica Lzaro Crdenas - Las Truchas, Sociedad Annima, del magisterio y los universitarios, de los trabajadores del Seguro Social, de los jubilados y pensionados, cuya unidad y lucha fundan el optimismo de una resistencia victoriosa. La presente administracin no ha mostrado voluntad para resolver el problema poltico que arrastra desde la eleccin del 6 de julio. Ha apostado todo a un respiro transitorio del problema econmico y pretende pasar al octavo ao de restriccin salarial y rezago irrecuperable en la atencin de las demandas sociales. La eleccin presidencial ms competida y los resultados oficiales ms controvertidos de las ltimas dcadas, replantearon la exigencia de sufragio efectivo, el reclamo de elecciones limpias y pleno respeto al voto de los ciudadanos. Una ciudadana ms informada y con capacidad para evaluar los acontecimientos polticos ha rechazado la manipulacin informativa del gobierno que pretendi agotar la exigencia de democratizacin reconociendo su derrota en la gubernatura de Baja California, el mismo da que consumaba un fraude, con dedicatoria especial, en las elecciones en Michoacn. -6-

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Michoacn fue un doloroso recuerdo del 6 de julio; volvi otra vez a abrir esa profunda herida en la conciencia cvica y reflej la falta de voluntad del rgimen para buscar el consenso con todas las fuerzas polticas. Los mexicanos cada da en forma creciente, reclamamos la democratizacin de la vida poltica nacional sin exclusiones ni excepciones. Por ello, no satisface la exigencia nacional una reforma electoral limitada y antidemocrtica, apoyada por el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Accin Nacional con exclusin del resto de las fuerzas polticas nacionales. Nueve meses de consulta y cientos de proposiciones, fueron desestimadas aplicando un mtodo selectivo y un procedimiento excluyente de todas las opiniones que no estuvieran comprendidas en los criterios previamente establecidos fuera del mbito legislativo, lo que dio lugar a un dictamen que refuerza el control oficial del proceso electoral y establece una inexplicable e inaceptable sobrerrepresentacin en la Cmara de Diputados y en la Asamblea de Representantes del Distrito Federal. Ratificamos nuestra conviccin; la situacin del pas exige un pacto y un consenso entre todas las fuerzas polticas en torno al principio democrtico fundamental de respeto a la voluntad popular, al principio elemental que el gobierno se gana y se pierde en la urna electoral. Afirmamos tambin que el proyecto del Ejecutivo apost todo a un respiro en la cuestin econmica, sosteniendo esta afirmacin en las siguientes razones: El gobierno culmin la renegociacin de la deuda con los bancos extranjeros, muy por debajo de la exigencia de la mayora de los mexicanos y muy lejos de lo logrado por nuestro pas en otras renegociaciones; la deuda econmica disminuy, pero aument peligrosamente la deuda poltica con el gobierno norteamericano; por otra parte, sigue siendo vlido para nosotros, que la deuda con el pueblo es ms importante que la deuda con los bancos extranjeros. Con esta renegociacin limitada, el gobierno apuesta el crecimiento econmico a la inversin extranjera y para ello el Ejecutivo ha invadido facultades exclusivas del Poder Legislativo, derogando de hecho disposiciones de la Ley de Inversiones Extranjeras. Esta polticas de puertas abiertas a la inversin extranjera, constituye una hipoteca sobre el futuro del pas ms pesada que la carga de la deuda externa. Siempre ha tenido un mayor costo adquirir un socio que adquirir un prstamo. As como hoy lamentamos el alto costo de la deuda, el da de maana nosotros mismos y las futuras generaciones lamentaremos el alto y permanente tributo a los socios extranjeros.

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Nuestra oposicin a la poltica econmica del rgimen se centra en un hecho incontrovertible: sta responde a las exigencias de un pequeo grupo del gran capital en detrimento de la mayora de empresarios y trabajadores mexicanos. En efecto, se aplican recetas econmicas de Estados Unidos de Amrica en un pas con condiciones sociales y econmicas radicalmente diferentes. Para atraer capitales extranjeros y maquiladoras se deprime el salario de los trabajadores mexicanos hasta llevarlo a uno de los niveles ms bajos del mundo. Sin embargo, los empleos que generen estas inversiones, nunca compensarn la afectacin en el ingreso de ms de 15 millones de trabajadores mexicanos. Los maestros y los mdicos que no podrn sostenerse con sueldos de hambre, los tcnicos y profesionistas sern obligados a buscar ingresos complementarios, los empleados y obreros que tendrn que doblar turno o trabajos, los jvenes que dejarn la escuela por la necesidad de un empleo, reflejan por millones la contradiccin de una poltica econmica que no est hecha para nuestra realidad. Se a buscado vender la idea de la privatizacin asocindola con la modernizacin. La quiebra ideolgica del grupo gobernante, evidenciada por la pretensin de privatizar Cananea, se ha mostrado tambin en los casos de Telfonos de Mxico, de Productora e Importadora de Papel, Sociedad Annima y de la Compaa Nacional de Subsistencias Populares, buscando un eficientismo desprovisto de cualquier contenido de justicia social y de defensa de los intereses populares y nacionales. El caso del Seguro Social es revelador: Se violan disposiciones de Ley y normas contractuales, pretendiendo cargar sobre los trabajadores una responsabilidad del Estado. Se reduce sustancialmente el presupuesto del instituto, al mismo tiempo que se aumenta en forma considerable la poblacin derechohabiente. Esto no puede presentarse como modernizacin, cuando es un franco retroceso en materia de seguridad social. Esta misma contradiccin se expresa de manera ms brutal en el campo mexicano. La cada vez mayores insuficiencias de productos agropecuarios son fruto de esta equivocada poltica econmica. Nadie en su sano juicio sembrara con precios que slo garantizan cosechar prdidas y los precios de los productos agropecuarios estn deprimidos porque es una condicin tecnocrtica para mantener la capacidad de aguante de los trabajadores con salarios menguados. Con esta poltica econmica, los rezagos en las demandas de carcter social son cada vez mayores y sus efectos sobre la mayora de la poblacin se vuelven irrecuperables. Los niveles de desnutricin aumentan, la medicina social retrocede y reaparecen enfermedades y epidemias; los niveles educativos se desploman y la investigacin se retrasa; las demandas insatisfechas de vivienda y servicios pblicos crecen. -8-

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Ni la nueva retrica, ni las nuevas estadsticas oficiales, podrn ocultar esta dramtica realidad que viven de una forma u otra la mayora de los mexicanos. Estas son entre otras las razones fundadas de nuestra oposicin. Hacemos una reflexin final: el Ejecutivo Federal ha iniciado cambios estructurales y de fondo, sin tener un claro mandato electoral para modificar sustancialmente el rumbo del pas. A contrapelo de nuestra historia, se ha establecido una alianza de la reaccin de dentro y fuera del gobierno para implementar una contrarreforma, que empez en el mbito electoral y econmico como preludio de otros cambios contrarios tambin el inters popular. La larga lucha del pueblo mexicano nos recuerda, sin embargo, que nunca se ha definido el rumbo histrico de la nacin por acuerdos con la derecha; ni en la Independencia, ni en la Reforma, ni en la Revolucin. Esta es la enseanza de nuestra historia. A pesar de las modificaciones regresivas a la Constitucin y del acuerdo limitado entre dos partidos, tenemos un fundado optimismo en el avance de la democratizacin. Cuando cientos de miles de maestros marchan por las calles del pas levantando la exigencia de democracia y ms salario, expresan un reclamo popular que cada da cobra mayor fuerza. En los sindicatos, en los ejidos, en los barrios y las escuelas, hay una movilizacin creciente para abrir espacios de participacin y de democratizacin en todas las instancias de la sociedad. Este es un avance irreversible hacia la democratizacin integral de la vida poltica nacional. La fraccin parlamentaria independiente, con optimismo, reafirma su conviccin: hoy como ayer, el rumbo del pas no se definir por la alianza de la reaccin, sino por la lucha del pueblo mexicano. Muchas gracias. (Aplausos.) El Presidente del Congreso: - Tiene la palabra el diputado Oscar Mauro Ramrez Ayala. El diputado Oscar Mauro Ramrez Ayala: - Seor Presidente; compaeras y compaeros legisladores: Ahora como en 1954, ao en que fuera fundado nuestro partido, las razones para lucha poltica por el camino de la revolucin y la Constitucin se mantienen vigentes. En ese entonces, los revolucionarios que vieron humear sus fusiles, advertan que los objetivos por los que lucharon no se estaban cumpliendo y que pequeos grupos de nuevos revolucionarios de cartn usufructuaban los puestos pblicos y -9-

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se apoderaban de los frutos del movimiento revolucionario. Los campesinos, desesperados, observaban cmo en el transcurso de los aos, cambiaba el sentido del artculo 27 constitucional y se adicionaban leyes secundarias, a fin de que no se aplique este contenido constitucional. Los mexicanos contemplamos inquietos cmo el artculo 3o. constitucional sufre modificaciones y las nuevas generaciones carecen de centros de enseanza al privatizarse la educacin elemental, cmo la influencia de la ideologa de los enemigos seculares del pueblo de Mxico ven prevalecer sus intereses y cmo los mexicanos protestamos al ver que los campesinos postrados sin tierra, al comprobar cmo se simula la propiedad privada en nuestro pas. Los veteranos de la Revolucin decidieron constituirse en 1954 en un partido poltico en el cual establecieron la trinchera civil para luchar en todos los frentes de la nacin, hasta reencontrar el rumbo perdido, por quienes se dicen revolucionarios y por medio de la "industria del muerto", cobran en ventanillas oficiales por heridas que no sufrieron en nuestro movimiento social de 1910. A travs de la existencia de la nueva era del Partido Autntico de la Revolucin Mexicana, hemos visto cmo los servidores pblicos, se enriquecen y la corrupcin campea en todas las oficinas burocrticas; hemos observado cmo la ideologa de la Revolucin se convierte en fraseologa de demagogos y cmo el pueblo se desespera ante las promesas no cumplidas. Las distintas clases sociales que conforman la sociedad mexicana, demandan de los tres poderes de la Unin, hechos; no palabras. Hoy observamos cmo el ejrcito mexicano, que ha defendido la patria en momentos de crisis, acta en estos instantes como si nos encontrramos en un estado de sitio y como si se hubieran conculcado o suspendido las garantas constitucionales de los mexicanos. Los integrantes de la fraccin parlamentaria del Partido Autntico de la Revolucin Mexicana, asistimos a esta sesin solemne de Congreso General en cumplimiento a lo dispuesto por el artculo 65 de la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos, que seala como obligacin a todos los integrantes del Congreso, reunirse el 1o. de noviembre de cada ao para iniciar los trabajos del Primer Perodo Ordinario de Sesiones del Congreso. De igual forma, en acatamiento a un mandato constitucional, asistimos al acto solemne en el cual el jefe del Ejecutivo Federal presentar un informe por escrito, en el cual se manifiesta el estado que guarda la nacin en la administracin pblica. El pueblo de Mxico, los campesinos, los obreros, los no asalariados, los jubilados, las mujeres, los nios, demandan saber cul es el futuro que les depara la actual administracin en el presente sexenio, porque para ellos es demasiado incierto.

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Es innegable que el clamor popular de los mexicanos es el de demandar que se aumente el poder adquisitivo de los trabajadores, tanto de la ciudad como del campo, ya que sus recursos econmicos se encuentran totalmente deteriorados ante la crisis econmica que sufre el pas. En Mxico existen grupos de trabajadores que estn inconformes con sus lderes sindicales y patrones, que manipulan sus derechos. Muestra de ello es la huelga de los trabajadores de la minera de Cananea, quienes ante la amenaza de ver cerrada su fuente de trabajo, mantuvieron una lucha sin tregua hasta ver garantizados sus derechos. Pero estamos en desacuerdo con que un dirigente prista, Luis Donaldo Colosio, acuda a Cananea a decirle a los mineros cules son las soluciones a su problema, como si ste fuera funcionario federal y no funcionario poltico. En eso no estamos de acuerdo. Actitud similar Crdenas - Las trabajadores de materia, reciben la miserias. estn manteniendo los trabajadores de Siderrgica Lzaro Truchas, Sociedad Annima, en defensa de sus derechos, los la educacin, quienes no obstante de ser profesionales en la salarios y pensiones que los mantienen en la ms angustiosa de

Los diputados del Partido Autntico de la Revolucin Mexicana y el pueblo de Mxico, demandamos que el informe del Ejecutivo sea veraz, sin complicadas estadsticas maquilladas y que se hable con claridad sobre cul es el futuro que nos depara en la administracin federal actual. De igual forma, el pueblo de Mxico desea saber cules son los lmites que tiene el Ejecutivo Federal en su plan de desincorporacin de empresas paraestatales y hasta qu nivel llegarn las concesiones para los extranjeros. Consideramos, en el Partido Autntico de la Revolucin Mexicana, que es preciso cambiar la estrategia econmica actual, en razn de la irracional reprivatizacin de las empresas paraestatales, ya que ampliar la apertura al capital extranjero para invertir en nuestras reas estratgicas, significara un grave riesgo para nuestra soberana nacional. Llamamos a los inversionistas mexicanos para que con sentido patritico, con responsabilidad, con nacionalismo, inviertan sus capitales en nuestra nacin, ya que Mxico es rico en recursos naturales, en mano de obra y en iniciativa. Los mexicanos estamos conscientes que unidos podemos fincar la nueva era que todos queremos para nuestra patria. En la democratizacin, los parmistas demandamos congruencia a todos los partidos polticos, a fin de que en el marco de la democracia y el pluralismo, podamos mantener la credibilidad de los pasados comicios electorales del 6 de julio de 1988, por ello exhortamos a todas las corrientes polticas a fin de no caer en las promesas pristas y mantenerse siempre fieles a la voluntad popular.

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Muy pronto, compaeros legisladores, debatiremos en el Congreso de la Unin una nueva ley reglamentaria de los artculos 41 y 54 constitucionales; en esos momentos llamamos a la madurez, al dilogo, a todos los partidos polticos, a fin de que en la ley secundaria hagamos prevalecer la voluntad del pueblo y no los intereses de un solo partido. El Partido Autntico de la Revolucin Mexicana acepta el reto que el destino nos depara; no claudicaremos en nuestra lucha revolucionaria y constitucionalista; somos fieles a Mxico, a la revolucin y a la Constitucin, no transigiremos en monoscabo de nuestros principios, ya que estamos conscientes que el pueblo de Mxico pugna por la justicia para gobernar y la honradez para administrar. En ese camino creemos, por ese camino luchamos y unidos los parmistas, fincaremos con los mexicanos la nueva era que todos queremos para Mxico. Muchas gracias. (Aplausos.) El Presidente del Congreso: - Tiene la palabra el senador Porfirio Muoz Ledo. El senador Porfirio Muoz Ledo (desde su curul): - Est inscrito antes el seor diputado Rafael Aguilar Talamantes, seor Presidente. El Presidente del Congreso: - Seor senador, el ciudadano diputado Rafael Aguilar Talamantes no firm el convenio y no est en el orden de oradores. Tiene la palabra el senador Porfirio Muoz Ledo. El senador Porfirio Muoz Ledo: - Honorable Congreso de la Unin; pueblo de Mxico: La crtica a los actos de los gobernantes es el sustento de la sociedad democrtica y la repblica se finca en el dilogo y el equilibrio de los poderes. Nuestra voz es la de millones de mexicanos que nos dieron el mandato de decir la verdad y de oponernos a un rgimen autoritario para transformar las relaciones polticas en el pas y rescatar la dignidad ciudadana. El gobierno que se instal el 1o. de diciembre anterior, se ha propuesto una reestructuracin drstica de la economa y de la sociedad mexicana, incompatible con la democracia. Tras la pantalla de la modernizacin, se pretende avasallar a una antigua nacin, a su cultura y a su esperanza. Se propone insertar al pas en las formas contemporneas de la dependencia, porque se nos considera incapaces para gobernarnos y para desarrollarnos por nosotros mismos. Una poltica de claudicacin promueve el desmantelamiento de las instituciones que la Revolucin Mexicana haba edificado, para impulsar nuestras fuerzas productivas, corregir las desigualdades y fortalecer la soberana de nuestras decisiones. El gobierno est decidido a liquidar la economa pblica, en vez de mejorar su eficiencia y adaptarla a tiempos nuevos. Del estado social que demuele y condena, preserva lo peor: el autoritarismo y la manipulacin, mientras abandona la bsqueda de la justicia y de la independencia que le daban sentido. - 12 -

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La gestin del Ejecutivo durante los ltimos 11 meses, est determinada por el acceso al poder de una tecnoburocracia cuya visin del pas es servilmente coincidente con la de los centros financieros internacionales. Todos sus actos estn dirigidos al mismo propsito: desnacionalizar la economa e integrarla a una nueva estructura hegemnica, convertirnos en pas sbdito y abrogar en los hechos la constitucionalidad de la Repblica. Tenazmente se restringe la accin econmica y social del estado en perjuicio de las condiciones de vida de la mayora. La apertura comercial con el exterior se prosigue en forma indiscriminada y se arrincona a gran parte de las empresas mexicanas; se transfieren enormes sumas de recursos a los especuladores y se entrega en turbias transacciones y a precios irrisorios el patrimonio de la nacin; el mercado interno se sigue contrayendo mediante la disminucin constante del poder adquisitivo del salario, de las pensiones y de los ingresos de los campesinos. Una poltica de desindustrializacin est reeditando en nuestro pas los atropellos del capitalista salvaje. Cancela las conquistas de los obreros, ocupa, como en Cananea las plantas con el ejrcito, deroga los contratos colectivos, suprime el derecho de huelga, castiga irracionalmente el precio de la mano de obra y lanza a un numeroso sector de la fuerza de trabajo calificada al despeadero de la economa subterrnea. Desalienta la innovacin tecnolgica, la investigacin cientfica y el impulso productivo e impide el crecimiento de la economa y del empleo al ritmo y con la calidad que demanda una poblacin en continuo aumento. El gobierno ha decidido, al margen de la ley y sin consultar a la representacin nacional, desregular actividades sociales bsicas y trasladar a los particulares algunas de las ramas ms dinmicas de la economa. Ha determinado que la aeronavegacin, la petroqumica, las telecomunicaciones y la red de abasto popular, se vendan por la trastienda, sin importar que su control pase a manos extranjeras y sin informar a nadie sobre las razones, el monto, los trminos y los destinatarios de las operaciones. Afirmar que con el futuro de esas transacciones se sanean las finanzas pblicas y se dispone de excedentes para atender necesidades bsicas de la poblacin, no es sino repetir un argumento mentiroso que ya se ha empleado en otros pases recolonizados. Con ese criterio terminara el gobierno vendiendo Petrleos Mexicanos, la Secretara de Relaciones Exteriores y, un da no lejano, el Palacio Nacional. La pendiente de las capitulaciones conduce inexorablemente a la desintegracin del Estado. El desequilibrio de las finanzas pblicas obedece primordialmente a una poltica equivocada en el manejo de la deuda externa y a sus consecuencias sobre la deuda interna, as como al evidente rezago del rgimen fiscal. El Estado puede y debe a la vez atender los servicios pblicos, promover la infraestructura y

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participar en la inversin productiva, siempre que las empresas de la nacin se conduzcan con limpieza, eficiencia y democracia. El gobierno es el principal causante de que el ahorro haya sido empleado en actividades especulativas, reduciendo considerablemente los niveles de inversin y de gasto pblico. Es tambin responsable de no haber afrontado la cuestin de la deuda externa en ejercicio legtimo de nuestra soberana. Tuvo todo a su favor , comenzando por la decisin ciudadana que rechaz categricamente la poltica econmica de la administracin anterior. Escogi sin embargo, el camino de las autocracias dependientes, cerr los espacios a la disidencia y claudic frente a los acreedores. Las recientes negociaciones de la deuda pblica con el extranjero, se tradujeron en frustracin y exacerbada demagogia. La opinin de los organismos mundiales y latinoamericanos es concluyente: el camino emprendido hasta ahora para renegociar individualmente las deudas de los pases es errneo; no se ha resuelto el problema, quiz se ha saboteado, en cambio, una accin conjunta que permitira reestructurar las relaciones financieras internacionales y recuperar el crecimiento sostenido de las economas. El recurso desesperado y errtico a la inversin extranjera, la prisa por malbaratar las empresas pblicas, las restricciones al salario y a las libertades democrticas son confesin de fracaso; un pas que sigue viviendo de prestado acepta condiciones cada vez ms lesiva para los intereses del pueblo y de la nacin. Slo mediante el despotismo podra consolidarse por algn tiempo semejante proyecto. Mientras no se reoriente en un sentido radicalmente opuesto la poltica econmica, proseguir la descapitalizacin del campo y nos alejaremos cada vez ms de la autosuficiencia alimentaria; continuar incrementndose la desercin escolar y la insatisfaccin de los maestros y se reducir implacablemente la calidad de la enseanza; la seguridad social cubrir de manera decreciente los riesgos de la vida y del trabajo; los servicios de salud seguirn en deterioro constante y los ndices de desnutricin, mortalidad infantil o incremento de las enfermedades endmicas, continuarn en ascenso. Quedar vulnerable irremisiblemente la infancia y degradada as la sustancia misma de la nacin. Nos amenazan reformas a la legislacin laboral y a los sistemas de tenencia de la tierra profundamente reaccionarias, la destruccin de las organizaciones sindicales y el sometimiento total de sus dirigentes al arbitrio del gobierno y de los empleadores. Peligra la vigencia misma de las disposiciones fundamentales de la Constitucin. Mxico est en camino de convertirse en un pas con incompetencias irreversibles, condenado al empleo informal, a la servidumbre y a la pobreza, en los que la vida urbana se convierta en una pesadilla y el medio ambiente en destino irrespirable. Ante la impotencia para expandir el aparato productivo, elevar la eficiencia del conjunto de la actividad econmica, redistribuir equitativamente el ingreso y - 14 -

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atender en serio los requerimientos de la poblacin, seremos rebasados por la indigencia. No proponemos volver atrs hacia etapas que la historia ha superado. El pas demanda un nuevo esquema de relaciones sociales, en el que los distintos grupos e individuos se vinculen ms libremente, pongan en movimiento sus potencialidades, encaucen su capacidad productiva, hagan valer sus derechos y asuman plenamente sus responsabilidades. Lo que Mxico requiere es un genuino Estado democrtico. No estamos pugnando por la vuelta al Estado paternalista que ahogue la iniciativa de las personas y las comunidades, y resuelva los conflictos sociales a su propia conveniencia, pero menos an podemos aceptar un Estado vertical, enclave del inters extranjero, que perpete el presidencialismo absolutista y niegue el derecho a la autodeterminacin de los mexicanos. Es inaceptable que por encima de las instituciones republicanas se nos gobierne mediante el "pactismo", convenios con el exterior contrarios a la Constitucin y arreglos internos concertados entre altos funcionarios y poderosos grupos econmicos. Luchamos por rescatar la funcin legislativa del Congreso, la soberana de los estados, la autonoma de los municipios, la representacin de los sindicatos y los ejidos y la plena participacin poltica de los ciudadanos. Salinas de Gortari ha definido sus alianzas con los dueos del gran capital y con el gobierno de Estados Unidos de Amrica. Lo ha hecho de modo claro y sin ambages, atropellando para ello una encomiable tradicin de poltica exterior. A pesar de la retrica circunstancial, se ha traicionado el mandato de nuestra historia, incumplido con nuestros compromisos esenciales con Latinoamrica y abandonando la solidaridad con los pases en desarrollo. El gobierno ha dejado de tener una visin propia, apegada a nuestros propios intereses sobre los problemas internacionales, y ha festinado su adhesin a la poltica del gobierno norteamericano en actos de vasallaje que nos acercan peligrosamente a la rendicin poltica. El gobierno ha contrariado profundamente la voluntad de la nacin. Los electores decidieron el 6 de julio de 1988 recuperar el derecho a conducir los asuntos pblicos; votaron por la abolicin del sistema de partido del Estado y por el cambio hacia una Repblica democrtica. La reforma poltica es una exigencia ciudadana, no una potestad discrecional del poder pblico y de sus aliados estratgicos o compaeros de ruta. El despojo electoral con el que se inaugur la presente administracin, se ha venido practicando sistemticamente en los comicios locales que desde entonces se han celebrado. El fraude institucional expresa el temor y la arrogancia de un rgimen en la fase terminal de su decadencia.

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Recorre al pas el mismo grito que lo conmovi en 1910: Sufragio Efectivo. Bastara que el gobierno respetara el voto para que se iniciara la transicin de Mxico hacia la democracia. El Ejecutivo ha optado, en cambio, por la intimidacin, el abuso, como mtodos para preservar el poder. La razn es simple: su poltica excluyente y antipopular no pasa la prueba de las urnas. En vez de un acuerdo nacional para la democracia, el gobierno forz una transaccin para imponer una contrarreforma y mantener el fraude de Estado. Segn las enmiendas constitucionales que se han iniciado, el poder decisorio del Ejecutivo sobre los comicios se afianzar; el partido de mayora relativa asegurar una sobrerrepresentacin sin precedentes en la Cmara de Diputados y en la Asamblea de Representantes. Se soslayaron, por otra parte, reformas indispensables como la democratizacin del Distrito Federal y la de los medios de informacin, las limitaciones al corporativismo y al empleo ilegal de los recursos pblicos en los procesos electorales, el voto de los mexicanos en el extranjero y la ampliacin plural del Senado que haba sido ya aceptada por todos los partidos. La determinacin es inequvoca: no se admite la alternancia del poder ni un rgimen plural de partidos, ni se tiene la intencin de respetar el voto. Se pretende garantizar la continuidad de un sistema en el que el poder no dimana del pueblo sino del gobierno. El proyecto gubernamental incluye la manipulacin creciente de los medios de informacin y la infamia de la mentira electrnica, los escndalos policiacos con fines de legitimacin que escamotean el esclarecimiento de los hechos y encubren el trasfondo de la corrupcin, la represin selectiva y la disolucin de los organismos de resistencia social, la cooptacin de los partidos y la induccin al abstencionismo electoral por la amenaza y el desengao. Se trata de un programa autoritario que como tal, ha de ser combatido con toda la inteligencia y la energa de la sociedad. Como nunca antes el mundo est inmerso en una transicin democrtica. En todas las regiones, no importa cules sean las ideologas que prevalezcan, los pueblos estn recuperando su derecho a la libertad y al ejercicio del gobierno. Slo los regmenes ms dogmticos y los ms intransigentes se resisten a la apertura. Hoy mismo el Ejecutivo ha rehusado escuchar a la oposicin dentro de un marco parlamentario digno y republicano, correspondiente a los cambios ocurridos en el pas. Ha eludido una vez ms la confrontacin de las ideas para seguir entronizando el monlogo autocrtico. Por nuestra parte, refrendamos la disposicin al dilogo verdadero y a relaciones polticas maduras que propicien el respeto a los derechos ciudadanos y la restauracin del orden constitucional. Que no quepa ninguna duda, los gobiernos ilegtimos y los despticos no prevalecern. En Mxico, un pueblo de pie, sus trabajadores, sus jvenes, sus mujeres habrn de consumar pronto una de las grandes revoluciones de nuestra historia: la revolucin democrtica. (Aplausos.) - 16 -

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El Presidente del Congreso: - Tiene la palabra el diputado Abel Vicencio Tovar. El diputado Abel Carlos Vicencio Tovar: - Seor Presidente; seoras y seores legisladores: En ocasin de este informe, se marca una diferencia entre un proceso que se supone termin ayer y un proceso que se inicia el da de hoy. Por qu nuevamente reforma electoral? Porqu cuando nos angustia el hambre del pueblo, la mala distribucin de la riqueza, la descapitalizacin, el desastre de la educacin en todos los niveles, hasta en la Universidad, la falta de vivienda, el deterioro de los servicios? Por qu cuando hablamos de esto, de manera natural vamos llegando al tema tantas veces debatido como es el de una reforma poltica anhelada por el pueblo? Por que el pueblo, seores, aun sin haber estudiado poltica, porque el pueblo aun sin ser dirigente u orador de partidos polticos de ayer o de ahora, sabe perfectamente que el meollo de la solucin de todos sus problemas, est en una autntica representacin de ste en los rganos de gobierno. Que se olvide quien olvidando esto pretenda resolver el problema del trabajo; que se olvide, y la historia lo demuestra, quien olvidando el problema poltico pretenda resolver el angustioso problema del campo, que es ya problema de hambre presente y de hambruna futura; que se olvide quien pretenda resolver el problema educativo y todos los problemas sociales, si no toca bsicamente el problema poltico, el pueblo con representacin plena y autntica en el gobierno. Se habl de reforma electoral: Cuntas expectativas seores! Pobre pueblo! Cuntas esperanzas abiertas, cuntos, dira, corazones latieron de inteligencias se aguzaron para recibir lo que despus de una promesa en la cspide, pareca ser el parteaguas de esta nacin! Fueron demasiadas las expectativas que se generaron y no era para tanto, despus de todo. Y de qu se trataba? De cumplir una palabra, de establecer la estructura de toda una organizacin poltica novedosa sobre la base de la confianza en un hombre, una confianza que slo se justific parcialmente. Por nuestra parte, el Partido Accin Nacional, con clara visin de la realidad poltica que vivimos, con esa claridad que nos ha permitido recorrer 50 aos de ascenso constante en la votacin y en la presencia pblica, con clara conciencia de lo que somos en este momento en la historia de Mxico, recorrimos un camino que fue ciertamente un camino de riesgos, pero tambin un camino de esperanza. Somos conscientes, hemos seguido racional y conscientemente una poltica gradualista, pero firme, sin retrocesos, con clara idea de lo que nos esperaba en cada nuevo recodo del camino y la historia muestra que nunca estuvimos equivocados, como no lo estamos en este momento.

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Para los desesperados podramos decir: la democracia, seores, no se hace en un simple perodo de sesiones; la democracia se va construyendo poco a poco, da a da y as se llenen papeles y se multipliquen las palabras oratorias para declamar sobre la democracia, si sta no es una decisin prendida en el corazn, en lo ms ntimo de cada mexicano, la democracia solamente ser declamacin vaca y sin contenido. Es necesario que ante la representacin nacional reafirmemos nuestra posicin poltica. Nosotros, primero, reafirmamos ante la historia nuestra posicin, y estoy hablando claro de ella, por encima de la maldicencia, por encima de irresponsabilidades, por encima de desaciertos cometidos por una prisa que no se finca en la experiencia. Nosotros reafirmamos nuestra decisin de seguir viendo hacia adelante, con claridad y con firmeza; nosotros reafirmamos nuestra conviccin profunda de que el poder seores o sea la capacidad de obligar a otros a realizar la propia voluntad, no se cede, hay que conquistarlo. El poder no se cede por una reforma, ni el partido ni las fuerzas del poder, como algunos quisieran, van a colocarlo a los pies del adversario con unas cuantas pginas reformadas de la Constitucin. El pretender eso, seores, es infantilismo puro y simple. Por qu a pesar de tener esa conviccin, de que no van a ceder el poder, por qu a pesar de eso caminamos ese camino de riesgo y ese camino de esperanza? Porque estamos plenamente convencidos que al hacerlo, en cumplimiento de nuestro deber, vamos fortaleciendo la capacidad de organizacin del pueblo y su posibilidad de presentarse ms firmemente frente al adversario de la oligarqua. Por esa razn seguimos hacia adelante. Pero reafirmamos tambin nuestra conviccin, una visin de nuestra realidad poltica. La poltica de todo o nada ha deambulado en la historia de fracaso en fracaso; la poltica del todo o nada es ms bien una posicin de adversario simblico que muchas veces se encuentra en la impotencia para realizar sus posiciones, una cobija a la irresponsabilidad o al temor de enfrentar lo que es la verdadera realidad. Porque la realidad, seores, no es aqulla que nuestros textos declaman; la realidad es la que vivimos y no tenemos ms lugar que confrontar nuestra lucha de este Mxico de hoy, de estos mexicanos de hoy, con este gobierno de hoy, y no otros. Solamente teniendo clara conciencia del campo de nuestra propia lucha, podremos tener la responsabilidad y la suficiente autoridad moral e histrica para decir: el todo o nada es el fracaso permanente en este pas. No estamos viviendo aqu, en un pas de utopa, seores; estamos viviendo en Mxico y es preferible, como lo hemos dicho mil veces, enfrentarnos al hampn electoral en las casillas o debatir con los funcionarios elegantes en las oficinas pblicas, sabiendo cules son nuestras posibilidades y qu cosa es lo que estamos arrancando de libertad para el pueblo, que declamar una posicin absoluta y cerrada que solamente conduce a la nada, a la nada histrica. - 18 -

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Por eso tengo que afirmar nuevamente que tenemos confianza en el dilogo, porque el dilogo es fructfero, porque el dilogo es cambio de inteligencias, porque el dilogo es lucha entre hombres con cultura, entre hombres civilizados, entre hombres que pueden representar al pueblo. Pero sabemos tambin y perfectamente, que los argumentos de ms peso del dilogo que se esgriman no tienen ms realidad que el peso de la posicin poltica de un grupo o de una persona. Sabemos perfectamente que aun convenciendo con la inteligencia, el dilogo no puede avanzar en el cambio de las estructuras polticas, si no cuenta atrs con una organizacin partidista eficaz y con una capacidad de movilizacin popular eficiente. Por eso acudimos al dilogo, y por eso el Partido Accin Nacional avanz con el dilogo. Porque conocemos esta realidad, porque conocemos este Mxico, este gobierno y este clima, a pesar de todo, debemos mantener en el futuro prximo una sana desconfianza. Por qu? Porque los mismos funcionarios que ahora nos atienden, porque la misma estructura de gobierno y las mismas personas que lo ocupan son de la misma estirpe poltica de siempre. (Aplausos.) No podemos olvidar, seores, que sta, llammosle estirpe gobernante de nuestro tiempo, es la misma estirpe que arrebat el triunfo del pueblo en el caso de Almazn; no podemos olvidar que este gobierno es de la misma estirpe que masacr ciudadanos en Len hace muchos aos; no podemos olvidar que este gobierno es de la misma estirpe que arrebat al pueblo el triunfo en Baja California, que arrincon, que persigui a sus lderes, y yo personalmente tena que irlos a visitar del otro lado de la frontera, porque aqu eran perseguidos, masacrados, matados de hambre, privados de todos sus derechos, y es la misma estirpe. No puedo olvidar que este gobierno es de la misma estirpe del que arrebat su triunfo al pueblo de Yucatn, llenndolo de indignacin; no puedo olvidar que este gobierno es de la misma estirpe del que arrebat su triunfo al pueblo de Sonora y al pueblo de Nuevo Len; no puedo olvidar, seores, que este gobierno es de la misma estirpe del que presidi el drama de Tlatelolco. Eso no se puede olvidar. (Aplausos.) Y en nuestro tiempo es el mismo gobierno que arrebat a cientos de miles de michoacanos su triunfo en ese estado, (aplausos.) Y es la misma estirpe la que en estos momentos provocando una increble o indefinible posicin de ruptura entre lo que se dice y lo que se hace, en Sinaloa, se roban las elecciones en Culiacn y se quieren robar las elecciones en Mazatln. Vean ustedes los argumentos de las autoridades electorales: estas urnas s valen, las trajeron los presidentes del Partido Revolucionario Institucional y no nada ms los empleados de la Secretara de Agricultura. Qu andaban haciendo? Recogiendo urnas, stas s valen, esta votacin del 109 120, 130% del padrn, - 19 -

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s vale. Gan el Partido Revolucionario Institucional. Gan en la zona rural dicen: Ah nosotros ganamos, tenemos muchos partidarios, pues han de ser muchos, puesto que son ms del 100% de los votantes. Oh magia de la ciudadana! A pesar de todo, tenemos que reconocer que hay signos de cambio. El da de hoy Ernesto Ruffo toma posesin como gobernador de la Baja California, caso indito. El pluralismo es bueno siempre. Caso indito en la historia de la oposicin en Mxico, yo pienso, el pueblo puede pensar que ste es un caso en que la inteligencia del dilogo y de la concertacin poltica supera a la obsecada posicin de fraccin cerrada, estril, ciega, impotente para conocer ms all de las narices del que tiene el poder. Yo pienso que es de reconocerse, y lo reconocemos sin ambages, yo pienso que se abre una oportunidad magnfica en la que gobierno federal y gobierno local probarn o dejarn de probar para la posteridad en esta nacin, la posibilidad tantas veces declamada de que es posible que la oposicin conviva con el grupo dominante en el poder y para el servicio del pueblo. No hay duda, seores, en el centro de la crisis econmica, social y de todo orden est la crisis electoral, como en el centro de una tormenta. Hay tantas incgnitas an alrededor de este gran tema, que sera muy conveniente que autoridades federales como el seor Secretario de Gobernacin, pudiera participar en un dilogo con la representacin nacional, para que sta tuviera con claridad los conceptos de lo que ha sido esta reforma, que hasta ahora slo se ha conocido por las notas de los peridicos. Alas y plomo, dijo alguna vez nuestro fundador. Alas porque el hombre pegado a la tierra tiene que tener capacidad de elevacin como el ave, para los ideales, para los ms altos objetivos, para el bien del pueblo, para saciar su hambre, para darle justicia, arriba, cada vez ms arriba el ideal y la esperanza. Pero plomo, plomo que nos permita seguir pegados a la tierra, esta tierra en la que vivimos, donde hemos sido despojados de triunfos, donde cuantas veces se burlan de la autoridad, pero ms que eso cuantas veces los agentes de la autoridad se burlan y masacran al pueblo. Este es el Mxico que vivimos, y que no digan que es necesario separar conceptos. El que vuela muy alto no puede dejar caer el plomo que lo fije a la tierra, y hay de aqul que fijo a la tierra no pueda batir sus alas para expresarse y para lanzarse muy alto en el ideal y en el objetivo. La democracia, seores legisladores, es algo que se construye todos los das, como la patria, como la casa de nuestros padres que todos lo das estamos edificando. (Aplausos.)

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El Presidente del Congreso: - Tiene la palabra el ciudadano diputado Javier Lpez Moreno. El diputado Javier Lpez Moreno: - Ciudadano Presidente del honorable Congreso de la Unin; seores senadores y seores diputados: Escuchamos con atencin y con respeto los planteamientos que los grupos parlamentarios acaban de formular. Con atencin, porque el Partido Revolucionario Institucional siempre atiende los puntos de vista de sus opositores, ms all de que, como en este caso, muchos de ellos carezcan de fundamento. Con respeto, porque el Congreso de la Unin merece invariablemente que sus integrantes lo enaltezcan para que el pueblo sepa que su representacin est comprometida con las cuestiones que a l le importan y no con forcejeos que se agotan en la ancdota. El Congreso de la Unin es el centro de la lucha parlamentaria. Por los partidos y a veces a pesar de ellos, tiene que seguir siendo una de las expresiones ms profundas y ms determinantes de la lucha por el poder poltico de la nacin. Nunca el poder poltico ha sido cualquier cosa en Mxico y menos ahora que juntos hemos de construir el puente de la transicin poltica que nos conduzca a una sociedad ms afirmada en sus libertades, un Estado ms apto para cumplir sus metas histricas y una comunidad que gane ms soberana en una hora de turbulencias. Entre los que hacemos la ley, la tolerancia y el respeto deben ser norma inviolable de nuestra convivencia democrtica y ha de ser as, para que no haya dudas de que en nuestra actividad parlamentaria, el poder poltico lo asumimos como combinacin pragmtica de tica y derecho. Los miembros del Partido Revolucionario Institucional sabemos de dnde venimos y hacia donde nos encaminamos. Tenemos memoria y proyecto; pero afirmarnos no necesitamos negar a los dems. Cananea por ejemplo no es territorio vedado a la poltica; unos excitan y otros ofrecen soluciones: Esa es la nica diferencia. Nuestra organizacin poltica ha sido capaz de mantener el rumbo sin quebranto del Estado de derecho; la paz de Mxico es patrimonio de todos, pero sta no es nuestra nica realizacin, aunque deba seguir siendo la fuente de todas las dems. Vivimos, como nunca, das de competencia cerrada, de competencia abierta; es bienvenida la lucha para un pueblo que nunca ha aceptado la unanimidad; pero un partido que ha sido resuelto promotor de la democratizacin.

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Es cierto, una oleada de inconformidad social alcanz no pocas urnas en la lucha poltica del ao pasado. Admitirlo as, sin apelar a interpretaciones indulgentes, es actuar con realismo. El Partido Revolucionario Institucional acta con realismo; ste es el aliado ms eficaz y ms consistente en la poltica. Nuestras fallas nacen de nuestra responsabilidad, pero no tenemos por qu responsabilizarnos de los errores que obviamente estn abonados a las cuentas de los dems partidos polticos. Lo decimos con entera conviccin: no hay otro partido en Mxico, en el tiempo de hoy, que como el Partido Revolucionario Institucional busque tanto y con tanto acierto la democratizacin de su vida interna. Estn a la luz pblica los frutos maduros de nuestro empeo por innovar y avanzar en la seleccin de candidatos a puestos de eleccin popular y de direccin en el partido; eso y ms haremos para seguir demostrando que mientras otros se rezagan o diluyen, nosotros seguiremos a la vanguardia. Se equivocan quienes creen que porque s y porque no que lanzndose contra la institucin presidencial recabarn la simpata de los miembros de mi partido. A los pristas nos mantiene unidos conviccin y disciplina; tenemos causa y organizacin que nos dan fortaleza para invocar y merecer el apoyo de la mayora. Nuestra defensa no nace de adhesiones de carcter personal; se arraiga en la certidumbre de que la Presidencia de la Repblica es el centro ms eficaz de concertacin y de cohesin de las fuerzas polticas fundamentales. Dentro y fuera del Congreso, los pristas le vamos a seguir abriendo paso a la consolidacin del liderazgo democrtico del presidente Salinas de Gortari. La reforma electoral, se ha dicho aqu, carece de utilidad o, peor todava, es una contrarreforma. La realidad va a encargarse de rechazar estas calificaciones. El acuerdo electoral sirve a todos, y con l vamos a lograr en mayor medida, la transparencia que nace y termina con el hecho de que la verdad secreta de cada quien sea la verdad pblica de todos. La reforma nos rebasa a quienes la hicimos y servir a quienes an no la conocen o luchan por desconocerla. Lo que nos falta es ms cultura poltica para entender que se puede pactar sin tasar el arreglo, se puede disentir sin ponerle precio a la cabeza del adversario. Entramos al territorio, como aqu se dijo, de lo indito. Ms pronto que tarde vamos a dejar prejuicios y recriminaciones. Yo me pregunto: Es la nacin el muro blanco en el que cada quien puede pintar consignas o colgar sus pancartas? La maledicencia, lo corroboramos, no conduce al poder. Alerta y viva la nacin est inmersa en una transformacin profunda que demanda visin de conjunto, inteligencia, decisin, solidaridad. En el Partido Revolucionario Institucional la tenemos y vamos a seguir confrontndonos de cara al pas, con voluntad de concertacin pero sin desconocer que sta tiene lmites que son infranqueables; uno de ellos es el orden constitucional, el otro los principios y valores que defendemos.

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Concertar no es allanarse a todo; es flujo de concesiones recprocas, bsqueda racional de viabilidades, para que con apoyo en convergencias iniciales sea posible superar otras discrepancias en favor del inters nacional. El consenso es una va procedimental, seguramente la mejor en todas las circunstancias, pero no puede ser el objetivo ltimo de la poltica; sta busca eficacia para alcanzar las metas que se ha trazado. No nos abandonamos a la inercia ni mucho menos creemos que todo ha sido bien edificado. Pensar eso sera una insensatez. La realidad actual no est hecha de supuestas estirpes o de pretendidos autocratismos, es de reclamo serio y de desafo. Tenemos que vigorizar a las instituciones y crear otras, para que la sociedad no se pulverice por el vrtigo del cambio. Asumimos nuestra responsabilidad, con hechos diarios diversos, cumplimos la aspiracin de toda formacin poltica: que hable y se le crea, que calle y se le escuche, que siempre se le entienda. El grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, por afinidad ideolgica y por coincidencia absoluta con las acciones del Ejecutivo, seguir actuando con ste en la misma direccin. Pugnamos por un Estado moderno, con energa poltica que le permita seguir perfilando el rumbo nacional, sin perder el paso y sin aflojar la rectora del cambio. Por el Estado que diga adis a lo que definitivamente se ha ido y ya no nos sirve; por el Estado que sin exclusiones edifique lo que otros maana puedan reclamar algo que les falte en el legado de su mexicanidad. A secas, para decirlo en pocas palabras, por un Estado que haga justicia ya a los muchos que la esperan y que a pesar de sus afanes todava no la ven llegar. Seores legisladores: El desfallecimiento moral no es lo que caracteriza a estos meses, el horizonte es el del trabajo organizado, la voluntad de concertar y concretar las decisiones, el anlisis riguroso de lo hecho para avanzar hacia nuevos objetivos. Convocamos, con serenidad, al quehacer responsable de los partidos polticos, que con el peso de sus votos y la fuerza de sus ideas, aqu estn representados. El viento modernizador que sopla por toda la Repblica, no es el de la estridencia; transporta, eso s, la voz inmensa del cambio. De los partidos depende, en gran medida, que por l se ventile nuestra casa o que con sta vaya, como en un torbellino de violencia, las conquistas sociales que mucho nos han costado. En los partidos est la oportunidad de orientar el cambio y someterlo a la ley que es la nica forma de liberarlo para que a todos nos beneficie. La definicin de mi partido, desde sus orgenes, se conoce en los hechos, se llama, se llamar democracia nacional. Muchas gracias. (Aplausos.)

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I Informe de Gobierno del Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos Carlos Salinas de Gortari 1 de noviembre de 19893

Tiene la palabra el ciudadano Carlos Salinas de Gortari, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos. (Aplausos.) El Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos: - Honorable Congreso de la Unin; Mexicanos: La apertura del Perodo Ordinario de Sesiones del honorable Congreso de la Unin se celebra el primero de noviembre por primera vez, en razn de la reforma constitucional introducida en 1986. Asisto, en esta fecha, en cumplimiento de la obligacin consagrada en el artculo 69 de nuestra Carta Magna, para informar del estado que guarda la administracin pblica federal. Asimismo, entrego un informe por escrito, con su correspondiente anexo, que detalla y ampla la exposicin que ante ustedes realizo. Hace once meses asum el mandato de conducir a Mxico en el cambio, fiel a la Constitucin y a sus leyes, a sus objetivos y a sus tradiciones. Han sido meses de intenso trabajo para cumplir en los hechos lo que promet durante la campaa poltica, pues as me lo exigi el pueblo. A todo lo largo de la Repblica la demanda de cambio es persistente, definida, urgente. La voz del cambio exige justicia, seguridad, empleo, servicios, educacin, salud, vivienda, abasto de alimentos y un medio ambiente limpio. Tambin expresa el reclamo por una ms amplia y efectiva participacin en la vida pblica; por procesos electorales en los que imperen imparcialidad, certeza, respeto y reconocimiento mutuos. Es el reclamo por una nueva relacin democrtica entre los ciudadanos y la autoridad, fundada en el dilogo de buena fe, la concertacin responsable y el apego a la ley. A ese cambio me compromet, porque es el que garantiza la continuidad de Mxico en la historia. La bsqueda del cambio en favor de la libertad y la justicia ha sido esencial para el movimiento de nuestra sociedad. El Mxico de hoy es labor de generaciones que nunca perdieron la fe en s mismas y que supieron, en cada momento, actuar para hacer realidad la nacin soada por los hombres de la Independencia, de la Reforma y de la Revolucin. En Mxico, la demanda del cambio no es, por eso, ocasional o reciente. Las dificultades del pasado cercano fueron oportunidad para una ms intensa expresin de lo que han sido siempre los afanes nacionales de transformacin. Reconocer lo que hemos sido capaces de hacer es el principio de la confianza. Reconocer las necesidades de la sociedad, los rezagos y los nuevos desafos que ha trado el cambio mismo es el principio del realismo. Sin confianza en nosotros mismos no hay posibilidad de salir de los problemas. Sin realismo, la esperanza se convierte en desilusion y resentimiento. No hay cambio que dure sin la memoria3

FUENTE: Diario de los Debates de la Cmara de Diputados del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos. Ao II.-perodo ordinario LIV Legislatura.- Nm.2. mircoles 1 de noviembre de 1989,

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presente de lo esencial de ayer y de siempre. Pero no hay cambio, tampoco, en la mera evocacin contemplativa del pasado. El maana al que aspiramos ha de ser la realizacin del sueo de nuestros padres y del anhelo de nuestros hijos. Con realismo y confianza vamos a actuar con los medios de hoy, para dar sentido a los afanes previos y para que, quienes nos sigan, den sentido, a su vez, a nuestras luchas. Esta es la fidelidad que cuenta y que vale: sin la arrogancia de pretender inventar al pas, sin la parlisis de repetirse permanentemente, sin la pretensin de que todo ha de cambiar y terminarse en una administracin. En los ltimos aos ha venido ocurriendo una gran transformacin mundial. La configuracin poltica, militar y econmica de la posguerra ha sido desplazada a una velocidad extraordinaria por un escenario menos predecible, multipolar, altamente competitivo, tecnolgicamente revolucionario y con una gran capacidad de afectar la vida de todos los pases. El cambio no sabe de fronteras, no respeta ideologas ni considera niveles de desarrollo. No todas las naciones que conocemos hoy sobrevivirn como estados soberanos. Nadie tiene asegurado su futuro porque el mundo no esperar. Nadie tiene asegurado tampoco la posibilidad de permanecer, a menos que trabaje con patriotismo para ello. Hay pueblos que en el cambio se disgregan, vencidos por el peso de los conflictos y de las discordias. Hay pueblos que, por no cambiar, se polarizan y sucumben a las presiones del cambio. Para ser ms fuertes, debemos transformarnos. Lo haremos teniendo claro lo que es importante para Mxico. Lo fundamental es la soberana de la nacin: la facultad de la organizacin poltica de los mexicanos de conducir, por nosotros mismos, el camino de nuestra vida pblica entre las dems naciones del mundo, lo fue en los orgenes y es tambin, ahora, esencial en nuestra lucha. Sin soberana carece de sentido proponerse otras metas, porque ya no seran nuestras. He propuesto como estrategia del cambio la modernizacin de Mxico. No existe un concepto nico de modernizacin de aplicacin universal. Tampoco existen procesos ni desarrollos histricos inevitables. Los cambios se dan conforme a las condiciones internas de cada nacin, de acuerdo con sus necesidades y retos propios, y en respuesta a las transformaciones externas. Por eso, slo el trabajo y la voluntad firme de gobernar el destino propio permiten a cada pueblo mantenerse fuerte y soberano. La modernizacin no es un concepto abstracto til slo para el debate acadmico. Se refiere al imperativo de modificar la forma de organizacin de nuestro pas para producir riqueza y bienestar, y para distribuirla equitativamente. Quiero decir el compromiso de respetar la iniciativa comunitaria y la superacin personal; habla de la ineludible necesidad de aumentar el peso del ciudadano y el de las organizaciones sociales en la formacin y en la conduccin del Estado. Se orienta a cumplir, por nuevos medios, el irrenunciable propsito de acrecentar la fortaleza - 25 -

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del pas mediante la unidad, la democracia y la justicia social, como nico camino para afirmar la soberana de Mxico y para ser una nacin de mayor presencia en el mundo moderno. Ante la transformacin de la comunidad de naciones, Mxico ha escogido el camino de la modernizacin nacionalista y popular. Esa es la mejor defensa de la soberana y el medio ms rpido para elevar el bienestar del pueblo mexicano. El Mxico de hoy tiene con qu hacerlo. Una revolucin social nos dio origen; nos dio tambin principios y una slida configuracin institucional que nos ha permitido enfrentar con xito los ms difciles momentos. Ese es nuestro principal recurso poltico. Nada ms ajeno a los ideales de la Revolucin Mexicana que el inmovilismo ante lo mucho que debemos hacer. La modernizacin es el medio para que, en los hechos, se cumpla su mandato: cambiamos porque queremos hacer realidad la Revolucin. No hay nada ms revolucionario que hacer ms fuerte y respetado a Mxico en el mundo; hacer ms democrtica la convivencia poltica; sostener un crecimiento con estabilidad de precios; dar una base permanente a la oportunidad de empleo y a la posibilidad de una mejor calidad de vida para todos los mexicanos. Soberana y justicia; democracia y libertad: sta es la revolucin sin mitos, la que el pueblo reconoce como suya. Por eso la apoya; por eso la har avanzar. Las prioridades de la modernizacin son las que define nuestra historia: el inters general por encima de los intereses particulares; dar ms a quienes menos tienen; fundar la unidad en el acuerdo razonado, en el ejercicio de la ley y de la libertad. Esta es la estrategia del cambio para perdurar y para ser ms fuertes. Es la estrategia de la modernizacin. Por eso, afirmo que la modernizacin es dar direccin y profundidad al cambio. Direccin, para realizar los objetivos nacionales de soberana, justicia, democracia y libertad. Profundidad, para alcanzar las estructuras bsicas de la sociedad y para penetrar los hbitos y los comportamientos cotidianos. Todo ello hacia una nueva cultura poltica. La modernizacin entraa una actitud nueva: la de enfrentar con optimismo, con oportunidad y con tesn las condiciones cambiantes del presente. Es una disposicin para crear, innovar, imaginar, modificar lo que detiene o desva nuestro avance. La modernizacin nos exige ser ms eficaces para colmar nuestros propsitos invariables; llama a liberar las energas de todos los integrantes del cuerpo social. Para modernizar a Mxico propuse a la nacin tres acuerdos nacionales: para la ampliacin de nuestra vida democrtica; para la recuperacin econmica con estabilidad de precios, y para el mejoramiento productivo del nivel de vida de la poblacin. Estos acuerdos estructuran el Plan Nacional de Desarrollo 1989 - 1994 que est ya en marcha. Son la manera de organizar la accin del Estado y de la sociedad para modernizar a Mxico.

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Cumplir eficazmente estos tres acuerdos nacionales implica una reforma del Estado, as como de sus relaciones con la sociedad y con el ciudadano. El Estado de la Revolucin Mexicana naci para fortalecer la soberana de la nacin y para asegurar que la patria incorporara, realmente, a todos a su quehacer. Se erigi para dar seguridad al ejercicio de las libertades individuales y para promover una equidad social fundamental que diera a todos, comenzando con los que menos tienen, el sustento material para que sus libertades no fueran un mero formalismo, sino oportunidades efectivas de una vida mejor. La revolucin se propuso crear un Estado fuerte, pero tambin una sociedad emancipada, duea de su destino. Quiso un movimiento obrero vigoroso y tutelado en sus derechos, no suplido en sus responsabilidades hacia la productividad general del pas; hizo una reforma agraria para liberar al campesino de la explotacin latifundista, pero tambin para liberarlo de las trabas del burocratismo y de la ignominia de vivir en una minora de edad social; promovi la industrializacin nacional como palanca de progreso y de trabajo organizado, no para crear mercados cautivos en beneficio de unos cuantos; imagin una escuela que contribuyera al desenvolvimiento cabal del ser humano, que fuera nacionalista para promover el talento mexicano, no como oposicin, sino como contenido de lo universal en la cultura; defini la propiedad originaria de la nacin, que se confirm en las reas estratgicas, pero nunca se plante el monopolio, exclusivo y excluyente, del Estado. Nuestra nacin ha vivido al amparo de numerosas reformas emprendidas en nombre de la revolucin. Esas reformas permitieron a nuestra patria alcanzar una poca de crecimiento y desarrollo sorprendentes. Pero las ltimas dcadas del siglo XX nos sorprenden, a su vez, con una situacin internacional de mayor competencia y cambio tecnolgico, y con una sociedad mexicana ms compleja, informada y participativa. Frente a estas nuevas circunstancias internas y externas, la mayora de las reformas de nuestra revolucin han agotado sus efectos y no son ya la garanta del nuevo desarrollo que exige el pas. Debemos, por ello, introducir cambios en el Estado, promover nuevas formas de organizar la produccin y crear nuevos esquemas de participacin y de relacin poltica. Nuestras generaciones fueron educadas en un ambiente en que se asociaba ms Estado con ms justicia. Durante muchos aos, cuando fue necesario promover las grandes organizaciones sociales e impulsar la industrializacin del pas, el Estado gener dependencias y organismos pblicos para canalizar recursos y estmulos, construir infraestructura y servicios. Despleg una poltica proteccionista y de subsidios para defender los pequeos y grandes esfuerzos iniciales. Adquiri empresas en dificultades financieras para salvar la fuente de trabajo y apoyar las cadenas productivas. Podemos decir hoy, a la vista de los resultados, que stas no fueron siempre decisiones apropiadas. Lo cierto es que se inscriban en una concepcin general - 27 -

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del quehacer pblico propia de la poca. Nadie puede negar que, en conjunto, fue una poltica que logr xitos muy considerables en comparacin con muchos pases del mundo. Pero las circunstancias cambiaron; Mxico se transform, el mundo se hizo diferente. Lo que antao fue garanta de crecimiento y de expansin para el bienestar, se torn en su obstculo directo. La crisis nos mostr que un Estado ms grande no es necesariamente un Estado ms capaz; un Estado ms propietario no es hoy un Estado ms justo. La realidad es que, en Mxico, ms Estado signific menos capacidad para responder a los reclamos sociales de nuestros compatriotas y, a la postre, ms debilidad del propio Estado. Mientras aumentaba la actividad productiva del sector pblico, decreca la atencin a los problemas de agua potable, de salud, de inversin en el campo y de alimentacin, de vivienda, de medio ambiente y de justicia. El tamao del Estado se extenda mientras el bienestar del pueblo se vena abajo. Este alejamiento del reclamo social se dio no slo porque las crecientes empresas paraestatales acapararon los recursos financieros, sino porque distrajeron la atencin poltica del gobierno. En los hechos, el Estado se ocup ms en administrar sus propiedades que en atender las necesidades sociales apremiantes. Por eso, estamos llevando a cabo la reforma del Estado, para volver al Estado que se plante originalmente la Revolucin Mexicana; capaz al mismo tiempo de garantizar la soberana de nuestra nacin y de dar justicia a nuestros compatriotas. Esta dcada de crisis lastim el nivel de vida de la poblacin de manera sin precedente y destruy los mitos celosamente guardados por una minora beneficiaria del gigantismo estatal, sin importarle la suerte de millones de compatriotas, la asfixia de la iniciativa social y el burocratismo del quehacer poltico. La tesis que asocia estatismo con progreso surgi en el mundo ante el fracaso del ultraindividualismo de los aos veinte, por la autorregulacin fallida del mercado y la gran depresin que le sigui. Fue una tesis de indudable validez en los aos treinta y cuarenta. Fue en su tiempo una justa bandera. Pero hoy slo defiende los privilegios de viejas capas aferradas al statu quo. Los aciertos notables de la intervencin estatal en el pasado, y que contribuyeron a gestar casi cuatro dcadas de crecimiento sostenido, fueron opacndose por una tendencia a responsabilizar al Estado, de manera casi exclusiva, de la gestin de toda la economa: esto impidi su eficaz regulacin de la economa mixta. Como ya se ha sealado, en una sociedad tan compleja como la nuestra hay obligaciones constitucionales y econmicas que el Estado debe atender ante insuficiencias del mercado y por las desigualdades sociales. Pero las causas populares slo se defienden y se promueven con un Estado moderno que garantice la soberana y que haga realidad la justicia en un marco de libertad, promoviendo la participacin organizada del pueblo y manteniendo su alianza fundamental con los que menos tienen. - 28 -

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Yo visito cada semana las colonias populares, las comunidades indgenas, los poblados rurales, las zonas ms deprimidas del pas. El reclamo que recojo es persistente: necesitan servicios, seguridad, la atencin considerada de sus servidores pblicos. Frente a estas demandas: Cules son las responsabilidades fundamentales de un Estado que sea, hoy, fiel a su origen y a su compromiso revolucionario? Yo me pregunto: si la defensa de la soberana es proteger a los mexicanos frente a las pretensiones hegemnicas de otras naciones, a quin protegemos dentro de nuestras fronteras? Por ello, soberana y justicia, en el mundo moderno, se necesitan y complementan. Un Estado que no tiene la capacidad para atender las demandas sociales fundamentales de su poblacin, Tampoco tiene la fortaleza para participar en la defensa cabal de la soberana de la nacin. Por eso, el nacionalismo expresado en la Constitucin no est asociado a un Estado crecientemente propietario, si no a un Estado crecientemente justo. Tenemos el imperativo poltico y moral de volver al sentido original de la Revolucin. Debemos recobrar, para una sociedad moderna, un Estado reformado bajo el espritu de la soberana popular de 1917. La gran visin del Constituyente de Quertaro, en el artculo 27, estableci ante los abusos en la propiedad de la tierra y en la sobreexplotacin de los recursos del subsuelo, durante el porfiriato, que la propietaria original era la nacin, quien, a su vez poda transferir esta propiedad a los particulares con las modalidades que dicte el inters pblico. En la iniciativa sobre el artculo 27 del proyecto de Constitucin, que, junto con el artculo 123, convirti en social un debate que slo era poltico, se establecieron dos premisas bsicas que sealan el espritu del texto final en la constitucin; primero, converta al Estado en un instrumento de reforma econmico, y segundo, determinaba que la nacin retendra bajo su dominio lo que fuera como lo sealaron los constituyentes, necesario para el desarrollo social. Se cre as la economa mixta, respetando la propiedad privada, estableciendo la rectora del Estado y asegurando a los pueblos el derecho a conservar propiedades en comunidad. Por eso, es irreversible la propiedad sobre los recursos naturales que especifica la Constitucin y el control de las empresas estratgicas que directamente los explotan. Por eso, es irreversible la propiedad y el control sobre Petrleos Mexicanos, la petroqumica bsica, la Comisin Federal de Electricidad, minerales radioactivos y generacin de energa nuclear, ferrocarriles, correos, comunicacin va satlite e instituciones sociales fundamentales como Compaa Nacional de Subsistencias Populares. Pero un Estado que no atienda al pueblo por estar tan ocupado administrando empresas, no es justo ni es revolucionario; pierde el sentido fundador que le dio el artculo 27 de la Constitucin. Un Estado extenso, abrumado, termina siendo un estado dbil, no slo ante sus obreros, campesinos, empresarios y clases populares y medias, sino tambin ante el mundo.

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La desincorporacin de empresas pblicas no estratgicas responde hoy a un principio de fidelidad con el carcter social y nacionalista del Estado. Desincorporar empresas no es renunciar a regular y conducir el desarrollo nacional, porque no es condicin nica de la rectora del Estado la propiedad de las empresas, sino fundamentalmente el ejercicio de la autoridad en beneficio del pueblo. La privatizacin no deposita en manos ajenas al Estado la conduccin del desarrollo; por el contrario, el Estado dispone ahora de recursos, de atencin y de oportunidad para utilizar los formidables instrumentos de la poltica de gasto, ingresos, aranceles, precios pblicos, subsidios y fortaleza de las empresas estratgicas para determinar el rumbo del desarrollo y hacer realidad el proyecto de la nacin demanda. No se trata de dirimir si el sector privado es mejor administrador que el sector pblico, o mejores negocios. Existen honorables y muy competentes administradores pblicos. Pero el punto central en la reforma del Estado es resolver, a favor del pueblo, el dilema entre propiedad que atender o justicia que dispensar, entre un Estado ms propietario o un Estado ms justo. La economa, ms abierta a la iniciativa y a la inversin no estatal se conducir, sin duda, para servir los objetivos nacionales de la soberana y de la justicia. En el mundo tan competitivo de hoy se requiere de grandes consorcios que puedan enfrentar a las grandes transnacionales. Cuando nuestra economa estaba cerrada, exista el riesgo de que estos consorcios actuaran como monopolios; ahora, con la apertura de la economa y con la mayor fortaleza del Estado, evitaremos prcticas indebidas que hubieran podido afectar el inters pblico y perjudicar al mexicano y a su familia. As, logramos que el cambio no nos sea impuesto por condiciones externas o por intereses particulares internos, sino que derive de la voluntad de los mexicanos. La mixtura de la economa no se obtiene slo del balance entre propiedad pblica y propiedad privada. Dentro de la propia sociedad civil puede ampliarse la economa mixta del pas, sin necesidad de ms propiedad estatal. La participacin de los trabajadores en las empresas que se privatizan es ejemplo de ello. Al vender empresas pblicas no slo se respetan las organizaciones sindicales y se ratifican los derechos laborales, sino que, adems, los trabajadores participan en la propiedad de las empresas y se benefician de su expansin. Es as como la privatizacin de las empresas pblicas trae consigo la democratizacin del capital. Al pasar de la creciente propiedad a la mayor responsabilidad social compartida, el Estado reformado vincula democracia y justicia. El Estado canaliza recursos y atencin para convertir en hechos las propuestas y los programas; al hacerlo, alienta la participacin y la organizacin popular. El pueblo exige participar en los programas que resuelvan sus necesidades ms sentidas. Por eso, al responder a estos reclamos sociales, el Estado no lo hace hoy sustituyendo el compromiso comunitario o la iniciativa individual. Premisa ineludible de los programas de - 30 -

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solidaridad es la participacin organizada de la comunidad, estmulo formidable a la democratizacin en las colonias populares, en el campo y en las zonas indgenas. El Estado es hoy ms representativo de la poblacin, y est atento a las cuestiones que ella misma juzga como necesidades prioritarias y urgentes; ofrece un marco efectivo de libertad y de seguridad a los ciudadanos para el despliegue autnomo de sus actividades. Elemento esencial de su reforma ha sido demostrar, a lo largo del ao que el Estado tiene la capacidad de hacer valer, en los hechos, el derecho; que no existen individuos o grupos que puedan estar por encima de la ley. La impunidad genera corrupcin y prepotencia y va en contra de intereses de la sociedad. Hoy el Estado asegura con firmeza la plena vigencia de la ley, de las normas jurdicas que rigen nuestra convivencia. Vela fundamentalmente por el inters de los mexicanos. De esta forma en Mxico, como en muchos pases del mundo, El Estado se aleja de dogmas para poder acercarse al pueblo. Atrs se queda la anquilosada opinin que confunda ser progresista con ser estatista. Hoy ser progresista se mide por la capacidad de defender la soberana de la nacin y por llevar la justicia al pueblo. Ser progresista se mide por las prcticas y los resultados, y no por la retrica. Ser progresista se mide por la capacidad de crear un Estado democrticamente fuerte, que garantice la independencia nacional ante la tremenda transformacin mundial en marcha. Ser progresista se mide por el aliento a las libertades individuales y, al mismo tiempo, por la participacin popular organizada, para que por esta va democrtica se logre la distribucin ms justa de la riqueza y el bienestar de la poblacin. Por todo esto, el Estado que Mxico necesita ha de sustentar su comportamiento en un ejercicio de calidad de la autoridad, fundado en la concertacin. Debe renovar su perfil para cumplir sus funciones primarias, abrirse plenamente a la participacin de la sociedad, promover con decisin el inters nacional en el mundo y reafirmar su razn democrtica para ejercer el poder pblico. He venido al honorable Congreso de la Unin a rendir cuenta de lo que hemos hecho para modernizar al pas y para reformar al Estado; para mostrar por qu somos una nacin ms respetada en el mundo, por qu avanzamos a nuevos entendimientos polticos entre nosotros, por qu encontramos ya el inicio de la recuperacin y por qu sostenemos que vamos a alcanzar una mayor justicia entre los mexicanos. 1o. Defensa de la soberana y promocin de los intereses nacionales. La poltica exterior de Mxico es instrumento fundamental del Estado para fortalecer la soberana nacional. Nuestros principios tradicionales, hoy constitucionales, recogen las lecciones de nuestra historia, su observancia es base de un amplio consenso dentro de nuestras fronteras y de un reconocido prestigio fuera de ellas, su valor no rie con su eficacia. En estos tiempos de - 31 -

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acelerado cambio, la conciencia de nuestros principios facilita interpretar los hechos, discernir el inters de Mxico y aprovechar las oportunidades sin caer en el oportunismo. Bajo su gua, nuestra poltica exterior busca un uso anticipado y flexible de las herramientas de la diplomacia, relaciones bilaterales respetuosas, francas y benficas, as como una activa promocin de nuestros intereses ante los organismos y los foros multilaterales. Este ao ha sido inusitadamente intenso en contactos polticos con el exterior. He sostenido entrevistas con 29 jefes de Estado o de gobierno, en todos los casos he comprobado que Mxico es ms respetado en el mundo. Nuestro pas se ha ganado un singular reconocimiento y existe hoy un gran inters por lo que aqu sucede. Se conoce y se valora el esfuerzo serio, sostenido y profundo de toda nuestra sociedad para superar adversidades y para abrirse un horizonte de bienestar, la voz de Mxico es ms fuerte, su capacidad de interlocucin ms amplia, su mensaje al mundo ms claro y ms efectivo. Atento a nuestras fronteras, mi gobierno ha buscado nuevas bases para las relaciones de Mxico con las naciones vecinas: Los Estados Unidos de Amrica al norte: Guatemala y Belice al sur y Cuba, donde hacen frontera nuestros mares patrimoniales. Estas relaciones son especialmente importantes para ampliar nuestra seguridad y para proyectar nuestros propsitos. Las relaciones con los Estados Unidos de Amrica tienen un significado particular para Mxico. Rechazamos la confrontacin por insensata y la sumisin por ofensiva a nuestras ms ntimas convicciones, sin ignorar el difcil pasado, marchamos con seguridad al futuro. Nunca ser fcil la relacin con un vecino tan poderoso, con la frontera comn ms compleja en el mundo y con una carga histrica de agresiones extremas, sin embargo, las relaciones no tienen por qu ser malas o tensas todo el tiempo. La cordialidad que hoy existe se explica porque los temas de inters comn requieren acciones coincidentes, nuestro mercado es ahora ms abierto que el de los Estados Unidos, eso nos permite estar en una ofensiva positiva en las relaciones comerciales; combatimos enrgicamente el narcotrfico por razn de Estado y para proteger la salud de las familias mexicanas, siendo este problema de gran preocupacin para nuestro vecino del norte, la coincidencia en su combate nos resulta benfica. La renegociacin de la deuda externa estaba tanto en nuestro inters como en el de ellos, por eso se convirtieron en ayuda. Queremos un medio ambiente ms limpio en el interior del pas y hasta nuestras fronteras, ah coinciden nuestras preocupaciones; promovemos la defensa de los mexicanos que laboran en los Estados Unidos, quienes resultan indispensables para la economa de ese pas. Coincidimos en el reconocimiento al cambio poltico, econmico y cultural en el mundo y nosotros mantenemos con firmeza los principios de no intervencin y de autodeterminacin de los pueblos, especialmente en Latinoamrica.

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El ambiente positivo y respetuoso en las relaciones no proviene entonces del cambio de nuestros principios, sino del cambio de circunstancias; al ocurrir esto hemos podido, con voluntad poltica, ampliar el mbito de las coincidencias, la reciprocidad en los intercambios y la cordialidad en las actitudes, bajo la norma invariable del respeto a nuestros principios y a nuestra diferencias, con este nuevo espritu atend en octubre la invitacin que me extendiera el presidente George Bush para efectuar una visita de Estado a su pas. Hemos podido traducir este espritu en acuerdos concretos en beneficio directo para los mexicanos, estamos logrando un acceso ms amplio y ms seguro de nuestros productos al mercado norteamericano, desde ahora, en materia siderrgica, textil y en el sistema generalizado de preferencias; pronto, en el abatimiento de las barreras no arancelarias para nuestros sectores prioritarios. Buscamos precisar con organizaciones sindicales y con gobiernos estatales de ambos lados de la frontera, nuevos mecanismos para defender los derechos humanos y laborales de los trabajadores migratorios; hemos ampliado el intercambio de informacin en nuestra lucha comn contra el narcotrfico, entendindose que la responsabilidad de las operaciones de nuestro territorio compete exclusivamente a los mexicanos; establecimos mecanismo eficaces para la preservacin del medio ambiente en la frontera y en la ciudad de Mxico; hemos pasado de las consultas para resolver viejas diferencias a las decisiones para abrir nuevas oportunidades: reciprocidad a nuestra apertura comercial, ms inversin y ms empleos en Mxico son los resultados del nuevo acuerdo. Visit Guatemala en la zona fronteriza y sostuve cordial y positivo dilogo con el Presidente de ese respetado y amigo pas vecino; durante la entrevista con el primer ministro de Canad pude constatar el nuevo inters de ese pas por Mxico y Amrica Latina y el considerable potencial de cooperacin que existe entre nuestras naciones; con Cuba buscamos estrechar nuestras relaciones econmicas y culturales, en materia financiera, acordamos un trato responsable y sensible a las condiciones de ambos pases; hace unos das recib la visita del primer ministro de Jamaica; nuestro encuentro confirm el nimo de las dos naciones por ampliar nuestros intercambios. Es en el inters de Mxico tener una ms viva presencia en el rea del Caribe tanto por su potencial econmico y turstico como por su posicin estratgica. Nuestra relacin prioritaria con Amrica Latina tambin se ha renovado; el Mecanismo Permanente de Consulta y Concertacin Poltica, conocido como grupo de Ro, se ha institucionalizado, sin rigideces burocrticas, como un marco de dilogo y de iniciativas conjuntas, ello permite a nuestras naciones cada vez ms, hablar con una sola voz en los foros internacionales. Durante la reunin presidencial de este grupo sostenida en Ica, Per, en octubre pasado, definimos proyectos concretos para un mayor intercambio cultural y para una mejor integracin fsica de la regin, reconocimos que la estabilidad cambiaria y la apertura comercial son las verdaderas condiciones de la integracin econmica latinoamericana. Acordamos definir plazos y compromisos para el abatimiento de

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las barreras al comercio entre nuestros pases; con metas ambiciosas pero con pasos firmes y realistas, avanzaremos con esperanza y no con frustracin. Iniciamos con Colombia y Venezuela un esfuerzo de colaboracin conjunta, fijando metas comunes; se suscribieron 20 acuerdos entre gobiernos y ocho entre empresarios durante las visitas de Estado a estos pases realizadas en julio; adicionalmente, con Venezuela se renov el Pacto de San Jos relativo a la cooperacin energtica con Centroamrica y el Caribe. En estos acuerdos se proponen acciones prcticas, realistas, que den sustento a nuevos y ms ambiciosos proyectos; no debemos permitir que las aspiraciones se vean truncadas porque no reparamos en los medios para alcanzarlas. La situacin centroamericana sigue siendo delicada, pero renacen esperanzas fundadas en el deseo de paz de sus pueblos y en la voluntad ahora ms decidida de sus gobiernos. Altas tasas demogrficas, una larga y agotadora actividad blica y una profunda crisis econmica han impuesto una nueva voluntad de reconciliacin y cooperacin dentro y entre las naciones del Itsmo; apoyamos con respeto estos esfuerzos que son tambin en beneficio de Mxico y del hemisferio, as lo confirm en el dilogo positivo y cordial que sostuve con el Presidente de Costa Rica en la visita que realic a esa nacin. En relacin con Panam, mi gobierno defendi el principio de no intervencin, el derecho a la autodeterminacin del pueblo panameo y la vigencia de los Tratados del Canal, pero distinguimos esta defensa del amparo quienes han impedido el avance de esa nacin. Acud en visita oficial a Francia en julio pasado, en ocasin del bicentenario de la Revolucin Francesa; aprovech la oportunidad para realizar importantes contactos con los jefes de Estado de las naciones ms industrializadas, que facilitaron la fase final de la renegociacin de la deuda externa de Mxico; en la visita a Espaa se logr la reduccin de la deuda mexicana con bancos de dicho pas y se fijaron las bases para un tratado general de cooperacin y amistad; Espaa es para nosotros una entraable presencia cultural, pero tambin una va preferente de acercamiento con la Europa del futuro; recibimos la visita del primer ministro de Dinamarca, atendiendo al inters de ampliar el intercambio con esta nacin y con los pases escandinavos. Al momento en que la Comunidad Europea se prepara para eliminar las barreras econmicas existentes entre sus miembros y constituir en 1992 el mercado ms grande del mundo, nos interesa aumentar nuestra presencia en la Europa unida y atraer ms su atencin hacia Mxico. Es preocupacin de mi administracin extender la presencia de Mxico en la Cuenca del Pacfico, la ms dinmica zona de crecimiento econmico e innovacin tecnolgica; estamos, para ello, reorientando acciones diplomticas y consulares en la regin; durante la visita a Mxico del primer ministro de Japn, se consider un aumento de nuestras exportaciones al competitivo mercado japons y mayores inversiones industriales y tursticas de ese pas en Mxico; impulsamos nuestros intercambios culturale