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DIGILIO, Patricia: “Interferencias entre biopolítica, bioética y dignidad humana”. Contenido en: Varios: La dignidad humana: filosofía, bioética y derechos humanos. Edición de la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia, Seguridad Social y Derechos Humanos de la Nación. Buenos Aires, 2010. 1. Biopolítica, bioética y dignidad humana. Indagando sobre la relación entre las nociones de “biopolítica”, “bioética” y “dignidad humana”, sólo la trama de sentido que se abre entre las dos primeras nociones puede dar un sentido a la tercera. Esta indagación implica tener en cuenta el alcance de los conceptos en el conjunto de las relaciones sociales y políticas, relaciones cuya consistencia no descansa solamente en el uso dosificado de la fuerza, sino también en el conjunto de sistemas simbólicos que obran sobre las “relaciones de sentido”. Frente a tales órdenes de sentido se hace necesario oponer otra “visiones de mundo” capaces de desincrustarlas. 2. El papel de la filosofía. Si en la filosofía descansa la posibilidad de crear conceptos, esta tendrá un papel importante en la invención de nuevos mundos. De acuerdo con ello, la fuerza sutil del discurso pone de relieve la importancia de los “mecanismos del lenguaje” y con ellos una dinámica de poder en torno a la determinación del significado de la vida y de la condición humana. La relación entre biopolítica, bioética y dignidad humana debe entonces ser pensada en el contexto de esta disputa, esto es, en medio de la crisis civilizatoria en que la vida y la condición humana permanecen confinadas al cerco de la racionalidad técnica e instrumental del cálculo, la eficiencia y la eficacia. Es justamente esta captura de lo viviente y de lo humano por parte de la evolución técnica lo que hace del paradigma biotecnológico un discurso dominante cuyas consecuencias amenazan la integridad del bíos y del ethos en las relaciones humanas. * Biopolítica, bioética y dignidad humana: “(…) propongo pensar la relación entre biopolítica, bioética y dignidad humana en su inscripción en este nuestro tiempo. Un tiempo que anuncia un cambio civilizatorio. Y efectivamente, reside aquí un verdad que todavía no ha sido planteada en todo su espesor. También la sensación de que emprendemos un camino para el que estamos muy poco pertrechados y que la palabra ‘progreso’ ya no puede ser el conjuro que nos salve de la barbarie. Es preciso entonces interrogarnos sobre el fondo y las condiciones que hacen posibles las metamorfosis que afrontamos

Interferencias Entre Biopolítica, Bioética y Dignidad Humana. Patricia Digilio

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DIGILIO, Patricia: “Interferencias entre biopolítica, bioética y dignidad humana”. Contenido en: Varios: La dignidad humana: filosofía, bioética y derechos humanos. Edición de la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia, Seguridad Social y Derechos Humanos de la Nación. Buenos Aires, 2010.

1. Biopolítica, bioética y dignidad humana. Indagando sobre la relación entre las nociones de “biopolítica”, “bioética” y “dignidad humana”, sólo la trama de sentido que se abre entre las dos primeras nociones puede dar un sentido a la tercera. Esta indagación implica tener en cuenta el alcance de los conceptos en el conjunto de las relaciones sociales y políticas, relaciones cuya consistencia no descansa solamente en el uso dosificado de la fuerza, sino también en el conjunto de sistemas simbólicos que obran sobre las “relaciones de sentido”. Frente a tales órdenes de sentido se hace necesario oponer otra “visiones de mundo” capaces de desincrustarlas.

2. El papel de la filosofía. Si en la filosofía descansa la posibilidad de crear conceptos, esta tendrá un papel importante en la invención de nuevos mundos. De acuerdo con ello, la fuerza sutil del discurso pone de relieve la importancia de los “mecanismos del lenguaje” y con ellos una dinámica de poder en torno a la determinación del significado de la vida y de la condición humana. La relación entre biopolítica, bioética y dignidad humana debe entonces ser pensada en el contexto de esta disputa, esto es, en medio de la crisis civilizatoria en que la vida y la condición humana permanecen confinadas al cerco de la racionalidad técnica e instrumental del cálculo, la eficiencia y la eficacia. Es justamente esta captura de lo viviente y de lo humano por parte de la evolución técnica lo que hace del paradigma biotecnológico un discurso dominante cuyas consecuencias amenazan la integridad del bíos y del ethos en las relaciones humanas.

* Biopolítica, bioética y dignidad humana: “(…) propongo pensar la relación entre biopolítica, bioética y dignidad humana en su inscripción en este nuestro tiempo. Un tiempo que anuncia un cambio civilizatorio. Y efectivamente, reside aquí un verdad que todavía no ha sido planteada en todo su espesor. También la sensación de que emprendemos un camino para el que estamos muy poco pertrechados y que la palabra ‘progreso’ ya no puede ser el conjuro que nos salve de la barbarie. Es preciso entonces interrogarnos sobre el fondo y las condiciones que hacen posibles las metamorfosis que afrontamos para poder dimensionar su profundidad y complejidad.” (P. Digilio: 2010; pp.50).

* Sobre la contemporaneidad: “(…) se trata de pensar en este nuestro tiempo. Un tiempo signado por esos dos interrogantes que lo atraviesan: ¿qué es la vida? Al que inmediatamente le sigue este otro: ¿Qué es ser humano? Y se trata de hacernos estas preguntas en un mundo dominado por una perspectiva científico-técnica y en el que ese biocrático sueño de la infinita perfectibilidad técnica de lo que por el momento conocemos como ‘ser humano’ alcanza inéditas posibilidades. Se trata de interrogarnos por el valor de los valores éticos, esos que por inmateriales no pueden medirse, en un mundo dominado por el espíritu racional del cálculo y en el que los criterios de eficacia y eficiencia parecen ser los únicos que rigen la relación entre medios y fines.” (P. Digilio: 2010; pp.51).

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* Biotécnica, ética y política: “Entre las concepciones que compiten entre sí para dar respuesta a estas preguntas la perspectiva biotécnica alcanza gran significación pero además, como resultado de las formas de comprensión de la vida que la biología molecular introduce, la acción biotecnológica también alcanza hoy un poder inédito: la efectiva posibilidad de una transformación dirigida de lo viviente en general y del ser humano en particular. Los desarrollos de la biología y de la genética predictiva y diagnóstica, y su implementación mediante la ingeniería genética configuran –y esto es un hecho- un dispositivo capaz de la transformación del hombre por el hombre mismo. Capaz de una transformación de la especie por le especie misma. Esta situación, en la que saber y poder se entrelazan es, indudablemente, de una gran significación política y también ética porque habría que preguntarse si esta posibilidad de tecnificación de lo humano no modificará la autocomprensión ética de la especie de tal forma que ya no podamos vernos como seres vivos éticamente libres y moralmente iguales.” (P. Digilio: 2010; pp.52).

3. Algunas consideraciones sobre el concepto de biopolítica. El concepto de biopolítica ha sido un concepto ampliamente difundido no obstante la imprecisión de su significado. Originariamente, Foucault usó este concepto para nombrar ese tránsito de la razón política cuya transformación del poder soberano consistió en pasar del hacer morir-dejar vivir al hacer vivir-dejar morir. Esta inversión de la razón de Estado con respecto a la vida de los hombres da origen a una nueva forma de poder: el biopoder. La biopolítica sería la expresión de ese biopoder y, con ella, Foucault plantearía una determinada relación del campo político con el campo antropológico, de la política como la vida biológica de los hombres. En esta relación la biopolítica expresaría el conjunto de mecanismos para el control y la regulación de poblaciones humanas según la normalidad o anormalidad de sus prácticas y conductas. El objetivo de este control y de esta regulación sería precisamente el de asegurar –a la vez- la docilidad y la productividad sociopolítica de los cuerpos que conforman a estas poblaciones.

4. Vida y trabajo. Es preciso considerar dos cosas. En primer lugar, que el avance en los campos de la biología y la biomedicina (“intrusión en la génesis misma de lo viviente”) han modificado nuestra interpretación de la vida y, por lo tanto, nuestra comprensión de los procesos biológicos que interesan a la biopolítica. Y en segundo lugar, que la sustitución de la concepción relativa al ‘ejército de reserva’ (considerado como una parte de la población) por la de una “población absoluta excedente” que incorpora todas las formas de indigencia y marginalidad no aptas para la producción, la distribución y el consumo. Estos dos aspectos traen consigo profundas transformaciones en los dispositivos biopolíticos que podrían dar lugar al desarrollo de una “tecnología biosociopolítica” cuyas consecuencias dependerían del significado que pueda llegársele a atrubuir al bíos.

5. Concepciones jurídico-política y biológico mecánica. Puede plantearse el problema de si la biopolítica remite al bíos como vida calificada (jurídico-política) o al simple hecho de vivir común a todos los seres vivos (biológico-mecánica) que designa la zoe. La solución a este problema no se la encontrará en los desarrollos naturalistas de las escuelas angloamericanas que suponen una “naturaleza humana” transhistórica determinada esencialmente. La noción de “condición humana” provista por Hannah Arendt parece más adecuada para tratar este problema en tanto

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ella designa la indeterminación histórica de la vida humana y, por lo tanto, la libertad de su acción así como la autodesignación de su propia humanidad en el mundo histórico-político.

* Biopolítica 1: “(…) ¿Cuál es el objeto de la biopolítica? El objeto de la

biopolítica es la población. La población como problema a la vez político y científico, biológico y de poder. ¿Y cuál es el objetivo de la biopolítica? El objetivo de la biopolítica es establecer mecanismos globales de regulación de los fenómenos propios de la vida de la especie mediante acciones que se conforman según la secuencia población-procesos biológicos-mecanismos reguladores de Estado. Su función tiene efectos tanto disciplinarios como de regulación. Es también esa matriz en la que se gesta ese ‘ordenamiento’ que permite identificar en la población lo sano y lo enfermo, lo normal y lo anormal, lo productivo y lo improductivo y a partir de esta identificación llevar adelante acciones de separación, marcación, exclusión y desplegar esos mecanismos político-sociales de control y regulación, de integración y disciplinamiento que hacen al buen funcionamiento del cuerpo social.” (P. Digilio: 2010; pp.52).

* Biopolítica 2: “La biopolítica consiste en una suerte de administración económico-política de la vida –de la vida humana- de manera que la forma que al biopolítica adopta no es independiente del sistema político-económico y de la cuestión de la gobernabilidad. En una economía incipiente, en un orden político fundado en la idea de la autonomía y desarrollo del Estado, en un mundo donde la ‘fuerza de trabajo’ como mercancía, y el mantenimiento de una ejército de reserva son fundamentales para ese desarrollo y para la regulación de las relaciones políticas, sociales y económicas ese poder de hacer vivir o abandonar a la muerte debe ser comprendido en esta clave: mantenimiento y reproducción de la vida, producción de cuerpos útiles para el trabajo, dóciles políticamente.” (P. Digilio: 2010; pp.52-53).

* Dignidad humana: “(…) desde la ética se lazan voces que ponen en cuestión el reconocimiento de la dignidad atribuida a los seres humanos. La noción de dignidad es un principio y una exigencia moral tanto desde el punto de vista ético como del político pero no se extrae de la ‘naturaleza’ ni tiene ninguna traducción biológica, es una valor que la biología ignora y del que una aproximación naturalista tecnobiologicista a la condición humana puede prescindir.” (P. Digilio: 2010; pp.55).

6. Biopolítica y bioética. El bíos que conecta la biopolítica y la bioética exige del pensamiento filosófico la superación de su situación melancólica y, por lo tanto, de su correlativa ambivalencia. Generalmente la disputa por el sentido respecto de esta conexión parecería tener una función ideológica: tranquilizar las buenas conciencias haciendo aparecer la regresión como un progreso. Sin embargo, la relación entre biopolítica y bioética puede tomar otro camino: el principio de la dignidad humana. Este principio, así como los derechos inalienables que surgen como consecuencia de su reconocimiento, poseen una inscripción histórica: respuesta ético-política a los horrores cometidos durante la Segunda Guerra Mundial. De ahí la importancia que tiene el reconocimiento de una dignidad para la vida de los hombres en lo que respecta a la posibilidad de conjurar la barbarie. Y a pesar de que las democracias no escapan al riesgo de producir violaciones sistemáticas de la dignidad humana, en ellas la amplitud del significado de la dignidad humana permite la puesta en marcha de procesos capaces de garantizar la progresiva realización de este principio.

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* Dignidad, igualdad, alteridad: “Afirmar la común dignidad de los seres humanos es la condición para reconocernos como iguales. Iguales en nuestras diferencias. Pero hay que recordar que sobre la idea de igualdad avanza siempre como su sombra la alteridad y que cuando esa alteridad se vuelve radical no conduce sino a la deshumanización del Otro, ya sea en la forma de la victimización, la exclusión, la asimilación o el exterminio. La sombra que proyecta la biopolítica es la de la tanatopolítica y la línea que separa la una de la otra es tan difusa como débil.” (P. Digilio: 2010; pp.55-56).