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Invasión española de 1829 Sucedió durante la presidencia de Vicente Guerrero. Los españoles intentaron reconquistarnos enviando al brigadier Isidro Barradas considerado por los españoles como un "segundo Hernán Cortés". Barradas con 3000 soldados se apoderó de Tampico, entonces un pueblo sin importancia, en Julio de 1829. Al enterarse el gobernador de Veracruz, Antonio López de Santa Anna, reunió cerca de 2500 hombres y fue tras el "nuevo Cortés" y sus 3000, los cuales después de un par de sangrientos combates se rindieron y fueron regresados a su país. No fue un gran hecho de armas pero sucedieron dos cosas importantes: 1. Es la primera victoria ante un país invasor, y 2. Santa Anna es considerado un héroe, antes era considerado como un militar revoltoso, y es nombrado "Benemérito de México" y listo para ocupar mejores cargos políticos. En 1829 una escuadra de 40 bracos, con 3500 soldados españoles desembarco en las costas de Veracruz. Su objetivo era cancelar la independencia de México y recuperar lo que había sido la Nueva España. El intento fracaso por la movilización de tropas mexicanas y principalmente por el clima de la costa que fue adverso a las tropas españolas. Fue esta la primera intervención que sufrió México como nación independiente. La lucha por la independencia de México terminó con la firma del Plan de Iguala el 27 de septiembre de 1821, acuerdo firmado entre Agustín de Iturbide, Comandante del Ejército Realista y Vicente Guerrero, Jefe de las Fuerzas Insurgentes. Posteriormente, en 1822 Agustín de Iturbide fue nombrado Emperador de México teniendo su imperio una duración de tan solo un año ya que mediante el Plan de Casa Mata que proponía establecer el sistema republicano, se unieron para derrocarlo

Invasión española de 1829

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Invasión española de 1829

Sucedió durante la presidencia de Vicente Guerrero.Los españoles intentaron reconquistarnos enviando al brigadier Isidro Barradas considerado por los españoles como un "segundo Hernán Cortés".  Barradas con 3000 soldados se apoderó de Tampico, entonces un pueblo sin importancia, en Julio de 1829.Al enterarse el gobernador de Veracruz, Antonio López de Santa Anna, reunió cerca de 2500 hombres y fue tras el "nuevo Cortés" y sus 3000, los cuales después de un par de sangrientos combates se rindieron y fueron regresados a su país.No fue un gran hecho de armas pero sucedieron dos cosas importantes:1. Es la primera victoria ante un país invasor, y2. Santa Anna es considerado un héroe, antes era considerado como un militar revoltoso, y es nombrado "Benemérito de México" y listo para ocupar mejores cargos políticos.

En 1829 una escuadra de 40 bracos, con 3500 soldados españoles desembarco en las costas de Veracruz. Su objetivo era cancelar la independencia de México y recuperar lo que había sido la Nueva España. El intento fracaso por la movilización de tropas mexicanas y principalmente por el clima de la costa que fue adverso a las tropas españolas. Fue esta la primera intervención que sufrió México como nación independiente.

La lucha por la independencia de México terminó con la firma del Plan de Iguala el 27 de septiembre de 1821, acuerdo firmado entre Agustín de Iturbide, Comandante del Ejército Realista y Vicente Guerrero, Jefe de las Fuerzas Insurgentes. Posteriormente, en 1822 Agustín de Iturbide fue nombrado Emperador de México teniendo su imperio una duración de tan solo un año ya que mediante el Plan de Casa Mata que proponía establecer el sistema republicano, se unieron para derrocarlo Antonio López de Santa Anna, Nicolás Bravo y Vicente Guerrero.

En marzo de 1823 Iturbide renunció al trono y se fue a Europa, quedando el gobierno en manos de un Supremo Poder Ejecutivo quienes decidieron que

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México sería una república. Las provincias de Centroamérica que se habían unido al imperio se separaron de México, trayendo lo anterior como consecuencia la proclamación de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos en 1824, dando paso al nacimiento de un sistema de gobierno Republicano, Representativo y Federal.

El Congreso convocó a las primeras elecciones en el México independiente resultando electo como presidente Guadalupe Victoria y como vicepresidente Nicolás Bravo (1824-1829). Este gobierno  consiguió que los españoles que todavía estaban en San Juan de Ulúa se rindieran. Para el siguiente período resultó electo el general conservador Manuel Gómez Pedraza,  resultado que fue desconocido por los partidarios de su rival, el General Vicente Guerrero, siendo llevado éste al poder después de un levantamiento.

En 1827 se promulgó la Ley General de Expulsión ordenando la salida del país de todos los extranjeros que aquí se encontraban. Un año más tarde, se supo que se preparaba una expedición española que zarparía desde La Habana, Cuba para atacar tierras mexicanas integrando este movimiento los españoles que un año atrás habían sido expulsados y deseaban volver.

Para lograr su objetivo, los exiliados se dieron a la tarea de convencer al Brigadier Isidro Barradas, militar español, de que México deseaba integrarse de nuevo a España. Barradas inició el viaje desde Cuba con una escuadra de 40 barcos, cerca de 3500 hombres y suficiente armamento. Su objetivo era cancelar la Independencia de México y restablecer la dominación de Fernando VII recuperando lo que había sido la Nueva España siendo ésta, la primera intervención que tuvo México como nación independiente.

Dicha intervención comenzó el 26 de julio de 1829 cuando la expedición intervencionista española desembarcó en Cabo Rojo, Veracruz al sur de Pánuco. El 6 de agosto por la noche, Barradas entró a Tampico tras haber incendiado el Fortín de La Barra localizado en la ribera sur del Río Pánuco cuyo defensor, el comandante Mariano Palacios, huyó a Altamira al igual que la población civil de

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Tampico. Acto seguido, Barradas instaló su cuartel general en pleno centro de la ciudad en la casa ubicada en las calles de Juárez y Madero.

Para hacer frente a esta intervención, el presidente Vicente Guerrero ordenó a los generales  Antonio López de Santa Anna y Mier y Terán moverse desde Veracruz y Matamoros a los que se le uniría en Tampico el comandante militar  de Tamaulipas, general Felipe De la Garza. Las tropas sitiaron el lugar quedando el ejército del Brigadier Barradas atrapado con escasos víveres y municiones bajo el inclemente clima lluvioso entre el Paso del Humo y la Ranchería de Doña Cecilia (hoy ciudad Madero).

Para finales de agosto los españoles se habían posesionado de la ciudad de Tampico con la expectativa de que la población les apoyara, y en lugar de avanzar hacia la capital del país, esperaron en el puerto. La espera resulto más costosa de lo esperado. Los intervencionistas trataron en vano de convencer a los mexicanos de que venían en paz y que deseaban restaurar el orden y acabar con la anarquía.

Mientras tanto el ejército mexicano, con más de 5000 mil hombre avanzo hacia Tampico. Pero esta vez la fuerza militar no fue tan mortífera como la naturaleza, quien esta vez obro a favor de nuestra nación, pues lo meses de julio y agosto eran especialmente insalubres lo que provoco el desarrollo de enfermedades gastro-intestinales, La fiebre amarilla causo innumerables bajas en el ejército español.

El 10 de septiembre Mier y Terán atacó con 900 hombres el Fortín de La Barra defendido por 400 españoles que ya habían sido diezmados por las enfermedades, se rindieron al día siguiente para seguir un armisticio, que se ratificó el 11 de ese mes de septiembre firmando la capitulación los generales Antonio López de Santa Anna y Manuel Mier y Terán en el cuartel que habían instalado los españoles en Tampico.

El triunfo de las tropas mexicanas sobre las de Barradas marcó el punto final y la culminación de todo el movimiento de Independencia tomando gran fuerza el patriotismo entre los mexicanos.

Y aun cuando España, no reconoció la independencia de México hasta 1836, fue este el último intento español por reconquistar la que había sido su colonia más rica e importante.

Sublevación del vicepresidente Anastasio Bustamante

La inestabilidad que caracterizó a aquella época, tenía que repercutir con turbulencia en una región hasta entonces tan precariamente organizada. Al principio, como en todo comienzo, la situación se presentó desordenada pero hacia 1829 empezó a aclararse. Hay que recordar que en aquel año Vicente Guerrero, Presidente de la República, aplastó el intento español de reconquistar a

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México a través del general Isidro Barradas, quien invadió al país por el puerto de Tampico. El que impidió directamente que la reconquista se llevara a cabo fue Santa Anna quien, por ese hecho, se volvió un héroe nacional.

Pero, un año más tarde, el Vicepresidente Anastasio Bustamante ocupaba el poder y durante su gestión es arteramente asesinado don Vicente Guerrero, acto que volvió a complicar, ciertamente, todo el panorama.

En Tabasco actuaban dos bandos: uno, encabezado por Ruiz de la Peña quien apoyaba a los federalistas y otro por Marcelino Margalli, favorecía a los centralistas. Esa pugna local era un reflejo de la lucha a veces sorda, a veces desembozada que federalistas y centralistas libraban en el país y que sólo comenzaría a resolverse, en definitiva, a partir del triunfo de la Revolución de Ayutla a mediados de siglo.

En Yucatán y Campeche sucedía algo similar. El día 6 de noviembre de 1829 los militares de Campeche se sublevaron contra la Federación y proclamaron la República Centralista. La repercusión no se hizo esperar: quince días después un grupo de tabasqueños se unió a ese movimiento rebelde y levantaron un acta de 9 artículos en donde declaraban que en Tabasco se adoptaría el sistema centralista.

En la capital de la República la situación era tensa, inquietante: Anastasio Bustamante (1830- 1832) hacía esfuerzos por estabilizar la situación política y la vida económica del país. Si el federalismo había triunfado en 1824, lo había hecho a costa del compromiso con los fueros y privilegios que reclamaban la iglesia y el ejército. La paz, en consecuencia, era frágil. En 1832, algunos militares liberales acuciados por el recuerdo de Guerrero, se levantaron contra el gobierno de Bustamante. En Tabasco ocupaba la gubernatura del estado José Rovirosa quien, al conocer los hechos, juro lealtad al presidente Bustamante pero el gobernador Rovirosa falleció ese mismo año y fue sustituido por Manuel Buelta.

Una de las primeras acciones que Buelta dio en su calidad de gobernador fue sancionar el decreto que otorgaba a Antonio Lopez de Santa Anna el título de Libertador de la Patria y de las Instituciones Federales, en recuerdo de la derrota que causo a Barradas. Corría el año de 1833, infortunado por muchos motivos, entre otros por aquella epidemia de cólera que diezmó a la población mexicana y que alcanzó a Tabasco causando gravísimos estragos entre sus habitantes, que aún no encontraban la estabilidad política en su territorio.

Mientras esto sucedía en Tabasco, en el resto de la república la lucha de los centralistas contra los federalistas seguía en plena efervescencia. El estado de Veracruz se pronunciaba por el centralismo y el de Zacatecas por el federalismo. A fin de cuentas, resultó victorioso el bando centralista: en 1836 se promulgó la Constitución Centralista, conocida también como las Siete Leyes.

Pero los liberales tabasqueños no estaban de acuerdo y decidieron rebelarse contra el centralismo encabezados por don Fernando Nicolás Maldonado.

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Asesinato del Presidente Vicente Guerrero

Vicente Guerrero

Militar y revolucionario mexicano (Tixtla, actual Guerrero, 1783 - Cuilapan, 1831). Vicente Guerrero provenía de una familia de campesinos y arrieros de origen mestizo.

En 1811 tuvo contacto con Hermenegildo Galeana, quien lo convenció para que se uniera al movimiento independentista, pues había sido enviado por José María Morelos para tomar Taxco. Morelos reconoció los méritos de Guerrero y le otorgó el grado de capitán, ordenándole instruirse en el manejo de las armas, fabricación de pólvora, estrategias de guerra, etc.

En 1812 tomó parte en la conquista de Oaxaca, y de nuevo por su demostración continua de valor fue ascendido a teniente coronel. Comisionado por Morelos para que reforzara la zona costera del sur, Vicente Guerrero conquistó Puerto Escondido, Santa Cruz de Huatulco y participó en la toma de Acapulco.

En 1814, Guerrero y su ejército escoltaron a los miembros del Congreso a Tlacotepec para darles seguridad, y después fue enviado a la mixteca como apoyo a las fuerzas insurgentes de Juan N. Rosáins y Ramón Sesma. Su táctica consistía en ataques sorpresivos y rápidos, lo cual le dio gran fama por su efectividad.

En 1815, con la aprehensión y fusilamiento de Morelos, Guerrero se replegó a la sierra del Sur. Los jefes insurgentes Rosáins y Sesma aceptaron el indulto del gobierno. El virrey Apodaca intentó coaccionar a Guerrero, valiéndose de su padre, para que también lo aceptara él, pero se negó. En 1818 Guerrero, reconocido como general en jefe del ejército del Sur, mantenía contacto con Pedro Ascencio, en la zona de Iguala y Taxco.

A finales de 1820 el coronel Agustín Iturbide fue designado por el virrey para que pusiera fin a la insurgencia, pero Iturbide se pasó del lado insurgente y redactó el llamado Plan de Iguala (1821), integrado por una proclama de independencia y un plan para el establecimiento de un Gobierno mexicano.

Cuando Iturbide se coronó emperador de México, Guerrero tomó las armas para derrocarlo. Después apoyó incondicionalmente al presidente Guadalupe Victoria y se afilió a la logia masónica yorkina. En 1829, Vicente Guerrero fue nombrado presidente constitucional pero, destituido a los pocos meses, se enemistó con Anastasio Bustamante, a quien al parecer mandó asesinar. Tras sufrir una traición, Guerrero fue fusilado en Cuilapan.

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Reforma liberal de Valentín Gómez Farías

En el curso de un año, alternando en la Presidencia de la República con Santa Anna, entre abril de 1833 y abril de 1834 promovió una serie de leyes, conocidas en conjunto como la Primera Reforma, cuyo objetivo principal fue destruir la base jurídica de la supremacía eclesiástica en los asuntos civiles proclamó las leyes de reforma en la cual se establecia:

1. Propone que es necesario terminar con los privilegios del clero y subordinarlo al Estado. Además, se libera de la obligación del pago del diezmo a los agricultores. Supresión de la Universidad Pontificia y del Colegio Mayor de Santa María de Todos los Santos, instituciones educativas al servicio de una minoría privilegiada.

2. También propone hacer una distribución justa de los bienes que el clero y las clases privilegiadas, como el ejército, habían acumulado, pues por medio de esta desamortización de bienes se tenía la idea de que se saldaría la deuda pública.

3. Separar a la Iglesia del Estado, es decir, que la Iglesia le reconozca al Estado mexicano el derecho de patronato eclesiástico, en vez de al Papa, es decir, que el Estado se encargue de nombrar a los altos jefes religiosos de la nación.

4. Suplir al ejército con la milicia nacional, organizada por los Estados con elementos del pueblo, quienes estarán armados y disciplinados para sostener sus derechos y evitar las rebeliones de conspiradores.

5. Creación de un sistema de escuelas populares bajo el control de la Dirección General de Instrucción Pública, la cual era manejada por intelectuales distinguidos. En este programa, se comprendía la creación de seis grandes institutos de educación superior, la libre apertura de escuelas públicas, la existencia de una escuela nocturna para artesanos y dos para la formación de maestros. Además, con los libros de la Universidad Pontificia y demás corporaciones religiosas se crearía la Biblioteca Nacional.

La instauración de la Republica Centralista

La República Centralista de México, denominada República Mexicana, fue el régimen político unitario instaurado en México el 26 de octubre de 1835, después de la derogación de la Constitución de 1824. El régimen unitario fue establecido formalmente el 30 de diciembre de 1836, con la promulgación de las Siete Leyes Constitucionales.2

La República Centralista duró casi once años. El 22 de agosto de 1846, el presidente interino José Mariano Salas, expidió el decreto que restauraba la Constitución de 18243 4 y con esto, el regreso al federalismo.

El intento centralista fue una experiencia caótica, que generó una grave inestabilidad política, levantamientos armados y secesiones como la rebelión en

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Zacatecas, la revolución de Texas, la separación de Tabasco, la independencia de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas que formaron la República del Río Grande y finalmente la independencia de Yucatán.

La República fue gobernada por once presidentes. Ninguno completo su mandato durante este periodo.

Durante este periodo hubieron dos conflictos internacionales; la guerra de los pasteles, provocada por reclamaciones económicas de súbditos franceses al gobierno de México y la guerra entre Estados Unidos y México, consecuencia de la anexión de Texas realizada por los Estados Unidos.

Instauración del régimen centralista

Debido al caos político provocado por la ruptura del orden constitucional iniciado al imponer como presidente a Vicente Guerrero en 1828,5 6 el continuo debate entre federalistas y centralistas aun después de proclamada la Constitución de 1824 y las diversas sublevaciones provocadas por las reformas liberales expedidas por Valentín Gómez Farías, se iniciaron las acciones para disolver la federación, imponer una república centralista y cancelar la reformas realizadas bajo el mandato de Gómez Farías.

A mediados de 1835, el partido conservador estableció un Congreso, el cual se declaró constituyente y promulgó el 23 de octubre de ese año las Bases Constitucionales. El 30 de diciembre de 1836,7 se promulgaron las Siete Leyes Constitucionales, que establecían el régimen de centralización gubernamental y administrativa en el país.

Separación e independencia de Texas

La Guerra de la Independencia de Texas (o Revolución de Texas) tuvo lugar entre el 2 de octubre de 1835 y el 21 de abril de 1836. Las partes en conflicto fueron México y la provincia de Texas, perteneciente por aquel entonces al Estado de Coahuila y Texas.

Los problemas entre el Gobierno mexicano y los colonos anglosajones en Texas comenzaron con la promulgación de la constitución centralista de 1835, conocida como las Siete Leyes. Esta nueva legislación, promulgada por el presidente mexicano Antonio López de Santa Anna, dejaba sin efecto la antigua Constitución federal de 1824. Poco tiempo después, surgieron pronunciamientos en varias regiones del país. La guerra comenzó en territorio tejano el 2 de octubre de 1835, con la Batalla de González. Rápidamente, las fuerzas tejanas tomaron La Bahía y San Antonio Béjar (la actual ciudad de San Antonio), aunque pocos meses después serían derrotadas.

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Después de algunas victorias mexicanas, la guerra terminó inesperadamente con la Batalla de San Jacinto, a más de 300 kilómetros de la actual ciudad de San Antonio. En ese lugar, el general Samuel Houston condujo a los rebeldes tejanos y a los voluntarios estadounidenses a la victoria sobre una parte de las tropas mexicanas, al mando de Santa Anna, saldándose con el general capturado tras la batalla. Tras la conclusión de la guerra, se formalizó la independencia de la República de Texas. Los Estados Unidos se anexionaron Texas en 1845, y las reclamaciones de ambas partes no quedarían finiquitadas hasta la intervención estadounidense en México, que se prolongaría entre 1846 y 1848.

Separación de Yucatán

La denominada República de Yucatán, que de hecho nunca fue constituida como tal, fue un estado que existió en el siglo XIX y que abarcaba los actuales estados mexicanos de Campeche, Quintana Roo y Yucatán (la integridad de la Península de Yucatán), los que en tiempos de la dominación española habían constituido la Capitanía General de Yucatán.

Yucatán se unió a la federación mexicana como república federada de Yucatán el 29 de mayo de 1823, sin embargo, fue hasta el 23 de diciembre de 1823 cuando se le admitió como estado de la federación. Se independizó en 1841 naciendo así la denominada segunda "República de Yucatán" y se reintegró definitivamente a la nación en 1848.

Generalmente al hablar de la República de Yucatán se hace referencia a la segunda época que fue de 1841 a 1848. Durante este período se dio una separación de facto entre el estado de Yucatán y la república mexicana. En este período de autonomía uno de los logros más importantes del pueblo yucateco fue redactar una de las constituciones más avanzadas de su tiempo, aunque como la Argentina de 1826, no se llegaba a aplicar, la Constitución de 1841 que emplea desde aquella época términos y conceptos aún vigentes: las garantías individuales, la libertad religiosa y la figura jurídica del amparo. Durante el período de esta llamada "II República" se vivió una terrible crisis originada por la Guerra de Castas, que obligó a los gobernantes yucatecos a pedir ayuda militar a México a cambio de la reincorporación de Yucatán a la soberanía mexicana.

Guerra de pasteles

La guerra de los pasteles fue el primer conflicto bélico entre México y Francia, y formalmente tuvo lugar entre el 16 de abril de 1838 y el 9 de marzo de 1839.

Las primeras décadas de la historia Independiente de México, fueron de anarquía y desorden en los aspectos económico, político y demográfico.

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La inestabilidad del país se reflejaba en todos los órdenes de la sociedad, y en particular en las fronteras la migración ilegal y el contrabando eran comunes por la falta de vigilancia.Debido a esto y muchos problemas, México estaba en la mira de los países extranjeros, dispuestos a intervenir cuando lo consideraran oportuno.

A partir de la consumación de la Independiente en 1821, los fraceses, que profesaban la misma religión, y además pertenecían a una cultura que influía grandemente en la mexicana, pudieron radicarse en el país, consagrandose al comercio, la pequeña industria, el artesanado e ingresando en el ejército nacional.

En 1827, se había celebrado un convenio con Francia bajo el nombre de "Declaraciones Provisionales", que sentaban las bases para el futuro arreglo de las relaciones entre ambos países.

La colonia francesa era próspera y bien vista cuando Francia reconoció en 1830 la Independencia y en el momento en que se firmaron los acuerdos comerciales de 1831 y 1832, que otorgaron a la nación francesa y sus ciudadanos el tratamiento de nación más favorecida.

Las rebeliones y asonadas ocurridas en las primeras décadas afectaron tanto a los mexicanos y extranjeros, al igual que los préstamos forzosos que el gobierno impuso a la población para salir de sus apuros económicos.

De esos hechos, y a través del barón Deffaudis, embajador de francés, los comerciantes franceses avecinados en México enviaron una serie de reclamaciones, que fueron recibidas en Paris con alarma.Entre estas reclamaciones, se encontraba la del señor Remontel, dueño de un restaurante de Tacubaya, donde algunos oficiales del presidente Santa Anna en 1832 se habían comido unos pasteles sin pagar la cuenta, por lo cual exigía ser indemnizado. Ese fue el motivo a que el pueblo mexicano identificara a esta guerra con Francia con el nombre de "Guerra de los Pasteles".

Deffaudis, en un comunicado a su gobierno le indicaba que había que actuar con energía.Al responder el Ministro de Relaciones a las reclamaciones francesas y no estar de acuerdo. En consecuencia Deffaudis, pidió sus pasaportes y abandonó México y regresó a Francia, para volver en marzo acompañado de diez barcos de guerra que apoyaban las reclamaciones de su gobierno.

Deffaudis redactó el 21 de ese mes un ultimátum al gobierno exigiéndole el pago de seiscientos mil pesos para cubrir daños ocasionados a los franceses. Exigía también, que fueran retirados varios oficiales del ejército y se exceptuara a los franceses de los préstamos forzosos expidiendo una ley especial.Fondearon frente a la Isla Sacrificios, Veracruz, amenazando con invadir el territorio mexicano si México no cumplía las condiciones de Deffaudis.

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Como el gobierno de Anastasio Bustamante se negaba a tratar con Deffaudis mientras hubiera fuerzas navales francesas frente a Veracruz, el comandante de éstas, almirante Bazoche, declaró bloqueados todos los puertos del Golfo, incautó a las naves mercantes mexicanas, comenzando un bloqueo que duraría ocho meses, desde el 16 de abril de 1838 que se rompieron las relaciones.

Al ver que México no cedía ante la presión, Francia envió en octubre veinte barcos más bajo el mando del contraalmirante Charles Baudin y se reunió en Jalapa con el ministro de relaciones interiores y exteriores de México don Luis G. Cuevas, quien se negó a exceptuar a los franceses de préstamos forzosos y de ventajas comerciales. Aceptó pagar la indemnización de seiscientos mil pesos en un plazo de seis meses. Inconforme, Baudin amenazó con iniciar las hostilidades el 27 de noviembre, lo cual realizaron 26 navíos con cuatro mil hombres, que atacaron San Juan de Ulúa causando graves daños y gran numero de muertos.

Retirado desde su regreso de Estados Unidos, Santa Anna observó los movimientos de la escuadra enemiga y decide actuar. Se entrevistó con Rincón y ante la grave situación aceptó el consejo de los oficiales de rendir fortaleza. Los franceses obligaron a Rincón a reducir la guarnición de Veracruz a mil hombres, a recibir a los expedicionarios e indemnizarlos. El Congreso desautorizó a Rincón y nombró a Santa Anna defensor de Veracruz. Éste llamó a Mariano Arista, quien fue hecho prisionero al ser sorprendidos por los franceses, mientras Santa Anna lográ escapar.

Las tropas francesas atacaron varios puntos fuertes y cuando se retiraban, Santa Anna, que había recibido refuerzos, intentó atacar en muelle al contra-almirante Baudin, las cuales contraatacaron utilizando un cañón que mató al caballo de Santa Anna destrozándole a éste la pierna izquierda, forzado el ejército nacional a abandonar Veracruz, este hecho provocó en la capital descontento, culpándose al presidente Bustamante de esos hechos.

La intervención de Santa Anna en la defensa de Veracruz le sirvió para recuperar su prestigio, lo que capitalizó muy bien, habiendo logrado que lo propusieran para ocupar la presidencia en tanto Bustamante salía a combatir un alzamiento federalista en Tampico. Como presidente interino, Santa Anna se dio cuenta de que resultaba conveniente llegar a un arreglo con Francia, ya que Baudin había levantado el bloqueo de los puertos controlados por los federalistas. Por otra parte, el ministro inglés Richard Pakenham intervino con el fin de evitar daños al comercio británico, quien consiguió reunir a los representantes mexicanos con el contraalmirante Baudin.

El 9 de marzo de 1839 se firmó un tratado de paz, en el cual México se comprometió a pagar las indemnizaciones exigidas (seiscientos mil pesos en total), en plazos cómodos y del modo que menos podía perjudicar el erario nacional.

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Francia retiró, a cambio, la flota invasora, desistió de la indemnización a los gastos de guerra y el desconocimiento de las Declaraciones Provisionales de 1827 devolviendo además las naves incautadas.

Esta guerra no impidió que Francia siguiera ejerciendo gran influencia en el desarrollo cultural de México.

Intervención norteamericana

La República de Texas se anexó a Estados Unidos en 1845; la frontera reconocida en ese tratado fue la del río Nueces. Ese mismo año crecieron las tensiones entre los dos países sobre los territorios cuando el gobierno de EE.UU. ofreció pagar la deuda mexicana a colonos estadounidenses si México permitía que EE.UU. le comprara los territorios de Alta California y Nuevo México. La propuesta fue rechazada por el gobierno mexicano.

La unión de Texas a los Estados Unidos y la ambición de ese país de apoderarse de territorio mexicano provocaron la guerra con los Estados Unidos. El límite de Texas era el río Nueces, pero al unirse a los Estados Unidos de América los texanos dijeron que su frontera llegaba hasta el río Bravo (o Grande), más al sur. México protestó, pero los estadounidenses ocuparon el territorio entre los dos ríos. Hubo enfrentamientos entre soldados mexicanos y norteamericanos, y con ese pretexto los Estados Unidos declararon la guerra a México. El 13 de mayo de 1846 el congreso estadounidense aprobó la ley de guerra.

Un ejército estadounidense tomó Matamoros y luego Monterrey; otro ocupó Nuevo México y California. Un tercero desembarcó en Veracruz, atravesó ese estado y el de Puebla, y puso sitio a la capital. Los mexicanos no tenían un buen ejército, armas suficientes, ni dinero. Además, seguían divididos: liberales y conservadores luchaban entre ellos, mientras los norteamericanos avanzaban hacia la ciudad de México.

No hubo victorias para los mexicanos, en esta guerra, pero sí heroísmo y sacrificio. Santa Anna estuvo a punto de lograr el triunfo en la batallas de La Angostura, en febrero de 1847, pero su acostumbrada falta de constancia y de responsabilidad lo hizo fracasar, como sucedería en el mes siguiente en cerro Gordo. Veracruz fue defendido por todos sus habitantes, pero cayó en marzo, tras veinte días de combate.

Revolución de Ayutla

La Revolución de Ayutla fue un movimiento insurgente originado en el departamento de Guerrero (actualmente, el estado del mismo nombre, al sur de México) en el año de 1854. La razón del levantamiento de los surianos fue la inconformidad con la dictadura de Antonio López de Santa Anna, que aprovechando la abolición de la constitución federal de 1824 gobernaba

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dictatorialmente con el título de Su Alteza Serenísima. La Revolución comprende tanto el conflicto armado propiamente dicho como las presidencias de Juan N. Álvarez e Ignacio Comonfort. Bajo la presidencia de este último fue promulgada la Constitución de 1857. El período concluye con la renuncia de Comonfort a la presidencia y el inicio de la Guerra de Reforma. Las inconformidades en contra de Santa Anna crecen por la venta de la mesilla y los liberales encabezados por Juan Álvarez y Florencio Villarreal dieron a conocer el plan de Ayutla. En él se desconocía a Santa Anna como presidente, se exigía que se revisaran las acciones de este, que se eligiera un presidente provisional y que se creara el congreso constituyente de 1857 que aprobó la Constitución de 1857.

El 1 de marzo de 1854 fue pronunciado el Plan de Ayutla, en esa misma población del departamento de Guerrero. Lo promovían Florencio Villarreal, Juan N. Álvarez e Ignacio Comonfort. El primero había sido insurgente de la independencia de México, y el segundo era un coronel relativamente joven. El documento planteaba la necesidad de formar un frente nacional para derrocar al gobierno dictatorial de Santa Anna. Álvarez y Comonfort se pusieron al frente de una tropa de campesinos. Al plan se unieron Benito Juárez, Melchor Ocampo y otros liberales desterrados por Santa Anna, que radicaban en los Estados Unidos. Aunque no participaron directamente en la lucha armada, estos personajes habrían de decidir el rumbo político de la revolución.2

El plan contemplaba la destitución de Santa Anna, el nombramiento de una presidencia interina de corte liberal (cuya responsabilidad quedaría en manos de Juan N. Álvarez), y la convocatoria a un Congreso Constituyente que redactara una nueva constitución para el país (dado que la de 1824 había sido abolida por Santa Anna, que en su lugar impuso las Siete Leyes, de orientación centralista).3

Aunque no se trataba de un documento radical, fue capaz de ganarse cierto apoyo en el resto del país, y pronto, la guerra civil se extendería por buena parte de México. El Plan de Ayutla fue modificado en el puerto de Acapulco el 11 de marzo de 1854.4

Guerra de Reforma

La Guerra de Reforma de México –también conocida como la Guerra de los Tres Años– que transcurrió desde el 17 de diciembre de 1857 hasta el 1 de enero de 1861, fue un conflicto armado que enfrentó a los dos bandos en que se encontraba dividida la sociedad mexicana: liberales y conservadores.

Se inició cuando el general conservador Félix Zuloaga dio a conocer el Plan de Tacubaya en diciembre de 1857, que demandaba la derogación de la Constitución de 1857 (que lastimaba los privilegios del clero), cuestionaba la permanencia de Ignacio Comonfort en la presidencia y lanzaba la convocatoria de un Congreso extraordinario, el cual se encargaría de elaborar otra carta constitucional que garantizara los verdaderos intereses del pueblo mexicano que, en ese momento

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de la historia, según los conservadores, era profundamente católico. Dos días después de su publicación, Comonfort (Presidente electo en ese momento) se adhirió al Plan de Tacubaya. Benito Juárez (Presidente de la Suprema Corte de Justicia en ese momento) defendió enérgicamente la Constitución y se negó a colaborar con los conservadores. Por esta razón, Comonfort ordenó que lo detuvieran y lo mantuvieran en prisión. Por un tiempo los liberales y conservadores tuvieron gobiernos paralelos, con la sede del gobierno conservador en la Ciudad de México y los liberales en Veracruz.

Al siguiente mes, el Plan de la Ciudadela reafirmaba ese propósito. Desde entonces hasta mediados de 1860 el territorio del actual Estado de México estuvo bajo el control de los conservadores. De tal manera irían fungiendo varios gobernadores conservadores. Entonces trató de sostenerse un gobierno peregrino del Estado de México, siendo el de Michoacán asilo de ese gobierno y fuente de provisiones para los guerrilleros mexiquenses. Tanto liberales como conservadores tuvieron desavenencias internas. Efecto y causa de ellas fue el pronunciamiento de Ayutla en el Estado de México en diciembre de 1858.

Estando en Michoacán, el liberal Sabás Iturbide Rojas dejó la gubernatura del Estado de México a Simón Guzmán. Tocó a éste apoyar la campaña de Miguel Blanco, quien pretendía tomar Toluca y aun sorprender la Ciudad de México. Éste y otros intentos se frustraron hasta mediados de 1860, cuando Berriozábal logró enseñorearse del valle de Toluca. Este avance fue uno de los pasos que prepararon la resonante batalla de Silao, ganada por los constitucionalistas. A ella concurrió Berriozábal con la división del Estado de México. Sin embargo, una vez que retornó a Toluca, fue sorprendido por Miramón, quien penetró audazmente hasta el centro de la ciudad; mas fue pasajera la hazaña conservadora, pues el 22 de diciembre de 1860 Miramón fue derrotado en San Miguel Calpulalpan, al noroeste de la entidad, por González Ortega.

Sin embargo, las gavillas conservadoras siguieron por el rumbo de Malinalco, sobre todo en la sierra que va del Monte de las Cruces a Villa del Carbón, asestando duros golpes, significativos por la muerte de importantes personalidades del partido constitucionalista: Santos Degollado en los Llanos de Salazar el 15 de junio de 1861 y Leandro Valle, a los ocho días, en el Monte de las Cruces.

La guerra terminó con la victoria de los liberales y el presidente Benito Juárez instaló su administración en la Ciudad de México. Una vez que el Congreso Constituyente había cumplido con su tarea de elaborar una nueva constitución, se hizo la convocatoria para realizar elecciones tanto de los poderes federales como los de los estados; tocó entonces a las legislaturas estatales el arreglo de las constituciones particulares de cada estado, de acuerdo con la constitución general. Se reunió así el primer Congreso Constitucional que trabajaría ya bajo los principios de la carta magna del 1857.

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El 12 de octubre de 1861 la legislatura del estado culminaba la elaboración de una nueva Constitución, acorde con la federal del 57, aprovechando las lecciones del pasado, las luces de los legisladores que nos han precedido en los bellos y apacibles días de nuestra infancia social e independiente y las no pocas que brotando del seno mismo de los combates, han ilustrado a las masas después de la última revolución de principios.

La Constitución del 61 buscó balancear mejor los poderes públicos, prescribió la mayoría absoluta en la discusión y votación de leyes, redujo los periodos de sesiones del legislativo, amplió las facultades municipales y exigió la residencia en el estado para ser diputado, sin requerirlo en cambio para la gubernatura.

Intervención francesa, el segundo imperio y restauración de la republica

Tras la Guerra de Reforma en México, la principal problemática por la que atravesó el gobierno fue la insuficiencia de recursos para establecer el orden en un país agotado por los constantes enfrentamientos, cuartelazos y rebeliones.

Esta razón llevó a que el congreso decretara el 17 de julio de 1861 la suspensión de pagos de todas las deudas públicas, lo que originó la reacción de Inglaterra, España y Francia, que reclamaron la cancelación de esa medida, sin embargo el Gobierno Mexicano hizo caso omiso de la demanda de esos países, por lo que ingleses y franceses terminaron relaciones diplomáticas con nuestro país.

Los conservadores en México vieron en estas dificultades del gobierno de Benito Juárez la oportunidad para realizar sus objetivos, ya que desde la consumación de la independencia buscaron establecer una monarquía en México.

En respuesta a la suspensión temporal de pagos, Inglaterra, Francia y España, firmaron en Londres, el 31 de octubre de 1861, un convenio mediante el cual se estableció enviar una expedición a ocupar las principales fortalezas militares de las costas mexicanas, y captar los recursos económicos de las aduanas y cobrar la deuda de los tres países.

. El gobierno mexicano nunca se negó a pagar tales deudas, solo solicitó una prórroga de tiempo para superar la angustiosa situación económica en la que se encontraba tras el episodio de la guerra civil de Reforma.

Después de que las tres potencias europeas firmaron el convenio en Londres, la escuadra española llegó a Veracruz el 8 de diciembre de 1861; los ingleses el 6 de enero de 1862 y los franceses anclaron al día siguiente. El gobierno mexicano designó al General Manuel Doblado para negociar con los intervencionistas, solicitando expusieran las intenciones de su expedición, sin lo cual no se podía permitir su avance.

Los plenipotenciarios europeos intercambiaron impresiones con el ministro Manuel Doblado en las que se expuso el interés de evitar un enfrentamiento y el 19 de

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febrero, se acordaron en la Soledad los preliminares mediante los cuales se pactó, que las potencias aliadas se abstendrían de interferir en cualquier disputa interna de los mexicanos, restringiéndose a la negociación como vía de alcanzar acuerdos sobre sus reclamaciones, dichas negociaciones se llevarían a cabo por representantes de las potencias aliadas y representantes del gobierno mexicano en Orizaba.

Los preliminares de la Soledad fueron ratificados por el presidente Juárez y los representantes ingleses y Españoles, el 5 de marzo siguiente arribó a Veracruz el General Carlos Fernando de Latrille, Conde de Lorencez quien con su arrogancia característica creyó que la situación que vivía México que se encontraba debilitado por los cruentos años de la guerra de independencia, los constantes enfrentamientos del primer imperio y la reforma, tendrían a un país sin ánimos de defenderse cuando fueran atacados por uno de los ejércitos más poderoso del mundo en ese momento, sin embargo, el resultado era un desconocido por el mundo, pero sería determinado por la energía y valor de los combatientes mexicanos.

Infringidos los preliminares de la Soledad, Lorencez marchó con sus fuerzas de Córdoba a Orizaba. Comenzaron entonces los primeros enfrentamientos el 19 de abril de 1862 y las tropas francesas se prepararon a avanzar a la Ciudad de México, cuyo paso intentaron detener en Acultzingo las tropas al mando del General Ignacio Zaragoza, sin éxito.

Los franceses avanzaron a Amozoc, lugar al que arribaron el 4 de mayo. En este sitio Lorencez recibió información sobre el plan de defensa del general Zaragoza, y los generales conservadores Almonte y Haro, asesoraron a Lorencez en el sentido de que el ataque debía efectuarse a través de la zona de la Huerta del Carmen, área del perímetro de la ciudad fuera del alcance de las fortificaciones de Loreto y Guadalupe. Ante este escenario, el general Zaragoza, dispuso sus tropas en cuatro brigadas de Infantería como sigue:

Brigada Berriozábal, 1,082 hombres; Brigada Lamadrid, 1020; Brigada Negrete, 1,000; Brigada Díaz, 518, Artillería, 550 y Caballería, 4,852 elementos.

Ante la posibilidad de que los franceses dirigirían su ataque por el este y por el sur, el general Zaragoza dispuso de su efectivo conforme al siguiente dispositivo:

Brigada de Caballería, al mando del General Antonio Álvarez, apoyado en la ladrillera de Azcárate;

Brigada Díaz, en la columna de ataque, entre la Caballería y la Brigada Berriozábal;

Brigada Berriozábal, en la columna de ataque, entre la Brigada Díaz y la Brigada Lamadrid,

Brigada Lamadrid, en la columna de ataque entre la Brigada Berriozábal y la falda sureste del Cerro de Guadalupe.

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La Brigada Negrete, de guarnición en los dos fuertes, con un Batallón de Morelia en los atrincheramientos de la falda sureste de Guadalupe, el Batallón de la Guardia Nacional de Puebla (los zacapoaxtlas) en línea de tiradores en la loma que une a Loreto con Guadalupe.

La columna francesa marchó de Amozoc a Guadalupe la madrugada del 5 de mayo, al considerar a éste último el punto que dominaba Puebla, cuya posesión resultaría en el dominio de la ciudad, pero las condiciones del terreno y ubicación estratégica de los fuertes de Guadalupe y Loreto, les dificulto el avance a las columnas francesas que fueron sometidas a un intenso fuego de la infantería y artillería mexicana apoyadas por caballería, ante la imposibilidad de avanzar sobre Guadalupe, el general Lorencez ordenó la retirada.

Y aunque ese acto glorioso de las armas nacionales en Puebla causó optimismo en toda la República y los generales, jefes, oficiales y soldados mexicanos de la acciones de Acultzingo y Puebla fueron declarados beneméritos de la patria mediante decreto del Congreso de la Unión.

Las consecuencias de esa histórica batalla fueron enormes, Napoleón III ordenó que se aumentara el número de las tropas francesas, cuyo número ascendió a aproximadamente 28000 elementos, más unos 2800 del partido monárquico; por su parte, el General Zaragoza recibió refuerzos de la capital, Jalisco, Guerrero, Guanajuato y Zacatecas, por lo que el efectivo del Cuerpo del Ejército de Oriente aumentó a 22000 hombres.

Tras la ocupación de la plaza Puebla, después de haber sido declarada por el General González Ortega en sitio desde el 10 de marzo de 1863, hasta su rendición el 17 de mayo, la capital de la República fue declarada también en sitio y Benito Juárez trasladó su gobierno a San Luis Potosí.

El ejército francés entró en la Ciudad de México el 10 de junio y un mes después, el 10 de julio, la Asamblea de Notables, convocada por el General Forey, dio lectura al dictamen con las siguientes proposiciones:

La nación mexicana adopta por forma de Gobierno la Monarquía Moderada, hereditaria, con un príncipe católico,

Que el soberano tomaría el título de emperador de México, Que la corono imperial se ofrecería al príncipe Fernando Maximiliano,

archiduque de Austria, para sí y sus descendientes, Que en el caso que por circunstancias de prever no llegase a tomar

posesión del trono, la nación mexicana se remitiría a la benevolencia del emperador de los franceses para que le indicase otro príncipe católico.

De esta forma un extranjero sería designado como dirigente de todos los asuntos

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nacionales y el Poder Ejecutivo se denominaría “Regencia del imperio mexicano” y en 1864 desembarcó en Veracruz, Maximiliano de Habsburgo, que con el apoyo de los franceses y de grupos mexicanos conservadores opositores al gobierno liberal de Benito Juárez, estableció el 2º imperio en México.

El imperio de Maximiliano duró poco tiempo pues en 1867 Napoleón Bonaparte retiró su apoyo y por esta razón sus incipientes fuerzas armadas no pudieron contener el avance de las tropas leales a la república.

Plan de Noria y plan de Tuxtepec (causas y consecuencias).

El Plan de la Noria

Un mes después del pronunciamiento de La Ciudadela, Porfirio Díaz dio a conocer un Plan firmado en La Noria, en el cual se manifestaba en contra de la reelección. El documento se publicó en el periódico porfirista de Oaxaca La Victoria el 8 de noviembre y rápidamente se distribuyó a todos los puntos posibles. El plan se basaba en una serie de demandas que Díaz atribuía a la sociedad entera, aunque tomaba muchos de sus planteamientos de una carta del 20 de septiembre de 1871 que le envió un grupo de militares adeptos que lo reconocía como su líder: Manuel Márquez, Donato Guerra, Jerónimo Treviño, Luis Mier y Terán, entre otros.

La descalificación a Juárez y a su gobierno era absoluta al acusarlo de tirano, obnubilado por el poder personal, traidor a la Constitución de 1857: “La ineptitud de unos, el favoritismo de otros y la corrupción de todos ha cegado esas ricas fuentes de la pública prosperidad”… y así continuaba. Ya entrado en gastos, Díaz hacía hincapié en su desinterés por los cargos de gobierno, pero aclaró que había “contraído también graves compromisos para con el país por su libertad e independencia, para con mis compañeros de armas, con cuya cooperación he dado cima a difíciles empresas, y para conmigo mismo, de no ser indiferente a los males públicos”.

Al igual que los problemas señalados en el plan, las posibles soluciones planteadas eran insostenibles o estaban poco fundamentadas. Aunque tenía razón cuando manifestaba un reclamo cada vez más generalizado: el de la concentración del poder en la figura presidencial y la desventaja de la reelección. Congruente con tal exigencia, el plan termina con unas líneas que no tienen desperdicio por lo que en los siguientes años sucederá bajo la égida del propio Díaz: “que ningún ciudadano se imponga y perpetúe en el poder, y ésta será la última revolución”. Más que profeta, fue el arquitecto de su propio destino, pues, como se sabe, a partir de 1876, ya no dejará de manejar los hilos del destino nacional, sino hasta que otra revolución, cual karma, le arrebataría la misma silla que le había disputado a su maestro, a don Benito Juárez.

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El Plan de Tuxtepec fue proclamado el 10 de enero de 1876 en la Villa de Ojitlán municipio de San Lucas Ojitlán, distrito de Tuxtepec, Oaxaca con el propósito de derrocar al Presidente de México Sebastián Lerdo de Tejada .

Fue firmado por un grupo de militares encabezados por el coronel Hermenegildo Sarmiento y redactada por los porfiristas Vicente Riva Palacio, Ireneo Paz y Protasio Tagle, instigados por el general Porfirio Díaz debido a que éste había perdido las elecciones en contra de Benito Juárez y posteriormente contra Sebastián Lerdo de Tejada (Juárez había muerto en 1872, en ese entonces se encontraba Porfirio Díaz levantado también pero con el Plan de la Noria). Al ascender al poder Lerdo de Tejada. Porfirio Díaz no lo reconoció como presidente.

Díaz había firmado la versión precedente del plan en diciembre de 1875 la cual no incluía tres artículos que se hizo necesario agregar siendo el más importante de ellos el nombramiento de Díaz como jefe de la insurrección.

En dicho Plan se desconocía a Lerdo como Presidente, aunque reconociendo la Constitución y la Leyes de Reforma y se proclamaba jefe del movimiento al general Porfirio Díaz.

El Plan fue secundado en Ixtlán, Oaxaca por el general Fidencio Hernández, quien con 2000 indígenas serranos se apoderó de la ciudad de Oaxaca.

Mientras tanto, el 21 de febrero de 1876, los Generales Juan N. Méndez, Juan Crisóstomo Bonilla, Juan Francisco Lucas y Ramón Márquez Galindo se proclamaron en favor del citado plan en la Villa de Tetela de Ocampo. Por lo que el General Porfirio Díaz nombró al General Juan N. Méndez, General en Jefe de la Línea Política y Militar de Oriente y General en Jefe del Cuerpo de Ejército Expedicionario de Oriente, quién inmediatamente estableció el Cuartel General en la Villa de Tetela de Ocampo, posteriormente y de forma alternada, debido a múltiples factores estratégicos, el General Méndez estableció el cuartel general en la Hacienda de Taxcantla (Tetela de Ocampo) y en la población de Xochiapulco.

El General Juan Crisóstomo Bonilla fue nombrado entonces General 2o en Jefe de la Línea Política y Militar de Oriente y General Cuartel Maestre del Cuerpo de Ejército Expedicionario de Oriente. (La Línea Política y Militar de Oriente, abarcó lo que actualmente son los estados de Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Hidalgo, Morelos, Estado de México y partes de los estados de Tabasco, Oaxaca, Guerrero, Jalisco, Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas)

Y no obstante que las fuerzas federales obtuvieron algunos triunfos sobre los rebeldes, la opinión era desfavorable al gobierno y la revolución tomó incremento.

El general Porfirio Díaz se había establecido en Brownsville, donde preparaba un levantamiento ayudado por el general Manuel González. A mediados de marzo (21) de 1876 cruzó la frontera y publicó un manifiesto revolucionario en Palo Blanco (Tamaulipas) reformando el Plan de Tuxtepec. En él se admitían como

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leyes supremas la Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma; pero se suprimía al Senado, se proclamaba el principio de "No relección" y se desconocía al gobierno de Lerdo.

El Plan de Tuxtepec, debidamente redactado incluía los siguientes conceptos:

"El gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada se ha convertido en una farsa... la soberanía de los Estados es vulnerada repetidas veces... el tesoro público es dilapidado en gastos de placer... la administración de justicia se encuentra en la mayor prostitución... el poder municipal ha desaparecido completamente... y la educación pública se encuentra abandonada."

Los autores del texto acusaban al presidente Lerdo de haberse rodeado de presidiarios y asesinos y lo criticaban por haber segregado al cantón de Tepic, del estado de Jalisco, por retirar a los estados fronterizos la "subvención que les servía para defensa de los indios bárbaros", por entregar el país a los ingleses con la concesión del Ferrocarril de Veracruz y el escandaloso convenio de las tarifas y por pactar el reconocimiento de la enorme deuda inglesa.

Otros jefes militares secundarían el movimiento en Jalisco el 8 de febrero de 1876. En los municipios de Lagos, Teocaltiche, Jalostotitlán y San Miguel el Alto estuvieron en favor del Plan de Tuxtepec y con los generales Donato Guerra y Rosendo Márquez; este último, en esta fecha, atacó la guarnición de San Juan de los Lagos, la cual se rindió sin mayores trámites. El general Pedro A. Galván y Florentino Cuervo, toman la ciudad de Ameca. El Coronel Félix Vélez Galván se levantó en armas en Sayula el 12 del mismo mes.

Para el 5 de febrero de 1877 Porfirio Díaz salió de Guadalajara, ya vencedor del Plan de Tuxtepec. Dejó al mando de una brigada al general Rosendo Márquez, originario de Jalostotitlán, quien dominó los Altos de Jalisco en relampagueante campaña en favor del mencionado plan. Díaz envió otra brigada hacia Tepic, comandada por Francisco Tolentino. Este plan fue legal.