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1 Literatura REPORTAJE Salud Mental Religión Educación Pintura Fotografía Gastronomía La red Reportaje realizado en base al resultado del seminario "Debate sobre los efectos de la crisis económica en el retorno de los migrantes mexicanos", que se llevó a cabo en El Colegio de la Frontera Norte el 23 de octubre de 2008 en Tijuana. PORTADA

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Revista mensual, octubre del 2015 Tala, Jalisco No.1

1

Literatura

REPORTAJE Salud Mental

Religión

Educación

Pintura

Fotografía

Gastronomía

La red

Reportaje realizado en base al resultado del

seminario "Debate sobre los efectos de

la crisis económica en el retorno de

los migrantes mexicanos", que se llevó a

cabo en El Colegio de la Frontera Norte el 23 de

octubre de 2008 en Tijuana.

PORTADA

Revista mensual, octubre del 2015 Tala, Jalisco No.1

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¿Dialogo o Conversación? 3

“La Cena” Cuento 4,5,6 Y 7

REPORTAJE 8,9 Y 10

(Inmigración)

Salud Mental (Depresión) 11

Religión (La Familia) 12

Educación 13

Gastronomía 14

(La cocina de mi tia chela)

Belleza (Autoestima) 15

LA RED (Las redes sociales) 16

Pintura y Fotografía 17

Proyecto Integrador: Nuestra Revista

Universidad de Guadalajara

Preparatoria Regional de Tala

Fco. Rafael Calderon Santiago

Asesor. Lic. Dulce Gómez

Un agradecimiento a los colaboradores de

la revista.

Tema de Salud Mental la Psicóloga, Isela Calderón

Tema de Religión, Jesús Zarate

Tema de la Belleza a Charo Ramírez

Tema de Educación al Lic. Carlos Ramírez

Tema de Gastronomía a Agueda Ortiz

Tema de Las Redes Sociales al Ing. Raul Padilla

Tema de Fotografia Rafael Calderón

Tema de Pintura Ewin R. Calderón

Gracias a todos.

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¿Dialogo o Conversacion?

En el diálogo; se presenta una finalidad, se escuchan las opiniones de los demás y se defiende la suya un dialogo convence al otro acerca de la validez de su postura.

La Conversación; es una forma de comunicación de temas espontáneos, sin haberse planeado y no persigue una finalidad concreta.

Diálogo

Nombre masculino

1. Conversación entre dos o más personas que exponen sus ideas y comentarios de forma alternativa.

2. Discusión sobre un asunto o sobre un problema con la intención de llegar a un acuerdo o de encontrar una solución.

Una conversación es un diálogo entre dos o

más personas que intervienen alternativamente,

expresando sus ideas o afectos sin seguir una

planificación.

Mi opinión

En un dialogo, si todos las personas que intervienen aportan su opinión de un tema, o la defienden con motivos de convencimiento lo más seguro es que se concluya de una manera muy civilizada. Por el contrario la conversación puede llevar sin que esto sea una regla a confusiones malas entendidas.

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La cena Alfonso Reyes

La cena, que recrea y enamora.

San Juan de la Cruz Tuve que correr a través de calles desconocidas. El término de mi marcha parecía correr delante de mis pasos, y la hora de la cita palpitaba ya en los relojes públicos. Las calles estaban solas. Serpientes de focos eléctricos bailaban delante de mis ojos. A cada instante surgían glorietas circulares, sembrados arriates, cuya verdura, a la luz artificial de la noche, cobraba una elegancia irreal. Creo haber visto multitud de torres —no sé si en las casas, si en las glorietas— que ostentaban a los cuatro vientos, por una iluminación interior, cuatro redondas esferas de reloj. Yo corría, azuzado por un sentimiento supersticioso de la hora. Si las nueve campanadas, me dije, me sorprenden sin tener la mano sobre la aldaba de la puerta, algo funesto acontecerá. Y corría frenéticamente, mientras recordaba haber corrido a igual hora por aquel sitio y con un anhelo semejante. ¿Cuándo? Al fin los deleites de aquella falsa recordación me absorbieron de manera que volví a mi paso normal sin darme cuenta. De cuando en cuando, desde las intermitencias de mi meditación, veía que me hallaba en otro sitio, y que se desarrollaban ante mí nuevas perspectivas de focos, de placetas sembradas, de relojes iluminados… No sé cuánto tiempo transcurrió, en tanto que yo dormía en el mareo de mi respiración agitada. De pronto, nueve campanadas sonoras resbalaron con metálico frío sobre mi epidermis. Mis ojos, en la última esperanza, cayeron sobre la puerta más cercana: aquél era el término. Entonces, para disponer mi ánimo, retrocedí hacia los motivos de mi presencia en aquel lugar. Por la mañana, el correo me había llevado una esquela breve y sugestiva. En el ángulo del papel se leían, manuscritas, las señas de una casa. La fecha era del día anterior. La carta decía solamente:

«Doña Magdalena y su hija Amalia esperan a usted a cenar mañana, a las nueve de la noche. ¡Ah, si no faltara!...»

Ni una letra más. Yo siempre consiento en las experiencias de lo imprevisto. El caso, además, ofrecía singular atractivo: el tono, familiar y respetuoso a la vez, con que el anónimo designaba a aquellas señoras desconocidas; la ponderación: « ¡Ah, si no faltara!...», tan vaga y tan sentimental, que parecía suspendida sobre un abismo de confesiones, todo contribuyó a decidirme. Y acudí, con el ansia de una emoción informulable. Cuando, a veces, en mis pesadillas, evoco aquella noche fantástica (cuya fantasía está hecha de cosas cotidianas y cuyo equívoco misterio crece sobre la humilde raíz de lo posible), paréceme jadear a través de avenidas de relojes y torreones, solemnes como esfinges de la calzada de algún templo egipcio. La puerta se abrió. Yo estaba vuelto a la calle y vi, de súbito, caer sobre el suelo un cuadro de luz que arrojaba, junto a mi sombra, la sombra de una mujer desconocida. Volvíme: con la luz por la espalda y sobre mis ojos deslumbrados, aquella mujer no era para mí más que una silueta, donde mi imaginación pudo pintar varios ensayos de fisonomía, sin que ninguno correspondiera al contorno, en tanto que balbuceaba yo algunos saludos y explicaciones. —Pase usted, Alfonso. Y pasé, asombrado de oírme llamar como en mi casa. Fue una decepción el vestíbulo. Sobre las palabras románticas de la esquela (a mí, al menos, me parecían románticas), había yo fundado la esperanza de encontrarme con una antigua casa, llena de tapices, de viejos retratos y de grandes sillones; una antigua casa sin estilo, pero llena de respetabilidad. A cambio de esto, me encontré con un vestíbulo diminuto y con una escalerilla frágil, sin elegancia; lo cual más bien prometía dimensiones modernas y estrechas en el resto de la casa. El piso era de madera encerada; los raros muebles tenían aquel lujo frío de las cosas de Nueva York, y en el muro, tapizado de verde claro, gesticulaban, como

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imperdonable signo de trivialidad, dos o tres máscaras japonesas. Hasta llegué a dudar… Pero alcé la vista y quedé tranquilo: ante mí, vestida de negro, esbelta, digna, la mujer que acudió a introducirme me señalaba la puerta del salón. Su silueta se había colorado ya de facciones; su cara me habría resultado insignificante, a no ser por una expresión marcada de piedad; sus cabellos castaños, algo flojos en el peinado, acabaron de precipitar una extraña convicción en mi mente: todo aquel ser me pareció plegarse y formarse a las sugestiones de un nombre. — ¿Amalia?— pregunté. —Sí—. Y me pareció que yo mismo me contestaba. El salón, como lo había imaginado, era pequeño. Mas el decorado, respondiendo a mis anhelos, chocaba notoriamente con el del vestíbulo. Allí estaban los tapices y las grandes sillas respetables, la piel de oso al suelo, el espejo, la chimenea, los jarrones; el piano de candeleros lleno de fotografías y estatuillas —el piano en que nadie toca—, y, junto al estrado principal, el caballete con un retrato amplificado y manifiestamente alterado: el de un señor de barba partida y boca grosera. Doña Magdalena, que ya me esperaba instalada en un sillón rojo, vestía también de negro y llevaba al pecho una de aquellas joyas gruesísimas de nuestros padres: una bola de vidrio con un retrato interior, ceñida por un anillo de oro. El misterio del parecido familiar se apoderó de mí. Mis ojos iban, inconscientemente, de doña Magdalena a Amalia, y del retrato a Amalia. Doña Magdalena, que lo notó, ayudó mis investigaciones con alguna exégesis oportuna. Lo más adecuado hubiera sido sentirme incómodo, manifestarme sorprendido, provocar una explicación. Pero doña Magdalena y su hija Amalia me hipnotizaron, desde los primeros instantes, con sus miradas paralelas. Doña Magdalena era una mujer de sesenta años; así es que consistió en dejar a su hija los cuidados de la iniciación. Amalia charlaba; doña Magdalena me miraba; yo estaba entregado a mi ventura.

A la madre tocó —es de rigor— recordarnos que era ya tiempo de cenar. En el comedor la charla se hizo más general y corriente. Yo acabé por convencerme de que aquellas señoras no habían querido más que convidarme a cenar, y a la segunda copa de Chablis me sentí sumido en un perfecto egoísmo del cuerpo lleno de generosidades espirituales. Charlé, reí y desarrollé todo mi ingenio, tratando interiormente de disimularme la irregularidad de mi situación. Hasta aquel instante las señoras habían procurado parecerme simpáticas; desde entonces sentí que había comenzado yo mismo a serles agradable. El aire piadoso de la cara de Amalia se propagaba, por momentos, a la cara de la madre. La satisfacción, enteramente fisiológica, del rostro de doña Magdalena descendía, a veces, al de su hija. Parecía que estos dos motivos flotasen en el ambiente, volando de una cara a la otra. Nunca sospeché los agrados de aquella conversación. Aunque ella sugería, vagamente, no sé qué evocaciones de Sudermann, con frecuentes rondas al difícil campo de las responsabilidades domésticas y —como era natural en mujeres de espíritu fuerte— súbitos relámpagos ibsenianos, yo me sentía tan a mi gusto como en casa de alguna tía viuda y junto a alguna prima, amiga de la infancia, que ha comenzado a ser solterona. Al principio, la conversación giró toda sobre cuestiones comerciales, económicas, en que las dos mujeres parecían complacerse. No hay asunto mejor que éste cuando se nos invita a la mesa en alguna casa donde no somos de confianza.

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Después, las cosas siguieron de otro modo. Todas las frases comenzaron a volar como en redor de alguna lejana petición. Todas tendían a un término que yo mismo no sospechaba. En el rostro de Amalia apareció, al fin, una sonrisa aguda, inquietante. Comenzó visiblemente a combatir contra alguna interna tentación. Su boca palpitaba, a veces, con el ansia de las palabras, y acababa siempre por suspirar. Sus ojos se dilataban de pronto, fijándose con tal expresión de espanto o abandono en la pared que quedaba a mis espaldas, que más de una vez, asombrado, volví el rostro yo mismo. Pero Amalia no parecía consciente del daño que me ocasionaba. Continuaba con sus sonrisas, sus asombros y sus suspiros, en tanto que yo me estremecía cada vez que sus ojos miraban por sobre mi cabeza. Al fin, se entabló, entre Amalia y doña Magdalena, un verdadero coloquio de suspiros. Yo estaba ya desazonado. Hacia el centro de la mesa, y, por cierto, tan baja que era una constante incomodidad, colgaba la lámpara de dos luces. Y sobre los muros se proyectaban las sombras desteñidas de las dos mujeres, en tal forma que no era posible fijar la correspondencia de las sombras con las personas. Me invadió una intensa depresión, y un principio de aburrimiento se fue apoderando de mí. De lo que vino a sacarme esta invitación insospechada: —Vamos al jardín. Esta nueva perspectiva me hizo recobrar mis espíritus. Condujéronme a través de un cuarto cuyo aseo y sobriedad hacía pensar en los hospitales. En la oscuridad de la noche pude adivinar un jardincillo breve y artificial, como el de un camposanto. Nos sentamos bajo el emparrado. Las señoras comenzaron a decirme los nombres de las flores que yo no veía, dándose el cruel deleite de interrogarme después sobre sus recientes enseñanzas. Mi imaginación, destemplada por una experiencia tan larga de excentricidades, no hallaba reposo. Apenas me dejaba escuchar y casi no me permitía contestar. Las señoras sonreían ya (yo lo adivinaba) con pleno conocimiento de mi estado. Comencé a confundir sus palabras con mi fantasía. Sus explicaciones botánicas, hoy que las recuerdo, me parecen monstruosas como un

delirio: creo haberles oído hablar de flores que muerden y de flores que besan; de tallos que se arrancan a su raíz y os trepan, como serpientes, hasta el cuello. La oscuridad, el cansancio, la cena, el Chablis, la conversación misteriosa sobre flores que yo no veía (y aun creo que no las había en aquel raquítico jardín), todo me fue convidando al sueño; y me quedé dormido sobre el banco, bajo el emparrado. —¡Pobre capitán! —oí decir cuando abrí los ojos—. Lleno de ilusiones marchó a Europa. Para él se apagó la luz. En mí alrededor reinaba la misma oscuridad. Un vientecillo tibio hacía vibrar el emparrado. Doña Magdalena y Amalia conversaban junto a mí, resignadas a tolerar mi mutismo. Me pareció que habían trocado los asientos durante mi breve sueño; eso me pareció… —Era capitán de Artillería —me dijo Amalia—; joven y apuesto si los hay. Su voz temblaba. Y en aquel punto sucedió algo que en otras circunstancias me habría parecido natural, pero entonces me sobresaltó y trajo a mis labios mi corazón. Las señoras, hasta entonces, sólo me habían sido perceptibles por el rumor de su charla y de su presencia. En aquel instante alguien abrió una ventana en la casa, y la luz vino a caer, inesperada, sobre los rostros de las mujeres. Y — ¡oh cielos!— los vi iluminarse de pronto, autonómicos, suspensos en el aire —perdidas las ropas negras en la oscuridad del jardín— y con la expresión de piedad grabada hasta la dureza en los rasgos. Eran como las caras iluminadas en los cuadros de Echave el Viejo, astros enormes y fantásticos. Salté sobre mis pies sin poder dominarme ya. —Espere usted —gritó entonces doña Magdalena—; aún falta lo más terrible. Y luego, dirigiéndose a Amalia: —Hija mía, continúa; este caballero no puede dejarnos ahora y marcharse sin oírlo todo.

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—Y bien —dijo Amalia—: el capitán se fue a Europa. Pasó de noche por París, por la mucha urgencia de llegar a Berlín. Pero todo su anhelo era conocer París. En Alemania tenía que hacer no sé qué estudios en cierta fábrica de cañones… Al día siguiente de llegado, perdió la vista en la explosión de una caldera. Yo estaba loco. Quise preguntar; ¿qué preguntaría? Quise hablar; ¿qué diría? ¿Qué había sucedido junto a mí? ¿Para qué me habían convidado? La ventana volvió a cerrarse, y los rostros de las mujeres volvieron a desaparecer. La voz de la hija resonó: — ¡Ay! Entonces, y sólo entonces, fue llevado a París. ¡A París, que había sido todo su anhelo! Figúrese usted que pasó bajo el Arco de la Estrella: pasó ciego bajo el Arco de la Estrella, adivinándolo todo a su alrededor… Pero usted le hablará de París, ¿verdad? Le hablará del París que él no pudo ver. ¡Le hará tanto bien! (« ¡Ah, si no faltara!»… « ¡Le hará tanto bien!») Y entonces me arrastraron a la sala, llevándome por los brazos como a un inválido. A mis pies se habían enredado las guías vegetales del jardín; había hojas sobre mi cabeza. —Helo aquí —me dijeron mostrándome un retrato. Era un militar. Llevaba un casco guerrero, una capa blanca, y los galones plateados en las mangas y en las presillas como tres toques de clarín. Sus hermosos ojos, bajo las alas perfectas de las cejas, tenían un imperio singular. Miré a las señoras: las dos sonreían como en el desahogo de la misión cumplida. Contemplé de nuevo el retrato; me vi yo mismo en el espejo; verifiqué la semejanza: yo era como una caricatura de aquel retrato. El retrato tenía una dedicatoria y una firma. La letra era la misma de la esquela anónima recibida por la mañana. El retrato había caído de mis manos, y las dos señoras me miraban con una cómica piedad. Algo sonó en mis oídos como una araña de cristal que se estrellara contra el suelo.

Y corrí, a través de calles desconocidas. Bailaban los focos delante de mis ojos. Los relojes de los torreones me espiaban, congestionados de luz… ¡Oh, cielos! Cuando alcancé, jadeante, la tabla familiar de mi puerta, nueve sonoras campanadas estremecían la noche. Sobre mi cabeza había hojas; en mi ojal, una florecilla modesta que yo no corté.

Fuente

http://elrincondeloscuentos2014.blogspot.mx/2014/05/la-cena.html

En mi opinión (Fco. Rafael Calderón Santiago)

Este cuento Expresa emociones, un estado de ánimo, la angustia de un hombre ya viejo que vive el final de sus días y recuerda, como un sueño, su juventud y sus ansias de amor. Después de la nota recibida, que le invitan a cenar dos mujeres desconocidas a punto de las nueve, “Tuve que correr a través de calles desconocidas… las calles estaban solas. Serpientes de focos electicos bailaban delante de mis ojos”, Visión alucinante de un hombre que revive su juventud en un sueño o pesadilla.

Lo positivo es darse cuenta de las emociones del ser humano, Alfonso en su vejes mira su fotografía amplificada y se viene a su mente la invitación a una cena romántica “La cena, que recrea y enamora” (San Juan de la Cruz) Lo negativo la fantasía, lo irreal el sueño ser un sueño solamente. Pero son necesarios los dos partes para el gozo de la escritura del cuento.

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Reportaje realizado en base al resultado del seminario "Debate sobre los efectos de la crisis económica en el retorno de los migrantes mexicanos", que se llevó a cabo en El Colegio de la Frontera Norte el 23 de octubre de 2008 en Tijuana.

La crisis financiera en Estados Unidos y su impacto en la

migración mexicana

Rafael Alarcón, Rodolfo Cruz, Alejandro

Díaz–Bautista, Gabriel González–König,

Antonio Izquierdo, Guillermo Yrizar y René Zenteno

En septiembre del 2008 se anunció que varias instituciones financieras estadounidenses habían quedado en bancarrota y que otras estaban en peligro de cerrar lo que incrementó en México un temor generalizado por el retorno inminente de miles de migrantes que verían obligados en salir de Estados Unidos.

Hasta el momento los sectores más golpeados por la crisis financiera en Estados Unidos han sido la industria manufacturera, la construcción y varias empresas que proveen servicios a industrias. En octubre de 2008 la industria manufacturera perdió alrededor de 90 mil empleos y en la construcción la cifra fue de 49 mil (BLS, 2008). En 2006, de acuerdo con la Encuesta Continua de Población (CPS, CurrentPopulationSurvey), los inmigrantes mexicanos eran alrededor de 6.5 millones de trabajadores, representando 30 por ciento del total de la fuerza laboral inmigrante en Estados Unidos, concentrándose principalmente en los mercados de trabajo de California, Texas, Illinois y Arizona.

Los sectores económicos en los que laboran los inmigrantes mexicanos por orden de importancia son: servicios personales, construcción, manufactura y comercio. Por su parte, las principales ocupaciones de los inmigrantes mexicanos son: trabajadores de la construcción; obreros de la manufactura; trabajadores de servicios en preparación de alimentos y ocupaciones relacionadas; y trabajadores de servicios en mantenimiento y limpieza, en ese orden de importancia.

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En un reporte de octubre pasado, el PewHispanic Center estimó que en marzo de 2008 había 11 millones 900 mil indocumentados en Estados Unidos, de los cuales siete millones eran mexicanos (Passel y Cohn, 2008) según las estimaciones de estos autores, la población indocumentada de mexicanos en Estados Unidos creció constantemente de 2000 a 2007. A partid de este último año, los mexicanos indocumentados de este en Estados Unidos parecen haberse estabilizado, tal y como puede apreciarse en la gráfica 3

Este mismo reporte expone que la población indocumentada creció más lentamente entre 2005 y 2008, en comparación a como lo hizo al inicio de la década. Se estima que el flujo de inmigrantes indocumentados llegaba en promedio a 800 mil por año entre 2000 y 2004, y que esta cifra disminuyó a 500 mil entre 2005 y 2008, con una tendencia decreciente (Passel y Cohn, 2008).

Se puede especular que la disminución de la migración indocumentada es efecto de la

información que los migrantes en Estados Unidos comunican a sus familiares y amigos en México a través de redes sociales sólidas. Es probable que los migrantes mexicanos en Estados Unidos transmitan la información de que es mejor no migrar, puesto que ahora es más difícil encontrar empleo en ese país.

De acuerdo con las estimaciones del Banco de México, otra consecuencia de la crisis financiera es la aparente disminución de las remesas que los migrantes mexicanos envían desde Estados Unidos. La revisión de los volúmenes de remesas familiares enviadas de 2004 a la fecha, muestra una caída en el monto anual que aún no es muy pronunciada. En agosto de 2008 las remesas familiares registraron una baja ampliamente difundida en la prensa. La reducción en ese mes, comparada con la de agosto de 2007, fue de 12 por ciento. De enero a agosto de 2008 las remesas sumaron 15 553 millones de dólares, lo que registra una baja de 4.17 por ciento en comparación con el mismo lapso del año anterior. Sin embargo, como lo muestra la gráfica 4 para octubre de 2008 se registró un incremento notable, el monto mensual más alto en la historia de los registros del Banco de México hasta momento: 2 444 millones de dólares.

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Antes de regresar de manera inmediata por la pérdida de un empleo, los migrantes mexicanos en Estados Unidos buscarán otro trabajo, ya sea en el mismo sector económico en la misma actividad o en otra; ya sea en el mismo mercado laboral regional o migrarán al mercado de trabajo de otra región. Los costos del regreso son altos. Cada vez más, los migrantes mexicanos que regresan para finales de año son aquellos que tienen la facilidad para reingresar a Estados Unidos, es decir, que cuentan con documentos migratorios para hacerlo sin arriesgarse a otro cruce de manera indocumentada.

El tiempo de estancia en Estados Unidos muestra la mayor o menor propensión al retorno. A mayor duración, más derechos acumulados, más arraigo familiar, más debilidad en los vínculos con la comunidad de origen, y mayor grado de integración social y económica en Estados Unidos.

El retorno a México podría ser una decisión extrema que algunos migrantes mexicanos podrían tomar si la crisis económica global llegara a grados extremos. Sin embargo, esta decisión dependerá de su integración socioeconómica en Estados Unidos. Quizá algunos de los migrantes indocumentados que están sin familia, y que por tanto son los más vulnerables, decidan regresar a México. Pero

para ellos queda la opción de cambiar de industria y de desplazarse a lugares donde la crisis no sea tan grave y tengan acceso a redes sociales. De cualquier manera, para ellos la opción de conservar o buscar un empleo en Estados Unidos será mejor que tratar de conseguir uno en México.

El retorno a México no es probable para la mayor parte de las familias mexicanas inmigrantes que tienen estatus migratorio mixto, en las que se dan combinaciones de ciudadanos de Estados Unidos, residentes permanentes e indocumentados. Para estas familias, como para las familias estadounidenses, no habrá más remedio que afrontar la crisis financiera y económica en Estados Unidos.

Bibliografia

Transactional Records Access Clearinghouse (TRAC), de la

Universidad de Syracuse.

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S1665-

89062009000100007&script=sci_arttext#g3

PewHispanic Center

Pass

el y Cohn

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PSICOLOGIA

Los trastornos mentales representan un problema para la productividad del país, debido a que las personas afectadas por estos males se ven imposibilitadas para desempeñar una actividad laboral o reducen significativamente su capacidad y disposición para realizarla. Es bien sabido que las enfermedades mentales tienen como principal consecuencia inhibir la capacidad de las personas para desempeñarse de manera funcional dentro de los ámbitos familiar, social y laboral. (Depresión, Esquizofrenia, Trastorno Bipolar, Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), Psicosis por consumo de drogas y Trastornos del sueño).

Depresión

Una de cada cinco personas sufrirá depresión a lo largo de su vida, opinan los expertos. Ésta no respeta género, edad, ni condición socioeconómica, aunque es más común en las mujeres. Las personas con depresión no eligen estar así. Entre sus principales síntomas están: dolor, trastornos del sueño y de la alimentación; reacciones psicológicas, como la sensación de miedo y ansiedad; y cognitivas, como la falta de concentración y memoria, además de la dificultad para pensar y tomar decisiones.

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RELIGIÓN

La familia en la iglesia

Desde el concilio vaticano II, entre 1960 y 1965,

la Iglesia Católica ya hablaba de la

problemática que en estos tiempos estamos

viviendo las familias.

Nos dice el docuemento, que las perdidas de

valores afectaria principalemnte la celula mas

importante de nuestra sociedad la familia.

Como no podemos ocultar la desintegracion

familiar, muy comun en nuestros tiempos,

donde el valor del matrimonio pasa a segundo

termino

Y ahora vivimos los matrimonis light, donde

vivimos juntos sin casarnos, y sin no estamos

conformes, nos separamos, todo esto nos ha

traido como consecuencia; la violencia, falta de

caridad, falta de comunicación entre muchas

otras cosas, la Iglesia preocupada por todo esto

que estamos viviendo, nos pide que sigamos

haciendo oracion en la familia, que cuidemos

de nuestros hijos para poder revertir este

problema que ya viven nuestras familias.

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La Educacion

Es oportuno mencionar que nuestra sociedad,

actualmente vive diferentes resagos por la

convivencia diaria, el contexto social da

muestra de la urgencia por buscar estrategias

en el ambito educativo.

El municipio de Tala es un ente, receptor al

igual que otros que sufren transtornos por la

desintegracion familiar, esto ocasiona falta de

comunicación, deserción escolar y poco interes

de integracion de algunos padres de familia, asi

como la inserción a farmacodependencias por

la necesidad de los adolescentes por llenar los

estados emocionales.

Por lo antes mencionado es urgente y

prioritario, realizar actividades que favorezcan

la relacion de jefas de familia, alumno y

maestro, con propuestas claras,0como la

promocion de escuelas para padres, la

participacion de los padres de familia en los

centros escolares, la revision de los planes

curriculares, ya que actualmente trabajar por

competencia en la educacion favorece el trabajo

de equipo, eje importante en la transmisión de

habilidades con que cuenta cada uno de los

ciudadanos que integramos esta sociedad

talense.

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PESCADO EN SALSA DE AGUACATE

INGREDIENTES :

Filetes de pescado de 4 a 5 pzas. (Tilapia o dorada para freir al gusto .

¾ tza. de crema

2 cdas de crema

3 cdas de margarina

¼ tza de leche

1 manojo de cilantro

3 aguacates pequeños o 2 medianos en cuadros

2 cdas de sal

Pimienta al gusto

1 huevo

Harina (la necesaria para capear )

Margarina o mantequilla para freir

Papel encerado

1 bolsa con cierre

Procedimiento:

Mezcla la harina, para capear con la sal y la pimienta, coloca en la bolsa con cierre, batir los huevos en un recipiente hondo. Mojar un filete en huevo y colocarlo en la bolsa con la harina, cerrar y agitar la bolsa hasta que se cubra todo el filete, sacar y poner sobre un platon con papel encerado, capear todos los filetes de la misma manera sucesivamente separando entre filete y filete con una hoja de papel encerado, reservar la harina restante.

En un sarten derretir 3 cdas de margarina y dorar 2 cdas de harina hasta que se ponga color miel, agregar la leche y revolver hasta que la harina se disuelva, dejar hervir por un minuto y luego poner a fuego muy bajito, mientras en un procesador de alimentos procesar el cilantro, la crema y el aguacate, vertir la mezcla de crema al sarten con la leche y dejar hervir 5 minutos a fuego medio revolviendo de vez en cuando.

En un sarten antiadherente poner a derretir suficiente mantequilla para freir (3 o 4 cdas) y freir a fuego medio los filetes capeados pasados ligeramente una vez mas por la harina reservada dejando cocinar 4 a 5 minutos por lado.

Transferir los filetes que van saliendo dorados a un plato con servilleta de papel para absorver la grasa e inmediatamente despues llevar al sarten con la salsa de aguacate y bañarlos con la misma dejando a fuego medio-bajo 10 min. Antes de servir.

*Acompañarlo con arroz blanco y ensalada verde.

Provecho

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LA BELLEZA EN LA MUJER

La belleza se define en belleza exterior y belleza

interior:

Belleza exterior; se compone por el atrativo

físico, como la juventud, la salud corporal, la

sensualidad, etc.

Belleza interior; se compone por el encanto, la

gracia, la inteligencia, la personalidad, la

sencillez, la simpatia, etc.

Es hora de poner en práctica la belleza interior

y exterior, ayudara a que se eleve la autoestima

y a cambio recibiras una seguridad en ti, te

ayudara dáa a día. Solo es cuestion de dedicarte

tiempo par ti, e invertir un poco ya que no se

necesita una gran fortuna para ponerte bella.

Hata la próxima

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HABLANDO DE TECNOLÓGIA

Hoy en día no se concibe una sociedad actual y globalizada sin el uso de redes sociales. Para entender el ¿por qué?, debemos tener en cuenta que el ser humano es sociable por naturaleza, de ahí su necesidad por extender y estar en constante comunicación con familiares, amigos, compañeros de trabajo y por supuesto el conocer nuevas personas; éste último es uno de los motivos principales que ha detonado el mal uso de las redes sociales y en ocasiones hasta poner en riesgo nuestra vida.

Ventajas

• Reencuentro con conocidos. • Oportunidad de integrarse a Flash-mobs

(reuniones de diseño breves vía online con fines lúdicos y de entretenimiento con el propósito de movilizar a miles de personas)

• Excelentes para propiciar contactos afectivos nuevos como: búsqueda de pareja, amistad o compartir intereses sin fines de lucro.

• Compartir momentos especiales con las personas cercanas a nuestras vidas.

• Diluyen fronteras geográficas y sirven para conectar gente sin importar la distancia.

• Perfectas para establecer conexiones con el mundo profesional.

• Tener información actualizada acerca de temas de interés, además permiten acudir a eventos, participar en actos y conferencias.

• La comunicación puede ser en tiempo real.

• Pueden generar movimientos masivos de solidaridad ante una situación de crisis.

• Bastantes dinámicas para producir contenido en Internet.

Desventajas

• Son peligrosas si no se configura la

privacidad correctamente, pues exponen nuestra vida privada.

• Pueden darse casos de suplantación de personalidad.

• Falta en el control de datos. • Pueden ser adictivas y devorar gran

cantidad de nuestro tiempo, pues son ideales para el ocio.

• Pueden apoderarse de todos los contenidos que publicamos.

• Pueden ser utilizadas por criminales para conocer datos de sus víctimas en delitos: como el acoso y abuso sexual, secuestro, tráfico de personas, etc.

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FOTOGRAFIA

LA ESTACION DEL TREN

PUESTA DEL SOL

FIN

PINTURA

SENSUALIDAD

LA NARANJA