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Cansada de ver noticias sobre el gran ma- lestar de los refugiados, decidí organizar un viaje con fines humanitarios Poner orden en el caos es un intento considerable. En su libro Historia social del conocimiento, el historiador inglés de los medios de comunicación Peter Burke trata a gran- des rasgos la política educativa desde el siglo pasado hasta nuestros días, de la enciclopedia a la Wikipedia. El libro no sólo describe el cambio drástico actual de nuestra socie- dad de la información y del conocimiento, sino también el proceso de recopilación, archivado y propagación del conocimiento, hasta la supresión del mismo. El filósofo inglés Sir Francis Bacon ya constató en el siglo XVI que “el conocimiento es poder; el poder es co- nocimiento”. El que sabía dónde encontrar las fuentes y podía utilizar las nuevas técnicas en su beneficio obtenía una ventaja decisiva. Por supuesto, el poder mismo tenía un interés creciente por el cultivo de un conocimiento a su favor. A través de los siglos se impuso finalmente una idea de las ciencias objetivas, complementada por el creciente deseo de la utilidad comercial del conocimiento Las octavas Jornadas sobre Educación tuvieron lugar el pasado mes de diciembre en Granada Cuando la comunidad educa Ayudar no es un deber, sino una felicidad Islam y arquitectura Sidi Tuhfa, Fray Anselm Turmeda, un franciscano converso al Islam Transmitió al sultán de Túnez su deseo de pronunciar el testimonio de fe y tomar Islam como norma de vida Dentro de la Sharia no existe una legis- lación específica que determine cómo se ha de construir ▶3 ▶ 10 ▶6 ▶ 12 ▶5 8 y 9 Los musulmanes, la fuerza regeneradora La política del conocimiento PUBLICACIÓN BIMESTRAL DE LA COMUNIDAD ISLÁMICA EN ESPAÑA · www.islamhoy.com · EJEMPLAR GRATUITO · ENE/FEB 2016 · Nº 40· AÑO VIII

ISLAM HOY 40, enero - febrero 2016

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Publicación bimestral Islam Hoy con noticias, artículos, analisis y mucho más.

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Page 1: ISLAM HOY 40, enero - febrero 2016

Cansada de ver noticias sobre el gran ma-lestar de los refugiados, decidí organizar un viaje con fines humanitarios

Poner orden en el caos es un intento considerable. En su libro Historia social del conocimiento, el historiador inglés de los medios de comunicación Peter Burke trata a gran-des rasgos la política educativa desde el siglo pasado hasta nuestros días, de la enciclopedia a la Wikipedia. El libro no sólo describe el cambio drástico actual de nuestra socie-dad de la información y del conocimiento, sino también el proceso de recopilación, archivado y propagación del conocimiento, hasta la supresión del mismo.

El filósofo inglés Sir Francis Bacon ya constató en el siglo XVI que “el conocimiento es poder; el poder es co-nocimiento”. El que sabía dónde encontrar las fuentes y podía utilizar las nuevas técnicas en su beneficio obtenía una ventaja decisiva. Por supuesto, el poder mismo tenía un interés creciente por el cultivo de un conocimiento a su favor. A través de los siglos se impuso finalmente una idea de las ciencias objetivas, complementada por el creciente deseo de la utilidad comercial del conocimiento

Las octavas Jornadas sobre Educación tuvieron lugar el pasado mes de diciembre en Granada

Cuando la comunidad educa

Ayudar no es un deber,sino una felicidad

Islam y arquitectura

Sidi Tuhfa, Fray Anselm Turmeda, un franciscano converso al IslamTransmitió al sultán de Túnez su deseo de pronunciar el testimonio de fe y tomar Islam como norma de vida

Dentro de la Sharia no existe una legis-lación específica que determine cómo se ha de construir

▶ 3

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▶ 12 ▶ 5

▶ 8 y 9

Los musulmanes,la fuerzaregeneradora

La política del conocimiento

PUBLICACIÓN BIMESTRAL DE LA COMUNIDAD ISLÁMICA EN ESPAÑA · www.islamhoy.com · EJEMPLAR GRATUITO · ENE/FEB 2016 · Nº 40· AÑO VIII

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on una gran asisten-cia de público y de expositores (63 em-

presas), tuvo lugar en Madrid, los pasados 21 y 22 de octu-bre, la ExpoHalal Spain 2015. ISLAM HOY ha podido hablar con sus organizadores.

“Estamos muy contentos con la aceptación que ha tenido ExpoHalal Spain entre los pro-ductores españoles y la afluen-cia de visitantes profesionales. Ha sido un trabajo de equipo de todo un año que ha permi-tido dar visibilidad en España a este sector en pleno auge”, señala Carolina de Funes, di-rectora de Ambar Connect, la empresa organizadora. 

Aún con una clara en ma-yoría todavía de la industria agroalimentaria (64%), con

una fuerte presencia de la Región de Murcia, la comuni-dad que más ganado exporta de toda España, la feria reunió por primera vez a profesiona-les del sector del sector turís-tico y empresas proveedoras de servicios. En palabras de la directora de la feria, María Salvador: “Normalmente, cuando se habla de lo halal, la gente lo identifica con la ali-mentación. Pero el concepto va mucho más allá y hemos querido dar cabida a todas sus facetas”.

Entre los expositores de esta primera edición se po-dían encontrar, por ejemplo, agencias de viaje especializa-das en la atención al público musulmán; grandes almace-nes, como El Corte Inglés; cosmética; representantes del sector sanitario, como Sanitas, u hoteles con menús halal. De hecho, una de las confe-rencias que mayor público congregó fue la de Turismo Halal y Muslim Friendly,

con la participación, entre otros, de Turespaña y el Hotel Intercontinental de Madrid.

“El ambiente en los stands era muy bueno, con gran afluencia de público y reu-niones profesionales. Todavía estamos preparando los in-formes definitivos, pero pode-mos adelantar que la feria ha sido todo un éxito y habrá, sin duda, una segunda edición”,  expone María Salvador.

Según una nota de prensa divulgada por la propia em-presa organizadora: “Tras la respuesta positiva por parte de público, expositores e insti-tuciones, Ambar Connect ha anunciado que ya está traba-jando en una segunda edición para otoño de 2016”. Una se-gunda feria podría significar la consolidación de este sector en el mercado español y europeo, donde hay pocas ferias de es-tas características, y permitiría una mayor difusión de las ne-cesidades de los consumidores musulmanes.

Primera feria ‘halal’ celebrada en España

RedacciónGranada

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Rabi’ al-Awwal 1437 / Enero 2016 ISLAM HOY 3

a noche del 23 de diciem-bre, correspondiente con la noche del 12 de Rabi’al

Awal, se celebró en la Mezquita Mayor de Granada, así como en miles de mezquitas alrededor del mundo, el Maulid del Mensajero de Allah, el nacimiento del Profeta Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Allah sean sobre él.

En esta noche bendecida, en la

que nacía el mejor de la creación, tras cantar poemas de alabanza al Profeta y recitar aleyas del Corán que hablan sobre la importan-cia y el valor de este hombre, el Imam de la Mezquita Mayor de Granada, Sheij Ahmed Bermejo, se dirigió a los presentes con unas palabras en las que transmitió lo afortunados que somos los mu-sulmanes al pertenecer a la co-munidad de Muhámmad, salla allahu alaihi wa sallam.

Recordó que todo el bien que poseemos es gracias a este hombre, a los esfuerzos sin cese, a su continuo interés por noso-tros, a su constancia y paciencia en transmitir aquello que Allah

le había ordenado transmitir. Y gracias a esos esfuerzos, gracias a ese interés, es por lo que hoy po-demos afirmar con orgullo que pertenecemos a la Ummah de Muhámmad.

Como colofón a sus pala-bras, habló acerca del amor, de un amor real y sincero, un amor hacia aquel al que Allah envió como un advertidor y portador de buenas noticias; y, ciertamen-te, esta celebración que tuvo en lugar en la Mezquita no es más que una muestra de ese amor que los musulmanes sienten hacia su Profeta y Mensajero, Muhámmad, salla allahu alaihi wa sallam.

Entrañable celebración del Maulid en la Mezquita Mayor de Granada

ste fue el título de las octavas Jornadas Educativas de la

Fundación Educativa Al Ándalus (fundada en 2005), que tuvieron lugar del 25 al 27 de diciembre de 2015 en la sala de actos del Centro de Estudios Islámicos de la Mezquita Mayor de Granada. Como en años anteriores, acudieron conferenciantes y participantes de toda España, Inglaterra, Marruecos, Sudáfrica y hasta de la República de Mauricio.

En su introducción, el presidente de la Fundación Educativa Al Ándalus, Emir Malik Ruiz, dijo que este año “hemos querido dar un paso más en los profundos signifi-cados de la educación. Cada acción, evento, conferencia, encuentro debe implicar una trasmisión. Es un asunto muy gozoso y donde se puede dis-frutar en cada situación, pero requiere un esfuerzo”.

A esta bienvenida se su-maron unas palabras de sa-ludo de Shaij Dr. Abdulqadir as-Sufi para los participantes de estas jornadas. Entre otras cosas decía: “Las conferen-cias y discusiones en mesas redondas no pueden sustituir una palabra de Haqq de un hombre de verdad, cuya pala-bra de sabiduría tiene el peso de cien hombres. Aprovechad las palabras de vuestro imam y de los hombres de la comu-nidad existente”.

Después, el director de enseñanza primaria de la Fundación Al Ándalus, Muhámmad Mujtar Medinilla dio una conferencia detalla-da sobre la educación en su sentido más amplio y a la vez más concreto, con el título “Relación entre la recupe-ración del tawhid en la en-señanza y el modelo social. Cuando la comunidad educa”. Allí mostró que lo que a veces puede parecer una tarea “im-posible” –la educación de los niños es inseparable del com-portamiento de sus padres– se puede convertir en un proceso natural y enriquecedor si los padres entienden la gran im-portancia de la educación para sus niños y, de este modo, para la sociedad entera. Esta charla transmitió a la audiencia la es-peranza de “sí, es posible” y el conferenciante invitó al audi-torio: “Hagámoslo juntos por nuestros hijos”.

La primera de las dos con-ferencias del sábado fue del Imam Jatib de la Mezquita Mayor de Granada, Shaij Ahmed Bermejo. Entre mu-chas de las cosas que dijo: “Los musulmanes no deberíamos dejarnos llevar por palabras que forjan algunos medios para dirigir a las masas”, “De lo que se trata es de crear grupos, servir, hablar bien de la gente, abrir las puertas de nuestras casas, dar con generosidad (…) la Futuwa”, “la forma de comportarse de la persona de-termina lo que es y modela su vida y su destino a nivel social e individual”, “somos lo que hacemos” y “una comunidad llegará adonde sus miembros quieran llegar.” Advirtió que cuando Allah dice: “Es cierto

que Allah no cambia lo que una gente tiene hasta que ellos no han cambiado lo que hay en sí mismos” (Sura del Trueno, 11), es aplicable en los dos sentidos, tanto para el bien como para el mal.

En la siguiente conferen-cia, Shaij Abdulhaqq Bewley dijo: “No hay tawhid sin el Mensajero”. En toda la his-toria de la humanidad no ha habido un educador más encumbrado que el Profeta Muhámmad (la paz sea con él). Sus Compañeros son los mejores seres humanos de la historia. Pero su excelencia “no radicaba tanto en lo que decían (…) como en el hecho de que estaban impregnados del mismo conocimiento, que resplandecía en la forma en

que se comportaban (…) la educación verdadera de cual-quier comunidad musulmana exige una transformación in-terna radical”. Resaltó el tra-bajo de Shaij Dr. Abdulqadir as-Sufi, único e imprescindible para entender y vivir el Islam en el siglo XXI. Seguir su mo-delo significa “que nademos contra viento y marea, que re-memos contra la corriente”.

El último conferenciante, Parvez Asad Sheikh -tiene un máster en Ciencias Políticas-, no solo logró esclarecer la complicada situación de la guerra en Siria, sino que aclaró el mecanismo de la “dialéctica del terror” y sus consecuencias en la situación de los musulmanes en Occidente. Hizo un análisis nítido de las

dos reacciones fatales tras un ataque terrorista: una por parte del Estado, excluyendo todavía más a los musulmanes de la sociedad; y otra por parte de los musulmanes, que se aíslan aún más en sus utopías y no les permiten comunicarse con el resto de la sociedad. Ambos, el Estado y los musulmanes, no son capaces de salir de este mecanismo del miedo. Los musulmanes en Occidente deben adoptar una actitud más activa, implicándose en las responsabilidades cívicas como ciudadanos en sus sociedades, para así disfrutar de su libertad política.

Las charlas completas se pueden leer online: www.fundacionalandalus.org/activities

Cuando la comunidad educaRedacciónGranada

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Conferencia de Parvez Asad Sheikh (izquierda) en el Centro de Estudios Islámicos

RedacciónGranada

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“Como quiera que un río sea de largo,nunca olvida su origen”.

EDITORIALExiste una locución latina muy conocida que dice:

“Excusatio non petita, accusatio manifesta”. Esta expresión resume en gran medida la situación que se está dando entre las comunidades musulmanas tras los atentados de París.

Los líderes musulmanes piden perdón por este tipo de actos y se desmarcan de estos hechos, como no puede ser de otro modo, con un servilismo al sistema y un someti-miento que parece dar a entender que sí somos culpables.

Dentro de la avalancha de noticias de las últimas sema-nas quiero destacar las declaraciones de la ex mujer de uno de los terroristas, que decía de él que no rezaba, que sus implicaciones religiosas eran mínimas y que, por supuesto, jamás visitaba la mezquita. En definitiva, poco tiene que ver este tipo de vida con la de cualquier musulmán.

La comunidad musulmana es amplia y extensa, como sucede en cualquier grupo humano, pero tenemos que te-ner mucho cuidado con las declaraciones simplistas como: “Islam es paz”; y esto es cierto, aunque incompleto, por-que Islam es un Din completo, donde todo está previsto con la mayor misericordia. Por tanto, Islam es paz, pero en nuestra sociedad también hay guerra, e Islam estipula sus condiciones y los límites en los que tiene que desarrollarse.

Por consiguiente, rechazamos y condenamos los aten-tados de París del mismo modo que condenamos y recha-zamos los bombardeos indiscriminados sobre Siria del Gobierno francés con miles de muertos, que son obviados por las autoridades mundiales y silenciados de forma ver-gonzosa por los medios de comunicación.

Pido a Allah que proteja a la Umma del Islam y que proteja especialmente a todos los musulmanes que se en-cuentran en dificultad. Amín.

Malik A. Ruiz Director

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Hamza Castiñeira

Muhámmad Mujtar MedinillaMalik A.Ruiz

Abdul Wáhid Barrios

Malik A. Ruiz

Comunidad Islámica en EspañaApartado de Correos: 674.18080 Granada. Españ[email protected]ósito Legal: GR 1051-2009.

ISLAM HOY MEDIA

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GLOSARIO Asar: la oración de media tarde. Da nombre también a la azora 103 del Corán.‘Alim. pl.: ‘Ulamá: Un erudito, especialmente de las ciencias del Islam.Awliya: Persona cercana a Allah.Baraka: La bendición que emana de una persona o lugar determinado.Dawa: Lit.: Llamada. Acto de llamar a la gente al Islam.Dhikr: Recuerdo y, en consecuencia, invocación de Allah.Dhimma: obligación o contrato. En particular, tratado de protección para los no musulmanes establecidos en territorio musulmán.Din: La transacción vital, lit. la deuda entre dos partes, en este caso entre el Creador y el creado. Dua: Pedir a Allah.Dhuhr: la oración del mediodía que consta de cuatro rak‘ats.Emir: Persona de autoridad.Faqih. pl. fuqahá: Hombre que tiene conocimiento del fiqh en virtud del cual puede emitir juicios legales.Faqir: pl.: Fuqará. Lit.: Pobre. El que sabe que está necesitado y dependiente de Allah, el Rico y Autosuficiente. Faŷar: amanecer, alba. Oración del amanecer.Fiqh: la ciencia de la aplicación de la Shari’a. Al experto en fiqh se le llama faqih.Futuwa: Cortesía espiritual que se manifiesta en el buen comportamiento.Hadiz: Transmisión de las palabras del Profeta, a quien Allah bendiga y conceda paz. Halal: Lo permitido por la Shariah. ‘Id. pl.: A’yad: Celebración para los musulmanes; existen dos al año, una tras el final del Ramadán y la otra tras el final del Hayy.Iman: Creencia islámica.Isha: la oración de la noche.Jutba: discurso; en particular el que pronuncia de pie el Imam el viernes antes de la oración.Magrib: oración de la puesta de sol. El Magreb también designa los territorios musulmanes del noroeste de Africa y es el nombre árabe de Marruecos.Nafs: “el ser, el yo”. Normalmente designa al ser inferior, ya sea el ser que indica el mal o el ser censurador. Según Ibn al Arabi, el nafs es lo que está producido por los atributos del esclavo.Rakat: Una de las partes en las que se divide la oración.

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oner orden en el caos es un intento considera-ble. En su libro Historia

social del conocimiento, el his-toriador inglés de los medios de comunicación Peter Burke trata a grandes rasgos la política educativa desde el siglo pasado hasta nuestros días, de la enci-clopedia a la Wikipedia. El libro no sólo describe el cambio drás-tico actual de nuestra sociedad de la información y del conoci-miento, sino también el proce-so de recopilación, archivado y propagación del conocimiento, hasta la supresión del mismo.

El filósofo inglés Sir Francis Bacon ya constató en el siglo XVI que “el conocimiento es poder; el poder es conocimien-to”. El que sabía dónde encon-trar las fuentes y podía utilizar las nuevas técnicas en su benefi-cio obtenía una ventaja decisiva. Por supuesto, el poder mismo tenía un interés creciente por el cultivo de un conocimiento a su favor. A través de los siglos se impuso finalmente una idea de las ciencias objetivas, com-plementada por el creciente de-seo de la utilidad comercial del conocimiento.

Esa explosión de datos a es-cala global conmociona desde hace tiempo el antiguo enten-dimiento del conocimiento. Algún creyente de la técnica compara el infinito internet en su repercusión con una revela-ción, que producirá un nuevo orden y creará nuevas leyes y normas de comportamiento, que, a su vez, despojarán al indi-viduo e incluso a naciones ente-ras de su propia voluntad.

El fenómeno “Big Data” sim-boliza hoy en día también una especie de fantasía de poder, que abarca la idea de omnisciencia y control. El factor “hombre”, como portador y usuario de co-nocimiento, es sustituido por la lógica del banco de datos.

Según el convencimiento filosófico de cada uno, internet y su administración de datos y conocimiento representan un abismo o una esperanza de encontrar soluciones nuevas a los desafíos de la historia de la humanidad. Actualmente reina una duda evidente sobre si in-ternet y su posible política del conocimiento facilitan mayor libertad al hombre o ninguna.

En cualquier caso, los pesi-mistas interpretan la red según la definición de Carl Schmitt,

citada en su Nomos der Erde (Nomos de la Tierra): “El Nihilismo se manifiesta en una separación entre orden y loca-lización”. Internet está en todas partes y en ninguna, todos tene-mos acceso a él y todos estamos influenciados por él, sin respeto a las tradiciones de pensamiento locales o a los estados de ánimo de sus usuarios. Sin sentimiento alguno por los valores o la exi-gencia de una diferenciación profunda, internet reúne todos los ámbitos del conocimiento. Y además, cada día se suben a la red casi siete millones de pági-nas web nuevas.

La queja de Nevid Kermani de que los musulmanes se en-cuentran en la actualidad en un estado lamentable, porque una interpretación de la histo-ria del Islam de 1400 años de antigüedad parece desaparecer, señala directamente el proble-ma. Durante muchos años, en la educación islámica existía una unión entre el lugar, la persona y el conocimiento, con muchas peculiaridades locales. Estas tradiciones de transmisión del conocimiento están desapare-ciendo. Muchos musulmanes jóvenes ya no adquieren su conocimiento en las clases de su imam, establecidas durante años, o en la escuela, sino que eligen caminos diferentes mu-cho más rápidos.

En Youtube, Facebook o Twitter se recogen todo tipo de convicciones, enseñanzas y jui-cios de todo el mundo, igual que si pusiéramos en el carrito de la compra toda clase de alimen-tos. Especialmente atroz es ver a jóvenes musulmanes que, tras varios años con “Shaij Google”, no sólo expresan opiniones du-rísimas y definitivas, sino que en casos extremos son capaces de poner en práctica esos juicios. La mayoría sigue una enseñan-za global y uniforme que no da valor alguno a las tradiciones locales. De esta forma, se pone patas arriba la formación bási-ca de siglos de los musulmanes, basada en la minuciosidad.

Sin lugar a dudas, internet y los medios sociales separan no sólo orden y localización, sino que también separan progresi-vamente el conocimiento y la persona. El fenómeno de una cultura de conocimiento glo-bal es fascinante y espantoso a la vez. Sirva como advertencia general la palabra del erudito universal Herbert Simon: “Una abundancia de información crea una pobreza de atención”.

La separación entre conoci-miento y persona, una tendencia que los medios sociales refuer-zan, se reconoce también en el

contexto de la educación islámi-ca. La importancia de la persona en la formación islámica, que ha sido durante siglos la llave de la transmisión de conocimiento, ha caído en descrédito. Cuando se habla con jóvenes musulma-nes, se oye a menudo una cierta desconfianza hacia los maestros. Dicen que son corruptos con el poder político, que se callan ante los temas importantes de su tiempo o que no entienden el sitio en el que viven. Muchos jó-venes musulmanes sueñan con el maestro ideal que pueda resolver todos los problemas y enigmas de manera “objetiva”; sin embar-go, este maestro no existe en su mundo más inmediato. Se dejan

engañar fácilmente por falsos salvadores virtuales.

El peligro de este proceso es evidente, ya que si un día sólo los algoritmos de Google dirigieran la sed de conocimiento del usua-rio, podrían perderse con el tiem-po aspectos muy importantes de la metodología islámica. Incluso hoy en día, debido a la falta de una enseñanza reconocida váli-da, hay pocos musulmanes que pueden justificar de manera me-tódica sobre qué fundamentos basan su Imán y su Islam. Los musulmanes que quieran apren-der deben entender que no sólo es necesaria una cierta desace-leración, sino también un que-rer invertir años para el estudio

consecuente de los fundamentos del Islam. 

No es una mera coincidencia que muchos musulmanes tengan la esperanza de que precisamen-te en Europa se establezca una enseñanza libre que acabe con la amenazante y completa sepa-ración de conocimiento y per-sona y de conocimiento y lugar. La enseñanza en este país podría abarcar también el uso crítico de las nuevas tecnologías desde un punto de vista islámico. De esta manera habría nuevos lugares de enseñanza libre y de conoci-miento que reconcilie la transmi-sión de conocimiento tradicional con la modernidad, sin olvidar-nos de los maestros fiables.

La política del conocimientoInternet manifiesta la separación entre el conocimiento y la personaAbu Bakr RiegerBerlín, Alemania

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l adjetivo “islámico” se ha aplicado a muchos con-ceptos. Generalmente,

cuando se habla de “arquitectu-ra islámica” se hace referencia a un amplio abanico de formas y elementos arquitectónicos desa-rrollados a lo largo de la historia en aquellos territorios donde se estableció el Islam. Esta es la definición más extendida y co-mún; pero si se observa el signi-ficado de la palabra arquitectura (arte de proyectar y construir edificios) y el de la palabra islá-mica (perteneciente o relativo al Islam), se puede extraer otra definición: aquellas edificacio-nes que atienden al Corán y a las enseñanzas del Profeta, la paz y las bendiciones sean con él.

Dentro de la Sharia no exis-te una legislación específica que determine cómo se ha de construir o qué diseño han de tener las ciudades, casas o mez-quitas. Esto da cabida a las dis-tintas tradiciones, materiales o

condiciones climatológicas de cada región. Y, por tanto, no es de extrañar que, aun teniendo ciertas similitudes, la arquitec-tura desarrollada en las socie-dades musulmanas del norte de África se diferencie bastante de las construcciones realizadas también por musulmanes pero en zonas asiáticas. Existe liber-tad, pero también se pueden se-guir ciertas pautas a la hora del planeamiento y desarrollo de edificaciones cuya finalidad será facilitar la vida del musulmán.

En la arquitectura residen-cial, el aspecto más importante a tener en cuenta a la hora de proyectar sería la privacidad. Tal y como citan varios hadices y el propio Corán, la privacidad de cada persona ha de salvaguar-darse. Mediante una arquitec-tura adecuada se puede, en gran medida, proteger la privacidad de los hogares y separar la vida pública de la vida privada. Evitar la intrusión o perjuicio de las viviendas vecinas y favorecer la privacidad sonora y visual es la razón de elementos tan carac-terísticos como las celosías, la tipología de casa patio, la escasa altura de las edificaciones o la

formación de adarves dentro de la estructura urbana. Otros ha-dices, aunque menos explícitos, hacen referencia a las dimensio-nes de una casa, a la ornamen-tación y utensilios permitidos dentro de ella o a la elección de un terreno seguro.

Aunque el grueso de las ciudades lo constituyen las vi-viendas, las mezquitas son las edificaciones más importantes y representativas de la sociedad musulmana.

La casa del Profeta Muhámmad (s. a. w. s.) es con-siderada la primera mezquita en la historia del Islam y de ahí se toman los elementos fun-damentales que la conforman. Estos son: una sala cubierta con palmas soportadas mediante troncos de palmera, la pared de quibla indicando la dirección de la oración hacia Meca y el mimbar o taburete desde donde el Profeta daba el discurso los viernes. No se sabe con certeza si el mihrab estaba presente o no en esta primera mezquita. Por motivos funcionales aparecen también como elementos pro-pios de las mezquitas las fuentes, generalmente en un patio previo

a la sala, donde llevar a cabo las abluciones, y un minarete desde el cual la llamada a la oración tie-ne mayor alcance. A diferencia de otras edificaciones religiosas, las mezquitas se caracterizan por la ausencia de imágenes figurati-vas y la ornamentación se consi-gue mediante caligrafías y moti-vos geométricos o florales. Todo lo demás responde a aspectos culturales y sociales.

Las vanguardias de princi-pios del siglo XX, así como los avances tecnológicos y cons-tructivos, han provocado en po-cos años una rápida evolución en el mundo de la arquitectura. Frente a otras construcciones re-ligiosas, las mezquitas están su-friendo una adaptación bastante más lenta. Aun haciendo uso de las nuevas tecnologías y solucio-nes constructivas existentes, la respuesta más generalizada a la hora de construir nuevas mez-quitas ha sido la de mantener las formas arquitectónicas más tradicionales, asemejando así la imagen del edificio a otros histó-ricos. También hay algunos ca-sos, aunque en número mucho más reducido, donde la posición respecto a mantener las formas

regionales ha sido más crítica; son ejemplos de mezquitas en las que los aspectos más tradiciona-les no están tan presentes y en las hay un mayor acercamiento a la arquitectura contemporánea.

Este debate se acentúa más en los países occidentales donde el Islam no es tradición; surgen interrogantes como: ¿debe el di-seño de las nuevas mezquitas ba-sarse en las formas procedentes de Turquía o Marruecos, o de-bería por el contrario seguir las tendencias del momento y el lu-gar donde se emplazan?; ¿puede un proyecto dar cabida tanto a la tradición como la modernidad?; ¿una mezquita arquitectónica-mente contemporánea sería me-jor, peor o igualmente aceptada que otra de carácter historicista en una sociedad de tradición no musulmana?, ¿y en una socie-dad de tradición musulmana?

Sin perder de vista que una mezquita podría reducirse a una sala vacía destinada a la oración, la polémica generada en torno a las mezquitas en Occidente parece responder más a cuestio-nes políticas y sociales que a las propiamente arquitectónicas o religiosas.

Islam y arquitecturaAlia GutiérrezWinterthur, Suiza

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uando empezó todo esto de la informática en nuestras vidas con

unos ordenadores enormes de la marca Amstrand y unos dis-quetes cuadraditos y anchos (¿de cinco pulgadas?), recuerdo que me esmeré en procesar y pasar a disquetes las obras que tenía escritas y consideraba im-portantes. Confiado en el po-derío de la técnica, guardé los disquetes con mis obras en una cajita y sentí la tranquilizadora sensación de que las tenía ahí seguras “para siempre”. Los años fueron pasando tan rápidos que cuando me quise acordar ni esos ordenadores existían ya ni esos disquetes podían ser leídos por los nuevos. Entonces me acordé de mis viejas obras en los dis-quetes antiguos y, entre tanta mudanza, la cajita que los con-tenía había desaparecido Dios sabe dónde. Como, confiado en que teniéndolos guardados en los disquetes, los papeles en que las escribí no me hacían falta, me había desecho de los origina-les manuscritos. Y encontrar la cajita con los disquetes tampo-co me hubiera ayudado mucho, pues a ver a estas alturas dónde

encuentra uno un lugar en que todavía puedan leer aquel tipo de disquetes.

En definitiva, lo que para mí, cuando lo guardé, era una de las cosas más importantes de mi vida, había desaparecido de ella, esta vez sí, para siempre. En otro tiempo mi reacción hubiera sido de desesperación y rabia; y, sin embargo, por suerte para mí, eso me ocurrió en un tiempo en que ya valoraba de forma muy dis-tinta las cosas y lo supe encajar con serenidad. Había aprendido que todo lo material, y hasta lo que parece inmaterial pero está ligado a la vanidad, el ego…, “el mundo”, en fin, vale bien poco en comparación con la profun-didad del sí mismo, la acepta-ción del Destino y la serenidad ante la existencia y la sumisión a Aquel que la creó.

Al-Gazzali dice en su Alquimia de la felicidad:

Quien quiera que contem-ple seriamente la eternidad pa-sada, durante la cual el mundo no existía, y la eternidad futura, durante la cual no existirá, verá que se trata esencialmente de un viaje en el cual las jornadas está representadas por años, las leguas por meses, las millas por días y los pasos por momentos. ¡Con qué palabras podríamos describir, entonces, la locura del hombre que pretende convertirlo en su residencia permanente, y

hace planes para diez años más adelante que afectan a cosas que puede que nunca necesite, ya que es muy posible que esté enterrado en diez días!

Algunos siglos antes, fue el cordobés Séneca el que dejó escrito:

Más dificultosamente alcan-zan los hombres de sí mismos el descanso que de la ley; y mien-tras que son llevados o llevan a otros, y unos a otros se roban la quietud, haciendo los unos a los otros alternadamente miserables, pasan una vida sin fruto, sin gus-to y sin ningún aprovechamiento del ánimo. Ninguno pone los ojos en la muerte; todos alargan las esperanzas, y algunos disponen también lo que es para después de la vida grandes máquinas de se-pulcros, epitafios en obras públi-cas, ambiciosas dotaciones para sus exequias. Ten por cierto que las muertes de éstos se pueden reducir a hachas y cirios, como entierro de niños.

No hace mucho, murió un conocido mío que había pasado toda su vida bregan-do por un poco de prestigio y otro tanto de poder; algo de eso había conseguido, pero a cambio, su vida en lo personal había sido un entero desastre. Pensando en él, al que le tenía en vida afecto y así lo recuerdo, escribí este poema con el que cierro mi artículo de hoy:

De la brevedad de la vidaYahia BallesterosGranada

CLA BRIEGA

Ya se acabó la briega,la briega, amigo, ya se terminó.

Ahora, con la siega,de tus espigas ¿qué grano salió?

Con tanto que agitaste,del trapo ¿qué harina nos saldrá?

La angustia que cargaste¿tu espalda está dispuesta ahora a soltar?

De lo que conseguiste¿qué te sirve en el sitio donde estás?

Lo que tanto quisiste,ahora, en el silencio, ¿te valdrá?

De la vida que pasa,lo que más vale nunca es material.

Lo que reclama el almano es polvo que en el viento se nos va.

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Rabi’ al-Awwal 1437 / Enero 2016 ISLAM HOY 7

n el curso de un debate particularmente acalo-rado que estaba tenien-

do lugar en Bruselas entre los representantes de Grecia y del Eurogrupo, hubo un momen-to en el que la naturaleza de las estructuras tecnocráticas de hoy en día quedaron, al parecer por un error, expues-tas al desnudo. (El momento al que hacemos referencia fue muy breve y sólo un ojo muy sagaz pudo detectarlo. Por esa razón debemos agradecer al profesor Slavoj Zizek por ha-ber sido el primero en hacér-noslo notar).

Mientras que Yanis Varoufakis y los representan-tes del Eurogrupo estaban trabados en la discusión, una cuestión de forma surgió en la que se postuló la capacidad del Eurogrupo de avanzar sin ne-cesidad de reconocimiento al-guno de la posición de Grecia. Era este un punto técnico que precisaba la aportación de los expertos legales presentes. El señor Varoufakis describe la respuesta que por fin fue pro-nunciada después de las deli-beraciones legales que habían dado un respiro momentáneo al debate:

Por un breve periodo de unos cinco a diez mi-nutos la reunión se detuvo. Funcionarios y representan-tes de los Gobiernos estaban hablando unos con otros por sus móviles, y por fin uno de los representantes guberna-mentales, un experto legal, se dirigió a mí y me dijo las si-guientes palabras: “Bueno, el Eurogrupo no existe por ley. No hay tratado alguno que haya acordado la creación de este grupo”. Es decir que tene-mos un grupo inexistente que ostenta el poder más formida-ble para determinar las vidas de los europeos. No tiene que rendir cuentas a nadie, pues-to que no existe en términos legales, no hay actas de las deliberaciones, todo es confi-dencial. De tal modo que los ciudadanos jamás saben lo que se está discutiendo… Son decisiones prácticamente de vida o muerte y ninguno de los miembros tiene que res-ponder ante nadie.

Hay un momento en la historia de Roma que muestra una vislumbre semejante, en el cual el edificio del poder se queda al desnudo durante un encuentro entre adversarios y queda puesto de manifiesto en una frase o dos. En este caso es a Holly Haynes, en su estu-dio de Tácito, a quien hay que

agradecer haber capturado este sutil momento:

Después de la muerte de Augusto, Clemente, un antiguo esclavo de Agripa Postumus, intenta en secreto sacar de in-cógnito a su amo de la isla de Planasia y llevarle a reunirse con los ejércitos en Germania. Cuando se da cuenta de que llega demasiado tarde y Agripa ya ha muerto, finge ser él mis-mo el hombre asesinado y viaja en busca de ayuda. Sus esfuer-zos se coronan con éxito e in-cluso los ciudadanos de Roma creen que él es el auténtico Agripa. A Tiberio le preocupa en gran medida cómo tratar al hombre, y duda de si debe lla-mar al ejército o debe dejar que los rumores se disuelvan por

sí solos; si esto representa una emergencia seria o si no es en realidad asunto preocupante… Al final le encarga el asunto a Salustio Crispo, quien arresta al individuo y lo trae a la pre-sencia de Tiberio. Cuando este le pregunta: ¿Cómo te has con-vertido en Agripa? Clemente le responde: “De la misma mane-ra en que tú te convertiste en Cesar”.

La respuesta que Clemente da a Tiberio, sucesor del Principado de Augusto, pe-riodo en el que Roma se ha-bía convertido en un imperio pretendiendo ser una repú-blica, le permite ver a quien sea capaz de aprehender el momento, una actitud políti-ca de capital importancia. Se trata de una perspectiva taci-tánea, y, como tal, desprovista de cualquier color ideológi-co. Tiberio era el César por

exactamente la misma razón por la cual Clemente repre-sentaba una amenaza tan gra-ve a la posición del primero, es decir, la sociedad roma-na había creído que él era el Cesar. El Eurogrupo debe su existencia fundamentalmente al hecho de que creemos, de forma colectiva, que ocupa en realidad el lugar que ocupa en la estructura burocrática.

Continuemos examinan-do el asunto de la estructura y la agencia que se encuentra en el centro de esta exposi-ción. El debate sobre la pri-macía de una -las estructuras políticas que nos rodean- o la otra –la importancia de los seres humanos, como entidades políticas, en la

creación de dichas estructuras desde el comienzo mismo-  es un debate que está siempre vivo en el terreno académico. A causa de la era en la que nos hallamos, en la que los medios de agencia parecen haberse perdido, quiero adoptar la posición tacitánea y proponérsela al lector. Las estructuras políticas no existen: lo único que existe es la gente que cree en ellas.

Dicho lo cual, debe quedar claro que el propósito de esta afirmación no es simplemente abandonar al lector en un plano de inmanencia deleuciana. Más bien la intención es indicar la dirección hacia una exploración de la historia sobre la que se basa nuestra realidad normativa política, como un medio de situar al ser humano, de nuevo, en

una disposición de acción en relación a las estructuras creadas a partir de la normativa política.

El mundo en el que vivimos se ajusta más a una representación de los ideales republicanos romanos que a una democracia ateniense. Los Estados Unidos se gobiernan desde el Capitolio. Los parlamentos que proliferan por todo el mundo se basan en la visión romana de que el Senado, como cuerpo legislativo, era el corazón de la vida política de los ciudadanos.

Cuando un Tea Party republicano denuncia (con torpeza) la tiranía de las leyes federales, o cuando un

abogado guineano le llama a su presidente dictador, están haciéndose eco de los gritos de los ciudadanos de Roma, si bien en modo de simulacro.

Entender la historia de Roma, por consiguiente, es entender los movimientos básicos que están ocurriendo en nuestra época. La relación entre el burdo populismo y la concentración de poder hacia la dictadura es la historia de Julio César. Este fue el movimiento por el que surgieron las dictaduras europeas en el período entre las dos guerras mundiales.

Más próximo a nuestra tiempo, el populismo vuelve a surgir (el National Front, UKIP, UK Independence Party,  y en Rusia el mito de la Novorossiya). La era de expansión que experimentó la joven República romana,

en base a la fortaleza de su liderazgo senatorial, es la historia de la expansión de los Estados Unidos de América hacia Occidente bajo la Doctrina Monroe.

Adam Ferguson, el filósofo moral y clasicista escocés, describe la importancia del estudio de la historia de Roma en una carta a Edward Gibbon: “Me produce tranquilidad de espíritu el hecho de que, siendo mi oficio el estudio de la naturaleza humana, no podría yo fijar mi atención en una esquina más interesante que la del final de la República romana”.

La aproximación de Ferguson a la República, como intelectual descendiente

de Tácito y de Montesquieu, puede también aportarnos una definición de la Libertad que sitúe al hombre en una relación de primacía por encima de las estructuras. Si la ciudadanía es el criterio central para nuestra participación en una forma de organización política (polity), entonces la libertad política es nuestra libre posibilidad de “hacer lo que las leyes permiten”. Lo que se halla implícito en esta forma de ver las cosas es la necesidad de que los ciudadanos participemos en la creación de las leyes bajo las que vivimos, que participemos en la creación de las estructuras y las paredes que nos rodean.

Traducción: Abdul Hasib Castiñeira

El material del que están hechas las paredesParvez Asad SheikhPort Louis, Mauricio

E

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as impactantes noticias de muertes brutales e inespera-das de inocentes, como las

vividas en París el 13 de noviem-bre, rompen la paz y la tranquilidad, perturban los intelectos y a menudo enmascaran muchas cosas. La gran ventaja de no ver la televisión es que uno puede pensar mejor. Claro que no es sólo la televisión. Los mensa-jes tóxicos y la narrativa de odio se propagan desde muchos focos y por muchos medios. El discurso del mie-do se declina con el vocabulario del pánico ante lo inesperado, se con-juga con los verbos de la maldad en las noticias y las declaraciones de los políticos y se articula con la gramá-tica de la paranoia.

Los musulmanes que vivimos en Occidente debemos declarar abier-tamente y difundir por todos los medios una narrativa propia. Mucha gente de Europa y del mundo occi-dental podrá escuchar y entender nuestro discurso porque estará basa-do en la verdad y no en la distorsión y manipulación de los hechos.

Permítaseme hacer una breve di-gresión para hablar de los medios de comunicación como armas de dis-torsión masiva. La aleya del Corán que rige la actividad informativa es: “¡Vosotros que creéis! Si alguien que no es digno de confianza os lle-ga con una noticia, aseguraos antes, no vaya a ser que, por ignorancia, causéis daño a alguien y tengáis lue-go que lamentarlo y arrepentiros de lo que hicisteis” (Surat Al Huyurat 49, aleya 6).

La narrativa del miedo se sir-ve del cine, de la televisión y de los “expertos”. En Cortina de humo (Wag the Dog, 1997), película dirigida por Barry Levinson, con Robert de Niro y Dustin Hoffman, la “fabricación” de noticias con el propósito de manipu-lar la opinión pública para justificar acciones militares y encubrir otras económicas queda completamen-te al descubierto. La contratación de magos de la industria del cine de Hollywood para crear escenas impac-tantes que se difunden por televisión y que polarizan a la opinión pública, proporcionando el respaldo necesa-rio a las decisiones, motivadas por intereses completamente diferentes a los que se esgrimen en la narrativa fabricada, es un instrumento de polí-tica exterior que se muestra sin disi-mulo en la película.

La dramática declaración de una joven iraquí llamada Nayirah, quien entre llantos contó ante las cámaras de televisión –pocos días antes de que los EE UU lanzaran su invasión

de Iraq– que había presenciado con sus propios ojos a soldados iraquíes sacando a bebés de las incubadoras en un hospital de Kuwait, ya se ha olvidado. La historia fue una estra-tegia diseñada por la corporación de publicidad y relaciones públicas Hill & Knowlton (H&K), contratada por el emirato kuwaití, y la niña era la propia hija del embajador de Kuwait

en Washington, Saud Nasir al-Sa-bah, que estuvo ensayando durante horas su declaración con expertos de la agencia H&K. La historia de los bebés sacados de las incubadoras la usó George Bush en su alocución a la nación antes de lanzar la invasión de Iraq y fue citada en discursos pro-nunciados ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Que la his-toria era una completa invención se supo pronto, pero para entonces la invasión de Iraq estaba consumada; la destrucción del país y la muerte de cientos de miles de inocentes en pleno curso. El director de la oficina de relaciones públicas Ruder & Finn Public Relations, con sede también en Washington, James M. Harff, dice lo siguiente: “… nuestra tarea consiste en diseminar la informa-ción, hacerla circular lo más rápido posible, para que las tesis favorables a mis causas sean las primeras en ser expresadas… Desde el momen-to en que una información es buena

para nosotros, nos esforzamos por anclarla enseguida en la opinión pú-blica… Es la primera información la que cuenta, los desmentidos no tienen ninguna eficacia… Nuestro trabajo no es verificar la informa-ción…, es acelerar la circulación de informaciones que nos son fa-vorables…”, y termina con la cínica sentencia: “No nos pagan para hacer

ética”. Las técnicas de manipulación de la opinión son la cara oculta del mito de la democracia.

Algunos intelectuales occiden-tales, como Niall Ferguson, profe-sor de Historia de la Universidad de Harvard, comparan la situación

presente de inmigración masiva al desmoronamiento del Imperio Romano y a la invasión de los barba-ros en el siglo V, y le adjudica el papel de los barbaros a los musulmanes. La comparación es válida en un sentido: el sentido del ciclo observado por Ibn Jaldún, el gran filosofo de la historia, de la decadencia de las sociedades opulentas seguido por la regeneración

desencadenada por los beduinos, los pobres, los que tienen asabiyya, fuer-tes vínculos de unidad y solidaridad de grupo y una visión clara y natu-ral de la existencia. La comparación es acertada, excepto que las supues-tas hordas de invasores barbaros (los musulmanes) han llegado a los países del “imperio” (la Europa del esta-do del bienestar y la América de la igualdad de oportunidades), primero invitados como inmigrantes para for-talecer las economías de esos países y luego huyendo de los bombardeos y de la destrucción de sus hogares cau-sadas por las políticas hegemónicas, las intervenciones militares directas e indirectas y las operaciones de sub-versión fomentadas por esas mismas potencias del imperio.

El discurso del terror consiste en que “nosotros los matamos a ellos en su territorio para que ellos no nos maten a nosotros en el nuestro”. La autorización de utilizar la fuer-za militar que aprobó el Congreso

La matanza de París y la narrativa de los musulmanesAbdulhasib CastiñeiraCiudad del Cabo, Sudáfrica

Que el impacto emocional y la rabia, naturales y comprensibles, que nos causan las matanzas de inocentes no nos hagan perder la cordura y la ecuanimidad. No es el Islam el causante de este círculo vicioso de terror y odio

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El gobierno francés aumenta la seguridad en la capital

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americano pocos días después del 11 de septiembre de 2001 definió al mundo entero como zona de Guerra contra el Terror. El presidente Obama continua haciendo uso de esa auto-rización para santificar su guerra de los drones. La Guerra contra el Terror causa muchísimas más muertes de civiles inocentes que el terrorismo y además provoca que la violencia ven-ga a nuestro terreno. Esto se tolera porque para los europeos, y sobre todo para los americanos, esos sitios están muy lejos. La historia del colo-nialismo demuestra que la violencia “vuelve a casa”. La retórica del miedo y la agresión militar fortalece los ar-gumentos de los yihadistas y alimenta un ciclo vicioso de represalias y odio mutuo.

Llamemos a las cosas por su nombre. Que el impacto emocional y la rabia, naturales y comprensibles,

que nos causan las matanzas de ino-centes no nos hagan perder la cordu-ra y la ecuanimidad. No es el Islam el causante de este círculo vicioso de terror y odio. Los criminales que co-metieron las matanzas de París y los jóvenes europeos que se unen al lla-mado Estado Islámico (EI) en Siria son miembros de una generación de jóvenes radicalizados, nihilistas, sa-lidos de los entornos de la noche, la delincuencia, las drogas y en muchos casos criados en la marginalidad de los suburbios obreros de las grandes ciudades europeas. Olivier Roy, es-tudioso de la geopolítica del Oriente Medio habla de una “islamización del radicalismo más que una radi-calización del Islam”, y añade: “Estos chicos se unen al EI porque éste les ofrece la narrativa más excitante del mercado. Con ella se pueden ha-cer titulares. Gritan “Allahu Akbar”, pero matan igual que los asesinos de Columbine en los EE UU. Y tienen las mismas motivaciones: frustración,

narcisismo, nihilismo, fascinación por la muerte y actitudes suicidas”.

Las ideas y doctrinas de estos grupos radicales son conocidas para la comunidad musulmana. Son jari-yitas, literalmente ‘los que se salen del camino’. Son nihilistas en su filosofía, idéntica a los terroristas rusos de fi-nal del siglo XIX, y sus motivaciones proceden de estados de la psique que las ciencias del Islam definen como las “enfermedades del corazón” que deben evitarse para acercarse a la aceptación de Allah y por tanto para dar sentido a la propia vida: el odio, el resentimiento, la ingratitud, la arro-gancia y el sentimiento de superiori-dad, unidas a la falta de empatía y al desprecio por los demás seres huma-nos. Estos individuos no solo ven a personas de otra religión como piezas de caza a las que sacrificar, hombres, mujeres y niños, sino que profesan

el mismo odio implacable contra los musulmanes. De hecho, la mayor par-te de las víctimas son musulmanas.

La narrativa que los musulma-nes de Occidente debemos propagar con firmeza y articular con claridad empieza con el Nombre de Allah, el

Misericordioso, el Compasivo, con cuya afirmación empezamos todas nuestras palabras y nuestros actos. La civilización del Islam ha sido a lo lar-go de la historia una civilización de adoración de Dios y de justicia, un santuario de protección para otras comunidades, una sociedad caracte-rizada por la compasión, la generosi-dad, la hospitalidad y el cuidado de los pobres y de los más necesitados.

La naturaleza de las matanzas terroristas recientes en las que la muerte, el caos, la destrucción y una crueldad inusitada se desatan súbi-tamente, irrumpiendo en la plácida zona de familiaridad de una socie-dad acomodada, es producto de esa misma sociedad y fruto directo de un sistema que necesita crear el monstruo para fortalecerse. Las pe-lículas de terror, las de ciencia fic-ción y los videojuegos violentos nos

están preparando para aceptar una descripción de la realidad donde monstruos de otros mundos, litera-les o figurados, amenazan nuestra seguridad. Islam no es el “otro”, ni los musulmanes los extraños peli-grosos ni los barbaros. La mayoría de los musulmanes que viven en Europa y en América son ya segunda y tercera generación y están comple-tamente integrados. Justin Trudeau, el nuevo primer ministro de Canadá ofrecía recientemente un poco de luz en medio del discurso tóxico de los políticos occidentales, acusan-do a Donald Trump de ser no sólo ignorante, sino un irresponsable al “pintar al EI con una brocha gorda que cubre a todos los musulmanes”, y declaraba en una entrevista que su posición es “firme en contra de las políticas del miedo, la división, la intolerancia y la retórica del odio”.

Debemos exigir a los Gobiernos de nuestros países un verdadero proceso de consulta y de prácticas

legales, sociales y políticas donde los musulmanes estemos representados. La justicia, la honestidad y la clemen-cia, que han sido siempre los rasgos distintivos de las sociedades musul-manas durante siglos, serán también los que definan a nuestras comunida-des en Occidente. Los sistemas legales de nuestros países están en constante evolución, redefinición y desarrollo, y los musulmanes debemos luchar, na-die lo va a hacer por nosotros, para que nuestras legítimas aspiraciones y necesidades se contemplen y sean respetadas.

El terrorismo genera confusión. El miedo y las sospechas inundan las mentes de los ciudadanos acerca de los musulmanes. En medio de este ruido estridente debemos perma-necer en calma, afirmando con una tranquilidad que sólo puede proce-der del espacio interior, sosegado por el recuerdo de Allah, lo siguiente: el mensaje del Islam es belleza y no te-rror; los musulmanes se distinguen por su nobleza de carácter, com-pasión, generosidad, misericordia y prudencia (taqwa de Allah). Los musulmanes construyen y no des-truyen. Los musulmanes fomentan la concordia con sus vecinos. La buena vecindad es característica de la sun-nah de nuestro Profeta y Mensajero. Los musulmanes respetan la vida de todo ser humano por el honor y la distinción que Allah ha otorgado a la criatura humana, por encima de todas las demás criaturas, y desean el bien, la guía y el éxito a los demás seres humanos. Los musulmanes son una fuerza regeneradora por sus ac-tos de hospitalidad, de generosidad, de compasión y de honestidad. Esa es la enseñanza y ese es el ejemplo del Mensajero de Allah, paz y ben-diciones de Allah sean siempre con él. “Mira en el espejo de tu corazón y encontrarás las respuestas a todas tus preguntas”, dice Abul Abbas Al Mursi, el gran sufí de Al Ándalus. Esta vía de la introspección libera al individuo de la esclavitud impuesta por otros en sus opiniones y pen-samientos, y le rescata de ser parte de “las masas” a las que los medios de comunicación (mass media) di-rigen sus mensajes. Ese espacio in-terior en calma es el fundamento de la cordura, lo que nos permite ser conscientes de la responsabilidad de nuestros propios actos y de nuestros deberes hacia los demás.

Nuestra condena del terrorismo no es sinónimo de conformismo, ni implica un resignado someti-miento a la sociedad capitalista y a sus principios. Del mismo modo que condenamos el terrorismo, condenamos también las fórmulas matemáticas injustas del interés bancario, el expolio de los recur-sos naturales, la moneda sin valor intrínseco, los mercados de futuros, la economía especulativa y la acti-vidad industrial que, gobernada por los imperativos de la usura, enve-nena el aire, contamina los mares y arrasa la Tierra. La prohibición de la usura en todas sus formas es un criterio firme de nuestra creencia y de nuestro modo de vida. Todo el dinero del mundo no puede com-prar la hermandad, la certeza y la nobleza de carácter. Y todo el pode-río tecnológico y militar y las intri-gas de los maquinadores no pueden enmascarar la verdad.

Los musulmanes son una fuerza regeneradora por sus actos de hospitalidad, de generosidad, de compasión y de honestidad. Esa es la enseñanza y ese es el ejemplo del Mensajero de Allah, paz y bendiciones de Allah sean siempre con él

Mezquita Mayor de París

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Ayudar no es un deber, sino una felicidad

ansada de ver día a día publicaciones, artículos y noticias sobre la situa-

ción y el gran malestar de los refugiados, decidimos organizar entre unas amigas un viaje con fi-nes humanitarios durante nues-tras vacaciones de Eid Al Adha.

Empezamos este viaje con la voluntad de dar a aquellos que ya han sufrido lo inimaginable un digno Eid. Donaciones nuestras, combinadas con las de nuestros generosos amigos, familiares y compañeros de trabajo nos per-mitieron adquirir algunos bienes en Salónica, Grecia. Luego nos dedicamos a distribuirlos: cha-quetas de invierno, zapatos, ropa deportiva, sombreros, calcetines, bolsos, ropa interior y juguetes, en Idomeni, localidad situada en las fronteras con Macedonia. También patrocinamos dos al-muerzos de Eid para más de 20.000 personas. Durante nues-tro estancia, nos quedamos im-presionadas por los habitantes de Salónica, quienes, a pesar de que la mayoría de los refugiados y cooperantes éramos musul-manes, nos ayudaron con tanta

generosidad y fe. El apoyo que prestaban era incondicional en el campo, madres, estudiantes, policías… En un momento dado le di las gracias personalmente a una señora que nos estaba ayu-dando a repartir el almuerzo el día del Eid y me contestó: “¡Si es nuestro deber! ¡Cómo podría mirar a Dios tras mi muerte si Él nos mando a estas personas con el fin de ayudarles”.

Repartidos entre las vías del ferrocarril y los campos fértiles se encontraba nuestra gente, cansa-dos y agotados de su largo viaje. Dieron la bienvenida a nuestros regalos de Eid con los brazos abiertos y mucha gratitud.

Nadie debería tener que ca-minar durante cientos y miles de kilómetros, humillados y despojados de sus maletas por contrabandistas que arrojaron sus pertenencias en mar abier-to. Médicos, maestros, madres, hijos…, despojados de su existencia, todos dirigiéndose a Alemania con un único objeti-vo: empezar de nuevo. Nos en-contramos con sirios, iraquíes, afganos, paquistaníes, nepaleses, todos aquellos que, al igual que todos nosotros, quieren vivir una vida digna.

Mientras contemplaba –casi la vivía– aquella situación tan dura y tan lejana de nues-tra realidad, no podía dejar de

reflexionar sobre una pregunta que siempre me ha atormenta-do: ¿por qué el mundo está tan dividido?

Durante nuestras distribucio-nes, hemos estado en el campo durante doce horas seguidas; en ningún momento sentimos las horas pasar, nos olvidamos has-ta de comer. Las horas pasaban y los grupos llegaban… Nuevas caras, nuevas sonrisas, nuevas lá-grimas. La sensación de “poder” dar y repartir alimentaba nuestra fe y gratitud hacia Allah por todo lo que tenemos; nuestro espíritu y, sobre todo, nuestra concien-cia, aquella sensación… era un mezcla de paz mental y amor incondicional que no he experi-mentado ni el mejor y más lujo-so centro turístico en el que haya estado.

Rápidamente llegó la res-puesta a mi incesante pregunta: estas personas viven y experi-mentan extremos, ¡su misión es su sabr (paciencia)!, la de ellos y la de todos los que sufren inima-ginables situaciones drásticas y que luchan día a día por la sim-ple supervivencia, ya sean nues-tros hermanos en Palestina, Irak, Birmania, en África o cualquier otro lugar del mundo. Cuando tu única prioridad es estar vivo y poder comer y alimentar a tus familiares, lo único que te queda es sabr. Después están los otros,

los del shukr (agradecimiento). Allah nos ha rodeado de ni’aam (bendiciones), pero a veces nos quedamos ciegos y pensamos que todo lo que tenemos está a nuestra merced y nos olvidamos, porque lo “tenemos”. ¿Pero cuál es nuestra misión? Nuestra mi-sión es aún más compleja que los del shukr porque tenemos que responder doblemente a Allah: por una parte, agradecerle y ser conscientes de nuestra ni’ima (bendición) sin caer en el ma-terialismo y la fitna, y por otra parte, contribuir en brindar y compartir nuestra ni’ima con los de sabr, algo que el Corán men-ciona una y otra vez

En este punto me gustaría dar las gracias a todos los que

contribuyeron en llevar una sonrisa a todas estas personas; también a los ciudadanos de Grecia, por su apoyo emocional y material. Contribuir en traba-jos humanitarios no es solo vi-vir momentos tristes. Ayudar es hacer nuevos amigos, conocer personalidades inspiradoras, ali-mentar nuestro espíritu y nuestra mente.

Esto solo ha sido un pequeño paso en el largo trayecto de los refugiados. Les invito a que for-men parte de esta preciosa expe-riencia. Como dijo Ralph Waldo Emerson: “El propósito de la vida no es ser feliz. Es ser útil, ser honorable, ser compasivo, hacer una diferencia por el hecho de haber vivido y vivido bien”.

N. BelkhirDubái, EAU

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o trata de un asunto baladí, sino de una cuestión que tiene

que ver directamente con la forja de la identidad musulma-na de nuestros más jóvenes. Su aceptación del Din del Islam, la preservación de su espontanei-dad y protegerlos del kúfur es nuestra responsabilidad, como padres, como educadores y, simplemente, como musul-manes; de tal manera que esta cuestión, como otras muchas referentes a la educación de las nuevas generaciones, nos com-pete a todos.

Hace justamente un año escribí para ISLAM HOY (edi-ción nº 35) una crónica de la celebración del día de ‘Ashura para los niños organizada en Granada por la Comunidad Islámica en España. Ayer do-mingo, 25 de octubre, asistí de nuevo a la conmemoración de este año. Se realizó el domingo,

en lugar del día 24, día de ‘Ashura en realidad, para que los monitores y padres parti-cipantes, que en su mayoría habían ayunado el día ante-rior, pudieran ofrecer a los más pequeños toda su atención y energía. La mayor parte de los niños habían recibido los rega-los de sus familiares la mañana del sábado.

Mientras los niños, desde los más pequeñines hasta los chavales de once o doce años, organizados en diferentes gru-pos que se alternaban en las diversas actividades deporti-vas y recreativas, disfrutaban en la más perfecta armonía, estuve reflexionando acerca de la importancia de las pa-labras que les había dirigido Sheij Ahmed Bermejo, imam jatib de la Mezquita Mayor de Granada, en el encuentro que tuvimos todos antes de los juegos. Después de una breve recitación de Corán, los niños le escucharon contar, comple-tamente absortos, los grandes acontecimientos que ocurrie-ron a algunos de los Profetas en este día: cuando Allah, subhanahu wa ta’ala, salvó a

Musa (a. s.) y a su pueblo de la opresión del faraón, cuan-do salvó a Ibrahim (a. s.) del fuego de la hoguera, cuando permitió que el arca de Nuh (a. s.) y su gente tocara tierra tras el diluvio…, acabando con la maravillosa historia de Yunus (a. s.), rescatado de las tres os-curidades: la de la noche, la del interior del mar y la del vientre del animal marino. Historias que ellos mismos, guiados e in-terpelados hábil y tiernamen-te por las preguntas del joven imam, ayudaron a componer. Historias edificantes que ayu-dan realmente a construir una vida con firmes cimientos. Finalmente, les habló de la im-portancia de las festividades y celebraciones en nuestro Din y de por qué honramos este día y el valor especial que tiene. Y les previno de seguir las prác-ticas ajenas al Din del Islam, de imitar a judíos y cristianos ciegamente y de participar de sus celebraciones, la Navidad, Halloween, etc.

Este mismo imam ha-bía transmitido en el jutba del Yumu’a anterior al día de ‘Ashura: “Dijo el Mensajero

de Allah (s. a. w. s.): ‘Tened seguro que seguiréis las prác-ticas de los que hubo antes de vosotros palmo a palmo, codo a codo, hasta el punto de que, si se meten en el agu-jero de un lagarto, vosotros también os meteréis’. Dijeron: ‘¡Mensajero de Allah!, ¿son los judíos y los cristianos?’. Dijo: ‘¿Quién si no?’”.

Lo que diferenció a los pri-meros creyentes musulmanes de la oscuridad y la ignorancia del mundo de su tiempo fue una verdadera comprensión del Tawhid (Unidad Divina), que les procuró la capacidad necesaria para enfrentarse a todas las dificultades. Este elemento diferenciador ha de estar presente, y ser protegido, en la educación de los jóvenes musulmanes porque, como ha dicho en alguna ocasión Sheij Abdal Haqq Bewley, fi-gura clave de conocimiento en Inglaterra y en toda Europa: “(…) como reitera una y otra vez el Libro de Allah, el Tawhid no es algo que se pue-da enseñar en clases sobre la aquida”.

Existe una relación directa

entre la manera en que vivi-mos el tiempo y el Tawhid, de tal manera que las celebra-ciones musulmanas, al regirse por un calendario de ciclo lu-nar −no sujeto a los cambios estacionales del ciclo solar, con sus ritos paganos asocia-dos, asumidos después entera-mente por la cristiandad, que hizo coincidir sus festividades con las celebraciones idóla-tras y politeístas del antiguo imperio romano−, propician, de una manera equilibrada, sin excesos −ni de lamentos ni de alegrías− el recuerdo del Creador y el deseo de seguir la Sunna de Su Mensajero (s. a. w. s.).

Cuando aquel niño, el pro-feta Ibrahim (a. s.), fue arro-jado a la hoguera por haber rechazado los ídolos y haber llamado a su gente a la ado-ración pura de Allah, Único y sin copartícipe, el fuego se convirtió en un lecho de flores. Sus palabras: “Hasbunallahu wa ni amal waqil”, ‘¡Allah es suficiente para mí, y qué ex-celente Guardián es!’, son las palabras que han de arraigar en los jóvenes corazones.

El día de ‘Ashura, los niños musulmanes y una reflexión

Muhámmad Mujtar MedinillaGranada

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En este tiempo del ‘todo vale, no pasa nada’, nuestros hijos merecen ser tratados con el mayor ‘adab’, que comienza con transmitirles correctamente un puro Tawhid

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Sidi Tuhfa, Fray Anselm Turmeda,un franciscano converso al Islam

uien emigre en el camino de Allah en-contrará en la Tierra muchos lugares don-

de refugiarse y holgura. (Corán, Sura de las Mujeres, 100)

La shahada, Túnez, siendo emir Abul Abbas Ahmad.

En la misma tierra que cur-só sus primeros estudios y tenía su casa natal el notable pensa-dor, adelantado de su tiempo, Ibn Jaldún, dio testimonio de la unicidad del Creador y del últi-mo Mensajero, que Allah ben-diga y de paz, como enviado divino nuestro insigne hermano Anselm Turmeda.

Contactó con el médico de palacio y consejero del sul-tán, hombre próximo a este y con capacidad para traducirle, Sidi Yusuf Al-Tabib, para que trasladara al sultán su deseo de pronunciar el testimonio de fe y tomar Islam como norma de vida. El sultán concedió audien-cia a Fray Anselm y, ayudado por su médico, se interesó por datos de su vida y estudios. Después dio su consentimiento y como regalo por su valentía y des-prendimiento le obsequió con cincuenta dinares de oro. Fray Anselm, conocedor de lo que supondría en el orbe cristiano su conversión, dijo al médico: “Di a nuestro soberano que na-die sale de su religión sin que los suyos alcen la voz contra él y lo calumnien”. Suplicó que llama-ran a los soldados y comercian-tes más dignos y les interrogaran sobre la opinión que tenían de él. Accedió el sultán y cuando los tuvo en su presencia les pregun-tó: “¿Qué me decís de este nuevo sacerdote que llegó en tal barco?”. Respondieron: “Señor, este es un gran sabio de nuestra religión. Nuestros doctores llegan a decir que no han visto una autoridad más alta en ciencia y religión en toda la cristiandad”. “¿Y qué di-ríais si se hiciese musulmán?”. “Dios nos libre de esto, no lo hará nunca”, respondieron. Entonces, el sultán, en presencia de todos, llamó a Fray Anselm, que pro-nunció la Shahada: “Ashahadu an la illaha illa Allah, ashhadu anna Muhammadan Rasululah”.

Y por un instante el cosmos se detuvo para dar testimonio de esta verdad, y una verdadera con-moción sacudió el Mediterráneo cuando esta noticia se propagó. Papas y reyes mandaron emi-sarios con prebendas de todo tipo para que se retractara, pero Abdellah Abu Muhámmad At-Taryumán murió musulmán.

Que Allah lo tenga en Su Misericordia.

Su conversión al Islam no supuso el abandono de su len-gua y cultura vernácula, el ca-talán. Escribió varias obras en esta lengua: Libre de bons amo-nestaments, Cobles de la divisió del regne de Mallorca y Disputa de l´ase, entre otras, por lo que ha sido honrado como uno de los primeros literatos en lengua catalana, a la misma altura que Ramón Llul. Como afirma en un estudio sobre su obra Julio Samsó, él había dejado pistas sobre su situación pero no lo ha-bía declarado explícitamente; en el Libre de bons amonestaments dice: “Libre compost en tunis per frere Anselm Turmeda en altre manera appellet Abdallá”. Fue es-tudiado durante siglos separado de esta condición de converso, pero desde finales del siglo XIX, en que La Tuhfa es traducida al francés, y su primera biografía publicada en España en 1914 por A. Calvet, un aluvión de estudios han venido a crear un gran apa-rato dialéctico para oscurecer su aportación bajo el lema de la objetividad. Sigue siendo denos-tado en pleno siglo XXI, como lo menciona el aspirante a neocons, Serafín Fanjul, en un escrito de FAES, 2009, como ejemplo de musulmán radical, o tratado de ocultar bajo esa mentalidad clerical que parecen no aban-donar los intelectuales españo-les de servicio a la sede romana

(Salamanca, 2014). Otro ejem-plo de esta actitud fue la que se tuvo en España con la tesis doc-toral de nuestro amigo D. Mikel de Epalza, que en paz descanse, sobre La Tuhfa de Sidi Abdellah, que hubo de ser editada en Italia en 1971 después de ser presenta-da en 1967. Solo veintisiete años después, en 1994, la editorial Hiperión la puso al alcance del público de habla hispana; sien-do este estudio uno de los más completos y veraces hasta aho-ra realizados. De ella, D. Mikel expresa: “La Tuhfa es una obra enteramente musulmana en la que no se encuentra casi ningún rasgo de racionalismo, sino una fe musulmana normal” (pág. 33, edición 1994).

Es evidente que sin esta obra el vórtice de energía que se des-pertó desde su conversión y que ha llegado a nuestros días no se hubiera producido. Su títu-lo original, Tuhfat al-arib fi al-radd ´ala ahl al-salib; traducido: ‘Regalo del letrado para refutar a los partidarios de la cruz’. Hemos de decir desde la comprensión de participar de circunstancias parecidas a las de Sidi Abdellah, y es algo que los arabistas no han visto, es que al decir “los partidarios de la cruz” no se es-taba refiriendo a los cristianos en general, sino a aquellos que han aceptado esto que los mu-sulmanes sabemos que nunca sucedió: la muerte en la cruz del profeta ´Isa, Jesús de Nazaret. En

su obra, Sidi Abdellah, afirma al Islam como Din al Haqq, refuta la naturaleza divina de Jesús, la paz con él, deja constancia de la falsificación de las escrituras y las contradicciones de los cua-tro evangelistas aceptados por la Iglesia y afirma el carácter profé-tico de Muhámmad, que Allah le bendiga y dé paz.

El Paráclito, una verdad por descubrir.

Anselm Turmeda nació en la ciudad de Mallorca (1352), sien-do educado como cristiano des-de los seis años, cuando su padre lo puso a estudiar el Evangelio, su lengua y lógica. De joven viajó a Lérida, el mayor centro de es-tudios de la zona catalana, estu-diando ciencias naturales (qua-drivium), aritmética, geometría, música y astronomía durante seis años. Se trasladó a Bolonia y vistió el manto, que es el hábito de Dios, junto a 1000 estudian-tes, y esto lo hacen todos aunque sean hijos de grandes dignatarios o reyes.

Vivió con Nicolau Fratello, una eminencia, cuyos consejos y bendiciones eran requeridos por grandes personajes, que en agradecimiento le otorgaban os-tentosos regalos. Con él estudió los principios de la religión cris-tiana y las sentencias. Lo sirvió durante diez años, siendo de su absoluta confianza. Un día que por enfermedad no pudo asistir a una reunión de doctores, en-vió a fray Anselm. A su vuelta

le preguntó sobre el contenido y Anselm le relató lo acontecido y que la discusión se había basa-do en la frase de Jesús, sobre él la paz: “Vendrá después de mí un profeta llamado el Paráclito”. Cuando oyó todo lo dicho, dijo: “La verdad es muy distinta de esto”. Fray Anselm cuenta que se echó a sus pies y le pidió que le desvelara este conocimiento. El viejo maestro le dijo lloran-do: “Si te lo digo y lo desvelas, el pueblo cristiano te matará al instante”. Después de haber he-cho promesa de no desvelarlo, el maestro le dijo: “Has de saber, hijo mío, que el Paráclito es uno de los nombres del profeta de ellos, Muhámmad, que Allah le bendiga y dé paz”. Después de esta transmisión el maestro le recomendó que entrara al Islam y se excusó por edad y posición de no hacerlo él también.

Regresó a Mallorca, pasó seis meses en la isla, de donde par-tió hacia Sicilia y de allí a Túnez, donde fue muy bien recibido por la tropa cristiana que servía como mercenaria al emir Abul Abbas.

Después de su conversión el sultán le dio un puesto de con-fianza en el puerto, como traduc-tor, llegando a alcaide del mar en la aduana de Túnez. Murió en esa tierra (1430) y aún es recor-dado como “Sidi Tohfa” por las gentes tunecinas. Que Allah le reserve un lugar elevado por su esfuerzo con la pluma.

Jalid NietoSevilla

Q

Tumba de Sidi Tuhfa en la entrada a la Medina de Túnez

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Rabi’ al-Awwal 1437 / Enero 2016 ISLAM HOY 13

ntre las experiencias más extrañas que se puedan vivir está el que

el suelo se mueva debajo de los pies. El cuerpo es sacudido por un estado de alerta y si el mo-vimiento de la tierra no cesa, se produce una desazón por la incertidumbre de qué pasará, y el miedo produce dos reac-ciones contradictorias, para-liza a la vez que urge a buscar la manera de ponerse a salvo. Posteriormente llegan los in-formes de daños materiales y personales, y no falta el cientí-fico que a través de los medios intenta tranquilizar a la pobla-ción hablando de estadísticas y estándares de normalidad a pesar de las constantes réplicas del sismo que se suman a un incremento en las últimas dé-cadas en esta parte del mundo de terremotos, inundaciones y volcanes en erupción.

En Chile, en el llamado Norte Chico (porque fue el norte del país antes de que se le sumaran dos provincias arre-batadas a Perú y Bolivia tras la llamada Guerra del Pacífico), apenas unos meses antes del último terremoto, un aluvión barrió gran parte de la capital de esa zona, que además de desértica se caracterizó por ser emplazamiento aurífero des-de los tiempos de la colonia hasta la fecha, hasta el punto de que quien quería “labrarse un porvenir” sólo tenía que prepararse un par de años para poder alcahuetear para las compañías que extraen hacia el exterior dicha riqueza.

Sin embargo, no sólo en el norte de Chile se vienen dando una serie de desastres. En las últimas semanas ha habido inundaciones en México, Panamá, Colombia y Argentina. Y demás está decir que los desastres no se limitan

a esta región del mundo. Aún quedan en la retina imágenes de las inundaciones de Andalucía y de Japón de hace unas semanas, al poco tiempo de que un volcán de ese país entrara también en erupción, más las del tifón de China, las inundaciones de Pakistán y las de tantos otros lugares de Asia, que vienen a sumarse a los tornados y huracanes que en la zona de Caribe y Norteamérica se han hecho comunes. Al incremento

de desastres climáticos y geofísicos se suman los incendios forestales como los recientes de Ecuador, que se asemejan a los periódicos incendios del hemisferio norte en América, Europa y Rusia de las últimas décadas.

A todo lo cual, además de la consabida crisis financiera, se añaden los conflictos armados que brotan ininterrumpidamente desde hace al menos cien años. Y no es que antes no hubiese guerras, pero a contar desde

la llamada Primera Guerra Mundial la escalada bélica se ha transformado en lo que Jünger llamó “batallas de material”, donde la aniquilación no escatima medios y no distingue entre combatientes y civiles. Sólo en las últimas décadas, al larvado conflicto provocado por la ocupación israelí, se han sumado Iraq, Afganistán, Etiopía y, últimamente, Yemen, Libia y Siria. Con lo que la emergencia esporádica

de islas que escupen fuego está cediendo paso a una región extensa que arde en llamas, cuyo conflicto ya excede en tiempo la duración de las llamadas guerras mundiales, y que está haciendo crítica la ola migratoria que asola las costas europeas desde que la agudización del hambre y las guerras en el África subsahariana empujaran a grupos humanos cada vez mayores a abandonar sus tierras.

Todo ello señala un

panorama bastante gris que por ahora no da señales de mejorar, y que da la sensación de que el mundo entero hubiese entrado en una zona de turbulencias. Y del mismo modo que cuando un avión comercial atraviesa dichas zonas durante su trayecto, las reacciones de los pasajeros son diversas, no faltando quienes entrando en un estado de shock dan por seguro lo peor ni quienes en un estado de sopor por causas diversas

ni siquiera lo notan; frente al estado actual del mundo encontramos desde posturas desatadamente apocalípticas hasta la indolencia más insultante, pasando por aquel cinismo del último hombre, el que ha perdido hasta la facultad de pensar el mundo en que se desenvuelve.

Y, sin embargo, no falta mucha sagacidad para darse cuenta de que un mundo en ese estado es un mundo en el que las cosas están cambiando, y no sólo ellas, sino algunas

conciencias remecidas por esos cambios, pues, donde las haya, éstas hacen acuse de recibo de una seguidilla de situaciones frente a las cuales se hacen inútiles una serie de respuestas y valoraciones que quizás pudieron parecer oportunas aún hace cien años, pese a que ya desde entonces y antes, pensadores perspicaces ya nos las adelantaron. Nietzsche por antonomasia, quien anunció la pleamar del nihilismo.

Y esto porque esta serie de eventos co-inciden con lo que aquel pensador llamó el más inhóspito de todos los huéspedes. Y este co-incidir no apunta al sentido azaroso del término, sino al significado de co-responder, pues dichos eventos vienen dados por el modo en el que los seres humanos interpretan y se aproximan a la realidad, “des-ocultan el ser”, en palabras de Heidegger, como un acontecer de cosas y relaciones de cosas que deja fuera lo que no sean éstas, quedando fuera lo no-cosa que permite a las cosas ser, es decir, nada menos que la Fuente de la realidad, que dicho modo de aproximación aprisionado en las cosas y en su manipulación ha interpretando como ‘Nada’.

Este es el nihilismo en que consiste el período por el que estamos pasando ahora, del cual no obstante Ernest Jünger, otro continuador de Nietzsche, dijo: “Una vez que el nihilismo se consuma llegamos a la línea que recorre su mitad y comenzamos a salir de él”. En este sentido son esperables aún grandes cambios que permitan ver el horizonte despejado más allá de esta zona de catástrofes. Y, sin embargo, frente al “nihilismo activo” postulado antes por Nietzsche, pudiera postularse una esperanza activa, más próxima al “realismo heroico” jungeriano y a una acción basada en la certeza. Y que Al-lah nos ayude en ello. Amín.

El mundo en zona de turbulenciasYa’qub GonzálezSantiago de Chile, Chile

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Rabi’ al-Awwal 1437 / Enero 2016 ISLAM HOY14

e ha escrito tanto en los últimos meses sobre la crisis de los refugiados

de Oriente Medio y África (y de algunas regiones de Asia) que parece que ya no se puede añadir nada más. Desde lue-go lo que sí se puede es hacer mucho más, y sin duda alguna lo que ya sobran son las meras palabras.

Con todo, quiero decir algo en respuesta a una pregunta que se ha planteado en los medios de comunicación y que deter-minados políticos occidentales están usando a su capricho. La pregunta es: “¿Por qué no se ha-cen cargo de estos refugiados los países árabes y musulmanes, especialmente los países árabes que son muy ricos?”.

Esa pregunta tiene respues-ta, y tiene varias vertientes; pero, antes de fijarnos en ellas, quiero compartir con ustedes algo que he visto al abrir hoy una revista económica aquí en Dubái. Había una viñeta, de esas serias, que ocupaba media página, cuando abrí la publica-ción. El dibujo mostraba a dos personajes poco definidos, en la sombra, detrás de una valla con alambre de púas en un paisaje desolado. El hijo le pregunta al padre: “¿A dónde vamos papá?”.

El padre le responde algo así como: “Estamos intentando llegar a uno de los países que ganan dinero vendiendo arma-mento a los ejércitos que están luchando por apoderarse de nuestro país, los que han des-truido nuestra vida y nos han dejado sin hogar…, razón por la cual estamos buscando un lugar donde vivir”.

El dibujante había captura-do en una sola imagen la misma esencia del asunto, y al mismo tiempo había ilustrado uno de los puntos que quiero resaltar en este artículo. La clave es que si tú decides, por las razones

que puedas tener, destruir el hogar de otra persona que no tiene, ni ha hecho, nada contra ti (excepto lo que tú habías in-ventado y difundido entre sus vecinos para justificar tu des-trucción de su casa), entonces, indudablemente, la responsabi-lidad de ocuparse de la familia que se ha quedado sin hogar es tuya. No es la responsabilidad de los de la calle de al lado sim-plemente porque vivan cerca de la casa que tú has destruido o tengan algo en común con los desplazados, como el color de piel o la religión.

En base a esta premisa, le corresponde primero a los Estadios Unidos y, en segundo lugar, a los otros países que han respaldado las invasiones y des-estabilizaciones de los países de Oriente Medio hacerse cargo de los refugiados que ellos han creado. Es claro que América

no lo va a hacer, ni estos otros países, a menos que algún otro factor les obligue. El primer ministro británico ha tenido uno de sus peores deslices ver-bales cuando anunció que iba a “comprometerse” a recibir 20 000 refugiados en un periodo de cuatro a cinco años. No sólo es ese número una gota en un océano, sino que con toda se-guridad nunca se va a cumplir el compromiso, porque las si-tuaciones cambiarán una y otra vez, o bien se cumplirá pero sin tener nada que ver con las necesidades de los refugiados. Gran Bretaña se quedará con

los individuos más cualificados y que más le gusten después de pasar por el tamiz las enormes cantidades de refugiados dis-ponibles. Ese proceso ya viene ocurriendo de todas formas, y no lo hacen por ayudar a esa gente, sino para obtener sus cualificaciones profesionales, que ya están listas y disponibles, que son necesarias para que la economía funcione y para com-pensar las bajas cuotas de ren-dimiento de los indígenas que no contribuyen pero a los que no se puede expulsar a ningún sitio por ser de la etnia nacional. Al absorber selectivamente úni-camente a médicos, ingenieros, científicos y técnicos con expe-riencia, el problema en el país de origen no mejora, sino que empeora.

Algo parecido se puede decir acerca de la mayoría de los de-más países que están aceptando

refugiados, o “migrantes”, como les gusta llamarles, una palabra más suave que le quita la desa-gradable alusión a la causa de su busca de refugio.

En mi opinión, ese es, de modo abrumador, el argumen-to más poderoso de por qué Occidente tiene la responsabi-lidad de hacerse cargo de estas criaturas que lo han perdido todo, y no pasarle el problema a otro. Suena muy sagaz apun-tar con el dedo a los países del Golfo, por ejemplo, con la mu-cha envidia que se les tiene por la enorme riqueza de sus re-cursos naturales. Pero sólo se

puede hacer obviando el hecho de que estos países ya acogen a enormes cantidades de per-sonas de otros países, muchos de los cuales son emigrantes económicos que vinieron aquí buscando una oportunidad de ganarse un sustento que no po-dían encontrar en sus países de origen. Yo mismo soy uno de ellos, créanme, sé de lo que es-toy hablando.

En la mayoría de los casos, y desde luego aquí en los Emiratos Árabes Unidos, los residentes ex-tranjeros superan por mucho en número al de los ciudadanos de origen. Añádanle a eso el hecho de que estos países son áridos y únicamente capaces de soste-ner a sus poblaciones con el uso de mucha tecnología y energía, sirva la desalinización del agua marina como principal ejemplo. No tiene ningún sentido aumen-tar, de repente, con significativos

aluviones de población, estos territorios. Es mucho mejor que países con la posibilidad y la ge-nerosidad de sobra conocida para pagar y ayudar al desarro-llo en otras regiones, allí donde es adecuado y se necesita, hagan esto, y no el hacerse cargo de re-cibir refugiados. El dinero que se envía a Siria (una vez que los inte-reses externos dejen su juego letal y la guerra se detenga) se utilizará para reconstruir allí donde se ha destruido. Eso parece a todas lu-ces mejor que acogerlos aquí en el desierto, darles tiendas de cam-paña y distribuirles paquetes con comida.

La solución real estriba en la resolución de los desastres políticos de Iraq, Libia, Yemen y sus vecinos en zozobra, como Egipto o Líbano, y sin olvidarse de Palestina. Cualquier estu-dio inteligente e imparcial de la historia muestra que tales problemas tienen sus raíces en las interferencias e intromisio-nes imperiales desde fuera, a lo largo de los dos últimos siglos. Llevad la paz a esas regiones, y los refugiados ya no se verán obligados a salir corriendo de sus hogares. Que el dinero des-pilfarrado en armamento y en ayuda a zonas en crisis se use para reconstruir casas, fábricas, granjas e infraestructuras en esos países y que la gente regre-se a sus hogares.

Traducción: Abdul Hasib Castiñeira

¿Quién quiere un refugiado?Sulayman BusbyDubái, EAU

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asta hace poco, en el capitalismo que nos rodea, lo mejor era

ser creativo y trabajador in-dependiente, orgulloso de ser su propio jefe, de modo que al perseguir los propios intereses personales se trabajaba tam-bién por el bien de todos.

Esto se ha acabado. Ahora, el objetivo principal del hom-bre de la calle debe ser hacerse cargo de los costos y los ries-gos de la catástrofe económica y financiera. Debe tomar a su cargo la deuda que las empre-sas y el Estado benefactor han contraído.

Tanto para la patronal como para los medios, los po-líticos y los expertos, las cau-sas de esta situación nueva no deben buscarse en las políticas monetarias y fiscales que pro-fundizan el déficit, al generar una masiva transferencia de la riqueza hacia los más ri-cos y las empresas, sino en las desmedidas exigencias de los gobernados, que quieren vivir como cigarras, disfrutando de la vida sin arrimar realmente el hombro.

Se les dice que la tarea que les incumbe ahora es poner al Estado benefactor al servicio de los nuevos necesitados, es decir, las empresas y los pro-pietarios de capitales, indus-trias y demás riqueza.

Es necesario, sin embargo, reaccionar, resistir y aventu-rarse y estudiar la economía de la deuda y la creación del hombre endeudado, y tratar de preparar nuestra imaginación para librar los combates que se anuncian; puesto que las crisis, lejos de terminar, amenazan con extenderse. Hay que vol-verse hacia la historia de las causas y la naturaleza de esta nueva situación.

En primer lugar, al con-trario de lo que repiten una y otra vez los economistas, los periodistas y otros expertos, las finanzas no son un exceso de especulación que habría que regular; tampoco consti-tuyen una de las expresiones de la avidez y de la codicia de la naturaleza humana, que se-ría necesario dominar razona-blemente, sino una relación de poder.

Las finanzas, desde el pun-to de vista de los deudores, son la deuda que deben devolver. Desde el punto de vista de los acreedores propietarios de los títulos que les garantizan la obtención de un beneficio con la deuda, las finanzas son sim-plemente el interés usurario.

La deuda justifica el aumento de los costos de matriculación en las universidades. La deuda justifica la quita de ochocien-tos euros por familia, con el fin de restablecer el equilibrio en las cuentas públicas. La deuda determina los recortes presu-puestarios de la educación. La deuda recorta los servicios so-ciales, la financiación de la cul-tura y los ingresos mínimos.

Es decir, deuda e interés expresan una relación de poder entre acreedores y deudores, en la que los primeros domi-nan a los segundos.

Históricamente, el mo-mento originador de esta re-lación de poder es el golpe de 1979, el cual, al posibilitar la conformación de enormes dé-ficits públicos, abrió la puerta a la economía de la deuda y constituyó el punto de partida de una inversión de las rela-ciones de fuerzas entre acree-dores y deudores.

En 1979, a instancias de Paul Wolcker (presidente por entonces de la Reserva Federal, y más adelante asesor económico del primer equipo de Obama), las tasas nomina-les (los intereses a pagar para reembolsar la deuda) se incre-mentaron a más del doble, pa-sando del 9% al 20%.

Estas tasas generaron de la nada endeudamientos acumu-lativos de los Estados (deuda pública). Las clases acomoda-das construyeron así un dispo-sitivo de polarización extrema entre acreedores y deudores de proporciones gigantescas, para exclusivo beneficio de los primeros.

Es el momento del naci-miento de una nueva relación de poder en el mundo, porque ante la incapacidad de hacer frente a su deuda mediante los mecanismos monetarios tra-dicionales (recurso del Tesoro del Banco Central), los Estados se ven obligados a recurrir a los mercados financieros.

Y estos últimos no sólo in-tervienen para suplir de dinero

al Estado, sino que organizan y estructuran el funcionamiento de las políticas monetarias, las políticas de deflación de los salarios, las políticas de reduc-ción de prestaciones sociales y las políticas fiscales (trans-ferencia de varios puntos del PIB hacia las empresas y las capas más ricas de la pobla-ción en todos los países indus-trializados), convergiendo en la creación de enormes deudas públicas y privadas.

La reducción de la deu-da –hoy a la orden del día en todos los países- no hace sino profundizar más tal situación. Por un lado, los mercados fi-nancieros reconquistan, por medio de las políticas de aus-teridad, el control sobre lo social y los gastos del Estado benefactor en éste ámbito, es decir, sobre los ingresos, el tiempo (de la jubilación, de las vacaciones etc.) y los servicios sociales que las luchas socia-les habían arrancado a la acu-mulación capitalista. Por otro lado, continúan e intensifican el proceso de privatización de los servicios del Estado, trans-formándolos en instrumentos de rentabilidad de las empre-sas privadas.

Así, los planes de austeri-dad impuestos por el FMI y Europa a Grecia y a Portugal exhiben como estandarte, en-tre sus medidas, la necesidad de nuevas privatizaciones que, como hace notar un sindicalis-ta griego, más que un plan de rescate son una estrategia de liquidación.

En esta nueva economía global de la deuda, el ahorro de

los asalariados y de la pobla-ción, los fondos de pensiones, el seguro de salud y los servi-cios sociales son acaparados por la función empresarial.

En 1999, Kessler² estima-ba en dos billones seiscientos mil millones de francos, o sea, el 150% del presupuesto del Estado, el botín que represen-taban para las empresas las erogaciones sociales.

Y en este sentido, la última crisis financiera ha sido apro-vechada por el bloque de po-der de la economía de la deuda como una oportunidad para profundizar y extender la lógi-ca de su política.

Sin embargo, la relación entre acreedor y deudor no se limita a influir sobre las relacio-nes sociales, sino que es de por sí una relación de poder específi-ca que implica modalidades de producción y control de la sub-jetividad (una forma particular del homo aeconomicus, el hom-bre endeudado). La relación acreedor-deudor se superpone a las relaciones capital-trabajo, Estado benefactor-usuario y empresa-consumidor y las atra-viesa, instituyendo como deu-dores a usuarios, trabajadores y consumidores.

El poder de la deuda se re-presenta como si no se ejercie-ra por represión ni por ideolo-gía: el deudor es libre, pero sus actos, sus comportamientos, deben desplegarse en los mar-cos definidos por la deuda que ha contraído. Esto vale tanto para el individuo como para una población o un grupo so-cial. Se es libre en la medida en que se asume el modo de vida

(consumo, empleo, erogacio-nes sociales, impuestos) com-patible con el reembolso. El uso de técnicas para instruir a los individuos acerca de cómo vivir con la deuda comienza muy pronto, incluso antes de su entrada en el mundo labo-ral; como es el caso de los es-tudiantes que acumulan una deuda considerable antes de terminar sus estudios.

La relación acreedor-deu-dor involucra a la población actual en su conjunto, pero también a las venideras. Los economistas nos aseguran que cada recién nacido francés tiene al nacer una deuda de 22.000 euros. El hombre en-deudado está sometido a una relación de poder acreedor-deudor que lo acompaña a lo largo de toda la vida, desde la cuna hasta la tumba.

1 Reseña del libro de Maurizio Lazzarato La fábrica del hombre endeudado, Amorrortu, editores, 2013.2 L’avenir de la protection so-ciale, Commentaire, 87, otoño de 1999, pág. 625.

El hombre endeudado¹

Abdulbasir OjembarrenaCiudad del Cabo, Sudáfrica

H

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