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CONSTITUCIÓN Y NORMAS EN MATERIA PETROLERA. Jaime Cárdenas I. Las normas constitucionales en materia de petróleo e hidrocarburos. A partir de la promulgación de la Constitución de 1917 se inicia un proceso, aún no cerrado, para expedir las normas jurídicas y dictar las políticas públicas necesarias para hacer plenamente aplicables los principios constitucionales relacionados con el petróleo y los hidrocarburos. Desde los inicios del siglo XX y aún desde antes, los intereses privados se han opuesto a que los principios constitucionales en materia de petróleo sean una realidad 1 , han buscado resquicios en el orden jurídico para imponer sus puntos de vista en contra de los intereses de la nación. Esto ha ocurrido desde la deficiente Ley Reglamentaria del artículo 27 constitucional de 1925 hasta nuestros días. Hoy la lucha por la defensa del petróleo pasa en primer término por la defensa de la Constitución, porque al tratarse de recursos propiedad de la nación, es decir, de todos los mexicanos, estamos hablando de una decisión política fundamental que representa la soberanía energética de México, que no puede 1 PATIÑO CAMARENA, Javier, La hazaña jurídica petrolera (1914-1938), México, editorial Porrúa, 1990.

Jaime Cardenas

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I

CONSTITUCIN Y NORMAS EN MATERIA PETROLERA.

Jaime Crdenas

I. Las normas constitucionales en materia de petrleo e hidrocarburos.

A partir de la promulgacin de la Constitucin de 1917 se inicia un proceso, an no cerrado, para expedir las normas jurdicas y dictar las polticas pblicas necesarias para hacer plenamente aplicables los principios constitucionales relacionados con el petrleo y los hidrocarburos. Desde los inicios del siglo XX y an desde antes, los intereses privados se han opuesto a que los principios constitucionales en materia de petrleo sean una realidad, han buscado resquicios en el orden jurdico para imponer sus puntos de vista en contra de los intereses de la nacin. Esto ha ocurrido desde la deficiente Ley Reglamentaria del artculo 27 constitucional de 1925 hasta nuestros das. Hoy la lucha por la defensa del petrleo pasa en primer trmino por la defensa de la Constitucin, porque al tratarse de recursos propiedad de la nacin, es decir, de todos los mexicanos, estamos hablando de una decisin poltica fundamental que representa la soberana energtica de Mxico, que no puede ser reducida, limitada o condicionada ni por mayoras legislativas ni an por el poder revisor de la norma fundamental.

Los artculos 25, 27 y 28 de la Constitucin en materia de petrleo e hidrocarburos contienen cuatro principios: 1) El que seala la propiedad originaria de la nacin sobre las tierras y aguas comprendidas dentro de los lmites del territorio nacional, la que tiene el derecho de transmitir su dominio a los particulares para que stos constituyan la propiedad privada; 2) El del dominio directo, inalienable e imprescriptible de la nacin sobre todos los recursos naturales del subsuelo, incluyendo los hidrocarburos; 3) El de la explotacin directa de los hidrocarburos por parte de la nacin, en consecuencia la prohibicin expresa de otorgar a particulares concesiones o contratos en la materia, segn lo disponga la ley reglamentaria; y 4) El que expresa que los hidrocarburos y la petroqumica bsica constituyen un rea estratgica de la economa nacional y que el sector pblico las tendr a su cargo de manera exclusiva (reformas a los artculos 25 y 28 constitucionales).

Los dos primeros principios provienen de los prrafos primero, cuarto y sexto del artculo 27 del Constituyente de Quertaro. El tercero fundamentalmente fue consecuencia de la expropiacin petrolera decretada por Lzaro Crdenas, quien en el Informe Presidencial rendido a la nacin el primero de septiembre de 1938, expres: Y para evitar en lo posible que Mxico se pueda ver en el futuro con problemas provocados por intereses particulares extraos a las necesidades interiores del pas, se pondr a la consideracin de vuestra soberana que no vuelvan a darse concesiones del subsuelo en lo que se refiere al petrleo y que sea el Estado el que tenga el control absoluto de la explotacin petrolfera. El objetivo de la propuesta contenida en ese Informe Presidencial era la nacionalizacin integral del petrleo y de los hidrocarburos.

Para cumplir el ofrecimiento hecho en el Informe Presidencial de 1938, el presidente Crdenas envi el 22 de diciembre de 1938 al Congreso de la Unin la iniciativa de adicin al artculo 27 de la Constitucin. La propuesta incorporaba una adicin al prrafo sexto al artculo 27 constitucional, que qued en los siguientes trminos: Tratndose del petrleo y de los carburos de hidrgeno slidos, lquidos o gaseosos, no se expedirn concesiones y la ley reglamentaria respectiva determinar la forma en que la nacin llevar a cabo las explotaciones de esos productos. El Congreso de la Unin, en su periodo ordinario de sesiones del ao 1939 aprob la iniciativa, la someti a las legislaturas de los Estados para su ratificacin y, por decreto del 27 de diciembre del ao 1939 determin su aprobacin definitiva. Dicha modificacin constitucional se public en el Diario Oficial de la Federacin el da 9 de noviembre de 1940 junto con la Ley Reglamentaria del artculo 27 en materia de petrleo.

La exposicin de motivos de la reforma del presidente Crdenas al artculo 27 de la Constitucin no deja lugar a duda. La finalidad era una nacionalizacin absoluta y no mutilada de los hidrocarburos, basada en el control de todas y cada una de las fases de la industria petrolera, pues como dice Narciso Bassols, aunque el Estado tuviera el control de la refinacin, si los intereses privados son los que poseen y manejan los oleoductos y dems medios de transporte del petrleo, la gasolina y el gas natural; y, si tambin son intereses privados los que manejan la red de estaciones de distribucin y venta al menudeo, el Estado se hallara en una condicin subordinada frente a los capitalistas dueos de equipos de transporte, distribucin y venta. Bassols advierte -en crtica a la ley reglamentaria del artculo 27 de 2 de mayo de 1941 expedida por vila Camacho- respecto a los particulares que explotaban el petrleo ajustndose a contratos, que si se sostiene que la Nacin sigue siendo la que lleva a cabo las explotaciones, pero representada por contratistas, es tan risible como afirmar que en el rgimen de las explotaciones por medio de concesin, era tambin la nacin la que realizaba las explotacionespero representada por los concesionarios. En este sentido, para la reforma a la Constitucin promovida por el Gral. Crdenas al artculo 27 de la ley fundamental, no deba haber explotaciones de particulares para sustraer del afn de lucro privado todas las fases de la industria petrolera, las que haban sido definidas ya por la ley reglamentaria del artculo 27 constitucional en el ramo del petrleo de 1925, que en su artculo tercero precisaba las actividades que integran esa industria: el descubrimiento, la captacin, la conduccin por oleoducto y la refinacin del petrleo.

Se ha insistido por parte de algunos dirigentes del PAN, que el General Crdenas no se opuso a que la iniciativa privada participara en la explotacin de los hidrocarburos, lo que es cierto, dado que la exposicin de motivos de la Ley Reglamentaria del artculo 27 constitucional en el ramo del petrleo, se mencionaba que la Constitucin slo ha prohibido la explotacin mediante concesiones del petrleo pero no la posibilidad de la construccin de oleoductos, refineras y sistemas de distribucin de gas. Sin embargo, en la iniciativa de reforma constitucional de 1940 al prrafo sexto del artculo 27 de la ley fundamental, el General Crdenas mencion: no se ve motivo para permitir que continen formndose y vigorizndose intereses privados que es de presumirse que llegarn a ser, si no antagnicos, al menos distintos de los intereses generales cuya tutela procurar el gobierno con todo empeo y energaIncorporando al Texto Constitucional el principio de la explotacin directa del petrleo que a la nacin corresponde. Respecto a la ley reglamentaria del artculo 27 constitucional de 1940 deben hacerse las siguientes e importantes matizaciones: 1) Los artculos sptimo, octavo y noveno de la Ley Reglamentaria del artculo 27 constitucional de 1940 sealaban que el sector privado poda llevar a cabo por cuenta del gobierno federal, los trabajos de exploracin y explotacin, ya sea mediante compensaciones en efectivo o equivalentes a un porcentaje de los productos que se obtuvieran, sin que se adquiriera un derecho directo a la explotacin del petrleo; 2) los contratistas deban ser personas fsicas mexicanas o sociedades constituidas ntegramente por nacionales y en una forma en que fuera posible en todo instante la comprobacin de esta circunstancia, adems de que era preciso demostrar la capacidad tcnica y financiera del contratista y, la extensin mxima de terreno susceptible de ser contratada a una misma persona; y, 3) no podan celebrarse los contratos con sociedades annimas que emitieran acciones al portador. Lo anterior jurdicamente significa, que los contratos estaban reservados a los mexicanos personas fsicas- y a travs de sociedades mercantiles mexicanas no muy grandes, en tanto que se prohiba que participaran empresas con acciones al portador y, adems, los contratistas actuaban no por cuenta propia sino por cuenta del gobierno federal que era el que tena el derecho directo a la explotacin del petrleo. La explicacin poltica de la permisin de los contratos es evidente a la luz de las presiones de los Estados Unidos y debido a las carencias tcnicas y econmicas de la naciente industria petrolera nacionalizada. Por otra parte, conviene decir que durante el gobierno de Crdenas jams se celebraron contratos con particulares nacionales para la explotacin del petrleo.Algunos gobiernos posteriores al de Crdenas, como el de vila Camacho, permitieron que particulares extranjeros mediante contratos participaran en la explotacin de los hidrocarburos. La Ley Reglamentaria del artculo 27 constitucional de 1941 promulgada en el gobierno de vila Camacho dio lugar a los contratos de riesgo se firmaron cinco entre 1949 y 1951-, a travs de los que se pactaba una remuneracin a los contratistas consistente en: 1) el reembolso total de la inversin realizada por el contratista y sin plazo de vencimiento, 2) ms el valor del 50% de los hidrocarburos producidos por los pozos perforados, 3) ms una compensacin entre el 15% y el 18.25% del valor de la produccin por un perodo de 25 aos. El objetivo era claro y consista en que los particulares compartieran las reservas, los resultados de la produccin y, la renta petrolera. No fue sino hasta el gobierno de Gustavo Daz Ordaz que se logr terminar con las consecuencias de dichos contratos.

En el mes de enero de 1960 se promovi una segunda reforma al prrafo sexto del artculo 27 Constitucional, a efecto de disponer que en materia de petrleo no se otorgarn contratos ni subsistirn los que se hayan otorgado. Tal reforma elevaba a rango constitucional la Ley Reglamentaria del artculo 27 constitucional de 1958 que haba determinado que slo la nacin poda llevar a cabo las distintas explotaciones de los hidrocarburos que constituyeran la industria petrolera. El propsito de la reforma fue prohibir los contratos de riesgo y el de perfeccionar el principio jurdico consistente en que slo a la nacin le corresponda la explotacin de los hidrocarburos en las distintas fases de la industria petrolera.

Durante 1983 se determin constitucionalmente que los hidrocarburos y la petroqumica bsica constituyen un rea estratgica de la economa y que el sector pblico las tendr a su cargo en exclusiva (reformas a los artculos 25 y 28 constitucionales). A la luz de la reforma de 1983 a la Constitucin, resulta fundamental entender la diferencia entre rea estratgica y prioritaria. Un rea estratgica, segn el prrafo cuarto del artculo 28 de la Constitucin, comporta que el Estado tiene sobre ella exclusividad en su funcionamiento, operacin y explotacin; en cambio, un rea prioritaria faculta al Estado para otorgar concesiones o permisos sobre su funcionamiento, operacin y explotacin. Textualmente el prrafo cuarto del artculo 28 seala: No constituirn monopolios las funciones que el Estado ejerza de manera exclusiva en las siguientes reas estratgicas: correos, telgrafos y radiotelegrafa; petrleo y los dems hidrocarburos, petroqumica bsica; minerales radioactivos y generacin de energa nuclear; electricidad y las actividades que expresamente sealen las leyes que expida el Congreso de la Unin. La comunicacin va satlite y los ferrocarriles son reas prioritarias para el desarrollo nacional en los trminos del artculo 25 de esta Constitucin; el Estado al ejercer en ellas su rectora, proteger la seguridad y la soberana de la Nacin, y al otorgar concesiones o permisos mantendr o establecer el dominio de las respectivas vas de comunicacin de acuerdo con las leyes de la materia. Lo anterior quiere decir que sobre un rea estratgica no caben las concesiones ni los permisos, que las actividades que constituyen las reas estratgicas no constituyen monopolios, que el sector pblico tiene a su cargo, de manera exclusiva, las reas estratgicas; que el gobierno federal debe mantener la propiedad y el control de los organismos que se establezcan para atender las reas estratgicas; y, que las reas estratgicas entraan una posicin de privilegio para el Estado que no puede ser compartida con el sector privado. Adems el artculo 26 seala que los sectores estratgicos son una palanca esencial de la planificacin nacional y su funcin es primordial en la economa del pas.

Es importante destacar que dentro del bloque de constitucionalidad del sexto prrafo del artculo 27 de la ley fundamental, est comprendida la Ley Reglamentaria del artculo 27 constitucional en el ramo del petrleo de 1958, en tanto que el sexto prrafo del artculo 27 de ese precepto constitucional remite a ella. El entendimiento completo del texto constitucional, es decir su interpretacin y aplicacin, debe tomar en cuenta esa ley que fue promulgada al final del gobierno de Ruiz Cortines. Ese ordenamiento permite, en su artculo sexto, la participacin de particulares en la ejecucin de obras y servicios pero subordinados a PEMEX y sin que la paraestatal pierda la direccin y el control de las distintas fases de la explotacin de los hidrocarburos. Es decir, los contratos permitidos no pueden incidir en las actividades de planeacin y operacin de PEMEX, se trata en todo caso de contratos de servicios puros, de tareas auxiliares y subordinadas a PEMEX. Debe aclararse que la ley reglamentaria del artculo 27 constitucional debe cumplir los propsitos del Constituyente y, en ese sentido puede expandir o maximizar la propiedad de la nacin sobre los hidrocarburos, la soberana energtica del pas y el principio de rea estratgica del Estado sobre el sector, pero por ningn motivo podra limitar, menoscabar, reducir o condicionar esos objetivos constitucionales. En ese sentido, las reformas a la Ley Reglamentaria del artculo 27 constitucional aprobadas en los gobierno de Zedillo y Fox, son claramente inconstitucionales porque limitan, menoscaban y reducen los objetivos constitucionales.

II. Cundo una reforma a la Constitucin es inconstitucional?

Aunque el Constituyente de Quertaro formalmente aprob slo los dos primeros principios constitucionales, el tercero y el cuarto fueron producto de tres reformas las de 1940, 1960 y 1983-, las que no significaron un cambio en la lnea original del Constituyente, sino que adaptaron la regulacin constitucional en materia de petrleo al sentido bsico de las normas de Quertaro, que es la de considerar estos recursos como propiedad de la nacin, de todos los mexicanos, parte de nuestra soberana. El que se prohban las concesiones y los contratos a los particulares responde al carcter social del derecho de la nacin sobre los hidrocarburos, que toma en cuenta la negativa experiencia histrica de las compaas privadas, principalmente extranjeras, que se haban apartado de cualquier inters a favor de la nacin; o, el que se considere al petrleo un rea estratgica del Estado y, que slo a l le corresponda la explotacin de estos recursos, constituyen reformas consecuentes con la visin constitucional del Constituyente de Quertaro. Todas esas modificaciones refuerzan el principio del dominio directo, inalienable e imprescriptible de la nacin sobre todos los recursos naturales del subsuelo, de manera destacada de los hidrocarburos.

Es importante mencionar, como dice Guastini, que una cosa es modificar la Constitucin sin alterar su identidad, es decir, los principios supremos que la caracterizan y distinguen de otras Constituciones y, otra es, introducir principios supremos diversos de los de la Constitucin precedente, ya que en ningn caso puede la reforma constitucional ser utilizada para modificar los principios supremos de la Constitucin existente. Las reformas constitucionales de 1940, 1960 y 1983 en materia de petrleo, no variaron o modificaron la identidad sobre los principios de dominio directo, inalienable e imprescriptible de la nacin sobre los hidrocarburos, sino que adaptaron los principios aprobados por el Constituyente a los requerimientos sociales e histricos del momento, para eliminar sus debilidades formales, que slo podan surgir a la luz de la prctica constitucional del pas. As por ejemplo, la adicin de 1940 que prohbe concesionar los hidrocarburos- fue totalmente necesaria para contener los abusos de las compaas petroleras extranjeras que no haban respetado en los hechos la soberana energtica del pas ni los principios del constituyente de Quertaro; la reforma de 1960 fue necesaria porque los intereses privados con la complicidad del sector pblico haban hecho nugatoria en los hechos la prohibicin de las concesiones sobre los hidrocarburos a travs de la figura de los contratos de riesgo; y, la reforma de 1983 constituy el cierre o perfeccionamiento constitucional de los principios en la materia, para tajantemente sealar que los hidrocarburos son rea estratgica del Estado y que slo al sector pblico le corresponde su explotacin en las distintas fases de la industria petrolera.

Si las reformas de 1940, 1960 y 1983 hubiesen tenido por propsito debilitar los principios del Constituyente de Quertaro, estableciendo que la nacin ya no tena el dominio directo, inalienable e imprescriptible sobre los hidrocarburos o, favoreciendo a los particulares con la explotacin de esos recursos por encima de los intereses de la nacin; esas modificaciones constitucionales hubiesen implicado la destruccin de la Constitucin, la alteracin de la misma, por un rgano incompetente como lo es poder revisor de la Constitucin. En esta tesitura, Carl Schmitt deca que los rganos de reforma constitucional no son titular o sujeto del Poder Constituyente son un rgano constituido- ni estn comisionados para su ejercicio permanente, por lo que a travs de los procedimientos de reforma previstos en las constituciones no es factible dar una nueva Constitucin ni trastocar o suprimir una decisin poltica fundamental.

En el derecho comparado y en el derecho nacional existen muchos puntos de vista acerca de las limitaciones del poder de revisin de la Constitucin, que como rgano constituido no pude alterar los principios bsicos de la Constitucin o sus decisiones polticas fundamentales. En Estado Unidos, William L. Marbury sostuvo que el poder de reformar la Constitucin no incluye el de destruirla y que el trmino enmienda implica que las adiciones o cambios a la Constitucin deben tener por propsito llevar a cabo los fines constitucionales aprobados por el Constituyente originario. En Italia, Constantino Mortati defendi la idea de que el poder de revisin no puede alterar las lneas fundamentales del sistema constitucional. En Colombia, Ramrez Cleves, ha afirmado que el poder revisor o reformador de la Constitucin es un poder limitado, ya sea de manera expresa o implcita, por garantas democrticas como los derechos fundamentales que desarrollan, dan base y sentido a la organizacin constitucional y estructuran el Estado democrtico de derecho, pues sostener lo contrario sera deslegitimar el propsito mismo del poder constituyente originario y de la Constitucin.

Por lo que ve a la doctrina mexicana, Jos Mara del Castillo Velasco, diputado constituyente en 1857, indic que las adiciones y reformas a la Constitucin de 1857 no podan nunca limitar o destruir los derechos del hombre ni los derechos de la sociedad, ni la soberana del pueblo ni las consecuencias de ella. Emilio Rabasa, en su clsica obra, La Constitucin y la dictadura, seal que el poder reformador no poda destruir la Constitucin. Mario de la Cueva en su Teora de la Constitucin, precis que el llamado Constituyente Permanente, es un poder limitado y constituido, un poder que presupone la existencia de la Constitucin y del poder constituyente, por lo que el control de la constitucionalidad de sus actos tiene que referirse a la Constitucin y al poder constituyente, adems de que principios como la igualdad, la libertad, la dignidad, la justicia o la forma federal del Estado son limitaciones al poder constituyente permanente.

Fix Zamudio y Salvador Valencia recuerdan en el Derecho comparado la gran cantidad de Constituciones que establecen clusulas ptreas o intangibles en sus textos. Adems mencionan como el artculo 171 de la Constitucin mexicana de 1824 contempl lmites sustanciales expresos al poder revisor, indicndose que jams se podran reformar los artculos que establecen la libertad de independencia de la nacin mexicana, su religin, forma de gobierno, libertad de imprenta y divisin de los poderes supremos de los estados y, como Mariano Otero consideraba que existan principios primordiales y anteriores a la Constitucin como la independencia, la forma de gobierno y la divisin de poderes sobre los que no caba reforma constitucional alguna y que deban ser declarados permanentes.

Jorge Carpizo en su clsica obra La Constitucin Mexicana de 1917, considera que las decisiones fundamentales no son universales sino que estn determinadas por la historia y la realidad socio-poltica de cada comunidad, son principios que se han logrado a travs de luchas y como parte de la historia del hombre y de su anhelo de libertad. Entre las decisiones fundamentales implcitas en la Constitucin de 1917, segn Carpizo, estaran la soberana, los derechos humanos, el sistema representativo, la separacin Iglesias-Estado, la divisin de poderes, el federalismo, la autonoma municipal y, el juicio de amparo, entre otras. Tales decisiones fundamentales por su importancia y su jerarqua slo al pueblo corresponde reformar y no al poder revisor de la Constitucin.

El maestro Ignacio Burgoa en su obra Derecho Constitucional Mexicano hace una importante aportacin en nuestro tema. Clasifica a las decisiones polticas fundamentales en polticas, sociales, econmicas, religiosas y estrictamente jurdicas. Con referencia a la Constitucin de 1917 propone las siguientes decisiones polticas fundamentales: a) polticas, que comprenden las declaraciones respecto de soberana popular, forma federal de Estado, forma de gobierno republicana y democrtica; b) jurdicas que consisten en la limitacin del poder pblico a favor de los gobernados por medio de las garantas constitucionales respectivas, institucin del juicio de amparo como medio adjetivo para preservar la Constitucin contra actos de autoridad que la violen en detrimento de los gobernados, y en general, sumisin para la actividad de los rganos del Estado a la Constitucin y a la ley; c) sociales que estriban en la consagracin de los derechos sociales; d) econmicas que se traducen en la propiedad de la nacin sobre recursos naturales especficos como los hidrocarburos, la gestin estatal en ciertas actividades de inters pblico como la que tiene PEMEX sobre las distintas fases de la explotacin del petrleo e hidrocarburos y, la rectora econmica del Estado; e) culturales que se refieren a la educacin, las caractersticas de la misma laica, gratuita y obligatoria-; y f) religiosas como la separacin de las Iglesias y el Estado. Para Burgoa, las decisiones polticas fundamentales no pueden ser eliminadas o reducidas por el poder revisor de la Constitucin, dado que esa competencia slo le corresponde a una Asamblea Constituyente.

Autores ms recientes, como Carbonell, han aceptado la teora de los lmites implcitos para el poder revisor en la Constitucin de 1917. As propone que toda Constitucin incluida la mexicana est comprometida con valores mnimos, pues sustituir esos principios y valores equivale a poco menos que un golpe de Estado, aunque se haga a travs de los mecanismos constitucionales. Cita a Ignacio de Otto que sobre el tema sostena: no sera conforme a la Constitucin suprimir la democracia misma, ni siquiera utilizando para ello procedimientos democrticosSi el pueblo tiene un poder al que renuncia no puede tener su fundamento en el poder del pueblo, porque esto significa que no ha habido tal renuncia.III. El fraude a la Constitucin.

A la luz de algunas experiencias histricas como la de la Alemania nazi, el Mxico de la poca de Victoriano Huerta o, el Mxico de hoy, en donde se pretende restringir, menoscabar o limitar la soberana energtica de Mxico, conviene preguntarse, si un sistema constitucional puede destruirse desde su propia constitucionalidad y legalidad (golpe de Estado constitucional). La respuesta emprica es que as ha sido y as pretende hacerse, sobre todo si se admite que no existen lmites materiales implcitos de carcter constitucional al poder de revisin de la Constitucin. De esta suerte, hasta la destruccin de la totalidad de la Constitucional material existente podra presentarse como fenmeno deducible del ejercicio ms estricto de la constitucionalidad y la legalidad vigente.

El fraude a la Constitucin pone de manifiesto el enfrentamiento y la confrontacin, en determinadas circunstancias como la que hoy vive Mxico, entre la operacin de la reforma constitucional, en cuanto actividad amparada por el sistema de constitucionalidad y legalidad, y el orden de valores y principios entre ellos los referentes a los recursos naturales propiedad de la nacin y la soberana energtica de Mxico- en los que descansa el sistema de legitimidad. Por eso y para evitar un fraude constitucional es necesario que el poder de revisin de la Constitucin sea limitado por el sistema de valores y principios constitucionales que el propio ordenamiento jurdico tiene la misin de proteger. No reconocer ningn tipo de fronteras a la accin de reforma equivale a consagrar y dar por bueno el fraude constitucional. Por el contrario, reconocer la existencia de lmites implcitos materiales en la Constitucin, supone impedir que la legalidad y constitucionalidad del Estado se emplee como instrumento contra la Constitucin y el poder constituyente originario, es decir, contra la soberana nacional.

Se puede maliciosamente sostener que la falta de precisin sobre los principios implcitos en la Constitucin mexicana a lo que conduce es a que arbitrariamente se ample o se reduzca el nmero de decisiones polticas fundamentales. A lo que debe contestarse que la ampliacin o reduccin de lmites materiales implcitos en la Constitucin depende, como ha sealado Carpizo, de lo que la sociedad mexicana considera como fundamental y bsico en su Constitucin y, es un hecho evidente y comprobable de la historia nacional, la lucha del pueblo mexicano por el dominio directo, inalienable e imprescriptible de la nacin sobre sus recursos naturales, as como por la soberana energtica y, la exclusividad econmica del Estado sobre el sector de los hidrocarburos y el petrleo. Por lo que no hay duda que los principios constitucionales en materia energtica previstos en los artculos 25, 27 y 28 de nuestra ley fundamental constituyen lmites implcitos materiales al poder de revisin previsto en el artculo 135 de la Constitucin.

Como dice Pedro de Vega, en los pases de vida democrtica dbil y con escaso sentimiento constitucional, el orden fundamental est continuamente amenazado y, por ello no tiene por que causar extraeza que la institucin de la reforma constitucional se contemple con recelo. Esa circunstancia no significa que se paralice la historia y que la Constitucin se petrifique, entraa que la alteracin, limitacin o reduccin de las decisiones polticas fundamentales, prohja a que la soberana regrese a su titular, para que sta, por medio de una Asamblea Constituyente determine el mantenimiento o su sustitucin de los lmites expresos o implcitos de una Carta Magna.

IV. Quin debe controlar al rgano revisor de la Constitucin?

En el derecho comparado el control constitucional sobre las reformas a la Constitucin aprobadas por el poder revisor corresponde a los Tribunales Constitucionales y a la Cortes Supremas. El rgano de constitucional decide cuando una reforma a la Constitucin es inconstitucional, ya sea porque el poder revisor viol lmites expresos o lmites implcitos previstos en la Constitucin o, porque transgredi el procedimiento de reforma constitucional.

En Mxico la Suprema Corte de Justicia de la Nacin no ha querido asumir su papel constitucional e histrico. En distintas ocasiones ha rechazado la posibilidad de controlar materialmente las reformas constitucionales. En los amparos 2996/96 y 1334/98 promovidos por Manuel Camacho Sols en contra de de la reforma constitucional electoral de 1996, la Corte estim por mayora de votos que una reforma a la Constitucin en razn de sus contenidos decisiones polticas fundamentales- es inimpugnable. El ministro Gngora Pimentel, al respecto ha expresado, que existe alguna posibilidad para que los vicios formales o procesales de las reformas constitucionales sean objeto de control constitucional, pero que respecto a los vicios de fondo decisiones polticas fundamentales- con la composicin de la actual Corte no existe posibilidad alguna.

La Suprema Corte de Justicia de la Nacin en otras decisiones desafortunadas - resoluciones dictadas en los expedientes 48/2001 y 82/2001- determin por mayora de votos que las controversias constitucionales planteadas por municipios del Estado de Oaxaca en contra de las modificaciones constitucionales sobre derechos y cultura indgenas eran improcedentes, tanto por la imposibilidad jurdica de controlar los actos del poder revisor y porque el artculo 105 constitucional no seala al constituyente permanente como sujeto legitimado para promoverlas. Tal como lo seala Agustn Prez Carrillo, esas posiciones son evidentemente cuestionables, pues el poder reformador previsto en el artculo 135 constitucional es poder constituido, sus posibilidades de actuacin estn referidas al marco constitucional y tiene limitaciones que no tiene el poder constituyente originario.

Adems del conservadurismo ideolgico de muchos de los ministros de la Suprema Corte, una razn que explica su actitud, consiste en que entienden indebidamente al poder revisor de la Constitucin como una prolongacin del Constituyente originario, en ello son deudores de las tesis de Tena Ramrez que sita al poder reformador por encima de los poderes pblicos. Argumentacin inatendible porque en un Estado Constitucional de Derecho todos los rganos del Estado se encuentran subordinados a la Constitucin, y en ese sentido, el control de la constitucionalidad de los actos del poder reformador debe ser ejercido en va jurisdiccional por los rganos competentes, esto es, en el caso de Mxico por la Suprema Corte.

Otra razn que algunos ministros han brindado entraa una autolimitacin y abdicacin a sus atribuciones de control de la constitucionalidad. Rodrguez Gaona describe la opinin del ministro Jos Vicente Aguinaco Alemn emitida durante la resolucin de uno de los amparos promovidos por Manuel Camacho Sols, en donde el mencionado ministro sostuvo que la revisin de la constitucionalidad de los actos del poder reformador corresponde al propio poder reformador. Este argumento es inadmisible porque entrega al legislativo federal y local atribuciones que no tienen y porque en ltima instancia pretende facultar a los representantes del pueblo para sustituir la voluntad de los ciudadanos que son los nicos titulares de la soberana y quienes pueden determinar las caractersticas de las decisiones polticas fundamentales por medio del Constituyente originario.

En sntesis, no hay razn en el derecho mexicano para que la Suprema Corte contine manteniendo esos incorrectos criterios. Si la Corte desea ser un autntico Tribunal Constitucional que empiece por controlar las actuaciones del poder revisor de la Constitucin, de otra manera, si sus facultades slo se constrien al control constitucional de la legalidad, significar que hay partes de la produccin normativa que estn fuera del alcance de la jurisdiccin constitucional y, ello har posible que mediante una reforma a la Constitucin se puede trastocar todo el sistema constitucional, vaciando de contenidos y de sentido a la Constitucin, vulnerando las decisiones polticas fundamentales del pueblo de Mxico.

V. Conclusiones.

1. Son inconstitucionales las reformas legislativas aporbadas por su contradiccin, principalmente, con los artculos 25, 27 y 28 de la Constitucin.

2. Tambin seran inconstitucionales las reformas constitucionales que se aprobaran porque estaran violentando decisiones polticas fundamentales que slo al pueblo corresponde sustituir, menoscabar o limitar.

3. El poder revisor de la Constitucin previsto en el artculo 135 de la Constitucin es un poder subordinado a la Constitucin y al constituyente originario. Se trata de un rgano constituido y limitado por decisiones polticas fundamentales cuyos actos deben estar sujetos al control de constitucionalidad de la Suprema Corte de Justicia de la Nacin.

4. El fraude a la Constitucin o golpe de Estado constitucional se produce al utilizar la formalidad constitucional y legal para trastocar la legitimidad constitucional representada en los principios constitucionales que establecen los artculos 25, 27 y 28 constitucionales, que son decisiones polticas fundamentales del pueblo de Mxico.

PATIO CAMARENA, Javier, La hazaa jurdica petrolera (1914-1938), Mxico, editorial Porra, 1990.

Ver la polmica entre Rogelio Lpez Velarde Estrada y Ral Jimnez Vzquez en torno a los principios constitucionales en materia de hidrocarburos en La Reforma Energtica: Aportaciones para el debate, edicin II: enero-febrero 2008, rgano de Divulgacin de la Fundacin Colosio, A.C., 2008, pp. 227-263.

La Ley reglamentaria abrog la expedida el 26 de diciembre de 1925, la que haba organizado un sistema de explotacin petrolera basado en concesiones temporales otorgadas a los particulares, los que eran llamados a realizar las operaciones de exploracin, captacin, refinacin, transporte, almacenamiento y distribucin de los hidrocarburos.

BASSOLS, Narciso, Pasos de Cangrejo en la cuestin Petrolera, en La Reforma Energtica: Aportaciones para el debate, Mxico, Forma, Edicin II, enero-febrero 2008, rgano de Divulgacin de la Fundacin Colosio, A.C., 2008, p. 291.

LPEZ PORTILLO y WEBER, Jos, El Petrleo de Mxico, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1975, pp. 182-187.

Las empresas afectadas con la nacionalizacin exigieron a la Casa Blanca y al embajador estadounidense Josephus Daniels, que de inmediato se llevara a cabo una invasin armada en nuestro pas. A juicio de algunos historiadores, tambin promovieron la rebelin del entonces Gobernador de San Luis Potos, Saturnino Cedillo. ALEMN, Miguel, La verdad del petrleo en Mxico, Mxico, Gijalbo, 1977, pp. 205-291.

Los artculos 6 fraccin III y 10 fraccin III de esa ley, establecieron: La nacin llevar a cabo la explotacin del petrleo mediante contratos con particulares o sociedades de economa mixta, en las que el gobierno federal representar la mayora del capital social, y de las cuales podrn formar parte socios extranjeros.

Antonio J. Bermdez explica e intenta justificar as los contratos de riesgo: Dichos contratos cumplieron la funcin de canalizar, sujetndose a la ley mexicana, aquellas presiones e influencias tendientes a lograr un cambio en la legislacin y en la poltica mexicana; y, a la postre, sirvieron para desvanecerlas. BERMDEZ, Antonio J., Doce aos al servicio de la industria petrolera mexicana, citado por ALEMN, Miguel, obra citada, p. 696.

Para Ral Jimnez Vzquez los contratos de servicios mltiples y los contratos para el mantenimiento y operacin de ductos son anticonstitucionales porque los contratistas inciden en actividades de planeacin y operacin que exclusivamente son competencia de PEMEX. JIMNEZ VZQUEZ, Ral, Opiniones sobre el marco jurdico de la Industria Petrolera, obra citada, pp. 260-262.

El artculo sexto de la Ley Reglamentaria del artculo 27 Constitucional de 1958 determina: Petrleos Mexicanos podr celebrar con personas fsicas o morales los contratos de obras y de prestacin de servicios que la mejor realizacin de sus actividades requiere. Las remuneraciones que en dichos contratos se establezcan sern siempre en efectivo y en ningn caso concedern por los servicios que presten o las obras que ejecuten, porcentajes en los productos, ni participacin en los resultados de las explotaciones.

Con Zedillo se modifican los artculos 4, 13 y 14 de la Ley Reglamentaria del artculo 27 constitucional para permitir la participacin de los particulares en el transporte, almacenamiento y la distribucin. Las reformas de Fox promovieron la co-generacin de energa elctrica con particulares.

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A finales del mes de abril de 2008, el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nacin admiti dos acciones de inconstitucionalidad promovidas por los partidos Convergencia y Nueva Alianza en contra de las reformas constitucionales en materia electoral publicadas el 13 de noviembre de 2007 en el Diario Oficial.