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Jaime, el “apóstol” de las Delicias Julio César Cobos Román, a.s.v.

Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

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Vida de Jaime Gómez

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Jaime, el “apóstol” de las Delicias

Julio César Cobos Román, a.s.v.

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A mi familia por las horas sacrificadas, y a todos los viatores y amigos que han contribuido de una u otra forma en hacer este proyecto realidad.

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Prólogo.

Los motivos de Jaime.

Me han pedido que escriba unas palabras como prólogo de este libro sobre Jaime. En él

se ve lo mucho que Jaime hizo, aquí me gustaría hablar de los motivos de Jaime para ello.

Hay personas cuyo paso por la vida deja una estela de luz, de simpatía, de gracia, de

amor. Al mismo tiempo revelan un rostro de Dios amable, próximo, fiel, fácil de alcanzar,

desbordante de vida, de generosidad, de misericordia, manantial de resurrección para todos, un

Dios padre y madre que nos ama sin medida. Estos hombres o mujeres son como ventanas a

través de las cuales la gloria de Dios ilumina a los humanos, la presencia de estas personas es

una garantía de la presencia activa de Dios entre nosotros.

Una de estas personas fue Jaime. Todos sabemos que el Señor le concedió muchos

talentos naturales y también sabemos que él los utilizó generosamente realizando muchas obras

a favor de todos y especialmente a favor de los habitantes del barrio de las Delicias. No voy a

enumerar aquí todos sus talentos pero, entre otros, me gustaría resaltar la enorme intuición

pedagógica que poseía y que empleaba no solo en la clase, sino en la vida misma. Jaime era un

educador nato que con amor y constancia ayudaba a cada uno a extraer, a explotar al máximo

sus talentos y posibilidades. Él supo utilizar ampliamente esa pedagogía con todos: con adultos,

con jóvenes y especialmente con niños, intentando ayudar a todos a vivir el momento presente,

a apreciar y aceptar lo bueno, verdadero y bello que existe en la vida de todos y en la vida de

cada uno.

Por indicar algo de lo que hizo, mencionaré sus famosas catequesis del Carmen, de su

lucha tenaz por la justicia y por la paz, de su pasión por la amistad con todos, sin ninguna

distinción: todos amigos y todos de primera fila, y todo ello con un profundo sentimiento de la

presencia de Dios que tanto nos ama, de su política de puertas abiertas, de su manera de hablar

de Dios siempre fuente de paz, alegría y esperanza, nunca de angustia y temor.

Contemplando las fotografías y el texto de este libro podremos recordar algo de lo que

Jaime hizo pero, aunque a los hombres nos parezca importante lo que hacemos, a Dios, que mira

al corazón, le interesa no sólo lo que hacemos sino sobre todo la razón, el motivo que tenemos

para hacerlo. ¿Por qué Jaime hizo todo lo que hizo?

Jaime no era un extraterrestre, no venía de otro planeta, tampoco era un superhombre.

Jaime era un hombre normal firmemente asentado en la tierra. Él no pasaba su tiempo haciendo

milagros ni recibiendo visitas de ángeles. Su vida fue una vida activa pero normal, ordinaria,

con las mismas circunstancias banales de las vidas de otros muchos pero, eso sí, coloreada de

una manera muy especial. Jaime amó mucho. Él supo escuchar la Palabra de Dios y ponerla en

práctica. Asimiló bien las bienaventuranzas, el estilo de la vida nueva que Cristo nos ha

comunicado.

Él aprendió bien el mandamiento que nos dejó el Señor: "Un mandamiento nuevo os

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doy que os améis unos a los otros como yo os he amado" (Juan 13, 34), “y como os sigo

amando ahora”, añadía Jaime. Ese “que os améis” para él estaba hecho de lazos humanos, de

amistad con todos, todos amigos especiales, del gusto de vivir con la gente, con los niños, de

conocer y amar a todos de verdad sin ninguna distinción, Jaime imitó al modelo supremo de

amor y de santidad, que es Cristo Jesús.

La gente sencilla, y especialmente los niños, tenían la intuición de que a través de

Jaime alcanzaban a Dios. Por eso le querían todos, y cada uno sabía que Jaime era su amigo. Su

vida fue la vida de un creyente que ha tomado en serio el Evangelio y lo ha traducido en obras,

con el corazón siempre atento, intuitivo, pronto para estar cerca de quien lo necesitaba. Estaba

totalmente disponible para darse a los demás, siguiendo el mandamiento del Señor.

Esta disponibilidad al amor de Dios suele integrar casi siempre la sombra de la cruz.

Solamente quien sabe amar de verdad sabe también sufrir por amor. Todo amor humano a

semejanza del amor de Jesús se templa en el sufrimiento. San Pablo nos da una lista

impresionante de pruebas (2 Cor. 11, 16-33) que soportó por amor a Cristo. Jaime también tuvo

su sufrimiento, aunque sabía disimularlo bien. Tuvo serios problemas de salud que le iba

deteriorando visiblemente desde hacía años. Poco a poco, su enfermedad inexorable le fue

llevando a la puerta de la muerte. En estos casos solo queda la certeza del amor de Dios, de su

fidelidad, de su bondad absoluta.

Jaime era muy consciente de todo, él sabía que se moría, lo decía sin ningún reparo ni

temor porque se sentía tranquilo, amado por Dios y su confianza era total. Tuvo tiempo para

prepararse y dio el paso con el corazón bien preparado. “No tengo enemigos, yo quiero a todos,

me voy feliz”. Y se fue feliz a recibir su premio. Nosotros, cuando pensamos en su ausencia,

nos entristecemos porque no le vemos en la puerta de San Viator o en el patio, como siempre,

con su poncho y su sonrisa acogedora, pero hacemos mal en entristecernos. Jaime sigue vivo y

es feliz, su personalidad no ha sido destruida por el paso a través de la muerte, sino por el

contrario se ha dilatado en la posesión de la Verdad y del Amor. Ahora está más allá del velo

que a nosotros nos impide ver a Dios, Jaime en cambio contempla a Dios cara a cara, pero no

nos ha olvidado, no nos puede olvidar, él sigue siendo miembro de nuestra familia y permanece

atento a la voz de los que le amamos y a los que él ama.

Ahora Jaime intercede por nosotros, nos ayuda en nuestro caminar. Esto es lo que

afirmamos los cristianos al confesar la comunión de los santos, esa solidaridad espiritual que

nos une, en el cuerpo de Cristo, a los que vivimos todavía en este mundo con los que viven ya

en la gloria de Dios. La fe nos dice que Dios es amor, por consiguiente, en Dios, seguimos

unidos a Jaime por el amor, los lazos de amor que nos unen a él siguen íntegros, no se ha roto

nada. Jaime nos sigue amando como siempre.

La existencia de personas como Jaime es una prueba de que el Espíritu de Cristo sigue

actuando hoy entre nosotros, sigue guiando y animando a su Iglesia. Estas personas muestran

que es posible vivir el mandamiento de los cristianos, el mandamiento del amor. Ese fue el

secreto de la vida y de la actuación de Jaime: pasar por la vida como Jesús empeñándose en

hacer el bien a todos, en querer a todos, en hacerse querer por todos.

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Según San Juan de la Cruz: “Al atardecer de la vida nos examinarán del amor”. En este

examen, como en otros muchos, seguro que Jaime tiene ya “sobresaliente”. Los versos de José

Luis Blanco Vega con los que termina este libro y que el mismo Jaime sabía de memoria y

recitaba con frecuencia, resumen perfectamente los motivos de actuar de Jaime.

Todas las almas son un misterio y merecen todo nuestro respeto. Con esto intentamos

comprender un poco los motivos que indujeron a Jaime a hacer lo que hizo que es, ciertamente,

lo que podéis ver en este libro y mucho más.

José Antonio Lezama, Viator

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Entra en el gozo de tu señor

Aquel 18 de noviembre de 2010 oí que me llamaba: ¡Jaime!, ¡Jaime!

Yo respondí: ¡Aquí estoy, Señor!

Luego fue como un susurro, como una brisa fresca que pasaba por mi corazón: ¡Vamos, Jaime!

Deja a tus hermanos y hermanas... y ¡ven conmigo!

Y me dejé llevar. El Señor me colocó en sus hombros, como el buen pastor a la ovejita recién

nacida... y me trajo aquí. ¡Ah, qué maravilla! Con razón decía San Pablo que ni ojo vio, ni

oído oyó... Esto es una gozada inexplicable.

En el camino, según veníamos, Jesús me dijo: ¡Oye, Jaime! ¿Qué tal te fue eso del árbol de la

vida que tantas veces explicaste en reuniones...?

Bueno, Señor, le dije. Ya sabes que entre las frutas del árbol hay de todo...

No, Jaime, me dijo Jesús. Ya sé que la fruta está muy condicionada al tiempo, los pájaros, el

frío, el calor, el pedrisco... Yo me refería a las raíces del árbol...

Hombre, le dije con toda confianza, siempre he intentado tener unas actitudes sanas, vigorosas,

limpias, honestas, sinceras...

Vale, Jaime, entendido; me dijo Jesús. Pero añadió, ¿y tu opción fundamental?

Me sonreí, y después añadí: Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que siempre te he querido y he

vivido enamorado y apasionado por ti.

Jesús me bajó del hombro, me puso entre sus brazos y me dio un beso mientras me decía: ¡Bien,

siervo bueno y fiel; entra en el gozo de tu Señor!; y me acopló en la placenta divina. Desde ese

momento vivo inmerso en el amor trinitario y no tengo palabras para explicar lo que siento...

Últimamente me han dicho que los que seguís en la tierra esperáis que os cuente mi

vida con más detalles. Menos mal que no me habéis pedido que os la escriba, porque eso de

escribir nunca se me ha dado bien... Ni siquiera fui capaz de usar convenientemente ese

aparatito que llamáis ordenador...

Así que os los cuento, porque hablar ha sido una de mis cualidades cuando estaba entre

vosotros y siempre se me ha dado bastante bien. ¿Verdad?

Hace mucho tiempo decidí vivir entregado por y para los demás siguiendo los pasos de

Luis Querbes, que fue el fundador de mi Congregación, la de los Clérigos de San Viator.

Cuando os he tratado y hemos conversado de la vida, de sus buenos y malos momentos,

de sus alegrías y dificultades... siempre he sido benevolente, intentando reforzar los aspectos

positivos, potenciando así vuestra autoestima, pero en lo que a mí me correspondía he sido más

crítico, aunque a decir verdad mi autoestima ha sido muy alta y de ello debo agradecer a mis

padres, a mi familia, a mis amistades especiales, a todos vosotros y en el fondo de todo a mi

buen Dios Padre y Madre, como me gustaba llamarle.

Si tuviera que destacar dos actitudes que he tratado de vivir como seguidor de

Jesucristo, esas serían amar y perdonar. Amar a todos como nuestro padre nos ama –sí, y digo

bien, "nos ama", ya que sigue haciéndolo y nunca dejará de hacerlo-; y perdonar, ya que el

perdón como os lo decía muchas veces, es un don divino y además "es un signo de

inteligencia".

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He sido un privilegiado por la cantidad de

dones que el Señor sembró en mí. Siempre puse todo

mi amor en lo que hacía, dedicando esos dones a la

misión de evangelizar y educar, especialmente a los

más pequeños, según el lema de los viatores: “dejad

que los niños se acerquen a mí”.

He tenido una especial predilección por los

niños, sobre todo en los últimos años en los que la

enfermedad me atenazaba, ya que eran "mi mejor

medicina". ¡Qué rico me sabían esas horas de

patio…, esas entradas y salidas de los niños del

colegio, sus miradas, sus sonrisas de ángeles...!

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En esta misión nunca me he sentido solo. Muchos me habéis ayudado con vuestro

apoyo y cariño. Por ello doy gracias a Dios por haberos puesto en mi camino. “El haberos

conocido a todos me ha encantado”.

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Quienes me conocieron, decían que me parecía a mi madre

Esperanza, que era alta, guapa –si me permitís la licencia "¡guapa, más que

guapa!"-, nerviosa y dicharachera.

De mi padre Antonio, callado, amable, trabajador, heredé sobre

todo la admiración por la honestidad y su piedad profunda y discreta.

Murió a los 93 años y presidí su funeral, que comencé con estas palabras:

“¡No me deis el pésame por la muerte de mi padre. Felicitadme por haber

tenido un padre así!“.

Los dos están aquí conmigo. Menuda alegría les di y me dieron

cuando me encontré con ellos. Todas las personas que nos hemos dejado

amar y hemos amado mucho cuando estábamos entre vosotros, formamos

una piña amorosa en este ardiente corazón trinitario. ¡Qué maravilla!

A lo largo de mi vida he sido todo menos tranquilo y bastante impaciente. Mi mente no

paraba quieta ni un momento, estando en continua ebullición como si fuera una olla a presión.

Desbordaba energía, intentando llegar a todo lo que se me ponía por delante.

Recuerdo que uno de los informes previos a mis compromisos religiosos aventuraba lo

siguiente, suponiendo ya mi destino de futuro formador: “Temperamento nervioso, parece que

resistirá difícilmente las tensiones inherentes a la dirección de una casa de formación.”

Alguna que otra vez, fruto de esa impaciencia que os comento, repartí “cornadas”, pero

no dudéis ni un momento que me dolían más a mí, que al mismísimo “corneado”. Y os puedo

asegurar que después no quedó en mí ningún resentimiento.

Tenía un espíritu perfeccionista lo que me llevó en alguna ocasión a la frustración por

no alcanzar las metas que me proponía. ¡Algún defectillo tenía que tener, ¿no?!

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Mi familia

Me gustaría contaros algunas cosillas de mi familia y de mi vida desde que empecé a

respirar aquellos airecillos limpios y puros que subían hasta mi pueblo desde el valle del Pas.

Mis padres eran naturales de Bárcenas, un pequeño pueblecito al norte de la provincia

de Burgos, situado a tres kilómetros de Espinosa de los Monteros. Se dedicaban, como la

mayoría de los vecinos, a la ganadería de vacuno de leche y de ganado lanar. Llevando siempre

su ganado, se instalaron primero en Santa Olalla de Espinosa de los Monteros, para

posteriormente trasladarse a las vecinas localidades de Edesa, Agüera y finalmente a San

Pelayo, todas ellas pertenecientes a la Merindad de Montija (Burgos).

Tuvieron nueve hijos: Porfirio, Cesáreo, Demetrio, Eliseo, Adoración, Clotilde,

Secundino, Cipriano y yo, que era el menor de todos ellos. Cinco de mis hermanos fallecieron

en edades comprendidas entre los 18 meses de Demetrio y los 27 años de Adoración. Estas

cinco tragedias marcaron dolorosamente a mi familia, en particular a mi madre.

Durante la Guerra Civil, mis dos hermanos mayores, Porfirio y Cesáreo, fueron

llamados a filas. Cesáreo falleció en un hospital de Lérida en 1939 a consecuencia de los

rigores invernales del sitio de Teruel. Como San Pelayo estaba en zona republicana, en pleno

frente y al alcance de la artillería “nacional”, el resto de la familia tuvimos que abandonar el

pueblo y refugiarnos en Fuente Provedo, zona boscosa con cabañas ganaderas diseminadas en

la montaña que separa las provincias de Burgos y Cantabria, próxima al puerto de Los Tornos.

Allí falleció nuestro hermano Eliseo de 14 años. Sufría del corazón y el horror de los

bombardeos no fue seguramente la mejor medicina. Sin asistencia alguna, nuestro padre tuvo

que echárselo al hombro y caminar con él unos seis kilómetros hasta San Pelayo, donde le

enterró con la ayuda de un vecino que había permanecido en el pueblo.

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Nací en San Pelayo el día 18 de Julio de 1934. Un pueblecito que apenas cuenta con 20

habitantes. Se extiende a los pies del Zalama, cumbre que divide las provincias de Cantabria,

Vizcaya y Burgos.

Siempre me he sentido muy unido a mi “tierruca” y por ello a menudo salía en

conversaciones con mis compañeros de comunidad San Pelayo, el campo, las vacas… Para mí,

eran como la antítesis del “Corte Inglés”, en el que nunca llegué a entrar, ya que simbolizaba el

ajetreo y consumismo moderno. Me bastaba pasar delante de sus escaparates para convencerme

de cuántas cosas no necesitaba.

De San Pelayo salí para estudiar y sólo regresaba durante las vacaciones estivales a

pasar unos pocos días. Sin embargo de mayor, a la más mínima oportunidad, procuraba

regresar, aunque para ello tuviera que depender de alguien que me llevara, ya que, a pesar de

tener carnet, solo conduje una vez.

La casa donde nací está a cincuenta metros de la iglesia del pueblo dedicada a San

Bartolomé, en la cual me bautizaron una semana después de nacer. La casa que actualmente

tiene mi familia en el pueblo la construyó mi padre Antonio en el año 1.948.

En 1940, con seis años, me incorporé a la escuela mixta de San Pelayo. Por entonces ya

sabía leer, escribir y las cuatro reglas que me habían enseñado mis hermanos mayores, lo cual

sin lugar a dudas facilitó mucho la tarea a mi primer maestro, D. Esteban Arbé.

Mi casa natal en San

Pelayo

Con mis padres y tres de

mis hermanos

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Iglesia de San Pelayo

dedicada a San Bartolomé

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Años de estudios

Cuando cumplí trece años mis padres decidieron enviarme al juniorado que los viatores

tenían en Escoriaza, situado en la comarca del Alto Deva, en Guipúzcoa, a 31 kilómetros de

Vitoria y a 84 de San Sebastián.

El seminario estaba en un edificio de planta cuadrangular de grandes dimensiones,

organizado alrededor de un patio central. En el año 1.587, D. Juan de Mondragón y

Azcarretazábal, natural de Eskoriatza y residente en Perú, nombraba en su testamento como

único heredero a su hijo Pedro de Mondragón y le encomendaba utilizar parte de sus bienes en

la construcción de un hospital en Escoriaza “si pudiese ser, y si no en su comarca”.

Así se iniciaron las obras en 1603. Como consecuencia de un gran incendio, el edificio

quedó destruido en 1624, manteniéndose en pie únicamente los muros. Fue posteriormente

reconstruido y en el año 1669 el Hospital del Santísimo Rosario ya estaba en funcionamiento.

Después de numerosas vicisitudes, pasó a manos de la Comunidad de San Viator que, en 1921

habilitó en el edificio un colegio-seminario. Este inmueble fue declarado “Bien Cultural

Calificado por Orden de 17 de Enero de 1964.”

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En el año 1998 el edificio fue adquirido por la ”Mondragon Unibertsitatea” para su

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.

Claustro de

Escoriaza

Seminario de

Escoriaza

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Pero volvamos a mis años de formación con los Viatores. Cuando ingresé en el

Juniorado de Escoriaza el día 15 de septiembre de 1947, la gran preocupación de mis padres era

mi escaso apetito. Sobre todo si había garbanzos, que nunca me gustaron. Eran tiempos de

hambre, y recibía del pueblo paquetes de alimentos que compartía con mis compañeros de

mesa.

Como estudiante, mis compañeros decían que era brillante y con una memoria

privilegiada. Son muchos los que resaltaban con admiración esa sorprendente memoria capaz

de recordar no sólo nombres de cientos de alumnos, amigos y conocidos y de sus familiares,

sino también las vicisitudes, dolencias y alegrías de sus vidas. Era un recurso infalible que me

sirvió durante toda mi vida para intimar a primera vista. No corráis mucho la voz pero os digo

que yo empleaba un truco: para aprender una lista imaginaba un paseo por una zona conocida, y

a cada objeto que veía le atribuía un nombre de la lista. Por eso podía recordar los nombres

tanto en orden directo como en orden inverso, según hiciese el paseo de ida o de vuelta. Este

truco recibe el nombre de "mnemotecnia".

Por aquel entonces ya tenía claro que quería seguir a Cristo de un modo radical,

respondiendo a su llamada a ser su discípulo y apóstol.

Imagen actual del claustro de

la Facultad

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En el Juniorado de Escoriaza, el 12 de octubre de 1.947

Soy el tercero de la derecha, en la segunda fila empezando desde abajo

Foto de Junior con la

medalla de “aspirante”

a novicio en 1950

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Posando junto a un grupo de novicios que emitían sus

primeros votos, con el rosario al cuello que lo simboliza

Estoy de pie, el tercero por la derecha

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Primeros votos

El 15 de agosto de 1952 emití mis primeros votos en el noviciado de Escoriaza.

Después continué un año más mis estudios, obteniendo el Diploma Básico de Bachiller de

Ciencias y superando varias materias de Magisterio.

Desde ese momento, siempre he procurado vivir y actuar conforme al carisma de los

Clérigos de San Viator: “Anunciar a Jesucristo y su Evangelio y suscitar comunidades en las

que se viva, se profundice y se celebre la fe”.

Posando con mis padres

tras el compromiso

Mis primeros votos, 15 de agosto de 1952

Soy el segundo empezando por la izquierda de la fila central

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En el reverso podéis ver una de mis manías: firmar detrás de las fotos de grupos

Con los compañeros que emitimos los primeros votos

Estoy de pie, el tercero por la derecha

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Votos perpetuos

De Escoriaza fui destinado al colegio San José de Vitoria, como profesor, y más tarde

al Hogar San Francisco de Paula, en Zaragoza. El 15 de agosto de 1958, junto con mis

compañeros Lezama y Urrutia, emití los votos perpetuos en la capilla de Escoriaza.

Votos perpetuos en la

capilla de Escoriaza

Votos perpetuos junto con mis compañeros Lezama y Urrutia

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Tras los votos perpetuos fui al Seminario menor de los viatores en Sopuerta, y al año

siguiente regresé al Noviciado de Escoriaza. Allí, mi compañero José Antonio Lezama y yo

ayudábamos al maestro de novicios, el P. Celso López de Munain, mientras completábamos

nuestros conocimientos de lengua griega para prepararnos a los estudios sacerdotales.

La siguiente foto es del grupo que hizo la primera profesión el 15 de agosto de 1960.

Estoy sentado el segundo por la izquierda, sin poder disimular esa sonrisa que algunos tildaban

de “pícara“, que me acompañó toda mi vida.

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Ordenación Sacerdotal

Estudié Filosofía y Teología en la Facultad de Teología del Norte, en Vitoria, y me

ordené de sacerdote en Comillas (Cantabria) el 10 de abril de 1966, Pascua de Resurrección,

junto con mi compañero José Antonio Lezama.

A la semana de la ordenación, celebré la eucaristía en mi añorado San Pelayo

acompañado de mis padres Antonio y Esperanza. Salimos todos en procesión desde la casa en

la que nací hasta la iglesia. La misa fue muy solemne y la ceremonia litúrgica brilló más aún

con el coro de los juniores que vinieron desde Sopuerta para realzar la ceremonia religiosa.

Completé la Licenciatura de Teología en la Universidad de Comillas, en Madrid, el año

1967, y tras otro paso por Vitoria como Padre Espiritual del “Colegio San José”, recalé en el

escolasticado que los viatores tenían en Valladolid, localidad en la que a la postre, pasé el

período más largo de mi vida, aunque no de forma continuada.

Misa en San Pelayo,

una semana después

de la ordenación

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Con cuatro compañeros,

todos ellos originarios de

San Pelayo, a la puerta

de mi casa

Con mis padres

tras la celebración

Junto con compañeros

y amigos en la puerta

de mi casa

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Tarjeta de despedida al terminar filosofía en el

Seminario de Vitoria, el 30 de mayo de 1.966

Orla de la Licenciatura de Teología

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A propósito, recuerdo ahora un momento que suscitó mucha hilaridad en la capilla de

Valladolid, el 15 de agosto de 2002. Resulta que ese año junto con mis compañeros de

noviciado Jorge, Urrutia y Lezama (ya que Ortuondo estaba en Chile) celebrábamos nuestras

bodas de oro de profesión religiosa.

Los cuatro presentes teníamos fama de ser "un poco" habladores. Por eso, cuando los

asistentes a la Eucaristía nos vieron en el altar y recordaron que, en ese momento, los festejados

suelen decir unas palabras, temblaron de terror pensando que la comida podría comenzar a

media tarde o al anochecer. Nada de eso ocurrió gracias a la estratagema que inventamos.

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Ese día no habría ni homilía ni discursos, sencillamente expondríamos en unas

pancartas nuestros agradecimientos y nuestros deseos y, sin decir una palabra, pero

acompañados por unos cantos muy apropiados, pasaríamos nuestro mensaje. Esa era la idea

pero había que contar con los participantes. Se lo conté a Lezama, que se adhirió con

entusiasmo. Urrutia se negó, no veía muy litúrgico eso de sustituir la homilía por un cartón con

un mensaje. Había que conquistar a Jorge, el cual no dudó ni un momento.

Para llegar al triunfo final tuvimos que recurrir a la estrategia del voto con compromiso

previo de aceptar sin discusión la opinión mayoritaria. Como estaba previsto, Urrutia perdió,

pero con gran deportividad colaboró activamente en todo. Jorge, con su buena mano, hizo unos

carteles estupendos, nosotros los exhibimos y todo el mundo se enteró agradecido de lo que

queríamos decir. La comida, con gran satisfacción de todos, fue a la hora prevista.

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Aquí estamos los cuatro

homenajeados, a los pies

de nuestra Madre

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Viatores en Valladolid

Aunque hasta 1.968 no me destinaron por primera vez a Valladolid, os contaré como

surgió la vinculación de los Clérigos de San Viator con esta Ciudad. Corría el año 1961 y los

superiores buscaban una casa para Noviciado o Escolasticado. Tras intentos infructuosos en

Vitoria, en el año 1961 se apalabró la compra de una finca de 4 hectáreas a orillas del río

Pisuerga, a 10 kms. de Valladolid. Ya nos había convocado el notario para la firma del

contrato, pero las dueñas se emocionan, se les encoge el corazón al pensar que se desprenden

de una finca con la que estaban encariñadas y se niegan a firmar. De nada sirvió una airada

protesta. De nuevo a recorrer fincas y ver más casas. A los dos meses, el día del Sagrado

Corazón, ofrecen al H. Andrés una finca de 4 hectáreas en el mismo Valladolid, por el mismo

precio que la anterior. El Consejo de la Congregación la acepta el 22 de junio de ese año.

Dentro de la parcela, existía una casa que sirvió en los primeros años de noviciado, y

unos pajares y establos convertidos en dormitorio, capilla y sala de estudios de los novicios.

Nazario Izar de la Fuente, superior provincial de la comunidad, cuenta en una circular

del día 27 de octubre de 1961 la llegada de los primeros viatores a Valladolid: “…Un autobús

que salió de Escoriaza a las siete de la mañana del día 23 de octubre, dejó a 16 novicios con el

P. Maestro y el H. Graciano en su nueva residencia tan poco parecida a la que dejaron en

Escoriaza. En tarde de hoy, 27, el M.I. Sr. Vicario General del Arzobispado ha bendecido la

capilla y consagrado el altar. Con los trabajos de adaptación de la pequeña casa existente en la

finca y un dormitorio de una planta que se ha habilitado, el nuevo noviciado puede alojar

amplia y cómodamente a 25 novicios”.

La finca estaba enclavada en una “media selva” por lo que se hacía difícil su

localización a primera vista, tal y como se ponía de manifiesto en una crónica aparecida en

Vida, revista de la congregación: “Se ha cursado a Obras Públicas una petición de colocación

de rótulo que oriente al viandante que se acerque a San Viator-Noviciado, pero hay una

ordenanza que prohíbe tales distracciones para los esclavos del volante a menos de 50 metros

del firme de la ruta. También hemos pedido teléfono y se nos ha dicho en cordial entrevista con

el Director de la Telefónica en la ciudad del Pisuerga, que están sirviendo las peticiones del año

57”.

Casa-noviciado

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Vistas de la finca

Exteriores de la

Casa- noviciado

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Posteriormente, se construyó un edificio para los novicios adosado al existente.

Obras de

construcción del

nuevo edificio de

novicios

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Casa-noviciado tras

las obras

El “patio andaluz”

del noviciado

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En los exteriores de la casa-noviciado, se encontraban los aposentos del fiel perro Se-

vino con el que se encariñaron los novicios, y él con ellos, cuando “se vino” con ellos en uno de

sus paseos.

Con vistas al futuro, se tomó la decisión de construir un nuevo seminario para la

congregación. El 14 de julio de 1.964, el Superior General Michel Sudres, bendijo los terrenos

de la futura Casa de Formación.

Comenzaron las obras en el mes de octubre, y a su término, tomó el relevo de

Escoriaza, como la nueva casa de formación de los Clérigos de San Viator en Valladolid.

Capilla del

noviciado

Dominios de “Se-vino”

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Bendición de los terrenos

Obras de la

nueva casa

de formación

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El 20 de octubre de 1966, a las 18:30 horas, como delegado del Sr. Arzobispo, el

Vicario General de la Archidiócesis, el Ilmo. Sr. D. Modesto Herrero bendijo la nueva capilla y

consagró el altar. Al día siguiente, 21 de octubre de 1966, día de San Viator, a las 11 horas

comenzó la misa mayor inaugurándose así la capilla de la nueva Casa de Formación, que

posteriormente yo bauticé como de la “Resurrección y de la Vida”. Presidió la Misa mayor el

Padre Provincial Nazario Ízar de la Fuente, concelebrando los padres Chauffour, Luis, Jorge y

un servidor.

Se completó la jornada con un partido de fútbol entre una selección de HH.

Escolásticos y un conglomerado de veteranos, rematando la tarde con la proyección de la

película “Qué bello es vivir”, gracias a los PP. jesuitas que prestaron la máquina.

Nueva casa de

formación de

los Viatores en

Valladolid

Page 35: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

34

Al año siguiente, el 31 de mayo de 1.967, el Arzobispo de Valladolid don José García

Goldáraz bendijo la nueva casa de formación de los Clérigos de San Viator: vestíbulo,

dependencias y capilla.

Capilla de la casa de formación

Ambón original

Page 36: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

35

Bendición de

diversas

dependencias

Invitación al evento

Bendición del

vestíbulo

Page 37: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

36

Con posterioridad, en parte de los terrenos que ocupó la antigua casa-noviciado, se

construyó una residencia para alojar a los más veteranos de la congregación, entrando en

funcionamiento el 8 de junio de 1.982. Yo seguí de cerca las obras con entusiasmo, hasta

comenté que ya había elegido habitación para cuando me retirara. Sin embargo, ¡cuánto me

costó irme a la residencia cuando el provincial me lo propuso! En sus jardines se inauguró el 15 de agosto de 2.003 un monumento en conmemoración

del centenario de la presencia de los Clérigos de San Viator en España. Está formado por cinco

láminas de acero entrelazadas y representa el mundo (5 continentes) y al mismo tiempo cinco

hojas del libro que recoge latidos de nuestros 100 años de historia.

Residencia para los

más “veteranos” de

la Congregación

Ceremonia

de bendición

de la capilla

Page 38: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

37

Inauguración del monumento

Con mis cuatro compañeros de noviciado

el día de la inauguración del monumento

Page 39: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

38

Barrio de las Delicias, delicioso

La casa de formación está ubicada en el Barrio de Las Delicias, como yo decía,

"Delicias barrio delicioso".

El Barrio de Las Delicias se formó a comienzos del siglo XX como resultado de la

inmigración que recibió Valladolid motivada por la demanda de mano de obra para los talleres

de R.E.N.F.E. ubicados en el Paseo de Farnesio. Ya que esos nuevos vecinos encontraron

trabajo en la industria ferroviaria, tomaron como modelo de barrio el de Las Delicias, en

Madrid, que también estaba compuesto mayoritariamente por ferroviarios.

Posteriormente, en la década de los cincuenta, experimentó otro fuerte desarrollo

demográfico como consecuencia de la implantación de la factoría F.A.S.A. RENAULT en el

Paseo del Arco de Ladrillo números 44 y 46, entre la empresa Autógena Martínez y los

depósitos de carburantes de CAMPSA, y frente al cuartel Conde Ansúrez.

Pronto se constató la necesidad, cada vez más acuciante, de establecer un nuevo centro

docente para atender las numerosas peticiones de escolarización. Por ello, el mismo día de la

inauguración de la capilla del Seminario de San Viator, Monseñor García Goldáraz solicitó a

los viatores la construcción de un colegio en el barrio para “atender la educación cristiana de

los niños, jóvenes y familias”.

Talleres de

R.E.N.F.E.

Page 40: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

39

Factorías de

F.A.S.A.

RENAULT

El Barrio Delicias

años 50 y 70

Page 41: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

40

Colegio San Viator de Valladolid

La ilusión que entonces nació, tenía dos deseos que satisfacer: catequizar y enseñar.

Poner alas al barro y palabras al amor.

El 15 de febrero de 1.969, se procedió a la bendición del lugar y a colocar la primera

piedra de lo que hoy conocemos como el “Colegio de San Viator”.

Y tras las obras, esa ilusión se hizo realidad con el comienzo de las clases, el 14 de

septiembre de 1.972.

Bendición de

los terrenos

Construcción

del colegio

Page 42: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

41

Siempre me he considerado un educador nato volcando todo mi amor en mis alumnos,

intentado que cada uno de ellos desarrolle al máximo sus capacidades. En esa labor educativa

hay un tiempo para sembrar y otro para recoger.

Pero esos frutos no siempre llegan cuando se desea. Por eso eran famosos mis slogans

para cada etapa del curso que como una letanía trataba de inculcar a profesores y alumnos, y

que ellos a coro repetían: Para el primer trimestre: “¡A sembrar!”. Para el segundo: “¡Moral,

mucha moral!”. Para el tercero: “¡Paciencia, mucha paciencia!”.

Colegio San Viator

de Valladolid

Page 43: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

42

Page 44: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

43

Mis años en Valladolid

Mi estancia en Valladolid ha estado dividida en tres etapas. En la primera, de 1968 a

1978, fui profesor en el Escolasticado. Posteriormente pasé a ser su “Regente, Ecónomo y

Director de Estudiantes”, nuevas responsabilidades que asumí con decisión, simultaneándolas

con la animación de la Catequesis en la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen de las Delicias.

En el Escolasticado tenía claro mi papel de formar religiosos para el futuro en una

sociedad cambiante, y con el reto del Concilio Vaticano II que supuso una puesta al día de la

iglesia. No dudé en traer a las personas que consideraba mejor preparadas para lograr ese fin.

Por Valladolid pasaron desde Marciano Vidal o Alonso Shöekel, hasta Juan de Dios Martín

Velasco o Juan Mateos. En esos años, asistíamos con frecuencia a las Semanas de Teología que

se organizaban en la Sala Borja dirigidas por los jesuitas.

Fueron también tiempos de crisis de vocaciones lo que se ponía de manifiesto en las

dispensas de los votos de los jóvenes. Algunos me criticaron de excesivamente aperturista y

permisivo, tanto a nivel intelectual como religioso, responsabilizándome de las “deserciones

vocacionales” que se producían. Eso me dolió profundamente. Sin embargo siempre consideré

prioritario formar personas íntegras y felices antes que religiosos frustrados e insatisfechos.

También se criticó mi concepción “puertas abiertas” tanto en los patios como en la piscina

colegial. El cariño y agradecimiento que recibimos los viatores de los que se acercaron a

nosotros me demostraron que elegí el camino adecuado.

El amor a la Congregación me llevó también a reflexionar sobre su propio futuro,

cuestionándome mi grado de responsabilidad. Tenía claro que no se debía identificar

necesariamente la continuidad de la Congregación con la de la iglesia. Esta perdurará y nuestro

carisma también lo hará en la medida que se adapte a los signos de los tiempos. En los inicios de

la Congregación, la enseñanza en los pueblos estaba desatendida a la vez que la formación

religiosa y esa fue la primera misión a la que la institución se dedicó. Sin embargo en los

tiempos actuales la primera necesidad está cubierta, lo que nos lleva a dedicarnos también a

otros campos de acción como la atención a los padres de los alumnos.

Tras dos años en Madrid, regresé a Valladolid en una segunda etapa desde el año 1980 a

1995, siendo en primer lugar Regente, compaginándolo con el cargo de Consejero provincial.

En 1981 fui nombrado Coordinador de la Obra de Valladolid y después Coordinador de Pastoral

del Colegio San Viator de Valladolid, desde el año 1984 hasta el año 1995 que de nuevo me

destinaron a Madrid.

Y ya en mi última y definitiva etapa en Valladolid, a partir del 1999, fui colaborador en

la pastoral del Colegio San Viator y responsable de la “Eucaristía dominical” del Centro S.

Viator. También me ocupé de los grupos de formación de adultos y de oración abierta.

Page 45: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

44

Años en el Escolasticado, formando el grupo de

dirección que algunos llamaron “el pentágono”

Page 46: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

45

AMPA-Deportes-GOV

La educación no solo compete a los profesores. El compromiso de los padres en esa

labor refuerza la motivación de sus hijos.

Por ello siempre he tenido un agradecimiento especial para los miembros del AMPA de

los colegios por los que he pasado. Esos padres que de manera desinteresada, sacrifican gran

parte de su tiempo en colaborar con los profesores y con el colegio, organizando actividades

para padres y alumnos.

Como muestra de agradecimiento, me acercaba a sus reuniones y les dedicaba el

apelativo de “tontos buenos”, animándoles con frases como: “no tenéis remedio, y no lo

tengáis”.

Con miembros del

A.M.P.A.

Page 47: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

46

El mismo agradecimiento transmitía a los monitores de deportes y del GOV, Grupos de

Orientación para la Vida, por su trabajo incansable con los alumnos del colegio.

Eucaristía en Miñera de Luna

Siempre con el

deporte

Page 48: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

47

Escuela de Padres

Mi preocupación por la formación integral de las familias me llevó a prepararme en el

Instituto Superior de Filosofía de los Dominicos de San Pablo, donde cursé los estudios de

Orientador Familiar. Fue entonces cuando un grupo de padres me sugirieron que organizase

charlas sobre temas relacionados con la educación y las diferentes etapas del desarrollo de los

niños. Así nació la “escuela de padres”, en la que posteriormente tuvieron cabida temas

relacionados con la formación humana y cristiana de padres e hijos y las relaciones personales

entre ambos.

Grupo del curso de

“Orientador Familiar”

Page 49: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

48

Piscina abierta al Barrio

El colegio San Viator contaba entre sus instalaciones con una piscina. Un espacio que

cobró gran importancia ya que a través de ella, ofrecíamos a las familias un ambiente sano de

esparcimiento.

Trabajé duramente junto con mis hermanos de comunidad para conseguir que fuera una

“Piscina abierta al Barrio”. Nos empleamos a fondo para propiciar un clima muy familiar, rico

en confidencias, consejos y también algún que otro consuelo. Con mucha frecuencia, el recinto

se convertía en un “confesionario al aire libre”.

Page 50: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

49

Las fuertes inversiones que requería la instalación para adecuarse a las nuevas

normativas en materia de seguridad, la abocaron al cierre. Y tras varios años de abandono, se ha

reconvertido en el nuevo aparcamiento colegial.

Nuevo aparcamiento

colegial

Page 51: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

50

Parque de la Paz

Además de mi labor educativa y pastoral en el barrio, sentí la necesidad especial de

hacer lo que estuviera en mi mano para mejorar la situación de los vecinos. Por eso me podíais

encontrar en cualquier actividad que apoyara sus reivindicaciones sociales. Pertenecí a la

asociación de vecinos, y junto con ellos, Justicia y Paz y el apoyo de parroquias y colegios,

conseguimos para el barrio un lugar de esparcimiento del cual carecía, el “Parque de la Paz”.

Esta zona se localiza entre las calles Arca Real y General Shelly, al lado de los terrenos

ocupados por el Cuartel de Caballería Conde Ansúrez.

Los terrenos fueron ocupados por los militares del cuartel próximo. Alguien se dio

cuenta que esos terrenos no les pertenecían ya que eran de un particular.

Terrenos donde

hoy se ubica el

parque

Page 52: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

51

Tras conversaciones con los responsables militares, lejos de dejarlos libres, vallaron su

perímetro.

Desde “Justicia y Paz” se propuso que la gente colgara en la alambrada que delimitaba

la parcela, carteles con las reivindicaciones vecinales. Posteriormente, nos movilizamos para

que el Ayuntamiento comprara esos terrenos y los dedicara a hacer un parque y no a la

construcción de viviendas.

Finalmente, las peticiones vecinales fueron escuchadas. Y llegó el momento de ponerlo

nombre. Se propuso que fueran los propios vecinos quienes lo eligieran. Yo sugerí llamarlo el

“Parque de la Paz”. Esa idea cuajó entre los vecinos y fue el nombre elegido mayoritariamente.

Desde el Ayuntamiento se repartieron arbolitos para que los vecinos los plantáramos en

el nuevo parque, dándonos así la oportunidad de sentirlo más nuestro. Y así, herramienta en

mano, lo hicimos niños y grandes.

Con la colaboración de todos, hicimos realidad el “Parque de la Paz”, un lugar de ocio

para nuestro cada vez más “delicioso barrio”.

Reivindicaciones

vecinales

Page 53: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

52

Los vecinos

plantando árboles en

el nuevo parque

Asamblea en los

terrenos

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53

Parque de la Paz

Page 55: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

54

Catequesis del Carmen

Mi espíritu viatoriano me ha llevado siempre a estar abierto al Barrio de las Delicias, a

la Diócesis, y en tanto en cuanto he podido, he prestado mi colaboración gustosa a personas e

instituciones. Mi labor pastoral en el barrio en los primeros años, fue la animación de la

Catequesis en la parroquia Ntra. Sra. del Carmen de Las Delicias, en la que estuve hasta el año

1978.

Por aquellos años, en la catequesis de El Carmen había algo más de mil niños, unos

ciento diez o ciento veinte catequistas, y un grupo de cantores compuesto por aquellos

adolescentes provenientes de la catequesis, que se hacían mayores, pero no lo suficiente como

para responsabilizarse de un grupo.

Los domingos, media hora antes de celebrar la eucaristía, reunía a todos los catequistas

y les exponía el tema del día para que luego cada uno se lo transmitieran a los niños de su

grupo. Intentaba adaptar la eucaristía a niños y mayores. De hecho, muchos padres se quedaban

todos los domingos a esta misa de chicos. Intentaba cuidar la parte correspondiente a la música

para así hacer participar en la liturgia a todos los asistentes. Inclusive hice mis pinitos

organizando un pequeño coro a cuatro voces mixtas. ¡Y hasta se editó un cantoral!

Para toda esta labor me apoyaba mucho en los viatores estudiantes, que entonces había

en Valladolid. Organizaba charlas, convivencias y retiros de uno o varios días. Otra cosa que

promoví durante unos años, fue la noche de oración. A eso de las diez de la noche íbamos a

algún lugar alto de los de las afueras de Valladolid, y lo pasábamos en oración hasta contemplar

la salida del sol.

También organizaba charlas a los padres para actualizar su formación religiosa,

intentando presentar una teología liberadora basada en el mandamiento del amor y la moral de

actitudes. La catequesis también tenía su parte lúdica. Por Navidad se celebraba un Festival,

para el cual el seminario de San Viator nos prestaba el salón de actos que se llenaba a tope. Al

final del curso se organizaba la excursión de catequesis, a la que también se admitía a los

padres que quisieran ir. ¡Llegamos a llenar hasta dieciséis autocares!

Parroquia de Nuestra

Señora del Carmen

Page 56: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

55

Grupo de catequistas

con los novicios en

San Viator

Excursión fin de

curso de catequesis

Page 57: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

56

Diversos grupos de

catequistas

Último servicio que prestaron las sotanas colaborando

en la construcción de la rampa del seminario

Page 58: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

57

Años más tarde, en el 2.000, las “viejas glorias de la catequesis del Carmen” nos

reunimos compartiendo “misa y mesa” en el Colegio San Viator, recordando aquellos

maravillosos y fructíferos años.

Page 59: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

58

Charlas con Goyo

Compaginando mi labor en la catequesis del Carmen, durante esos años me dediqué

también junto con Goyo Esquíbel, a ir por los colegios de Valladolid y por diversos pueblos de

la provincia a dar charlas, ejercicios, retiros, en definitiva, a evangelizar. ¡Vaya tándem

formábamos!

Transmitíamos a los jóvenes y a las familias una manera de entender y vivir un

cristianismo abierto, humano y positivo.

Lástima que esa forma de evangelizar no siempre fuera bien entendida. Recuerdo que

algunos incluso nos acusaban de “corruptores de menores. Por suerte siempre contamos con el

cariño y el apoyo que recibimos de los hermanos de comunidad, de las familias, de los

directores de los colegios, del Obispo, del juez, sí, sí, del juez que hasta ese punto llegaron

incluso las disputas, y hasta del escritor Delibes que se puso de pie en una reunión para

defendernos y felicitarnos por la educación que dábamos a su hija.

Pero llegó el año 1978 y fui trasladado a Madrid como Consejero provincial de los

viatores, lo que me obligó a abandonar la colaboración con la parroquia del Carmen. Y aunque

regresé a Valladolid en 1980, las nuevas funciones que la congregación me encomendó, no me

permitieron volver a la parroquia de El Carmen con la cual, no obstante, me mantuve siempre

muy vinculado.

Page 60: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

59

A mi regreso, en el curso 1980-1981, un grupo de jóvenes de la plataforma 0,7%, que

persigue destinar ese porcentaje del producto interior bruto de los países ricos al desarrollo de

los países del Sur, buscaba un lugar para hacer una huelga de hambre reivindicativa. Solicitaron

mi apoyo para poder realizarlo en la casa de formación de San Viator en Valladolid.

Tras consultarlo en la comunidad religiosa, y después de “algún que otro acalorado

cambio de impresiones con compañeros”, la huelga de hambre tuvo lugar en San Viator,

teniendo gran resonancia en la ciudad.

Page 61: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

60

Justicia y Paz

Tomé parte en el movimiento diocesano de Justicia y Paz del que intenté ser un

miembro activo, aportando todo mi entusiasmo. Desde ese colectivo promoví durante varios

años una marcha pacífica y silenciosa en pro de la paz, la justicia, los inmigrantes, los derechos

humanos, de acuerdo con el lema escogido para cada año.

Una de las acciones convocadas por Justicia y Paz, tenía lugar al día siguiente de cada

asesinato terrorista. Nos concentrábamos a las ocho de la tarde en torno a la cruz de la plaza de

San Pablo como signo de rechazo al terrorismo y apoyo a las víctimas. Eran concentraciones

silenciosas que duraban media hora. Para acabar se leía un manifiesto de apoyo a las víctimas,

pidiendo a los terroristas el final de la violencia.

Page 62: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

61

Recuerdo especialmente la del 16 de junio de 1990. Llevábamos dos pancartas: “La Paz

es posible” y “Apuesta por la Paz”. Una periodista de Radio Televisión Española se acercó a mí

y me preguntó por el significado de ese silencio. Le respondí que es nuestro estilo de protesta

activa. El reportaje se vio esa noche en el Telediario nacional.

Page 63: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

62

Festival Musical de la Paz

En el contexto de este movimiento, junto con Santi Angulo, surgió también el Festival

Musical de la Paz, que durante varios años se celebró en diferentes lugares de la ciudad. El

primero se celebró el 12 de mayo de 1990 en la capilla de San Viator. Participaron 12 grupos

musicales con canciones originales y los asistentes sobrepasaron los 600, además de numerosos

reporteros de radio y televisión.

La canción del Grupo San Viator titulada “Gente de Paz”, que el propio Santi Angulo

compuso, fue proclamada “Canción de la Paz 1990”.

1er Premio del Festival

Musical de la Paz

Page 64: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

63

Fundación Aldaba Proyecto-Hombre

Siguiendo los pasos de Luis Querbes, los Clérigos de San Viator nos dedicamos

especialmente a los más desfavorecidos de nuestro tiempo. En el año 1993, junto con otras

cinco Congregaciones religiosas implantadas en Valladolid, nos concertamos para dar una

respuesta eficaz al problema de la drogadicción. Se creó una fundación, a la que se dio el

nombre de ALDABA, y que eligió el estilo terapéutico del Proyecto Hombre. Así comenzó su

andadura “ALDABA - PROYECTO HOMBRE VALLADOLID”.

Estuve presente en sus primeros pasos y tras el paréntesis de mis años en Madrid volví a

formar parte del Patronato junto con mi compañero Juan Francisco Serrano en representación de

los viatores.

Page 65: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

64

Grupos de formación y oración abierta

Como yo siempre he entendido, Dios y la religión son fuente de alegría y esperanza y no

de angustia interior. Y fruto de ese convencimiento, me mostré en todo momento alegre por dar

a conocer a Jesucristo y su evangelio, con una actitud “positiva”. Trataba de transmitir esa

misma actitud en las charlas de la “escuela de padres”, a las que me he referido anteriormente,

y también en los “grupos de formación” y en la “oración abierta”, que la Comunidad

Viatoriana ofrece a todas las personas que manifiestan esa inquietud.

Grupos de

formación

Page 66: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

65

Grupo de oración abierta

Page 67: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

66

Eucaristía de doce

Esa visión positiva de la religión es la que encontraban, y siguen encontrando, todos los

que cada domingo asisten a la eucaristía de San Viator, la llamada “eucaristía de doce”. Ponía

gran énfasis en la relación personal, en conocernos unos a otros, en celebrar, sí digo bien, en

celebrar, porque la eucaristía debe ser una fiesta. Por ello muchas veces de manera provocativa

me dirigía a todos diciendo: “Dios no quiere vernos con cara de vaca triste”, o, “un santo triste

es un triste santo”.

En cuanto a las homilías, yo nunca he sido hombre de largos discursos o sermones,

prefiriendo resaltar la idea que consideraba principal de cada lectura del evangelio, haciéndola

comprensible y cercana para todos. Por eso en las eucaristías de verano, tras el momento de la

palabra, miraba a la gente con una sonrisa un tanto socarrona, alzaba una mano y decía a los

asistentes: “En tiempo de melones y sandías"..., a lo que todos a coro contestaban: “No hay

sermones ni homilías”.

Grupo “eucaristía

de doce”

Page 68: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

67

Siempre he hablado de la importancia del sentimiento de la presencia constante de Dios

en cada momento del día: al levantarme, en la oración comunitaria, al ir al colegio, en las

sesiones de patio, al encontrarme con las personas y escuchar sus problemas o al celebrar la

Eucaristía. Prediqué el momento presente sincero, que yo esquematizaba con las siglas MPS,

invitando a todos a ver y vivir lo que de bueno, verdadero y bello hay en la vida y en todos y

cada uno de nosotros, viviendo la presencia de ese Dios que tanto nos ama.

Y como el tema de las siglas me iba bien, procuraba introducir en el corazón de quien

me escuchaba que era suficiente con saber responder adecuadamente a las tres D: DDD, Dios,

Deber y Demás. El camino de la santificación pasaba, decía, por vivir las tres D.

Page 69: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

68

Grupo Amigos de San Viator

También colaboré con los que generosamente empleaban su vida en intentar paliar las

necesidades de los demás. Por ello apoyé desde sus comienzos, la idea de esos “Locos de

Yahvé” como yo mismo les bauticé, que formaban y forman el grupo de “Amigos de San

Viator”. Un grupo de matrimonios, que en fechas próximas al 14 de febrero, se reúnen todos los

años para celebrar San Valentín.

Allá por el año 1988, les surgió la idea de entregar a Manos Unidas el dinero que se

iban a gastar en la celebración de la cena o tomando café. Así nació la “Gran Cena San

Valentín para Manos Unidas”. El primer año se juntaron 40 comensales llegando a ser en algún

año más de 600. Ellos mismos se ocupan de elaborar el menú y de preparar todo lo necesario.

Toda la Comunidad de San Viator se brinda gustosa a colaborar cada año, poniendo a

su disposición todo lo que necesiten salones, cocina, menaje, sillas, mesas…, en definitiva,

siendo una “casa de puertas abiertas”.

Asistía siempre que podía para agradecerles su desinteresada labor por el prójimo,

aquél en el que nunca debemos dejar de ver a Dios.

La elaboración

del menú

Page 70: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

69

Esperando a los

comensales

Entre fogones

Preparación de

los comedores

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70

En perfecto

estado de revista

Page 72: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

71

Comunidad CVS-AZACÁN

Como Viator, igual que mis hermanos y hermanas, me sentía en la obligación de acoger

a los que estaban a nuestro alrededor, y más aún cuando estas personas manifestaban un claro

deseo de aproximarse y compartir con nosotros. Allá por el año 1991, un grupo de jóvenes con

una inquietud común de profundizar en su vivencia cristiana, comenzó a reunirse en los salones

del Colegio San Viator. Les propuse formar una comunidad con ciertas similitudes a la

Viatoriana, inspirada en el carisma de Luis Querbes y empapada de la forma de ser y hacer de

los viatores. Pero siempre respetando su propia identidad, sin prisas ni agobios, avanzando

siempre “a paso de buey”.

Así nació la Comunidad Viatoriana Seglar, es decir, la CVS. Ese grupo de jóvenes, con

el tiempo, formaron familias y he de confesar que me he sentido orgulloso de estar presente

siempre que me ha sido posible, en sus acontecimientos familiares, celebrando sus bodas,

bautizando y oficiando la “segunda comunión” de sus hijos, y también estando próximo en la

despedida de sus seres queridos.

Celebración con la

Comunidad

Viatoriana Seglar

(C.V.S.)

Page 73: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

72

De ese grupo surgió la O.N.G. Azacán, nacida en Valladolid en torno a 1996, como

forma de arrimar el hombro para luchar contra las injusticias de nuestro mundo.

.

Mi última celebración con la C.V.S. a la que se unieron

algunos miembros de mi comunidad de Valladolid

Page 74: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

73

Impulsor de la Comunidad de San Viator

Una de las señas de identidad de nuestra Congregación de los Clérigos de San Viator

son los Asociados. La Comunidad Viatoriana está formada por viatores religiosos y viatores

asociados comprometidos en una misma misión. Una de mis mayores preocupaciones fue la de

poner en marcha y desarrollar la Comunidad Viatoriana, ese “sueño-deseo” del Padre Querbes

que también yo convertí en mi sueño: “Viatores religiosos y seglares compartiendo vida,

espiritualidad y misión”.

Precisamente en 1980 fue en Valladolid donde se hicieron las dos primeras

incorporaciones oficiales de viatores seglares a la Comunidad Viatoriana.

Celebración de las

Bodas de oro de

profesión religiosa

Primeros viatores seglares

de la Comunidad Viatoriana

Page 75: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

74

Como se dice en los corintios: “Hay diversidad de dones, pero uno mismo es el

Espíritu, diversidad de ministerios pero un mismo Señor; diversidad de actuaciones, pero un

mismo Dios que obra todo en todos”.

Con mi

Comunidad de

Valladolid

Salidas

comunitarias

Page 76: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

75

Una de las últimas fotos

con viatores de Valladolid

1 de septiembre de 2.010

Aniversario de la muerte de Luis Querbes

Page 77: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

76

Desde la habitación de al lado…

Si he conseguido en alguna medida mejorar la vida de todo aquél que el Señor ha

puesto en mi camino, os aseguro que me doy por satisfecho. Siempre he dado gracias a Dios

por todas las personas que he conocido y me han ayudado a ser cada día mejor seguidor de

Jesucristo.

Desde la habitación de al lado en la que me encuentro y desde la que rezo por todos

vosotros, no quiero terminar el relato de mi vida sin antes recordaros una oración que escribió

José Luis Blanco Vega. Cuando estaba entre vosotros la llevaba impresa en mis labios y en mi

corazón. Si conseguís hacer de estos versos un reflejo de vuestra vida, os iréis convirtiendo

poco a poco en personas “elegantes”, de las que nuestro buen Dios Padre-Madre presumirá:

Desde que mi voluntad

está a la vuestra rendida,

conozco yo la medida

de la mejor libertad.

Venid, Señor, y tomad

las riendas de mi albedrío;

de vuestra mano me fío

y a vuestra mano me entrego,

que es poco lo que me niego

si yo soy vuestro y vos mío.

A fuerza de amor humano

me abraso en amor divino.

La santidad es camino

que va de mí hacia mi hermano.

Me di sin tender la mano

para cobrar el favor;

me di en salud y en dolor

a todos, y de tal suerte

que me ha encontrado la muerte

sin nada más que el amor.

Page 78: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

77

ÍNDICE

PRÓLOGO ................................................................................................................................................... 1

ENTRA EN EL GOZO DE TU SEÑOR ...................................................................................................... 5

MI FAMILIA ............................................................................................................................................... 9

AÑOS DE ESTUDIOS............................................................................................................................... 12

PRIMEROS VOTOS .................................................................................................................................. 17

VOTOS PERPETUOS ............................................................................................................................... 19

ORDENACIÓN SACERDOTAL .............................................................................................................. 21

VIATORES EN VALLADOLID ............................................................................................................... 27

BARRIO DE LAS DELICIAS, DELICIOSO ............................................................................................ 38

COLEGIO SAN VIATOR DE VALLADOLID ........................................................................................ 40

MIS AÑOS EN VALLADOLID ................................................................................................................ 43

AMPA-DEPORTES-GOV ......................................................................................................................... 45

ESCUELA DE PADRES ........................................................................................................................... 47

PISCINA ABIERTA AL BARRIO ............................................................................................................ 48

PARQUE DE LA PAZ ............................................................................................................................... 50

CATEQUESIS DEL CARMEN ................................................................................................................. 54

CHARLAS CON GOYO ........................................................................................................................... 58

JUSTICIA Y PAZ ...................................................................................................................................... 60

FESTIVAL MUSICAL DE LA PAZ ......................................................................................................... 62

FUNDACIÓN ALDABA PROYECTO-HOMBRE .................................................................................. 63

GRUPOS DE FORMACIÓN Y ORACIÓN ABIERTA ............................................................................ 64

Page 79: Jaime, el apóstol de Las Delicias (Valladolid)

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EUCARISTÍA DE DOCE .......................................................................................................................... 66

GRUPO AMIGOS DE SAN VIATOR ...................................................................................................... 68

COMUNIDAD CVS-AZACÁN................................................................................................................. 71

IMPULSOR DE LA COMUNIDAD DE SAN VIATOR .......................................................................... 73

DESDE LA HABITACIÓN DE AL LADO… .......................................................................................... 76

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