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John L. Lash - El Karma Es un Juego Arreglado Etiquetas: Ensayo , Información De otro de los autores que hemos presentado en varias oportunidades, hemos puesto en castellano ahora este texto de John Lash (metahistory.org) que más que intentar una definición tradicional (hindú, budista o como ha sido divulgada) de karma, explica más bien cómo él, y con él los gnósticos de la Antigüedad, piensa acerca de ello en base a su ya conocido planteamiento (que a veces no es todo lo sencillo que quisiéramos). De allí se deriva obviamente el título del ensayo, que propone considerar la supuesta ley karmática como un juego que debemos jugar y que no es más que eso, porque, sostiene, ciertamente hay maneras de trascenderlo y superarlo, en la medida en que se desarrolle cierta conciencia. Señala además que aparte de ser un juego que se nos impone, no consiste en lo que se ha solido divulgar sino en un mecanismo de tipo efecto dominó. El Karma es un Juego Arreglado La Influencia Arcóntica en la Psicología Humana y en el Orden Social por John L. Lash 18 de Octubre de 2010 Este ensayo es una tentativa de explicar uno de los aspectos más desconcertantes de la experiencia humana: el "karma", es decir, el mecanismo de causa y efecto en el comportamiento humano. Si no fuere un desafío lo bastante difícil, interpretaré algunos pasajes del Apocrifón de Juan, un texto que presenta material sobre los Arcontes, único en el corpus de escrituras gnósticas. Mi objetivo es mostrar que los gnósticos tenían una visión extremadamente sofisticada del auto-engaño humano, sobre todo en cuanto a moralidad y responsabilidad. La palabra sánscrita karma significa simplemente "acción", pero más exactamente "activación", el modo en que una acción conduce a otra en una reacción en cadena, en que cada acto en la cadena activa al siguiente. El hinduísmo y el budismo se refieren a la "ley del karma" como si fuese una fórmula obligatoria de alguna manera implementada por autoridades cósmicas, o quizás debido a una cerrada repetición de intercambios de energía en el universo. De acuerdo a la definición habitual, la ley del karma asegura que cada acto retornará finalmente a su hechor de un modo equivalente. El bien retornará con algo bueno; el mal con algo malo. La ley funciona a través de todos los acontecimientos en el curso de la vida, un proceso aparentemente inexorable del destino, y se extiende más allá de los límites de la mortalidad. Las condiciones sufridas o disfrutadas en esta vida son debidas a acciones en una vida anterior. El karma es a veces llamado "la ley moral de causa y efecto". Se la supone establecida para animar a hacer buenas obras, hechos afectuosos, y para apartarse de las acciones malas, dañinas y destructivas. La formulación cristiana es "lo que usted siembra, aquello usted cosecha". Sin Retribución 1

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John L. Lash - El Karma Es un Juego Arreglado

Etiquetas: Ensayo, Información De otro de los autores que hemos presentado en varias oportunidades, hemos puesto en castellano ahora este texto de John Lash (metahistory.org) que más que intentar una definición tradicional (hindú, budista o como ha sido divulgada) de karma, explica más bien cómo él, y con él los gnósticos de la Antigüedad, piensa acerca de ello en base a su ya conocido planteamiento (que a veces no es todo lo sencillo que quisiéramos). De allí se deriva obviamente el título del ensayo, que propone considerar la supuesta ley karmática como un juego que debemos jugar y que no es más que eso, porque, sostiene, ciertamente hay maneras de trascenderlo y superarlo, en la medida en que se desarrolle cierta conciencia. Señala además que aparte de ser un juego que se nos impone, no consiste en lo que se ha solido divulgar sino en un mecanismo de tipo efecto dominó.

El Karma es un Juego ArregladoLa Influencia Arcóntica

en la Psicología Humana y en el Orden Socialpor John L. Lash

18 de Octubre de 2010

Este ensayo es una tentativa de explicar uno de los aspectos más desconcertantes de la experiencia humana: el "karma", es decir, el mecanismo de causa y efecto en el comportamiento humano. Si no fuere un desafío lo bastante difícil, interpretaré algunos pasajes del Apocrifón de Juan, un texto que presenta material sobre los Arcontes, único en el corpus de escrituras gnósticas. Mi objetivo es mostrar que los gnósticos tenían una visión extremadamente sofisticada del auto-engaño humano, sobre todo en cuanto a moralidad y responsabilidad.

La palabra sánscrita karma significa simplemente "acción", pero más exactamente "activación", el modo en que una acción conduce a otra en una reacción en cadena, en que cada acto en la cadena activa al siguiente. El hinduísmo y el budismo se refieren a la "ley del karma" como si fuese una fórmula obligatoria de alguna manera implementada por autoridades cósmicas, o quizás debido a una cerrada repetición de intercambios de energía en el universo. De acuerdo a la definición habitual, la ley del karma asegura que cada acto retornará finalmente a su hechor de un modo equivalente. El bien retornará con algo bueno; el mal con algo malo. La ley funciona a través de todos los acontecimientos en el curso de la vida, un proceso aparentemente inexorable del destino, y se extiende más allá de los límites de la mortalidad. Las condiciones sufridas o disfrutadas en esta vida son debidas a acciones en una vida anterior.

El karma es a veces llamado "la ley moral de causa y efecto". Se la supone establecida para animar a hacer buenas obras, hechos afectuosos, y para apartarse de las acciones malas, dañinas y destructivas. La formulación cristiana es "lo que usted siembra, aquello usted cosecha".

Sin RetribuciónLa función compensadora del karma es a veces llamada la retribución kármica, es decir, un reembolso. Una persona que hace daño a otros sufrirá el justo castigo, sufriendo daño a su vez, etc. En el hinduísmo y el budismo, las enseñanzas sobre el karma son inseparables de la hipótesis de la reencarnación. ¿Por qué?. Generalmente se cree que el karma debe actuar a través del tiempo, abarcando muchas vidas, porque es un principio universal. Éste es un elevado concepto de la moralidad, en verdad. Implica que cualquier acción emprendida por una persona cuando está viva tendrá repercusiones y ramificaciones después de que ella muera, y finalmente rebotará sobre el hechor que ha nacido de nuevo, para bien o mal. De esta manera, hay un poder aleccionador de largo plazo en la doctrina del karma.

La tibetana Rueda de la Vida, ilustrando la rotonda kármica de los tres venenos, los seis reinos y los doce eslabones (nidanas) en la cadena de renacimientos. Un dispositivo de profunda enseñanza psicológica, quizás, pero ¿realmente representa las leyes que actúan en la moralidad humana, equivalentes a las leyes de la Naturaleza?. En otras palabras, ¿es este diseño un cuadro verificable de reacciones en cadena que ocurren mecánicamente en el comportamiento humano, o es sólo una

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estratagema, un modelo útil para leer el comportamiento?. ¿Representa esto cómo realmente actúa el comportamiento, o simplemente presenta un esquema para interpretarlo?.

La reencarnación misma es un asunto complicado. La veracidad de la retribución kármica depende de si se asume que las vidas sucesivas realmente demuestran un patrón de causa y efecto. Esta premisa puede ser imposible de verificar, dejando a la ley del karma incierta sobre algo que permanece no demostrado, si es que no improbable. Sin embargo, hay un modo simple de explicar por qué se invoca la reencarnación cuando la doctrina del karma es promulgada. En la realidad normal, el karma no es demostrable. No coincide con los hechos de la realidad. Es no-intuitivo y no-evidencial, no apoyado por los hechos de la experiencia humana. El karma desafía el sentido común y choca bruscamente contra lo obvio.

En los asuntos humanos, es indiscutible que la gente frecuentemente hace daño sin que reciba un daño a cambio, y las buenas acciones suelen no ser recompensadas, o, como un cínico dijo, "ninguna buena acción queda sin castigo". La gente buena sufre daños atroces. La gente mala se sale con la suya. El engaño es desenfrenado y muy frecuentemente nunca expuesto. De ser expuesto, no es castigado. A los perpetradores casi nunca se les piden cuentas. Hay muy poca justicia en la realidad humana. Éste es un hecho claro y brutal de la vida que debe ser ignorado por un acto consciente de negación.

La evidencia desnuda de la experiencia hace obvio que la compensación kármica es puro cuento (bullshit). La gente de vez en cuando consigue lo que merece, por supuesto. Y es más satisfactorio cuando esto sucede. Muchísimas películas de Hollywood basan su atractivo sobre esta perspectiva. Pero por regla general, ése ciertamente no es el caso, y no es algo con lo que se debe contar. Actos horribles ocurren sin que el autor sea conocido o hecho responsable. Los que llegan a ser conocidos y se demuestra que son culpables de actos atroces a menudo andan en libertad. Ellos hacen alarde de la impunidad. Esta situación es difícil de aceptar, pero sin embargo la evidencia está en todas partes en el ordenamiento social, en la política, en los asuntos íntimos y familiares. Aquellos que cometen hechos malos raramente reciben lo mismo a cambio, aunque eso pueda suceder en situaciones específicas de guerras de pandillas o enemistades de la Mafia. En tales casos, sin embargo, no resulta necesario suponer que funciona una enorme ley impersonal del karma. La gente toma venganza o ejerce la violencia recíproca. Ninguna ley cósmica se requiere allí.

De allí la referencia a la reencarnación: si no puedo mostrarle cómo la acción hiriente de una persona es compensada con un daño equivalente hecho a aquella persona, porque no es evidente en el curso de los asuntos humanos, entonces volveré fácilmente al escenario de las vidas sucesivas: El tal por cual no recibe su merecido en esta vida; bien, pero lo recibirá después, puede estar seguro de ello. La reencarnación, que no puede ser demostrada, es invocada para apuntalar una premisa que es rotundamente refutada por los hechos de la vida. Este es un ejemplo de lo que los existencialistas llaman mauvaise foi, mala fe, es decir, creer o pretender creer algo que usted sabe que no es verdadero, para alguna segunda intención, a modo de consuelo o sentido de la justicia, o simplemente por una completa incapacidad para aceptar la amarga verdad.

El cristianismo y el Islam son religiones cuyos adherentes por lo general no consideran o no aceptan la reencarnación. Pero la noción de la retribución kármica es inherente a estos sistemas de creencias. Si no hay ningún proceso de reencarnación que asegure el justo castigo, no hay problema, sólo déjeselo al Creador. De aquí la creencia en la retribución divina que figura tan marcadamente en aquellas religiones: Dios castigará a los malhechores y recompensará el buen comportamiento del fiel, quienes tienden a ser oprimidos y abusados; el juicio divino prevalecerá sobre cada persona e incluso sobre el drama de la Historia. Cristianos y musulmanes se aferran por igual a esta convicción con vehemente intensidad.

Imagine cómo sería vivir sin la garantía de la retribución: presenciar lo que pasa en el mundo, el espectáculo en curso de la injusticia, y renunciar totalmente al consuelo del justo castigo. En las mentes de los fieles, vivir sin recompensa no es una opción. Es una perspectiva terriblemente espantosa. Es intolerable en extremo. Esto destroza la mente y angustia al corazón. Y lo que es peor, abre la entrada al caos moral. Después de todo, si no hay ninguna compensación, ningún sistema de castigo y recompensa que actúe sobre el comportamiento humano, entonces cada uno es libre de hacer lo que quiera sin preocuparse por las consecuencias que puedan recaer sobre el hechor. Como no habrá ninguna consecuencia indeseada para mí, puedo hacer lo que me dé la gana, actuando para dañar o beneficiar a otros, de una u otra forma, libre de una acción recíproca sobre mí, de cualquier modo.

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Vale la pena notar que las buenas acciones, realizadas con compasión, en una manera benévola y no egoísta, sólo porque se siente bien hacerlas y los resultados para otros son felices y productivos, no requieren ser correspondidas. Como Walter Kaufmann observó en su crítica de la moralidad "prudencial" de la fe judeo-cristiana, un acto realmente moral es hecho sin la preocupación cautelosa por cómo esto beneficia al hechor, es decir, por la recompensa del favor de Dios o de la vida eterna después de la muerte. Los actos malvados y engañosos, por contraste, siempre son realizados con la preocupación por las consecuencias para el hechor. Volveré sobre este punto al final de este ensayo.

Los adherentes a las religiones abrahámicas del judaísmo, cristianismo e islamismo, son llamados "la gente del Libro" porque ellos confían en las reglas de conducta que se encuentran en libros atribuídos a una autoría divina: la Torá, la Biblia y el Corán. Tal gente universalmente está de acuerdo en que el comportamiento bueno y "moral" sólo es posible entre los seres humanos por seguir ciertas reglas prescritas. El argumento para la fe en Dios está estrechamente unido al argumento para el orden moral respaldado por una entidad sobrehumana, y esto supone que tal autoridad es la única base para la moralidad. Sin reglas dadas por Dios, impuestas por un sistema de recompensa y castigo, ¿por qué alguien haría algo salvo seguir sus propios impulsos egoístas?.

Obviamente, la mala fe en la retribución kármica (puesta en práctica por un dios o por una ley cósmica impersonal, no hace diferencia) tiene un enorme efecto de control sobre el comportamiento humano, manteniendo a la gente en orden. Sin retribución habría una anarquía moral total. Pero quizás valdría la pena considerar a qué realmente se podría parecer la "anarquía moral". Me referiré a aquel tema al final del ensayo.

Influencia de los ArcontesEl Apocrifón de Juan es un largo texto cosmológico que aparece en tres versiones en los códices de Nag Hammadi, e independientemente en otro texto copto, el códice de Berlín. Es un tesoro de oscuridades deslumbrantes y delirios teológicos arcanos. En el cajón de sastre de los escritos gnósticos coptos, este texto es único porque contiene dos rasgos no encontrados en otra parte en aquella literatura por lo demás redundante. Como suele suceder, estos dos rasgos se refieren a dos preguntas claves que con frecuencia aparecen en la discusión sobre los arcontes, los malévolos embaucadores de que habla el gnosticismo. Estas preguntas son:

—¿Qué papel, si es que alguno, jugaron los Arcontes en la creación del cuerpo humano?.

—¿Cómo influyen los Arcontes en el curso actual de las acciones emprendidas por los seres humanos, es decir, cómo ellos afectan al karma?.

Demás está decir que éstas son preguntas bastante amplias. Tengo que informar que el Apocrifón de Juan no proporciona nada como respuesta clara y adecuada a una u otra pregunta. Lo siento por eso. Sin embargo, presenta una base provisional para tales respuestas, si la inferencia y la extrapolación son permitidas. Objetable como pueda ser este método para algunas mentes, la inferencia y la extrapolación son los ejercicios a seguir, con moderación y rigor, para conseguir algo viable de la literatura gnóstica. A aquellos que objetan mi bien conocida técnica en este aspecto, les digo: demándenme. A aquellos que siguen mi tendencia, debo advertir que las respuestas que pueden ser desarrolladas a partir de este material no son simples. Por otra parte, aunque las explicaciones requeridas para ambas respuestas sean complicadas, el resultado de estas explicaciones puede ser sorprendentemente simple. En este ensayo sólo me remitiré a la segunda pregunta.

Al exponer el origen, los motivos y métodos de los parásitos de la mente que son los Arcontes, las escrituras gnósticas nos confrontan con la intimidante cuestión de su influencia sobre la Humanidad. Esta influencia puede ser caracterizada por tener varios vectores. Primero, los arcontes afectan a la gente mediante una insinuación subconsciente o sub-liminal. A este respecto, ellos funcionan mediante un vínculo telepático con la especie humana, con nosotros, sus primos cósmicos, como la cosmología gnóstica nos informa. No todo lo que sucede en la mente humana se origina allí. La insinuación específica de los arcontes es evidente en el pensamiento religioso y espiritual, sobre todo en el virus mental del salvacionismo y el complejo de mesías. Los gnósticos advirtieron explícitamente que los arcontes infectan al pensamiento humano con falsas ideas religiosas, incluyendo la creencia en una mente maestra masculina o autoridad paternal, el dios padre de fuera del planeta.

La exposición gnóstica de la influencia arcóntica es una doble contrariedad: el jefe supremo de la colmena de los arcontes, el Demiurgo, es la misma entidad que sería reconocido como el único y supremo y dios creador, si es que la ilusión religiosa insinuada por los arcontes hace su efecto. El

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Demiurgo mismo está terriblemente engañado, creyendo que él es la única deidad cósmica responsable del Cielo y la Tierra, y el iniciador de la creación de la raza humana. El dios de la fe abrahámica existe, por cierto, pero él es un demente depredador alienígena inclinado a engañar y a esclavizar a la Humanidad; tal es la extraña advertencia de los videntes gnósticos en los Misterios.

¿Pero cómo realmente los Arcontes afectan a la especie humana, aparte de las ilusiones infames que ellos pueden engendrar en nuestras mentes?. Mediante otro vector de influencia, ellos usan la falsificación y la simulación para desviar nuestra atención de la realidad del potencial humano, los talentos de nuestra especie como el pensamiento racional y la imaginación, y para distraernos de la presencia de la Naturaleza y del poder sobrenatural que está dentro de la Naturaleza. He hablado de esta táctica de la contra-imitación con mucho detalle en mi libro "Not in His Image". Ialdabaoth, el nombre gnóstico para Yahvé, es llamado el espíritu de la falsificación. La palabra copta para "simulación", HAL, denota la firma de los arcontes, quienes pueden imitar pero no crear. Ellos son una especie mímica. Ellos imitan nuestras facultades para substituír su mentalidad por la nuestra propia, y por lo tanto viviendo sustitutamente (vicariamente) por medio de nosotros. Como dijo Castaneda, ellos funcionan como "una instalación foránea" en nuestras propias mentes.

Tanto en términos psicológicos como parapsicológicos, el perfil que los gnósticos hacen de los arcontes es realmente sofisticado, y merece una consideración cuidadosa y respetuosa. Es sin duda el paradigma descriptivo más lúcido del control mental sub-liminal producido por la mente humana. Descártelo bajo su propio riesgo.

Adulterio CósmicoToda esta materia dia-gnóstica es instructiva, pero nosotros realmente queremos saber cómo los arcontes pueden en efecto deformar y desviar el comportamiento humano, si es que ellos lo pueden hacer de alguna manera, y yendo más allá, llevar a cabo su insinuación subconsciente. El Apocrifón de Juan tiene alguna sorprendente y desconcertante información sobre este asunto. Me concentraré en un pasaje clave.

La Biblioteca Gnóstica Copta en cinco volúmenes presenta las cuatro versiones de este texto en columnas repartidas en páginas enfrentadas. La parte superior de las columnas da el texto copto y debajo pone las traducciones. Usted puede leer las cuatro versiones en paralelo. La maldita cosa se prolonga por 95 páginas. El texto más completo de las cuatro versiones, NHC II, 2, tiene 32 pasajes. Un poco después de las dos terceras partes del camino por esta obra, en el pasaje 27, encontramos un acontecimiento notable:

«Cuando el Gobernante Principal (jefe supremo arconte) comprendióque ellos [los seres humanos] estaban exaltados por sobre él en las alturasy que ellos lo superaban en pensamiento,y que él no sería capaz de atraparlos...Él hizo un plan con sus autoridades (exousiai), que son sus poderes,y juntos ellos cometieron adulterio con la Sabiduría (Sofía)y un amargo destino (heimármene)fue engendrado a través de ellos,que es el último de los grilletes cambiantes,y es de la especie de los intercambiables,y es más duro y más fuerte que aquella con quienlos dioses se unieron y los ángelesy los demonios y todas las generacioneshasta este día».

Esta convincente descripción de un sistema de atadura kármica con "grilletes" recuerda la cadena budista de eslabones reencarnacionales, los nidanas, dibujados alrededor de la periferia de la Rueda de la Vida. Creo que este pasaje presenta el equivalente gnóstico de la doctrina budista del karma, pero la enseñanza gnóstica no debería ser identificada punto por punto con la doctrina budista. Tiene quizá una lección diferente para enseñar sobre la causa y el efecto moral.

Para parafrasear libremente en jerga mitológica: La Divina Sofía hace un trato con el jefe supremo arconte, permitiéndole que sus esbirros sujeten las acciones humanas con cadenas de alguna clase. Éstas son las cadenas del heimármene, las obras del destino, o, traducido más integralmente, el arrastre de la compulsión ciega, un acto que obliga al siguiente. Cuando los arcontes cometen adulterio con Sofía, la diosa permite que algo en la composición natural de la Humanidad sea adulterado por la influencia arcóntica. Por "adulterio" se entiende la adulteración, la inclusión de un elemento foráneo o extraño, tal como el jarabe de maíz puede ser usado para adulterar la miel. El

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resultado es que los arcontes ponen una tendencia entrópica en el comportamiento que de otro modo sería libre para ejercer la auto-corrección y la auto-regeneración, tal como el aditivo de jarabe de maíz tuerce la química natural y el valor nutritivo de la miel.

En pasajes anteriores partiendo desde el número 19 se establece la superioridad de la Humanidad sobre los arcontes. Por medio de nous, la inteligencia divina, y la luminosa epinoia, la imaginación, los humanos pueden corregirse a sí mismos y mantener su comportamiento de acuerdo con todo lo que es bueno y productivo y consecuente con los diseños últimos de la vida. Los humanos tienen una gran ventaja sobre la horda arcóntica, según dice el texto repetidas veces. Incluso los arcontes saben esto:

«Y el Jefe Principal (jefe supremo arconte, Ialdabaoth)sabía que la especie humana era desobediente a él,debido a la luz de la imaginación (epinoia) innata en la Humanidad,y que la hizo más correcta en su pensamientoque el Jefe Principal» (II, 2: 22 y sigs.).

Los Arcontes no pueden competir con la imaginación humana, la mismísima facultad innata en la Humanidad para la detección y derrota de aquellos parásitos de la mente. Pero el texto dice que el jefe supremo de los arcontes ordena un cierto poder: "él indujo un trance sobre Adán", pero no como el trance inducido a Moisés, un estupor de sueño, sino que más bien "fue sobre su percepción (aisthesis)" (ibíd), significando que los arcontes pueden realmente nublar y sesgar nuestra percepción, lo que ellos hacen principalmente por medio de HAL, la simulación. Pero hay que añadir que nosotros llevamos a cabo las simulaciones, los actos del modelado y la imitación, mediante los cuales ellos nublan nuestra percepción. Incluso en su mejor momento, el poder arcóntico sobre la mente humana es tomado prestado de la mente.

Ahora aquí está el problema: aunque nosotros los humanos somos inmensamente superiores a los arcontes, no ejercitamos automáticamente nuestra ventaja, sino que más bien necesitamos una prueba o un desafío para activarla. Tal como otros animales en la Naturaleza necesitan una señal del medioambiente para desencadenar sus programas instintivos —los castores responden a las señales estacionales construyendo represas, por ejemplo—, así los humanos se benefician de la activación de su atributo único, la luminosa epinoia, el poder de la imaginación. De esa manera Sofía, que proporcionó estas capacidades superiores en la raza humana en primer lugar, da a los arcontes una ligera ventaja en su juego contra la Humanidad permitiéndoles dar las señales desencadenantes. Enfrentando a estos embaucadores, la especie humana es desafiada a usar su imaginación para su misma supervivencia. Los Arcontes son tanto agentes como expresiones del poder del engaño en la mente humana, y no sólo de un modo general: con nosotros ellos co-efectúan la capacidad de auto-engaño de la especie humana entera.

Comprender que no estamos solos en el engaño a nosotros mismos, sino siempre involucrados en una orquestación cósmica, un juego amañado, es la gran verdad para la liberación de la especie humana de todas las formas de engaño, manipulación y esclavitud.

Compulsión Ciega

Bastante claro, quizás, pero ¿cómo la arcóntica señal desencadenante "adultera" el potencial humano?. El aditivo (equivalente al jarabe de maíz en la miel) es una tendencia al trance, a la auto-hipnosis o auto-sugestión, como el texto claramente lo indica. Aquella tendencia es puramente arcóntica. En efecto, Sofía permite que los arcontes induzcan un factor de trance en las mentes humanas, como si usted interrumpiera el mecanismo del oído interno para tener a alguien ligeramente mareado y desequilibrado. Lo que es puesto en desventaja es la percepción, debido a la turbiedad de la sugestión: simplemente sugiera que algo sea visto de un cierto modo y la gente tenderá a verlo de esa manera. De aquí proviene la magia de la publicidad. De aquí el impacto de las operaciones psicológicas de Inteligencia que utilizan tecnología de simulación. Sofía lo hace así, de modo que al descubrir el engaño de la auto-sugestión podemos detener la ilusión en su raíz y elevarnos a nuestro verdadero potencial, usando la imaginación para mezclarnos en la realidad sublime de los designios terrestres más bien que en la fantasía y la evasión.

Bien, hasta ahora. Estamos a mitad de camino para la exégesis completa del pasaje sobre el heimármene. El Apocrifón de Juan sugiere que la tendencia ilusoria no ha sido simplemente dejada para funcionar como una disposición mental, sino que real y funcionalmente está "instalada" en el mecanismo del comportamiento humano, corporalmente activo. La compulsión ciega del destino se

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debe a la manera en que la conducta se repite, al imprimirse a sí misma en el organismo humano, al estilo de la Programación Neuro-Lingüística. Nuestra esclavitud hacia el karma reside en esto: conductualmente, nos imitamos a nosotros mismos.

Ahora bien, comprendo que la mezcla del lenguaje mitológico con el análisis psicológico no funcionará bien con algunas personas, pero simplemente no hay ningún otro modo de enmarcar el diagnóstico aquí. La metáfora mitológica "Sofía hace un trato con los arcontes, permitiéndoles atar el comportamiento humano funcionalmente en modelos de compulsión ciega", describe la realidad psicológica vivida físicamente. La actividad compulsiva marca al organismo humano para reproducirse a sí misma en patrones que siempre se repiten (cadenas intercambiables), pero es luego implementada mediante acciones diferentes, de sólo una vez (cadenas cambiantes). Por ejemplo, el ebrio que golpea a la esposa que es la posibilitadora de su adicción, repite un patrón compulsivo de abuso, y ella repite su participación en aquel modelo, pero cada vez que aquello sucede, ellos son dos personas que realizan acciones distintas en aquel momento en el tiempo. Cada vez que él la golpea en la cara es un caso único de abuso físico, aunque su acto exhiba un patrón repetitivo de abuso.

El poder corpóreo de la compulsión de la repetición ata a la especie humana a un destino "más duro y más fuerte que aquella con quien los dioses se unieron y los ángeles y los demonios y todas las generaciones hasta este día". Sofía realmente asume un riesgo con nosotros al permitir al karma funcionar corpóreamente y no simplemente como un proceso mental. Me atrevería a decir que ella hace eso porque nuestro atributo divino de la epinoia es también corpóreo, y corre ese riesgo para igualar y dominar al otro.

(En este punto, vea mi libro "No a Su Imagen", cap. 22, Imaginación Divina: «La Epinoia es el poder director de la imaginación, el verdadero factor salvador en la gnosis. El Apocrifón de Juan cuenta cómo la Divina Sofía, cuando ella comprendió el problema que la Humanidad afrontaría con los Arcontes, dotó con "la luminosa Epinoia" a Zoe, la fuerza de la vida, de modo que en nuestra composición biológica lleváramos una capacidad imaginativa»).

La esencia del karma en el modelo gnóstico no es la recompensa y el castigo, como puede verse en el credo abrahámico de la retribución divina y, de otro modo, en la doctrina hindú-budista del renacimiento. Más bien es la compulsividad pura la que se alimenta de sí misma y se llena de surcos en la repetición estereotipada. El trato con los Arcontes liga cada acto humano a un arrastre corporal, de modo que un acto hecho automáticamente tiende a producir un acto similar o uno opuesto y compensador, por la misma persona. La idea clave aquí es el hecho de ser arrastrado por una fuerza (entrainment), que es lo que significa heimármene. La cadena de la esclavitud kármica no hace que una buena acción genere otra buena acción, ni tampoco hace que un mala acción genere otra mala acción, cualitativamente hablando. Simplemente hace que cualquier tipo de hecho se haga repetitivo y tome una vida propia. Siendo esto así, alguien que daña a otros es condenado por sus propias acciones a seguir haciendo eso hasta que se auto-corrija o hasta que alguien más lo corrija, o lo detenga, o le deje frío y muerto. La compulsión de la repetición fuerza al hechor hacia la auto-corrección, o bien la completa entropía física de la repetición causará finalmente la ruina del hechor.

Así es cómo Sofía establece el karma humano: sin un sistema de recompensa y castigo, excepto por la recompensa o castigo que uno se causa a sí mismo por la acción ciega y compulsiva. Un acto genuinamente libre no tiene ningún mérito o detrimento, ninguna consecuencia derivada en forma mecánica para el hechor. Repito: la acción liberada no tiene ninguna consecuencia externa o extraña para su autor. Su consecuencia, si es que hubiera alguna, está implícita en el puro placer de su realización, en el gesto en su perfecta transitoriedad.

La conclusión de sentido común de este arcano diagnóstico conductual es: aquellos que hacen daño seguirán haciéndolo y nunca atraerán el castigo desde el orden cósmico, ya que no hay ningún tal sistema de retribución. Entonces ellos verán lo que están haciendo y se auto-corregirán, o sólo lo harán hasta el final cuando ellos se desgasten, o se autodestruyan en un violento estallido, si es que no son detenidos primero por alguien. La opción de auto-corrección significa que no hay ninguna responsabilidad desde fuera de la voluntad soberana de cada individuo solitario. No hay ningún sistema cósmico de compensación moral. No hay ninguna justicia ordenada en el universo, aunque la justicia pueda ocasionalmente ser alcanzada por la iniciativa humana en ciertas situaciones. El malhechor que daña y engaña a otros, y que no puede auto-corregirse, sólo puede ser detenido por otro individuo, en una interacción directa y de primera mano. ¿Cuántas películas de Hollywood no describen aquella obvia verdad?.

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Anarquía al final

El karma como compensación moral es una mentira, pero el juego conductual del heimármene funciona exactamente como se pretende que funcione. El juego ya ha sido arreglado por la tendencia arcóntica que Sofía permite: el factor del trance o el poder de la sugestión. El mecanismo de la entropía moral funciona en el cuerpo humano, en el circuito fisiológico y neurológico que sostiene el comportamiento y retiene los patrones conductuales. Si Sofía no permitiera que eso ocurriera de esa manera, experimentaríamos una resistencia total de mente y cuerpo, saltando de un momento de máxima expresión al siguiente, corrigiéndonos y mejorándonos en cada singular acción tomada. Pero nunca nos engañaríamos a nosotros mismos ni llegaríamos a ser mucho más sabios por el hecho de comprender la acción. Debido a la compulsión, nos agotamos y nos desgastamos, conductualmente hablando. Pero vencer la compulsión nos da un impulso, un espíritu especial, que no surge en el constante empuje libre de obstáculos de nuestro potencial. Los Arcontes proporcionan la resistencia contra la cual generamos una liberación cada vez más alta de potencial. Desde el punto de vista de Sofía, se trata de una justa compensación: sin aquel desafío a nuestro potencial, no iríamos tras el alcance óptimo de nuestra especie. Con el desafío, los arcontes consiguen jugar su juego. Pero la auto-corrección puede ser realizada en cada situación donde ellos se inmiscuyen.

Ya he señalado que una buena acción no busca una compensación. O si lo hace, es la moralidad cautelosa la que está en acción. «Kaufmann, en The Faith of a Heretic, sostiene que la moralidad judeo-cristiana "no conoce el valor de una acción hecha por su propio bien", sin la expectativa de la recompensa (o del castigo). "La ética del Antiguo Testamento es una ética de prudencia y recompensas, como si el punto fuera que ser bueno rinde beneficios"» (en "No a Su Imagen"). No rinde beneficios ser bueno; ése es un hecho brutal. Podría, pero no necesariamente. En la expresión de la bondad innata no se busca ninguna rentabilidad. O no se necesita.

Vale la pena notar que hay a menudo más vigor involucrado en hacer daño que en hacer el bien. La gente malévola y maliciosa puede ser poseída por determinaciones realmente demoniacas. "Los mejores carecen de toda convicción, mientras los peores / están llenos de una intensidad apasionada" (Yeats, La Segunda Venida). ¿Por qué? Porque para persistir en hacer daño usted tiene que trabajar enérgicamente contra el orden natural de las cosas y contra la disposición benigna del animal humano, pero la entropía arcóntica que le da el carácter a la compulsión ciega aumenta cuando usted se resiste a ella. Para vencer aquella tendencia entrópica usted requiere continuamente exagerar su sistema y encauzar sus fuerzas.

Por otra parte, es natural actuar con bondad y fluír con el universo, cooperando con la belleza y la elegante funcionalidad de la vida. Uno nunca se cansa de hacer el bien, y entonces uno no tiene que hacer un súper-esfuerzo para persistir en aquel comportamiento, al cual estamos naturalmente predispuestos, como la ética pagana afirma. Pero los criminales pueden prosperar en la amplificación de la fuerza vital requerida para persistir en el comportamiento abusivo y controlador. Ésta es otra amarga verdad de la manera en que las cosas son en la condición humana.

No hay ningún karma como nos ha sido enseñado. Nadie tiene la autoridad para hacerlo responsable de lo que usted hace, ni siquiera Dios. Ni siquiera Sofía, el animal madre planetario. Sólo usted puede hacer eso por sí mismo. La palabra "anarquía" está compuesta por la raíz "arjé", que también se encuentra en "arconte". La an-arquía es la condición de negación de lo arcóntico. La anarquía está contra toda autoridad salvo la que reside en la voluntad soberana de una persona individual. No hay ninguna tal cosa como el karma considerado como un sistema de recompensa y castigo. Ésa es una completa patraña de hombres viejos para intimidar a los niños. Usted es libre de hacer lo que le plazca en la vida y de tratar a la gente como desee, sin ninguna regulación moral prescrita de ninguna clase. "Haz lo que quieras", como Crowley notablemente aconsejó. Aquel adagio es sólo un poco menos de la mitad de una verdad esencial, y una verdad a medias más peligrosa, en efecto. La otra mitad es que cualquier cosa que usted haga sucede según un patrón de compulsión ciega, a menos que usted vea dicha estructura y la venza. Sólo entonces usted es realmente libre de hacer lo que desee; pero no estando todavía libre de la compulsión, usted no puede comprender qué es realmente estar libre. La libertad depende no simplemente de la independencia y de la capacidad para actuar, sino de la acción libre de la repetición estereotipada, de la compulsión ciega, de la entropía arcóntica, del heimármene.

El Juego de Kali

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El karma es un juego arreglado. La liberación del karma viene primero al ver cómo está amañado, cómo el engaño arcóntico induce la auto-sugestión y nubla la percepción, y luego simplemente al decidir no jugar aquel juego. En una perspectiva liberada, no hay ninguna ley kármica según la cual usted pueda sopesar la causa y el efecto de sus acciones. Imagine cómo se siente aquella clase de libertad.

A estas alturas en la historia humana, bien puede ser tiempo para admitir cómo la compulsión humana está manipulada por una fuerza adulterante en la mente. Cada uno está igualmente sujeto al factor del trance, pero no toda la gente sucumbe ante él en el mismo grado. Algunos especímenes humanos son completamente consumidos por ello. Ellos han llegado a estar totalmente arcontificados. Ellos hacen compras y matan con igual despreocupación. Hay muchos de ellos circulando por estos días. De esa manera, encontramos una camarilla de psicopáticos monstruos del control manejando los asuntos humanos. Gran sorpresa. La instrumentación del comportamiento arcóntico es actualmente tan penosamente obvia a escala global que Sofía puede estar examinándonos con un ojo penetrante en la prueba que ella dispuso para nosotros, comprobando los resultados. Cada problema en el mundo en general está amañado, orquestado, deliberadamente instigado y engañosamente puesto en práctica y manejado: la crisis de los alimentos está manipulada, el colapso financiero está manipulado, los medios de comunicación masiva están manipulados, el entretenimiento está manipulado, las elecciones democráticas están manipuladas, las estadísticas están manipuladas, la educación está manipulada, las epidemias están manipuladas, las vacunas contra las epidemias están manipuladas, Google está manipulado, la inminente invasión OVNI está manipulada, el antrópico recalentamiento global está manipulado, la Tercera Guerra Mundial está manipulada, el terrorismo está manipulado. ¿Cuánta manipulación se necesita antes de que rompamos la manera en que el karma funciona y veamos a través de la colusión ciega de una especie auto-engañada?.

El único factor decisivo en el tan anunciado "cambio planetario" puede ser no un despertar espiritual masivo a través del globo con cada uno de repente vibrando a la frecuencia más alta de sus cuerpos de luz, sino algún acuerdo sobre esta percepción elemental: los únicos problemas de la sociedad humana que no puede ser resueltos de una manera relativamente feliz y productiva son los deliberadamente creados. Si no fuera por aquellos problemas, podríamos estar resolviendo las cosas completamente bien. Pero usted no puede ganar un juego que está arreglado para que usted lo pierda.

Pero hay buenas noticias, también, en este penosísimo diagnóstico que llega ahora a su fin. Ver cómo el juego del karma está arreglado trae liberación en términos de Kali, es decir, de acuerdo a la metáfora del juego, que soluciona todas las formas de comportamiento humano en el Kali-Yuga. (Traducción: en el Kali-Yuga, cualquier situación puede ser dominada poniéndola en la metáfora del juego). Se podría decir que Sofía hizo un trato con los arcontes, pero es Kali quien lleva a cabo el trato. Ella supervisa el involucramiento humano con los poderes demoniacos del engaño y la manipulación. Ella es llamada Durga, "invencible", porque ningún impulso arcóntico o demoniaco en el universo puede derrotarla. Kali libera a la especie humana de todas las ilusiones, incluyendo la ilusión de la compasión.

Como Kali, Sofía ama correr riesgos, jugar a las probabilidades. Esto es evidente en toda la Naturaleza en el modo en que Sofía lanza los dados evolutivos espléndidamente para un triunfo minuciosamente selectivo. La madre animal planetaria es en efecto teleológica, orientada hacia objetivos, pero ella juega salvajemente con la posibilidad y la novedad para conservar los márgenes de su mundo abiertos y fluídos. Ella ama atravesar los obstáculos como un niño autista que conjuga las raíces cuadradas hasta 50 puntos decimales. El escenario gnóstico del heimármene muestra cómo Gaia-Sofía ha puesto en marcha una jugada precaria oponiendo a la especie humana contra sí misma y con los arcontes como efecto multiplicador. Kali supervisa el juego para un objetivo particular, porque la admisión al Juego de Kali se convierte en una opción al salir del juego amañado. Usted no gana ese juego arcóntico, usted sólo lo abandona. No hay ningún karma que dominar o vencer. El acto realizado por su propia belleza y placer es ya una iniciación a Kali.–

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John L. Lash - La Locura del Ego

Etiquetas: Ensayo, Información

La Locura del Ego revela un extraordinario paralelo gnóstico-budista: el demente dios alienígena Yahvéh es equiparado con un demonio o entidad delirante de los budistas, por medio del uso de citas textuales. Hay una contundente evidencia para aquella cercana correlación y quizá fertilización histórica cruzada entre budismo y Gnosis. Así describe resumidamente el propio autor, el erudito señor Lash, desde su sitio metahistory.org, el asunto de este texto que ahora presentamos en castellano por lo atrayente que pueda resultar para los interesados en los temas gnósticos y en sus núcleos temáticos mitológicos, además obviamente de aportar al acervo de cualquiera persona que se cultive de modo general.

La Locura del EgoUn Extraordinario Paralelo Budista-Gnóstico

por John Lash23 de Agosto de 2005

El mito gnóstico de la Creación ha sido llamado "teología de ciencia-ficción" debido al modo en que presenta el material teológico en un simbolismo fantástico, propio de la era espacial. La figura de ciencia-ficción más llamativa en la cosmología gnóstica es Yaldabaoth, el demiurgo o falso dios creador. Gnósticos como Marción identificaron a Yaldabaoth con el dios creador masculino del Antiguo Testamento, Yahweh, y por consiguiente negaron a aquella entidad cualquier papel en la buena dirección de la Humanidad. Al contrario, Yahweh-Yaldabaoth es una deidad demente, un dios que trabaja contra la Humanidad. En la revisión gnóstica del Antiguo Testamento, está claro que el status monoteísta exigido por Yahweh es debido a la locura del pseudo-dios.

¿Pero qué debemos hacer con este caso único de locura cósmica?.

Accidente Cósmico

La Hipóstasis de los Arcontes y otros tratados cosmológicos describen cómo Yaldabaoth surge del caos de la materia elemental debido al impacto del eón Sofía en las "aguas inferiores", el reino de los brazos de la galaxia fuera del núcleo galáctico (Pleroma). El descenso de Sofía desde el núcleo produce un "aborto" o nacimiento prematuro en los reinos elementales. Normalmente, las formas de vida que aparecen en los mundos estelares de los brazos de la galaxia son emanadas desde dentro del Pleroma, infundidas y conformadas por el diseño divino antes de que ellas se manifiesten. Pero los Arcontes producidos por el impacto de Sofía surgen sin haber sido prefigurados por los dioses plerómicos. El "aborto" es un bodrio amorfo, como un feto prematuro, con sus órganos incompletamente formados y con sus facultades atrofiadas.

¿Puede el descenso de Sofía ser considerado como un accidente cósmico?. Quizá, en cierto modo, puede serlo. Los accidentes suceden en el cosmos en general. En los comentarios al Mito de Gaia he sostenido que el Descenso de Sofía puede ser una descripción mitopoyética de un aumento de tensión desde el núcleo galáctico. Los científicos han descubierto recientemente en la galaxia un canal parecido a un túnel, extendiéndose directamente desde el núcleo de la galaxia hacia la región de los brazos envolventes donde el (nuestro) Sistema Solar está localizado. Tal aumento de tensión es central en la teoría del doctor Paul LaViolette de la super-onda galáctica o descarga cósmica de rayos. LaViolette sostiene que como la "descendencia" de las estrellas se establece alrededor del núcleo galáctico, su gravitación se hace más profunda y su temperatura interna y energía aumentan hasta un nivel máximo:

La emisión de energía desde el núcleo galáctico finalmente llega a ser tan grande que se desarrollan inestabilidades que hacen que explote. Durante este modo activo temporal, su luminosidad aumenta

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en millones de veces, y libera una intensa descarga de partículas de rayos cósmicos y radiación de alta energía que viaja radialmente hacia el exterior en forma de una cáscara en expansión llamada una super-onda galáctica (Genesis of the Cosmos, p.93).

Huelga decir que éste es un acontecimiento extremadamente violento con consecuencias letales y catastróficas masivas —según la visión de LaViolette, en todo caso. En mi revisión del mito gnóstico, doy por hecho que el cosmos entero está vivo, animado y animando. Una super-onda galáctica, o sobrecarga desde el núcleo galáctico, podría no ser una descarga letal de rayos cósmicos, después de todo. Esto podría ser una oleada de fuerza divina de vida, incluso una efusión de una inmensa ternura, o una ondulación de deseo cósmico. Así es ciertamente cómo la mitología gnóstica describe el descenso de Sofía.

El paralelo astrofísico con el mito gnóstico es interesante, pero eso no debería llevarnos a pensar que el mito necesita verificación científica para ser verdadero, o para ser valorado como verdadero. Si hay periódicas oleadas cósmicas desde el núcleo galáctico, haríamos bien en entender tales fenómenos en términos imaginativos, y en lenguaje psicológico, porque así es cómo podemos comenzar a ver la complementariedad de psique y cosmos. A primera vista, la narrativa acerca del Demiurgo parece ser un acontecimiento único, aislado, a diferencia de todo lo demás en la mitología mundial. Muchos estudiosos han asumido que la figura de Yaldabaoth es totalmente anómala, un inusitado mitologema [elemento central de un mito] encontrado sólo entre aquellos extravagantes fantasistas, los gnósticos.

Pero resulta que hay un paralelo exacto de la figura gnóstica del Demiurgo. Se encuentra en las tradiciones sagradas del budismo.

El Génesis Budista

Éste es quizá el último lugar donde uno tendería a mirar. ¿Por qué? Porque las enseñanzas budistas no dan mucha importancia a la génesis misma del universo. La Creación no está en la sintaxis budista. Todas las condiciones que se presentan en el cosmos son sólo eso: condiciones que surgen. Todas las actuales condiciones, físicas y psicológicas, lejanas y cercanas, interiores y exteriores, provienen de las precedentes, según la ley del "inicio interdependiente", y eso es todo lo que hay. Si el cosmos está en un eterno devenir, es un ejercicio vano tratar de determinar un momento distinguible en la creación. Además, el budismo tiende a enfatizar la naturaleza fantasmal de todos los fenómenos; este enfoque es llamado docetismo en el análisis textual gnóstico. ¡El cosmos no sólo es un eterno llegar-a-ser, sino que es también la mera apariencia de un eterno devenir!. ¿Dónde cabe la noción de Creación en una visión del mundo tal?.

Sorprendentemente como pudiera parecer, existen algunos indicios de lo que puede ser llamado un mito budista de la Creación, un homólogo budista del Génesis, si usted prefiere. Las fuentes textuales son variadas, y tienden a ser en gran parte pasadas por alto en la actual atmósfera de estudios budistas. Lo que más ciertamente es un relato pre-budista de la creación del mundo, puede ser encontrado en fuentes Pali como el Dighanikaya, el Anuguttaranikaya, y el Vishuddhimagga, "El Camino de Perfección". Las obras en lengua Pali pertenecen a una subcategoría de élite de los estudios budistas modernos, de modo que no es sorprendente que estos materiales hayan sido pasados por alto. Pero al menos dos textos sánscritos, el Abhidharmakosha y el Shikshasamuccaya, también contienen elementos del Génesis budista.

Según John Mrydhin Reynolds ("Self-Liberation through Seeing in Naked Awareness") estas fuentes antiguas nos dicen que Gautama, el Buda histórico, explicó a sus seguidores que

la Humanidad que se encontraba en este planeta Tierra alguna vez habitó otro sistema planetario. Épocas atrás cuando el sol de aquel mundo se convirtió en una nova y el planeta fue destruído por las conguientes erupciones solares, el grueso de sus habitantes... renació en uno de los planos más elevados del Mundo de las Formas o Rupadhatu, un plano de existencia conocido como Abhasvara o "luz clara" (p.99).

Aquí hay una descripción increíblemente clara de un acontecimiento físico, una estrella convirtiéndose en una nova, combinado con un acontecimiento metafísico, la transmigración de los habitantes de un planeta que rodeaba a aquella estrella hacia otro plano de existencia. El lenguaje en uso refleja, en parte, la sintaxis científica corriente de la teoría de la super-onda galáctica de LaViolette. Los científicos saben que las novas son acontecimientos relativamente comunes,

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mientras que la super-onda es todavía en gran parte teórica. Lo mismo vale para el acontecimiento físico.

En cuanto al acontecimiento metafísico de la transmigración planetaria, un drama cósmico se despliega ahora. La Humanidad que habitó ese sistema colapsado fue transportada al plano Rupadhatu debido a su afanosa práctica del Dharma [deberes religiosos], dicen las fuentes antiguas. Allí "ellos disfrutaron de una inconcebible dicha y felicidad durante innumerables eones" (ibíd.). Pero cuando aquellas condiciones kármicas expiraron, otro mundo, la actual Tierra, se estaba formando entonces, y algunos de los habitantes llenos de dicha del plano Rupadhatu fueron atraídos hacia allá y comenzaron a renacer en aquella región, aunque no todavía en el planeta emergente mismo. El reino intermedio donde ellos encarnaron era llamado Brahmaloka, "la Zona del Creador". (En el mito hindú y en la meta-psicología budista, Brahma es el "dios creador").

Al principio, los seres transmigradores (que somos nosotros) no comprendieron exactamente dónde estaban ellos o lo que les estaba sucediendo. El primero que realmente se despertó y consiguió una percepción de estar en este nuevo reino, inmediatamente dijo: "Soy el Creador". La primera entidad habló de esta manera porque las condiciones de conciencia en las cuales vino a verse eran las de la Zona del Creador, Brahmaloka. Esta entidad, que era una manifestación de la Humanidad, llegó a creer que "él" era realmente el creador del universo que estaba contemplando a su alrededor. Él no recordaba que llegó desde un mundo anterior que había sido destruído, y él apareció como si hubiera nacido sin ningún padre. En ausencia de pruebas contrarias, él cayó en la ilusión de ser el único creador del mundo emergente que estaba contemplando. J. M. Reynolds comenta:

En realidad, la manifestación de este universo fue debida al karma colectivo de todos en ese grupo, y a la propia manifestación individual de él, que como un caso de nacimiento fantasmal, fue debida a su propia gran reserva de karma meritorio que llegaba a su maduración en ese tiempo, porque las condiciones secundarias necesarias estaban presentes. Sin embargo, él persistió en su falsa ilusión, en esta idea de que él era el verdadero Creador del universo porque él fue el primer nacido dentro del sistema solar evolutivo y no vio a otros allí antes de él. Pero esta creencia era sólo su limitación y su oscurecimiento, una ignorancia primordial de su verdadero origen.

Todo esto, reconozco, para el juicio de algunos aparenta ser ciencia-ficción de la mejor. La correlación punto por punto de los elementos budistas y gnósticos aquí es fabulosa. El "nacimiento fantasmal" del delirante Creador tiene un paralelo con el "aborto" del Mito de Sofía. La falsa ilusión del autoproclamado Creador es idéntica en ambas narrativas. El gnóstico Demiurgo también es "nacido dentro del sistema solar evolutivo" y "no vio a otros antes de él". Yaldabaoth es el jefe de los Arcontes, las entidades que son así llamadas porque ellas surgieron primero, antes de que la Tierra, el hábitat de la Humanidad, fuera formada. La palabra Arconte proviene del griego archai, "origen, comienzo, desde el principio". Parece que la zona intermedia, el inferior Rupadhatu, corresponde al caos exterior del mito gnóstico. Allí es donde surge el Demiurgo, apareciendo de la nada: "un caso de nacimiento fantasmal". Yaldabaoth es ciego (en copto, BILLE) e ignorante de sus verdaderos orígenes. En la narrativa budista como en la gnóstica, la ignorancia primordial del Creador contaminará a la raza humana entera.

Los paralelos son asombrosos y consistentes, excepto en un punto: Los textos gnósticos no dicen nada sobre el Demiurgo como teniendo "su propia gran reserva de karma meritorio". Sin embargo, ellos describen cómo Yaldabaoth y los Arcontes son beneficiarios de la sabiduría cósmica de Sofía, la diosa que los genera. El gnóstico Demiurgo es una entidad vacía, parecida a un clon, incapaz de crear algo, pero a pesar de ello la maravilla del mecanismo de relojería del sistema planetario es creada mediante él (y sus agentes) por los poderes ocultos impartidos por Sofía. Hay quizás un paralelo aquí, después de todo, pero es ciertamente extraño pensar en el Señor Arconte como una entidad que tiene una provisión de buen karma.

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En las tradiciones místicas y chamánicas de Asia, la experiencia de la "muerte del yo" y la rendición ante el flujo de la fuerza de la vida a menudo es representada por imágenes violentas y espantosas, tales como la descabezada Kali. (Detalle: Kali Chinnamasta, thanka nepalés de estilo Newari, Bise Surge, Katmandú, 1993. Lámina 13 en Shamanism and Tantra in thel Himalayas, Muller-Ebing y Ratsch.)

Egolatría Cósmica

La deidad de Brahmaloka es delirante, pero tal vez no tan desquiciada como es retratado siéndolo Yaldabaoth. En ambos casos, el núcleo de la ilusión es el sentido del yo, la creencia en la existencia de un yo duradero. Reynolds dice que la ilusión de la despertada entidad fue "la primera aparición del ego o la creencia en la existencia real de un yo, en nuestro universo". La ilusión del ego no es la causa del universo que contemplamos, pero es el factor principal en nuestra percepción errónea del universo. Esta observación concuerda muy de cerca con la teoría gnóstica del error.

El drama continúa, ya que el resto de la Humanidad transmigradora no ha despertado todavía a su vida en el sistema del nuevo mundo. "Por cuanto él fue el primero entre los Brahmas en haber nacido de nuevo en Abhasvara, él llegó a ser conocido como el Mahabrahma o Dios". Después de existir en un solitario esplendor durante muchos eones mientras "el sistema solar se desarrollaba" (Reynolds), Mahabrahma anheló sujetos para que presenciaran su gloria. En el mismo momento en que él sintió este deseo, el karma de los otros no despertados Brahmas maduró, y ellos emergieron desde su sopor en el bardo [en tibetano, estado intermedio o de transición]. Al instante, Mahabrahma les declaró: "¡Yo soy Dios, vuestro Creador!". Esto era absurdo, porque estos seres surgieron debido a su propia maduración kármica y no por una orden de él o su conjuro creativo. Mahabrahma entonces "organizó a estos innumerables seres que estaban apareciendo en el espacio en torno a él en jerarquías celestes bien ordenadas".

En la narrativa gnóstica, Yaldabaoth, el Señor Arconte, les ordena a sus acólitos parecidos a clones que creen un despliegue virtual (stereoma) de mundos jerárquicos que reflejen el caleidoscopio fractal viviente de las corrientes conscientes y animadas del Pleroma, el núcleo galáctico. El Demiurgo sólo puede imitar, él no puede crear u originar. Los textos gnósticos son claramente sarcásticos en la descripción de las jerarquías celestes de los Arcontes, porque para los gnósticos toda esta pretenciosa cursilería celestial no tiene nada que ver con la maravilla de la vida que se desplegará en la Tierra, el reino donde Sofía está encarnada. La Tierra es donde la Humanidad surge. Es el hábitat único del Anthropos.

La enseñanza gnóstica es inequívoca en la diferencia entre las especies producidas por el descenso de Sophia y la especie humana. De manera interesante, la narrativa budista no hace tal distinción. En ella se relata que Mahabrahma llegó a estar rodeado por crecientes números de humanos reencarnados, transmigrantes del mundo cuyo sol se convirtió en una nova. Estos Brahmas menores forman su séquito, y ellos creen absolutamente que él es el creador del reino donde ellos ahora se encuentran. El mito budista de la creación especifica todas las diferencias entre los seres que surgen alrededor de Mahabrahma y los seres humanos: "Gradualmente, como el tiempo transcurrió, debido a la presencia de una serie de causas secundarias, algunos de estos Brahmas ingresaron en el ciclo

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de la existencia material y comenzaron a ser renacidos en la superficie de la recién desarrollada Tierra, primero como animales y luego más tarde como seres humanos" (p. 100).

La narrativa budista le sigue la pista a la transmigradora Humanidad desde un planeta cuyo sol se transformó en una estrella nova hasta la Tierra que habitamos, un alcance visionario notable. A diferencia del símil gnóstico, ella no distingue en el séquito de Mahabrahma entre los seres humanos y los Arcontes, la legión de clones que sigue al Demiurgo. El relato budista no hace ninguna declaración en absoluto sobre entidades no-humanas en el Sistema Solar. La narrativa gnóstica permanece absolutamente única en lo referente a aquel factor. Además, la tradición budista asume que la Tierra pertenece al sistema solar que surge debajo del plano Rupadhatu, pero la tradición gnóstica considera que la Tierra realmente no pertenece al sistema planetario sino que simplemente está atrapada por él.

Estas correlaciones gnósticas-budistas son extraordinarias, tanto en lo que ellas divergen como en lo que convergen.

Hay más reflexiones sobre el creacionismo y el egotismo cósmico, que se encuentran en los trabajos del sabio Nyingma, Long Chen Pa, en la parte concluyente de este ensayo. Permanezca en sintonía.

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John L. Lash - Comentario a La Hipóstasis de los Arcontes

Etiquetas: Ensayo, Información

En el siguiente texto (de su sitio www.metahistory.org) el señor Lash realiza una descripción sumamente aclaratoria del texto gnóstico La Hipóstasis de los Arcontes que en la entrada anterior en este blog hemos puesto en castellano. Por lo mismo hubimos de reinterpretar una frase en nuestra traducción. Como siempre, independiente de la orientación final, las anotaciones de Lash son confiables por su rigor científico y su notable erudición. Creemos que con esto más de alguien puede entender un poco más el antiguo texto aludido y otras materias del gnosticismo relacionadas. El texto que hemos traducido ahora está inserto en un propuesto plan de lectura sobre la biblioteca descubierta en Nag Hammadi, ayudado por estos comentarios. Lo que sí nos llama la atención es la mención de palabras griegas, cuando sabemos que "La Hipóstasis..." sólo se conserva en un único testigo redacta

COMENTARIO A "LA HIPÓSTASIS DE LOS ARCONTES"por John Lash

La Realidad de los Arcontes. Códice II de Nag Hammadi, 4. Siete páginas, intactas. También llamado La Hipóstasis de los Arcontes, y La Realidad de los Gobernadores. Tratado cosmológico que presenta la versión gnóstica del Génesis. Asunto central: el mito de Sofía, la generación de los Arcontes, la violación de Eva, la locura de Yaldabaot, la conversión del Sol y otros rasgos mitológicos.

La Realidad de los Arcontes nos presenta un discurso más o menos directo sobre el mito gnóstico de la Creación. Éste es el primer texto sobre cosmología que se encuentra hasta ahora en el plan de lectura [hecho por el autor sobre los textos de Nag Hammadi]. Hay sólo cinco de tales textos en la recopilación entera, siendo La Hipóstasis de los Arcontes el más breve y el más accesible de los cinco. Por ello este es un buen lugar para excavar en el material cosmológico. Está directamente después del Evangelio de Felipe en el Códice II, y es seguido por Sobre el Origen del Mundo, otro tratado cosmológico —un caso raro en los Códices de Nag Hammadi donde textos comparables están puestos juntos.

Presentando la traducción de Bentley Layton, Roger A. Ballard escribe:

"La Hipóstasis de los Arcontes es ciertamente el trabajo de un maestro gnóstico que instruye a un auditorio... El auditorio es una comunidad cristiana gnóstica, consciente del material de ambos testamentos [de la Biblia] y aceptador de la autoridad de Pablo".

Ésta es una típica presunción de los eruditos que ellos se permiten, cuando consideran los materiales gnósticos como si fueran borradores de las escrituras cristianas tempranas. Es cierto que el primer párrafo alude a una expresión que se encuentra en las cartas de Pablo, a los Colosenses y a los Efesios, pero ¿quién podría asegurar que Pablo mismo no deriva originalmente aquel lenguaje desde los círculos gnósticos?. En cualquier caso, ese lenguaje estaba en circulación, y la manera de mencionar a Pablo como el "gran apóstol" dice más sobre el auditorio al que se dirige que sobre la enseñanza dirigida a ellos. La frase "Les he enviado esto porque ustedes preguntan acerca de la realidad de las autoridades (en griego, exousia)", podría sugerir que al maestro gnóstico le han pedido clarificar o corregir lo que se cree que Pablo ha dicho.

Egotismo Cósmico

La Hipóstasis de los Arcontes comienza in medias res [no desde el principio sino con la historia ya empezada]. Luego salta inmediatamente a un acontecimiento decisivo en el mito gnóstico de la Creación: el dios impostor, que es ciego, declara que él es el único dios en el universo; pero él es refutado por una voz divina que le dice que él está equivocado. Aquí el texto ofrece un aparentemente inmotivado exabrupto: "sus pensamientos se volvieron ciegos" (87.5) [o "se hicieron

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irracionales"]. Que la gente pueda pensar en una manera ciega (irracional), ignorante de la naturaleza de sus pensamientos, e inconsciente del efecto que auto-obscurece el proceso del pensamiento, es una enseñanza frecuente en el budismo y en las ciencias noéticas (de la mente), pero los gnósticos le añadieron un extraño giro, asociándolo con un arrogante acto de egotismo cósmico. Ellos enseñaban que los procesos en la psique humana están atrapados en la red de los acontecimientos que ocurren en el cosmos en general ("paralelismo cosmo-noético"). En nuestras mentes estamos implicados en la locura y la arrogancia del gobernante principal.

Para un extraordinario paralelo con el egotismo del dios impostor en el mito gnóstico, véase La Locura del Ego (http://editorial-streicher.blogspot.com/2012/07/john-l-lash-la-locura-del-ego.html).

En la Hipóstasis de los Arcontes las autoridades o gobernantes son inicialmente llamados Exousia [?], el término que se encuentra en los escritos atribuídos a Pablo, pero luego en el texto aparece el nombre Archontoi. El jefe de los Exousia no es llamado por su nombre habitual, Yaldabaot, como ocurre en otras partes en los Códices de Nag Hammadi. En las enseñanzas de Misterio sobre las "esferas planetarias" los Exousia están relacionados con Júpiter y la fuerza de la envidia (en griego, phthonos).

La Hipóstasis de los Arcontes no explica, como lo hacen otros tratados cosmológicos, cómo el gobernante principal fue producido desde "el abismo" (en copto, NOUN), aquí llamado "su madre" (en copto, MAAY). La palabra NOUN indica que la autoridad principal y su legión provienen del reino de la materia elemental, del caos, del abismo. Esto es lo que llamamos campos cuánticos, la (presunta) matriz inorgánica de la vida orgánica.

Sofía —aquí llamada Pistis Sofía, "la Convicción o Certeza de la Sabiduría"— estableció un mundo celestial para las autoridades "en conformidad con su poder", formando aquel mundo "a partir del modelo (typos) de los mundos que están encima, ya que comenzando del mundo invisible fue inventado el mundo visible" (87.10). Los "mundos superiores" están en el Pleroma, la fuente de todos los modelos "arquetípicos" de manifestación. Los Arcontes no pueden inventar nada. Todo tiene que ser hecho por Sofía, un Eón del Pleroma. Otros textos dicen que el gobernante principal crea realmente su propio mundo en el cielo, el sistema planetario, imitando los modelos del Pleroma; pero si él es ciego, ¿cómo puede ver aquellas formas divinas?. Este pasaje supone que Sofía engaña al dios impostor Yaldabaot para que piense que es él el que hace lo que hace ella, la genuina Divinidad, por él.

Ahora un acontecimiento sublime: la figura de la "Incorruptibilidad" es reflejada en el reino del caos desde donde surgen los Exousia. En las formaciones compuestas de la lengua copta, la palabra "incorruptibilidad" está construída con TAKO = "corromper, perecer", con los prefijos AT– = "no", y MNT–, que funciona como el sufijo –ción: de aquí, MNTATTEKO, "capacidad de no corromper(se)". (La A de TAKO se cambia a una E, una de las muchas desconcertantes irregularidades ortográficas en copto). La Incorruptibilidad es también llamada "inextinguibilidad". Esta (para nosotros) abstracción es presentada como una conciencia, viviente y presencial, aun cuando no le sea dado un nombre divino o angelical, como Elelat. Extrañamente, esta presencia abstracta, que supuestamente está en el Pleroma, produce una imagen en la materia elemental (MOOY, "aguas"), y los Exousia la desean, pero son incapaces de alcanzarla. Se nos dice que ellos pueden desearla porque ellos tienen alma, pero no espíritu. Éste es el más cercano de los Códices de Nag Hammadi que viene a afirmar que los Arcontes tienen alma, una vida interior de algún tipo. Ellos pueden desear y añorar algo, pero luego caen en la envidia por lo que no pueden tener.

Aparentemente la imagen de la Inextinguibilidad (Eternidad) se parece a la forma humana, la cual los gobernantes, ahora llamados Archontoi, intentan copiar. Los Arcontes "hicieron planes" y dijeron: "Vamos, creemos a un humano (ROME) que será del suelo de la tierra (KAZ, variación del griego ge, gaia)". No está claro si ellos modelan a un hombre, un varón, o a la forma humana general (¿tal vez un andrógino?), porque la palabra copta ROME se usa de modo indistinto para "varón" y para "humano". El segmento 87.30 dice que ellos modelaron la forma humana a partir de la "imagen de Dios", o "aparición divina". Inmediatamente nos enteramos de que la imagen es femenina, porque los Arcontes ahora determinan "ver a su contraparte masculina". Ellos primero moldean una forma femenina o matriz y luego producen a partir de ella una forma masculina a la que ellos infunden su aliento, pero la forma masculina es incapaz de sostenerse en pie. Este incidente recuerda los mitos indígenas de la Creación que describen una tentativa arruinada de producir la forma humana —por ejemplo, los del Popol Vuh. Los Arcontes soplan furiosamente, pero son incapaces de animar su creación pseudo-humana (88.10).

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Luego viene un pasaje notable. El espíritu del Pleroma, observando que "la forma humana dotada de alma (psychikós)" es incapaz de alcanzar su verdadera estatura (de ponerse de pie), envía una parte de sí desde la "Tierra Adamantina" hacia la criatura que se empeñaba. Y "el hombre se convirtió en un alma viviente", PSIQUE ETONE. El término ETONE también aparece en el nombre de los Misterios "Jesús el Viviente", como lo hemos señalado. Por medio de "viviente" los gnósticos querían significar algo como "eterno", más bien que simplemente "vivo". (Esto recuerda la diferencia entre zoé, la fuerza de vida inmortal, y bíos, la fuerza de la formas biológicas de vida, explicada por el mitólogo Karl Kerenyi en su libro Dionisos). La Región o Tierra Adamantina es un término llamativo que recuerda las enseñanzas budistas sobre la Conciencia Adamantina o Diamantina (Vajra). Tal conciencia reside en el Pleroma, pero por causa de que Sofía está unida con la Tierra, la presencia divina del Pleroma impregna la Tierra. Con el respaldo del Eón Sofía, Adamas (Adán, "criatura de la tierra") ahora se yergue derecho y demuestra su poder espiritual nombrando a los animales. Los tipos masculino y femenino de la Humanidad (ROME) viven en un mundo Edénico, un paraíso natural, la biósfera.

Sofía habita la biósfera entera, pero Ella está también presente en ésta mediante el medio específico del resplandor blanco vivo o Adamantino, la Luz Orgánica. La mitología de la Hipóstasis de los Arcontes de ese modo explica la base de la experiencia central de la iniciación en los Misterios: la instrucción por medio de la Luz.

El Fruto Prohibido

En la versión gnóstica del Génesis, los gobernadores (Arcontes) prohíben a los Primeros Padres comer del árbol que permitiría que ellos discernieran el bien y el mal, y les imponen la amenaza de muerte. La historia tiene un sentido extraordinario, ya que se nos dice ahora que a los Arcontes se les permite que hagan esta prohibición justamente de modo que los Primeros Padres desobedezcan, coman el fruto prohibido, y por consiguiente adquieran los poderes de la percepción intensificada. La iluminación espiritual viene de comer el fruto prohibido, de modo que "Adamas no pudiera considerarlos (a los Arcontes) como lo haría una criatura limitada a la densa percepción materialista" (89.5). Cuando los Arcontes comprenden que el conocimiento prohibido le da a Adán el poder para detectarlos por lo que ellos realmente son, buscan luego la forma de sumergirlo en un estupor, bloqueando la elevada percepción de Adán. Para lograr aquello, ellos realizan una operación grotesca: ellos abren su costado y "lo rellenan con un poco de carne en el lugar de ella (Eva)", de modo que él es reducido de ser una criatura espiritual (pneumatikós) al estado más modesto de una criatura con alma (psychikós). Claramente, Adán está afrontando algunas malas jugadas de los Arcontes.

Note que el escenario gnóstico de Edén no es simplemente una inversión de la situación bíblica, presentando a un falso dios creador que trabaja contra la Humanidad. En la versión gnóstica, Adán y Eva no pecan en términos humanos. Ellos no desobedecen meramente los mandamientos del dios creador sino que logran acceder a poderes de la cognición que dejan al descubierto al dios creador. En resumen, ellos exhiben una superioridad espiritual por sobre los Arcontes, y es por ello que ellos son "castigados" mediante el intento de los Arcontes de sumergirlos en un estupor. El hechizo puesto sobre Adán no disminuye su conciencia ordinaria sino que bloquea su capacidad para la conciencia aumentada. Si esta interpretación es correcta, esto muestra que los gnósticos eran conscientes de que los poderes arcónticos —y sus representantes humanos— albergan la intención de privar a la Humanidad de la experiencia de la conciencia intensificada, es decir, del éxtasis cognoscitivo típico de la práctica chamánica con plantas enteógenas [que generan lo divino dentro]. De hecho, el programa del patriarcado, directamente hasta nuestros días, siempre se ha opuesto al contacto experimental y a la comunión con la Naturaleza Sagrada en estados alterados.

El fruto prohibido original puede bien haber sido una planta enteogénica, como el hongo sagrado Amanita muscaria.

Todo esto procede de Edén, el paraíso terrestre en la Tierra, pero de manera diferente a como la historia va en el Antiguo Testamento. Y hay más re-escrituras gnósticas del mito judeo-cristiano de la Creación. Eva no es afectada por el sueño profundo impuesto sobre Adán. Ella lo despierta de su estupor. Al verla, él reconoce que ella es "la madre de la vida", TIMAAY NNETONE, así como el "médico" que protege la vida. Los Arcontes están profundamente disgustados porque Eva ha derrotado su plan de dejar estupefacto a Adán, de modo que ellos trasladan su atención hacia ella. Aquí La Realidad de los Arcontes presenta una versión del mito del mestizaje con alienígenas de las tablillas cuneiformes sumerias:

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«Y los Arcontes se sintieron atraídos hacia Eva, la mujer primigenia. Ellos se dijeron el uno al otro: "Vamos, sembremos nuestra semilla en ella", y ellos la persiguieron. Y ella se rió de ellos por su estupidez y su ceguera; y estando al alcance de sus garras, ella se convirtió en un árbol, y dejó delante de ellos el reflejo de la sombra de ella».

Contrariamente a la opinión ampliamente sostenida de que las historias cuneiformes demuestran que hubo una intervención alienígena en la genética humana en la prehistoria, este texto gnóstico (y no sólo éste) niega que los Arcontes tuvieran éxito en su intención de violar a la mujer primigenia, Eva. Ellos, sin embargo, pretendieron realmente a una imagen de mujer, "y ellos la profanaron suciamente" (89.25). El texto extrañamente especifica que "ellos profanaron el sello de su voz". ¿Qué puede significar esto?. En términos cosmológicos, es difícil decir lo que los Arcontes están haciendo aquí, pero en términos psicológicos —que, recordemos, siempre corren paralelos con los acontecimientos cósmicos en la visión gnóstica de la realidad humana— esto sugiere que el sexo femenino ha llegado a ser profanado, difamado y denigrado. Esto es exactamente lo que ha sucedido con el ascenso de la religión patriarcal: la voz distintiva de la mujer, su autoridad para hablar por ella misma y por la Diosa, ha sido difamada y profanada.

Ambos temas, la profanación de la mujer y la prohibición de los ritos enteogénicos, son centrales para la agenda dominadora del patriarcado. Kenneth Rexroth, que rastreó los orígenes del gnosticismo hasta "el Neolítico o aún más temprano", declaró que la devoción a la "diosa redentora" en los Misterios explica el fuerte y distintivo "énfasis anti-patriarcal de la mayoría de los textos gnósticos" ("A Primer of Gnosticism", en G.R.S. Mead, Fragments of a Faith Forgotten, p. xiii). Y el erudito gnóstico John D. Turner señala: "Los gnósticos comprendieron que la verdadera fuente de la coerción llevada a cabo por las estructuras patriarcales yace en el demiurgo", el falso dios creador (Response to "Sophia and Christ" in the Apocryphon of John, de Karen L. King", pp. 177-186, en Images of the Feminine in Gnosticism). Esto es ciertamente evidente en las revisiones mitológicas de La Realidad de los Arcontes.

Sería coherente con el diseño de los Arcontes hacer a la mujer inferior al hombre, a quien ellos han engañado y han dejado atontado. Los gnósticos enseñaban que los pseudo-dioses en efecto intentaron esto, pero fallaron porque la mujer se convirtió en "el instructor" del hombre. El instructor asume la forma de una serpiente. El texto hace un juego de palabras en arameo entre serpiente e instructor. El "principio instructor femenino" es kundalini, el Poder de la Serpiente. Este poder es una facultad interna de un dichoso conocimiento innato, o éxtasis cognoscitivo. Los gobernadores actuaron por envidia cuando prohibieron el acceso al árbol del conocimiento, precisamente porque el fruto del árbol libera el Poder de la Serpiente. El mito (90.10) sugiere que originalmente este poder pertenecía a las serpientes, o era llevado por los reptiles, pero les fue quitado y trasladado a la Humanidad.

La Medicina de la Serpiente

La "mujer carnal", TISHIME NSARKIKE, también llamada la Eva carnal, está biológicamente ligada con la mujer, contrapuesta a la mujer espiritual o "pneumática" que es el instructor de la raza humana. En el mito gnóstico, Eva, la Mujer Espiritual o Pneumática, no es la tentadora de Adán, sino su libertadora. Ella se distingue de la mujer carnal, una criatura obligada por su naturaleza biológica más bien que dominadora de ésta:

"Abandonando a la [carnal, biológicamente determinada] mujer, la Mujer Espiritual entra en la serpiente e instruye al hombre y a la mujer para que coman del árbol del reconocimiento del bien y del mal, contra la orden de los gobernadores. Este acto de instrucción espiritual es al mismo tiempo un acto de insubordinación. Al interrogar a Adán, los gobernadores se enteran de que la mujer le dio del árbol y ellos la maldicen" (Anne McGuire, "Virginity and Subversion: Norea Against the Powers in The Hypostasis of the Archons", pp. 239-258, en Images of the Feminine in Gnosticism).

La Eva Carnal y su contraparte masculina son criaturas con alma que carecen del elevado entendimiento que otorga la iluminación psicosomática. Debido a su "carencia de conocimiento" ellos sienten vergüenza, estando "desnudos del elemento espiritual (pneumatikón)", pero ellos no olvidan lo que han visto en la gnosis relacionado con los asuntos divinos. Cuando Adán le dice a los Arcontes que Eva lo puso en alerta ante la influencia de ellos, "el arrogante gobernante maldijo a la mujer" (91.30). Ellos luego se volvieron y maldijeron a la serpiente, no comprendiendo que ésta era la forma en la cual ellos ellos mismos habían sido modelados —una referencia asombrosa a la forma "reptiliana" o dracónica de los Arcontes. La "maldición sobre la serpiente" es la respuesta de ellos al serpentino instructor, kundalini, mediante el cual los humanos pueden resistir y repeler la intrusión

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alienígena, y sanar los traumas causados por la agresión arcóntica. Kundalini es la medicina de la serpiente.

La Hipóstasis de los Arcontes atribuye la expulsión desde Edén a los Arcontes, cuyo jefe es Yaldabaot, identificado con Yahvéh. Esto es coherente con la narrativa del Antiguo Testamento, pero en el Antiguo Testamento Yahweh es considerado como el estricto dios creador que castiga con toda justicia a la Humanidad por su desobediencia, mientras que aquí el dios creador es un alienígena demente que toma represalias contra los primeros padres por ejercitar sus poderes gnósticos de la percepción elevada. La actitud de Yahvéh no es benigna, y de ninguna manera puede ser interpretada como un castigo que conduce al mejoramiento humano. "Los gobernantes arrojaron al género humano en una gran confusión mental y en una vida de trabajo duro, de modo que los humanos pudieran estar ocupados con los asuntos mundanos, y no pudieran tener la oportunidad de estar dedicados al espíritu santo" (91.5-10).

La narrativa continúa con un relato directo de la historia de Caín y Abel, y luego añade un elemento inconfundiblemente gnóstico. Set y Norea nacen de los primeros padres. Set es la cabeza del linaje de los Reveladores (de verdades). Norea es el tipo de la mujer espiritual que porta el poder inmaculado de Eva: «La madre primigenia quedó preñada y dio a luz a Norea. Y ella dijo: "El espíritu ha engendrado en mí una virgen (en griego, parthenos) como una compañera (en copto, NEBOETHEIA) para muchas generaciones de seres humanos"» (91.30 - 92.4). Entendido en su sentido original, pagano, una "virgen" no es una mujer que no tiene ninguna experiencia sexual sino una mujer que no ha dado a luz hijos debido a relaciones sexuales, y así ella retiene un no utilizado poder virginal.

Buscando venganza, los Arcontes conspiran para provocar el Diluvio y destruír a la raza humana, pero el "gobernador de las potencias", PIARCHON DE NNDYNAMIS, advierte a Noé. En el código de los Misterios, los Dynamis son los espíritus planetarios de Marte. Siendo entidades planetarias (extraterrestres), ellos serían clasificados entre los Arcontes, pero aquí, curiosamente, ellos son aparentemente aliados de la Humanidad. Norea, la esposa de Noé en la narrativa tradicional, reconoce que los Dynamis son poderes alienígenas, "gobernadores de la oscuridad", y ella les recuerda que ellos fueron incapaces de profanar a Eva, aunque fueron capaces de estupefacer a su contraparte masculina, Adán. Ella los denuncia y reafirma su conexión con los poderes más altos del Pleroma.

El Sol que Se Arrepiente

Esta confrontación ahora se torna violenta. Los Arcontes, aquí llamados "los señores de la iniquidad", tratan de atacar a Norea, el principio instructor femenino. En respuesta a la difícil situación de Norea, el gran ángel Elelat, a quien llaman la sagacidad (en copto, MNTSABE), desciende para ayudarla e instruírla. El gran ángel anuncia: "He sido enviado para hablar contigo y salvarte de ser capturada por estos que carecen de ley. Y te enseñaré sobre tus orígenes" (93.10).

En el pasaje 93, La Hipóstasis de los Arcontes se convierte en algo como un discurso de revelación. Casi ciertamente un segundo texto, independiente, ha sido integrado a la disertación cosmológica que hemos estado siguiendo hasta ahora. Este otro texto continúa hasta el final del documento, en el pasaje 97. El gran ángel hace una aseveración común a las enseñanzas gnósticas en los códices de Nag Hammadi: la Humanidad es superior a las autoridades, los Arcontes:

"¿Piensas que estos gobernantes tienen algún poder sobre ti?. Ninguno de ellos puede prevalecer contra la raíz de la verdad (en copto, ME; también, "corazón": "la verdad en tu corazón"). Ya que en su relato [de la verdad] el Revelador apareció en los tiempos finales, y estas autoridades serán restringidas. Ellos no pueden profanarte y aquella generación [aliada con el Revelador] por ti habita en incorrupción, fuerza inmortal y virginal, superior a los Gobernantes y al caos de su mundo" (93.20-30).

Cuando Norea (o quienquiera sea el interlocutor en este diálogo de revelación) pregunta sobre el origen, la naturaleza y el poder de los Arcontes, Elelat responde con una versión del mito de Sofía, la historia de la diosa caída. Aquí La Hipóstasis de los Arcontes recoge el tema inicial que abrió el texto, pero con una elaboración adicional. En rápido lenguaje, amontonando imagen sobre imagen, el Revelador describe cómo el eón Sofía, proyectándose a sí misma sin un consorte desde el Pleroma, produjo una anomalía en el reino del caos, algo "como un feto abortado" que luego produjo una criatura como "una bestia arrogante parecida a un león" (94.15). Tomo la afirmación de que "fue desde la materia desde donde esto derivó" para suponer que esta especie era inorgánica.

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«Abriendo sus ojos él vio una cantidad enorme de materia sin límite. Y él se volvió arrogante, diciendo: "Soy yo quien es dios, y no hay ningún otro aparte de mí". Cuando él dijo esto, él pecó contra la totalidad, el Pleroma» (94.20-25).

Aquí está Yahvéh, el dios padre del Antiguo Testamento, ordenando que "No tendrás a ningún otro dios delante de mí".

El mandamiento es demencial, y proviene de una mente perturbada y delirante. Un exacto paralelo budista afirma que la raíz de toda la locura, tanto la humana como la de otro tipo, es el concepto de un ego fijo y perdurable.

El mito continúa, contado con frases entrecortadas: la arrogante criatura declara ser el único dios en el cosmos, pero es reprendida por una voz que lo llama "Samael, el dios de los ciegos". Ésta es una referencia al patriarca ciego Samuel del Antiguo Testamento. Fue Samuel quien introdujo la institución de la monarquía divina entre los israelitas, aunque esta noción era ajena a sus creencias tradicionales. Los gnósticos eran agudos observadores políticos que vieron en la teocracia judía una estratagema de los Arcontes. De aquí que los Archontai, quienes son entidades cósmicas o extraterrestres, han sido estrechamente asociados con las "autoridades" humanas que dominan el orden social usando la fraudulenta pretensión teocrática del mandato divino.

El texto ahora concluye rápidamente con una serie de acontecimientos míticos espectaculares. El eón Sofía carga al reino inorgánico de los Arcontes con un poder animado, y su jefe entonces se pone a construír un cielo arcóntico, consistente en siete reinos (la Hebdómada). Éste es el sistema planetario exclusivo del Sol, la Luna y la Tierra. El gobernador principal es nuevamente encarado, esta vez por Zoé, otra hija (es decir, otro aspecto) de Sofía, que lo llama Saklas (en arameo, "tonto") y Yaldabaot. Zoé sopla una gran oleada de su fuerza, una divina fuerza de vida, en la cara del gobernante, que lo abate hasta el Tártaro, "debajo del abismo" (95.10). Este acontecimiento es presenciado por el Sol, Sabaot, quien sufre una conversión. Aunque el sol sea producido a partir de materia inorgánica (su madre) y formado por las fuerzas arcónticas (su padre), este cuerpo celeste, actuando como una entidad cósmica consciente, ahora decide abandonar a los Arcontes y unirse con Sofía.

La conversión de Sabaot es uno de los grandes acontecimientos en el mito de Sofía. En otra parte he sugerido que la simbiosis de la Tierra y el Sol reconocida en la hipótesis Gaia puede estar reflejada aquí en la antigua mitopoesis (confección mítica). La Hipóstasis de los Arcontes dice que "Sofía y Zoé liberaron a Sabaot y lo pusieron a cargo del séptimo cielo, debajo del velo entre Arriba y abajo... Él está establecido encima de las fuerzas del caos (es decir, del reino planetario de la mecánica celeste)" (95.20-25). A su derecha está Zoé, y a su izquierda, "un ángel de ira". Este ordenamiento indica que la fuerza solar es simbiótica con la vida, pero también capaz de aniquilarla por medio de la ira, la fuerza excesiva, como se ha visto en las erupciones solares. En el sol arrepentido que la sirve, Gaia (la Sofía terrestre) se reserva un poder letal.

Elelat dice enigmáticamente que Yaldabaot sintió envidia del sol, Sabaot, "y la envidia se convirtió en un producto andrógino... y engendró la Muerte, y la Muerte engendró su propia descendencia" (96.5-10). Esta alusión requiere una interpretación que prolongaría excesivamente este comentario. Volveremos al elemento de la muerte en posteriores tratados cosmológicos.

Finalmente, Norea pregunta si ella es de la misma materia que los Arcontes. Elelat contesta claramente que el origen de ella está en "la Luz imperecedera" del Pleroma, y que los Arcontes fueron generados fuera del Pleroma y no poseen el "espíritu de la verdad" (96.20). Aquellos que conocen la diferencia "existen inmortalmente en medio de la especie humana mortal" (96.25). El gran ángel concluye con una profecía y una promesa, aseverando el triunfo de la Humanidad sobre el error y el poder engañoso de los Arcontes. El "elemento sembrado" (sperma) es el modelo resplandeciente de la Humanidad que emanó del Pleroma y fue sembrada en la tierra (es decir, mediante la panspermia). La verdadera identidad de las especie humana es cósmica, divina, pre-terrestre. Aquellos que se saben a sí mismos en la perspectiva de esta identidad son los "Hijos de la Luz" (97.10).–

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