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Designar candidatos en vísperas de las elecciones ofende a los ciudadanos L OS ingleses son tan sui géneris que condu- cen por el otro carril, caminan bajo la lluvia impostando que no existe y su expresión más repetida es «sorry». Tan excéntricos son que durante toda la legislatura el partido en la oposición trabaja con un «Gobierno en la sombra». En la secu- lar democracia británica los ciudadanos saben por anticipado quiénes serán los ministros de las carte- ras estelares en caso de que la formación opositora triunfe. Por ejemplo, cualquiera que entre en la web del Partido Laborista puede ver que el ministro de Economía en la sombra es Ed Balls, y la de Interior, Yvette Cooper, y así hasta nueve carteras. Durante sus años en la oposición frente a Cameron, cada una de esas personas ha marcado día a día al ministro conservador del ramo, ha ofrecido en los medios su punto de vista especializado y ha trabajado mono- gráficamente en su materia para presentar una ofer- ta alternativa. Huelga decir que en la web figuran su número de teléfono y su correo electrónico, por si el público, su auténtico jefe, quiere dirigirse a ellos. Esta peculiar manera de hacer provoca que cuan- do arranca la precampaña los partidos lanzan pro- puestas concretas y cuantificadas. El 7 de mayo se celebrarán las elecciones generales. A comienzos de año, Ed Miliband, el líder laborista, hizo unas llama- tivas promesas económicas. Al día siguiente, cuatro ministros conservadores, cada uno parapetado tras su gráfica, despellejaron su oferta poniéndole nú- meros: las propuestas laboristas le costarían al era- rio público 27.000 millones de libras, es decir, detrae- rían esa cantidad de los bolsillos de todos. La gente tenía ante sí las cifras para valorar si ese despilfarro merecía la pena o no. El trabajo estelar de los políticos no consiste en soltar en la tele ocurrencias chisposas ni en repetir eslóganes evanescentes, tampoco en enredarse en zafarranchos partidistas y cambiar cerraduras de madrugada. La tarea de los políticos es lanzar y apli- car propuestas concretas para mejorar la vida de los ciudadanos. Y para eso hay que dedicar previamen- te tiempo y esfuerzo a pensar qué se quiere hacer, cómo y cuánto cuesta. Curiosamente, para ser alcal- de de Madrid no basta con tener carisma, gracejo co- loquial y un pelo rubio bien cardado; tampoco es un aval ser un catedrático de metafísica que flota en la nube universitaria. Para dirigir la capital de España se requiere haber meditado hondamente sobre ella. Es necesario haber estudiado al detalle sus magni- tudes y carencias, cotejar experiencias de otras me- trópolis, compartir y debatir ideas y, finalmente, lan- zar una propuesta sólida y original para una ciudad mejor. El siglo XXI presenta una gran liza entre las urbes más dinámicas del mundo. Las vencedoras se- rán la punta de lanza de sus países. Se debate algo más que ver quién es el más simpaticote para mar- carse un chotis en la pradera de San Isidro. Por eso supone una lamentable falta de respeto a los ciudadanos y un síntoma de predemocracia que a tres meses de las elecciones nuestros partidos no hayan designado a sus candidatos, aburran con las quinielas y, finalmente, improvisen con perso- nas que lo mismo valen para un chotis que para un fandango. LUIS VENTOSO QUÉ CHAPUZA Los penenes de Podemos disfrutan legalmente de un horario privilegiado para ver películas H E leído la colección de artículos «coordi- nada» por Pablo Iglesias Turrión sobre la serie televisiva Juego de tronos. Esto de la «coordinación» es un típico chanchullo universitario, que consiste, básicamente, en que un profe se conchaba con un editor, pide a una serie de amigos que le escriban algo (en torno a diez pági- nas) sobre un tema cualquiera, reúne los textos re- sultantes y los publica en un libro o revista con su propio nombre en la portada seguido de la abrevia- tura «coord.» entre paréntesis o corchetes. Su con- tribución real suele ser escasa: un prólogo breve en el que presenta el contenido del libro, un repertorio de notas biográficas sobre los autores (en realidad, suele ser obra de estos últimos, cada uno de los cua- les se ha encargado de escribir un resumen de su ri- dículum vitae) y, a veces, como sucede en el caso que comento, un trabajito firmado por el coordinador y un par de amiguetes. Ante las comisiones evaluado- ras de la Aneca, eso suele valer tanto como un sesu- do trabajo de investigación en lo que a las áreas de carácter humanístico-religioso-deportivo-benéfi- co se refiere. Lo cierto es que Ganar o morir. Lecciones políti- cas en «Juego de tronos», coordinadas por Pablo Igle- sias (coord.) y publicadas por Akal (Madrid, 2014) me han divertido un montón. He disfrutado de lo lindo con la cara de hormigón que le echan a la vida estos genios de Somosaguas y sus compinches de las universidades del País Vasco, Valencia o Cerve- ra. Las «lecciones», por supuesto, son auténticas chorradas, plagiadas en todo o en parte de trabajos ya publicados en otras compilaciones como Games of Thrones and Philosophy (John Wiley and Sons, Hoboken, NJ, 2012, editores de las famosas series For Dummies), y reiterativas a más no poder. Todos citan los mismos pasajes de Maquiavelo y traen los mismos ejemplos entresacados de capítulos de la serie, pero el desparpajo con el que imitan la pedan- tería académica al uso en otras épocas resulta de lo más refrescante. En realidad, el gran hallazgo de Po- demos es la «ciencia» política for Spanish Dummies. Maquiavelo para Dummies españoles. Hobbes para Dummies españoles. Sospecho que algunos colegas de mi edad, cate- dráticos al borde de la jubilación, se escandaliza- rían al leer frases como la siguiente de Juan Carlos Monedero: «Hobbes escribió el Leviatán (1651) des- pués de la matanza de San Bartolomé» (página 22). Y tanto que después. Como que tal matanza acon- teció en 1572. Y en París (lo que impulsó al inglés Hobbes a escribir el Leviatán fue la decapitación de su rey Carlos I en 1649). Pero no tiene sentido que- jarse de que hayan llegado a ser profesores de la Complutense semejantes mendrugos. Por lo me- nos, a Monedero le suenan Hobbes y la noche de San Bartolomé, algo que no puede decirse de los po- líticos profesionales (he llegado a oír a una conse- jera de Educación del Gobierno de una Comunidad autónoma, todavía en ejercicio, preguntar, en la igle- sia del Santo Sepulcro de Jerusalén, que quién ha- bía estado enterrado allí). Ahora bien, mayor estupor me produce oír a los políticos del PP y del PSOE que la pandilla de Pode- mos debería estar cumpliendo sus obligaciones do- centes en la universidad y no andar de mitin en mi- tin. Yo preferiría mantenerlos lo más lejos posible de las aulas, por el bien de la enseñanza pública y de la salud mental de los estudiantes. Pero es que, ade- más, sus obligaciones docentes son de risa. Que se lo pregunten al ministro Wert, no al rector Carrillo (que de esto, curiosamente, no tiene la culpa). ¿Adi- vinan a quién le deben los Errejones y Monederos las muchas horas de asueto que dedican a –como dice Pablo Iglesias– conquistar el Poniente? PROVERBIOS MORALES JON JUARISTI COORDINADORES PUEBLA VIDAS EJEMPLARES 14 OPINIÓN abc.es/opinion DOMINGO, 15 DE FEBRERO DE 2015 ABC ABC (Madrid) - 15/02/2015, Página 16 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.

Jon Juaristi Coordinadores

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Designar candidatos en vísperas de las elecciones ofende a los

ciudadanos

LOS ingleses son tan sui géneris que condu-cen por el otro carril, caminan bajo la lluvia impostando que no existe y su expresión más repetida es «sorry». Tan excéntricos son que

durante toda la legislatura el partido en la oposición trabaja con un «Gobierno en la sombra». En la secu-lar democracia británica los ciudadanos saben por anticipado quiénes serán los ministros de las carte-ras estelares en caso de que la formación opositora triunfe. Por ejemplo, cualquiera que entre en la web del Partido Laborista puede ver que el ministro de Economía en la sombra es Ed Balls, y la de Interior, Yvette Cooper, y así hasta nueve carteras. Durante sus años en la oposición frente a Cameron, cada una de esas personas ha marcado día a día al ministro conservador del ramo, ha ofrecido en los medios su punto de vista especializado y ha trabajado mono-gráficamente en su materia para presentar una ofer-ta alternativa. Huelga decir que en la web figuran su número de teléfono y su correo electrónico, por si el público, su auténtico jefe, quiere dirigirse a ellos.

Esta peculiar manera de hacer provoca que cuan-do arranca la precampaña los partidos lanzan pro-puestas concretas y cuantificadas. El 7 de mayo se celebrarán las elecciones generales. A comienzos de año, Ed Miliband, el líder laborista, hizo unas llama-tivas promesas económicas. Al día siguiente, cuatro ministros conservadores, cada uno parapetado tras su gráfica, despellejaron su oferta poniéndole nú-meros: las propuestas laboristas le costarían al era-rio público 27.000 millones de libras, es decir, detrae-rían esa cantidad de los bolsillos de todos. La gente tenía ante sí las cifras para valorar si ese despilfarro merecía la pena o no.

El trabajo estelar de los políticos no consiste en soltar en la tele ocurrencias chisposas ni en repetir eslóganes evanescentes, tampoco en enredarse en zafarranchos partidistas y cambiar cerraduras de madrugada. La tarea de los políticos es lanzar y apli-car propuestas concretas para mejorar la vida de los ciudadanos. Y para eso hay que dedicar previamen-te tiempo y esfuerzo a pensar qué se quiere hacer, cómo y cuánto cuesta. Curiosamente, para ser alcal-de de Madrid no basta con tener carisma, gracejo co-loquial y un pelo rubio bien cardado; tampoco es un aval ser un catedrático de metafísica que flota en la nube universitaria. Para dirigir la capital de España se requiere haber meditado hondamente sobre ella. Es necesario haber estudiado al detalle sus magni-tudes y carencias, cotejar experiencias de otras me-trópolis, compartir y debatir ideas y, finalmente, lan-zar una propuesta sólida y original para una ciudad mejor. El siglo XXI presenta una gran liza entre las urbes más dinámicas del mundo. Las vencedoras se-rán la punta de lanza de sus países. Se debate algo más que ver quién es el más simpaticote para mar-carse un chotis en la pradera de San Isidro.

Por eso supone una lamentable falta de respeto a los ciudadanos y un síntoma de predemocracia que a tres meses de las elecciones nuestros partidos no hayan designado a sus candidatos, aburran con las quinielas y, finalmente, improvisen con perso-nas que lo mismo valen para un chotis que para un fandango.

LUIS VENTOSO

QUÉ CHAPUZA

Los penenes de Podemos disfrutan legalmente de un

horario privilegiado para ver películas

HE leído la colección de artículos «coordi-nada» por Pablo Iglesias Turrión sobre la serie televisiva Juego de tronos. Esto de la «coordinación» es un típico chanchullo

universitario, que consiste, básicamente, en que un profe se conchaba con un editor, pide a una serie de amigos que le escriban algo (en torno a diez pági-nas) sobre un tema cualquiera, reúne los textos re-sultantes y los publica en un libro o revista con su propio nombre en la portada seguido de la abrevia-tura «coord.» entre paréntesis o corchetes. Su con-tribución real suele ser escasa: un prólogo breve en el que presenta el contenido del libro, un repertorio de notas biográficas sobre los autores (en realidad, suele ser obra de estos últimos, cada uno de los cua-les se ha encargado de escribir un resumen de su ri-dículum vitae) y, a veces, como sucede en el caso que comento, un trabajito firmado por el coordinador y un par de amiguetes. Ante las comisiones evaluado-ras de la Aneca, eso suele valer tanto como un sesu-do trabajo de investigación en lo que a las áreas de carácter humanístico-religioso-deportivo-benéfi-co se refiere.

Lo cierto es que Ganar o morir. Lecciones políti-cas en «Juego de tronos», coordinadas por Pablo Igle-sias (coord.) y publicadas por Akal (Madrid, 2014) me han divertido un montón. He disfrutado de lo lindo con la cara de hormigón que le echan a la vida estos genios de Somosaguas y sus compinches de

las universidades del País Vasco, Valencia o Cerve-ra. Las «lecciones», por supuesto, son auténticas chorradas, plagiadas en todo o en parte de trabajos ya publicados en otras compilaciones como Games of Thrones and Philosophy (John Wiley and Sons, Hoboken, NJ, 2012, editores de las famosas series For Dummies), y reiterativas a más no poder. Todos citan los mismos pasajes de Maquiavelo y traen los mismos ejemplos entresacados de capítulos de la serie, pero el desparpajo con el que imitan la pedan-tería académica al uso en otras épocas resulta de lo más refrescante. En realidad, el gran hallazgo de Po-demos es la «ciencia» política for Spanish Dummies. Maquiavelo para Dummies españoles. Hobbes para Dummies españoles.

Sospecho que algunos colegas de mi edad, cate-dráticos al borde de la jubilación, se escandaliza-rían al leer frases como la siguiente de Juan Carlos Monedero: «Hobbes escribió el Leviatán (1651) des-pués de la matanza de San Bartolomé» (página 22). Y tanto que después. Como que tal matanza acon-teció en 1572. Y en París (lo que impulsó al inglés Hobbes a escribir el Leviatán fue la decapitación de su rey Carlos I en 1649). Pero no tiene sentido que-jarse de que hayan llegado a ser profesores de la Complutense semejantes mendrugos. Por lo me-nos, a Monedero le suenan Hobbes y la noche de San Bartolomé, algo que no puede decirse de los po-líticos profesionales (he llegado a oír a una conse-jera de Educación del Gobierno de una Comunidad autónoma, todavía en ejercicio, preguntar, en la igle-sia del Santo Sepulcro de Jerusalén, que quién ha-bía estado enterrado allí).

Ahora bien, mayor estupor me produce oír a los políticos del PP y del PSOE que la pandilla de Pode-mos debería estar cumpliendo sus obligaciones do-centes en la universidad y no andar de mitin en mi-tin. Yo preferiría mantenerlos lo más lejos posible de las aulas, por el bien de la enseñanza pública y de la salud mental de los estudiantes. Pero es que, ade-más, sus obligaciones docentes son de risa. Que se lo pregunten al ministro Wert, no al rector Carrillo (que de esto, curiosamente, no tiene la culpa). ¿Adi-vinan a quién le deben los Errejones y Monederos las muchas horas de asueto que dedican a –como dice Pablo Iglesias– conquistar el Poniente?

PROVERBIOS MORALES

JON JUARISTI

COORDINADORES

PUEBLAVIDAS EJEMPLARES

14 OPINIÓN abc.es/opinion DOMINGO, 15 DE FEBRERO DE 2015 ABC

ABC (Madrid) - 15/02/2015, Página 16Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de loscontenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposicióncomo resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de losproductos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.